Monday, February 28, 2011

La conversión al judaísmo es mucho más sencilla en los países árabes (perdón, en las "democracias árabes")


Amos Biderman

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¿Es sionista el logo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012? - Ynet


El logo original






El pérfido logo se vuelve sionista. !!Complot, Complot!!


Irán ha protestado contra el polémico logotipo de los Juegos Olímpicos de 2012, diciendo que el emblema es racista y deletrea la palabra "Sión", informó la agencia de noticias ILNA este lunes.

El emblema irregular, de múltiples colores, habría costado unas 400.000 libras, y cuenta con cuatro números representando la cifra 2012, con la firma estampada de los Anillos Olímpicos en la forma que representa al cero.

Sin embargo, Mohammad Aliabadi, jefe del Comité Olímpico Nacional de la República Islámica, afirma que el logotipo socava el evento y acusó a los organizadores británicos de caer en el "racismo", informó la agencia ILNA.

"Por desgracia, todos somos testigos de que los próximos Juegos Olímpicos... se enfrentan a un serio desafío, sin duda debido al espíritu racista de algunas personas", dijo Aliabadi en una carta dirigida al Comité Olímpico Internacional (COI).

"El uso de la palabra Sión por el diseñador del logo de los Juegos Olímpicos... en el emblema de los Juegos Olímpicos de 2012 es un acto repugnante", añadió Aliabadi, advirtiendo que si Rogge no cambia el logotipo "afectará a la participación de varios países, sobre todo Irán, que insisten en guiarse por los principios y valores".

El director del Comité Olímpico de Londres 2012, Sebastian Coe, dio a conocer el logotipo en junio de 2007, sufriendo casi de inmediato un bombardeo de críticas públicas al considerarlo horrible y una pérdida de dinero.

Los organizadores han defendido al logotipo diciendo que es "moderno, audaz, flexible", dirigido a conectar con los jóvenes.

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Activistas por la paz no demasiado pacíficos y un tanto sedientos

Retomado de Elder of Ziyon, que nos resume sucintamente los hechos:

A principios de este mes, varios "activistas por la paz" intentaron bombear toda el agua de un pozo de una granja judía en Sussiya.

Cuando el administrador de la granja, Avidan Ofir, llegó para detener el hurto, algunos de los pacíficos activistas por la paz, sobre todo una mujer, trataron de impedírselo agarrándole del pelo, rasgándole la camisa y tratando de echarle de la zona para que no pudiera impedir el hurto. Él se mantuvo firme y casi con una calma sobrehumana mientras trataba de evitar que le robaran el agua.

Este tipo de acoso no resulta nada esporádico

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Sunday, February 27, 2011

Purim 2011 - Dry Bones


La democracia barre el mundo musulmán

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Ni Facebook, ni Twitter: son los fusiles - Moisés Naím - El País



La de Túnez fue la Revolución de Wikileaks y la de Egipto fue la Revolución Facebook. Gracias a Wikileaks, los tunecinos conocieron el cable donde el embajador estadounidense revelaba la extraordinaria corrupción del dictador y su familia. En Egipto, fueron los jóvenes hartos de Hosni Mubarak y su régimen quienes se encontraron y organizaron a través de Internet. Facebook y Twitter hicieron posible que, por fin, el pueblo se lanzara a las calles. El resto es historia.

Pues no. Esta no fue ni es la historia. Esta incompleta visión de lo que allí sucedió no ayuda a entender la marea árabe y su posible evolución de aquí en adelante.

No hay duda de que las redes sociales, en especial Facebook y los mensajes a través de Twitter, o las filtraciones de Wikileaks, tienen algo que ver con los alzamientos populares en el mundo árabe. Algo. Pero explicar lo que sucedió en Túnez, Egipto o Libia primordialmente en términos del impacto que allí han tenido las nuevas tecnologías de información es una exageración.

Esta perspectiva no nos explica, por ejemplo, por qué Libia, un país con una bajísima penetración de Internet (cerca de 350.000 usuarios en una población de más de seis millones) o en Yemen, con índices aún más bajos, han sido de los países más sacudidos por las revueltas populares. Una de las sorpresas de las protestas callejeras en Egipto ha sido su diversidad social, religiosa, generacional y regional. Y aunque en Egipto hay proporcionalmente más usuarios de Internet que en el resto de la región, cabe suponer que un porcentaje importante de quienes participaron en las revueltas no tiene una cuenta en Facebook ni tuitea; muy probablemente ni siquiera usa regularmente Internet.

Claro que, una vez que surge un grupo de líderes coordinados por Internet y que logra movilizar a un número mayor de seguidores, muchos otros que comparten sus exigencias y deseos de cambio se les unen, habiéndose enterado a través de canales distintos a Internet. Aquí, la frase más importante es "que comparten sus exigencias y deseos de cambio". Es esta frustración generalizada, producto de décadas de malas políticas económicas, combinadas con vasta corrupción, creciente desigualdad y una amplia desesperanza, lo que crea la motivación para tomar las plazas. Y ver por televisión que en otros países esto da resultados y que el pueblo en la calle logra derrocar a un dictador que hasta hace poco era intocable también es una potente fuerza movilizadora. Y en esto los canales de noticias en árabe que llegan vía satélite han sido una fuerza mucho más poderosa que Internet.

Pero, quizás, lo más relevante es que la fascinación con el papel de las nuevas tecnologías en los cambios políticos en el mundo árabe ha opacado la importancia que en todo esto ha tenido una vieja tecnología: los fusiles. El papel de las Fuerzas Armadas en lo que sucedió en Túnez o Egipto ha sido tanto o más determinante que Facebook. En estos países, los militares les quitaron el apoyo a los dictadores, y a estos no les quedo más opción que irse. Si bien inicialmente fueron los grupos en Facebook quienes convocaron a los egipcios a la plaza de Tahrir, fue el Ejército el que hizo posible que la plaza se transformara en el lugar donde las familias podían ir sin miedo a manifestar su repudio al régimen. Afortunadamente, los militares egipcios no tuvieron la propensión genocida de algunos de sus colegas libios. En Libia, las Fuerzas Armadas se han fragmentado y algunas unidades y los mercenarios de Gadafi han estado dispuestos a liquidar a sus opositores. Otros uniformados están luchando al lado del pueblo. Si los militares no se hubiesen dividido y todos hubiesen acatado las órdenes de Gadafi de "matar como ratas" a quienes protestan en las calles, el futuro del régimen libio no estaría en duda.

Como ya he escrito en otras columnas, al final los que definen cuándo y cómo muere una dictadura son los militares. ¿Y qué tiene que ver Internet con todo esto? Mucho menos de lo que estamos leyendo y oyendo en las noticias de estos días.

Reconocer esta realidad ayuda a vislumbrar mejor el futuro político de los países sacudidos por estas revueltas populares. En Egipto, por ejemplo, a menos que la presión popular continúe, obligando a las Fuerzas Armadas a aceptar reformas más profundas, la revolución solo habrá servido para reemplazar una pequeña élite corrupta por otra. Los militares egipcios son un importante factor económico y obtienen enormes beneficios de las malas políticas que tienen a miles de jóvenes egipcios sin empleo y sin futuro. Y quitar los privilegios al estamento castrense seguramente exigirá mucho más que montar una página en Facebook o denunciarlos en Twitter.

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"Una rosa en el desierto". La revuelta árabe tiene poco glamour para el Vogue





En un blog del Foreign Policy aparece un aspecto muy curioso sobre la revuelta árabe: la misma prensa occidental que ahora se deshace en elogios por la lucha por la libertad y contra los tiranos árabes, no duda en deshacerse en elogios por las clases autarquicas gobernantes. Mientras estén en el poder, claro está.
Es difícil imaginar que el editor del Vogue no se despierte esta mañana y considere que sería sumamente embarazoso publicar un reportaje tan pelota y azucarado justamente en estos momentos, cuando se experimenta la mayor agitación conocida en las dos últimas generaciones en el Oriente Medio, acerca de la familia gobernante de Siria. Pero eso parece ser exactamente lo que ha sucedido.

El artículo no menciona ni una sola vez las protestas en curso en el Oriente Medio, incluyendo las manifestaciones dispersas que se producen en Siria. En cambio, el artículo se centra en la primera dama siria, Asma Assad, la "más fresca y magnética de las primeras damas árabes", dotado de unos bellos "ojos marrones oscuros, un bello y marcado mentón, un largo pelo ondulado, un estilizado cuello y una gracia energética".

En un momento en que otras primeras damas del Oriente Medio, en particular la ex primera dama de Tunez Leila Trabelsi [por no hablar de la contestación que genera entre las tribus jordanas la primera dama jordana], han sido el blanco de la ira de los manifestantes, esto puede no ser el mejor momento para que Asma al-Assad haga alarde de su glamour.

Uno sólo puede suponer que los Assad accedieron a ser entrevistados para este reportaje antes de que las actuales revueltas y disturbios lo convirtieran en un hecho embarazoso para ellos, y también para Vogue. Sin embargo, algunos de los daños causados a Asma al-Assad son autoinfligidos. En una anécdota, Asma hace una visita a uno de los centros dependientes de su ONG particular, Massar, en la ciudad portuaria siria de Latakia, y en su encuentro con los escolares les anuncia subitamente el cierre de la fundación.

