Friday, May 09, 2014

¿Por qué Israel debe legalmente definirse como un Estado judío - Emmanuel Navon - i24news


La reciente decisión del primer ministro Benjamin Netanyahu de promover un proyecto de ley que define oficialmente a Israel como el Estado del pueblo judío puede parecer extraña a los extranjeros. Incluso en casa, fue criticado de inmediato por la ministra de Justicia, Tzipi Livni, por la oposición (partidos de izquierda y árabes) de Israel, y cómo no, por el diario Haaretz.

El argumento estándar contra el proyecto de ley es que Israel es a la vez un Estado judío y democrático, y el proyecto de ley se decantaría a favor de los valores judíos sobre los democráticos. Pero ¿por qué esta supuesta contradicción entre la identidad nacional y la democracia sólo se considera un problema en el caso de Israel? ¿Hay alguien que cuestione el hecho de que la República Checa sea a la vez el estado de los checos y un estado democrático? Todos los miembros de la Unión Europea (podría decirse que con la excepción de Bélgica) son a la vez Estados-nación y democracias. Todos ellos pertenecen a una nación dominante, sin embargo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley. El hecho de que la identidad judía combine la nacionalidad con la religión (en diferentes grados y dependiendo de las creencias personales de cada uno) no es tampoco particular de Israel. La identidad nacional de Japón se entrelaza con el sintoísmo; el catolicismo es intrínseco a la filosofía nacional polaca; el luteranismo evangélico es la religión del estado de Dinamarca; la Reina de Inglaterra es a la vez jefe de Estado y jefe de la Iglesia anglicana.

El Haaretz sostiene que la Ley fundamental de 1992 de Dignidad y Libertad del Hombre ya define a Israel como un estado "judío y democrático" y, por lo tanto, el nuevo proyecto de ley es innecesario. De hecho, el Haaretz desearía que Israel se apegará a la definición de "judío y democrático" descrita en 1993 por el entonces Presidente del Tribunal Supremo Aharon Barak:
El concepto de Estado judío "debe interpretarse de la manera más abstracta”, y en ningún momento sobre la base de la ley judía. Los valores de Israel como un Estado judío son los valores universales de una sociedad democrática.
Durante sus 28 años como juez de la Corte Suprema de Justicia (1978-2006), y sus 11 años como presidente de la Corte Suprema (desde 1995), Barak confirmó muchas veces que su comprensión de "judío y democrático" se decantaba por lo "democrático". Pero también promovió e implementó lo que llamó una "revolución constitucional", cuya intención y resultado fue sustituir la separación de poderes por una jerarquía de poderes dominados por el poder judicial.

Barak implementó su "revolución" (la única revolución de la historia que se implantó sin tener conciencia la gente, tal como bromeó el ex diputado Michael Eitan) anulando el principio de permanencia, y por lo tanto teniendo abierta las compuertas a las diversas peticiones por motivos políticos, y un ejemplo de ello fue decidir que la Corte Suprema estaba facultada para invalidar las leyes de la Knesset. Mediante la potenciación de la Corte Suprema se podían anular las decisiones del gobierno no sólo en función de su ilegalidad, sino también de su "irracionalidad" (un concepto arcano cuya interpretación pertenece exclusivamente a la Corte Suprema), declarando así que todo (incluyendo las decisiones políticas) era "justiciable" (susceptible a la aprobación de la Corte).

Los efectos de la extensión unilateral por parte de Barak de la autoridad de la Corte Suprema se hizo palpable en la resolución "Pinhassi" de 1993. El viceministro del Interior, Rafael Pinhassi, había sido acusado por la Fiscalía General por cargos de corrupción. Por ley, él no estaba obligado a dimitir ya que no había sido declarado culpable ni había sido enjuiciado. Sin embargo, una ONG solicitó a la Corte Suprema que obligara al entonces primer ministro Yitzhak Rabin a cesar a Pinhassi. Ello no cumplía con los requisitos existentes, pero esos requisitos ya “no existían” desde 1986 por una sentencia de Barak. La ley no exigía a Rabin que cesara a Pinhassi, pero Barak decidió que mantener a Pinhassi en su puesto sería "irrazonable". Decidir el destino de Pinhassi era una cuestión puramente política de la rama ejecutiva, pero Barak dictaminó que la decisión del presidente del Gobierno era "justiciable" – es decir, sujeta a la validación de la Corte -. Y por lo tanto la propia Corte ordenó al Primer Ministro (cuya opinión el Tribunal consideraba irrelevante en su fallo) cesar a su viceministro del Interior.

Durante las últimas dos décadas, la "revolución constitucional" de Barak ha permitido a ciertas personas y organizaciones no gubernamentales solicitar a la Corte Suprema que se anularan ciertas leyes aprobadas por la Knesset, y otras decisiones gubernamentales, que expresaban y preservaban la judeidad de Israel. Por lo tanto, la Corte prohibió a la Agencia Judía en el año 2000 asignar una serie de compras de tierras sólo para judíos; también se solicitó a la Corte en 2006 que derogara una ley destinada a impedir la aplicación del "derecho de retorno" palestino a través de la puerta de atrás de la "reunificación familiar" (la Corte finalmente rechazó la petición en contra de la opinión minoritaria de Barak).

