Saturday, March 31, 2018

Ante el fracaso de los terroristas suicidad, de los cohetes y de los túneles de ataque, comienza otra estrategia para "conseguir la paz y la justicia"





Los "manifestantes pacíficos de Hamas"





Menos mal que el Meretz siempre estará allí... "dónde no se le espera", más aún cuando su nueva líder arrastra un grave escándalo por la forma que ganó las primarias y necesita reverdecer sus laureles anti gobierno (cualquier gobierno) de Israel



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Por si alguien olvidó lo que realmente significa la 'Marcha del retorno' de Hamas - David Horovitz - Times of Israel



Por si acaso alguien se olvidó, Israel se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza a las líneas previas a 1967 en el 2005. Deshaució a miles de colonos israelíes de sus hogares. Desmanteló toda la infraestructura militar en la Franja. Ya no tiene ninguna presencia física allí. Y no hace ningún tipo de reclamaciones territoriales.

Por si acaso alguien se olvidó, Hamas, una organización terrorista islamista que busca la destrucción de Israel, tomó el poder en Gaza en 2007 derribsando de forma violenta a las fuerzas del presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas.

Después de intentar aterrorizar a Israel para que capitulara con ataques estratégicos mediante terroristas suicidas en la Segunda Intifada, y después de apoderarse de Gaza, continuó sus esfuerzos por aterrorizar a Israel lanzando miles y miles de misiles y cohetes indiscriminadamente a través de la frontera.

Si no fuera por el sistema de defensa de anticohetes del Iron Dome, gran parte de Israel, como había esperado Hamas, podría estar reducido a escombros.

Hamas también ha estado cavando incesantemente túneles de ataque debajo de la frontera, otra opción estratégica terrorista que Israel parece haber ido cerrando gradualmente con una nueva tecnología y barreras subterráneas.

Por si acaso alguien se olvidó, Hamas ha explotado cínica e incansablemente a los habitantes de Gaza - una gran proporción de los cuales lo han apoyado en las elecciones - guardando sus cohetes cerca o incluso dentro de mezquitas y escuelas, disparando cohetes desde áreas residenciales y cavando túneles desde debajo de las casas y instituciones civiles. Ha subvertido todos los materiales que pueden utilizarse para la fabricación de armamento, lo que exige un estricto bloqueo de seguridad israelí cuyas principales víctimas son los ciudadanos de Gaza.

Por si acaso alguien se olvidó, exigir un "derecho de retorno" a Israel para decenas de miles de refugiados palestinos y sus millones de descendientes es nada menos que un llamamiento a la destrucción de Israel por medios demográficos. Ningún gobierno israelí podría aceptar esta demanda ya que deletrearía el final de Israel como un estado de mayoría judía. La posición de Israel es que los refugiados palestinos y sus descendientes se conviertan en ciudadanos de un Estado palestino en la culminación del proceso de paz, así como los judíos que huyeron o fueron expulsados ​​de los países del Oriente Medio por unos gobiernos árabes hostiles, y que se convirtieron en ciudadanos de Israel.

Por si alguien lo olvidó, el difunto primer ministro Ariel Sharon supervisó la desgarradora retirada de Gaza con un deseo declarado de establecer unas fronteras permanentes de Israel, y lo hizo unilateralmente porque llegó a la conclusión de que no podía llegar a un acuerdo negociado con el liderazgo palestino. Si Gaza hubiera mantenido la calma y Sharon hubiera la salud, es probable que también hubiera ordenado una retirada de gran parte de Cisjordania, allanando el camino hacia la creación de un Estado palestino.

El ascenso de Hamas al poder en Gaza, tres rondas de amargo conflicto bélico y la conciencia de que Israel estaría aislado e incapacitado para funcionar en Cisjordania si Hamas tomaba el poder allí, lo que colocaría a  cada población israelí a nivel nacional, incluido el aeropuerto, dentro del alcance de sus cohetes, han sepultado el unilateralismo y han hecho que los israelíes se sientan atemorizados ante la perspectiva de renunciar al territorio adyacente. Por lo tanto, Hamas, que pretende servir al interés palestino, condenó la perspectiva de la independencia palestina en el futuro previsible.

Organizar y alentar manifestaciones masivas en la frontera como la llamada "Marcha del Retorno" para conseguir un enfrentamiento con las tropas israelíes, mientras se santifica maliciosamente esa campaña diciendo que "es no violenta", es simplemente la última repetición del uso cínico de Hamas de los habitantes de Gaza como humanos escudos para propiciar su agresión contra los israelíes.

Pero Hamas, por supuesto, no está interesado en la independencia palestina. De nuevo, lucha por la eliminación de Israel.

Entonces, finalmente, en caso de que alguien olvide el contexto de la última escalada de violencia del viernes, solo necesitan escuchar al jefe de Gaza de Hamas, Yahya Sinwar, estableciendo el objetivo final. Como dijo en un discurso a los habitantes de Gaza en la frontera este viernes, "La Marcha del Retorno continuará... hasta que eliminemos esta frontera transitoria". Las protestas "marcan el comienzo de una nueva fase en la lucha nacional palestina en el camino hacia la liberación y el retorno... Nuestra gente no puede renunciar a una pulgada de la tierra de Palestina".

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La desesperación es cosa del diablo - Israel Harel - Haaretz



El principal titular del Yedioth Ahronoth fue: "El país está en grave estado". Este diagnóstico aterrador resume la opinión de seis ex jefes del Mossad: Zvi Zamir, Nahum Admoni, Efraim Halevy, Shabtai Shavit, Dani Yatom y Tamir Pardo.

Según Zamir, "el país está enfermo"; Pardo cree que "nos estamos perdiendo"; Shavit dice que "como gente de inteligencia, nuestra capacidad más importante es predecir el futuro". Y el futuro, de acuerdo con las capacidades proféticas de estos seis observadores de la Casa de Israel, es sombrío y deprimente. Yatom, por ejemplo, imagina "el fin del Estado judío".

La enfermedad de la corrupción, mi querido y honorable Zamir, es sin duda una grave enfermedad, pero es curable. Ahora está siendo tratado por médicos bastante buenos: la policía, la fiscalía, los medios de comunicación y la opinión pública. Gracias a los cimientos saludables de la sociedad, como ustedes por ejemplo, siempre adquirimos coraje y logramos eliminar de nuestro medio (la mayoría de) lo que está contaminado y es repugnante.

Me atrevo a decir que incluso los pecados desatados por la absorción de los inmigrantes de las tierras orientales fueron, en gran medida, exagerados. El Dr. Zvi Zameret, quien pasó la mayor parte de su vida adulta en las ciudades periféricas, demostró hace una década que los primeros inmigrantes supuestamente "abandonados" en camiones en el desierto, en Yeruham, en 1951, eran de Rumania y Hungría. Los primeros inmigrantes de Marruecos llegaron allí solamente en 1955.

Por supuesto, comparto vuestro dolor y preocupación por la corrupción, especialmente en el gobierno, y comparto la angustia de Admoni - y la de la mayoría de la gente en Israel - por la brecha en la nación. Pero su afirmación de que esta brecha "es mayor que en cualquier otro momento" no resiste la prueba de la historia. Recomiendo a Admoni y a otros que miren los periódicos (y libros) de los tiempos de Altalena, Wadi Salib y Yosseleh Shumacher, o bien los oscuros días de la mutua incitación en el período de los acuerdos de Oslo. La mayoría de estos acontecimientos, y muchos otros, fueron duros y difíciles, bastante incomparables con lo que está sucediendo en estos días, y la mayoría de ellos sucedieron cuando el gobierno era el del otro campo político, de la izquierda. Entonces, por alguna razón, la condición moral y social no se describió como "grave". En retrospectiva, no es justificable. El hecho es que hemos vencido. Juntos.

Sí, a pesar de todos los problemas, nunca antes en la historia el Estado judío había florecido como lo hace hoy, ni ha estado tan seguro como lo está ahora. Es dentro de mi gente, de todas sus partes remotas, donde habito. Además, durante la semana en que describió la situación de Israel como "grave", el Banco de Israel publicó su informe anual. "La economía de Israel está en su apogeo", afirmaba.

Al igual que muchos en Israel, ustedes también están conteniendo la respiración frente a lo que está por suceder (que será culpa del gobierno, por supuesto) el viernes en la frontera de Gaza. Recuerden por favor, las diversas peticiones y otros actos de persuasión en los que declararon (incluidos algunos de ustedes que entonces todavía estaban "uniformados") que la desconexión "pondría fin a los bombardeos desde la Franja de Gaza, y el área se convertiría en un Singapur".

Sí, recuerden la unión de sus fuerzas a las de un primer ministro corrupto para desarraigar a los judíos de sus comunidades es una prueba incontrovertible de falta de visión. El infierno en el que los ciudadanos árabes de la Franja de Gaza y los habitantes judíos de las comunidades próximas a la frontera con Gaza han vivido durante los últimos 13 años es, en gran parte, el resultado de su capacidad, en ese momento y ahora también, de "predecir el futuro".

Pero no solo las prisas, sino también la desesperación, caballeros, eso que da tanto crédito a su nombre (¡de veras!), es cosa del demonio. Una feliz y alentadora fiesta para ustedes y para toda la Casa de Israel.

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Hamas engaña a todos, incluido a la gente del IDF, con su doble juego - Debka


Los manifestantes a escasos metros de la vallas de la frontera

Desde principios de febrero, la mayoría de los expertos calificaron a la organización terrorista palestina Hamas, la cual gobierna la Franja de Gaza, como una fuerza declinante, dividida por disputas internas entre sus alas políticas y armadas, perdiendo credibilidad popular por los desastres económicos y humanitarios que afectan al enclave, en definitiva, aferrándose con sus uñas al borde de un acantilado. Entonces, de repente, en la última semana de marzo, salió la verdad. Hamás había estado trabajando con su máquina de propaganda para generar una falsa imagen de infortunio y miseria y engañó a todas las partes involucradas en los problemas de Gaza, mientras cocinaba un gran plan.

Incluso el presidente egipcio Abdel-Fatteh El-Sisi, que ha trabajado incansablemente para unificar el movimiento palestino superando la disputa de Hamas con su partido rival Fatah, y su líder, el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas (Abu Mazen), cayó en la trampa. También lo hizo Abu Mazen, quien a los 83 años se encontró a sí mismo y a la Autoridad Palestina eclipsados ​​como unos perdedores corruptos, que ya no hablaban por el pueblo palestino.

Y también lo hicieron los altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), los cuales estaban demasiado ocupados desarrollando dos grandes proyectos de seguridad: encontrando y destruyendo los túneles terroristas de Hamas que serpenteaban desde Gaza bajo la frontera hacia Israel, y construyendo una profunda barrera de acero y cemento hundida alrededor del perímetro del enclave. Esta barrera está diseñada para obstaculizar la construcción de nuevos túneles y contener a los escuadrones terroristas empeñados en atacar a civiles y objetivos militares israelíes. El ambiente negativo de la mascarada protagonizada por Hamas con respecto al tema palestino también llevó a la administración Trump a abandonar sus planes de paz.