"He sido informada de que tenemos que cerrar este centro con el fin de abrir otro nuevo en otro lugar", les anuncia a los escolares la primera dama. Las bocas de los niños se cierran temerosas. Algunos reprimen algunas lágrimas. Otros están furiosos. Un niño elige el altruismo: "Eso está bien. Ahora nosotros sabemos cómo hacerlo, iremos a ayudarles".

A continuación, la primera dama les anuncia: "Lo que les dije no era cierto. Yo sólo quería comprobar lo mucho que les preocupa e importa Massar" (la ONG que le distrae y le facilita bellos reportajes para la prensa occidental).

Para los fanáticos de las "celebrities", ya sean autócratas o sumamente solidarias, aquí está el reportaje del Vogue

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"Artistas progres", luego muy hipócritas. Faithless un grupo de hipócritas que boicotea a Israel - Elder of Ziyon



Desde The Guardian:

En diciembre de 2010, el cantante del grupo británico Faithless, Maxi Jazz, escribió una nota en su web a "los familiares y amigos de la banda en Israel".
Él decía: "Nos han pedido realizar algunos conciertos este verano en su país y, con el más máximo dolor de nuestros corazones, lamentablemente hemos decidio declinat la invitación. Mientras se esté negando de manera deliberada a la gente no sólo sus derechos sino también sus necesidades para sus hijos, abuelos y ellos mismos, sentimos profundamente que no debemos enviar señales, incluso tácitas, de que eso es 'normal' o 'bueno'".

Con esta declaración Faithless se suma a una larga lista de artistas, como Elvis Costello, los Pixies y Gorillaz, que se han negado a actuar en Israel mientras ocupe parte de los territorios palestinos.

Faithless había tocado en Israel en el pasado.
Ahora echen un vistazo a la justificación de su guitarrista principal a la hora de elegir boicotear exclusivamente a Israel:
"Una pregunta que generalmente surge es por qué no boicoteamos a los EEUU o Gran Bretaña a causa de las guerras en Irak y Afganistán. No podemos boicotear Gran Bretaña, vivimos aquí, y el mercado musical de los EEUU es tan grande que pasaría desapercibido [y no habría "publicidad positiva"]. Y si eres serio a la hora de tratar de hacer el mundo un lugar mejor, tienes que ser estratégico".
Así que, de acuerdo con estas brillantes estrellas del rock, es igual de problemático tocar en el Reino Unido y en los EEUU como en Israel, pero allí no resulta práctico, por lo que para qué molestarse. Por no hablar de que sus ingresos bajarían considerablemente.

¿No es genial comprobar la comoda superioridad moral de estos artistas progresistas?

Pero es que hay más. Faithless no tuvo ningún problema a la hora de tocar en los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, donde hay violaciónes masivas de los derechos humanos de la mayoritaria población emigrante.

Aún mejor, Faithless ha tocado en Beirut, un país que tiene leyes oficiales que discriminan a los árabes palestinos, restringiendo severamente su capacidad de conseguir empleo, de poseer propiedades inmobiliarias y que les prohíbe la ciudadanía.

¿Acaso esta banda de "artistas" iluminados no considera necesario boicotear a estos dos países relativamente pequeños, y donde su gesto podría ser aprobado por mucha gente y no pasaría desapercibido? Sí, bueno, algún día de estos.

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Saturday, February 26, 2011

Los extremos opuestos se atraen - Gadi Taub - TNR


Oración de la mañana (No querer ver la realidad también es un defecto para cierta derecha israelí)

(Sin duda, uno de los más válidos y mejores representantes de la izquierda israelí, así que dejen a los Avnery donde les corresponde)

Es un viejo adagio que los extremos políticos opuestos suelen acabar convergiendo. Pero cuando esto sucede realmente, aún sigue sorprendiendo. Y en el último año, en Israel ha habido algo de ello: los halcones de la extrema derecha y los antisionistas de la extrema izquierda parecen haber llegado al mismo plan más o menos para poner fin al conflicto palestino-israelí.

Este sorprendente cambio llegó desde la posiciones de la exctrema derecha, que hasta ahora habían propuesto una vaga visión de como sería su interpretación del futuro. Lo que pretendía la izquierda moderada estaba bastante claro desde hace muchos años: una solución de dos estados. Lo que deseaba la extrema izquierda antisionista también era muy evidente: aceptar la narrativa árabe, la cual ya estaba en funcionamiento desde que la idea de la partición se puso por primera vez sobre la mesa, allá por la década de 1930, un estado democrático de toda Palestina. En la década de 1930 y 1940 los palestinos estaban a favor de esta solución ya que constituían la gran mayoría de la población. Los palestinos que aún hoy en día favorecen esta solución lo hacen porque suponen - con razón - que con el tiempo constituirán de nuevo la mayoría de la población. La izquierda antisionista acepta y adopta esta posición.

Pero, ¿dónde se sitúa exactamente el final del juego para la derecha? La derecha fue explícita acerca de lo que no quería - la partición -, pero no sobre lo que quería. Con su apoyo a la construcción de los asentamientos trataba de bloquear el camino a una partición, pero también se negaba a anexionar los territorios. La anexión significaría ampliar el marco constitucional de Israel a los territorios, lo que implicaría la concesión a su población árabe de los mismos derechos políticos del que disfrutan sus hermanos en Israel, y por lo tanto se correría el riesgo de perder la mayoría judía. Y sin una clara mayoría judía, la idea misma de un Estado judío y democrático no tendría sentido.

Algunos dentro de la derecha radical, sobre todo entre los colonos religiosos, se contentaban con dejar caer el término democrático en la idea de un Estado judío y democrático. En la práctica eso significaría extender la estructura legal de la ocupación a Israel propiamente dicho, y no al revés. El Estado legalizaría entonces una especie de apartheid oficial. Pero para la gran mayoría de la derecha israelí, esto nunca fue una opción, tanto por razones éticas como prácticas. El Likud ha estado y sigue estando anclado en una visión del mundo democrática, y la mayoría de sus líderes políticos saben muy bien que Israel no podría sobrevivir si pierde su legitimidad moral en Occidente. Así que la derecha se quedó con su visión que negaba la partición, pero sin ningún tipo de visión sobre una alternativa viable.

Todo este proceso llevó finalmente a Benjamin Netanyahu a declarar formalmente su apoyo a una solución de dos estados, aunque su declaración parece haberse quedado corta a la hora de una honestidad total. Parece evidente por ahora que bajo el pretexto de esa postura oficial, está haciendo todo lo posible para impedir que se materialice.

Sin embargo, y sorprendentemente, algunos políticos de su espectro político han llegado a la conclusión de que ya no pueden contentarse con la negativa a la partición, y han comenzado a ofrecer su punto de vista de una solución. La joven parlamentaria religiosa del Likud, Tzipi Hotovely, el miembro de la vieja guardia del Likud y actual presidente de la Knesset, Reuven (Rubí) Rivlin, y el ex ministro de Defensa Moshe Arens, junto con el líder de los colonos y el ex asesor de Netanyahu Uri Elitzur, han apoyado públicamente la anexión. La novedad es que también reconocen que esto supondría la concesión a los residentes árabes de los territorios de la plena ciudadanía israelí. Así han recorrido un giro completo en su trayectoria al aceptar la visión del estado de la izquierda antisionista: una democracia única en toda la Palestina del Mandato Británico.

¿Y cómo pretenden conservar que el Estado siga siendo judío (el principal fundamento de su ideología)? Bueno, no está muy claro. Basándose en algunas de las más optimistas proyecciones y estadísticas demográficas - controvertidas como poco [N.P.: tanto como las constantes proyecciones pesimistas del otro espectro político, que por cierto se han revelado falsas históricamente] -, han calculado que los judíos aún representarían y conservarían más o menos el 60% de la población. Así que al menos sobre el papel, el sionismo estaría seguro, al menos en el corto plazo.

Esta nueva tendencia de la derecha debe ser elogiada por su desacostumbrada honestidad. Pero no desde luego por su realismo. Incluso si sus cálculos son correctos, una minoría de un 40% de árabes significaría de hecho un inviable estado bi-nacional, y es ingenuo pensar que los palestinos vayan a renunciar a sus aspiraciones de una independencia nacional.

Así que tal vez debamos felicitar a estos pioneros de la derecha por otro aspecto: por exponer el hecho de que aferrarse a los territorios no significa una extensión del sionismo, sino que de hecho supone un debilitamiento del sionismo, ya que la ideología del Gran Israel no deja de ser un enemigo ideológico del sionismo, tal como lo es la izquierda antisionista. Así pues, los extremos políticos opuestos convergen de hecho, aún cuando no sea esa su intención.

The New Republic

Si desean conocer más sobre Gadi Taub, una entrevista que quizá les resulte interesante en Just Journalisme

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Friday, February 25, 2011

Gadafi, los diputados árabes israelíes y el Haaretz


Gadafi y los felices diputados árabes de la Knesset

Dos noticias dos en Israel7:
Billete sólo de ida

El vice-ministgro y diputado druso del Likud, Ayoub Kara, ha recordado la famosa visita a Libia la primavera pasada de los diputados árabes de la Knesset y de miembros del Movimiento Islámico (árabe israelí). Para ello escribió una carta al Presidente de la Knesset, Reuven Rivlin, pidiéndole que "ayudará a esos diputados para que se atuvieran a lo que habían declarado en público el año pasado, y por tanto permitirles que partieran a Libia en un viaje solo de ida para apoyar a Gadafi".

