Tuesday, April 30, 2013

Judíos kázaros, ¿una fantasía? - Judíos y kázaros, ¿otra vez o nunca?



Judíos kázaros, ¿una fantasía?The Learning Diary of an Israeli Water Engineer

El profesor Moshe Gil escribió un largo artículo en Haaretz el 28 de abril de 2009 refutando toda la historia judía de los kázaros. Moshe Gil es un conocido historiador de la vida judía medieval Moshe Gil está especializado en la interacción histórica entre el Islam y los judíos, incluyendo la historia de Palestina bajo la dominación islámica, la institución de la Exilarcado y unos comerciantes judíos conocidos como los Radhanites (un distrito en Mesopotamia conocido como "la tierra de Radhan").

Toda esta historia de los judíos kázaros, tal como Moshe Gil nos muestra, comenzó en la España musulmana, con una correspondencia imaginaria entre el rey de los kázaros y una serie de escritores judíos de la España musulmana meridional (Al-Andalus), correspondencia que detalla cómo el rey kázaro había estudiado y comparado las diferentes religiones y habría optado por convertirse al judaísmo.

Moshe Gil, que estudiado detenidamente esa correspondencia (sobre todo por su trabajo analizando algunos 846 fragmentos de los documentos hallados en la Genizah de El Cairo), nos demuestra como fue escrita cuando el reino Kazaro había dejado de existir, además de que muchos otros detalles parecen demostrar que esa correspondencia era apócrifa, imaginaria y permitió proporcionar una base adecuada para un diálogo literario moralista. Las supuestas cartas (que ciertamente existen y son del único elemento auténtico de esta supuesta correspondencia) describen a un reino lejano cuyos gobernantes optaron por el judaísmo, un territorio en suma donde los judíos no eran perseguidos ni oprimidos, y donde los kázaros eran unos guerreros poderosos y valientes que se enfrentaron a los ejércitos bizantinos y árabes (Los auténticos e históricos kázaros lucharon con éxito ante las sucesivas invasiones árabes).

Por otro lado, hay muchas fuentes históricas muy próximas a los auténticos kázaros donde nadie menciona o se sugiere que hubieran sido judíos de religión.

El profesor Moshe Gil determina concretamente su argumento con el estudio del tomo trece del erudito Menashe Benjamin Levin sobre la inmensa correspondencia de los "gueonim" ("genios", el título honorífico de los rabinos judíos de Bagdad) de aquellos tiempos. La correspondencia se ocupa de innumerables detalles de la vida judía en Asia, pero no existe ninguna referencia a la supuesta judeidad de los kázaros o de sus reyes. Los judíos bagdadíes (los comerciantes de Radhan) mantuvieron un intenso comercio con los kázaros y algunos de ellos alcanzaron posiciones prominentes en la corte kázara, sin embargo no hacen mención alguna de que ningún kázaro se convirtiese al judaísmo. El profesor Moshe Gil llega finalmente a la conclusión de que toda la leyenda acerca de la judeidad de los reyes kázaros fue una fantasía nacida en el sur de España. La leyenda sin duda alimentaba las necesidades psicológicas de unos literatos judíos que se sentían oprimidos en la España musulmana, la cual por cierto no era un supuesto paraíso para los judíos (o cristianos).

La leyenda de los supuestos judíos kázaros fue popularizada por el escritor judío húngaro Arthur Koestler en su libro "La Decimotercera Tribu". Koestler fue una persona muy perspicaz, por lo que tuvo que haber comprendido que toda la historia de los judíos kázaros era apócrifa, sin embargo él tenía su propia agenda: demostrar la insensatez del programa nazi de exterminar a unos judíos ashkenazis que "en realidad no eran de origen propiamente judío". El libro de Koestler resulta muy entretenido, e incide más en la participación kázara (también judía) en la conquista de Hungría por tribus húngaras y el establecimiento del Estado de Rusia que en el evanescente judaísmo de unas tribus turcas esteparias.

Además, considero que el hecho de la inexistencia histórica de los judíos kázaros debería haber sido bien conocida entre los investigadores serios, pero la gente tiende a no atacar las leyendas nacionales en público. Ningún científico escribe artículos académicos que desacrediten el supuesto origen divino solar de la casa real japonesa, ni tampoco es un tema para la investigación académica. Los reyes judíos de Kazaria pertenecen a la misma categoría de mitos fundacionales. Sirve a un propósito.


Judíos y kázaros, ¿otra vez o nunca? - Jewish Ideas Daily

La conversión en masa al judaísmo de los kázaros, un pueblo turco del norte del Caucaso, durante la mitad del siglo VIII ha disparado la imaginación durante siglos. Los viajeros medievales contaban historias tentadoras de un reino judío más allá de las montañas. En el siglo XII, el gran poeta hispano-hebreo Yehuda Halevi enmarcó su obra filosófica, El Kuzari, en torno a esta historia.

Un uso muy diferente de la misma historia fue realizada por los teóricos raciales del siglo XIX, por Arthur Koestler en el siglo XX, y por el historiador israelí Shlomo Sand en el XXI. Afirmando que los judíos ashkenazies en su conjunto no procedían del antiguo Israel, sino de los kázaros conversos, estos y otros autores han argumentado que cualquier conexión entre los modernos judíos ashkenazies y los israelitas de la antigüedad, o con la tierra de Israel, es un mito, una ficción de la moderna propaganda sionista.

Estos argumentos han sido ampliamente refutados en sus propios términos. Pero, y en primer lugar, ¿y si los kázaros nunca hubieran sido judíos? ¿Y si la historia de la conversión es en sí misma un mito? Esta es la tesis de un artículo de gran alcance que acaba de publicarse en la erudita revista hebrea Tziyon por Moshe Gil, un emérito profesor de la Universidad de Tel Aviv y un destacado historiador de los primeros siglos del Islam.

Dado que los kázaros no dejaron ningún registro de su historia, la evidencia de su existencia se debe buscar en la obra de los historiadores árabes más o menos contemporáneos. Resulta que, entre aquellos que mencionan o discuten sobre los kázaros, casi ninguno dice nada acerca de su conversión o de que su rey se hubiera convertido al judaísmo. En cuanto a los pocos que citan la supuesta judeidad de los kázaros, todos ellos se basan en una sola fuente, el cronista Ahmad ibn Fadlan, que fue el emisario del califa en la región de 921 a 923. Según Ibn Fadlan, el virrey de los búlgaros, un estado vasallo de los kázaros, le dijo que "los kázaros y su rey eran judíos y los  Sakaliba [es decir, los eslavos] y todos los demás pueblos estaban subordinados a él y él trataba de hacerlos sus esclavos y que se sometieran a él".

Pero, ¿qué significa el término "judío" en este contexto? Claramente, Gil describe que ese relato fue pensado como un insulto y una manera de ganarse el favor del califa. (Los búlgaros recientemente se habían convertido al Islam.) En efecto, las costumbres kázaras mencionadas por Ibn Fadlan, como la decapitación de cadáveres antes del entierro, apenas suenan judías en absoluto.

¿Qué pasa con las fuentes judías contemporáneas? A partir del 750 al 950 d. C., las principales autoridades religiosas del judaísmo fueron los sabios (geonim) que residían en lo que hoy es Irak. Ellos recibieron y respondieron (las responsas) las preguntas que les llegaban sobre asuntos de la ley religiosa y la interpretación textual procedentes del Mediterráneo, Europa y Asia Central. En ninguna parte de esta voluminosa correspondencia podemos encontrar mención alguna del reino judío de los kázaros. De hecho aparece más tarde, en otros escritos judíos, como la epístola del cortesano hispano-judío Hasday ibn Shaprut (ca. 915-970/990) al rey Kázaro, pero estos mismos escritos, según Moshe Gil, fueron inspirados por unas fuentes árabes decididamente escasas y ambiguas.

La rigurosa erudición de Moshe Gil, si se la hace caso, puede patear el trasero de una serie de teorías como las de Sand. Sin embargo, uno no puede dejar de entristecerse ante la perspectiva de perder una de las leyendas más encantadoras de la historia judía. La leyenda kázara nos dice muy poco del final de la vida judía en el norte del Cáucaso entre los siglos VIII-X, pero la historia de la leyenda y sus usos nos dice mucho acerca de cómo se ha entendido la identidad judía y su continuidad, ya sea celebrándola, o deslegitimándola.

¿Fue sólo un sueño? Un encantador consuelo de unos judíos sumidos en su existencia apatridia y viviendo en el exilio? Sin duda fue una provocación - sobre todo de Yehuda Halevi -, la cual trataba de extender los horizontes intelectuales hacia una visión más poderosamente universal del judaísmo.

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En realidad, Israel es único – Ottomans and zionists



La semana pasada sostenía que los partidarios de Israel - entre ellos me incluyo - harían mejor dejando caer la  terminología ʺpro-Israelʺ, y que una de las razones por las que Israel no es visto como un estado normal se debe a que los partidarios de Israel a veces crean una dicotomía maniquea que sin querer mantiene a Israel como un estado aparte.

