Wednesday, August 30, 2006

Visiones del conflicto (Poniendo las cosas en su sitio) - ¿Esta es una victoria (del mundo árabe)? - Barry Rubin

El mundo árabe esta asombrado de que los soldados de Hizbullah no dejaron caer sus armas y huyeran, y además lograrán matar a algunos israelíes antes de sufrir muchas más bajas y ver invadida su área operacional.
Si esto es una victoria, obviamente las expectativas son bastante bajas. Para entender el extraño modo de pensar de la zona, aquí está mi selección favorita sobre la guerra:
"Los libaneses pueden haber perdido muchos recursos económicos y humanos ..., pero [aparte] de figuras y cálculos, han conseguido muchas ganancias," escribió un columnista kuwaití.
"Los militantes de la resistencia heroica del Líbano han demostrado al mundo que las fronteras libanesas no están abiertas a los tanques israelíes sin pagar un precio. Líbano sale victorioso en la batalla de la dignidad y del honor."
¿En otras palabras, que son los cinco mil millones de dólares de dańos y pérdidas sí todo ello les hace sentirse bien? E, incluso, no se puede decir que las fronteras libanesas están cerradas a los tanques israelíes, solamente que la entrada no saldrá gratis.
Siguiendo la costumbre del Oriente Medio las cosas son dichas sin un examen serio (lamentablemente demasiado raro). ¿Por ejemplo, cuál es el significado material actual de toda esta ‘visión’ de una victoria de Hizbullah?
Respuesta: cercana a cero. ¿Qué va a cambiar gracias a ‘ella’ en el Oriente Medio? żAumentará la influencia iraní de algún modo significativo? Los únicos sitios donde la influencia iraní es significativa son Irak, donde los acontecimientos en el Líbano son irrelevantes, y el Líbano, donde la oposición a la intromisión iraní ha subido velozmente. Mientras tanto, los regímenes árabes se movilizan para oponerse a la amenaza iraní.
El islamista sunnita ordinario puede cantar las alabanzas de Hizbullah durante unas semanas, pero sus líderes todavía odian a los chiítas.
O bien, seleccione otra argumentación que se repite sin cesar. Los árabes dicen que Hizbullah ha restaurado su honor y mostró a Israel como vulnerable. ¿No les resulta familiar? Esto ya fue reclamado a finales de los ańos 60 con la OLP; después de la guerra de 1973; acompańando a las dos intifadas palestinos y en otras ocasiones. ¿Y, después de todo, si los árabes creen que Hizbullah liberó el Libano del Sur y Hamas hizo lo propio con la Franja de Gaza, que hay nuevo en todo ello?
¿Y del eterno complejo de inferioridad árabe? Nada parece curarlo. El ‘restaurado’ orgullo árabe se desgasta más rápido que la leche sin pasteurizar.
Por supuesto, el verdadero elevador del ego debería ser una economía productiva, un nivel de vida más alto, una sociedad libre y unos buenos sistemas de salud y educativo. Pero aún esas necesidades no están en el orden del día. De hecho, la filosofía de resistencia realmente conlleva una resistencia a unos cambios que el mundo árabe necesita realmente.
Lo que realmente cuenta es esto: Israel conseguirá un sistema anti-cohetes y anti-misiles, mejorará la defensa de sus tanques y solucionará otros defectos. Mientras tanto, Siria y el Líbano no tienen ninguna fuerza aérea seria, ninguna defensa antiáerea y ningun sistema de defensa costero. Y esto no va a cambiar.
