Saturday, May 31, 2014

Muy interesante: La amoralidad del Papa y la manipulación de la 'Terra Sancta" - Shraga Blum - i24news



Al igual que en cualquier evento en el Oriente Medio Oriente, el contenido de las observaciones hechas por el Papa Francisco I palidece en importancia respecto a las memorables imágenes de su visita. Si bien los progresos realizados por el Vaticano en su actitud hacia los judíos e Israel desde el final de la Segunda Guerra Mundial resulta innegable, sólo podemos lamentar el ejercicio moral - o más bien amoral - de equilibrio por el que optó el Papa durante su visita, sabiendo que a cada paso, cada palabra y cada gesto, estaban sujetos a un detallado escrutinio. Dadas las graves controversias ​​que han envenenado las relaciones entre la Iglesia y el pueblo judío, era de esperar que el Vaticano adoptara una postura más valiente en lugar de tratar de distribuir uniformemente dulces para ambas partes, lo que demuestra una total ausencia de brújula moral, bastante sorprendente viniendo de un clérigo que ha hecho de la ética su credo.

¿Cómo podría el Papa expresar su apoyo al movimiento nacional palestino, establecido con el único objetivo de prevenir que los judíos regresaran a su tierra, y al mismo tiempo colocar una ofrenda floral en la tumba del fundador del sionismo, Theodor Herzl? ¿Cómo iba a abrazar el presidente palestino Mahmoud Abbas, quien sigue alabando y honrando a los terroristas, y a continuación visitar un monumento a las víctimas de ese mismo terrorismo? ¿Cómo puede emitir una condena inequívoca del antisemitismo y luego reunirse con el mufti de Jerusalén, ese mismo que llama regularmente al exterminio de los judíos? ¿Cómo puede soportar escuchar sin estremecerse como los jóvenes de Belén afirmaban que "los palestinos han vivido la mayor tragedia vivida por la humanidad", y luego ir al Museo del Holocausto Yad Vashem?

Tenga en cuentan que la interesada imagen viral de la visita del Papa, la foto ampliamente compartido en las redes sociales, muestra al Papa en meditación frente a la barrera de seguridad - construida precisamente para bloquear la llegada y la actuación de los terroristas -, y justamente en un lugar donde un grafiti comparaba en idioma inglés las acciones israelíes en Belén con lo sucedido en el gueto de Varsovia. Esta actitud ambivalente y moralmente inaceptable nos plantea una serie de preguntas incómodas que tenemos derecho a realizar como judíos: ¿realmente la Iglesia Católica ha captado la importancia del retorno del pueblo judío a su tierra ancestral?, y, finalmente, ¿ha aprendido las lecciones del tradicional anti-judaísmo cristiano?

Lo que me lleva a mi segundo punto. Las visitas papales a la región siempre se promocionan como un viaje a la "Tierra Santa" - un término que es difuso geográficamente como correcto espiritualmente. Pocas personas saben que esta expresión es el resultado de un error de traducción - otro - del hebreo: el término original es "Eretz Ha-Kodesh", literalmente "Tierra de Santidad", que es muy diferente.

Las relaciones entre las tres religiones monoteístas siguen una dialéctica histórica que desafía la lógica. En sus respectivos soportes, el Cristianismo y el Islam fueron inspirados por el judaísmo antes de intentar socavarlo y suplantarlo como la única religión verdadera. Su conexión con la Tierra de Israel, y especialmente con Jerusalén, se basa únicamente en su deseo de apropiarse de partes de la identidad de Israel. En términos generales, el Cristianismo deniega al Judaísmo el acceso al cielo, mientras que el Islam compite por el dominio sobre la Tierra. La historia sólo puede corroborar esta máxima.

El uso repetido de esa intencionada errónea traducción, como "Tierra Santa" y "Ciudad Santa", indica una disposición a desposeer al pueblo judío de su patrimonio. El significado original hebreo, que se refiere a la santidad de la Tierra y de la Ciudad, indica no sólo un hecho, sino un destino universal, la función imperativa por la que la Tierra de Israel y la ciudad de Jerusalén se asignan exclusivamente al pueblo judío. Y es solamente cuando los judíos vivan en su tierra soberana, y tras los edictos prescritas en la Torah, incluyendo las leyes agrarias, cuando el concepto de la santificación de la Tierra tiene sentido.

"Tierra Santa" y "Tierra de Santidad" son conceptos aparentemente relacionados, pero que denotan imágenes radicalmente diferentes del mundo. El primer término intenta abolir la conexión del pueblo judío a su tierra y a su ciudad, haciendo de estos lugares "sitios del patrimonio universal", mientras que el segundo expresa el vínculo espiritual y carnal entre el pueblo judío y su cuna histórica. No es ni justo ni lógico que mientras Roma es la capital única e indiscutible del cristianismo, como la Meca lo es del Islam, los judíos tengan su Santo de los Santos impugnado.

A diferencia del judaísmo, la religión que les precede, ni el cristianismo ni el islam pueden comprenderse sin hacer referencia a esa religión madre, lo que plantea la siguiente dificultad fundamental: es imposible vivir sin ella, y menos aún vivir con ella. Esta es la razón por la  que la reinstauración de la soberanía judía en la Tierra de Israel plantea un problema teológico casi insuperable para el Cristianismo y el Islam, para quienes el Judaísmo debería ser una religión caducada, que fue por última vez políticamente relevante hace de 2000 años.

El uso de "Terra Sancta" en la terminología cristiana, como lo es "Dar al-Islam" en el Islam son algunos de los síntomas de este deseo inconsciente de frustrar la Restauración de Israel

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Los jóvenes seculares israelíes quieren bodas religiosas - Yuval Avivi - Al Monitor


"Por la presente estas consagrado a mí con este [anillo], de acuerdo con la ley de Moisés y de Israel" (De la ceremonia de una boda judía)

Cuando llegan a su gran día como novia y novio, la mayoría de los judíos israelíes todavía se casan bajo la autoridad de un rabino, bajo la ley judía. Mientras que la ley israelí no permite el matrimonio civil, la Oficina Central de Estadísticas de Israel (CBS) muestra que sólo 1.128 parejas judías se tomaron la molestia de ir al extranjero en 2011 para casarse en una ceremonia civil. Por el contrario, 38.936 parejas judías se casaron ese mismo año en el rabinato.

En una encuesta social llevada a cabo por la CBS en 2009, sólo el 72,3% de las personas de entre 20-24 años de edad dijo que era muy importante para ellos, y dentro de su familia, que la ceremonia del matrimonio se llevara a cabo bajo la autoridad de un rabino, mientras sólo el 38,5% de judíos seculares se expresó de esa manera. Sin embargo, como ya hemos dicho, la mayoría de los israelíes exhiben su conservadurismo: si bien no observan el día de reposo o no se mantienen kosher, o no observan los mandamientos, o no ayunan en Yom Kippur, cuando se casan deciden apegarse a la tradición y celebrar la ceremonia judía de la hupa, según lo prescrito por la ley judía.

"Crecí en un hogar totalmente secular", nos dice Tal, un hombre de 27 años de edad que vive en el centro de Israel y que mantiene una relación estable de larga duración. "Pero me voy a casar en un marco religioso. Yo no soy un tipo muy rebelde, no busco un proceso civil e ir contra la religión. Eso simplemente se acepta, es lo que hace todo el mundo y es lo que voy a hacer".

"Hace dos días me reuní con jóvenes de la inmigración rusa", me dice Mickey Gitzin, director ejecutivo del movimiento Be Free Israel, que promueve el matrimonio civil en Israel. "Ellos dicen que les parece una locura, que una persona que come pan en Pascua o hace barbacoas en Yom Kipur, pueda traer a un rabino el día de su boda. Sin embargo, le parece natural a todos los israelíes que un rabino les case, porque 'eso es lo que nos hará realmente marido y mujer' ". Sólo un número insignificante de las parejas se casan fuera del rabinato. El concepto israelí de una familia implica una boda, y punto. Eso va más allá de las categorías habituales de liberales y conservadores. La idea de tener hijos sin una boda es muy marginal; de hecho es visto "como un ardid para no cumplir con el ejército".

Las razones de esta percepción son complejas. En primer lugar, el método religioso está tan arraigado en la existencia de Israel que son pocos los jóvenes israelíes que incluso investigan otras opciones, como los matrimonios civiles en el extranjero o las relaciones de derecho común (cohabitación).

A pesar de que varios miembros de la Knesset promueven el matrimonio civil, la opción del matrimonio civil está siendo percibida como extrema, o "rebelde", en palabras de Tal.

Gitzin explica: "Legalmente, no hay una diferencia real en Israel entre uniones de hecho sin el sello del rabinato, y bodas en el rabinato. Sin embargo, muchos jóvenes no son conscientes de ello y piensan que si no se registran en el Ministerio del Interior como una pareja casada, algo que requiere una boda religiosa en Israel, no van a recibir los beneficios que se merecen".

Gitzin, que organiza regularmente reuniones sobre el tema con grupos de jóvenes de entre 20 años y más por todo el país, añade que incluso los que están al tanto de otras opciones y saben que no se verán afectados sus derechos, prefieren casarse en el rabinato. "Es [el matrimonio] realizar una declaración social" dice, "y si su declaración no es aceptada por la sociedad, entonces no vale la pena nada. Así que por un lado, los jóvenes ven el rabinato como uno de los aparatos más corruptos del país, pero por otro lado todo el mundo se dirige a través de él. Por lo tanto, nuestra lucha para promover el matrimonio civil es vista como marginal, la mayoría de nosotros simplemente va con la corriente. El matrimonio civil es percibido como algo que necesitan los rusos o los LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales)".

Inbar, de 29 años, de la ciudad de Holon, se casó en una boda judía a pesar de que estaba estrechamente familiarizado con otras opciones. "La principal razón es debido a mi familia. Respetan la tradición y era importante para ellos que me casara en el rabinato", me explica ella. "Además, hay mucha presión antes de la boda y mucho que organizar, por lo que es muy conveniente que otra persona esté al cargo de la organización de la propia ceremonia por usted. Es una salida fácil, en vez de comenzar a pensar en una ceremonia alternativa que hay que inventar y organizar. Sin embargo, un mes después de la boda yo ya empecé a arrepentirme de haber elegido el camino fácil, en lugar de luchar por lo que creo. Cedí a la convención, y en vez de someterme a una ceremonia que se adapte a mi sistema de creencias, hice lo que mi familia quería".

El conservadurismo israelí con respecto a la ceremonia de la boda, ya sea por conveniencia o teniendo en cuenta los valores de la familia, aparentemente ponen en duda la necesidad misma de matrimonio civil en Israel. Gitzin no está de acuerdo con esta conclusión. "Un gran porcentaje de las quejas que recibimos están conectados a las bodas. Los jóvenes quieren cambiar", me dice.

Si bien la actitud de conservadurismo secular con respecto a la institución del matrimonio no ha cambiado sustancialmente desde el establecimiento del Estado en 1948, ha existido un gran cambio en relación con la edad del matrimonio. Según los datos publicados por el CBT en 2013, las edades medias de hombres y mujeres judíos solteros en 1960 era de 25,7 y 21,7 respectivamente, mientras que en 2011 esta cifra había aumentado a 26,3 para las mujeres y 28,4 para los hombres.

