Tuesday, January 31, 2012

Recordando el Holocausto: Europa contra Israel - Daniel Pinner – Israel News



En noviembre de 2005, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/60/7 que designaba el 27 de enero como el día internacional anual que conmemoraría la Memoria de las Víctimas del Holocausto. La web de la AGNU (www.un.org/es/holocaustremembrance/index.shtml) explica que el 27 de enero fue elegido porque es "el aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz". La resolución "reafirma que el Holocausto, del que resultó el asesinato de un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías, siempre será una advertencia para todos los pueblos de los peligros del odio, la intolerancia, el racismo y los prejuicios".

Y así, el viernes, la ONU y los países del mundo conmemoraron el Holocausto.

Sin embargo, Israel es una excepción.

El Rabinato hizo del 10 de Tevet, el inicio del asedio de Jerusalén, el día para recordar a las víctimas del Holocausto, cuando el judaísmo volvió a encontrarse bajo asedio.

Y en 1951, cuando el Holocausto era un horrible recuerdo aún reciente del pasado inmediato, el cual la mayoría de la población de Israel había experimentado personalmente, la Knesset decidió que el 27 de Nisan sería la fecha conmemorativa. Este día tiene un significado doble: en primer lugar, fue la fecha de una de las más feroces batallas del levantamiento del gueto de Varsovia - la batalla del 2 de mayo de 1942, comandada por Marek Edelman, el comandante del bunker en la Franciszkanska 30 -. En segundo lugar, es la semana previa del Día de la Memoria que recuerda a los soldados caídos por Israel, que a su vez es el día previo al Día de la Independencia de Israel.

Y así existen dos días que rememoran el Holocausto y que representan dos visiones del mundo radicalmente diferentes. La ONU eligió el 27 de enero, en conmemoración del día en que Auschwitz fue liberado, e Israel eligió el 27 de Nisán, en conmemoración del levantamiento del Gueto de Varsovia y en conexión (indirecta) con la independencia de Israel.

Mientras que el humanismo secular ha reemplazado hace mucho tiempo a la teología cristiana como la ideología dominante en las sociedades occidentales, las enseñanzas y la cultura de dos milenios de cristianismo todavía tienen una enorme influencia sobre la relación occidental con los judíos. Y puesto que la civilización occidental es la fuerza dominante entre los intelectuales (aunque no tanto entre las masas) de gran parte del mundo, la resolución de la ONU es una señal de la forma en que la civilización cristiana o post-cristiana se relaciona con los judíos.

La civilización cristiana (o post-cristiana) eligió el día en que Auschwitz fue liberado, lo que refleja su actitud ante los judíos. Y es que el cristianismo (y como herencia el post-cristianismo) tiene su propio paradigma del "judío perfecto", basado posiblemente en el judío más famoso de la historia, ese judío al que la mayoría de los europeos durante la mayor parte de la historia de Europa han adorado.

Ese “judío perfecto" de la teología cristiana (y post-cristiana) es el judío que se dirige resignadamente y sin oponer resistencia hacia su propia muerte, el judío que está predestinado a ser crucificado (o fusilado o gaseado), porque esa es su misión en la vida, el judío que, por su muerte, expía los pecados de la humanidad.

En la teología cristiana (y post-cristiana) el "judío perfecto" es el judío que, como ese otro que sus verdugos romanos clavaron en la cruz, eleva los ojos en una oración casi silenciosa y dice: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". El "judío perfecto" es aquel que en su agonía declama: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?".

Lo que este judío nunca deberá hacer es levantar la espada (o una pistola) y luchar. El judío que lucha por su vida no entra definitivamente en el guión de la teología cristiana (y post-cristiana). El judío del gueto de Varsovia que levantó un cuchillo, una pistola, un fusil, una granada de mano, el que luchó contra los nazis, el que mató a sus asesinos, resulta una aberración para la teología cristiana (y post-cristiana).

Por lo tanto, la civilización cristiana (y post-cristiana) no puede rememorar y conmemorar a ese judío que lucha, y no puede honrar la memoria de esos judíos que murieron luchando en el gueto de Varsovia.

Sin embargo, el Estado judío y las comunidades judías conmemoran el Holocausto como un tiempo en que los judíos fueron asesinados, pero también como un momento en que los judíos que pudieron se defendieron y mataron y murieron con las armas en la mano, mientras que otros luchaban espiritualmente por mantener intacta su fe y su humanidad.

Mientras tanto, la civilización cristiana (y post-cristiana) rememora y conmemora solamente a los judíos que murieron en las cámaras de gas y fueron fusilados en fosas comunes, sin resistencia y sin protestar, y cuya única salvación estuvo en manos de los ejércitos gentiles que finalmente derrotaron a los nazis - personificados por el Ejército Rojo que tomó Auschwitz el 27 de enero de 1945 -.

Para ellos la muerte de los judíos – de los "buenos judíos”, incluso del “judío perfecto” - siempre será una advertencia para todos los pueblos de los peligros del odio, la intolerancia, el racismo y los prejuicios, y así servirá de expiación de los pecados de la humanidad.

Así fue como ese judío, que fue crucificado por los romanos como un judío, fue adoptado por el cristianismo como ejemplo de la salvación universal, y así también el Holocausto dirigido principalmente contra los judíos ha sido secuestrado por la civilización occidental como una “advertencia universal" para todos los pueblos de los peligros del odio, la intolerancia, el racismo y los prejuicios.

Y esto también se aplica, mutatis mutandis, al Estado judío, el único estado en el mundo del que se espera que arriesgue la vida de sus ciudadanos, incluso su propia existencia, en aras de la paz.

Y es que Israel también es requerido para que desempeñe el papel del “judío perfecto”: también debe dirigirse resignadamente y sin oponer resistencia hacia su destrucción, para así apaciguar a sus enemigos y morir expiando los pecados de la humanidad.

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El doble rasero de los medios de comunicación israelíes daña la causa etíope - Elad Uzan - JPost



¿Por qué es que los medios de comunicación israelíes, que tanto se apresuran a defender la dignidad de una mujer de la limpieza de Nigeria que vive en Israel y describen con gran detalle y anhelo las vivencias de una madre inmigrante de Eritrea y de su hijo, se abstienen por contra de publicar apasionados y conmovedores editoriales sobre la situación de la comunidad israelí etiope? ¿Por qué cuando se trata de mostrar una solidaridad al menos similar con decenas de miles de leales ciudadanos de Israel su voz de repente se ahoga en el silencio?

Quizás la respuesta a esta pregunta esté en el eslogan coreado por la multitud de manifestantes judíos etíopes la semana pasada: "Estamos aquí para recordárselo a aquellos que lo han olvidado: los judíos ashkenazis, sefardíes y etíopes todos somos hermanos". ¿Podría ser que ese mensaje central de la comunidad etíope – demostrando su orgullo nacional y sus fuertes valores judíos – haya provocado que los medios de comunicación pasen de largo ante sus problemas?

Para explicar este fenómeno hay que ponerlo en su contexto histórico: la inmigración judía etíope fue impulsada principalmente por un sionismo apasionado. Hay pruebas concretas de los intentos de los judíos de Etiopía de hacer aliya (a pie) a Jerusalén en 1860, mucho antes del sionismo político de Herzl y décadas antes del Primer Congreso Sionista. Se la denomina el "sionismo negro".

Mucho tiempo ha pasado desde los días de estos pioneros: los judíos de Etiopía que emigraron a Israel en las últimas décadas han sido víctimas de numerosos casos de discriminación y de racismo, la mayoría por parte de las instituciones, tal como se refleja en el análisis de los datos publicados por el Ministerio de Absorción de Inmigrantes. Otros casos de racismo, los que han llegado hasta los medios de comunicación, se refieren principalmente a la relación con sus vecinos y de trabajo.

El israelí exige justicia e igualdad. Exige que el color de su piel no sea un impedimento en su lugar de trabajo o en la universidad. Exigen ser juzgados por sus acciones y logros. Ellos no quieren que los precios de la vivienda caigan cuando se mudan a un vecindario.

Las protestas de la comunidad etíope de Israel exigen una genuina solidaridad judía, como hijos e hijas de la nación judía, del Estado-nación del pueblo judío. Sus demandas están motivadas no sólo por los valores internacionales y universales que son el foco que interesa principalmente a los medios de comunicación israelíes, sino también por los valores nacionales, judíos, los cuales a menudo desprecian los medios de comunicación israelíes.

Haciéndose eco de esa visión del mundo universalista de los medias podríamos señalar los artículos de prensa críticos con la iniciativa del ministro de Educación Gideon Sa'ar para animar a que los niños israelíes aprendan sobre la lucha sionista por la independencia política a través de historias de los soldados caídos de Israel, y la oposición a su iniciativa de patrocinar viajes escolares a la Cueva de los Patriarcas de Hebrón y la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Los israelíes de origen etíope quieren una integración basada en valores comunes: el judaísmo, el servicio militar y la educación superior, a través del cual pueden expresar sus aportaciones individuales al Estado judío. Esta fidelidad a los valores judíos les ha llevado a ser percibidos como "enemigos" por aquellos que dicen ser defensores de una visión exclusivamente universalista, particularmente recelosa de los valores nacionales y que tiene una fuerte influencia en los medios de comunicación.

Esto no quiere decir que los medios de comunicación israelíes consideren a la comunidad etíope como un "enemigo" literal, pero dado el hecho de que su demanda de igualdad está enraizada en los valores nacionales judíos, los medios de comunicación israelíes simplemente “no ven a la comunidad etíope como un aliado” en su promoción de una perspectiva universal.

Otro factor que impide que los medios de comunicación abracen la causa etíope-israelí es el hecho de que haya sido, al menos en apariencia, apolítica. La prensa (en general) ha dejado de verse a sí misma como un mero "perro guardián de la democracia", y ahora se considera un actor político bajo todos los efectos. El papel clave que juegan los medios en una democracia, trasladando los acontecimientos diarios a la atenta mirada del público y dejando al descubierto la corrupción e irregularidades del gobierno, les vuelven capaces tanto de interpretar todos estos hechos como de dejar fuera del centro de la agenda otros sucesos.

Los medios de comunicación de hoy en día están más interesados en conformar la agenda pública que en informar al respecto. Esto puede verse en los recientes editoriales publicados en los principales periódicos.

La lucha de la comunidad etíope-israelí por una igualdad cívica esencial no trata de eliminar o derribar a la actual coalición de gobierno, ni tampoco está atada a un determinado punto de vista político. Por lo tanto, a diferencia de la protesta social del pasado verano durante la cual fue muy criticado el actual gobierno, los medios de comunicación israelíes simplemente no ven ninguna razón para dar un escenario privilegiado a la lucha etíope-israelí.

Erasmo de Rotterdam, además de ser uno de los primeros defensores de la educación humanista, fue el que afirmó que los seres humanos se convierten en humanos a través de un proceso de humanización que incluye la educación y la socialización. La historia reciente nos enseña que la educación también puede llevar a la deshumanización del hombre, educando para el ennoblecimiento de una determinada raza sobre otra privando a sus naturales de sus derechos. Pero los sentimientos de orgullo nacional son correctos siempre y cuando no se rechace la legitimidad de otros grupos étnicos y su legítimo orgullo étnico y aspiraciones.

Aquellos de nosotros que creemos tanto en la ética universalista del judaísmo como en el humanismo moral y los valores del sionismo (es decir, el Movimiento Nacional Judío), creemos que las contradicciones entre ambas creencias pueden y deben ser resueltas. La existencia de una sociedad sana y moral nos obliga a poner en práctica las enseñanzas éticas y universales tanto del erudito del Talmud Hillel el Viejo como las del filósofo alemán Immanuel Kant: "Lo que es odioso para ti, no se lo hagas a tu prójimo".

Ahí radica el mensaje de la Torah. Los seres humanos son sagrados en sí mismos, nunca deben utilizarse como simples medios para un fin. Ese es un mensaje que los medios de comunicación israelíes harían bien en considerar.

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Hay que fomentar la tolerancia, incluso con los haredim - Natan Slifkin – Rationalist Judaism


Natal Haredi Brigade

¡Estados Unidos! En Israel, a menudo eso es mucho más que el nombre de un país. Una vez vi un anuncio describía así un producto de una calidad superior. "¿Qué te puedo decir?", preguntaba a la persona del anuncio: "Es de Estados Unidos". Y ya está volviendo a ser difícil encontrar una tienda con un nombre original en hebreo, todos ellas tienen ahora nombres en inglés, ya sea directamente o en traducción hebrea.

Esto también es una tragedia. Israel tiene mucho de lo que estar orgulloso. No regresamos nuevamente a nuestra tierra ancestral y revivimos una antigua cultura para ponerla de lado al cabo de un tiempo en favor de otra distinta y mucho más joven.

