Friday, August 28, 2009

Suecia como síntoma IV - Se ha abierto la veda de Israel - Israel Harel – Haaretz

(Ya conocen ustedes las cualidades que adornan a Lieberman, ese ex portero de discoteca moldavo como gusta de definirlo la prensa del buen rollito. No obstante ese aspecto de malo del cine mudo, coincido con Harel en una cualidad atribuible a Lieberman, dice en voz alta las cosas que los demás, como mucho, sólo susurran. Algunos me dirán que se comporta como un elefante en una cacharrería, y estaré de acuerdo con ellos, pero entre hablar demasiado fuerte o hacer mutis por el foro prefiero lo primero. Sólo falta esperar que sus críticos, visto los buenos resultados electorales que otorga hablar claro y fuerte, ya no se callen y digan las cosas más razonablemente, vamos, que al menos las digan y se les oiga)

Avigdor Lieberman es una molestia - una molestia para los que esconden la cabeza en la arena y niegan que una tormenta se está formando en torno a nosotros. Lieberman ha roto la conspiración de silencio oficial en Israel frente a la campaña de desprestigio que se está librando en todo el mundo, a través de diversos medios de comunicación y de un sinnúmero de organizaciones sin fines de lucro (incluidas las de Israel), y que está preparando a la opinión pública - y los gobiernos siguen a la opinión pública - para que vean al estado judío como un virus que pone en peligro la paz mundial.

Solamente a causa del alboroto que Lieberman ha fomentado la opinión pública israelí ha tomado conciencia del fanatismo anti-Israel de muchas de esas organizaciones no gubernamentales, que se financian, entre otras formas, gracias a las donaciones de potencias petroleras árabes, a grandes fundaciones occidentales, como la Fundación Ford, y a países como Gran Bretaña, los Países Bajos, Suiza, y la Unión Europea.

El ataque al IFD por parte del periódico sueco forma parte de una campaña mundial de difamación basada en libelos de sangre. Cuando los participantes de esta campaña comprenden a organizaciones que se presentan como guardianes mundiales de los derechos humanos, deja de ser simplemente absurdo (el tráfico de órganos del IDF y el asesinato de mujeres y niños que agitaban banderas blancas), y se convierte en otro eslabón de la cadena de depredación.
Millones de personas en todo el mundo están inundados mañana, tarde y noche con un lote de artículos y reportajes calumniosos, emisiones llenas de burdas mentiras y repletas de odiosas caricaturas. El lenguaje utilizado para criticar a las peores tiranías del planeta ni siquiera se acerca al lenguaje repleto de odio utilizado en contra de Israel.

Si un periódico sueco, aunque fuera un tabloide, decidió publicar este libelo sobre el tráfico de órganos, eso significa que el autor y el editor consideraban posible que eso realmente hubiera sucedido. Si el diario Los Angeles Times publicó un artículo de opinión de un académico israelí que instaba a un boicot total de su propio país, sólo hay una conclusión posible: un boicot global de Israel sería perfectamente legítimo.

De hecho, desde los informes emitidos por Breaking the Silence (una organización israelí) y Human Rights Watch (organización internacional) que incluían acusaciones de crímenes de lesa humanidad cometidos por miembros de una nación que fue ella misma una víctima de esos crímenes tan sólo 70 años atrás, parece adecuado imponer un boicot. En el pasado, antes de que la demonización de Israel hubiera logrado implantarse, incluso en la prensa seria, ningún diario estadounidense habría soñado con publicar un artículo de opinión como ese [en referencia al del académico Neve Gordon pidiendo el boicot de su propio país].

La respuesta de Lieberman al affaire del diario sueco no ha sido el pistoletazo de salida de una campaña global contra la deshumanización de Israel. Parece dudoso que sus declaraciones logren romper la conspiración que trata de negar la gravedad del problema, incluso dentro de su propio ministerio. El Ministerio de Asuntos Exteriores, incluso si el ministro le asigna esta tarea, no se dedica - principalmente debido a una falta de motivación y de fe en la justicia de la causa de Israel - a llevar a cabo una campaña estratégica multilateral contra los tentáculos de las numerosas organizaciones cuyo objetivo principal, y quizás inclusive el único, es provocar el colapso de Israel. Este es un hecho: no ha sido el Ministerio de Asuntos Exteriores, con sus cientos de empleados, quien ha reunido la mayor parte de la información que tenemos sobre esas organizaciones, sino ONG Monitor, una pequeña organización no lucrativa dirigida por el profesor Gerald Steinberg, la cual obtuvo esa información a través de un paciente y diligente trabajo de campo.

Las palabras, gritaba a principios de esta semana “Paz Ahora”, pueden matar. Eso es cierto. ¿Y qué hay de las millones de palabras denunciando a Israel que esta organización, y otras como ella, exportan al extranjero, donde sirven como armas de propaganda contra Israel? (En 2007, por poner un ejemplo, el gobierno británico donó más de 4 millones de NIS a organizaciones radicales de izquierda como “Paz Ahora” y Breaking the Silence, para financiar esas palabras. Y eso sin hablar del dinero de donantes privados, de la Unión Europea y de diversas fundaciones.) ¿Acaso estas palabras no matan?

Por lo que se sabe, la Inteligencia Militar y el Mossad no han identificado al odio globalizado anti-Israel como una amenaza estratégica. Tampoco el "sexteto", formado por los ministros clave del gabinete, nunca se ha ocupado de este problema, aunque cada uno de ellos entiende personalmente que la deslegitimación de Israel socava la motivación del mundo para enfrentarse a los gobernantes de Irán respecto el programa nuclear de ese país. Quizás ahora que el Consejo de Seguridad Nacional está bajo la dirección de Uzi Arad, y asuma una autoridad y una visión estratégica de la que carecía antes de su llegada, habrá alguien capaz de identificar correctamente la magnitud de la amenaza. Pero sólo la identificación no es suficiente.

Esta actual, organizada, mundial y completamente desenfrenada campaña de demonización de Israel es responsable (¿y quién debería saberlo mejor que nosotros?) de que finalmente se desencadene una nueva licencia para el genocidio, contra nosotros.

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