Tuesday, November 23, 2010

¿Por cierto, qué hay del reconocimiento? - Benny Levy - Ynet



El revuelo formado en torno a la extensión de la congelación de la construcción en los asentamientos desvía nuestra atención del precio adicional que al parecer Israel debe pagar por el paquete de beneficios prometidos a Netanyahu: renunciar a la exigencia de que los palestinos reconozcan a Israel como un Estado judío antes de proseguir las conversaciones. El primer ministro, que presentó esta demanda pocas semanas atrás, ha permanecido en silencio en lo referente a esta cuestión en los últimos tiempos, aunque sin no existe tal reconocimiento inicial, no está claro lo que va a ser discutido en las conversaciones.

Comenzar la discusión sobre las fronteras y las medidas de seguridad, tal como demandan los palestinos y los estadounidenses, resulta similar a emprender unas negociaciones donde las partes están discutiendo el precio de una retribución, el número de sus cuotas, su duración, etcétera, sin estar de acuerdo inicialmente si estamos tratando de la venta o el arrendamiento de un activo. Si se trata de una venta, el vendedor posteriormente ya no tendrá ningún derecho sobre dicho activo. Si por el contrario se trata de un contrato de arrendamiento, el arrendatario espera, asistiéndole el derecho, poder demandar dicho bien en el futuro.

Ese es el punto donde se explicitan las cláusulas preliminares en los contratos. Allí, las partes presentan sus intereses comunes, que son anteriores a las propias negociaciones. Por ejemplo, si la persona A está interesado en la oferta de alquiler de un apartamento, y la persona B está interesado en alquilar dicho apartamento, “las partes acuerdan... (y aquí vienen las cláusulas del contrato, que deberá regir durante las negociaciones)”. En la introducción del "acuerdo soñado" con los palestinos, se debería explicitar que como las partes están interesadas en poner un final al conflicto, ellas ven al Estado de Israel como el Estado del pueblo judío, y al futuro estado de Palestina como el Estado del pueblo palestino, y como consecuencia de esto están de acuerdo en lo siguiente: las fronteras, la seguridad, Jerusalén, refugiados, etcétera. Lamentablemente, los palestinos dicen negarse a dicha introducción. Abbas y Erekat han manifestado claramente menospreciar dicha posibilidad, y Yasser Abed Rabbo, quien al parecer apuntó a una posición diferente, no posee ninguna autoridad de todos modos [N.P.: Es muy interesante destacar que las mayores críticas que recibió Abed Rabbo por sugerir un reconocimiento condicionado de Israel como Estado judío provinieron de algunos de los líderes políticos de los árabes israelíes].

¿Significa esto que no hay lugar para las negociaciones? No necesariamente. Sin embargo, en ausencia de tal reconocimiento, no existe ninguna garantía de que en el futuro los palestinos exijan más derechos y concesiones a Israel. El conflicto podría reproducirse nuevamente, y esto debería tenerse en cuenta en el momento de elaborar los detalles de un acuerdo (que no recogiera el mencionado reconocimiento). Un reconocimiento palestino de Israel como un Estado judío (o Estado-nación del pueblo judío) ofrecido abiertamente al mundo - a Israel, al mundo árabe, a las naciones del mundo y a las instituciones internacionales – permitiría que Israel mostrara una mayor flexibilidad en la cuestión de las fronteras y asumiera más riesgos en el frente de seguridad. Alternativamente, en el caso de que los palestinos se negaran a reconocer a Israel como un Estado judío, esto requerirá unos acuerdos totalmente diferentes. Conseguir que las intenciones de los palestinos hacia Israel sean claras y nítidas se convierte en un elemento fundamental, más importante incluso que una mera condición previa, para la celebración de las negociaciones.

Dos cuestionamientos se plantean principalmente ante la exigencia de un reconocimiento. En primer lugar, ¿por qué necesita Israel que su identidad sea reconocida (definida) por una parte o elemento externo? La respuesta a este esfuerzo palestino (y de sus seguidores) de “hacerse el tonto” es que no se trata de que la identidad de Israel sea decidida por los palestinos, sino que más bien nos referimos a una aclaración previa y necesaria, antes de embarcarnos en las conversaciones, de que ambas partes están de acuerdo en que cuando se habla de la solución de "dos estados para dos pueblos" nos referimos al pueblo judío en el caso de Israel y al pueblo palestino para la futura Palestina. Este es un elemento muy importante a la hora de la redacción de las cláusulas del acuerdo. También afecta a la cuestión de los refugiados y demostraría la esperanza de que se pudiera llegar a un acuerdo que pondría fin al conflicto.

Y nos queda el segundo cuestionamiento de dicho reconocimiento, ¿por qué no se exigió en el pasado en los acuerdos de paz con Egipto y Jordania? Este también representa un esfuerzo por jugar a “hacerse el tonto”. Ni jordanos ni egipcios demandaban territorios de Israel, y tampoco educaban a sus hijos en el espíritu de "esta llave es la de nuestra vieja casa en Jaffa a la que volveremos". La ausencia de un reconocimiento explícito por parte de Jordania y Egipto de Israel como un Estado judío, no constituye una presunta desestimación de dicho carácter, como sí existe y se desprende ampliamente de las posiciones palestinas. Por otra parte, Egipto y Jordania no han participado en unas negociaciones con unas formulas de tanta vaguedad, doble discurso y mentira, como las propiciadas por los palestinos. Embarcarse en unas negociaciones antes de dejar bien acordado cuáles son las intenciones de las partes, sólo puede dar lugar a una repetición de los acuerdos de Oslo, cuyo resultado tenía - en palabras del propio Yitzhak Rabin, que descanse en paz - "más agujeros que un queso".

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home