Pero hay algunos aspectos de los Estados Unidos que Israel haría bien en emular. Y no estoy hablando de las quejas habituales de los nuevos inmigrantes sobre el mal servicio (chutzpah) al cliente. En su lugar, me refiero a la forma en que a veces se comporta el Israel ultra-secular y que se puede considerar como totalmente ajeno a los límites existentes en los propios Estados Unidos.

Una pariente mía, no especialmente religiosa, se mudó de Israel a los EEUU por un tiempo. En su primer día, se sorprendió bastante al ver a tantas mujeres judías religiosas en el autobús, y ni siquiera estaba en Nueva York. Aún se sorprendió más cuando descubrió que estas mujeres no eran, de hecho, ni religiosas ni inclusive judías. Por el contrario, resulta habitual en los Estados Unidos que las mujeres se vistan de una manera respetable para ir al trabajo. Cuando mi familiar volvió a Israel, le resultó chocante encontrar a mujeres que para ir al trabajo utilizaban una vestimenta que sería más apropiada para la playa y a los hombres vestidos con camisetas con mensajes obscenos. Y esta no es la única manifestación de ultra-laicismo.

El New York Times publicó recientemente un artículo titulado "Los israelíes hacen frente a una fisura sísmica respecto a la función de la mujer" el cual comentaba las actitudes perturbadoras que con respecto a las mujeres adoptaban muchos dentro del mundo haredí. Pero no había ninguna mención de un fenómeno opuesto: la protesta desatada contra el ofrecimiento del Technion de una utilización separada de una clase de gimnasio - sólo para hombres - después de la hora normal. La protesta feroz contra esa "inaceptable segregación" provocó que el gimnasio dejara de ofrecer esa opción.

Esto sería incomprensible para los estadounidenses. Después de todo, en todos los países del mundo, incluyendo los Estados Unidos, existen gimnasios que ofrecen clases para un único género. Y no es que el gimnasio del Technion se lo impusiera a las mujeres o las excluyera de cualquier manera: se trataba de proporcionar una opción diferente igualmente ofrecida a las mujeres.

Sin embargo, mientras que la oposición a esa hora de clase para el público masculino resultaba absurda, cuando uno mira a los argumentos de los opositores emerge una cuestión diferente. No era propiamente esa hora masculina la que de por sí les ofendía, más bien se trataba del temor a que fuera simplemente un paso más hacia una exclusión más extrema de las mujeres, precisamente tras publicitarse ampliamente la existente dentro de la comunidad haredi. Tales temores son quizás comprensibles, sobre todo por asuntos como el protagonizado por el Ministerio de Salud, controlado por los partidos haredi, y que se negó a permitir que la Dr. Channa Maayan apareciera en un escenario para recibir un premio en una ceremonia donde se recompensaba a los profesionales. Pero permitir que esos temores prohíban una solicitud perfectamente razonable, tales como las sesiones de gimnasio sólo para hombres - o mujeres -, no sólo es erróneo sino contraproducente. Simplemente refuerza la creencia haredi - que no carece de base – de que existe una rabiosa campaña anti-religiosa a nivel nacional, y en especial en contra de ellos, y que por lo tanto existe la necesidad de cerrar filas y resistir ante cualquier cesión o acomodación al resto de la sociedad israelí.

La sociedad haredi ha alcanzado unos logros asombrosos en la construcción de una sociedad que está comprometida con el estudio de la Torah y la observancia religiosa. Pero ahora está atravesando por un período de turbulencias sin precedentes, tanto internas como externas. Internamente, las dificultades económicas llevan a muchos a rechazar el enfoque de “solamente el kollel”, e Internet esta consiguiendo una apertura en las formas de expresión que antes eran desconocidas para ese mundo. Externamente, hay nuevas tensiones con el resto de la sociedad israelí precisamente cuando la propia sociedad haredi se hace cada vez más numerosa: las exenciones militares se han convertido en un asunto nacional mucho más grave y el crecimiento haredi en las nuevas ciudades (como Beit Shemesh) suele provocar un aumento de la fricción cívica.

Ahora más que nunca, hay una oportunidad, y existe la necesidad, de integrar a la sociedad ultraortodoxa en Israel. Pero hay fuerzas en la sociedad ultra-ortodoxa que se oponen firmemente a dicha integración, y muchos haredim mantienen una saludable dosis de desconfianza de cara a al mundo no haredi. Por lo tanto, esta integración sólo puede funcionar si se hace con tacto, sensibilidad y visión de futuro. Esto requiere que se hagan un cierto grado de concesiones con respecto a los valores haredi, por mucho que uno pueda estar en desacuerdo con ellos. Después de todo, el valor tan cacareado de la tolerancia también requiere de cierta tolerancia con los intolerantes, al menos en la medida que esto no dañe el resto de la sociedad.

Consideren la cuestión de conseguir que los haredim se unan al IDF. En el fondo, es probable que muchos haredim no crean realmente que la seguridad del país requiera a tantas personas como sea posible, y entre ellas a las decenas de miles que ya están en los yeshivot y los kollel [N.P.: la exención de los árabes israelíes y de una parte cada vez mayor de la población secular mediante diversas acciones, también parecen indicarlo. La sorprendentemente baja posición de Tel Aviv dentro de las ciudades que más soldados aportan al ejército parece refrendar esa idea]. Después de todo, esto sólo puede ser justificado teológicamente con el más tenue de los argumentos rabínicos. Además, si los haredim realmente creyeran eso, entonces no habrían interrumpido sus vacaciones de verano en el 2006 mientras el país se enfrentaba a la Segunda Guerra del Líbano.

Por contra, la negativa haredi a servir en el ejército se debe principalmente a su intento de proteger un determinado estilo de vida religiosa, la cual es muy difícil de mantener en el ejército. Así que en un momento en que se están tomando medidas para que los haredim cumplan con el IDF, es esencial ayudarles ante ese gran cambio y mostrar sensibilidad ante sus inquietudes. ¿Es realmente tan importante que los soldados asistan a las ceremonias religiosas donde las mujeres soldados cantan? Sin lugar a dudas, y desde un punto de vista no haredi, resulta ridícula su negativa a oír cantar a las mujeres. Pero resulta que es un tema de gran importancia para ellos, y no haría daño un terrible al ejército darla cierta cabida. A la larga, sería mejor para el ejército mostrar su voluntad de ser tolerante con los haredim en vez de alienarlos.

Pensemos por ejemplo en la Ley Tal, que acaba de ser renovada por un período mínimo. Es cierto que no ha sido tan exitosa como se esperaba, y es probable que exista la necesidad de modificarla. Sin embargo, aquellos que exigen nada menos que un reclutamiento forzoso de todos los haredim demuestran más bien su falta de juicio, incluso desde la perspectiva de sus propios valores seculares.

Es cierto, hablando idealmente, que todos los sectores deberían servir al país por igual. Pero eso no va a suceder, al menos a corto plazo, sin una guerra civil. Mientras tanto, la idea detrás de la ley Tal es dar a los haredim más opciones que, o bien el kollel, o bien un servicio militar completo, lo que inevitablemente da lugar a que todos ellos prefieran la primera opción. En esta etapa, el desafío para Israel es comenzar a activar a los haredim para que entren cómodamente en el ejército y en la vida laboral. Se debería tratar de que esto suceda con la mayor facilidad y sin grandes problemas, en lugar de hacerlo aún más difícil. Tenemos que mostrar una mayor tolerancia por las minorías religiosas, al igual que en (nuestro admirado) Estados Unidos.

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Sunday, January 29, 2012

Es obvio - Ronny Gordon



- (Activista de Peace Now ante representantes de la UE y EEUU): Hemos documentado en tres ocasiones como las cabras pastoreaban esta colina. Pienso que con esto la Corte Suprema estará de acuerdo en que se trata claramente de tierra palestina.

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Saturday, January 28, 2012

Blue - Marcus Doyle


Boat ramp


Mirage


Border patrol


Field series nº 5


Field series nº 3

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Friday, January 27, 2012

El Haaretz víctima del fuego amigo: los hackers pro-palestinos se disculpan posteriormente y dicen que el Haaretz es guay - EoZ



Elder of Ziyon (EoZ) nos cuenta la noticia tal como así:
Los hackers pro-palestinos se disculpan por echar abajo la web del Haaretz.

Ayer, la web del Haaretz en hebreo (y tal vez también en inglés) fue derribada tras un ataque por saturación que provocó la denegación del servicio, como consecuencia de la guerra ojo por ojo desencadenada por grupos de hackers anti-Israel y pro-Israel.

El grupo AnonPS reivindicó el ataque en Twitter.

EoZ respondió comunicando "Los hackers pro-palestinos no parecen ser demasiado brillantes si su objetivo es el Haaretz".

Finamente, los hackers pro-palestinos parecen haberme hecho caso y se disculparon por su acción.

@haaretzprint: "Lo sentimos, no sabíamos que el Haaretz era un buen periódico, lo lamentamos y nos aseguraremos de que nadie (de los suyos) vuelva a atacarles otra vez".

Es bueno saber que los que odian a Israel saben quiénes son sus amigos (dentro de Israel). Por lo demás, los piratas informáticos anti-Israel atacaron un par de web de hospitales israelíes. !Eso sí es moral (y no atacar al amiguete del Haaretz)!

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Thursday, January 26, 2012

La lujuria, la inmodestia y el Talmud - Dov Linzer - NYTimes



¿Es posible que la demanda religiosa de modestia no sea otra cosa más que el intento de los hombres de controlar el cuerpo de la mujer? A partir de los recientes acontecimientos en Israel, ciertamente parece que no lo es.

El mes pasado, un inocente y modestamente vestida niña de 8 años de edad (y de familia ortodoxa moderna), Naama Margolese, que vive en Beit Shemesh, describió que era escupida y vilipendiada por unos extremistas religiosos - todos ellos hombres - que creían que no vestía con la suficiente modestia mientras caminaba delante de ellos hacia la escuela religiosa en la que estudiaba. Y cada vez más, autobuses públicos de Israel aplican la segregación de género impuestas por los usuarios ultra-ortodoxos en la proximidad de sus vecindarios. Ay de la niña o mujer que se niega a pasar a la parte trasera del autobús.

Estos sucesos forman parte de una gran batalla que se libra actualmente en Israel entre los ultra-ortodoxos y el resto de la sociedad israelí sobre el lugar de la mujer en la sociedad, con su propio derecho a tener una presencia visible y participar en la esfera pública.

¿Qué es lo que está detrás de estos acontecimientos profundamente inquietantes? Se nos dice que surgen de una preocupación religiosa acerca de la modestia, que las mujeres deben estar cubiertas y segregadas de los hombres para que estos no tengan pensamientos sexuales inadecuados. Parece pues que un dogma religioso que tiene como objeto evitar unos inadecuados pensamientos sexuales por parte de los hombres termina con estos mismos hombres controlando el cuerpo de las mujeres.

Esto no es un problema exclusivo de judaísmo. Sin embargo, el Talmud, la base para la ley judía, ofrece una respuesta tal vez sorprendente: El Talmud coloca la responsabilidad de controlar esos pensamientos inadecuados de los hombres con respecto a las mujeres licenciosas en un ángulo recto dirigido hacia los hombres. Dicho más claramente, el Talmud dice lo siguiente: señor, es su problema, no de ella.

Los hombres ultra-ortodoxos en Israel que ejercen ese control sobre las mujeres afirman que actuando así honran a las mujeres. En efecto, ellos dicen: “No tratamos a las mujeres como objetos sexuales, tal como lo hace abiertamente la sociedad occidental. Nuestras mujeres son algo más que sus cuerpos, y es por eso que su cuerpo debe estar completamente cubierto”.

Sin embargo, y de hecho, sus acciones hipersexualizan objetivamente a las mujeres, Piensen en esto: Al decir que todas las mujeres deben ocultar sus cuerpos, están diciendo que cada mujer es un “objeto que puede suscitar pensamientos sexuales en los hombres”. Por lo tanto, toda mujer que pasa por delante de su campo de visión se la cataloga sobre la base de cuantas partes de su cuerpo están cubiertas. No se la contempla como a una persona completa, sino solamente como un potencial incentivo para el pecado.

Por supuesto, una vez que se juzga exclusivamente a un ser humano femenino a través de la imaginación sexualizada del hombre, se puede llegar a convertir a una modesta niña de 8 años en una mujer seductora y en una prostituta.

En el fondo, estamos hablando de una mentalidad que culpa a la víctima, desplazando la responsabilidad de administrar el deseo sexual masculino del propio hombre, adjudicándosela a todas las mujeres que pueda o no encontrar en su camino. Se trata de una mentalidad similar de la que se desprende de la afirmación, "Ella se lo buscó".

