Sunday, April 30, 2017

Gran, gran artículo del mejor Rosner: "Siria refuerza una lección: Israel no debe depender de los EEUU" - Shmuel Rosner


El presidente Donald Trump fue rápido en culpar a su predecesor, el presidente Obama, por los horrores que tienen lugar en Siria. En Israel, los comentaristas y ex funcionarios expresaron demandas similares. El presidente Obama, dijeron, promulgó una política que es parcialmente responsable de las acciones del presidente Bashar Assad. Dibujó una supuesta “línea roja”, y su línea roja fue el uso de armas químicas. Entonces, cuando le probó Assad, faltó a su palabra. Atraído por los rusos, decidió confiar en una solución diplomática a la crisis. Sus acciones no carecían de razón, pero las consecuencias fueron claras: los EEUU perdieron su capacidad para disuadir a Assad, y con él una parte de influencia sobre los acontecimientos en Siria.

Pero ¿por qué culpar solo a Obama? ¿Solamente es su falta de acción es la que hay que criticar? Tal vez haya que reprocharle aún más su hipocresía: Obama tendía a utilizar grandes palabras sin el respaldo de las acciones. O tal vez su ingenuidad: Obama creía que podía usar las palabras para tratar con aquellos que sólo entienden la fuerza.

Pero cuando se trata de Siria, Obama merece las críticas al igual que muchos otros. Francia podría haber intervenido y no lo hizo, y lo mismo vale para el Reino Unido y Alemania, o China e Israel. Cada uno de estos países - por no hablar de Rusia - tenían el poder suficiente para hacer que Assad se arrepintiera de su cruel decisión de usar armas químicas. Sin embargo, estos países decidieron quedarse quietos. Ni Obama, ni Hollande, ni Cameron, ni Merkel ni Netanyahu intervinieron. Todos ellos hicieron la misma elección calculada: ¿Por qué debo asumir que esto es de mi responsabilidad? Si quieres culparles por algo, es por esto: Priorizaron los intereses de sus votantes y electores más que los intereses y las vidas de los pobres sirios.

La elección de apuntar solamente a Obama se deriva de una amplia brecha entre las expectativas que creó y sus acciones. En todo el mundo, las personas esperan más de América, y cuando Estados Unidos decide actuar al igual que todos los demás (es decir, decide no hacer nada), hay decepción. Así que es muy posible que el problema no sea Obama (o Donald Trump, asumiendo que él también decida no hacer mucho más, y todavía no está claro). El problema aquí es el resto de nosotros. El problema aquí son las expectativas que la gente de todo el mundo tienen de una nación lejana, el problema es que estamos ocupados en nosotros mismos, y no tenemos un apetito especial para seguir jugando el papel de policía mundial. Obama no resolvió los problemas de Siria, tampoco resolvió el conflicto palestino-israelí y tampoco detuvo el afán de Irán de convertirse en una potencia nuclear. Obama ignoró lo que podía ignorar, y aplazó lo que no podía ignorar. Siria no era una prioridad para él. Disuadir a Assad nunca fue una prioridad para él. Y hasta hace poco, tampoco era una prioridad para Trump.

Para nosotros, los habitantes de Israel, hay lecciones que aprender de todo esto.

La primera de estas lecciones: tenemos que ser fuertes militarmente. Aquellos que quieren basar su seguridad en un poder blando, o en una diplomacia astuta, o en una gran amistad con otros países, o en la empatía, o en acuerdos locales, o en regímenes globales, o en el derecho internacional, todos ellos deben recalcular su estrategia. En las zonas difíciles tales como el Oriente Medio, los que tienen poder militar sobrevivirán, y los que no lo tienen no lo lograrán. Israel debe enfrentarse a esta realidad de manera sobria, aunque no sea de su gusto, cada vez que reflexiona sobre sus prioridades presupuestarias, cada vez que considera sus otras preocupaciones, cada vez que debata un tratado de paz, o un borrador de un tratado de paz, o lo que sea.

Pero esta no es la única lección que aprender de los últimos acontecimientos en Siria. Israel también debe aprender algo acerca de sus relaciones con los Estados Unidos. Los estadounidenses no quieren salvar a Israel. E incluso si tienen posibilidades de hacerlo, no consideran que sea su labor. Y si bien dan garantías, Israel nunca debería confiar en ellas. Por lo tanto, es mejor no convertirles en la piedra angular de la estrategia de Israel. Y esto significa que Israel no solamente puede tener que rechazar las propuestas estadounidenses, sino también esquivar la presión estadounidense y evitar las iniciativas estadounidenses que se basen en que los Estados Unidos serían el garante de la seguridad de Israel.

Israel debe hacer todas estas cosas: rechazar, esquivar, evitar. Y, por supuesto, Israel estaría más que justificado si se trata de otros países que no son los Estados Unidos y que se especializan en dar conferencias de moral.

Y por supuesto, todo esto debe hacerse con cortesía y consideración, porque los EEUU siguen siendo poderosos y un fiable aliado de Israel.  Los EEUU sigue siendo mucho mejores en la mayoría de las cosas que la mayoría de los otros países. Y sin embargo, es importante recordar que existe la cortesía y existe lo verdaderamente importante, y que ambos no son lo mismo ni son equivalentes.

Israel no desea tener desacuerdos con la administración Trump, pero debe poner su mayor interés en defender sus necesidades diplomáticas y de seguridad. Israel desea tener un diálogo abierto, honesto y agradable con los EEUU, pero debe mantener su capacidad de defenderse por sí mismo.

Y en verdad, ya que Israel se involucra en conversaciones con los americanos - si se trata de los palestinos, o dee Irán, o de otras cuestiones - la perspectiva de un desacuerdo que conduzca a abrir una contienda es inquietante. Las relaciones entre el gobierno israelí y la administración Obama fueron inquietantes. La idea de tener desacuerdos similares con la administración Trump es poco atractiva.

Pero una mirada a nuestra región nos aclara la cuestión y nuestras preocupaciones: depender de alguien para que nos defienda en un momento de necesidad resulta aún menos atractivo.

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La recuperación del término jew ('judío' como identificador de un pueblo) - Mark Oppenheimer - NYT



Judío (Jew) es una palabra divertida”, dijo una vez el comediante Louis CK, “porque judío es la única palabra que la forma cortés de denominar a un grupo de personas y una forma de insultar a ese mismo grupo”.

Me acordé de estas sabias palabras el 14 de abril, a mitad de Pascua, cuando el presidente Trump dio un breve discurso reconociendo los dos días de fiesta. Respecto a los otros discursos de Trump, fue bastante decente, un poco por debajo de los adornos Trumpianos, como llamar al Éxodo la historia de “una gente increíble”. No atacó a los inmigrantes, a los periodistas, o al Papa Francisco, y celebró los dos días de fiesta, fue algo tranquilizador.

Pero el discurso del Sr. Trump me molestó, no obstante, porque cayó en un hábito lingüístico bastante común de la mayoría de los estadounidenses, incluso entre la mayoría de los judíos americanos, aunque seguramente sin darse cuenta. Mientras que la palabra “jewish" [N.P.: judío, como relativo al judaísmo y a su cultura] apareció en el discurso, el Sr. Trump no hizo mención de los "jews" (judíos como identificador de un pueblo). En sus observaciones, los “cristianos” celebran la Semana Santa y la resurrección de Cristo, pero eran las familias judías (“jewish”) las que celebraban la Pascua y “el pueblo judío” (jew) era ese que sobrevivió a una larga historia de persecuciones. Había “cristianos” - personas con su propio nombre - y había personas “judías” (jewish), un colectivo solamente descrito por un adjetivo.

El cambio de un sustantivo a un adjetivo fue más discordante cerca del final del discurso, cuando el Sr. Trump oró por una época en la que “la buena gente de todas las religiones, cristianos, musulmanes, judíos (jewish) e hindúes, pueden seguir sus corazones y su culto de acuerdo a su conciencia“.

Este tic verbal no es solamente aplicable a Trump. En su primera declaración sobre la Pascua, en 1981, el presidente Ronald Reagan extendió sus “mejores deseos” a “los judíos (jewish) de todo el mundo”. En el último mensaje de Pascua del presidente Obama, se refirió a las “familias judías (jewish)” por dos veces, pero nunca a los “judíos (jews)”.

Existe, de hecho, una vacilación generalizado a la hora de describir a los judíos como judíos (Jews as Jews). En el 2000, a raíz de la victoria en el voto popular de Al Gore en la elección presidencial, un editor bien intencionado me obligó a volver a escribir una frase de un ensayo sobre Joseph Lieberman, el candidato a la vicepresidencia. Yo había escrito que los estadounidenses habían “elegido a un judío (jew) como vicepresidente”, pero el editor - un no judío - me hizo cambiar el texto a “un vicepresidente judío (jewish)”. El sabía que escribir “vicepresidente judío (jew)”, incluso en un artículo positivo de un reportero judío, era para algunos clientes ofensivo.

Nosotros los judíos, también retrocedemos a la hora de denominarnos a nosotros mismos judíos (jews). En mi experiencia como editor de una publicación centrada en las noticias y la cultura judía (jewish), me he dado cuenta que muchos escritores judíos - yo mismo incluido - evitan con frecuencia en sus artículos denominar a alguien como judío (jew). Frecuentemente mencionan a “políticos o artístas judíos (jewish)", pero no como "judíos (jews)".

Al igual que nuestros amigos no judíos, nosotros los judíos hemos sido condicionados a pensar que “judío (jew)” implica algo malo. Decimos “algunas personas judías (jewish) muy agradables...”, en lugar de “algunos judíos (jews) muy agradables...”.  Decir es “un verdadero cristiano” es un cumplido, pero afirmar que es “un auténtico judío (jew)” puede ser considerado un insulto. “Un auténtico judío (jew)” puede sonar algo mezquino, burdo o agresivo, algo que no es bueno.

Hay razones comprensibles para que uno pueda preferir la frase una “persona judía (jewish)” a un “judío (jew)”. Por un lado, a los antisemitas les encanta hablar de “judíos (jews)” y “Los judíos (The Jews)”. El sustantivo ha sido un insulto, en inglés, desde el siglo XVII y a los odiadores de todo lo judío (jew) en el mundo, la Judeidad, con toda la perfidia genéticamente hereditaria que implica, es un rasgo esencial e imborrable. Ya se trate de la mancha por haber matado supuestamente a Jesús, o por una supuesta capacidad innata para la avaricia o el engaño, los vicios percibidos por el antisemita pertenecen al “judío (jew)”, no a alguien que resulta ser una persona judía (jewish). Los antisemitas han hecho de “judío (jew)”, un término de oprobio, y el resto de nosotros lo hemos aceptado.

Pero hay otra razón para que los propios judíos prefieran “jewish”. Muchos de nosotros no pensamos que la Judeidad sea el elemento central de nuestra identidad. Si de lo que estamos hablando es de una herencia étnica, pero una que no nos define de una manera importante, podemos sentir con razón que “judío (jewish)” parece una afirmación más modesta, más débil que “judio (jew)”, al igual que “soy alemán suena un poco más suave que soy un alemán". Lo primero es puramente descriptivo, lo último parece poseer algo de orgullo.

