Thursday, May 31, 2012

Decadencia del intelectual demócrata - Féliz Azúa - El Global



¿Realmente merece casi 300 páginas este minucioso análisis de una figura menor del islamismo y sus relaciones con dos periodistas europeos? Cuidado: uno puede equivocarse con el último libro de Paul Berman. Solo su prestigio como uno de los más brillantes intelectuales del New York Times, del New York Review of Books o de la New Republic nos obliga a seguir leyendo, persuadidos de que va a desvelar una verdad difícil de conocer. Y así es, pero solo aparece avanzado el ensayo titulado La huida de los intelectuales, publicado por Duomo en magnífica traducción de Juanjo Estrella.

Todo empieza con un intelectual musulmán, Tariq Ramadan, halagado por el mundo anglosajón, aunque poco conocido en nuestro país. Berman desmenuza las razones por las que a este hombre se le considera uno de los pocos islamistas con quien puede discutirse sobre la modernización del islam, la coexistencia del Corán con la democracia, la renovación de las sociedades musulmanas y otros temas semejantes. Ramadan sería un caso insólito de musulmán ortodoxo que, sin embargo, aprecia la modernización y la cree compatible con la religión coránica. El lector, sin embargo, pronto comprende que es un espejismo. Ramadan, vástago de una notoria familia de personalidades religiosas, comparte, en realidad, los principios de los Hermanos Musulmanes, incluida una estudiada ambigüedad sobre la lapidación por adulterio o la ablación, y está más cerca de lo que parece de terroristas histéricos como los qutubistas, porque mantiene un antisemitismo que de los nazis llegó a los islamistas a través del muftí de Jerusalén, Haj Amín al Husseini, con quien comparte la admiración por Los protocolos de Sión. Como es lógico, Ramadan no lo llama “antisemitismo” sino “antisionismo”, pero el lector verá que es la misma diferencia que hay entre “separatismo” y “soberanismo”. Son modos de suavizar la violencia.

Sin embargo, con ser interesante para nosotros (Ramadan ocupa un lugar similar al de Bildu y aledaños respecto a ETA), este no es el verdadero argumento del ensayo. De hecho, Ramadan, invitado en universidades americanas, entrevistado y adulado por periodistas demócratas, tenido en gran estima por la izquierda (oficial), no sería sino otro ejemplo del creciente poder que van teniendo los ultras, confesos o velados, para imponer sus criterios sobre los demócratas. No en vano el ensayo se llama La huida de los intelectuales.

Una vez ha mostrado el salafismo latente en Tariq Ramadan (que hay que desenterrar en las notas a pie de página de sus ensayos), Berman enjuicia a dos prestigiosos periodistas que le han bailado el agua: Ian Buruma y Timothy Garton Ash. Podrían haber sido otros. Los hay a montones, como los que “comprenden” el terrorismo vasco o los “equidistantes” entre demócratas y abertzales. El caso es que tanto Buruma como Garton han dado incienso a Ramadan, en tanto que, por otro lado, desprecian a Ayaan Hirsi Ali, la luchadora somalí por los derechos de las mujeres musulmanas, a quien, como a Rushdie, persiguen los asesinos islámicos por el mundo entero.

¿Cómo es posible que dos periodistas del prestigio y el talento de Garton y Buruma puedan alabar a un criptofascista y despreciar a una víctima heroica de la lucha contra los islamistas fanáticos? Este es el asunto. Porque, en efecto, los equidistantes, los que “comprenden” a los terroristas, no se quedan en eso, sino que suelen ser los más enconados enemigos de aquellos que se juegan la vida contra el terror, como le ha sucedido a Savater o a Maite Pagaza en el País Vasco. Berman es demoledor cuando analiza la violencia que Garton y Buruma mostraron contra Pascal Bruckner porque osó contradecirles, así como la ocultación en que mantienen a los musulmanes que en verdad luchan contra el terrorismo islamista y que viven escondidos de los asesinos sin apoyo de los intelectuales “comprometidos”. Una repetición de los juicios sumarísimos contra aquellos que denunciaban el estalinismo o el castrismo el siglo pasado.

La conclusión de Berman, no por modesta menos inquietante, viene a decir que solo dos hechos explican esta tolerancia hacia los propagadores de la ultraderecha musulmana en el ámbito liberal y de izquierdas. Y estos dos hechos son, el primero: “El crecimiento espectacular e intimidatorio del movimiento islamista desde el tiempo de la fetua dictada contra Rushdie”. Hay que considerar que en Europa viven 20 millones de musulmanes, casi todos ellos sometidos a la amenaza de los clérigos seleccionados para apacentar el rebaño. Hoy veía yo en el telediario a uno de ellos que apacienta en Tarrasa y recomienda dar buenas palizas a las mujeres. Tratado con exquisito respeto, este bárbaro sigue siendo el dueño de su barrio y nadie se atreve a tocarle un pelo de la barba. Eso sí, los sagaces estudiantes de la Autónoma de Barcelona expulsaron a Rosa Díez al grito de “fascista, fascista”.

El segundo hecho lo conocemos muy bien: es el terrorismo y su capacidad para mover conciencias en dirección contraria a la justicia y la libertad. Su poder para dominar sociedades enteras que de la noche a la mañana se convierten en equidistantes y comprensivas, sobre todo entre profesionales de la izquierda que no quieren meterse en líos. El ensayo de Berman, aunque pueda parecer que trata un punto particular sobre islamistas radicales e intelectuales europeos, tiene una capacidad de elucidación mucho más amplia y nos toca de cerca.

Debo decir que probablemente este comentario va a ser desmentido y ridiculizado por un montón de expertos y especialistas. Como el nacionalismo, el islam mueve a centenares de comprensivos equidistantes, todos progresistas. El lector que tenga alguna duda, desconfíe, en efecto, de mi opinión y diríjase directamente a Berman. No creo que haya mejor guía para reconocer de inmediato al intelectual que sale por piernas.

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Tuesday, May 29, 2012

Una Inscripción en hebreo antiguo proporciona la evidencia arqueológica más antigua de la presencia judía en la Península Ibérica - BAR



El reciente descubrimiento se trata de una placa de mármol con la inscripción en hebreo "Yehiel" hallada en una villa romana cercana en Portugal, y que sería la más antigua evidencia arqueológica de la presencia de los judíos en la Península Ibérica. Fechada en algún momento anterior al 390 d. C., esta placa de mármol de dos metros de ancho parece ser la losa de alguna tumba. Fue descubierta en una excavación realizada en un villa de la época romana cercana de la actual ciudad de Silves, Portugal, por unos arqueólogos alemanes de la Universidad Friedrich Schiller de Jena. Este placa precede en casi un siglo a la anterior evidencia más antigua de la presencia de los judíos en la Península Ibérica.

La losa o placa de marmol se encontró en una capa de escombros cercana a unas astas, y que fueron datadas por el método del carbono como cercanas al 390 d. C. El director de la excavación, el Dr. Dennis Graen explica. "Tenemos un supuesto 'terrminus ante quem' para la inscripción, ya que debe haber sido creada antes de que se mezclara en los escombros con las astas".

La historia de los judíos en la Península Ibérica se conoce a partir de unos textos que documentan las interacciones entre poblaciones relativamente grandes de judíos y cristianos alrededor del 300 d. C., pero hasta ahora no se había hallado evidencia arqueológica alguna de esta población judía inicial. En ese momento, los judíos en la Península Ibérica (y en todo el Imperio Romano) utilizaban el alfabeto latino, por lo que esta inscripción en hebreo bíblico con el nombre de "Yehiel" (y otros que aún están por ser traducidos) representa un hallazgo único. También se trata del primer ejemplo de una inscripción en hebreo hallada en una villa romana en esta región.

Antes de este descubrimiento, la más antigua evidencia arqueológica de la presencia de judíos en la Península Ibérica fue la losa de una tumba de finales del siglo V d. C. con una inscripción en latín y la imagen de una menorah. La más antigua inscripción en hebreo conocida hasta ahora aparecíó unos siglos más tarde. El descubrimiento realizado por los arqueólogos de la Universidad de Jena ofrece una mirada fascinante a una circunstancia única, la convidencia de las poblaciones judías y romanas en este período, y proporciona un contexto arqueológico a la historia de los judíos en Portugal. La excavación se encuentra bajo examen, y el mundo de la arqueología bíblica espera con ansias un nuevo estudio sobre la inscripción en hebreo, y una investigación más profunda sobre esta inicial presencia judía en la Península Ibérica.

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Sunday, May 27, 2012

El maestro en su hábitat


Con su mujer, Fina, y una pequeña parte de su inmensa biblioteca

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Tampoco invitaron a Fabián (Desfile de vanidades y silenciamento académico - Ben-Dror Yemeni)


(No conozco el libro ni al autor, pero me gustó la portada)

La Universidad Ben-Gurion organizó esta semana una conferencia sobre el tema de los infiltrados y los refugiados. Dicha conferencia no requería obligatoriamente un equilibrio que garantizara que todo el espectro de la opinión pública estuviera presente. Pero pienso que es necesario, al menos si pretende ser una discusión académica, y es que no hay debate equilibrado si solamente se invita a los partídos árabes como Balad o Hadash (judeo-árabe), tratando así de mostrar una variedad de posiciones.

Por lo tanto, los ponentes fueron el profesor Yossi Yonah, que se identifica con la izquierda, el periodista Gideon Levy, del cual no hay ninguna necesidad de explicar quién es y donde se sitúa, el procurador Anat Ben, de la asesoría legal Dor de Tel-Aviv (dedicada a la protección de los refugiados), Orit Rubin Amutat, de la ASSAF (organización de asistencia a los refugiados). Asimismo, se invitó a Adán y Moisés Nadia Ahmed, representantes de los solicitantes de asilo en Eilat, y David Bloom, vicepresidente de los hoteles Aisharotl (que emplean a algunos de estos refugiados e infiltrados).

Todos los participantes tienen unas ideas y posturas que desde luego deben ser oídas. Y eso aunque los representantes de los solicitantes de asilo son evidentemente parte en esta historia. Pero, ¿cómo ese grupo de discusión puede llegar a ser representativo si no se invita a los residentes de las zonas que ocupan los infiltrados? ¿Por qué una vez más este monopolio ideológico y bienpensante? ¿Debemos ignorar que siempre es lo mismo, echándose la historia de los infiltrados sobre sus espaldas? ¿Y cómo es que no estaba representando el profesor Arnon Sofer, un especialista en los asuntos de inmigración? ¿Cómo puede ser "académica" una "conferencia" de este tipo, donde solamente existe una única posición que, más o menos, asumen todos los participantes?