Así que la responsabilidad recae ahora en las mujeres. Para proteger a los hombres de sus pensamientos sexuales, las mujeres deben eliminar su feminidad en lo referente a su presencia pública, evitando las molestias que produciría la más mínima evidencia de su propia sexualidad.

Y todo esto se hace en nombre de la Torah y de la ley judía.

Pero en realidad todo esto es una perversión completa. El Talmud, la base de la ley judía, reconoce que los hombres pueden excitarse sexualmente ante la presencia de mujeres, y de hecho eso esta relacionado con los pensamientos y la actividad sexual fuera del matrimonio. Pero no dice a las mujeres que los impulsos sexuales de los hombres son su responsabilidad. Al contrario, tanto en el Talmud como en los posteriores códigos de la ley judía la responsabilidad recae en los hombres.

Está prohibido que un hombre “mire sexualmente” a una mujer, ya sea bonita o fea, casada o soltera, dice el Talmud. Los rabinos talmúdicos posteriores extendieron esa prohibición hasta (mirar sexualmente o con el único objetivo sexual) "su dedo meñique" y "la ropa de colores brillantes, incluso si se están secando en la pared". Pero al hacer a la mujer responsable de esa “mirada sexual” masculina, se está exigiendo por ejemplo a las mujeres judías que cubran sus manos y que no sequen la ropa en público. Y nadie ha dicho nunca esto. Al menos no todavía.

El Talmud le dice al hombre religioso: “Si usted tiene un problema, enfréntese a él”. Se trata de que es la mirada masculina - la manera en que los hombres miran a las mujeres – la que necesita ser desexualizada, no las mujeres en público. El poder de lograr que los hombres no vean a las mujeres como meros objetos de satisfacción sexual se encuentra dentro de los hombres y solamente mediante el autocontrol de los hombres.

La tradición judía enseña a los hombres y a las mujeres que deben ser modestos en su vestimenta. Pero la modestia no se define por, ni siquiera principalmente, qué partes del propio cuerpo deben estar cubiertas. Se trata de comportamiento y de conducta. Se trata de reconocer que “uno no necesita ser el centro de atención”. Se trata de ese llamamiento del profeta Miqueas a la modestia: “aprender a caminar humildemente con tu Dios".

Naama, esa niña de ocho años de edad, podría enseñar más de una de cosa a sus atacantes acerca de la modestia.

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Wednesday, January 25, 2012

Un experto árabe ofrece su diagnóstico sobre como conseguir la destrucción de Israel - Elder of Ziyon


El actual mufti de Jerusalén siguiendo los pasos de aquel otro que residió en Berlín

Jamal Kanj, escribiendo en el Gulf Daily News, lo explica todo:
El Kit de supervivencia de Israel es el siguiente: perpetuar el conflicto, fomentar la inseguridad para así racionalizar el odio colectivo y, finalmente, hacerse la víctima.

Carente del conflicto (árabe-israelí o israelo-palestino), Israel se derrumbaría internamente. Sin odio (hacia Israel), el sionismo perdería su justificación y ya no podrían jugar a ser la eterna víctima para seguir chantajeando a Occidente. En ausencia de esta santa trinidad, Israel dejaría de existir.
¡Lo ven, es todo tan simple! Si Kanj realmente cree en lo que dice, y sí realmente su deseo es destruir a Israel, entonces el diagnóstico resulta evidente: “Convencer a los árabes para que hagan la paz con Israel”.

Si todos los países árabes y la OLP dan prioridad a la paz, aceptando las legítimas preocupaciones por la seguridad de Israel (que Kanj sabe perfectamente que solamente son excusas para asesinar a decenas de miles de árabes inocentes), entonces Israel ya no podrá sobrevivir, ya que de acuerdo con su teoría Israel "carente del conflicto, implosionará internamente".

Por si eso no fuera suficiente, los árabes deberían aprender a amar incondicionalmente a los judíos de Israel, ya que si realmente aman a Israel, Israel no podrá justificar su propia existencia, según el punto de vista de Kanj.

Y si unimos ambas cosas, la paz y el amor por los judíos de Israel, entonces le será imposible a Israel volver a "jugar a ser la víctima una vez más". Y voila, sale el conejo de la chistera, y poco después Israel dejará de existir.

Kanj es un hacha y su plan tiene un gran mérito. Los árabes deben ponerse en marcha con el objetivo de una pronta desaparición del Estado judío. Además, esto es más fácil que la incitación, el terror y la guerra – todos los cuales hacen más fuerte a Israel, de acuerdo con las ideas de Kanj -.

Pienso que Jamal Kanj es el hombre indicado para encabezar esta iniciativa. A fin de cuentas, ¿qué tienen que perder los árabes? De acuerdo con Kanj, la intransigencia árabe ha fortalecido abundantemente a Israel, por lo que debe terminar ya mismo, para que así Israel pueda desaparecer cuanto antes.

Lo peor que podría suceder es que Kanj este equivocado y los árabes tengan que vivir en paz con sus vecinos judíos para siempre. Los judíos de Israel irían de viaje por todo el mundo árabe, los mochileros judíos visitarían Irak y Siria, los científicos judíos trabajarían con sus homólogos árabes para tratar de resolver problemas como la escasez de agua y la atención médica, los musulmanes árabes podrían visitar Jerusalén y acudir a la Mezquita de Al Aqsa y a otros lugares de interés histórico con un simple pasaporte, y un Estado árabe palestino comerciaría libremente comercio con sus socios árabes.

Yo sé que ese escenario resulta insatisfactorio, pues no se conseguiría la desaparición de Israel, y que los árabes estarían firmemente en contra que esto sucediera en vez de proseguir con el estado de guerra y la continúa incitación contra los judíos de Israel.

¿Pero ante esta probabilidad de destruir Israel con paz y amor, no les valdría la pena correr ese riesgo?

Elder of Ziyon

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Tuesday, January 24, 2012

Problemas de género - Yehudah Mirsky – Jewish Ideas Daily



De repente, y al parecer, la segregación de género está presente en todas partes de Israel: en los autobuses, en el ejército, en Jerusalén, en las aceras, en los patios de las escuelas de Beit Shemesh y, sobre todo, en las primeras páginas de los diarios. ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué esta sucediendo todo esto ahora mismo?

Vamos a comenzar con la segunda pregunta. "Esto", es decir, los esfuerzos de algunos sectores de la Ortodoxia de Israel por establecer unas condiciones donde la presencia pública de las mujeres sea muy diferente a la existente en el mayoritario ámbito secular, es una tendencia que se ha prolongado durante años. De hecho, la mejor pregunta es, ¿por qué ha tardado tanto tiempo la corriente principal de Israel (si aún existe tal cosa) en tomar nota de esos hechos?

Hay varias tendencias detrás de estos problemas, pero podemos hacer una afirmación general: El centro ya no se sostiene, y una de las más volátiles costuras del tejido social es la de género.

Empecemos con los autobuses. A finales de 1990, a petición de algunos haredim, el Ministerio de Transporte creó unas líneas de autobuses que servían en las ciudades y barrios ultra-ortodoxos, y en el que las mujeres que entraban se sentaban en la parte trasera, oficialmente esa era una decisión "voluntaria". A estas líneas se las llamó "Mehadrin" o "embellecidas", el término talmúdico que designa aquellas prácticas religiosas que combinan una piedad especial con un toque estético. Se las consideró legalmente admisibles porque la ley israelí permite cierta discriminación cuando resulta necesario facilitar el acceso de todos a los servicios públicos y no daña el bien común.

Todas las cuestiones fundamentales - ¿realmente eran necesarias esas líneas de autobuses? ¿el bien común?) - quedaron abiertas.

Las líneas de autobuses han crecido hasta un número cercano a las 50 líneas. Su mayor problema era y es la violencia, a veces verbal y física, que regularmente se impone a las mujeres religiosas y laicas que, por cualquier razón, toman estos autobuses y se sientan en la parte delantera. En 2007 una de las víctimas fue Naomi Ragen, una muy conocida novelista ortodoxa que no casualmente nació en los Estados Unidos. Ella llegó hasta los tribunales siendo representada por el Movimiento por la Reforma y el Pluralismo Religioso. Siguiendo las órdenes de la Corte Suprema de Israel que emitió un informe formal, el Ministerio de Transporte concluyó en octubre de 2009 que los autobuses segregados eran ilegales. Posteriormente el Ministro de Transporte trató de distanciarse del informe y durante meses solicitó más tiempo para actuar. Finalmente, la Corte Suprema dictaminó que las líneas segregadas podrían continuar sobre una base totalmente voluntaria, con una clara señalización en ese sentido. Las líneas todavía funcionan, a veces por la fuerza.

Hablemos a continuación de Beit Shemesh. Situada cerca de las ciudades santas de la ultra-ortodoxia, Jerusalén y Bnei Brak, esta ciudad ha atraído a un creciente número de haredim israelíes. Allí se han unido a un sector tradicionalista pero religiosamente moderado de Mizrahim, los cuales llegaron cuando aún era una pobre ciudad en desarrollo, y a ortodoxos modernos americanos, que comenzaron a llegar en la década de 1980. Muchos de los recién llegados son haredim de Mea Shearim, en Jerusalén, el venerable y verdadero núcleo de la ideología haredi, cuna además del fanatismo y de la violencia ocasional ultra-ortodoxa. Las ciudades ultra-ortodoxas han crecido en Israel desde mediados de la década de 1990. Sin embargo, en Beit Shemesh el espacio urbano ultra-ortodoxo linda con poblaciones disidentes de sionistas religiosos y de haredim americanos que están cambiando la ultra-ortodoxia israelí, ambos un anatema para los fanáticos.

El fanatismo religioso tiene una larga historia en Israel. En los años 1920 y 1930, se destrozó nada menos que la efigie del Rav Abraham Isaac Kook, se le denunció como misionero cristiano y se le roció con baldes de agua cuando paseaba por las calles. La violencia retórica es un elemento básico del discurso haredi, de hecho, se ha convertido en una forma de arte. Sin embargo, la creciente violencia contra las mujeres sin duda refleja una sincera convicción (por no hablar de la necesidad de la existencia de enemigos y de la creciente presencia de jóvenes haredim aburridos y no aptos para la vida de yeshiva), todo lo cual nos habla de un aumento de las tensiones internas.

Los haredim de Israel están creciendo demográficamente (algunos predicen que conformarán la mayoría en la década 2030) y ya no son solamente un enclave. A pesar de ser tradicionalistas, han interiorizado las aspiraciones modernas de rehacer la sociedad y las estrategias de movilización ideológica. Lejos de ser monolíticos, tienen su propio kulturkampfen (combate cultural) interno. Los cantantes haredi actúan ante un público mixto. Hay haredim que sirven en unidades militares y con frecuencia se enfrentan al ostracismo dentro de su comunidad. Las mujeres haredi han hecho extraordinarios avances educativos y laborales. La respuesta por parte de algunos ante esto ha sido enviarlas, literalmente, a la parte trasera del autobús, y empujarlas por otra lado fuera de la vista pública.

El Ministerio de Salud controlado por los haredi ha llegado a prohibir la aparición de algunas mujeres en ciertas ceremonias donde precisamente se las iba a honrar. Mujeres miembros de la junta de la comunidad se han visto obligadas a sentarse detrás de las mehitzot (particiones) en las reuniones. Ha habido intentos de imponer horarios diferentes para hombres y mujeres en las oficinas del gobierno. Se elevó una petición a la Corte Supremna para conseguir que los carteles de las candidatas a las campañas electorales aparecieran en los autobuses de Jerusalén. Egged - la empresa de autobuses - y su empresa de publicidad, fueron demandadas la semana pasada por el oneroso depósito de seguridad que solicitaban a cambio, como garantía contra el probable vandalismo que se desataría la aparición del rostro de las candidatas en la publicidad de los autobuses. Otras demandas (incluyendo una co-presentada por este autor) han desafiado las aceras separadas para hombres y mujeres. En las conversaciones y en las web haredi, muchos haredim se oponen a la segregación forzosa y a la violencia que la acompaña. Pero casi no tienen voz colectiva y no tiene el apoyo de los líderes haredi.

Los furores recientes sobre el canto de las mujeres en el Ejército vienen de una dirección diferente, menos evidente. Un número creciente de soldados y oficiales del IDF son los llamados "Hardalim" (Haredi Dati Leumi). A diferencia de los haredim, participan en las fuerzas armadas y están a favor de la idea de un Estado judío, pero rechazan su integración en la cultura occidental. Uno de los elementos de su programa es el pudor sexual, o tsniut, cuyo objetivo es la separación entre hombres y mujeres y la represión de la expresión pública de la sexualidad, pero también se utiliza como delimitador de la identidad nacional y como medio de canalizar cierto romanticismo en lo referente a lo sagrado.

