Sunday, April 26, 2009

Ha llegado el momento de que los árabes hagan frente a la verdad - Guy Bechor - Ynet

Tan extraño como esto pueda parecer, a pesar de los decenios desde que Israel firmara la "paz" con estados como Egipto y Jordania, las sociedades árabes en el Oriente Medio no se han molestado en plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué es Israel?

Muchas personas nunca se han molestado en averiguar que es Israel y qué representa; además, la paz es percibida como una cuestión de los gobiernos y los gobernantes. El tipo de paz es irrelevante para las masas. En general, es contemplada como una especie de acuerdo financiero entre los gobernantes y una especie de reino imaginario y oscuro, una tenebrosa fortaleza cuya escandalosa existencia sólo puede ser vista a través de los canales de televisión.

Es por eso que también resulta tan fácil odiar a Israel, ya que es fácil odiar a gente o pueblos anónimos.

Sin embargo, la nueva posición del gobierno israelí, demandando un reconocimiento por ambas partes del eslogan de "dos Estados", coloca por primera vez un espejo ante las sociedades árabes. Este es un acontecimiento importante en el que se debe hacer hincapié a cualquier precio.

La necesidad de reconocer a Israel como un Estado judío o como el Estado del pueblo judío fuerza a los árabes a tomar una decisión, a mirar a Israel y a entender de qué se trata. ¿Existe un pueblo judío? La mayoría de los líderes de la comunidad árabe lo niega: "No, en absoluto", tal como lo creen Mahmoud Abbas y Saeb Erekat; a lo sumo, hay una religión judía, y tal vez una cultura judía. Sin embargo, con el fin de obtener su propio estado, tendrán que reconocer a este pueblo, a su identidad, y a su movimiento nacional, es decir, al sionismo. Tendrán que empezar realmente a interesarse por Israel, por la realidad y no por su mundo de ilusiones.

Estas son tareas que nunca se requieren de las sociedades que nos rodean, y por lo tanto sólo hemos tenido una paz fría y estéril, que sólo afecta el régimen en el poder (Egipto, Jordania), junto a una limitada elite económica compuesta por aquellos que se han beneficiado con ventajas personales como resultado de la paz.

Al menos en la comunidad árabe online, las primeras discusiones desde el establecimiento de Israel se están produciendo en estos momentos sobre la cuestión de si Israel existe, y si debe existir como un Estado judío o no. Esto es lo que el lema de "dos estados para dos pueblos" significa. Sí, el pueblo judío también es una nación, y los árabes tendrán que aceptarlo, sin los compromisos de los fallidos Acuerdos de Oslo. Por esta razón, Israel debe insistir a toda costa en ambos lados de la ecuación, como sabiamente el Primer Ministro Netanyahu está haciendo en estos momentos.

Colocar un espejo en frente de alguien es un compromiso moral que hay que realizar. En mi opinión, esta es la única manera de que los árabes comprendan que no han abordado adecuadamente a Israel hasta el día de hoy, suponiendo que ellos hayan abordado a los demás.

Si dicha demanda se realiza, y ellos la rechazan hasta hoy mismo, ¿qué más podremos decir acerca de ellos? ¿Qué son racistas? ¿Qué rechazan reconocer a los demás? ¿Qué viven en una realidad imaginaria? ¿O en cambio alegarán que Israel es imaginario, siendo que tal vez sean ellos los que realmente son imaginarios y poco realistas? Después de todo, hasta ahora mismo se afirma que Israel es racista, sin embargo, al rechazar la existencia de un pueblo judío, son ellos los que de hecho serán expuestos a la acusación de racismo. No será fácil para ellos. [N.P.: Siento tener que disentir de Guy Bechor: no les costará nada, no les supondrá casi nada y su decisión tendrá amplios defensores, y comprensivas disculpas, en el mundo occidental].

La nueva fórmula les obliga a ver a Israel con una visión realista. Tiene derecho a existir, es el hogar de 7 millones y medio de personas, y tiene una economía, una vida, una cultura y una existencia. Esto no será fácil para todos aquellos que crecieron con flagrantes ideas antisemitas o con un frío desprecio por todo lo que representa Israel. El espejo colocado delante de ellos les enseñará acerca de ellos mismos.

Ellos no están buscando ahora a Israel, sino a sí mismos. Y no les gusta lo que ven. Sin embargo, no tienen otra opción: sin ello, no habrá estado palestino y no habrá un acuerdo.

Es hora de que, después de más de 60 años, el proceso de educación para la paz con el mundo árabe esté en curso. Será largo y difícil, como los verdaderos procesos educativos tienden a ser, pero no hay que escapar de él. No hay atajos aquí, es inevitable.

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