La tragedia es que esta cuestión se ha convertido en mera retórica. Éste es el espíritu que adopta el ámbito académico. Es como si hubiera una discusión académica donde la extrema izquierda estuviera representada por Danny Danon (miembro de la rama dura del Likud) y la extrema derecha por Baruch Marzel (lider político de los colonos). Pero esto, claro está, no sucederá. Pues bien, siempre sucede. Y es que en el ámbito académico esto está completamente permitido. Y si comienzan las críticas, sacarán a relucir ese perpetuo mantra que afirma que "no se debe interferir en la libertad de expresión académica". Y el resultado es que no hay verdadero librepensamiento. El resultado es que no hay ninguna discusión real. El resultado es un peligroso adoctrinamiento. El resultado es que representa un grave ataque a la libertad académica. El resultado es que no existe, por supuesto, ninguna verdadera y libre discusión. Cuando el viento solo procede de una misma dirección, no hay libertad, solamente hay un lavado de cerebro.

Y por lo tanto, la revelación a última hora: en algún momento, después de que los anuncios ya estuvieron listos y emitidos, alguien debió notar que la composición del panel estaba completamente desequilibrada. Entonces recibí una llamada, y se me pidió que participara. No gracias, les respondí inmediatamente. Cuando ustedes tengan a bien reunir a un grupo mucho más equilibrado, me encantaría participar. Hasta entonces, no tengo ninguna intención de participar en su juego.

Para evitar dudas, en los paneles cuya composición es similar pero orientada a la derecha (no desde luego en el ámbito académico), también me niego a comparecer.

(Pobre y libre traducción de un artículo mucho más amplio e interesante de Yemeni, en hebreo)

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Gran artículo: Los nuevos "orientalistas" de la izquierda bienpensante (Un profesor diserta sobre la paranoia israelí - Petra Marquardt-Bigman)



Peter Beinart, autor del muy discutido libro - pero aparentemente menos leído - "La crisis del sionismo", no se hace responsable de lo que escriben sus admiradores en sus revisiones. Sin embargo, si un autor tuitea una revisión y celebra su elocuencia, creo que es justo concluir que da la bienvenida a esta revisión.

La revisión en cuestión se publica en la edición de junio del The New York Review of Books (NYRB ) bajo el título de "Israel en peligro". Está escrita por David Shulman, un profesor de Estudios Humanísticos de la Universidad Hebrea, y como nota biográfica de Shulman, el NYRB añade que también es "un activista de Ta'ayush", un grupo que se describe como "un movimiento de base de los árabes y de los judíos que trabajan para derribar los muros del racismo y la segregación mediante la construcción de una verdadera alianza entre árabes y judíos".

Shulman comienza su revisión ridiculizando la respuesta de Israel a una planificada "Air Flotilla" organizada por diversas organizaciones supuestamente "pro-palestinas", y que realmente son grupos que se oponen rotundamente al derecho de Israel a existir como Estado judío. Ignorando el hecho de que según las previsiones de los organizadores del "Air Flotilla" tenían la esperanza de lograr que unos 2.000 activistas llegaran al aeropuerto Ben Gurion, Shulman se pregunta por qué "un puñado de inocentes manifestantes" debía "provocar una reacción israelí tan grave", y luego procede a contestar su propia pregunta afirmando que hay "una lógica - la interminable guerra entre los Hijos de la Luz y los Hijos de las Tinieblas - que también subyace en la constante alusión de Netanyahu al Holocausto en relación con Irán".

Shulman pasa luego a afirmar:
"Al igual que muchos israelíes, él [Netanyahu] habita en un mundo donde las fuerzas del mal están siempre a punto de aniquilar a los judíos, los cuales deben devolver el golpe de una manera audaz y heroica con el fin de arrebatar la vida a las garras de la muerte. Creo que muchos otros israelíes están enamorados de esta visión del mundo, y que la reinventarían incluso si no hubiera ninguna amenaza seria desde el exterior".
Así que aquí lo tienen, y de un profesor de estudios humanísticos nada menos: Los judíos - al menos la mayoría de los judíos de Israel - son idiotas paranoicos que sólo desean imaginar un mundo lleno de amenazas terribles, lo cual les permite fantasear sobre su "audaz y heroica defensa" frente a estas amenazas. Por otra parte, en su estupidez, estos paranoicos judíos no se dan cuenta que son sus propias políticas, específicamente la ocupación de Jerusalén o Cisjordania, las que representan el mayor peligro para la existencia de Israel como un Estado judío.

Para estar segura, traté de verificar si Shulman verdaderamente comparte esos temores ante un inevitable escenario de un solo Estado, a causa de las equivocadas políticas de Israel, tal como el párrafo parece traslucir. Sin embargo, no está del todo claro si el entusiasta activista de Ta'ayush realmente está comprometido con una solución de dos estados. Según la propia página web de su organización, "Ta'ayush" es una palabra árabe que significa "vivir juntos", y el grupo fue fundado en el otoño de 2000 - es decir, al comienzo de la llamada Intifada de Al Aqsa, sobre la cual pude encontrar tan poco en su página web como sobre el terrorismo palestino y el rechazo palestino a la existencia de Israel -. De hecho, parece que Ta'ayush cree que su supuesto objetivo de "construir una verdadera alianza árabe-judía" debe centrarse exclusivamente en la denuncia de las políticas de Israel en la Ribera Occidental, y como quizás era de esperar, el grupo también cuenta entre sus partidarios a un activista extremadamente controvertido como Neve Gordon (favorable a un boicot general a Israel).

No hay absolutamente nada en la web de Ta'ayush que estaría en contradicción con la conclusión de que "los muros del racismo y la segregación", que el grupo quiere "romper", son exclusivamente culpa de Israel. Por lo tanto, apenas debe ser una sorpresa que la mayoría de los palestinos presentados por David Shulman en su artículo sean pobres víctimas indefensas a causa de la "malévola campaña" de Israel para que sus vidas sean "lo más miserable posible". Así los lectores de NYRB se encuentran ante una "pobre viuda palestina, con nueve niños huérfanos, que en un frío y lluvioso día", se encuentra de pie, descalza, aún conmocionada y traumatizada, ante la tienda de un vecino, "porque Israel cruelmente ha destruido su destartalada choza". Pero entonces aparece un cavernícola amigo de Shulman, quien - gracias a los "benevolentes y generosos donantes europeos", cuyos proyectos se oponen generalmente a las políticas de Israel - logra colocar una bombilla en su habitáculo. Según Shulman, esto la lleva a declarar con gratitud: "Por primera vez en mi vida me siento como un ser humano completo".

El mensaje es claro: los palestinos son maravillosos, son gente sencilla e inocente, cuya lucha por ganarse un magro sustento es cruelmente saboteada por el malvado Israel.

Este punto de vista unidimensional revela no sólo hostilidad hacia Israel, sino también una actitud profundamente paternalista hacia los palestinos. Una nota publicada por Shulman en la web de Ta'ayush en abril nos ofrece un excelente ejemplo. Después de una descripción detallada de un día ayudando a los palestinos a desafiar las restricciones israelíes sobre el uso de la tierra cercana a un asentamiento, Shulman concluye su mensaje con la descripción de un encuentro con algunos muchachos palestinos del pueblo:
Permanecemos en el wadi junto con las ovejas y los niños del pueblo. [...] Los niños de la aldea parecen interesados en la teología. "¿Cuál es tú nombre?", me preguntan. "Daud", les digo. "!El nombre del profeta Da'ud! ¿Eres musulmán?". "No, soy judío". "¿Sabes cómo orar?". "Tal vez algo, puedo recitar la Fatiha, la introducción al Corán". Esto les da una impresión positiva. "Recítalo", me dicen, "tal como lo hace el Mu'ezzin". Lo intento. Ellos me corrigen. No es tan fácil conseguir que mi voz de el registro más alto requerido para la segunda frase, pero parecen felices con mis esfuerzos. "¿Por qué no te conviertes en un musulmán?", me preguntan. "Yo no quiero", les digo, "ya les he dicho que soy judío". "Pero en el Día del Juicio, Yaum al-qiyama, sólo los musulmanes irán al Paraíso, Al-Jannah. El resto se quemará en el fuego", me contestan. "Me gusta el fuego", les digo.

Se ríen. Esto tiene que ser una puesta a prueba, me piden prestado un encendedor y lo acercan a mi dedo. No paso la prueba. "Bueno, tal vez los judíos no sean echados al fuego", les digo. "Tal vez haga frío en el infierno". "!De ninguna manera!", me contestan. "El fuego significa fuego. Los creyentes y sólo los creyentes no se quemarán", afirman. " OK", les digo, "pero no podría ser también ser un judío un creyente de algún tipo?". "Por supuesto que no", me contestan.

Insisten de nuevo: "¿Por qué no te conviertes al Islam?". Estoy teniendo problemas para explicarme en mi vacilante árabe sobre la razón de mi elección. [...] "En una cosa si que podemos estar todos de acuerdo: en el Día del Juicio, los colonos serán enviados a la hoguera". Los chicos se ríen de nuevo con el alivio que les trae la certeza. Para ellos los pecadores son pecadores, y Dios sabe quién es bueno y quien es malvado.

También espero que sea así, aunque a veces no estoy seguro. O tal vez esta sea la definición de Dios, a la que hemos llegado juntos, con simpáticas bromas entre unos y otros en esta colina de rocas y espinas. Es mediodía: un sol feroz ofrece un sabor ligero, aún soportable frente al fuego del infierno. Yo les prometo que, incrédulo como soy, voy a estar de nuevo aquí la próxima semana o la otra.
Imagínense ahora lo que Shulman podría escribir sobre un encuentro con algún grupo de muchachos judíos de alguna aldea interesados "en la teología" como estos muchachos musulmanes... Bueno, en realidad, no hay necesidad de imaginar demasiado: si los chicos judíos vivieran en una aldea de Judea o Samaria, Shulman ya ha acordado con los muchachos musulmanes que "en el Día del Juicio, los colonos serán enviados a la hoguera".

Eso debería contar para algo, sobre todo si procede de un profesor de Estudios Humanísticos del Departamento de Religiones Comparadas de la Universidad Hebrea... Es realmente una lástima que los lectores del artículo del Shulman en el NYRB no sepan que éste feroz crítico de Israel reacciona divertido - y hasta parece encantado - cuando se encuentra con unos niños musulmanes "interesados en la teología", y que están absolutamente seguros de que los no musulmanes merecen arder en el infierno. Fuera de la Torre de Marfil (en donde viven estos nuevos orientalistas de la izquierda israelí y occidental), muchos entienden que millones de jóvenes musulmanes están siendo educados en esta certeza, y que esto tiene y tendrá consecuencias nefastas para las minorías en el mundo musulmán y en la bien documentada y endémica hostilidad musulmana hacia los judíos.

En marcado contraste con las afirmaciones sin fundamento del profesor Shulman sobre el supuesto afán de muchos judíos de Israel de disfrutar de fantasías paranoides sobre la vida en un mundo hostil, la mayoría de los israelíes de hoy sueñan con el día en que los jóvenes musulmanes sean educados para aceptar a los judíos, al menos como creyentes "de una especie" que no merece el fuego eterno del infierno.