Según lo explicado por el profesor de derecho Menachem Mautner, la "revolución constitucional" de Barak debía permitir a la élite liberal (progresista) de Israel preservar su poder e influencia a pesar de las derrotas electorales de la izquierda desde 1977, y según lo confirmado por el ex ministro de Justicia Daniel Friedmann, "la lucha no era por el imperio de la ley, sino por el control de la propia norma".

Uno de los efectos secundarios de la "revolución constitucional" era permitir que post-sionistas y antisionistas desafiaran la judeidad de Israel a través de la Corte Suprema de Justicia. Este efecto secundario puede que no fuera previsto por Barak, pero hoy en día la Corte carece de una ley que defienda la judeidad de Israel cuando se cuestione. De ahí la necesidad del proyecto de ley ahora propuesto. La oposición de los post-sionistas y antisionistas es comprensible, la de los sionistas liberales no tanto.

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8 Comments:

Blogger Unknown said...

Reitero respetuosamente una pregunta que ya hiciera en otro post similar: alguien podría dar una definición oficial de qué es ser judío? Gracias!

11:01 AM  
Blogger José Antonio said...

La cultura y vivencia judía es una civilización de por si, nada que ver por lo tanto con definiciones oficiales y wikipedias.
A la manera de Maimonides y su definición a la manera negativa de Dios para el judaísmo (Dios no es... etcétera), y sin sugerir equivalencias, judío no es aquel que ignora la tradición textual del judaísmo/s a lo largo de su historia, tradición que debe ser interpretativa, no literalista.
En una definición más halajica sería el descendiente de una mujer judía

9:02 PM  
Blogger Unknown said...

Lo primero (la in-definición) está muy bien para discusiones de índole personal o privada. Pero cuando un Estado requiere que otro proto-Estado lo reconozca como "judío", entonces tiene que indefectiblemente proporcionar una definición oficial. Si no, es tan absurdo como requerir el reconocimiento de límites geográficos sin definir coordenadas ni mapas. La única definición formal que existe de judío es la religiosa; y esa tiene a su vez dos grandes inconvenientes: primero, que es cíclica, ya que habría que definir qué es una madre judía y así llegar hasta la primera de todas, con partidas de nacimiento incluidas, para verificación por auditor independiente. La segunda, más práctica, es que suponiendo que - digamos - un hijo de un primer ministro se case con una - digamos - noruega no judía y tengas hijos, entonces el Estado donde nace el nieto del primer ministro no sería de él y debería considerarse un ciudadano de segunda. Bonito absurdo. En cualquier caso, sea que aceptemos una visión filosófica (indeterminada) o religiosa (super discriminatoria y también imposible de demostrar), el hecho que se ponga sobre la mesa diplomática el tema del judaísmo es una muestra más de las ganas de perder tiempo que tienen los que, lamentablemente, lideran al Estado de Israel. Un Estado puede auto-denominarse como se le de la gana. Pero si requiere que su auto-definición sea aceptada (por ende, negociada) con una tercera parte, tiene que proporcionar un glosario. Cualquier contrato comienza con un glosario. Y el término "judío" es imposible de glosar

9:42 PM  
Blogger José Antonio said...

Si usted lee algo de la literatura existente en la Edad Media, vera que se habla de la nación o del pueblo judío más que de unos "ciudadanos" de religión judía. La estructura de las aljamas, junto con sus características, y de las comunidades judías no solamente indicaban la existencia de una religión diferente, sino la de un pueblo.

La definición de persona judía es dual, abarca el elemento religioso y de pueblo definido o "particular con respecto a los otros", y la existencia de las conversiones de judíos en ambientes nada favorables, o bien las controversias religiosas de los siglos XIII-XV, protagonizadas en buena medida por conversos al catolicismo, ya indican que el hecho, la pervivencia del judío, trasciende al hecho meramente religioso.

Si usted no acepta por principio que el pueblo judío es realmente un pueblo, como demuestra su conexión a lo largo del tiempo y del espacio, ya esta definiendo las limitaciones de su pensamiento.

Que un hijo de un PM tenga una novia judía realmente me es absolutamente indiferente y es además irrelevante, un chisme de familia si usted lo quiere, lo que me llama la atención es su preocupación por el hecho discriminatorio. Su visión de las cosas es típicamente post-moderna, todo deber ser accesible y posible, y sin exigencias o requerimientos, de ahí que ser judío resulta ingrato.

Parece ser que usted defiende creencias o identidades "al dente", al gusto de cada cual, muy propias del la sociedad "liquida" que solo acepta derechos pero rechaza todo tipo de responsabilidades.

Usted me recuerda a esos "judíos americanos liberales" que reivindican ser judíos porque les gusta la música klezmer, el humor judío a lo Woody Allen y los ahumados, pero no sienten ningún interés por la vivencia y tradición judía. ¿En que serían más judíos que aquellos americanos no judíos con esos mismos gustos?