Es precisamente porque “judío (jew)” contiene algo de orgullo, por lo que deseo que se utilice más. Los judíos, al igual que otros grupos minoritarios o marginados, tienen derecho a un sustantivo que identifiquen como propio. Aunque un término puede tener tantos significados como personas que lo asuman, no importa. Cuando se nos pregunta tras escrutar nuestro apellido o rasgos faciales, “¿Cuál es su herencia?”, debemos ser capaces de responder, asumiendo lo que implica, “yo soy un judío (I’m a Jew)”.

Para para la mayoría de nosotros, utilizar tal sentencia nos haría sentir extraños, incluso nos daría miedo. Pero no tiene por qué. No debería.

Como Cynthia M. Baker señala en su libro sobre la palabra "judío (Jew)", los judíos no han tenido la propiedad sobre el término "judío (jew)" y no han controlado el discurso sobre él en la mayor parte del últimos 2.000 años. “Fueron los cristianos quienes hablaban de los judíos (jews), mientras que nuestro término preferido para nosotros era israelita o hebreo. Pero ahora esos términos suenan anticuados, y es improbable que puedan ser restablecidos con la misma significación: la fundación del Estado de Israel y el renacimiento de la lengua hebrea han dado a esas palabras otras connotaciones".

Pero ya es hora de que retomemos el término “judío (jew)”. Podemos hacerlo mediante un mayor uso de la palabra por nosotros mismos, y dando a todos los demás permiso para llamar a los judíos, judíos (jews, jews). Judíos es lo que somos, después de todo, y los antisemitas no deben ser los únicos que lo afirmen.

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Cuando las primeras fotos de los judíos del Yemen sorprendieron al mundo judío - Chen Malul - Haaretz











La búsqueda de los auténticos judíos era una actividad común entre las comunidades judías occidentales en el siglo XIX. Muchos se planteaban la cuestión de otra forma: “¿Estoy viviendo realmente de acuerdo con la manera en que lo hacían mis antepasados?

Durante esos años, un joven judío alemán que acababa de cumplir los 30 años decidió dejar el negocio familiar y se embarcó en un viaje alrededor del mundo que incorporaría dos de sus grandes pasiones: la fotografía y el estudio de los pueblos antiguos y exóticos. Hermann Burchardt decidió utilizar su importante herencia para alquilar un apartamento en Damasco, el cual serviría como base para sus expediciones de investigación y sus aventuras. Ya había estudiado árabe y turco, y esperaba utilizarlos en su beneficio.

Incluso antes de realizar sus viajes, Burchardt se veía a sí mismo como un ciudadano del mundo, un hombre sin límites, capaz de llegar a esos lugares en los que ningún europeo había llegado antes. En uno de sus viajes, en 1901, se encontró con uno de esos lugares: en medio de un desierto áspero y estéril, llegó a la ciudad yemení de Saná.

En su deambular alrededor de esa capital montañosa, se sorprendió al ver a un grupo de personas que encontró: los miembros de la comunidad judía de Sana, cuyos lazos con otras comunidades judías de todo el mundo habían sido casi completamente cortados durante generaciones.

Junto con su gran séquito, Burchardt pasó casi un año con la comunidad judía yemení. Llegó a conocer personalmente, estudiar y documentar sus costumbres, escuchando sus historias únicas, y transcribiendo casi todo en su diario.

Y por primera vez en la historia los fotografió. El artículo que publicó en la revista Ost und West incluía imágenes espectacularmente bellas de la por primera vez fotografiada comunidad judía yemenita.

Las imágenes fueron toda una revelación para los judíos europeos. Después de un descanso de miles de años, existía finalmente una señal tangible de la existencia de la comunidad judía yemenita. Parecía como si fuera la más auténtica comunidad judía del mundo, la cual había vivido completamente aislada de cualquier influencia externa, y por fin había sido encontrada, al menos esto es lo que creían en Europa. El artículo excitó tanto a los lectores de la revista que las fotografías se convirtieron en tarjetas postales, que fueron vendidas y distribuidas por miles.

¿Esa así como eran los judíos antes del exilio? ¿Eran estos los judíos del Segundo Templo? Para aquellos que ya habían sido abrumados por el encuentro con los judíos de Palestina otomana, el encuentro con la aislada y remota comunidad de Sana'a fue aún más sorprendente. Querían examinar el auténtico siddur yemenita y analizar las diferencias con los nuestros, además de sus tradiciones bíblicas, y en esencia cada pequeño fragmento de información acerca de sus costumbres únicas.

En 1909, mientras Burchardt escoltaba al cónsul italiano en su camino desde Sana'a, el aventurero y aprendiz de etnógrafo convenció al cónsul para tomar una ruta que nunca antes había sido recorrida por un europeo. El gran convoy fue emboscado por los ladrones del desierto: Hermann Burchardt y el cónsul italiano murieron.

En su funeral, Burchardt fue elogiado por un comerciante italiano con el que había hecho amistad en su última visita a Saná. Dijo que los judíos de Saná, una comunidad en la que vivió este ya famoso aventurero, lamentaba mucho su muerte.

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Tremendo disgusto en el Haaretz, los israelíes no les hacen ni puto caso: Judíos y árabes están orgullosos de ser israelíes



En la víspera del Día de la Independencia, la mayoría de los israelíes  son optimistas sobre el futuro de su país, pero criticaron a sus líderes, según una encuesta publicada este domingo.

La encuesta, publicada conjuntamente por el Instituto Israelí de Democracia con sede en Jerusalén y la Universidad de Tel Aviv, encontró que el 71% ciento de los israelíes (73% de los encuestados judíos y el 61% de los árabes) eran “muy o bastante” optimistas acerca del futuro del país.

Sin embargo, casi el mismo porcentaje exacto dijo que pensaban que sus líderes “no eran tan buenos” o “no lo eran en absoluto” a la hora de prestar atención a lo que ellos querían. Los judíos tendían a ser más duros que los árabes: apenas el 2% de los encuestados judíos pensaban que los líderes de Israel hacían un “muy buen” trabajo a la hora de escuchar sus necesidades, mientras que entre los encuestados árabes, casi el 19% lo pensaban.

El estudio se realizó entre una muestra representativa de 600 encuestados con un margen de 4.1% de error.

Un poco menos de la mitad de los encuestados - el 47,5% - pensaba que la actual situación de Israel era “buena”, y nuevamente los árabes tendían a ser más optimistas en este sentido que los judíos: Más del 56% de los árabes describe la situación del país como "muy buena o buena”, en comparación con sólo el 44% de los judíos.

Cuando se le preguntó acerca de su situación personal, los judíos se sentían mejor sobre sí mismos que los árabes. Casi el 75% de los judíos describía su situación personal como “buen o muy buena”, en comparación con el 57% de los árabes. Sólo el 0,2% de los judíos describía su situación personal como “muy mala” [N.P.: posiblemente toda la redacción al completo del Haaretz], en comparación con el 4% de los árabes.

Más del 80% de los encuestados dijeron que estaban “muy orgullosos u orgullosos” de ser israelíes. Como era de esperar, los encuestados judíos expresaron mayor orgullo de su identidad israelí (86%), pero incluso entre los encuestados árabes una mayoría del 51% se describieron como “muy orgullosos u orgullosos” de ser israelíes.

Cuando se le preguntó, sin embargo, en qué medida se sentían parte del estado de Israel y de sus problemas, casi el 22% de los encuestados árabes dijeron que “en absoluto”, la misma respuesta fue dada por sólo el 2,5% por ciento de los encuestados judíos [N.P.: probablemente toda la redacción al completo del Haaretz].

La mayoría de los israelíes encuestados pensaban que sus líderes hicieron un buen trabajo o bastante bueno a la hora de garantizar la seguridad y la estabilidad económica. En contraste, la mayoría pensaba que hicieron un pobre trabajo a la hora de reducir las brechas sociales.

PD. Se esperan ejercicios de autocrítica en la redacción y entre los colaboradores del Haaretz. Tampoco les vendría mal. dados estos resultados, a esos judíos americanos progresistas siempre tan exigentes con Israel.

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Nacido musulmán, convertido al judaísmo y muerto luchando por Israel - Elisha Ben-Kimon - Ynet



Un servicio conmemorativo estatal se ha celebrado este domingo para conmemorar al luchador del Etzel (Irgun) Baruch Mizrahi, que nació musulmán, se convirtió al judaísmo y murió luchando por el pueblo judío en una batalla cerca de Jenin.

Mizrahi, quien no dejó familia, nació como Hamoudeh Abu al-Aynin y pertenecía a una familia musulmana nacionalista de Safed.

Se convirtió al judaísmo y cambió su nombre después de unirse al movimiento juvenil sionista revisionista Betar, y tras conocer y aprender sobre el judaísmo y el sionismo.

Fue exiliado en 1946 por los británicos a un campo de prisioneros en Eritrea, donde fue herido en un tiroteo. Cuando el entonces Gran Rabbi Herzog llegó a visitarlo, Mizrahi le pidió que le llevara de vuelta a Israel para su entierro en caso de que muriese en Eritrea.

Pero se recuperó y regresó a Israel, donde murió en abril de 1948 durante una operación de recogida de información en Jenin, cerca de Sa-Nur. Tenía 22 años cuando murió.

Su cuerpo, sin embargo, tuvo que esperar 20 años para el entierro, ya que sólo fue encontrado por sus amigos en 1968.

El Consejo Regional de Samaria ha "adoptado" la memoria de Mizrahi, e incluso aseguró que fue reconocido como un soldado caído del IDF. Cada año, alrededor de una docena de personas del asentamiento evacuado de Sa-Nur tienen un servicio en memoria de él en el terreno militar del cementerio de Netanya.

El jefe del Consejo Regional de Samaria, Yossi Dagan, afirmó que el Consejo tiene la "tarea de mantener viva la memoria de Mizrahi, sobre todo debido a la gran respeto que tenemos por nuestros combatientes. Es inimaginable que un luchador que dio su vida, así como cualquier posibilidad de tener una familia, no tenga a nadie que le recuerde".

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Israel: Tierra de muchos cumpleaños - David Suissa - Jewish Journal



Israel es una tierra de muchas caras, con más de 100 nacionalidades coexistiendo y argumentando la una con la otra en un pedazo de tierra ligeramente más grande que el estado de Vermont.

Como este milagro multicultural judío celebra su cumpleaños, vale la pena señalar también que Israel es una tierra de muchos cumpleaños.

El más conocido, por supuesto, es Yom HaAtzmaut, el Día de la Independencia de Israel, que conmemora el famoso día - 14 de mayo 1948 - en el que David Ben Gurion declaró el estado de Israel. Esto se produjo justo después de la Resolución de noviembre de 1947 de las Naciones Unidas, la cual dividía la tierra para crear un Estado judío soberano.

