Saturday, April 13, 2019

El odio a los judíos se presenta como "antirracismo" en The New York Times - Jonathan Tobin - JNS


Anuncio de Camera enfrente de la sede del NYT

Las discusiones sobre la teoría intersectorial solían limitarse a la pantanosa fiebre de la extrema izquierda. Pero esta idea, la idea que busca vincular la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos con la guerra palestina contra la existencia de Israel, y con todas las otras causas que pueden ser falsamente retratadas como de personas o pueblos desfavorecidos contra los privilegiados, ahora se ha generalizado.

La última evidencia del éxito de este intento de disfrazar el antisemitismo con el ropaje de la defensa de los derechos humanos llega con la nueva edición de The New York Times del Sunday Magazine, que incluye un artículo titulado: "Cómo la batalla sobre Israel y el antisemitismo está fracturando la política estadounidense", del conocido hipercrítico de Israel, Nathan Thrall.

El objetivo de Thrall es justificar las campañas del, BDS que anclan el debate sobre el tema en "Solidaridad entre negros y palestinos", y su esfuerzo por ver la guerra contra Israel a través del "prisma de la justicia racial". El resultado es un ensayo de 11,000 palabras que busca sutilmente pintar al sionismo como inherentemente racista y los esfuerzos para destruir a Israel como esfuerzos idealistas de defensa de los derechos humanos. La tesis del artículo también es una descripción del esfuerzo del movimiento pro-israelí para rechazar los ataques antisemitas, contaminados por los prejuicios contra los afroamericanos y alimentados principalmente por los esfuerzos de los donantes judíos para manipular al Partido Demócrata.

Una de las fuentes principales de Thrall es el ex asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, quien busca representar la lucha por el futuro del partido Demócrata como una lucha que estará determinada por la capacidad de sus líderes de superar el "factor del miedo" acerca de perder el apoyo de los donantes judíos.

Thrall, autor de un libro que busca justificar la presión de los Estados Unidos (únicamente) sobre el estado judío, ofrece una profunda y comprensiva explicación de cómo Rhodes explica cómo las preocupaciones de los políticos demócratas sobre la retribución de la "clase de donantes" (es decir, de los judíos) inhibieron los esfuerzos de la administración Obama de castigar a Israel incluso más de lo que ya hizo.

El artículo también amplía la afirmación engañosa de Rhodes de que la incapacidad de Obama para persuadir a los partidarios de Israel de que lo respaldaran en este tema (en una mayor dureza y más críticas contra Israel) se debió a un prejuicio racial. Afirma que los partidarios de Israel asumieron que Barack Obama era pro-palestino porque era negro. La tesis de Rhodes, que Thrall respalda, es que este supuesto temor a Obama fue el resultado de la comprensión de la comunidad pro israelí de que el estado judío era realmente "un opresor". Según Rhodes, los críticos de Obama estaban "reconociendo, a través de sus propios temores, que Israel trataba a los palestinos como si los negros hubieran sido tratados en los Estados Unidos".

Este argumento realmente funciona al revés. Los demócratas judíos hicieron todo lo imposible por mantener su fe en la sinceridad de Obama ante sus profesiones de apoyo a Israel cuando se postuló para presidente en 2008, y todo ello a pesar de las pruebas existentes de lo contrario, tanto en aquel entonces como en el futuro. Lejos de tener prejuicios contra él, la mayoría de los judíos estadounidenses se unieron lealmente a Obama, a pesar de su creencia de que se necesitaba más "luz de día (dureza)" entre Israel y los Estados Unidos. Incluso apoyaron sus esfuerzos por apaciguar a un régimen iraní que estaba empeñado en el genocidio israelí.

La suposición de que los palestinos y los árabes israelíes reciben el mismo trato que las víctimas afroamericanas de Jim Crow en la era anterior a los derechos civiles en el sur de los Estados Unidos, es una gran mentira. Los árabes israelíes tienen los mismos derechos bajo la ley. Tampoco la Ley del Estado-nación aprobada el año pasado por la Knesset afecta a ninguno de sus derechos. El estancamiento sobre el futuro de Cisjordania se debe a que los palestinos han rechazado repetidamente los ofrecimientos de paz y estatalidad. Habrían alcanzado la independencia hace mucho tiempo si hubieran estado dispuestos a reconocer la legitimidad de un Estado judío, sin importar dónde se dibujen sus fronteras. Aquellos que aceptan estos argumentos falaces ignoran el conflicto o expresan su propia mentalidad antisemita.

Ese es el problema con el movimiento BDS. Sus partidarios no se oponen tanto a la supuesta opresión israelí como a la existencia de Israel, ya que consideran que la presencia de un solo estado judío en el planeta ya es demasiado.

Un ejemplo es la protesta “Deadly Exchange” del grupo Jewish Voice for Peace mencionada por Thrall. Representa los programas de intercambio que permiten a los agentes de la ley de los EEUU recibir capacitación israelí, como si fueran responsables de los asesinatos de afroamericanos por la policía en ciudades de los Estados Unidos. Es un clásico libelo de sangre antisemita. Sin embargo, Thrall lo presenta como un ejemplo más de cómo los idealistas están rechazando a Israel.

Aceptar la noción de que existe una afinidad natural entre el esfuerzo por lograr la igualdad de derechos para los afroamericanos y la lucha de los palestinos para destruir a Israel requiere una gran disposición para ignorar la verdad sobre Israel y del movimiento para destruirlo.

Más cercano, el artículo presenta una crítica de la invectiva antisemita de la representante demócrata Ilhan Omar como resultado del racismo que sufre.

La razón por la que Obama fue criticado por sus posiciones en el Oriente Medio no tuvo nada que ver con su raza y todo lo relacionado con su negativa a aceptar que el odio hacia Israel y el antisemitismo era el obstáculo para la paz, no el racismo, la comunidad pro israelí o la intransigencia de Israel. Si destacan las críticas a IlhanOmar, no es porque sea negra o musulmana, sino porque al igual que el movimiento BDS que ella apoya, es culpable de un antisemitismo flagrante.

Hubo un tiempo en que los mitos interseccionales que buscaban combinar el racismo anti-negro con el sionismo y los judíos, hubieran sido rechazados como una trampa antisemita prejuiciada que no merecía una audiencia en un foro prominente como el NYTimes . Pero eso fue antes de que algunos dentro de la izquierda comenzaran sus exitosos esfuerzos para dividir al partido Demócrata y legitimar el antisemitismo.

En la batalla por el alma del partido Demócrata, son los enemigos de Israel los que han abrazado el odio, no sus defensores. Son ellos quienes hablan del dinero judío mientras tratan de deslegitimar el estado judío y blanquear a sus enemigos. Los liberales que desean reclamar la integridad de su partido, y el de la publicación principal de su movimiento, tienen una ardua lucha frente a ellos.

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home