El aumento de la edad en el matrimonio también se aplica por lo que parece a la sociedad nacional-religiosa. Ari Engelberg, del departamento de sociología de la Universidad Hebrea, escribió su tesis doctoral sobre el "sionismo religioso y el problema de la soltería prolongada". Engelberg mantiene que en los últimos años se ha contemplado el desarrollo de un modelo de soltería extendido tanto entre hombres y mujeres solteros del sector nacional-religioso.

"La juventud religiosa mirar a su alrededor y ve a los ultra-ortodoxos casarse a una edad temprana, y su visión del mundo aspira a eso", explica. "Pero también mira al otro lado y ve cómo la sociedad secular santifica guiarse solamente por el amor, no sólo casarse por el bien de ser una pareja, y aspiran a eso también".

Engelberg sostiene que hay un aumento significativo en la edad del matrimonio en la sociedad religiosa. Él dice que eso testimonia un cambio radical en ese sector. Uno de los motivos, entre otros, es que las relaciones prematrimoniales no son aceptadas en la sociedad religiosa, como manifestación de oposición a la sociedad secular.

"Es realmente una cuestión de sensibilidad social", dice Engelberg. "Por lo tanto, muchos solteros religiosos sufren una crisis a la edad de 30 años, dando lugar a un interesante fenómeno que preocupa mucho a la sociedad religiosa. Cuanto más largo es el periodo de soltería, más se mueven hacia la cultura secular. La importación del sentimiento del individualismo en la sociedad religiosa es algo muy serio, convirtiéndose en un elemento que debilita la disciplina religiosa".

Engelberg, que ha entrevistado a numerosos solteros religiosos, dice que ha cambiado su visión del mundo de manera significativa a causa de su estado de soltería. "Las jóvenes religiosas se sienten presionadas a casarse alrededor de los 20-21 años de edad. Cuando esto no sucede, aparentemente han 'fracasado', pero luego se dirigen hacia otros horizontes, como la universidad, mudarse a otra ciudad. Los miembros de la sociedad secular cuanto más van acercándose a la treintena, y las mujeres más religiosas de ese sector, también están influenciados por eso. Reduce su estrés".

De este modo, la soltería prolongada en la joven sociedad religiosa es algo muy serio, ya que relaja la práctica religiosa y el autocontrol. Irónicamente, la sociedad secular nos demuestra exactamente lo contrario, tiende a un conservadurismo coherente con las bodas judías.

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Israel es un Estado judío, háganse a la idea – Erel Segal – Al Monitor



El día de la proclamación de la independencia de Israel - 14 de mayo de 1948, (5 Iyar 5708) - la comunidad judía romana que sobrevivió a las deportaciones a Auschwitz, se reunió cerca del Arco de Tito en el Foro Romano, en las ruinas de la antigua ciudad de Roma. Durante 2.000 años, los judíos de Roma se abstuvieron de pasar por debajo del arco que se había erigido para conmemorar la victoria romana sobre la rebelión de Judea. Pero el 14 de mayo de 1948, al pasar bajo el arco entendieron que iban en sentido contrario al de la marcha de la victoria romana.

Simbolizando la victoria sobre los rebeldes de Judea, el grabado del Arco de Tito representaba los frutos del pillaje y de la captura de presos judíos. En su centro se encuentra un relieve de los saqueadores que llevan sobre sus hombros la menorá (candelabro) del Segundo Templo. El triunfo del Imperio romano sobre el pueblo rebelde de Judea en el año 70 está simbolizado por esa menorá arrebatada del templo.

Los antiguos judíos - una mezcla difícil de alcanzar de materia y espíritu, de religión y la nación - se encarnan en la menorá del Templo grabado en el arco romano. Este es el templo cuya existencia algunos palestinos cuestionan. Dos mil años pasaron y esa misma menorá fue elegida como emblema del Estado judío. Es una señal de la alianza renovada entre el pueblo y su antigua patria. Este es un pueblo que se levantó como el ave fénix de los crematorios de Auschwitz y construyó un modelo de estado en una lucha sin cuartel. Y es que el pueblo judío no es como todos los demás pueblos. Más bien, son una nación en tensión que se sostiene dentro de sí misma entre lo físico y lo material, entre lo metafísico y lo espiritual. "La Torá es la base legal de la libertad judía y de su nacionalidad", estas palabras fueron pronunciadas no por David Ben-Gurion, el primer ministro de Israel, sino por John Locke, el "padre del liberalismo clásico".

Competente en la lengua hebrea, Locke incluso dedicó la primera mitad de su libro "Dos tratados sobre el gobierno" a realizar una exégesis política del Pentateuco. Su rival filosófico, Thomas Hobbes - también competente en hebreo - dedicó más de 300 páginas de su obra maestra "Leviathan" a las doctrinas políticas en las Sagradas Escrituras judías. Unos 200 años atrás, Nicolás Maquiavelo, uno de los más grandes pensadores políticos, destacó al pueblo judío como el primer pueblo de la historia. Y ahora, cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu quiere aprobar la legislación básica del Estado-nación judío  - una ley que consagre a Israel como el Estado del pueblo judío - un montón de burlas y de rabia se ha lanzado contra él.

Francamente, prefiero disfrutar de la lectura de la oposición interna  a esta medida, aunque sólo sea para regocijarme de las múltiples contradicciones de sus argumentos.

Por un lado, se afirma que no se necesita esa ley, que dicha ley apenas es una declaración vacía sobre hechos que ya se conocen. Pero por el otro lado, se argumenta que esta ley discriminaría a los ciudadanos árabes del Estado de Israel. Por cierto, y para ser justos, se nos permite recordar aquí que el gobierno de Netanyahu aprobó una ley de acción afirmativa adaptada específicamente a los funcionarios públicos árabes. También puso en marcha una campaña dirigida a la integración de los árabes en el sector privado, así como una nueva campaña contra la discriminación y el racismo.

Normalmente, las leyes nacen porque son necesarias o porque los legisladores creen que se necesitan. Sin embargo, algunas leyes son en su esencia simbólicas y declarativas, como la Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU. La necesidad de una ley básica del Estado-nación judío emana de una nueva tendencia que desafía inclusive el derecho del Estado judío a existir. Esta tendencia toma el viento de cola de la oposición palestina a reconocer a Israel como al Estado-nación judío.

La hipótesis que prevalece en todo el mundo es considerar la insistencia del gobierno israelí en que los palestinos reconozcan al Estado judío como un mero juego semántico, en el mejor de los caso, mientras que en el peor se trataría de un intento israelí para hacer descarrilar cualquier proceso de paz. Estas acusaciones se dirigen especialmente contra Netanyahu.

¿Pero por qué no preguntar a los palestinos por qué insisten en negarse a considerar algo que supuestamente es meramente "semántica"? ¿Por qué no están dispuestos a reconocer al Estado-nación judío y atrapar así a Netanyahu en la propia trampa que aparentemente les ha tendido? ¿O bien, cuál es realmente el problema?

Después de todo, todo el mundo acepta la solución de dos estados: Dos estados para dos pueblos. Uno de ellos es un pueblo reconocido y no cuestionado por nadie, el pueblo palestino. Si es así, ¿cuál es el problema en reconocer al estado del otro pueblo? Aunque, ¿quién es ese pueblo?

Ahí está el problema. Los palestinos se niegan a reconocer al Estado-nación de los judíos ya que descartan la existencia de esa nacionalidad étnica. Los palestinos reconocen a la fe judía, pero no a la nacionalidad judía (obviamente como forma de negar su derecho a la Tierra de Israel). Los pueblos tienen un derecho autodeterminación y a un territorio propio, pero no así las religiones. Lo que podemos deducir de esta negativa a reconocer al Estado de Israel como el Estado-nación judío es que eso implica su deseo de continuar con el conflicto (hasta obtener sus objetivos máximos). Esto nos demuestra la incapacidad de los palestinos a aceptar el hecho de que no habrá derecho de retorno al Estado de Israel, pues de lo contrario eso provocaría su final como un Estado judío.

La afirmación, que es abrazada a la vez por la izquierda israelí no sionista y por los palestinos, es que el Estado de Israel pertenece a sus ciudadanos judíos y árabes por igual, y ese es “el pueblo” que los palestinos quieren reconocer. Pero, ¿pueden definirse los ciudadanos judíos y árabes del Estado de Israel como un solo pueblo, o como una sola nación compartiendo valores comunes, una cultura común, unos sueños y aspiraciones comunes?

Los ciudadanos árabes de Israel se definen como palestinos. Ellos en general se sienten parte de la gran nación árabe. Esta es la razón por la que dicha minoría nacional no está dispuesta a servir mayoritariamente en las fuerzas armadas o realizar el servicio nacional. Por otro lado, nosotros los judíos israelíes nos sentimos mucho más cercanos de nuestros hermanos en la Diáspora. Su destino es nuestro destino. Podemos parecer paranoicos a algunos, pero a veces incluso los paranoicos tienen razón. Después de todo,  hace tan sólo 70 años se intento aniquilarnos como pueblo. Al igual que los rinocerontes, nosotros los judíos también necesitamos  una reserva o territorio natural. Nosotros también merecemos sobrevivir.

Aquellos que buscan promover una solución basada en dos Estados para dos pueblos también deberían aceptar el hecho de que incluso el pueblo judío tiene derecho a su autodeterminación y a su propio estado.

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Friday, May 30, 2014

Un recordatorio a Peter Beinart: Entre la crítica y la incitación - Ben-Dror Yemini - Ynet



El ataque de Bruselas ha vuelto a incrementar la discusión acerca de la conexión entre la incitación y la acción.

En el pasado, un comité en nombre de la Unión Europea trató de determinar las reglas que definía la diferencia entre la crítica y la incitación antisemita. Las reglas fueron adoptadas por diferentes órganos, como el Partido Laborista Británico. Hay reglas indiscutibles que adoptaron, como la negación del Holocausto y la atribución de complot a los judíos. Y hay otras reglas que hacen que a ese documento significativo.

Por ejemplo, cuando Israel es tratado de acuerdo con un baremo diferente en comparación con otros países, los occidentales, que experimentan conflictos similares, eso también es antisemitismo. Negar el derecho de los judíos a su autodeterminación y la comparación de la política israelí a la de los nazis también se incluyen en la definición de antisemitismo.

No es ni necesario mencionar que el documento aclara que las críticas a las política de Israel no son antisemitismo.

Sin embargo, la distinción entre la crítica y la incitación a menudo es el resultado de una visión política. Hay quien dice que el boicot de los productos de los asentamientos es una expresión de antisemitismo. Esto es, por supuesto, pura tontería. No hay necesidad de estirar la definición para incluirlo. Por el contrario, debe reducirse, y no hay necesidad de introducirlo, incluso a la luz de un evidente y profundo criticismo. Tenemos que luchar contra el antisemitismo, no tenemos que expandirlo.

Sin embargo, no hay necesidad de un documento de la UE para llegar a la conclusión de que las mentiras flagrantes contra Israel no se encuentran dentro de esos límites de la crítica, y que representan pura incitación. Cuando se acusa a Israel, en repetidas ocasiones, de cometer un genocidio contra los palestinos, esto no es una crítica, sino más bien un libelo de sangre. Cuando Israel es acusado de ser el sucesor de Hitler, como incluso un académico desde Israel ha afirmado, o cuando el ejército israelí se convierte en las SS por la muerte de dos palestinos, esto no es una crítica, sino más bien antisemitismo.