Israel reconstruirá el norte rápidamente sin ayuda externa. Por el contrario, en el Líbano - a pesar de la financiación internacional y del dinero iraní para Hizbullah - los dańos permanecerán probablemente sin arreglar durante ańos.
żEsta es una victoria?
Si usted piensa en los términos de los ańos 30 sobre la situación actual, estamos ahora en la fase de un frente unido contra el fascismo. Tan extrańo como parezca - y a pesar de mucho apaciguamiento verbal - todos los regímenes árabes, excepto Siria, tienen actualmente intereses paralelos a los de Israel y Occidente en su oposición al eje sirio-irani de Adolf Ahmadinejad y Benito Bashar.
Para los liberales árabes esta situación plantea un gran dilema. Algunos dan un giro al apoyar a sus regímenes como males menores. Entre la supresión de esos regímenes y la manipulación de los islamistas, las elecciones y la democracia no parecen, ni probables, ni atractivas. El cierre de filas es visible, particularmente, en Egipto y Arabia Saudí.
En Irak, a pesar del triunfo chiita en las elecciones democráticas, la experiencia del terrorismo y de la dictadura no genera entusiasmo sobre la nueva alianza islamista y los que la explotan cada día. En el Líbano, la mayoría cristiano-drusa-sunnita no esta conmovida con "los regalos" de Hizbullah.
¿Aún así, por qué deberían en el Oriente Medio arriesgar sus vidas para luchar contra la tiranía (o al menos una tiranía aún peor) si saben que Occidente no los apoyarán? ¿Sí Irán puede tener pronto armas nucleares y sí Siria apoya Hizbullah, quién defenderá a la oposición libanesa?
Estamos acostumbrados al impulso de engańar a Israel a cambio de supuestas ventajas económicas o estratégicas. Pero ahora, el Líbano, desempeńa el papel de Checoslovaquia, especie de ‘premio’ si tanto Damasco como Teherán prometen comportarse.
Por eso un elemento clave en nuestra tragedia regional, aparentemente eterna, son los intelectuales y políticos occidentales que piensan que el mundo vive en la Edad de Acuario, cuando realmente se acerca a la Era de Ahmadinejad.
Sin embargo, la naturaleza del adversario es una fuente de esperanza. No dejará a los occidentales sin sus ilusiones, pero seguirá empujándoles hasta que se vean obligados a comprender y aguantar.
Por supuesto, muchos buscarán soluciones fáciles: ¿Quizás Siria pueda ser separada de Irán o viceversa, o Hamas e Hizbullah puedan convertirse en movimientos moderados? Éstas son vanas esperanzas porque no sólo van a contracorriente de la ideología de los extremistas sino contra los propios intereses y sentido común occidentales.
Irónicamente, el apaciguamiento es más peligroso cuando los extremistas están listos para realizar tratos favorables para ellos. Si Saddam Hussein hubiera estado preparado para negociar en 1991, habría conseguido muchos miles de millones de dólares y una rebanada de Kuwait. Si Arafat hubiera firmado un acuerdo con Israel en 2000, habría tenido un estado palestino y 20 mil millones de dólares. Estos dictadores podrían haber usado tales ganancias como un trampolín para incrementar sus agresiones. Por suerte, ellos - y sus imitadores actuales - no piensan así.
La nueva sabiduría convencional de que Hizbullah ganó y que hay que precipitarse para pedir a los radicales que acepten concesiones no es real. Recuerden los dos últimos restauradores "victoriosos" del orgullo árabe: Saddam Hussein (en su celda), y Osama bin Laden (en su cueva).

