Saturday, March 31, 2007

Felix Nussbaum (1904 - 1944)


El refugiado, 1939


Autorretrato con manzana Blossum, 1939


Autorretrato en el campo de concentración de Saint Cyprien (Pirineos franceses), 1940


En el campo, 1940


Sinagoga del campo de concentración de Saint Cyprien (Pirineos franceses), 1941


Autorretrato con tarjeta de identidad judía, 1943


Judío por la ventana, 1943


Grupo de tres, 1944


Triunfo de la muerte, 1944

Pintor alemán de origen judío, nacido en 1904. Tras estudiar en Berlín, residió en Bruselas, Bélgica. En 1940 fue deportado a Francia, y trasladado a un campo de detención, Saint Cyprien, donde pintó sobre el terror que vivían los judíos. Logró escapar de él y regresar a Bélgica, donde vivió en la clandestinidad junto con su esposa y vendiendo su obra ocultando su identidad judía. La Gestapo envió al matrimonio Nussbaum en el último tren que llevó judíos a Auschwitz. Murió en el campo de concentración en 1944.


Fuentes:
YadVashem
Nussbaum
Osnabruck
Felix Nussbaum, biography
Biografía de Felix Nussbaum, en castellano y en formato pdf

Labels:

Nocturnos de Józef Pankiewicz (Lublin 1866 - La Ciôtat, France 1940)


Park w Duboju, 1897


Rynek Starego Miasta w Warszawie nocą, 1892


Dorożka w nocy, 1893


Nokturn - Łabędzie w Ogrodzie Saskim w Warszawie nocą, 1894

Fuente:
Józef Pankiewicz

¿Buscan los saudís la paz? - Ed. JPost

Con la visita de Condoleezza Rice esta semana y la atención especial que se dio al renacimiento de la Iniciativa de Paz árabe, inspirada en la saudí del 2002, las expectativas se habían incrementado de que la cumbre árabe de Riad podría proporcionar un mecanismo para reanudar el proceso de paz árabe-israelí.

Seguramente los diplomáticos israelíes habían esperado que un plan de paz modificado pudiera ser adoptado por los jefes de estado árabes, un plan que excluiría cualquier referencia al retorno de los refugiados palestinos a Israel – algo imposible para el espectro político israelí. Cuando eso pareció improbable, aumentó la especulación de que mientras la iniciativa formal permanecería sin alterar, al menos algunas otras declaraciones serían realizadas por separado tratando de tender la mano a la opinión pública israelí y construir la confianza mutua.

Pero la Iniciativa de Paz árabe redujo aún más esas expectativas cuando el ministro de Asuntos Exteriores saudi, Al-Faisal, advirtió a Israel que su rechazo del plan dejaría su destino en manos "de los señores de la guerra."

Más bien que obtener algo de flexibilidad, Israel recibió un ultimátum.

Este no era el estilo del presidente Anwar Sadat o del Rey Hussein, sino el peor modo de alcanzar cualquier modus vivendi con Israel.

Además, si Israel pensó que la diplomacia optimista de Rice estaba basada en una coordinación sincronizada americano-saudi, fue una sorpresa total cuando Jim Hoagland reveló en el Washington Post que el rey Abdullah de Arabia Saudí anuló una comida de gala a mediados de abril con el presidente George W. Bush en la Casa Blanca. Hoagland tuvo noticias de fuentes de la administración de que Riad había decidido por el momento buscar puntos en común con Irán, Hamas e Hizbullah. Ahora se hace comprensible por qué los saudís decidieron reforzar a Hamas, con el acuerdo de la Meca, marginando políticamente aún más a Mahmoud Abbas.

¿Si Arabia Saudí ha decidido distanciarse de los EE.UU en estos momentos, entonces cómo podría esperar Washington que el tiempo esta maduro para un acercamiento saudi-israelí bajo el paraguas americano?

