Saturday, October 05, 2013

La sentencia sobre la circuncisión: Los burócratas europeos están tratando de prohibir a los niños judíos - Brendan O'Neill - Telegraph



Todos sabemos lo alegremente prohibicionistas que la UE, la Comisión Europea y otros organismos de Bruselas y Estrasburgo pueden llegar a ser. Bueno, ahora se han superado a sí mismos al expresar prácticamente su deseo de prohibir los niños judíos.

El Consejo de Europa, en la reunión de los sumos sacerdotes de los derechos humanos en Estrasburgo, ha decretado que la circuncisión no médica (aquella no requerida por circunstancias médicas) es "una violación de la integridad física de los niños". Se ha aprobado una resolución que pide a todos sus Estados miembros - 47 naciones en total - que "inicie un debate público, incluido el diálogo intercultural e interreligioso, cuyo objetivo es llegar a un amplio consenso sobre los derechos del niño y sobre su protección contra las violaciones de su integridad física, según las normas de loa derechos humanos". Con el tiempo les gustaría que los Estados miembros fueran más allá de realizar un debate, y que "adoptaran las disposiciones legales específicas para asegurar que ciertas operaciones y prácticas no se lleven a cabo antes de que el niño sea lo suficientemente mayor como para ser consultado".

En pocas palabras: vamos a poner fin a esa práctica podrida de circuncidar a los niños recién nacidos, que por supuesto no es una práctica que se realiza sobre cualquiera, ya que son las comunidades judías las que la practican.

El deseo expresado por el Consejo de una futura prohibición de la circuncisión no es jurídicamente vinculante. No habrá una prohibición del día a la noche de la circuncisión en Europa. Sin embargo, representa otro ataque más desde lo alto de esa antigua práctica, inofensiva y muy importante para algunas comunidades de eliminar los prepucios de los niños recién nacidos.

El año pasado, en Alemania, un tribunal decretó que la circuncisión no médica es una forma de causar "daños físicos" a unos niños que son "incapaces de dar su consentimiento". Esto dio lugar a muchos comentarios en los periódicos sobre lo arcaica y malvada que era la circuncisión. Numerosos nuevos ateos europeos han redefinido la circuncisión como un "abuso infantil", una "mutilación genital", e inclusive como un "asalto sexual", como si los padres y los rabinos tuvieran un interés perverso en eliminar los prepucios de los bebes. Esas muestras de aversión intolerante hacia la circuncisión procedente de esas clases europeas adictas a la cháchara políticamente se podía resumir en una horrible caricatura publicada en un periódico de Noruega a principios de este año  y donde se mostraba como se mutilaba salvajemente a un niño bañado en sangre, mientras que su madre decía: "¿Abuso? No, es una tradición, y una parte importante de nuestras creencias". El dibujo tenía unos desagradables e inquietantes ecos de la literatura medieval antisemita de los libelos de sangre, y trataba ahora de presentar a los judíos como "bárbaros y crueles" por ser unos "despiadados... arranca prepucios".

Lo que estos aborrecedores de la circuncisión a la moda no parecen darse cuenta es que si usted prohíbe la circuncisión, usted prohíbe los niños judíos, es decir, hace imposible que los niños judíos existan. La circuncisión no es un ritual arcaico y deformado de unos judíos amantes de la sangre que se pueda atacar sin más, es una parte central de su sistema de creencias, y lo ha sido durante miles de años, ya que emana del propio Génesis, donde Dios dice: "Y vosotros seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y será la señal del pacto entre vosotros y yo".

Que los funcionarios europeos actuales, los comentaristas periodísticos a la moda y todos aquellos que ahora odian la religión se hayan casualmente unido en su idea de prohibir este ritual, de romper eficazmente el pacto que los judíos creen tener con Dios, nos revela cómo estos que dicen ser los caballeros defensores de la libertad de opinión y religiosa, en realidad son unos intolerantes que están dispuestos a sellar cualquier sistema de creencias que no les gusta o no entienden.

Lo que estamos presenciando con esta gran amenaza a la circuncisión es la explotación del llamado “derecho de los niños” como una forma de socavar los derechos de los adultos, el derechos de los padres y fundamentalmente el derecho de una comunidad a adherirse a unas creencias y prácticas que considere histórica y religiosamente importantes.

Los legisladores y los ateos a la moda están convirtiendo a los niños en arietes contra la libertad religiosa. Eso me parece infinitamente más grotesco que la circuncisión.

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