Visiones del conflicto (La crítica, cruel y mordaz) - Nasrallah for PM de Israel - Bradley Burston

Ahora es oficial. Israel es un país sin primer ministro.
Esto no había sido más que una sospecha hasta la noche del lunes, cuando Ehud Olmert, con eficacia, hizo el anuncio. No con esas palabras, por supuesto. En cambio, ante una nación anhelante frente a la televisión, Olmert hizo añicos las últimas expectativas que sobre él quedaban aún en Israel al esquivar una investigación completa sobre su actuación durante la guerra.
Si la naturaleza detesta el vacío, imagine como debe sentirse con el mando político de Israel.
El jefe del estado, nuestro modelo de probidad, esta a la baja por sospechas de violación. El jefe de Estado Mayor del ejército, nuestro modelo de dedicación y de sacrificio, hizó un descanso para dedicarse a sus asuntos de planificación financiera mientras los líderes nacionales decidían si los militares estaban listos, al igual que sus planes y las provisiones, para ir a la guerra.
El ministro de justicia podría haber ayudado a Olmert, sí no hubiera dimitido por sospechas de abusos sexuales.
Y luego esta el propio Olmert, el hombre que actuó como primer ministro a partir del 4 de enero, cuando Ariel Sharon sufrió un golpe devastador, hasta el 12 de julio, cuando Olmert sufrió un debilitamiento que afecto a su responsabilidad.
Después de casi seis décadas de existencia, Israel se ha encontrado con un experimento práctico de anarco-sionismo. A diferencia de su vecino, la Autoridad Palestina, que es un gobierno que carece de un estado independiente (y varios funcionarios están encarcelados por Israel), Israel se ha convertido en un estado independiente que carece de gobierno.
Israel funciona no gracias a sus líderes, sino a pesar de ellos. El IDF, en la ausencia, es de nuevo el ejército del pueblo. Ahora esta dirigido por estimables oficiales inferiores y por soldados con experiencia, todos ellos motivados, dentro de compańías, batallones y brigadas. Le suministran las donaciones de las farmacias, los supermercados y los particulares, quiénes también han establecido campamentos de refugiados y refugios para la gente desplazada por la guerra.
El único país en el mundo cuya capital es universalmente no reconocida como tal, Israel, también es el único país que ya no reconoce a su propio gobierno.
Entonces, es correcto y apropiado que los israelíes hayan comenzado a pensar en un reemplazo. Hemos exhumado a Ehud Barak y Benjamin Netanyahu, pero las encuestas no les muestran encabezando la parrilla de salida. En un esfuerzo para pensar fuera de lo habitual, hemos planteado a Avishai Braverman y a otros, muchos de ellos impresionantes, pero ninguno de ellos con experiencia.
En este punto de la carrera de Olmert, la única cosa que podría salvar su cabeza, es Hassan Nasrallah.
Y aquí esta la cuestión. ¿Para qué matar o secuestrar al líder Hezbollah - sí esas opciones están todavía en el orden del día como mantienen los funcionarios israelíes - si le podemos sacar alguna utilidad?
Miren así la cuestión. Considerando sus capacidades, este es un hombre tanto fuerte como preparado para las cuestiones de seguridad. Procuró que sus tropas estuvieran bien preparadas, bien entrenadas, bien equipadas y bien protegidas.
Nasrallah sería una nueva clase de líder israelí. Uno que hace cosas.
Ahí está un hombre que facilita la asistencia social necesaria. No espera a ayudar a los propietarios a reconstruir sus residencias destruidas por los ataques aéreos. Reparte sumas literales, inmediatamente, en dinero efectivo.
Ahí está un hombre que se entrega en la asistencia médica, en el alojamiento del necesitado y que se preocupa por las personas sin hogar y alimentos, por los perjudicados de la sociedad.
Ahí está un hombre que se preocupa profundamente por, y hay que enfatizarlo, la educación y la juventud [aun si el mensaje que vende es el de la incitación, el odio y el antisemitismo].
Además, como demostró esta semana, al confesarse culpable por haber calculado mal la respuesta israelí, Nasrallah, a diferencia de, supongamos, Olmert, es un líder que cuando ha cometido un error de juicio, abiertamente, puede confesarse culpable de ello.
Durante más de 20 ańos, los primeros ministros israelíes han llegado a su oficina prometiendo ser líderes de todos, trabajar para todos, para, después, exacerbar solo las divisiones existentes o crear nuevas.
żPor qué no dar una oportunidad a un líder que ha logrado unir a los israelíes como no se recuerda de otro primer ministro?
Esto va más allá de la guerra en sí misma. Sólo Nasrallah tuvo éxito en acabar con lo que ha sido la grieta central de la sociedad israelí durante las cuatro décadas pasadas: ha desarmado con eficacia los argumentos por y contra del concepto de paz por territorios.
Nada de pensar en dejar algo ahora. Seguramente, no es el momento de preocuparse por Cisjordania.
La derecha y la izquierda están más cercanos que nunca lo han estado desde junio de 1967. La derecha, habiendo perdido Gaza, ha visto su sueńo del Gran Israel roto. La izquierda, habiendo sido disparada por Hamas, la Yihad y Hezbollah, ha visto su ideología de base – el fin de la ocupación traerá el fin de la guerra - reducida a escombros.
Finalmente, aquí hay un líder que no tiene ningún equipaje moral. El mundo no espera nada de él moralmente, así que no habrá lugar a clamorosas protestas internacionales cuando ataque objetivos civiles.
Nasrallah tiene unas capacidades probadas.
żQué tienen nuestros actuales líderes para mostrar?