Mi brillante y talentosa colega del Instituto Israel Margaret Weiss, quien está graduada por Princeton y Georgetown, y ex investigadora asociado en el Instituto Washington para Política del Próximo Oriente, no está de acuerdo conmigo, y por eso hoy le entrego las riendas de O & Z para que que ella pueda explicar por qué estoy equivocado:
Estoy totalmente de acuerdo que la terminología pro y anti es inevitable en cualquier discusión sobre Israel y que hace a Israel más daño que bien. También estoy de acuerdo que no es muy significativo para cualquiera reducir de esa manera los pensamientos acerca de un país que, como todos los países, es multifacético y complejo, a una la terminología "pro" o ʺantiʺ sobre él.  
Pero pienso que Michael (O & Z) se equivoca al fijar la culpabilidad de esta categorización en mayor medida en el campo pro-Israel. Escribe que ʺIsrael es prácticamente el único país del mundo en el que sus partidarios presionan a otras personas a declarar en voz alta su apoyoʺ, pero esto se produce en respuesta a una demonización generalizada de Israel en el mundo por lo que los partidarios de Israel han adoptado una categorización pro-Israel.  
No es por culpa de sus partidarios que el Estado judío está perpetuamente en el centro de atención, en un grado que supera con creces el tamaño y la influencia del país en el
mundo. 
Michael también argumenta que ʺla delimitación pro-Israel" define innecesariamente el apoyo a Israel con un estándar muy alto y crea un umbral que afecta a otras personas que de otro manera no necesariamente estarían ubicadas (en pro o anti). En las conversaciones con personas que se autodenominan pro-Israel a lo largo de los años, puedo recordar muy pocos casos, si los hay, de individuos que no tuvieran ninguna crítica hacia el Estado judío. Tampoco los partidarios de Israel están de acuerdo ciegamente con todo lo que hace Israel. 
Los partidarios de Israel entienden que la etiqueta no excluye las críticas. Al mismo tiempo, también es cierto que algunos, por razones políticas, adoptan la etiqueta pro-Israel al tiempo que indican a través de sus palabras y acciones que Israel haría bien en quitarse el mismo del mapa. 
Tampoco estoy de acuerdo en que la culpa recae en los partidarios de Israel que consideran que Israel no es un estado normal. Michael cita la expectativa por parte de los partidarios de Israel de que los EEUU deben proteger a Israel en las Naciones Unidas con su poder de veto. Pero esta expectativa no refleja la creencia de que nunca haya espacio para criticar a Israel. Por el contrario, los partidarios de Israel saben que incluso cuando los dictadores de todo el mundo restringen aún más la libertad de sus pueblos y que existen muchas otras naciones en el mundo donde se producen crímenes de guerra, torturas y genocidio, la ONU centra su atención en Israel. En 2012, por ejemplo, la Asamblea General de la ONU adoptó 22 resoluciones dirigidas contra Israel y sólo 4 para todo el resto del mundo a pesar de los crímenes del régimen de Assad contra su pueblo, por ofrecer sólo un ejemplo.  
Y esta cifra es solamente representativa de una obvia tendencia en ese organismo, que además clasificó al Sionismo como Racismo en una resolución de 1975. Si existiera alguna esperanza de que la ONU actúe de una manera justa e imparcial, entonces los partidarios de Israel no adoptarían un enfoque tan en blanco y negro. 
La diferencia entre Israel y un país como el Reino Unido es que los argentinos, incluso los que odian al Reino Unido y quieren que se vayan de las Islas Malvinas, no esperaban ni querían que el Reino Unido se disolviera y dejara de existir. Lo mismo no puede decirse de Israel.  
En el caso único de Israel, algunos de sus detractores creen y quieren que el Estado debería dejar de existir, y punto.

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Los sueños de la sinrazón. Gideon Levy nos vende pesadillas por sueños - Lyn Julius - Times of Israel


"El sueño de la razón produce monstruos" de Goya

Gideon Levy puede ser el hombre más odiado de Israel, o quizás el más heroico, pero es menester anunciar que el muy controvertido columnista del Haaretz ha tenido un sueño.

Recientemente ha expresado su entusiasmo por convertir a Israel en "un único Estado para dos pueblos". El utópico "Estado de todos sus ciudadanos" con el que sueña Levy, reemplazaría al sionismo por "algo infinitamente más justo y sostenible". En su ensoñación delirante, el león se acostaría con el cordero y las amenazas se disiparán. Como colofón, la ayuda exterior inundaría a esta especie de nirvana de confesionario.

Se puede suponer que su deseada "política de inmigración como la del resto de las naciones”  equivaldría a no privilegiar a los judíos sobre los árabes. Y teniendo en cuenta las vigentes corrientes migratorias [N.P.: increíblemente, los naturales de aquellas sociedades donde impera el Islam están deseando abandonarlas], muy pronto los árabes y musulmanes se convertirían en la mayoría, El Hatikva dejaría de ser el himno nacional, y los judíos se verían obligados a renunciar a su Estado nacional en provecho del sueño de Levy.

Pero el caso es que la solución o ensoñación de Levy ya ha sido juzgada. Y ha sido un fracaso. Líbano es un “estado mosaico”, pero después de varias sangrientas guerras civiles, ahora es poco más que una colección precaria de sectas que están al borde de otro precipicio. Los cristianos maronitas se han convertido en una minoría asediada, prefigurando el papel que Levy parece querer que jueguen los judíos de Israel.

¿Quién dijo que la definición de locura es proponer siempre la misma (fracasada) solución, pero esperando resultados diferentes cada vez?

El sueño de Gideon Levy es el triunfo de la esperanza utópica sobre la experiencia. Los 650.000 judíos mizrahim que buscaron un refugio en Israel y ahora conforman una mayoría judía del 52% en Israel – y cerca de otros 300.000 que se fueron a países de Occidente -, no escaparon de la violencia y de la represión en los países árabes en los que nacieron con el objetivo de encontrarse una vez más bajo otro dominio árabe-musulmán pero esta vez al gusto de Levy.

Ya estuvieron allí durante 14 siglos, hecho eso, ya han sudado suficientemente la camiseta.

Pero además, y a todos los efectos, el mundo árabe es ahora Judenrein. Y cuanto menor es la presencia judía en el mundo árabe, mayor parece ser el odio a los judíos.

Israel está lejos de ser perfecto, pero ningún estado árabe es ni remotamente comparable. En Israel, las minorías gozan de igualdad ante la ley, y cada vez más se están dando pasos vigorosos para luchar contra la discriminación y los prejuicios sociales. Por el contrario, el registro del mundo árabe en lo que respecta a la tolerancia y al pluralismo es simplemente desastroso.

Siguiendo a los judíos, los coptos, los asirios y los caldeos están huyendo ahora de estos países. Las diversos partidos de la Hermandad Musulmana, ferozmente intolerantes, se han convertido en los actores más importantes en el mundo árabe, y solo parecen prometer un futuro sombrío de subyugación de las mujeres y de los no musulmanes bajo la Sharia.

En última instancia, el sueño de Gideon Levy está condenado, porque se basa en la azucarada mentira de la convivencia entre judíos y musulmanes. Durante una visita a Marruecos hace dos años, Gideon se mostraba emocionado al presenciar la prueba de esa convivencia: el cementerio judío de Fez estaba muy bien cuidado y la sinagoga había sido restaurada, escribió ilusionado en ese momento.

Sin embargo, cuando el 90% de los judíos de Marruecos han abandonado el país, lo que Levy contempló fue la convivencia de los musulmanes con los judíos muertos y con los edificios judíos vacíos (que tienen su utilidad como atracción turística).

Antes de que los franceses llegaran en 1912, esa “convivencia” significaba intimidación, pogromos y coacción por parte de la mayoría musulmana, y una humillación constante que relegaba a la población judía a ciudadanos de segunda clase, a dhimmis.  El cementerio de Fez contiene la tumba de Solika, una mártir del siglo XIX, que eligió morir como una judía en lugar de convertirse al Islam [N.P.: sin duda un acto descortés y provocador por su parte]. Este es el amargo legado al que Gideon Levy tendría que enfrentarse.

Cualquier persona excepto aquellos como Gideon Levy pueden ver que la convivencia entre una población judía que ha disminuido a cerca de 3.000 personas (allí donde una vez hubo 300.000) y la mayoría musulmana ha sido un fracaso total.

Es una perogrullada decir que los que comparten este sueño tan mal concebido de Gideon Levy tienden a ser ashkenazis izquierdistas que sólo tienen desprecio y condescendencia con respecto a los  judíos de ascendencia mizrahim. La gran masa de los judíos sefardíes y mizrahim en Israel han escarmentado por su sufrimiento en el mundo árabe, y suelen apoyar a los partidos de "derechas", por lo tanto son considerados por los visionarios estilo Levy como un "obstáculo" para la paz.

Mientras, los soñadores ashkenazi de izquierdas, cegados por su ilusión, sordos al fragor de las luchas entre árabes desatadas por la Primavera Árabe, imperturbables ante los despiadados poderes políticos árabes regionales, se niegan a valorar y tomar en serio la experiencia llena de inseguridades y opresión de los mizrahim en el mundo árabe .

El sionismo no creó el antisemitismo árabe, allí también fue una respuesta al mismo, y entre otras cosas reivindica a Israel como patria judía y un Estado sionista.

Gideon Levy puede soñar todo lo que quiera, pero a nosotros que no nos venda pesadillas por sueños.

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Separados pero iguales - Shmuel Rosner - NYTimes



La lluvia no impidió que muchos judíos observantes visitaran el Muro de las Lamentaciones (Kotel) un domingo reciente. Y no me sorprendió ver a más hombres que mujeres, y a más hombres ortodoxos que a otros judíos. Después de todo, los hombres tienen el lujo de acceder a una amplia zona cubierta, donde sólo pueden orar ellos, siempre y cuando no se alejen de las costumbres ortodoxas, mientras que las mujeres deben superar los elementos.

Que los ortodoxos vengan a rezar bajo la lluvia es sin duda debido a su devoción a este lugar santo entre los lugares santos judíos, el remanente de lo que fue el templo judío. Sin embargo, los administradores designados por el gobierno de la pared que marcan las reglas para la estancia y oración también hacen la vida más fácil a los judíos ortodoxos. El área es administrada por rabinos ortodoxos que lo gestionan siguiendo una versión estricta de la práctica ortodoxa, la cual, que entre otras cosas, significa unas normas favorables a los hombres y restricciones a las fieles femeninas.