La anterior vez que se habló de la iniciativa saudi, durante la cumbre árabe del 2002 en Beirut, Hamas atacó el Hotel del Parque, en Netanya, durante la primera noche del Pessah, matando a 29 israelíes e hiriendo a más de 150. Entonces Arabia Saudí no demostró a Israel que era serio sobre su plan de paz reduciendo su apoyo financiero al Hamas; de hecho, incrementó más del 50% los ingresos totales de Hamas en el 2003.

Además, los saudís no se acercaron a Israel directamente, sino que decidieron lanzar su iniciativa por medio de las columnas del periodista Thomas Friedman, en el NYT. El medio era el mensaje. La figura clave saudí en los contactos con la prensa fue Adel Al-Jubeir, a quien habían enviado a Washington para coordinar los esfuerzos para mejorar la imagen menguante de los saudís en EEUU. Parecía evidente que la iniciativa saudita no estaba dirigida hacia Israel, sino más bien a la opinión pública americana "post 9/11", sobresaltada tras conocer que 15 de los 19 secuestradores que atacaron Nueva York y Washington eran ciudadanos saudís.

Los verdaderos problemas con la iniciativa de paz saudita van bastante más allá de la muy debatida cuestión "del derecho al retorno" de los refugiados palestinos.
Los problemas estriban en la demanda del plan saudí de una "retirada plena" de todos los territorios capturados hace 40 años en la guerra de los Seis Días, así como la negativa a una flexibilidad territorial contenida en la Resolución 242 de la ONU, resolución que intencionadamente no utilizó un lenguaje restrictivo.

La adopción del plan saudita conduciría a una nueva división de Jerusalén. Esto también despojaría a Israel "de unas fronteras defendibles" que Bush aseguró a Israel en su carta de abril de 2004 al primer ministro Ariel Sharon. En 2007, con el jihadismo del Al-Qaida en Irak y un Irán ascendiente en toda de la región, dichos elementos de seguridad sólo han aumentado su importancia.

Las seguridades contenidas en la carta de Bush son críticas para Israel y habían constituido la retribución principal que Israel había obtenido por la retirada de Gaza. Ahora la carta parece haber sido olvidada. En efecto, existe una contradicción deslumbrante entre el nuevo abrazo de la administración de Bush a la iniciativa saudí y las seguridades proporcionadas a Sharon hace sólo tres años.

Incluso la paz “regalada” por los sauditas no es lo que podría parecer en un principio. Promete unas "relaciones normales" con Israel, un término diplomático sirio de los años 90 diseñado como una alternativa "aguada" a un proceso de paz europeo que implicaba el término "normalización" (tatbiyan en árabe). Sin embargo, la iniciativa saudí reaparece para ser presentada como un magnífico trato entre Israel y el mundo árabe: "una retirada plena por una paz plena con todo el mundo árabe", aun si permanecen dudas serias de sí esta es la verdadera intención de los saudís.

Aún hoy, al igual que en 2002, la paz con Israel probablemente no encabeza el orden del día saudí. El problema supremo de Arabia Saudí no es el conflicto israelí palestino, a pesar de la fuerte identificación ideológica del rey Abdullah con la causa palestina en el pasado. Lo que potencia el nuevo activismo diplomático de Arabia Saudí es la creciente amenaza iraní y la débil respuesta occidental.

El presidente Ahmadinejad se ha comprometido en una segunda revolución iraní: lo que significa un renacimiento de los esfuerzos iraníes para exportar el chiísmo revolucionario, donde quiera que sea posible. En algunos países donde los sunnitas están relegados, como Sudán y Siria, los iraníes esperan convertir a los sunnitas al chiísmo. En el Golfo, hay poblaciones chiítas muy sustanciales. En efecto, la vulnerabilidad principal de Arabia Saudí está en su provincia del este, colindante con Bahrain, rica en petróleo, y de mayoría chiíta en un 80%.
Su potencial para una subversión revolucionaria es enorme. Según documentos del tribunal estadounidense, el ataque de 1996 contra las Torres Khobar, en Arabia Saudí, fue conducido por el Hizballah Al-Hijaz, un grupo terrorista chiíta controlado directamente por funcionarios iraníes.