Visiones del conflicto (La positiva y acrítica) - Los frutos de la sorpresa - Yossi Melman

Dos narrativas se han desarrollado desde el final de la guerra: una en Israel, la otra en Hezbollah. Según la narrativa israelí, Israel fue derrotado en la guerra. Esta narrativa se ha desarrollado en la conciencia pública sin ninguna discusión seria sobre los resultados de la guerra y se ha afianzado principalmente gracias a los medias. Esta narrativa encarna buena parte del discurso público israelí de los últimos ańos.
La naturaleza de esta narrativa depende tanto de sí misma que no presta atención a lo que pasa más allá de las fronteras del país. Y esto es una vergüenza - porque las opiniones que se oyen en el Líbano en estos últimos días podrían contribuir a la discusión en Israel y mostrar que se consiguieron logros considerables durante la guerra -.
En una entrevista dominical para una televisión libanesa, Hassan Nasrallah dijo que de conocer antes la fuerza con la cual los israelíes responderían no habría desencadenado el secuestro de los soldados. Nasrallah también señalaba que no espera un segundo asalto y que su organización no reaccionaría a lo que llamó provocaciones israelíes. Antes de la guerra y durante su curso, los medias israelíes retrataron a Nasrallah como un líder creíble cuyas palabras deben ser tomadas en serio, sobre todo sus amenazas. De ser así, también deberían creerle ahora, cuando dice que le sorprendió la reacción israelí.
Estos comentarios de Nasrallah contradicen la narrativa israelí. Si Hezbollah ya no reclama la victoria, entonces Israel no fue derrotado y la actitud de la narrativa israelí nace del desaliento, del pesimismo nacional, y no refleja la situación tal como es.
La guerra, en efecto, reveló muchos y serios defectos, sobre todo a nivel táctico - el despliegue descuidado de algunas fuerzas de tierra en varios sectores; la desconexión entre el mando y las unidades de tierra; las deficiencias de inteligencia en el Mando Norte, ignorante que Hezbollah había erigido una gran línea fortificada cerca de la frontera; y, quizás el fracaso más grande de todos, su abandono por los sucesivos gobiernos durante los últimos ańos.
Todos estos asuntos deben ser examinados, pero no necesariamente con los instrumentos de una comisión estatal de investigación; su evaluación por profesionales imparciales también proporcionará las conclusiones necesarias.
No obstante lo antes mencionado, la guerra también produjo ciertos logros. La fuerza aérea demostró unas capacidades impresionantes; la comunidad de inteligencia y el Mossad en particular, en los días de Ephraim Halevy, proporcionaron información sobre las zonas de almacenamiento de los misiles y lanzadores de largo alcance y permitieron a la fuerza aérea destruirlos. Arrasar la oficina central de Hezbollah en el Beirut sur minó la organización, su capacidad de control y el orgullo de Nasrallah. Las incursiones de los comandos y de las fuerzas de elite sembraron el miedo en el territorio enemigo afecto a Hezbollah. En varios casos, los combatientes de Hezbollah huyeron y dejaron su equipo, temiendo el cara a cara con los soldados del IDF.
Más impresionantes aún son los frutos estratégicos de la guerra. Si a Israel le hubieran ofrecido los detalles del arreglo del alto el fuego antes de la guerra, cualquier gobierno lo hubiera aprobado con mucho gusto. El ejército libanés se desplegará a lo largo de la frontera, una fuerza multinacional de aproximadamente 10.000 soldados lo sostendrá, Hezbollah ya no acampará a lo largo de la frontera y sus miembros no llevarán armas abiertamente. Las fortalezas de Hezbollah a lo largo de la frontera han sido destruidas; aproximadamente la mitad de sus misiles, sobre todo los de largo alcance, ha sido destruidos; el apoyo a la organización ha disminuido ya que es percibida como responsable de haber traído la destrucción sobre Líbano. Es por esa razón que ahora Nasrallah deba justificarse.
La suposición de que Irán inició la crisis con el objetivo de distraer a la opinión pública mundial de su programa nuclear también se comprobó infundada. El apoyo de Irán a Hezbollah sólo aumenta la hostilidad de Occidente sobre ese tema. Es difícil creer que Teherán dió a Hezbollah tanta ayuda masiva, digna de varios miles de millones de dólares, sólo para el rapto de soldados israelíes. Es más razonable asumir que Hezbollah sería utilizada como una reserva, necesaria sí Irán fuera atacado.
Como consecuencia de la guerra, la fuerza e importancia de esta reserva ha disminuido. El hecho de que Nasrallah confiese que le sorprendió la respuesta israelí es la prueba concluyente de que la disuasión de Israel no ha sido erosionada. Quizás, al contrario, ha sido reforzada. Una encuesta publicada esta semana en Beirut mostraba que las dos terceras partes de los encuestados no-chiitas del Líbano creían que Hezbollah fue derrotado en la guerra.
Pero aun si la guerra no terminó con una victoria decisiva, ha creado una oportunidad de rehabilitar el proceso diplomático. Las victorias militares israelíes en el pasado no siempre se traducían en logros diplomáticos y hasta condujeron, por el contrario, al estancamiento. Por otra parte, guerras como la del Yom Kippur, que se terminó sin una victoria militar clara, fueron el catalizador de movimientos diplomáticos que maduraron con acuerdos con Egipto y Siria.
La II Guerra de Líbano puede conducir a un acuerdo político con el Líbano y a una renovación de las conversaciones con Siria. El presidente sirio Bashar Assad ha dejado claro ya en varias ocasiones que está listo para ello. Uno sólo puede esperar que el gobierno sepa aprovechar esta nueva oportunidad.

