Monday, September 30, 2013

La investigación sobre el asesinato de Arafat es una broma, pero es el momento de respetar ambas narrativas - Uri Dromi - TheJC


Después de dos años de investigación hemos concluido que Arafat está muertoJames Whitworth

Esta semana, un blog llamado The Elders of Ziyon nos recordó la investigación sobre la reclamación de que Yasser Arafat fue asesinado por los israelíes.

Estos rumores, que surgieron hace dos años, dieron lugar a una operación para desenterrar al fallecido líder palestino. Muestras de su cuerpo fueron enviadas para realizar diversas pruebas - que aún, al parecer, se están llevando a cabo - en un laboratorio suizo. El objetivo fue responder, de una vez por todas, a la pregunta: ¿hubo suficiente plutonio en el cuerpo de Arafat para matarlo?

El blogger ridiculiza toda la investigación, preguntándose por qué aún no hemos visto los resultados de la investigación ya que se suponía que serían publicados a mediados de septiembre.

En la misma línea, puedo predecir con un 100% de certeza los resultados del laboratorio suizo:

1. Había suficiente plutonio en el cuerpo de Arafat para matarlo.

2. No había suficiente plutonio en el cuerpo de Arafat para matarlo.

3. ¿Están seguros de que ese era el cuerpo de Arafat?

4. Vaya, hemos perdido el resultado.

Si los palestinos fueran serios acerca de investigar el pasado para aprender lecciones para el futuro, deberían haber designado una comisión para responder a las siguientes preguntas: ¿Fue Arafat, en sus últimos años, un activo para la causa palestina o, más bien un pasivo? Y con su mezcla de diplomacia y de terrorismo, hizo avanzar la búsqueda de soberanía de los palestinos o, más bien, la saboteó?

Aunque francamente, sin embargo, los israelíes también deberían tener en cuenta investigar su propia conducta.

Si encuesta tras encuesta, dos de cada tres israelíes dicen que están a favor de una solución de dos Estados, ¿cómo es que ahora estamos más cerca que nunca de convertirnos en un estado binacional donde podría quedar erosionado el carácter judío y democrático de Israel, si no se ve eliminado por completo?

Pero ¿por qué caer en investigaciones sobre el pasado cuando israelíes y palestinos ahora deberían invertir todas sus energías en la construcción de un futuro de paz? De este modo, podríamos hacernos nosotros mismos un gran favor si empezamos respetando el hecho de que la otra parte tiene una narrativa propia, en la que cree sinceramente.

El respeto no significa necesariamente aceptación. Sin embargo, puede allanar el camino para una verdadera reconciliación.

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Netanyahu debe instar a una suspensión del programa nuclear de Irán - Ari Shavit - Haaretz



Aquí hay algo que no se suele escuchar por estos lares: Israel tiene la razón.

E Israel tiene la razón porque la diplomacia durante la última década ha fallado, las sanciones de años recientes han fracasado e Irán está muy cerca de su meta. Israel tiene la razón porque las promesas solemnes que había recibido de los Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales han resultado vacías y vanas.

Israel tiene la razón porque resulta claro que la firmeza de Occidente de cara a Teherán era imaginaria. Israel tiene la razón porque Irán ha cruzado todas las líneas rojas que el mundo le ha había dibujado desde el 2010, y el mundo se encuentra paralizado. El demonio nuclear iraní es un verdadero demonio que luego podrá desencadenar y cambiar todo.

Pero precisamente porque Israel tiene la razón se encuentra aislada. La comunidad internacional del 2013 sufre de shock traumático. Esto se debe a la crisis económica y a los conflictos en Irak, Afganistán, la Plaza Tahrir y Siria. Los estadistas que se reunirán esta semana en la sede de la ONU en Nueva York representan a una política débil, que trata de blanquear la situación y solo pretenden engañarse a sí mismos. El mundo carece de la gestión o del sostén apropiado, además de carecer de la visión de la necesidad existente de plantar cara al programa nuclear iraní . Así pues, al no querer ni tener en cuenta el hecho de que Israel tiene la razón, prefiere conducir a Israel en una esquina.

La persona que hoy encarna la rectitud de Israel más que nadie es Benjamin Netanyahu. Esta vez el primer ministro de Israel debería recibir aplausos en Nueva York, pues ha sido el único hombre de Estado que puso a Irán en el centro de la agenda internacional, y tenía la razón.

Netanyahu ha sido el único estadista que promovió y realizó esfuerzos para detener el programa nuclear iraní, y tenía la razón. Él fue el único hombre de Estado que sostuvo, incluso antes de que se desencadenaran los acontecimientos de Siria, que sólo una amenaza militar junto con una iniciativa diplomática estratégica podría hacer frente a un Estado radical con armas de destrucción masiva.

Pero a pesar de que fue el triunfador por su gran argumento ideológico sobre Irán, nadie está dispuesto a escuchar las verdades sombrías de las que les habla Bibi. Nadie va a dejar que Netanyahu arruine la gran fiesta de la ilusión. Las naciones ahora están unidas en su deseo de no dejar que el profeta de Jerusalén, ese que anticipó los acontecimientos no deseables, torpedee ahora una paz comercializada por el nuevo héroe de moda, el moderado vendedor de ilusiones de Teherán.

Hace doce años, Ariel Sharon pronunció su discurso de Checoslovaquia [N.P.: sobre la tentación de convertir a Israel en la nueva Checoslovaquia, una reedición del pacto de Hitler y Chamberlain en 1938]. Netanyahu tiene todas las razones para pronunciar esta semana su propio discurso de Checoslovaquia en las Naciones Unidas. El espíritu de Munich está en el aire. Hay similitudes preocupantes entre el espíritu en 1938 de Londres y de París y el espíritu actual de Londres y Nueva York. La tentación de hablar de Churchill es fuerte, pero Netanyahu no debe caer en la tentación. Debe decirle al mundo la verdad que se niega a escuchar, pero tiene que poner una propuesta creativa y práctica sobre la mesa.

La propuesta es simple: la suspensión. Tal como el presidente de los EEUU Barack Obama exigió que las conversaciones entre israelíes y palestinos estuvieran vinculadas a una suspensión de la construcción en los asentamientos, Netanyahu debe exigir que las conversaciones entre estadounidense e iraníes deben estar atadas a una suspensión de los avances en la capacidad nuclear de Irán.

La escusa que ahora se utiliza es que el presidente iraní Hassan Rohani es diferente. El argumento que se emplea es que Rohani está dispuesto a renunciar al programa nuclear por la prosperidad económica. Bueno, si fuera así, Rohani no debería tener demasiados problemas para estar de acuerdo en que mientras él y su gente llevan a cabo las negociaciones, el enriquecimiento de uranio y la construcción de centrifugadoras deben ser suspendidas por completo. Ni un kilogramo más debe ser enriquecido, ni una centrifugadora más.

La iniciativa de la suspensión es vital, pues es la única que va a poner de relieve que los iraníes y la comunidad internacional dan pruebas de decir la verdad. Si es rechazada, estará claro para todos a quién y a qué nos enfrentamos. Si es aceptada, la presión del tiempo atómico se aliviará y no habrá ninguna razón para tomar decisiones apresuradas. Sólo una propuesta de congelar el programa nuclear iraní inmediatamente podrá alejar a Israel de la esquina en la que se le ha aislado.

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El antiguo camino a Jerusalén: ¿obra de romanos o peregrinos judíos? - Eli Ashkenazi - Haaretz



"Las carreteras son cultura, relacionan a las personas, son la base para el comercio. Se trata de todo un mundo", dice Yigal Tepper, un agricultor miembro del Kibbutz Yagur y un estudioso de la Tierra de Israel. Tepper, junto con su hijo, el arqueólogo Yotam Tepper, acaba de terminar un fascinante estudio sobre las carreteras excavadas en la roca en la Tierra de Israel. Junto con familiares y un pequeño grupo de amigos, caminaron y documentaron docenas de caminos en todo el país.

Su investigación los llevó a contradecir el consenso académico de que los caminos escalonados y excavados en la roca que conducían a Jerusalén en tiempos del Segundo Templo fueron proyectos romanos. Más bien, nos dicen que fueron labrados por los propios judíos que los utilizaron para realizar peregrinaciones a Jerusalén.

El libro que surgió de este proyecto, que se llevó a cabo sin ningún tipo de apoyo institucional, se titula "Los caminos que llevan la gente. Los caminos de peregrinación a Jerusalén en el período del Segundo Templo" (Hakibbutz Hameuhad). El nombre proviene de un término usado por el historiador judío romano Flavio Josefo para el camino de peregrinación conocido como el Beth Horon Ascent.

Yigal Tepper ya se está preparando para las críticas. "Somos los únicos que afirmamos que estos caminos no fueron hechos por los romanos", nos dice. Sin embargo, el profesor Chaim Ben-David, jefe del Departamento de Estudios de la Tierra de Israel en el Kinneret College, acepta al menos parte de la nueva teoría. "Con respecto a Judea, creo que Yigal y Yotam Tepper tienen razón y nos han iluminado", dice. Sin embargo, Ben-David opina que una investigación adicional es necesaria antes de que esa teoría se pueda aplicar a otras partes del país, especialmente las áreas, por ejemplo la Alta Galilea, que no estaban bajo el control judío.

La idea de ir contra la convención académica con respecto al origen de estas carreteras surgió por vez primera cuando estaban trabajando con un comité para documentar los hitos (mojón o poste de piedra, por lo común labrada, que servía para indicar la dirección o la distancia en los caminos) y las carreteras antiguas. Las carreteras escalonadas que descubrieron en varias partes del país, pero se dieron cuenta de que habían sido cortadas y labradas antes de que comenzara la dominación romana. "El método romano de construcción de carreteras era estándar en todo el imperio. Lo que los guiaba era la necesidad de garantizar el paso de los vehículos de ruedas durante todo el año. No construyeron escalones. Incluso cruzaron los Alpes lo hicieron sin escalones. No parece probable que solamente por nosotros, sólo en Israel, los romanos construyeran escalones", comenta Yotam Tepper.

Yotam Tepper también toma nota de que los romanos construyeron sus caminos por lo general de oeste a este, mientras que los caminos en la Tierra de Israel llevaron de norte a sur, desde la Galilea a Jerusalén, por ejemplo. También afirman que los caminos escalonados que estudiaron eran más estrechos que la calzada romana estándar.

El proyecto no fue fácil, dice Yigal Tepper. "Caminamos por muchos caminos, algunos de los cuales no estaban marcados y registrados. Eran largas caminatas, a lo largo de la cual se mide y documenta las carreteras, examinándolas, dibujándolas y discutiendo. A veces incluso nos levantamos las voces los unos a los otros", nos confiesa.