El historiador marxista y troskista Isaac Deutcher hablaba de "judíos no judíos", pero a mí me sorprende la insistencia de ciertas personas de origen judío de reivindicarse como judías cuando su relación con el hecho de ser judíos es tan tenue y su sentimiento vital es ser universalistas o nacionales del país que habitan.

Es como decir que Trosky y Rosa Luxemburgo eran judíos, cuando realmente fueron unas personas de origen judío que no manifestaron en vida ningún interés ni por la suerte de su comunidad ni por su cultura.

Por último, el único tema que se pone sobre la mesa es la existencia de un pueblo judío, con mayor o menor querencia por un tipo determinado de judaísmo, que se quiere una comunidad o nación diferente de las demás, que por cierto son aceptadas sin ningún tipo de problemas, cosa que no parece suceder para algunos con la nación judía.

Por último, el reconocimiento de un Estado judío supone reconocer que los judíos ya no serán destinados a ser una minoría en su tierra de origen sujeta a los dictados de cualquier supuesto pueblo, pues habría que hablar largo y tendido de cuando nace la nacionalidad palestina (y contra quien).

El hecho de negar la existencia de un pueblo judío con derecho a su propia autodeterminación es típicamente racista.

Comience por ese glosario


1:14 AM  
Blogger José Antonio said...

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1:14 AM  
Blogger Unknown said...

Estimado, para mí la existencia del pueblo judío es indudable y demostrada en la realidad. Por un lado, yo soy parte de ese pueblo, y de eso no tengo dudas, y me importa un pepino si mi árbol genealógico se remonta hasta el primer templo o hasta algún pueblo del Mar Negro en los años 700. Y si necesitara alguna confirmación externa, siempre están los fervientes antisemitas, que se encargarán de recordarnos cómo son las cosas, cuando sea necesario. Sobre las tradiciones u observaciones litúrgicas o culturales (que a su vez son terriblemente diferentes sea uno de tal o de cual origen), también me importan un pepino, y mucho más lo que hagan mis colegas judíos. Así que por ahí no pasa la discusión. La discusión pasa por el simple hecho de requerir a un tercero independiente (el liderazgo del pueblo palestino - pueblo que dicho sea de paso, existe con una existencia real tan real como la nuestra, al menos desde 1948) que se reconozca, en mesa de negociación, al concepto de judío, pero sin dar una definición oficial. Nada más. Si se puede acotar la discusión a ese simple punto, la seguimos. Si no, lo saludo con cordialidad y con respeto y agradecimiento por el trabajo que se toma en compartir información. OEI.

2:56 PM  
Blogger Unknown said...

En otras palabras, comencé esta discusión solamente con la intención de cuestionar el hecho que se está negociando sobre un término que no se ha definido. Resulta que el término es "judío" pero eso es lo de menos. No me interesa discutir el judaísmo en sí (ya que todos lo podemos vivir de manera distinta y, reitero, me importa un pepino cómo lo viven mis co-nacionales). Alguien podría decir que en una mesa de negociación es factible plantear un término que no tenga una definición oficial y entendida entre partes; en cuyo caso me apartaré de la charla con una cierta pena por el nivel intelectual de quien plantee semejante barbaridad. Pero si se acuerda conmigo (y con el resto del mundo, al menos de quienes negociamos contratos con frecuencia, seamos abogados o no) que para negociar un término antes hay que definirlo por escrito y de manera oficial, entonces digo que me gustaría ver dicha definición de "judío" en el marco de las negociaciones con los Palestinos. Nada más. OEI.

3:06 PM  
Blogger José Antonio said...

Entiendo que usted no ha leído múltiples artículos dedicados al tema y donde se planteaba claramente su pregunta, "¿por qué un tercero", no planteada por cierto en su primer post.

Puede usted revisar mi etiqueta o tag "Estado judío y democrático" y accederá a varios de ellos, pero me gustaría simplificarle la labor.

La reivindicación es táctica, ya que si los palestinos reconocen la existencia y posibilidad de un Estado judío en una parte de la Tierra de Israel, estarían dando carpetazo (retóricamente al menos, pero vinculante a nivel público) a una posible estrategia de irredentismo posterior que pondría en cuestión el derecho de Israel a existir, o la "albanización" de territorios del Israel pre-1967 como Galilea y el Negev.

Usted conocerá la famosa estrategia por etapas de la OLP, de ir acumulando territorio paso a paso sin renunciar al del actual Israel, objetivo que quedaría severamente cuestionado si reconoce a un Estado-nación del pueblo judío.

Podríamos decir que dicho reconocimiento es necesario y fundamental porque demuestra que la parte palestina está dispuesta a dar por finalizado el conflicto con dos Estados para "dos pueblos" (no un estado exclusivamente palestino y otro binacional) viviendo en paz en la Tierra de Israel/Palestina.


Saludos

8:35 PM  

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