Este es un drama de primer orden: Tenemos a un organismo internacional que ayuda a un antiguo y perseguido pueblo a que realice un sueño de 2.000 años de edad y poder retornar a casa.

Tenemos una tendencia natural a mirar el año culminante de 1948 como el verdadero comienzo de Israel, y en muchos aspectos lo es. Pero recordemos que los judíos que comenzaron a construir el Israel moderno se remontan a 1882, cuando empezaron a regresar a casa como parte de la Primera Aliyá. Aquí ya hubo un nacimiento prematuro de la Nación que también vale la pena conmemorar [N.P.: las aliyas a Israel han sido constantes e inenterrupidas a lo largo de la historia judía, pero se contabilizan únicamente aquellas dependientes del movimiento sionista].

De hecho, hubo cuatro olas más de inmigración judía de este tipo: en 1904, 1919, 1924 y 1929. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, según la web de la Agencia Judía (JA), la población judía de la zona era de 475.000 personas, cerca del 40% de la población total. La web de la JA está llena de datos interesantes sobre estos primeros pioneros, que llegaron a ser conocido como el Yishuv.

Ellos araban la tierra, construyeron comunidades agrícolas y desarrollaron la infraestructura, revivieron el idioma hebreo, crearon universidades e iniciaron las instituciones democráticas y civiles que vendrían a definir el estado judío.

Su viaje fue desordenado y lleno de contratiempos. También estuvieron en conflicto con los árabes, con las autoridades británicas y con otros judíos. Pero cada ola logró contribuir a su manera.

Los judíos de la Primera Aliyá llegaron a raíz de los pogromos en Rusia y Rumania, y construyeron aldeas agrícolas y asentamientos urbanos, sobre todo en Jaffa.

Los judíos de la Segunda Aliyá construyeron las bases de la primera ciudad totalmente judía, Tel Aviv. También introdujeron el hebreo en los diferentes ámbitos de la vida y dieron impulso a una nueva prensa y literatura hebrea.

Estos desafíos no se iniciaron en 1948. Se remontan a los primeros días de la Primera Aliya en 1882, cuando los pioneros judíos abrieron el camino para un regreso épico al hogar.

Muchos de estos primeros recién llegados estaban imbuidos de ideales socialistas. Los judíos de la Tercera Aliya, por ejemplo, fundaron el Histradut, la organización del trabajo que ha tenido un impacto duradero en la sociedad israelí.

El camino hacia los Estados Unidos todavía estaba abierto durante la Tercera Aliya, pero muchos judíos eligieron la Tierra de Israel por sus convicciones sionistas. No es mera coincidencia que esta ola no llegara mucho después de la Declaración Balfour de 1917, que estableció por primera vez el derecho de los judíos a un hogar y una patria.

La Cuarta Aliya mostró una nueva composición social en los inmigrantes, con la llegada, en su mayoría de Polonia, de judíos de clase media que eran comerciantes y artesanos. Algunos invirtieron su pequeño capital en talleres y fábricas, pequeños hoteles, restaurantes y tiendas, pero gran parte de su inversión fue dirigida hacia la construcción. Nuevos pueblos, basados ​​en huertos de cítricos, fueron fundados.

La Quinta Aliya, que comenzó en 1929, se aceleró después de la llegada al poder de Hitler en Alemania en 1933. Más de 164.000 judíos llegaron entre 1933 y 1936. Esta ola representó la primera gran afluencia de judíos procedente de la Europa Occidental y Central. Entre otras cosas, estos judíos construyeron el primer puerto moderno en Haifa y expandieron los barrios judíos de Jerusalén.

Además de estas olas de inmigración, un movimiento clandestino activo entre 1934 y 1948 llevó a unos 115.000 judíos en un desafío abierto a las restricciones británicas. Durante la Segunda Guerra mundial, sin embargo, la inmigración desde Europa llegó a ser extremadamente difícil, por lo que el Mossad promovió la inmigración clandestina por rutas terrestres, principalmente desde el Oriente Medio.

Dos de mis tíos fueron introducidos clandestinamente desde Casablanca en 1948 para luchar en la Guerra de Independencia de Israel. Formaron parte del primer grupo de judíos de los países árabes y musulmanes que luego vinieron en gran número durante las primeras décadas de la independencia de Israel, y que ahora representan aproximadamente a la mitad de la población judía del país.

En suma, la historia del moderno Estado judío es infinitamente compleja y fascinante. Ha estado marcada por violentas convulsiones y por apremiantes desafíos. Sin embargo, estos desafíos no se iniciaron en 1948. Se remontan a los primeros días de la Primera Aliya en 1882, cuando los pioneros judíos abrieron el camino para un regreso épico al hogar.

Por lo tanto, al conmemorar el gran hito de 1948, no nos olvidemos de esas décadas anteriores, cuando Israel todavía sólo era un sueño, cuando nuestros antepasados ​​regresaron a su antigua tierra y plantaron las semillas para el complicado milagro que celebramos hoy.

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La negación del sionismo (Israel no nació a causa de la Shoah) - Einat Wilf - Daily Beast



Mientras que Israel acaba de celebrar su Día Nacional de la Memoria de la Shoah, muchas personas de todo el mundo han empezado a murmurar: "ya comienzan de nuevo esos sionistas, manipulando su precioso Holocausto para justificar la existencia de su Estado, de su poder, de sus faltas, y reduciendo a un mundo culpabilizado al silencio".

Esos, demasiados, que creen que sin el Holocausto no habría existido Israel. Muchos de entre ellos formulan esta hipótesis de buena fe. El propio presidente de los EEUU, Obama, en su discurso del 4 de junio de 2009 en El Cairo, habló de un "reconocimiento de que la aspiración a una patria judía tiene sus raíces en una historia trágica que no se puede negar".

Pero cuando tantas personas piensan que sin el Holocausto no existiría Israel, esos que quieren borrar a Israel del mapa y de la memoria, o aislarlo como un estado ilegítimo, ponen de manifiesto su resentimiento contra la evocación del Holocausto, o al menos su asociación con la existencia de Israel.

El presidente estadounidense Obama quería adoptar una posición firme en contra de la negación del Holocausto en la capital del mundo árabe. Sin embargo, no comprendía que al reafirmar la ecuación peligrosa de que la legitimidad mundial de Israel tiene sus raíces en el Holocausto, estaba avivando la motivación para alimentar la negación del Holocausto para esos que siguen creyendo, como siempre lo han hecho, que Israel no es un estado legítimo.

La negación del Holocausto, la minimización del Holocausto ( "6 millones es una cifra exagerada"), la banalización de la Shoá ("Ha habido otros genocidios y otras limpiezas étnicas, y el Holocausto no tiene nada de diferente"), la inversión del Holocausto ("lo que los nazis hicieron a los judíos es lo que los judíos hacen con los palestinos"), la marginación del Holocausto ("representa un detalle de la historia") y el Holocausto por asociación ("los palestinos son las víctimas secundarias del Holocausto"), son todas facetas diferentes de un mismo esfuerzo: retirar a Israel lo que parece ser una fuente poderosa y convincente de legitimidad.

La mentira engañosamente seductora que dice que "los palestinos son las víctimas secundarias de los crímenes de Europa", es una de las peores de todas, ya que para el oído no entrenado suena como lógica. En esta fábula, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se hizo evidente que la solución final no llegó hasta su ejecución completa y que los judíos que sobrevivieron no serían bienvenidos para permanecer en Europa, entonces los europeos decidieron "trasvasar" a esos judíos sobrevivientes a unos países árabes libres de toda sospecha, y hacía una zona controlada por la Europa colonial.

Esta solución conveniente para Europa habría provocado el desplazamiento de cientos de miles de palestinos que se habrían encontrado sin hogar y ocupados desde entonces. Por lo tanto, los palestinos serían unas víctimas "secundarias" y nunca compensadas por unos crímenes que Europa cometió contra los judíos.

Pero Israel existe, no porque los europeos hayan transferido a los judíos que sobrevivieron a un Oriente Medio controlado como una colonia. Israel existe porque los judíos querían que existiera. El estado moderno de Israel existe porque los judíos lo crearon creyendo firmemente que son los descendientes de esos israelitas y judeanos que ya fueron soberanos en ese lugar en la antigüedad, y que han pagado un precio muy alto para preservar su existencia como pueblo diferente. El moderno estado de Israel existe porque durante siglos y milenios los judíos cultivaron la añoranza de Israel, terminando el Seder de Pascua con las palabras "El próximo año en Jerusalén".

El moderno estado de Israel existe gracias a unos visionarios pensadores y líderes judíos, quienes se dieron cuenta que los tiempos estaban cambiando y ofrecían una oportunidad para transformar la esperanza mesiánica del regreso a Israel en un programa político, y los cuales pudieron movilizar la simpatía y el apoyo en unas difíciles encrucijadas para su proyecto. El presidente Obama tuvo razón en última instancia cuando, en su discurso del 4 de marzo de 2012, ante la conferencia del AIPAC, habló de Shimon Peres como "habiendo tenido en su corazón a Israel, la patria histórica del pueblo judío" .

De hecho, si no hubiera existido tal hostilidad árabe o la traición de los ingleses - y su sumisión a la presión árabe -, el Holocausto como tal y a esa escala no se habría producido. Los judíos habrían podido, al menos muchos de ellos, huir de Europa hacia su antigua tierra, que ya era un estado embrionario que disfrutaba de un amplio apoyo. Se habrían beneficiado de un lugar de destino al que emigrar libremente en la época en que Hitler todavía estaba dispuesto a permitir que el pueblo judío pudiera partir.

Israel fue capaz de volver a la vida después de la Segunda Guerra Mundial, no "gracias al Holocausto, sino gracias a la disolución del Imperio Británico. Al igual que la India y Pakistán no necesitaron de un Holocausto para lograr su independencia y existir, sucedió lo mismo con Israel".

Pensar que solamente la acción de un mal absoluto contra los judíos podría legitimar la noción de un Estado para los judíos, implica negar a los judíos lo que se da por sentado para los demás. El pueblo judío, más pronto o más tarde, habría construido su estado, como parte de la ola de liberación de los pueblos alrededor de la tierra. Su visión, su determinación, su voluntad industriosa de luchar por su Estado, pueden asegurarlo en cualquier caso.

Describiendo a Israel como el resultado del Holocausto, es participar en la negación del sionismo. Eso priva a los judíos de su papel como agentes de su propia historia, de su conexión histórica con la Tierra de Israel y de su milenaria nostalgia por un regreso. Eso borraría todo lo que soñaron, escribieron y realizaron los sionistas antes de la Segunda Guerra Mundial.

Su objetivo al describirlo como resultado del Holocausto es convertir a Israel en un proyecto colonial europeo culpable, en lugar de un proyecto de liberación nacional de un pueblo indígena que exigía su libertad en su tierra natal. En la conmemoración del Holocausto, Israel está de duelo no sólo por lo que murieron, sino por que representó la mayor tragedia y el mayor fallo del sionismo.