Después de fingir ante todas estas partes interesadas, Hamas ha surgido con grandes planes para una campaña de protesta civil de seis semanas, y con el suficiente dinero en efectivo para derrochar en unos eventos espectaculares, en una especie de culminación de los próximos y sensibles aniversarios en camino, tales como el traslado el 14 de mayo de la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, y el aniversario el 15 de mayo de la independencia de Israel, que los palestinos conmemoran como el día de la Nakba o Día del Desastre, y todo ello con señaladas fechas intermedias como la Pascua de ocho días de Israel que comienza el 30 de marzo.

Precedido por el primer "ejercicio militar" del grupo terrorista, Hamas diseñó una operación de dos pistas. De manera pública, la protesta de la Marcha del Retorno que fue vendida a Occidente como una "protesta pacífica", mientras que al mismo tiempo sus escuadrones de "comandos" realizaban infiltraciones a través de la frontera hacia Israel para marcar el camino para futuros ataques terroristas.

Exhibiendo altas habilidades organizativas, Hamas contrató una flota de autobuses para recoger fieles en todas las mezquitas de la Franja de Gaza este viernes 30 de marzo a las 10 am en punto y los llevó hasta una línea de unos 500-700 metros de la frontera de Israel, donde sus predicadores los guíaban en la oración. Los participantes en la Gran Marcha del Retorno se alojaban en seis campamentos de tiendas de campaña montados de manera paralela a la frontera de 69 km de largo, con todas las comodidades para atraer a los voluntarios reacios a permanecer en campaña durante seis semanas. Tres comidas al día, agua corriente, baños y duchas, instalaciones médicas y conexiones a Internet e incluso senderos con camas preparadas . Bancos de arena separaban a los manifestantes de la frontera.

Estas preparaciones son el lado visible de la campaña de Hamas. El alboroto que rodeaba a la Marcha del Retorno programada para el viernes llamó la atención de Egipto, Israel y los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina. Gracias a esta distracción, todos perdieron de vista la importancia de las acciones subversivas que Hamas había iniciado sigilosamente mucho antes.

El 13 de marzo, la Autoridad Palestina fue atacada por una pequeña bomba que fue detonada cuando el convoy del primer ministro de la AP, Rami Hamdallah, y el jefe de inteligencia, general Hamad Faraj, ingresaban en el norte de la Franja de Gaza. Ninguno de los dos resultó herido, pero si hasta ese momento había alguna posibilidad de reconciliación entre Fatah y Hamas, se desvaneció en un futuro lejano. Los buenos oficios del presidente El-Sisi fueron enterrados.

El 22 de marzo, las fuerzas de seguridad de Hamas allanaron un edificio en el distrito de Zeitun de la ciudad de Gaza y mataron a cuatro hombres, que según afirmaron eran los posibles asesinos de los dos funcionarios. De hecho, los cuatro hombres eran miembros de una secta salafista extremista que no tenían nada que ver con el ataque con bombas.

El 24 de marzo, un escuadrón de comando de Hamas atravesó la cerca fronteriza israelí y prendió fuego a una grúa israelí utilizada en la construcción de la barrera enterrada en el suelo alrededor de la Franja de Gaza. Los cuatro volvieron a Gaza antes de que se disparara un tiro para detenerlos.

El 27 de marzo, otro comando de Hamas, este armado con granadas y cuchillos, cortó la valla fronteriza y evadió la atención de unidades israelíes apostadas allí, con el tiempo suficiente para caminar 20 km hasta la puerta de la gran base del IDF en Tzeelim. Fue solo entonces que el IDF y los rastreadores de la policía los alcanzaron.

El miércoles 28 de marzo, unos jóvenes incendiaron una carretilla elevadora militar y regresaron por donde había venido, para después entrar un palestino desarmado y ser detenida para ser interrogado.

Estos incidentes muestran que Hamás está probando la temperatura antes de su plan de utilizar su espectacular campaña de protesta "pacífica" como otra distracción de su auténtico objetivo, que es lanzar una ola de terror en Israel. Esta ola aumentará a medida que la campaña de protesta "pacífica" gane impulso.

Sorprendentemente, solamente este miércoles el IDF y a su rama de inteligencia pareció darse cuenta del doble juego de Hamas. Pero ni el IDF ni Hamas pueden estar seguros de controlar a los manifestantes en masa, largamente inflamados contra Israel, durante las próximas seis semanas. Pueden ser influidos por agentes secretos de otros grupos terroristas islamistas, como la Yihad Islámica o por extremistas de la secta salafista, algunos de los cuales están estrechamente vinculados a los grupos afiliados en el Sinaí con el Estado Islámico. Estos militantes pueden estar a la espera hasta que sus agentes les ordenen que salgan y se dirijan a la frontera, dejando atrás a cientos de jóvenes palestinos enamorados de la violencia. Los soldados israelíes en guardia se verían obligados a detener a esa horda antes de que surja el "retorno", primero con medidas de dispersión de muchedumbre y luego el uso de fuego real.

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Israel sigue sin comprender (no digamos ya los ilusos de la izquierda): Para los palestinos, cuanto peor, mejor. Supeditan todo a causar el mayor daño posible a Israel



Israel ha celebrado el principio del fin de las amenazas de los túneles de Gaza con alborozo. Su desarrollo tecnológico parece que ponía fin a la última y más peligrosa amenaza palestina.

Pero nuevamente, con la llegada de la buena nueva, se dejaba de lado el carácter principal del movimiento palestino: su fin no es la creación de un estado palestino, no al menos existiendo Israel, su principal objetivo es la destrucción de Israel.

No habrá paz por lo tanto, solamente la continua voluntad y el designio de destruir a Israel. Las políticas de Israel deben tener esto siempre en cuenta. Todas aquellas políticas que causen daño a Israel siempre serán las que tengan mayor preferencia, y más aún cuando esté en cuestión la pugna interna palestina.

¿Quién puede creerse realmente que, ante un supuesto estado palestino "viviendo en paz" con Israel, y ante las inevitables crisis internas, los palestinos no desvíen dichos problemas redirigiéndolos contra Israel, como un chivo expiatorio nacional?

Siempre que Israel consiga superar la enésima de las pruebas violentas que les planteen los palestinos, como en el caso de los túneles de ataque, deberá pensar que el tiempo del regocijo será breve, ya que su respuesta será la peor, incluso para los propios palestinos, puesto que dañar de cualquier manera a Israel, mucho más que favorecer y construir para su pueblo, será la política bienvenida y celebrada.

La izquierda israelí, y por supuesto la occidental, nunca llegarán a reconocer esto. Supondría renunciar a lo que son, a su deseo de castigo y penitencia. Es vital que el conjunto del pueblo judíos israelí eviten estas tendencias suicidas.

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La 'Marcha del retorno' explica mucho - Jonathan Tobin - JNS



Para algunos dentro del escuadrón internacional de cheerleader de los palestinos, las manifestaciones del "Día de la Tierra" del 30 de marzo podrían ser el tan esperado punto de inflexión desde hace mucho tiempo. Si las masivas protestas planificadas en la frontera de Gaza se realizan sin violencia, entonces la batalla contra Israel ya no se describiría como un asunto que trata principalmente sobre el terrorismo.

En cambio, podría ser retratada como una lucha por los derechos civiles comparable a la que se libra en los Estados Unidos contra la segregación.

Pero hay algunos problemas con esa equiparación.

El primero es que la organización que planifica estas manifestaciones "no violentas" es Hamas, un grupo terrorista islamista, no la NAACP. La violencia forma parte de la razón de ser de Hamas, por lo que pensar que cualquier acción asociada con este grupo se divorcie de la violencia es una estupidez. El propósito de cualquier marcha hacia una frontera fuertemente armada donde los incidentes terroristas son un hecho habitual, provocará que las Fuerzas de Defensa de Israel actúen para evitar que la valla de seguridad alrededor de Gaza sea destruida y traspasada. El objetivo real será producir más "mártires", además de aquellos que el grupo terrorista ya utiliza como escudos humanos, y todo para amargar aún más el conflicto, no para efectuar cambios.

La pregunta clave sobre estas manifestaciones no es si los esfuerzos por atravesar las fronteras de Israel llevarán a un derramamiento de sangre. Lo más significativo de la manifestación del "Día de la Tierra" es su tema: "la Gran Marcha del Retorno". El énfasis palestino en el concepto de "retorno" no es simplemente un lema de mercadotecnia, es un recordatorio de que 70 años después del nacimiento de Israel los palestinos todavía se aferran a la idea de eliminar al Estado judío.

Las protestas del Día de la Tierra se remontan a una violenta disputa por la expropiación de tierras de Galilea por parte del gobierno israelí en 1976. Los árabes poseían solamente alrededor de un tercio de los bienes utilizados con fines de seguridad y de asentamiento que se incautaron a cambio de una indemnización. Sin embargo, las manifestaciones que desencadenaron el derramamiento de sangre fueron un momento crucial en el esfuerzo interminable por resistir al sionismo. A partir de ese momento, el Día de la Tierra se convirtió en parte del esfuerzo anual para movilizar tanto a los árabes israelíes como a los palestinos en Cisjordania y Gaza para resistir a Israel.

Pero la noción de "retorno" es significativa porque basa las quejas de los palestinos contra Israel no en la cuestión de los asentamientos en Cisjordania o en el deseo de dos estados, después de lo cual obtendrían la independencia. Por el contrario, coloca firmemente y en primer lugar la discusión sobre este conflicto en la cuestión de si Israel tiene derecho a existir. El "retorno" no es simplemente una palabra clave para eliminar al Estado judío. Es una promesa hecha por los líderes palestinos, tanto de Hamas como de la supuestamente más moderada Autoridad Palestina: no se hará ninguna paz con Israel que no reconozca el derecho de los descendientes de los refugiados de 1948 a regresar a sus hogares originales. En otras palabras, no habrá paz mientras exista un Israel.

Tan delirante como pueda ser el concepto de intentar deshacer las últimas siete décadas de la historia, la razón por la cual el "retorno" sigue siendo parte del léxico del conflicto es que sigue siendo una parte inextricable no solo de la política palestina, sino de la identidad nacional palestina .

Es cierto que en ocasiones, tanto el líder de la AP, Mahmoud Abbas, e incluso Hamas, han coqueteado con la noción de dos estados, en la que el nacionalismo palestino se centraría en Cisjordania y en Gaza en lugar del Israel anterior a 1967. Abbas incluso reconoció en un momento dado que no volverá a Tzfat, la ciudad de Galilea de donde provenía su familia. Hamas también ha dicho que estaría dispuesto a aceptar una tregua de larga duración a cambio de que se establecería un Estado palestino en Cisjordania y Gaza, con Jerusalén como su capital.