Wednesday, August 23, 2006

Un espíritu de locura absoluta (Parte II) - Ari Shavit

Esta ilusión ha conducido a una situación donde la anomalía positiva israelí gradualmente se ha enturbiado, y las energías consagradas al mantenimiento del escudo defensivo que aísla y protege a Israel de la región fueron drásticamente reducidas. La debilidad prevaleció. Nuestra fuerza de voluntad fue debilitada. La "burbuja ebria de normalidad" que afectó a los israelíes provocó que no se molestarán en fortificarse y reforzarse. Consecuencia, las presiones del medio ambiente externo aumentaron constantemente- el terror de 2002, los Qassams de 2005 y los Katyushas de 2006 - hasta que penetraran profundamente dentro del medio ambiente israelí. Así fue creada la paradoja de que aquellos que quisieron creer que Israel podría ser totalmente normal en ese medio ambiente externo son los que han introducido a Israel en una situación caótica de anomalía total y de pérdida de equilibrio.

Lo "políticamente correcto", como la extensión de la ilusión de normalidad se han apoderado sobre todo de las élites israelíes. En general, la gente israelí ha permanecido en su mayor parte sobria y lúcida. No se equivocó y dejo engañar con las ilusiones de un nuevo Oriente Medio. No volvió la espalda al imperativo existencial, al "ethos" defensivo y al Tsahal. Incluso sus valores principales no fueron destruidos. Es por ello que, de modo impresionante, resistió tanto la prueba del terror de 2001-2003 como la prueba "del fuego en el frente de casa" de 2006. Demostró y demuestra una valentía y una resistencia casi británica (en la II GM) .

Por contra, las élites israelíes de los últimos 20 años se han divorciado totalmente de la realidad. El capital, los medias y el mundo académico de los años 90 y de la primera década del siglo veintiuno, ha cegado a Israel y lo ha privado de su espíritu. Sus ilusiones repetidas concernientes a la realidad histórica en la cual se encuentra el estado judío, hicieron que Israel se desviará y perdiera su camino. Sus ataques incesantes, directos e indirectos, contra el patriotismo, el militarismo y la vivencia sionista han desgastado desde el interior el tronco del árbol de la existencia israelí, y han disminuido su vigor. Mientras la mayoria de la gente demostró moderación, determinación y energía, las élites no estuvieron a la altura.

Los ricos y el capital se han adheridos hasta el absurdo a la ilusión de normalidad, y han establecido un régimen social y económico devastador que no esta adaptado a la situación histórica. El mundo académico promovió hasta el colmo del absurdo lo "políticamente correcto" y han estimulado un espíritu crítico casi suicida. Y los medias combinaron esas dos tendencias creando un estado de ánimo alucinante, que estimula el consumismo desenfrenado con la falsa honradez.

En vez de ser élites constructivas se ha transformado en élites de demolición. Cada uno en su propio dominio, cada uno por su propio método, trabajó en la deconstrucción de la empresa sionista. Paso a paso, las clases superiores abandonaron el esfuerzo existencial nacional. Dejaron de hacer sus períodos en la reserva y dejaron de enviar a sus hijos a las unidades de combate. Se burlaron de aquellos oficiales que advirtieron sobre las retiradas unilaterales. Se burlaron de aquellos oficiales que advirtieron que los depósitos de emergencia de armamento se vaciaban y que los enemigos se hacían más fuertes. Y se engañaron ellos mismos y a los demás haciendo creer que Tel-Aviv es de hecho Manhattan. El dinero lo es todo. Y así han dejado a los jóvenes una herencia y unos valores que hace muy difícil para ellos pelear aun cuando el combate este totalmente justificado. Un país que carece de igualdad, que carece de justicia y que carece de fe en la razón de su existencia y en que su lucha este justificada, es un país por el cual es muy difícil pelear. Es un país en el que los dispuestos a morir por él no son muy numerosos, y, en el Oriente Medio del siglo XXI, un país en el cual los jovenes de sus elites no estén dispuestos a combatir, es un país con los días contados.
Un país que no puede durar.