Los israelíes no se "deleitan" con el Holocausto por ser una fuente de legitimidad de su estado. Ellos lloran la visión de un estado que podría haber sido el refugio de muchos más. El sionismo buscaba un estado para los judíos, algo que no expresa el lema "Nunca más". El sionismo buscaba un estado para los judíos para que lo que les ocurrió durante el Holocausto "nunca más" se volviera a producir.

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Esta histeria y obsesión sin fin con Israel es cosa de locos - Brendan O'Neill



Para ver cómo el intolerante e irracional sentimiento anti-Israel ha llegado a estos niveles, no busquen más, solo hace falta que observen el miedo y el horror que se ha apoderado del SOAS por la visita del embajador israelí Mark Regev.

En una brillante jugada de relaciones públicas, el astuto Regev, el embajador de Israel en el Reino Unido, accedió a conversar acerca de las perspectivas de paz en el Oriente Medio en el SOAS, la escuela universitaria archiconocida por su agitación anti-israelí. Es como si unos ateistas radicales tuvieran que visitar un convento de clausura, algo hilarante.

Por supuesto, a la gente del SOAS no les resulta divertido. Es cuestionable si alguna vez encontraron algo gracioso, tan impregnadas están sus mentes con los deprimentes credos de los estudios postcoloniales y la teoría etnográfica. No, ellos han pensado que la visita de Regev haría que se desatara una epidemia de “angustia” dentro de la comunidad SOAS. De veras.

Según The Guardian, existían “temores” de que la visita de Regev no solamente “provocara disturbios” - eso ya forma parte de sus estudios: cada visita de un representante de Israel a un campus británico desata disturbios -, sino que también daría lugar a una “considerable angustia entre los estudiantes" (entre los más política e ideológicamente correctos).

Más de 150 académicos del SOAS y de otras universidades escribieron a la directora del SOAS, Valerie Amos, para suplicarle que suspendiera la reunión con Regev y evitara así a los estudiantes del SOAS esa “tremenda angustia” que supone tener que escuchar a alguien con una opinión diferente a la suya en el campus.

La primera cosa a tener en cuenta es el cobarde nivel macartista de estos académicos exigiendo el silenciamiento de una voz con la que no están de acuerdo.

Las universidades están destinadas, en teoría, a ser un foco de libre discusión y de desacuerdo, y los académicos deberían tener el propósito de proteger esa zona de libre debate. Sin embargo, aquí tenemos a 150 académicos pidiendo el silenciamiento de alguien, su expulsión al estilo medieval de una escuela, simplemente porque él piensa de manera diferente a la de ellos. De vergüenza.

La segunda cosa a tener en cuenta es el uso exagerado y extravagante de la palabra “angustia” para describir cómo los estudiantes pueden sentirse en la charla de Regev al oír opiniones diferentes a las que están habituados de una manera uniforme.

Angustia, según mi Diccionario Oxford, implica “extrema ansiedad, tristeza o dolor”. Lo siento, pero si sienten una ansiedad extrema, tristeza o dolor al escuchar unos puntos de vista que no les gustan - o simplemente se dan cuenta que alguien con unos puntos de vista que no les gustan los expondrá en su mismo campus - entonces no deberían estar en la Universidad. Deberían estar en su casa y escondidos detrás del delantal de su madre.

La idea de que Regev, hablando del Oriente Medio, haría que unos estudiantes sumamente políticamente correctos pidieran a gritos socorro - tal vez incluso tuvieran “dificultades para respirar”, otra parte de la definición de la angustia -, nos dice mucho sobre el culto a la censura consecuencia de la fragilidad en la que se asientan los campus británicos.

Los libros vienen con una advertencia sobre su contenido, se crean espacios seguros en las que ciertas cosas no se pueden decir y ahora se están haciendo esfuerzos para perseguir a los israelíes incluso de fuera de la universidad, no sea que sus ideas invadan las mentes de los estudiantes e interrumpen su cordura ideológica. Esto no sólo es un insulto a Regev, es incluso más insultante para los propios estudiantes, que son descritos como niños creídos que no pueden hacer frente a este hecho básico de la vida adulta: algunas personas no están de acuerdo con usted.

Las cosas israelíes - sus políticos, sus partidarios, sus académicos, sus productos - son la víctima nº 1 de esta nueva censura en el campus. La intolerancia en el campus hacia las personas e ideas israelíes han alcanzado niveles alarmantes.

En la UCL el año pasado, una multitud persiguió al ex soldado del IDF Hen Mazzig y a sus partidarios fuera de la escuela. Los académicos demandan boicots de las universidades israelíes, los estudiantes judíos o pro-Israel  dicen no sentirse seguros en los campus británicos, donde sus reuniones son boicoteadas a gritos y sus organizaciones son amenazadas de cierre.

La ironía es que los activistas anti-Israel siempre hablan del “apartheid israelí”, sin embargo, hacen cumplir un sistema discriminatorio y vejatorio en contra de todas las cosas israelíes. Tratan a los profesores, artistas y políticos de esa nación como personas venenosas, susceptibles de deformar las mentes - o causar una gran angustia -, y por lo tanto merecedores de censura o de destrucción. Ellos dedican al pueblo israelí una constante censura y un tratamiento desagradable, para luego acusar a Israel de fomentar un apartheid.

¿Y por qué este enfoque obsesivo con Israel, cuando hay muchas otras naciones que participan en guerras o tienen conflictos con sus vecinos? Esta es la pregunta del millón. Siempre es Israel. Curioso. Uno podría pensar que esta histeria y obsesión sin fin con Israel es algo sustancial a los locos.

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Saturday, April 29, 2017

¿Se acuerdan de los flotilleros "pacifistas" que supuestamente fueron "agredidos cruelmente y sin motivo" por los soldados israelíes?

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Los "amigos alemanes": Indignación por el supuesto desprecio del ministro alemán de Exteriores al Holocausto - Benjamin Weinthal - JPost



El canciller alemán Sigmar Gabriel fue atacado por el Centro Simon Wiesenthal y por ONG's alemanas este mismo viernes por su supuesta banalización del Holocausto, ya que escribió que las víctimas judías y las socialdemócratas eran víctimas iguales de los nazis.

Gabriel escribió un artículo de opinión en el Frankfurter Rundschau donde decía que "los socialdemócratas fueron, al igual que los judíos, las primeras víctimas del Holocausto. Los socialdemócratas fueron víctimas de la persecución política, mientras que los otros [los judíos] fueron víctimas de la locura racista".

El jefe de la oficina en Jerusalén del Centro Simon Wiesenthal, Dr. Efraim Zuroff, le dijo al The Jerusalem Post que "cualquier persona con conocimiento de la solución final es consciente del hecho de que el destino de los judíos europeos bajo los nazis fue completamente diferente al de cualquiera de los otras víctimas de los nazis".

Zuroff, el principal cazador de nazis del Centro Wiesenthal, comentó que la afirmación de Gabriel era un "abuso de la memoria del Holocausto".

El artículo de Gabriel apareció en periódicos de Colonia, Frankfurt y Berlín.

La Dr. Elvira Grozinger, la dirigente de la sección alemana de Académicos por la Paz en el Oriente Medio Oriente, comentó que "nuestro ministro de Asuntos Exteriores parece no tener ni idea de lo que significó el Holocausto de los judíos. Los socialdemócratas alemanes eran adversarios políticos, y por lo tanto - como en cualquier otra dictadura -, eran indeseados y encarcelados, pero nunca fueron gaseados ni asesinados sistemáticamente como las seis millones de víctimas judías, entre ellas más de 1 millón de niños".

"La comparación de estas víctimas judías, que fueron asesinadas simplemente porque nacieron como judías, y los socialdemócratas, perseguidos por ser oponentes políticos del Tercer Reich, no es por lo tanto aceptable. Es un síntoma de la falta de diferenciación social y histórica que descalifica a un miembro del gobierno".

Un portavoz de la cancillería de Alemania reaccionó diciendo que el mensaje del "ministro de Asuntos Exteriores es un amigo cercano de Israel y siempre ha asumido de manera inequívoca la responsabilidad alemana por el Holocausto y la seguridad de Israel. No puede haber ninguna duda sobre esto. El canciller lo volvió a refrendar en su visita a Yad Vashem en Yom HaShoah".

Gabriel fue objeto de un escándalo en Israel esta semana porque se negó a cancelar sus reuniones con las ONG israelíes de extrema izquierda que buscan, según el primer ministro Benjamin Netanyahu, deslegitimar al Estado judío y al IDF. Netanyahu reaccionó ante la reunión de Gabriel con las ONG's Breaking the Silence y B'Tselem con la cancelación de su reunión con el jefe de la diplomacia de Alemania.

La supuesta equiparación de Gabriel con respecto al Holocausto provocó críticas en los medios y entre los historiadores. En el popular Spiegel, el columnista Sascha Lobo twitteó "Nosotros también fuimos las víctimas del Holocausto!!!, ha escrito el ministro socialdemócrata de Exteriores dirigiéndose a Israel".

Wolfgang Wippermann, profesor de historia en la Universidad Libre de Berlín, definió el paralelo de Gabriel como "terrible".

Michael Spaney, el director ejecutivo del Foro de la Libertad del Oriente Medio en Berlín, comentó que "la declaración del ministro de Exteriores demuestra claramente qué mal entiende el Holocausto, como si fuera una especie de catástrofe general que le puede pasar a cualquiera, y donde no se tiene en cuenta la centralidad del antisemitismo en la ideología nazi.

"No es de extrañar pues que no se tenga en cuenta el antisemitismo de los enemigos de Israel. No es de extrañar que solamente se haga responsable a Israel del fracaso de las negociaciones para una solución de dos estados".

Y añadió: "Gabriel dijo que Netanyahu rechazó la reunión de esta semana por razones internas, mientras que él mismo está utilizando ese escándalo para la campaña electoral socialdemócrata en Alemania. Utilizó sus reuniones con las ONG's israelíes con el fin de obtener el apoyo de su electorado, mientras esperaba reunirse sin problemas con sus colegas israelíes. Teniendo en cuenta su nueva declaración sobre el Holocausto, se puede asegurar sin duda que no está capacitado para trabajar en el más alto puesto diplomático de Alemania".

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Los "amigos alemanes": Los socialdemócratas alemanes (¿y también la clase política alemana?) se giran hacia los palestinos e Irán - Benjamin Weinthal - JPost



El movimiento del ministro de Exteriores y vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, hacia una pelea con Benjamin Netanyahu, no es ninguna sorpresa para los veteranos observadores políticos de la deriva de Gabriel y de su partido Socialdemócrata (SPD) hacia Fatah y la República Islámica de Irán.

Netanyahu le comunicó a Gabriel que no estaba dispuesto a reunirse con él si seguía adelante con su reunión con unas organizaciones (es decir, Breaking the Silence) que tratan de deslegitimar al Estado judío y el IDF. Gabriel se negó a prescindir de esas reuniones y el asunto generó una crisis diplomática en toda regla.