Sin embargo ambos, la AP y Hamas, también han continuado hablando del "retorno" como algo más que palabras retóricas sobre el tema, o como una especie de número simbólico de palestinos a los que se les permitiría entrar en Israel como parte de un acuerdo. Incluso si se les creyera - enfrentándonos a todas las pruebas que demuestran lo contrario -, dejando de lado sus reiterados rechazos a las ofertas de dos estados ofrecidas por Israel, si los palestinos quisieran una solución de ese tipo, siguen guardando a los refugiados como reserva para justificar la renaudación del conflicto después de firmar un acuerdo de dos estados.

Ese es un mensaje que cae en oídos sordos en aquellos que están decididos a culpar exclusivamente de la falta de paz al gobierno israelí.

Tal como ha sido el caso a lo largo de los últimos 70 años, el debate sobre cómo resolver el conflicto en los foros occidentales invariablemente se centra en Israel, mientras se ignoran tanto las intenciones como las acciones palestinas. Aquellos que solo desean culpar al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu o a los colonos judíos, hacen la vista gorda ante la ideología de rechazo detrás del "retorno" o incluso la falta de voluntad de la Autoridad Palestina para dejar de financiar el terrorismo. De hecho, el paso de la Ley Taylor Force por el Congreso, vinculando la ayuda estadounidense a los palestinos al cese de ese financiamiento, ha dado como resultado que la AP anuncie que reanudará los pagos directos a los terroristas en lugar de recurrir al subterfugio de medidas indirectas.

Decidir si el partido Fatah de Abbas o incluso Hamas no pueden aceptar la paz a consecuencia de los refugiados, o si los esfuerzos continuos de los grupos palestinos para mantener viva la idea de un retorno en la mente de su pueblo, es una pregunta sin importancia. Al final, no importa si la desesperación de los refugiados - generaciones que han sido mantenidos deliberadamente en campos de refugiados en lugar de ser reasentados para mantener viva la guerra contra el sionismo - es un obstáculo mayor que la ruta seguida por Fatah y Hamas, que los explotan, para evitar hacer la paz.

La "gran marcha" de esta semana no se trata de simbolismo o de no violencia. Se trata de una negativa palestina a admitir la derrota en una guerra centenaria que ya han perdido. El hecho es que mientras los palestinos sigan hablando de "retorno", nada que se asemeje a la paz estará nunca en el horizonte.

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Friday, March 30, 2018

Antisemitismo: las lágrimas de cocodrilo de una cierta izquierda francesa y europea - Laurent Sagalovitsch - Slate



Hoy, todos los periódicos, de izquierda y derecha, han titulada sobre la "marcha blanca", y en sus editoriales, los editorialistas recordaron la necesidad de luchar contra el antisemitismo, la plaga que está agotando a nuestras sociedades. Ya se ha utilizado la cháchara repleta de buenas y bellas palabras, se ha recordado que la República sin los judíos ya no sería la República, se ha apelado a tomar conciencia para que nunca más una persona sea asesinada porque ella ha tenido la "desgracia" de nacer judía. Éste marcha habrá sido un lindo momento de unidad nacional.

Y mañana, o pasado mañana, en una semana o en seis meses, cuando Israel vuelva a estar en el centro de la noticia, cuando una nueva guerra ocurra en Gaza o en otro lugar, cuando el ejército israelí emplee la fuerza para proteger a su población civil o defender sus fronteras de una invasión, estos mismos periódicos, esos mismos columnistas, no tendrán palabras lo suficientemente fuertes para describir la actitud del Estado judío: se hablará entonces de un uso desproporcionado de la fuerza, se evocará la suerte trágica de esas poblaciones palestinas entregadas a si mismas y a sus propios dirigentes, de esas desafortunadas víctimas inocentes, de estos niños con caras de los ángeles que han sucumbido a los disparos de un ejército que actúa de manera desproporcionada, sin fe ni ley.

Por supuesto, también mencionarán de pasada que el Estado judío tiene derecho a vivir en paz dentro de unas fronteras seguras y reconocidas, pero una vez dicho esto, se retomará esa conocida posición ideológica, porque es una sola, que quiere ver en cada palestino un mártir y en cada israelí un verdugo.

Y es que para cierta izquierda francesa o incluso occidental, se ama al judío en tanto que es débil, cuando se trata de una especie a proteger, cuando enarbola la sonrisa de una víctima sacrificial que debemos defender contra viento y marea. Es el judío con un pijama de rayas, el judío asesinado en el territorio de la República porque es judío, los niños judíos ejecutados en una escuela judía, los judíos muertos en un supermercado kosher, las ancianas judías, eso es lo que nos gusta defender.

Esto es respetable, porque son dignos de compasión y de ser consolados. Porque son débiles, porque están solos. Porque son impotentes contra esa oleada de odio. Y es un sentimiento digno apreciar las virtudes de los oprimidos, de los inocentes, porque es benefactor ese sentimentalismo humanista que levanta el tono cada vez que una minoría que trabaja dentro de la República es excluida por lo que es.

El judío que cierra la boca y sin protestar acepta su destino de víctima, aceptando su suerte, tan trágico y fatal como pueda ser, tiene derecho a las condolencias del duelo de la República.

Pero ese mismo judío que en Israel lucha por su supervivencia, ese mismo judío que toma las armas para defenderse de las agresiones de los países vecinos, ese mismo judío que se enorgullece de servir en un ejército moderno, ese judío fuerte, ese judío decidido a no ir al matadero, resuelto a defender su piel, ese judío que, habiendo regresado de los hornos crematorios, juró sobre la tumba invisible de los millones de deportados que nunca más se renovaría tal tragedia para los judíos, que pasó de ser una víctima a un combatiente, de pronto, ese judío se ha convertido en el enemigo a ser derrotado.

Sin embargo, es estrictamente lo mismo. El mismo judío.

Comparten la misma historia, han tenido que sufrir las mismas humillaciones y genocidios. Esos judíos saben por toda la eternidad cuánta terquedad, coraje y fuerza mental han sido necesarias para continuar existiendo sin negarse jamás, con esta obstinación metafísica por permanecer fieles a la historia de su pueblo. Por su memoria y sus tradiciones.

Se puede, se debe criticar la política del gobierno israelí. Pero si esta crítica no va acompañada de ninguna perspectiva histórica, si sólo sirve como desahogo para una sed de justicia humana que no logra poner en contexto la extrema fragilidad y las peligrosas circunstancias en la que vive esa democracia, si se aplica una lógica binaria que olvida los siglos de persecución, las responsabilidades de las naciones europeas en el exterminio de los judíos, las guerras causadas por los ejércitos árabes para expulsar a su población y destruir esa nación como a ninguna otra, aplicando una crítica ciega, esa misma crítica no tendrá otro efecto que permitir que el nuevo antisemitismo prospere y, mañana mismo, pueda vuelva a ensangrentar a la República.

Sería inútil derramar lágrimas de cocodrilo.

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Mañana, ¿qué futuro para los judíos franceses? - Arno Klarsfeld - L'Opinion



A principios de la década de 2000, comenzamos a oír gritar "Muerte a los judíos" en las calles de Francia. Unos años más tarde, el odio antijudío asesinó a niños judíos y hoy, en poco tiempo, dos ancianas han sido horriblemente asesinadas porque eran judías. Desde la Edad Media, tal explosión de violencia no había ocurrido en suelo francés. Durante la ocupación alemana, niños y mujeres mayores fueron arrestados en Francia, pero fueron ejecutados en el otro extremo de Europa.

¿Cuál será la situación de los judíos franceses en los próximos 20 años? Si no se toman medidas drásticas, la mayoría de los judíos habrán abandonado Francia debido al odio antijudío de una parte de los musulmanes franceses, que son diez veces más numerosos que los judíos franceses. La República Francesa no es antisemita, le da al judío francés todas las posibilidades que le otorga al francés no judío y el único criterio es el mérito. Francia no es antisemita, pero algunos de los musulmanes de Francia, los musulmanes franceses, sí lo son. Es por la existencia del Estado de Israel y por la propaganda antijudía propagada por los islamistas.

Juzgando esta violencia, ¿cuál será el futuro de los judíos franceses? Nadie puede decirlo. Las autoridades públicas hacen casi lo que pueden, pero no pueden hacerlo todo, depende de los propios musulmanes tomar medidas para frenar la violencia de algunos de ellos contra los judíos. Y si no es pronto, Francia será inevitablemente "judenrein". Inconfundiblemente, porque si hoy algunos musulmanes pueden matar a niños y ancianas, los seres más vulnerables que hay, los símbolos de la inocencia y la debilidad, porque son judíos, ¿qué pasará mañana? ?

Recordemos también que los judíos ya fueron expulsados ​​de Francia bajo Felipe Augusto, bajo Felipe el Hermoso, bajo San Luis y bajo Carlos VI el Amado. Francia no necesita de los judíos para ser Francia y los judíos seguirán existiendo sin Francia.

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The New York Times "parlotea alrededor" del antisemitismo islamista en Francia sin mencionarlo - Ira Stoll



Un artículo de noticias del New York Times de París se desvía de su camino para oscurecer la motivación de una serie de crímenes de odio antisemitas.

El NYTimes informa: "Varios episodios antisemitas han sacudido a Francia, incluido el asesinato el año pasado de Sarah Halimi, una anciana judía por un hombre de origen maliense que gritó: 'Dios es grande' antes de arrojarla por la ventana"

Otros informes de prensa describen al asesino gritando "Allahu akbar" y caracterizándolo como musulmán.

El NYTimes continúa:
Otros crímenes antisemitas que han sacudido a Francia incluyen el ataque de 2015 a un supermercado kosher en París por Amedy Coulibaly, un francés fuertemente armado, que mató a cuatro personas, y el asalto en 2012 a una escuela judía en Toulouse por Mohammed Merah, que mató a tres niños y un maestro después de matar a tres soldados.
Sin embargo, la mayoría de los informes de prensa describen a Coulibaly como un seguidor del Estado Islámico y describen a Merah como un miembro declarado de Al Qaeda que también gritó "Allahu akbar" antes de actuar.

El artículo del NYTimes, titulado "Sobrevivió al Holocausto para morir por un crimen por odio en 2018", habla muchos de todos estos ataques sin mencionar al extremismo islamista en absoluto.

Como el analista Gilead Ini, del Comité para la Precisión en la Información sobre el Oriente Medio, señaló en Twitter, el NYTimes "alcanza la cima del absurdo al ofuscar los hechos, al evitar describir abiertamente a qué se enfrentan los judíos franceses. Y no deberíamos dejarlo pasar. Existe el antisemitismo de derecha, que el NYT no tiene ningún problema en señalar. Existe el antisemitismo de izquierda, que es cada vez es más reconocido, incluso por el NYT. Pero también existe el antisemitismo musulmán, que es el tema de este artículo, aunque el periódico no lo reconoce".

Continua Gilead Ini: "Manuel Valls, el ex primer ministro socialista de Francia, dijo de estos mismos ataques citados en el artículo del NYT: 'El enemigo... es el terrorismo islamista, el yihadismo'. Esta es el tema de conversación en Francia ... ¿Por qué el NYT parlotea alrededor sin mencionarlo?"

