Saturday, September 24, 2011

La "verdad" de Netanyahu está demostrando ser el "error" de Israel - Ari Shavit - Haaretz


Pura suficiencia, y aún no se han enterado de que va el juego

El primer ministro Benjamin Netanyahu viajó a Nueva York esta semana para decir la verdad. Aquí está la verdad: nuestra situación nunca ha sido tan preocupante.

Ha habido situaciones más peligrosas en el pasado - por ejemplo, en la década de 1950, cuando Israel ni siquiera tenía un sólo aliado estratégico -. Han existido situaciones más indignante en el pasado - por ejemplo, a mediados de la década de 1970, cuando la Asamblea General de la ONU dictaminó que el sionismo era racismo -. Pero nunca hemos estado ante una situación tan lamentable como la de hoy en día. La grotesca política exterior de Netanyahu y del ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman han convertido a Israel en un estado patético y desamparado.

La razón de esto es simple. En la guerra, la mejor defensa es el ataque. En la diplomacia, el mejor ataque es realizar concesiones. Sólo si se da algo se puede conseguir algo, adquirir aliados e incrementar la fuerza. Sin embargo, el Israel de Netanyahu-Lieberman es un país tacaño que es incapaz de dar. Es por eso que no recibe nada, no suma aliados y se está debilitando peligrosamente. Estamos perdiendo un activo tras otro y nuestra posición retrocede paso a paso, hasta casi aislarnos totalmente.

Que no haya malentendidos: En el juego de niños actual, el chico malo es aún el palestino. Israel sigue siendo una potencia ocupante, pero Palestina es el agresor.

Si bien el Estado de Israel reconoce el Estado-nación del pueblo palestino, Palestina no reconoce el Estado-nación del pueblo judío. Si bien el Estado de Israel, de manos del ex primer ministro israelí Ehud Olmert, ofreció un mapa a los palestinos, los palestinos no han ofrecido unas fronteras defendibles a Israel que garanticen su existencia. Ellos siguen rechazando la única receta para dividir el país: 1967 a cambio de 1948, el ejercicio del derecho de autodeterminación a cambio de renunciar al derecho de retorno.

Han sido los palestinos, que hace una década ya rechazaron la oferta del entonces primer ministro israelí Ehud Barak, y que luego rechazaron la oferta de Ehud Olmert hace tres años, los que durante los dos últimos años se han negado a hablar con Netanyahu. Ellos fueron y son los que rechazan la paz verdadera.

Pero el hecho de que los palestinos sean los chicos malos demuestra hasta que nivel Netanyahu y Lieberman han sido los chicos tontos. Hubiera sido tan fácil rasgar la máscara de la cara del presidente palestino Mahmoud Abbas. Hubiera sido tan fácil probar que él exigía hasta el pedazo de terreno donde se encuentra el Haaretz.

Pero para hacerlo, era necesaria la audacia, la imaginación y la creatividad de Israel. Era necesario ofrecer una concesión israelí: la adopción de la iniciativa de Olmert o continuar con la retirada de Ariel Sharon o implementar un acuerdo provisional como propuso Shaul Mofaz.

Ninguna de estas tres vías hubieran traído la paz a Israel. Pero cada una de ellas hubieran mejorado la situación de Israel en esta guerra. La batalla habría sido trasladada a territorio enemigo, y nosotros habríamos conservado la legitimidad y los palestinos sufrido el aislamiento. En lugar de ser el saco de boxeo del mundo, Israel, una vez más, hubiera sido un jugador político serio al que el mundo atiende y toma en serio.

Sin embargo, Netanyahu y Lieberman no siguieron ninguna de estas tres vías. No iniciaron nada, no ofrecieron nada y no concedieron nada. Todo lo que han hecho durante los últimos dos años es soportar la presión y preservar su honor, o bien, preservar su honor y soportar la presión.

Al hacerlo, han ayudado a la causa palestina de una forma que ningún estadista hostil a Israel ha conseguido hasta ahora. Con sus propias manos han convertido a Abbas en el héroe que no es. Con sus propias manos han convertido a Israel en el estado paria que no debe ser. El primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores israelíes han conducido a Israel a un nivel sin precedentes de insignificancia diplomática.

Ahora Netanyahu está pidiendo al presidente Barack Obama que nos salve presionando a Gabón. Es muy posible que tenga éxito.

Bibi es un campeón en ese tipo de trucos. Él tiene todo el talento necesario para ser un excelente ministro de Asuntos Exteriores.

Pero incluso si la arrogancia palestina provoca que fracasen sus objetivos en el Consejo de Seguridad, la situación básica no va a cambiar. Gracias a Netanyahu y Lieberman el Estado palestino es ahora el favorito de la comunidad internacional. Gracias a Netanyahu y Lieberman ningún país es tan criticado y despreciado como el Estado judío.

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