Saturday, September 27, 2014

Los israelíes se sienten traicionados por la corrupción de algunos celebres rabinos - Daniel Ben Simon - Al Monitor



Sassi Gez, un abogado defensor estrella, es un huésped bienvenido en las cortes de rabinos y cabalistas, ha contado a Al-Monitor como ha visto con sus propios ojos cómo logran protagonismo y acumulan un poder inusual.

Con los años, rabinos influyentes han emergido en el ámbito ultra-ortodoxo ashkenazi y también en el mundo sefardí, atrayendo seguidores, tanto religiosos como seculares. Algunos de ellos crearon sus propias "cortes" y se han hechos conocidos en todo el país por su sabiduría judía y sus bendiciones únicas. Pero ahora un nuevo fenómeno ha surgido. Autoproclamados rabis han reunido alrededor de ellos a bandadas de seguidores que los admiran ciegamente, atribuyéndoles cualidades sobrenaturales e incluso haciéndoles entrega de dinero y regalos.

Pero el pasado año ha sido un año difícil para estos rabinos. Su prestigio se ha erosionado y la adulación se ha debilitado enormemente. De repente, sus faltas están siendo expuestas, y por si esto fuera poco, algunos de ellos han conseguido entrometerse con la ley en la medida en la que se enfrentan a penas de prisión.

Uno de estos rabinos, Yoshiyahu Pinto, está a punto de entrar en la cárcel durante un año después de verificarse las acusaciones y firmar un acuerdo con el fiscal el 17 de septiembre. Otros, como el rabino jefe de la ciudad de Holon, Avraham Yosef, y el rabino Eliezer Berland, han sido detenidos e interrogados, y algunos simplemente han desaparecido de la escena pública. Parece que han pasado a la clandestinidad, y no se ha sabido nada de ellos desde entonces. Salvo algún hecho inesperado, Pinto comenzará a cumplir su pena de un año de prisión después de que el tribunal del distrito apruebe el acuerdo con el fiscal del estado.

La popularidad de Pinto se había disparado. Superó a la que disfrutaban otros rabinos, especialmente los más destacados de todos ellos, por ejemplo el rabino Yaakov Ifergan en la ciudad sureña de Netivot, conocido popularmente como "rayos X" por su reputación de ofrecer diagnósticos médicos después de echar sólo un vistazo a la persona. Pinto es considerado una estrella en ascenso entre los cabalistas. Incluso antes de cumplir los 40 años, y a pesar de que rara vez hablaba en público, se las arregló para acumular devotos y famosos seguidores, entre ellos altos funcionarios israelíes de la defensa, políticos de todos los rangos y magnates de los negocios. Hasta su acusación, él era una figura reverenciada, generando decenas de miles de peregrinos de todo el país y de las comunidades judías en los Estados Unidos, todos ellos en busca de su bendición.

Resultó que entre sus muchos seguidores había un interrogador de alto nivel de la policía israelí. De acuerdo con las publicaciones que detallan la acusación, un día el rabino se volvió hacia su discípulo, el oficial de policía, y le pidió que obtuviera una información secreta para él con relación a una investigación sobre una organización benéfica en la que estaba involucrado. El rabino no se detuvo ante esta petición inusual, y le ofreció la promesa de recompensar al oficial con 200.000$. El oficial, llamado Ephraim Bracha, informó a sus comandantes sobre el supuesto soborno. Obligado a hacer la elección final entre su fe religiosa y su posición pública, el oficial abandonó al rabino en favor de su deber como policía. El dinero fue entregado en un sobre, la escena fue capturada por unas cámaras y la evidencia fotográfica es la base de la acusación contra el rabino.

"Estamos en un momento en que la gente está buscando a figuras espirituales que puedan seguir", le comenta Gez a Al-Monitor, tratando de explicar la atracción de rabinos como Pinto. "He visto a gente de enormes medios financieros esperar en el pasillo durante más de tres horas para conocer a Pinto. Cuando salieron de allí, sus cuerpos temblaban. No hay nada carismático en este rabino y está lejos de ser una figura que entusiasme. Pero yo vi con mis propios ojos cómo la gente lloraba de emoción cuando besaron su mano. He visto al rico y poderoso temblar cuando él les abrazaba. Ellos desarrollaron una dependencia con el rabino porque veían en él a un ángel de la guarda que podría protegerles de cualquier problema que pudiera ocurrirles. Usted tiene que entender que estas personas que habitualmente van por la vida con una mirada arrogante tratan de anclar su prestigio y su éxito. Los rabinos y los cabalistas se han convertido en sus anclas en estos tiempos modernos".

Pero ningún rabino o cabalista llegó tan lejos como Pinto. No sólo presuntamente trató de sobornar al segundo investigador más importante de la policía israelí, sino que también contaba en su círculo al responsable de la sección de investigación - una posición comparable a la del director del FBI -. Los niveles más altos del país se sorprendieron al saber que el comandante Menashe Arbiv había establecido al parecer una relación de dar y tomar con el rabino. Pero lo que generó la gran controversia no fue el roce con los agentes de la policía, sino las tentativas del rabino de evitar una acusación de soborno.

¿Qué hizo él? Para salvarse a sí mismo, le ofreció al fiscal general un turbio trato en el que expondría los beneficios financieros y otros que había otorgado a Arbiv a los largo de los años para a cambio escapar de la acusación.

En el dilema de a quién acusar, el Estado optó por el servidor público sobre el rabino. El acuerdo provocó una tormenta, tanto entre la opinión pública como en los círculos policiales. Como el estado optó por la oferta del rabino, Arbiv salió del cuerpo de policía. Según los informes, se espera que la policía abra una investigación penal en su contra en los próximos días.

El 17 de septiembre la sentencia anticipada del rabino fue firmada y el hombre responsable de la reorganización de la policía israelí deberá cumplir un año de cárcel. Poner a un rabino a juicio en Israel está lejos de ser una ocurrencia común y corriente. Se considera que los rabinos mantienen una inmunidad no oficial a través de su posición espiritual. La noticia de que una acusación había sido presentada en contra de un rabino como Pinto fue recibida con asombro. Acaparó todas las emisiones de televisión y las noticias de la radio, siendo noticia de primera plana durante varios días.

A pesar de que Israel es un Estado laico, muchos israelíes acuden a rabinos a los que consideran con poderes espirituales inusuales. Cuando buscan consuelo, muchos recurren a rabinos y cabalistas. "Eso quiere decir que falta algo en sus vidas", dice Gez, que ha representado a los rabinos en el curso de su trabajo. "Conozco a rabinos que han acumulado cientos de millones de shekels en sus cuentas gracias a las donaciones de sus seguidores. Lo que me entristece es que la mayor parte del dinero proviene de gente como mi madre y la suya, que apenas llegan a fin de mes. Ellos construyeron imperios a costa de los pobres".

Ya hay señales de que la influencia de los rabinos se está debilitando. Las tradicionales celebraciones de Hilula, conducidas por los cabalistas cada año, atraen a decenas de miles de seguidores. Gez dice que la mayoría de sus amigos que solían participar en estas celebraciones de masas tienen la intención de permanecer lejos en el futuro. Según él, este es un resultado directo de la corrupción en la que Pinto estaba involucrado. "Mis amigos están decepcionados y se sienten engañados", agrega.

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Edwy Plenel o la miseria del trosko-yihadismo. Occidente es culpable de todo - Luc Rosenzweig - Causeur



El fundador de Médiapart, de cara a la promoción de su último libro, "Para los musulmanes", pasea su mostacho y su sonrisa crispada por los platós de televisión y por los estudios de las principales estaciones de radio. Su mensaje es simple: todo lo malo que hoy sucede en este mundo es el resultado, en última instancia, de la indignidad del hombre blanco dominador, marcado para siempre por el estigma colonial y que se transmite de generación en generación. Los musulmanes son, desde su punto de vista, las víctimas absolutas de este desorden universal, tanto en Irak o Siria, como en los suburbios de nuestras ciudades. ¿Que exagero? Quienes le vieron en el programa de TV "Esta noche o nunca", en la noche del 19 de septiembre, pudieron verle salir al rescate del ex rehén en Siria Pierre Torres, quien escribió, en un artículo publicado por Le Monde:  "Mohammed Nemmouche (el asesino del Museo Judío de Bruselas) es un puro producto occidental, etiquetado y fabricado por todo lo que Francia puede hacer a su pobres como las pequeñas humillaciones, los estigmas y las injusticias. La pila de nuevas leyes sin fin contra el terrorismo es una de esas facetas".

Interrogado acerca de ese sujeto por Elisabeth Levy, antes de que Torres pudiera balbucear una apariencia de justificación, Plenel exclamaba: "Ese era el párrafo más poderoso y digno de su artículo". Así que Mohammed Nemmouche, el torturador en Alepo, el asesino de judíos de Bruselas, es "nuestro monstruo", a quien incluso se le niega poseer más autonomía de pensamiento y de acción que la prevista por Mary Shelley para su criatura literaria, Frankenstein.

El jueves siguiente, fue el día de Edwy en las "Mañanas" de France Culture, donde el excelente Marc Voinchet le ofreció su espacio semanal para administrar a sus oyentes una dosis concentrada de sus delirios ideológicos. Este jueves 25 de septiembre de 2014, Francia aún se estaba recuperando del asesinato del guía de montaña Hervé Gourdel por un grupo argelina emulo de Daech (El Estado Islámico o EI). ¿Cómo salir airoso ante tan difícil tesitura? Difícil, en esos momentos y ante ese asesinato, poner la barbarie de los asesinos bajo la responsabilidad de las miserias que sufren los jóvenes víctimas del acoso policial, de los repetidos controles policiales en ciertas zonas y de la miseria social en los suburbios-guetos de la inmigración.

Cuando las noticias te envían un uppercut al mentón, conviene, en buena lógica pleneliana, echar balones fuera desviándolos hacia el campo de la historia: "Aquí estamos de nuevo como en el (19)14", santificó Edwy. El escándalo del día, para él, no era el horrible asesinato a sangre fría de un guía de montaña que acompañaba a unos escaladores argelinos en las montañas de Djurdjuran, sino la unidad nacional espontánea y sincera que despertó dicho asesinato, y como resultado las condenas unánimes de este crimen y el apoyo casi unánime de la clase política francesa a una represalia militar contra los asesinos de Daech. La emoción legítima que nos invade otra vez, según Plenel, era un "lavado de cerebro", una vez denunciado por los fundadores de Canard Enchaîné en 1915 en plena guerra de 14.

A proposito de "lavados de cerebro", a Plenel se le olvidó mencionar, por supuesto, ese otro sufrido por estos jóvenes desorientados que van a buscar en la yihad un sentido a su muerte. Según Plenel, nosotros los occidentales somos "histórica y necesariamente" los culpables de cualquier cosa, incluyendo la guerra religiosa que enfrenta a los chiíes y a los sunitas en una batalla salvaje que se desarrolla desde hace treinta años en el Oriente Medio. Plenel y sus amigos de Mediapart condenan todas las operaciones llevadas a cabo para limitar la propagación de esta ideología mortífera, tanto en Malí como en Irak. Pero no es la conducción estratégica y táctica de estas intervenciones lo que critican - lo que es perfectamente legítimo -, sino su existencia o el mismo principio de dichas acciones. Hagamos lo que hagamos, llevamos el mal, en una inversión de la visión binaria y maniquea de Ronald Reagan y George W. Bush ...