Ambos, los haredim y la contracultura hardalim, tratan de mantener la crucial brecha (para ellos) de la división por género mientras se disuelven las fronteras dentro de la sociedad israelí entre lo religioso público y privado y entre lo religioso y lo mundano. De hecho, la sociedad israelí que los rodea ha sido un factor clave, aunque silente.

En primer lugar, los haredim y hardalim buscan una ideología y una identidad distinta de la sociedad circundante, y en la diferencia de género han encontrado una poderosa fuente de diferenciación. En segundo lugar, sus excesos también forman parte de una reacción ante la sexualidad más bien irresponsable del Israel secular, cuyas normas socio-culturales son más europeas que americanas. En tercer lugar, los políticos laicos y seculares de Israel, en líneas generales y hasta hace bien poco, se han mostrado estruendosamente indiferentes ante los casos de separación por genero en el sector haredí. Las batallas que hasta ahora se han librado contra esta separación por género, y que han tenido como escenario preferente los tribunales y otros lugares, las emprendieron grupos formados básicamente por feministas, judíos de la Reforma y sionistas religiosos moderados. Mientras tanto, estos grupos se han encontrado con la incomprensión de los periodistas, de los políticos y del resto de élites seculares que han contemplado las líneas de autobuses mehadrin como un mero botín político, además de, desde el primer ministro para abajo, enterrar sus cabezas en la arena por el bien de las políticas de coalición.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, cambió todo esto cuando habló de esta situación ante la Brookings Institution. Fue entonces cuando el presidente del Gobierno y la clase política secular entendieron que tenían un grave problema. Sin embargo, no pueden entender que se trata de algo más que un problema de relaciones públicas. Aquí está en juego la constitución del espacio público israelí y de la sociedad civil.

En las primeras décadas de Israel, para bien o para mal, el partido laborista Mapai, el órgano principal del establishment sionista, constituía el cuerpo gobernante del estado y el centro simbólico y cívico-religioso de la sociedad. El Mapai, con todos sus defectos, ofreció una ética de gobierno y una interpretación plausible de la historia y de la identidad judía. Con el comienzo de su eclipse político en la década de 1970, y con su posterior colapso social y cultural en las décadas siguientes, se desencadenó una fragmentación cada vez mayor de la izquierda secular dentro de la sociedad israelí. Una víctima de ello ha sido la idea de un espacio público, cívico, abierto y compartido por igual por todos. Los principales partidos políticos laicos actuales cada vez reivindican menos la representación de la opinión pública mayoritaria y su influencia disminuye manifiestamente. La creación de ciudades totalmente haredi, en gran parte en los territorios, ha erosionado aún más la idea de un espacio cívico neutral.

En este sentido, la protesta pública galvanizada por las noticias acerca de la violencia sufrida por la pequeña Naama Margolese a manos de unos matones ultra-ortodoxos, parece formar parte de la misma dinámica de las protestas económicas del verano pasado. En ambos casos, muchas personas, sobre todo dentro de la clase media de la sociedad israelí, gente que podría optar por vivir en otro lugar, pero que sirve en el ejército, paga sus impuestos y todavía sienten el sionismo en sus huesos, ha comenzado a demostrar que siente que el bien común se ha vendido en pedazos y lo quiere de vuelta.

Los americanos pueden sorprenderse de que tengamos que debatir si las mujeres deben sentarse en la parte trasera de ciertos autobuses. Pero en Israel, este debate no deseado, todavía puede representar una buena cosa. Los defensores de la sociedad civil israelí, religiosos y laicos, deben demostrar que pueden articular su defensa de esa sociedad civil basándose en los principios de sus valores fundamentales y en su concepción de la esfera pública.

En este nuevo mundo en red, tan desmoralizador e inútil resulta seguir pasivamente las modas y gustos que dicta un MacWorld, como intentar retornar a un imaginario e idílico shtetl haredi, que además, tal como lo intentan recrear, nunca existió. Enfrentados a una avalancha de email, imágenes, videos, actualizaciones y tweets, todo lo que puede dar un nuevo formato no sólo a nuestras comunicaciones sino también a nuestros mundos interiores, nosotros – y no sólo los haredim o hardalim - debemos renovar ese indispensable valor judío del tsniut (modestia). Él nos enseña que debemos contener algo de nuestra propia presencia, pero no borrar la de los demás, sino permitirla, a la de él y a la de ella, crecer y florecer.

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¿Conocen la gran noticia del perro disfrazado de oficial del IDF? - Sultan Yéochoua - Israel7



Para Kalman Liebskind, un famoso periodista del suplemento semanal del diario Maariv, el Canal 2 de la televisión israelí ha sobrepasado los límites (¿y cuantas veces van?). Hace unos días, atacó nuevamente a la población de Judea y Samaria pero esta vez sirviéndose de un motivo fabricado en todas sus piezas, y todo ello para sugerir o dar a entender que trataban a los oficiales del ejército "como a perros".

La presentadora del Canal 2 TV, Yonit Levy, calentó primeramente a la audiencia haciendo alusión al affaire del asalto de la base de la división de Efraím: "Las relaciones entre la derecha y el ejército se deterioran. Ya no sólo se trata del ataque a la base de la división de Efraím. Existe una guerra real en Internet". Llamando así la atención del espectador y calentando el ambiente, dio entrada a un "enviado especial" sobre el terreno que presentó un scoop (titular) de talla.

La pantalla, mientras Ohad Hamou - el enviado especial - comenzaba a desvelar el escándalo, mostraba la fotografía de un perro con un uniforme militar y con insignias en el hombro (de oficial) tumbado sobre una camilla. Mientras, el "enviado muy especial" comenzaba a explicar dicha fotografía diciendo que estaba circulando en los foros identificados con la derecha. Y agregaba: "Creo que el mensaje está muy claro", señalaba solemnemente, apresurándose a añadir en tono perentorio que nadie, "nadie", en la derecha, había condenado esta foto. La líder de la oposición, Tzipi Livni, presente en el plato del programa para no perderse una oportunidad de denigrar a la derecha, dijo compartir su condena e indignación.

Sin embargo, los espectadores tal vez no sean tan fáciles de manipular como lo piensan ciertos presentadores de algunos programas llamados de información. Muchos de ellos se han puesto a buscar en Internet y han encontrado la mencionada imagen, pero no en los sitios "identificados claramente con la derecha". Algunos la han encontrado en el "Portal de los jóvenes de Israel", y entre muchos otras fotos que buscan divertir, como un gato fumando o un pez comiendo un plátano. Esta web habla un poco de todo, tiene juegos, música, películas, etcétera. Sin embargo, la investigación también encontró que dicha imagen ya estaba en la red hace tres años, mucho antes de la supuesta escisión entre "la derecha y el ejército", con ocasión de Purim y con la leyenda: "¿De que vas disfrazado?".

Lo que más ha cabreado a Liebeskind es que después de que el montaje quedara al descubierto, el Canal 2 TV debería haber presentado sus más nítidas excusas, dando a entender al menos que lamentaba la tormenta que había desencadenado con sus acusaciones de baja estofa. Pero he aquí el análisis de Liebskind:
Ahora puede verse donde se unen el periodismo político y la mediocridad periodística. Para no hundirse aún más, el diario del Canal 2 TV se vio obligado a dar una explicación al día siguiente: "Queremos aclarar que la mencionada fotografía fue tomada hace ya mucho tiempo y no tiene ninguna relación con la mencionada tensión entre miembros de la derecha y el ejército". Pero añadía la presentadora Yonit Levy: "Pero a pesar de que fue tomada hace ya mucho tiempo, ha sido vuelta a difundir recientemente por Internet". ¿Y entonces? ¿Qué significa el hecho de que haya vuelto a difundirse? ¿Y qué significa ese "queremos aclarar que la mencionada fotografía..."...? ¿Por qué no les resulta posible pedir simplemente disculpas y admitir que todo el programa fue un falso montaje?
El siguiente scoop del Canal 2 TV sobre la población de Judea y Samaria no debería sorprender a nadie. La cantidad de montajes e invenciones que propaga (y hay que admitir que no es el único) es simplemente insoportable.
Israel7

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Monday, January 23, 2012

Punto final. Antijudaísmo cristiano, el cuento de nunca acabar - Fernando Bermejo


La crucifixión blanca de Chagall, un judío en la cruz

Dado que las cuestiones planteadas en mi post de la semana pasada [N.P.: que adjunto a continuación] han generado numerosos comentarios de todo signo y condición, escribo hoy para aclarar algunos extremos y dejar aún más claro lo que pienso al respecto.

1.- En mi post anterior, señalé que – como han argumentado detenidamente muchos respetados autores a los que sería paranoide (por no decir, simplemente: idiota) acusar de paranoicos – el antijudaísmo forma parte del núcleo duro del pensamiento cristiano. Comencé haciendo referencia a varios autores y autoras bien conocidos en la investigación sobre este tema, y como obra muy reciente cité un libro de Amy-Jill Levine (una estudiosa bien conocida en la investigación sobre Jesús, y que es la única mujer judía que forma parte del consejo de redacción del Journal for the Study of the Historical Jesus, integrado mayoritariamente por varones cristianos), evidentemente no como argumento de autoridad, sino precisamente porque esta autora es una de las que ha reflexionado sobre el instructivo hecho de que se puede ser un cristiano inteligente, bienintencionado e incluso progresista, y al mismo tiempo tener sin embargo instalado en lo más profundo tics antijudíos, que se manifiestan aun inconscientemente. Dado que yo he escrito un simple post (no un artículo o un libro), resulta poco razonable (como hace algún lector) pedir que yo reproduzca los ejemplos que pone esta autora. Quien esté interesado, tiene una amplia bibliografía disponible.

2.- La idea de que se puede ser un cristiano inteligente y bienintencionado (e incluso progresista) y al mismo tiempo tener sin embargo instalado en lo más profundo tics antijudíos resulta contraintuitiva (uno esperaría que el cristiano inteligente y bienintencionado – como en general las personas inteligentes y bienintencionadas – haya superado totalmente tales prejuicios), pero lo contraintuitivo no es, ni mucho menos, siempre falso (no es necesario llegar a niveles subatómicos y hablar de física cuántica para advertirlo). Y es precisamente porque esta idea refleja un hecho incontrovertible por lo que me parece interesante reflexionar sobre ella en compañía de nuestros lectores. Que muchos cristianos pretendan negar a toda costa esta verdad es muy comprensible (es ciertamente una verdad difícil de digerir), y ya solo esto permite comprender el escasamente caritativo tono de los comentarios de algunos lectores.

3.- No estará de más decir explícitamente que, aunque el antijudaísmo forma parte del núcleo del pensamiento cristiano, y aunque por tanto los tics antijudíos aparecen por doquier en la exégesis y la teología cristianas, hay cristianos capaces (tras un arduo trabajo intelectual y emocional) de deshacerse de algún modo de aquél. De hecho, personas como G. F. Moore o Charlotte Klein fueron cristianos (esta última nació judía). Pasa con esto lo mismo que con la figura histórica de Jesús: al igual que los estudiosos cristianos que son capaces de distinguir nítidamente entre historia y teología son una muy exigua minoría (pero existen), los cristianos que son capaces de superar su antijudaísmo son una muy exigua minoría (pero existen). Omnia praeclara rara.

4.- Como ejemplo del alcance del tic antijudío en personas a las que nadie acusará (tampoco, nótese bien, el autor de estas líneas) de cabal antijudaísmo puse el ejemplo de una afirmación reciente de un teólogo español, que repito aquí:
Los mismos procedimientos y calumnias con que hace dos mil años otros amargaron la vida a Jesús de Nazaret... hasta asesinarlo
Queda perfectamente claro que, aunque aquí no se nombre a los judíos, son los judíos los referidos. No es solo que – a pesar de lo que intenta argumentar un lector - no parece poder decirse que los romanos calumniaran a Jesús, sino que la continuidad expresada en la frase – procedimientos y calumnias... hasta asesinarlo – no puede evidentemente referirse a las autoridades romanas, las cuales (que sepamos) tuvieron contacto directo con Jesús solo al final de la vida de este. El texto se refiere obviamente a judíos, y afirma que estos asesinaron a Jesús. Y esto reproduce la fabulación, contenida en los Evangelios canónicos (y tras ellos en innumerables obras cristianas) acerca de los adversarios (judíos) de Jesús empeñados en eliminar a este desde el principio, hasta que al final lo consiguen. La frase del teólogo delata, por tanto, quiérase o no, un tic antijudío.