¿Qué puede hacer Occidente? Tiene que tranquilizar a sus aliados del Golfo siendo más asertivo en su contestación al poder iraní. Los instintos que Rice trata de aprovechar, con esa amenaza compartida tanto por Israel como por los estados árabes sunnitas, son esencialmente correctos, pero deben ser dirigidos por vías totalmente diferentes.

Cuando Arabia Saudí afronta su propia amenaza islamista sunnita desde dentro, y una amenaza chiíta desde fuera, no es sorprendente que la última cosa que necesite es planear negociaciones con israelíes y periodistas en Riad.

Y con un Hamas en el poder entre los palestinos, y ejercitando diariamente su fuerza militar en Gaza, Israel no tiene por qué experimentar con nuevas retiradas. En tales circunstancias, unos contactos "tranquilos" entre Israel y sus vecinos tienen mucho más sentido que una diplomacia pública exhibicionista. En la pacificación, el tiempo lo es todo.

¿Qué ventajas tendrían esos contactos? Primero, encontrando modos de añadir a aquellos palestinos que están listos para distanciarse de Irán. Y si ningún poder palestino surge, alentar a Egipto y Jordania para que tomen un papel más constructivo en la eliminación del caos presente ayudando a controlar el crecimiento de los ejércitos terroristas presentes en los territorios.

Actualmente, no hay ninguna indicación de que algo como eso vaya a pasar. Pero si Arabia Saudí procura presentarse como una fuerza constructiva, debe utilizar su poder político y financiero entre bastidores para neutralizar aquellos grupos que procuran minar la estabilidad del actual Oriente Medio. Sólo entonces va a ser posible explorar el edificio de las fundaciones de una paz regional que ya estaba siendo vendida de antemano esta semana.

Wednesday, March 28, 2007

Sweet Fields and Sun Rise Mist - Frank Grisdale











Fuente:
Sweet Fields

Tuesday, March 27, 2007

Judíos contra Sión - Isi Leibler - JPost

En todo la Diáspora, hay judíos alienados y marginales cuya implicación fundamental en la vida judía consiste sobre todo en socavar los fundamentos del estado judío.

Hoy, ellos intentan presentarse como una respetable "expresión alternativa judía". Es el precio que pagamos por haber guardado durante tanto tiempo la cabeza enterrada en la arena, absteniéndonos de descartar de la corriente principal del pueblo judío a los que se consagran en deslegitimar y diabolizar a Israel.

No es necesario subestimar los desgastes potenciales que ellos son capaces de infligirnos.

No es un fenómeno nuevo el que haya judíos que difamen a su propio pueblo. Se encuentra todo a lo largo de la historia desde la Antigüedad. En la Edad Media, los más virulentos promotores del antisemitismo eran judíos convertidos. En la época de la Emancipación, los judíos devotos del universalismo, del socialismo y de otros "ismos" incitaban al odio hacia los miembros de su pueblo.

Se encuentran ejemplos de ello en los accesos antisemitas de Karl Marx y en esos judíos rusos del s.XIX, partidarios de la revolución social, que justificaban los pogromos como lubricantes necesarios para hacer reinar un clima revolucionario.

En cambio, los judíos que se odiaban a sí mismos guardaron silencio durante el Holocausto porque los nazis tomaban a todos los judíos como blanco.

Después de la guerra, los judíos comunistas y sus compañeros de ruta "progresistas" volvieron a salir a la superficie, y fueron los más fervientes apologistas de los crímenes de Stalin. Durante la campaña para liberar a los judíos soviéticos, negaron la existencia de un antisemitismo soviético y defendieron - incluso aplaudieron - los teatrales procesos antisemitas apadrinados por el estado, y las ejecuciones de sus hermanos.

Como sus sucesores contemporáneos, su eficacia, en tanto que portavoces de nuestros enemigos, estaba ligada al hecho de que anunciaban y publicitaban su origen judío. Sin embargo, contrariamente a los judíos que hoy diabolizan a Sión, estaban considerados como parias por los judíos ordinarios, y claramente percibidos por los no-judíos como alejados de su propio pueblo.