Los disturbios de la Kristallnacht no fueron el resultado de un sana criticismo contra los judíos, fueron el resultado de la incitación. Los ataques de "price tag", por otro lado, no son lo mismo, son el resultado de los autores y partidarios de ese documento calumnioso que es "La Toráh del Rey". Una porción significativa de los ataques terroristas, probablemente incluyendo el ataque de Bruselas, son el resultado del lavado de cerebro que convierte a los enemigos, en este caso a los visitantes de un Museo Judío, en representantes de Satanás.

La "Estrategia de Durban", el nombre de una conferencia de las Naciones Unidas celebrada en la ciudad sudafricana de Durban, se suponía que se centraría en la lucha contra el racismo, pero se convirtió en una marcha de odio y de incitación contra un país, Israel, y esa estrategia se ha extendido en Occidente en general, y en Europa en particular, desde hace más de una década. Desde hace años, el verdadero campo de batalla ha sido el mundo académico, los medios de comunicación e Internet. Ahí es donde la incitación está teniendo lugar. Ahí es donde a muchas personas se le está lavando el cerebro.

La combinación de genocidio, palestinos e Israel produce más resultados en los motores de búsqueda de las web que la combinación de Sudán, Darfur y genocidio. El resultado es obvio. Casi el 50% de los residentes de la Unión Europea creen que Israel ha librado una guerra de destrucción contra los palestinos. Pero esa gente no ha estado expuesto a una sana crítica, han estado expuestos a una industria de la mentira.

Cuando Peter Beinart, una de las estrellas de la izquierda judía en los Estados Unidos, escribió hace unos días que los israelíes cometieron un pogrom era un libelo de sangre (el origen fue una noticia "mal traducida" por el Haaretz, diario donde escribe, en la cual se afirmaba con entusiasmo que los colonos de Hebrón habían quemado un olivar palestino celebrando la festividad de Lag Ba'omer, cuando en realidad ni un sólo árbol había sufrido daños). Beinart no es ni un racista, ni un skinheaded, ni un yihadista, pero al publicar esa falsa acusación legitimó innumerables publicaciones sobre "crímenes de guerra", y precisamente porque es un judío que incluso se hace pasar por un "sionista".

Beinart posteriomente publicó una retractación, pero hay algo que da miedo ante la insoportable levedad de convertir a Israel en un monstruo con tanta facilidad. No hay necesidad de que unas hordas de hooligans cometan otro Kristallnacht, solamente hay la necesidad de que varias personas tomen esa misión en sus manos.

Así que es cierto, lo que ocurrió en Bruselas, y no sólo allí, es el resultado de la mentira y de la incitación. Y la responsabilidad de ello también se encuentra en gente como Peter Beinart.

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Thursday, May 29, 2014

La alienación de Israel de los jóvenes judíos americanos - Shmuel Rosner - Jewish Journal



Dos preguntas han estado constantemente en mi mente en los últimos años, probablemente demasiado. La primera es: ¿Existe una tendencia ascendente en la alienación de los judíos del resto del mundo respecto a Israel? La segunda es: Si existe esa tendencia, ¿cuál es la razón de ello? Tengo algunos nuevos datos sobre ese tema cortesía del profesor Steven Cohen, de la Hebrew Union College-Jewish Institute of Religion, a través de los cuales podemos tratar de empezar a responder estas dos preguntas.

La segunda pregunta depende de la primera y sólo tiene sentido si la respuesta a la primera pregunta es afirmativa. El problema es, sin embargo, que no podemos responder a la primera pregunta con total confianza. Sabemos que las afirmaciones anteriores de "distanciamiento" han sido exageradas; sabemos que el panorama general es complejo, y sabemos que hay hallazgos contradictorios en diferentes estudios. El tan mentado estudio del Pew Research Center sobre los judíos americanos incluía un capítulo completo sobre "la conexión con y actitudes hacia Israel", sin embargo, el debate aún continúa. En términos generales, se demuestra que "7 de cada 10 judíos americanos (el 69%) dicen estar muy apegados emocionalmente (el 30%) o de alguna manera unidos (el 39%) a Israel", presumiblemente es bastante. Pero esa evaluación es más turbia si nos fijamos en los números detallados, y lo es aún más cuando diferentes estudiosos siguen ahondando en un intento de comprender mejor las corrientes subterráneas de las actitudes de la comunidad.

Hace dos semanas, el periodista del Forward Nathan Guttman escribió sobre el impacto de los matrimonios mixtos en la actitud de los jóvenes judíos estadounidenses hacia Israel. La fuente de sus números era Cohen. "Los datos muestran un panorama alarmante de un problema cada vez más importante que, con el tiempo, podría poner en peligro los lazos entre la comunidad judía estadounidense e Israel", escribió Guttman. Cohen encontró que "una quinta parte de los jóvenes judíos americanos no ortodoxos podría clasificarse como alienados de Israel", es decir, "que esos miembros de la comunidad judía tienen poco apego a Israel y creo que los Estados Unidos tiene mucha culpa de eso".

Los miembros de este grupo tienen dos características principales: su procedencia de un matrimonio mixto es más preponderante y sus actitudes liberales o progresistas son el otro factor que desempeña un papel importante. Según el análisis de Cohen de las cifras del estudio de Pew, el grupo "alienado Israel" representa al 20,75% del grupo de edad judío americano entre los 18-29 años, que representan el 19.62% de los que tienen "padres mixtos" y un más bajo pero significativo 13,91% de los judíos con "puntos de vista liberales y progresistas". El "matrimonio mixto" y las explicaciones "progresistas" de la enajenación no cuentan la misma historia, no apuntan a la misma conclusión y no reúnan a los mismos observadores.

Tenemos que ser honestos en este debate para encontrar la respuesta en la culpa de los "matrimonios mixtos" de la "alienación o distanciamiento" de Israel y colocarlo de lleno en la incapacidad de la comunidad judía estadounidense para encontrar un remedio para el problema (si representa aún un problema) de los matrimonios mixtos. Por otra parte, la alineación dentro de las opiniones "liberales o progresistas" parece justificarse en el carácter "conservador o de línea dura" del actual Israel" (y recuerden, todavía no estamos seguros de que exista tal cosa).

Es importante reconocer la narrativa subyacente contada por cada conjunto de cifras, ya que nadie en este campo está libre de prejuicios y de la ideología (y eso me incluye a mí, por supuesto). Por lo tanto, la siguiente pregunta que le formulé a Cohen era casi inocente, como se apresuró a entender. Le pedí que mirara hacia atrás en sus números y examinara la teoría de si esos dos polos de la alienación - "matrimonios mixtos" e "ideología progresista" - eran los mismos. Si "los matrimonios mixtos" tenían que ver con una "ideología progresista", y si las personas de ideología "progresista" eran la que optaban por los "matrimonios mixtos", por lo que el problema de unas posturas antagónicas estaba más o menos resuelto.

¿Creen que saben la respuesta a mis preguntas? Lo he comprobado con cinco a seis israelíes bien informados, y todos ellos - todos - dieron la respuesta equivocada. Todos ellos asumieron que los judíos más liberales o progresistas tenían más probabilidad de haber nacido en un hogar mixto. Pero los números de Cohen apoyan la conclusión opuesta. Es decir: los judíos de familias interconfesionales son menos liberales que aquellos cuyos padres eran ambos judíos. "Progresistas" procedentes de matrimonios judíos representan al 36%, mientras que para los matrimonios mixtos representan al 21%. Si hablamos de personas "muy liberales o muy progresistas", un 17% proceden de matrimonios judíos, mientras que en los matrimonios mixtos la cifra es de un 11%. Es decir: "matrimonios mixtos" y personas "liberales o progresistas" no pertenecen necesariamente al mismo grupo. Esto no fue sorprendente para Cohen, como ya lo escribió en 1983 en su libro "American Modernity and Jewish Identity", donde afirmaba que los matrimonios mixtos llevan a los judíos hacia el centro político de Estados Unidos.

Entonces, ¿dónde nos deja esto?

Como siempre, no dejamos de darnos cuenta que la realidad es compleja. Si hay alienación de Israel entre los jóvenes judíos americanos se debe principalmente al creciente fenómeno de los matrimonios mixtos, pero también por la afiliación política de esos jóvenes judíos. En el grupo de edad de 18 a 29 - y de nuevo, esto solamente referidos a los judíos americanos no ortodoxos - cerca del 60% se califican de "liberales o progresistas". Cerca del 20% de esos "liberales" creen que los EEUU "apoyan demasiado a Israel". Hagan pues sus cálculos y lleguen a la conclusión correcta: Peter Beinart se equivocó al afirmar de una manera simplista que existe un "distanciamiento" que emana principalmente de la política de Israel y de las principales organizaciones judías. También sería erróneo suponer de una manera simplista lo contrario, es decir, que la política de Israel y las organizaciones judías americanas no tienen nada que ver con ese sentimiento de alienación.

Las conclusiones, en lo que se refiere a las políticas, son los siguientes: Israel podría ser capaz de ayudar un tanto a la comunidad judía americana si ayudara a la hora de encontrar una manera de revertir la tendencia hacia los matrimonios mixtos o bien ayudara a buscar nuevas formas de conectar a eso judíos procedentes de matrimonios mixtos con la comunidad y con el judaísmo. Pero tampoco puede escapar de tener que desarrollar una mejor manera de conectar con los jóvenes judíos "liberales o progresistas". Es decir, adoptar tanto una política como un vocabulario que no les aliene de ellos.

Es decir, que Israel se preocupe lo suficiente para tratar de mantenerlos cerca. Y, por supuesto, tampoco tiene por qué: la conclusión final de algunos israelíes puede ser que la pérdida del apoyo de esos judíos americanos progresistas sigue siendo preferible a la alteración de las políticas y el lenguaje israelíes. Pero eso es un tema para una discusión diferente.

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Los judíos huyen de Francia - Luis Rivas - El Confidencial


El cadáver del niño judío Miriam Monsonego, de 7 años, asesinado en el ataque de Tolouse

Tres de cada cuatro judíos franceses han pensado en emigrar para huir del clima de antisemitismo que dicen sentir en su país. La inmensa mayoría de la comunidad, censada en medio millón de personas, la más numerosa de Europa, cree también que el Estado es incapaz de luchar contra el islamismo.

La diáspora de judíos franceses hacia Israel ha aumentado de forma espectacular en los últimos meses. Si en 2012 1.907 personas decidieron hacer la Aliyá, el año siguiente fueron 3.280 las que se acogieron a las facilidades que ofrece la Agencia Judía para instalarse en Israel. Sólo en el primer trimestre de 2014, el porcentaje ya se ha incrementado en un 70%. Las cifras superan ya a las registradas en Estados Unidos, según manifiesta Natan Sharansky, antiguo refuznik, figura de la disidencia en la Unión Soviética, hoy presidente de la Agencia Judía para Israel.