“Alboroto deliberado por parte de Gabriel” fue el titular del artículo de Alex Feuerherdt en la web del think tank Menas Watch. Feuerherdt, un periodista y experto en las relaciones germano-israelíes, insistió en las crecientes tendencias anti-Israel en el SPD y en los medios de comunicación y políticos alemanes, monolíticos en sus críticas hacia Netanyahu por la cancelación de la reunión.

También señaló el doble estándar existente en Alemania: No hubo ninguna protesta por la decisión de la canciller Angela Merkel de castigar a Israel por la construcción de viviendas en los territorios en disputa mediante la cancelación de su viaje a Israel en mayo.

Gabriel, por supuesto, no es ajeno al lenguaje que ataca a la razón de ser de Israel, a saber, el sionismo político. Él ya denomino a la presencia de Israel en Hebrón un “régimen de apartheid”, y sus puntos de vista partidistas han sido claramente expuestos. Para Gabriel, Mahmoud Abbas es un “amigo" y su partido el SPD se declaró en "asociación estratégica" con el partido Fatah de Abbas.

Por otra parte, el SPD organizó una exposición de Breaking the Silence en el año 2012 en la sede Willy Brandt del partido en Berlín.

El actual presidente de Alemania, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, también se deshizo en elogios acerca de Breaking the Silence, un grupo que utiliza testimonios anónimos y no probados para acusar al ejército de Israel de cometer crímenes de guerra.

Todo esto ayuda a explicar por qué el embajador israelí en Alemania, Yakov Hadas-Handelsman, rechazó hace apenas unos días un papel de mediación de parte de Alemania (es decir, de Gabriel) en el conflicto entre Israel y la OLP.

El presidente y candidato a canciller del partido Socialdemócrata, Martin Schulz, describió el discurso de Abbas ante el Parlamento Europeo el año pasado como “estimulante”. Sin embargo, durante un discurso en junio de 2016, Abbas acusó a los rabinos de Israel de "instar al gobierno israelí a envenenar el agua palestina". El New York Times escribió que las acusaciones de Abbas sobre un agua letalmente contaminada por los judíos se hacia eco de las “acusaciones antisemitas que llevaron a los asesinatos en masa de  judíos europeos en la Edad Media”.

Gabriel tiene escasa experiencia en el Oriente Medio. El vicecanciller - su partido forma una coalición con el partido CDU de la canciller Angela Merkel - es un conocido nacionalista económico que da prioridad a los intereses comerciales de su país sobre la responsabilidad histórica hacia el pueblo judío. Así se precipitó a viajar a Irán con una delegación empresarial tan sólo unos días después del acuerdo nuclear alcanzado en julio de 2015.

En dicho viaje, Gabriel no se reunió con ninguna organización crítica de la República Islámica, al igual que cuando fue a Teherán en 2016 con otro grupo empresarial.

El predecesor de Gabriel, Steinmeier, etiquetó las críticas de Netanyahu al acuerdo nuclear con Irán como “muy exageradas". Como resultado de dicho acuerdo, se espera que las empresas alemanas se aseguren unas ganancias multimillonarias en los acuerdos comerciales con el régimen de los mullahs.

Y los líderes clave dentro de los socialdemócratas también criticaron la oposición de Israel al acceso a las armas nucleares de Irán y la oposición de Netanyahu a realizar concesiones a los palestinos.

Como ex ministro de asuntos económicos y actual canciller de exteriores, Gabriel no ha dejado de proporcionar fondos de los contribuyentes alemanes a la Autoridad Palestina, los cuales probablemente también se distribuirán entre terroristas palestinos condenados y sus familias.

El gobierno alemán ha proporcionado millones de euros a las ONG palestinas en Cisjordania y la Franja de Gaza controlada por Hamas, e Israel, las cuales se dedican a una guerra política contra Israel, según la ONG Monitor con sede en Jerusalén.

El profesor Gerald Steinberg, presidente de la ONG Monitor, ha comentado que “la financiación alemana dirigida a organizaciones como B'Tselem y Breaking the Silence solamente representa una pequeña parte del problema. El gobierno alemán también ofrece dinero a organizaciones radicales que deslegitiman el derecho del pueblo judío a su propia soberanía. Esta controversia [sobre la visita de Gabriel] es una oportunidad para sostener un diálogo serio entre los funcionarios de ambos países para resolver los problemas derivados de la conexión paralela de los europeos con grupos políticos israelíes y ONG's anti-Israel

El giro de los socialdemócratas hacia la OLP y el régimen de Irán continuará a ser una fuente de fricción entre Israel y Alemania. Es muy probable de que una nueva coalición del SPD con Merkel, después de las elecciones de este otoño, mantendrá una alta tensión diplomática para el próximo mandato de cinco años del gobierno alemán.

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Sunday, April 23, 2017

(Muy interesante) Sobre los ataques al sionismo religioso: "Más peligroso que Hezbolá": el sionismo religioso y la identidad de Israel - Pierre Lurçat



"Los sionistas religiosos son más peligrosos que Hezbolá, más peligrosos que los terroristas..."

Esta declaración del periodista del Ha'aretz Yossi Klein provocó un escándalo justificado en Israel. Pero no siempre se ha tomado la medida de su verdadero significado. No se trata del punto de vista de un sector radical, expresado por un periodista aislado y extremista. Klein ha ocupado puestos de responsabilidad en varios periódicos israelíes pertenecientes a la corriente principal, y recibió el apoyo del editor del Haaretz, Amos Shocken (nieto del fundador del diario, Gustav Schocken), durante este reciente controversia.

El sentimiento expresado por Klein es en realidad compartido por muchos otros miembros de las élites intelectuales y por el establishment cultural y mediático, del que es un representante auténtico, incluso más allá del periódico Ha'aretz, conocido por su hostilidad al sionismo religioso y por sus posiciones militantes anti-religiosas. Es significativo a este respecto que el debate en los medios (que aún continúa) sobre las declaraciones de Klein no gira tanto sobre el fondo de su discurso, sino sobre la forma en que expresó su rechazo del sionismo religioso, que es compartido por muchos otros formadores de opinión en Israel.

Este sentimiento es efectivamente el de una parte importante de la "izquierda" de Israel, para quien el sionismo religioso es en realidad "más peligroso que Hezbolá". (Ponemos entre comillas la frase "izquierda israelí", que tiene poco que ver con el concepto de la izquierda en su sentido clásico, tal como ya había observado acertadamente Shmuel Trigano, al evocar con "esa izquierda" a una categoría hueca, ya que tanto la "izquierda" como la extrema izquierda israelí conforman a las élites y al establishment).

¿Cómo comprender entonces el verdadero significado de la declaración de Klein? A los ojos de Klein y de otros muchos representantes de las antiguas élites y del anterior establishment cultural y político, el sionismo religioso representa una doble amenaza. Políticamente en primer lugar: mientras el sionismo secular lleva  en crisis desde hace varias décadas, y el sionismo laborista fundador representa a un sionismo casi moribundo, el sionismo religioso lo está haciendo sorprendentemente bien, incluso si el partido sionista religioso (el ex PNR) estalló, como la mayoría de otros partidos históricos que datan del período anterior al estado, en las últimas elecciones.

Desde este punto de vista, el grito del corazón de Yossi Klein expresa el resentimiento de algunas de las viejas élites ante la aparición de esas nuevas élites procedentes en buena parte de las filas del sionismo religioso (no es casualidad que el título del artículo de Klein contenga una diatriba contra el sionismo religioso al que se le tilda precisamente de "una élite hipócrita"). Pero más allá de este fenómeno político y sociológico, el debate sobre el sionismo religioso afecta a una cuestión más importante aún, la cuál está en el centro de los debates que agitan a la sociedad y a la política israelí desde hace muchos años: la cuestión de la identidad.

El "peligro" que representa el sionismo religioso es de hecho el de una identidad judía que ya no se limita a las sinagogas y las yeshivas, sino que ahora brilla en todos los ámbitos de la vida pública israelí: en el ejército, la política , la economía, etcétera. Ahora esto es lo que representa el verdadero problema para los representantes del poder postsionista encarnado por el diario Ha'aretz. La vehemencia y el odio expresado por Klein expresan una preocupación real, la de ver como el sionismo religioso pesa cada vez más en la identidad nacional de Israel. En la dirección opuesta, pueden interpretarse de la misma manera las polémicas observaciones del rabino Yigal Levinstein sobre la presencia de soldados femeninos en unidades de élite. En ambos casos, las declaraciones impugnadas expresaban, en su carácter excesivo, una preocupación real y justificada.

Pero esta ansiedad, tan real como es, no justifica por supuesto describir al público sionista religioso como "más peligroso que Hezbolá", un público que está a la vanguardia de la defensa de nuestro estado desde la Segunda Guerra del Líbano y hasta las últimas guerras en Gaza. Porque en realidad, el sionismo religioso no representa una amenaza, sino más bien una bendición para Israel. De hecho, ofrece una respuesta a las cuestiones cruciales para el futuro sobre temas como la identidad colectiva y el lugar del judaísmo en nuestro estado. El sionismo religioso puede responder a estas preguntas, precisamente porque reúne en sí a los dos elementos esenciales de la identidad judía contemporánea. Reivindica tanto en el mundo del estudio como el mundo secular, la "Torah ve-Avodá" (Torá y el trabajo) como dice el lema del movimiento juvenil sionista religioso Bnei Akiva.

- Contrariamente al sionismo secular, se inscribe dentro de la tradición judía y asume la herencia de la Torá.

- Contrariamente al  judaísmo ortodoxo no sionista (también en plena evolución), ha asumido el reto del sionismo (tímidamente en las primeras décadas del Estado y en la actualidad con mucha más ambición).

El sionismo religioso permitirá sin duda, en los próximos años, satisfacer las cuestiones críticas de la definición de la identidad israelí en áreas tan diferentes - e importantes - como la cultura, la justicia, la economía o el ejército. Debería especialmente poder redefinir los valores y las normas fundamentales, redefiniendo el equilibrio necesario entre las dos fuentes de inspiración que son la tradición de Israel y la democracia occidental.

En este sentido, el sionismo religioso no es un peligro para Israel, sino tal vez, y por el contrario, una clave para su supervivencia.

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(Muy interesante) Sobre los ataques al sionismo religioso: El regreso del padre - Dror Eydar - Israel Hayom




1.- El diario Haaretz proporcionó a sus lectores un gran regalo este día festivo de Pascua: Un artículo difamatorio y antisemita escrito por Yossi Klein. Aquí es cómo empieza: "Los sionistas religiosas [israelíes] son ​​peligrosos. Son más peligrosos que Hezbolá, más peligroso que los conductores palestinos que nos atropellas y que los jóvenes palestinos que utilizan cuchillos y tijeras contra nosotros. Tú puedens neutralizar a los árabes, pero no puedes neutralizarlos a ellos [los sionistas religiosos]. ¿Qué quieren? Ellos desean apoderarse del país y deshacerse de sus árabes".