Hoy, los que niegan la legitimidad del estado judío son tratados a menudo con indulgencia desde los medios judíos respetables. Algunos dirigentes judíos han sugerido incluso
que una "comunidad pluralista" no debería hacer prueba de discriminación hacia esos "disidentes" opuestos a Israel.

Una gran parte de la responsabilidad por esta tolerancia inoportuna tiene su fuente y origen en el interior de Israel. La más odiosa propaganda anti-israelí ha emanado, durante años, de universitarios que ejercían la enseñanza en las universidades israelíes.

Hoy, el problema a comenzado a proliferar de una manera incontrolable. Siendo evidente que manifestar odio hacia Israel se ha convertido en una importante condición previa para ser admitido en el campo "progresista", se encuentran judíos en la primera fila de las odiosas campañas de diabolización de Israel, y ello en casi todos los países.

Sin embargo, acusar a esos renegados de practicar el odio de sí es considerado como un grave pecado en muchos de esos círculos. Es así que se considera legítimo, para los judíos, afirmar mentirosamente que Israel es un estado "segregacionista", acusar a los de su raza de conducirse como nazis, describir el comportamiento de Israel recurriendo a los "dos pesos, dos medidas", y acusar a Israel de limpieza étnica, de crímenes de guerra e incluso de genocidio. Se considera incluso aceptable llamar al desmantelamiento de Israel para reemplazarlo por un estado "binacional", o sostener el "derecho de retorno" de los refugiados palestinos. Todo ello en nombre de la tolerancia general.

No obstante, levantarse contra tales concepciones y señalarlas como extremistas es considerado como una forma de "maccarthismo sionista".

Es un fenómeno patético de nuestra época que gentes como Tony Judt, Marc Ellis, Norman Finkelstein, Jacqueline Rose y Tony Kushner, sean considerados como mártires, y que se confunda la tolerancia hacia sus esfuerzos odiosos para deslegitimar al estado judío, con la libertad de expresión.

¡Qué hipocresía! Insistir sobre el hecho de que los “diabolizadores” judíos de Israel no constituyen más que un fenómeno extremista marginal y que no se representan más que a sí mismos no tiene nada que ver con una abolición de la libertad de expresión.

Nuestros enemigos pretenden que la condena de los que niegan la legitimidad de Israel tiene como finalidad enmascarar y eludir la crítica legítima. Es verdad que auténticos amigos
de Israel, incluso israelíes ellos mismos, emiten a veces fuertes críticas de tal o cual política israelí. Pero existe una diferencia entre ser crítico con una política y negar la legitimidad del estado judío.

Es lamentable que los esfuerzos encaminados a sembrar la confusión sobre esas dos posiciones diametralmente opuestas sean cada vez más aceptadas por muchos medios.

Cuando el profesor Alvin Rosenfeld redactó un artículo para el American Jewish Committee (AJC), sacando a la luz los "dos pesos, dos medidas" y la mala fe de los judíos que contestan el derecho de Israel a existir, desató una tormenta y fue acusado de deshonestidad por haber pretendido estigmatizar toda crítica de Israel como antisemita. Se silenció el hecho de que deliberadamente había evitado utilizar expresiones como antisemita u odio de sí. Además, esos que antaño se llamaban "liberales", desnaturalizaron el contenido de su artículo, e incluso los judíos de la corriente mayoritaria, a la moda de New York, comenzaron a unirse al pelotón de los que atacaban a Rosenfeld.

En una época donde Israel hace frente a reales amenazas existenciales, la audacia del campo judío anti-israelí ha alcanzado niveles alarmantes. Por ejemplo, un pretendido organismo "sionista" ha solicitado presentar en los campus universitarios americanos, para que comenten sus experiencias, a conocidos "refuzniks"; ese organismo describe su iniciativa como un "acto de amor sionista", cuando lo que obtiene como resultado es dividir el campus judío sobre sí es necesario sostener una proposición tan extravagante. Por otro lado, un cierto número de organizaciones judías que se declaran "pro-Israel", han hecho "lobbying" en el seno del Congreso para que este rechacé las posiciones de la corriente principal de la comunidad, demandando insistentemente, por contra, que sean ejercidas presiones sobre Israel para que adopte políticas contrarias a sus intereses.

