Saturday, January 17, 2015

Gran, gran artículo: Mientras los judíos son sacrificados, la izquierda se preocupa por la islamofobia - Brendan O'Neill - The Australian



En París, poco después de la masacre en la sede de Charlie Hebdo, un extremista islamista asaltó una tienda kosher, aterrorizó a sus clientes, y asesinó a cuatro de ellos. ¿Su delito? Su judeidad.

Y sin embargo, cuando este acto de barbarie antisemita se estaba llevando a cabo, ¿cuál era el motivo de preocupación del conjunto de formadores de opinión y de las celebridades biempensantes a su alrededor? La islamofobia. La posibilidad de violencia contra los musulmanes tras la masacre del Charlie Hebdo.

Ellos se preocupaban más por una violencia que aún no se había producido, que por la violencia que se desarrollaba ante los ojos del mundo en una tienda frecuentada por judíos.

Así que tuvimos que contemplar el extraño espectáculo de los periódicos británicos tronando contra un posible estallido de locura anti-musulmana en el preciso momento en que un arrebato de locura antisemita estaba teniendo lugar. "Hay que tener cuidado de que los islamófobos se incauten la atrocidad [del Charlie Hebdo] para hacer avanzar su odio", gritaba The Guardian mientras un antisemita irrumpía en una tienda kosher para hacer avanzar el odio más antiguo del mundo.

El día después del asalto a la tienda kosher, tres de los 10 artículos más leídos en la web del The Guardian eran terribles advertencias sobre el potencial de una violencia islamófoba tras Charlie Hebdo. Alguna celebridad parecía más preocupada por los posibles ataques contra los musulmanes de lo que lo estaba por los ataques reales a los judíos.

La enorme desconexión entre estos temores por lo que ocurriría en Francia tras las masacres y lo que en realidad sucedió fue resumida perfectamente por los comentarios realizados por el actor George Clooney. El lunes, cuando se preparaban los cuerpos de los cuatro judíos asesinados para volar a Israel, Clooney exponía sus aduladores frases sobre el flagelo del "fervor anti-musulmán" en Europa. Llegó hasta un punto en que no habría sido sorprendente escuchar a un periodista decir: "¡Oh, no, los judíos han vuelto a ser atacados, eso traerá aún más problemas para los musulmanes!".

Por supuesto, es completamente legítimo preocuparse por una reacción en contra de los musulmanes en la estela del terror islamista. Que algunas granadas de ruido fueran lanzados en el patio de una mezquita en Francia sugiere de hecho que hay exaltados que odian a los musulmanes. Pero no hay escapatoria al hecho de que estos observadores, creadores de opinión y celebridades, tienen dificultades para reconocer la gravedad del antisemitismo.

Les resulta más fácil fantasear acerca de una guerra dirigida contra los musulmanes que hacer frente a lo real, el creciente problema del odio a los judíos y su utilización como víctimas propiciatorias.

Lo vimos también el año pasado, cuando hubo numerosos arrebatos antisemitas durante el conflicto de Gaza. Los que se hacen pasar por progresistas, y que se rasgan las vestiduras cuando los musulmanes u otra minoría sufren abuso, no dijeron mucho.

Se inquietaron y emitieron algunas exclamaciones, o peor aún, ofrecieron una disculpa o apología para el nuevo antisemitismo. "Si Israel no tratara a los palestinos tan mal, tal vez los judíos no serían atacados", dieron a entender. Esta fea excusa ante la violencia antisemita alzó su cabeza nuevamente esta semana cuando un reportero de la BBC en París, Tim Wilcox, le dijo a una aturdida y anciana mujer judía francesa que "los palestinos sufren enormemente a manos de los judíos, así que...".

En pocas palabras: tal vez hay una lógica en la violencia antisemita. Tal vez es sólo una reacción a la maldad de Israel - o como dijo Wilcox , de los "judíos" -. Tal vez ustedes se lo merecen. Wilcox expresaba así un punto de vista común entre las élites y las secciones biempensantes de la sociedad: que el antisemitismo no es tan malo como otras formas de racismo, porque a menudo es ira contra Israel.

Estamos presenciando la aterradora unión del antisionismo y el antisemitismo, por ello los que pretenden simplemente odiar a Israel a menudo caen en expresiones de desdén hacia "los judíos" y focalizan su boicot en las tiendas judías.

De hecho, si Amedy Coulibaly, el asesino de la tienda kosher, pensó que una sencilla tienda kosher era el lugar apropiado para su loco radicalismo, no es difícil ver por qué: los manifestantes anti-Israel han estado atacando a lugares vinculados con Israel o simplemente lugares judíos durante años. Productos judíos, compradores judíos, su acción era justa al parecer.

La naturaleza cada vez más desquiciada de la repugnancia de muchos izquierdistas por Israel les ha llevado a problematizar a los mismos judíos. Ellos hablan oscuramente de lobbys judíos, de fuerzas superpoderosas que hacen que nuestros dirigentes se inclinen ante Israel. Su desquiciado temor conspirativo ante Israel significa que a menudo cruzan la línea de gritarle a Israel para preguntarse muy seriamente sobre la fiabilidad del resto de los judíos.

Es una rehabilitación de la idea de los judíos como culpables. Hace ya tiempo, los judíos fueron obligados a llevar la carga de "haber matado a Cristo", ahora se ven obligados a asumir la responsabilidad por todo lo que Israel dice y hace. Están marcados, son sospechosos, y no son nada simpáticos en comparación con las otras minorías.

Por esto realmente muchos izquierdistas europeos y occidentales tienen dificultades para ponerse de pie ante el nuevo antisemitismo: porque jugaron un papel clave en el nacimiento y desencadenamiento del mismo.

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