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El tratamiento de los ataques terroristas por los medios de comunicación demuestra que están resignados - Ingrid Riocreux



Es la señal de una verdadera renuncia colectiva.

"¿Qué les motiva a actuar? Este interrogatorio ocupa un lugar central en el tratamiento periodístico del ataque a la Super U de Trèbes. Aunque tiene sus variantes: "¿Qué hace que un buen día, este individuo se levantara pensando que iba a disparar a unos policías y matar a las personas en un supermercado?", o bien, "¿qué es lo que le ha hecho bascular hacia la violencia?".

Aquí nos encontramos con una nueva tendencia general en los medios de comunicación de tratar como incidentes psiquiatricos estos casos de terrorismo: habitualmente, los terroristas son perturbados o desequilibrados,  y nosotros más o menos afectados patológicamente si no somos capaces de mostrar resiliencia y comprensión. Aquí, se hace más sutil, pero la importancia dada a la cuestión de las condiciones que dieron lugar a dar el paso (hacia la violencia) no me parece lo más saludable.

No digo que sean irrelevantes. Pero, finalmente, está relacionado con los ejes clásicos de la investigación científica: la toma de decisiones, el acting out, el paso al acto, son fascinantes objetos de cuestionamiento que conducen a preguntas sobre las relaciones complejas entre la libertad humana y la influencia de fenómenos hormonales, neuronales, psicológicos (y no necesariamente psicopatológicos) o puramente cíclicos (factores contextuales).

En otras palabras, interrogarse acerca de la base psíquica del acto terrorista reviste tan poco interés, o casi tanto, como preguntarse qué es lo que hace que sea una hermosa mañana, por qué quiero cambiarme el corte de pelo, o rehacer la decoración de mi oficina. Esto es fascinante, pero ¿deberíamos convertirlo en el tema central de la pregunta sobre el terrorismo islámico en Francia? No estoy seguro de ello.

¿La aceptación del islamismo? 

Incluso creo que resulta peligroso porque uno se las arregla para convencerse de que la solución total reside en la anticipación y el impedimento de ese paso al acto. Y eso es grave e inquietante, ya que demuestra una resignación colectiva contra la cual es imperativo luchar. De hecho, este enfoque exclusivo significa que la misma ideología que empujó al terrorista a ese acto, si se impone sin violencia, no encontrará resistencia. En otras palabras, detrás de la cuestión obsesiva de actuar está la aceptación tácita del fin y una única denuncia de los medios o actos empleados.

Por lo tanto, por la misma manera en que se plantea la cuestión, estamos obligados a separar la parte teórica de la práctica, como si no estuvieran entretejidad. Lo que da a entender es que se rechaza considerar que el paso al acto, a la violencia, en una medida u otra, es el resultado de un camino lógico, una forma de ser consistente con los propios principios.

Hay algunos días, François-Xavier Bellamy firmó en Le Figaro una bella tribuna dedicada al sacrificio del Coronel Arnaud Beltrame. El gesto de Arnaud Beltrame, dice, no es el impulso de un momento, ha sido preparado durante toda una vida a través de un viaje personal y una adhesión profunda y total a ciertos principios. Estoy completamente de acuerdo. Pero agrego: lo mismo ocurre con el asesino, Radouane Lakdim . Y es ahí donde probablemente se encuentra el verdadero problema, el verdadero tema de cuestionamiento y de preocupación legítima.

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¿Ilan Halimi murió por nada? Años de negación del incremento del antisemitismo - Jacques Tarnero - Causeur



 ¿Qué les vamos a decir a nuestros hijos? ¿Que no lo habíamos visto venir? ¿Que estábamos en otra parte? ¿¿Por qué han evitado hacerle frente durante treinta años? ¿En nombre de qué ilusiones? ¿En nombre de qué tranquilidad? ¿Por qué tantas conmemoraciones sobre el totalitarismo sediento de sangre del siglo XX, mientras que las señales de advertencia de un mal similar ya están presentes?

Mientras se conmemoran los genocidios y el asesinato industrial, la memoria parece inútil para pensar el presente. Las purgas, las liquidaciones masivas en nombre de Dios, en nombre de la raza o en nombre de la clase, comienzan de nuevo en nombre de Alá. Aquí existen dibujantes de pensamiento libre atacados por caricaturizar al profeta. Aquí hay judíos asesinados porque son judíos. Aquí hay un historiador procesado por haber sacado a la luz la banalidad de este odio presente en las mentalidades árabe-musulmanas. Y aquí hay jóvenes en los llamados barrios dificiles que incendian negocios administrados por judíos en Sarcelles, como en el verano de 2014.

¿Todo eso se hace lejos de casa? No, es aquí mismo.

La trivialización del antisemitismo

"¡Nunca más!", se nos dice, ¿pero  aquí? Dos acontecimientos simultáneos cuentan la tragedia del momento presente. Se trata del asesinato del Coronel de  la Gendarmeria Arnaud Beltrame y del asesinato de Mireille Knoll, los cuales nos dan la medida de nuestra derrota y la medida de las ilusiones o mentiras mantenidas durante casi treinta años. Desde "la marcha del amor por la igualdad" en 1983, Francia solo ha perdido treinta años para imaginar su futuro.

Desde finales de la década de 1980 existían señales de advertencia del estado de barbarie que se estaba formando en los suburbios de París. No se ha querido ver esta amenaza prefiriendo la música celestial de las ONG's que luchaban contra el racismo de la extrema derecha.

Lanzada en la primavera de 2014, la película "24 días" de Alexandre Arcady, sobre el secuestro y asesinato de Ilan Halimi en 2006, ya había anunciado la trivialización de estos ataques. Sin embargo, esta película anunciaba los horrores actuales. Este horror ocurrió muy cerca de nosotros, en nuestra casa...

¿Ilan Halimi murió para nada? Sarah Halimi, ¿fue asesinada para nada? ¿Los tres niños judíos asesinados en Toulouse por Mohamed Merah murieron para nada? ¿Los tres soldados franceses asesinados por Merah murieron por nada? Estos crímenes fueron cometidos para "vengar la muerte de niños palestinos" y para vengar a los musulmanes combatidos por el ejército francés en Afganistán.

Justo antes y después de estos crímenes, un comediante basó su éxito en un espectáculo explícitamente antijudío y en el que se reía sobre la libertad de expresión para este tipo de cháchara antisemita, lo cual nos dice lo que está profundamente degradado en nuestro país.

La ceguera del "vivir juntos"

La obsesión por este lema políticamente correcto, su repetición infinita gracias a la inspiración islamista, revelaron una historia que se había visto venir. Toda la fuerza de la película de Alexandre Arcady era mostrar esa siniestra banalidad. El lenguaje de los bárbaros es el del eructo, cuyo escenario también le protagoniza el rap de Medina como portavoz. Algunos de sus vídeos son una ilustración del odio.

Los códigos de comportamiento son los de la ultraviolencia. Los nuevos códigos de vestimenta, la capucha, el keffiyeh, el velo, el niqab y la barba, ahora dan otra firma política o de identidad. Ya no es la solidaridad con el sufrimiento palestino lo que se expresa sino otro proyecto, otra visión del mundo. Si la Sharia revisada por el Estado Islámico se asumía como código de conducta en esos "barrios difíciles", lo peor estaba por llegar. Y aquí está. En Niza, en la Promenade des Anglais, una tarde del 14 de julio, con el atropello y asesinato de decenas de personas.

Lo que la película de Alexandre Arcady dio a ver forma parte de nuestro mundo, de este mundo supuestamente común donde se trataría de "vivir juntos". Este espejo es aterrador porque el conjuro de "vivir juntos" niega a la realidad su realidad, y al mismo tiempo se niega a nombrarla, a calificar a aquellos que se separan del "vivir juntos" para hacerlo entre ellos o imponer su ley.

Después de Mireille Knoll

¿Por qué el "signo judío" hace perder la razón a tantos buenos espíritus dotados de razón? ¿Són odiados los judíos a causa del daño que se les ha hecho? ¿Deberíamos buscar fundamentos, fuentes bíblicas, que han construido el estatus simbólico del "signo judío" en la historia? ¿El odio de Israel permite una reformulación aceptable, porque el antisionismo es una versión de este odio arcaico? ¿Cómo deshacerse de una deuda simbólica si no es eliminando al deudor? ¿Cómo borrar la culpa si no se acusa a su víctima de un delito idéntico?

Estas tragedias ocurren hoy justo en el momento de la gran celebración narcisista de mayo del 68. Los falsos héroes septuagenarios se autoglorifican con complacencia sin que en ningún momento cuestionen la responsabilidad del pensamiento de 68 en la decadencia intelectual contemporánea.

El asesinato de Mireille Knoll, que ocurrió al mismo tiempo que el asesinato del Coronel Arnaud Beltrame por un fanático islamista, le da al momento toda su dimensión simbólica. Fue en París en marzo de 2018, en esta ciudad, la capital de este país en la que el padre de Emmanuel Lévinas había elegido vivir porque fue capaz de levantarse para probar la inocencia de un oficial judío injustamente condenado. Fue aquí donde esta octogenaria, sobreviviente de la Shoah, fue asesinada.

¿Qué más podemos decir? ¿Un kaddish por Francia?

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La dhimmitud, toda una realidad en la Alemania favorecida por Angela Merkel



Frankfurt: Una estudiante adolescente alemana ha sido acosada y golpeada por sus compañeras musulmanas "porque era rubia y cristiana, tenía un nombre hebreo y no llevaba un pañuelo islámico". Como solución a este acoso el director de la escuela sugirió a la familia que la víctima debería cubrirse con un hijab para vivir en paz.

La madre de la estudiante le dijo al BILD que su hija estaba siendo acosada por muchachas musulmanas hasta tal punto que "tuvo que sacarla de la escuela para protegerla".

"Era golpeada y abusada verbalmente de camino a la escuela, tenía calambres estomacales y mucho estrés antes de ir a la escuela", dijo la madre, y explicó que el abuso se debía al hecho de que su hija tenía cabello rubio, no llevaba pañuelo en la cabeza, llevaba un nombre hebreo y era cristiana.

Cuando el director fue informado de la situación, le dijo a la madre que cubriera a su hija con un hijab. Además le comentó a la madre que "su hija no tiene que decir que ella es alemana. Además, ¡pueden ponerle un hijab!".  Estos fueron los consejos del director de una escuela que se quiere avanzada y políticamente correcta.

La escuela en cuestión se ha negado a comentar las palabras del director.



Burgwedel (Alemania): Vivianne K., de 24 años, apuñalada por un inmigrante sirio de 17 años en plena calle. La joven ya está fuera del coma. "Todo el mundo tiene que ver lo que le pasó", dicen sus padres.

¿También Angela Merkel?