Entre tanto, en Londres, el director del único think tank judío anglosajón no llega a comprender por qué el hecho de afirmar públicamente que el estado judío fue un error y que debería convertirse en un estado "binacional", le vuelve no apto para ejercer tal función. Y mientras, el presidente de ese instituto, que también es presidente del más importante diario de la comunidad judía anglosajona, acusa a los que llaman a la dimisión de su director de comportarse como "maccarthistas".

Yo recomiendo a Isaac Herzog, nuestro ministro de asuntos de la Diáspora recientemente designado, de inscribir en un buen lugar de su agenda el problema de las críticas - legítimas e ilegítimas - contra Israel, y de organizar una conferencia mundial con las principales organizaciones judías que son afectuosas con el nombre de Israel y todo lo que representa. Ellos deberán adoptar una posición común consistente en presentar como charlatanería las pretensiones ignominiosas de los judíos que promueven las campañas de deslegitimación de Israel, y que tienen la desvergüenza de pretender realizarlas para defender los valores judíos y la justicia.

Una iniciativa israelí creativa - Ari Shavit - Haaretz

El conflicto israelí palestino es una causa para la desesperación. Desde la llegada de la Comisión Peel al país en 1936, innumerables tentativas han sido emprendidas para solucionarlo. En los 70 años que han transcurrido parece como si todo hubiera sido intentado: guerra y paz; negación y reconocimiento; expulsión y compromiso; establecimientos y desarraigo; ocupación y retirada; vivir juntos y vivir separados; un acuerdo interino y un acuerdo final; la solución de un estado, la solución de una autonomía y la solución de dos estados; Oslo y Camp David; retirada y convergencia. Y sin embargo, a pesar de todas las tentativas, el conflicto sólo se hace más complicado. Cada vez más complicado.

El año pasado aportó a esta complejidad nuevas cimas. Los motivos fueron que la reacción palestina a una retirada israelí sin precedentes de la Franja de Gaza consistió en el caos y la violencia, y que, eligiendo a Hamas, los palestinos cambiaron de opinión sobre la opción estratégica de dividir el país. Y cuando los palestinos se dedican al caos y a la violencia, es imposible poner fin el conflicto.

Cuando los palestinos vuelven la espalda a una división del país, es muy difícil dividir el país. Y sin la división la ocupación continua. Sin la división el extremismo se hace más fuerte y la cordura desaparece. Sin la división los israelíes y los palestinos se estrangulan los unos a los otros.

Cuando la realidad es tal fuente de desesperación, la muy humana necesidad de creer en soluciones mágicas aparece. En el acuerdo de La Meca, por ejemplo. En la iniciativa saudita, por ejemplo. En el gobierno de unidad nacional palestino.

Pero la verdad es que ni el acuerdo de La Meca, ni la iniciativa saudita, ni el gobierno de unidad nacional palestino crean una base genuina para solucionar el conflicto.

Esto es así porque tanto el acuerdo interpalestino, como la iniciativa pan-árabe y como el nuevo gobierno Haniyeh exigen con decisión el derecho de retorno de los refugiados palestinos a Israel.

La exigencia de ese derecho de retorno no concuerda con un final del conflicto. La demanda del derecho de retorno no concuerda con la división del país en dos estados nacionales soberanos. La insistencia en el derecho de retorno certifica el hecho de que, en la era Hamas, la opinión palestina no trata de establecer una Palestina que viviría junto a Israel, sino que se esfuerza por establecer una Palestina que sustituiría a Israel. Debilite a Israel, mate a Israel y herédelo.

Esta situación tan compleja tiene varias implicaciones. Por una parte, está claro que en la presente etapa histórica no hay ninguna posibilidad de conseguir que los palestinos abandonen ideológicamente la demanda del derecho de retorno.