Se pone bastante peor a medida que continúa, con una colección de estereotipos racistas y antisemitas. La verdad es que este artículo no es drásticamente diferente de muchos otros artículos publicados por el Haaretz. Pero no importa, pues para el deleite de los peces gordos de este diario una tormenta política se ha desatado alrededor a él y, por un momento, se desató una competición a cerca de quién podía condenarlo de la manera más dura.

Klein, el autor del artículo, fue el editor en jefe de Kol Hair a finales de 1970, un periódico local de Jerusalem propiedad del mismo grupo que posee el Haaretz . Más tarde, en la década de 1980, trabajó como editor en jefe del Hadashot, un diario nacional de corta duración también propiedad del grupo Haaretz. Cualquier persona que se sorprendiera al leer lo que escribió esta semana debería versiones previas del mismo publicadas en esos antiguos diarios, así como en otros documentos de dicha época, y comprobar que su último artículo simplemente reflejaban los valores fundamentales que guíaban a la gran mayoría de los medios de comunicación israelíes por aquellos días. Los religiosos y los colonos eran demonizados de manera rutinaria y regular, no sólo en esa prensa sino también en la literatura, en el teatro, en el cine y en el arte. Los judíos religiosos (de ninguna manera los árabes) eran caracterizados como el último "Otro" y representados como la mayor amenaza que enfrentaba la sociedad moderna israelí.

La realidad puede ser vista como una red de significados y significantes. En la superficie - la superficie física, cultural, social y espiritual - se puede ver una cosa (el significante), pero detrás de ella se encuentra un fenómeno más significativo mucho más profundo (el significado). La cuestión de la identidad del pueblo judío ha estado en el meollo de las mayores diferencias que nos han perseguido a lo largo de la historia, y más aún desde nuestro regreso a nuestra tierra y el establecimiento de nuestro Estado independiente. Este es el concepto clave, o significado, de nuestra existencia. ¿Quienes somos?

2.- Hay dos aspectos principales de nuestra identidad como pueblo: el nacional, el aspecto secular, y el religioso, el aspecto cultural. Durante miles de años, nuestro pueblo se había acostumbrado a conducir por el valle de sombra de la muerte entre los otros pueblos y naciones, entre la destrucción y la salvación, con Dios como su guía. Este era el significado fundamental del concepto de "judaísmo", que incluía a la ley judía, las costumbres y rituales, y un sinnúmero de textos - la Biblia, Mishná, Midrash, Talmud, la filosofía, la poesía, la Cábala, los responsas y mucho más. Esta impresionante civilización estaba anclado en una cosa: el Dios de Israel, la razón de ser de los judíos. Incluso un ateo estaría de acuerdo.

Hacia el final del siglo XVIII, y durante el transcurso del siglo XIX, el regreso a la historia estuvo acompañado por un proceso de constante intensificación de la secularización. Una parte significativa de la élite social judía borró todo vestigio religioso de su identidad judía. Siguiendo un tanto a Freud, cometieron una especie de parricidio. Gran parte de la élite dominante se rebeló contra el antiguo "padre" que una vez dirigió a la familia, cortando con él  por consideraciones diplomáticas nacionales, políticas y sociales. Como un adolescente que debe rebelarse contra sus padres con el fin de desarrollar su propia identidad (el proceso de separación-individualización), en nuestro regreso a la patria histórica se procedió a cortar el cordón umbilical religioso en un esfuerzo por desarrollar una identidad nacional moderna. La idea religiosa fue exiliada, y durante mucho tiempo no entró en ninguna de las consideraciones legítimas de nuestra nación.

"Nuestro lugar de residencia ya no es 'sólo con Dios', y ya no conocemos un lugar de residencia, ni lo buscamos", escribió Yosef Haim Brenner en su crítica del Rabbi Abraham Isaac Kook en diciembre de 1913. En un texto anterior (en noviembre de 1910), escribió desafiante: "La cuestión de nuestras vidas judías no es la cuestión de la religión judía... Nosotros, los judíos libres, no tenemos nada que ver con el judaísmo".

Pero, contrariamente a la afirmación antisemita, nuestra gente no asesinó a Dios, sólo lo reprimió. El concepto de parricidio no significa una ruptura permanente, sino más bien una represión. Por debajo de la superficie, detrás de la escena, el fuego religioso brilló e influyó en el discurso y en la conducta de nuestro pueblo, al igual que el subconsciente en la psicología, al retener una enorme experiencia, fundamental, que afecta sin saberlo a la parte consciente de la personalidad.

De este modo, por medio de este proceso histórico, Dios se convirtió en el "Otro" en la sociedad israelí. Algunos se sienten amenazados por la posibilidad de un retorno de Dios, pero algunos lo desean. El miedo al retorno del antiguo padre representa el temor a que al aspecto religioso se infiltre profundamente en la vida secular, y en el corazón de la acción diplomática y política. Es el temor a que lo religioso domine a lo secular, el mesianismo a la racionalidad, el mito a la lógica. El artículo de Yossi Klein es otro ejemplo, uno más bien vulgar, del profundo temor entre la izquierda secular ante el aparente cambio en la sociedad israelí. Ellos tienen miedo de que la sociedad israelí se aleje de su visión del retorno a Sión, imaginado como un proceso puramente secular.

Para tomar prestados los términos de Nathan Alterman en su profético libro de 1941, "La alegría de los pobres", se podría decir que la novia (el sionismo), que hace todo lo posible para sobrevivir en la ciudad sitiada (Israel), resulta atraída y repelida ante la idea que su padre muerto-vivo (el judío) regrese. Su terrible miedo se asemeja al de una víctima de violación a conocer a la persona que cree que la violó brutalmente.

3. En sus ensayos sobre la psicología y la religión, Carl Jung demostró que en la base de toda religión mundial existe la necesidad de controlar a unos creyentes que puedan acercarse demasiado a Dios en un ambiente no controlado. Jung comparaba a Dios con el subconsciente, la cuál podía inundar repentinamente la conciencia sin previo aviso y destruir el sistema de equilibrios psicológicos de la persona. Es por eso que los mecanismos de rituales y prohibiciones se ponían en marcha para evitar que el creyente llegara hasta la santidad de manera expuesta y sin defensas, y a esa experiencia que Jung llamó la "revelación individual".

La Guerra de los Seis Días de 1967 fue un accidente histórico. No fue planeado. Pero expuso a los israelíes a lo que habían reprimido durante los 19 primeros años de la existencia de Israel. Samaria, Judea y, sobre todo, Jerusalén, no solamente eran los Territorios ocupados. El encuentro cara a cara con estas áreas puso a los israelíes ante la base de la historia judía, revelando el significado último detrás de estas nuevas extensiones de tierra. Se obligó a los israelíes a hacer frente al concepto metafísico que habían reprimido: Dios. Estas incorporaciones territoriales eran un recordatorio físico de la antigua núcleo judío que había permanecido inactivo, bajo innumerables capas, dentro de la identidad nacional israelí moderna.

Es seguro decir que los actuales conflictos políticos y diplomáticos son sólo la espuma de las olas de la tormenta de nuestra identidad. A continuación se encuentra el quid de la controversia, enraizada en la manera de ver al "antiguo padre" - el Dios de Israel - y los aspectos religiosos dentro de nuestra identidad nacional hebrea. En otras palabras, el problema no es la ocupación, sino más bien la forma en que veamos la antigua identidad que representa la tierra. Cuanto más nos acerquemos al núcleo de nuestra identidad, mayor es el potencial del conflicto.

Dentro del sistema de nuestros símbolos culturales, los religiosos israelíes (y también, en muchos aspectos, los Mizrahi israelíes) significan esa dimensión religiosa reprimida. Y a medida que poco a poco comienzan a reemplazar a la vieja élite, accediendo a las instituciones que antes estaban bajo la hegemonía total de la izquierda secular, la resistencia a este proceso se intensificará, ya que se percibe como una amenaza existencial para la revolución secular. No se alarmen, no es una toma del poder. Es una fusión mutua. Y como sucede a menudo en las fusiones, esto también implicará fricción y conflicto. Pero no se preocupen. Tengan paciencia.

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Saturday, April 22, 2017

¿Posverdad? Con los palestinos los medios de comunicación hace ya tiempo que la practican - Revista de Medio Oriente



 ¿Dónde está la cobertura?

Ya sabemos que los medios de información en español, al menos en lo que al conflicto palestino-israelí se refiere, no informan, o no sólo informan, sino, y antes bien, promueven una “narrativa”, una visión favorable a los intereses del liderazgo palestino. Uno de los elementos de este “relato” que señala a Israel como responsable del estado de cosas, y que retrata al Estado judío como la causa de todos los males, es el bloqueo impuesto contra Hamas en la Franja de Gaza con el fin de evitar que adquiera material para usos terroristas y para que infiltre a sus miembros con el fin de llevar a cabo atentados.

El “cuento” moralizante que ofrecen los medios habla de “penurias y sufrimiento”, pero no menciona al grupo terrorista palestino Hamas, que detenta el control de la Franja – amén de la presencia de otras organizaciones terroristas -, máximo responsable de la situación socio-económica de dicho enclave, a través del desvío de los fondos de ayuda humanitaria para actividades terroristas, la opresión contra su habitantes y por las agresiones armadas lanzadas contra Israel.

El 20 de abril de 2017 los medios tuvieron una oportunidad más para silenciar la realidad. Dos hermanas palestinas de Gaza, según informó la agencia de noticias AP, fueron descubiertas cuando pasaban explosivos de contrabando para utilizarlos en ataques.

Los explosivos estaban camuflados en envases etiquetados como medicamentos. Las mujeres tenían permisos de entrada a Israel, donde una de las hermanas recibe tratamiento contra el cáncer”, apuntó la agencia.

Claro que si se quiere promover la demonización de Israel y el “levantad el bloqueo”, habrá que callar, precisamente, sus causas verdaderas: Hamas; el terrorismo.

Y en eso andan los medios. Y cómo se afanan en ello.


Libros de texto de la Autoridad Palestina siguen enseñando el odio: Nuevamente, ¿dónde está la cobertura?

 Los medios de comunicación en español cubren (y usualmente, amplifican) hasta el más mínimo hecho que tenga relación con el conflicto palestino-israelí hasta traducirlo en la sugerencia al lector de que en dicho conflicto se encuentra el origen de todos los males que asolan el mundo. Así pues, ‘llama la atención' que estos mismos medios, que con tanto celo observan esa región diminuta, ‘pasaran por alto' la siguiente información publicada el 3 de abril de 2017 por el diario Jerusalem Post.

Según este medio, los libros de texto de las escuelas de la Autoridad Palestina “son más radicales que en ediciones anteriores, de acuerdo a un informe publicado por el Institute for Monitoring Peace and Cultural Tolerance in School Education (IMPACT)”. Los nuevos libros de texto mostraban “un deterioro en los mensajes de tolerancia y paz comparados con ediciones anteriores”.