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Thursday, March 29, 2018

Mireille Knoll se merece algo mejor que una marcha blanca - Luc Rosenzweig - Causeur



Antes incluso de sentirnos estremecidos por recorrer las calles de París, la "marcha blanca" puesto en marcha por el CRIF en memoria de Mireille Knoll, brutalmente asesinada por dos matones, ha generado en las redes sociales una polémica indecente.

"¿Quién se cree que es el CRIF?", exclaman los comentarios anónimos, pero no solamente. Incluso Guillaume Erner, en su nota de humor en las "Mañanas" de France Culture, niega a esa confederación de una cincuentena de asociaciones judías el derecho a hablar en nombre de una comunidad que, según él, no existe. En buena medida, redujo el CRIF a una oficina de interés encargada de promover, en Francia, la política criminal de Benyamin Netanyahu.

La marcha blanca no es el homenaje apropiado

En un santiamén, ha transformado la emoción suscitada por un crimen abominable, incluyendo el componente antisemita del que parece que no hay duda, inclusive para esos jueces que por línea general se muestran bastante reacios a reconocer ese género de criminalidad, en un proceso en regla a una asociación de defensa de los intereses morales de los judíos de Francia.

El presidente del CRIF, Francis Kalifat, tiene por supuesto cierta responsabilidad en la confusión.

La elección del modo de expresión de la creciente preocupación e inquietud entre los judíos de Francia, sometidos durante casi dos décadas a los ataques de antisemitas procedentes del mundo árabo-musulmán, la Marcha Blanca, no parece en este caso ser la expresión adecuada. Este modelo de desfile masivo nació en 1998, en Bruselas, durante el descubrimiento de los crímenes de pedofilia en serie cometidos por Marc Dutroux. La marcha blanca no se decreta desde arriba, sino que emerge desde la base de una comunidad traumatizada por el horror de unos crímenes cometidos por pervertidos aislados, más allá del contexto político e ideológico. Se trata de un movimiento espontáneo a favor de los familiares de las víctimas, con quienes nos identificamos, porque esta desgracia podría habernos golpeado a todos.

Además, en estas marchas blancas, los responsables políticos, nacionales o locales son discretos: vienen sin bufanda tricolor, mezclados con la multitud anónima y desconcertados por un evento totalmente apolítico, transmitiendo la persistencia en la comunidad de humanos de un mal del cual solo es la causa la persona que lo comete. Ver Nordahl Lelandais.

No se trata de un crimen ordinario

El affaire Mireille Knoll es totalmente diferente. Se inscribe en una muy larga serie de crímenes antijudíos perpetrados por individuos cuyo grado de pertenencia al terrorismo islamista tipo ISIS puede variar, pero donde todos ellos provienen de un medio ambiente donde el odio hacia los judíos forma parte de la cultura. Desde la incivilidad en la vida cotidiana hasta la masacre del Hyper Cacher de Vincennes, hay un continuum: desde las suras del Corán hasta las predicas transmitidas por Al Jazeera, pasando por una regular estigmatización de Israel practicada en nuestros canales y radios nacionales, todo contribuye a que el acoso a los judíos franceses se haya convertido no en una práctica excusable, más bien resulta recomendable. ¿Por qué privarnos de matar judíos en Francia cuando masacraron a nuestros hermanos en Gaza? Este discurso de falsa evidencia, vinculado con la fantasía de unos judíos ricos y manipuladores del poder, es el fondo de la atmósfera que se respira en muchos vecindarios. La ideología kitsch del "vivir juntos" no ha demostrado, hasta ahora, resultados demasiado convincentes, incluso si sus promotores a menudo actúan de buena fe.

Aquellos que hoy atacan al CRIF continúan queriendo "individualizar" los crímenes cometidos por individuos que pertenecen a esa cultura, psiquiatrizándolos (nos dicen que se trata de perturbados mentales), o poniéndolos en la cuenta de la exclusión y la discriminación de la que estos verdugos habrían sido las víctimas . No, estos asesinos no son los productos de nuestra sociedad, sino de esa otra contra-sociedad que se ha establecido en los territorios de nuestra República. Esta contra-sociedad ha ganado algunas victorias, como la limpieza étnica insidiosa de estos judíos que ya no pueden permanecer en ciertos barrios, suburbios y comunas. Aquellos que no quieren o no pueden ir a Israel eligen una "aliyah interna", huyen de los suburbios islamizados hacia barrios más seguros, y protegen a sus hijos del acoso en las escuelas públicas llevándolos a escuelas judías o incluso a instituciones privadas católicos. De todo esto trata la marcha del 28 de marzo, que no debería ser una marcha blanca, sino un desfile de ira.

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Los Seder atípicos, pero ahora convencionales, de la judería estadounidense: Buscando un significado detrás de una metáfora vacía - Jonathan Tobin - JNS



Para aquellos que se preocupan por el futuro de la judería estadounidense, la Pascua trae algo de consuelo. Según una encuesta publicada en 2014 por Pew Research Center, el 70% de los judíos estadounidenses que se identifican como judíos asisten a un Seder de Pascua. Eso es mucho más que aquellos que ayunan en Yom Kipur, que encienden las velas del Shabat, asisten a los servicios religiosos o se mantienen kosher. Las cifras siguen siendo significativas incluso para aquellos a quienes Pew etiquetó como "judíos sin religión" en su histórico estudio de la comunidad publicado el año anterior. Según Pew, el 42% de los integrantes de ese grupo demográfico de rápido crecimiento y que solo mantiene vínculos tenues con el judaísmo y el pueblo judío participan en un Seder.

Eso hace del Seder una de las pocas conexiones restantes a la tradición judía de muchos judíos estadounidenses. Dado que el Seder es un ejercicio único en la memoria nacional que transporta a los judíos a sus orígenes - y los desafía no solo a conmemorar el éxodo de Egipto, sino a participar personalmente en él -, eso hace que el servicio ritual sea un momento poderoso en el que podemos captar un sentido y significado en que el pueblo judío puede reafirmarse.

Pero, ¿y si esa no es la forma en que la mayoría de los judíos estadounidenses celebra la Pascua? ¿Qué pasa si, a pesar de su ubicuidad, el Seder al que asisten tantos judíos no es tanto un recordatorio de sus orígenes y el desafío particular de una vida judía, sino una metáfora vacía en la que se puede celebrar cualquier causa o creencia?

Ese es el dilema al que se enfrenta una comunidad judía estadounidense a medida que se acerca a otra Pascua y en la que algunos tratan al Seder como un mero vehículo para promover cualquier causa de moda que esté en la cima de la actual agenda liberal y progresista. La historia de la huida de los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto hacia la libertad siempre ha sido una metáfora de la lucha por la libertad de todos los pueblos. Pero, ¿qué sucede cuando los propios judíos dejan de verlo como la historia de cómo se forjó su propia identidad y comienzan a verlo más en términos de lo que simboliza a otras preocupaciones? ¿Qué significará si una masa crítica de judíos comenzara a sentirse más cómoda usando su historia como una razón para preocuparse por otras preocupaciones, en lugar de expresar su propia fe e historia?

Esa es una pregunta a la que estamos obligados a responder sobre el significado de la Pascua para la mayoría de los judíos estadounidenses que esta semana asisten a los Seder. ¿Estamos cada vez más cerca de un punto de inflexión, donde el ritual de la Pascua dejaría de ser principalmente una reafirmación de la identidad judía y en su lugar se convertirá en la celebración anual de un credo universalista en el que el particularismo del judaísmo es degradado?

Aunque no estamos ni cerca del momento en que incluso la mayoría de los judíos no ortodoxos dejen de contar la historia del Éxodo de una manera que se divorcie de una lucha específicamente judía por la libertad, también debe reconocerse que los días en que los Seder alternativos cuyo objetivo es promover otras causas, ya sean los derechos civiles, el ambientalismo, los sindicatos, la difícil situación de los inmigrantes o incluso la lucha de los árabes palestinos para destruir a Israel, ya no resultan atípicos.

Esta tendencia se puede remontar a la Hagadá del "Seder de la Libertad" escrita por el rabino Arthur Waskow. Publicado por primera vez en la revista izquierdista Ramparts en 1969, en el aniversario del asesinato de Martin Luther King Jr. (luego publicado en forma de libro al año siguiente y posteriormente reeditado periódicamente por su Shalom Center), Waskow transformó la liturgia tradicional en una pieza política  que identificaba al judaísmo y a la historia del Éxodo con la lucha por la igualdad en América. Si bien la causa del Dr. King y los derechos civiles era justa, la inteligente adaptación de Waskow estaba orientada a dirigir a los participantes hacia un tipo de activismo izquierdista.

El "Seder de la Libertad" fue adoptado como una forma de promover una agenda de justicia social que era en muchos aspectos compatible con el judaísmo tradicional. En las décadas que siguieron, se publicaron otros Seder alternativos en los que el contenido judío del Seder fue cada vez más relegado para ser reemplazado por varias causas que fueron tratadas como el enfoque principal.

En su forma más anodina, tales esfuerzos pueden ser un suplemento inofensivo del ritual judío. Sin embargo, ¿qué sucede cuando las alternativas se convierten en la principal forma de entender la Pascua, especialmente entre la gran mayoría de judíos cuya versión del Seder ya está muy desprovista de su contenido judío, y una especie de carrera para atravesar algunos pasajes obligatorios antes de que se sirva una comida festiva?

Ya es suficientemente malo cuando el Seder se distorsiona en un ritual que no respeta la memoria judía, como aquellos que compararían la difícil situación de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos no solo con los esclavos en Egipto, sino también con los judíos que huyen del Holocausto.

Peor aún es lo que sucede cuando el Seder es secuestrado como parte de una campaña de propaganda para deslegitimar al Estado judío: la máxima expresión de la libertad que celebra la Hagadá. Esa es la única manera de describir una Hagadá difundida por el grupo antisionista Voz Judía por la Paz que busca la destrucción de Israel y en la que los palestinos son sustituidos por los hijos de Israel.

Lo que tienes entonces es la ilustración perfecta de la famosa frase de la autora Cynthia Ozick en la que afirmaba que "el universalismo es el particularismo de los judíos". Aquellos que usan el ritual judío de esta manera, están ayudando en lugar de combatiendo a las fuerzas que debilitan la vida judía en la Diáspora. Aquellos que ven a la Pascua como un arma para ser usada contra la identidad y los derechos judíos, finalmente están librando una guerra contra el judaísmo y el pueblo judío.

Los Seder alternativos pueden tener sus usos, y todas las familias deben pensar en formas en que puedan darle vida a sus rituales para que tengan sentido. Los Seder son la experiencia definitiva de la educación familiar y deben ser vistos como oportunidades para enseñar de maneras innovadoras, así como para reunirnos para comer y cantar algunas melodías familiares.

Pero una metáfora vacía no sirve para nadie. Cuando se conviertan en baluartes para la asimilación o incluso en contra de la existencia de Israel, los Seder alternativos deben ser vistos no solo como un pobre sustituto de la tradición, sino también como un medio para extinguirla.