Pero el trabajo también produjo momentos satisfactorios, especialmente cuando la imagen se volvió más clara para ellos. "Hubo algunos momentos en nos pusimos a bailar con los escalones que descubrimos", dijo Yigal Tepper

El Tepper padre describe cómo, al tratar de seguir la ruta de un acueducto cerca de Hukuk, en la zona del lago de Tiberíades, se encontró inesperadamente con un camino escalonado. "Yo estaba bajando por la colina y de repente… me encontré con 100 metros de escaleras talladas de una anchura de 1,70 metros. Parecía claro que no se trataba de unos escalones tallados con el objetivo de hacer el descenso más fácil, porque éste era muy moderado. Yo estaba tan feliz que saqué mi estufa de gas, hice café, y luego llamé a Yotam para contárselo". Otro lugar donde los Teppers encontraron escalones fue allí donde la topografía no informaba de que se estaba cerca del Kibbutz Ma'ale Hahamisha, al oeste de Jerusalén.

Casi en todas partes que encontraron caminos también hallaron escalones tallados cerca de fuentes de agua, pero lejos de los asentamientos. Un judío, sobre todo si se tratara de un sacerdote, no podía pasar cerca de las comunidades no judías, nos dice Yotam Tepper. Las carreteras eran una especie de puro sendero a Jerusalén, por lo que muchos estaban cerca de las fuentes de agua, para que la purificación ritual pudiera tener lugar. Tepper cree que se trataba de esos momentos en que los judíos de la Tierra de Israel estaban preocupados con la purificación ritual.

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Sunday, September 29, 2013

La gente del Ha-Ha-Haaretz y su entusiasmo por golpear el sionismo - YIsrael Medad - JPost



Ustedes recordarán el reciente descubrimiento cerca del Monte del Templo de un depósito de monedas de oro con símbolos judíos.

A Benny Ziffer del Haaretz, Ha-Ha-Haaretz, no le ha gustado.

¿Qué piensa en general acerca de la arqueología?
    ... Una obsesiva añoranza por un pasado glorioso sirve como una forma de compensación terapéutica para las naciones que sufren de un problema de baja autoestima en el presente. Por lo tanto, ahora nos toca a nosotros, los israelíes, y a la invención de nuestro pasado. Es desagradable admitir que la arqueología aquí, en Israel, contiene demasiados signos de identificación de una ciencia que se ha aliado en nombre de una obsesión nacional. 
¿Y sus pensamientos acerca de este descubrimiento específico?
    ... había algo absolutamente ridículo en la emoción ingenua con la que arqueóloga Eilat Mazar ha presentado recientemente a los cuatro vientos una placa de oro circular... Esto, por supuesto, encantó a nuestro primer ministro, quien se apresuró a reaccionar con este comentario: "Este es un testimonio histórico de primer orden del vínculo del pueblo judío con Jerusalén, con su tierra y con su herencia". Bla, bla, bla ... Una pequeña placa de oro con símbolos judíos en medio y que quizás se le cayó del bolsillo a alguien en la Jerusalén del siglo VII d. C. no prueba nada: es simplemente una pequeña placa de oro con símbolos judíos. ¿Qué hay de nuevo aquí?
¿Y cuál es el aspecto que realmente le molesta de la noticia?
    ... Si cada pieza de oro judío descubierta en Jerusalén es la prueba a los ojos de nuestro primer ministro de la conexión desde hace mucho tiempo de los judíos a su país, entonces, por la misma razón, cuando un tesoro de oro de la época otomana se descubre aquí - y unos pocos ya se han descubierto -, el primer ministro de Turquía podría afirmar que se trata de un testimonio histórico de primer orden del vínculo del pueblo turco a Jerusalén. Y cuando se encuentra un tesoro bizantino el Patriarca Ortodoxo Griego podría reclamar que demuestra la conexión histórica de los griegos a Jerusalén. Y un tesoro árabe probará a los árabes su profunda afinidad con Jerusalén. No hay un final para todo esto. 
Siendo Ziffer, y trabajando en el Haaretz, es absolutamente normal que se tenga en cuenta lo siguiente:

a) que los israelíes no negamos los vínculos de Turquía (del Imperio Otomano) o de los griegos a esta tierra. Y por lo tanto, incluso de los árabes. Preservamos el patrimonio cultural.

b) Sin embargo, y en gran medida, solamente es nuestra conexión con Jerusalén y con esta tierra la que se niega y se declara falsa por demasiada gente, incluso por algunos países que estuvieron aquí como conquistadores y ocupantes.

c) los intentos de desactivar esa conexión, ridiculizándola, son corrosivos - y enfermizos -, y la negatividad de Ziffer es acorde a su antisionismo.

Pues como dice al final, podría ser que un judío pueda
    ... deducir que porque hay un símbolo judío en una placa, la placa en sí le pertenece a él, porque él es, después de todo, judío. Y luego un tercer e inevitable pensamiento viene a la mente: que si es tan fácil y científicamente apropiado para nosotros una placa de oro que se encuentra en la tierra de Jerusalén, entonces adelante muchachos...Como estamos en una buena racha científica es correcto apropiarnos también de la tierra y de Jerusalén. 
La autoabnegación, incluso la autoflagelación, como la que demuestra Ziffer, no sólo es errante y repulsiva, es científicamente incorrecta.

¿Pero a él qué le importa? Él sólo busca el final del sionismo.

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Saturday, September 28, 2013

Detengamos esa obsesión con la opinión de Rohani sobre el Holocausto - Anshel Pfeffer - Haaretz



 ¿Así pues, él ya lo dijo? ¿El hombre de Teherán realmente pronunció la palabra H (Holocausto)? ¿Está dispuesto a dar fe de su carácter único o simplemente se refiere a ello como otro crimen de la historia? ¿Podemos pasar a cuestiones más avanzadas? ¿Cuál es su opinión sobre el Führer Prinzip y tiene alguna teoría para explicar la falta de una orden escrita? Y ¿dónde se sitúa acerca de Rumkowski? [N.P.: Mordechai Chaim Rumkowski, industrial judío que desempeñó el cargo de presidente del Judenrat o Consejo Judío de gobierno del gueto de Łódź (Polonia) durante la época del Holocausto nazi] ¿Un salvador o un charlatán? Tenemos que saber las respuestas a todas estas preguntas y no vamos a dejar que Hassan Rohani se escabulla hasta que haya bailado la danza de los seis millones de velos y se haya desnudado ante cualquier tipo de simulaciones o dudas ante su negación. ¿Y luego qué?

Durante el último par de semanas, ya que Rohani ha dado una entrevista tras otra a los medios de comunicación occidentales y se ha sentado en una serie reuniones off the record con periodistas estadounidenses de alto nivel, esta ridícula farsa se ha repetido una y otra vez. Cada vez que se le pregunta sobre el Holocausto y da algún tipo de respuesta. No tengo del todo claro lo que realmente dijo porque yo no hablo persa, aunque al parecer ha existido cierta controversia sobre la traducción de algunas de sus observaciones (incluso en el caso de un entrevistador de CNN que sí hablaba persa). Sin embargo, algunas personas sienten que ha puesto cierta distancia entre él y el anterior presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien fue considerado un negador del Holocausto mientras otros sentían que "simplemente estaba ofuscado". Yo no lo sé y no me importa. Aunque Rohani fuera a ir a Yad Vashem, en Jerusalén, y recitara en voz alta los 4 millones de nombres recogidos allí, y luego se uniera a sus investigadores para hacer varios turnos tratando de localizar a los otros 2 millones de nombres de desaparecidos, ¿qué habría cambiado?

¿Eso cambia el hecho de que su régimen patrocine el asesinato en masa de civiles sirios? Por alguna razón, hemos transformado el reconocimiento del Holocausto en una prueba de fuego político, como si necesitáramos a algún iraní para confirmar que nuestros bisabuelos fueron asesinados hace 70 años. Todo este proceso es una burla de su memoria.

Dudo que haya muchos acontecimientos de la historia humana que estén tan bien documentados y sean tan profundamente investigados como el Holocausto. No es que necesite a los historiadores cuando todavía puedo hablar con los miles de sobrevivientes que son testigos vivientes. Y es que la negación del Holocausto no es un asunto de investigación histórica, el caso David Irving lo dejó bastante claro hace 13 años. No hay un historiador de renombre en el mundo que se le ocurriría cuestionar los hechos aceptados. Existen aún unos chiflados que todavía afirman que algunos judíos podrían haber muerto de tifus durante la Segunda Guerra Mundial, que no hubo cámaras de gas,  pero realmente no son de interés para nadie hoy en día.

Lo que hoy tenemos no es la negación del Holocausto, en ese sentido mismo, sino un intento de varios enemigos de Israel de trivializar y marginar su memoria en la creencia, como un escritor iraní ha afirmado, de que es "el talón de Aquiles de los sionistas". Y es por su creencia de que la única razón por la que Israel ha logrado sobrevivir a lo largo de los últimos 65 años es la mala conciencia que tienen los países occidentales debido al Holocausto. Crean o no crean que el Holocausto nunca ocurrió y cuántos judíos fueron asesinados en el mismo, resulta irrelevante. Los líderes iraníes piensan que si pueden conseguir que el mundo crea que el Holocausto no fue una injusticia mayor que otros crímenes de guerra, o que es comparable con la tragedia palestina en 1948, Israel sufrirá un golpe fatal.

Y los dirigentes y periodistas israelíes y judíos que están haciendo un alboroto con lo que Rohani dijo o no dijo les están ayudando. Su obsesión por la obsesión iraní por el Holocausto está reforzando la falacia de que la muerte de seis millones de judíos fue la razón o la justificación para el establecimiento de Israel, y no los 2.000 años de oraciones judías rogando por un retorno a Sión, y la fundación del sionismo político medio siglo antes de que la Segunda Guerra Mundial estallara.

Aunque el Holocausto subrayó la justicia fundamental de un Estado judío, no fue y no puede ser en sí mismo la razón. Y de la misma manera, incluso si mañana una sucursal del Yad Vashem fuera a abrirse en todas las ciudades de Irán, eso necesariamente no cambiaría en nada las políticas de Teherán. Hace treinta años, Irán era el más estrecho aliado regional de Israel, ¿acaso hizo que todos los iraníes conmemoraran el día de la liberación de Auschwitz? Desde luego que no. Las alianzas en esta parte del mundo no se basan en la amistad o en los valores comunes, sólo se trata de intereses (temporales) compartidos. Algunos de los antiguos aliados de Israel, los turcos, los egipcios, y también los palestinos y saudíes [N.P.: y también algunos árabes de Israel] también han proclamado la negación del Holocausto, pero son esa clase de gente con las que tienes que hacer negocios.

Nuestro problema con Irán son las armas nucleares que están desarrollando y que podrían desencadenar una loca carrera armamentista en la región, su apoyo al régimen asesino de Siria que ya ha causado la muerte, en dos años y medio de guerra civil, a más gente y hecho más refugiados que los 66 años de conflicto Israel-Palestina, además de su patrocinio de Hezbolá, que ha llevado a cabo ataques terroristas contra objetivos israelíes y judíos por todo el mundo.

