Saturday, August 28, 2010

¿Está la izquierda israelí instalada en la negación (de las verdaderas causas del conflicto)? - Moshé Dann - Ynet

Durante un debate celebrado el martes pasado entre el ex diputado del Meretz, Yossi Beilin, arquitecto de la izquierda de los Acuerdos de Oslo, y el diputado del partido de extrema derecha Unión Nacional, Arie Eldad, este último cuestionó el esquema elaborado por Beilin para avanzar hacia el establecimiento de un estado árabe palestino y su premisa fundamental.

"Esta no es una disputa territorial", afirmó Eldad, "sino una teológica, una guerra religiosa. Los árabes consideran a Israel como una tierra Wakf (bajo la autoridad musulmana) y por lo tanto no pueden y no van a reconocer un Estado controlado por infieles judíos bajo ninguna circunstancia".

Beilin rechazó esto como un "argumento filosófico", y se negó a responder. "Yo estoy aquí como un experto técnico", insistió. Eldad ofreció una especie de modelo médico a la hora exponer su visión del problema: Un médico receta antibióticos a un enfermo pero su diagnóstico es incorrecto, y el paciente sigue enfermo. Esto explica por qué los esfuerzos para alcanzar un compromiso con los árabes no han funcionado, y no lo conseguirán.

Según Eldad, siempre y cuando se nieguen a reconocer el derecho a existir de un estado judío y continúen sin aceptar el derecho de los judíos a su autodeterminación nacional, dos creencias y elementos fundamentales, las negociaciones de paz no sólo no funcionarán, síno que será imposible comnseguir la paz.

La negativa de Beilin a aceptar de entrada ese supuesto operativo, su enfoque exclusivo sobre los ajustes técnicos, el intercambio de tierras, las transferencias de poder, etcétera, se basan en la creencia de que un día los árabes va a cambiar y aceptarán a Israel. Para que eso suceda, sin embargo, se requeriría un cambio sin precedentes a nivel teológico.

Incluso si un laico, un líder árabe palestino "moderado", aceptará dicho supuesto, como Eldad sugirió, sería rápidamente despachado por los elementos radicales mucho más numerosos y poderosos. La negativa de Beilin a la hora de valorar la importancia de las cuestiones teológicas es comprensible, pues significaría que los ajustes técnicos son insuficientes.

Para esquivar esos elementos críticos, están las demandas de un derecho "al retorno palestino" a Israel, la expulsión de todos los judíos del territorio bajo el control de la AP, el apoyo a la incitación y al terrorismo, demandas que en definitiva evitan cualquier verdadero proceso de paz y alientan la resistencia palestina.

El dilema de Beilin - y de la izquierda en general - es que al permitir, al no encarar de entrada, que los problemas "teológicos" y "filosóficos" se inmiscuyan en la discusión, se amenaza a cualquier solución basada sólo en las propuestas técnicas. La realidad del conflicto es que el anatema árabe-musulmán a la existencia de un estado judío es un elefante en la cacharrería de un posible acuerdo. Si no hay forma de conciliar estos axiomas básicos, se deja a Israel en un estado de conflicto permanente.

Beilin quiere evitar esta situación ofreciendo concesiones, con la esperanza de que en algún momento en un futuro lejano, árabes y musulmanes acepten la existencia de Israel. Eldad prefiere mantener las ventajas estratégicas de Israel, con la esperanza de que nuestros enemigos se cansen del conflicto, o asuman su derrota, y, finalmente, aprendan a convivir con Israel.

Pero, si la izquierda está instalada en la negación de las verdaderas intenciones y creencias de los árabes y musulmanes, Beilin podría contestar que la derecha está instalada en la negación acerca de la capacidad de Israel para resistir a la presión de la comunidad internacional para que "ponga fin a la ocupación", al creciente aislamiento y demonización, a la "bomba demográficas árabe" y a su futuro como Estado democrático.

Eldad carga contra la izquierda representada por Beilin por sus políticas ciegas y suicidas; Beilin carga contra la derecha dura representada por Eldad porque sus políticas amenazan el futuro del Estado. La cuestión no parece estar en quien tiene mayor potencial de éxito, sino en quien tiene menor potencial de llevarnos a un desastre. Y qué opciones permiten la supervivencia.

Estos son los parámetros para los líderes israelíes y árabes que interactúan entre sí y con la comunidad internacional. Ninguna de las partes puede darse el lujo de seguir negando la realidad, con independencia de cómo sea percibida. Su capacidad para llegar a un acuerdo con la realidad será una medida de su éxito.