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Los 'deplorables' de Begin - Marcel Gascón Barberá - LD



 Durante la campaña de las elecciones presidenciales que perdería contra Donald Trump, la candidata demócrata, Hillary Clinton, puso de moda la palabra deplorables tras referirse así a los seguidores del magnate y aspirante republicano. Quienes tenían pensado votar por Trump eran unos "racistas, sexistas, homófobos, xenófobos, islamófobos" indignos del país en que vivían y de su élite cultivada y sensible, es decir, de gente como ella y su marido.

Israel tuvo hace tiempo a sus propios deplorables, que salieron de la marginalidad política aglutinados en torno a otro deplorable máximo, el líder del sionismo revisionista Menájem Begin. En su libro Heroes and Hustlers, Hard Hats and Holy Men (1986), Zeev Chafets cuenta la inverosímil historia de amor entre Begin y los judíos de los países árabes y orientales, a los que despreciaba la omnipotente clase dirigente ashkenazí que levantó el Estado. Heroes and Hustlers(cuyo título podría traducirse alterando mínimamente los factores como Héroes y obreros, buscavidas y hombres santos) es una memoria personal y política de las primeras dos décadas (mediados de los sesenta-mediados de los ochenta) del autor en Israel, adonde llegó procedente de su Pontiac natal para estar un año… y acabó quedándose para siempre.

Para entender el intenso romance entre Begin y sus deplorables hay que conocer primero las tensiones entre la mitad ashkenazí (de origen europeo) del país y los nuevos israelíes llegados de lugares como Marruecos, Irak, Turquía, el Yemen, Túnez o Argelia. Chafets las explica muy expresivamente con una de las vívidas viñetas que conforman el libro. Corría el año 1969 y el héroe de la independencia Jaim Laskov era jefe del puerto de la ciudad de Ashdod. Procedente de una familia de pioneros obviamente ashkenazíes, Laskov encarnaba a la perfección los valores de los hombres de acción idealistas que hicieron realidad el sueño sionista. El esfuerzo, el sacrificio por el país y por el pueblo, una concepción redentora del trabajo físico y un patriotismo probado eran parte del ADN de Laskov y los de su especie.

En el camino de Laskov se cruzó Yehoshúa Peretz, joven estibador y sindicalista, también judío pero llegado de Marruecos y poco interesado en ideologías, que solo quería más sueldo y unas mejores condiciones laborales y que acabó revelando la brecha cultural y filosófica que separaba a las dos mitades hebreas de Israel. Cuando Laskov y Peretz se reunieron, descubrieron que no solo estaban en lugares opuestos de la negociación. Su concepción del mundo chocaba de manera irrevocable. Peretz hablaba de dinero, horas y beneficios concretos, y Laskov respondía con apelaciones a la misión histórica de todos los israelíes e invocaba la solidaridad socialista con que se había levantado el nuevo Estado. Para Laskov y los de su clase, Peretz era el exponente de una visión del país egoísta y mezquina, lastrada por la pequeñez de las aspiraciones y la cortedad de miras; prueba de una ingratitud enorme para con la noble causa por la que había muerto su padre y que permitía prosperar a judíos míseros y atrasados como el sindicalista y sus hermanos mizrahim. Peretz, por su parte, no estaba dispuesto a seguir recibiendo sermones como los que ya había tenido que aguantar en la escuela pública. Que le hubieran acogido en Israel no significaba que les debiera obediencia o sumisión eterna, y nadie tenía derecho a imponerle maneras de ver las cosas ni prioridades en nombre de ningún proyecto histórico.

Más allá de la justicia de las opiniones que unos tenían sobre otros, los Laskov veían a los Peretz como judíos vulgares y anacrónicos, casi tan primitivos como los árabes. Gente incapaz de pensar con grandeza que no había evolucionado en su judaísmo tradicional, lleno de superchería, más que para comprarse ropa hortera de marca y cadenas de oro. Los Peretz, en cambio, comenzaban a estar hartos de tantas lecciones de patriotismo, de las miradas de desdén y del trato condescendiente y paternalista. Como recién llegados y por su limitada formación, era hasta cierto punto natural que les tocara hacer los trabajos más duros y peor pagados, pero ello no facultaba a los mejor educados y colocados ashkenazíes para tratarles como si fueran niños estúpidos necesitados de un guía, y cada vez menos mizrahim estaban dispuestos a aceptarlo.

Tuvieran razón unos u otros, el poder estaba en manos de los Laskov, cuyo partido, el Mapai (precursor del laborismo actual), controlaba el Estado y su vida pública con celo socialista y podía presumir de resultados milagrosos en la aplicación de las ideas sionistas a la hostil realidad geográfica e histórica en que nació y seguía desarrollándose Israel.

El malestar mizrahim tuvo un improbable catalizador en la figura de Menájem Begin, un judío de origen polaco paradigmático de la clase media de la diáspora asquenazí que estaba unido al sionismo socialista por el sentido histórico y grandilocuente de sus ideas pero separado de él por la ideología y su papel en la independencia del Estado. Discípulo del padre del sionismo revisionista (o sionismo de derecha), Zeev Jabotinsky, Begin tenía una historia de ferviente enemistad con el líder del Mapai y el resto del establishment socialista que llegó a su cima cuando abogó por la revuelta violenta y el terrorismo contra los británicos en los días previos a la independencia. La creación del Estado en 1948 había supuesto la consolidación en el poder de Ben Gurión y el Mapai. Desde la bancada opositora en la Knéset (Parlamento), Begin veía pasar los años y las elecciones sin que las urnas le acercaran al poder. Hasta ocho elecciones perdió contra sus enemigos socialistas, entre los que era considerado poco menos que un fascista y simbolizaba todos los vicios del judío religioso de la diáspora.

Con su aspecto pasado de moda de abogado judío-polaco y un discurso exagerado y apocalíptico plagado de referencias religiosas, Begin era considerado una figura histriónica y desfasada por la clase dominante del Mapai. Su historial maximalista de halcón poco partidario del compromiso le convertían en un personaje incómodo que proyectaba, hacia el exterior y en el espejo, una imagen indeseada de judío histérico atrapado en los mismos fantasmas históricos que el sionismo de izquierda aspiraba a enterrar.

Y fue en este hombre de orígenes y trayectoria tan distintos a los Peretz, que ya constituían la mitad de Israel, en el que los mizrahim se identificaron y por el que apostaron para conseguir en la política, la economía y la cultura del país la relevancia que ya tenían en la demografía.

Como responsable de información de uno de los partidos de la coalición de Begin, el Likud, Chafets es testigo de esta apasionante asociación, y da cuenta de ella con jugosas anécdotas llenas de humor y emoción, al tiempo que la explica con claridad admirable.
Mucho se ha escrito sobre la aparente paradoja de la popularidad de Menájem Begin entre las masas de judíos sefardíes en Israel, sobre cómo el mismísimo prototipo de la clase media polaca judía se ganó el afecto y el apoyo entusiasta de estos orientales. Las explicaciones más comunes – la dureza de las políticas de Begin hacia los árabes, su talento para la oratoria agitada, el hecho de que fuera una figura paterna para gente que buscaba una figura patriarcal después de Ben-Gurión – son solo una parte de la historia; [pero] ninguna de ellas puede explicar los vínculos emotivos que unieron a gran parte de la comunidad oriental [de judíos mizrahim] con el líder del Likud.
Para Chafets, un hecho ideológico capital de Begin y del sionismo revisionista que profesaba era su renuncia a la ingeniería social, en la que sí creían sus adversarios del sionismo socialista. Según el autor, esta diferencia es fundamental a la hora de entender la calidez de su relación con los mizrahim.
Para él, los judíos – sefardíes o asqhenazíes – no precisaban de modificaciones radicales más allá de los cambios naturales que confería la independencia. Begin nunca aceptó la noción del Nuevo Hombre y la Nueva Mujer Judíos que los socialistas soñaban con crear en su laboratorio sionista. Su mentor, Zeev Jabotinsky, predicó una especie de filosofía del "Jewish is Beautiful" (Lo judío es bello). No había nada malo en los judíos que la soberanía no pudiera curar, y la primera tarea para conseguirla era desarrollar la autoestima, no por lo que uno pueda llegar a ser, sino por lo que uno ya era.
Una de las grandes pruebas de la condición de deplorables de Begin y sus judíos mizrahim se dio en la noche de su histórica primera victoria electoral, en 1977. Como hicieron algunos partidarios de Hillary con la victoria de Trump, el exministro y jefe del influyente sindicato laborista Histradut, Itzhak ben Aharón, se negó a creerse los resultados y en una entrevista en televisión los atribuyó a "un error". Obligado por la evidencia, Ben Aharón rectificó, pero solo hasta aceptar que el error no estaba en los resultados sino en el juicio electoral de sus compatriotas: "El pueblo se ha equivocado".
La reacción de Ben Aharón era perfectamente natural. El exministro no era simplemente un político que se quedaba sin trabajo, ni el representante de un partido que había sufrido una derrota política. Los pioneros habían venido a Israel a crear un nuevo tipo de judío, y en gran medida lo habían conseguido. Y ahora el pueblo rechazaba sus valores y sus objetivos, daba la espalda a la oportunidad de oro de continuar "construyendo y siendo reconstruido" al elegir a Begin, el símbolo de todo lo malo de la diáspora. Era más que una derrota política; era un acto masivo de herejía. ¿Quién era ‘esa’ gente que había hablado? Holgazanes de café y chulos de playa. Empresarios gordos y oportunistas, horteras de discoteca, ridículos ortodoxos y chusma semianalfabeta marroquí. Toda esa gente había rechazado la oportunidad de renacer para optar en su lugar por las frivolidades del materialismo, el sentimentalismo de la parafernalia religiosa y la nostalgia de culturas pasadas de moda. ¡No eran verdaderos israelíes, eran judíos!
Además de Begin y sus deplorables, por las páginas de Heroes and Hustlers pasan, inscritos en las distintas categorías que conforman el título, multitud de personajes de esa galería inagotable que es la sociedad israelí. Chafets mira a todos ellos con generosidad, cariño y un humor que nunca desemboca en el cinismo. Como escribe él mismo de la actitud de Begin con los sefardíes y otro de los pilares de su victoria electoral, los ultraortodoxos, Chafets no es como los que aparecen en sus estampas, pero es también un outsider y les trata, a ellos y a sus valores, "con afecto y respeto". Y quizá por ello le queda un libro precioso.

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Hemos hallado esvásticas: tenemos que hablar - Shmuel Rosner



En junio pasado, se encontraron carteles que negaban el Holocausto en un centro comercial y cerca de una escuela judía en Sunnyvale, California. ¿Cómo hemos reaccionado ante este hecho tan divertido? A principios de esta semana leí toda la lista de incidentes antisemitas en los Estados Unidos publicada por la Liga Antidifamación (ADL) para verificar que "nunca hemos tenido un momento como este", tal como dijo Jonathan Greenblatt de la ADL..

