Friday, June 07, 2013

¿Qué es lo que Thomas Friedman está fumando? – Elder of Ziyon



La fantasía de hoy de un mundo mejor, por cortesía de Thomas Friedman:
Con los líderes de mano dura que se han derrumbado - y unas auténticas democracias multisectarias con gobiernos eficaces aún por surgir en su lugar -, Israel se enfrenta potencialmente a posibles décadas de inestabilidad con los gobiernos que le rodean.  
Sólo Jordania ofrece a Israel una frontera normal. Ante ese entorno rodeándole, Israel está estudiando los estados disfuncionales que, o bien están haciendo implosión (como Egipto, Irak, Líbano, Bahrein y Libia) o explotan sin más (como Siria).  
Pero aquí esto es lo peor: esos líderes de mano dura no sólo suprimieron las diversas fuerzas políticas de sus sociedades, sino que también ignoraron la educación, el medio ambiente, las reivindicaciones de las mujeres y la explosión demográfica. Hoy en día, todas estas problemáticas se vuelven presentes justo en el momento en que los nuevos gobiernos tienen menos capacidad para manejarlas. Por lo tanto, el tema general de la estrategia de Israel en los próximos años debe ser "resistir", es decir, cómo mantener un ambiente relativamente seguro y una economía próspera en una región en pleno colapso.
Hasta ahora todo bien, lo malo llega cuando recupera el tono de los consejos de la década de 1990:
Desde mi punto de vista, lo que vuelve a la resolución del conflicto palestino-israelí más importante que nunca son estas tres razones o necesidades: 
1)  revertir la tendencia hacia la deslegitimación internacional de Israel
2)  desconectar a Israel tanto como sea posible de los conflictos regionales
3)  ofrecer un modelo a la región. 
Actualmente, no existe un modelo exitoso de gobernabilidad democrática dentro del mundo árabe, y es que los islamistas están fallando a la hora de perseguir ese objetivo. Pero Israel, si se asociara con el actual liderazgo moderado palestino en Cisjordania, tendría la oportunidad de crear un próspero y moderno estado palestino democrático y laico, donde los árabes cristianos y musulmanes puedan vivir al lado de los judíos.  
Este sería un ejemplo sumamente valioso, sobre todo en momentos en que el mundo árabe no tiene nada parecido. Y el mundo en general, en su mayor parte, no vería de mala gana que Israel mantuviera cierta presencia en el río Jordan - como algo necesario para prevenir la inestabilidad desde más allá -, si por contra cediera la mayor parte de Cisjordania y los barrios árabes de Jerusalén Este.   
Los israelíes y los palestinos tienen realmente el poder de modelar lo que sería un estado árabe decente, un estado que pudiera ser post-autoritario y multirreligioso. Nada podría responder mejor a las necesidades estratégicas a largo plazo de tanta gente.
Revisemos ahora sus razones:

1) El movimiento de deslegitimación al que Friedman se refiere no está interesado en un acuerdo de paz. Dicho movimiento quiere la destrucción de Israel. Entre sus demandas básicas se incluye la insistencia en que Israel se vea obligado a aceptar a millones de árabes de los denominados como "refugiados", y acabar así con el Estado judío. Ellos consideran a la Autoridad Palestina (AP) como una entidad traidora por no reiniciar la Intifada.

Esta es una variante de la falacia "si (hicieran esto los israelíes) / entonces", tan de moda desde hace décadas, pero que todavía está en candelero gracias a los llamados "expertos" como Friedman. En este caso, el error es pensar que aquellos que odian a Israel serían debilitados por las concesiones israelíes, pero en realidad sería todo lo contrario.

2) ¿Friedman cree realmente que Israel, cuyas fronteras se hallan en constante amenaza a causa de la presencia de los islamistas, podría llegar a estar realmente "desconectado" de los conflictos regionales a su alrededor? Lo que Friedman propone garantizaría precisamente que Israel estuviera rodeado de conflictos.

La extraña hipótesis de Friedman de que un Estado árabe palestino estaría vacunado del caos que le rodearía no tiene ninguna base en la realidad. Como tantos otros pseudo-expertos en la región, Friedman no puede distinguir entre su ilusión y la fría realidad - en este caso, que esa "Palestina" se convertiría en un estado democrático, laico y pacífico, ajeno al virus de la primavera islamista - . Ah, y no se olviden de que Friedman afirma, como otro seguidor de la falacia del "si (hicieran esto los israelíes) / entonces”, que el mundo permitiría que Israel controlara parte del Valle del Jordán como zona de amortiguación, aunque para ello sólo le bastaría con ofrecerles a los árabes palestinos un estado. ¿Pero acaso no lo ha ofrecido ya y lo han rechazado? El resultado fue nada menos que una guerra de seis años contra los civiles israelíes. Una vez más, Friedman se ha quedado atascado en la década de 1990.

3) Se necesita una cantidad asombrosa de ceguera deliberada para ignorar la existencia del Hamastán de Gaza y del hecho de que no ha habido elecciones palestinas durante tanto tiempo, además de ignorar la incitación que a diario destilan los medios de comunicación de la AP y que sus últimos dos primeros ministros, a los que Occidente ha amado tanto, no fueron elegidos y no tuvieron el apoyo de la gente, mientras a la vez se hace caso omiso de la virulencia diaria entre Hamas y Fatah.

Los ojos de Friedman parecen cerrarse herméticamente para así permitirse solo un ocasional "Claro, existen problemas...", justo antes de que hacer caso omiso de ellos. La actual AP lleva funcionando alrededor de casi dos décadas. Cada verdadero logro obtenido hasta ahora no fue por su propia iniciativa, sino debido a la presión occidental. Por sí sola, recaería nuevamente en una fragmentada y corrupta dictadura, algo de lo que nunca logró escapar en realidad. Además de esto, los islamistas ganarían en unas próximas elecciones, y para ellos la democracia, la libertad y los derechos humanos no son un fin sino un medio. Ellos no están ni remotamente dispuestos a defender esos derechos para sus oponentes políticos, solamente insisten en ellos para sí mismos.

El odio que los árabes experimentan hacia Israel no tiene nada que ver con "Palestina”. En lugar de depender de esos traductores educados en Occidente cuando caen por Egipto para redactar algunos informes sobre la situación, Friedman debería leer los frikis periódicos en árabe del país. Incluso los más liberales, como los cristianos libaneses laicos, desprecian a Israel. Los árabes ricos de Dubai, a los que en realidad no les importa un comino los palestinos, también están de acuerdo en su odio a Israel.

El antisemitismo - no el antisionismo, sino el antisemitismo – se ha incrementado constantemente en los medios de comunicación árabes, sobre todo en Egipto y en el "nuevo y mejorado" Irak. Su odio no es lógico, es patológico. Y forma parte de una manera acusada de la sociedad árabe palestina, así como del tejido del resto del mundo árabe.

Por eso, imaginar que cualquier acción israelí (¿excepto el suicidio?) pudiera dar lugar a que Israel fuera aceptado por los árabes, resulta una idea increíblemente estúpida. Afortunadamente, y por lo general, Israel es lo suficientemente inteligente como para no hacer concesiones sobre la base de lo que es, literalmente, una fantasía basada en la ignorancia y en los sueños de ilusos y “expertos” ganadores del Pulitzer.

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