Sunday, February 23, 2014

Gran artículo: No hay que esperar que Abbas firme nada - Shlomo Avineri - Haaretz



Como primer ministro, Ehud Olmert, se reunió 36 (¿o fueron 37?) veces con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y no pudo llegar a un acuerdo con él. Pero eso no lo detuvo a la hora de confesar en una reciente entrevista en el Canal 2 que es cierto que Abbas es un socio para un acuerdo de paz.

Olmert estaba dispuesto a ir más lejos que cualquier otro líder israelí a la hora de satisfacer las demandas de los palestinos, en particular sobre la cuestión de Jerusalén, del Valle del Jordán y los intercambios territoriales. Además ofreció evacuar 70.000 colonos, así como hacer un gesto humanitario que permitiera a 5.000 refugiados palestinos (o a sus descendientes) regresar. Esto subrayaba su creencia en la necesidad de que Israel realizara un compromiso doloroso, y teniendo en cuenta su propio pasado político, su coraje y su determinación fueron especialmente admirables.

¿Pero que salió de todo eso? Cuando Olmert propuso en decenas de reuniones que Abbas firmara un documento que contenía las concesiones israelíes, Abbas se negó. Olmert explica esto diciendo que Abbas no dijo ni sí ni no. Esto es patentemente ridículo: Al negarse a firmar, Abbas dijo claramente que no.

Evidentemente, Abbas no estaba dispuesto a comprometerse a nada, pero pudo conseguir de Olmert unas concesiones de largo alcance, y luego detuvo las negociaciones. El resultado es que cuando se reanudan las negociaciones, la parte palestina insiste en que deben comenzar allí "donde se habían dejado", así que el punto de partida de la posición de Israel debería ser la generosa propuesta de Olmert sin concesiones del otro lado.

¿Acaso estoy malinterpretando las cosas? Esto es exactamente lo que ocurrió en 1995 en las conversaciones de Yossi Beilin con Abbas. Entonces también las negociaciones condujeron a grandes concesiones israelíes, y luego también la parte israelí trató de poner las cosas en un papel y firmar un acuerdo final, y nuevamente también Mahmoud Abbas se negó a firmar. Nunca hubo ningún acuerdo Beilin- Abbas. Había solamente un documento en el que se especificaban las concesiones israelíes.

En Camp David, el entonces presidente Bill Clinton se mostró harto de este método, y al perder la paciencia le sugirió a Yasser Arafat, que hasta ese momento había rechazado todas las ofertas, que tal vez tendría una propuesta propia. Pero ninguna propuesta palestina fue nunca puso sobre la mesa.

Los palestinos nunca han esbozado su visión global de un acuerdo, excepto, por supuesto, en lo que respecta a la cuestión territorial. Pero en asuntos de importancia crucial para Israel - la renuncia al derecho de retorno, alguna forma de reconocimiento de Israel como el Estado-nación del pueblo judío - el liderazgo palestino ha rechazado claramente la posición israelí.

Aunque Abbas ha declarado que él, personalmente, no tiene ningún deseo de volver a Safed, también ha declarado que los palestinos no pueden renunciar al derecho de retorno, diciendo que es un "derecho individual". Y tanto Abbas y Saeb Erekat, el jefe negociador, han rechazado de plano todos los llamamientos a aceptar a Israel como el Estado-nación de los judíos, citando la posición palestina básica de que los judíos son una comunidad religiosa, no una nación.

La negativa de Abbas a firmar un documento con Olmert y con Beilin tiene una implicación clara: no es que no haya un socio para las negociaciones, pero se trata de un socio excelente para las conversaciones siempre y cuando se trate de conversaciones diseñadas para guiar a Israel a realizar más y más concesiones, y luego ponerlas por escrito. Finalmente, con un pretexto u otro, Abbas no se muestra dispuesto a firmar y trae las negociaciones a su fin, por lo que se pueden reiniciar en el futuro allí "donde se dejaron", es decir, con todas las concesiones israelíes anteriores incluidas, y sin concesiones de la parte palestina.

Actualmente, en ciertos círculos de la izquierda en Israel, decir algo positivo acerca de Ehud Barak es considerado una herejía. Pero él sí llegó a la conclusión correcta de todo esto. Su afirmación de que él fue hasta Camp David en el año 2000 para exponer el verdadero rostro de Arafat puede considerarse con cierto escepticismo. Fue a esa cumbre con la creencia sincera de que estaba dispuesto a realizar grandes concesiones que pondrían en peligro su posición política, pero que darían sus frutos. Pero cuando vio que los palestinos no estaban dispuestos a hacer nada más que participar en las negociaciones para exprimir más y más concesiones por parte de Israel, sin comprometerse a nada a cambio, él sacó la conclusión correcta.

Uno puede entender a Olmert y Beilin: Es natural que las personas que llevan a cabo esas negociaciones se enamoren d el proceso con el que se identifican, y se muestren ansiosos para que tengan éxito. Pero no pueden, o no quieren ver lo que cualquier observador imparcial es capaz de ver, incluso si resulta difícil e incómodo (La revelación completa: Esto es muy difícil para mí, ya que preferiría creer en el optimismo de Olmert y Beilin, pero no tengo ninguna base en realidad).

Si algo similar sucede en las negociaciones en curso, Israel tendrá que preparar una alternativa a un acuerdo global cada vez más difícil: una propuesta seria de acuerdos provisionales o parciales, de movimientos unilaterales, o una congelación de la construcción en los territorios, y su voluntad de reconocer que, incluso en ausencia de un acuerdo final que termine oficialmente con el conflicto, hay cosas que se pueden hacer para reducir la fricción y lograr un cambio significativo - no sólo en Israel, sino también entre la corriente principal del movimiento nacional palestino. Eso ya está funcionando en Chipre, Kosovo y Bosnia. Tal vez esto sea todo lo que es posible por ahora también en este caso.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home