2017, argumentó la ADL, ha sido el peor año en mucho tiempo para el antisemitismo en los Estados Unidos. Este argumento provocó un artículo en The New York Times de Jonathan Weisman donde afirmó: "Los líderes judíos estadounidenses... han estado notablemente callados, centrados en su lugar, como lo han estado durante décadas, sobre Israel, no sobre la tormenta en nuestro propio país".

El antisemitismo también será el foco de una conferencia en Israel del 12 al 14 de mayo. En preparación de ello, otra líder de la ADL, Sharon Nazarian, escribió un artículo en el que se quejaba de que "demasiados judíos están dando un 'pase libre' a movimientos racistas de extrema derecha. ¿Por qué? Porque estos movimientos son 'pro-Israel' ".

Repasemos lo comentado anteriormente: este momento es único en su gravedad. Es un momento de hablar, y los judíos no hablan porque su enfoque es sobre Israel.

Pero más que el antisemitismo haya cambiado en las últimas tres décadas, somos nosotros los judíos quienes hemos cambiado. Es nuestra respuesta a los incidentes antisemitas lo que ha cambiado.

¿Algo de esto es verdad? Uno se lo pregunta. Según el propio informe de la ADL, 2017 no fue el peor año de incidentes antisemitas en los EEUU. Fue el segundo peor años desde 1994. Ahora bien, ¿en el 1994 el presidente era Donald Trump? ¿Fue un año en el que un enfoque sobre Israel evitó que los judíos hablaran en contra del antisemitismo? ¿Estaba Netanyahu en el poder en ese momento, aliando a Israel con los derechistas antisemitas?

No, el presidente era Bill Clinton y el primer ministro israelí era Yitzhak Rabin. Y sí, hubo incidentes de ataques a judíos en los EEUU debido a las tensiones en el Oriente Medio y al terrorismo. Y no, por lo que puedo recordar - y algunas investigaciones parecen confirmar mis recuerdos -, menos judíos utilizaban el antisemitismo como una herramienta política con la cual martillear a la oficina del presidente, o al gobierno de Israel, o a los líderes judíos por "no hacer lo suficiente".

Mirando hacia atrás, a 1994, y pasando por la larga lista de incidentes de 2017 ("esvástica encontrada en el baño de una escuela secundaria en Lexington, Ky."), podemos entender que más que el antisemitismo haya cambiado en las últimas tres décadas, somos nosotros los judíos quienes hemos cambiado a la hora de nuestra respuesta ante los incidentes antisemitas.

Mucho más que en el pasado, nos señalamos entre nosotros mientras buscamos los factores misteriosos que encienden el antisemitismo. Vemos el antisemitismo en todas partes, usamos el antisemitismo para fines políticos escasamente codificados, e identificamos el antisemitismo entre nuestros rivales ideológicos mientras hacemos la vista gorda ante el antisemitismo dentro de nuestros propios campos ideológicos. Como lo explicó acertadamente Andrew Silow-Caroll, el partidismo hace "más difícil para los judíos ponerse de acuerdo sobre lo que constituye la mayor amenaza antisemita del momento".

Consideren la respuesta al embajador de los EEUU en Israel, David Friedman, por parte del líder palestino Mahmoud Abbas llamándolo "hijo de un perro": "¿Antisemitismo o discurso político? No soy quien para juzgar. Lo dejo en sus manos", dijo Friedman en un discurso en el Sexto Foro Global de Lucha contra el Antisemitismo el 19 de marzo.

Abbas merece ser condenado por esta fea declaración. ¿Pero deberíamos llegar a la conclusión de que "hijo de un perro" es antisemita? Hosni Mubarak, de Egipto, se la dirigió a Yasser Arafat en 1994 cuando se negó a firmar un documento del Acuerdo de Oslo en El Cairo. "¡Eres kalb ibn kalb, perro hijo de perro, yo soy el anfitrión! ¡Qué crees que estás haciendo!", le gritó Mubarak.

¿Abbas es antisemita? Sin duda tiene un historial bastante cuestionable de negación del Holocausto. ¿Fue su comentario contra Friedman antisemita o simplemente muy feo, al estilo del que se emplea en el Oriente Medio? En la atmósfera actual, la respuesta de muchos judíos a esta pregunta dependerá de su ideología: los judíos de derecha lo llamarán antisemitismo, en su intento de deslegitimar a Abbas, mientras que los judíos de izquierda lo tildarán de manifestación de frustración y de ira en su intento de deslegitimar a Friedman.

Tal vez lo que necesitamos es un Foro Global para combatir la politización de los Asuntos Judíos.

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Víctima del fuego amigo: ¿Podrá sobrevivir al escándalo Tamar Zandberg, la nueva líder de la izquierda caviar israelí? - Liel Leibovitz - Tablet



Al igual que un Justin Trudeau de Tel Aviv, el ascenso de Tamar Zandberg a la gloria política fue rápido y furioso. Elocuente, llamativa y genial, era una política que no temía aprovechar las salvajes energías de la política progresista - desde hablar de identidad hasta elogiar el veganismo - en su beneficio. Con solo 42 años, pasó del Concejo Municipal de Tel Aviv al Knesset, convirtiéndose en una de las estrellas más brillantes del Meretz. La semana pasada, después de una corta y tormentosa campaña, ascendió al Olimpo de su partido, derrotando a un montón de otros candidatos en unas primarias contenciosas para convertirse en su líder. Los expertos israelíes y los usuarios de las redes sociales formaron un coro de aleluya, elogiando una nueva era de idealismo juvenil en el mundo oscuro de la política israelí.

Todo estuvo muy bien mientras duró. Ayer, Zandberg se encontraba en una situación crítica después de que se conocieran informes de que debía en buena parte su victoria en las primarias a Moshe Klughaft, un notable estratega político de derecha que había asesorado previamente al partido derechista y pro-colono Hogar Judío, del ministro de Educación Naftali Bennett. Y aunque la contratación de profesionales para campañas a través de las líneas ideológicas no es necesariamente un pecado en sí mismo, los problemas de Zandberg se ven agravados por dos factores críticos. Primero, Klughaft fue la mente maestra que diseño una campaña muy controvertida del movimiento derechista Im Tirzu  acusando a grupos izquierdistas de actuar como agentes de gobiernos extranjeros, una campaña que culminó en anuncios que mostraban a una ex líder del Meretz, Naomi Hazan, con un cuerno en su frente. Y lo que es más importante, cuando Haaretz le preguntó la semana pasada si Klughaft alguna vez había asesorado a su campaña en cualquier condición, pagada o no, mintió Zandberg, negando cualquier conexión con el operativo político.

Según Haaretz, una persona involucrada con la campaña de Zandberg confirmó que ella y Klughaft "estuvieron en contacto continuo durante toda la campaña. No eran amigos, era una relación profesional". Presionado por estas admisiones, Zandberg finalmente admitió el sábado por la noche que estuvo en contacto con Klughaft y que, de hecho, le aconsejó sobre la campaña.

La admisión de Zandberg causó conmoción en toda la ya frágil izquierda israelí, un bloque electoral que se ha reducido considerablemente en las últimas dos décadas. Los principales analistas, como Yossi Verter de Haaretz, han pedido a Zandberg que reconsidere su candidatura, argumentando que una persona que contrató a un virulento ideólogo anti izquierdista y luego mintió para salvar la cara no era apta para liderar la izquierda israelí, particularmente no un partido como el Meretz que siempre se había enorgullecido de su compromiso con prácticas políticas más limpias y éticas. Queda por ver si Zandberg asume la responsabilidad de sus acciones y renuncia.

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Wednesday, March 28, 2018

Las continuas infiltraciones desde Gaza exponen las limitaciones y negligencias del IDF en el peor momento posible





Si los infiltrados llegaron a Tze'elim, también podrían haber llegado hasta Tel Aviv - Ron Ben-Yishai - Ynet

Es razonable creer, con casi total certeza, que los terroristas que se infiltraron en Israel desde la Franja de Gaza y fueron capturados cerca de la base militar de Tze'elim no planeaban llevar a cabo un ataque terrorista. Probablemente querían que los atraparan en posesión de armas, para que fueran detenidos y colocados en una cárcel israelí.

Independientemente de su motivo,  todo el incidente apunta a un grave fallo en la protección de las fronteras.

Esta no es una nueva práctica. En los últimos años, a raíz de la creciente angustia humanitaria en Gaza, bastantes jóvenes gazatíes fueron capturados en territorio israelí en posesión de armas que ni siquiera intentaron usar. Más tarde, explicaron que querían ser arrestados para poder pasar unos años en la cárcel israelí, donde tienen derecho a tres comidas al día y tienen la opción de estudiar.

Los habitantes de Gaza que fueron detenidos en territorio israelí en el pasado dijeron que llevaban consigo armas para que fueran reconocidos como terroristas y no como extranjeros ilegales. Los extranjeros ilegales generalmente son devueltos a la Franja o a los territorios de la Autoridad Palestina en Cisjordania, mientras que los palestinos atrapados con armas son considerados terroristas y son encarcelados.

Los tres hombres que se infiltraron en Israel el lunes por la noche probablemente tenían una intención similar. Son miembros de una familia del sur de la Franja. En las cinco horas que pasaron en Israel antes de ser atrapados, pudieron haber llevado a cabo no uno, sino varios ataques terroristas. Incluso cuando fueron descubiertos, no mostraron ninguna resistencia indicando que su plan había sido ser arrestados y encarcelados en Israel para poder disfrutar de unas condiciones de vida humanas que les faltaban en Gaza.

Otra posibilidad es que los tres infiltrados fueron enviados por Hamas para socavar el sentido de seguridad de los residentes israelíes próximos a Gaza y humillar a los soldados del IDF que custodian la barrera fronteriza. En otras palabras, Hamas o la Yihad Islámica, o una organización palestina diferente, intentaron llevar a cabo un "ataque perceptivo" al que Israel respondería de una manera relativamente moderada, en lugar de un "ataque cinético", un ataque terrorista que se dirige físicamente contra personas y recibe una respuesta militar israelí mucho más fuerte, particularmente en un momento en que Israel está decidido a mantener su disuasión.

Independientemente del motivo de los infiltrados, el incidente apunta a una gravísimo fallo en la protección de las fronteras y de los residentes del Neguev occidental. Este tipo de infiltración nunca debe ocurrir, ya que pone en un peligro real no solo a los residentes del sur, sino a todos los residentes del Estado de Israel. Un terrorista capaz de llegar a Tze'elim podría llegar a Tel Aviv con bastante facilidad, en unas pocas horas. Tres granadas y cuchillo tienen el mismo potencial mortal que un gran artefacto explosivo. Es importante, por lo tanto, investigar cómo sucedió esto y qué llevó a este fracaso.

El Shin Bet y el IDF todavía están interrogando a los tres terroristas, pero ya podemos concluir que antes de infiltrarse en Israel, habían observado la barrera fronteriza durante bastante tiempo en el área al noroeste de Rafah. Eventualmente, es probable que descubrieran un agujero creado por el agua de lluvia en el suelo debajo de la barrera fronteriza o un lugar donde había sido dañada por el clima.