Víctimas de una violencia callejera en aumento, objeto de detestación en ciertos medios periodísticos e intelectuales, banalización de la Shoa, antisemitismo antisistema… la situación que viven los judíos franceses empeora en los últimos tiempos, según denuncian sus responsables. La deprimente situación económica del país y las dificultades burocráticas para emprender son también las razones que se enumeran para justificar la emigración hacia Israel de miembros de la comunidad judía francesa, censada en medio millón de personas, la más numerosa de Europa.

No es muy agradable ser judío hoy en Francia”. Esta frase, pronunciada en inglés en el consulado francés de Nueva York hace dos semanas, le ha valido a su autor, Roger Cukierman, aceradas críticas de algunos patriotas de izquierda y derecha en su país. Cukierman es, desde 2013, el Presidente del CRIF, el Consejo Representativo de  las Instituciones Judías de Francia, y es también, vicepresidente del Congreso Judío Mundial.

En conversación telefónica con El Confidencial, Cukierman nos reitera las tres principales amenazas a las que hace frente la comunidad judía francesa: “La creciente popularidad del Frente Nacional, la radicalización de los musulmanes franceses y la hostilidad de la extrema izquierda antisemita”. El presidente del CRIF subraya que el 40% de los “crímenes de odio violentos” tienen como objetivo a ciudadanos judíos. “Hoy es impensable”, señala también como ejemplo, “que una persona pueda viajar en Metro con una kippa”.

Preguntado sobre el aumento de las personas que deciden emprender la Aliá, Cukierman explica también el deseo de muchos ciudadanos judíos franceses de buscar una situación económica mejor en Israel, dada la crisis que atraviesa su país.

Sacha Reingerwirtz, presidente de la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEJF), confirma a El Confidencial el fenómeno creciente del antisemitismo, aunque matiza que el sentimiento de temor por la violencia depende de cada ciudad, de cada barrio y de cada universidad. Triste consuelo. Para Reingerwirtz, abogado de 27 años, el éxodo de jóvenes judíos franceses hacia Israel responde también al anhelo de construirse un porvenir profesional que en su país pueden percibir bloqueado.

A la UEJF se le debe buena parte del éxito conseguido contra la inundación en Twitter de hashtags antijudíos, una auténtica plaga en Francia hasta que el Gobierno intervino. El 12 de julio de 2013, la red social norteamericana se tuvo que plegar a la ley francesa y facilitó todos los datos para permitir la identificación de los autores de tuits antisemitas.

Búsqueda de un futuro mejor y huida de una situación de inseguridad. Las razones para explicar el retorno a Israel son también las esgrimidas por el director de la Agencia Judía en Francia. Ariel Kandel, sin embargo, insiste a El Confidencial sobre el “clima” de antisemitismo que vive hoy Francia. “Subrayo lo de clima – dice – porque Francia ha vivido episodios graves de antisemitismo, como los atentados de la Rue des Rosiers (1982) y de la Rue Copernic (1980), en París, o los asesinatos de Toulouse, en 2012. Lo que quiero describir es el clima de un antisemitismo que mola; un antisemitismo antisistema que se extiende, propiciado, entre otros, por (el humorista) Dieudonné M’Bala”.

Según una encuesta hecha pública esta semana por la organización judía sefardí Siona, el antisemitismo es la primera razón invocada por los entrevistados para abandonar Francia. Y tres de cada cuatro judíos franceses ya han pensado en hacer la Aliá.

Ariel Kandel, como responsable de la Agencia Judía en Francia, no puede ocultar una cierta satisfacción con las cifras de la Aliá durante su gestión y señala a El Confidencial que un cuarto de los franceses instalados en Israel recientemente son jóvenes de entre 17 y 30 años. El Gobierno de Benyamin Netanyahu tendría especial interés en atraer al mayor número de judíos franceses, y con ese objetivo, la Agencia estaría trabajando en la convalidación de carreras universitarias y de algunas profesiones. Kandel cifra en 3.000 o 4.000 al año el número de personas que Israel tiene previsto atraer desde Francia en el periodo 2014-2017.

La Presidencia de François Hollande hace lo posible para frenar el sentimiento de hostilidad hacia sus ciudadanos de la comunidad judía. Cukierman saludó la asimilación entre antisemitismo y antisionismo que Hollande hizo en público recientemente. Manuel Valls no ha dudado, quizá con mayor fervor (y no sólo porque su actual mujer sea judía), en condenar el antisemitismo. Eso le ha valido el ser considerado como “el primer sionista de Francia” por ciertos sectores de la ultraderecha, próximos al inevitable M’bala y al bloguero y ensayista antitodo (semitismo, feminismo, homosexuales…), Alain Soral.

En Francia, se intenta tranquilizar, no existe pues el antisemitismo institucionalizado, como en los años 30 y 40, pero los representantes de la comunidad judía expresan cierto estupor por la indiferencia de la población ante los ataques y amenazas sufridos por sus compatriotas judíos. Ariel Kandel insiste en esa diferencia entre la positiva atención de las instituciones y la escasa respuesta de la sociedad civil. Que los espectáculos de un supuesto humorista antijudío llenen los teatros, que en la capital francesa miles de personas griten en manifestaciones proclamas y amenazas contra los judíos, que la figura del judío siga siendo asociada al cliché de la riqueza, que el judío, en suma, vuelva a erigirse de nuevo en cabeza de turco de la crisis económica, son síntomas que a la ciudadanía francesa en su mayoría no le preocupan.

Para un observador extranjero, es como mínimo chocante que los asesinatos de niños judíos por Mohamed Merah en Toulouse fueran jaleados por ciertos sectores que siguen justificando el terrorismo en Francia en nombre de la yihad o de la lucha por los derechos de los palestinos.

Tampoco levantó mucha solidaridad pública el secuestro, tortura y asesinato del joven judío Ilam Halimi, en 2006, víctima de una banda de banlieue (gueto), dirigida por un hijo de emigrantes africanos que le eligió como víctima, con el inteligente razonamiento de que Halimi debía de ser rico, pues era judío. Una película recién estrenada sobre el caso ha levantado también alguna polémica con algún tertuliano televisivo de una cierta izquierda periodística encharcada en sus nuevos clichés.

De ese clima de antisemitismo de baja intensidad ha participado esta semana otra obra cinematográfica, la muy oportunista Welcome to New York, del norteamericano Abel Ferrara, inspirada en las peripecias sexuales de Dominique Strauss-Kahn. La película, presentada en el Festival de Cannes, ha sido acusada de antisemita por una parte de la crítica. En concreto, Ferrara cae en el antisemitismo más cutre cuando aparece en la pantalla la exmujer de DSK, la periodista Anne Sinclair, y se hace referencia a la figura de su padre, Paul Rosemberg, el marchante de Picasso, Braque o Matisse.

Anne Sinclair, ahora directora del Huffington Post francés, ha declarado que tener que hablar de su padre, expoliado por los nazis, privado de nacionalidad y miembro de la resistencia francesa, para defenderle de las insinuaciones vertidas en el filme, era algo que nunca sospechó que tendría que hacer en 2014.

La judeofobia en Francia está nutrida, según otras opiniones, también por la asociación que se hace entre la comunidad judía y el Gobierno de Israel. Que las intifadas televisadas han creado un ambiente hostil hacia Israel es un hecho. Que la prensa francesa, en general, puede considerarse propalestina es evidente para cualquiera que haya vivido en este país sin taparse los ojos y los oídos en los últimos años. Para el 93% de los judíos encuestados por Siona, la prensa francesa es en parte responsable del antisemitismo. Por cierto, no sólo los judíos llaman a la estatal agencia de información Agence France Presse “Agencia Francia Palestina”.

Exponer una opinión pública favorable a Israel, aun siendo crítico con su Gobierno, es hacer prueba de una valor considerable. El filósofo Alain Finkielkraut lo puede atestiguar. Candidato exitoso a la Academia Francesa, Finkielkraut tuvo que sufrir la oposición de algún académico o académica propalestina, como la escritora Danièle Sallenave, que no podía aceptar que un defensor del Estado de Israel entrara en la institución fundada por Richelieu en 1635.

Finkielkraut, francés, hijo de judíos polacos, hace tiempo que denuncia a su manera esta actitud en Francia: “(…) Se está creando contra Israel y contra quienes están ligados a este país un antisemitismo temible, pues utiliza el lenguaje  del antirracismo”. El académico y otros intelectuales considerados "neorreaccionarios" denuncian el antirracismo como una nueva religión utilizada para desacreditar cualquier actitud políticamente incorrecta.

Un ejemplo de ello es la denuncia y el juicio que pesan sobre Arno Klarsfeld, el hijo de Serge y Beate Klarsfeld, los más conocidos cazanazis de Francia y Europa. ¿Su delito? Arno declaró a la cadena de televisión I-Télé que “Francia no es un país antisemita; hay un núcleo duro de extrema derecha que los es claramente; una parte de la extrema izquierda, también; los islamistas, claro está; y una parte de los jóvenes de la banlieue”. Hablar del islamismo rampante en los barrios habitados por ciudadanos árabes, por franceses de origen árabe o por ciudadanos de religión musulmana sigue siendo un tabú, con derecho a proceso judicial.

¿Es Francia un país antisemita? Nadie, ni siquiera los más radicales de la ilegal Liga de Defensa Judía lo afirma categóricamente. Pero otras voces alertan sobre la liberación del discurso judeófobo, que ha activado en el inconsciente nacional efluvios que se creían enterrados para siempre.



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Wednesday, May 28, 2014

Un Estado Judío - Semántica vs Autenticidad - Alexander Yakobson - IDI


Israel 66

La cuestión del reconocimiento palestino de Israel como un Estado judío es ampliamente vista como un grave - algunos dicen innecesario - obstáculo en el camino hacia la paz. Las posiciones de ambas partes sobre esta cuestión parecen irreconciliables, y tampoco parece probable que cedan. Para muchos israelíes, entre ellos los que se oponen al actual gobierno y cuestionan sus motivos para dar a este reconocimiento un lugar tan destacado, la negativa palestina a reconocer esta autoevidente base para una solución de dos estados - el derecho de los dos pueblos a la independencia nacional en dos estados-nación - resulta inquietante.

Sin embargo, esta cuestión no es un verdadero ultimátum. Si los otros puntos, en el fondo del desacuerdo se resuelven – lo que sería gran noticia, es cierto – y las partes decidan cerrar un trato, una fórmula mutuamente aceptable podría encontrarse.

Una fórmula posible proviene de los parámetros de Clinton del año 2000: una solución de dos estados que establezca "al Estado de Palestina como la patria del pueblo palestino y el Estado de Israel como la patria del pueblo judío". Una fórmula similar aparece en los llamados "Acuerdos de Ginebra" firmados en el 2003 por un grupo de activistas por la paz israelíes y una delegación palestina que incluía a personas cercanas al liderazgo de la Autoridad Palestina: "Afirmando que este acuerdo marca el reconocimiento del derecho del pueblo judío a un Estado y el reconocimiento del derecho del pueblo palestino a un Estado, sin perjuicio de los derechos iguales de los respectivos ciudadanos de las partes".

Algunas de estas fórmulas se pueden adoptar en un futuro acuerdo de paz. Será algo recíproco, y no sonaría como un dictado israelí. Tampoco estaría abierta a la objeción de que al reconocer a Israel como un Estado judío, los palestinos tendrían que renunciar a su narrativa histórica y suscribirse a la israelí; porque también es obvio que al aceptar una redacción de tal tipo, Israel no tendría por que adoptar la narrativa palestina. El término "Estado judío" en sí, probablemente no estaría allí, pero se habría cumplido el fondo de la demanda israelí en régimen de reciprocidad.

