Thursday, May 29, 2008

Todos somos socios de Olmert - Israel Harel - Haaretz


- Los judíos religiosos cuentan los días del Omer(*)
- Mientras que los judíos observadores cuentan los días de Olmert (como Primer Ministro)
- Los días del Omer se detendrán en Shavuot
- Pero nosotros no sabemos cuando "los días de Olmert" acabarán

(*) Cómputo de los 49 días o siete semanas entre Pesaj y Shavuot que simboliza el lazo que une la celebración de la libertad física con la libertad espiritual obtenida de los Diez Mandamientos.




Ehud Olmert está de camino a casa. Pero los asuntos por los cuales él tendrá que regresar a su residencia privada no son, y durante mucho tiempo no lo han sido, asuntos personales. Son los asuntos de todos nosotros. Cuando no protestamos por ellos - después de todo, hemos conocido durante todos estos años las noticias que le implicaban en artículos de lujo, las cuentas del partido Likud, las noticias sobre su estancia en el Ministerio de Industria y Comercio y sus operaciones en bienes inmuebles - y le permitimos progresar hasta la cumbre del gobierno, nos convertimos en accesorios. Todos aquellos que se unieron a la lista de Kadima para la Knesset; todos aquellos que forman parte de su staff y aún no se han marchado; toda esa gente conocida, académicos, periodistas y magnates que se sumaron a su séquito durante unas vacaciones, como si fuera el presidente de los Estados Unidos; todos aquellos que alejaron su mirada ante su conducta y ante los hechos - políticos, abogados, altos funcionarios policiales y representantes de medios de comunicación -, todos ellos forman parte del Olmertismo.

Los periodistas Gidi Weitz, Yoav Yitzhak y Mordechai Gilat han estado escribiendo, después de todo, durante años, y con gran detalle, sobre su escasa moral. Sin embargo, todos aquellos que se apiñaron alrededor de él, y fue una muchedumbre muy grande, no sólo no sintieron repugnancia por ello, sino que incluso lo apoyaron.

Olmert se salvó por los pelos de ser procesado una y otra vez, y desde el primer momento se comprobó que él no era el adecuado, desde el punto de vista público, para encabezar el gobierno aún a pesar "de la falta de pruebas". Muy pocos, si los hubo, se levantaron y dijeron: "No es por las denuncias, sino por los aspectos públicos y morales. La gente que es capaz de sobrevivir repetidamente a investigaciones criminales "por la carencia de pruebas" está descalificada para llevar el timón de la vida política de Israel. Al permitirle, y a otros como él como Ariel Sharon, seguir dirigiendo la opinión pública, demostramos cuales son nuestras normas.

Pero eso no es todo; desde el momento en que Olmert cambió su melodía política, fue revitalizado - y hasta empujado - hacia la jefatura política. Todos los ciudadanos importantes - las decenas de miles de israelíes que establecen, influyen y formulan la opinión pública pertenecen a esta categoría - sabían quién era Olmert.

Esto incluye a Ehud Barak y a Ami Ayalon. Ninguno de ellos se levantó, hasta ayer, y dijo: "Este hombre está descalificado". Nadie los había cegado o deslumbrado. Ellos decidieron cerrar sus ojos. E inclusive hoy, después de lo que Morris Talansky ha relatado, muchos de ellos siguen diciendo tercamente que su actuación no fue criminal. Si aún así el testimonio de Talansky se "desliza hacia otro asunto de falta de pruebas", entonces, con respecto a la aplicación de la ley a los altos cargos públicos que se han comportado corruptamente - recordamos perfectamente la escandalosa exención que Sharon y Olmert recibieron del ministro de Justicia sobre el asunto de las isla griegas - Israel podrían comenzar a parecerse a una república bananera.

Olmert no es un hombre vacio, como David Grossman lo acusó de serlo el año pasado. ¿Dónde está ahora su voz, junto con la de los otros profesores y rabinos de la literatura, los caballeros del ejemplo moral en estos tiempos? ¿Están ellos, como los abogados de Olmert, esperando a que se certifiquen las pruebas criminales?

Olmert es totalmente un hombre emplumado. Y él es totalmente responsable de su situación actual. Y los israelíes que aún esperan - con los escritores, los rabinos, los jueces jubilados, los periodistas, las organizaciones que luchan por la justicia social o política [o sea, los moralistas de la izquierda y de la paz] - el espectáculo de las pruebas criminales lo que demuestran es lo que vale su moral cuando se trata de figuras públicas [de su predilección o el denominado "mal menor"]. Como si recibir sobres que contienen dinero en efectivo, sin recibos, sin contabilizar, sin dar cuenta de su origen, destino y fin, no fueran actos que descalifican a una persona con la gran responsabilidad de servir como primer ministro.

Cada día adicional que este hombre permanezca en su puesto, cada día adicional que la opinión pública espere a que le sea proporcionada la prueba criminal, es un día de vergüenza nacional y oprobio. Cada día que no salgamos y no nos manifestemos para que sea depuesto, es un día más en el cual nos resignamos a unas normas inaceptables, y no arrancamos de raiz el mal en nuestra sociedad.


PD. Los comentarios contenidos en los corchetes son míos, pero recalcan el sentido de lo expresado por Harel. Un último añadido, el "gran Avram Burg", el último profeta de la paz y de la moral israelí, ese israelí tan popular en Francia tras adoptar su ciudadanía muy provechosamente (ya saben de que va todo eso, buena reputación garantizada y negocios en la Unión Europea, que nuestro hombre ve con muy malos ojos la posibilidad de un futuro político en Israel), en una entrevista otorgada a Ari Shavit con ocasión de la salida de su último libro (rápidamente traducido, ¿se imaginan por donde irán los tiros y los reproches?), confesaba a Shavit que el mejor político de su generación y a quién daba todo su apoyo era a Ehud Olmert:

"La historia de Ehud Olmert es una gran y terrible tragedia (se refiere a lo sucedido con la Segunda Guerra del Líbano). De todos los de mi generación, que son ligeramente mayores que yo, es el más dotado, el más talentoso, el más experimentado. Nosotros experimentamos un gran cariño el uno por el otro. Yo le quiero mucho. Es uno de los seres más humanos y más morales que conozco en sus relaciones con la gente y con su familia".

Profeta y visionario, sin duda, el señor Burg. No me extraña ni su triste y arrogante carrera política (ambicionó el puesto de Primer Ministro, tras importantes cargos institucionales), ni su nueva faceta "moralista".

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home