Saturday, October 14, 2017

Una calumnia antisemita recibe una nueva audición - Jonathan S. Tobin - JNS



El mes pasado, la ex oficial de la CIA, Valerie Plame, cruzó una línea roja en los medios de comunicación social que incluso los más importantes y liberales medios de comunicación no pudieron ignorar. Plame ganó fama debido a su desenmascaramiento como espía en un momento en que su marido era un crítico prominente de las políticas en Iraq del gobierno de George W. Bush. Pero su estatus como ícono liberal tuvo un gran impacto cuando retuiteó un polémico artículo antisemita que afirmaba que los judíos eran los responsables de empujar a los Estados Unidos a las guerras en el Oriente Medio en beneficio de Israel. Plame defendió el artículo antes de emitir finalmente una disculpa interesada que dañaba aún más su reputación.

Pero el aspecto más interesante de este incidente fue la forma en que algunos críticos de Israel trataron de disociar sus críticas de las emitidas por los partidarios del Estado judío por la invectiva antisemita promovida por Plame. Molly Roberts, del Washington Post, se quejó de que el odio descarado de Plame desacreditaba un argumento razonable contra Israel y sus amigos por jugar a ser los maestros titiriteros de unos desprevenidos estadounidenses.

Mientras casi toda la atención dedicada al antisemitismo en las semanas transcurridas desde el incidente de Charlottesville se había centrado en el odio antisemita de los neonazis y del Ku Klux Klan, Roberts se mostraba descontenta de que la atención generada por Plame cambiara el guión y la dirección, y la redirigiera hacia una "intolerante izquierda", además de socavar su deseo de mantener un debate sobre "el desmesurado papel que Israel jugaba en la política exterior estadounidense".

Pero el problema es que aquellos que critican a Israel y a sus partidarios de esa manera, inevitablemente trafican con antiguos temas o argumentos antisemitas que no pueden ser disfrazados de erudición o de un debate legítimo.

Lo que Roberts parece querer era rehabilitar la tesis del "El lobby de Israel" promovida por los autores John Mearsheimer y Stephen Walt hace una década. En ella afirmaron que Israel y sus partidarios, especialmente el lobby de la AIPAC, estaban comprando los votos de los miembros del Congreso para beneficiar Israel en contra de los mejores intereses de los estadounidenses.

Como suele ocurrir, Walt resurgió esta semana con un artículo en The Forward en el que afirmaba que "la historia nos demostró que teníamos razón" ante las críticas de los portavoces de la comunidad pro-Israel. Señalando el creciente sentimiento anti-Israel a la izquierda, Walt piensa que su posición está de alguna manera reivindicada.

Pero la tesis de "El lobby de Israel" se basaba en dos grandes mentiras:

Una de ellas era que, según Walt y Mearsheimer, el esfuerzo por imponer una agenda pro-israelí a la nación se representaba como una conspiración tan vasta que contradecía la premisa de los autores de que era una minoría la que manipulaba a una mayoría. Como la mayoría de los estadounidenses apoyan a Israel y lo ven como una democracia amiga con valores comunes o similares que son atacados por fuerzas que se oponen a esos principios, la afirmación de que la "cola judía estaba meneando al perro americano" resulta absurda.

La otra es que la naturaleza de los argumentos de Walt y Mearsheimer se basaba en estereotipos antisemitas acerca de los judíos que compraban influencia o manipulaban a inocentes gentiles. El foco en el "lobby" como la mayor fuerza en la política estadounidense también era una distorsión que ignoraba el trabajo de lobby de otros grupos de presión más poderosos. Distinguir a Israel y a sus partidarios de esta manera, implicaba traicionar una agenda que se había construído sobre el prejuicio, y no sobre una defensa de los intereses estadounidenses.

Mientras Walt continúa negando el carácter antisemita de su obra, en su artículo en el Forward cita, entre otras cosas, el surgimiento de la Voz Judía por la Paz, un grupo radical que ha adoptado abiertamente incitaciones antisemitas y antisionistas de la izquierda, como prueba de que su posición era correcta. Él y Roberts ignoran la realidad del conflicto en el que una cultura política palestina rechaza la paz sobre cualquier término, mientras que la destrucción de Israel es el único obstáculo genuino para su resolución.