De hecho, cuando los diputados árabes regresaron tras haber sido recibidod triunfalmente en Trípoli, el diputado Taleb A-Sana afirmó en nombre del grupo que "se sentían muy próximos de Muammar Gaddafi por su naturaleza, su nacionalidad, su cultura, su patrimonio histórico y su lengua".

En su carta a Rivlin, Ayoub Kara le pide que ayude "a estos amigos de Gadafi para que pueden estar a su lado en estos momentos difíciles, y para ello solicita que se les proporcione un billete de ida para que así puedan poner en práctica esas estrechas conexiones que con tanta convicción proclamaron el año pasado". El Presidente de la Knesset no ha respondido aún a la solicitud.

Cuando el Haaretz asumió la defensa de Gadafi
La visita oficial de una delegación de parlamentarios árabes israelíes a Trípoli el año pasado provocó una fuerte reacción entre las filas de la extrema derecha parlamentaria, y así los partidos Habayit hayehoudi y Ijud Leumi realizaron una declaración conjunta en donde indicaban que había sido "una oportunidad única para levantar la inmunidad parlamentaria de los diputados de la Knesset que odian al Estado de Israel y le avergüenzan". De hecho existe una ley en vigor "que prohíbe que un representante del estado visite un país enemigo sin el permiso expreso de las autoridades".

Volando en socorro de los diputados árabes y del dictador libio, el Haaretz atacó a los partidos de la extrema derecha llamándolos "Habayit Giz'ani Ha" ("Casa de racistas") y preguntándose "¿dónde está la traición de estos miembros, ya que Libia no está en la lista de países enemigos de Israel, ya que ese país ha firmado la iniciativa de paz de la Liga Árabe y su líder, Muammar Gadafi, tiene una excelente relación con la Gobierno de Obama?"

El diario izquierdista se burlaba a continuación de la respuesta de la derecha, "que no tenía ninguna duda de que estos diputados árabes premeditaban una ola de violencia en contra de Israel con la ayuda de Libia, cuando por el contrario podían servir como un puente entre Libia e Israel para un futuro de paz (sic)".

El periodista del Haaretz justifica entonces la visita de los diputados árabes a Libia, "ya que formaba parte de los lazos culturales y étnicos entre los árabes israelíes y otros pueblos del mundo árabe, lo que les permitiría compartir con los demás la situación de los árabes en Israel". Y concluía que "Israel haría bien en alentar este tipo de iniciativas para aumentar los lazos con otros países árabes y para demostrar su buena voluntad para la paz mediante su propia población árabe".

¿El periodista en cuestión habrá comprendido a día de hoy lo absurdo de su posición? Incluso Hanin Zouabi parece lamentar hoy en día su visita al verdugo de Trípoli, al menos oficialmente.

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¿Es posible un Estado árabe y democrático? - Emmanuel Navon



Cuando Natan Sharansky publicó “The Case for Democracy” un año después de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos, provocó un debate sobre la verosimilitud de la democracia en el mundo árabe. Al presidente Bush le encantó el libro (The Economist dijo que estaba teniendo una aventura intelectual con Sharansky) y lo recomendó a sus ayudantes. La idea de que la democracia no es incompatible con la cultura árabe y que su promoción generaría la paz en el Oriente Medio le venía perfectamente a la hora de justificar la invasión de un país donde finalmente no se pudieron hallar las armas de destrucción masiva. Pero la cuestión de si la democracia puede florecer en un país árabe es a la vez un asunto delicado y relevante en estos momentos. Con los recientes levantamientos en el mundo árabe, la respuesta a esta pregunta es un asunto fundamental.

Como ha observado recientemente el primer ministro de Israel en una observación con una gran dosis de ironía, ni siquiera los editorialistas del New York Times conocen cual será el resultado de las actuales revueltas árabes. ¿Estamos asistiendo a una repetición de lo sucedido en 1989 en la Europa del Este, o bien de lo ocurrido en 1979 en Irán? ¿Cómo de fuertes son los Hermanos Musulmanes? ¿La democracia puede arraigarse en una sociedad de la que no se puede decir que posea una verdadera clase media?

Debido a que la respuesta a estas preguntas es en gran medida una mera especulación, el debate resultante es sobre todo ideológico. Los liberales y progresista hacen un llamamiento para que todos los “curritos del mundo ” de Google se unan, mientras tanto acusan a los escépticos de ser unos aguafiestas. Los conservadores ponen los ojos como si estuviéramos ante una situación de "déjà-vu" (algo ya experimentado), y acusan a la administración Obama de no haber aprendido la lección de la traición de Carter al Sha de Persia.

Aunque ni ningún Sharansky, ni ningún editorialista del New York Times, ni los consabidos estudiosos y especialistas del Oriente Medio pueden saber con seguridad si la democracia se extenderá por el mundo árabe, algunas lecciones pueden extraerse del pasado y algunas conjeturas razonables se pueden plantear para el futuro.

En primer lugar, la firma de acuerdos de paz con los autócratas es verdaderamente una apuesta. Si pensamos en el tratado de paz con Egipto de 1979, los académicos y periodistas israelíes han rechazado con una auténtica consistencia corporativista la idea de que una verdadera paz sólo podrá prevalecer a la larga entre democracias. A pesar de que la teoría de la "paz democrática" era original de Immanuel Kant, nuestros académicos y periodistas sabelotodos y dadores de lecciones nos quieren hacer creer que en realidad sólo se trata de una excusa barata que utiliza la derecha israelí para retrasar la llegada, por lado otro lado inevitable, de la paz.

En segundo lugar, ninguna revuelta anterior contra unos dirigentes autocráticos ocurrida en las sociedades árabes ha dado lugar, al menos hasta ahora, a una sociedad democrática. Los Nasser y Gadafis que derrocaron a los monarcas post-coloniales sólo se han dedicado a romper los récords de longevidad en el cargo y a competir en crueldad. Los libaneses, que en el 2005 se rebelaron contra sus amos sirios respaldados por Irán, ahora están siendo gobernados por Hezbolá (a través de un hombre de paja).

En tercer lugar, las raras elecciones libres (una y luego no más) celebradas en los países y sociedades árabes han sido ganadas por regla general por los islamistas. El Frente Islámico de Salvación (FIS) ganó las elecciones de 1991 en Argelia, y Hamas ganó las elecciones de 2006 en la Autoridad Palestina. De la misma manera que la Comisión Europea considera que los referendum son un tipo de examen con una respuesta correcta y otra incorrecta, el Departamento de Estado parece asumir simplemente que las elecciones libres son el preludio de unas sociedades libres.

En cuarto lugar, los Estados Unidos no permitirán que el ejército egipcio haga borrón y cuanta nueva de los 50 mil millones de dólares de ayuda proporcionada durante más de tres décadas. Se hará todo lo posible para mantener el ejército egipcio en el poder, mientras quizás las apariencias dirán que estamos ante una reforma democrática. Si Estados Unidos le da por apoyar clara y expresamente la democracia en Egipto, los Hermanos Musulmanes lo utilizarán para presentar a los partidos liberales egipcios como unos traidores pro-occidentales. Si los Estados Unidos deciden mantener un perfil bajo mientras el ejército pasa de las elecciones, el régimen militar será acusado de robar la revolución para satisfacer los intereses de los EEUU. En ambos casos, los islamistas se beneficiarán y América será culpable.

Los detractores de Israel afirman que un país "no puede ser a la vez judío Y democrático". Pero... ¿qué piensan de que un país pueda ser árabe y democrático? Teóricamente podría serlo: si la identidad nacional y los derechos de las minorías pueden reconciliarse en unos Estados-nación democráticos como son Japón, Suecia o Israel, ¿por qué no podrían reconciliarse en una Estado-nación árabe?

Es difícil responder a esta pregunta, ya que la historia aún no ha producido un ejemplo de un Estado árabe verdaderamente democrático. Mientras tanto, las afirmaciones de esos mismos países árabes de que "no puede existir un Estado judío y democrático" se revelan más bien como una manifestación de eso que los psicólogos llaman "una proyección".

Sharansky concluye su libro sobre la democracia diciendo que todos los pueblos, y no sólo todas las personas, son iguales. Muy bien. Sin embargo, tanto su Rusia natal como su adoptado Oriente Medio nos sugieren que no todas las culturas tienen la misma actitud hacia la democracia.

El famoso autor reaccionario Joseph de Maistre desestimó el concepto francés de los "derechos del hombre" con su ingenio típicamente aristocrático: "he conocido durante mi vida a franceses, británicos y rusos. Incluso he oído hablar (leído), gracias a Montesquieu, de los persas. Pero en lo que se refiera al hombre, confieso que nunca los he encontrado, y si existe lo hará sin mi conocimiento". Todas las personas y los pueblos son, y deben ser, iguales. Pero también deben ser diferentes. De la misma manera que los árabes se "proyectan" a si mismos cuando acusan a Israel de no ser democrático, los estadounidenses se "proyectan" a si mismos cuando estiman que los árabes darán o elegirán la respuesta "correcta" en las urnas.

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Wednesday, February 23, 2011

Cosas de las democracias: Erdogan se niega a renunciar al Premio Gadafi de los Derechos Humanos y los "F-16 israelíes" en la represión de los libios




¿Próximos premios Gadafi de los Derechos Humanos? ¿Gadafi,como Ben Ali y Mubarak, también era miembro de la Internacional Socialista?