Desde hace más de 20 años, un pequeño grupo de mujeres judías ha estado luchando contra este dominio y gobierno ortodoxo del Kotel, el Muro Occidental tal como es conocido por muchos judíos. Su organización, Mujeres del Muro (WoW), ha realizado un largo viaje que ha involucrado manifestaciones públicas, batallas judiciales y enfrentamientos con la policía. El grupo ha sido amenazado, insultado y atacado por otros visitantes al Kotel. Y sin embargo, estas mujeres insistieron en su derecho a rezar, ya que así lo prefieren, con un talit (manto de oración) o una kipá, y que se les permita leer la Torah en la sección de las mujeres del Kotel.

Los rabinos ultra-tradicionales se han negado a permitirlo basándose en la tradición, y los tribunales no han hecho mucho para ayudar ordenando que esas mujeres oren en otro lugar, aunque cercano al Kotel, pero lejos de donde otras mujeres vienen a orar, y en un área que no está diseñada para dar cabida a los fieles. Si llueve, se mojan.

Debido a la fuerza política de la comunidad ortodoxa, y después de haber perdido demasiadas batallas legales, a las Mujeres del Muro sólo les quedaba una esperanza: obtener el apoyo de la opinión pública judía estadounidense.

Mientras que los israelíes se mantenían un tanto indiferentes a esta batalla, WoW encontró que la comunidad judía estadounidense más liberal podría ser reclutada para su causa, y la ayuda provino desde las sinagogas americanas. Las líderes de las WoW se convirtieron en celebridades en los Estados Unidos y fueron invitados a hablar y a recaudar dinero para el movimiento. De este modo, el WoW ha logrado conseguir que su guerra por el Kotel sea uno de los temas más polémicos entre el gobierno de Israel y la comunidad judía estadounidense.

A los judíos estadounidenses, una y otra vez, les parece difícil de creer que lo que ellos consideran que es una rutina personalizada - mujeres que leen la Torah - fuera todavía controvertida en el Estado judío. Así se convirtió en toda una patata caliente política que provocó que el primer ministro Benjamin Netanyahu designara a Natan Sharansky, un ex ministro del gobierno y refuznik, para ordenar el desorden.

El acuerdo de Sharansky, casi finalizado, es un compromiso medido con un cierto grado de ironía. Para dar cabida a las tendencias liberales de los judíos americanos ha negociado un acuerdo basado en el fundamento de "separados pero iguales": El área próxima al Kotel, allí donde los visitantes pueden orar, se ampliará para incluir una nueva sección en la que las WoW y el resto de judíos que quieran evitar las estrictas costumbres ortodoxas puedan orar como deseen.

Allí las mujeres podrán llevar un chal de oración sin ser detenidas por la policía y los hombres y mujeres podrán mezclarse, orar y celebrar juntos.

Desde el punto de vista del movimiento de las mujeres, esto representa una buena política y una buena solución. Una buena política porque la carga se traslada ahora al gobierno israelí, que tendrá que demostrar que es serio acerca de la implementación del acuerdo. Y una buena solución porque logra tres objetivos: los judíos de cualquier tipo (excepto los ortodoxos) ahora tienen su lugar en el Kotel para orar como deseen; se evitan tensiones y choques desagradables entre los judíos ortodoxos y el resto; y las relaciones entre Israel y el resto del mundo judío religioso no ortodoxo mejorará.

Un compromiso de "separados pero iguales" no puede ser el ideal, pues todavía deja a los ortodoxos en el control de la mayor parte del Kotel, pero es un acuerdo digno, y un paso en la dirección correcta.

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Tuesday, April 23, 2013

Los pocos elegidos: una nueva explicación del éxito judío - Maristella Botticini y Zvi Eckstein - PBS


Imaginen una conversación en una cena en un restaurante de Nueva York,  Milán o Tel Aviv en el que tres personas - un israelí, un estadounidense y un europeo – se preguntan los unos a los otros: "¿Por qué hay tantos habitantes urbanos judíos en lugar de agricultores? ¿Por qué los judíos que se dedican principalmente al comercio, las actividades empresariales, las finanzas, el derecho, la medicina y la erudición textual, y por qué el pueblo judío ha experimentado una de las diásporas más largas y dispersas de la historia, junto con un declive demográfico acrecentado?"

Muy probablemente, las respuestas estándar que se propondrían irían en este sentido: "Los judíos no fueron agricultores porque sus ancestros tenían prohibido poseer tierras en la Edad Media". "Muchos de ellos se convirtieron en prestamistas, banqueros y financieros porque los cristianos de la época medieval tenían prohibido prestar dinero a interés, por lo que los judíos cubrieron ese papel". "La población judía dispersa por todo el mundo se redujo en gran número como resultado de masacres sin fin".

Imagínese ahora que dos economistas sentados en una mesa cercana, después de escuchar esta conversación, les dicen a esas tres personas que están teniendo ese animado debate: "¿Están seguros de que sus explicaciones son correctas Ustedes deberían leer un nuevo libro, el nuestro, 'Los pocos elegidos: Cómo la educación conformó la historia judía 70-1492', y ustedes aprenderán que cuando se mira a través de los quince siglos que van desde el 70 d. C., hasta el 1492, esas respuestas tantas veces esbozadas que están sugiriendo parecen estar en contradicción con los hechos históricos, y cómo este libro les ofrece una nueva explicación de por qué los judíos son hoy en día el pueblo que con una población relativamente pequeña su individuos tienen unos resultados económicos e intelectuales prominentes".

Suponga usted que es una de esas tres personas de la conversación y se pregunta por qué debería seguir el consejo de los dos economistas. Hay muchos libros que han estudiado la historia del pueblo judío y que han abordado estas cuestiones fascinantes. ¿Qué hay de realmente especial en éste?

Para entender el espíritu del libro se deben pedir dos herramientas: una lupa y un telescopio. Con la lupa, el lector será como un historiador que se centra en un lugar y en un período de tiempo cuidadosamente registrado a través de las fuentes, y documentar cuidadosamente la trayectoria histórica de los judíos que vivían allí. Sin duda existe un millar de eruditos que les ofrecerán una descripción detallada de la historia de los judíos en cientos de lugares a lo largo de la historia.

Pero con el telescopio, el lector, como un economista, reunirá y comparará cuidadosamente la información ofrecida por las obras de los historiadores, creando un panorama completo de la historia económica y demográfica de la población judía durante más de quince siglos, y luego utiliza la poderosas herramientas del razonamiento y la lógica económica para abordar una de las cuestiones más fundamentales de la historia judía: ¿Por qué los judíos, una población relativamente pequeña, se especializó en las ocupaciones más cualificadas y económicamente rentables?

De este modo, la "alianza" de los historiadores y los economistas ofrecerá una forma completamente novedosa de interpretación de la trayectoria histórica de los judíos del período que abarca 70-1492. A su vez, esto puede ayudar a entender algunas características de la historia del pueblo judío desde el 1500 hasta la actualidad, incluyendo el buen desarrollo de la economía israelí a pesar de la reciente crisis económica.

El viaje que nos propone "Los pocos elegidos" comienza en Jerusalén, después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70, continúa en la Galilea durante los siglos I y II, se traslada a Babilonia en Mesopotamia durante los siglos IV y V, y luego a Bagdad, en la segunda mitad del primer milenio, cuando el imperio abasí musulmán alcanza su ápice económico e intelectual.

Al comienzo del nuevo milenio, el viaje histórico alcanza Cairo, Constantinopla y Córdoba, y poco después el conjunto de Europa occidental y meridional, entonces se vuelve a Bagdad en los años 1250 durante la conquista mongol del Oriente Medio, antes de terminar en Sevilla en 1492.

Durante estos quince siglos, una profunda transformación del judaísmo asociada al encuentro de los judíos con tres actores históricos significativos: Roma, el Islam y la conquista mongol, lo cual dio forma a la historia económica y demográfica del pueblo judío de una manera única y de larga duración hasta llegar a la actualidad.

Primero vamos a empezar describiendo la profunda transformación del judaísmo a principios del primer milenio, que ha sido ampliamente documentada por los trabajos académicos. En los siglos anteriores al 70 d. C., el núcleo del judaísmo se centraba en torno a dos pilares: el Templo de Jerusalén, en el que los sacrificios se realizaban por la pequeña élite de los sumos sacerdotes, y la lectura y el estudio de la Torah escrita, que también se limitó a una pequeña elite de rabinos y académicos. (Fue el poder de esta élite la que ese judío llamado Yeshua ben Josef, posteriormente conocido como Jesucristo, tantas veces denunció) [N.P.: esta es una presunción de los autores, sobre todo si lo aplicamos a los fariseos, su medio ambiente intelectual].

La destrucción del Templo en el año 70 d. C., al final de la primera guerra judeo-romana, fue el primero de los tres eventos externos que dieron forma permanente A la historia del pueblo judío. Momentáneamente, canceló uno de los dos pilares del judaísmo, cambiando los líderes religiosos de la comunidad judía de los sumos sacerdotes de Jerusalén a una comunidad mucho más ampliamente dispersa de rabinos y académicos. De este modo se transformó el judaísmo para ser una religión cuya norma principal exigía a cada hombre judío leer y estudiar la Torah hebrea por si mismo, y algo aún más radical, enviar a sus hijos desde la edad de seis o siete años a la sinagoga o una especie de escuela primaria para aprender a hacer lo mismo.

En un mundo el de principios del primer milenio donde el analfabetismo era universal, se trataba de una transformación absolutamente revolucionaria. En esos momentos, ninguna otra religión tenía una norma o requisito similar para la afiliación de sus seguidores, y ningún Estado o imperio tenía leyes que impusieran la enseñanza obligatoria o la alfabetización universal para sus ciudadanos. Las consecuencias inesperadas de este cambio en las norma religiosas del judaísmo se desarrollarían en los siglos posteriores.