El contexto para este esfuerzo es importante porque mientras la mayoría de los judíos estadounidenses todavía están centrados en los comentarios ambiguos y errados del presidente Donald Trump sobre Charlottesville, el Partido Demócrata se está volviendo cada vez más hostil a Israel. Después de ocho años durante los cuales los esfuerzos del presidente Barack Obama para presionar al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu sólo lograron empeorar el conflicto con los palestinos, y su apaciguamiento de Irán acercó a los estados árabes sunitas a la posición de Israel, hablar a estas alturas de un "debate suprimido" sobre la desproporcionada influencia judía resulta ridículo. Pero ahora que tenemos a un presidente que, a pesar de otras faltas obvias, no está obsesionado con la idea de "salvar a Israel de sí mismo" y en reforzar a un régimen iraní que es una amenaza tanto para los Estados Unidos, los Estados árabes e Israel, tal como lo estuvo Obama,

En los 10 años transcurridos desde que se publicó por primera vez "The Israel Lobby", una creciente oleada de antisemitismo ha arrasado por todo el mundo, alimentada en parte por los argumentos contra Israel y los judíos que los Walt de este mundo han ayudado a difundir. Eso representa toda una acusación de su trabajo, no una reivindicación. Aquellos que quieren mancillar a los partidarios de Israel diciendo que socavan los intereses de Estados Unidos y ello sin querer ser etiquetados correctamente como antisemitas, no están engañando a nadie.

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Saturday, February 15, 2014

La campaña organizada contra el AIPAC - Shmuel Rosner - Jewish Journal



No se equivoquen: existe una campaña organizada contra el AIPAC, y es alimentada por los miembros de la administración Obama. Así que la gran cantidad de artículos e informes, ya sea llamando a debilitar al AIPAC, o cuestionándose si el AIPAC ya está debilitado, o bien informando sobre las numerosas derrotas recientes de la organización - algunas reales, otras imaginarias (el AIPAC nunca se opuso al nombramiento de Chuck Hagel) -, no son una coincidencia. Se trata de un intento deliberado de poner en apuros a esa organización y obligarla a jugar a la defensiva, para así mantenerla ocupada cuidando de sí misma, en lugar de gastar su tiempo en hacer la vida más difícil a la administración. La administración Obama está ocupada con las negociaciones de Irán y con el proceso de paz entre israelíes y palestinos, y quiere a la AIPAC ausente. Esa es la tendencia natural de todas las administraciones - querer sus manos libres de la presión legislativa -. La campaña en la prensa es una forma de obtener ese resultado.

Por supuesto, no todas las noticias siguen esas directrices: el AIPAC se vio obligado recientemente a realizar concesiones en su batalla por aprobar más sanciones legislativas contra Irán. "Su principal prioridad, un proyecto de ley del Senado para imponer nuevas sanciones a Irán, se ha estancado después de la fuerte resistencia del presidente Obama, y eso ha dado lugar a una retirada tácita, con el AIPAC dejando de presionar a los senadores demócratas para que voten ese proyecto de ley", informaba el New York Times. Uno puede mirar este hecho e interpretarlo como un gran fracaso de proporciones históricas, tal como hacen algunos observadores, o bien simplemente reconocer que en la vida política se gana y se pierde, y que el juego aún no se ha terminado.

Así pues, una alteración en la agenda es necesaria. "La ilusión de su invencibilidad" no se ha "hecho añicos", tal como Trita Parsi sugirió. No estaba "destrozada", ya que este tipo de ilusiones de invencibilidad nunca existieron. Por lo menos no en la mente de esa gente que es capaz de tener la suficiente memoria como para recordar los logros y fracasos del pasado. La labor de una lobby como el AIPAC es parecida a correr un maratón, hay que tener paciencia, resistencia y capacidad para no quedar sin aliento con cada revés, todo lo opuesto a estas opiniones expertas.

En primer lugar, la lucha por las sanciones contra Irán era un asunto difícil. El AIPAC no está luchando sólo contra una administración, sino también contra el espíritu de la época, el cansancio de los americanos ante cualquier señal de más conflictos (en esto acierta Parsi). Por lo tanto, el AIPAC ha fallado dos veces: una vez en el intento de ganar votos para la aprobación de un ataque contra Siria, en septiembre - cuando trabajaba para la administración Obama -. Y la otra cuando promovía sanciones más fuertes contra Irán - cuando trabajaba en contra de la administración Obama -. La marea actual de la opinión pública hace que sea difícil para el AIPAC abogar por determinadas causas.

Si se debe apoyar más sanciones contra Irán (o atacar al régimen de Siria) es otro asunto. Es un debate digno. Sin embargo, suponer que el AIPAC pierde esas batallas por su tendencia a apoyar las políticas equivocadas, sería ridículo. Y hacer esa afirmación es sólo una parte de la campaña para debilitar al AIPAC, una campaña impulsada por la administración Obama y con la asistencia de grupos judíos que demuestran poco conocimiento de los temas e inclusive una menor comprensión de las consecuencias a largo plazo para el mundo judío si el AIPAC es verdaderamente debilitado. Esos grupos judíos también están organizados y se promueven como próximos y defensores políticos de la administración Obama. Esta no es la primera vez que resultan ser la herramienta más útil contra el AIPAC.