Ignorar el Holocausto siempre ha sido el sello distintivo de las peores dictaduras. La Unión Soviética, por ejemplo, sólo estaba preparada para recordar a las "víctimas del fascismo" mientras perseguía a los escritores judíos que trataban de alguna manera de difundir los detalles del genocidio de los judíos. La actitud de Irán hacia el Holocausto no solamente es un síntoma de su carácter represivo, pero ese es el problema de la sufridos ciudadanos iraníes y no el nuestro.

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Se descubre un libro de oraciones judío de hace más de 1.200 años de antigüedad - Menachem Wecker - Forward



Se ha descubierto un pergamino de oraciones judío de más de 1.200 años de antigüedad que es considerado como el más antiguo del que se tiene conocimiento, según ha destacado este 27 de septiembre un destacado coleccionista privado de obras bíblicas.

El libro de 50 páginas originales está completo y tiene unas dimensiones de 13 centímetros por 10, por lo que sus características lo relacionan con las primeras vocales babilónicas (judíos de Babilonia), que son precursoras de las modernas vocales hebreas. Ese hecho, junto con el carbono 14, ayudó a los estudiosos a fecharlo en el siglo IX, lo que le convertiría en un libro de oraciones anterior en varios cientos de años a los rollos de la Torá más antiguos, aunque posterior a los Manuscritos del Mar Muerto.

"Este es el libro de oraciones judío más antiguo que existe en el mundo", dijo Steven Green, el presidente de la cadena de tiendas de Hobby Lobby, anunciando su identificación en la conferencia de la Religion Newswriters Association.

La colección epónima de Green, que contiene más de 40.000 obras, está programada que tenga un hogar permanente en el Museo de la Biblia que se abrirá en Washington, DC

Los estudiosos de Green creen que después de la investigación "esta obra muy bien pueda ser la primera conexión entre las practicas de los judíos religiosos actuales con sus raíces en la liturgia rabínica", agregó Green, quien dijo que la práctica judía antigua era enterrar o ritualmente descartar aquellos textos sagrados que se habían deteriorado.

"Es por eso que vemos tan pocos textos judíos que datan incluso de antes del siglo XV", dijo Green. La investigación completa sobre este libro de oraciones será publicada el próximo año o a principios de 2015 por la editorial Brill, con sede en Holanda, quedando su edición en manos de Emanuel Tov, un profesor de la Biblia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y de Jerry Pattengale, director ejecutivo de la Green Scholars Initiative.

En respuesta a las preguntas después de la presentación, Green y Pattengale declinaron hacer comentarios sobre lo mucho que les costó el libro, o de que colección privada provenía. Pattengale dijo que el libro contiene seis segmentos, pero no dijo si había inscripciones que identificaran a los que patrocinaron el libro o a sus primeros propietarios. Los coleccionistas también se negaron a comentar si el libro fue descubierto en Tierra Santa o en otro lugar.

El libro de oraciones dispone de los servicios del Shabat y las otras 100 bendiciones que algunos judíos dicen todos los días, según comentó Pattengale. "Este es probablemente el relato más antiguo de las 100 bendiciones", dijo. "Me gustaría que pudieran haber estado en la habitación cuando comenzamos a darnos cuenta de lo que teníamos delante. Muy pocas veces se encuentran colecciones de hace tantos siglos, no décadas, y ellos (¿los propietarios?) simplemente no entendían lo antigua que era".

"No parece ser un libro de oraciones dedicado al Shabat", agregó, "pues las 100 bendiciones pueden haber sido de lectura diaria".

Una cuestión en la que los investigadores podrían estar trabajando es si, por la fecha sugerida del libro, se trataría del libro de oraciones de Amram Gaón, que murió alrededor del año 875 y se dice que codificó el primer libro de oraciones judío.

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Lo cuenta El Global: Sabían ustedes que...



La entrevista que el presidente de la República Islámica de Irán, Hasan Rohaní, concedió el pasado martes a la cadena de televisión CNN, en la que aludía al Holocausto y condenaba los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen nazi, ha desatado una "polémica mediática y política entre los medios de comunicación estadounidenses y los iraníes, que han denunciado que la traducción de las declaraciones de Rohaní, que habló en farsi, no fue correcta y que se añadieron palabras y expresiones que el mandatario jamás pronunció". De esta manera, se pretende calmar al sector más conservador del régimen persa y atajar cualquier tentación de ahondar en las profundas diferencias entre el discurso más conciliador del actual dirigente de Irán y el de su antecesor, Mahmud Ahmadineyad, quien hizo de la negación del genocidio judío -al que se refirió como “un mito histórico”-, un símbolo de su política internacional.

De acuerdo con la traducción ofrecida por la CNN, Rohaní afirmó que “cualquier crimen contra la humanidad que se ha perpetrado en la historia, incluidos los que los nazis cometieron contra los judíos, es reprobable y condenable”. El presidente iraní había reconocido inmediatamente antes: “No soy historiador y cuando se trata de hablar de las dimensiones del Holocausto, son los historiadores los que deberían reflexionar sobre ello”.

Estas declaraciones, en las que el nuevo jefe de Estado iraní "mencionaba explícitamente el Holocausto y reprobaba el genocidio nazi se consideraron por la prensa y analistas estadounidenses como históricas y como un ejemplo más del tono conciliador mostrado por Rohaní en la Asamblea Nacional de Naciones Unidas pero fueron desmentidas casi inmediatamente por la agencia de noticias estatal iraní Fars News" . En un comunicado, la organización denunció que habían sido falseadas por el traductor. “CNN emitió una entrevista el martes, pero el canal añadió y cambió partes de sus declaraciones en el momento en que Christiane Amanpour [la periodista que lo entrevistó] le preguntó por el holocausto”.

La agencia ofreció su propia versión de las palabras pronunciadas por Rohaní, en las que no aparece ninguna referencia a los términos Holocausto o reprobable. Esta es la traducción de Fars News. “No soy un historiador y son los historiadores los que deberían exclusivamente, hablar y explicar los aspectos de acontecimientos de la historia, pero, en general, condenamos absolutamente cualquier tipo de crimen cometido contra la humanidad a lo largo de la historia, incluyendo los perpetrados por los nazis tanto contra los judíos como los no judíos, del mismo modo que si hoy se comente cualquier tipo de crimen contra cualquier nación, confesión religiosa o pueblo, también condenaremos ese crimen y ese genocidio. Por tanto, lo que los nazis hicieron es condenable, pero los aspectos sobre los que usted me pregunta, su clarificación, es un deber de los historiadores y los investigadores. Yo no soy un historiador o un investigador”.

CNN se ha reafirmado en la traducción que ofreció de la entrevista, asegurando que empleó a un intérprete facilitado por el propio gobierno iraní e insistiendo en la transcendencia de sus declaraciones. Un día después de hablar para la cadena de noticias, Rohaní mantuvo una reunión con otros medios de comunicación estadounidenses donde también condenó la “masacre” sufrida por el pueblo judío durante la II Guerra Mundial, si bien, insistió en que debían ser los historiadores quienes decidieran cómo se había perpetrado su matanza.

La versión publicada por la agencia de noticias iraní es más acorde con anteriores declaraciones de Ahmadineyad, quien el año pasado, en otra entrevista con la CNN, declaró que a él no le correspondía juzgar “cualquier acontecimiento histórico o que haya tenido lugar en el pasado”. “¿Quién soy yo para juzgar eso?”, se preguntaba. De este modo, Fars News perseguía aplacar al ala más radical del régimen iraní, recelosa de la política aperturista de Rohaní y a quien éste trató de satisfacer esta semana evitando un encuentro con el presidente de EE UU, Barack Obama.

A ese saludo frustrado también se refirió Rohaní en la entrevista, quien reconoció que el encuentro no se pudo celebrar por tratarse de un gesto “demasiado complicado” dentro de Irán. “Creo sinceramente que no hubo suficiente tiempo para coordinar una reunión en condiciones, como hubiéramos necesitado”, sostuvo el dirigente iraní que abogó por “dar tiempo a que la diplomacia prepare las circunstancias para el diálogo”. Rohaní recordó que ambos líderes ya se habían enviado cartas. “El hielo está empezando a romperse, porque el ambiente está cambiando como resultado del deseo del pueblo de Irán de crear una nueva era en nuestra relación con el resto del mundo”.

Esa apertura diplomática a la que aludió Rohaní en su entrevista con la CNN ha sido bienvenida por EE UU, cuyo presidente ha dado órdenes al secretario de Estado para que analice ese viraje en la política iraní, y se ha evidenciado en el deseo del dirigente del Estado persa de alcanzar un acuerdo sobre su programa nuclear en el plazo de seis meses.




"Docenas de trabajadores nepalíes han muerto en Catar en las últimas semanas y miles trabajan en condiciones paupérrimas, cercanas al esclavismo, dentro del proyecto de infraestructuras para organizar el Mundial de fútbol de 2022", según informa el diario británico The Guardian.

En un amplio reportaje de investigación, titulado Los esclavos del Mundial de Catar, el periódico británico pone de manifiesto las trágicas condiciones en las que trabajan los inmigrantes nepalíes, que suponen la masa social de operarios más grande de Catar, uno de los países más ricos del mundo.

Según el diario británico, que se apoya en documentos obtenidos por la Embajada de Nepal en Doha, "al menos 44 trabajadores han muerto entre el 4 de junio y el 8 de agosto de este año". Esta cifra marca un ratio de "un trabajador muerto por día". La mayoría, según la documentación, falleció de un ataque al corazón. Jóvenes trabajadores pero cuyos escenarios laborales dentro del sector de la construcción pertenecen a la "esclavitud moderna", tal y como define la Organización Mundial del Trabajo la situación de estos empleados que trabajan sin recibir salarios durante meses ni llevarse un bocado durante toda la jornada y duermen hacinados en pobres habitaciones.

Catar se gastará cerca de 100.000 millones de dólares en todo tipo de infraestructuras relacionadas con el Mundial 2022: los nueve estadios que se levantarán para la cita, un aeropuerto, cientos de kilómetros de carretera, un enorme puente que unirá Catar con Bahréin, una línea férrea de alta velocidad y miles de plazas hoteleras para los turistas.