El Jerusalem Post apuntaba que dichos libros “le enseñan a los alumnos a convertirse en ‘mártires' prescindibles y a rechazar las negociaciones, mientras que demonizan y niega la existencia del Estado de Israel”; y citaba al Director Ejecutivo del IMPACT, Marcus Sheff, que afirmaba que:

Existe evidencia clara de la estrategia de radicalización de los jóvenes palestinos, ideada e implementada por el Ministerio [de Educación de la Autoridad Palestina], que incluye un compromiso con una Palestina árabe que abarca la totalidad de Israel”.

Según concluía el informe de este instituto, el currículo no cumple con los estándares de paz y tolerancia en la educación, derivados de la UNESCO.

Nada de esto sabrá el lector a través de los medios en español.

De manera que cuando los medios informen sobre el próximo fracaso de las negociaciones de paz entre el gobierno de Israel y los líderes de la Autoridad Palestina, o de la próxima “ola de violencia” palestina, no dirán nada de esto en su relato de “causas”. Dirán “obstáculos”, y dirán “asentamientos” y “ocupación” israelíes; dos términos que no fueron ningún obstáculo a la hora de la desconexión total de Israel de Gaza, donde lo que sí persistió fue, precisamente, el odio. Y los cohetes. Y la voluntad de terminar con Israel.

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Patriotas al estilo Haaretz: Un columnista del Haaretz afirma que los sionistas religiosos son peores y más peligrosos que Hezbolá



El columnista del Haaretz Yossi Klein provocó una gran tormenta política al afirmar en un artículo que el movimiento sionista religioso era “más peligroso que Hezbolá”.

En su artículo titulado “Más peligrosos que Hezbolá", cuyo titular fue cambiado posteriormente por los editores del Haaretz por el de "Nuestra supuesta élite justa", Klein escribió:
Los sionistas religiosos son peligrosos. Más peligrosos que Hezbolá, más que los conductores palestinos que tratan de atropellarnos, más que los jóvenes palestinos que tratan de apuñalarnos con cuchillos y tijeras. A estos árabes los podemos neutralizar, pero no podemos hacer lo mismo con los sionistas religiosos. 
¿Qué quieren? Gobernar el país y limpiarlo de árabes. Si se les pregunta, lo negarán… Ellos saben que es demasiado pronto para ser tan obvios. No crean en sus negativas. Su nacionalismo religioso es un nacionalismo extremista envuelto en un envoltorio religioso. Su impronta en el sistema educativo, su presencia cada vez mayor en el ejército, y su entrada en la Corte Suprema. Ellos ya están en camino, y en cualquier momento pueden echar la puerta abajo. 
No tengo más en común con todos sus líderes y todo lo que representan que con los esquimales de Alaska. ¿Qué tengo que ver con Smotrich (un diputado)? ¿Qué tengo que ver con Israel Harel? (un columnista del Haaretz de derechas) ¿Qué tengo que ver con aquellos que quieren alcanzar la libertad para sí mismos a expensas la libertad de otras personas? Ellos aún no quieren decirlo, pero nos obligarán a acostumbrarnos a ellos. 
Somos los campeones del mundo cuando se trata de 'acostumbrarnos a ellos’, y así nos hemos acostumbrado a la privación de la libertad de Palestina. Entonces ¿por qué deberíamos ser utilizados para la privación de nuestra propia libertad? Van a hacer con la 'libertad lo que hicieron con la paz'. A partir de ahora en Pascua no debemos decir 'de la esclavitud a la libertad', sino de la "libertad a la dominación’ ”.
En una entrevista posterior con la Radio del Ejército, Klein no expresó ningún remordimiento por su artículo. "Mi sensación es que hay una voz que no está siendo escuchada. No estoy haciendo generalizaciones inadecuadas. Estoy expresando mi opinión sobre ese cuerpo llamado sionismo religioso". En cuanto a la reacción furiosa al artículo, respondió con sarcasmo: "Todo lo que puedo decir es que estoy sorprendido por la uniformidad de las opiniones. Estoy contento de ver a una gran nación feliz y unida".

Klein añadió: “No puedo pasar por alto el hecho de que este artículo de opinión me presenta con una luz que no es cierta. Me veo como un patriota. Te voy a decir más: Me veo como más patriotas que ellos, porque sinceramente creo que las cosas que están haciendo - y todos los que las critican son etiquetados de antipatriotas o incluso antisemita - me hacen daño, también a  este país, y este país es mi tierra".

El Haaretz publicó una declaración diciendo: "La pieza refleja las opiniones de su autor. El mensaje, como su enunciado, es una opinión legítima. Las llamadas al boicot del Haaretz son un testimonio del hecho de que nosotros, como sociedad, tenemos una largo camino por recorrer antes de que una plena libertad de expresión y de pluralidad de pensamiento puedan existir. Invitamos a los escritores que deseen publicar una pieza que exprese una posición diferente a la de Yossi Klein a presentar sus artículos. Vamos a considerar seriamente cada artículo bien escrito y digno de impresión".

Sin embargo, en el sector sionista religioso la reacción fue feroz.

"No sé cómo puede dormir por la noche después de escribir tales cosas", comentó Hagit Rhein, cuyo hijo Benaya murió luchando contra Hezbolá en la Segunda Guerra del Líbano de 2006, refiriéndose al columnista de Haaretz Yossi Klein.

"No puedo creer que haya podido escribir esas cosas, y no voy a disculparle. Y tampoco al Haaretz", comentó Rhein "Estoy muy dolido... no he podido dormir toda la noche. No sólo se trata de que 'los colonos somos el cáncer del país', sino que encima 'somos más peligrosos que el enemigo'. ¿Qué Hezbolá? Hezbolá, que mató a mi hijo. Klein vive seguro en Tel Aviv debido a esos soldados sionistas religiosos muertos y todos aquellos que ahora ya no están".

Moshe Moskal, cuyo hijo Refanel también murió en la Segunda Guerra del Líbano, dijo que el artículo de Klein era "vulgar y miserable"

"¿Qué puede decirse de alguien que arroja ese tipo de tonterías? Estas personas no merecen una respuesta... Ellos temen que como el [sector] sionismo religioso envía a sus hijos a servir en el ejército, también puedan servir en los medios de comunicación y también tengan aspiraciones de llegar a otros puestos clave. El camino sionista religioso es el camino correcto, y con el tiempo se convertirá en el movimiento dominante", añadiendo que pensaba que el artículo de opinión fue motivado por el miedo.

Asimismo, el artículo de Klein recibió una dura condena de todo el espectro político.

El presidente Reuven Rivlin criticó el artículo por su "sin sentido malicioso, revelando un profundo odio que socava cualquier posibilidad de diálogo o de crítica. El sionismo religioso forma parte inextricable de la tierra de Israel, y es de tanta calidad y está tan profundamente arraigado [en la sociedad] que muchos tratan de debilitarlo".

El primer ministro Benjamin Netanyahu comentó que el artículo era "vergonzoso y loco. Han perdido el norte por completo", escribió Netanyahu en su página de Facebook. "El público sionista religioso es fundamental. Sus hijos sirven en las Fuerzas de Defensa de Israel y en los programas nacionales de servicio para el beneficio y la seguridad del Estado de Israel. Estoy tan orgulloso de ellos como de la gran mayoría de los ciudadanos del país. Insto al Haaretz a emitir una disculpa".

El ministro de Defensa Avigdor Lieberman llamó a boicotear el diario Haaretz. "Insto a todos los ciudadanos de Israel a dejar de comprar y de leer Haaretz inmediatamente. El Haaretz ha proporcionado durante mucho tiempo una amplia plataforma de opinión a los enemigos de Israel, pero la columna de Yossi Klein - un periodista frustrado que carece de importancia y que también fracasó como editor - , cruzó todas las líneas. Klein, descaradamente, ataca e incita contra el público sionista religioso, una gente maravillosa y loable que contribuye en gran medida a la fuerza y ​​la seguridad del Estado de Israel, mucho más de lo que Klein y sus amigos del Haaretz jamás podrán contribuir".

"Cada vez que piensen que el Haaretz ha ido tan bajo como se podía, se las arregla para sorprender con un nuevo mínimo", Ministro de Educación y Presidente habait Hayehudi Naftali Bennett dijo en respuesta al artículo de opinión.

"Nadie merece tan horrible calumnia, ni los sionistas religiosos, ni los izquierdistas, ni los árabes, ni cualquier otro sector. Esto nos llega un minuto antes de que pueda acabar con sangre. Haaretz, detente".

La ministra Hotovely  catalogó ese artículo como una "insignia de vergüenza para un diario donde está tan arraigado el auto-odio". Comentó que el sionismo nacional "no necesita un certificado de kashrut del editor del Haaretz [Amos Shocken]".

El diputado del Habait Hayehudi, Bezalel Smotrich, apoyó las llamadas del ministro de Defensa Avigdor Lieberman a boicotear el Haaretz. Dijo que sería apropiado cancelar las suscripciones al periódico de los oficiales del IDF y de los diplomáticos israelíes en el extranjero.

El ministro de Educación Naftali Bennett, que dirige el partido que se ve como el hogar político de muchos dentro de la comunidad sionista religiosa, le dijo al Canal 2 que había recibido quejas de dos familias de los soldados caídos diciendo que el artículo era claramente perjudicial.

"Cada vez que pensamos que el Haaretz ha caído más bajo que nunca, se las arregla para sorprendernos con un nuevo mínimo. Nadie se merece tan horrible calumnia, ni los sionistas religiosos, ni los izquierdistas, ni los árabes, ni cualquier otro sector. Antes de que esto alguien tenga que pagarlo con su sangre, Haaretz detente", comentó Naftali Bennett.

El rabino David Stav, que dirige la organización rabínica ortodoxa moderna Tzohar, comentó: "Toda generalización es inadecuada y superficial por naturaleza. El diálogo interno dentro de la sociedad israelí debe prevalecer",

También se ha conocido que en los últimos días activistas sionistas religiosos han empezado a compilar una lista de todas las empresas y organizaciones que se anuncian en el Haaretz, y planean emitir un llamamiento a su sector para a boicotear esas compañías.

El rabino Shmuel Eliyahu, una de las personas que están detrás del movimiento, comentó: "Después de promover un boicot del Hashachar Haoleh [un chocolate para untar que se fabrica en unos asentamientos] por parte del Haaretz, vamos a responder de la misma manera".

Matan Peleg, que dirige la organización de derechista Im Tirzu, se unió al llamamiento a un boicot y exigió a la Agencia de Publicidad del Gobierno de Israel que detenga la publicación de anuncios en el diario y proporcione fondos adicionales al Haaretz: "Ustedes tienen el poder para detener esta incitación rabiosa ... antes que se acelera y crezca".

Yair Lapid, líder del partido centrista Yesh Atid, tildó al artículo de “antisemita”, preguntándose retóricamente si "los israelíes sionistas, incluidos sus diputados, también eran más peligrosos que el grupo terrorista chiita".