5.- A diferencia de lo que dice un lector, yo no “juzgo” al teólogo en cuestión. Me limito a poner nombre a lo que hace. Dar a entender que los judíos asesinaron a Jesús es reproducir una aberración histórica con gravísimas consecuencias morales, aunque se haga de paso y sin mencionar a los judíos. Me limito a poner otro ejemplo de cómo una persona que seguramente no cree ser (y sin duda no puede ser calificada de) “antijudía” puede decir cosas que delatan, en el fondo, profundos prejuicios antijudíos. Y puede hacerlo porque el mito cristiano fundamental, que este teólogo comparte, es intrínsecamente antijudío (v. infra). El simple interés del caso es que hablamos de un teólogo progresista en la España contemporánea, no de un teólogo nazi ni de un discípulo de Bultmann en la Alemania de la posguerra, algo que nos quedaría un poco más lejos.

6.- Tienen evidentemente toda la razón los lectores que afirman que los judíos son como los demás humanos y se les puede criticar. Gran verdad, a fe mía, pero yo jamás niego perogrulladas. Y podría ser que algunas autoridades judías hubieran tenido una cierta participación en el arresto de Jesús, y afirmar esto no implicaría antijudaísmo. Cierto, pero yo no he afirmado lo contrario. Así pues, las proclamas de algunos lectores sobre que no resulta antijudío postular que pudo haber una participación judía en el destino de Jesús no tocan en lo más mínimo a mi argumento ni constituyen un argumento contra mí (véase lo que sigue).

7.- El antijudaísmo se evidencia no en la aceptación de algún tipo de participación judía en la muerte de Jesús – y por ello ni Ed Sanders ni B. Ehrman necesitan padecer de antijudaísmo –, sino en postular (por prejuicios teológicos) determinados modos de participación para los cuales no hay fundamento histórico. Por ejemplo, existe una diferencia muy sustancial entre afirmar que las autoridades judías, tras una acalorada discusión y como mal menor, decidieran parar los pies a un Jesús políticamente peligroso colaborando en su arresto para evitar el probable derramamiento de mucha sangre inocente (como puede deducirse de una lectura crítica del Cuarto Evangelio: Juan 11, 47-50) y afirmar que esas autoridades judías, por odio o envidia, utilizaron “procedimientos” (torticeros) y “calumnias” para “amargar la vida” a Jesús hasta “asesinarlo”. La diferencia entre ambas ideas es abismal, y espero que todo lector sea capaz de verla (pues quien no la viera, francamente padecería de un gravísimo problema de percepción). La primera no implica antijudaísmo, la segunda sí.

8.- Y aquí se halla el problema (o uno de ellos): que la suma de calumnias e interpretación in pessimam partem que sobre las autoridades judías nos regalan a menudo los Evangelios es aceptada como fiable (¡cómo no, si son considerados Sagrada Escritura!) en el mundo cristiano, comenzando por el mundo de la exégesis y la teología. Así, la muerte de Jesús (el gran Jesús, el paradigma de todas las virtudes, el individuo único al que se adora) se explica por el odio y la envidia que por él sentían muchos de sus correligionarios, espiritualmente muy inferiores y que no eran capaces de soportar su maravillosa superioridad espiritual.

Este cuento cristiano es al mismo tiempo un cuento chino, no porque los correligionarios de Jesús fueran tipos maravillosos (los jerarcas religiosos judíos no fueron seguramente mejores, moralmente hablando, que los jerarcas cristianos – entre los cuales hay gente muy noble y decente, pero también una gran cantidad de cínicos y miserables –), sino por dos razones que tienen todos los visos de ser históricamente fiables:
1ª) Jesús de Nazaret fue crucificado, es decir, ejecutado con una pena romana según el derecho romano 
2ª) los propios Evangelios ofrecen información abundante que apunta a que los romanos tuvieron razones suficientes para crucificar a Jesús (sin necesidad alguna de ser instigados a ello por judíos; v. infra).
9.- Presupongo en todos nuestros lectores la capacidad de (a) distinguir entre asesinato y ejecución; (b) entender que en muchos casos no existe distinción real entre ambas, pues muy a menudo, en el mundo humano, la ejecución es un asesinato encubierto. Confío en que los lectores presupongan que también yo tengo esta doble capacidad (aunque algún amable lector parece sugerir lo contrario). Por tanto, debo de tener alguna razón para haber observado que las autoridades romanas responsables de la muerte de Jesús habrían considerado la crucifixión como una ejecución (legítima), no como un asesinato (arbitrario): “el poder romano habría dicho que fue ejecutado por un crimen de lesa majestad”. Pues bien, establecer una distinción en el caso de Jesús de Nazaret entre asesinato y ejecución, presupone una visión determinada de cuáles fueron con mayor probabilidad las razones de la crucifixión de este personaje. Esta visión no puede ser explicada en dos líneas, aunque hace tiempo dediqué (también mi colega A. Piñero) algunos posts a esta cuestión. En apretada síntesis, digamos que existe un buen número de detalles en los propios Evangelios que explican suficientemente por qué Jesús fue crucificado por los romanos: la acusación contenida en Lucas 23, 2 respecto a la prohibición de Jesús de dar tributo al César (en conexión con una lectura crítica de Marcos 12,13-17); la exigencia de Jesús a sus discípulos para la adquisición de espadas en Lucas 22,36-38; la presencia de armas en el grupo de los discípulos y la resistencia armada en el arresto; la violencia implicada en el episodio del Templo; la conexión establecida en Juan 11,47-50 entre la creencia en (el mensaje de) Jesús y una intervención romana; el juicio por Pilato; el titulus crucis (pretensión de ser “rey de los judíos”); la noticia evangélica sobre una (probablemente muy reciente) sedición en Jerusalén; la crucifixión de Jesús entre “lestai”, etcétera.

10.- Aunque la aplastante mayoría de exegetas y teólogos cristianos (por no hablar de los cristianos en general) pasan de puntillas por estos datos evangélicos, intentan negar su validez u ofrecen de ellos interpretaciones rocambolescas o forzadas, la convergencia de todos esos indicios apunta en el sentido de que Jesús de Nazaret, aun sin ser un zelota, no fue ajeno a la resistencia política contra Roma. Esto explica del modo más sencillo y natural que Jesús fuera crucificado, es decir, ejecutado por un delito de lesa majestad. Por tanto, al escribir que Jesús de Nazaret no fue asesinado por los judíos, sino ejecutado por los romanos, estoy afirmando que la reconstrucción histórica más probable de los acontecimientos permite concluir que Jesús – a diferencia de muchas víctimas totalmente inocentes que en el mundo han sido, son y serán – parece haber sido objetivamente concausa de su propia muerte (aunque a mí personalmente - ¿hace falta decirlo? – toda ejecución me repugna). Y que su muerte puede explicarse sin necesidad alguna de postular un sórdido complot por malévolos judíos de nariz ganchuda y torva mirada, que conspiraron contra él para asesinarlo, movidos por el odio, la envidia y la mala baba.

11.- El problema, por supuesto, es que la admisión cabal de esta explicación de la muerte de
Jesús hace que el mito cristiano central se derrumbe hecho añicos. Se derrumba la fantasía del “Jesús víctima pacífica e inocentísima”, se derrumba la fantasía de los “romanos benévolos o al menos engañados”, se derrumba la fantasía de las “autoridades judías malas malísimas que odiaban a Jesús porque lo sentían como infinitamente superior moral y espiritualmente a ellos”, se derrumba, en definitiva, el mito evangélico central.

Dado que es de prever que los cristianos, y en primer lugar los intelectuales cristianos, harán todo cuanto esté en su mano para no reconocer que el mito cristiano central no parece merecer el menor crédito, puede entenderse que para apuntalar tales resistencias prefieran seguir ateniéndose a lo esencial del relato contenido en los Evangelios canónicos (que para eso son sus Sagradas Escrituras), aunque no pocos elementos de ese relato sean no solo históricamente inverosímiles sino también moralmente deletéreos. Así se explica que personas que jamás admitirán conscientemente ser antijudías – y de las que ciertamente no se puede decir que defiendan una concepción cabalmente antijudía – puedan seguir padeciendo toda su vida inconscientes tics antijudíos.


Antijudaísmo y hardware cristiano - Fernando Bermejo

A lo largo del siglo XX, diversos estudiosos (George Foot Moore, Samuel Sandmel, Charlotte
Klein o Ed Sanders, entre otros) denunciaron repetidamente – a veces, expresando comprensible hartazgo – la existencia de prejuicios antijudíos en la exégesis y la teología cristianas (incluyendo a los autores más representativos de estas), y la caricaturización del judaísmo concomitante.

En 2006, la estudiosa judía Amy-Jill Levine, en su libro The Misunderstood Jew (El judío malentendido) mostró cómo en las últimas décadas, exegetas y teólogos cristianos siguen caricaturizando el judaísmo de tiempos de Jesús (una magnitud, añadamos, en buena parte desconocida). Levine no se refiere a fundamentalistas ignorantes y cerriles o a teólogos dogmáticos ultramontanos, sino que pone ejemplos de retórica antijudía extraídos de las obras de gente considerada tan progresista como los teólogos de la liberación Gustavo Gutiérrez o Leonardo Boff, o de teólogas cristianas feministas.

Como afirma Levine, “el mal de la interpretación antijudía bíblica y teológica es tan pernicioso, tan omnipresente, que afecta incluso a aquellos que buscan su erradicación [:] el antijudaísmo es promovido incluso por las mejores instituciones, los teólogos más progresistas y los más sensibles de entre quienes trabajan por la justicia y la paz”. En una palabra, estamos hablando de un aspecto que forma parte del hardware cristiano.

Hace algunas semanas, un conocido teólogo de nuestro país, con fama (según creo) de progresista – y cuyo nombre, dado que no voy a hacer un elogio ni una crítica individualizada, prefiero omitir –, dejaba constancia en una entrevista reflejada en las páginas de Religión Digital de las disputas entre cristianos católicos en la España contemporánea. El párrafo, refiriéndose a católicos conservadores que critican a otros, terminaba de esta guisa (literal):
En el fondo, reproducen hoy los mismos procedimientos y calumnias con que hace dos mil años otros amargaron la vida a Jesús de Nazaret... hasta asesinarlo
Dado que las fuentes disponibles no nos dicen que los romanos “amargaran la vida” a Jesús de Nazaret (excepto, claro, en sus últimos momentos) y dado que no dice que lo calumniaran, pero dado que sí dicen que esto lo hicieron algunos de sus correligionarios, si la transcripción de la entrevista está bien hecha, nuestro teólogo parece estar efectuando una comparación de algunos cristianos contemporáneos con los adversarios judíos de Jesús. O sea, el teólogo en cuestión está afirmando que Jesús no solo fue “asesinado” (aunque el poder romano habría dicho que fue ejecutado por un crimen de lesa majestad: que si la pretensión de ser rey de los judíos, que si una intervención violenta en el Templo de Jerusalén en plena Pascua, que si las armas del grupo: ya saben), sino que fue asesinado por sus adversarios judíos.

Ciertamente, se dirá, esto es lo que se espera que diga un teólogo cristiano – tanto más si es un eclesiástico –, pues no en vano los cristianos llevan un par de milenios distorsionando la historia de este triste modo. Y, en efecto, esto es lo que uno espera de un teólogo, por muy progresista que se declare (o los demás le declaren): que reproduzca los mitos fundamentales derivados de las Escrituras que juzga sagradas y que sostienen su visión del mundo, y la de aquellos que lo leen. Al mismo tiempo, sin embargo, es la propia intelligentsia cristiana la que no deja de presumir de haber sido alcanzada de lleno por la Ilustración, de saber qué es eso de la crítica histórica y las Tendenzen, y de haber dejado atrás los más burdos prejuicios antijudíos.

El aserto del teólogo es tanto más elocuente, cuanto que no está escribiendo sobre el judaísmo explícitamente, y por tanto lo que sale de su boca es sin duda lo que realmente piensa (y lo que sabe que los suyos comparten con él) en el fondo de su corazón y de su cabeza. Tal vez el teólogo no quisiera decir lo que dijo, pero el caso es que es eso exactamente lo que dijo, perpetuando de este modo una de las distorsiones más repulsivas, aberrantes y deletéreas que debemos a la concepción cristiana del mundo, y que ha sembrado en este (y seguirá sembrando) inacabables males. Este es solo un ejemplo – entre los miles que podrían mencionarse - del antijudaísmo que forma parte del hardware cristiano, que sigue operativo hoy en día y que seguirá siéndolo, tal vez, durante siglos. Pero si esto lo hace un teólogo cultivado, que sin duda lee muchos libros, y al que hay que suponer una cierta inteligencia e incluso tal vez una cierta sensibilidad moral (digo “tal vez”, porque lamentablemente ambos valores no siempre van parejos), uno puede deducir fácilmente qué (no) harán los demás.

