Saturday, February 25, 2012

Si Israel ataca a Irán, se deberá a que Obama no cumplió con su labor (detener a Irán) – Ari Shavit - Haaretz







El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se ha ocupado principalmente de tres cosas en los últimos tres años: Irán, Irán e Irán.

En el primer caso, Netanyahu trató de asegurar que Irán estuviera en la cima de la agenda internacional. Aunque nuestro primer ministro no lo diga en voz alta, él es profundamente desdeñoso con respecto a sus predecesores por pasar tanto tiempo dedicados a la cuestión palestina, mientras dejaban de lado la cuestión iraní.

Netanyahu ha logrado revertir el orden de la agenda, y ha conseguido que las centrifugadoras de Natanz sean la principal preocupación del mundo occidental. Con la generosa ayuda de presidente francés Nicolas Sarkozy, el primer ministro británico David Cameron y varios líderes árabes, ha logrado convencer a la comunidad internacional de que la cuestión iraní es de suma importancia. En Tokio, Pekín, Moscú, Berlín, París, Londres y Washington, todo el mundo se enfrenta ahora a lo que Netanyahu se ha dedicado durante una década. Y el mundo diplomático está conteniendo la respiración: ¿Atacará Israel o no lo hará? ¿Será Irán nuclear o no lo será? ¿Habrá una guerra entre Israel e Irán que inflamará a todo el Oriente Medio?

En el segundo caso, Netanyahu se aseguró de que la amenaza iraní encabezaría la agenda nacional. Hace diez años todavía estábamos discutiendo sobre la paz. Hace cinco años estamos discutiendo acerca de la división de la tierra – sobre los asentamientos permanentes, sobre una solución provisional, sobre la separación, sobre la convergencia, y temas similares -, pero hoy en día, el único problema diplomático y de seguridad del que la gente habla durante la noche de los viernes es la cuestión iraní. Nada bueno está pasando en el Oriente Medio. Mientras la bomba chiíta proyecte una sombra sobre todos nosotros, no habrá ningún avance diplomático.

En el tercer caso, Netanyahu se ha ocupado de reforzar el edificio y la capacidad de Israel para hacer frente a la amenaza iraní. Netanyahu cree que hasta que él asumió el cargo, Israel no se había preparado adecuadamente para enfrentarse a los bunkers iraníes forrados de cemento. Tanto Ariel Sharon como Ehud Olmert se sentían cómodos creyendo que una "mano invisible" resolvería el problema. Pero la mano invisible no hizo tal cosa.

Sí, científicos iraníes han sido asesinados y centrifugadoras iraníes han explotado, pero a cada momento Irán tenía más material fisionable que en el momento anterior. Una línea roja se cruzó, y luego otra y otra. Por lo tanto, la preocupación principal de nuestro primer ministro a lo largo de los últimos años ha sido afilar la espada de Israel. Él ha conseguido que todo el mundo esté realmente preocupado de que esa espada pueda desenvainarse.

Hace unos años, Netanyahu mantuvo un debate en profundidad con el experto en el Oriente Medio Bernard Lewis. Al final de la charla estaba convencido de que si los ayatolas obtenían armas nucleares las usarían. Desde ese día, Netanyahu parece convencido de que estamos viviendo una repetición de la década de 1930.

Él no ha olvidado por un momento que esos líderes que tanto admiramos hoy en día, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill, no movieron un solo dedo para salvar a los judíos europeos durante el Holocausto. Netanyahu está convencido de que el presidente de los EEUU Barack Obama no moverá un solo dedo para salvar a los judíos de Israel. Así que únicamente cree en la espada de Israel, considerándola como una expresión profunda y la última defensa de la revolución sionista.

A partir de ahora, la opción militar está demostrando ser un éxito diplomático. Ella consiguió sacudir a la comunidad internacional de su apatía y realizó una contribución definitiva para el endurecimiento del asedio diplomático y económico a Irán. Pero el tiempo para jugar a los juegos diplomáticas con la amenaza militar está llegando a su fin. Hay un límite con respecto a cuentas veces puedes gritar que viene el lobo. Hay un punto en el que la política de retención se agota, y ese es un momento muy peligroso, porque de repente la opción militar se convierte en una opción real.

La reunión que tendrán Netanyahu y Obama dentro de dos semanas será definitiva. Si el presidente de EEUU quiere evitar un desastre, debe dar a Netanyahu férreas garantías de que Estados Unidos va a detener a Irán y hará todo lo necesario para ello, a cualquier precio, después de las elecciones de 2012. Si Obama no lo hace, obligará a Netanyahu a actuar antes de las elecciones de 2012.

La responsabilidad moral por lo que puede suceder no se encuentra en los herederos de Haim Weizmann y David Ben-Gurion. La responsabilidad moral se depositará en el hombre que está sentado en la silla que alguna vez fue de Franklin D. Roosevelt.

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