Por otra parte, está claro que sin tal concesión cualquier retirada israelí de gran alcance es muy peligrosa. Así, por un lado, está claro que el status quo es letal, pero por otro lado, está claro que la tentativa de saltar directamente del status quo a un acuerdo total es absurda.

De una parte, parece claro que los países árabes moderados exigen un horizonte de esperanza justo, pero por otra parte también está claro que esos mismos países no contribuyen nada a la creación de un horizonte ilusionante. Por todo ello, lo que no es necesario ahora es una servidumbre israelí a un falso discurso internacional totalmente divorciado de la realidad. Lo que sí es necesario es una iniciativa israelí valerosa, creativa y sobria.

La iniciativa israelí debe tener cuatro aspectos: buena voluntad israelí de realizar una retirada limitada en Judea y Samaria incluso sin un acuerdo de paz; buena voluntad palestina a la hora de convertir los establecimientos que Israel evacue en sitios de rehabilitación para los refugiados palestinos; un compromiso por parte del cuarteto árabe moderado para financiar la rehabilitación de los refugiados y garantizar que esos lugares no se harán bases para el terror; y por último, el renovado reconocimiento internacional de Israel como un estado nacional judío y democrático, que solucionó el problema de los refugiados judíos exactamente del mismo modo de como el futuro estado palestino deberá solucionar el problema de los refugiados palestinos.

Una iniciativa israelí con este espíritu no traerá un final del conflicto. No desenmarañará el enredo israelí palestino con un empuje mágico. Pero creará un cambio gradual de la situación que indicará una dirección que los israelíes y los palestinos deberían seguir.

Demostrará que Israel abandona la filosofía de los establecimientos mientras que los palestinos comienzan a moverse más allá de la filosofía del derecho al retorno.

Así se preparará la conciencia de las dos naciones torturadas para un compromiso histórico verdadero.

Así se obligará a Egipto, Arabia Saudí y Jordania, no sólo a predicar la reconciliación, sino a tomar la responsabilidad de lo que la estrategia de reconciliación realmente requiere.

Será la opción correcta para que el Occidente moderado, los árabes moderados y los israelíes moderados puedan hacer frente durante estos tiempos difíciles al ascenso del extremismo.

Sunday, March 25, 2007

La zona - David McMillan













David McMillan: "Inmediatamente después del accidente de Chernobyl, 135.000 personas fueron evacuadas de un área de 30 kilómetros alrededor del reactor. En 1994, ocho años después del accidente, leí un artículo en una revista que describía la situación del área, conocida desde entonces como "zona de exclusión". Muchas de las pertenencias de la población y miles de hectáreas de agricultores fueron abandonadas. Mis fotografías siempre estuvieron relacionadas con la naturaleza y la cultura, por lo tanto, las posibilidades de aquella realidad me resultaron muy interesantes. Estaba suficientemente intrigado para organizar un viaje hasta allí, y en octubre de 1994 fui a fotografiar la zona de exclusión por primera vez. Si bien el área estaba constantemente vigilada, me permitieron moverme y hacer fotografías con cierta libertad."

"Enseguida comprendí lo que verdaderamente me interesaba era la ciudad de Pripyat en donde vivían los empleados de la planta nuclear y sus familiares. La "ciudad atómica", como se conocía, fue considerada uno de los mejores lugares para vivir en la antigua Unión Soviética. Los primeros edificios fueron construidos a mediados de los 70, cuando la planta nuclear estaba construyéndose, y en el momento del accidente, vivían 45.000 personas. Pripyat contaba con todas las comodidades de una moderna ciudad soviética, con muchos colegios, tiendas, hospitales, y centros culturales. Ahora es inhabitable y siempre lo será."

"La zona de exclusión es un lugar increíble y sorpresivo, no está, como uno espera encontrarlo, muerto, sino lleno de cambios y crecimiento."

Zuloaga y Segovia


El Cristo de la sangre.


Segovia


Segoviano


Gregorio en Sepulveda


La casa de Gregorio el botero

Ignacio Zuloaga y los toros.