Para entender lo que pasó con el pueblo judío en los ocho siglos que transcurren después del 70 d. C., "Los pocos elegidos" pide al lector que viaje en el tiempo hacia un pueblo de la Galilea hacia el año 200 d. C. ¿Qué vería el lector?

Verían agricultores judíos, algunos ricos, algunos pobres que tienen que decidir si enviar a sus hijos a la escuela primaria ya que sus rabinos les dicen que lo hagan. Algunos de estos agricultores están muy apegados al judaísmo y dispuestos a obedecer las normas de su religión, otros no son muy devotos y consideran si deben o no convertirse a otra religión. En esta economía rural, la educación de los niños tal como el judaísmo requería suponía un costo, pero no traía beneficios económicos directos porque la alfabetización no hacía que un agricultor fuera más productivo o rico.

Ante esta situación, ¿qué podría predecir la lógica económica, qué sería lo más probable que pudiera sucederle al judaísmo y al pueblo judío? Dada una alta preferencia por la afiliación religiosa, algunos judíos educarán a sus hijos y mantendrán su apego a su religión. Otros judíos, sin embargo, optarán por su bienestar material y no educarán a sus hijos. Además, una parte de este último grupo es probable que se convirtiera a otras religiones con requisitos menos exigentes. Y así, con el tiempo, incluso ausentes las guerras u otros shocks demográficos, el tamaño de la población judía se reduciría debido a este proceso de conversión

¿Pero están las predicciones de la teoría económica en consonancia con lo que realmente sucedió a los judíos durante el primer milenio? La evidencia histórica que sugiere el libro dice que sí. La aplicación de esta nueva norma religiosa dentro del judaísmo en la época talmúdica (siglos tercero a sexto) determinó dos patrones principales que se alargan del año 70 d. C. hasta principios del siglo séptimo de nuestra era.

La primera de estas tendencias fue el crecimiento y la difusión de la alfabetización entre la población judía que por entonces era predominantemente rural. La segunda tendencia fue un proceso lento pero significativo de conversiones dentro del pueblo judío (sobre todo hacia el cristianismo), que causó una caída significativa de la población judía - de 5 a 5 millones y medio de personas hacia el año 65 d. C. a alrededor de 1,2 millones de personas alrededor del año 650 de nuestra era. Por supuesto, las diversas masacres y epidemias relacionadas con las guerras contribuyeron a esta drástica caída, pero no pueden por sí solas explicarla.

A principios del siglo séptimo, los judíos experimentaron su segundo gran encuentro histórico, esta vez con el Islam. En los dos siglos después de la muerte de Mahoma, en 632, los omeyas musulmanes y, más tarde los califas abasíes, establecieron un vasto imperio que se extendía desde la península Ibérica hasta la India y China, con una lengua (árabe), religión (Islam) y leyes e instituciones comunes. Concomitante con el ascenso de este imperio, la productividad agrícola creció, nuevas industrias se desarrollaron, el comercio se amplió en gran medida, y de desarrollaron nuevos pueblos y ciudades. Estos cambios aumentaron considerablemente la demanda de trabajadores calificados e instruidos en ese imperio urbano de reciente creación.

¿Cómo afectó esto a los judíos del mundo? Entre el 750 y el 900, casi todos los judíos en Mesopotamia y Persia - casi el 75% de los 1,2 millones de judíos del mundo – abandonaron la agricultura y se trasladaron a las ciudades y pueblos del imperio abasí de reciente creación, dedicándose a innumerables ocupaciones cualificadas que les proporcionaban unos ingresos más altos que a los agricultores. La agricultura, la ocupación típica de los judíos en los días de Flavio Josefo en el primer siglo de nuestra era, ya no era su ocupación principal siete u ocho siglos después. Esta transición laboral se produjo en un momento en el que no había restricciones legales a la propiedad judía de la tierra. Los judíos podían ser propietarios de la tierra en muchos lugares del vasto imperio musulmán abasí. Y, sin embargo, los judíos se alejaron de la agricultura. Esto fue de una importancia vital.

Las explicaciones modernas sobre por qué los judíos se convirtieron en una población de artesanos, comerciantes, tenderos, financieros, académicos y médicos se han basado en supuestas restricciones económicas o legales. Pero éstas no pasan la prueba de la evidencia histórica.

Este es uno de nuestros principales y novedosos mensajes: la alfabetización judía masiva fue clave. Permitió a los judíos – les incentivó - abandonar la agricultura como actividad principal y les permitió migrar a las zonas más rentables de Yemen, Siria, Egipto y el Magreb.

La ola de migraciones de los judíos en busca de oportunidades de negocio también llegó a la Europa cristiana. Las migraciones de los judíos dentro de las tierras del Imperio Bizantino, que incluían al sur de Italia, podrían haber sentado las bases, a través de Italia, de gran parte de la judería europea. Del mismo modo, judíos de Egipto y del Magreb se establecieron en la Península Ibérica, y más tarde, en Sicilia y en otras partes del sur de Italia.

El mensaje principal de "Los pocos elegidos" es que la alfabetización del pueblo judío, junto con su asociación a unas instituciones contractuales desarrolladas durante los cinco siglos posteriores a la destrucción del Segundo Templo, dieron a los judíos una ventaja comparativa en ocupaciones tales como la artesanía, el comercio y el préstamo de dinero, ocupaciones que se beneficiaron de la alfabetización, de los mecanismos contractuales que daban seguridad a las relaciones comerciales y la creación de unas redes comerciales que proporcionaban un elevado rendimiento.

Una vez que los judíos se dedicaron a estas ocupaciones, ya no existía la suficiente presión económica que les vehiculara hacia la conversión (para disfrutar de parecidos beneficios), lo cual es consistente con el hecho de que la población judía, que se había reducido tan drásticamente en los primeros tiempos, creciera ligeramente desde el siglo VII hasta el XII.

Por otra parte, esta ventaja comparativa fomentó la diáspora voluntaria de los judíos durante la Alta Edad Media en busca de oportunidades en todo el mundo dentro del ámbito de la artesanía, el comercio, el préstamo de dinero, la banca, las finanzas y la medicina.

Esto a su vez podría explicar por qué los judíos, en este momento de la historia, llegaron a ser tan exitosos en ocupaciones relacionadas con el crédito y los mercados financieros. Ya durante los siglos XII y XIII, el préstamo de dinero fue la ocupación por excelencia de los judíos en Inglaterra, Francia y Alemania, y una de las principales profesiones de los judíos en la Península Ibérica, Italia y otros lugares de Europa occidental.

Una opinión popular sostiene que tanto su exclusión de los gremios artesanales y mercantiles, como la prohibición de la práctica de la usura por musulmanes y cristianos, dio lugar a que los judíos cubrieran esas vacantes en el negocio del préstamo de dinero durante la Edad Media. Pero muestra nuestro estudio, con pruebas que han llegado a lo largo de más de una década de investigación, nos dice que ese argumento es simplemente insostenible.

En cambio, nos hemos visto obligados a ofrecer una explicación alternativa y novedosa, de acuerdo con el registro histórico: los judíos en la Europa medieval ingresaron voluntariamente en ese negocio, especializándose posteriormente en el préstamo de dinero y en la banca, porque ya poseían los activos clave para ser unos jugadores de éxito en los mercados de crédito:
- un capital ya acumulado como artesanos y comerciantes.
- capacidades de red, ya que vivían en muchos lugares y podían comunicarse fácilmente y alertar a otros judíos en lo referente a la mejor compra y venta de oportunidades.
- su alfabetización, su dominio de la contabilidad y la tenencia de instituciones contractuales - todo ello un regalo que su religión les otorgó - les dio una ventaja sobre sus competidores.
Con estos activos, no es de extrañar que un número significativo de judíos se especializara en la ocupación más rentable, una que dependía de la alfabetización y de su habilidad para la aritmética y la contabilidad: las finanzas. En este sector han trabajado durante muchos siglos. Cuando se especializaron, al igual que Adam Smith hubiera predicho, perfeccionaron su oficio, dándoles una ventaja competitiva hasta el presente.

Pero ¿y si la economía y la sociedad en la que los judíos vivían de repente dejaba de ser urbana y de orientación comercial, volviéndose agraria y rural, regresando al entorno en el que el judaísmo había existido siglos antes?

El tercer encuentro histórico de los judíos, la conquista mongol del Oriente Medio, les ofreció la posibilidad de responder a esta pregunta. La invasión de los mongoles de Persia y Mesopotamia se inició en el 1219 y culminó con la destrucción de Bagdad en 1258. Dicha conquista contribuyó a la desaparición de la economía urbana y comercial del imperio abasí, haciendo regresar a las economías de Mesopotamia y Persia a una nueva fase agraria y pastoril durante un largo período de tiempo.

Como consecuencia de ello, una cierta proporción de judíos persas y mesopotámicos, y posteriormente egipcios y sirios, abandonó el judaísmo. Sus normas religiosas, especialmente la que requería que los padres fomentaran la educación de sus hijos, se había vuelto a convertir en un sacrificio religioso demasiado costoso ante esa regresión económica. Y fue por ello por lo que un cierto número de judíos se convirtió al Islam.

Una vez más, las persecuciones, masacres, y las plagas (por ejemplo, la Peste Negra de 1348) también se tomaron su peaje entre la población judía de estas regiones y de la Europa occidental. Pero las conversiones voluntarias de judíos en el Oriente Medio y África del Norte, según nuestra opinión, ayudan a explicar mejor por qué la población judía mundial llegó a su nivel más bajo a finales del siglo XV.

En suma, el mismo mecanismo que explica la disminución de la población judía en los seis siglos posteriores a la destrucción del Segundo Templo, explica la disminución de las comunidades judías de Oriente Medio en los dos siglos que siguieron a la conmoción mongol.

