Sunday, November 20, 2016

Gran artículo: El estilo "Paz Ahora" de los derechistas israelíes - Evelyn Gordon


Colonos de un puesto avanzado

La elección de Donald Trump como presidente ya ha tenido un efecto negativo: parece que ha convertido a la mayoría de los ministros del gabinete israelí en izquierdistas radicales. Obviamente, no quiero decir que han comenzado a adoptar la agenda política de los izquierdistas. Pero parecen haber adoptado las demandas infantiles de los izquierdistas radicales para la ejecución inmediata de su propia solución para el conflicto palestino-israelí, independientemente de la magnitud del daño que puedan causar en el mundo real.

La mayoría de los ministros - aunque no el primer ministro Benjamin Netanyahu - parecen apoyar una solución de un único estado, y desde que Trump ha ganado, están exigiendo grandes pasos hacia su implementación: ampliación sin restricciones en los asentamientos, legalización de los asentamientos ilegales y la anexión de más o menos el 60% de Cisjordania (zona C). Como primer paso, la coalición de gobierno decidió a principios de esta semana apoyar un controvertido proyecto de ley que legalizaría a muchos (aunque no todos) puestos avanzados construidos en tierras palestinas de propiedad privada. El proyecto de ley pasó su lectura preliminar en la Knesset este miércoles. El propio Netanyahu se opuso, pero ante el temor a enfrentarse a una revuelta, tanto en su gabinete como en su partido, y se abstuvo de utilizar sus prerrogativas para detener el proyecto de ley

Para que quede claro, nadie, ni siquiera en la coalición, espera que el proyecto se convierta en ley. Su paso por una lectura preliminar fue principalmente una manera de hacer una declaración. Pero incluso si realmente apoyan el proyecto de ley, dicho avance en estos momentos sería particular estúpido. Y eso es cierto incluso si de alguna manera podría descontar los dos objeciones más obvias para tal sincronización.

La primera de ellos, por supuesto, es que Barack Obama sigue siendo el presidente durante otros dos meses y podría utilizar ese tiempo para realizar varios movimientos anti-Israel. Por lo tanto, lo último que necesita el gobierno de Israel es dar un impulso adicional a tales movimientos dando la impresión de abandonar su preciada solución de dos estados.

La segunda es que antes de tomar medidas unilaterales, es de sentido común tratar primero de coordinar los movimientos con la administración entrante en los Estados Unidos, sobre todo desde que los asesores de Trump parecen haberlo solicitado explícitamente según la prensa. Si Trump, por ejemplo, estuviera dispuesto a apoyar la construcción en las áreas más críticas para Israel a cambio de una razonable contrapartida, esto sería mucho mejor que comprobar como cada nuevo hogar se convierte en un gran conflicto con Washington, como ha sucedido durante los últimos ocho años. Y si Trump se niega a dar cabida a las necesidades de Israel, habrá un montón de tiempo para los pasos unilaterales después de que asuma el cargo el 20 de enero.

Pero incluso en un mundo de fantasía en el que nadie en Washington se opusiera a la construcción en cualquier parte de Cisjordania, moverse a toda velocidad hacia una agenda de un sólo Estado en estos momentos sería irresponsable, porque el mundo podría convencerse de que Israel estaría abandonando, o se opone, a la solución de dos estados, pudiendo presionar para una solución inmediata de un único estado y solicitando rápidamente para los palestinos el derecho a voto. E Israel simplemente no está listo para una solución de un único estado en estos momentos.

En primer lugar, aun suponiendo que el mundo dejara que Israel ignorara Gaza y se anexionara solamente Cisjordania, los judíos representarían apenas al 66% de todos los residentes en Israel y Cisjordania, de acuerdo incluso con los cálculos más optimistas. Dado lo controvertido de estos cálculos, apostar por el futuro de un Estado judío sería aventurado. Pero incluso si son exactos, seguiría dejando a Israel con una minoría árabe de 34%. Y esa minoría, en combinación con el apoyo de los israelíes de izquierda, sería suficiente para borrar todo vestigio del carácter judío de Israel, a pesar de que la mayoría de los israelíes de izquierda siguen siendo sionistas. ¿Por qué? Debido a que la izquierda no sionista ha demostrado en repetidas ocasiones ser capaz de persuadir a los partidos sionistas de izquierda para que abandonaran diversos aspectos de la identidad judía de Israel que de alguna manera consideran en contradicción con la "democracia" y los "derechos humanos". Y cuanto mayor sea el bloque combinado de árabes y de izquierda no sionista, más fácil será para ellos arrastrar a la vacilante izquierda sionista a su lado.

Un segundo problema es el económico: Europa, que está mucho más comprometida con un Estado palestino que los propios palestinos, todavía representa alrededor de un tercio de las exportaciones de Israel, por lo que posibles graves sanciones europeas podrían devastar la economía de Israel. La mayoría de los gobiernos europeos actualmente no tienen ningún interés en la imposición de dichas sanciones. Pero si Israel parece abandonar la solución de dos estados, eso fácilmente podría cambiar, sobre todo teniendo en cuenta el poderoso lobby anti-Israel de Europa.

El problema final es diplomático. Dudo que los republicanos abandonen a Israel sobre este tema, pero hay muchas razones para pensar que sí lo harían los demócratas, y el poder en Washington cambia de manos sobre una base bastante regular. Por lo tanto, a menos que Israel encuentre un sustituto diplomático al respaldo de los Estados Unidos, y no veo ninguno en el horizonte en estos momentos, no puede permitirse el lujo de alienarse completamente a los demócratas.

Ninguno de estos problemas es necesariamente permanente. Por ejemplo, durante los últimos años, la fertilidad judía ha aumentado de forma constante, mientras que la fertilidad árabe ha caído. Esta misma semana, la Oficina Central de Estadísticas de Israel informó que por vez primera desde el establecimiento de Israel en 1948, la tasa de fertilidad judía ha igualado a la de los árabes israelíes: la primero ha aumentado a 3,13 hijos por mujer (de 2,6 en 2000), mientras que la árabe se ha reducido a 3,13 (de 4,3 en 2000). Israel también ha estado trabajando duro para diversificar su comercio y por lo tanto reducir su dependencia económica de Europa, y este esfuerzo podría finalmente dar frutos. O tal vez las circunstancias cambiantes permitirían algún día persuadir a Europa y a los demócratas americanos de que la estadidad palestina es una mala idea.

Pero en un futuro previsible no existe una solución viable al conflicto que no sea una solución de dos estados, no desde luego la de un único Estado, y no cualquiera de las opciones más esotéricos que se han propuesto. Tampoco nadie puede predecir qué tipo de solución podría ser viable en última instancia en el futuro. Por lo tanto, tiene mucho sentido que Israel mantenga abiertas todas las opciones, y eso incluye la opción de un único estado. Pero optar por un único estado en estos momentos no tiene más sentido que encerrarse en la de dos estados.

Todo lo que Israel puede hacer razonablemente en estos momento es manejar el conflicto, esperar el tipo de cambios que algún día podrían lograr que fuera resoluble, y asegurarse de que el país es lo suficientemente fuerte como para sobrevivir hasta entonces. Exigir una solución inmediata, ya sea de dos estados o de un único estado, es una receta segura para el desastre.

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