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La ilusión de un único Estado: (El escepticismo sobre la partición y el futuro del proceso de paz - Avner Inbar, Assaf Sharon - OZion)



(Leído a Judith Bell en un comentario de este mismo artículo: 
Realmente sorprendida al ver como este artículo sale de la organización izquierdista Molad. Este artículo y el de Bernard Avishai son muy interesantes. La izquierda judía ha liderado el camino hacia una demonización de Israel, fuera de contexto y obviando las acciones de los palestinos. El malo ha sido Israel todo el tiempo. 
Y ahora que ven que su mensaje ha tenido éxito se sorprenden de que haya gente que esté pidiendo el fin de Israel.  
¿Qué esperaban cuando ven a gente hablar de un estado de Apartheid en los campus de EEUU y que Israel es la causa de todas las guerras y del terrorismo que recorre la región, donde los terroristas sólo están respondiendo con desesperación a la brutalidad israelí? Por supuesto, eso significa el final de su patria. Así que ahora nos dicen oigan, eso no es, esperen un momento. Tal vez los Moladniks deberían aprender a ser más honestos y ecuánimes en sus discusiones sobre el Oriente Medio.  
No obstante, habiendo tomado nota de su hipocresía egoísta, este análisis da realmente en el clavo de que una gran parte del problema es la forma de resolverlo a través de negociaciones directas)
La condonación de la solución de dos estados es la última tendencia en la erudición académica sobre Israel-Palestina. Y es un punto de encuentro sorprendente entre la izquierda y la derecha, con la idea de que la Palestina histórica ya no puede ser dividida en dos estados soberanos ganando popularidad entre los antiguos partidarios de dos estados para dos pueblos. Incluso si una partición fue en algún momento justa y posible, argumentan los recientes "conversos a la Iglesia de a la mierda con la solución de dos estados para dos pueblos", los años de fracaso han drenado las ultimas gotas de razonable esperanza por esta idea obsoleta. La solución de dos estados, nos decir, no es intrínsecamente mala, simplemente "está pasada de moda". La controversia alrededor de reciente articulo de Ian Lustick "La Ilusión de dos estados" en el The New York Times ofrece la oportunidad de analizar "este escepticismo sobre una partición", como lo denominamos, y de exponer sus argumentos a un examen critico.

1. El escepticismo sobre una partición

Los argumentos en contra de la solución de dos estados son de dos tipos. Algunos se oponen a la partición por razones morales, con el argumento de que cualquier solución que no aborde el derecho de retorno de los palestinos y corrija la discriminación de los ciudadanos palestinos de Israel es inherentemente injusta. Estas objeciones son aplicables independientemente del estado del proceso de paz, y tienen el mismo peso ahora que cuando Lustick y otros escépticos actuales a una partición seguían animando una solución de dos estados para dos pueblos.

El segundo tipo de argumento en contra de la partición hace referencia a preocupaciones a cerca de su viabilidad. Estos escépticos sobre una posible partición sostienen que aunque la solución de dos estados sea en principio deseable, ya no es factible, y sostienen que el proceso de paz esta fallando porque se ha dirigido hacia un callejón sin salida y exigen soluciones alternativas. No es de extrañar que después de 46 años de incesante ocupación y de tres décadas de negociaciones fallidas, y en medio de una precaria nueva ronda de conversaciones de paz, la tendencia a anunciar o celebrar la muerte de la solución de dos estados esté haciendo algunos progresos entre intelectuales y activistas. Se necesita un optimismo sin fin para no caer en la desesperación de vez en cuando, pero aquellos de nosotros cuyas vidas están íntimamente implicadas en este conflicto no pueden tener el lujo de permitirse que las reacciones viscerales se interpongan en el camino hacia un lúcido compromiso con la realidad. La fatiga no es un sustituto para el análisis y la frustración no es excusa para una argumentación poco atenta a la realidad.

El principal argumento de los escépticos de las particiones es que la solución de dos estados es irreversible debido a su muerte por los "hechos sobre el terreno". Esta afirmación se ha estado oyendo desde hace más de 30 años. En 1982, el profeta de la irreversibilidad, el historiador israelí y ex teniente de alcalde de Jerusalén, Meron Benvenisti, advirtió que ya han pasado "5 minutos de la medianoche" con respecto a la solución de dos estados, y ello debido a la anexión de facto de la Cisjordania por Israel.

Lustick recuerda que en 1980 detectó que Israel "utilizaba de forma sistemática" las conversaciones enredadas en como llevar a cabo las negociaciones como camuflaje para una anexión  de facto de Cisjordania a través de la construcción intensiva de asentamientos, la expropiación de tierras y el estimulo a una "emigración árabe voluntaria”, con el argumento de que todo esto ponía en peligro la viabilidad de la partición. Pero mientras que la mala fe de Israel en algunos de esos casos no se puede negar, la anexión es un término legal, la tierra no puede ser anexionada de facto debido a que una anexión requiere el asentimiento o al menos el reconocimiento de las partes interesadas, y nadie, ni la comunidad internacional, y desde luego no los palestinos, y ni siquiera Israel oficialmente, se refieren a Gaza y Cisjordania como territorios anexionados.

La cuestión, entonces, no es la situación de los territorios ocupados, sino la realidad física, los hechos notorios sobre el terreno. Cuando se trata de la visión de un estado democrático binacional, Lustick nos cuenta sobre la posibilidad de "cambios radicales y perjudiciales en política". Los imperios pueden subir y caer, pero los asentamientos están para siempre. La construcción de asentamientos ha sido sin duda el mayor obstáculo para la paz y una fuente constante de frustración para aquellos que la buscan. Pero es un error llegar a la conclusión de que son irreversibles.

En realidad, la idea de que los asentamientos son físicamente irreversibles no es hoy más valida, con más de 500.000 colonos, que lo era en la década de 1980, cuando no eran más que unos pocos. Para verlo, basta con señalar algunos hechos básicos acerca de ellos. Tengan en cuenta que el 85% de los colonos viven en lo que hoy se conoce como bloques de asentamientos, que suponen menos del 6% de Cisjordania. Casi todos los asentamientos fuera de estos bloques tienen menos de 2.000 habitantes. Por otra parte, los asentamientos dependen para su subsistencia de la financiación y los servicios prestados por el Estado de Israel. Los asentamientos no han desarrollado ninguna industria local importante, ni tampoco ninguna empresa comercial o agrícola de importancia, y más de los dos tercios de los colonos trabajan dentro de la Línea Verde. Del resto que trabaja en los asentamientos, el porcentaje de empleados públicos y municipales es extremadamente alto. Mientras que el estado de bienestar de Israel se hace pedazos, las prestaciones y los subsidios del gobierno a los asentamientos están por las nubes. Cualquier cosa, desde el transporte a la educación y la vivienda, resulta allí más barata que para los judíos que viven dentro de la Línea Verde. La vida en el absurdo geopolítico de los asentamientos es objetivamente costosa, lo que la vuelve completamente dependiente de los subsidios especiales.

La retirada de estos beneficios y servicios haría la vida en los asentamientos apenas posible y muy posiblemente insoportable para la mayoría de los colonos. El hecho de que las imágenes sobre el desplazamiento forzoso tras la desconexión de Gaza sigan dominando las discusiones sobre un acuerdo de desmantelamiento, representa un triunfo de la derecha, cuestión a la que ha contribuido la izquierda gratuitamente. Los defensores de la paz deben superar su "tendencia a engrandecer autodestructivamente los asentamientos". Deben prestar atención a las palabras de Eliseo Efrat, un importante geógrafo israelí, que escribió recientemente en “La solución de dos estados” que "el sistema de asentamientos establecido durante muchos años a través de grandes inversiones, es, de hecho, geográficamente inestable e incoherente con la lógica de una ordenación del territorio, por lo que tiene pocas posibilidades de mantener una existencia independiente duradera... El colapso y la desintegración de este sistema es solo una cuestión de tiempo".

La cuestión, entonces, es de voluntad política, no de posibilidad física. Sin lugar a dudas, la creación de una voluntad política necesaria para la eliminación de los asentamientos es un gran reto, pero esto debe servir como una llamada a la acción, no como una excusa para la desesperación. Ciertamente, no es un argumento para renunciar a la partición en favor de una solución de un único estado. La idea binacional es un anatema para la mayoría de los judíos de Israel, mientras que la partición es favorecida constantemente por una sustancial - aunque trágicamente ineficaz - mayoría de la población israelí. Las encuestas de opinión muestran también que la mayoría de los palestinos prefieren un Estado independiente a esas alternativas binacionales. En la medida en que el problema se refiere a la voluntad política, entonces, no hay razón alguna para atribuir mejores perspectivas a la opción de un único Estado que a la solución de dos estados para dos pueblos.

2. El Fetichismo de la Negociación

La razón principal del escepticismo de Lustick a una partición es el hecho de que "las tres últimas décadas están llenas de cadáveres de fallidos proyectos de negociación". Lo esencial de este argumento es que, dado que todos los intentos anteriores para llegar a una solución de dos estados no estuvieron a la altura, la propia solución de dos estados debe ser inalcanzable.

Pero aquí es victima de un error frecuente: la confusión de los medios con los fines. Los fracasos repetidos para alcanzar ese objetivo deseado pueden poner únicamente en duda su viabilidad si se han agotado los mejores medios. El no poder hacer una tortilla no prueba que las tortillas sean ilusorias si nadie ha estado dispuesto a romper algunos huevos en el camino. En otras palabras, el hecho histórico, y por lo tanto contingente, del proceso de paz en su objetivo explícito de alcanzar el fin deseado solo podría contar como evidencia de la imposibilidad de una solución de dos estados en el hecho de que "garantizáramos que el proceso se desarrollado en su mayor parte sin defectos". Pero pocos observadores de los asuntos del Oriente Medio pueden confesar sinceramente eso, y menos aún Ian Lustick, que ha estudiado la región durante 40 años. Como cuestión de hecho, el proceso de paz se ha visto mermado de manera tan flagrante que buscar los fallos en la propuesta de solución, es decir, en la formula de dos estados para dos pueblos, equivale de facto a exonerar la intransigencia israelí, los errores palestinos y la mala administración estadounidense del proceso de paz.

La lista completa de los desaciertos, de las interrupciones y de los accidentes que hicieron de la frase "proceso de paz" un objeto de escarnio en Israel y Palestina, por igual, va mas allá del alcance de este articulo. Pero el tema en cuestión no puede abordarse sin una consideración sobre su defecto fundamental, lo que nos lleva de nuevo a la falacia de los medios y los fines. En abril del año pasado, unas semanas antes de que triunfalmente se anunciara la reanudación de las conversaciones de paz entre Israel y los palestinos, John Kerry reiteró el principio básico que subyace a todos los esfuerzos de la comunidad internacional desde el inicio del proceso de paz: "dos estados viviendo el uno al lado del otro en paz y en seguridad, y todo ello mediante negociaciones directas entre las partes". Esta declaración, y un sin número de otras similares, muestra como la comunidad internacional, Israel, y a veces incluso los palestinos, enlazan juntos dos proyectos que son, en principio, totalmente independientes: terminar el conflicto palestino-israelí a través de la partición de la Palestina histórica en dos estados soberanos basándose en las fronteras de 1967, y lograr esto por medio de negociaciones bilaterales directas. Es esta fusión del fin y de los medios, en la imaginación de los actores políticos relevantes, la causa de que el fracaso del proceso de paz sea interpretado cada vez más como una ruptura de la solución de dos estados.