Sin embargo, la reacción a la columna por parte de la oposición también se utilizó para atacar a otros grupos.  El líder de la oposición Isaac Herzog y la dirigente Shelly Yachimovich, ambos de la Unión Sionista, aprovecharon para acusar a Netanyahu de usar un lenguaje similar contra los árabes, los miembros de los sindicatos y otros. Herzog, sin embargo, comentó que la columna se merecía “cada condena” y Yachimovich la tildó de “incitadora, exasperante y llena de un odio indiscriminado”.

No obstante, Tamar Zandberg, del izquierdista Meretz, criticó las respuestas uniformes de los políticos de todo el espectro político: “Me gustaría estar más emocionada si Bennett o [Netanyahu] respondieran cuando los izquierdistas son acusados de traidores o mierdas”.

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El extraño silencio alrededor de la muerte de Lucie Halimi. ¿Solamente otro musulmán radical "desequilibrado"? - Pierre Lurçat - Causeur



Si el affaire al-Dura marcó una etapa importante en la fabricación por parte de los medios franceses de un relato mítico del conflicto árabe-israelí, en el cual los palestinos fueron erigidos en las víctimas absolutas (con una total ausencia de responsabilidad por sus propios actos), el affaire de Sarah Lucie Halimi marcará quizás una etapa adicional en la exclusión vinculante de los judíos (y no sólo los israelíes) del estatuto de víctimas por esa misma narrativa de los medios de comunicación.

En el affaire de Al-Dura, recordémoslo, un niño palestino moría supuestamente por las balas de los soldados israelíes, una muerte "en directo" ante los ojos de los espectadores franceses del noticiario de la noche, convocados por Charles Enderlin (un reportero francés en Israel de conocido sesgo pro-palestino) y France 2 para asistir a ese espectáculo emitido reiteradamente y luego ofrecido a los espectadores de todo el mundo, y que con posterioridad fue reciclado por los árabes musulmanes y por la propaganda palestina a través de innumerables discursos y subproductos que adoptaron dicha historia como pretexto y justificación de los ataques y manifestaciones anti-judías. Fue necesaria la posterior investigación de Philippe Karsenty y de algunos otros periodistas y expertos para que se estableciera que este "reportaje" era en si mismo una manipulación (con montaje y cortes en la grabación), y que inclusive parecía aparentar poder ser una puesta en escena.

Quince años más tarde, el asesinato de Lucy (Sarah) Halimi certifica que la situación de los judíos en Francia, que había comenzado a deteriorarse significativamente tras desencadenarse la "Segunda Intifada" - con la reiterada difusión de las imágenes de la supuesta agonía de Mohamed al-Dura contribuyendo a la importación a los suburbios franceses del conflicto entre Israel y los palestinos -, ha alcanzado una nueva etapa.

Esta mujer judía defenestrada, es decir, lanzada al vació desde su ventana por un vecino musulmán después de años de persecuciones antisemitas contra su familia de su asesino (y parecer de algunos otros miembros de esa familia musulmana), ha sido convertida en efecto en una doble víctima. No sólo fue asesinada en forma particularmente horrible, sino que luego se le ha negado su condición de víctima, siendo relegada su muerte, como la del joven judío Sébastien Sellam (asesinado por otro vecino musulmán del que también se alegó "desequilibrio") hace unos años, al rango de hecho cuasi accidental, o más bien de un acontecimiento violento desprovisto de cualquier matiz de antisemitismo.

Así el procurador de la República declaró casi inmediatamente que los motivos del crimen aparentemente no eran antisemitas (la violencia de un nuevo "desequilibrado o perturbado", siempre con el mismo perfil y gritando el habitual Allah Abkar), contradiciendo el testimonio explícito de miembros de la familia de la víctima, una declaración “tranquilizadora” de la que se hicieron eco las instituciones judías oficiales para "calmar la atmósfera". Esta actitud “apaciguadora” de las instituciones judías ante el contexto preelectoral potencialmente explosivo que atraviesa Francia, cuando es factible que los candidatos de ambos extremos pueden llegar hasta la segunda ronda (la extrema derecha y extrema izquierda), se explica por el deseo de "no echar aceite al fuego" y no introducir en la campaña electoral “el elemento judío” para convertirla en aún más explosiva (elemento que ya ha introducido la candidata Marine Le Pen al utilizar la cuestión de la responsabilidad de Francia en la deportación de los judíos en 1942 con fines políticos).

Pero la realidad es más profunda y más dramática: en la nueva configuración creada por los medios de comunicación desde la década de 2000, en la cual el affaire Al-Dura supuso una culminación, los judíos ya casi no tienen derecho a la condición de víctimas, a menos que ese estatuto pueda ser utilizado por la ideología dominante que comparten la mayoría de los grandes medios. Es fácil imaginar qué lugar podría haber ocupado el asesinato de Lucie Halimi dentro de los medios de comunicación si el asesino, en vez de ser un musulmán "radicalizado", hubiera sido un activista de extrema derecha. Hubiera dado lugar a una manifestación como la de Carpentras en 1990 (tras la destrucción de un cementerio judío por unos skinheads de extrema derecha), donde todos los candidatos de la izquierda y de la extrema izquierda no solamente acudieron a la manifestación, sino que además encabezaron el cortejo...

Lo que está en juego en el affaire (o no affaire) Halimi es, obviamente, el antisemitismo musulmán, el nuevo gran tabú en la sociedad y la política francesa. Es significativo a este respecto que las controvertidas palabras de Marine Le Pen (exonerando a Francia en la redada, y luego la deportación a los campos de concentración, de Vel d'Hiv de 1942) surjan precisamente cuando los medios de comunicación franceses se niegan a hablar sobre el asesinato de Lucie Halimi. El mensaje es claro: mientras que el antisemitismo nazi y sus colaboradores en Francia son ahora objeto de consenso a través de los esfuerzos de muchos historiadores y defensores de la memoria, y a la reversión realizada por el presidente Chirac rompiendo con la tradición establecida por de Gaulle y perpetuada por Mitterrand, el antisemitismo musulmán sigue siendo un tema tabú en Francia.

El reciente proceso contra el historiador Georges Bensoussan, un reconocido especialista del Holocausto, ilustra claramente la existencia de este tabú, al menos tan embarazoso como lo fue previamente la colaboración de los policías de Vichy don la deportación de los judíos de Francia. Si el fiscal (es decir, el representante del estado) consideró oportuno llevar ante la justicia a un respetado historiador, con el apoyo de las asociaciones antirracistas, fue tanto para castigar sus declaraciones consideradas como "culpables", como para disuadir a otros historiadores de abordar el tema del antisemitismo musulmán...

En el proceso contra Bensoussan, como en el asesinato de Lucie Halimi, los medios de comunicación y la justicia han consagrado, a su manera y en una especie de competencia, la existencia de este nuevo tabú en la vida política francesa.

Y así el círculo está cerrado. Después de haber construido un relato mítico de la víctima palestina y de un Israel siempre culpable, en el cual la historia de Mohamed Al-Dura se convirtió en uno de los iconos más visibles, los medios franceses han excluido gradual y totalmente a los judíos del estatuto de víctimas. El joven Al-Dura, que murió en Gaza en circunstancias poco claras, se ha convertido en la víctima por excelencia, y en la figura casi mítica y crística de una "nueva pasión" contada por France 2 y Charles Enderlin como sus “evangelistas”.

Lucie Halimi, asesinada por un vecino musulmán en el corazón de París, es una víctima que no existe, al igual que los judíos expulsados de los países árabes. A ella la han asesinado dos veces: primeramente su vecino musulmán, y después los medios de comunicación cuando han cubierto ese crimen con un muro de silencio.

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Monday, April 17, 2017

Lo que el New York Times no dijo sobre Barghouti: es un asesino - Yair Lapid - Times of Israel



 Lo que se destaca más - y es más exasperante - sobre el artículo de opinión publicado por Marwan Barghouti en el New York Times es la única frase debajo del artículo que identifica  a su autor. “Marwan Barghouti es un líder y un parlamentario palestino”, se afirma con sequedad. Esto no es un error, esto es un engaño intencionado.

Cualquiera que lea la columna sin conocimiento previo de los hechos puede llegar a la conclusión de que Barghouti es un luchador por la libertad encarcelado por sus puntos de vista. Nada más lejos de la verdad. La parte que falta de la columna es que Marwan Barghouti es un asesino. Fue condenado en un tribunal civil (no militar) por cinco cargos separados de asesinato de civiles inocentes. Él estuvo implicado en ataques terroristas llevados a cabos y docenas de intentos. Él hizo que la gente perdiera a parte de sus familias, de que muchas personas acabaran mutiladas. Él ayudó a destruir vidas.

Barghouti no sólo cree en la violencia, también cree que le está permitido mentir. Él cree en el enfoque, muy tipifico en las organizaciones terroristas, de que Occidente es débil e ingenuo, así como nuestros medios de comunicación de cuyas buenas intenciones se debe abusar cínicamente para atacarnos desde dentro.

El intento por parte del New York Times de “ser equilibrado” ha debido divertir mucho a Barghouti. Se entiende que este sagrado intento de equilibrio trata de unir en pie de igualdad al asesino y al asesinado, al terrorista y la víctima, la mentira y la verdad.

Así Barghouti relata historias de horror sobre supuestas torturas sufridas durante las investigaciones israelíes. No hay ninguna base objetiva para estas historias. La tortura que se describe está prohibida por la ley israelí e incluso los mayores oponentes de Israel deberían reconocer que cumplimos con nuestras leyes.

La realidad es que un terrorista convicto está inventando historias sobre aquellos que lo han aprisionado, y que hay encarcelados en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos.

En lugar de pedirle - como debería un periódico responsable- que si no tiene evidencias para apoyar sus historias, entonces no puede publicar lo que comenta, el New York Times le ha publicado en sus páginas de opinión y ni siquiera se ha molestado en explicar a sus lectores que el autor es un asesino convicto de la peor clase.

El auge de la violenta carrera de Barghouti se produjo durante la Segunda Intifada. Vale la pena recordar que estalló inmediatamente después que el primer ministro de Israel en aquel momento, Ehud Barak, hiciera a los palestinos una oferta que el mundo entero, incluyendo al presidente Clinton, pensaba que era imposible de rechazar: una retirada a las líneas de 1967, una división de Jerusalén y una solución humanitaria al problema de los refugiados. Y entonces Yasser Arafat dijo “no” y envió a Barghouti y a su gente a asesinar israelíes en ataques suicidas en autobuses y en centros comerciales.

Es por eso que Barghouti está en la cárcel. No por sus puntos de vista, no por su deseo de un estado palestino, no por su derecho a la libertad de expresión. Él podría haber sido un ciudadano libre - junto con los prisioneros que están con él - de un estado palestino independiente hace mucho tiempo. Él eligió el camino del terror, el asesinato y la violencia.

Sin embargo, el New York Times se olvidó de recordárselo a sus lectores.

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