Friday, September 08, 2017

Los conservadores en los Estados Unidos como los marranos en la España medieval - Dennis Prager




Para los no familiarizados con el término, el término marrano fue el nombre dado a esos judíos en la España medieval, especialmente en el siglo XV-XVI durante la Inquisición española, que secretamente mantuvieron su judaísmo mientras vivían como católicos en público.

No hay, por supuesto, ninguna Inquisición española en la América de hoy, nadie está siendo torturado para que confiese en lo que realmente cree, y nadie está siendo quemado en hogueras. Pero hay millones de estadounidenses con la tipología del marrano: esos estadounidenses que mantienen opiniones conservadoras, especialmente aquellos que mantienen posiciones conservadoras en asuntos sociales, y aquellos que votaron por Donald Trump como presidente.

Millones de estadounidenses que mantienen opiniones conservadoras y/o pro-Trump temen racionalmente ser condenados al ostracismo por sus pares, a una humillación pública que implique una reputación arruinada, familias rotas, perder su trabajo y ser incapaces de trabajar en su campo profesional. En estas circunstancias, han decidido que aparecer como conservadores o pro-Trump no vale la pena debido a la persecución que sufrirán.

En términos del porcentaje de la población afectada, no hay paralelo en la historia americana. Aparecer como homosexual antes de los años sesenta o setenta, o anunciar públicamente ser un miembro del Partido Comunista en los años cincuenta habría conllevado unas consecuencias similares en la vida social, laboral y familiar. Pero los gays y los miembros del Partido Comunista formaban un pequeño porcentaje de la población estadounidense. Y parte de ellos, los comunistas, estaban apoyando un auténtico mal.

Ojalá pudiera compartir todos los correos electrónicos que me han enviado músicos profesionales que tocan en algunas de las principales orquestas de América. Ellos me escribieron después de los intentos de los miembros izquierdistas de una orquesta, y del gobierno de la ciudad de Santa Mónica, de tratar de impedir que dirigiera la orquesta: públicamente pidieron a los miembros de la Orquesta Sinfónica de Santa Mónica que se negaran a tocar y al público que se negara a asistir cuando debía conducir una sinfonía de Haydn en el Walt Disney Concert Hall hace tres semanas.

Estos correos electrónicos fueron escritos para alentarme y para decirme cómo se ven obligados a ocultar sus puntos de vista conservadores, en resumen, cómo se ven obligados a vivir como marranos.

Una violinista de una de las orquestas más prestigiosas del país (me di cuenta de qué orquesta se trataba en Internet ya que incluso tenía miedo de decírmelo) me escribió la semana pasada sobre lo silenciosa que era acerca de su conservadurismo. Aunque no podía ser despedida por ello, sería socialmente marginada dentro de la orquesta con la que ha tocado durante décadas.

Otro músico profesional de mediana edad me dijo que lleva el pelo muy largo para aparecer como una especie de hippie que camuflara sus opiniones políticas conservadoras. Tampoco es más probable que comente a otros músicos que apoya al presidente Trump que un marrano en la España medieval hiciera públicas sus creencias judías.

Y aquí parte de un correo electrónico de un músico de Minnesota: "Yo fui un músico profesional durante 17 años. Quería que supieras que también perdí mi carrera debido a mis puntos de vista. Fue mi elección, en realidad, ya no podía soportar los abusos".

Soy afortunado. Como presentador de radio y columnista, me pagan por expresar mis opiniones. Y en cuanto a mi vocación de dirigir orquestas, también tengo suerte. Debido a que el director permanente de la Sinfónica de Santa Mónica y el consejo de la orquesta mantuvieros sus principios, y gracias a que tanta gente me apoyó a mí y a mis valores, los esfuerzos para frustrarme fracasaron. En Disney Hall se vendieron todos los 2.000 asientos, una primicia para una orquesta de esa comunidad.

Por supuesto, los conservadores estadounidenses, los nuevos marranos, no sólo viven en el mundo de la música. Están en cada profesión. Conocemos los casos de alto perfil, los conservadores cuyas carreras han sido arruinadas por decir algo "incorrecto" o apoyar al candidato "equivocado"; sabemos de los oradores conservadores que han sido atacados físicamente y se les ha impedido hablar en los campus universitarios.

Pero no sabemos acerca de los millones de personas que simplemente tienen miedo de hablar, que permanecen en silencio en una reunión de negocios o en una cena cuando alguien casualmente expresa una opinión con la que están totalmente en desacuerdo. Estos americanos viven inmersos en el miedo en muchos casos, ya que si ellos hablan habrá consecuencias severas: un trabajo perdido, una promoción no dada, incluso gente que ya no les hablará.

Todo esto es nuevo en nuestro país.

Si alguna vez alguien hubiera predicho que en América - la tierra más conocida que ninguna por la libertad y el libre discurso - el término "marrano" calificaría con precisión a muchos de sus ciudadanos, ese individuo habría sido considerado como un charlatán.

Pero, dada la intolerancia y el odio desde la izquierda, y su dominio sobre casi todas las áreas de la vida americana, tal individuo habría sido un profeta.

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