Si bien cada vez más comentaristas buscan alternativas a la partición, pocos hacen algún esfuerzo para desarrollar alternativas al fetichismo de la negociación que afecta a los defensores de la paz entre israelíes y palestinos. Este apego irracional a las negociaciones directas es responsable, entre otras cosas, de la insistencia de EEUU por bloquear la potencial candidatura palestina a un cambio en el juego a través del reconocimiento de la ONU. El ex embajador de EEUU en la ONU, Susan Rice, dijo en su momento que la iniciativa de reconocer un Estado palestino "solo pone en peligro el proceso de paz y complica los esfuerzos para devolver a las partes a unas negociaciones directas", una declaración irónica si se compara con el total fracaso de las negociaciones. Pero este fracaso no es incidental. Se desprende estructuralmente de un entorno en el que la parte más fuerte no esta realmente interesada en cerrar el trato.

Los incentivos de Israel para entrar en las negociaciones, principalmente la mitigación de la presión internacional, son ampliamente satisfechos por las propias negociaciones. No es de extrañar que Tzipi Livni, la negociadora en jefe de Israel, hable incesantemente de la "sala de negociaciones" pero siga siendo evasiva sobre lo que pretende conseguir allí. Solo cuando Israel ya no sea capaz de asegurar sus percibidos intereses a través de unas negociaciones sin fin, las negociaciones podrían dejar de ser interminables. Los palestinos, en si mismos, no tienen lo que Israel pretende ganar con el proceso de paz, por lo que no esta claro que obligar a ambas partes a encerrarse en una habitación pueda conseguir, sin incentivos creíbles y de gran alcance, resolver el conflicto.

En consecuencia, si no se ha llegado a una solución de dos estados eso no es debido a alguna inviabilidad inherente o los a menudo bastante exagerados "hechos sobre el terreno". Será más bien porque las alternativas para dirigir las negociaciones bilaterales continúan siendo descontadas a favor del único camino que ha llevado en varias ocasiones, y como era de esperar, a un callejón sin salida.

3. Extraños compañeros de cama

En lugar de analizar las fallas del proceso, proponiendo y promoviendo mejores caminos, Lustick, al igual que otros escépticos de la partición, insta a las dos partes "a repensar sus supuestos básicos". En ningún lugar de su artículo se especifica cuales son. Así que vamos a exponer dos por nuestra parte.

En primer lugar, se supone que las aspiraciones nacionales de ambos, judíos israelíes y árabes palestinos, son auténticas y arraigadas. En esto no son diferentes de los argelinos, los serbios y los irlandeses. De hecho, estos ejemplos citados por Lustick solo dan testimonio de la capacidad de recuperación de las identidades religiosas, étnicas y nacionales. Irónicamente, casi todos los precedentes que cita demuestran la necesidad de una partición de un tipo u otro.

En segundo lugar, también asumimos que no existe "el borrón y cuenta nueva" en la historia. Un siglo de derramamiento de sangre deja marcas. Las décadas de odio, humillación, violencia y despojo no son lavadas por un decreto político. La animosidad profundamente arraigada, la desconfianza y las fundamentales divisiones religiosas, políticas y sociales no pueden ignorarse mediante sueños utópicos.

Los propios ejemplos que esboza Lustick - Yugoslavia, Irlanda, Irak - demuestran esto mismo con inquietante claridad. Lustick reconoce de paso que con la evaporación de la solución de dos Estados, "se prepara el terreno para una opresión despiadada, la movilización de masas, los disturbios, la brutalidad, el terror, la emigración judía y árabe, y las oleadas de condenas internacionales de Israel".  Lustick espera que solamente entonces los lideres de Israel se darán cuenta "de que su comportamiento esta produciendo el aislamiento, la emigración y la desesperanza", momento en el que se reconocerán los derechos palestinos, se atenderán sus quejas y se asumirá la responsabilidad por su sufrimiento. La parte árabe entonces se pondrá de acuerdo "en aceptar menos de lo que se imagina como una justicia plena".

Pero esa es la lógica desesperada de los soñadores leninistas, no un plan razonado. La creencia de que una vez que el orden político existente en el "proyecto sionista" sea eliminado, es seguro que la "democracia brotará", es una reminiscencia del idealismo juvenil que llevo a George W. Bush a la promesa de un "Irak libre, pacifico y democrático” tan pronto como Saddam Hussein saliera de la escena. Por desgracia, es precisamente la post-guerra en Irak el ejemplo más apropiado para la realidad que podría estar al acecho detrás de las visiones de un único Estado.

De hecho, no hay necesidad de recurrir a precedentes lejanos. Aunque los escépticos a una partición gustan de presentar su punto de vista como una novedosa posibilidad inexplorada, la “idea contraria a una partición” fue una auténtica realidad para gran parte del siglo pasado. La misma idea de una partición solo gano fama y terreno con el informe de la Royal Palestine Commission nombrada para investigar las revueltas árabes de 1936. Es cierto que la comisión no podía cumplir con sus objetivos de referencia, como "eliminar los agravios" de las comunidades rivales y "evitar que vuelvan a ocurrir", porque "la enfermedad estaba tan profundamente arraigada" que promovió la firme convicción de los comisarios de que la única esperanza de una cura se hallaba en una operación quirúrgica. Así pues la Comisión recomendó la partición porque "no es cuestión (no existe la posibilidad) de una fusión o una asimilación de las culturas judía y árabe. El Hogar Nacional no puede ser un 'medio nacional', [...] el nacionalismo árabe es tan fuerte como poderoso es el nacionalismo judío y  ninguno de los dos ideales nacionales permite su combinación al servicio de un solo Estado". Seria absurdo sugerir ahora que las décadas posteriores de sangriento conflicto de alguna manera han mitigado ese juicio. La prospera democracia conjurada por estos “profetas de la unificación” se desintegraría rápidamente en una guerra tribal. La "libanización es siempre mucho más probable que la reconciliación".

Ciertamente, todo esto se puede discutir, pero no puede ser ignorado. Sin embargo, los escépticos sobre una partición casi siempre se muestran satisfechos señalando exclusivamente las deficiencias de la solución de dos estados, al tiempo que ofrecen muy pocos detalles concretos acerca de sus esotéricas alternativas. Como era de esperar, los únicos partidarios de un único Estado que se muestran dispuestos a dar cuerpo a sus planes son sus "partidarios derechistas israelíes a una no partición” motivados por su expansionismo nacionalista. Así los opositores desde la izquierda a una partición, al no lograr articular propuestas concretas sobre ese futuro que desean, corren el riesgo de hacer el juego a sus colegas (en su no a la partición) y rivales de la derecha. Teniendo en cuenta el equilibrio de poder en Israel, es probable que si finalmente se eligen y se adoptan las propuestas no particionistas, éstas asuman las "características no democráticas ideadas por estos derechistas y no el carácter democrático deseado por la izquierda" [N.P.: si por carácter democrático se puede entender forzar a la población judía de Israel a prescindir de su plena soberanía].

Pero independientemente de la presencia amenazante de esa dinámica derechista radical presente en Israel, no se puede jugar responsablemente con las estructuras de un Estado sin establecer un plan. Pero dada la historia de animosidad y derramamiento de sangre, las más probables alternativas a la partición son un apartheid o bien una libanización. Y teniendo en cuenta la distribución de armas, los palestinos serían probablemente los que se llevarían la peor parte en cualquiera de esos casos. Hasta que los partidarios, de izquierdas y de derechas, de un único Estado propongan algo parecido a los elementos más rudimentarios de un arreglo institucional binacional estable, ellos no hacen mas que jugar con las palabras. Y con las vidas ajenas.

Todo se vuelve dolorosamente evidente cuando el artículo de Lustick alcanza el crescendo predecible en ese "medio ambiente radicalmente nuevo" que nos esperaría "más allá del horizonte de los dos estados". Tan pronto como se especifica verbalmente este entorno maravilloso, sus aseveraciones se nos vuelven tan fuera de contacto con la realidad que bordean la forma de un insulto a los israelíes y palestinos genuinamente interesados en resolver el conflicto de una manera u otra:

En ese “medio ambiente tan radicalmente nuevo”, los “palestinos seculares en Israel y Cisjordania podrían aliarse con los post-sionistas de Tel Aviv, los inmigrantes no judíos de habla rusa, los trabajadores extranjeros y la aldea global de empresarios israelíes”. A su vez, los “judíos ultra-ortodoxos antinacionalistas podrían encontrar una causa común con los tradicionalistas musulmanes”. Además, “sin las ataduras al sionismo estatal en un cambiante Oriente Medio, los israelíes cuyas familias vinieron de los países árabes podrían encontrar nuevas razones para pensarse a si mismos no como orientales, sino como árabes”. En vez de recalcar la auténtica marginalidad demográfica y política de algunos de estos grupos y las divisiones ideológicas, emocionales y políticas existentes entre ellos, esta es una auténtica analogía que nos sirve para ilustrar cuan descabellada es la visión de Lustick.

Los progresistas en los EEUU han estado tratando con una crisis cada vez más frustrante alrededor del control de armas. A pesar de que una clara mayoría está a favor de una regulación más estricta, los funcionarios electos son incapaces de superar las diferencias ideológicas y ofrecer una solución. Ahora imaginemos que un académico israelí experto en la política americana publica un largo artículo en un periódico muy importante en el que aboga por una nueva política de control de armas basada en el supuesto de una coalición emergente que, de alguna manera, puede romper ese estancamiento político. Y nuestro experto israelí sugeriría que los “radicales de Berkeley, los libertarios del Tea Party y los inmigrantes mexicanos ilegales podrían aliarse con los nativos americanos”.  Además, este eminente estudioso también podría conjeturar que “los judíos ortodoxos y hasídicos americanos podrían encontrar una causa común con los mormones, y que dadas sus raíces comunes con los cuaqueros protestantes evangélicos, podrían encontrar nuevas razones para pensarse a si mismos como pacifistas”. Pero para que todo esto suceda, "primero deberíamos eliminar todas las regulaciones sobre las armas, tal vez incluso distribuir armas semiautomáticas a los alumnos de high school" para que el problema estallará. Nuestro experto imaginario obviamente reconocería que, tras la aplicación de su propuesta, "se establecería un escenario propicio para... revueltas, brutalidad, terror en suma", pero creería que todo eso valdría la pena porque tal vez, solo tal vez, una “fantástica nueva realidad surgiría de debajo de la ruinas”. ¿Por que? Debido a que "la política puede hacer extraños compañeros de cama".

4. Más allá de la frustración

Podríamos señalar absurdos adicionales en el artículo de Lustick, como la afirmación de que la solución de dos estados es apenas posible porque "las poderosas fuerzas islamistas hacen de una Palestina fundamentalista algo más probable que un pequeño estado con un gobierno secular", aunque una vez que se disipara la ilusión de dos estados, "masas de refugiados árabes y de musulmanes oprimidos y explotados, en Gaza, Cisjordania e Israel, podrían ver la democracia, y no el Islam, como la solución". Es decir, para Lustick la solución de dos estados es la fuerza impulsora detrás del fundamentalismo islámico, por supuesto. Pero el quid de la cuestión no son las inconsistencias de un artículo específico, sino el hecho de que el escepticismo sobre una partición y la ilusión de un único Estado que la desmentiría, casi inevitablemente conduce a estos absurdos.