De modo que lo que se revela ahora delante de nuestros propios ojos, no es un fracaso del Tsahal, sino un fracaso de las élites que volvieron la espalda al Tsahal. Lo que se revela ahora, cuando Israel no puede proteger correctamente las vidas de sus ciudadanos, no son problemas de ordenes y de tácticas, sino problemas profundamente arraigados de una sociedad cuyas élites lo han abandonado. No es el general de brigada Udi Adán o Gal Hirsch, el problema, es el espíritu israelí. Un espíritu que durante demasiado tiempo ha sido un espíritu de estupidez. Un espíritu de locura absoluta.

Por lo general, la acusación de locura es dirigida a generales hambrientos de batallas y a políticos belicistas. Sin embargo, al final de esta guerra, la acusación de locura se dirigirá contra el grupo de fabricantes de opinión y contra los líderes sociales que han vivido en una burbuja y han arrastrado con ellos a Israel. Se requerirá que el ejército se cuestione, se reconstruya y ponga su casa en orden, pero la cólera verdadera será dirigido hacia las élites que fallaron. Las élites que engañaron la confianza de una nación sabia, impresionante y fuerte.

Ahora, lo que es necesario es crear inmediatamente un nuevo discurso que de respuestas verdaderas a la nueva situación. Sin un nuevo espíritu y sin un nuevo lenguaje no habrá ninguna victoria en los futuros enfrentamientos. Por lo tanto, debemos encontrar el espíritu y debemos encontrar el lenguaje que perdimos en los años precedentes.

Israel ha intentado con toda su fuerza y su alma ser una nueva Atenas. Sin embargo en este lugar, en esta era, no hay ningún futuro para una Atenas sin una parte de Esparta. No hay ninguna esperanza para una sociedad que cree en la vida y que no sepa organizarse para tratar con la muerte. Por lo tanto, después de décadas durante las cuales la derecha, el centro y la izquierda llegaron al poder y pródigamente lo explotaron, ahora no hay ninguna excusa de la necesidad de alzar y renovar el edificio del poder israelí y colocarlo como el objetivo principal. Volvemos al encuentro con nuestro destino; ajustarlo a la realidad de nuestras vidas.

Ya no hay guerras de seis días - JOAN B. CULLA I CLARÀ

Hace décadas que, en el escenario bélico del Próximo Oriente, se acabaron para Israel las victorias limpias y elegantes tras unos pocos días de guerra convencional contra uno o varios ejércitos regulares árabes. Hace décadas -desde 1982, o como poco desde 1987- que, en aquella región, las guerras son largas, sucias y asimétricas, lo cual no significa en absoluto que tengan un vencedor predecible de antemano. Hace décadas que, en esas guerras de nuevo cuño, el bando menos armado ha descubierto en las imágenes e impresiones mediáticas una baza tanto o más eficaz que la artillería y los aviones de su adversario. Hace tiempo, en definitiva, que las guerras del Próximo Oriente se libran en un doble escenario paralelo: sobre el terreno y, a la vez, en las pantallas televisivas y los diarios de Occidente. La crisis de este verano ha llevado dicho fenómeno hasta el paroxismo.

La más elemental aplicación del clásico Qui prodest (¿a quién beneficia?) ha señalado desde el principio a Teherán y Damasco como los inductores de la provocación del 12 de julio: gracias a sus consecuencias, la teocracia iraní se escabulle de la presión internacional acerca de su programa nuclear y refuerza sus aspiraciones a una cierta primogenitura islámica, mientras la dictadura siria trata de dinamitar la Revolución de los cedros que la echó de Líbano y -según pudo escuchar el ministro Moratinos el 3 de agosto- intenta que le paguen su tarea de pirómano-bombero con la devolución del Golán. Israel, con un primer ministro bisoño y carente de currículo militar, no tenía absolutamente nada que ganar en esta guerra que ni deseaba ni planeó, diga lo que diga Seymour Hersh.