El "Estado judío", por supuesto, es precisamente la expresión utilizada por la ONU en su Plan de Partición de 1947, el cual establecía un "Estado judío" y un "Estado árabe" en la Palestina del Mandato (ambos necesarios para garantizar la igualdad cívica para sus respectivas minorías y la plena libertad religiosa para todos). Los portavoces palestinos se muestran “conmocionados y sorprendidos” por las (posibles) connotaciones religiosas de esta expresión; preocupándose más, de manera muy sorprendente, por el secularismo de Israel que por el propiamente palestino, ya que la Ley Básica Palestina y el proyecto de Constitución del futuro Estado palestino proclama el Islam como religión oficial y a la Sharia islámica como fuente principal de la legislación.

También se afirma que el reconocimiento de Israel como un "Estado judío" tendría “implicaciones siniestras” en lo referente a los derechos civiles de la minoría árabe de Israel, sin embargo, la fórmula de Ginebra puede utilizarse para hacer frente a esta objeción. También hemos escuchado en repetidas ocasiones que reconocer la fórmula de "Estado judío" está, simplemente, fuera de los límites para cualquier líder palestino que se precie, pero se ha comprobado que Yasser Arafat, al comienzo del proceso de paz, utilizaba públicamente esa expresión para referirse a Israel y a la aceptación palestina de la solución de dos estados, al menos en una ocasión - al igual que el Consejo Nacional Palestino en la Declaración de Independencia de Palestina en 1988 -. En realidad, no hay razón para que la expresión "Estado judío", como tal, deba aparecer en el tratado de paz, sino que un sustituto adecuado, del tipo que se ha indicado anteriormente, se podría encontrar.

La verdadera cuestión no es si los palestinos están dispuestos a aceptar una fórmula semántica que tiene que ver con el Estado judío, sino más bien si están dispuestos a aceptar al propio Estado judío. Esta cuestión se plantea con toda su gravedad por la demanda palestina de un "derecho de retorno" a Israel para los refugiados palestinos de 1948 y sobre todo para sus descendientes. Sobre este tema, se le pide a Israel que acepte un principio que es "una receta para subvertir en la práctica, ya que sería mucho más que una cuestión de semántica, la solución de dos estados, aún con la seguridad de que todavía habría capacidad para negociar los detalles de la aplicación de este supuesto principio".

"El derecho al retorno es una decisión personal", dijo el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas (Abu Mazen) en un discurso en enero del 2014. "Ni la Autoridad Palestina, ni el Estado palestino, ni la OLP, ni Abu Mazen, ni ningún otro líder palestino o árabe tiene el derecho de privar a alguien de su derecho a regresar... La elección es suya. ¿Tú quieres volver? Volverás. ¿Usted no quiere regresar? Entonces será libre de permanecer allí donde está, con una compensación y otros detalles.... El derecho al retorno es un derecho personal. Incluso un padre no puede renunciar el derecho de sus hijos".

Los palestinos dicen estar dispuestos a negociar una cuota de los regresarían y se establecerían en Israel, pero no como una serie final, pues cualquier cuota se aplicará en un período limitado de tiempo, después del cual otra cuota vendrá y deberá ser negociada, y todo ello bajo el principio rector de que incluso un Estado palestino no puede ceder ante el derecho "personal" a regresar de unos 5 millones de personas (donde la enorme mayoría la comprenden los descendientes).

Estamos seguros de que no todos esos 5 millones – y no lo olvidemos, con sus descendientes en el futuro a su vez -, optarían realmente por venir a Israel. Pero con el fin de acabar con Israel no son necesarios 5 millones. Por otra parte, es difícil para muchas personas que correctamente puedan ser críticos de los “muchos defectos de Israel” reconocer con franqueza, incluso a sí mismos, cuán enorme atractivo es ese “estado imperfecto” a los ojos de sus vecinos (a nivel de libertades y economía).

Por lo tanto es éste, en lugar de la semántica, el verdadero problema. Israel puede vivir perfectamente sin ningún tipo de reconocimiento semántico de su ser como Estado judío, pero no podrá sobrevivir si hace caso a esa demanda palestina de un “retorno individual, por cuotas temporales y sin final”.

¿Es esta posición palestina actual su última palabra? La única manera de poner esto a prueba es mediante la presentación de un plan de paz que ofrezca a los palestinos un estado viable sobre la base de las fronteras de 1967, con un derecho de retorno al estado palestino, pero no a Israel. Debido a que el actual gobierno israelí no va a producir un plan de este tipo, deberían ser los Estados Unidos los encargados.

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Buen análisis: La misión de Kerry en el Oriente Medio: ¿Y ahora qué? - Aaron David Miller - LA Times


Martin Indyk, el segundo de Kerry, como "honesto mediador"

¿Qué ha sido exactamente del esfuerzo bien intencionado del secretario de Estado John F. Kerry para llegar a un acuerdo entre israelíes y palestinos tras fracasar?

En una autopsia fascinante, funcionarios estadounidenses no identificados que participaron en las negociaciones le dijeron al periodista israelí Nahum Barnea lo siguiente: "Hay un montón de razones para el fracaso de los esfuerzos de paz, pero la gente en Israel no deberían ignorar la amarga verdad, el sabotaje principal provino de los asentamientos".

Si usted se cree eso, tengo un puente sobre el revoltoso río Jordán para venderle.

El proceso de paz de Kerry no falló en primer lugar a causa de los asentamientos. Ha sido una cuestión vital desde un principio.

Nadie pone en duda el impacto destructivo de la continuación de las actividades de asentamiento. Se prejuzga y predetermina el resultado de las negociaciones, se humilla a los palestinos y se les envía señales inequívocas de que Israel tiene otras agendas a seguir. Y si estamos hablando sobre el fracaso de los esfuerzos de Kerry para asegurarse una extensión (relativamente sin sentido) de dichas conversaciones, entonces no dudo de esa explicación.

Pero seamos claros: el proceso de paz de Kerry no falló sobre todo a causa de los asentamientos. Ha sido una cuestión de soporte vital desde el principio, y he aquí por qué.

El problema del mínimo y el máximo: En pocas palabras, el máximo que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu está dispuesto a conceder en lo referente a las cuestiones fundamentales que impulsan el conflicto israelí-palestino, no puede alinearse, y mucho menos reconciliarse, con el mínimo que el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas está dispuesto a aceptar. ¿Quieres saber por qué todos los esfuerzos en la última década han fallado? Pues precisamente por eso.

Las brechas en lo referente a Jerusalén, las fronteras, la seguridad, los refugiados y el reconocimiento de Israel como Estado judío son simplemente demasiado grandes para salvarlas. No son susceptibles de ser resueltas de manera gradual y no es viable por lo tanto un paquete de soluciones de compromiso que ambas partes puedan aceptar. Podemos racionalizarlo o bien dedicarnos a culpar a una parte u otra. El precio a pagar para el arreglo de un conflicto interminable es simplemente demasiado alto de soportar para cada parte.

Cortejando a Bibi: La idea de que Netanyahu pueda estar dispuesto a pagar ese precio y/o que podría ser persuadido para hacerlo, fue un malentendido fundamental del hombre y de su época. Ahora mismo, Bibi, el primer ministro más longevo en la historia de Israel nunca se imaginó a sí mismo como la partera o el padre de un Estado palestino. Eso no es lo que es, ni lo que se puede esperar de él. Ideología, familia, política y su temor a los árabes, todo ello le llevan en una dirección diferente.

Su imagen fundamental de sí mismo es la del líder israelí que ha de guiar a Israel fuera de la sombra de la bomba nuclear iraní y guiarlo a través de los desafíos de un mundo árabe peligrosamente roto, enojado y disfuncional. Y eso se refleja en el estado de ánimo de una opinión pública israelí que no ve casi ninguna razón, o no siente la urgencia de tener que lidiar con ese problema - independientemente de las amenazas estadounidenses de ruina y de penumbra, de violencia, de una tercera Intifada, de un Estado de apartheid o de peligros demográficos -. Gobernar se trata de elegir. Y por ahora, Netanyahu ha hecho su elección.

Contando con Abbas: Los palestinos eran la parte más débil en las negociaciones, y la idea de que se podía contar con que hicieran concesiones que los llevarían más allá de su consenso establecido – las fronteras de 1967, una capital en Jerusalén Este, algo parecido a la soberanía sobre el tema de la seguridad y una resolución al problema de los refugiados que no obligue a una capitulación al por mayor - fue otra suposición ilusoria. Bajo Yasser Arafat, un líder con más familiaridad con la cultura palestina y con mayor legitimidad que Abbas, los palestinos no estaban dispuestos a apartarse de dicho consenso. ¿Por qué Abbas - un líder mucho más débil - estaría preparado para hacerlo, o bien aceptaría las demandas de que reconozcan a Israel como un Estado judío?

Kerry no hizo más que cualquier otro negociador fracasado anterior. Si los israelíes y los palestinos, o cualquier otro grupo del Oriente Medio, quieren la paz, tienen que dejar de hacer la guerra. No incumbe a los extranjeros gestionar su paz, depende de ellos.

La cuestión no es lo que Abbas estuviera preparado para decirles en privado a Kerry o Netanyahu. Se trata de lo que él estuviera dispuesto a decir en público, y lo que habría que pagar para decirlo. Abbas está presidiendo una economía débil y un movimiento nacional palestino dividido que se ve como un arca de Noé, en el que hay dos de todo (sistemas de gobierno, servicios de seguridad, constituciones e incluso visiones de Palestina). Él tiene muy poco apoyo de los Estados árabes. La idea de que él podría realizar grandes prestaciones era una fantasía.

De hecho, los negociadores estadounidenses, incluido yo mismo, hemos estado subestimando durante años lo que los palestinos necesitan en las negociaciones. Abbas siempre ha tenido un plan B: ir a la ONU, negociar la unidad con Hamas, jugar con la posible disolución de la Autoridad Palestina. Él está mucho más cómodo en ese ambiente, y Netanyahu está mucho más cómodo siendo un primer ministro que privilegia la seguridad en lugar de un primer ministro de la paz. Abbas no siente ninguna urgencia en negociar una paz que no cumple con sus necesidades.

La última oportunidad de Kerry: Nadie puede argumentar que Kerry no haya hecho lo correcto tratando de comprobar lo que podía hacer sobre el problema palestino-israelí. Pero nadie debería sorprenderse de que no pudiera tener éxito. El esfuerzo de Kerry fue demasiado construido en torno a lo que él vio “como su momento y su evaluación de que había llegado ese momento”, cuando en realidad no lo era. Ninguna de las partes vio mucha urgencia en el esfuerzo de Kerry, y el presidente Obama no estaba preparado para respaldar un enfoque en el que Kerry hubiera presionado directamente o indirectamente a Israel para llevar adelante un plan estadounidense.