1.- Mientras Libia vive la mayor masacre de su historia, la controversia crece en Turquía. El Primer Ministro Erdogan es criticado por la oposición por haber aceptado recibir, hace unos meses, el Premio Gadafi de los Derechos Humanos. Este premio, por cierto sumamente ridículo, es la causa de las protestas en Ankara que desean que Erdogan devuelva su trofeo. Pero el primer ministro islamista de Turquía se niega a ello. Añadir que entre los ganadores en el pasado están Fidel Castro, Louis Farakhan, Mandela, Chavez....

2.- Mientras Erdogan no quiere desprenderse de su premio... ¿Gadafi utiliza a los sionistas para matar a los civiles libios? Se podría pensar que es la última broma de moda... !!Pero no!! Miren más de cerca los rumores publicados en Twitter que dicen que...




Merci JSSNews y thanks Elder of Ziyon

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En el Estado judío, sólo los judíos son perseguidos por acusaciones de incitación - Israel Harel - Haaretz



A finales de julio del año pasado, un hombre delgado y frágil apareció en la TV israelí esposado en manos y pies y siendo arrastrado por unos policías. Este hombre esposado de una manera reservada hasta entonces para los asesinos, violadores y terroristas, era el rabino Yitzhak Shapira, uno de los autores de "Torat HaMelech" (la Torá del Rey).

Los dos principales delitos por los que fue encadenado fueron estos dictámenes: "No está prohibido matar a un gentil que viole siete preceptos religiosos", y "En cualquier lugar donde exista peligro para un judío por la presencia (amenazante) de unos gentiles, se le permitirá adelantarse y matarlos".

Incluso después de que Shapira fue humillado públicamente de esa manera, no se presentó ninguna acusación formal contra él. Mientras tanto, el rabino Dov Lior redactó un respaldo rabínico a su libro.

El rabino Dov Lior fue requerido entonces a comparecer ante la policía para completar la investigación, pero él se negó a ir. Ahora, una orden de arresto ha sido emitida en su contra. En ambos casos, no está claro por qué era necesaria una orden de comparecencia.

Los textos han sido publicados y desde entonces es posible presentar acusaciones en contra de ambos rabinos, Yitzhak Shapira y Dov Lior. Esto significa que Shai Nitzan, el fiscal que ordenó que el rabino Shapira fuera detenido y esposado a sabiendas de que no había fundamento para una acusación, tenía la intención de incitar a la opinión público en contra de él a través de una detención con mucha publicidad y esposado. Obviamente, esta era también su intención en el caso del rabino Dov Lior.

Los dictámenes del rabino Shapira se basan en las enseñanzas de los grandes sabios de la Torá, como por ejemplo Maimónides (y propios pues de otras épocas y de circunstancias mucho más complicadas). Como el hecho consiste en que han desenterrado unos Halajot hace ya mucho tiempo obsoletos, y que no merecen ninguna aclaración ni justificación religiosa, - solo los Kahanistas parecen estar tratando de justificarlos hoy en día -, el problema debería ser tratado en un ámbito público, educativo y moral, y no debería ser manejado por un fiscal agresivo que ha demostrado ser sumamente parcial, y que además detiene y esposa a la gente sin ningún tipo de juicio previo.

Estos zelotes de la acusación que en su estupidez expiden policías y órdenes de detención para hacer frente a estos rabinos, obligan al resto de rabinos moderados, que tienen opiniones muy diferentes a las de los rabinos Lior y Shapira, a posicionarse y defenderlos ante estas actuaciones.

No hace tanto, en medio de los atentados suicidas, un respetado profesor laico [N.P.: creo que hace referencia a Zeev Sternhell, que también escribe en el Haaretz] instó a los terroristas palestinos, por temor a que perdieran el apoyo al que tenían derecho, a que centraran sus ataques suicidas contra los colonos. Él no fue requerido ni siquiera para un mero requerimiento formulista.

En un estado como éste, que posteriormente llegó hasta al extremo de otorgar a ese mismo profesor e instigador el Premio Israel, el sistema de justicia ha perdido toda base moral para discutir el asunto de los rabinos Shapira y Lior. Este mismo país tampoco ha llevado a juicio a Azmi Bishara, quién, cuando pertenecía al mundo académico, justificaba y alentaba el terrorismo [N.P.: este diputado árabe finalmente huyó de Israel y se refugió bajo el manto de Hezbollah en el Líbano cuando se le acusó de haber entregado información y trabajar para Hezbollah. Se da la casualidad que actualmente se le trata de quitar la pensión que ha estado recibiendo hasta ahora por haber sido diputado de la Knesset].

La Corte Suprema de Justicia que envió al rabino Ido Elba a la cárcel por escribir cosas similares a las redactadas por el rabino Shapira, debería tener prohibido juzgar en materia de creencias y opiniones. Al fiscal encargado de la prevención contra la incitación, que tampoco tomó ninguna medida contra un famoso activista de la izquierda que escribió que estaba permitido cometer actos terroristas contra los israelíes porque eran "ocupantes", se le debería impedir hacer frente a estos temas sensibles, ya que no es apto para tratarlos, ni tampoco sus superiores que le apoyan.

El affaire del Dr. David Bukay, de la Universidad de Haifa, el único académico israelí que ha sido convocado para ser interrogado por sospechas de incitación (por los insultos que supuestamente dirigió a unos estudiantes árabes) es otro hecho más que ratifica la conducta política selectiva del fiscal Nitzan. Incluso después de que todas las investigaciones demostraran que las acusaciones contra Bukay eran falsas, Nitzan siguió tras él y ordenó a la policía que lo volviera a llamar para ser interrogado una vez más.

El Dr. Bukay finalmente quejó ante el Fiscal del Estado. "Hemos encontrado justificada", respondió la fiscalía, "su queja acerca de las instrucciones emitidas por Shai Nitzan. El Defensor del Pueblo ha dado a conocer los resultados de la investigación a la fiscalía del estado”. Y ahí se quedó la cosa.

La calle árabe en Israel está llena de publicaciones que incluyen palabras de incitación contra los judíos. Desde los minaretes, muecines e imanes incitan a su pueblo a matar a los judíos que contaminan al-Aqsa y profanan el sagrado suelo islámico. Esta incitación se lleva a cabo en Galilea, el Negev, el Triángulo, Wadi Ara, Jaffa y Jerusalén. Sin embargo, Nitzan no presta ninguna atención a estos actos de incitación.

Tal vez porque los árabes sean los buenos. O tal vez porque de inmediato se tendría que enfrentar a las diversas organizaciones de derechos civiles que rápidamente empezarían pondrían el grito en el cielo. Y tal vez por el Tribunal Superior de Justicia, como es su costumbre, saldría en apoyo de la “libertad de expresión” (de algunos, claro está). O tal vez porque entonces no encontraría mucha simpatía dentro de su entorno político, social y/o profesional.

¿Quién sabe? En el Estado judío, por lo que parece, la única incitación que se permite es la que va dirigida contra los judíos.

"Torat HaMelech" y otras publicaciones similares, no son un motivo de preocupación para la acusación. En primer lugar, son un asunto del público religioso, la gran mayoría del cual - incluyendo la mayoría de los rabinos - se opone a la aplicación de unas trasnochadas leyes religiosas que fueron desenterradas por el rabino Shapira.

Pero esto no es suficiente. Los rabinos y las figuras públicas deben tener el coraje de declarar que las leyes religiosas de este tipo deben dejar de existir. A esto hay que añadir también todas las leyes religiosas que discriminan a las mujeres, a los gays y que impiden que las minorías puedan conseguir la igualdad de derechos. En el mundo actual de la moral y de los valores, no es suficiente evitarlas, deben ser declaradas nulas y sin efecto. Sólo cuando este público se reúna y decida que la validez de estas obsoletas leyes religiosas ha sido totalmente revocada, habrá una posibilidad de iniciar un renacimiento religioso real. Y esto no solo debe limitarse a la esfera de casos que hablan de la pena capital.

Esta es la prueba teológica y moral para aquellos que rechazan "Torat HaMelech". Este es uno de los desafíos centrales que debe enfrentar el sionismo religioso.

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Tuesday, February 22, 2011

Palestina, una obsesión de los radicales occidentales más que de los árabes - Brendan O'Neill - The Australian



"Hasta que a los palestinos no les sean devueltos sus derechos vamos a tener inestabilidad en todo el Oriente Medio", declaraba John Pilger a la ABC anoche. "Es fundamental para todo (lo que está pasando)".

Sin embargo, una de las cosas más sorprendentes acerca de la sublevación en Egipto fue la falta de carteles a favor de Palestina. Como observaba en directo Amr Hamzawy en la Plaza Tahrir, no había carteles que dijeran "Muerte a Israel, Estados Unidos y el imperialismo mundial" o "juntos hasta liberar Palestina".

En cambio, esta rebelión era acerca de la libertad y las condiciones de vida de los propios egipcios. Sin embargo, en una manifestación a favor de Egipto celebrada el pasado sábado en Londres, se podía observar un mar de pancartas a favor de Palestina. "Palestina libre" y "Fin de la ocupación israelí" decían. Los oradores, que tenían problemas para excitar al público con sus referencias a los acontecimientos en Egipto, tenían que decir en más de una ocasión: "Vamos Londres, puedes gritar más fuerte aún". No obstante, cada mención de la palabra Palestina inducía a una especie de excitación pavloviana entre los asistentes. Cuando la palabra era pronunciada aplaudían con fervor y cantaban: "Libertad, !Palestina libre!".