La solución de dos Estados puede y debe ser cuestionada y debatida, sus críticos morales plantean problemas graves que deben ser, y creemos que pueden ser, sinceramente tratados. No sugerimos que la frustración de Lustick sea injustificada. Es cierto que gran parte de la industria de la paz se ha vuelto contraproducente y más preocupada por mantener su acceso al poder y la protección de un legado que en avanzar hacia una solución. La timidez americana hacia Israel se ha ganado sus críticas. Y quizás sea probablemente cierto menospreciar la actual ronda de negociaciones.

Pero nada de esto justifica el escepticismo ante una partición. La dependencia generalizada de los asentamientos a un apoyo del gobierno significa que, a pesar de los esfuerzos exitosos de la derecha por crear la impresión de lo contrario, su eliminación es una cuestión de voluntad política más que de fuerza bruta. Si Israel decide tirar del enchufe, la empresa colonizadora se derrumbara como un castillo de naipes. En efecto, la ironía es que casi todo el mundo, incluyendo la gran mayoría de los israelíes, conoce los contornos de la solución con singular claridad. El importante debate sobre el conflicto palestino-israelí no trata sobre la solución, sino sobre la forma de lograrla. Los esfuerzos de los intelectuales, activistas y responsables políticos deberían invertirse en la fijación del proceso. Eso es lo que está roto, y ahí es donde las nuevas ideas, innovadoras y radicales que vengan, realmente pueden hacer la diferencia.

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La ilusión de un único Estado: (Los dados de hierro - y de sangre - de Ian Lustick - Martin Kramer - Commentary)



Tal como tanto Jonathan Tobin y Jonathan Marks han observado previamente en sus artículos, el politólogo de la Universidad de Pennsylvania Ian Lustick, autor de un reciente artículo de opinión promocionando una "solución de un único Estado", y de una manera destacada en el New York Times, no es un caso atípico. Por el contrario, la universidad americana está llena de Lusticks: radicales judíos de los 60’s que pasaron en su momento por alguna fase transitoria de sionismo simplista de extrema izquierda antes de descubrir que el verdadero Israel es complejo y no se adapta a sus simplicidad.

Desilusionados, y a lomos de su izquierdismo simplista, se instalaron como arrepentidos en los departamentos y centros de estudios del Oriente Medio universitarios, donde los críticos judíos de Israel proporcionan la cobertura ideal para los verdaderos enemigos de Israel. Estos judíos radicales solían ser previamente devotos de un Estado palestino, pero ahora están luchando por mantenerse al día abrazando la extravagante moda de una "solución de un único Estado", desencadenada por la famosa conversión del difunto Edward Said (anunciada, por supuesto, en las páginas del New York Times en 1999).

Debido a que el artículo de Lustick se publicó en el NYTimes, fue un gran problema para algunos de esos judíos americanos que todavía ven en ese diario a un guardián de sus ideas. En Israel ha pasado prácticamente desapercibido.

Cualquiera que sea el interés intrínseco del artículo, es particularmente fascinante como un estudio del típico caso de autocontradicción intelectual. Lustick ha revertido su supuestamente bien considerada e informada evaluación científica de hace tan sólo una década sin ni siquiera un gesto de explicación.

Vamos a recapitular brevemente la desdeñosa opinión de Lustick sobre una solución de dos estados expresada en su nuevo artículo. Se trata de "una idea cuyo tiempo ha pasado", que “no es creíble ni posible", que es una "quimera", una "fantasía". El "enfoque obsesivo en la preservación de la posibilidad teórica de una solución de dos estados es tan irracional como reordenar las sillas de la cubierta del Titanic”. ¿Conclusión? "La pretensión de que unas negociaciones bajo el lema de dos Estados para dos pueblos pudieran conducir a una solución debe ser abandonada. De hecho, esas negociaciones hacen un daño real. La diplomacia bajo la bandera de los dos Estados ya no es una ruta de acceso a una solución, sino un obstáculo en sí. Estamos comprometidos en negociaciones hacia ninguna parte".

Sin embargo, sólo hace una década Lustick pensaba que el éxito del "proceso de paz" en la consecución de su objetivo de dos estados no sólo era plausible y factible, sino que “era inevitable”. Lustick explicó su tesis en una larga entrevista en el 2002 salpicada de analogías y metáforas como la siguiente:
Me gusta pensar en ello como una especie de jugador de dados, si bien esta historia no consiste en tirar los dados. Cada tirada es como un intento diplomático de un proceso de paz. Para tener éxito en realidad, la historia tiene que sacar unos "ojos de serpiente" (un total de 2, cada dado un valor de 1). Y ya saben, eso no es fácil, por lo que tienes que seguir tirando los dados. Con el tiempo, finalmente sacarás ese 2. Todas las cuestiones de liderazgo y los accidentes de la historia, las pasiones de ambas partes, los sentimientos tortuosos de sufrimiento, las coaliciones políticas, el momento de las elecciones, todo caerá entonces en su lugar.
¿Qué nos estaba diciendo con esto Lustick? Que recordemos que las probabilidades de sacar unos "ojos de serpiente" en toda tirada de dados es de 36 a 1, por lo que sólo un tonto o un idiota caería en la desesperación después de, digamos, una docena o dos docenas de tiradas. Incluso el fracaso es sólo un preludio para el éxito, ya que tan larga como pueda ser la espera, "con el tiempo, finalmente sacarás ese 2". El viejo dicho de que es una locura hacer la misma cosa una y otra vez y esperar un resultado diferente, resultaba desmentida por esta teoría del “lanzador de dados” que repite la misma acción a sabiendas de que cada resultado será diferente. Y es por eso que los Estados Unidos mantenía la repetición de los movimientos diplomáticos que Lustick ahora encuentra tan cansinos y sin sentido. Los "buscadores de la paz" acabaron adhiriéndose a su lógica de alrededor de 2002, la cual garantizaba que una de esas iniciativas diplomáticas está destinada a tener éxito, siempre y cuando existieran los suficientes intentos.

¿Y qué tenía que decirles Lustick en el 2002  a esos israelíes que "querían que la Ribera Occidental y Gaza permanecieran permanentemente bajo control israelí"? "Ustedes tendrán que sacar un 13”. [N.P.: Es imposible porque la máxima puntuación es 12, ya que cada dado va del 1 al 6, y se lanzan dos dados en cada tirada].

Lustick continuaba y les decía:
Pero no se puede sacar un 13, lo que quiere decir que la derecha no podrá tener un plan de cómo poder mantener con éxito los territorios durante más tiempo. Ni siquiera se defienden con una opción más realista como sería expulsar a los palestinos. Así que no tienen un plan. Así pues, si ustedes creen que tienen razón y saben que tienen que sacar un imposible 13, la estrategia es no dejar que se lancen los dados, seguir tratando de detener todas las iniciativas y subvertir la que se inicie... Es la única cosa racional que pueden hacer con el fin de evitar que la historia finalmente produzca lo que tiene que producir, una solución de dos estados.
¿Así que la versión israelí de una solución de un solo Estado de Israel, desde el río Jordán hasta el Mediterráneo, era por entonces una causa perdida y muerta, ya que desafiaba a la "historia" en sí misma.

En 2002, Lustick estaba seguro de que "uno de estos días" Israel abandonaría Cisjordania:
Israel está atrapado entre la incapacidad para hacer desaparecer el problema haciendo que Cisjordania parezca Israel, y la imposibilidad de hacer desaparecer de hecho la retirada, cruzando esa barrera del régimen, ese umbral del régimen. Un día, uno de estos días, el umbral de ese régimen será cruzado.
¿La versión palestina de la opción de un solo Estado? Lustick ni siquiera la mencionaba en el año 2002.

Así pues, Lustick fue el último creyente en los dos estados. No creo incluso que los inveterados "buscadores de la paz”, a los cuales ahora descarta con desprecio, supusieran nunca que los repetidos fracasos los estaban acercando a su objetivo. Sin embargo, Lustick les daba motivos para creerlo: no se podría "evitar que la historia finalmente produjera lo que se iba a producir, que era una solución de dos estados", y se trataba solamente de cuestión de tiempo.

Tan seguro estaba Lustick "de que el umbral se iba a cruzar", que creía inclusive que la lógica inexorable de la solución de dos estados la había aceptado. Y debido a que Israel había rechazado a Hamas, Israel había desperdiciado la oportunidad de convertirlo en una "oposición leal".

Aquí está el problema, tal vez la falta de honradez sea la mejor palabra de explicar - al Lustick del 2013 con respecto al Lustick  del 2002 - por qué esa "historia" destinada a llevarnos a la creación de dos estados hace sólo unos años, ahora se vea destinada a “terminar en un único Estado”.

Es tentador mostrarles la luz a los aparentemente insaciables "buscadores de la paz", y él parece haberlo hecho, pero el Lustick que apostaba por ellos en el año 2002 tenía una cierta lógica. Sin embargo, los hechos que defiende en su contra en el 2013 resultan débiles. De hecho, y realmente, él nunca se basa demasiado en las cuestiones pendientes, en absoluto.

¿Es una de ellas el número de colonos? Si él lo cree, no lo dice. Lustick sabe cuántos colonos existen, y los contó en una conferencia en febrero de 2002, eran unos 390.000 (Cisjordania y Jerusalén Este). En 2012, nos dice ahora, había 520.000. Esto es, 130.000 más (dos tercios de lo que representaría, por cierto, el crecimiento natural). Es de suponer que una proporción significativa de esos 130.000 se hayan añadido a los asentamientos cuya inclusión en Israel no parece cuestionar una solución de dos estados, debido a su proximidad al Israel anterior a 1967. Así que estamos hablando de decenas de miles. ¿Qué representa que un incremento de unos 10.000, entre 2002 y 2013, haya puesto a Israel más allá del "punto de no retorno"?

Lustick no lo dice. En su artículo en el NYTimes afirma que la presión estadounidense podría haber detenido la reelección de Menachem Begin en 1981, antes de la construcción de esos "masivos complejos de asentamientos", y provocando un proceso de Oslo una década antes, en la década de 1980. Es una suposición hipotética que nunca podremos evaluar, pero que no resuelve el enigma. Lo sorprendente es que suponemos que Lustick ya sabía todo esto en 2002, y eso no disminuyó su fe en la inevitabilidad histórica de una solución de dos estados. Así que la pregunta sigue siendo: ¿qué ha pasado desde el año 2002 para cambiar la mente de Lustick tan drásticamente?