Warped-Mirror

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Saturday, May 26, 2012

Pax Palestrina: el plan en 3 etapas de la OLP - Shmuel Trigano - Controverses



Para quien sigue las informaciones del Oriente Medio, incluyendo las complejidades de la política palestina, el escenario elaborado minuciosamente por la Autoridad Palestina para el futuro comienza a tomar forma. El mundo árabe practica el doble lenguaje como una especie de arte, si no constituye una teología. Sin embargo, Freud nos enseñó que todo discurso deja transparentar la desnudez que esconde tras él. Basta con escuchar y oír lo que nos dicen, a veces abiertamente. La afirmación tantas veces repetida de que los palestinos nunca reconocerán un Estado judío en Israel forma parte de esas señales muy nítidas que transparentan su negativa a conceder la más mínima legitimidad a un Estado de la nación judía. Pero echemos un vistazo a lo que nos oculta.

Se trata de un plan de 3 etapas.
(1) La declaración de un Estado palestino pretende expulsar a Israel de Cisjordania y de Jerusalén "oriental" para así volver a las fronteras de 1948, allí donde la agresión de los ejércitos árabes había sido repelida: unas líneas de armisticio que nunca no fueron reconocidas por los árabes, desde donde la guerra podría reanudarse. En definitiva, unas fronteras indefendibles.

Podemos esperar que los palestinos, si consiguen su reconocimiento internacional, sabrán como instrumentalizar a una población civil y a unos gobiernos de unos países "tan virtuosos" como Francia y el resto de la Unión Europea, todo ello para arrinconar a Israel en una esquina.

(2) Una vez obtenidos estos territorios, rompiendo así con los acuerdos de Oslo, la segundo etapa consistirá en seguir su orden del día. En efecto, si la Autoridad Palestina no reconoce un Estado judío, es porque se está preparando para la segunda etapa "para la paz": el derecho al retorno de los "refugiados" en ese estado denominado Israel (hasta ese momento), pero que en ningún caso podrá ser un Estado "judío", ya que está destinado a ser un Estado "judeo-árabe", o de momento, un "Estado de todos sus ciudadanos" post-sionista...

Dicho sea de paso, habrá que resolver la controversia sobre las propiedades palestinas en dicho Estado, incluido el 46% del territorio del Jerusalén "occidental" y la plaza del Kotel Hamaaravi, reivindicada como propiedad del Estado palestino. ¿Y por qué no un corredor extraterritorial que divida Israel en dos para conectar Gaza a Cisjordania? ¿Acaso no piden todos los estados que Palestina sea territorialmente "viable y continúa"? (a costa de la discontinuidad de Israel).

(3) En ese momento, el "Comité de Seguimiento de los árabes israelíes", entrará en acción para realizar llamamientos de protesta masivos para acabar con el "sistema de apartheid" que regiría en Israel, pidiendo a la ONU que Israel reconozca sus derechos nacionales renunciando al carácter nacional judío del Estado de Israel. También será un elemento fundamental para la negativa de la Autoridad Palestina a reconocer un Estado "judío".
Necesariamente, parafraseando a ciertos diplomáticos occidentales, no podría ser un Estado "judio" ya que hay árabes en ese Estado (y Francia, con sus millones de nacionales de origen magrebí y con doble nacionalidad, ¿es legítimo que se declare como el Estado "de los franceses"?).

El Estado palestino, durante todo este tiempo, podrá establecerse en virtud de una constitución que ya conocemos, y donde su religión oficial sería el Islam (art. 6), la soberanía sería "árabe palestina" (art. 10), del pueblo palestino (art. 13) perteneciente a la comunidad musulmana (art. 2).

Pero entonces, se preguntarán, ¿Francia y la Unión Europea admitirá sin problemas un Estado islámico árabe? No habrá ningún problema, y es que allí ya no habrá judíos en realidad: habrán sido expulsados con el beneplácito general.

Sólo quedaría entonces que el Estado de Palestina practique finalmente el "Anschluss", su reunión con mayoría palestina que habita Jordania, derrocando a su monarquía.

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Thomas Friedman (e infinidad de expertos occidentales), revisitado - Dror Eydar - Israel Hayom



Vivimos en una región plagada de "celebraciones" y de "primaveras". Muchos occidentales y de todo el mundo se muestra excitados al ver como 50 millones egipcios acuden a las urnas para emitir sus votos en la elección presidencial, "la primera votación libre desde la época de los faraones".

Uno de los expertos más estimados en el Oriente Medio me dijo: Sí, esta es la primera elección democrática, pero también podría ser la última. Egipto podría terminar con un parlamento, un gobierno y un presidente islámico que podrían acabar con el proceso democrático, o con un gobierno militar que podría optar por intervenir y dar un golpe de estado.

En cualquier caso, en la medida que afecta a Israel, los pronósticos no son buenos: El tratado de paz con Egipto se está disipando, su embajada en El Cairo es apenas funcional y una gran mayoría de la población de Egipto apoya la anulación del acuerdo de paz e incluso favorece la guerra.

Es divertido ver como los medios de comunicación israelíes tratan de mitigar la catástrofe buscando un candidato egipcio idóneo, uno que sea el mal menor para Israel. Algunos han puesto sus esperanzas en el "secular y occidentalizado" Amr Moussa, a diferencia de los pocos ilustrados candidatos religiosos. Es increíble lo rápido que pueden cambiar las cosas: La persona responsable de algunas de las campañas más venenosas contra Israel se ha convertido de repente en la gran esperanza de Occidente. No es improbable que Moussa, si lo necesita, también pudiera llegar a convertirse en un serio problema.

A la luz de estas festividades democráticas, me acordé de un celebre análisis de la "primavera árabe" realizado por el columnista estrella del New York Times, Thomas Friedman, un periodista venerado en todo el mundo, así como por la Radio del Ejército de Israel. Hace algo más de un año, Friedman se paseaba por la plaza Tahrir ebrio de alegría, y enviaba unos artículos a su periódico que más bien se parecían a la letra de una famosa canción de los Beatles, algo así como "haz el amor y no la guerra".

Escribiendo con la típica condescendencia colonialista habitualmente reservada para los nativos, Friedman atacaba al gobierno israelí con azufre y fuego por no mostrarse entusiasmado con el caos de Tahrir. Friedman comparaba al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu con un Faraón, y a los egipcios com los hijos de Israel en busca de la libertad frente a la esclavitud promovida por el faraón original: Hosni Mubarak.

"De hecho, lo que hace que el levantamiento actual sea tan impresionante - y en este sentido tan peligroso para las autocracias de la región - es precisamente el hecho de que no sea propiedad de nadie, y que no haya sido inspirado por la Hermandad Musulmana", escribía Friedman en febrero de 2011. Increíblemente, esta es la "conclusión" a la que llegó el "más importante" periodista occidental en aquel entonces. Ahora Friedman está aconsejando a Netanyahu que "haga historia", o en otras palabras, trata de promover que Israel cometa un suicidio diplomático, una vez más, siguiendo así los pasos de esos otros delirantes y soñadores expertos enamorados de Oslo y de la desconexión.

Miren a Egipto, echen un vistazo a su lista de candidatos a la presidencia y al parlamento, consideren cómo la barrera que Egipto había colocado en el camino de Irán para detener sus esfuerzos de infiltración en el corazón del mundo árabe se ha hundido, y luego finalmente lean los artículos sin fundamento de Friedman y de tantos otros expertos occidentales. Este nuevo consejo también debe ser abordado, y desestimado, de la misma manera.

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"El judío que negoció con los nazis". ¿Quién fue Rezso Kasztner, un héroe, un estúpido o un aprovechado? - Jacques Mandelbaum – Le Monde


Cartel de la pelíula


Trailer

A veces, como dice el refrán, la verdad es más extraña que la ficción. Esto es verdad para el caso Kasztner, una película realizada en 2008 por el estadounidense Ross Gaylen, y que tiene el mérito de descubrir este hecho al gran público. La historia comienza el 19 de marzo de 1944, durante la invasión de Hungría por las tropas alemanas. Los nazis, con el apoyo de un gobierno colaboracionista, comienzan a deportar a los judíos húngaros con una celeridad nunca alcanzada antes. Cuatrocientos cincuenta mil judíos húngaros fueron deportados a Auschwitz en apenas dos meses. Es el momento en que Rezso Kasztner, un periodista judío de 38 años, entra en la historia. Desde enero de 1943, era uno de los co-fundadores del Comité de Ayuda y Socorro, una estructura comunitaria judía que prestaba asistencia a los judíos perseguidos.

De obediencia sionista y socialista, este comité destaca entre los representantes oficiales del judaísmo húngaro por su gran activismo, motivado por la tragedia que estaba en marcha. Kasztner no duda un momento: se pone a negociar directamente con los nazis, comenzando por el más eminente de ellos: Adolf Eichmann. Varios mercadeos, decididamente alucinantes (se considera intercambiar diez mil camiones facilitados por los británicos para el ejército alemán a cambio de la liberación de un millón de judíos), se discuten en las reuniones. Finalmente, las reuniones no llegan a ningún lugar salvo por un acuerdo que permite el rescate de un convoy de 1.684 deportados que se dirigirán a Suiza tras el pago de un rescate de mil dólares por cabeza.
Esta transacción, rarísima si no única en los anales del exterminio, le costará, sin embargo, el honor y la visa a Kasztner. Emigrado a Israel, ocupa en el año 1952 la función de portavoz del Ministerio de Comercio e Industria en el gobierno laborista de David Ben Gurion. Un año más tarde, Kasztner es atacado y desafiado por Malkiel Gruenwald, un oscuro individuo adepto al opio y obsesionado con la historia. El ataque es brutal. Acusa a Kasztner de componer la lista de los judíos que partirían en tren hacia Suiza, centrándose en los dirigentes y en su propia familia, de ocultar conscientemente al resto de la comunidad el terrible destino que les esperaba, de haberse enriquecido personalmente con esta operación y, finalmente, de haber testificado tras la liberación en favor de algunos de los oficiales nazis con los que había negociado.

Haim Cohen, el fiscal general de Israel, aconsejó al gobierno poner en marcha un proceso de difamación junto con Kasztner. Lo que en un principio debía ser un asunto de rutina se volverá sin embargo en contra del demandante, convirtiéndose en uno de los mayores juicios políticos de la historia de Israel, y también el primero en poner en el centro del escenario el espinoso tema de la relación del Estado de Israel (la patria reconquistada por los judíos combatientes) con la Shoah (la tierra de nadie de los judíos victimizados). El hábil artesano que da la vuelta al proceso y consigue instrumentalizarlo se llamaba Shmuel Tamir. Tamir era el abogado de Gruenwald, pero también un defensor del Herut, el partido de la derecha nacionalista dirigido por Menachem Begin, el cual veía una oportunidad para devolver los golpes recibidos desde el establishment laborista en el poder.

Al término de diecisiete meses de proceso, el juez Benjamin Halevi, en una sentencia de más de 300 páginas, disculpa de hecho a Gruenwald por sus ataques contra Kasztner y acusa a Kasztner de haber "vendido su alma al diablo". Esta terrible frase, que lo designa prácticamente como un colaborador, lo convierte en unos de los hombres más odiados de Israel. Tanto es así, que el 03 de marzo de 1957 un joven activista de extrema derecha, Zeev Eckstein, lo asesina en plena calle de Tel Aviv. Un año más tarde, el Tribunal Supremo israelí, tras tramitar un recurso de apelación, anulará el juicio y el veredicto, exculpando a Kasztner de la mayoría de los cargos en su contra. La memoria de este hombre aún permanece en una especie de purgatorio en el Israel actual, gracias a las muchas zonas de sombra que existen en torno a él.