Nada de esto fue planeado. Los rabinos y estudiosos que transformaron el judaísmo en una religión de alfabetización durante los primeros siglos del primer milenio, no podían haber previsto el profundo impacto de su decisión de hacer capaz a cada hombre judío de leer y estudiar la Torah (y más tarde la Mishna, el Talmud y otros textos religiosos).

Sin embargo, la elección de una aparentemente extraña norma religiosa - la aplicación de la alfabetización en un mundo muy mayoritariamente analfabeto y agrario, además de ser potencialmente peligrosa por propiciar procesos de conversión que podían costar muy caro al judaísmo hasta poder hacerlo desaparecer - resultó ser la palanca del éxito económico y la prominencia intelectual judía desde los siglos posteriores hasta la actualidad. Este es el mensaje en líneas generales de "Los pocos elegidos".

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Planes de viaje - Salome Worch


- Aquí dice: "Visite Meron durante Lag Ba Omer y reciba la bendición de Shimon Bar Yochai" (celebre y carismático rabino que vivió en Galilea durante la época de la dominación romana y después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén)

- Alternativamente, permanecer en casa y recibir la bendición de la Policía de Tráfico (alusión a la congestión de las carreteras que llevan a Meron durante esa festividad).

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Un Estado autónomo haredi: tomen su propio pastel y coman del mío también - Harry Maryles (Emet Ve-Emunah) - Jewish Press



La publicación haredi Hamodia (según ha informado la prensa judía israelí) ha realizado un llamamiento para el establecimiento de una propia zona autónoma haredi en Israel. Ellos tienen la sensación de que han sido maltratados.

Así es como el Times of Israel lo expuso:
A medida que la Knesset trabaja en una legislación que podría provocar que la mayoría de los hombres ultra-ortodoxos sean requeridos para servir en el ejército o bien en el servicio nacional sustitutorio, y cuando los previstos recortes presupuestarios amenazan la economía de una comunidad ya en el límite de la pobreza, Hamodia, el diario portavoz del partido ultra-ortodoxo Agudat Yisrael, sugiere que un autogobierno haredi era la mejor respuesta a esa intrusión secular no deseada.
Hamodia decía:
La autonomía significaría un gobierno administrativo independiente para los asuntos internos pero sin un estatuto político soberano, con independencia legal y financiera y una policía propia, pero sin ejército o política exterior.
Me parece que este enfoque es a la vez intrigante y al mismo tiempo muy interesado y ventajista. Y francamente, da un poco de risa. Siempre he pensado que a lugares como Mea Shearim se le debería dar lo que quieren: la completa independencia del Estado de Israel. ¿Acaso no creen que el pueblo judío no tiene derecho a su propio Estado antes de la era pre-Mashíaj? Eso está bien. Denles Mea Shearim y ellos podrán dárselo a cualquier no judío sobre cuyo techo decidan vivir. He oído que hay algunos palestinos pudieran estar interesados.

No obstante, esta noticia es diferente. Hamodia no está hablando solamente del rechazo de los radicales judíos de Mea Shearim. Está hablando de todas las haredim, incluyendo aquellos que han trabajado y participado en el pasado en el gobierno.

Y no estamos hablando de separarse de Israel. Solo están hablando de vivir allí de manera autónoma. Quieren construir una sociedad propia. Ellos dicen que tienen la suficiente capacidad para construir su propia infraestructura. Así tendrán su propio sistema judicial, su propio sistema político, sus propias empresas eléctricas, carreteras, obras de agua... y todo lo necesario para que una sociedad funcione de manera independiente. Y ven a ciudades haredi como Bnei Brak y Beitar como modelos para su éxito.

¿En serio? ¿Hamodia piensa que una sociedad que no educa a sus hijos más que en estudiar la Torah les permitirá construir una sociedad que funcione? ¿Desde dónde van a llegar las personas con la experiencia necesaria para desarrollar todos los componentes necesarios de una sociedad moderna? Los ingenieros, los médicos, los dentistas, los abogados, los contadores, los urbanistas, la policía, los jueces y las otros miles de personas capacitadas para lograr que todos los elementos necesarios para que una ciudad funcione estén en marcha? ¿Desde Brisk?

Pero concedamos que de alguna manera podrían encontrar alguna manera. Tal vez van a cambiar un tanto el paradigma y permitan que algunos de sus estudiantes aprendan las disciplinas necesarias para que sea posible ese tipo de sociedad. (Aunque lo dudo).

Pero aquí está el problema. Ellos todavía desean la protección del ejército. Esa es la ventaja de tener autonomía. A continuación, pueden tener y comerse también el pastel. Ellos gentilmente permitirán que la población secular y la población Dati Leumi (sionistas religiosos) pongan sus vidas en peligro por ellos. ¿Pero no es sobre esto de lo que trata el debate actual?

No deja de sorprenderme la desfachatez de algunas de estas personas. ¿Cómo pueden pensar que esto podría ser de ninguna manera aceptable? ¿Cómo va a compartir y/o devolver esta nueva entidad autónoma dicha carga?

Tal vez ellos piensan que todo esto solo es por dinero... que su oferta de vivir autónomamente significaría aliviar el contribuyente israelí de la carga de mantenerlos. No sé... pero puede ser un concepto atractivo. Pero si es así, ¿de dónde van a sacar el dinero para reemplazar lo que reciben ahora? ¿Cómo van a compaginar su bajo nivel educativo (aparte de sus elevados conocimientos en la Torah y el Talmud) con sus pequeñas habilidades comerciales para sobrevivir?

La única manera en que su pretendida sinceridad acerca de una vida autónoma se pueda probar es si les exigimos que tengan su propio ejército. Eso sería lo justo. Sin él..., todo esto solo significa que pretenden formalizar el status quo con respecto a la distribución de la carga. Sólo que esta vez lo harán bajo la forma de un estado autónomo.

¿Pero por qué el gobierno de Israel querría dar su visto bueno a todo esto? En mi opinión, sería un acto de auténtica naturaleza humanitaria negarles esta opción. Porque muy seguramente fallará, incluso si se les concede protección por parte del ejército israelí.

¿Qué hay de Bnei Brak y Beitar? Dudo que pudieran existir como estados autónomos. ¿Acaso no se dan cuenta de esto?

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Es necesario un diálogo israelí basado en la gratitud mutua - Yossi Klein Halevi – Shalom Hartman


El look de los "new haredim", mucho más abiertos, kipá negra y camisa azul

No hay época del año que haga más hincapié en la separación radical del mundo haredi - o la comunidad ultra-ortodoxa - de la corriente principal de la opinión pública de Israel que el ciclo post-pascual de las conmemoraciones que se inicia con el Día de la Conmemoración del Holocausto, continua con el  Día del Recuerdo a los Caídos por Israel y culmina con el Día de la Independencia de Israel. Sin embargo, Pesaj (Pascua) nos recuerda que somos, a pesar de todo, un solo pueblo: casi cada judío israelí asiste a un Seder de una forma u otra. Pero luego vienen esos tres días conmemoratorios de la moderna historia judía para disipar el brillo de la unidad.

Para los israelíes no haredim, esos tres días se experimentan como una trayectoria emocional. En el Día de Conmemoración del Holocausto lamentamos el precio de nuestra impotencia, en el Día del Recuerdo a los Caídos por Israel lamentamos el precio del poder y de la soberanía, y en el Día de la Independencia celebramos nuestra improbable resurrección. Tomados en conjunto, estos tres días ofrecen a muchos israelíes la experiencia más tangible de cumplir el mandato de la Hagadá de Pesaj: nos hace sentir como si nosotros hubiéramos salido de Egipto.

Sin embargo, para la comunidad ultra-ortodoxa, al menos oficialmente, estos tres días tienen poca importancia. Representan, por contra, momentos difíciles, imposiciones de la autoridad secular, conmemoraciones que carecen de legitimidad para alterar el calendario judío sagrado.

Y así, cada año, experimentamos los mismos rituales de alienación mutua. Inevitablemente, en el Día del Recuerdo a los Caídos por Israel las cámaras de los programas de noticias de la televisión israelí se enviarán a un barrio haredi para filmar la última entrega de la Violación de la Sirena. La sirena sonará en este día dedicado al recuerdo y a la memoria, y la cámara perseguirá a esos haredim que van a su negocio o parecen indiferentes a la memoria de los caídos. Luego vendrán las denuncias de los políticos seculares, seguido de las explicaciones de los políticos ultra-ortodoxos de que la sirena es una costumbre secular y por ello no tiene importancia para sus fieles. Y otros se darán cuenta de que muchos haredim prestan el debido respecto mientras suena la sirena, aunque sólo sea para evitarse conflictos intra-judíos y los ataques contra su comunidad.

Este escándalo, en gran medida artificial, esconde otro verdaderamente auténtico: el fracaso de la comunidad ultra-ortodoxa - y en especial de sus yeshivas, cuyos estudiantes disfrutan de las subvenciones del gobierno y evitan servir en el ejército - a la hora de orar regularmente por el bienestar de los soldados de Israel. Si, como los haredim insisten su estudio de la Torah y la oración ofrece protección, ¿cómo negar esa protección a nuestros soldados?

Este fracaso es una profunda expresión de la falta de gratitud haredi para los que nos defienden a todos, incluidos a ellos. Tras el escándalo mediático de la sirena del Día del Recuerdo, llega el escándalo mediático de la quema de banderas durante el Día de la Independencia por el sector haredi más radical. Invariablemente, fotógrafos de algunos de nuestros principales periódicos estarán a su disposición para registrar la quema ritual de una bandera israelí por alguno de los extremistas haredi de los sectores más antisionistas. Aquí también seguirá la indignación secular y la consiguiente explicación por los portavoces haredi de que la quema de banderas es la acción de una minoría muy pequeña y no representativa.