Aquí llegamos a la contribución supuestamente original de Lustick al argumento de una “solución de un único Estado". Él no repite la afirmación habitual de que los asentamientos israelíes han hecho un Estado palestino inalcanzable. Él argumenta que ahora utiliza es que el Estado israelí es insostenible. "La desaparición de Israel como un proyecto sionista, a través de la guerra, el agotamiento cultural o el impulso demográfico, es al menos tan plausible como una retirada israelí de la Ribera Occidental”. ¿El mejor indicador? Los propios Israelíes que lo creen. "Muchos israelíes ven la desaparición del país, no sólo como posible, sino probable. El Estado de Israel se ha establecido, pero no (ha garantizado) su permanencia. La frase más habitual en el discurso político israelí es una variación de "si X ocurre (o no), el Estado no va a sobrevivir".

Yo no conozco a ningún investigador que haya establecido de manera determinante cual es "la frase más común en el discurso político israelí", y supongo que Ian Lustick tampoco. A fin de cuentas, se la acaba de inventar. En una conferencia en febrero de este año citó un trabajo, de 2009, que contaba la cantidad de artículos publicados en el diario de izquierdas (y post-sionista) Haaretz que empleaba las frases "peligro existencial" o "amenaza existencial". Hay un bache después del 2002 (Segunda Intifada), luego un pico al alza en el 2006 (Segunda Guerra del Líbano). El "estudio" no demuestra absolutamente nada. Después de todo, se trata de artículos del Haaretz, esa especie de Muro de los Lamentaciones de la izquierda israelí. Una explicación perfectamente plausible es que el sesgo editorial del periódico, exacerbado por el eclipse político de la izquierda israelí, ha tendido a favorecer sus pronósticos de "un fin del mundo".

Y Lustick, al sacarse de la manga esa “frase más habitual”, se contradice con las investigaciones existentes, y por lo tanto reales, llevadas a cabo con población real, aquella que él ignora o de la que es un perfecto ignorante. Recientemente, el Instituto Israelí de la Democracia realizó una encuesta a gran escala para el año 2012 donde se demostraba que los optimistas superaban a los pesimistas entre los judíos de Israel por un margen del 79% al 18%. Más del 85% dice que Israel podrá defenderse militarmente, y sólo el 33% piensa que Israel estará más aislado de lo ahora lo está. Un académico de la Universidad de Tel Aviv que supervisó la encuesta resume los resultados: "Es importante tener en cuenta que la mayoría de los israelíes ven el futuro del país con optimismo. Nuestra capacidad de resistencia nacional se apoya en gran medida en el hecho de que, a pesar de que las personas vean las cosas de manera negativa los viernes por la noche cuando se reúnen con la familia y de que el espíritu de la época nos aboque al desaliento, cuando rascas un poco más, la gente no está realmente deprimida".

Esto puede ser un eufemismo, pero es que Israel está situada en la posición undécima del mundo en el último Índice de Felicidad Mundial comisionado por la ONU, lo que no se corresponde con "cualquier nivel de depresión". De acuerdo con la última encuesta del Índice de la Paz publicada durante el Año Nuevo judío, sólo el 16% de los israelíes judíos piensan que la situación de seguridad del país empeorará. El 46% piensa que se mantendrá igual, y el 28% cree que realmente mejorará, y esto a pesar del caos en Siria y la península del Sinaí, y las centrifugadoras girando en Irán. La única cuestión en la que los israelíes son persistentemente pesimistas es en el "proceso de paz", pero esto no parece agriar su humor, salvo a esa pequeña minoría, incluyendo los articulistas de opinión del Haaretz , que al parecer constituyen la única “muestra válida” para Lustick.

Lustick también alude al "impulso demográfico" como evolucionando en contra de Israel, y ha pasado bastante rato jugando con cifras en un intento de demostrar que los israelíes están haciendo cola para emigrar. Él permaneció en este empeño hasta que un respetado demógrafo actual, Sergio Della Pergola, pasó por el yunque sus esfuerzos de aficionado y no dejó nada intacto. Esta demolición es de lectura obligada.

Y es que al final, a Lustick realmente no le importa lo próspero, estable y viable que Israel parezca ser, incluso no le importan ni los israelíes [N.P.: salvo los chicos del Haaretz, por supuesto]. Esto de debe a que Israel es como... - esperen mientras se le ocurre un buen ejemplo  - "... un globo". "Al igual que con un globo al que vayamos hinchando gradualmente con ráfagas de aire y nos pasamos en el límite de su resistencia a la tracción, hay umbrales de cambios radicales, políticamente perturbadores". Es decir, el Israel sionista es una burbuja que está destinado a estallar. Se ha inflado por el apoyo estadounidense, y el "proceso de paz" le ha protegido del estallido. Pero "cuanto mayor sea el globo y más se hinche, más devastador será su estallido”. [N.P.: ¿se acuerdan de cuando Nasrallah, el jefe de Hezbollah, decía que era un débil tela de araña? Qué similitudes].

En febrero, Lustick reveló que está escribiendo todo un libro demostrativo de esta tesis,  evocando la "historia" de nuevo, con una nueva analogía con los tipos de cambio:
La Historia puede resolver el problema en el sentido de que la vía de la entropía resuelve los problemas. Usted no opta siempre por este tipo de volatilidad limitada. Cuando se restringen los tipos de cambio en un mercado volátil, al no permitir que las tasas se muevan a pesar de que la economía real puede convertirlas en absurdos, las tasas eventualmente cambian, pero de una manera muy radical, no lineal. Cuanto mayor sea la restricción, menor la adaptación a las condiciones cambiantes, más irregulares y dolorosas serán la adaptaciones.
Sería mucho mejor, piensa Lustick, que ese "proceso de paz" en búsqueda de una solución de dos estados se cierre ahora mismo, para que ambas partes puedan combatir de nuevo, para que esta vez los "estancamientos dolorosos conduzcan a cada parte a la conclusión de que el tiempo no está de su lado”. Israel, que ha derrotado al tiempo y a los palestinos una y otra vez, “tiene que dejar de ganar”:
Tirar del enchufe del proceso de paz", escribe en el NYTimes, “sentará las bases para una opresión despiadada, que provocara la movilización de las masas, los disturbios, la brutalidad, el terror, la emigración judía y árabe, y oleadas de condenas internacionales contra Israel. Y frente a esta creciente indignación, EEUU ya no podrá ser capaz de ofrecer un apoyo incondicional a Israel. Una vez que la ilusión de una solución limpia y aceptable del conflicto desaparezca, los dirigentes israelíes podrán entonces comenzar a verse tal como contempló a finales de los 80 a los líderes blancos de Sudáfrica, produciendo su comportamiento más y más aislamiento, y con él más emigración y desesperanza”.
Y es ahí a donde Lustick quiere que se llegue. Basta pues de rodar los dados diplomáticos. Es hora de tirar los dados de hierro (y de sangre). Puede sonar cínico, pero Lustick piensa que es el mejor destino: "La cuestión no es tanto lo que el futuro tiene reservado para el conflicto entre Israel y Palestina. Lo importante es el conflicto. Tampoco es si el conflicto puede ser prevenido. No se puede". Ahora recuerden, esta es una persona que hace apenas unos años insistía en que una solución de dos estados era inevitable. Ahora sostiene exactamente lo contrario. El mundo debe salir del proceso y dejar que una violencia inevitable se despliegue, sólo que esta vez los Estados Unidos no deberán estar en la esquina de Israel, y así Israel será derrotado y obligado a desmantelarse a sí mismo.

El problema con tirar los dados de hierro (y de sangre) es que el resultado es incierto, algo que incluso un historiador de sofá debería saber. La “historia” que a Lustick le gustaría es esa que provocara una derrota del Israel sionista de tal magnitud que creara un equilibrio perfecto entre judíos y árabes. Pero es muy posible que el resultado que desea sea el equivalente a sacar una puntuación de 13 en una tirada de dados, porque Israel tiene unas profundas ventajas que puede ampliar en gran medida porque Israel nunca puede encontrarse a sí misma contra la pared. (El cuadragésimo aniversario de la guerra de Yom Kippur de 1973 puede ser un momento apropiado para recordar esto).

O bien algo en su deseado escenario puede salir mal. Como señaló Clausewitz sobre la guerra: "Ninguna otra actividad humana es tan continua o universalmente vinculada con el azar". Uno de los posibles resultados que Lustick se imagina es que "los israelíes cuyas familias vinieron de los países árabes pudieran encontrar nuevas razones para pensarse a sí mismos no como 'orientales', sino como 'árabes' ". Teniendo en cuenta que incluso "los árabes" ya no parecen  pensarse a sí mismos como "árabes" (especialmente cuando utilizan el gas o las bombas contra otros árabes), y que los judíos nunca pensaron en sí mismos como "árabes" aun cuando vivían en países árabes y hablaban el árabe, uno se pregunta cuántas miles de tiradas de dados necesitaría Lustick para producir ese resultado.

Al final, no tiene sentido debatir con Lustick sobre sus propios motivos hipotéticos, invocando a tirar los dados, a reventar globos y a basarse en tipos de cambio volátiles. Todo esto es porque no ha pasado nada desde el año 2002 entre Israel y los palestinos, o en Israel, que posiblemente pueda explicar el cambio total de ideas de Lustick. Sospecho que su artículo en el NY Times no tiene nada que ver con el conflicto palestino-israelí, y tiene "todo que ver con el intento de Lustick de mantener el equilibrio en las arenas movedizas de la universidad americana".

Desde que Edward Said se desvió hacia la "solución de un único estado", la presión ha ido creciendo y ha crecido aún más desde que Rashid Khalidi, el heredero de Edward Said en Columbia, finalmente gravitó hacia la misma posición (algo que predije que iba a hacer bastante antes de que realmente lo hiciera). Este giro de los acontecimientos dejó a Lustick en la parte trasera de la vanguardia radical y lejos de la acción.

Después de que Tony Judt optara por ese mismo posicionamiento como representante del académico judío de vanguardia, y tras su fallecimiento, se ha producido una vacante para el cargo de académico judío partidario de la "solución de un único Estado".  Así que este es el último movimiento de la carrera de Lustick, y anticipo que representará para él un poco de lo que representó para Judt, transformándolo de un académico de modesta reputación en un héroe muy demandado. Las invitaciones le lloverán. Pronto escucharemos alguna controversia girando en torno a una invitación revocada, lo que incrementará aún más su posición y su estima. Y es muy posible que el artículo del NYTimes sirva como un anticipo de razonamientos aún más elevados en forma de un próximo libro (como decía en febrero: "Yo no he escrito aún la conclusión") y un fuerte impulso promocional de una importante editorial.