Entre ellas: ¿Por qué Kasztner desmintió durante su juicio que había testificado en favor de algunos oficiales nazis? ¿Esta mentira trataba de cubrir el aval que podían haberle dado las autoridades sionistas del momento y su posible implicación en estas negociaciones? En cuanto a su asesino, un agente de los servicios secretos infiltrado dentro de la extrema derecha y liberado de la cárcel en 1964, ¿debemos creerle cuando afirma que adoptó la ideología que se suponía que debía combatir? ¿Es necesario dar más crédito a su versión del asesinato, según la cual la bala que mató a Kasztner provenía de un francotirador?

Estas preguntas jalonan el desarrollo de la muy documentada película de Gaylen Ross, pero no agotan su sustancia. Porque la directora no se contenta con su trabajo de investigación, ni con las suposiciones que suscita. Ella hace de su película un actor de la historia, al convencer tanto a la hija y a la nieta de Kasztner como a su asesino, para que declaren ante las cámaras y se reúnan por vez primera.

Esta "primicia" que acaricia las fronteras de los “talk-show” es la culminación de una puesta en escena que no escatima los medios para cautivar al espectador, ya que la incertidumbre que rige en la reconstrucción de la historia y del crimen esta enfatizada por un fondo musical contundente, además de un “final feliz” poco creíble. El caso Kasztner, ya suficientemente trágico, no demandaba menos. Queda una investigación impresionante y una historia dolorosa, y hubiéramos deseado que las numerosas suposiciones deslizadas, y sus implicaciones políticas, hubieran pasado a través del filtro de la experiencia histórica.

"El Holocausto no es el pasado, es el presente"

Una entrevista con Yehuda Bauer, académico e historiador del Holocausto, sobre el documental de la estadounidense Gaylen Ross "El judío que negoció con los nazis".

Cuando en julio de 2007 la familia de Rudolf Rezso Israel Kasztner Rezso se dirigió a Yad Vashem para donar sus archivos privados, tenía la esperanza de que ese legado permitiera de una vez por todas desembarazar su nombre de todo reproche. El entonces presidente del Memorial Nacional de los héroes y mártires del Holocausto, Joseph Lapid, había intentado disipar toda ambigüedad: "No ha habido ningún hombre en la historia del Holocausto que haya salvado tantos judíos, y que haya sufrido tantas injusticias como Rezso Kasztner". Este acto no extinguió la controversia. Unos cincuenta y cinco años después de su asesinato en Israel, Rezso Kasztner continúa alimentando un fuerte debate entre partidarios y adversarios.

En su despacho de Yad Vashem, el historiador del Holocausto Yehuda Bauer nos explica que, a medida que los archivos se abren, los detalles inéditos aparecen, iluminando la personalidad de este hombre complejo. En cuanto al fondo, nos dice, "Yo no creo que podamos zanjar de una vez la cuestión de si fue un héroe o no, aunque fuera rehabilitado por el Tribunal Supremo de Israel". Personalmente, Yehuda Bauer, cuyas numerosas obras sobre este período le han convertido en una autoridad, no tiene dudas: "He dicho muy claramente que fue un héroe judío. Quizás un desagradable héroe judío, de acuerdo, pero un héroe. Trató de salvar la vida de los judíos, y esto debe ser tenido en cuenta por las personas que continúan denunciándolo. Se las arregló para salvar a algunas personas, pero su papel no termina ahí: sus negociaciones con los nazis condujeron a esas otras llevadas a cabo por la suiza Saly Mayer (con el oficial de las SS Kurt Becher, representante de Heinrich Himmler), que permitieron salvar más vidas".

Yehuda Bauer estima que Rezso Kasztner "hizo la única cosa que era posible" en ese momento. Desde Cluj, la antigua capital de la Transilvania húngara de 1940 a 1944, antes de volver a formar parte de Rumania, “se podía viajar a través de Rumania, porque no estaba lejos, pero en Budapest y en otras ciudades y pueblos de Hungría, no había a dónde ir. Lo único posible era negociar con el diablo, y eso es lo que hizo. ¿Podría haber hecho más? Yo no lo creo". A petición suya, asegura, jóvenes judíos fueron enviados a las provincias húngaras para prevenir a los judíos de la suerte funesta que les esperaba, pero "fueron rechazados".

De Kasztner, realiza un retrato ambivalente: "Era un hombre muy ambicioso, un ideólogo sionista, pero también un hombre muy valiente. Torturado por los húngaros, no dijo nada. No obstante, sus relaciones con la gente, de una manera muy general, no fueron buenas. No era una persona agradable. E hizo ciertas cosas que no son muy hermosas, como entregar a los alemanes a los paracaidistas judíos de Palestina (un grupo de judíos de la Palestina mandataria enviados desde varios países europeos para ayudar a la resistencia al nazismo). Y es que pensaba que sin eso, los alemanes liquidarían a todos los judíos de Budapest".

Si la cuestión de saber quién fue realmente Rezso Kasztner sigue siendo un tema sensible en Israel, es porque la memoria del Holocausto es aún muy embarazosa. No pasa un día sin que los periódicos israelíes publiquen varios artículos relacionados de una manera u otra con el Holocausto. "Somos un pueblo traumatizado, vivimos con este trauma, no lo hemos superado, y es poco probable que lo hagamos en un futuro próximo”, nos comenta Yehuda Bauer, quien agrega, “no se trata solamente de los judíos de Israel, sino de todos los judíos del mundo: el Holocausto, insiste, no es el pasado, es el presente. Todavía hay muchos sobrevivientes, y aún están los hijos de los sobrevivientes: esto significa que el Holocausto sigue siendo una historia personal para muchas, muchas personas...".

¿El Holocausto se instrumentaliza hoy en día? "Por supuesto”, zanja el historiador, “por los políticos, por los periodistas, por todo el mundo. Todo el mundo lo ha utilizado y lo sigue utilizando, a veces sin querer, sin comprenderlo verdaderamente. Pero en esto no es tan realmente diferente a cualquier otro evento importante en la historia de cualquier pueblo... "

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Friday, May 25, 2012

Crónica de un "antisemitismo Express" - Shraga Blum – JSSNews



La definición de "antisemita" se ha convertido hoy en día en objeto de interminables discusiones a menudo de mala fe, en buena medida a causa de la hostilidad hacia el Estado de Israel disfrazada con el atuendo del "antisionismo", y todo ello para interrumpir cualquier debate sobre los verdaderos orígenes de esta actitud que alcanza alturas de irracionalidad. Pero no podemos prescindir de un análisis de este fenómeno con el falso pretexto de que las diversas expresiones de la judeofobia contemporánea no utilizan exactamente los mismos términos que el antisemitismo de la Edad Media.

Es cierto que hay antisemitismo ordinario, abierto, "franco", representado por el grito de "sucio judío" lanzado en plena calle contra un joven que lleva kipá, y muy a menudo es la clave de estos ataques y humillaciones. Lo son también las alusiones apenas veladas a un "poder judío" que intenta apoderarse del mundo. Sin embargo, tópicos tales como el "antisemitismo del papa o del abuelo" están muy lejos de abarcar ese nuevo odio actual hacia los judíos que toma formas mucho más perniciosas a través de los reflejos condicionados por un entorno creado por la propaganda árabe e injertados de atavismos ancestrales siempre prestos. Así pues, al lado de un antisemitismo frontal y abierto, está ese otro derivado de todas esas omisiones, de todas esas pequeñas inexactitudes, exageraciones, tomas de posición cuasi automáticas, atajos, que una terminología bien cincelada y sometida a la imposición de un pensamiento correcto, a veces involuntario, pero que refleja un estado de ánimo, un "aire del tiempo que vivimos”, una fatiga intelectual y mora, que parecen preparar una evolución que recuerda épocas siniestras.

Esto es lo que le ha sucedido a la página web de la revista "L'Express", que publicó el 18 de abril un artículo sobre la situación de los terroristas palestinos encarcelados en Israel. Pero una imagen vale más que mil palabras, y la instantánea, tomada por un fotógrafo de la AFP (la agencia francesa de prensa) y publicada en apoyo del artículo, mostraba a un "preso palestino" atrapado "entre dos soldados israelíes", cada uno de ellos apuntando su arma a la garganta del "desafortunado". Esta foto también fue publicada en su día por otras web árabes palestinas que tuvieron la honestidad, por una vez, de indicar que se tomó en una “representación” realizada por los propios palestinos en el Líbano. No hay necesidad de imaginarse el efecto de esa instantánea o escena en la web de una revista tan respetable y visitada como L’Express, que la difundió como la descripción de una escena real.

Nuestros colegas de 'alyaexpress-news" fueron los primeros en darse cuenta de este tremendo engaño buscando al azar una imagen que sirviera a un artículo que quería demostrar que la situación de los terroristas palestinos encarcelados en Israel era mucho mejor que la de los delincuentes comunes en Francia. Al darse cuenta de la superchería, requirieron a "L’Express" para que retirara la foto.

La difusión del escándalo de la foto por las webs MENA y JSSNews, entre otras, la magnitud de las reacciones de indignación de miles de usuarios de Internet y la intervención del director de "P’tit Hebdo”, Abraham Azoulay, que requirió una disculpa del L’Express, obligaron al periodista Michael Blum, quien trabaja para la AFP en Israel, a eliminar la foto al tiempo que denunciaba como suele hacer a menudo "la paranoia de algunas web judías"!. Tengan en cuenta también la actitud del valiente periodista Brice Couturier sobre France-Culture, que defiende abierta y regularmente la causa de Israel.

La reacción de la L'Express debe ser destacada inclusive si ella es característica de toda la problemática del antisemitismo que se está extendiendo a través de las venas del planeta. Bajo el titular de "No somos antisemitas", el periodista Eric Mettout iniciaba el 18 de mayo un largo mea culpa, y hay que decir a su favor que representa un ejemplo muy raro dentro de éste circulo, y al mismo tiempo apuntaba con el dedo a un vector del antisemitismo contemporáneo: la tendencia automática y ciega a favorecer la causa palestina, con la consiguiente acusación inmediata contra Israel mediante unos reflejos condicionados.

Las palabras que utiliza para expresar su pesar carecen de ambigüedad: "Ha sido un error, lo cual no quatenúa la precipitación y la mala relectura que han provocado. Eso sería en uno de los casos, pero aún hay más: dejar planear la menor ambigüedad sobre un tema tan sensible, cuando sabemos que las imágenes pueden ser usadas como armas de guerra, dar crédito a una estratagema (la foto fabricada) tan grosera, que puede ayudar a alimentar la exasperación antisionista allá donde de inflama sin necesidad de combustible, no requiern ninguna excusa. Hemos cometido errores, en serio. Cometí un error, grave: yo soy el responsable de la web del L'Express, y por lo tanto de la metedura de pata...“, Y esta es sólo una parte de su evidente arrepentimiento.