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Más problemas con la izquierda (El tratamiento de Israel por parte de la izquierda - Seth Mandel – Commentary)



Leon Wieseltier ha destrozado totalmente la espantosa reseña de Patricia Storace en el Nueva York Review of Books (NYRB) de la más reciente novela de David Grossman. Storace no se limita a realizar una translación equivocada, sino que mal interpreta la historia y los hechos. Wieseltier ya se esperaba algo semejante tratándose del NYRB: una reseña simplemente malintencionada. Pero lo que encontró mas increíble fue la ignorancia adicional. (También resulta sorprendente que el NYRB pueda elegir a David Grossman de entre todos como el racista que trata de encubrir la historia de Israel).

Pero Wieseltier llega al quid de la tensión cuando se refiere al remanente de izquierdistas pro-Israel, y cómo el discurso se ha vuelto contra Israel de una manera mucho más nítida y más personal dentro de la élite cultural liberal:
Lo que realmente molesta a Storace de la novela de Grossman es que sea tan condenadamente israelí, y que su atención se desvíe de los palestinos, que son, por supuesto, todo lo que ella necesita saber acerca de Israel. Su reseña intolerante es otro ejemplo más de esta nueva crueldad vehiculada contra Israel (por dicha élite cultural progresista). Todo un país y un pueblo han sido expulsados del reino de la simpatía imaginativa. Siempre he creído que los asentamientos son una locura, y que la noción de Benjamin Netanyahu como un pacificador frustrado me parece risible, pero no me parece más risible que la noción de un Mahmoud Abbas como un pacificador frustrado. No hay héroes en esta paz ausente. Pero hay veneno en el aire.
Una de las disculpas del antisemitismo, que ha aparecido dentro del movimiento Occupy Wall Street (OWS), es que es marginal y ciertamente no está aprobado por la "corriente principal", aunque en parte del movimiento se de. Eso está bien hasta donde llegue, pero a lo que la gente debería prestar más atención no es a la oposición política a Israel de parte de la izquierda, tan de moda en estos días, sino más bien la oposición cultural a Israel. Por ejemplo, uno de los muchos intercambios de correo electrónico filtrados entre los organizadores de Occupy Wall Street y los participantes que señalan como Israel es considerado de una manera muy particular y exclusiva y como eso es algo que todavía no se pone de manifiesto.

La conversación fue acerca de un representante del reciente movimiento de protesta de las tiendas en Israel, el "14-J", que fue a hablar en una reunión de los Occupy Wall Street. Esto que debería haber sido una especie de shidduch (compromiso) entre progresistas, resultó ser algo molesto en gran medida para los ocupantes. Así es como uno de ellos, llamado Andy Pollack, lo puso de manifiesto en un e-mail que fue publicado por Andrew Breitbart:
Me sorprendí al escuchar que el primer orador después de la introducción sería un militante israelí del movimiento de protesta de las “tiendas de campaña", ese movimiento racista que estaba luchando por unos alquileres y unas hipotecas más baratas para unas viviendas ubicadas en territorio robado. La OWS ha respondido a las críticas sobre una falta de liderazgo y de participación, y al tratamiento de las cuestiones por y en relación con la gente de color, fomentando el debate y reestructurándolo. Por el contrario, así respondió el "racista movimiento de protesta de las tiendas de campaña" a unos desafíos equivalentes representados en su caso por los palestinos, diciéndoles: "¡Callaos, dejadnos en paz, no dividáis al movimiento!".

Esperé a oír lo que ese portavoz (un tal Esdras) tenía que decir, y era tan malo como me temía. Se trataba de cuestiones técnicas de difusión del movimiento y de democracia, y ni una palabra acerca de los palestinos o de su inclusión en sus reclamaciones.

Cuando terminó, pedí la palabra (a pesar de que no había habido prevista ninguna discusión para este orden del día) e mencioné algunos de los puntos anteriores. Casi tan pronto como comencé a hablar empezaron murmullos de desacuerdo y llamamientos de que "este no es el momento" y menciones en un abrir y cerrar de ojos a que se prosiguiera con el orden del día. Uno de los responsables pidió al orador que respondiera rápidamente, y éste dijo: "Es una cuestión de alcance. Respecto a los palestinos de Israel estaban recelosos de unirse al movimiento. Vas a tener que hacer lo mismo en El Bronx. La cuestión de los palestinos en el movimiento (de las tiendas de campaña) no debe repercutir aquí".

Pues claro que sí, señor sionista, también repercute aquí. Hay una gran comunidad de palestinos exiliados en los EEUU y Nueva York es uno de sus principales componentes. Ellos quieren sus tierras, quieren sus casas y quieren el derecho al retorno. Ellos no tienen ningún interés en un movimiento que trata de regatear el precio del alquiler pagado por unos judíos sobre unas propiedades robadas por los judíos. Ni siquiera pueden volver a visitar sus hogares debido a las leyes de exclusión aprobadas por el estado racista.
En esto se ha convertido la oposición de la izquierda a Israel: ni siquiera se puede hablar con la izquierda de Israel, aunque sean israelíes como David Grossman o los manifestantes del 14-J, a menos que comiencen por admitir que todo el estado de Israel es territorio ocupado y que Israel no tiene derecho a existir tal como es o como estado judío.

Hay algo curioso y admirable en (casi) todos los judíos izquierdistas pro-israelíes. No se trata de que haya una contradicción inherente, se puede ser a la vez liberal (progresista o de izquierdas traducido a Europa) y pro-Israel, sin lugar a dudas. Es que comienzan a ser tan visceralmente poco estimados por sus compañeros ideológicos occidentales, que personas como Wieseltier y Grossman comienzan a ser desesperada y depravadamente despojados de sus identidades (progresistas) por negarse obstinadamente a renunciar a ser ellos mismos.

Por supuesto que me preocupa ver despotricar a los manifestantes del OWS contra los "banqueros judíos", pero no es menos problemático ver a los manifestantes, supuestamente razonables y de la corriente principal de la izquierda, insistir en que los judíos reflexionen sobre su apoyo no sólo al Israel actual, sino sobre la propia existencia de Israel, para que así puedan abrírseles las puertas de su club particular en un "99%". Esta extravagante falsificación cultural es el verdadero escándalo del progresismo y de la izquierda actual, y hacía allí aún se dirige la mayoría sin poner pegas.

PD. ¿Abrirán los ojos en la izquierda israelí (al menos la "nacional") o eligirán lo más cómodo, el asimilacionismo, seguir la corriente principal?

Commentary

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Sunday, January 22, 2012

El antijudaísmo cristiano, o la realidad inexistente - Fernando Bermejo



El año pasado, una colega y amiga que trabaja en el ZfA (el Centro para la investigación del antisemitismo, de la Technische Universität de Berlín) me remitió copia de un trabajo en curso, que contiene diversos datos sobre la historia del antijudaísmo sumamente interesantes. Recupero uno de ellos, pues creo que puede ser muy revelador para que nuestros lectores más reflexivos comprendan mejor algunas reacciones suscitadas por algunos textos de este blogger.

A principios de los años 50 del s. XX, mucho antes de que se hubieran publicado obras sobre la responsabilidad de los ciudadanos corrientes en el Tercer Reich tan relevantes como la de Christopher Browning (Ordinary Men. Reserve Police Battalion 101 and the Final Solution in Poland), un grupo de psicólogos alemanes llevó a cabo un estudio relativo a los prejuicios de la sociedad germana y al grado de complicidad que esta tuvo con el antijudaísmo y el antisemitismo de entonces.

Uno de los experimentos consistió en lo siguiente. Se seleccionaron varias afirmaciones acerca del judaísmo que se encontraban expuestas en términos virtualmente idénticos tanto en los discursos de gerifaltes y publicaciones nazis (alguna, procedente incluso de Der Stürmer) como en obras y homilías de pastores y teólogos cristianos de los años 30 y 40. Las frases versaban sobre la inferioridad espiritual y moral del judaísmo, la responsabilidad de los judíos en la muerte de Jesús, la necesidad de superar el judaísmo o la superación (“Aufhebung”) del judaísmo por Jesús y el cristianismo.

Las frases eran leídas por los entrevistados, quienes – aunque podían comentar y matizar su respuesta aparte – debían ofrecer una respuesta clara (“” o “No”) a la pregunta “¿Calificaría Vd. esta afirmación como un ejemplo de Judenhass ('odio a los judíos', 'antijudaísmo')?

En una de las pruebas, las frases eran mostradas a los entrevistados como formando parte de un documento gráfico plagado de simbología del NSDAP: fotos de Goebbels, Hitler o Julius Streicher, portadas de Der Stürmer, uniformes de las SA, esvásticas, etc. En otra – realizada con algunos días o semanas de diferencia –, las frases formaban parte de un contexto visual religioso: cruces, fotos de iglesias y eclesiásticos en sus púlpitos, y expresiones típicamente cristianas. No variaba el contexto argumentativo, sino únicamente el contexto simbólico.

Pues bien, los resultados del estudio son en extremo elocuentes. Mientras que en el caso del contexto nazi la respuesta a la pregunta “¿Calificaría Vd. esta afirmación como un ejemplo de Judenhass?” fue un en un 94% de los casos, cuando la misma afirmación era situada en un contexto cristiano la respuesta fue un NO en un 81%.

La lógica de esta paradoja es fácilmente comprensible, pero por si acaso no estará de más explicitarla. Los sujetos del estudio ya no se identificaban mayoritariamente con el partido nazi – con lo cual podían ser más objetivos a la hora de juzgar sus características negativas –, pero en su mayor parte seguían identificándose con su religión, sus pastores y teólogos. La identificación ideológica y emocional con sus Iglesias impedía a la mayor parte de encuestados mantener la imparcialidad necesaria para juzgar como antijudío precisamente lo que ellos mismos habían considerado antijudío en otro contexto.

Tal como lo expresó lapidariamente uno de los investigadores: “El prejuicio propio niega la existencia del prejuicio ajeno, tanto más comprensiblemente cuanto que ambos son exactamente el mismo”.

Quien tenga oídos para oír, que oiga.

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Saturday, January 21, 2012

El espíritu de Jesús, o los pobrecitos judíos - Fernando Bermejo


Que mejor para ilustrar este post que un "Jesús ario" y kitsch.

En un divertido post de Fernando Bermejo de hace unos pocos días  (la verdad es que había desatendido durante meses el blog donde escribe):

Jesús apareció en Galilea cuando el pueblo judío vivía una profunda crisis religiosa. Llevaban mucho tiempo sintiendo la lejanía de Dios. Los cielos estaban "cerrados". Una especie de muro invisible parecía impedir la comunicación de Dios con su pueblo. Nadie era capaz de escuchar su voz. Ya no había profetas. Nadie hablaba impulsado por su Espíritu. Lo más duro era esa sensación de que Dios los había olvidado [...] Los primeros que escucharon el evangelio de Marcos tuvieron que quedar sorprendidos. Según su relato, al salir de las aguas del Jordán, después de ser bautizado, Jesús «vio rasgarse el cielo» y experimentó que «el Espíritu de Dios bajaba sobre él». Por fin era posible el encuentro con Dios”. (negritas originales)

Paráfrasis (cuasitargúmica [N.P.: e irónica del párrafo previo]):

Allá por el siglo I (de hecho, desde hacía ya mucho, mucho tiempo), los judíos eran un pueblo sumamente desgraciado. No sabían qué era realmente la fe o el amor, no tenían ni la más remota idea de lo que significaban la esperanza o la alegría. Conceptos como “interioridad”, “autenticidad”, “bondad”, “libertad”, eran desconocidos para ellos, y las experiencias de tales realidades no digamos. ¡Ay, qué páramo tan desolado, qué desierto! Esos zarrapastrosos judíos vivían en un estado de perpetua desesperación y congoja, padeciendo todos ellos el más espantoso raquitismo espiritual y moral. Rezaban, pero siempre tristísimos, sintiendo que era inútil. Acudían al templo (los templos: también el de Elefantina), pero por rutina u obligación, y siempre acongojados. Frecuentaban las sinagogas, pero la pesadumbre y el abatimiento les atenazaban. Es que les reconcomía el desaliento, vamos. En realidad, la vida espiritual (es un decir) de aquellos pobres diablos carecía totalmente de sentido. La más completa desesperación empapaba hasta el último rincón de la vida de Palestina (y de la diáspora). Si conserváramos retratos de esos tarados, serían copias de “El grito” de Munch. Claro que milagrosamente, con Jesús –que era judío, sí, pero un judío tan raro y especial que superó el judaísmo (bueno, el judaísmo y lo que se le pusiera por delante)– todo cambió: por primera vez (el cur tam sero ya pasó de moda), la religiosidad esclerotizada y muerta revivió y todo fue, para decirlo en una sola palabra, superguay. Jesús inauguró la autopista hacia el cielo y creó el espacio wi-fi para chatear con Dios.