Algunos de estos judíos americanos escribieron una carta al alcalde de Nueva York alegando que el AIPAC "representa solamente la voz del gobierno de línea dura de Israel y de sus partidarios derechistas, por lo que no habla por nosotros". Bueno: ahí tenemos un impresionante número de declaraciones erróneas en una sola frase. En primer lugar, porque Israel no tiene actualmente un gobierno de "línea dura". Los partidos centristas YeshAtid y Hatnuah son miembros importantes de la coalición israelí. Además, ese gobierno no tiene solamente "partidarios derechistas". De hecho, el gobierno es muy popular entre la mayoría de los israelíes, la mayoría de los cuales no ven otra alternativa al primer ministro Netanyahu. Las encuestas actuales dan a la izquierda israelí apenas un cuarto de los votos (alrededor de un tercio de los votos con los partidos árabes). En otras palabras: los atacantes judíos del AIPAC no tienen un problema con un gobierno de "línea dura", lo que tienen es un problema con la opinión israelí, con los israelíes. Para ellos, todos somos "línea dura" y, por lo tanto, supongo que no merecemos su apoyo. David Suissa tenía razón al llamar a esta postura un "narcisismo descarado de primer orden".

Por supuesto, los críticos de la AIPAC argumentan que para que la organización mantenga su poder tiene que modificar sus políticas y ser más "representativo" de las opiniones de la mayoría de los judíos estadounidenses. Yo realmente no sé que significa eso: el AIPAC apoya oficialmente la solución de dos Estados, como lo hacen la mayoría de los judíos americanos. Está de acuerdo con la demanda de Israel de ser reconocido como un Estado judío, al igual que la mayoría de los judíos americanos. Está a favor de las sanciones contra Irán, al igual que la mayoría de los judíos americanos. Miren en las encuestas: una (pequeña) mayoría de judíos americanos incluso apoya un ataque militar contra Irán si las conversaciones fracasan.

Así que tengo mis sospechas: para muchos críticos del AIPAC una alteración de sus políticas significaría que el AIPAC debería abandonar lo que hoy apoya en líneas generales, es decir, aquello que los israelíes apoyan y creen que es bueno para su seguridad, y por lo tanto el AIPAC debería oponerse a cada movimiento y cada política del gobierno israelí. Sin embargo, un fallo de AIPAC que estoy dispuesto a admitir es su incapacidad a la hora de estar más atento a las voces de los disidentes dentro de la comunidad judía, y tener una mejor estrategia para abrazarlos en lugar de alejarlos. El AIPAC no fue lo suficientemente inteligente como para evitar que openerse a sus criterios se convirtiera en la postura de moda.

Aún así, aquellas grupos judíos que buscan debilitar al AIPAC deberían saber mejor lo que hacen. Están no solamente debilitando el apoyo a Israel, sino que también debilitan el poder comunal de la comunidad judía estadounidense. Esta comunidad ha tenido grandes logros cuando actuaba con una sola voz. Pero una comunidad fracturada, que no habla con una sola voz y que está constantemente atacando a su propio sistema inmunológico, será una comunidad debilitada. Si el AIPAC es la manifestación más visible del poder judío sin complejos y seguro de sí mismo en los Estados Unidos, aquellos que lo debilitan se atacan a si mismos y no sólo a aquellos que quieren ver un robusto apoyo judío a Israel. La perjudicada será la comunidad judía estadounidense.

Los atacantes judíos del AIPAC son miembros de uno de estos dos grupos: aquellos que no entienden este simple hecho y aquellos a los que no les interesa demasiado la comunidad judía. Así que sí es una buena noticia (según relata Jonathan Tobin) que algunos miembros de la "comunidad" judía estén buscando luchar y defender al AIPAC.

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Sunday, September 08, 2013

La irresistible necesidad de un complot del lobby judío (los otros supuestos participantes no tienen derecho al titular)



Antes de condenar a los EEUU es necesario saber como funciona el modo operatorio tanto para su pueblo como para el mundo entero. Los EEUU son controlados por cárteles poderosos de ricos y no necesariamente por el Gobierno. Las pruebas son múltiples en sostén de nuestra constatación.

El conflicto congolés con Ruanda y Uganda está provocado por el lobby judío con sus amigos americanos y otros internacionales, entre los cuales ciertos se encuentran en la Administración política americana, británica, canadiense, alemana, belga, sudafricana, etcétera.

Y el presidente de los EEUU él solo y algunos de sus colaboradores no pueden eliminar a esos poderosos cárteles. Es porque todos esos y esas que desfilan cerca de la administración americana para esperar tomar el poder en la RDC (República Democrática del Congo) pierden su tiempo y su energía. Por el contrario, si el pueblo congolés se muestra decidido y se levanta contra las fuerzas negativas en el país, y visto el nivel actual de la diplomacia de la Diáspora congolesa, hay muchas esperanzas de tener éxito. Valor.


PD. Si leen el artículo verán como el lobby judío parece no tener más objeto que salir en el titular

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