Pero su argumentación derrapa cuando el periodista añade que "sucede que los periodistas se equivocan porque nadie es perfecto". Por supuesto, pero esta excusa sería aceptable si no fuera la explicación utilizada durante decenios para justificar "errores" que, de forma sistemática y casualmente, van siempre en la misma dirección. Y casi siempre nunca son corregidos. Mettout, a continuación, aprovecha la oportunidad para criticar y atacar a "muchas web pro-Israel que acusan a los medios de comunicación franceses en su conjunto de desinformar de manera sistemática y con pleno conocimiento, alentando el antisemitismo y el terrorismo, y por qué no, acusándolos de fabricar con esa actitud a los Mohamed Merah (el asesino de Toulouse) de turno”. Mettout prosigue con una defensa corporativista que no le honra colocándose decididamente al lado de Charles Enderlin en el affaire Al-Dura, otro importante foco de desinformación antisemita.

Otro error adicional del periodista es cuando cae en la amoralidad de su medio en lo que se refiere al conflicto entre judíos y árabes: "También es una lamentación adicional: la falta de rigor en la que sin querer caemos involuntariamente, contribuye a desacreditar a nuestros colegas que hacen bien su trabajo, que relacionan el encarcelamiento arbitrario de los unos, con el extremismo religioso y las diatribas antisemitas de los otros, las operaciones militares implacables con el incesante lanzamiento de cohetes, los asentamientos ilegales con como los atentados indiscriminados...".

Y este es el otro avatar del disfraz del antisemitismo contemporáneo: colocar al mismo nivel el encarcelamiento de terroristas por parte de Israel y el odio antisemita destilado en las mezquitas y los medios de comunicación árabes; la gravedad con la que se pone al mismo nivel la construcción de viviendas judías con los atentados terroristas indiscriminados; o bien, las represalias selectivas del IDF con el lanzamiento indiscriminado de cohetes contra zonas civiles israelíes. El complemento que suele venir después, "la ejemplaridad de Israel como la única democracia en la región", no disminuye la magnitud de lo que se ha dicho antes, y también forma parte – nada inconsciente - del arsenal de la propaganda palestina.

Él periodista se queja también de estar "harto de la acusación de un sistemático y atávico antisionismo o antisemitismo de parte de los periodistas franceses sobre todo cuando solo se trata a menudo de errores lamentables", y nos advierte que “los métodos de intimidación (de las web judías) no les impedirá hablar libremente del conflicto palestino-israelí". Y aparece de nuevo la famosa excusa de que "cualquier crítica a las políticas de Israel no significa antisemitismo", pero al mismo tiempo no se cuestiona por qué Israel debe ser el único estado en el mundo que monopolice diariamente el centro de atención de los censores e indignados universales.

Este nuevo episodio de desinformación nos muestra hasta que punto el antisemitismo actual ha conseguido tener un lugar preponderante a través de muchos caminos. Mettout se defiende de que “los medias hayan fabricado a Mohamed Mera", pero es incapaz de comprender que este nuevo error es precisamente tan grave porque refleja un fenómeno que se está extendiendo y que proporciona las imágenes y las justificaciones" que precisan la locura de todos los Merah en potencia. El asesino de Toulouse no se planteó la veracidad de lo que veía en la televisión o por Internet.

Este mea culpa de Eric Mettout debe ser bienvenida, pero debe dar lugar a cambios dentro de la ética periodística, algo que no se ha hecho ni siquiera después de la tragedia de Toulouse: la puesta en cuestión total de la manera de tratar el conflicto o el inmensamente complejo Oriente Medio. En tanto las fuentes de información árabes palestinas sean acogidas como si fueran dinero en efectivo, en tanto que las redacciones eviten proporcionar y distribuir la información proporcionada por el ejército israelí o por las fuentes oficiales israelíes, en tanto la terminología periodística vigente se siga aplicando sin autocrítica a los actotes y los seguidores de este conflicto, las muy loables disculpas periodistas de Eric Mettout no servirán de nada. Y por eso resulta necesaria una señal de parte de los políticos, lo que está hoy menos garantizado que antes.

Lo que ha sucedido en la ONU, en Durban, en Ramallah o en Toulouse, también es el resultado de miles de "errores inocentes" y "prejuicios-L’Express" que han transformando al judío-Estado en un demonio y deslegitiman su existencia.

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Increíble, en Hezbollah aprecian más la firmeza de Netanyahu que el apaciguamiento y el entreguismo del campo de la paz - EoZ



En un artículo y editorial de Al Manar (Líbano, prensa de Hezbollah), Fayez Abu Shamala analiza los actos de Binyamin Netanyahu en los últimos días. Se habla de él reseñando como ofreció su más sentido pésame a Rachel Atias, la única superviviente de una familia devastada por un horrible accidente automovilístico en Tiberias el lunes pasado, y luego pasa a discutir cómo Netanyahu describió emocionalmente la importancia de Jerusalén para toda la nación judía, y cómo sería un error fatal dejar de controlar el Monte del Templo, diciendo que si Jerusalén se abandona, entonces el sionismo no tendría sentido. El editorial-artículo concluye con lo siguiente:
Los árabes quieren un líder en el que puedan creer, ideológica y revolucionariamente, que sea honesto con ellos, tal como lo es Netanyahu con los judíos. El pueblo árabe quiere un líder que no traiciona su alianza, que no abandone sus derechos, quiere a un presidente que sea cuidadoso acerca de su futuro y compasivo con ellos, pero que al mismo tiempo se mantenga firme en sus posiciones, sólido en contra de sus enemigos, tenaz en el respeto de sus lugares sagrados , y que los defienda de manera agresiva contra aquellos que quieren socavar sus derechos.
Y sí, esto lo dice Al Manar dirigida por Hezbolá. Hemos visto ya muchas veces como los árabes tratan las concesiones israelíes como signos de debilidad y acaban burlándose de ellas. Aquí vemos la otra cara de la moneda: respetan la firmeza y la fidelidad a unos principios

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Thursday, May 24, 2012

Sí, es el Mossad (La más estúpida red de espionaje del mundo - Burak Bekdil - Hurriyet)



!! Es el Mossad !!

En 2008, la agencia oficial de noticias del presidente palestino Mahmoud Abbas, Wafa, informó de que Israel (léase: el Mossad) había liberado a una variedad de ratas resistentes al veneno para provocar el abandono de sus hogares de los residentes árabes de Jerusalén. Esas ratas tenían la formación suficiente como para distinguir entre los residentes musulmanes, cristianos y judíos de la ciudad, algo que supone un logro científico notable. Sin embargo, el "Proyecto Mickey Mouse" parece haber fracasado como lo demuestra la demografía del Jerusalén actual.

En 2011, Arabia Saudita anunció que había "detenido" a un buitre que portaba una etiqueta israelí. El buitre leonado llevaba un transmisor GPS con el nombre de la Universidad de Tel Aviv, y rápidamente fue condenado por formar parte de un "complot de espionaje sionista". La operación "Buitre rabioso" del Mossad había fracasado, y a día de hoy ignoro si los tribunales saudíes han hecho decapitar al buitre espía sionista, lo han condenado a cadena perpetua, o le han forzardo a revelar los nombres de sus colaboradores a cambio de un indulto. No obstante, siguen existiendo rumores de que cientos de camellos pueden haber sido introducidos en la península Arábiga para espiar en provecho de Israel.

Ese mismo año, una de las dos celebridades turcas que habían sido acusadas ​​de violar a chicas de compañía se defendió ante los medias diciendo que todo el asunto era "un complot israelí dirigido contra mí". Una vez más, el Mossad había sido sorprendido con las manos en la masa. La red de espionaje israelí se había infiltrado con éxito en la red de night club turcos, pero su operación "Media Luna amorosa" no pudo engañar finalmente a esa celebridad turca y a sus fans.

Y más recientemente, un ave migratoria, un abejaruco común, causó una gran alarma en un pueblo del sureste de Turquía después de que sus aldeanos creyeran que era un espía israelí. Según las noticias, las sospechas de los aldeanos se desataron cuando el ave fue encontrada muerta en un campo con un anillo de metal alrededor de su pata con el sello de "Israel". Se llamó a la policía después de decidir que sus orificios nasales eran muy grandes y que quizás podrían esconder un microchip de espionaje instalado por el Mossad.

Pero esta vez la "Operación Eliyahu Hanavi" salió sorprendentemente bien, ya que las incautas autoridades turcas cayeron en la trampa de creer que es una práctica común marcar a las aves migratorias con anillos a fin de rastrear sus movimientos. Afortunadamente, el abejaruco sionista estaba muerto y ya no podía espiar más para Israel. De todos modos, resulta necesario adoptar un dispositivo preventivo de inteligencia que controle las aves migratorias que viajan a través del espacio aéreo turco.

Como he sido acusado con demasiada frecuencia por ciertos lectores de ser un columnista sionista (un agente encubierto de Israel), me siento obligado a advertir al Mossad que debería poner fin a la práctica de estampar en mis camaradas espías sionistas los nombres de Israel y la Universidad de Tel Aviv. Por ejemplo, yo superé con éxito durante bastantes años de mi carrera periodística la prueba de trabajar como un agente israelí infiltrado gracias a que utilice un disfraz perfecto, y es que muy inteligentemente me había negado a seguir la propuesta del Mossad de llevar en mi brazo derecho un tatuaje que dijera "agente del Mossad nº 2119129". Mi carrera dentro del mundo del espionaje habría progresado mucho más si no fuera porque algunos de los lectores de mi columna fueron lo suficientemente inteligentes como para descubrirme.

Por otro lado, actuando de una manera casi tan estúpida como el Mossad, las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) habrían decidido desplegar a 20.000 de sus comandos en Chipre. Sin embargo, me parece que tiene que haber algún error en la fuente de esta información, la agencia de noticias turca Anatolia. De hecho, me siento obligado a corregirla: el ejército israelí planea desplegar a 200.000 - no solamente 20.000 - comandos en Chipre, a pesar de que sólo existan unas pocas decenas de miles de comandos en Israel. Sin duda esta nueva y muy numerosa unidad especial de comandos estaría formada principalmente por buitres, abejarucos y ratas resistentes a los venenos.

Conduciendo a través de Anatolia Central el mes pasado, me saludó un enorme cartel en el corazón de uno de sus pueblos que decía: "Informen a la policía si ven a extraños o personas sospechosas: línea de emergencia policial 155". Una versión más actualizada de esta inteligente política turística y hospitalaria podría decir: "Informen a la policía cuando vean a espías israelíes disfrazados de elefantes rosas y dragones, con etiquetas, anillos y otras marcas que digan "espía israelí".

Hurriyet

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Saturday, May 19, 2012

Una historia diferente de desplazamiento y de pérdida. La expulsión de los judíos de los países árabes – Matti Friedman- Times of Israel



El 15 de mayo, mucha gente en el mundo árabe y en otros lugares conmemoran la Nakba o la "Catástrofe", una jornada de duelo por el desplazamiento de árabes palestinos durante la guerra de 1948 con Israel. Este año, como siempre, la conmemoración parece oscurecer al mismo tiempo el colapso de una sociedad árabe diferente que pocos recuerdan.