Esto nos revela algo importante sobre la cuestión de Palestina. En los últimos años se ha trasladado desde el ámbito del radicalismo árabe, donde egipcios y otros pueblos árabes exigían frecuentemente la creación de un Estado palestino, hasta convertirse actualmente casi en propiedad exclusiva de los radicales occidentales de clase media, estilo Pilger.

Vaciados de su vigor y militancia nacionalista, el problema de Palestina, al parecer, ahora resulta de escaso interés inmediato para las protestas árabes y en su lugar se ha convertido en la última y más célebre causa de los activistas progresistas occidentales, que sólo desean tener un pueblo víctima al que mimar.

El poder y el encanto de Palestina en los círculos radicales occidentales es extraordinario. Palestina es el único problema que les emociona. Pero no hay nada de progresista en su fervor por Palestina. No está impulsado por las demandas de un mejor futuro y de un desarrollo económico para una patria palestina en Cisjordania y Gaza. Realmente lo que les impulsa es una visión de los palestinos como víctimas últimas, como una especie de niños desafortunados y patéticos víctimas de un nuevo orden mundial que necesitan amable y urgentemente de unos marchitos y aburridos occidentales para protegerles de Gran Malvado Israel.

El actual izquierdismo pro-Palestina es más antropológico que político. Se trata a los palestinos menos como un pueblo que debería tener sus derechos democráticos y más como una especie de tribu fascinante que debe ser estimulada y preservada. Algunos radicales occidentales han adoptado incluso las modas de su tribu favorita. Si se pasean por cualquier campus universitario occidental o se se unen a una marcha de la izquierda, verán a los jóvenes con su keffiyeh palestina al cuello, una especie de mimetización políticamente correcta.

Esta es más una política de compasión que de solidaridad. Grupos de jóvenes occidentales de clase media se van de vacaciones a la Ribera Occidental y Gaza para sentir piedad por los palestinos. Ellos a su vez vuelven maravillados de la hermosa dignidad de este pueblo sitiado, como esas esposas de los antiguos colonialistas victorianos que descubrieron que les gustaban mucho más las tribus africanas que habían ido a cristianizar. "Nunca he conocido a gente como los palestinos. Son la gente más fuerte que he conocido", bramaba la activista británica por la paz Kate Burton, quien salió en los titulares de la presa en el 2006 tras haber sido secuestrada por una facción palestina en Gaza.

Por supuesto, los occidentales han practicado a menudo este tipo de aventuras o turismo moral en el extranjero, ya sea como misioneros o revolucionarios. Lo que es diferente en este "piadoso" turismo pro-palestino es que estos occidentales no pretenden convertir a los palestinos a su religión políticamente correcta, ni tomar las armas con ellos, simplemente sienten una gran empatía por ellos, y es que necesitan sumergirse en lo que consideran que son "las experiencias de las víctimas por antonomasia". Uno de estos sufrientes occidentales llegó a escribir en el New Statesman acerca de su experiencia de vivir "en un estado de sitio" en Belén: "Estoy empezando a entender lo que es ser un palestino".

Este es realmente el objetivo último de estas visitas guiadas por la empatía, "tener una experiencia" que haga realidad la política de victimismo que muchos de estos activistas occidentales suscriben totalmente. Cuando algunos de estos aburridos y ociosos jóvenes occidentales sienten que en su vida cotidiana falta el entusiasmo o la adrenalina, algunos de ellos viajan hasta Perú para practicar el puenting. En el caso de estos izquierdistas occidentales que sienten la política, y que en sus países se sienten anquilosados por la falta de hechos emocionantes y "revolucionarios" a los que dedicarse, se precipitan sobre los viajes a Palestina.

Hay un profundo narcisismo detrás de todo este movimiento de piedad hacia los palestinos. Cuando la activista estadounidense Rachel Corrie murió a causa de que un bulldozer israelí en Gaza en 2003 (cuando ella trataba de impedir su destrucción de unas estructuras y se colocó en una posición donde el conductor no la podía ver), dio lugar a una obra teatral llamada “Mi nombre es Rachel Corrie”. El asesinato del activista británico Tom Hurndall en Gaza en 2004 dio lugar a una película llamada “El disparo de Thomas Hurndall”.

Todo esto, obviamente, hablaba acerca de ellos, de esos occidentales buenos y puros que fueron a encontrarse a sí mismos en Palestina, en lugar de hablar de esos otros, los palestinos actuales.

Ahora también hay un barco que se llama MV Rachel Corrie, y que fue uno de los asaltados por las Fuerzas de Defensa de Israel cuando navegaba hacia Gaza el año pasado. Todos los que son y desean ser alguien dentro de la Europa progresista parecían interesados en navegar en él. Parlamentarios, pensadores, premios Nobel Premio de la Paz, novelistas..., todos los que fueron en el MV Rachel Corrie hacia Gaza estaban muy interesados en proclamar su decencia moral al ponerse de pie, al estilo de Kate Winslet en la película del Titanic, en la cubierta de un barco que navegaba contra Israel.

Porque ser y manifestarse "por Palestina" es hoy, en última instancia, una manera egoísta de dotarse de buena publicidad, de decir a todos que eres bueno, decente y moral, ya que te opones al "nazismo" actual, ese practicado por el Estado israelí. Para estos activistas históricamente ignorantes, los israelíes son los nuevos nazis y Gaza es el nuevo gueto de Varsovia. Como declaraba el título de una reciente charla en Londres:"¿Un nuevo Hitler para una Nueva Era? El auge del terror israelí".

Estos "sufridores por los palestinos" no tienen tiempo para pensar en el inconveniente de que Hamas sea una entidad política dictatorial e intolerante, que no tiene tiempo para los derechos de los homosexuales o para la igualdad de la mujer. En cambio, todo se reduce a una especie de historia de Narnia, con malvadas brujas y faunos buenos, porque todo esto en última instancia sólo trata de proporcionar mayores sensaciones y un impulso vital a estos aburridos y vacíos occidentales, algo que resulta necesario para sus vidas, y no se trata tanto de desenredar una realidad política desagradable.

Es muy revelador que Palestina se haya vuelto menos importante para los árabes y en cambio sea de una gran importancia simbólica para los radicales occidentales, y ello al mismo tiempo. Con el pueblo palestino algo desalentado, la cuestión de Palestina puede llegar a ser el perfecto argumento político para todos esos radicales occidentales a los que les gusta disfrazarse de víctimas.

The Australian

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Sunday, February 20, 2011

El New York Times revisa el proceso de paz (a su peculiar e interesada manera, claro está) - Sol Stern - Jewish Ideas Daily




El mapa de Olmert publicado por el Haaretz en diciembre de 2009

"El plan de paz que casi fue y que todavía podría ser", titulaba en toda su portada del 13 de febrero el New York Times Magazine, acompañando el sensacionalismo del titular con una fotografía del ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, y del presidente de la Autoridad Palestiina, Mahmoud Abbas, cada uno agarrado al brazo del otro. Los dos dirigentes, decía el NYTimes con emoción, "casi firmaron un acuerdo histórico en 2008, y ha llegado el momento de resucitar esa posibilidad".

Un artículo en el interior, firmado por Bernard Avishai, seguía de cerca una noticia publicada por el NYTimes en su primera plana como “primicia” el pasado 27 de enero. En esa historia, escrita por el el corresponsal en Israel Ethan Bronner, los lectores tenían noticia de cuán "cerca de un acuerdo final de paz" estuvieron Olmert y Abbas hacia el final de 2008, logro suspendido solamente por los problemas jurídicos a los que se enfrentaba en ese momento Olmert y por el inicio de la guerra de Gaza. Según Bronner, el progreso hacia la paz fue finalmente detenido en seco por la elección a principios del 2009 de un nuevo gobierno israelí de línea dura dirigido por Benjamin Netanyahu.

Según relataba Bronner, su artículo se basaba en una entrevista con Olmert (y otra similar con el presidente Abbas) que había sido llevada a cabo para el NYTimes por el mismo Bernard Avisha, un escritor independiente, un activista por la paz y el autor de la propuesta de transformar Israel de un Estado judío en una “República secular hebrea". Es el propio relato de Avishai, unas 4.700 palabras relatando las negociaciones entre Olmert y Abbas, el que se publica ahora, con ilustraciones y mapas, en varias páginas del Magazine del NYTimes. Por lo tanto, en un plazo de dos semanas este famoso y reputado diario ha embarcado todo su prestigio detrás de dos artículos muy similares que, coincidentemente, se dedican a fortalecer la propia posición editorial del diario sobre quien es más responsable del callejón sin salida israelo-palestino y sobre la mejor forma de resolverlo.

Como Avishai tiene la intención de ser el más completo y a priori es el que más "autoridad" atesora (el fue el entrevistador), centrémonos en su relato de la historia. Según él, Olmert y Abbas le confirmaron por separado que se reunieron muchas veces entre 2007 y 2008, y que el avance fundamental hacia un acuerdo de paz y una solución de dos Estados llegó el 16 de septiembre de 2008. Ese día, en la residencia del primer ministro en Jerusalén, Olmert le presentó a Abbas un gran mapa que mostraba cómo Israel podría conservar un 6,3% del territorio palestino de Cisjordania y evitar así la evacuación de la mayoría de los asentamientos judíos.

