Saturday, March 28, 2009

Lo que yo esperaba de los Shalit - Shlomo Avineri - Haaretz



Al igual que muchos israelíes, deseo la liberación de Gilad Shalit. Pero mientras tanto, yo habría esperado que la familia Shalit hubiera tomar una serie de medidas más allá de la campaña en los medios en que se han comprometido.

Me gustaría que recordaran que el 25 de junio de 2006, cuando su hijo fue capturado, dos soldados perdieron la vida: Hanan Barak y Pavel Slutzker.

Hoy en día, nadie se acuerda de sus nombres, y mucho menos de sus rostros. Yo esperaría que cuando se mencionara a su hijo, en cautividad pero vivo, se mencionara también a sus dos compañeros que fueron asesinados.

Yo pensaba que la familia Shalit iba a colocar sus imágenes al lado de las de Gilad. Él no había defendido a su país por su cuenta, tenía hermanos de armas. Pero ellos nunca regresarán. Por el contrario, él está vivo y esperamos que regrese.

Yo esperaba que la familia Shalit invitara a las familias de Hanan Barak y Pavel Slutzker a su casa, quizás incluso a su carpa de protesta.

En otras palabras, y lo digo con prudencia, tratando en todo lo posible de comprender su dolor, esperaba que pensara tanto en los demás como en sí mismos.

Yo pensaba que los Shalit serían conscientes de que hay algo escandaloso acerca de que su ( vida) nombre se convierta en un icono nacional, mientras que los nombres de los soldados muertos durante su captura se olvidan. Una búsqueda en el Google hebreo da como resultado alrededor de 3,4 millones de referencias de Gilad Shalit, 270.000 de Hanan Barak y 741 de Pavel Slutzker.

Hay algo que funciona mal en nosotros si no podemos más que recordar el cautiverio, pero no a los caídos. No me siento muy cómodo diciendo esto, pero es la verdad: la familia Shalit - junto con la enorme máquina mediática que se ha unido en su ayuda - ha contribuido a esta distorsión.

Yo esperaba que la familia Shalit nos dijera cómo se equilibra la preocupación por su hijo con la preocupación por el bienestar de los cientos de miles de residentes del sur que están expuestos a los continuos bombardeos por parte de Hamás.

El problema no es solamente que los prisioneros liberados de Hamas podrían regresar a la actividad terrorista en la Franja de Gaza y en Cisjordania, sino que también el hecho de ligar la liberación de Shalit a un acuerdo de alto el fuego con Hamas convierte a todas las personas que viven en el sur del país en rehenes del intercambio.

Con todo el debido respeto, ¿qué es lo primero? ¿la suerte de un soldado, o la vida y el bienestar de cientos de miles de civiles?

Esta es una terrible elección, y se puede ver por qué es difícil para el gobierno. Pero también podemos exigir que los Shalit, presionando sin descanso sobre lo que tienen todo el derecho a reclamar, nos digan cómo resolver este dilema moral.

Ellos solicitan a la opinión pública su empatía, pero tampoco son libres de negarsela a los demás. Y que nadie diga que esto no es un asunto de la familia Shalit sino del gobierno: Si el gobierno es el responsable, entonces la familia Shalit debe esperar a que él se pronuncie.

Uno puede entender por qué a la familia le resulta difícil hacerlo, pero si hacen cientos de apariciones en los medios de comunicación y hacen una campaña pública por todo el país, es erróneo e inmoral verlo todo exclusivamente a partir de su propio punto de vista.

No me cabe duda de que algunos van a verme como insensible e indiferente. Pero que ellos se pregunten si recuerdan los nombres de Hanan Barak y de Pavel Slutzker, y lo que la familia Shalit ha hecho para recordarnos el incidente en que dos de los compañeros del hijo secuestrado perdieron la vida. Por lo menos debemos recordar sus nombres. Espero que la familia Shalit los recuerde desde ahora todos los días y todas las horas.

Ellos ya no pueden volver, pero al menos se les puede recordar. Esto también es un deber moral que les debemos a los que enviamos a luchar por su país.

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