Thursday, April 09, 2009

La brillante idea de Avigdor Lieberman - Sergio DellaPergola - Forward

El éxito electoral de Avigdor Lieberman ha sido causa de alarma en Israel y en el extranjero. Los críticos de Lieberman están preocupados con razón por su retórica, así como por su demanda de que el derecho de voto dependa de que los ciudadanos hayan realizado un juramento de lealtad - una política totalmente inaceptable en una sociedad democrática.

Una de las propuestas más controvertidas de Lieberman es su apelación a una entrega de centros de población árabe israelí a una futura entidad estatal palestina como parte de un canje de territorios. En el marco de una eventual retirada israelí de zonas de Cisjordania, se preconiza la anexión de grandes bloques de asentamientos israelíes como fruto del intercambio y entrega a los palestinos de la región israelí del Triángulo, una franja de territorio dentro de la Línea Verde de 1967 casi completamente poblada por árabes, y que se extiende desde la ciudad de Umm al-Fahm, al norte, hasta Kafr Qassem, al sur.

Muchos ven en esta propuesta como una parte integrante de lo que consideran el programa xenófobo de Lieberman. Pero sus detractores no deberían precipitarse a reprobar esta idea simplemente por la orientación política de sus más prominentes defensores. Este intercambio de territorios puede ser incluso necesario para asegurar la estabilidad política y demográfica de Israel a largo plazo.

Aunque Lieberman es a menudo etiquetado de extrema derecha, la noción del intercambio de la soberanía del Triángulo no es una idea de extrema derecha. Desde la izquierda, el ex ministro de Defensa adjunto, Ephraim Sneh, un declarado "paloma" y hasta hace poco destacado miembro del Partido Laborista, ha sido un defensor de este concepto. Ya en 2002, Ehud Barak dijo que "este intercambio demográfico tiene sentido y no es inconcebible" (aunque advirtió que "sólo podría hacerse mediante un acuerdo"). De hecho, esta idea subyacente es un principio que siempre ha sido defendida por la izquierda y que hoy es apoyada por la mayoría de los israelíes: el concepto de dos Estados para dos pueblos.

La mayoría de los israelíes saben que Israel debe retirarse de Cisjordania si quiere seguir siendo un Estado judío y democrático. Pero incluso si Israel lo hace, la dinámica demográfica sigue produciendo una constante erosión de la mayoría judía de Israel.

En 2008, los árabes representan el 21% de los habitantes de Israel (incluida Jerusalém oriental, pero no los palestinos de Cisjordania). Debido a las mayores tasas de fecundidad árabes el 25% de todos los nacimientos en Israel se dan en las familias árabes. Por otra parte, debido a una composición por edades mucho más joven, los árabes representan sólo el 10% de todas las muertes en Israel. Así, en 2008, con exclusión de la migración internacional, el 30% del aumento natural de la población israelí se encuentra en el sector árabe.

La tendencia actual genera un crecimiento constante de la parte árabe de la población israelí. La población árabe de Israel se espera que llegue hasta el 23% en 2020 y el 27% en 2050, mientras que la proporción de árabes entre los niños menores de 15 años será probablemente el 30% de aquí a 2020.

Estas cifras apuntan hacia un estado bi-nacional, no hacia el estado judío que es lo que la mayoría de los israelíes prefieren. Sin embargo, con dos pequeños ajustes en la Línea Verde este panorama demográfico puede ser transformado radicalmente.

La región árabe del Triángulo tiene una población de unos 250.000 habitantes, otros 250.000 son árabes residentes en el Jerusalém oriental. Juntas, el Triangulo y Jerusalém Oriental, estas dos áreas cubren cerca del 3% del territorio de Israel, pero son el hogar de más de un 1/3 de los árabes de Israel, 1,4 millones. Redefiniendo la frontera entre Israel y Cisjordania para colocar tanto el Triángulo como los barrios árabes del Jerusalém oriental bajo control palestino, la población judía de Israel aumentará del actual 79% a un 87%.

Bajo este escenario, la parte judía de la población se mantendría muy por encima de 80% en la década de 2030 y más allá. La preocupación por la composición demográfica de Israel se aplazaría a un futuro lejano, en el cual las respectivas tasas de crecimiento de las poblaciones judías y árabes podrían converger.

Es cierto que esta propuesta no ha sido recibido calurosamente por los residentes árabes del Triángulo. Los árabes israelíes saben que convertirse en ciudadanos de un Estado palestino supondría un trade-off: los beneficios en el ámbito de su identidad nacional podrían ir acompañados de pérdidas en los ámbitos de las libertades civiles, los derechos democráticos y el nivel de vida. En consecuencia, para muchos ciudadanos árabes israelíes permanecer como ciudadanos de Israel, mientras luchan por una identidad propia dentro del propio Israel - y, para algunos de ellos, exigiendo una modificación de la identidad básica del estado judío - resulta ser una mejor opción. Pero también es una receta para el aumento de las tensiones y de las luchas en curso dentro de la sociedad israelí.

Vale la pena recordar que el texto de la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 29 de noviembre de 1947, solicitó la partición del mandato británico sobre Palestina entre un Estado árabe y un Estado judío, y no por lo tanto entre un Estado israelí y un Estado palestino. Esta solución estaba destinada a resolver un complicado conflicto mediante el reconocimiento de la pertinencia y la legitimidad de las dos identidades. Una división étnico-religiosa a lo largo de estas líneas, seguida por la cooperación económica, fue la solución en 1947, y todavía podría ser hoy la única viable.


PD.

Sergio DellaPergola es un muy cualificado demógrafo miembro del Jewish People Policy Planning Institute, no obstante en la prensa israelí han aparecido otras investigaciones que han cuestionado una serie de sus predicciones. En primer lugar, sobre la población real palestina existente en Cisjordania y Gaza, que basada en estudios de instituciones palestinos ahora se cuestiona como "hinchada" al detectarse irregularidades en sus cifras, como incluir dos veces la población árabe de Jerusalem Oriental (en diferentes apartados), no registrar la emigración existente, el mismo caso con las defunciones, etc...

En lo que respecta a Israel, lo que empieza a mostrarse como una tendencia clara es el estacanmiento de la población árabe israelí y el incremento de la población judía. De hecho, entre 1995 y 2007 el número anual de nacimientos entre la población judía se incrementó en un 40%, pasando de 80.000 a 112.000 nacimientos cada año. Durante este mismo periodo, el número de nacimientos árabes dentro la Línea Verde de 1967 se ha estabilizado en alrededor de unos 39.000 cada año. En resumen, en 1995 el porcentaje de nacimientos entre la población judía de Israel representaba un 69%, ahora mismo está en un 75%. Por lo tanto, año tras año, la población judía se rejuvenece relativamente mientras que la población árabe empieza a recorrer la senda contraria.

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