¿Plenel reivindica la historia? Se lo podemos conceder. Sumerjámonos, por ejemplo, en el pasado del trotskismo, del cual persiste en reclamarse en su versión "cultural", si no en su carácter organizativo. El sello estalinista de la expresión "Hitlero-trotskista" no nos debe impedir, al igual que han hecho todos los historiadores serios, revisitar el pasado de este movimiento durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1938, el tono es establecido por su patrón, León Trotsky, en su artículo "lucha antiimperialista": " Reina actualmente en Brasil un régimen semi-fascista que ningún revolucionario puede valorar sin odio. Supongamos que, sin embargo, mañana Inglaterra entra en conflicto militar con Brasil. Yo os pregunto: ¿de qué lado debería estar la clase obrera? Responderé por mí mismo que, ante esta situación, estaré del lado del Brasil "fascista" contra la Inglaterra "democrática". ¿Que por qué? Porque en el conflicto que les opondría, no se trata de democracia o de fascismo. Si ganara Inglaterra, ella establecería en Río de Janeiro a otro fascista, y nada cambiaría en Brasil. Pero si ganara Brasil, eso podría dar un impulso significativo a la conciencia nacional y democrática de este país y conduciría al derrocamiento de la dictadura de Vargas (el dictador en esos momentos en Brasil)".

Después del asesinato de Trotsky, sus seguidores de la Cuarta Internacional se dedicaron a aplicar estas "enseñanzas", sustituyendo a Brasil por la Alemania de Hitler. Los trotskistas franceses, en su gran mayoría, y hasta la Liberación (1944), practicaron el entrismo (infiltración) en los partidos colaboracionistas, incluyendo a la "Rassemblement national populaire" de Marcel Deat, preconizando el "derrotismo revolucionario" de cara a la Alemania nazi. Esto es lo que se podía leer en La Verité, el órgano del movimiento trotskista, el 22 de agosto de 1944, mientras que la batalla para derrotar a Hitler hacía estragos. Bajo el titular "¿Por qué no nos hemos unido a la Resistencia?", se podía leer la siguiente directriz a la clase obrera francesa: "Sabemos que ese programa no es el vuestro. Vosotros pensáis que debemos mantener la Unión Sagrada con los partidos de la burguesía, y tomar a nuestra cuenta sus fines en esta guerra. Pero nosotros creemos que esta política está ampliando la brecha entre los trabajadores franceses y alemanes, lo cual ha dado lugar, entre otros resultados, soldar a los trabajadores alemanes con los objetivos de su propia burguesía, prolongando de este modo la existencia de Hitler y paralizando la revolución en Alemania y Europa".

Los tiempos han cambiado, pero el espíritu sigue siendo el mismo: el enemigo no es el fascista, el carnicero y el matarife, actualmente el yihadismo, sino los que se unen para luchar contra él.

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La inteligencia de la Gran Bretaña alentó a los ejércitos árabes para que invadieran Israel en 1948 (Parte II) - Meir Zamir - Haaretz



El 23 de septiembre de 1947, poco después de la reunión de la Liga Árabe en Saoufar, el agregado francés en Bagdad informó de un plan británico secreto para instigar una guerra árabe-judía en Palestina con el fin de facilitar la aplicación del plan de la Gran Siria. El informe daba a conocer que la posición militante del primer ministro iraquí en Saoufar había sido coordinada con los agentes británicos y "marcaba un punto de inflexión en la política de Oriente Medio de Gran Bretaña":
"Parece en efecto que el gobierno británico, urgido por jóvenes elementos del Foreign Office y por el Servicio de Inteligencia, ha decidido, después de meses de vacilación, llevar a cabo una maniobra a gran escala que le permitiría consolidar, a bajo costo, su actual y vacilante posición en esta parte del mundo. Los británicos creen que la ONU, sin duda, ratificará las decisiones del UNSCOP. Así pues, han comenzado las perturbaciones en Palestina. Los británicos se beneficiarán de la situación para construir nuevas posiciones más ventajosas que las que habían perdido en Egipto. De acuerdo a la información de una fuente inglesa, el plan británico sería el siguiente: 
- Inglaterra renunciaría a su mandato sobre Palestina tan pronto como sea posible, devolviéndolo a la ONU, quien se encargaría de supervisar, en su caso, una fuerza internacional que restableciera el orden en este país. Una retirada de Palestina de la mayor parte de las tropas británicas ya se puede prever. 
- En caso de un conflicto abierto entre los judíos y los árabes, los británicos, con el pretexto de no querer ser atacados por ambas partes con el comienzo de estas hostilidades, donde mantendrán una posición oficialmente neutral, se retirarán a Transjordania, desde donde una o dos divisiones británicas serán capaces de intervenir inmediatamente si fuera necesario.  
- Entonces los agentes británicos empujarían a los países árabes a intervenir para ayudar a sus hermanos en Palestina si eran atacados por los judíos".
El informe indicaba que Gran Bretaña se abstendría en la votación sobre el informe final de la UNSCOP, "dejando a los estadounidenses y a sus satélites la responsabilidad de crear un Estado judío". Además proporcionaba los detalles de un plan destinado a provocar a Siria en una guerra en Palestina, con el fin de abrir el camino para que la Legión Árabe del rey Abdullah y el ejército iraquí avanzaran sobre Damasco con el pretexto de la defensa de Siria de un ataque sionista. "Una vez allí, el rey de Transjordania recibiría un apoyo abrumador y trataría de restablecer la paz en Palestina, mientras que se incorporaría la parte árabe de este país a una nueva Gran Siria, que se uniría con Irak".

Pero, contrariamente al relato del agregado militar francés, el gabinete de Londres ni conocía ni aprobó la acción de instigación de sus propios agentes secretos a la hora de provocar una invasión armada árabe del Estado judío. El primer ministro Attlee, quien decidió retirarse de Palestina a pesar de las objeciones de sus Jefes de Estado Mayor, no hubiera asumido la responsabilidad moral de una trama que podría haber aniquilado a los judíos de Palestina sólo tres años después del Holocausto. Por otra parte, dicho acto podría haber puesto en peligro la posición internacional de Gran Bretaña y sus relaciones con los Estados Unidos.

El secretario del Foreign Office, Bevin, quien todavía creía en la importancia estratégica del Oriente Medio, quedó atrapado entre su primer ministro y los jefes de Estado Mayor y los servicios secretos. Pero era poco probable que hubiera actuado en contra de la decisión de su primer ministro.

El registro de sus tensas relaciones con sus servicios secretos en el Oriente Medio – que se revela en los documentos sirios -, refuerza la hipótesis de que él también fue engañado, víctima de su incapacidad para controlarlos. Así fue llevado a creer que las hostilidades entre los árabes y los judíos en Palestina se parecían a la lucha religiosa e intra-comunitaria en la India - entre los musulmanes y los hindúes - tras la decisión de Gran Bretaña de retirarse. Como en la India, la violencia y la pérdida de vidas obligarían eventualmente a ambas partes a alcanzar un compromiso que la Gran Bretaña había tratado de proponerles. Gran Bretaña no podía por lo tanto ser considerada responsable de una partición en la que no había creído y ser llamada a implementar una solución más aceptable.

Una guerra árabe-judía

Mientras que muchos políticos y funcionarios británicos compartían esta creencia, ni Bevin ni otros ministros del gabinete eran conscientes de que sus servicios secretos en El Cairo y los diplomáticos arabistas en Londres y el Oriente Medio, con el apoyo de las autoridades militares de alto rango, estaban determinados en contra de las decisiones del gabinete y se aferraban al Oriente Medio, incluso si se provocaba una guerra sin cuartel entre árabes y judíos.

Si bien el informe del agregado de Bagdad se centraba en un plan secreto preparado por los agentes británicos para provocar una guerra árabe-judía que favoreciera una Gran Siria y su unión con Irak, otros informes franceses revelan que su objetivo inmediato era salvaguardar la posición estratégica de Gran Bretaña en el Oriente Medio.

Otro de los objetivos era evitar el establecimiento de un Estado judío o un Estado árabe-palestino sobre la base de la partición de la ONU. También hubo medidas de seguridad de emergencia - tanto militares como diplomáticas - para prevenir que el Estado judío ampliara su territorio si eran derrotados los ejércitos árabes. En este caso, las fuerzas británicas estacionadas en Transjordania y Egipto intervendrían, mientras que los diplomáticos británicos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas actuarían para imponer un alto el fuego.

Fuentes de la inteligencia franceses presentan este esquema como un intento por parte de la Gran Bretaña de barajar sus cartas en el Oriente Medio e inflamar la hostilidad árabe hacia un Estado judío con el fin de asegurar su dominio en la región. Ya sea si los árabes ganaban o eran derrotados, sus instigadores suponían que Gran Bretaña estaría en una mejor posición que la vigente en ese verano de 1947. De hecho, el informe del agregado concluía: "La posición británica, que desde hace algún tiempo parecía precaria, de este modo pasaría a ser nuevamente dominante", y más aún cuando la firma con Egipto de un tratado anglo-egipcio permitiría a las fuerzas británicas  mantener su posición en el canal de Suez.

Durante las deliberaciones en Londres y El Cairo en 1947 sobre una estrategia de defensa en el Oriente Medio, se decidió que Gran Bretaña buscaría tratados militares bilaterales con cada Estado árabe - en lugar de un convenio colectivo negociado a través de la Liga Árabe - para reemplazar los tratados vigentes. Se suponía que Gran Bretaña estaría en una mejor posición para concluir inicialmente unos tratados bilaterales con los amistosos hachemitas de Irak y Transjordania, y más tarde con otros gobiernos árabes, especialmente Siria. Un tratado con Egipto se mantenía como de alta prioridad para el Alto Mando británico. El Foreign Office esperaba que, después de fracasar en la ONU en julio, Egipto sería más favorable a la renovación de las negociaciones, garantizando así el uso militar por parte de Gran Bretaña de su territorio, y una solución a la cuestión de Sudán.

Pero el rey egipcio Faruq y su primer ministro, así como el presidente sirio Quwatli, eran reacios a firmar tratados con la Gran Bretaña, una potencia colonial en declive. Se enfrentaban a un recrudecimiento de la pasión nacionalista entre la generación más joven, que se manifestaba en las calles por la independencia y por reformas sociales y económicas, y se negaron a dejarse arrastrar a una guerra entre las potencias occidentales y la Unión Soviética.

A medida que la amenaza comunista se convertía en menos convincente, los agentes británicos creyeron que tenían que proponer amenazas más eficaces para persuadir a los gobiernos árabes y a la opinión pública de sus países de que necesitaban la ayuda de Gran Bretaña.

Sin el conocimiento de su gabinete, a partir de junio de 1947 y hasta mayo 1948, los agentes secretos británicos llevaron a cabo su propia política encubierta. Si bien se buscaba oficialmente convencer a los gobiernos árabes de la importancia de concluir acuerdos de defensa con Gran Bretaña para hacer frente a la amenaza soviética, secretamente instigaron una confrontación árabe-judía en Palestina para hacer avanzar los fines estratégicos de Gran Bretaña. Trataron de utilizar una guerra en Palestina para desviar la atención de la opinión pública árabe de las negociaciones de unos tratados polémicos. Como un incentivo para que los gobiernos árabes concluyeran tratados de defensa con Gran Bretaña, primeramente destacaron ante los líderes árabes la importancia para sus países de la colaboración militar, la cual reforzaría la dependencia militar de los estados árabes con Gran Bretaña, al tiempo que se evitaba la creación de un Estado judío o en el peor caso se limitaba su tamaño.

Una guerra en Palestina lograría presionar a los Estados Unidos para que revisara su posición sobre la partición. Y entonces ya no podría ser capaz la propaganda sionista de retratar la lucha contra la Gran Bretaña como la de un movimiento nacional que lucha para liberarse de la dominación colonial. Un conflicto árabe-judío también validaría la posición largamente sostenida por Gran Bretaña con respecto a la solución del problema palestino, demostrando que, a pesar de sus buenas intenciones, había sido atrapada en medio de ese conflicto. Finalmente, ayudaría a Gran Bretaña a asegurar sus activos estratégicos en Palestina: Haifa, con su puerto y refinerías, y la región de Negev en el sur.