He pasado una gran cantidad de tiempo durante los últimos cuatro años entrevistando a las personas nacidas y criadas en Alepo, Siria. Algunas de estas personas, la mayoría de los cuales tienen ahora unos ochenta años, son descendientes de familias judías con raíces en Aleppo que se remontan a más de dos milenios, a la época romana. Ninguno de ellos vive allí ahora.

El 30 de noviembre de 1947, un día después de que las Naciones Unidas votaran la partición del Mandato Británico de Palestina en dos estados, uno para los árabes y el otro para los judíos, Alepo entró en erupción. Multitudes de árabes acosaron los barrios judíos, saquearon sus casas e incendiaron las sinagogas. Una de las personas que entrevisté se recordaba huyendo de su casa descalzo, con unos nueve años de edad, momentos antes de que fuera incendiada. Favorecidas por el gobierno sirio, los manifestantes quemaron cerca de cincuenta tiendas judías, cinco escuelas, dieciocho sinagogas y un número indeterminado de viviendas. Al día siguiente, las familias más ricas de la comunidad judía huyeron, y en los meses siguientes, el resto de familias tuvo que huir a escondidas y en pequeños grupos, la mayoría de ellos dirigiéndose al nuevo Estado de Israel. Ellos, además de perder sus propiedades, se enfrentaban a penas de prisión o tortura si eran capturados. Algunos desaparecieron en el camino. Sin embargo, el riesgo parecía valer la pena: en Damasco, la capital, los manifestantes mataron a 13 judíos, entre ellos ocho niños, en agosto de 1948, y hubo eventos similares en otras ciudades árabes.

En el momento de la votación de la ONU, había cerca de 10.000 judíos residiendo en Aleppo. A mediados de la década de 1950 aún residían unos 2.000 judíos que vivían con temor las represalias de las fuerzas de seguridad y de la mafia local. A comienzos de 1990, no residían más que un puñado, y en la actualidad ya no vive ningún judío en Alepo. Estos hechos se repitieron de una manera más o menos similar por todo el mundo islámico. En total, cerca de unos 850.000 judíos se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Si hemos de comprender plenamente el conflicto árabe-israelí, es necesario reconocer la memoria de estas personas y de su éxodo, pero no como un arma política, una táctica negociadora o como una baza en una competición sobre quién sufrió más, sino simplemente como la historia sin la cual es imposible entender a Israel y la forma en que el mundo árabe lo ve.

Todo el mundo conoce que los refugiados palestinos forman parte de la ecuación de un posible acuerdo de paz en el Oriente Medio, y cualquiera que esté interesado en ellos podrá visitar un campo de refugiados palestinos y escuchar las historias, reales y desgarradoras, de su sentimiento de expulsión y pérdida. Entre los judíos expulsados ​​por los árabes, por el contrario, podrá encontrar a pocas personas que se consideren a sí mismos como refugiados o se definan por su desposesión. La mayoría son ciudadanos de Israel.

De las veinte familias que vive en mi edificio de apartamentos, una cifra promedio en Jerusalén, la mitad se encuentra en Israel a causa de la expulsión de los judíos que vivían en países árabes, y en gran medida ese promedio es el existente en Israel en su conjunto. Según el demógrafo israelí Sergio Della Pergola, de la Universidad Hebrea, aunque los matrimonios mixtos en dos o tres generaciones han dificultado las estadísticas, se considera que aproximadamente la mitad de los judíos del Israel actual, unos 6 millones de personas, o bien proviene del mundo musulmán o son descendientes de personas que proceden de allí. Muchos árabes y muchos israelíes consideran a Israel un enclave occidental en el Oriente Medio. Sin embargo estos números no apoyan esta opinión.

Estos judíos procedentes de los países árabes han dado forma a Israel y son una fuerza clave en la vida política del país. También hacen muy diferente a Israel de, por ejemplo, la comunidad judía estadounidense, que tiene mayoritariamente sus raíces en Europa. Esta población representa de un pilar de la derecha israelí, en particular, del partido Likud. Esta población mantiene una visión cautelosa acerca de los vecinos de Israel, una visión que se ha visto reforzada por las acciones de los propios palestinos, y que está enraizada en su propia experiencia histórica y en lo que podría considerarse una comprensión instintiva de las crueles realidades de la región.
El legado de su forzado éxodo de los países árabes, aunque ya dejado atrás, es más difícil de detectar, pero también es importante.

En muchos pueblos y ciudades árabes existe un área o barrio donde solían vivir los judíos. En algunas ciudades como en El Cairo, esta zona todavía se llama Harat al-Yahud, el barrio judío. Cuando fui allí hace varios años, me encontré con personas que me pudieron enseñar la ubicación de una sinagoga abandonada y que conocía de nombre. Un hombre que una vez me mostraba todo Fez, en Marruecos, sabía exactamente donde se situaba el antiguo barrio judío, el Mellah,, aunque ya no había judíos por allí y no los había desde hace muchos años. Hay restos de este tipo de barrios en Alepo, Trípoli, Bagdad y otros lugares. Las personas que viven en o alrededor de las casas de sus antiguos vecinos judíos todavía sabían cual era la profesión de sus propietarios y cómo se fueron. Este extinto mundo judío puede que haya sido olvidado en otros lugares, pero millones de personas en el mundo árabe ven la evidencia de su existencia todos los días.

Como ya he señalado esta historia es casi invisible, y es que como sucede a menudo se odian más las cosas o las personas que nos recuerdan algo que no nos gusta de nosotros mismos, y está es una de las dinámicas ocultas del conflicto árabe-israelí. Así se trata de silenciar esa realidad mediante una narrativa simplista de la Nakba, esa que postula que un implante o invasión de extranjeros desplazó a la comunidad nativa árabe en 1948, y que en suma, los árabes palestinos están pagando el precio del Holocausto europeo. Esta narrativa, principalmente diseñada para atraer la mala conciencia occidental, también elimina convenientemente la incómoda verdad de que la mitad de los judíos de Israel no se vieron forzados a vivir allí por los nazis, sino a causa de los propios árabes.

Israel no es una “entidad” tan extraña al Oriente Medio como muchos de sus vecinos árabes pretenden presentarla, y más de una comunidad indígena fue desplazada en 1948. Si muchos en el mundo árabe insisten, como lo hacen cada Día de la Nakba, que Israel es un invasor occidental que debe ser rechazado, esa afirmación pertenece no sólo al ámbito de la política, sino también al de la psicología: ayudando a reprimir el propio (re)conocimiento de que el país que tratan de presentar como ajeno es también el fantasma vengativo de esos otros vecinos judíos (los dhimmi) que fueron gravemente perjudicados.

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La Nakba ¿por qué se celebra esa día? - Benny Morris - Open Zion



La semana pasada los palestinos conmemoraron el Día de la Nakba (catástrofe), en el que recuerdan el desastre que se abatió sobre ellos en 1948, cuando perdieron la guerra que desataron contra el sionismo y dos tercios de la población palestina que residía en el territorio de Israel acabó desplazada de sus hogares convirtiéndose en refugiados. Si bien es perfectamente natural que los palestinos conmemoren lo que para ellos es una tragedia nacional, la fecha que han elegido para la celebración conlleva un claro mensaje político-ideológico, y no es uno que anime precisamente a los aspirantes a pacificadores del Oriente Medio.

El martes, hubo manifestaciones en los campamentos de refugiados en los países que rodean a Israel y en algunas ciudades árabes israelíes, con algunos enfrentamientos de baja intensidad y con lanzamiento de piedras en los puntos de paso entre Cisjordania e Israel (sin muertes), y una controvertida conmemoración de varios cientos de estudiantes árabes israelíes y sus simpatizantes judíos en la Universidad de Tel Aviv.

La universidad, por cierto, se encuentra ubicada en tierras del Sheikh Muwannis, un pueblo árabe despoblado el 30 de marzo de 1948 (uno de los aproximadamente 400 que acabaron despoblados en el curso de la guerra). El ministro israelí de Educación, Gideon Saar (Likud), pidió a la universidad que prohibiera la conmemoración, pero las autoridades universitarias decidieron permitirla, aunque se negaron a proporcionar la seguridad, obligando a los organizadores a proporcionarla. La Universidad de Haifa, que aprobó inicialmente un acto similar, en el último minuto impuso su prohibición, argumentando el peligro potencial de desordenes y una amenaza para la seguridad pública. Los organizadores finalmente se congregaron frente a las puertas del campus, tanto para conmemorar la Nakba como para protestar contra la prohibición de la universidad.

En ambos casos existía una razón. Los adversarios de las conmemoraciones fueron capaces de recurrir a la ley. En enero pasado el Tribunal Supremo israelí aprobó una ley aprobada por la Knesset en marzo de 2011 y denominada la "Ley Nakba", la cual permite al Estado denegar la financiación de cualquier actividad "que implique la negación de la existencia del Estado de Israel como el Estado del pueblo judío... o que apoya la lucha armada en contra del Estado... o que apoye la incitación al racismo, la violencia, el terror y la deshonra de la bandera nacional o del símbolo nacional". Las universidades de Israel son todas instituciones subvencionadas por el Estado, y con los años, las manifestaciones del Día de la Nakba, inauguradas por Yasser Arafat en 1998, han desembocado en buena medida en violencia anti-israelí (quemas de los símbolos nacionales, enfrentamientos.

En un editorial del 15 de mayo, el Haaretz, el periódico más importante de Israel (entre los medias extranjeros), criticó el intento de prohibir la conmemoración en la Universidad de Tel Aviv, lo que denominó un "gigantesco esfuerzo del Estado" para borrar la Nakba de la memoria pública. El editorial concluía: "El Día de la Nakba no sólo pertenece a los árabes, sino que es una parte inalienable de la historia de la creación del Estado de Israel".

Y por supuesto, estaba en lo cierto. Los pueblos deben recordar no sólo sus días de gloria, sino también los momentos oscuros y menos agradables de su historia. En el caso de Israel, el nacimiento del Estado también conllevó la destrucción y el desplazamiento de gran parte de la sociedad palestina (que residía en su territorio). Es evidente que los palestinos pagaron un alto precio por la creación de Israel.

Pero hay algo curioso, y deprimente, en la elección de los palestinos de la fecha en que recuerdan su catástrofe, el 15 de mayo. El 15 de mayo de 1948 los ejércitos de Egipto, Siria, Irak y Jordania invadieron el territorio del Mandato Británico de Palestina, los tres primeros para atacar el territorio asignado al recien nacido Estado de Israel. Mientras tanto, el ejército jordano, la Legión Árabe, ocupaba únicamente el área asignada por la Resolución de Partición de Naciones Unidas al Estado de los árabes palestinos, las áreas destinados a la fiscalización internacional - es decir, Jerusalén oriental - y no atacaron el territorio destinado al Estado judío, a pesar de que atacaron los asentamientos judíos ubicados fuera de dicho territorio.