Para compensar a los palestinos, Olmert propuso la transferencia de una cantidad equivalente de territorio de Israel al futuro Estado palestino. También estuvo de acuerdo en dividir la ciudad de Jerusalén, con un consorcio de cinco naciones controlando la Ciudad Vieja y los lugares sagrados judíos y musulmanes. Por su parte, los palestinos tenían que abandonar su histórica demanda de un "derecho de retorno" a Israel de los refugiados de 1948 y sus descendientes, aunque Olmert ofreció admitir a 5.000 refugiados anuales durante más de un lustro (una década para otras fuentes) sobre la base de “motivos humanitarios”.

En cuanto al mapa de Olmert, Abbas aseguró al primer ministro israelí que era digno de estudio y de ulteriores negociaciones, y los dos hombres se separaron remitiéndose a ellas. Pero entonces, según Olmert, Abbas "enmudeció", aunque las conversaciones con los palestinos continuaron a un nivel inferior hasta que la elección de Netanyahu dio una trágica marcha atrás a todo el proceso.

La versión de Abbas de esos mismos hechos es que Olmert, distraído por los cargos de corrupción que se formulaban en su contra y por la cercana guerra de Gaza, no pudo enviar un representante a una reunión convocada por Condoleezza Rice en Washington. No obstante él, o sea Abbas, había estado a punto a reanudar las conversaciones de todos modos, incluso después de que Israel invadiera Gaza.

¿Y cuál es la urgencia para la publicación de estos dos artículos tan similares precisamente en estos momentos? Tal como lo expone Avishai, el paso de tiempo adicional, junto con la actual crisis en el Oriente Medio árabe, han vuelto a plantear la posibilidad de un avance y de una reactivación de las conversaciones abandonadas hasta el momento, cuando "las diferencias parecían tan lamentablemente mínimas".

De una manera muy cercana al autobombo, Avishai promociona sus "revelaciones exclusivas" como si propiciaran una nueva oportunidad para la paz, y es que como él añade deliberadamente, si el presidente Obama diera ahora los pasos para cerrar la brecha y recogiera a los israelíes y los palestinos de allí donde se quedaron hace dos años, y con la ayuda de la comunidad internacional empujando para la formalización de un acuerdo, Israel no tendría más remedio que aceptar. De lo contrario - y para ello Avishai cita a un frustrado Abbas -, "Si no pasa nada, voy a tener que tomar un decisión muy... muy dolorosa. No me pregunten al respecto".

Sólo hay dos problemas con la narración de Avishai y las conclusiones que extrae de ella. Uno es que, verdaderamente, el material que ha publicado el NYTimes por dos veces en dos semanas no es nuevo, y el otro problema es que la “parte novedosa” simplemente no dice la verdad.

No ha sido Avishai el primer periodista en revelar los detalles acerca de lo ofrecido en septiembre de 2008 por Olmert a Abbas, y ni siquiera ha sido el segundo o el tercer periodista en hacerlo. El primero en informar del ofrecimiento fue Kevin Paraino, del Newsweek, en junio de 2009. Según Paraino, Olmert le habló del mapa que había presentado a Abbas en septiembre del 2008, además de su oferta para dividir Jerusalén. Abbas, relataba Paraino, "estudió todo el material y comenzó a formular una respuesta... Pero el tiempo, finalmente, se había acabado".

Dos meses más tarde, publicó un artículo por separado en el City Journal sobre la conversaciones entre Olmert y Abbas - basándose en una entrevista que realicé a Olmert, y en la que también me habló de la reunión y del mapa que había presentado a Abbas el 16 de septiembre 2008 -, agregando que Abbas había tomado sus distancias con respecto al mapa (un detalle que falta en el relato de Avishai) y luego había roto la promesa que había hecho de regresar al día siguiente para proseguir con los debates. Una llamada llegó de la oficina de Abbas comunicando que el presidente de la ANP había olvidado una cita en Ammán con el rey jordano, pero que a cambio habría más conversaciones en los próximos días. Según Olmert, fue lo último que escuchó de Abbas.

El tercer periodista que informó sobre la reunión Olmert-Abbas fue Aluf Benn, un respetado periodista del diario hebreo Haaretz . En una historia presentada el 17 de diciembre de 2009, y calificada como "exclusiva", Benn proporciona todos los detalles del ofrecimiento de Olmert a Abbas en Septiembre de 2008. El periódico también publicó el mapa de Olmert, el cual detallaba la propuesta de intercambio de tierras entre Israel y el futuro Estado palestino. [N.P.: la noticia generó incluso un post por mi parte, "El plan de paz de Olmert - Aluf Benn - Haaretz"]

Por lo tanto, contrariamente a lo que dice el NYTimes, la afirmación de que Olmert ha revelado nueva información exclusiva a Avishai parece más bien deberse a que el ex primer ministro israelí, ampliamente desprestigiado en el país y desesperado por seguir siendo relevante, ha comenzado a largar a diestro y siniestro sobre sus negociaciones con Abbas, más de un año y medio después, con cualquiera que quisiera escucharlo [N.P.: Creo que también ha publicado un libro de memorias recientemente, y obviamente el marketing requiere de publicidad y que se hable de él].

Eso con respecto a las "novedades exclusivas". Más atroz es que lo que se cuenta no es cierto. Entre los muchos elementos a tomar en cuenta, la preocupación más importante en el esfuerzo de Avishai por crear una historia de portada plausible es absolver a Abbas de la responsabilidad de alejarse de una oportunidad más que ostensible de obtener un Estado palestino, al estilo de como Yasir Arafat, el predecesor de Abbas, se alejó de la oferta de Bill Clinton de un Estado palestino en las conversaciones de Camp David en 2000, y circunstancias similares, cuando las dos partes supuestamente estaban a una pulgada de un acuerdo.

Sin ningún tipo de crítica, Avishai simplemente se limita a aceptar de forma transparente las afirmaciones de valor nominal de Abbas, es decir, que las razones por las que las negociaciones con Olmert no continuaron después de septiembre de 2008 fueron el comienzo de la guerra de Gaza y la preocupación de su buen amigo Olmert con sus problemas legales. En otras palabras, fue "culpa de Israel".

Estas son puras tonterías. La guerra de Gaza no estuvo en el horizonte del gobierno israelí durante los más de tres meses posteriores a la última reunión entre Olmert y Abbas. Por otra parte, los problemas legales de Olmert habrían vuelto al primer ministro israelí más deseoso de reforzar su reputación personal sentando las bases de un acuerdo de paz con los palestinos. En la actualidad, sólo hay una razón plausible para el fracaso de Abbas a la hora de volver a discutir el tema de las fronteras. El presidente de la Autoridad Palestina no podía y no podrá nunca anunciar a los refugiados palestinos y a sus innumerables descendientes que su sueño de 60 años de edad (mantenido y reforzado por los dirigentes palestinos y árabes), el de regresar a sus hogares en Israel, había terminado.

Es preciso añadir que en el blanqueo de la irresponsabilidad de Abbas con respecto a las ofertas sin precedentes e impresionantes de Olmert, Avishai tiene un cómplice. Es decir, el propio Ehud Olmert, que ahora parece haber cambiado su versión de los hechos tal como los describe. Avishai cita a Olmert diciendo "Estábamos muy cerca, más que nunca en el pasado, para completar un acuerdo sobre unos principios que habrían llevado al final del conflicto entre nosotros y los palestinos".

¿"Nosotros" estábamos muy cerca? Cualquiera que sean las razones personales o los fines que ahora persiga Olmert, esto que afirma ahora es completamente contrario a lo que declaró ante mí en 2009, donde se mostraba consternado por la decisión de Abbas de romper las negociaciones y enmudecer, una señal evidente de que Abbas no se mostraba de ninguna manera cercano a un acuerdo, vamos, ni siquiera cercano. Tampoco sé, ni lo sospecho, porque Olmert no dijo nada acerca de estar cerca de un acuerdo en sus entrevistas con el Newsweek y con el Haaretz . Si lo hubiera hecho, seguramente esas publicaciones habrían considerado esa opinión de un gran interés periodístico, además de ser la primera confirmación de un primer ministro israelí de un verdadero socio palestino para la paz.

Ahora el NYTimes parece pretender obviar la falta de Abbas echando la culpa al actual gobierno de Israel, con lo que tácitamente parece consolidar su propio giro político a la hora de considerar el proceso de paz. A menudo se dice que la verdad es la primera víctima de la guerra. Al parecer, los "delirios de paz" pueden tener unos similares efectos debilitadores en los líderes políticos, los periodistas que escriben sobre ellos y los editores de periódicos influyentes.

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Devorando a nuestros líderes - Yoaz Hendel - Ynet


Saturno devorando a sus hijos (detalle), Francisco de Goya

¿Qué nos sucede, desde cuándo se ha convertido Israel en una tierra que devora a sus propios líderes? Un estado repleto de profetas y de políticamente correctos, gobernado por los abogados, lleno de hipocresía y superficialidad en sus medios de comunicación hasta el grado de la parálisis.

Nuestros funcionarios electos son crucificados sólo por estar ahí, independientemente de su religión, credo o partido. La gente les crítica por el simple hecho de criticar, con el fin de satisfacer a las masas. Si bien ya existía una tendencia a crucificar a la gente en esta tierra, esta vez las formas son mucho más sangrientas de lo habitual. Mucho antes del affaire Galant, y al parecer mucho más después de él, ya se miraba descaradamente en los asuntos privados de nuestros líderes para despreciarlos más y mejor.

