Friday, December 28, 2007

Una última oportunidad - Ari Shavit - Haaretz

En un sentido estricto, inmediato, la Segunda Guerra del Líbano fue una locura de guerra; un caso serio de fracaso en el liderazgo. Los líderes del verano del 2006 cargan con la responsabilidad de haber conducido un acontecimiento nacional de importancia crucial con una negligencia criminal.

Casi todos los líderes fueron obligados a hacer frente a su responsabilidad por su negligencia. El comandante de división, el jefe del comando, el subdirector de personal, el jefe del Estado Mayor, el ministro de defensa, todos se han ido. Sólo el primer ministro permanece. Si después del informe Winograd Ehud Olmert sigue en su puesto, el concepto de responsabilidad no tendrá ya ninguna importancia en nuestras vidas.

Sin embargo, existe otro amplio y profundo sentido en esta guerra. Nos mostró que no hay ninguna congruencia entre el Israel del s. XXI y los desafíos que afronta.

La guerra nos enseñó que el liderazgo nacional no es digno: en vez de dedicarse a los problemas fundamentales de la existencia israelí su preocupación radica en su propia supervivencia y en la manipulación política, y es que el gobierno central es estéril, incapaz de planificar, gobernar y asegurar que éste país funcione correctamente.

Otro hecho expuesto por la guerra es que el IDF no es el ejército excepcional que debería ser. Y además, que esa sociedad israelí que durante las últimas décadas ha adoptado una moral de extremado individualismo ha debilitado los valores cívicos, la responsabilidad reciproca y la solidaridad. La guerra nos enseñó que Israel se ha convertido en un estado con una economía de mercado floreciente pero con una cultura política defectuosa, falta de profundidad e integridad, negligente y pretenciosa.

Unos días después de la guerra y silenciados los Katyushas, el primer ministro dijo que la guerra había sido una bendición porque había revelado a tiempo aquellas cosas que Israel tenía que corregir. En este caso Olmert decía la verdad.

En un sentido estricto, fue una guerra escandalosa e innecesaria, pero en un sentido más amplio, la guerra generó una oportunidad. Nos presentó un cuadro claro y espeluznante de nuestra enfermedad y nos ha forzado a afrontar el año siguiente como un año de cura. De recuperación de un cuerpo enfermo.

Pero el 2007 no ha sido un año de curación; al contrario. Ni el crecimiento de un 6%, ni las torres de lujo a lo largo de la Avenida Ayalon pueden ocultar que la situación permanece sin variaciones.

El liderazgo nacional es cínico, el gobierno central está emasculado, el ejército se esfuerza y se entrena, pero todavía existe demasiada mediocridad y evasión de responsabilidades. Las diferencias sociales llegan a un nivel sin precedentes y la solidaridad se derrumba.

Al final de este año supuestamente decisivo es completamente evidente que si una mañana las sirenas suenan otra vez nos sorprenderán de nuevo exactamente como lo hicieron en el verano del 2006. Y encontrarán la misma crisis de liderazgo y de valores. Como si no hubiéramos sido advertidos, como si los 33 días de pérdidas y de fracaso no nos hubieran presentado un cuadro cruel de nuestra situación.

La responsabilidad principal de dejar pasar la oportunidad del 2007 la tienen las mentiras del primer ministro.

Él es el culpable de que el año 2007 no sea el año de la rehabilitación de Israel, sino el año de la supervivencia de Olmert. Pero hasta los opositores al primer ministro - incluso este periodista - también cargan con su responsabilidad. Arrastrados por una preocupación exagerada por el hombre más bien que por el problema, por la culpa más que por la rehabilitación.

Sí, Olmert debe dimitir. Pero su dimisión no es un fin en sí mismo. Su dimisión debe producir anticuerpos y generar un cambio total de conceptos y valores.

Dentro de aproximadamente dos semanas el informe del Comité Winograd será publicado.

Las diferentes fuerzas ya están preparadas: unos atacarán y otros repelerán los ataques, unos enfatizarán los fracasos y otros los blanquearán. Sin embargo, el Día de Winograd será mucho más importante que todas estas pequeñas cuestiones.

En cierto modo, será el día de la última oportunidad. Nos dará a todos una última oportunidad para interiorizar lo que descubrimos durante la Segunda Guerra del Líbano y curar a Israel.

Labels: , ,

1 Comments:

Blogger CHIC-HANDSOME said...

great week-end

11:56 PM  

Post a Comment

<< Home