Eso es cierto. Pero una vez más el escándalo evidente esconde otro más profundo. El problema no es de algunos fanáticos que queman una bandera israelí, sino del fracaso de las instituciones haredi para aceptar y enarbolar la bandera, sobre todo en el Día de la Independencia. Mostrar la bandera no es una declaración ideológica o una aceptación del sionismo secular, sino una expresión de simple gratitud hacia el país que ayudó activamente el mundo haredi a recuperarse y prosperar después del Holocausto.

Pero la gratitud, al menos en lo que respecta al Estado de Israel, no forma parte del discurso oficial haredi. Y así, mientras el nuevo gobierno se prepara para volver a examinar el proyecto de exención militar para una mayoría de jóvenes ultra-ortodoxos y para recortar los presupuestos de sus instituciones, la respuesta de los políticos haredi ha estado repleta de indignación e histeria.

Los peores epítetos de los traumas de la historia judía se están utilizando en contra de los políticos que se han atrevido a cuestionar los privilegios que la comunidad ultra-ortodoxa da por sentado, pero que serían impensables en cualquier otra sociedad.

Imagínense si los líderes haredi hubieran vez dicho algo como esto: que las actitudes anti-haredi obviamente nos causan dolor, aunque reconocemos que también nosotros hemos aportado nuestra parte a la creciente incomprensión entre nuestras comunidades. Y queremos comenzar el proceso de curación con una expresión largo tiempo dirimida de gratitud a nuestros compañeros israelíes por llevar la carga de la defensa física de este país, lo cual nos permite llevar el peso de la defensa espiritual del pueblo judío.

Es cierto que ese argumento no sería probable que nos convenciera a la mayoría de nosotros para mantener el arreglo actual entre los haredim y el Estado. Pero el discurso al menos cambiaría, ofreciendo tal vez oportunidades para un compromiso mutuo.

Nosotros también, los no haredim, hemos sido negligentes en la expresión de la gratitud  hacia el mundo haredi. Los haredim merecen nuestro respeto y aprecio por ser la única comunidad en Israel que sacrifica su bienestar económico a sus ideales. Una vez aquí fueron los kibutz los que aceptaron la pobreza voluntaria, y posteriormente y durante los primeros años de su movimiento lo hicieron los colonos. Pero ahora la comunidad haredi es nuestro último modelo de sacrificio material.

Los haredim también merecen nuestra gratitud por la preservación de lo que fue uno de los valores judíos básicos durante miles de años: el mandato de vivir una vida santa, tanto a nivel personal como colectivo. Una vida en lucha por la santidad - la presencia de Dios - no es lo mismo que una vida moral, sin embargo, es sin duda un requisito previo para una vida santa. Santidad significa vivir lejos de los valores efímeros del mundo material, proporcionando uno mismo primacía a lo invisible sobre lo visible. Ya sea así o no, muchos haredim en realidad encarnan ese valor, la comunidad haredi nos recuerda lo que se supone que debemos ser, o al menos lo que los judíos siempre creyeron que debían ser.

Por último, los haredim merecen nuestra gratitud por la afirmación intransigente de la identidad judía con la que respondieron al Holocausto.

En términos generales, los judíos respondieron al Holocausto de dos maneras. La primera fue a abrazar el sionismo - que hasta el Holocausto fue una posición minoritaria dentro de la judería mundial. Después del Holocausto, la mayoría de los judíos entendieron que algo profundo debía cambiar en la condición judía: que un ataque sin precedentes exige una respuesta sin precedentes.

La segunda respuesta – el camino haredi - fue reconstruir y crear réplicas exactas de las comunidades que habían sido destruidas.

Los desacuerdos entre estas dos respuestas son profundos. Entre ello se incluye ¿cómo leer e interpretar la historia judía?, ¿cómo nos relacionamos con el mundo no judío?, si la ley judía debe evolucionar o permanecer congelado en el tiempo, ¿cómo las mujeres son tratadas en el Judaísmo?, y, no menos importante, las responsabilidades de un ciudadano israelí ante la defensa física del Estado.

Estas diferencias no pueden ser borradas mediante llamamientos a la unidad judía. Nuestro debate con el mundo haredi es un argumento que debe ser pertinaz, ya que es, en última instancia, un argumento el 'Shamayim shem, es decir, por el "bien de los Cielos". Pero la pregunta consistiría en ¿con qué espíritu debemos llevar a cabo ese debate?

Para todas nuestras grandes diferencias, necesitamos una nueva conversación entre los haredim y no haredim. Si no estamos de acuerdo en la observación del ciclo de días que marcan la experiencia judía en el siglo XX, tal vez por lo menos podemos reconocer cómo cada parte ha contribuido, a su manera, al sorprendente renacimiento post-Holocausto del pueblo judío.

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No es fácil trabajar con Israel... pero merece la pena - Carlos Maqueries - Cinco Días



No, no es fácil, no lo es. Y perdónenme el tópico, que, en este caso se convierte en regla general, al existir, efectivamente, excepciones notables.

No es fácil... pero merece la pena.

Israel es un país complejo, para colaborar con ellos. El concepto de "tachless" (término que nunca he logrado saber bien cómo se escribe, que significa algo así como hablar claro e ir al negocio para no perder el tiempo) y "balagan" (caos, desorganización) define muy bien a este país, en el que uno no sabe si un criterio se puede mantener por mucho tiempo, o será cambiado por otros cien muy distintos. Sin embargo, esta tendencia a poner todo “patas arriba” es una de las bases de su innovación. Se discute interminablemente hasta los más pequeños detalles. Debate que puede volver loco a cualquier español, si no conoce que, a través de tanto obstáculo, se encuentra posiblemente la creación.

La verdad es que a veces me canso de escuchar la eterna relación entre el "pueblo judío" y el "dinero”. Variables que no considero dependientes. Lo que si deberían ser dependientes son las variables "innovación" y "dinero" (a no ser que uno se considere un Van Gogh en vida). Parece razonable pensar que quien es disruptor y logra innovar, pueda llegar a ganar mucho dinero con ello, el cual, en términos generales, se suele reinvertir en mayor innovación, en mas start-ups. Pero quien no se hace rico con la disrupción, es que, en efecto, no es disruptivo. Y no es que lo diga el "pueblo judío" o el "pueblo israelí", es que lo dicen los mercados, las demandas internacionales de innovación y el buen uso de la razón.

En Israel, todo el mundo dice conocer a todo el mundo. Cuentan, a modo de broma,  que una vez se encontró Netanyahu con Obama, y el Presidente de EEUU le comentó al de Israel: “¿Ud. sabe qué es dirigir a 400 millones de personas?” y Netanyahu le contestó: “¿Y Ud. sabe que es dirigir a 7 millones pero que todos se creen primeros ministros?”. En Israel hay expertos por todos los lados, en disrupción tecnológica, en análisis financiero, en evaluación y prospectiva, en mercados internacionales, en energía, en redes neuronales, en eficiencia energética, en algas… Cualquier vestíbulo de cualquier apreciado hotel está lleno de emprendedores innovadores enseñando en el portátil sus invenciones a empresas internacionales. Lo más prestigioso es tener una start-up.

Siendo frívolos, déjenme decirles que estoy convencido de que muchas de estas start-ups nacen porque al israelí no le gusta nada que le manden, o que le dirijan, sea o no por otros israelíes.

Quieren ser independientes, y eso se nota en todas las actitudes. Este hecho notable, tiene, sin embargo, una repercusión negativa: existen muchos obstáculos de visión e implementación si la innovación no procede de ellos mismos. Es difícil dirigir, por tanto, a un “sabra” (higo chumbo en hebreo, esto es, metáfora que expresa que parecen tener espinas por fuera pero por dentro son dulces) y muchas empresas seleccionan como responsables a gente no nacida en Israel, para llevar a cabo tareas de dirección y representación en Israel.

Pero, ¿es todo lo que se ve innovación o simplemente lo parece?. No cabe duda que los factores anteriores, más otros que son ya muy conocidos (posición geoestratégica, rechazo al fracaso, papel de los fondos de capital riesgo, demanda internacional de innovación, etc.), hacen de Israel un milagro de producción científica industrial. Y que España está muy lejos de sus niveles de disrupción. Pero ni todo el mundo conoce a todo el mundo, ni todo el huerto es innovación.

Nadie dijo que la innovación sea fácil, ni que el innovador sea disruptivo, ni que en Israel le pongan alfombras rojas al inversor (cosa que sí haría Singapur), ni que la innovación sea fácil encontrarla entre tanto lobby… de hotel, pero lo que está claro es que, desbrozando la hierba, merece la pena buscar en Israel… si uno antes no se pincha con las espinas del higo chumbo.

De todo esto y más, sabía mucho mi buen amigo, ex embajador de Israel, D.Alvaro Iranzo, quien sabía explicar y entender la cultura israelí de una forma envidiable, muy "tachless" y eso sí es un arte.

Un saludo

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Saturday, April 20, 2013

Un maravilloso descubrimiento en Tzfat: Salome Worch - Jewish Press


(Sonido de la sirena marcando el recuerdo de la Shoah) !! Israel vive !!


- Yom ha Atzmaut es como una fiesta patriótica. ¿Pero es (como una festividad) sagrada?
- Lo es. 65 (aniversarios) es la gematría (valor numérico) de Adonai.


Escultura abstracta sionista de 1950. ¿Por qué?


- Tzfat (Safed), la ciudad con una gran tradición de Kabbalah y misticismo judío...
- ... y unas execrables esculturas.


Autobuses Egged: el aire acondicionado está demasiado alto, la red Wifi es demasiado débil, y el conductor siempre con un humor de perros.


- ¿No es el momento de ir a la sinagoga?
-  En un minuto. No te tenido la oportunidad de hacer esto en toda la semana.

Más de Salome Worch

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La otra solución de dos Estados - Amir Mizroch



Muchos de los colonos judíos y de sus partidarios no quieren que el status quo cambie. Ellos no quieren ser removidos de sus hogares, Dios no lo quiera, y ellos no quieren que un Estado palestino crezca en Cisjordania, Dios no lo quiera.