Breve comentario:

Algún lector ingenuo podría pensar que las palabras del texto entrecomillado que sirve de obertura a este post han sido extraídas de algún polvoriento, rancio y obsoleto tratado sobre el judaísmo escrito a principios del siglo XIX (o del XVI), o tal vez de la obra de alguno de los no pocos exegetas y teólogos centroeuropeos que abrazaron de modo entusiasta el nazismo, y que –como los exegetas y teólogos en las décadas siguientes– siguieron utilizando la categoría de Spätjudentum (“judaísmo tardío”) como fácil sparring para el incesante enaltecimiento de la identidad cristiana. O que quizás proviene de la caricatura reiterada por algún charlatán sin la menor formación ni sentido crítico, de los muchos que pueblan los púlpitos y las calles del mundo. En realidad, esas palabras las ha escrito hace unos días un blogger de Religión Digital [N.P.: y para que algunos comprueben que no soy acrítico con los que comparten mi nombre], sacerdote y escritor, un intelectual cristiano considerado experto en Jesús y su mundo, cuyo nombre prefiero omitir. Al fin y al cabo, las cosas que escribe las han dicho y escrito antes miles como él, las dicen y escriben hoy en día miles como él y las escribirán y dirán miles como él en el futuro. Miles y miles.

- Observación inútil 1:

Más allá del hecho evidente de que la realidad humana es crisis permanente, la idea de que el judaísmo vivía una profunda crisis religiosa en tiempos de Jesús porque los pobrecitos judíos sentían la lejanía de Dios –idea típica de la más rancia exégesis cristiana durante siglos (pero que uno, ingenuamente, creía habría pasado a mejor vida en las mentes de individuos mínimamente reflexivos)– no resiste el menor escrutinio crítico. El sentido común, el conocimiento más elemental del fenómeno religioso y desde luego el conocimiento del judaísmo en el período helenístico (el tiempo de Hillel, Hanina ben-Dosa, Honi el trazador de círculos, el Maestro de Justicia, el autor del libro de Jonás, Juan el Bautista, de ciertos legistas que resumían la Ley exactamente igual que Jesús, etc., etc., etc.) muestra no solo su carácter falso sino también ridículo. En realidad, no tiene el rango de idea: no es más que una solemne majadería.

- Observación inútil 2:

La solemne majadería de que el judaísmo vivía una profunda crisis religiosa hasta que llegó Jesús de Nazaret solo puede ser mantenida en virtud, bien de una crasa ignorancia, bien de la asunción de una caricatura de la religión judía generada por sentimientos antijudíos hondamente arraigados secularmente en la exégesis y la teología cristianas, bien de una combinación de ambas. Como es difícil admitir en el blogger tan supina ignorancia, se impone la segunda explicación. Un nuevo tic antijudío (desde hoy dejo de señalarlos, porque para qué).

- Observación inútil 3:

La mera observación de las majaderías que se encuentran por doquier en el discurso de aquellos a quienes cabría suponer una mínima formación tanto de su inteligencia como de su sensibilidad demuestra que todo el esfuerzo crítico de siglos, la acribia filológica, el pausado análisis de las fuentes, el estudio riguroso de la historia, el desenmascaramiento de los prejuicios ideológicos, el afán por aquilatar el juicio de modo cada vez más preciso y la búsqueda de imparcialidad son tareas absoluta y totalmente inútiles cuando se dan de bruces contra los inveterados prejuicios y las pulsiones verborreicas de los predicadores-escritores. Lo cual es, desde un punto de vista, profundamente trágico; pero, desde otro, no menos profundamente cómico.

- Observación inútil 4:

En un mundo en que la razón y el amor por la verdad tuvieran más fuerza que la necesidad del autoengaño y la autocomplacencia a toda costa, a quienes escribieran en serio cosas a la vez tan manifiestamente falsas y denigratorias se les proveería gratuitamente de un pico y una pala, y se les obligaría (eso sí, con extrema amabilidad y caritativa dulzura) a picar piedra en una cantera durante un período no inferior a seis meses, antes de volver a permitirles coger un bolígrafo, una máquina de escribir o un ordenador.

PD. Por cierto, saben cual es el título del último post de este blogger que con tanta suficiencia habla de esos pobrecitos judíos tan alejados de Dios... - aunque no se lo crean, era de esperar -: "Otro mundo es posible".

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William de Newburgh y el ataque a los judíos de York en 1190 - Anna Sapir Abulafia





- El contexto histórico de la fuente

Cuando los historiadores analizamos cualquier episodio de violencia anti-judía tenemos que preguntarnos por qué se produjo ese ataque en particular en un momento determinado. ¿Qué sucedió para que los autores percibieran a los judíos como un grupo amenazador en lugar de unas personas que vivían entre ellos? ¿Quién instigó los atentados y por qué? ¿Fueron los ataques una expresión de la animosidad popular anti-judía o se produjeron como consecuencia de una animadversión orquestada desde las alturas? Las respuestas a preguntas como éstas sólo se pueden obtener a través de un examen cuidadoso de la información disponible de los hechos dentro de su entorno histórico, lo que incluye los lenguajes culturales y religiosos de la época.

La comunidad judía medieval inglesa se caracterizó por una serie de notables características. En primer lugar, existe una delimitación clara de su comienzo y finalización: 1066, cuando los judíos llegaron a instancias de William el Conquistador, y 1290, cuando fueron expulsados por Edward I. En segundo lugar, el control real sobre los judíos fue más fuerte en Inglaterra que en cualquier otro lugar de la cristiandad latina. En tercer lugar, este control produjo unos registros especialmente ricos en información sobre las actividades financieras judías en la Inglaterra medieval. Un departamento especial real, el “Exchequer (similar al actual ministro de Hacienda) de los judíos”, se instituyó para cuidar de los asuntos financieros judíos. El inconveniente de esta gran cantidad de material es que el aspecto financiero de la experiencia judía en la Inglaterra medieval a menudo se sobredimensiona, a expensas de cualquier otro aspecto. Sin embargo, a pesar de que abundan las pruebas documentales a nuestra disposición, sigue siendo de vital importancia valernos de cualquier otro material existente, en latín y/o hebreo, que nos pueda ayudar a conformar una visión más completa de dicha experiencia judía.

Como Stacey y otros ya han descrito, los judíos, en su mayoría, eran dependientes del favor real desde el inicio de su presencia en Inglaterra. Beneficiándose del estímulo real, pronto fueron capaces de establecerse como comerciantes de éxito y como cambistas en Londres y en un creciente número de ciudades con castillos normandos, o en la vecindad de las ferias más rentables. Hacia 1159, los judíos se habían establecido en Bungay, Cambridge, Gloucester, Lincoln, Norwich, Northampton, Oxford, Thetford, Winchester, y Worcester. Fue a través de las diversas regulaciones en tiempos de Henry II, que se convirtió en especialmente lucrativo para algunos especializarse en el préstamo de dinero. Aunque algunos miembros de la comunidad judía, como Aarón de Lincoln, tuvieron un éxito notable, es importante recordar que la riqueza de Aarón fue una excepción y no la norma dentro de las comunidades judías medievales de Inglaterra. De hecho, para una correcta comprensión de la posición de los judíos en la Inglaterra medieval, es mucho más importante centrarse en las mortificaciones que sufrieron las propiedades del mencionado Aaron en 1186 a manos de Henry II, que parecía hipnotizado por la fenomenal riqueza que Aaron acumuló en vida. No sólo los orígenes del “Exchequer de los judíos” se encuentran entre los procedimientos puestos en marcha para cobrar las deudas de Aarón de Lincoln, tras quedarse con su finca el rey, sino lo que es más importante, su adquisición y la búsqueda incesante de los deudores de Aarón por parte de los reyes Henry y después Richard, nos indican cuan peligrosamente ambiguo era el papel que se había asignado a los judíos en la Inglaterra medieval. Por mucho éxito que pudieran tener, dependían del rey, el cual podría volverse en su contra cuando quisiera. Más allá de esto, su éxito, que además era necesario para conservar el favor del rey, los hacía vulnerables a la ira de aquellos cristianos que estaban en deuda con ellos. Y estos judíos de la Inglaterra medieval se vieron aún más presionados por sus amos reales con el aumento de las sumas que se les requería según avanzaba el siglo XIII, con lo cual tenían que presionar más asiduamente a sus clientes cristianos para el pago.

En 1189, las incertidumbres de un nuevo reinado coincidieron con el fervor de los caballeros cruzados que habían tomado la cruz y amenazaban la seguridad de la que habían gozado los judíos durante el reinado de Henry II. El problema se manifestó en los disturbios anti-judíos que acompañaron la coronación de Richard I en Londres en septiembre, y se extendieron durante febrero y marzo de 1190 a Norwich, King’s Lynn, Stamford, Lincoln, York, Bury, Colchester, Thetford, y Ospringe en Kent. Richard no estaba de acuerdo con estos ataques, pero parece haberse mostrado reacio o incapaz a la hora de poner un fin efectivo a esta violencia. Llegados a este punto, los judíos de Inglaterra no parecen haber sido su prioridad más destacada. La cruzada estaba ahí, y él salió de Inglaterra hacia Normandia tan pronto como fue coronado y ultimó los preparativos para su viaje a Tierra Santa. En cuanto a Yorkshire se refiere, fue allí donde muchos antiguos clientes de Aaron de Lincoln fueron sometidos a una severa presión real. Aparte de eso, como Dobson y otros historiadores han demostrado, las relaciones entre el norte del país y la corte real estaban en un punto bajo en ese momento. En York y sus alrededores existía un vacío de autoridad.

William de Newburgh, nació en 1135/6 y murió en 1198 o poco después. Fue canónigo de Austin en Newburgh, en Yorkshire, y es el autor de la “History of English Affairs” en cinco libros, que abarcan el período de 1066 a 1198. Los ataques contra los judíos se encuentran en el cuarto libro de esta obra. William escribió más acerca de estos ataques y otras personas lo mencionan en sus obras. Como canónigo de Yorkshire, William tenía un especial interés en lo que sucedió en York en marzo de 1190. Mucho se ha comentado sobre la objetividad con la que William refleja los hechos controvertidos en su obra. William también escribió un notable comentario sobre el Cantar de los Cantares, que él consideraba como una alegoría de la Virgen María a quien le fue dedicado. Aparte de esto, compuso tres sermones. En el primer de ellos se refiere a las palabras que se usan en la liturgia en alabanza de la Trinidad; en el segundo sermón se comenta Lucas 11:27, cuando una mujer alaba el seno en el que nació Jesucristo y los pechos que lo amamantaron. Este sermón muestra muchas similitudes con el comentario mariano de William sobre el Cantar de los Cantares. El tema del tercer sermón es San Albano, que fue martirizado en la Britania romana en el 304. Este tema da lugar a que William realice una serie de interesantes observaciones sobre la naturaleza de la identidad inglesa después de 1066. Como Kennedy y más recientemente Kraebel han demostrado, es importante para el estudio de William poner en contexto toda su obra, y no aislar su obra histórica de sus escritos exegéticos. Como veremos cuando hablemos de la fuente, una serie de cuestiones se entremezclan de un trabajo a otro.

- La traducción de la fuente (latina):
Capítulo 9: [Comienza el ataque a la torre de Clifford, donde los judíos de York se habían refugiado] 
"Ciertamente, la nobleza de la ciudad y los ciudadanos de más peso tenían miedo de arriesgarse a la cólera del rey y con cautela se apartaron de tal grado de frenesí. Sin embargo, los trabajadores y todos los jóvenes de la ciudad, con mucha gente del campo y no pocos caballeros, llegaron con suma rapidez y atacaron sedientos de sangre los negocios judíos, como si cada persona siguiera su propio interés y buscara la mayor ganancia. También hubo muchos clérigos, entre los cuales un cierto ermitaño que parecía aún más celoso que los demás.

Ese mismo celo pusieron en quemar todo aquello, pensando que realizaban un gran servicio a Dios acabando con ese pueblo rebelde contrario a Cristo, mientras que con las mentes cegadas eran impermeables a las palabras de David, agraciado por el Señor, y que seguramente hablaba en la persona del Salvador: "Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo. No los mates, para que mi pueblo no olvide (Salmo 59)". Sin duda, ese sería el verdadero motivo de la utilidad de los pérfidos judíos, los que crucificaron al Señor, por el que se les permite vivir entre los cristianos, por lo que se muestra la cruz del Señor en la Iglesia de Cristo, perpetuando la saludable memoria de la Pasión del Señor para todos los fieles, y aunque detestemos la acción impía del judío, adoremos fielmente y con devoción el divino honor de la forma sagrada (¿alusión a la hostia y a su supuesta profanación?): en consecuencia, los judíos, sin lugar a dudas, deben vivir entre los cristianos para nuestra utilidad, ya que deben servirnos a causa de su iniquidad.

