Monday, May 02, 2016

Una buena lectura para los judíos americanos liberales: Toda una vida negando el antisemitismo - Ben-Dror Yemeni - Ynet


Tontos útiles a la manera americana


"Cuando era un niño", escribió Stephen Pollard - director del interesante Jewish Cronicle (TheJC.com) - el fin de semana pasado en el diario Telegraph, "solía pensar que mi abuela era muy extraña. En su habitación guardaba una maleta preparada y lista para su uso en cualquier momento. Por si acaso", me decía ella cuando le pregunté por qué siempre estaba preparada para irse, y añadía "Nunca se sabe cuándo se dirigirán contra los judíos".

En ese momento, Pollard no entendía lo que quería decir ya que los judíos en Gran Bretaña se habían integrado y prosperaban. Últimamente, sin embargo, cuando la avalancha de testimonios de antisemitismo procedente de la "antirracista" izquierda británica nos hiela la sangre, ha comenzado a entender mucho mejor las razones de su abuela

Este fin de semana Gran Bretaña se ha encontrado en estado de schock. Ya no era posible ocultar la vergüenza. El antisemitismo ha levantado su cabeza desde el interior de los bastiones de una izquierda que se dice "antirracista".

Sin embargo, ya existían bastantes señales indicadoras de ese camino. Pero es muy fácil vivir en la negación. Por ejemplo, cuando Ken Livingstone, el ex alcalde de Londres que ha sido suspendido del partido Laborista y se encuentra en el centro de la conmoción actual, actuó como anfitrión oficial del predicador musulmán antisemita Yusuf al-Qaradawi.

Otros musulmanes le advirtieron que sus acciones animarían a otros extremistas musulmanes. Pero no había ninguna problema para él. Al-Qaradawi, le dijeron esos musulmanes, es un antisemita y un partidario de Hitler. Livingstone no les prestó atención. ¿Por qué alguien ahora podría sorprenderse de que Livingstone continuara por ese mismo camino?

La ola actual comenzó cuando Alex Chalmers, por aquel entonces el joven presidente no judío del Club Laborista de la Universidad de Oxford, renunció al cargo en protesta por las numerosas manifestaciones antisemitas que comenzaban a prevalecer entre los otros miembros del club. Fue la decisión de ese club de apoyar la Semana del Apartheid israelí, lo que se tradujo en un apoyo adicional a Hamas y en conferencias de profesores que vendían la retórica y lavado de cerebro antisemita, lo que colmó su vaso.

Sin embargo, esta noticia no interesó demasiado en los titulares, salvo que algunos editoriales también comenzaron a interesarse por el tema. The Guardian, el periódico insignia de la izquierda británica, trató de puntillas el tema sacando a relucir la habitual milonga izquierdista de la diferencia entre antisemitismo y antisionismo, obviamente, para afirmar a este último como legítimo.

Pero ahora que tenemos las pruebas, incluso en su actual encarnación, la mayor parte de la izquierda británica sigue negando la presencia del antisemitismo entre sus filas y en su ideología.

Sin embargo, no existe ninguna diferencia entre negar sus derechos a los judíos como personas individuales, lo cual es la definición del antisemitismo, y negar a los judíos el derecho a definirse como un colectivo, lo que equivale a antisionismo. Y no hay ninguna diferencia entre la demonización de los judíos individuales y demonizar al Estado judío o a los judíos israelíes.

Existe, por supuesto, la necesidad de distinguir entre una crítica legítima a las políticas planteadas por cualquier gobierno israelí - o por cualquier otro gobierno del mundo - e invalidar el derecho de Israel a existir - asunto que sólo ocurre con Israel -, ya que existe la necesidad de distinguir entre la crítica y la demonización. Pero la izquierda occidental está teniendo problemas para diferenciar entre ambos aspectos, crítica o demonización, y de hecho desde hace mucho tiempo ha cruzado todas las líneas rojas en esa materia.

Y que no hablen ahora de la ocupación, ya que los que apoyan la actual retórica antisionista y antisemita no están en contra de los asentamientos, ellos están con Hamas y Hezbolá.

Y es que todas estas manifestaciones de antisemitismo no proceden solamente "de la periferia y de los militantes de base". Es la historia del actual líder del partido laborista Jeremy Corbyn. En la actualidad, él está teniendo muchos problemas para manejar esta crisis antisemita que se ha convertido en una plaga dentro de su partido, aunque no deje de afirmar que él está en contra de todas las formas de racismo, incluido el antisemitismo, a pesar de no haberse retractado de haber declarado públicamente su apoyo a Hamas y Hezbollah, dos organizaciones decididos a la aniquilación de los judíos.

Claro que ciertos miembros de la izquierda suelen decir, y entre ellos los habituales judíos que juegan el papel de idiotas útiles, que la culpa finalmente recae sobre Israel. Aunque quizás puede que haya algo de eso, pero no debido al verdadero Israel, sino a ese otro Israel que algunos se inventan y elijen describir, por ejemplo, esa "comunidad que se dedica al asesinato de niños", tal como escribió Mark Steel en The Independent . Si existiera ese Israel, entonces realmente no tendría derecho a existir. Pero eso no es Israel. Es el libelo de sangre de Mark Steel.

Durante el primer año de la invasión anglo-estadounidense de Iraq, más niños murieron, incluso en términos relativos, que durante todos los años del conflicto árabe-israelí. Pero Steel y sus amigos de la izquierda prefieren convertir a Israel en el "asesino de niños", mientras que de manera fingida y falsamente inocente alegan que su antisionismo no es antisemitismo.

¿Más ejemplos? Tenemos a The Lancet, una revista médica británica de prestigio que ofrece una plataforma para que declarados antisemitas se hagan pasar por defensores de los derechos humanos, a pesar de que la fuente de su material sea al antisemita y supremacista neo-nazi David Duke.

Así que hay un problema, y la izquierda británica solamente trata de negar su realidad actual.

La ventaja de toda esta perturbación radica en el hecho de que por una vez la discusión sobre esa realidad ya no permanece oculta, y opiniones lúcidas y valientes también son escuchadas. Pero esto es sólo el comienzo.

Resulta muy dudoso que la izquierda británica, y la occidental, llegue a darse cuenta que la demonización de Israel y su negativa a conceder a los judíos, y solamente a los judíos, su derecho a la autodeterminación y a la soberanía, están en la base del renovado y creciente antisemitismo existente en su seno..

Esta realidad aún no se ha asumido. Y viendo como la izquierda británica, y la occidental, se encuentra a la defensiva en este proceso de negación de su realidad, uno solo puede ser escéptico.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home