Probablemente no fue una gran idea por parte de Kerry describir su esfuerzo como la última oportunidad o enmarcar las consecuencias de lo que podría suceder si no se lograba urgentemente una solución de dos estados (en gran parte dirigidas contra Israel). Las partes no pueden tener miedo a un acuerdo. Y si esta es la última oportunidad, entonces la pregunta que se cierne es obvia: ¿Por qué Kerry y el presidente Obama no lo han convertido en su preocupación más urgente e importante, y han hecho todo lo posible, incluyendo una intensa presión sobre las partes, para llegar a un acuerdo?

Tarde o temprano, algún tipo de proceso de paz se reanudará. Al igual que el rock 'n' roll, el proceso de paz nunca morirá. La cuestión es si tendrá éxito. En cuanto a los EEUU, permanecen atrapados en un proceso de paz a la deriva entre una solución de dos estados que Washington no puede abandonar y que no puede implementar. Pero la próxima vez, vamos por lo menos a ser honestos acerca de por qué no podemos lograrlo. Ni Israel ni los palestinos - ni Obama - está dispuesto, o son capaces en estos momentos, de pagar el precio de lo que costaría.

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Los Judíos e israelíes que defienden el antisemitismo - Marc Goldberg – Times of Israel



Hace unos días, en el Ha'arez, Amira Hass (dónde y quién si no) argumentaba que la exposición del antisemitismo palestino en el muy extenso y reciente informe de la Anti Defamation League (ADL) sobre el antisemitismo existente en la actualidad, en realidad no significaba nada. De este modo se ha puesto de manifiesto como se trata al elefante que entra la cacharrería cuando se trata de la ideología proveniente de la izquierda.

Según Hass todo ello es culpa de Israel. Ella cita a su padre (miembro del Partido Comunista israelí), diciendo que:
"Israel está justificando retroactivamente lo que los antisemitas han estado diciendo sobre nosotros durante 2.000 años"
En el informe del ADL, los palestinos aparecían los primeros (con el porcentaje más elevado) en sus creencias conspirativas antisemitas de entre 1.000 millones de personas (representadas por un  total de 53.000 encuestados) compitiendo por ver quién odia más a los judíos. O por lo menos, los campeones destacados en su tenencia de ideas antisemitas sobre los judíos.

Pero en realidad Amira Hass no está sola en su deseo de dejar de lado el antisemitismo palestino. Esto es un sentimiento que encontramos muy a menudo en los círculos de la izquierda, al igual que su falta de voluntad para hacer frente al hecho de que el antisemitismo está muy extendido en el mundo árabe. Y de una manera rampante prescinden de la lógica. En la búsqueda de una explicación que lo justifique un único punto de vista parece tener sentido para ellos: el antisemitismo palestino está motivado obviamente por la ocupación. Tanto es así, que los palestinos deben estar exentos, para esa izquierda, de reproches y críticas por ello.

Según ellos, Israel, el Estado judío, está ocupando territorio palestino, y lo lleva haciendo durante décadas sin un final a la vista. Como Amira Hass señala en su artículo de opinión, son los soldados judíos (en su mayoría) los que están haciendo los arrestos, componen los puestos de control y supervisan la ocupación. ¿Cómo Palestina “no sería antisemita en un ambiente así”? Ese es el argumento justificador.

Este punto de vista se pregonó en The Guardian el día después de publicarse el informe del ADL. Pero el artículo parecía argumentar la siguiente verdad o conclusión: Como Israel ocupa a los palestinos, por lo tanto se deduce que los palestinos deberían ser, razonablemente, las personas más antisemitas. ¿Cierto? Pero esto también supondría admitir que si Israel ya no ocupa a los palestinos, entonces su antisemitismo se reduciría significativamente. Es decir, las reglas simples de causa y efecto entran en juego.

Pero esta es una forma muy cómoda de contemplar el antisemitismo. Se nos asegura que si adoptáramos ciertas medidas o decisiones entonces el antisemitismo se reduciría enormemente. Y esta “certeza” se convierte o provoca en algunas personas de la izquierda y de las élites, frustración. Ellos no pueden entender por qué Israel no está haciendo las cosas que tendría que hacer con el fin de evitar el crecimiento del antisemitismo y la continuación del dolor en todas las partes.

Es por ello que personas como Amira Hass han adoptado principalmente la responsabilidad de los hombros de los antisemitas palestinos y la han colocado sobre los hombros de Israel. Para ella se ha convertido en la responsabilidad de los judíos el que ellos no hagan ciertas cosas, o tomen determinadas medidas, que posibiliten que los antisemitas cedan de odiarnos. En resumen, se traslada a los judíos la propia responsabilidad de los antisemitas a la hora de detener su odio infundado hacia los judíos.

Esto supone dotar de una lógica al antisemitismo allí donde no lo hay. Tampoco hay nada lógico que justifique el supuesto de que los palestinos sean los más antisemitas entre los antisemitas, debido al parecer a “la historia de la región y a la ocupación”. Estos factores no explicarían, por ejemplo, por qué el 88% de los palestinos piensan porque los judíos tienen demasiado control sobre el gobierno de los Estados Unidos, o por qué el 88% piensa que los judíos tienen demasiado control sobre los medios de comunicación globales, o por qué el 78% piensa que los judíos son los responsables de la mayor parte de las guerras del mundo.

Pero existen muchas otras cosas más.

Existe odio en el mundo árabe con creces. Y no tiene sentido negarlo. El antisemitismo se emite en la televisión y se imprime en los medios de comunicación para que todos lo vean. El odio a los judíos es un hecho de la vida habitual. Y es un hecho cuya responsabilidad atañe a la sociedad árabe, y es ella quien debe hacerle frente (junto con un montón de cosas más). En cierto modo, resulta muy fácil para aquellos que, como Amira Hass, argumentan que es culpa de Israel. El considerarlo así, les permite creer que se halla en manos de Israel la facultad de destruir al antisemitismo. Incluso si eso deba significar la destrucción o autodestrucción de Israel. Pero el antisemitismo es muy anterior a Israel. Si Israel desapareciera, sería simplemente más fácil para los antisemitas para atacar a los judíos.

Israel fue concebido como una respuesta al antisemitismo. Un refugio ante un mundo hostil. Es irónico que Amira Hass esté culpando a Israel por el antisemitismo. En su artículo, Amira Hass habla sobre el efecto de la ocupación sobre los palestinos. Lo que no hace es explicar por qué se deduce que muchos palestinos crean que los judíos son los responsables de la mayor parte de las guerras del mundo, o por qué el 89% piensa que los judíos tienen demasiado poder en los mercados internacionales.

Es hora de que Amira Hass y otras personas de la izquierda consideren por qué es que están luchando con la ocupación y excusan al mismo tiempo al antisemitismo, sobre todo cuando deberían luchar contra ambas.

Mientras usted quizás esté reflexionando sobre esto, nos llega la noticia de que en la televisión egipcia se decía que los Simpsons son una conspiración judía.

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Contra Netanyahu algunos medios de comunicación occidentales viven mucho mejor



La controversia de Francisco y Netanyahu sobre Jesús que no fue - Yair Rosenberg - Tablet

Ayer, la prensa informó de un "combate dialéctico" entre el Papa Francisco y Benjamin Netanyahu que en realidad nunca existió. A juzgar por los informes de cierta prensa, el primer ministro israelí tuvo un intercambio "irascible" con el Sumo Pontífice sobre si Jesús hablaba hebreo. Reuters reseñaba la historia con el título "El Papa y Netanyahu discutieron sobre la lengua materna de Jesús". Usando el lenguaje verbal de un combate, el artículo informaba que el líder israelí le dijo: "Jesús estuvo aquí, en esta tierra. Él hablaba hebreo". El Papa se nos dice que "intervino" corrigiéndole: "Arameo". Ante esto, Bibi "replicó" que Jesús "hablaba arameo, pero sabía hebreo". The Chicago Tribune transformó rápidamente este intercambio en un "riña", y no faltó mucho para que el australiano The Age anunciara que Netanyahu había "discutido públicamente" con el Papa, evidenciando así el "tono agrio" de toda la visita del líder católico a Israel. The Forward twitteó "# Jesusgate disputa sobre el hebreo finaliza de una manera irritable la visita del # PopeFrancis a Benjamin Netanyahu".

Pero por desgracia para los redactores de estos titulares que tenían la esperanza de que la controversia fuera recalcada por algunas fotos, existe un vídeo de ese "supuesto mal rollo", y en él no se nota nada de eso. Como se puede ver claramente, el Papa Francisco está riendo durante todo el intercambio, lo que para un observador normal parecería ser una amable conversación entre conocidos (aunque sea mediada por un traductor), no una "riña". Como el reportero del New York Times para Oriente Medio, Liam Stack, tuiteo, "no estoy seguro de que esto cuente como echar unos guantes".

Tal vez la razón por la que el Papa se reía cuando hablaba con Netanyahu es que sabía que ambos tenían razón. Como explica un estudioso citado por Reuters en su propio artículo, "Jesús era un nativo que hablaba arameo, pero que también habría conocido el hebreo", que era hablado preferentemente por la gente pobre, "la clase de gente a la que dirigía su ministerio". Cualquiera que fuera el lenguaje que Jesús pueda o no haber hablado, está claro que a pesar de los intentos por parte de algunos medios de comunicación de implicar lo contrario, el "incidente" no era indicativo de ninguna hostilidad que albergara el Papa Francisco hacia el primer ministro israelí. Esto se puede ver no sólo en el vídeo de su intercambio, sino a partir de las fotos de la ceremonia de despedida del Papa, donde los dos se separan en condiciones bastante cálidas.

Así que la verdadera vergüenza aquí no es que los medios de comunicación interpreten o cuenten algo equivocado, es que se han perdido el poderoso y conmovedor significado de este momento sin guión entre el líder de Israel y el Papa.

A lo largo de la historia judía han existido disputas públicas profundamente consecuentes entre renombrados pensadores judíos e interlocutores católicos, las más famosas las de París (1240), Barcelona (1263) y Tortosa (1413-1414). Normalmente, estos debates estaban manipulados, con los interlocutores judíos obligados a participar y predestinados a perder. Y si aún así los judíos desempeñaban un muy buen papel a la hora de representar el judaísmo, a veces tenían que huir posteriormente del país por seguridad. Otras consecuencias nefastas para los judíos y sus comunidades fueron habituales, como después de la Disputa de París, por ejemplo, en la que tras defender los representantes judíos al Talmud de los cargos de blasfemia, fueron incautadas miles de copias del texto judío y quemadas públicamente .

La charla distendida sobre Jesús entre Francisco y Netanyahu es algo más que una historia distorsionada por algunos medios de comunicación. Pone de relieve lo lejos que han llegado las relaciones entre judíos y católicos. Hoy en día, el primer ministro de un Estado judío reconstituido puede hablar en buena sintonía de Jesús con el Papa, y el único problema son las interpretaciones hiperbólicas de unos cuantos titulares.

Ya no sujetos a los caprichos de los gobernantes cristianos en Europa, sin estar obligados a participar en un torneo teológico que no pueden ganar, los judíos ahora pueden dialogar con los cristianos como iguales, y no como adversarios. Visto en el contexto histórico, el intercambio entre Francisco y Bibi es un signo alentador del progreso interconfesional y de la reconciliación, y una prueba del éxito de la transformación promovida por el proyecto sionista, elevar a los judíos como iguales políticos y religiosos.