Las frecuentes visitas del brigadier Clayton a las capitales árabes en los últimos meses de 1947, y su participación detrás de la escena en las reuniones de la Liga Árabe en Saoufar, Aley y El Cairo, formaban parte del plan urdido por los agentes secretos en El Cairo, Bagdad y Ammán. El primer ministro iraquí Nuri al-Said, el secretario general de la Liga árabe Abd al-Rahman al-Azzam, el primer ministro sirio Quwatli Mardam Bey y el primer ministro libanés Sulh, fueron utilizados para ponerlo en práctica. El rey Abdullah era esencial para su éxito, ya que él y su Legión Árabe debían servir como medio para presionar al sirio Quwatli, al rey saudí Ibn Saud y al rey de Egipto Faruq, mientras que obligaba a los líderes sionistas a aceptar las propuestas de Gran Bretaña.

También formaban parte de la estratagema los intentos de los agentes británicos en Transjordania de intimidar al presidente sirio, su posición militante ante el gobierno iraquí en Saoufar y Aley, su insistencia en que la Liga Árabe tomara medidas en Palestina y la propuesta de Clayton de dividir Palestina entre los estados árabes.

A mediados de enero de 1948, el “régimen previsto por los arabistas” parecía estar a punto de tener éxito. Con la atención de la opinión pública árabe vuelto hacia los acontecimientos en Palestina, Gran Bretaña firmó un tratado de defensa con Irak. Un acuerdo similar con Transjordania debía ser firmado sin ningún obstáculo. Después de no haber podido persuadir a los reyes Ibn Saud y Faruq  de que no firmaran un acuerdo con Siria y contra Abdullah, el presidente sirio Quwatli estaba más predispuesto a ceder a la presión británica, especialmente cuando los agentes británicos se habían comprometido a frenar el monarca jordano. Él también estaba ansioso por evitar que se pusieran en peligro sus esfuerzos para ser elegido presidente para un segundo mandato.

El primer ministro libanés Sulh, que se oponía a un Estado judío en la frontera del Líbano ya que podría reforzar el separatismo maronita, secretamente colaboró con Clayton y respaldó públicamente un tratado con la Gran Bretaña. Pero cuando Ronald Campbell, el embajador británico en Egipto, y el brigadier Clayton propusieron al primer ministro egipcio Nuqrashi que Gran Bretaña frustraría el establecimiento de un Estado judío, o bien limitaría su territorio a cambio de un tratado, Nuqrashi rechazó cualquier intento de vincular el conflicto en Palestina con las demandas de Egipto de una evacuación de las fuerzas británicas y de sus unidades del Valle del Nilo.

Junto a las negociaciones con los gobiernos árabes sobre los tratados de defensa, los agentes secretos británicos intensificaron sus esfuerzos para alimentar los enfrentamientos violentos entre árabes y judíos, instando a los líderes árabes a cerrar filas contra la amenaza sionista.

Entre septiembre y diciembre de 1947, el brigadier Clayton y otros agentes secretos tácitamente colaboraron con Azzam, Mardam Bey y Sulh para organizar una fuerza irregular - el Ejército de Liberación Árabe, bajo el mando de Qawuqji - que debía activarse antes de que Gran Bretaña se retirara formalmente de Palestina. Mientras Azzam consideraba a esta fuerza como un medio para que la Liga Árabe interviniera en Palestina, Mardam y Sulh - y el presidente sirio Quwatli en particular - la vieron más bien como una forma de adelantarse a un intento por parte de la Legión Árabe de Abdullah de hacerse cargo de la parte norte de Palestina, que a una fuerza armada que ayudara a sus hermanos palestinos contra los judíos.

Una misión militar británica bajo el mando del coronel Fox, un asesor no oficial del Alto Mando sirio desde 1946, trató de obtener armas y municiones de las existencias del ejército británico en Palestina para armar a los voluntarios árabes en el campo de Katana, al sur de Damasco. Fuentes de la inteligencia francesa informaron que militares y policías británicos desertores disfrazados de árabes se pasearon por las calles de Damasco. Decenas de empleados británicos de la Iraq Petroleum Company llegaron hasta la ciudad, “dando lugar a especulaciones de prensa siria sobre por qué la capital siria se había convertido de repente en una atracción para los turistas británicos".

Agentes británicos negociaron con el Gran Mufti de Jerusalén, inicialmente de manera indirecta a través de Sulh, y más tarde con su enviado, a raíz de su demanda de comandar sus propias fuerzas armadas en Palestina. El Ejército de Liberación Árabe llegó a Palestina en la primera quincena de enero de 1948. Qawuqji más tarde escribió que el ejército británico apenas había obstaculizado el avance de sus fuerzas en el norte de Palestina.

El colapso del Tratado de Portsmouth marcó el fracaso del enfoque de los tratados bilaterales. Aún así, Bevin firmó un nuevo tratado en Londres con el primer ministro jordano Tawfiq Abd al-Huda y otros líderes árabes, incluyendo Azzam, Mardam Bey y Sulh, abiertamente opuestos a tratados con las potencias extranjeras. A los planificadores y a los arabistas del Foreign Office, junto a los militares británicos en el Oriente Medio, se les ocurrió entonces una nueva estrategia: un acuerdo de defensa colectiva con los estados árabes a través de la Liga Árabe.

En marzo de 1948, Azzam y Mardam Bey comenzaron una campaña para revisar el pacto de la Liga Árabe a fin de consolidar los lazos entre sus estados miembros contra la amenaza sionista - una iniciativa tácitamente coordinada con los agentes secretos británicos -. Después de consultar con el rey saudí Ibn Saud, el rey egipcio Faruq declaró que antes de que las negociaciones pudieran tener lugar para un acuerdo de una defensa colectiva, Gran Bretaña tenía que derogar los tratados bilaterales existentes con los países árabes.

En sus informes a Londres, los arabistas vincularon directamente el colapso del Tratado de Portsmouth con los acontecimientos en Palestina. Su fracaso en Irak aumentó la probabilidad de guerra en Palestina, por lo que los agentes secretos británicos se volvieron aún más decididos a provocar el conflicto árabe-judío. La derrota en abril de las fuerzas irregulares del Ejército de Liberación Árabe y de los que estaban al mando de Abd al-Qadir al-Husseini - el sobrino del Mufti -, reforzó su convicción de que sólo los ejércitos regulares árabes podrían impedir el establecimiento de un Estado judío.

En este breve artículo es imposible detallar todas las maniobras e intrigas de los arabistas británicos en El Cairo, Ammán y Bagdad para instigar un ataque árabe contra el Estado judío. Los agentes secretos británicos utilizaron casi todos los "trucos sucios" de su arsenal: temor, celos, avaricia, falsas promesas, información engañosa y jugar con las rivalidades inter-árabes, todo ello para provocar la participación de los gobernantes árabes en una guerra en Palestina. Nuri al-Said (hasta el fracaso del Tratado de Portsmouth), el rey Abdullah (entre junio 1947 y mayo de 1948) y Azzam, Mardam Bey y Sulh, y otros "agentes de influencia" cooptados, todos ellos permitieron a los servicios secretos británicos operar detrás del escenario para poner en práctica sus planes.

El rey Ibn Saud describió acertadamente a los agentes británicos como a unos "titiriteros maestros". Los líderes árabes quedaron atrapados entre su renuencia a ir a la guerra y la presión de su opinión pública, a la que ellos mismos habían incitado con su retórica inflamatoria preconizando la destrucción del Estado judío. Azzam admitió a un representante de la Agencia Judía que "no tenemos más remedio que ir a la guerra, incluso si fueramos a ser derrotados".

Provocar a Egipto para unirse a la guerra en Palestina era fundamental para la estrategia secreta británica. Fuentes francesas dan detalles de las tácticas de los agentes británicos: asociarse con Azzam para presionar al rey Faruq e influir en su ejército para que se uniera a la guerra, y ello a pesar de la oposición de su primer ministro. También incluyeron el compromiso de abastecer al ejército egipcio con armas y municiones de las existencias británicas en la Zona del Canal, presentando deliberadamente una pobre representación del poder militar de las fuerzas judías.

Al igual que otros gobernantes árabes, el rey egipcio Faruq - bajo la presión de la opinión pública para que tomara medidas - era vulnerable a las maquinaciones británicas. No podía permanecer al margen mientras que su rival, el rey Abdullah, estaba enviando fuerzas a Palestina.

Un informe del 11 de mayo del agregado militar francés en Beirut sobre las conversaciones secretas del comité político de la Liga Árabe en Damasco, revela que, aparte del rey Abdullah, los otros líderes árabes no se decidían, buscando una manera de retrasar una invasión de Palestina. También expone la intervención directa de los agentes británicos en sus decisiones. En el último minuto, el rey egipcio Faruq prescindió de la opinión de su renuente primer ministro y ordenó a su ejército ir a la guerra.

La guerra de 1948 barrió a los antiguos regímenes y abrió el camino hacia el poder a una joven generación de oficiales árabes nacionalistas radicales, decididos a vengar la derrota de sus países y a poner fin a la dominación británica en la región.

Los antiguos gobernantes árabes, víctimas de las maquinaciones británicas y de sus propias ambiciones, debieron pagarlo muy caro. El rey Abdullah, el príncipe regente iraquí Abd al-Ilah, Nuri al-Said, Sulh y Nuqrashi, todos ellos perdieron la vida. El rey Faruq y el presidente Quwatli fueron más afortunados, solamente perdieron el poder.

Los agentes secretos británicos, los arabistas, los diplomáticos, los oficiales militares y los funcionarios civiles, todos volvieron a casa dejando atrás su legado en un dividido y violento Oriente Medio, en el que los estados formados por dos potencias coloniales tras las secuelas del Acuerdo Sykes-Picot de 1916 no pudieron soportar la prueba del tiempo.

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Friday, September 26, 2014

La inteligencia de la Gran Bretaña alentó a los ejércitos árabes para que invadieran Israel en 1948 (Parte I) - Meir Zamir - Haaretz


Ejército de Liberación Árabe

El 11 de septiembre de 1947, en la víspera de la reunión del comité político de la Liga Árabe para decidir la respuesta árabe al informe de la Comisión Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina (UNSCOP)  [apoyando el final del mandato británico y la partición de la tierra entre los judíos y árabes], el periódico libanés L'Orient publicó un artículo. "Bloque Oriental y extensión de la Liga", argumentando que, al igual que el plan de la Gran Siria [que tenía como objetivo unir a Siria, Líbano, Jordania y Palestina], el Bloque Oriental - un término francés para el planeado pacto de defensa regional de los británicos - se cernía sobre la independencia de los países árabes y la Liga Árabe como una espada de Damocles, y que sus autores eran uno y el mismo: [el primer ministro iraquí] Nuri al-Said y el Rey [jordano] Abdullah.

El 20 de septiembre, el periódico libanés Le Jour informó que después de la reunión de la Liga Árabe en Saoufar, Líbano, el brigadier Iltyd Clayton - quien era definido como el "jefe de la inteligencia británica en el Oriente Medio - había viajado a Damasco. El diario citaba a un periódico sirio especulando sobre si su visita estaba relacionada con el esquema de la Gran Siria y las tensas relaciones entre los presidentes de Siria y Líbano (Shukri al-Quwatli y Bishara al-Khuri) y el rey de Jordania Abdullah, o con los acontecimientos en Palestina.

El 19 de febrero de 1948, el periódico libanés Le Soir publicó un artículo titulado "Made in Clayton". Basado en "fuentes sionistas", se informaba que el brigadier Clayton – el "arquitecto" del plan de la Gran Siria, del Bloque Oriental y de los tratados bilaterales de defensa con los estados árabes - ahora estaba abogando por un nuevo esquema para la partición de Palestina. El plan proponía que el "Líbano se anexionará la Galilea Occidental hasta Shavei Zion; Siria la parte noreste de la Galilea y parte de su región sur; Egipto tendría parte en el pastel; y la Transjordania se tragaría todo lo demás".

