Saturday, February 11, 2017

Una evacuación dolorosa pero necesaria - Ben-Dror Yemini - Ynet



No hay necesidad de estar de acuerdo con sus puntos de vista políticos para poder compartir su dolor. No, ellos no son un grupo de fascistas. Ellos no son racistas. Hay una minoría racista y hooligan entre los colonos, pero la hay como en toda comunidad humana. Dudo que haya una minoría tal en Amona. No son colonialistas. Incluso si parecen muy duros, y no están tratando de serlo, no van a llegar al 1% de los horrores cometidos, por ejemplo, por los franceses en Argelia. Ni ellos, ni el IDF ni Israel.

Sin embargo, la evacuación  de Amona estaba justificada. Pero el hecho de que la evacuación esté justificada no se deriva de la desheredación de cualquiera de sus tierras. Se instalaron en un terreno rocoso. Nadie ha demostrado la propiedad de esa tierra y nadie trabajaba esa tierra. Ellos hicieron florecer el desierto. Lo hicieron, nadie más. Construyeron una comunidad gloriosa. Pero incluso en aquel entonces se les informó que el puesto era ilegal. La pasión política, la fe en la Gran Tierra de Israel les hizo hacer caso omiso de cualquier orden del gobierno y de cualquier orden administrativa en contra de la construcción. Porque con una estrategia inteligente pueden librar su guerra.

Pero este no es un problema legal. Yo pido perdón a los expertos legales y a los jueces, pero en un marco legal, en las circunstancias que se han creado, un arreglo podría haber sido encontrado. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos abordó un precedente similar en la década de 1990. Los refugiados de la parte griega de Chipre afirmaron que sus hogares, con documentos que demostraban la propiedad de auténticas casas y no un terreno rocoso, habían sido robados en el lado ocupado por Turquía. El tribunal europeo desestimó la demanda y dictaminó que habían pasado años y las circunstancias habían cambiado, nuevas personas (colonos de Turquía) se había asentado en sus tierras, por lo que la solución no sería la devolución de los hogares y la evacuación de los colonos. Si esa fue la sentencia allí donde existían casas e inmuebles, quizás también podría aplicarse con mayor razón para un terreno rocoso y sin edificios.

Entonces ¿por qué se justifica sin embargo esa evacuación? Porque no es un tema legal. Es sobre todo una cuestión política. ¿El interés nacional, el interés sionista, justifica también los asentamientos fuera de los bloques de asentamientos? ¿Queremos una solución de un único estado? ¿Queremos una entidad que puede acabar siendo ya sea una especie de estado de apartheid o bien un estado bi-nacional o árabe? Estas son las opciones. Esto es lo que nos ofrecen cualquier persona que apoya los puestos avanzados o la expansión de la construcción más allá de los bloques de asentamientos. Aquí es donde la parte más dura de la derecha nos lleva. Es una dirección antinacional y antisionista. No es su intención, pero es el resultado. No hay apoyo entre el público israelí para una expansión más allá de los bloques de asentamientos. Tampoc hay apoyo entre la gente para el establecimiento de un único estado. Pero hay una mayoría en la coalición. Esa es la paradoja de Israel.

Esto no quiere decir, podemos añadir, que la solución adoptada sea el final de nuestro control de los territorios. O de los dos estados. También debemos tener en cuenta otras opciones. Un estado palestino, por el momento, es también una receta para el desastre. Casi todos los argumentos presentados por la derecha dura en este contexto son ciertos. Las predicciones de la derecha, es cierto, tienen una tendencia a autocumplirse gracias a ellos mismos. La izquierda debe prestar atención. Pero el hecho de que un Estado palestino no esté en la agenda no significa que tengamos que marchar hacia el desastre de un único estado.

Precisamente a causa de esta lógica, que distingue entre lo que va a seguir formando parte de Israel en cualquier caso y lo que se encuentra fuera de los bloques de asentamientos, el proyecto de ley de Reglamento debe ser aprobado y aplicado al 4-6% de las tierras de Judea y Samaria, donde la mayoría de las judios residen. Por lo tanto, la evacuación de casas individuales de judíos en una comunidad ubicada dentro de los bloques de asentamientos, lo que podría ocurrir después de Amona, sería una doble injusticia: Tanto jurídica como política. Legalmente, porque no existe un precedente jurídico internacional contra tal evacuación; y políticamente, porque siempre que la ubicación esté dentro de los bloques, no hay necesidad de evacuarlos. Y no se va a beneficiar a nadie, y tampoco nos salvará del estado bi-nacional. Todo el mundo va a perder. La izquierda sionista debe entenderlo y distinguirse de la izquierda antisionista, que sólo quiere causar daño y dolor.

No hay necesidad de ocultar la disputa, pero tampoco hay necesidad de ensanchar la grieta. Tanto los que están en contra de los asentamientos más allá de los bloques y los que apoyan la evacuación deben compartir la tristeza de los desalojados. Son nuestros hermanos y hermanas. Sus lágrimas también son nuestras lágrimas.

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