O dicho de otra manera: por exagerar y malinterpretar un intercambio entre el Papa y el líder del Estado judío, los medios de comunicación se perdieron la extraordinaria historia real, que no les pareció interesar a ninguno.

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Tuesday, May 27, 2014

Israel no es una salsa de tomate y otros pensamientos sobre su 66 aniversario - Shmuel Rosner - Jewish Journal



Perdido entre batallas de importancia minúscula, rodeado por el ruido constante de las noticias del día, sumida en los debates sobre política, políticos y el simbolismo, a menudo nos olvidamos de lo afortunados que somos. Qué suerte tenemos de formar parte de una generación que puede luchar por todo esto o por la política de un Estado judío. Qué suerte tenemos de celebrar un Día de la Independencia de un Estado judío. Qué suerte tenemos de celebrar el 66 aniversario del Día de la Independencia.

¿Qué hay de especial en este 66 cumpleaños, podrían preguntarse?

La respuesta sería que nada. Nada hay de especial en este 66 aniversario, y eso es especialmente lo que hay de especial. Es mucho más agradable celebrar la rutina del día de la Independencia. Otro año, otro día más.
Ya no estamos instalados en el temor, tal como debe ser, por el hecho de que existe un Estado judío en la Tierra de Israel. Ya no vivimos en el temor, tal como debe ser, por el hecho de que sobrevivimos, prosperamos, y bueno, alcanzamos edades provectas. No tenemos nada único que decir sobre este año 66: Israel no está marcando un hito, ni está cruzando un umbral. Hace un par de años, cuando Israel cumplió su 50 aniversario, y luego, de nuevo, cuando cumplió los 60, tuvimos que sufrir una serie de artículos con el leiv motiv de "¿vamos a llegar a celebrar los 100 años?”. La celebración de este 66 aniversario aún no es una respuesta a esa pregunta, y el próximo 67 aniversario, si no hay una catástrofe esperando al país, tampoco no nos proporcionará una respuesta a esa pregunta, ni tampoco los 68 o 69. Por supuesto, cuando Israel llegue a su 70 aniversario, y luego, cuando este próximo a los 75, es probable que sea sometido a una nueva ronda de dichos artículos. Pero en algún momento, tal vez en el 113 aniversario, la discusión sobre "el futuro" de Israel se haya convertido en vieja. Uno espera que lo haga.

Sé que no es algo sencillo y muy maravilloso tener esta sensación de rutina en el Día de la Independencia, una rutina que tampoco es ignorante de los muchos problemas a los que se enfrenta Israel, pero también está lejos de ser un preocupación histérica sobre sus perspectivas de futuro.

Por supuesto, también hay buenas razones para preocuparse por el futuro de Israel, y los israelíes están justificadamente preocupados. A la edad madura de 66 años, sin embargo, la proporción y la perspectiva deben estar en su lugar: El hecho de que la última ronda de conversaciones entre israelíes y palestinos no fuera exitosa no supone ni supondrá el "fin del sionismo", como algunos expertos han afirmado. El hecho de que Israel tenga una creciente población ultra-ortodoxa no es razón para que esas típicas predicciones del fin del mundo (por una vez, porque los haredis no son los enemigos de Israel, y también porque la sociedad haredi puede acoplarse, y también porque las tendencias pueden revertir). El hecho de que aún no hayamos encontrado una exacta y acordada definición de lo que significa "judío y democrático", tampoco es una señal de que Israel no sea "judío" o "democrático", tal como algunos israelíes parecen quejarse por ciertas esquinas. El hecho de que J Street no fuera aceptado en la Conferencia de Presidentes de organizaciones judías americanas no supone el fin del apoyo judío estadounidense a Israel, tal como algunos estadounidenses han amenazado.

Ciertamente, el Israel del mañana no puede ser el Israel de ayer, para bien y para mal. Sin duda, algunos de los ciudadanos y de los partidarios de Israel pueden no estar satisfechos con las alteraciones que asoman en su carácter. De hecho, hay muchas cosas con las que no estoy del todo satisfecho. Mala suerte: hay personas que no estaban satisfechas con las características anteriores de Israel, y tenían que vivir con ellas, y lucharon por su orden del día, y los que ahora no se muestran satisfechos tienen las mismas decisiones a la vista. Por supuesto, también podrían abandonar Israel. Si lo hacen, no solamente sería una derrota para Israel, sino también la suya propia.

Me vi obligado a pensar en este tema cuando estuve leyendo un artículo del profesor Yochai Bankler en The New Republic. Él es, sin duda, uno de esos inteligentes israelíes que se han hecho una carrera por sí mismos en el extranjero. Su artículo criticaba la decisión de no aceptar a J Street por la Conferencia Presidentes, ese tipo de críticas que ya hemos escuchado antes y que es sin duda razonable. Hay razones para excluir a J Street y hay razones para incluir a J Street, buenas razones en ambos casos. Bankler cree que las razones para su inclusión son más poderosas, y las expone. Él no se molesta en exponer también las razones para no incluir a J Street, ya sea porque no entiende que existan tales razones, o porque no piensa que merezcan ser escuchadas, o bien porque no tiene espacio para exponer todo y prefirió no incluir esos argumentos que no son compatibles, o contradicen, su propia creencia.

Podría escribir nuevamente sobre la saga de J Street en los próximos días , pero hoy en día – en el Día del Recuerdo y la víspera del Día de la Independencia - mi interés por el artículo de Bankler no es debido al voto negativo a J Street, sino más bien debido al contenido de un párrafo:
"una comunidad judía estadounidense que apoye a Israel , incluso si opta en última instancia por perder su carácter democrático y no su carácter judío, perdería a las próximas generaciones de judíos americanos, que simplemente se darían la vuelta y se alejarían asqueados de un estado que representa a un judaísmo que no puede ajustarse con el resto de su identidad" .
Por supuesto, este no es mi primer encuentro con la amenaza de "alejarse asqueados" de Israel. De vez en cuando escuchamos este tipo de amenazas cada vez que Israel decide una política que no es del agrado de esta especie de “cruzados de Paz Ahora”, o de los extremistas de la “Gran y Santa Tierra de Israel”. Y siempre me maravilla: ¿a dónde irán estos judíos asqueados cuando "se alejen" del único Estado judío?

Israel no es un producto para el que exista un sustituto. No se puede eliminar esta salsa de tomate, y escoger otra marca, o incluso tomar mostaza en su lugar (lo siento, estaba viendo un episodio de Mad Men). No hay sustituto para Israel en estos momentos, por lo que su abandono significa apartarse de tener una expresión política nacional judía. Alejarse sería posiblemente una gran pérdida para Israel si pierde a valiosos partidarios, pero no lo será menos, de hecho será mucho más, para quien decide abandonarlo. En otras palabras, la amenaza no es exactamente una amenaza. Bankler nos advierte - bueno, ni siquiera estoy seguro de en qué dirección envía su advertencia - que los judíos estadounidenses podrían terminar cortándose su propia nariz para así castigar a su cara.

Estoy bastante seguro de que Israel no está siguiendo el guión de Bankler, de hecho, para ser justos, incluso Bankler es lo suficientemente cuidadoso para decir que Israel tendría la posibilidad de salvarse del horror que tiene en mente (en pocas palabras: un Estado ortodoxo antidemocrático). Yo tampoco creo que el posible abandono y rechazo que prescribe Bankler sea bueno para la salud y el bienestar de uno, y por lo tanto no creo que los judíos estadounidenses vayan a seguir este guión.

Por lo tanto, este tipo de amenazas desencadenadas por un tema tan poco importante como un voto - defectuoso o no – sobre la aceptación en tal o cual organización, acerca de esta o aquella mesa, son, por supuesto, exageradas y fuera de lugar. Pero también son el resultado inevitable del milagro israelí convertido en rutina. Son la consecuencia inevitable de convertirse en lo suficientemente fuerte como para soportar este tipo de amenazas, y otras más graves. Esto quiere decir que a los 66 años, es probable que sea el momento de celebrar la rutina de la Independencia y de aceptar con calma su lado negativo.

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No desmonten la barrera de seguridad – Dan Margalit – Israel Hayom



En una entrevista con el columnista de opinión Jeffrey Goldberg del Bloomberg, el primer ministro Benjamin Netanyahu señaló que había un creciente apoyo entre los israelíes hacia unas medidas unilaterales, como la anexión de partes de Judea y Samaria o un retroceso a los bloques de asentamientos, mientras se deja al ejército en el resto de asentamientos hasta que un acuerdo de paz se alcance con los palestinos.

Netanyahu no ha expresado su apoyo a tales posibles movimientos. Tampoco lo hizo la ministra de Justicia, Tzipi Livni, con la cual Netanyahu parecer haber tenido algo más que un roce debido a su reciente reunión con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en Londres. Livni dijo el viernes que este tipo de acciones unilaterales "no pasarán", siempre que ella forme parte del gobierno.

Hasta ahora, lo que había sido el centro político y la izquierda sionista había buscado una medida unilateral para consolidar los asentamientos en sólo los principales bloques. Pero ahora Naftali Bennett, el jefe del partido derechista  (y de los colonos) Habayit Hayehudi, ha propuesto una acción unilateral diferente: desmantelar la barrera de seguridad y anexionarse los bloques de asentamientos, así como tal vez ciertas partes adicionales de la zona C. El diputado del Likud Zeev Elkin fue rápido al decir que Israel debía comenzar a prepararse para ese paso.

Ambos movimientos unilaterales propuestos son dignos de análisis.

Antes de la renovación de las conversaciones de paz el año pasado, tanto Israel como los palestinos dijeron al secretario de Estado americano John Kerry que estaban dispuestos para luchar por un acuerdo de paz permanente. Los expertos recomendaron a Kerry hablar de un acuerdo permanente, pero en realidad se buscaba un acuerdo provisional en virtud del cual Israel se retiraría a los bloques de asentamientos. Tal medida daría legitimidad a los hogares de alrededor del 80% de los colonos.

Kerry parecía estar preso de un sentido de misión divina, pensando que tenía el poder, en un año, de conseguir un acuerdo sobre las cuestiones de las fronteras, los refugiados y el reconocimiento de Israel como un Estado judío. Este esfuerzo se derrumbó. Todavía sería posible una retirada unilateral hacia los bloques de asentamientos, pero por desgracia tanto el gobierno como la mayoría de la oposición no apoyarían tal medida.

La otra medida unilateral propuesta - el desmantelamiento de la barrera de seguridad y la anexión de partes de Judea y Samaria - es un truco populista que el Habayit Hayehudi y algunos políticos del Likud están utilizando para divertirse. Pueden permitirse a sí mismos ese placer ya que les dará frutos en las elecciones internas de sus respectivos partidos, ya que ven en Netanyahu un estable contrapeso que no permitiría en realidad que tal movimiento se produzca.

Hay dos razones por las que no va a permitir que esto suceda. En primer lugar, la barrera de seguridad es un componente importante de la guerra contra el terror. Durante los días de la Segunda Intifada, la idea de construir la barrera tuvo cuatro proponentes: Ehud Barak, Avi Dichter, Dan Meridor y Haim Ramon (todos los cuales se encuentran ahora fuera de la política). El resto del establishment de la época se opuso a la iniciativa.