En previsión de esto, Lustick ya se está promoviendo a sí mismo como un nuevo profeta de Israel, ejemplificado en esta cita de una respuesta que dio a una pregunta en el pasado invierno:
Sostuve en 1971 que los 1.500 colonos viviendo entonces en la Ribera Occidental representaban una catástrofe que podría llevar a Israel a una cárcel política de la que nunca podría escapar. Se burlaron de mí. También he sostenido un estado palestino junto a Israel desde la década de 1970, pero hubieron de pasar veinte cinco años antes de que la corriente principal de la política israelí estuviera de acuerdo con ello. Puede tomar otros veinticinco años antes de que se den cuenta de que lo que digo es cierto y aún será más cierto si Israel sigue existiendo dentro de veinte o veinticinco años.
Esta no es una medida humana de la presciencia, como el propio Lustick ha reconocido. ¿Con cuánta anticipación alguien ha sido capaz de imaginar la revolución iraní y la caída de la Unión Soviética? Según opinaba el propio Lustick: "¿Diez años? No. ¿Cinco años? Tal vez dos, si eres muy, muy bueno". Si como afirma Lustick él siempre es capaz de adivinar el futuro de Israel veinticinco años en adelante, debe habitar en una esfera muy por encima de esa otra esfera regular que habitan los politólogos con sus pronósticos. Ahora él está compilando el “Libro de Ian” (un remedo del Libro de Job). Es de obligatoria lectura, léalo pues Israel (introduzca aquí la tarjeta de crédito) y llore.

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"Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer..." (letra del bolero El Reloj)



El cambio a la hora británica podría conllevar que España adoptará algunas costumbres británicas en la vida familiar, así hablaron algunos legisladores este jueves recomendando que España invierta el cambio horario producido durante la Segunda Guerra Mundial y que los puso en sintonía con la Alemania nazi.

La comisión parlamentaria comentó que adoptar el huso horario británico (una hora menos) podría tener un profundo efecto sobre los hábitos y horarios para la comida, la hora de irse a dormir y los horarios laborales de los españoles, cuya cultura es famosa por sus tardías y largas comidas, siestas, horarios de salida del trabajo y cenas a hora avanzada.

Por ejemplo, probablemente ajustaría los horarios de trabajo que ven como los españoles trabajan por las tardes hasta las 18-19 horas, en invierno ya entrada la noche. Eso podría trasladar a España más cerca de un horario de trabajo que iría de las 9 a las 17 horas, mucho más habitual en Gran Bretaña, y por lo tanto alentar que se adelantaran las comidas, se tuviera más tiempo para la familia y se adelantaran las cenas, facilitando que se fuera antes a dormir.

Hasta la década de 1940, España utilizaba el mismo horario que Gran Bretaña y Portugal, que están más o menos en la misma longitud. Pero cuando la Francia ocupada pasó a la hora alemana, la dictadura franquista en España adoptó la misma decisión.

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Cinco razones para no confiar en Irán sobre las armas nucleares - Jeffrey Goldberg - Blomberg



 El presidente iraní, Hassan Rohani - que esta semana está tratando de encandilar y seducir a las Naciones Unidas, al Presidente Barack Obama, a los judíos del mundo y a Charlie Rose -,  puede tener éxito a la hora de convencer a mucha gente de que el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, realmente no quiere actualmente hacerse con el control de un arsenal nuclear.

Por qué Rohani afirma esto es obvio: Las sanciones que los EEUU impusieron a Irán están haciendo verdadero daño económico. Una economía paralizada amenaza los intereses del Cuerpo de los Guardias Revolucionarios de Irán, y por lo tanto, a la estabilidad del régimen. Sabemos que el régimen no es popular entre muchos segmentos de la población iraní - testigo de la brutal represión de las protestas a gran escala en el 2009 - y que debe tener felices por lo menos a algunos de sus ciudadanos si quiere sobrevivir a largo plazo.

Rohani espera convencer al mundo de que las intenciones nucleares de Irán son pacíficas y que su país es un actor racional y reflexivo en el escenario mundial y que, por lo tanto, deben permitirle el acceso una vez más al sistema bancario internacional.

Aquí hay algunas razones para dudar de la sinceridad de las reclamaciones de Irán.

1. Rohani, al menos hasta ahora, no ha indicado que Irán esté abierto a dar marcha atrás en su programa nuclear. De hecho, el régimen ni siquiera habla de suspender el enriquecimiento de uranio.

2. En comparación con el anterior presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, Rohani es una
figura moderada y agradable. Pero este es un ejemplo de cómo contentarse con casi nada. Rohani, obviamente, parece moderado si se compara con un loco que niega el Holocausto. Pero por supuesto, Rohani se ha “declarado neutral sobre la cuestión de si el Holocausto realmente ocurrió”. Y lo acaba de demostrar de la manera menos conflictiva.

3. Tener un arsenal nuclear es uno de los más obvios intereses de los gobernantes de Irán. Póngase por un momento en los zapatos de su líder supremo. Estás rodeado de enemigos. Casi todo el mundo musulmán sunita te desprecia. El Estado judío, por el que sientes un odio patológico, está tratando de socavar tu seguridad. Y detrás de todos ellos destacan los EEUU, el país antes conocido como el Gran Satán, cuyo presidente dice que no está interesado en el cambio de régimen iraní, ¿pero quién puede realmente confiar en un presidente de los Estados Unidos? Por supuesto que no.

Un arma nuclear en tus manos te proporciona dos cosas vitales: te protege de los esfuerzos externos para derrocar a tu gobierno y te permite proyectar tu poder en el Oriente Medio. Ya hemos visto lo que ha pasado con los líderes del Oriente Medio que no tenían capacidad nuclear - Saddam Hussein y Muamar Gadafi - y no deseamos compartir su suerte.

Conseguir un arma atómica es difícil, pero una vez que Irán cruce la línea de meta, el mundo aceptará la energía nuclear y las sanciones se disolverán con el tiempo.

4. Es cierto que el líder supremo ha argumentado que el uso de armas nucleares es antiislámico. Por lo cual se "supone que el régimen nunca buscaría esas armas". Sólo me gustaría señalar que el asesinato en masa de personas inocentes también está prohibido por el Islam, pero el gobierno de Jamenei se dedica a esta práctica a través de su apoyo a Hezbollah y a Bashar al-Assad en Siria, entre otros ejemplos. El régimen iraní también mata a muchas personas de forma directa, por supuesto, incluyendo los iraníes que protestaban pacíficamente.

5. El líder supremo es, de hecho, el principal apoyo del programa nuclear. Reuel Marc Gerecht, el ex agente de la Agencia Central de Inteligencia y experto en Irán, dijo que a los ojos de Jamenei, "él se deshonraría ante Dios y ante sus pretorianos, los Guardianes de la Revolución, si tuviera que renunciar a sus ambiciones nucleares a cambio de un alivio en las sanciones. Se ha invertido todo en el programa nuclear. Es el núcleo de la defensa de la república islámica contra los Estados Unidos. Sin él, Jamenei estaría diciendo a todos que Estados Unidos y el resto de Occidente le habrían derrotado. Él perdería la revolución islámica y muy probablemente su puesto".

Después de años de travesuras alienantes de Ahmadinejad, Irán ha elegido un camino diferente. Ahora cuenta con un presidente (y un jefe negociador) que es suave y afable y comparativamente moderado. Pero Rohani se ha dedicado al programa nuclear de su país durante años, y no hay signos de que esté interesado en el desarme a cambio del levantamiento de las sanciones.

¿Cuál será su juego? Divide y vencerás, esta es mi suposición. Dividir a los europeos de los americanos, y dividir a los americanos de los israelíes (y de los árabes sunnitas, que también tienen miedo de un Irán nuclear).

Las promesas de negociaciones y de realizar cambios son indicaciones del deseo de llegar a un acuerdo. Pero al mismo tiempo se mantienen girando las centrifugadoras y se lleva el programa nuclear hasta el punto en que una bomba nuclear podría producirse en tan sólo seis u ocho semanas después de que el líder supremo decida cruzar el umbral. Un Irán con capacidad para producir armas en seis semanas es un Irán nuclear. Israel y los estados árabes lo saben, y por eso están tan preocupados por el entusiasmo americano por Rohani.

¿Esto significa que los EEUU no deberían negociar? Por supuesto que no. La administración Obama debe probar esas negociaciones con Irán inmediatamente. Están, de hecho, presionados por las sanciones. Tal vez las sanciones sean más perjudiciales de lo que incluso pensamos. Sin embargo, estas negociaciones deben ser limitadas en el tiempo, y las sanciones no deben ser levantadas antes de tiempo, puesto que las sanciones son las que han traído la crisis a este punto.

Otra cosa que la administración Obama debería hacer es escuchar a su antiguo experto en control de armas, Gary Samore, quien, según la revista Foreign Policy, dijo lo siguiente sobre el régimen iraní: "Nadie debe engañarse con la política de encanto, todo el mundo entiende que el líder supremo está buscando armas nucleares. No importa cuántas veces sonrisas nos muestre Rohani, eso no cambiará el objetivo fundamental del programa".

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Friday, September 27, 2013

Un mundo políticamente correcto... y ridículo: Un gorila enviado a terapia por "actitud sexista" - LD



Un gorila del zoo de Dallas será enviado a Carolina del Sur para realizar una "terapia por una actitud sexista", después de que mordiera a una gorila y despreciara a los otros animales, según informa NBCNews.

Patrick, un gorila de casi 200 kilos se trasladará al "Riverbanks Zoo and Gardens" de Columbia, Carolina del Sur, donde vivirá en una zona habilitada sólo para él. En este zoo tienen expertos para trabajar con animales con problemas de comportamiento.

Los funcionarios del Zoo de Dallas dijeron que Patrick se lleva bien con los humanos, sólo es agresivo con los gorilas. Dijeron que han tratado repetidamente de socializarlo con otros gorilas, en particular con hembras, con la esperanza de que pudiera reproducirse, pero en cambio, cuando lo intentaron, mordió a las hembras y agredió a otros gorilas.

"No será porque no lo hemos intentado, ya lleva aquí 18 años" dijo Laurie Holloway, una portavoz del Zoo de Dallas. Cuenta que Patrick era tolerante hasta que conoció a Jabari, otro gorila que fue matado a tiros por la policía de Dallas después de que se escapara en 2004 e hiriera a tres personas. El Zoo de Dallas ha argumentado que el traslado del gorila se produce porque necesita el espacio de Patrick para otros gorilas que han comprado. El zoo instalará allí dos nuevos machos, uno de ellos llamado Zola, un gorila al que obligaban a bailar "break-dance" en vídeos para Internet.

John Davis, cuidador del Riverbanks Zoo, dijo que en un primer momento Patrick estará separado de los otros gorilas del zoo. Tarde o temprano Patrick podrá vivir con los demás gorilas.

Patrick fue abandonado por su madre y enviado al zoo de Toronto y con 5 años, fue transferido a Dallas. Vivir en un zoo desde pequeño le convirtió en un gorila amable con la gente y es el animal favorito entre visitantes y cuidadores en el Zoo de Dallas. Pero no es así con los otros gorilas.

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