Sin embargo, la práctica totalidad de nuestros medios de comunicación han presentado desde el primer día a Israel como el atacante, el agresor, el invasor, y a "los libaneses" (concepto que engloba, supongo, a Hezbolá) como los atacados, las víctimas. O sea: un remake -falso- de 1982.

Todos los demócratas del mundo estamos presuntamente de acuerdo en propugnar para aquella torturada región un escenario de paz y convivencia entre Israel y sus vecinos -incluyendo, claro está, a los palestinos-, con fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. Pues bien, desde mediados de 2000 el confín israelo-libanés era en teoría una de esas fronteras, después de que, aquel 23 de junio, el Consejo de Seguridad de la ONU hubiese certificado la completa retirada de Israel a su territorio soberano. No obstante, el hostigamiento transfronterizo a cargo de Hezbolá continuó durante seis años, con el especioso pretexto de las Granjas de Cheba. Pretexto, porque ese territorio fue conquistado en 1967 por Israel a Siria, cuyo Gobierno lo ha declarado luego "libanés" sólo para brindar una coartada a sus aliados, los guerrilleros chiíes. Y pretexto también porque, ¿alguien puede creer que Hezbolá había almacenado 13.000 misiles para "liberar" un área de 20 kilómetros cuadrados, una extensión parecida a la del municipio de Torrelodones? No, el objetivo estratégico de Hezbolá no son las deshabitadas Granjas de Cheba. Su objetivo -que la milicia libanesa disimula, pero sus padrinos iraníes proclaman estentóreamente- es la erradicación de la "entidad sionista", la eliminación de Israel.

Y, para lograrlo por etapas, el jeque Hasan Nasralá -según nuestra prensa, "el jefe de la resistencia islámica libanesa"; el difunto Shamíl Basáyev, en cambio, era "el jefe de los terroristas chechenos", porque Rusia no es Israel...-, Nasralá y los suyos saben utilizar magistralmente, entre otras armas, la credulidad y los buenos sentimientos de la opinión occidental.

Es indudable que estas semanas de guerra han dejado un oneroso y deplorable balance de víctimas entre la población civil libanesa, y parece probado que las fuerzas armadas israelíes han cometido errores y excesos. Pero, ¿tantos? ¿Qué pasa, que las bombas israelíes se sienten atraídas por las mujeres y los niños? ¿O acaso el Talmud obliga a los pilotos judíos a masacrar gentiles indefensos? ¿No será la premeditada forma de combatir de Hezbolá la que explica muchos de esos desastres? De hecho, algunos enviados especiales han descrito en sus crónicas la táctica de la guerrilla chií de disparar sus Katiusha -bastan para ello dos hombres y una liviana lanzadera- desde zonas habitadas, e incluso han relatado que, en pueblos del sur libanés, se formaron patrullas vecinales para tratar de impedírselo y evitar así la automática respuesta israelí. El 7 de agosto, en Tiro, miembros de Hezbolá lanzaron un cohete desde un hotel lleno de corresponsales extranjeros, y luego se incautaron de la grabación televisiva que lo había registrado. ¿Imaginan ustedes el escándalo mundial si aquel incidente llega a provocar una matanza de periodistas imputable a Israel?

Existen versiones -difundidas por el general canadiense Lewis MacKenzie, ex jefe de las tropas de la ONU en Bosnia- según las cuales algo así provocó la muerte de los cascos azules el 25 de julio. En todo caso, basta ver la reacción del jeque Nasralá ante la muerte de diversos niños árabe-israelíes por obra de sus misiles caídos sobre Galilea -son "mártires de la resistencia", sentenció- para entender que las bajas civiles propias constituyen, en la lógica sacrificial de Hezbolá, mera carne de paraíso y munición moral contra el enemigo sionista. Por otra parte, ¿cómo se distingue entre civiles y combatientes ante un enemigo cuyos milicianos visten "vaqueros y camisetas", esconden o empuñan las armas a voluntad y constituyen un "ejército fantasma" al que todas las crónicas describen omnipresente y perfectamente mimetizado en el paisaje humano del Líbano chií?

Tras un mes largo de feroces combates, y dada la dispar potencia de fuego, ¿es creíble que se cuenten 117 muertos en el Ejército israelí, y sólo 69 en la milicia islamista, siendo civiles todas las demás bajas libanesas? Si los brazos político, caritativo y militar de Hezbolá forman un entramado inseparable, ¿cómo se puede guerrear contra el tercero sin afectar a los otros dos?

