Friday, November 07, 2014

La izquierda israelí, los avatares de la democracia, y como la conclusión es reconsiderar las bondades de la democracia - Preoccupied Territory



Tel Aviv, 05 de noviembre. “Los principales defensores de la democracia israelí están empezando a tener dudas acerca de la inclusión de la democracia en su matriz de valores ideológicos básicos”, esta reflexión aparece en un nuevo documento de la izquierda israelí aparecido esta semana.

En un análisis publicado en su revista trimestral, la organización izquierdista STALIN (Social Theorists And Leaders In Navelgazing) observaba que a un número cada vez mayor de activistas izquierdistas y progresistas les resultaba cada vez más difícil cuadrar su amor por la democracia con su absoluta certidumbre de que ellos saben mejor que la plebe lo que es bueno para ella, para el país y para el mundo. Como consecuencia de esta tendencia, muchos de los que han apoyado hasta ahora una democracia robusta en Israel, consideran ahora que esa decisión no resulta tan necesaria y atractiva como antes. STALIN dice representar el 99% de los izquierdistas israelíes.

El desarrollo de esa tendencia, según comentaba la revista de STALIN, se ha manifestado durante mucho tiempo como una corriente subterránea dentro de los círculos de la izquierda israelí, pero solamente en los últimos años ha tenido implicaciones políticas de alto vuelto que, como consecuencia, han tenido una fuerte incidencia en la democracia israelí. Con la derecha política más o menos controlando el gobierno de la nación desde los primeros años de la última década, la audiencia objetiva de STALIN se siente cada vez más fuera del marco de la legislación y de la formulación de políticas, consecuencia de esos procesos con profundas raíces en los principios democráticos (o sea, las elecciones generales).

Las personas cuyos derechos STALIN dice representar, han rechazado sistemática y democráticamente las políticas defendidas por la izquierda más oficial, un hecho que ahora plantea dudas entre los adherentes de STALIN ya que los valores de la democracia no parecen encajar con los que podrían ser sus valores más importantes: borrar cualquier noción de identidad nacional y dedicarse a prestar la necesaria munición retórica o política que requieren los enemigos jurados del país. Al igual que en un destacado caso de la década de 1990, hablar de munición ha supuesto en ocasiones hablar de manera literal.

Pero esos ámbitos en los que las ambiciones de la izquierda se han frustrado por los valores de una “izquierda antigua y oficial”,  no se limitan a la defensa o a la seguridad nacional. "Nuestro ámbito electoral”, dice la revista de STALIN, “ha expresado sin reservas su desprecio por la politiquería de tira y afloja, de acuerdos a puerta cerrada, en el contexto de la legislación o de la formulación de políticas", señalaba el artículo, "pero cuando similares actividades son llevadas a cabo por nuestros opositores políticos – la derecha -, el fenómeno de repente adquiere tintes muy peligrosos". Para ello se citaban numerosos ejemplos de partidos religiosos como el Shas que promueven los intereses de sus electores – y no los de la humanidad, del planeta y del universo -, a través de medios completamente democráticos, desatando así la ira de los miembros STALIN con respecto a la coerción religiosa.

No obstante, y según la revista, endosar como sea las preferencias ideológicas de esta izquierda a la sociedad israelí, sólo puede verse como algo beneficioso, aunque, una y otra vez, la mayoría de los votantes han frustrado reiteradamente esos nobles intentos eligiendo a los representantes de la derecha.

La desilusión acumulada entre la audiencia de STALIN ha provocado el auge de los argumentos favorables a echar por la borda la democracia israelí a menos que ella sirva a sus propósitos, lo que parece poco probable a corto y/o medio plazo, un enfoque utilitario que tiene precedentes em la Alemania de 1933.

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