De hecho, estos y otros informes en la prensa libanesa sobre las actividades de los agentes secretos británicos fueron parte de una guerra secreta que se libraba entre la inteligencia francesa contra la inteligencia británica. La información aportada por los servicios de inteligencia franceses a la Haganah [el ejército judío clandestino pre-estatal] en el otoño de 1947, indicaba que el brigadier Clayton y sus asistentes participaban en una nueva iniciativa para asegurar la posición estratégica de Gran Bretaña en el Oriente Medio, y vinculaba a Clayton con la escalada en el conflicto árabe-judío en Palestina. Las fuentes también se referían a un nuevo plan de partición propuesto por Clayton que, en contradicción con el de las Naciones Unidas, tenía como objetivo dividir Palestina entre los estados árabes vecinos y limitar el territorio designado para el Estado judío a la zona costera entre Atlit [al sur de Haifa] y Tel Aviv.

Los franceses unían esta iniciativa a los renovados esfuerzos británicos para aplicar el Plan Morrison-Grady de 1946 [también conocido como el Plan de Cantonización] y advertían sobre el peligro de un ataque contra la Yishuv [la comunidad judía en Palestina] por las fuerzas irregulares organizadas por la Liga Árabe. También advirtieron que una invasión de los ejércitos árabes regulares para prevenir el establecimiento de un estado judío no se podía descartar.

La información transmitida por los franceses, después de la votación de partición de la ONU el 29 de noviembre de 1947, fue aún más alarmante. El 13 de enero de 1948, Maurice Fischer - del SHAI [servicio de inteligencia Haganah] y oficial de enlace con la inteligencia francesa - informó desde París que, con base a información totalmente fiable a partir de fuentes francesas, el brigadier Clayton había llegado a un entendimiento el 17 de diciembre de 1947 con el primer ministro libanés Riyad al-Sulh, según el cual las fuerzas británicas evacuarían el norte de Palestina y darían rienda suelta a las fuerzas irregulares del Ejército de Liberación Árabe, encabezado por Fawzi al-Qawuqji, para atacar los asentamientos judíos.

Al día siguiente, el 14 de enero, dos agentes de inteligencia franceses de Beirut llegaron a Haifa e informaron al agregado militar francés que el primer ministro sirio, Jamil Mardam Bey, estaba movilizando una fuerza irregular de 20.000 voluntarios para invadir Palestina, con el acuerdo tácito británico.

Anteriormente, a finales de agosto de 1947, Eliyahu Sasson – principal asesor arabista de David Ben-Gurion - había sido llamado con urgencia a París. Él permaneció hasta mediados de septiembre, enviando información e instrucciones al rey jordano Abdullah y al gobierno egipcio de que agentes británicos estaban planeando provocar a sus países para que desencadenaran una guerra contra los judíos en Palestina.

Informes en los archivos de la Haganá de esos meses - donde el nombre de Clayton aparece con frecuencia - vinculan la escalada en el conflicto árabe-judío a los esfuerzos de Gran Bretaña para asegurar su posición estratégica en el Oriente Medio. Allí también se aludía a un nuevo plan promovido por los servicios secretos británicos en El Cairo, para dividir Palestina entre los estados árabes vecinos.

En los primeros meses de 1948, la información siguió llegando hasta el SHAI sobre los intentos británicos secretos, orquestadas por la camarilla de Clayton en El Cairo, para conciliar a los líderes árabes y convencerles para unir sus fuerzas para impedir el establecimiento de un Estado judío.

Entrevista a Clayton

La preocupación de Ben-Gurion por las actividades encubiertas del brigadier Clayton y los "expertos" arabistas británicos del Foreign Office y del Oriente Medio, se intensificaron después de agosto de 1947. El 11 de noviembre de 1947, envió a un ex oficial británico-judío para entrevistar a Clayton que no sabía que Ben-Gurion había redactado las preguntas. La urgencia de descubrir las intenciones de los servicios secretos británicos llevó a Ben-Gurion a aprobar la "operación Acre", en la que la Haganah se apoderó de los archivos de la Legación británica en Beirut el 25 de diciembre de 1947, cuando estaban siendo trasladados desde Beirut a Haifa de camino a Gran Bretaña.

El 11 de enero de 1948, Sasson envió al rey Abdulá una carta advirtiéndole de un complot tramado está en Londres y El Cairo y promovido por Clayton, Nuri al-Said y funcionarios de la Oficina de Asuntos Exteriores y Colonias, contra el Plan de Partición de la ONU, y que destinado a provocar a Transjordania en una guerra contra la Yishuv, contrariamente al entendimiento entre Abdullah y la Agencia Judía.

En febrero, el jefe de inteligencia de Ben-Gurion, Reuven Zaslani (Siloé), llegó a Londres para establecer si el fracaso de Gran Bretaña a la hora de ratificar su tratado de defensa con Irak en enero de 1948 (el Tratado de Portsmouth) había influido en su postura sobre Palestina, y si existía de hecho un complot británico para frustrar el establecimiento de un Estado judío. Él informó que si bien el gabinete británico no tenía la intención de oponerse a la partición, los "expertos" - que argumentaban que no podía ser implementada - estaban trabajando en contra de ella.

Zaslani relató quién eran ellos: el asesor del Secretario de Asuntos Exteriores Ernest Bevin, Harold Bailey, el brigadier Clayton y Gerald de Gaury, un arabista del Foreign Office y oficial de enlace. Zaslani señaló que estos "expertos", que abogaban por un acuerdo militar colectivo con los países árabes, creían que un futuro Estado judío no podía ser fiable. Agregó que estaban reforzando la parte árabe sin el acuerdo del gabinete británico.

Sin embargo, evaluó que no iban a ser capaces de influir en la decisión del gabinete para poner fin al mandato y retirar las fuerzas británicas de Palestina, ya que recibió el apoyo de los dos funcionarios británicos de más alto rango: el Alto Comisionado de Palestina Alan Cunningham y el comandante de las fuerzas británicas en Palestina, el general Gordon MacMillan.

Una evaluación similar fue hecha por Ben-Gurion en una conversación con un diplomático francés a principios de marzo. En una entrada del 7 de marzo de su diario, Ben-Gurion anota, "Clayton fue a Siria; los británicos quieren hacer de Siria su base después de fracasar en Irak y Egipto. La situación en el mundo árabe es difícil - disturbios en Irak - y Gran Bretaña está tratando de concentrar el pensamiento árabe en Palestina".

Los ejemplos anteriores procedentes de la prensa árabe y las fuentes francesas y sionistas plantean preguntas intrigantes. ¿Existía de hecho una conexión entre los esfuerzos de Gran Bretaña para acordar tratados militares bilaterales con Irak, Egipto y otros países árabes, o bien formar una organización regional de defensa colectiva, y los presuntos intentos de sus servicios secretos en El Cairo de provocar una guerra entre judíos y árabes en Palestina? ¿Por qué el brigadier Clayton estaba asociado con un esquema secreto para dividir Palestina entre sus estados árabes vecinos? ¿Por qué estaba implicado en la provocación de los ataques árabes, inicialmente contra la Yishuv y por fuerzas irregulares árabes, y más tarde contra el Estado judío recién creado por los ejércitos regulares árabes?

Al igual que el general Charles de Gaulle, quien culpó a Gran Bretaña por conspirar para desalojar a Francia del Levante (Libano-Siria), Ben-Gurion la acusó de tratar de sabotear en secreto el establecimiento de un Estado judío y provocar una invasión armada por parte de los estados árabes.

Documentos sirios y británicos descubiertos en archivos franceses confirman las acusaciones de Charles de Gaulle y refuerzan las acusaciones de Ben-Gurion. Estos documentos y los informes de inteligencia franceses revelen que los agentes secretos británicos y los arabistas, que diseñaron el desalojo de Francia del Levante en 1945, tomaron medidas similares para evitar la formación de un Estado judío en 1947-48.

La dimensión que faltaba

La cuestión del papel de la Gran Bretaña en la guerra entre Israel y los estados árabes en 1948 es uno de los temas más estudiados en la historiografía de la Guerra de la Independencia. Y sin embargo, a pesar de los considerables esfuerzos de los historiadores, no se ha encontrado ninguna evidencia de las alegaciones de Ben-Gurion de que Gran Bretaña había instigado a los líderes árabes para que invadieran Israel un día después de su creación.

De hecho, la confirmación de las alegaciones de Ben-Gurion se puede encontrar en los archivos franceses, sobre todo en los archivos de la inteligencia francesa, cuyos oficiales siguieron de cerca las actividades de los servicios secretos británicos en el Oriente Medio en la década de 1940.

Un obstáculo importante en el estudio de la guerra de 1948 es la falta de acceso a los archivos árabes. Los documentos sirios, obtenidos por la inteligencia francesa - que contienen sin censura la correspondencia privada y los acuerdos secretos entre los líderes árabes, así como los intercambios diplomáticos - dan a los estudiosos una mirada más cercana de la posición árabe hacia un Estado judío en Palestina, sin tener que depender exclusivamente de Israel y de los archivos occidentales y de la inflamatoria retórica pública de los gobernantes árabes en sus memorias o artículos de prensa.

Los documentos sirios revelan que las actitudes de los líderes árabes hacia las aspiraciones sionistas derivaban no solamente de su hostilidad hacia un Estado judío, sino que eran mucho más complejas. Esto pone de relieve la necesidad de que los académicos estudien el conflicto árabe-sionista bajo el contexto de las rivalidades anglo-árabes, y las existentes entre los propios países árabes, en lugar de las relaciones meramente anglo-judías o árabe-judías.

Los miles de documentos árabes sirios y otros que se encuentran en los archivos franceses, junto con los informes de inteligencia británicos obtenidos por la inteligencia francesa, confirman que el papel de los servicios secretos británicos en el Oriente Medio durante y después de la Segunda Guerra Mundial proporciona la "dimensión que faltaba" en la historiografía de la región en la década de 1940.

Dos conclusiones se pueden extraer de la investigación de estos documentos tan relevantes sobre el papel de la inteligencia británica en la guerra en Palestina.

La primera es que, en la década de 1940, Gran Bretaña llevó a cabo una política de dos vías en el Oriente Medio: una bien documentada política oficial definida por Whitehall bajo el amparo de los partidos Conservador y Laborista y otra segunda política, informal y secreta, que puede denominarse "regional", implementada por los "agentes de campo", que ha dejado pocos rastros en los archivos británicos.

Esta segunda política fue perpetrada por un pequeño e influyente grupo de agentes secretos y arabistas que manipularon al gabinete en Londres y pusieron en práctica su propia política, que se desviaba de la posición oficial. Estos agentes disfrutaban de un estatus único como intermediarios entre Whitehall y los líderes árabes locales. Ya sea intencionalmente o por unas profundas creencias personales, proporcionaron unas evaluaciones sesgadas.

Ellos no sólo reunían e interpretaban la información y recomendaban determinadas políticas, sino que controlaban el flujo de la información y aplicaban sus propias políticas, manteniendo a los tomadores de decisiones de Londres en la oscuridad. Ellos unieron sus fuerzas a los gobernantes árabes, a los que presentaban como la verdadera expresión de la opinión árabe con el fin de engañar a su gobierno. Sus tácticas, que fueron respaldados por altos oficiales militares en El Cairo, cobraron impulso bajo el gobierno laborista posterior a la Segunda Guerra Mundial y durante la crisis en Palestina en 1947-48.

La segunda conclusión es que los agentes secretos británicos tuvieron éxito en la implementación de sus políticas en gran parte gracias a utilizar un control indirecto sobre los “agentes de influencia locales”. Para ello emplearon operaciones políticas encubiertas, la diplomacia clandestina y una propaganda encubierta para manipular a los líderes árabes y a la opinión pública árabe. Todos ellos métodos ampliamente utilizados en el Oriente Medio durante la Segunda Guerra Mundial.