El día anterior, el 14 de mayo de 1948, los dirigentes sionistas declararon el establecimiento de Israel. Por lo tanto, con la elección del 15 de mayo como día de conmemoración, los manifestantes palestinos del Día de la Nakba están expresando su oposición al establecimiento de Israel y se lamentan de que los árabes aún no lo hayan destruirlo, así como se lamentan de su catástrofe nacional.

En consonancia con esto, el canto y el lema que prevalece en las manifestaciones en todo el mundo árabe - en Beirut, Ramallah, así como en buena parte de los estudiantes árabes en la Universidad de Tel Aviv - es "¡Oh, Palestina, a sangre y fuego te redemiremos!" y "Palestina libre", los cuales implican, y lo saben perfectamente, "toda Palestina", lo que equivale a un llamamiento a la destrucción de Israel y a su sustitución por una Palestina árabe y musulmana. Estos llamamientos hacen alusión tanto a Tel Aviv como a Degania Aleph y Bet (el icónico kibbutz en el Valle del Jordán), así como Sheikh Muwannis. No hay pues ninguna solución de dos estados a la vista.

Hubiera tenido más sentido conmemorar el Día de la Nakba el 29 de noviembre, cuando en 1947 la ONU resolvió el establecimiento de dos estados en el Mandato Británico de Palestina, uno judío y el otro árabe, y cuando los árabes palestinos y el mundo árabe rechazaron dicha resolución.

O quizas el 9 de abril, por lo acontecido en 1948 en la aldea árabe de Deir Yassin, cuando las tropas de unas milicias sionistas radicales (Irgun, Lehi) conquistaron el pueblo y provocaron el exilio de su población, además de provocar una masacre que afectó a un centenar de sus habitantes. De hecho, "Deir Yassin", para muchos, se ha convertido en el símbolo de la Nakba.

O también podían haber elegido otro día para conmemorar la catástrofe, la pérdida y el exilio, por ejemplo el 22 de abril 1948, cuando fueron derrotados los árabes de Haifa y la población árabe partió hacia el Líbano y Nazaret, o 13 de mayo, cuando la ciudad árabe de Jaffa se rindió después de que la mayoría de sus habitantes hubieran huido.

Pero los palestinos, dirigidos por Arafat y la OLP, preferieron el 15 de mayo, y se han adherido firmemente a esa fecha, con el sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas, reiterando la semana pasada la "santidad" y la "inmutabilidad del derecho de retorno" de los refugiados palestinos (es decir, aquellos de los supervivientes de los 700.000 desplazados más o menos en 1948 y sus descendientes), cuya posible aplicación, de aplicarse, necesariamente supondría la destrucción y el fin del Estado judío. Hoy en día, los palestinos contabilizan la cifra de esos refugiados en unos 5-6 millones de refugiados (los refugiados directos y todos sus descendientes, hijos, nietos, bisnietos...), y actualmente en Israel residen 5,7 millones de judíos israelíes y 1,4 millones de árabes israelíes [N.P.: las cifras actuales son casi 6 millones de judíos israelíes, más de 300 mil personas de origen judío y ruso, pero que no reconocidas como judíos por el Rabinato, y cerca de 1.6 millones de árabes israelíes, de los que habría que descontar unas 280 mil personas que son residentes en Jerusalem Este, pero que no son propiamente israelíes).

El problema de Arafat con la fecha del 29 de noviembre consistía en que esa elección supondría un reconocimiento de Israel, ya que implícitamente se reconocería la legitimidad de Israel [N.P.: Y la culpa recaería en la ONU] y explícitamente se llamaría la atención sobre el rechazo de los palestinos a una solución de dos estados (el día posterior, el 30 de noviembre de 1947, milicianos árabes palestinos provocaron y lanzaron las primeras hostilidades que dieron comienzo a la guerra de 1948).

Y con respecto a las siguientes fechas, el 9 y el 22 de abril o el 13 de mayo, la tragedia y el despojo palestina quedaba demasiado marcados. Pero Arafat estaba empeñado en perpetuar el rechazo (y por lo tanto el conflicto) y el vaticinio de una eventual desaparición de Israel.

En consonancia con esa forma de pensar, otro miembro incondicional del liderazgo palestino, la académica Hanan Ashrawi, un miembro del Comité Ejecutivo de la OLP y una profesora de literatura inglesa, publicó la semana pasada un artículo sobre el Día de la Nakba en el que destacaba la cultura pre-palestina de 1948 ("en el área de las artes, de la música, y del drama, la creatividad palestina no tenía límites"), la cual fue "aplastada por la violencia [del nacimiento de Israel, por supuesto]". En ninguna parte se menciona que la guerra de 1948 fue promovida y desencadenada por los palestinos, en ninguna parte se expresa o solicita alguna autocrítica palestina por sus acciones, las de entonces y las de ahora. Por el contrario, ella exige simplemente que Israel reconozca "nuestro [palestino] relato histórico".

Así que tal vez la última palabra deba darse a Neve Gordon, un profesor de la Universidad Ben Gurión, que desde luego no puede ser acusado de un excesivo amor por Sión, de hecho, ha ganado importancia (o notoriedad, según prefieran) por sus llamamientos favorables a un boicot internacional de las universidades de Israel (incluyendo la suya propia). La semana pasada, él también publicó un artículo conmemorando el Día de la Nakba en Al Jazeera, en el cual, al tiempo que exige que los israelíes reconozcan el sufrimiento palestino, también hace un llamamiento a los palestinos para que reconozcan la narrativa judeo-israelí: "La Nakba es una verdad... pero el reconocimiento debe ser recíproco. Los palestinos... tienen que reconocerlos [a los judíos, que sufriendo el Holocausto, también tienen derechos]... Sólo una vez que se produzca un reconocimiento mutuo de las dos narrativas históricas existirá una oportunidad para que una reconciliación emerja realmente".

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Thursday, May 17, 2012

Diario de Filadelfia: Beinartismo (alusión al libro de Peter Beinart) de letra pequeña – Adam Levick



Yo: "¿Por favor, venden algún bolso para guardar mi kipá? Vivo en el extranjero y no quiero que se me pierda en el viaje de vuelta".

Vendedora: "Claro. ¿Dónde vive en el extranjero?".

Yo: "En Israel".

Vendedora (después de una breve pausa y una mirada de preocupación): "¿Qué piensa usted acerca de la cuestión palestina?".

Yo: "¿Qué quiere decir?".

Vendedora: "¿Cree que se merecen un estado? Porque yo creo que se merecen un estado".

Yo: "Bueno, muchos israelíes se muestran preocupados por la posibilidad de que ese nuevo Estado palestino no desee realmente la paz y pueda desencadenar más ataques terroristas, como en Gaza, y que su gobierno pueda estar dirigido por un movimiento radical, antidemocrático y violento".

Vendedora: "Vale, pero yo creo que los palestinos se merecen un Estado".

Yo: "Y yo le he contestado a su pregunta".

Esta conversación aconteció en mi último día de visita a mi familia en Filadelfia, y no tuvo lugar en cualquier vieja tienda de Judaica. Se desarrolló con una mujer judía de mediana edad que trabajaba en la tienda de regalos del recién inaugurado Museo Nacional de Historia de los Judíos de América, en la Liberty Bell, en el distrito histórico de la ciudad.

Llevaba ya nueve días en EEUU antes de este encuentro y nunca recibí consultas similares de cualquier otra persona cuando mencioné de pasada, en el contexto de la conversación, que nací en Filadelfia pero que ahora era un ciudadano de Israel.

Para mi familia y amigos cercanos de EEUU mi ciudadanía israelí es una fuente de orgullo, y un tema de conversación que generalmente gira en torno a mi vida día a día en Jerusalén, mi trabajo, si mi hebreo ha mejorado y cosas por el estilo.

La mujer que me encontré, sin embargo, transmitía un malestar palpable cuando escuchó mi primera mención de la palabra "Israel”.

Posteriormente, no podía dejar de preguntarme si sería concebible que hubiera cuestionado a un visitante turco al museo defendiendo el derecho a los kurdos a un estado, o a otro visitante chino mencionando la cuestión del Tíbet ¿Habría iniciado la conversación con un visitante europeo haciendo alusión a la presencia europea en Afganistán o Irak, y preguntándole cómo se sentía al respecto de los elevados números de víctimas civiles?.

Su pregunta, en realidad, ni siquiera era acerca de Israel. Se trataba de remarcar y hacer evidente su “posicionamiento moral”. Y haciéndolo, me expresaba que estaba alejada (y por encima) de mí.

Ella no trató de refutar el argumento que le presenté acerca de las legítimas preocupaciones de seguridad de Israel, sino que se limitó a repetir lo que ella "creía". En realidad, no fue una diálogo en absoluto.

Tan convencidas están estas personas, con algo parecido a una fe secular, de que la paz será el resultado inevitable de una retirada israelí de los territorios en disputa, que a menudo ni se molestan siquiera en defender sus premisas. Su argumento, que cualquier observador serio de la región tendría que admitirlo al menos, ha sido puesto en duda tras los resultados de la retirada israelí del sur del Líbano y de Gaza.

Si bien es posible esta vendedora nunca haya leído las recientes reflexiones de Peter Beinart sobre el conflicto palestino-israelí, sin duda comparte gran parte de la arrogancia del ex-editor de New Republic.

En efecto, la omisión más mordiente en el ensayo de Beinart sobre (como tituló su libro posterior) "la crisis del sionismo estadounidense", y publicado por The New York Review of Books con el título de "El fracaso del Establishment Judío Americano", es que no menciona para nada lo que al menos debería esperarse que cumplan los palestinos. De hecho, Beinart sólo se refiere a los palestinos un par de veces, y siempre como actores pasivos.

Beinart escribe acerca de la urgente necesidad de promover un "sionismo que reconozca a los palestinos como merecedores de dignidad y de capacidad de hacer la paz", y elogia a los judíos que, como él, "se dedican plenamente a garantizar los derechos humanos para todas las personas, incluidos los palestinos" [Énfasis añadido].

Siguiendo el espíritu del razonamiento de mi interlocutora, Beinart, en su ensayo de unas 4500 palabras, no se preocupa, aunque sea de paso, de meditar acerca de las implicaciones de seguridad que conllevan sus propuestas.

Si los israelíes debemos tomar en serio las críticas de los estadounidenses de origen judío, en primer lugar nos deberían convencer de que sus opiniones se basan en una comprensión rigurosa, moral y sobria de las realidades políticas existentes en la región en la que vivimos. Por lo tanto, tal vez podríamos esperar un poco de humildad en sus opiniones respecto a Hezbollah y Hamas, después de nuestra experiencia con ellos en el 2000 y 2005 a la hora de poner en práctica la formula de “Tierra por Paz". Y creo que sería comprensible que podamos preguntarles por qué creen ellos que un futuro estado palestino generará necesaria y automáticamente la existencia de la paz, la tolerancia y la cooperación, valores escasamente practicados en las culturas políticas de Gaza y la Autoridad Palestina.