Pero la barrera fue construida. No era el único medio para frustrar el terrorismo, pero fue vital, tanto para Judea y Samaria como para la Franja de Gaza (donde también hay una valla o barrera de seguridad en la frontera). La importancia de las barreras de seguridad se ha demostrado en la frontera con Egipto. Durante su tiempo como primer ministro, Ehud Olmert se negó a construir allí una barrera, e Israel fue golpeado por el terror y se llenó de infiltrados de África. Netanyahu tomó un enfoque diferente (ordenando la construcción de la barrera), y la diferencia entre los dos resultados es evidente e inequívoca. ¿Desmontar la barrera en Judea y Samaria? Esto abriría la puerta al terrorismo palestino.

En segundo lugar, si las naciones amigas apenas han aceptado la construcción unilateral de los asentamientos, la anexión de partes de Judea y Samaria sería un desastre para Israel. Antes de que los políticos de la derecha muevan esas fichas que les pueden reportar los votos de sus más feroces electores, dejen que ellos se enteren de lo que sería la respuesta de los gobiernos amigos. Aquí está la respuesta: Estos gobiernos convocarían a sus embajadores en Israel para consultas, algo que tiene el significado diplomático de lo que sería una ruptura de bajo nivel. Los israelíes que abogan por la anexión unilateral no son inteligentes y no son cuidadosos con sus palabras.

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Sunday, May 25, 2014

El "nunca más" de Europa y sus conmemoraciones de la Shoah: Netanyahu dice que el primer ministro belga ha sido el único líder europeo que le ha llamado para condenar los actos de antisemitismo en Europa



El primer ministro israelí Netanyahu ha dicho que la llamada del primer ministro belga Elio Di Rupo, al día siguiente del asesinato de tres personas en el Museo Judío de Bruselas, entre ellos dos israelíes, fue la única que había recibido de un líder europeo reprobando el creciente antisemitismo en el continente, según un comunicado de su oficina.

El primer ministro belga, expresó su conmoción por los asesinatos, condenó todas las manifestaciones de antisemitismo, y envió sus condolencias a las familias de las víctimas en la llamada en la que comentó a Netanyahu  los detalles de la investigación en curso sobre los asesinatos, según la oficina del primer ministro. .

El primer ministro Netanyahu agradeció a su homólogo belga por la llamada y le ofreció a cooperar con la investigación, dijo el comunicado. Y añadió: "A partir de ahora, usted es el único líder europeo que me ha llamado sobre este tema. Estoy muy preocupado por el creciente antisemitismo en Europa. Debe haber tolerancia cero para el antisemitismo contra los judíos y su estado".

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Muy bueno: 5 nuevos hashtag para Michelle Obama (y los famosos acólitos de Hollywood) - Robert Spencer - PJ Media



El hashtag # BringBackOurGirls de Michelle Obama, aunque muy popular entre los famosos, ha sido ridiculizado como un emblema de la debilidad de su marido y de su falta de voluntad a la hora de enfrentarse a la yihad islámica. Sin embargo, esto resulta injusto, no sólo para la señora Obama, sino también para Sylvester Stallone, Harrison Ford, Wesley Snipes, Mel Gibson y los otros destacados activistas de derechos humanos que han respaldado esta campaña. Después de todo, no es la única respuesta de la administración Obama ante el secuestro, la conversión forzosa al Islam y la esclavitud sexual de estas niñas (de acuerdo con el Corán 4:03, 04:24, 33:50, etc.) El gobierno ha anunciado que va a enviar tropas estadounidenses para ayudar a encontrar a estas chicas. Bueno, a unos ochenta soldados... a Chad.

Yo no estoy a favor de wilsonianas aventuras militares en los países musulmanes que no tienen tradición o deseos de una sociedad pluralista, de otorgar igualdad de derechos a las mujeres y a los no musulmanes, o de un gobierno democrático que apruebe leyes que no sean las estipulados por Alá en el Corán y la Sunnah. Sin embargo, sería difícil oponerse a un destacado esfuerzo dirigido hacia la erradicación de los Boko Haram - es decir, el Partido del Pueblo de la Sunnah para Dawah y Yihad - de la faz de la tierra.

Eso, por supuesto, no es lo que está haciendo Obama. Él va a enviar a un pequeño número de tropas a un país donde no se encuentran esas niñas, a fin de participar en reconocimientos aéreos para tratar de encontrarlas. Pero ¿qué se puede hacer desde el aire con una colegiala secuestrada que ha sido convertida por la fuerza al Islam y casada con su comprador yihadista? Los funcionarios estadounidenses saben que a estas chicas las han dispersado, por lo que hacer hincapié en esta iniciativa tiene más de publicidad que de sustancia, al igual que la campaña del hashtag de Michelle.

Pero si eso es lo que la diplomacia de EEUU entiende como la auténtica Obamanation, vamos a intentar ayudar para reforzarla. Aquí están cinco hashtags más que Michelle (y Rocky, y Han Solo, y Nino Brown) pueden usar para declarar su indignación ante el mundo:


5.- # StopMarryingOurChildren (Dejen de casar a nuestras hijas). El Consejo de Pakistán de la Ideología Islámica (CII) declaró el jueves que las niñas de tan sólo nueve años de edad "podrían casarse​​ si los signos de la pubertad eran visibles". Los apologistas islámicos en Occidente afirman rutinariamente que Muhammad no se casó con una niña y que el matrimonio infantil no está permitido en el Islam, pero en realidad pocas cosas están más abundantemente atestiguadas en la ley islámica que la permisibilidad del matrimonio infantil. La tradición islámica registra que la esposa favorita de Muhammad, Aisha, tenía seis años cuando Muhammad (de cincuenta y cuatro años en esos momentos) se casó con ella y nueve años cuando consumó el matrimonio:
El Profeta escribió el (contrato de matrimonio) con Aisha mientras ella tenía seis años y consumó su matrimonio con ella mientras ella tenía nueve años de edad y permaneció con él durante nueve años (es decir, hasta su muerte) (Bujari 7.62.88).
Casarse con chicas jóvenes no era tan inusual para su época, pero como en el Islam Muhammad es el ejemplo supremo de conducta (cf. Corán 33:21), es considerado ejemplar en este tema aún hoy en día.

¿Pero que podrían hacer 1.400 años de tradición islámica y el ejemplo del Hombre Perfecto (al-al-kamil insan) frente a un hashtag de Michelle Obama? Es hora de averiguarlo.

4.- # StopBlowingUpOurMarkets (Dejen de poner bombas en nuestros mercados). También el jueves, en la ciudad noroccidental china de Urumqi, los yihadistas islámicos hicieron explotar unos todoterreno en un mercado al aire libre repleto de compradores. Una vez allí, lanzaron sus todoterremo llenos de explosivos contra los puestos asesinando a 31 personas e hiriendo a más de 90.

Este tipo de ataque de la jihad podría ocurrir en cualquier mercado al aire libre en cualquier parte del mundo. Es hora de que un hashtag corte en seco este tipo de acciones.

3.- # StopArrestingPeopleForDancing (Dejen de arrestar a la gente por bailar). Según AFP, la policía iraní "arrestó a seis iraníes sospechosos de subir a la red una versión del hit del cantante norteamericano Pharrell Williams 'Happy' ". El clip muestra a tres hombres y a tres mujeres bailando y cantando la canción juntos. El jefe de la policía de Teherán Hossein Sajedinia echaba humo:
Después de que un vulgar vídeo que perjudicaba la castidad pública fuera subido al ciberespacio, la policía decidió identificar a los involucrados en él. Tras una serie de operaciones de inteligencia y de policía, y después de coordinarse con el poder judicial, fueron identificados y detenidos todos los sospechosos.
Después de su detención, fueron obligados a hacer declaraciones de "arrepentimiento" en la televisión estatal y luego liberados bajo fianza, aunque todavía se encuentra detenido el director del vídeo. Aunque los arrestos han generado críticas internacionales a la mullahcracia iraní, e inclusive el "moderado" presidente Rouhani ha criticado ligeramente la guerra de Irán contra la felicidad, los cargos no se han retirado. Los mulás parecen decididos a hacer cumplir los principios que el ayatolá Jomeini expresó tan memorablemente en el comienzo de la Revolución Islámica:
"Allah no creó al hombre para que pudiera divertirse. El objetivo de la creación era que la humanidad fuera puesta a prueba a través de las dificultades y de la oración. Un régimen islámico debe ser serio en todos los campos. No hay bromas en el Islam. No hay humor en el Islam. No hay diversión en el Islam. No puede haber diversión y alegría en todo lo que es grave".
Esa declaración sin duda merecería unos buenos hashtags de parte de las élites progresistas y liberales de EEUU.

2. # StopHatingJews (Dejen de odiar a los judíos).  Muhammad Badie, el guía principal de los Hermandad Musulmana, estuvo presente antes los jueces de Egipto la semana pasada y rechazó enérgicamente los cargos de que la Hermandad había cometido actos de violencia contra el pueblo egipcio. "Hemos luchado solamente contra los judíos", declaró Badie, "y Kamel Al-Sharif puede atestiguar sobre la conducta de los Hermanos Musulmanes en la guerra de Palestina [1948]. Luchamos contra los judíos".

La idea de que Badie pudiera pensar que la participación de los Hermandad en la guerra contra "los judíos" (nada de utilizar "los israelíes") sería un factor de descargo, y que sus acusadores lo tomarían como tal, muestra la profundidad y amplitud de antisemitismo islámico. Eso no resulta del todo sorprendente, teniendo en cuenta que el Corán designa a los judíos como "las personas que más intensa animosidad tienen por los creyentes" (5:82), pero ciertamente milita en contra del "proceso de paz" que el marido de Michelle ha apoyado tan ardientemente, haciendo caso omiso de la intransigencia y unilateralismo palestino, y del gusto por la retórica genocida.

Sin duda, un hashtag bien redactado haría trizas las sugerencias de Badie y de otros antisemitas islámicos.

1.- # Don'tBoastOfConqueringUs (No se jacten de conquistarnos). Recientemente salió a la luz un vídeo de yihadistas islámicos de varios países que combaten en Irak como miembros del Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIS). Citando el Corán y cantando "Allahu akbar", declararon "a los tiranos y a los infieles, dondequiera que se encuentren":
"Nosotros les decimos a ustedes, como anunció el Profeta Muhammad: Hemos traído la masacre sobre vosotros". Mientras quemaban sus pasaportes cantaban "Somos musulmanes, somos musulmanes". Después de que uno de ellos blandiera una espada, exclamó: "Sepan esto, oh infieles: Por Alá, vamos a limpiar la Península Arábiga de ustedes, ustedes son suciedad. !Vamos a conquistar Jerusalén de vosotros, oh Judíos! Vamos a conquistar Roma y Andalucía, Alá está llegando".
Esta declaración de conquista y de sacrificio islámico contrasta con esa comprensión del Islam como benigno, tolerante y pluralista que obligatoriamente debemos aceptar en los EEUU, si no queremos ser acusados de "fanatismo" y de "islamofobia". Así pues, ellos conquistarán Jerusalén, Roma y España, ¿verdad? No si nuestros hashtags tendrán algo que decir al respecto

Me estremezco al pensar en la vergüenza que sentirán estos yihadistas cuando consulten sus feeds de Twitter.

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