Friday, November 19, 2010

Dos perspectivas (I): Ni siquiera 1.000 aviones de EEUU salvarán a Netanyahu - Israel Harel - Haaretz)

El presidente de EEUU Barack Obama, con la ayuda de un primer ministro israelí sin capacidad para mantenerse firme, está reactivando el rechazo palestino (a un acuerdo de paz). Los palestinos, alentados por las capitulaciones en serie de Benjamin Netanyahu, se sienten liberados para poder subir otro peldaño en la escala de su rechazo. Después de todo, están seguros - y con razón – de que Obama seguirá cortando el bacalao, incluso tras los tres meses adicionales de congelación de la construcción en los asentamientos. Y luego, subirán sus exigencias e irán a por más.

Netanyahu dijo a sus ministros que al final de esta congelación adicional, la presión la ejercería él: los estadounidenses entenderán que los palestinos son los que verdaderamente rechazan la paz. Y no es que Netanyahu se equivoque, es que él deliberadamente engaña a sus ministros. Y ellos lo saben. Ya se ha dicho de él, y de las personas como él, "usted es un indolente".

Los palestinos nunca han sido acusados de fomentar el rechazo (a un acuerdo). Esa acusación sólo se dirige contra Israel. La secretaria de Estado Hillary Clinton, o el propio Obama, le dirán a Netanyahu que, en aras de la paz, no debe crear problemas con cuestiones de menor importancia (la congelación de los asentamientos). Y Netanyahu aceptará nuevamente, a cambio de otros 20 aviones. Después de todo, esos son los avales, no el espíritu de independencia de Israel, que han asegurado la existencia de Israel hasta el momento.

Los palestinos nunca han deseado llevar a cabo unas verdaderas negociaciones de paz con nosotros. Su plan para la erradicación de Israel en varias etapas se mantiene intacto, simplemente han cambiado su táctica con un éxito impresionante: en lugar de "lo que se tomó por la fuerza se debe recuperarse por la fuerza", ahora siguen la táctica de "jugar a la paz", manipulando a un mundo que se derrite cada vez más por estos "nuevos palestinos moderados". Y ahora Obama les ha dado la última herramienta para esa manipulación: una congelación de los asentamientos.

Más que nunca, su trabajo de liberación lo están realizando los demás. Los estadounidenses, como es su costumbre en todos los ámbitos, están decididos a acumular logros. Y sólo Israel puede suministrárselos.

Pero una vez que se les haya facilitado estos nuevas exigencias, los palestinos, por supuesto, continuarán con su rechazo. Después de todo, saben que detrás de cada una de sus pegas Obama volverá a dirigirse a Netanyahu con una tonelada de exigencias. Y se da la casualidad que Netanyahu es uno de los políticos más derrotistas que nunca han ocupado el puesto de primer ministro de Israel, por lo que capitulará a cambio de un plato de lentejas de cualquier tipo. Y así una y otra vez.

Obama, contrariamente a lo que afirma el columnista del New York Times Tom Friedman, no está harto del todo de Netanyahu. Todo lo contrario. Netanyahu es el activo estratégico de Obama. Obama reconoce su valor añadido único, la debilidad del Primer Ministro del Likud por desbordar a la izquierda por la izquierda, y por eso aplica una presión incesante sobre él, incluyendo la guerra psicológica. Y parte de esta guerra psicológica se lleva a cabo a través de los artículos de su buen amigo el columnista Friedman. Y es que para Netanyahu, a diferencia de la mayoría de los estadounidenses en la actualidad, lo que aparece en el New York Times es más sagrado que las propias Sagradas Escrituras.

Una congelación de tres meses no sellará el destino de los asentamientos de Cisjordania. También es cierto que como Netanyahu murmura a los estadounidenses, unos pocos cientos de apartamentos adicionales (y ese es el número correcto, ya que no se trata de una construcción gubernamental) no tienen el poder de determinar el estatuto definitivo de Judea y Samaria. Pero es una lástima que Netanyahu no sostenga esa línea de opinión. Después de todo, un gobierno liberal como el de Obama nunca se atrevería a expulsar a 300.000 de sus propios compatriotas, ¿no creen?.

Y si los americanos le obligan a Netanyahu - digamos que a través de una concesión de unos 100 aviones -, no hay duda de que los círculos liberales en Israel y en todo el mundo se levantarán irritados en contra de este acto de barbarie. ¿Acaso los colonos, nos dirán todos estos humanistas, no desean vivir en un estado palestino? En cualquier caso, al igual que los árabes lo hacen en el Estado judío.

Ni siquiera 1.000 aviones americanos le permitirán a Netanyahu escapar de esa trampa en la que, con la aprobación de su gabinete diplomático y de seguridad, ha caído. "Asiria no nos salvará", nos advirtió el profeta Oseas en una situación histórica similar, “ni confiaremos en sus ejércitos. Baal no nos salvará, ni los becerros de oro, ni las estatuillas que fabricamos con nuestras propias manos volverán a ser adoradas, ni les echaremos incienso, ni volveremos a llamarlos Dios nuestro".

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