Los documentos sirios y británicos ofrecen una visión única sobre el modus operandi de los servicios secretos británicos en la cooptación de prominentes líderes árabes, ayudándoles a elevarse hacia posiciones de poder a cambio de su colaboración. El presidente y el primer ministro sirio, Quwatli Mardam Bey, el presidente y el primer ministro del Libano, Khuri Sulh, y el Secretario General de la Liga Árabe, Abd al-Rahman al-Azzam, representan los principales ejemplos, pero hay muchos otros.

Esto no quiere decir, sin embargo, que los oficiales de inteligencia británicos controlaran totalmente a estos líderes. Las relaciones eran complejas y entrañaban diversos medios de coerción. Aparte del soborno político y financiero - y, cuando era necesario, la presión y la extorsión -, una táctica efectiva era convencerles de que la colaboración con Gran Bretaña iba en nterés propio y en el de su país. Pero estas maniobras, como fue el caso con el presidente sirio Quwatli, no siempre tuvieron éxito. Después de la Segunda Guerra Mundial, como el prestigio de Gran Bretaña había declinado y su capacidad económica y la potencia de sus fuerzas armadas habían disminuido, las operaciones políticas encubiertas se intensificaron, convirtiéndose en una herramienta esencial para los agentes secretos y arabistas para salvaguardar los intereses estratégicos y económicos de su país en el Oriente Medio.

El Plan Secreto Británico

El 28 de mayo de 1947, Najib al-Armanazi, el embajador sirio en Londres, informó a su ministro de Asuntos Exteriores de un incidente relacionado con el brigadier Clayton - una confrontación entre el Foreign Office y los servicios secretos, que se habían "negado categóricamente a sacarlo de Egipto" -. Armanazi señaló que "el apoyo a Clayton supera toda imaginación", y añadió que se le había dado "carta blanca para dirigir la gran programa que tiene como objetivo completar", y que consistía en hacer avanzar el plan de la Gran Siria y asegurar el control británico sobre Libia.

El mismo día, el primer ministro sirio Mardam Bey instruyó Armanazi para que alertara a los funcionarios del Foreign Office británico de que el gobierno sirio se opondría con fuerza a cualquier intervención por parte del rey Abdullah en los asuntos sirios. Él había notificado previamente a Armanazi que los agentes británicos estaban incitando a las tribus drusas y beduinas contra el gobierno sirio.

A principios de junio, Mardam Bey escribió directamente a Bevin quejándose de las intrigas de los oficiales británicos en la Legión Árabe jordana contra Siria, y agregó: "Lo que hace la situación aún más delicada es que el complot organizado contra Siria es bien recibido por todos los funcionarios británicos en el Oriente Medio". Advirtió que si Siria no tenía otra forma de salvaguardar su independencia, buscaría la ayuda exterior, incluso la de la Unión Soviética.

Los informes relataban como el incremento de la subversión por parte de agentes británicos en Siria se produjo durante las elecciones parlamentarias en Siria y durante la escalada de la tensión en la frontera entre Siria y Jordania en el verano de 1947. Un informe de inteligencia árabe revela que agentes secretos británicos también estaban provocando a los miembros de la Hermandad Musulmana en Siria para actuar en contra de su régimen republicano. También revela que los agentes británicos en Egipto estaban colaborando allí con la Hermandad Musulmana contra la creciente propaganda comunista.

El deterioro de las relaciones sirio-jordana coincidió con las negociaciones anglo-iraquíes sobre un nuevo acuerdo militar que reemplazara el tratado de 1930, y con la mejora de las relaciones entre el gobierno iraquí y el rey Abdullah. Estos fueron los primeros pasos del plan ideado por los servicios secretos británicos en El Cairo, Ammán y Bagdad, e implementado entre julio de 1947 y mayo 1948.

En el verano de 1947, la política británica en el Oriente Medio llegó a un callejón sin salida. El primer ministro egipcio Mahmud Fahmi al-Nuqrashi - respaldado por el rey egipcio Faruq - insistió en que Gran Bretaña se comprometiera a evacuar sus fuerzas ante de que el gobierno egipcio estuviera de acuerdo en seguir adelante con las negociaciones para un tratado anglo-egipcio y sobre el futuro de Sudán. En julio, el gobierno egipcio fue más allá llevando su caso ante las Naciones Unidas.

La política británica en Palestina también llegó a un punto muerto. Tras el fracaso de las negociaciones con los representantes árabes y sionistas en Londres a principios de 1947, el gabinete británico había declarado su intención de devolver el mandato sobre Palestina a las Naciones Unidas. Gran Bretaña estaba perdiendo terreno en la guerra de propaganda, especialmente en los Estados Unidos, ya que los sionistas estaban retratando con éxito el conflicto en Palestina no como un conflicto árabe-judío, sino uno anglo-judío, entre un movimiento de liberación sionista y una potencia colonial. También sus duras medidas contra la inmigración ilegal de los sobrevivientes del Holocausto desde los campos de refugiados de Europa a Palestina, contribuyeron a la crítica internacional que culminó con el asunto del barco Éxodo en julio de 1947.

Los continuos informes sobre ataques sionistas contra los soldados británicos generaron un intenso resentimiento público y endurecieron la resolución del gabinete británico de evacuar Palestina. Como la crisis económica del Reino Unido se profundizaba, el primer ministro Clement Attlee se vio obligado a reducir los costes de las grandes fuerzas armadas emplazadas en el extranjero para defender un imperio que Gran Bretaña ya no era capaz de sostener, ya sea militar o económicamente. A principios de 1947, el gabinete anunció dramáticamente la intención británica de retirarse unilateralmente de la India.

Los gobernantes árabes siguieron de cerca los acontecimientos dramáticos que se desarrollaban en Londres, lo que indica que el orden imperial de la Gran Bretaña en el Oriente Medio estaba empezando a desmoronarse. Ellos contemplaron como la Gran Bretaña fallaba a la hora de suprimir la insurgencia sionista, como perdía gradualmente su control sobre el Oriente Medio y como estaba siendo relegado a una posición inferior respecto a los Estados Unidos. La declaración del presidente Harry Truman de Marzo de 1947 de que los Estados Unidos defenderían Turquía y Grecia contra la Unión Soviética reforzó estas creencias.

El plan de Gran Bretaña para un pacto de seguridad regional fue percibido consecuentemente como menos probable. Los líderes turcos y árabes eran menos propensos a formar parte de él. Pero el presidente sirio Quwatli creía que la Gran Bretaña no se rendiría en el Oriente Medio sin luchar, mientras que el rey egipcio Faruq le dijo a Mardam Bey, "Gran Bretaña juega con nosotros y nos explota en su propio interés, ganando en todos los frentes al mismo tiempo". El servicio de inteligencia francés estimaba que Gran Bretaña estaba lejos de perder su control sobre el Oriente Medio y que "todavía tenía muchas cartas con que jugar".

En el verano de 1947, un cambio tuvo lugar entre los arabistas británicos - en especial los de los servicios secretos - con respecto a la política de Oriente Medio del gabinete laborista. No habiendo podido influir en el primer ministro Attlee, quien resolvió retirar a una parte sustancial de las fuerzas británicas de la región, "secuestraron" la política de Oriente Medio de Gran Bretaña, tomando el asunto en sus propias manos. Estaban decididos a actuar contra lo que percibían como una política que estaba poniendo en peligro los intereses estratégicos vitales de su país ante el empuje soviético en la región.

Por lo tanto, de junio de 1947 hasta mayo de 1948, el Reino Unido llevó a cabo dos políticas contradictorias en el Oriente Medio: una oficial, realizada por el gabinete y por el secretario de Asuntos Exteriores; la otra sin autorización y en secreto, ideada por los agentes secretos y arabistas en El Cairo, Ammán y Bagdad. El brigadier Clayton jugó un papel clave en la coordinación e implementación de esta política encubierta.

Este breve análisis examina solamente si los agentes secretos y arabistas instigaron intencionalmente los ataques armados árabes contra la comunidad judía en Palestina, y más tarde contra el Estado de Israel, sin conocimiento o autorización de su gabinete. No aborda el equilibrio de poder entre los países árabes, que estaba estrechamente ligado a la guerra en Palestina; ni la contra-estrategia diplomática y militar adoptada por Ben-Gurion y sus asesores cercanos después de enterarse del plan secreto británico; ni la acción contraria francesa o soviética para socavar los diseños británicos en el Oriente Medio.

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La decisión de la Corte Suprema (sobre los ilegales africanos) es la correcta - Dan Margalit - Israel Hayom


Centro de detención de Holot

En los últimos años, dos elementos habían casi empujado a Israel al borde de la crisis demográfica: el primero fue el gobierno del ex primer ministro Ehud Olmert, que se mantuvo de brazos cruzados mientras un torrente creciente de inmigrantes africanos indocumentados entraba en Israel; y el segundo, los snobs moralistas del norte de Tel Aviv, que condenan cualquier intento de parte de una familia ultra-ortodoxa de comprar un apartamento en sus barrios, pero a la vez promueven visiones humanistas extremistas cuando se trata de los inmigrantes ilegales, a expensas claro está de sus propios vecinos en el sur de Tel Aviv. Ellos son ajenos a la difícil situación de muchos países europeos, quienes abrieron sus puertas a los inmigrantes africanos y ahora están plagados de una sobrecarga de personas culturalmente ajenas.

A diferencia de Olmert, cuya política en lo referente a la creación de una barrera fronteriza era una reminiscencia de un paramédico evitando el uso de los torniquetes para detener una herida sangrante, el primer ministro Benjamin Netanyahu dedicó unos 1.200 millones shekel (327 millones de $) para instalar una barrera en la frontera entre Israel y Egipto; y he aquí que el torrente de infiltrados se redujo a un mero goteo, y al poco tiempo se detuvo por completo.

Este logro fue acompañado por los considerables esfuerzos de los ministros del Interior, Eli Yishai y Gideon Saar trataron de convencer a los infiltrados para que regresaran a sus países de origen. Las diversas medidas aplicadas a este tema han sido capaces de reducir la población de los infiltrados en unas 6.000 personas - o sea, un 10% - en un año.

Grupos de derechos humanos impugnaron la ley que se dirigía contra los infiltrados en dos ocasiones ante la Corte Suprema de Justicia. La primera vez, cuando el tribunal falló que una detención administrativa de tres años era ilegal. Saar promovió una nueva legislación reduciéndola a un año. Los grupos de derechos fueron nuevamente ante la Corte Suprema, y el lunes ésta anuló el artículo de la detención administrativa anual.

Esta fue la primera vez que la Corte Suprema de Justicia había anulada un específico artículo jurídico por dos veces. La sentencia también reduce de manera significativa los esfuerzos para convencer a los infiltrados para que abandonen Israel por su propia voluntad.

La sentencia ha sido bastante controvertida y ha sido muy criticada tanto por la derecha radical como por el israelí medio. El sentimiento general era que la Corte Suprema no era consciente de la difícil situación en la que vivían los residentes del sur de Tel Aviv (donde se concentraban la mayoría de estos ilegales).

Las dificultades de Israel a la hora de tratar el tema de los inmigrantes ilegales está siendo utilizada, ¿cómo no?, por sus incansables críticos para así presentarlo como un Estado de apartheid. Deportar a los infiltrados o enviarlos a un centro de detención durante un año inflige un grave daño a la imagen internacional de Israel, sobre todo cuando se trata de los EEUU, Europa y África, y puede resultar una carga más pesada de soportar que permitirles permanecer aquí.

En este sentido, la sentencia de la Corte consolidará aún más la condición de Israel como un país ilustrado progresiva. La sentencia en sí es de largo aliento y engorrosa, carente de cualquier sugerencia en cuanto a lo que sería el recurso legal adecuado con el que abordar el problema de los inmigrantes ilegales.

Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia ha surgido una vez más como un faro de justicia, y desde un punto de vista internacional, los beneficios para el gobernante son mayores que sus inconvenientes.

El ministro del Interior es libre de continuar en sus esfuerzos para alentar a los inmigrantes africanos a que abandonen Israel. Mientras que la influencia de un centro de detención ha sido desacreditada, haciendo así esos esfuerzos menos eficaces, resulta aún mejor abandonar una política que vaya en detrimento de la imagen de Israel a largo plazo, sobre todo ahora que la barrera en la frontera entre Israel y Egipto tiene todo para resolver este problema.

Debemos dar crédito a quien se lo merece: la sentencia de la Corte Suprema es beneficiosa para Israel para un nuevo tratamiento para un problema que ha dejado de existir.

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La sentencia de Holot (sobre los ilegales africanos) marca el regreso del activismo judicial - Ben-Dror Yemini - Ynet


Protestas de los vecinos de la zona sur de Tel Aviv

El martes por la noche, minutos después de que la sentencia sobre Holot de la Corte Suprema se hiciera pública, llamé a una mujer que vive cerca de la estación central de autobuses de Tel Aviv y es activa en la lucha por los barrios del sur de la ciudad, y le informé de la decisión de la Corte Suprema.

Ella se echó a llorar. Le resultaba difícil creer que la ley había sido rechazada nuevamente. Y como escribió el juez Neal Hendel, la pregunta es "¿hasta qué punto sería legal paliar el sufrimiento de una población contribuyendo al sufrimiento de otra?" [N.P.: la población israelí que vive en la zona sur de Tel Aviv donde se han asentado los ilegales y se han multiplicado los problemas de convivencia]

Todos los jueces hablaron sobre el dolor de los residentes del sur de Tel Aviv y de otros barrios (donde se acumula la población inmigrante ilegal), pero la conclusión a la que la mayoría de ellos llegaron era diferente de la esperada por Hendel.

La sentencia deja mal sabor. No porque no haya nada sensible en ella. Ahí está. Todos los jueces tienen dignas intenciones. No hay ninguna duda al respecto. El problema es que la disputa entre los jueces no era judicial. Es una disputa ideológica. La composición del jurado señalaba ese resultado.

La discusión se centró en la legalidad de la Ley de Entrada en Israel. La versión anterior, la que permitió al Estado enviar a los infiltrados a un centro de internamiento durante tres años, fue rechazada. La ley fue modificada para que la estancia durara solamente un año. El cambio se aplicaba a los nuevos infiltrados y sería posible liberar o aliviar la pena de detención de un año por razones humanitarias.

La mayoría de los jueces dictaminaron que ambas cláusulas de la enmienda eran inconstitucionales. Hay algo irracional en esta sentencia. Hendel revisa la situación en los países europeos donde existe una opción de detención o de arresto por períodos aún más largos. Entonces, ¿cómo puede ser una ley tan perjudicial para los derechos humanos, hasta el punto de ser rechazada, cuando existen acuerdos similares en otros estados europeos civilizados? ¿Y cómo puede ser esa ley tan irrazonable o desproporcionada cuando no sólo la mayoría de los miembros de la Knesset, sino también muchos expertos legales, han aclarado que es constitucional? ¿Qué dice esto sobre el espectro de opiniones jurídicas, o ideológicas, predominantes en la Corte Suprema?

La sentencia simboliza fundamentalmente un regreso al enfoque activista de dicha Corte. Demasiado activista. Si pensábamos que habíamos conseguido librarnos del castigo del activismo ideológico depredador, la resolución dictada el lunes nos aclara que estábamos equivocados. La renuncia del ministro del Interior, Gideon Saar, un legalista el mismo y un ex pasante en la Corte Suprema, había irritado repetidamente a sus amigos derechistas cuando apoyó las decisiones de los activistas. El lunes, él ya adoptó un tono diferente.

Las críticas flagrantes contra la sentencia no fueron emitidas por los enemigos del Estado de Derecho. El presidente de la Corte Suprema, Asher Grunis, quién apoyó a la minoría (perdedora en la votación en la Corte Suprema, y opuesta a la sentencia), está socavando el enfoque del magistrado Uzi Vogelman, quien lideró a la minoría en la votación, cuando argumentó que se trataba de una "interpretación constitucional según la cual la Corte se convertía en legisladora".

Esta es una enfermedad antigua. Como dijo el presidente de EEUU Abraham Lincoln: "Si la política del gobierno sobre las cuestiones vitales que afectan a todo el pueblo debe ser fijada de manera irrevocable por las decisiones de la Corte Suprema, las ciudadanos han dejado de ser sus propios gobernantes".

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Wednesday, September 24, 2014

La peregrinación judía de Año Nuevo a Uman, ¿una tendencia israelí? - Yuval Avivi - Al Monitor



Hasta hace poco tiempo, solo un puñado de devotos creyentes realizaba el costoso viaje a Uman, Ucrania, durante el Año Nuevo Judio (Rosh Hashana), para visitar la tumba del fundador de la secta hasídica de Breslov, Rabi Najman. De alguna manera, esta costumbre se ha extendido e incorporado a la vida normal, siendo aceptada y reconocida en todos los niveles de la población judía. Al igual que el ayuno de Yom Kipur, la peregrinación de Ano Nuevo a Uman se ha convertido en una especie de "mandamiento" cumplido incluso por esos laicos que observan algunas costumbres religiosas.

Al igual que otros fenómenos de este tipo, el viaje a Uman no excluye a las celebridades. El comediante Eli Yatzpan y el cantante Lior Narkis, han sido vistos en Uman en el pasado. Este año, la controvertido cantante Eyal Golan hizo la peregrinación antes del festival para evitar a las multitudes.

En septiembre de 2012, el periodista secular israelí Royee Assis publico sus impresiones de su propio viaje a Uman. En ese momento, unos 25.000 israelíes habían visitado el lugar en ese santo día, y Assis se unió a ellos. "Vivo un estilo de vida secular", escribió Assis. "Siempre he sido escéptico y he bromeado acerca de esta masa, de ese ciego flujo de peregrinos a la tumba... [Pero] las experiencias espirituales trascienden, y las cuestiones materialistas se vuelven triviales".

Como los viajes ashrams a la  India, muy populares entre los jóvenes israelíes, la celebración religiosa en Uman es una experiencia religiosa fácil de digerir. Por eso cautiva a un gran numero de israelíes, religiosos y laicos por igual, personas que tienen un vacío espiritual que quieren llenar, pero sin necesariamente cambiar su estilo de vida. Los seguidores de Breslov no hacen exigencias religiosas a nadie. Todos están invitados a participar en la experiencia espiritual.

En los últimos días, cuando se aproximaba la festividad de Año Nuevo, el tradicional viaje a la tumba del rabi Najman fue objeto de duras críticas por parte de una fuente inesperada. El 8 de septiembre, en el Kikar HaShabbat (Plaza Shabat), una web ultra-ortodoxa, el rabino Dov Halbertal publicó un mordaz artículo bajo el titulo, "¿Rosh Hashana en Uman? Es mejor que vayan a Paris".

"Breslov quiere tomar el control del judaísmo", escribía Halbertal, “y ya están en la etapa de volver a escribir la historia judía religiosa... El rejuvenecido Breslov explota la psicología de las masas. Ha transformado Uman en una mina de oro. Alguien está haciendo una fortuna con la industria del lavado de cerebro y la explotación de la ingenuidad de la gente".

Los comentarios que siguieron en la web no se hicieron esperar. "Que la experiencia extática de Uman sea bendecida", escribió David Gvirstman en respuesta a Halbertal, a quien acusó de "superficialidad, estupidez e insolencia". Halbertal, que dice que también recibió amenazas a su vida, fue invitado por otro escritor a visitar el mismo Uman.

En un enfrentamiento tormentoso en una programa de la radio ultra-ortodoxa Kol Berama, Halbertal discutió con Roni Paluch, un abogado. Paluch declaró: "Yo fui uno de los que dije que nunca iría allí, pero desde el momento en que puse un pie en Uman, mi pie se aferró a esa tierra".

Las personas que amonestaron a Halbertal no eran Hasidim de Breslov, y eso era lo que le asustaba. "Hay una tendencia cada vez mayor hacia la mística y el mesianismo en Israel", le comentó Halbertal a Al-Monitor. "Es con gran inquietud y preocupación que he identificado un giro hacia el irracionalismo, no solo entre los religiosos y ultra-ortodoxos, sino también entre los judíos seculares. Este no es el judaísmo, sino una explosión de mesianismo y misticismo. Y va a explotar ante nuestras caras".

Halbertal también dijo: "Es cierto, ellos no portan espadas, pero quieren construir un gran califato Breslov, al igual que el Estado Islámico. Tienen una canción con las siguientes palabras, 'pronto todos seremos Breslov'. Eso es un lavado de cerebro". Segun Halbertal, esta tendencia ha superado a todo el mundo ortodoxo. "Atrae a los seguidores de la corriente principal del judaísmo, del mundo de los colegios rabínicos, del mundo hasídico, del mundo lituano [mitgnagdim o ultra-ortodoxos no hasídicos]. Breslov también esta empezando a tomar el control de los corazones y de las mentes ultra-ortodoxas. Usted los ve en todas partes".

A pesar de las amonestaciones de Halbertal, los líderes ultra-ortodoxos no están luchando contra este fenómeno. Por el contrario, este año, a la luz de las tensiones entre Ucrania y  Rusia, el rabino y miembro de la Knesset Meir Porush (que no es un hasidim Breslov), requirió al controvertido ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Liberman para que ayudara a preparar diplomática y logísticamente la masiva peregrinación a Uman.

Halbertal afirma que la mayoría de los jefes de los institutos rabínicos y de los líderes ultra-ortodoxos desalientan el viaje, pero no en público. Según Halbertal, "Ya no tenemos al  [fallecido] rabino Schach, un líder ideológico [escuchado por todos] que podría levantarse contra esta situación. Los ultra-ortodoxos no quieren una batalla interna dentro del mundo ultra-ortodoxo".

El profesor Zvi Mark, que ostenta la cátedra rabi Levi Itzjak Berditchev de literatura hasídica de la Universidad Bar Ilan, es autor de cuatro libros sobre la corte hasídica Breslov. Mark comentó a Al-Monitor: "En los últimos años, incluso los miembros del mundo ultra-ortodoxo han sido atraídos por la corte hasídica Breslov en Israel y en el extranjero. Algunos viajan a Uman para el Año Nuevo. También pasa en el mundo lituano. Hay lideres lituanos que se sienten atraídos y próximos de los Breslov, e incluso viajan a Uman con sus discípulos". [superando la vieja rivalidad mitnagdim y hasídicos]

Sin embargo, Mark afirma que la controversia dentro de la comunidad ultra-ortodoxa es bastante menor de lo que sugiere Halbertal. "[El Gran Rabino sefardí recientemente fallecido] Ovadia Yosef estaba en contra del viaje a Uman", dice Mark, "pero no lo prohibió. Vio aspectos positivos en el mismo, como acercar a la gente al mundo del judaísmo y fortalecer su identidad. Su punto de vista era más complejo sobre este fenómeno. Es cierto que hay mesianismo allí, pero es más complejo. 

Mas allá de todo esto, los Breslov se lo tomarían como un cumplido si el mundo ultra-ortodoxo sintiera miedo de ellos. Hay mucha exageración en este tema [N.P.: ¿y celos por su popularidad?]. Los ultra-ortodoxos están mucho más preocupados por el ministro de Finanzas Yair Lapid  y por el proyecto de reclutamiento de haredi por el ejercito, que por el asunto Breslov y los viajes a Uman".