Realmente quisiera creer que tales críticas están motivadas por algo más que la expresión de una supuesta superioridad moral, pero desde el momento que yo sí vivo en el Estado judío (especialmente en medio de una 'Primavera árabe' que no ha producido un deshielo en la antipatía de nuestros vecinos hacia el nuestra presencia), más difícil me resulta tomar en serio su desesperado deseo de "salvarnos de nosotros mismos".

Los israelíes - que serán quienes tengan que sufrir las consecuencias en el mundo real de cualquier futuro acuerdo de paz - no solicitan en modo alguno un "apoyo incondicional y acrítico" de los judíos americanos: sólo deseamos que las premisas de sus críticas y soluciones tengan bases reales.

Y, por último, si usted trabaja en una institución judía y conoce a alguien de Israel, por favor, considere ser tan educado y cortés como lo haría con un visitante de cualquier otro país. Es posible que desee tener una pequeña charla amistosa, y, si fuera absolutamente necesario, discutir la política de su país a continuación, pero todo lo que le pedimos es que al menos tenga la mente abierta y escuche realmente la respuesta.
No creo que sea demasiado pedir.

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Tuesday, May 15, 2012

El juego de la culpa - Dror Eydar - Israel Hayom


Los Bagdadíes, una familia judía de Alepo, Siria, alrededor de 1940. El 30 de noviembre de 1947, un día después de que las Naciones Unidas votaran la partición del Mandato Británico en dos estados, uno para los árabes y otro para los judíos, Alepo entró en erupción. Las multitudes árabes invadieron y atacaron los barrios judíos, saqueando y quemando casas y sinagogas. Al día siguiente, las familias judías más ricas huyeron, mientras que el resto, durante los meses siguientes, debió emprender la huida en pequeños grupos hacia Israel.

Al principio, la ceremonia conmemorando el Día de la Nakba en la Universidad de Tel Aviv (que tuvo lugar el lunes) no atrajo la atención de los titulares, aun cuando sus partidarios trataron de auparla a través de las redes sociales. El evento alcanzó la proporción deseada y se convirtió en un escándalo en toda regla - para deleite de sus organizadores - después de que unos bien intencionados grupos sionistas dieran relevancia al esfuerzo por llorar la pérdida de Palestina. A continuación, los políticos respondieron, estalló una conmoción en la Knesset, y el diputado árabe Ahmad Tibi (Raam Taal) fue galardonado con una plataforma para una de sus típicas y arrogantes declaraciones. Los medios de comunicación olieron la sangre y tuvieron un feliz día de campo. Así es como una ceremonia marginal se convirtió en un tema candente.

Mientras tanto, la Nakba se ha arraigado en el discurso israelí utilizando las técnicas utilizadas por la propaganda de Stalin, esas que desarrolló y empleó el agente de la antigua Unión Soviética Willi Münzenberg en los países occidentales. Münzenberg comprendió que la persona que asigna quien tiene la culpa o es el culpable dentro de una sociedad también tiene el poder de poder absolver a los demás. La izquierda radical ha trabajado durante décadas para transformar el nacimiento de Israel de un milagro histórico a un acta de acusación. Estas son las mismas tácticas que los revolucionarios comunistas utilizaron en las sociedades democráticas y que el fallecido periodista Eugenio Methvin describió como una "tecnología de demolición social", mediante la cual la manipulación de las masas conduce a la destrucción total. Esto es precisamente lo que la conmemoración y la legitimación de la Nakba intenta lograr: definir a Israel como el culpable único y fundamental de la situación palestina y regional, y por extensión, como una verdadera lacra moral para el mundo.

Este enfoque tiene como objetivo inculcar otro discurso público sobre la Guerra de la Independencia y la creación de Israel, mediante el cual, y bajo unos términos que fingen inocencia - como por ejemplo, el "desastre civil", el "sufrimiento humano causado" y el "reconocimiento de la injusticia hecha a los palestinos" -, se conviertan en la "base o el núcleo de cualquier discusión política". Cualquier persona inteligente comprende que el foco no se dirige hacia el sufrimiento privado, sino en la "injusticia" que supuso la propia creación del Estado judío. Esta es la fuerza impulsora detrás de la ceremonia de conmemoración de la Nakba. Todas esas charlas y parloteos sobre el "humanismo" son simplemente un pretexto más para la deslegitimación de Israel y la campaña en contra de su existencia.

Nadie está tratando de evitar que nadie recuerde. También recordamos a esos otros extranjeros que nos robaron la tierra mientras estábamos en el exilio, y como con el retorno a Sión desde el siglo XIX un flujo constante de árabes de la región llegaron hasta allí en busca de trabajo [N.P.: el retorno a Sión ha sido una constante en la historia judía, desde Maimónides, Yehuda Halevi..., la emigración sefardí en los siglos XVI y XVII, hasta el comienzo de la emigración ashkenazi de los discípulos del Gaón de Vilna a principios del siglo XIX, la emigración yemenita o de los judíos de Bukhara...]. En ese sentido, los descendientes de los refugiados palestinos siguen siendo eternos refugiados en lugar de integrarse en los países árabes de su entorno, en gran parte gracias a la ONU.

Sí, hubo una guerra. Y sí, como consecuencia de ella, muchas aldeas fueron destruidas y se dio lugar a la creación de refugiados, aunque sólo una minoría de ellos fueron expulsados. Al mismo tiempo, 850.000 judíos fueron expulsados ​​de los países árabes y llegaron de manera clandestina a Israel, donde tuvieron que vivir al principio en tiendas de campaña y chozas de hojalata. Sin embargo, mientras que la comunidad judía del recién fundado Israel absorbió a sus hermanos y hermanas, lo que hizo innecesario esos campamentos de tránsito, los países árabes dejaron intactos los campos de refugiados para que pudieran ser utilizados como una herramienta más en su guerra contra el Estado judío. Los que conmemoran la Nakba continúan con esa estrategia, y sus esfuerzos para inflar este tema no debe ser apoyado.

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Primer aniversario del 15-M: Demoledor artículo de Herman Tertsch



Hoy es 15 de mayo, día de San Isidro y además 15-M. Para quienes no lo sepan, que quizás los haya, el 15-M es la fecha en la que surgió un movimiento que reflejó, dicen, un estado de ánimo de la humanidad y que, auguraban, abriría una nueva era, un «New Age», como una era de Acuario. Ese día se produjo, que —nadie lo dude y si lo hacen busquen en la Wiki—, un evento sideral, en el cual los planetas del sistema solar de alinearon en una especie de «danza cósmica» que se reflejó aquí abajo en unos bailes humanos de celestial armonía en una plaza céntrica de una ciudad europea.

Era Madrid. Todo empezó con indignación y buenas intenciones, una combinación que no siempre tiene consecuencias virtuosas. Muchos españoles decidieron manifestarse contra unas condiciones de vida que la crisis económica deterioraba de forma continua. La situación en España había comenzado a mostrar sus primeros síntomas claros de podredumbre allá por finales del 2007. Pero en marzo del 2008 había elecciones y el presidente del Gobierno, Mr. ZP, había decidido que todo iba bien en nuestra Arcadia carpetovetónica. Quienes no pensaban lo mismo y se atrevían a decirlo eran ridiculizados y marginados. Y el pueblo bailaba feliz con regalos y cheques de 400 euros por aquí y de 2.500 por allá. Y votaron al que decía que todo iba guay. Y las cosas se siguieron pudriendo. Pero en silencio.

Hasta que aquel 15-M salieron de repente a la calle muchísimos españoles. Mogollón. Sobre todo los que habían votado al gran brujo repartidor feliz, Mr. ZP. Salieron a quejarse de que éste ya no repartía nada. No para pedirle cuentas directamente a él y a su gobierno. Salieron a maldecir a la política y a todos los políticos. Y a decirnos cosas tan originales como que «tengo un sueño», «merecemos la felicidad» o «tenemos derecho a todo». Lo recordarán ustedes. Todo era magia y armonía espiritual. Al menos eso pretendían viéramos. Todos los medios de comunicación, ocio y entretenimiento del planeta Tierra tuvieron noticia de aquel inaudito acontecimiento cósmico. Y los medios de información —savia de nuestra sociedad moderna—, que ya sabemos cómo son de ansiosos en la búsqueda de «noticias con alma», enloquecieron. Los medios españoles no fueron ni mucho menos los peores en aquellos días de mayo del 2011. En aquel disparate informativo compitieron el NYT con la prensa amarilla mundial, la BBC con RadioCaracol, la FAZ con Al Jazeera y El País con Público.

La hipérbole cósmica duró miles de horas de programación y bosques finlandeses enteros en páginas de reportajes merengosos, análisis sesudos e informaciones rimbombantes. Y al final, el "cántico a la juventud divino tesoro" y el «abajo la crueldad» duró lo que duró. Pronto se vio que todo aquel espectáculo, una vez despojado de la ingenuidad inicial, era un proyecto de somatén para un izquierdismo que quedaba huérfano y desasistido por quiebra de su mentor, el mago fracasado, el Atila de León, Mr. ZP.

Un año más tarde, los medios internacionales han vuelto a la cordura. Y han informado escuetamente del aniversario. Los españoles no. Televisiones privadas hacían programas especiales. La televisión pública, dedicada «full time» a la agitación contra el Gobierno de la nación, convocaba a las manifestaciones. La prensa volvía a disparatar. Y las radios privadas y públicas deliraban con la «nueva era». La esperpéntica sobrerrepresentación de la izquierda en los medios españoles volvió a revelarse como tóxica para la calidad de información de nuestra sociedad. Aparte de cosechar el consabido ridículo cósmico. Y al final, los datos impertinentes: Todos los manifestantes del 15-M en toda España cabían en el Bernabéu. Y dejaban calvas.

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!! Una ave espía israelí detectada en Turquía !! Otro miembro más del zoo de ataque sionista - Elder of Ziyonl





Hay que añadir otro miembro a la "Zoo de ataque sionista". Se ha encontrado un pájaro en Turquía con marcas que indican que procedía de Tel Aviv y que rápidamente ha sido catalogado como un pájaro espía israelí por parte de los medios de comunicación turcos.

El pájaro muerto fue capturado por unos apicultores. Además de las palabras "Tel Aviv Israel" en una de sus patas, aparecía vio una etiqueta nefasta con el código "C43917", obviamente, el "código secreto del espía".

El maxilar izquierdo (la fosa nasal izquierda, por llamarla de alguna manera) del ave era tres veces el tamaño del derecho, llevando a las autoridades turcas a la conclusión de que podría llevar escondido algún equipo de espionaje en su pico.

Le llevó unos cuantos días a los medios de comunicación turcos descubrir que el código había sido colocado para seguir y observar los patrones de migración del pájaro. Ya un artículo hace unos 60 años en los medios de comunicación turcos había acusado a Moscú de utilizar aves espías.

Este pájaro es claramente un mártir de la causa sionista. Esperamos que su cuerpo puede ser devuelto para que Israel pueda darle un entierro apropiado con todos los honores militares que se merece. (Después de que sus fotos ultra-secretas puedan ser extraídas de su pico, por supuesto).

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