Ellos no comprenden por qué tantas personas desilusionadas siguen hablando acerca de la solución de dos Estados . Esa solución ya se ha ido, dicen. De hecho, muchos de ellos creen que no hay una solución real al problema físico existente entre los judíos y palestinos que habitan el mismo espacio al mismo tiempo. Muchos colonos judíos no entienden por qué los palestinos no se desplazan a Jordania [que de todas formas es demográficamente palestino en un 80%]. Jordanos y palestinos, qué podrán hacer, no tendrán nada de eso. Son tercos a su manera.

Así que los judíos no se mueven, los palestinos no se mueven, y ni siquiera me hables de los jordanos.

Así que nos quedamos con el status quo. No hay conversaciones de paz, no hay retiradas territoriales, hay más conflictos por la tierra, más detenciones, más piedras, disparos y muertes.
Seguimos como antes. Pero eso no es necesariamente algo malo para muchos judíos que viven en Judea y Samaria.

¿Qué pasa con las cosas tal como están ahora, se preguntan? Ahora hay convivencia real en Cisjordania entre judíos y árabes. Están todas las zonas industriales y todo el comercio existente.
Los judíos viven con orgullo en su antigua tierra, nos dicen.

El problema con estos colonos judíos es que ellos no ven a los palestinos y no se preocupan por sus aspiraciones nacionales.

El problema de los palestinos es que no ven el punto de vista de los colonos: que realmente ellos creen que han regresado a su antigua patria.

Los palestinos, probablemente, nunca, nunca, nunca estarán de acuerdo con ese punto de vista. "El retorno a Sión", en lo que respecta a los palestinos, no puede existir porque no existe Sión y nunca existió.

Así que no hay solución.

Pero tiene que haber una solución, porque Israel no podrá seguir siendo la única suerte de democracia en el Oriente Medio [democracia en el lado oeste de la barrera de seguridad y gobierno militar en el lado este de la barrera].

Así que tengo una idea: ya que más del 65% de los israelíes quieren que Israel sea una democracia real y quieren poner fin al conflicto con los palestinos, y como ni los palestinos ni los colonos judíos quieren dar un centímetro de territorio al otro, propongo que Israel dibuje su frontera nacional a lo largo de la barrera de seguridad, y deje que los colonos y los palestinos deciden qué hacer con su Estado mixto, lo que podríamos llamar, hasta que deciden lo que sea, el Estado de Judea y Samaria y Palestina.

Los colonos y los palestinos también podrían tener cada uno su propio estado: Judea y Samaria para los judíos, Palestina para los palestinos, y pueden trabajar sobre los detalles entre ellos. No nos hacen falta. Desde luego, no es necesario América para eso.

Si ellos no pueden ponerse de acuerdo en dos estados para dos pueblos en Judea y Samaria y Palestina, podrían optar por la solución de un único Estado para ambas poblaciones - la situación actual si se quiere - y llamarlo tal como deseen hacerlo.

Soberanía, representación, nacionalidad, impuestos, sería temas que tendrían que decidir entre ellos. Tal vez incluso puedan formar un gobierno de unidad nacional, una auténtica democracia real: árabes y judíos con su representación parlamentaria en la Muqata en Ramallah.

Podrían tener sus propias elecciones, su bandera, sus propios equipos olímpicos, incluso su propio himno mixto, al igual que lo tiene la nueva Sudáfrica - en tres idiomas y que representa las aspiraciones de cada sector [es una hermosa canción].

Los israelíes situados en el lado occidental de la barrera de seguridad vivirían en el Estado de Israel y los judíos y palestinos que vivan en la parte este de la barrera vivirían en el estado de Judea y Samaria y Palestina.

Por supuesto, podrían existir negociaciones entre el Estado de Israel y el Estado de Judea y Samaria y Palestina sobre intercambios territoriales, aquí y allá, así como acuerdos fronterizos, exenciones de visado, políticas de reunificación familiar, acuerdos económicos, etc, etc..

La verdad es que este tipo de cosas ya tiene un precedente en la historia judía.

Después de la muerte del rey Salomón, los judíos de entonces se dividieron en dos reinos : Israel y Judea.

Estos reinos se convirtieron en estados separados durante más de doscientos años.

Hasta que ambos desaparecieron.

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¿Cuál es la diferencia entre un gentil ateo y un judío ateo?


El gentil ateo no cree en Dios, el judío ateo cree que Dios no existe (Hillel Halkin)

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Museo de la Historia de los judíos de Polonia

Friday, April 19, 2013

Me deja estupefacto. Los judíos británicos tampoco "comprenden" las bondades políticamente correctas

"Me abraso en amores": descubren en Toledo una carta de amor de hace más de 300 años - Isabel Alonso Matías- Huffington Post


Ni las guerras ni el paso del tiempo. El amor todo lo puede. El que Alfonso Vargas confesó sentir por María de Sierra en una carta escrita hace más de 300 años será además eterno en internet y las hemerotecas. "Me abraso en amores, y así, querida mía, digo que en ausencia como en presencia, siempre me abraso", confesaba este hombre desconocido en una misiva en la que se deshacía en atenciones hacia su amada. Vargas la escribió en Toledo el 29 de octubre de 1700, pero su contenido no ha trascendido hasta ahora, a pesar de que permaneció intacta durante más de tres siglos.

Este mensaje - que puedes leer íntegro a continuación - fue descubierto hace 25 años en una casa en la capital manchega. La nueva propietaria, en medio de las obras de remodelación del edificio, vio un hilo que salía entre dos vigas. "Tirando, tirando, salió la carta, enrollada como un canutillo", explica Manuel Palencia, el historiador de la Asociación Cuéntame Toledo que acaba de descifrar el texto.

"Es castellano antiguo, faltan letras, incluso palabras", comenta Palencia a El Huffington Post, "por eso me pidieron que lo tradujera".

No se sabe quiénes son los enamorados. Tampoco se sabe si los sentimientos de Alfonso fueron correspondidos. Tan sólo hay una decena de palabras entre las que él insta a la muchacha a responder al día siguiente y reconoce: "Nací para servir a Vuesa Merced". Pero Palencia a se aventura a dar un contexto al mensaje. "Seguramente María guardó esta carta porque sería la primera vez que Alfonso le declaraba abiertamente su amor", explica animado.

La única certeza que deja el papel es la fecha. Datada el 29 de octubre de 1700, tres días antes de que la historia de España diera un vuelco, esa amor nació en una España en la que ni siquiera estaban los Borbones en el trono. Carlos II, el último de los Austrias murió el 1 de noviembre ese mismo año, y con él empezó una de las guerras más cruentas de nuestro país, la de Sucesión.

La carta integra:
Ya que he merecido, de manos de vuestra merced, tan gran favor, es necesario que me sepa aprovechar de él. Lo primero que respondo es que yo nací para servir (a Vmd.) pero no para mandar; lo segundo, digo que el no haber hecho lo que Vmd. me mandó ha sido por causa de no avispar y así pido perdón de lo mal hecho. Lo tercero, digo que cuanto más me cansase Vmd. recibiré tanto más favor, y he estimado mucho el favor de haberme alcanzado los papeles. Y a Pepita, cuando Vmd. la bese, le dará Vmd. dos besos más, uno por mí, y otro por D. Juan, y como dije en cuanto a la letra, no la he visto mejor de mujer, y lo que encargo es que se acuerde de mí estando ausente, y para qué se han de gastar entre los dos circunloquios, porque es mi afición tanta a Vmd. que me abraso en amores, y así, querida mía, digo que, así en ausencia como en presencia, siempre me abraso, y si mucho me estima Vmd. mucho más estimo, y amo a Vmd. Sea la gracia a Vmd. y felices siglos.
Toledo y octubre, a 29, 1700.Tu amante del corazón.D. Alfonso Vargas y MontesLa mi Señora y querida Dª. María de Sierra 
Por haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con Vmd. Para mañana, siendo Dios servido, espero la respuesta.
Lo mejor para completar esta noticia es oír el clásico de Gianni Bella "De amor ya no se muere".

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Matzevot, lápidas muertas en vida en Polonia - Stefan Lorenzutti - Tablet















Entre 2008 y 2012, el fotógrafo Łukasz Baksik como una especie de documentalista itinerante ha atravesado su Polonia natal para documentar cuidadosamente las formas en que las lápidas judías o matzevot habían sido robadas y apropiadas, tanto en los pueblos como en las ciudades desde 1940.

"De la cantera" que representaron los cementerios judíos durante la Segunda Guerra Mundial para los nazis, a su empleo décadas después por los polacos, e inclusive hasta el día de hoy, los matzevot fueron y continúan siendo utilizados en cualquier caso como una piedra o roca ordinaria que podría ser reutilizada sin problemas.

Los matzevot fotografiados por Baksik han sido reutilizados (un verbo difícil en este contexto) como adoquines de patios y pasadizos, o bien para reparar muros derruidos y bordillos con necesidad de refuerzos. También se han empleado como molinos de mano y piedras de moler, para construir un establo, una pérgola en un parque de la ciudad, una caja de arena para los niños, e inclusive han acabado siendo "reciclados" como nuevas lápidas, pero esta vez lápidas católicas, simplemente tallándolas de nuevo, como un palimpsesto, y como las losas de un camino para unos monjes que, según relata Baksik, "se habían acostumbrado a caminar sobre un camino pavimentado y no a través del barro".

El archivo de Baksik de esta cotidiana profanación ha sido editado y publicado en una edición bilingüe bajo el título "Matzevot para uso diario" (Czarne, 2012). Fotografías en negro y blanco, sondeando secuencialmente la banal humillación de estas tumbas saqueadas, el abandono de su labor como registradoras de una tierra consagrada y como cronistas de toda una vida, para convertirse en meras acumulaciones "útiles" de mineral sedimentado.