También de acuerdo con Mark, la verdadera causa de la alarma de Halbertal puede ser algo totalmente diferente que tiene lugar en Uman. "En Uman, las barreras entre las diferentes denominaciones judías tienden a descomponerse. Los sionistas religiosos, los judíos seculares, los seguidores de la corte hasídica antisionista de Satmar, los Breslov y personas normales - jueces, profesores y demás gente común -, todos ellos están allí juntos. Lo que les preocupa a gente como Halbertal es que los judíos ultra-ortodoxos entren en contacto con los judíos seculares en Uman y comprueben que no son esos “demonios laicos” que les enseñaron a temer. También pueden contemplar que el judío secular puede ser una persona ética, con principios religiosos y que no ha olvidado lo que significa ser judío. El ambiente de libertad y la erupción de una intensa espiritualidad que no tiene cabida en el mundo de los colegios  rabínicos, pueden percibirse como una forma de rebelión. Y eso es lo que despierta la preocupación del mundo ultra-ortodoxo".

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¿La democracia israelí en peligro? ¿Pero quién lo dice? - Ben-Dror Yemeni - Ynet




El llanto y los lamentos se han extendido por el campo de la izquierda. Uno podría bautizarlo como "el síndrome Sternhell", después de que ese honorable profesor se vea en la obligación de decirle al pueblo de Israel y al mundo entero que Israel es cada vez más racista y más fascista. En definitiva, que la democracia israelí está en peligro.

Palabras clave como "silenciamiento", "nacionalismo extremo" y "violencia" se pueden agregar a toda esta masa, y entonces la pizza estará preparada.

La semana pasada participé en una conferencia organizada por el New Israel Fund [N.P.: la macro fundación de todas las ONG de izquierdas y políticamente correctas]. Allí argumenté que, en realidad, nos estamos dirigiendo hacia una dirección completamente opuesta. Israel es cada vez más moderado y democrático. Por supuesto, esto supuso una negación de la esencia del campo que ha convertido al "síndrome Sternhell" en una parte clave de su identidad.

¿Por qué tantas lagrimas y lamentaciones si Israel es una democracia normal, vibrante y fuerte? ¿Qué país europeo proporcionará financiación si resulta que existe una "peligrosa y racista legislación en Israel dirigida a silenciar la gente", y así sucesivamente?

Hay un componente extremadamente antidemocrático en estos llantos y lamentos de la izquierda, y es que criticar ciertas decisiones del Tribunal Superior se percibe como una amenaza para el Estado de Derecho, criticar la financiación por países extranjeros de unas organizaciones humanitarias con una evidente agenda política se describe como un peligro para la sociedad civil, y criticar la parcialidad en los medios de comunicación (sobre todo audiovisuales) se percibe como una amenaza a la libertad de expresión. Todo estúpido proyecto de ley, que además tiene cero posibilidades de ser aprobado, se convierte en una "prueba" más de esa destrucción inminente.

El principal problema es la incapacidad de distinguir entre fenómenos como expresiones de la violencia en el marco de las protestas de izquierda, que se han dado últimamente en varias convocatorias, o los mensajes racistas en Facebook, que sí existen, y la definición de una sociedad como fascista o racista.

Esos mismos fenómenos relatados antes son repugnantes. No sólo es cierto que hay cientos de racistas en Israel, algunos de los cuales son potencialmente violentos, sino que puede que haya miles. Pero también hay miles de racistas en Finlandia y Dinamarca, ¿pero eso les convierte en países fascistas?

Una mujer árabe que llevaba un hiyab fue acosada en el Instituto Nacional de Seguros, acusaba una portavoz femenina que se expresó agresivamente en la conferencia. Eso es extremadamente grave. Y es que hay miles de mujeres árabes caminando por ahí con un hiyab en los centros comerciales y mercados. Y nadie les acosa, por suerte, pero… ¿no resulta genial, y oportuno, que una de esas 10.000 mujeres fuera atacada por un hooligan, ya que proporciona más "pruebas" de que Israel es un país racista y fascista? Y claro, ¿cómo es que me atrevo a no entender eso, se me quejaron los miembros de la conferencia? Pues entendiendo lo que es y lo que representa.

Podemos sentirnos enfermos y cansados de estos fenómenos, pero debemos examinar si tienen alguna significación estadística. El Índice de la Democracia de Israel del 2013, patrocinado por el Instituto Israelí de Democracia, comprueba las tendencias en el tiempo. En el 2010, por ejemplo, el 82,9% de los judíos sostuvo que "las decisiones que son cruciales para el estado en temas de paz y seguridad deben tomarse por una mayoría judía". Claramente, esta es una postura problemática.

Pero lo interesante es que en 2013, sólo el 66,67% apoyó esta postura problemática. En otras palabras, con el tiempo, la dirección es cada vez más democrática y no menos democrática.

En 2010, el 65,1% se identificó con la definición de Israel como Estado democrático y como Estado judío y democrático. En 2013, el 66,2% se identificó con esta definición. ¿Esto apunta a incremento del fascismo?
Y hay, por supuesto, la figura más importante: En las últimas elecciones, el bloque derechista-religioso perdió el poder, mientras que el bloque centrista llegó al poder.

Puedo seguir. Hay cifras adicionales. Pero ¿quién necesita hechos cuando resulta tan agradable hablar de inflados incidentes racistas? Esto es lo que está ocurriendo en el contexto palestino-israelí. Esto es lo que está ocurriendo en el contexto interno de Israel. Este es uno de los resultados.

Es difícil negar el hecho de que en los momentos de conflicto, al igual que durante la operación Margen Protector, las tensiones crecen entre los extremos políticos. Las ratas entonces salen de sus agujeros. En suma, hay más expresiones de violencia.

Hubo expresiones de apoyo a ISIS (Estado Islámico) en las páginas de Facebook de algunos árabes israelíes, y hubo expresiones repugnantes del racismo en las de judíos. Pero estos son sólo fenómenos. No todos los árabes apoyan al ISIS y no todos los judíos apoyan a los hooligans judíos.

Pero esto no afecta a las personas que padecen el "síndrome Sternhell". Después de todo, tienen que vender al mundo la tesis de que Israel se está deteriorando y resquebrajando. Y al diablo con los hechos.

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Tuesday, September 23, 2014

La revista médica Lancet secuestrada por una campaña anti-Israel - Jake Wallis Simons – Telegraph



Durante casi 200 años, Lancet ha sido considerada como una revista médica muy respetada. Pero según importantes figuras médicas británicas, la revista The Lancet ha sido secuestrada para lanzar una campaña incansable en contra de Israel, y se utiliza como plataforma por unos presuntos teóricos de la conspiración.

En agosto, se publicó una polémica "Carta abierta para el pueblo de Gaza" que condenaba a Israel en los términos más enérgicos posibles, pero sorprendentemente no se hacía ninguna mención de las atrocidades de Hamas.

Los cinco principales autores de la carta dejaron en claro que no tenían "intereses en el conflicto". Sin embargo, todos ellos han realizado una ruidosa campaña en favor de la causa palestina durante muchos años.

Además, una muestra de mensajes de correo electrónico de libre acceso en grupos de Google, muestran que dos de los autores, la Dra. Paola Manduca y la Dra. Swee Ang, tienen simpatías con las opiniones de David Duke, un supremacista blanco y un ex Gran Mago del Ku Klux Klan.

La Dra. Swee Ang, una cirujana ortopédica, y la Dra. Manduca, una profesora de genética en la Universidad de Génova en Italia – y ambas a la vez miembros de ONG’s  pro-Palestina - enviaron correos electrónicos en cadena a sus contactos promoviendo un vídeo titulado "CNN Goldman Sachs & The Matrix Zio".

El vídeo consiste en una extensa diatriba antisemita del supremacista blanco Duke, en el que afirma que "la Matriz de Poder Sionista controla los medios de comunicación, la política y la banca", y que "algunas de las prácticas racistas de la élite judía y su tribalismo hacen avanzar su agenda supremacista".

La Dra. Ang escribió: "Este es un vídeo impactante que por favor hay que ver. No se trata de Palestina, !!se trata de todos nosotros!!". En otro correo electrónico, la Dra. Manduca transmitió un mensaje alegando que los atentados del maratón de Boston fueron de hecho realizados por judíos. "Esperemos que alguien en el FBI sea lo suficientemente inteligente como para mirar con más cuidado las pistas en Boston y encuentre a los verdaderos culpables detrás de estos atentados en lugar de comprar la versión sionista". En otro lugar, compartió un artículo comparando el Estado judío a una "higuera estranguladora", que crece alrededor de otros árboles y toma su luz del sol, lo que a menudo provoca la muerte de los árboles indígenas.

El propio David Duke se ha mostrado encantado por el aparente apoyo de estos respetados médicos. "El último grupo de personas en unirse a las filas de aquellos que han roto las cadenas de la censura sionista ha sido un valiente grupo de profesionales de la medicina", escribió en su blog.

En respuesta a las preguntas formuladas por el Daily Telegraph, la Dra. Manduca emitió una declaración en la que negaba ser antisemita. "[Pero] legítimamente utilizo mi derecho a la libertad de opinión", dijo ella, "y a no estar de acuerdo o valorar las políticas del gobierno de Israel, ni de muchos otros, incluyendo judíos de dentro y fuera de Israel".

Por su parte, la Dra. Ang dijo: "Yo no sabía quién era David Duke, o que estaba conectado con el Ku Klux Klan. Me preocupa que haya algo de verdad en el vídeo, que los judíos puedan controlar los medios de comunicación, la política y la banca, ¿qué diablos está pasando? Yo estaba preocupada".

Ella dijo que tuvo conocimiento del vídeo por un amigo, el Dr. Kamal Alubaid, que parece haber estado activo en páginas conspiracionistas sobre el 11-S. En un mensaje, él se refería al Estado judío como el "racista y apartidista (sic) Israel".

Por otra parte, el Dr. Mads Gilbert, un tercer autor de la carta, dio una entrevista con el periódico noruego Dagbladet en 2001 en la que dijo que las atrocidades del 11-S fueron el resultado de la política exterior occidental, y que apoyaba los ataques terroristas según que "contexto".

Activistas israelíes han llevado toda esta información a la atención de la revista The Lancet en una carta enviada el 1 de septiembre. Sin embargo, la revista se ha negado a emitir una respuesta y no ha eliminado la carta abierta de su sitio web - a través del cual se recogieron 20.000 firmas de apoyo -.

"Es totalmente irrelevante. Es una campaña de desprestigio", le dijo al Daily Telegraph el editor de la revista The Lancet, Dr. Richard Horton. "Honestamente no veo lo que todo esto tiene que ver con la carta sobre Gaza. No tengo planes para retirar la carta, y no la retiraré aunque se compruebe que hay relación".

El Dr. Horton, quien en el pasado ha sido portavoz en los mítines organizados por la ONG de izquierdas (y anti-Israel) Stop The War Coalition, negó que la reputación de la revista se vería dañada por dar una plataforma a personas que parecen sostener tales puntos de vista, y dijo que el Lancet no tiene la intención de investigar las alegaciones.

Según sus críticos, el episodio actual es sólo el último ejemplo de los prejuicios anti-Israel que los editores de la revista The Lancet han animado.

"Durante muchos años, la revista The Lancet ha estado utilizando sistemáticamente su reputación para atacar a Israel", dice el profesor David Katz, un experto en infección e inmunidad en el University College de Londres.

"The Lancet se supone que es una revista médica políticamente neutral. El hecho de que ha resultado ser una plataforma para antisemitas una plataforma y no hayan reaccionado, incluso cuando se les ha enfrentado a la evidencias, resulta espantoso. Ellos han permitido que su odio a Israel les ciegue a las normas de la ciencia médica y la búsqueda de la razón".

NGO Monitor, un organismo israelí que monitoriza las ONG y asociaciones, señala que en los últimos 15 años, la revista ha formado varias asociaciones con grupos palestinos, entre ellos la Alianza Lancet-Palestina de Salud, Ayuda Médica para los palestinos y el Programa de Gaza Community Mental Health.