Tomen el caso del ministro de Defensa, Ehud Barak. A pesar de que nunca fue santo de mi devoción, es difícil ignorar la forma en que se le convirtió en la raíz de todo mal. El hombre ya llevaba largo tiempo siendo crucificado (lo último, su abandono del Partido Laborista), no obstante, aún existen personas que desean más y más sangre.

Estaban los días en que la izquierda acusaba a Barak de arruinar el sueño de paz, cuando le dijo al mundo que Arafat no era ningún socio para la paz. Hoy se le acusa de haber arruinado los sueños de un buen jefe del IDF. A lo que estamos asistiendo es a un raro consenso judío, lo único que se pretende es ofrecer a Barak en sacrificio.

Alternativamente, si usted se siente enfermo y cansado con los titulares sobre Barak, puede pasar al primer ministro Benjamin Netanyahu. El hombre fue elegido democráticamente para el puesto de culpable favorito. Según los analistas políticos, es el responsable de la ausencia de paz, de la hostilidad árabe, de la subida de los precios mundiales del petróleo, de la inestabilidad del clima, del incendio del Carmel, y de otras muchas cosas más.

Sin embargo, ¿qué hay de los ministros Yaalon, Steinitz, Saar, Lieberman, Aharonovitch, Shalom, Yishai y los demás? ¿Cuándo fue la última vez que oímos hablar de alguna medida medianamente positiva que hubieran promovido o de alguna sabia decisión adoptada?

No puede ser que vivamos en un lugar tan terrible. Miren a su alrededor. De hecho, por supuesto, hay mucho que mejorar, pero la crítica no siempre tiene que incluir la crucifixión y la puntilla. Un dicho hebreo muy conocido afirma que "uno tiene que trabajar para ganarse el respeto". Sin embargo, cuando se trata del liderazgo en el Estado judío, lo contrario también es lo cierto: “sin un mínimo respeto, ¿quién demonios querría trabajar ahí?”.

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La hostilidad hacia Israel, la única cosa que pondría de acuerdo a todos los egipcios - Dan Eldar - Haaretz



Fue una paz distorsionada desde el momento en que se firmó hace más de 30 años. La estratagia de "paz" de Egipto sólo tenía por objeto recuperar el Sinaí y obtener el apoyo generoso de los EEUU. Desde sus inicios estuvo llena de hostilidad y desconfianza hacia nosotros. Aparte de la suspensión de la beligerancia, los egipcios no impregnaron al tratado con cualquier elemento que conllevara a una paz plena y sincera con su antiguo enemigo.

Los sentimientos de hostilidad popular hacia Israel, el sionismo y el pueblo judío todavía están muy extendidas entre el pueblo egipcio. Los creadores de opinión pública, incluidos los intelectuales liberales y los medios de comunicación, que hasta ahora estaban controlados por las autoridades, desde hace años no dudan en demonizar a Israel y a sus dirigentes, demonizando de manera antisemita a los judíos e incitando al odio de Israel, todo ello desafiando el espíritu del tratado de paz. Egipto contempló el acuerdo de paz en el sentido más limitado posible. Sus dirigentes y responsables políticos, de Anwar Sadat en adelante, vieron sobre todo el proceso de paz con Israel como un medio de reducirlo a su "tamaño natural", es decir a las fronteras anteriores a 1967, privando a Israel de activos estratégicos.

Egipto, bajo el gobierno de Hosni Mubarak, prefirió retrasar el proceso de paz y la normalización entre Israel y el resto del mundo árabe tanto como fuera posible, a fin de preservar su legitimidad y liderazgo entre los países árabes en lo que respecta a las actividades diplomáticas, presentándose como el único e inevitable mediador regional.

Mubarak desempeñó un papel importante a la hora de frustrar las conversaciones entre israelíes y palestinos en Camp David en 2000. Con el apoyo de los medios de comunicación egipcios y de los clérigos musulmanes, advirtió a Yasser Arafat de que sería considerado un traidor si aceptaba las propuestas planteadas en dichas conversaciones, negándole la legitimidad que tenía para tomar decisiones sobre Jerusalén.

Egipto, por lo tanto, contribuyó al estallido de la segunda intifada, que le proporcionó una especie de guerra de desgaste contra Israel a través de los palestinos. Ese fue el paradigma egipcio de una paz con Israel: el control indirecto de un enfrentamiento de baja intensidad.

La combinación de sombría realidad nacional diaria en Egipto y su política de paz mínima con Israel a largo de los años, nos proporciona un pronóstico sombrío para el futuro de las relaciones entre los dos países. En las negociaciones con la oposición egipcia sobre el futuro del régimen, el ejército podría tener que mostrarse más tolerante con las fuerzas islamistas, aunque sólo fuera para preservar su condición de árbitro y de estabilizador.

La hostilidad hacia Israel, que está profundamente arraigado en la conciencia egipcia, y el apoyo de una creciente identificación con el Islam, podría convertirse en un vínculo entre los diversos elementos de la oposición y el ejército. Si la Hermandad Musulmana forma parte del próximo gobierno, se podría acelerar el deterioro de las relaciones con Israel, hasta el punto de que se deroge el tratado de paz, a pesar de las recientes declaraciones de los jefes del ejército.

El ejército egipcio, que no es necesariamente fiel a una ética laica como el ejército turco, podría cambiar su orientación hacia el tratado de paz con Israel. Su programa de entrenamiento aún considera a Israel como la amenaza principal. El deslizamiento hacia un ambiente de ruido de sables podría proceder gradualmente a partir de una estridente retórica anti-Israel por parte de los partidos de la oposición legal a través de demandas en los foros de las Naciones Unidas para que se realicen cambios en los acuerdos de desmilitarización en el Sinaí, junto con las demandas de inspecciones de las armas nucleares que Egipto afirma que posee Israel.

La política de Israel hacia Egipto, de la izquierda y la derecha por igual, ajustada en los últimos años a los parámetros de la paz fría y al distorsionamiento dictado por el régimen de Mubarak, aun mantiene una evaluación exagerada de la importancia regional de Egipto. Ahora, con la eliminación de Mubarak, parece que ha llegado el momento de actualizar esta política y preparar todas las herramientas diplomáticas y de seguridad a disposición de Israel para la posibilidad de una evolución negativa en el sur.

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Egipto ya no está comprometido en una alianza contra Irán - Aluf Benn - Haaretz



Hace un año y medio, un submarino de la Armada de Israel cruzó el Canal de Suez en su camino desde Haifa hasta el Mar Rojo, donde se llevó a cabo un ejercicio naval y regresó. Ese viaje inusual reflejaba la creciente cooperación estratégica entre Israel y Egipto, la cual tenía por objeto lanzar un mensaje de aviso a Irán. El submarino demostró la rapidez con que Israel podría desplegar su fuerza de disuasión cerca de las costas de Irán, con un apoyo tácito de Egipto.

Una vez más, el canal está siendo utilizado para enviar un mensaje de disuasión, pero esta vez se invierte la dirección. Egipto está permitiendo que los buques de guerra iraníes crucen el canal en su camino hacia los puertos de Siria. Israel lo ha criticado públicamente, con el argumento de que se trata de un movimiento provocativo, pero Egipto ha ignorado las presiones y ha otorgado el permiso de paso a la marina iraní, lo cual simboliza un cambio en el equilibrio regional de poder tras la caída del presidente Hosni Mubarak.

Egipto nos manda la señal de que ya no está comprometido en una alianza estratégica contra Irán, y que El Cairo está dispuesto a hacer negocios con Teherán. Esto es precisamente lo que Turquía ha hecho en los últimos años por medio del Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan.

Desde el levantamiento contra Mubarak, la paz fría entre Egipto e Israel se ha enfriado aún más. La entrega de gas natural a Israel, que fue cortada después de un ataque terrorista contra una estación del norte del Sinaí, todavía no se ha reanudado.

El jeque Yusuf al-Qaradawi regresó a El Cairo después de décadas en el exilio y se dirigió este viernes a una gran multitud en la Plaza Tahrir pidiendo la liberación de la mezquita de Al-Aqsa y una victoria próximo contra Israel. En el pasado, el jeque había expresado su apoyo a los ataques suicidas contra los israelíes y hace dos años describió el Holocausto como un "castigo de Dios a los judíos".

La aparición de la tea islamista en la plaza Tahrir ha devuelto el odio a Israel al centro del debate público sobre el futuro de Egipto. Hasta ahora, el argumento era que la revolución no tenía más que referentes basados en las cuestiones nacionales, nada que ver pues con las relaciones de Egipto con los Estados Unidos o Israel. La Hermandad Musulmana ha estado tratando de enviar mensajes de moderación hacia Occidente, pero estas útimas manifestacions no resultan reconfortantes.

Hay una creciente preocupación en Israel de que Egipto se convierta en un frente hostil, aumentando la sensación de aislamiento internacional que se ha intensificado desde que Benjamin Netanyahu se convirtió en primer ministro. La reciente votación en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la resolución promovida por los palestinos para etiquetar a los asentamientos como ilegales, ha aumentado esta sensación de aislamiento. Con 14 estados que apoyan esta medida, Israel necesitó del veto estadounidense.