Juan Belmonte


Torerillos de Turégano o ídolos futuros


Toreros de pueblo


El "chepa" de Quismondo

Un raro, un desconocido - Vilhelm Hammershoi


Motas de polvo a la luz del sol - 1900


La cámara de música - 1907


Las cuatro habitaciones - 1914


Mujer joven vista de espaldas - 1904


Vista del lago Gentofte - 1903


Plaza Amalienborg - 1896

Pintor impresionista y naturalista, uno de los más importantes de Dinamarca. Sus raices se pueden encontrar en la Era Dorada de la tradición de la primera mitad del siglo XIX, aunque permanece profundamente original. Solo maneja un número límitado de géneros bien definidos: interiores - casi siempre de su propia casa - sin ninguna presencia humana, excepto a veces por un caracter femenino, generalmente visto desde atrás, vistas arquitectónicas, paisajes y unos pocos retratos. Hombre secreto y solitario, tuvo pocos amigos. Diaghilev y Rainer Maria Rilke eran sus admiradores. Su obra muestra un parecido extraordinario con algunas tendencias figurativas contemporáneas. Su técnica suave, cautivan la atención de quien lo ve por su enigmática y secreta cualidad y el uso de un limitado rango de colores.

(Gracias a Arcadi Espada)

Tuesday, March 20, 2007

De padres a hijos. Jakob Freud y Sigmund Freud


Padre e hijo.


(Extraído del libro de Betty B. Fucks, "Freud y la judeidad. La vocación del exilio.")

"Sobre la relacion de Freud con el Libro de los libros, nada más contundente que su propio testimonio:

Mi temprano ahondamiento en la historia bíblica apenás hube aprendido el arte de leer tuvo, como lo advertí mucho después, un efecto duradero sobre la orientación de mi interes.

Ese reconocimiento es parte del bosquejo que Freud delineó, en su "Presentación Autobiográfica", sobre las grandes líneas de su desarrollo intelectual, lo que evidencia la influencia de la Biblia y testimonia de la importancia del ethos hebreo en su formación.

Jakob Freud fue quién primero llamó la atención sobre la impresión precoz y profunda del Libro de los libros en el espíritu de su hijo. El testimonio más verdadero y sincero que se dispone sobre los orígenes de la relación de Freud con el saber lo encontramos en una amorosa y delicada dedicatoria que escribió en la Biblia de la familia. Tras reencuadernar las páginas amarillentas y destrozadas, con las cuales iniciara a su hijo en el estudio del Libro, Jakob escribió en la melitza - texto que los antiguos talmudistas elaboraban a partir de la asociación de fragmentos y expresiones bíblicas, o de otros libros sagrados, para formar un nuevo texto - la dedicatoria, escrita toda en hebreo.

En verdad, regalo y dedicatoria traducían la alegría y el orgullo de aquel viejo padre por el cumpleaños del hijo, de quién juzgaba poseía en un dedo del pie la inteligencia que él guardaba en toda su cabeza. He aquí la dedicatoria:

Hijo que me eres muy querido, Shelomoh. En el séptimo de los días de los años de tu vida, el Espíritu del Señor comenzó a agitarte y Él se dirigió a ti: Ve, lee en mi Libro, el que yo he escrito, y se te abrirán las fuentes de la inteligencia, del saber y de la sabiduría. Éste es el Libro de los libros donde los sabios han excavado, donde los legisladores han aprendido el saber y el derecho. Tú has tenido una visión del Todopoderoso, tú has oído y te has esforzado en hacer, y has planeado sobre las alas del Espíritu. Desde entonces, el Libro ha permanecido en reserva, como los pedazos de las tablas, en un arca en mi poder . Para el día en que tus años han alcanzado cinco y treinta, yo lo he recubierto de una nueva funda de piel y lo he invocado «¡Brota, oh pozo, cántale!» y te lo he dedicado para que sea para ti un memorial, un recordatorio del afecto de tu padre que te ama con un amor eterno.
Jakob Hijo de R. Shelomoh Freid
[sic]
Viena capital, 29 nissan 5651, 6 mayo de 1891.