Por el contrario, no han existido colaboraciones similares con grupos israelíes.

El profesor Katz y una serie de otras figuras médicas de alto nivel han escrito al Defensor del Pueblo médico para registrar sus quejas.

El 29 de agosto, el Profesor Sir Mark Pepys, director de la Unidad de Wolfson Drug Discovery en la UCL, escribió: "El fracaso de los Menduca y los otros autores a la hora de revelar sus extraordinarias conflictos de intereses". El transparente esfuerzo por ocultar esta viciosa diatriba política partidista, y convertirla en sustancialmente mendaz al presentarla como un llamamiento humanitario inocente, no tiene cabida en cualquier publicación seria, y mucho menos una revista médica profesional, y deshonraría incluso el más bajo de la prensa amarilla.

El acusa al Dr Horton, editor de The Lancet, en lo personal: "la conducta de Horton en este caso es consistente con su uso habitual y totalmente inadecuado de The Lancet como vehículo para sus propias opiniones políticas extremistas", dice. "Se ha restado mucho de la antigua gran prestigio de la revista".

En respuesta, el Dr. Horton dijo: "¿Cómo se puede separar la política y la salud? Los dos van mano de la mano".

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Monday, September 22, 2014

Para los fans de Twitter (lo siento, no es mi caso) y les gusta dejar las cosas aún más claras: #YouMightBeAnAntisemite

Un nuevo juego intelectual para las élites de progreso: "¿Es usted antisemita?" - A. B. Landis



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Los más populares nombres hebreos de los recien nacidos este año en Israel - Ynet



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Saturday, September 20, 2014

Tomando la banalidad a parte del mal. Un nuevo libro sobre Eichmann revela su verdadero rostro - Gal Beckerman - Forward





"Eichman era de una estupidez repugnante", otra de las grandes ideas (erróneas) de Hannah Arendt

La idea de que el mal podría ser "banal" todavía nos escandaliza. Resulta mucho más aterrador considerar que el genocidio podría llevarse a cabo sin pensar por los más vacuos de los burócratas que por gente intrínsecamente mala que actúa con malas intenciones. Esta nueva categoría moral es ahora ka infame reacción de Hannah Arendt a su presencia en el juicio a Adolf Eichmann 1961 por el delito de ayudar a llevar a cabo el Holocausto. Sus despachos en el New Yorker se convirtieron en un libro en 1963 llamado "Eichmann en Jerusalén", el cual provocó una enorme y violenta reacción de la que la reputación de Arendt nunca se recuperó. Los críticos suponían que por tratar de entender como banal a ese tipo de mal encarnado por Eichmann, Arendt le excusaba de alguna manera de sus acciones.

Aunque la cuestión de si el mal puede ser realmente "banal" ha sido objeto de debate en décadas posteriores, Arendt parecía tener la última palabra sobre el propio Eichmann, dando forma a nuestra comprensión del hombre de una manera perdurable. Pero un nuevo libro de Bettina Stangneth, una filósofa alemana independiente que vive en Hamburgo, ha anulado completamente la sabiduría convencional sobre el hombre que Arendt observó en esa celda de cristal en Jerusalén.

El libro de Stangneth, "Eichmann antes de Jerusalén", nos revela a Eichmann como un mentiroso de gran éxito, un artista que logró convencer a Arendt y a muchos otros de que estaba esencialmente desprovisto de cualquier motivo más allá de su promoción profesional, alguien que solamente cumplía órdenes. Pero Stangneth ha descubierto una fuerte evidencia en los escritos de Eichmann de Argentina, antes de su captura, que demuestran que fue profundamente antisemita y que estuvo totalmente comprometido con la guerra racial de los nazis, es decir, era un ideólogo que entendía exactamente lo que estaba haciendo. Es un nuevo retrato condenatorio que tendrá un impacto no sólo nuestro pensamiento sobre Eichmann y Arendt, sino también sobre la naturaleza del mal en sí misma.

Gal Beckerman: ¿Usted contempla su libro como un diálogo con Arendt?

Bettina Stangneth: Cada ensayo sobre Eichmann después de 1963 ha sido un diálogo con Hannah Arendt. No siempre con el suficiente respeto, por supuesto. Arendt fue la única observadora del juicio de Eichmann en 1961 en Jerusalén que vio los fundamentales problemas éticos que presentaba. Su descubrimiento de un importante concepto del mal - la banalidad del mal - es indispensable para los debates sobre los crímenes modernos. Nadie debe creer que esto significa dar un paso atrás en la visión de Arendt. Tampoco significa que tengamos que "defenderla", alguien como Arendt no necesita sacerdotes. Tenemos que pensar con ella, usando las armas que nos dio y con el mismo objetivo que ella tenía: entender.

GB: Pero sus conclusiones sobre la maldad de Eichmann y las suyas parecen diametralmente opuestas. Entonces, ¿dónde se cruzan?

BS: Por supuesto, conocemos la caracterización de Eichmann por parte de Arendt: "A excepción de una extraordinaria diligencia a la hora de mirar hacia fuera para su progreso personal, no tenía motivos para nada. Y esta diligencia en sí no era de ninguna manera criminal...". Ella no pudo encontrar "señales de firmes convicciones ideológicas o de malas intenciones específicas". Hoy sabemos que Eichmann tenía, sin lugar a dudas, una firme convicción ideológica y motivos criminales. Quién puede negar que la clara decisión de matar a millones de personas, sus conferencias sobre el antisemitismo con sus colegas y la creación de instituciones sin otro objeto que dar cuenta de los asesinatos en masa no son nada más que motivos criminales y malvados.

Lo que hace al fenómeno Eichmann tan preocupante es su capacidad de utilizar la "diligencia extraordinaria" de otras personas para realizar sus objetivos criminales. El propio Eichmann entendía que la "incapacidad de pensar" era algo muy útil. Sin ella, los crímenes de los estados nunca serían posibles porque nunca se encontrarían suficientes ayudantes convencidos. Eichmann entendió que tenía que instrumentalizar a hombres y mujeres normales. Se podría decir que el propio Eichmann entendía la "banalidad del mal" demasiado bien.

No hay duda: Es posible tener personas que actúen como engranajes de las ruedas de una máquina asesina y que sólo buscan una vida normal, un poco de comodidad y hacer carrera, y no se preguntan sobre el panorama general.

Pero una máquina asesina necesita más engranajes, también necesita de un par de ingenieros. En este caso, después de los crímenes, el ingeniero no tenía ningún problema para pretender haber sido una pieza más, escondiéndose detrás de sus propios colegas.

GB: ¿Por qué crees que Arendt estuvo tan absorbida por la actuación de Eichmann en el estrado? ¿Nos dice algo acerca de ella?

ES: Si nos dice algo acerca de ella, nos dice algo acerca de casi todos los espectadores del proceso en 1961. Es una leyenda pensar que sólo ella fue engañada por Eichmann. Pero nos hemos olvidado de los otros informes sobre el juicio.

¿Ejemplos? Alfred Wolfmann, el corresponsal del más importante periódico judío de Alemania, Allgemeine Jüdische Wochenzeitung, lo describió como un "debilucho patético". Joachim Schwelien escribió en Frankfurter Allgemeine Zeitung que Eichmann no era más que un "Hanswurst" [un personaje bufonesco del folclore alemán] . Y todo el mundo estuvo de acuerdo. Algunos años más tarde, Arendt se limitó a repetir estas palabras, y la gente estaba sorprendida.

En 1961 el asombro sobre Eichmann consistió en que parecía ser un hombre sin sus propios pensamientos y convicciones. Esto era el sentido común. Cuando Arendt ratificó esta experiencia común en 1963, provocó un escándalo. Esto nos dice algo acerca de Hannah Arendt: Ella no estaba dispuesto a negar el asombro del público en el año 1961, pero quería entenderlo.

GB: La pistola humeante que ha permitido descubrir las verdaderas actitudes de Eichmann parecen haber sido las entrevistas de Sassen y los manuscritos de Eichmann de Argentina, los llamados "Papeles argentinos". ¿Puede explicarnos lo que eran y por qué fueron tan importantes para su trabajo?

ES: Desde 1960, cuando la revista Life publicó "Las memorias de Eichmann", todo el mundo sabía que existían declaraciones de Adolf Eichmann hechas en su exilio argentino. Pero era muy difícil de averiguar su verdadera naturaleza. Eichmann y sus amigos propagaban un camuflaje muy inteligente: Un día en la década de 1950, ellos se lo contaron al mundo, un periodista y un desconocido se reunieron en un bar en Buenos Aires, y tras demasiadas bebidas el desconocido comenzó a contar su historia... Tan creíble como este cuento pueda ser, es un puro sin sentido.

Los Papeles argentinos son el testimonio de un gran proyecto llevado a cabo por un grupo de nazis para llevar la idea del socialismo nacional de vuelta al poder. Eichmann formaba parte de este grupo, principalmente por su conocimiento de primera mano de la "cuestión judía". Las supuestas "Entrevistas Sassen" representan los protocolos de sus reuniones. Los miembros del grupo escribieron sus propios borradores para las discusiones, y Eichmann planeaba publicar su propio libro junto con Willem Sassen, quien era el conductor de este perverso "club de historiadores".

Así que los Papeles argentinos nos muestran tanto el retrato de un grupo nazi radical con increíbles conexiones internacionales, como los pensamientos y la elocuencia de un Eichmann muy diferente del visto en la celda de cristal de Jerusalén.

GB: El libro devuelve el foco al mismo Eichmann en lugar de utilizarlo como una forma de discutir la moralidad humana (como hizo Arendt). ¿Fue esto parte de su motivación?

ES: El "Eichmann en Jerusalén" de Hannah Arendt es, ante todo, un excelente informe del proceso. Pero Arendt era una filósofa, y los filósofos no son capaces de escribir sobre cualquier cosa sin un interés filosófico. Algunos lo llamaron una especie de debilidad o un error. Creo que es la mejor manera de escribir libros.

Ese no era mi objetivo al querer escribir sobre Eichmann tras empezar a leer sobre él en torno al 2000. Yo estaba segura de que sabíamos todo lo que era cognoscible sobre él, y por eso estaba de acuerdo con la opinión de Arendt sin ninguna duda.

Mis temas principales eran (y son) el mal y la mentira, y Eichmann me pareció el mejor ejemplo para explicar una manera especial de entender cómo trabajar con fuentes poco fiables. Así que leí todas las publicaciones y documentos disponibles sobre él. Pero entonces muchas de las fuentes no utilizadas salieron a la luz y se hizo totalmente imposible no pensar de nuevo en el propio Eichmann. Con un interés filosófico, por supuesto.

GB: ¿Le resultó extraño llegar tan cerca de una comprensión de los pensamientos y motivos de Eichmann mirando debajo de su elaborada máscara?

ES: Como filósofo se aprende a pensar con los grandes pensadores: Aristóteles, Immanuel Kant, Hannah Arendt. Son maestros en el mejor sentido: fiables, justos y transparentes. Usted puede confiar en ellos sin peligro. Y esto es importante, porque el pensamiento no es un tema como cualquier otro. No se puede dejar los pensamientos en el laboratorio, volver a casa y vivir tu vida. Hay que dejar los propios pensamientos para estudiarlos.

Pensar con los filósofos es pura alegría, un diálogo con compañerismo y respeto. Pero pensar en alguien como Eichmann es totalmente diferente: Usted tiene que acercarse a los pensamientos más peligrosos y encontrar una manera de mantenerse no infectado. Pero en mi opinión, esta es la principal tarea de la filosofía: hacernos capaces de examinar los peligrosos pensamientos de gente peligrosa. Tal vez deberías definir "Eichmann antes de Jerusalén" como una confrontación con el poder filosófico?

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