Monday, August 21, 2017

Señales de advertencia para los judíos estadounidenses - Amnon Lord - Israel Hayom



Nueva York alberga el Anne Frank Center for Mutual Respect,, cuyo director Steve Goldstein considera apropiado "hacer oír la voz" de la adolescente judía asesinada en el Holocausto sobre los asuntos más polémicos de la política estadounidense. Goldstein ha convertido a Anne Frank en una voz política, como si estuviera expresando una opinión sobre los acontecimientos actuales.

Para Goldstein, Ana Frank es ante todo una activista radical actualizada en el molde del Huffington Post. La imagen principal de la web del centro muestra un retrato de Ana Frank rodeada de refugiados sirios. Incluso tiene su propia cuenta de Twitter, #saveeveryanne. En los últimos días, la web del centro ha funcionado como un centro oficial para reanudar las protestas de la izquierda contra la derecha extremista. Ana Frank incluso muestra más simpatía por la conducta "responsable" del dictador norteamericano Kim Jong Un que por la del presidente de los Estados Unidos Donald Trump.

A pesar de las crecientes protestas contra él, Goldstein es un representante auténtico de un sector prominente cuya personalidad colectiva demuestra una furia vengativa contra Trump y una gran obsequiosidad para la izquierda y los musulmanes, y el miedo.

Porque América está entrando, y de hecho lleva ocurriendo en los últimos años, una era de intolerancia. Característicamente, los educados judíos americanos se muestran muy confundidos e incapaces de encontrar un equilibrio entre la derecha y la izquierda. Debido a que las banderas con esvásticas no son buenas para Ana Frank - es decir, para los graduados universitarios -, se está levantando un clamor contra la "extrema derecha" en cada momento. Todavía no hemos oído cómo Ana Frank "se comportó" en el Smith College o en Berkeley o en Columbia - ¿trató de ocultar su judaísmo? ¿se vistió de Amy Schumer y se tiñó el pelo de amarillo-morado? No lo sabemos. Goldstein no nos lo ha contado.

Dado que las esvásticas en las calles de América son horribles, deben dirigirse al otro extremo, que incluye al Black Lives Matter, grupos BDS, y Linda Sarsour, la directora de la resistencia clandestina a Trump que también rechaza a los sionistas y al Estados judío. Cuando el ex presidente Barack Obama estaba en el cargo, las organizaciones de izquierda y los medios de comunicación ya enfrentaron a los judíos estadounidenses en un dilema: O estaban con Obama o estaban con Israel. La elección fue clara, estaban con Obama.

Dada la actual amenaza para la estabilidad y la democracia de los Estados Unidos, los judíos estadounidenses comienzan a encontrarse en la misma situación que los judíos europeos, especialmente los de Francia y Gran Bretaña. En la mayoría de los países de la UE, en aquellos que se destacaron por su liberalismo - en contraste con los "bárbaros" de Polonia y del Danubio - los judíos no pueden caminar tranquila y libremente con los signos de su religión. Tienen que ocultar cualquier signo externo que pueda identificarles como judíos. Los judíos norteamericanos no plantearon ningún escándalo en los últimos años cuando ese aire se agotó para los judíos de Francia y comenzaron a abandonar el país. Su presidente, Mr. Obama, llegó a negar una y otra vez que existiera antisemitismo en la matanza en el supermercado judío Hyper-Cacher de París hace dos años, y sus portavoces insistieron en que era una coincidencia que las víctimas fueran judías.

El pasado fin de semana, se publicó una encuesta en el Reino Unido que muestra que el 40% de los judíos del país se siente indeseado allí, y que uno de cada tres judíos británicos está pensando en irse. Hace una década, la ciudad de Malmo, en el sur de Suecia, se vació de los pocos miles de judíos que allí vivían debido a la presión islamista-izquierdista que tuvo el respaldo del anterior alcalde.

En América, el combo liberales-izquierda también llevará a los judíos a ser castigados, pero no en términos europeos, sino en términos americanos. Esta combinación tiende hacia el totalitarismo y está cada vez más vinculada con las comunidades negra y musulmana. Incluso ahora, bajo una incipiente presión, los judíos están comenzando a dividirse en tres grupos: los "buenos" judíos, los "malos" judíos y los que ocultan su identidad o emigran a Israel.

A los buenos judíos se les solicita que ataquen a Israel y al "racismo sionista" para no ser aislados, boicoteados y atacados, al estilo de lo que tenían que hacer los judíos rusos en la antigua Unión Soviética.

A los malos judíos se les pide que, en todo caso, apoyen a Israel de boquilla y sin hacer ruido. Pero ellos tienen autoestima y respeto por sí mismos como nación. Este es un grupo interesante porque la mayoría aún sigue votando a los demócratas. ¿Crecerá este grupo, como vimos en Francia y Gran Bretaña, y los judíos cambiarán de dirección política, o la confusión que provoca Trump adelgazará sus filas? Una cosa es cierta: ellos no traerán nuevamente al Partido Demócrata al centro.

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