La antipatía árabe hacia los judíos e Israel, guste o no, es una realidad, y no desaparecerá con el intercambio de tierras o con las concesiones, y esto no es "irrelevante", tal como Beilin nos quiere hacer creer. El peligro de la negación es que lleva al engaño, a las falsas esperanzas, y, en última instancia, a la desesperación y a la violencia en ocasiones. Ya hemos estado ahí, nosotros podemos hacerlo mejor con los ojos bien abiertos.

Beilin esquivó todas las cuestiones importantes que han afectado a las negociaciones desde hace décadas: la legitimidad de Israel, el fin del terrorismo, los refugiados árabes, y Jerusalém. Después de tantos fracasos, uno pensaría que se habría enterado de algo.

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6 Comments:

Blogger Jaume said...

José, veo la situación complicada porque me parece imposible -al menos a corto o medio plazo- que los palestinos acepten o mejor dicho se conformen con un estado en Cisjordania y Gaza - emirato islámico que ya existe de facto- que sobre el papel pondría fin al conflicto, teniendo el liderazgo palestino que renunciar al "derecho del retorno" de los refugiados a Israel y no al futuro estado palestino tal y como debería ser.

Una posible solucion podría ser la retirada unilateral de la mayor parte de Cisjordania, aunque la formula no ha sido muy exitosa en Gaza.

Otro gran problema es el auge del integrismo islámico en detrimento del nacionalismo más o menos secular de la OLP-ANP. Y eso lo digo pensando a medio-largo plazo en el sentido que con un grupo nacionalista, los arreglos territorioales pueden ser posibles en un futuro, pero ese no es el caso de los grupos yihadistas e islamistas, que consideran un pecado ceder parte del Dar Al-Islam a los infieles (verás la que se le vendrá encima a Zp o al gobernante de turno cuando se declare el estado islámico de Marruecos...). Y obviamente, con un Irán aspirante a superpotencia regional y con una Turquía cada vez más volcada en su vertiente islamista, el auge del islamismo va para largo... Saludos!

8:59 PM  
Blogger José Antonio said...

La evolución de Turquía no me parece tan peligrosa (hay un sector de la población claramente laico y occidentalizado) porque lo que trata es de volver a una política de influencia otomana, el problema es que los árabes, tras un primer sentimiento de simpatía, saben perfectamente quienes fueron los otomanos y como trataron de independizarse de ellos, aún recurriendo a las odiadas potencias coloniales occidentales. En suma, el trasfondo es conflictivo, y la política de encanto no basta, además de que para Turquía podría resultar contraproducente para su desarrollo.

Más problemático se presenta el relevo en Egipto y la situación en Jordania, con problemas internos derivados de que la casta en el poder, la población transjordana instalada en el ejército y propiedades territoriales, observa con temor el auge en los negocios de los palestinos instalados en el país. De ahí la revocación de la ciudadanía a varias decenas de millares de palestinos, y la aprensión con que miran un estado Palestino pujante o bien problemático, con huida de más palestinos a Jordania. El "peligro demográfico" es muy importante ahí.

Respecto a una retirada unilateral, por lo que leo está más o menos diseñado sea cual sea el resultado de las negociaciones. Sólo espero que se haga desde el realismo, sin la prepotencia de lo sucedido en el sur del Líbano o Gaza, amenazando con acciones que luego no llevaron a cabo si persistía la violencia. Es mejor encarar la peor posición posible. Tal como daba entender el artículo, no es realista pensar que una buena solución para los palestinos y para Israel sea necesariamente la que apoyen los palestinos. Eso de desaprovechar una oportunidad era un expresión afortunada pero sin mucho sentido, ya que a los palestinos, al menos hasta ahora, nunca fueron posibilistas sino totalmente maximalistas.

Además, no sólo se tiene que contar con ellos. Está el eje iraní, el de los supuestos países árabes "moderados" y sus propios intereses, otras injerencias varias (Jacques Chirac recomendando a Arafar que rechazara unas ofertas israelíes) y el cada vez más importante aparato mediático palestino, que está fuera, en Europa, y que tiene posiciones maximalistas.
Respecto a una retirada unilateral de Judea y Samaria, te recomiendo un post previo (siento la autocita) de Emmanuel Navon, La estrategia tridimensional de Israel sobre las propuestas de Dan Schueftan, un analista de seguridad nacional que estaba detrás del plan inicial de retirada unilateral de Sharon y Olmert tras la desconexión de Gaza.

4:57 PM  
Blogger José Antonio said...

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4:58 PM  
Blogger José Antonio said...

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4:58 PM  
Blogger José Antonio said...

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5:00 PM  
Blogger José Antonio said...

Siento repetirme como la morcilla, problemas con Blogger y sus Url que luego resultan que no lo son

5:01 PM  

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