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"Death To Israel" en una página de Facebook y lo que dan 65 años de vida - IsraellyCool







Artículo a leer de Times of Israel

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Políticamente correctos en grado superlativo - The Commentator



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Los haredim y Yom Hashoah (Día de la Memoria de la Shoah) - Seth J. Frantzman



En el Día de la Memoria del Holocausto unos judíos ultra-ortodoxos fueron acusados de "celebrar" dicha conmemoración con una barbacoa en un parque público. El artículo original de Danny Adino-Abeba apareció en el diario de gran tirada Yediot Aharonot titulado "Haredim pillados en una barbacoa en el Día de Conmemoración del Holocausto". La noticia fue recogida por varios populares blogs, uno de los cuales cambió el títular a "Haredim pillados en una barbacoa junto a Yad Vashem en el Día de la Memoria del Holocausto”.

Ron Melamed de la organización Yetid escribió en su página de Facebook que "los haredim al celebrarla, cometen un acto vergonzoso". El tema se convirtió en una tempestad de menor importancia en los medios de comunicación de Israel con la gente apresurándose a condenar y atacar a los judíos ortodoxos.

Al día siguiente hubo un cierto contraataque por parte de voces alternativas. Israel National News señaló que la historia había sido creada como una especie de "libelo de la barbacoa" y que se basó en información incorrecta. Andrew Friedman relató la historia en su blog diciendo que el “Yediot pregona el odio, la intolerancia". Pero vale la pena explorar esta historia para entender más exactamente lo que estaba en juego en ella.

Cada Día de la Memoria del Holocausto el público israelí se enfrenta con historias acerca de cómo los ultra-ortodoxos supuestamente "profanan" este Día de la Memoria, y como dicho día se convierte una vez más en una excusa para que los medios calumnien a los haredim. Una de las respuestas es señalar que algunos de los haredim siempre han rechazado ese Día de la Memoria creado por el estado por ser “incompatible” con la estación del calendario judío señalada para el duelo, por lo que se oponen a observarlo. Pero esta defensa de los haredim en función de sus propias opiniones elimina la responsabilidad de aquellos sectores de la comunidad secular que colocan ese extraño foco sobre ellos.

El artículo sobre la barbacoa haredi comenzaba con una imprecisión. Originalmente, y en hebreo, se decía que "no lejos de Yad Vashem" los haredim habían celebrado una barbacoa. La versión inglesa señalaba que "si bien el vecino museo de Yad Vashem celebraba una ceremonia conmemorativa sombría, jóvenes estudiantes de yeshiva y jóvenes mujeres haredim se reunían alrededor de unas parrillas humeantes". Pero Yad Vashem, en realidad, se haya a cuatro kilómetros de Gan Sacher, donde la parrillada se llevó a cabo. Ya sea en inglés o en hebreo,  cuatro kilómetros no puede considerarse como "no lejos" o "próximo".  Así pues, la yuxtaposición de esos dos eventos fue artificial.

La nota de prensa afirmaba que los haredim realizaban un acto que se quiere transmitir, por supuesto, como una "barbacoa provocativa". Que fue hecha a propósito. La comunidad secular en Israel, ante estos informes año tras año, reacciona con una actitud que implica que los haredim niegan el Holocausto.

Además de esos equipos de periodistas de las agencias de noticias que buscan expresamente cada año a esos haredim que no observan el Yom HaShoah, también hay informes acerca de cómo ciertos haredim no prestan atención mientras suena la sirena que conmemora el Día de la Memoria. A veces, estos informes van acompañados de fotografías que los muestran sentados o caminando en la calle, mientras que otros permanecen de pie. Al igual que con el tema de la barbacoa, la idea es mostrar cómo los haredim se muestran de manera irrespetuosa con la memoria de las víctimas del Holocausto.

Sin embargo, cuando a los haredim se les pregunta acerca de su visión del Holocausto, ellos dicen no negar su existencia o su significado, sino que más bien no quieren conmemorarlo de la forma en que el Estado de Israel lo hace. Uno de ellos le dijo a Abeba: "Recordamos el Holocausto más que cualquier persona secular u otra. De hecho, honramos su memoria siguiendo nuestro propio camino" [N.P.: analicen ahora el grado de comprensión que se desprendería desde esos mismos ambientes seculares bienpensantes ante semejantes actos si los protagonizaran árabes].

¿Qué propósito subyacente está en el acto de utilizar el Día de la Memoria del Holocausto como excusa para atacar a los haredim en Facebook, en la radio, en la televisión y en la radio? Cada Día de la Memoria del Holocausto resulta habitual ver publicadas fotos de la época mostrando como los judíos religiosos estaban siendo asesinados. Una particularmente chocante y muy utilizada este año, nos muestra a un hombre religioso llevando un talit y los tefilín, mientras que sus compañeros habían sido asesinados. Cuando la gente visita los museos del Holocausto invariablemente ve fotos de judíos religiosos que iban a ser asesinados. Sin embargo, cuando esas mismas personas se enfrentan a los actuales judíos ultra-ortodoxos los contemplan solamente de una manera muy distante. ¿Por qué está desconexión?

¿Un judío secular puede mostrar empatía e identificarse con un judío religioso que en 1942 llevaba tefilin y talit, pero hoy por contra quiere imaginarse que semejante hombre celebraría, por ejemplo, el Día de la Memoria del Holocausto con una barbacoa? Esta es una característica fundamental de la forma en que algunos en Israel han llegado a contemplar el Día de la Memoria del Holocausto.

Ellos no lo contemplan como un día para recordar a las víctimas, sino como un día para enfurecerse con el comportamiento de los “otros judíos”. Pasan esos minutos de silencio, no en reflexión y en una observancia respetuosa, sino mirando a su alrededor para ver quién no lo conmemora correctamente, o quién no está observando esos minutos de silencio. Tengan en cuenta que los medios de comunicación seculares buscan con ahínco la presencia de haredim en los parques para respaldar una evidente manipulación de la historia,  no respetando realmente el espíritu del Día de la Memoria del Holocausto.

Si pasan ese día quejándose acerca de las acciones de otros judíos, teóricamente sus hermanos, ¿realmente están celebrando el Día de la Memoria o lo están deshonrando de la misma manera que acusan a otros judíos?

Tomemos esa pregunta de nuevo. La víspera del Día de Memoria del Holocausto, el alcalde de Jerusalén Nir Barkat pospuso un plan para nombrar una calle en honor del profesor Yeshayahu Leibovitz. Leibovitz fue nominado al Premio Israel y, además de profesor de química, fue un reconocido intelectual y judío religioso que a menudo se involucró en la política del país. Él acuñó el término "judeo-nazis" aplicado a los soldados israelíes que sirvieron en la Ribera Occidental. Él ya tiene una calle que lleva su nombre en una ciudad en Israel, y es ampliamente admirado como uno de los más grandes intelectuales de Israel por parte de la izquierda israelí. ¿Es peor no celebrar el Día de la Memoria del Holocausto que referirse a los jóvenes judíos como nazis simplemente porque fueron reclutados por el ejército y sirvieron en la Ribera Occidental?

En serio,  ¿Qué es peor, que representa una mayor profanación del Holocausto? ¿No resulta peor negar los horrores verdaderamente únicos del Holocausto al referirse a todo tipo de personas actuales como "nazis"? Sin embargo, muchas personas en Israel se enamoraron no sólo de Leibovitz, sino también de muchos otros intelectuales públicos que abusan de la palabra "nazi" [N.P.: aquí hay que señalar que también es un defecto haredi].

Yigal Tamarkin, otro destinatario del Premio Israel, según comentó Edward Alexander, una vez exclamó: "cuando veo a los haredim todo de negro y con todos los hijos que engendran, puedo entender el Holocausto". ¿Qué es peor, un estado que le otorga su más alta distinción civil a alguien que dice tales cosas o esos haredim que no observan el Día de la Memoria del Holocausto?

Si se considera aceptable y digno de elogio decir que uno entiende el Holocausto, siempre y cuando se lo hicieran a los haredim, ¿cómo puede esa misma sociedad que premia ese tipo de comentarios rasgarse luego las vestiduras y atacar a los haredim que no observan Yom HaShoah?

Después de todo, tampoco se puede afirmar que esa parte extremista y secular de la sociedad que sí dice "entender" el Día de la Memoria del Holocausto - con tal de que tuviera como destinatarios a aquellos que son diferentes -  conmemora realmente el Holocausto. Algunos israelíes quieren que este día conmemorativo sea coercitivo, que obligue a la gente, y que esos otros que no hagan aquello se espera sean atacados públicamente en los medios de comunicación [N.P.: ¿Cuándo se refiere al objeto de las críticas de los medias, tendrá en cuenta que los medias no parecen interesados en conocer el comportamiento de los árabes, o esto solo es una cuestión intra-judía y no intra-israelí?]. ¿Pero estos días de conmemoración se supone que son un día de expresión de la uniformidad  o de expresión auténtica de pesar?

Para que la conmemoración del Holocausto fuera auténtica y legítima debería enfocarse hacia la reflexión interior. Y el primer logro de esa reflexión sería dejar de intentar nombrar a las calles con el nombre de aquel que acuñó falaz, injusta y caprichosamente el término "judeo-nazi", y que nuestros políticos también dejaran de entrega premios nacionales a esas personas que, por más laicas e intelectuales que sean, parecen "entender" el asesinato de ciertos judíos.

Entonces, después de que los comentarios sobre supuestos "nazis" dejaran de oírse en la televisión, la radio y en los medios de comunicación, la gente podría tomarse su tiempo para preguntar a los judíos ultra-ortodoxos por qué han decidido no aceptar conmemoración del Estado, y que al menos la respetan y se comporten de una manera respetuosa en público.

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