Pero los judíos que vivían en Inglaterra durante el reinado de Henry II habían tenido mucho éxito y es por eso que se había invertido su utilidad de una manera desfavorable para los cristianos, y en base a su gran fortuna se envanecían impúdicamente en contra de Cristo e infligían una carga muy pesada a muchos cristianos. Por esta razón, en los días del nuevo rey, la vida de los judíos, permitida por la misericordia de Cristo, fue puesta en peligro por su justo decreto, no obstante, la masacre que se les infligió durante el motín de ninguna manera estaba justificado por la exquisita orden de su juicio
"
Capítulo 10: [Cuando los judíos en el castillo se dieron cuenta de que no podrían sobrevivir al asalto, algunos de ellos decidieron ofrecer su vida a Dios en lugar de convertirse al cristianismo o ser asesinados a manos de sus atacantes] 
... El más notorio de entre ellos, Josce, le cortó la garganta a su amada esposa Anna armado con un afilado cuchillo, y tampoco les perdonó la vida a sus propios hijos. Y cuando hizo esto fue imitado por otros hombres y los ancianos más miserables [Yom Tov de Joigny, un rabino que estaba de visita desde el norte de Francia, al que William ya había descrito previamente alentado a los judíos al martirio por su propia mano], le cortó la garganta a Josce por ser él más ilustre de los restantes. Poco después, prácticamente todos yacían muertos junto con el instigador del error, y el interior del castillo comenzó a arder por el fuego que, como ya se ha dicho, había sido iniciado aquellos que se preparaban para morir. Sin duda, los que habían optado por vivir hicieron lo que pudieron para resistir al fuego provocado por su propia gente con la intención de hacerles perecer incluso si no estaban dispuestos a ello, por lo que buscaron refugio en las partes exteriores de la ciudadela, donde estaban menos expuestos a las llamas. Ese frenesí irracional de seres racionales en contra de sí mismos era sencillamente asombroso. Pero cualquiera que lea la Historia de la Guerra de los Judíos de Josefo tendrá algún conocimiento de que esa locura que ha llegado hasta nuestros propios días es una antigua costumbre de los judíos enfrentados a la calamidad que les espera. Al amanecer, cuando numerosas personas se reunieron para asaltar el castillo, los desdichados judíos restantes, encaramados en las murallas, revelaron tristemente la masacre nocturna a los demás y lanzaron los cadáveres de los muertos al muro como prueba visible del ese crimen atroz mientras proclamaban lo siguiente: "He aquí los cuerpos de los desgraciados que se dieron muerte a sí mismos en un malvado frenesí, y prendieron fuego a las cámaras interiores del castillo porque deseaban quemar vivos por negarnos a darnos muerte y preferíamos ponernos en manos de la misericordia cristiana. Pero Dios nos ha preservado de la locura de nuestros hermanos así como de la destrucción del fuego, para que así no retrasemos más nuestra entrada en vuestra religión. De hecho, esta angustia nos ha dado el entendimiento y reconocemos la verdad cristiana y buscamos su caridad. Estamos preparados para ser purificados por el santo bautismo tal como nos demandéis, y después de renunciar a nuestros antiguos rituales unirnos a la Iglesia de Cristo. Recibidnos pues como hermanos y no como enemigos, pues viviremos con vosotros en la fe y en la paz de Cristo". 
A medida que escuchábamos esos tristes hechos, la mayoría de nosotros se estremeció con gran asombro ante la locura de los muertos y se compadeció de los sobrevivientes de la masacre. Pero los líderes de los conspiradores, entre los cuales había un tal Richard con el apellido Malebisse, un hombre muy violento, no fueron movidos por ningún tipo de misericordia hacia estos desgraciados. Ellos les traicionaron con palabras dulces y prometiendo que cumplirían fielmente sus promesas para que así no tuvieran miedo de salir. Pero tan pronto como aparecieron, emergieron los carniceros más crueles y hostiles apoderándose de ellos y matándolos, todo ellos mientras (los judíos) pedían el bautismo de Cristo. Y de hecho, de todos los que murieron por tal brutalidad, diría sin vacilación que si eran sinceros en su petición de bautismo no se les defraudó, ya que fueron bautizados con su propia sangre. Incluso si solicitaban el bautismo falsamente, la crueldad detestable de sus asesinos fue imperdonable... La visión de estas cosas en la ciudad resultaba sencillamente horrible y repugnante, con los cadáveres insepultos de tantos de estos desdichados mentirosos esparcidos alrededor del castillo. Una vez que su asesinato fue consumado, los conspiradores fueron de inmediato hacia la iglesia de la catedral y su insistente violencia provocó que los guardias aterrorizados les entregaran las actas de la deuda, depositadas allí por los judíos, los usureros del rey, y por los cuales los cristianos eran oprimidos, y destruyeron esos testimonios de una codicia impía quemándolos solemnemente en el centro de la iglesia, tanto por su propia liberación como para la liberación de muchos otros. Después de hecho eso, los conspiradores que habían aceptado la cruz [y se incorporaron a la cruzada] siguieron su viaje ajenos a cualquier investigación, mientras los otros permanecieron en el condado temerosos de una investigación. En verdad, estos fueron los hechos que sucedieron en York en el momento de la Pasión del Señor, el día antes del Domingo de Ramos [es decir, la noche de viernes a sábado del 16-17 de marzo. Era el Shabat ha-Gadol en el calendario judío, el sábado anterior a la Pascua]".
- Análisis de la fuente

La impresión general que obtenemos de la narración de William de los disturbios anti-judíos en los primeros meses de 1190 es que el ímpetu de los ataques provenía principalmente de esos caballeros ofendidos profundamente por la deuda que habían contraído con los judíos. Aquellos que tomaron la cruz se sentían agraviados por la prosperidad judía, sobre todo a la luz de la financiación que se necesitaba para ir a las cruzadas. Como Stacey ha argumentado, parece que los cruzados se sintieron decepcionados ante el hecho de que el nuevo rey no hubiera comenzado su reinado aliviando la carga de su deuda con los judíos. En su lugar, continuó la política de su padre, persiguiendo las deudas contraídas con Aarón de Lincoln en beneficio de las arcas reales. En el caso de York, William dice explícitamente que los instigadores eran personas de alto rango que debían una gran cantidad de dinero a los judíos (Libro IV, capítulo 9, 313); Richard Malebisse, el conspirador a quien William nombra, ya debía grandes sumas a Aarón de Lincoln en 1182. Por otra parte, Dobson ha destacado cómo la ausencia del rey y la complejidad de la política local significaban que no había nadie con la autoridad necesaria para conseguir que la animadversión contra los judíos no desembocara en violencia asesina. Hombres como Richard Malebisse parecen haber sido acompañados por clérigos y grupos de jóvenes, además de población ordinaria de la ciudad y del condado, pero no decididamente por la más alta sociedad de la ciudad a la hora de atacar el castillo real. Una mezcla de intereses económicos con preocupaciones religiosas parece haber sido la fuerza impulsora detrás de las hostilidades. Esta interpretación es corroborada por las acciones de los líderes de la revuelta tras la masacre, cuando se dirigieron a la catedral de York para destruir la evidencia física de las deudas con los judíos antes de cualquier otra acción. Esto también apoya otras reflexiones de William sobre las razones por las que los judíos estaban siendo atacados.

A lo largo de su relato de los disturbios de 1189-1190, William pone de manifiesto la relación directa entre la participación judía en el préstamo de dinero por orden del rey y el antijudaísmo cristiano. En cuanto a lo que preocupa a William, era ese préstamo de dinero el que había colocado a los judíos en una posición dominante sobre sus clientes cristianos. Para el canónigo de Austin esto resultaba inaceptable, y su crítica del papel de Henry II con respecto al desarrollo de la posición de los judíos resulta muy clara. Los judíos, en su opinión, deberían ocupar el lugar legítimo que S. Agustín había designado para ellos dentro de la Cristiandad, "servir a los cristianos". El objetivo de la máxima de "No los matarás"(Salmo 59) era consagrar ese concepto de servicio de los judíos hacia la Cristiandad. Viviendo su vida como judíos, así se supone que servían a los cristianos, recordándoles la Pasión de Cristo, a quien, a los ojos de William, habían crucificado. Su posición socio-económica debería dejar absolutamente de manifiesto que sobrevivían gracias a los cristianos, y no al revés. Cualquier otra cosa constituiría una inversión del orden natural de las cosas. En su comentario sobre el Cantar de los Cantares, William enuncia que Jesucristo surgió del pueblo judío a través de su madre María. Y a María se la representa constantemente orando por la conversión de los judíos gracias a su hijo. Mientras tanto, los judíos debían servir a los cristianos como forma de expiar su culpa, en la cual habían incurrido a través de la crucifixión.

No obstante, aunque William reprobara las actividades de préstamo de dinero de los judíos en Inglaterra y considerara a los judíos como pérfidos, blasfemos e insolentes asesinos de Cristo, no podía defender los disturbios asesinos en su contra. Sin embargo, esos disturbios se habían producido y habían provocado la muerte de muchos judíos, y William, como historiador y canónigo, se sintió obligado a explicar cómo pudo haber sucedido. Y aunque William pudiera pensar que Dios había puesto en marcha su propia voluntad a través de la mala voluntad de los perseguidores de St. Alban, y aunque los judíos sirvieran inconscientemente la causa de Cristo, que quiso morir por el bien de la humanidad, fue su propia maldad la que contribuyó a su muerte a manos de unos alborotadores codiciosos, descaminados y criminales en Londres, York y otros lugares, sin saber que realizaban la voluntad de Dios atacando a los judíos. Porque, de acuerdo a William, era justo que los judíos fueran castigados por su comportamiento insolente. Esto no suponía, sin embargo, que exculpara en absoluto a los perpetradores de la violencia asesina. William fue muy claro al respecto, aunque para él, esto vendría explicado por todas las cosas malas que se han sucedido en el curso de la historia. Respecto al lector actual, nos proporciona un mayor conocimiento acerca de las profundas ambigüedades que regían la percepción cristiana sobre los judíos en la Inglaterra medieval.

El relato de William nos proporciona una información más completa acerca de las respuestas judías ante estos ataques en su contra que cualquiera de las fuentes hebreas disponibles, ninguna de los cuales proviene de la propia Inglaterra. Efraín de Bonn (1133-después de 1196) nos da una información opaca sobre la violencia contra los judíos en York, así como algunos detalles sobre lo que ocurrió en Londres durante la coronación de Richard en su “Libro de los Recuerdos (Sefer Zekhrirah)”. Los poemas de Menahem ben Jacob de Worms (d. 1203) y Joseph de Chartres (siglos XII y XIII) cantan alabanzas a la erudición de los mártires y a su disposición a sacrificar sus vidas por la gloria de Dios (incluyendo en ellos los nombres de algunos de los mártires más importantes). Es a partir de Efraín y de Joseph que tomamos conocimiento del nombre de R. Yom Tov.

El automartirio de los judíos de Inglaterra se hacía eco de escenas similares que tuvieron lugar en Renania en 1096, pero los detalles del relato de William reflejan de manera natural su propia interpretación de lo sucedido. Su relato tiene en cuenta la desesperación de los judíos asediados, pero a sus ojos, los asesinatos fueron actos irracionales realizados por seres humanos racionales. Como historiador, trató de dar sentido a esos actos de automartirio, refiriéndose a la descripción de Josefo de la muerte de los judíos sitiados por los romanos en Masada, en el 74 d. C., en su “Historia de la Guerra de los Judíos”. Gracias al relato de William también nos enteramos de que no todos los judíos en el castillo decidieron convertirse en mártires. Esto es importante porque nos permite apreciar las diferentes formas en que podían reaccionar los judíos medievales ante la persecución. Como sucedió en 1096, no todos los judíos sitiados en el castillo de York estaban dispuestos a asumir la consumación de sus propias vidas y las de sus hijos. También resulta evidente la sorpresa y el horror que manifiesta William con la respuesta de los caballeros ante aquellos judíos que buscaban la salvación en el bautismo. Matar judíos ya era bastante malo, pero matar a aquellos que buscaban el bautismo estaba claramente más allá de los límites. La clara visión de William de que muchos de los que pretendían convertirse no eran sinceros resulta tan sorprendente como su convicción de que aquellos que podían haber sido sinceros habían sido bautizados con su propia sangre y así salvados (no físicamente, religiosamente).

En cuanto a los autores de los disturbios, William nos dice que un enfurecido Richard encargó a William de Longchamps, que fue obispo de Ely y canciller de Inglaterra, llevarlos ante la justicia. En ciertos casos, se impusieron multas en York, pero nadie fue llevado a juicio por la sangre que había derramado. En cuanto a los efectos duraderos de esta masacre en la presencia judía en York, Dobson ha demostrado que pocos años después de 1190 los judíos ya habían vuelto a establecerse en la ciudad. De hecho, York se convirtió en un importante centro de actividad económica judía en el siglo XIII.

JNJR (Jewish and non-Jewish relations)

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