Los palestinos pueden haber perdido esta votación, pero el tema ha demostrado qué lado del conflicto goza de un amplio reconocimiento internacional.

Reforzado con el apoyo del Congreso, Netanyahu consiguió que el presidente Barack Obama utilizara el veto, algo que había evitado hasta la fecha. Los estadounidenses sostuvieron que la internacionalización del conflicto no puede sustituir las negociaciones directas, y que las decisiones forzadas sólo darán lugar a que las partes asuman posiciones más extremas.
No está claro lo que Obama tratará de conseguir de Netanyahu a cambio: un plan para el establecimiento de un Estado palestino en los territorios, o la aceptación de un plan de paz estadounidense. El presidente de EEUU sostiene que Washington necesita reforzar su credibilidad en el mundo árabe y que Israel debe contribuir
considerablemente para garantizar que los nuevos regímenes en la zona sean amistosos.

Ahora que el Partido Laborista ha sido expulsado de la coalición, el gobierno está girando hacia la derecha. En las próximas semanas, Netanyahu tendrá que maniobrar entre las amenazas emitidas por el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, y la presión internacional. Después de haber perdido a su amigo Mubarak, todo será aún más difícil que en el pasado.

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Antisemitismo en España: Una encuesta para negar un problema - Robin Stoller y Alejandro Baer - IIBSA



En la víspera del año nuevo judío, el pasado 9 de septiembre, el Ministro de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos presentaba en rueda de prensa los resultados del primer estudio sociológico sobre antisemitismo en España. Según el Ministro Moratinos: “la opinión pública en España no es antisemita”. Los datos del estudio indican lo contrario y la Federacion de Comunidades Judías y el Movimiento contra la Intolerancia ve “resultados altamente preocupantes”. Pero no solo los datos que no se han hecho públicos en la presentación a la prensa son preocupantes. El desarrollo del estudio, los métodos empleados, los resultados y su presentación transmiten una imagen lamentable de cómo se ha abordado en España el problema del antisemitismo.

Los antecedentes: España líder en las encuestas sobre antisemitismo

En mayo del año pasado 14 congresistas de los EEUU escribieron una carta abierta al presidente Rodríguez Zapatero en que mostraban su preocupación por el creciente antisemitismo en España y pedían que se tomaran medidas para denunciar y combatir esta lacra. La inquietud de los congresistas se basaba fundamentalmente en los datos que arrojaban las encuestas internacionales. En el año 2007 la Anti-Defamation League difundía un estudio sobre antisemitismo realizado en cinco países europeos, según el cual España es el país en que los estereotipos anti-judíos están más extendidos. Un estudio del PEW Global Research un año más tarde mostraba que el 46% de los españoles tenía opiniones negativas o muy negativas sobre los judíos. En 2009 otra encuesta de ADL reflejaba que los niveles de acuerdo con afirmaciones antisemitas en España habían vuelto a aumentar. España encabezaba la lista de los siete países estudiados y destacaba especialmente en la aceptación que gozaban las teorías conspiratorias: un 74% de los encuestados españoles se mostaron de acuerdo con la frase “Los judíos tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales”. La carta de los diputados americanos también alertaba sobre la frecuente retórica antisemita en los principales medios de comunicación, que en sus críticas a acciones o políticas del Estado de Israel empleaba burdos tópicos y estereotipos anti-judíos. En los últimos dos años hubo también varias agresiones antisemitas hacía judíos españoles e israelíes. El Observatorio de Antisemitismo en España recoge una serie de episodios que apenas han trascendido en los medios de comunicación. El más reciente en junio de 2010, cuando un empresario israelí fue agredido por unos 200 jóvenes en la Universidad Autónoma de Madrid, cuando se disponía a participar en un encuentro hispano-israelí sobre energías renovables, que no pudo celebrarse por el boicot estudiantil. Estos hechos son muestras de impunidad antisemita en España, que existe y crece al amparo del políticamente correcto “anti-sionismo”.

Al Ministerio de Exteriores le recordaban desde fuera que España tenía un problema de antisemitismo y que debía afrontarlo. Ciertamente, el gobierno de Zapatero había iniciado una serie de pasos en la buena direción. En 2005 se conmemoraba por vez primera oficialmente el 27 de enero como Día del recuerdo del Holocausto y Prevencion de los Crimenes contra la Humanidad. España también organizó ese año en Córdoba, en preparación de su inminente presidencia de la OSCE, la Conferencia Internacional sobre Antisemitismo. A comienzos de 2007 se crea la institución de diplomacia pública Casa Sefarad-Israel, vinculada al Ministerio de Exteriores y a la ciudad de Madrid, con el fin de fomentar el conocimiento de la cultura judía y estrechar lazos entre España y las comunidades judías y el Estado de Israel. La institución inicia en los ultimos años una importante labor de formación de educadores sobre la temática de la Shoah, y a finales de 2008 España es aceptada también como miembro de pleno derecho de la Taskforce for International Cooperation on Holocaust Education, Remembrance, and Research.

Un estudio sociológico propio que midiera el antisemitismo en España era todavía una asignatura pendiente en los foros internacionales. Casa Sefarad-Israel asume su ejecución. Pero en este caso, no se trató de una primera medida, un diagnóstico, en la lucha contra lacra del antisemitismo, sino de una operación orientada a solucionar el problema del antisemitismo en España negando su existencia.

Mentiras, mentiras infames y estadísticas...

Fue el político y escritor británico Benjamin Disraeli quien dijo que había tres tipos de mentiras: Lies, damn lies and statistics (mentiras, mentiras infames y estadísticas). La encuesta de Casa Sefarad-Israel muestra la actualidad del aforismo. “Los resultados de la encuesta permiten contrarrestar con rigor la opinión de que España es fuertemente antisemita”, leemos en la web de Casa Sefarad-Israel. Este fue el axioma con el que el Ministro Moratinos y el Director de Casa Sefarad-Israel presentaron el nuevo estudio ante la prensa. “La opinión desfavorable sobre los judíos ha bajado”, “las opiniones desfavorables respecto a los judíos están al mismo nivel que las relativas a los otros colectivos”, “una opinión favorable sobre los judíos subió al 48%”, “el grado de islamofobia es muy superior al de antisemitismo”.

¿Cómo se llega a los datos? La primera fase del estudio consistió en un estudio cualitativo con seis grupos de discusión. Su cometido fue explorar la especificidad de los discursos y tópicos anti-judíos en España para diseñar luego, a partir de los hallazgos, un cuestionario más preciso que permitiera medir su intensidad. Pero la información que daba el cualitativo –que confirmaba la presencia de un amplio abanico de asentados esteterotipos antisemitas entre la población– fue desestimada. Los resultados no se hicieron públicos. La dirección de Casa Sefarad-Israel cambia de estrategia a mitad de camino y, sin continuidad alguna con el estudio cualitativo, elabora un cuestionario que no solo no mide prejuicios antisemitas, sino que contiene preguntas que están planteadas en forma y orden que solo pueden producir resultados positivos. Por ejemplo, se pregunta a los encuestados si están de acuerdo o no en que “la única solución al conflicto de Oriente Medio es la convivencia pacífica entre Israel y un Estado palestino independiente” o si creen que los judíos “crean problemas en España”.

Solo dos items de todo el cuestionario pueden ser indicadores de antisemitismo y estos han arrojado datos (que no fueron mencionados en la rueda de prensa) aún más preocupantes que las citadas encuestas internacionales. El 58,4% de la poblacion española opina que “Los judíos tienen mucho poder porque controlan la economía y los medios de comunicación”. Entre los estudiantes universitarios esta cifra alcanza un 62,2%. La afirmación “Los judíos usan el Holocausto a su favor” da lugar a un 54,9% de respuestas afirmativas. Solo un tercio de los españoles responde estar en desacuerdo con estas dos afirmaciones inequívocamente antisemitas.

Estos datos no se mencionaron en la presentación y tampoco aparecen en el resumen ejecutivo enviado a la prensa. Los resultados que presentó el ministro Moratinos niegan y al mismo tiempo normalizan el problema del antisemitismo en España. Las opiniones y actitudes sobre judíos se sitúan en un mismo plano al de otros “colectivos religiosos” (protestantes, ortodoxos, católicos (¡sic!), musulmanes) con importante presencia en España. Quienes destacan, previsiblemente, en los resultados del estudio como muy rechazados son los musulmanes.

¿Cómo explica el estudio el importante porcentaje de población (34%) que afirma tener una opinión negativa o muy negativa de los judíos? Por “la asociación del colectivo judío con el Estado de Israel y sus políticas” (pág. 11 del informe). Nada se dice de por qué la percepción de esas políticas es particularmente negativa en España y si tal vez intervienen en ella elementos culturales o religiosos propios. En la prensa se pudo leer muy pronto lo que sugería el estudio en sus conclusiones: “un tercio de los españoles es antisemita por la política de Israel” (El Mundo, 8 de septiembre de 2010).

En definitiva, este estudio no ha servido para hacer un diagnóstico del fenómeno del antisemitismo en España con el fin de diseñar las necesarias intervenciones en distintos ámbitos (mediáticos, educativos, políticos), sino para tapar un problema con otro (el rechazo a los musulmanes), minimizar el problema y normalizarlo con una explicación pobre e incluso justificadora: el problema es Israel y “sus políticas”. Negación institucional del antisemitismo fue el regalo de año nuevo para los judíos de España. No solo la comunidad judía debería estar preocupada.

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