Los pequeños cortadores de pernos que se encontraron en su poder son generalmente utilizados por electricistas y son capaces de cortar una cerca de alambre de púas relativamente delgada. Solo se encontró un alambre cortado en la brecha que cruzaron, pero aparentemente se creó un agujero lo suficientemente grande para que un adulto lo atravesara.

El ejército había recibido una advertencia de una intromisión en la barrera, y fuerzas militares fueron enviadas al área poco antes del amanecer, pero dichas fuerzas no detectaron la infiltración porque la indicación proporcionada por la barrera estaba lejos de la brecha o porque la brecha era demasiado pequeña y ellos no la vieron.

Otro factor que dificultó detectar a los infiltrados fue la densa niebla en esa área de Gaza durante la noche. Las organizaciones terroristas a menudo centran sus esfuerzos de infiltración en esas noches de niebla, cuando los dispositivos de observación y el vallado del IDF tienen dificultades para detectar a las personas que se acercan a la barrera hasta que realmente están en ella.

La pregunta que debe responder el IDF es si la barrera fue completamente revisada por la fuerza que se acercó a la barrera después de recibir la advertencia. Muy a menudo, la valla transmite advertencias como resultado de un fuerte viento o de animales que tocan la valla, y algunas veces las organizaciones terroristas intentan poner a prueba el estado de alerta de las fuerzas lanzando piedras contra la valla.

En la actualidad se está construyendo un obstáculo para bloquear cualquier intento de infiltración por encima y por debajo del suelo en la frontera con Gaza. Varios kilómetros de la muralla defensiva y de la nueva barrera ya han sido construidos. En los segmentos que aún deben completarse, los habitantes de Gaza todavía pueden infiltrarse en Israel con bastante facilidad, aunque el sistema es capaz de detectar tales infiltraciones con relativa rapidez y atrapar a los infiltrados.

La infiltración del lunes por la noche se detectó más de tres horas después de que sucediera. Pero tan pronto como fue detectada por un rastreador del IDF que vio huellas, las fuerzas fueron alertadas y los terroristas fueron encontrados relativamente rápido, especialmente a la luz del hecho de que no hicieron ningún esfuerzo por ocultar sus huellas. Si hubiesen ocultado sus huellas, como suelen hacerlo los terroristas palestinos, para entonces probablemente habrían llegado al centro de Israel.

Solo el pasado fin de semana, una célula palestina se infiltró en Israel e intentó sabotear el equipo pesado de ingeniería utilizado para la construcción de la barrera subterránea anti túnel. Cuando escucharon que los tanques se acercaban a ellos, escaparon y regresaron a la pista a través de una brecha en la valla.

Ese no fue un incidente aleatorio. Hamás está intentando flexionar sus músculos en estos días en un intento por reclutar a la opinión pública árabe e internacional contra Israel y ayudar a la organización a superar su aislamiento y la crisis humanitaria en la Franja. El IDF es consciente de esto y debería haber incrementado sus esfuerzos para monitorear la valla y prevenir este tipo de infiltraciones.

Si bien es cierto que cualquier medida militar, defensiva u ofensiva, puede superarse si se esfuerzan lo suficiente en ello, el hecho de que los tres palestinos lograron ingresar a Israel tan fácilmente indica que la cerca fronteriza de Gaza no está bloqueada adecuadamente. A la luz de los próximos eventos, el IDF debe sacar algunas claras conclusiones y analizar diferentes medidas para enfrentarse a este problema. Restaurar el sentido de confianza de los residente que viven en la proximidad de Gaza es tan importante como la seguridad real.

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Sunday, March 25, 2018

El globalismo no es un concepto judío - Melanie Phillips - JNS



En una reciente columna en el New York Times, Bret Stephens pronunció una alabanza de los "globalistas".

En general, se considera que el globalismo significa un enfoque ampliamente universalista. No obstante, Stephens lo interpretó como un apoyo al libre comercio, la inmigración a los Estados Unidos y las alianzas militares de EEUU en el extranjero.

Una frase en particular me sorprendió. Decía: "Oh, y yo soy judío. Lo que, según algunos, es lo que le sucede al globalismo después de haber sido circuncidado".

Esto no podría ser más equivocado. El judaísmo es contraglobalista. Ningún pueblo podría ser más particularista que los judíos. La palabra a través de la cual se les referencia en la Biblia -ha'ivrim -, significa personas que "habitan en el otro lado".

Las creencias y principios morales de los judíos se derivan de ser un pueblo particular con un código de leyes particular y vinculado a una tierra particular. Por el contrario, la ortodoxia liberal consiste en universalizar ideologías como el relativismo cultural, el multiculturalismo o el transnacionalismo. El judaísmo se interpone en el camino de todas esas agendas de universalización.

Sin embargo, el argumento de quienes apoyan el globalismo es que aquellos que se oponen al globalismo son antijudíos. Esto se debe a que se considera que los antiglobalización son nacionalistas y, por lo tanto, están a un paso de ser supremacistas blancos, fascistas y, por supuesto, antisemitas, esos que los progresistas e izquierdistas consideran erróneamente que solamente se encuentran en la extrema derecha.

Sin embargo, a pesar de apoyar el globalismo, Stephens también dice que ser un globalista "no significa casi nada", es decir, cuando el término es utilizado por los antiglobalización, para quienes nos dice ciertamente representa algo.

Los antiglobalistas, escribe Stephens, creen en los aranceles punitivos y en las políticas económicas que potencian el "empobrecimiento del vecino". Piensan que "aproximadamente 500 personas dirigen el mundo a expensas de todos los demás. En resumen", escribe, "la contra globalización representa a un analfabetismo económico casado con una mentalidad conspirativa".
çEsto se debe a que el antisemitismo que atraviesa la izquierda va de la mano con la creencia de que el Estado-nación occidental es la fuente de los prejuicios, el exclusivismo y la guerra. Por lo tanto, la nación occidental debe ser anulada y neutralizada por unas instituciones transnacionales y unas ideologías universalistas.

La acusación de "antisemitismo antiglobalista" se usa como medio para silenciar la exposición de las actividades de Soros. Esto no es solo porque sea judío, sino porque es una especie de "hombre del saco" para los círculos antisemitas de la supremacía blanca y neonazis.

De modo que cualquiera que critique su inmensa influencia en la promoción de su agenda política global es denigrado como un compañero de viaje del antisemitismo, de la supremacía blanca y del neonazismo.

Pero expresar preocupación por las actividades de Soros puede resultar razonable, legítimo y de hecho necesario. Desde su intento de detener el Brexit hasta socavar las leyes antidrogas de las Naciones Unidas, desde promover la inmigración masiva hacia los países occidentales hasta respaldar a Black Lives Matter, su agenda liberal está enraizada en su oposición a una identidad nacional y unos valores occidentales, y en su defensa de la causa del transnacionalismo y de las fronteras abiertas .

Tanto el voto del Brexit en Gran Bretaña como la elección del presidente estadounidense de Donald J. Trump fueron protestas masivas del pueblo británico y estadounidense contra esta ortodoxia universalista. Es por eso que ahora hay una lucha a muerte de parte de los progresistas liberales para detener el Brexit y deshacerse de Trump, siendo condenados sus partidarios como racistas y nativistas incultos.

De hecho, ellos no quieren otra cosa que defender su forma de vida y su nación, sus instituciones y valores históricos incorporados en las leyes aprobadas por un parlamento británico soberano o en la Constitución estadounidense.
Entonces,
a) el globalismo es bueno
b) el globalismo carece de un sentido último y...
c) lo que realmente importa son los antiglobalistas, que son una plaga en el mundo. 
A través de este prisma, los antiglobalistas son fundamentalmente antisemitas.

Esta es la acusación que se usa casi como un reflejo contra cualquiera que critique las actividades del máximo globalista: el multimillonario financiero George Soros.

Es muy cierto que algunos que son anti-Soros son antisemitas y teóricos de la conspiración. Pero también hay antisemitas y teóricos de la conspiración entre algunos internacionalistas liberales. De hecho, es en los círculos progresistas liberales - en los campus universitarios, por ejemplo, o en los partidos políticos de izquierda - donde actualmente encontramos la expresión más frecuente e influyente de los prejuicios antijudíos y las teorías de la conspiración judía.

Para esa aspiración de ninguna manera despreciable, es ridiculizada por querer levantar un puente levadizo contra el resto del mundo. Los verdaderos globalistas, escribió Stephens, representan "aventura, compromiso, comercio, apertura a nuevas ideas y amor por los Estados Unidos".

Estas son todas cosas buenas. Pero es completamente erróneo creer que el apego a la nación - y el deseo de defender y defender sus valores - sea en cierto modo contrario a esta visión amplia y generosa del mundo.

El antisemitismo se desenfrena no cuando una sociedad se siente segura de sí misma, sino cuando pierde su sentido de identidad y teme que su cultura se desmorone. Se logra un compromiso generoso con el mundo no a través de la globalización, sino solamente si la gente se siente segura en su propia identidad cultural y nacional.

Un buen ejemplo es Israel, que tanto proporciona al mundo en tecnología y comercio, inteligencia militar y ayuda internacional. Sin embargo, los "universalistas liberales" intentan boicotearlo, deslegitimarlo y destruirlo.

Obviamente, los judíos tienen derecho a su propia nación: identificarse con ella, enorgullecerse de ella, promoverla y defenderla. ¿Por qué entonces, tantos judíos piensan que otros pueblos no deberían tener derecho a lo mismo?

La respuesta es que los judíos universalistas liberales se sienten amenazados por la idea de una nación judía y están asustados por la idea de naciones occidentales. Tienden a ser aquellos que no son religiosamente observadores, en cambio, quieren subsumir su identidad en la ortodoxia políticamente correcta predominante para no destacarse por "vivir en el otro lado".

Esta es la razón por la cual la mayoría de los judíos británicos no apoyaron el Brexit, y por qué la mayoría de los judíos estadounidenses detestan la agenda del presidente Trump de "hacer que los Estados Unidos vuelvan a ser grandes".

Peor aún, a fin de evitar cualquier posible choque entre el judaísmo y el liberalismo y progresismo, esos judíos progresistas estadounidenses se dicen a sí mismos que el liberalismo representa al "auténtico judaísmo". Creen que la conciencia social, preocuparse por los más vulnerables y hacer frente a los abusos de poder son valores propios de "universalismo judío". Pero no lo son. Son valores particulares de una Biblia hebrea que, precisamente, ese mismo universalismo liberal progresista pretende destruir.

El resultado de este delirio judío liberal y progresista es que la identidad judía está siendo vaciada. Por eso, a excepción de los ortodoxos, las comunidades judías en América y Gran Bretaña están situadas al borde de un acantilado existencial.

Se podría decir que el globalismo es lo que les sucede a los judíos cuando intentan fingir que no están circuncidados. El globalismo no es un concepto judío. Por el contrario, es una amenaza para la supervivencia judía.

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