Llama poderosamente la atención que los medios europeos más celosos en desenmascarar los engaños de la propaganda bélica norteamericana hayan sido, en cambio, tan crédulos y acríticos ante las intoxicaciones de Hezbolá o del presidente libanés, Émile Lahud. ¿Por qué el número de víctimas del condenable bombardeo de Qana pasó en cuatro días de 57 a 28, sin explicación alguna? ¿Hubo más casos de imágenes manipuladas, además de las del fotógrafo libanés de Reuters? ¿Tienen algún fundamento las acusaciones de Lahud a Israel de usar "bombas de fósforo y uranio"? ¿Cómo es que, entre tantas fotos terribles de cadáveres infantiles, no hemos visto apenas ninguna de varones adultos muertos?

Sí, comprendo que plantear tales interrogantes indigne a los paladines del pensamiento único y a los entusiastas de la escuela periodística de Robert Fisk. Pero, mal que les pese, la del Próximo Oriente sigue sin ser una batalla apocalíptica entre la Bestia y el Ángel. Menos aún con el jeque Nasralá en el papel de ángel.

Friday, August 18, 2006

Un espíritu de locura absoluta (Parte I) - Ari Shavit

En el difícil verano del 2006, el Estado de Israel declara su estupefacción: Ellos nos sorprendieron. Nos sorprendieron enormemente, con los Katyushas, con los cohetes Al-Fajr y con los misiles Zelzal. Nos sorprendieron con sus misiles antitanques, por la habilidad operacional de las escuadrillas antitanque, por los búnkeres y su camuflaje. Nos sorprendieron por su orden y preparación, por su estrategia, peleando con capacidad y con espíritu de lucha. Nos sorprendieron por el poder asombroso que un pequeño ejército, sin temor a la muerte, con tecnología limitada y alta motivación religiosa alta, demostro tener.

Sin embargo, más que nos sorprendierá Hezbollah en este verano del 2006, nos sorprendió aun más nuestra propia debilidad. Nos sorprendimos nosotros mismos. Nos sorprendió el bajo nivel del mando que nos gobierna. Nos sorprendió nuestra escandalosa mediocridad estratégica. Nos sorprendió nuestra carencia de visión, la carencia de creatividad y la carencia de determinación de parte del alto mando militar. Nos sorprendió conocer que nuestra inteligencia militar y nuestra red logística era defectuosa y en un estado de preparación impropio para la guerra. Nos sorprendió el hecho de que la máquina de guerra israelí no es la que una vez fue. Mientras nos divertíamos se oxidó.

Generalmente, no es correcto examinar e investigar en profundidad los detalles de un fracaso militar en tiempos de guerra. Sin embargo, trás el mes más vergonzoso de la historia de las fuerzas de defensa de Israel desde el establecimiento del Estado de Israel, el gobierno israelí no saca conclusiones. No reorganiza el sistema, no hay ninguna prueba de un verdadero deseo de aprender y sacar consecuencias de los errores y todo ello no irradia una nueva moral.
Al contrario: añade otra capa de locura a una anterior. Su lentitud para reaccionar es peligrosa. Su precaución es una receta para el desastre. Su tentativa de prevenir matanzas cuesta muchas matanzas.

Es hora que debamos preguntarnos: ¿Qué nos pasó? ¿Qué demonios nos pasó?

Pues una cosa muy simple: fuimos drogados por lo "politicamente correcto". Esta última generación, "la politicamente correcta", se ha apoderado totalmente del discurso y de la conciencia israelí a la vez que se separaba de la situación israelí. Ella no tiene los medios para medirse con la realidad de un conflicto existencial y con la existencia de un conflicto interreligioso e intercultural. Por eso se concentró completamente en la cuestión palestina. Hizo la suposición infundada de que la "ocupación" es la fuente de mal y la que impide la paz, causa del eterno malestar y de la inestabilidad.

Al mismo tiempo, lo "politicamente correcto" ha supuesto que la fuerza israelí es un hecho consumado. Que Israel es incomparablemente fuerte. Por lo tanto, lo "politicamente correcto" desdeñó toda tentativa de establecer y mantener la potencia israelí. El presupuesto de defensa fue reducido, los valores del voluntariado fueron minimizados, y los conceptos del heroísmo y la valentía se hicieron despreciables.

Ya que el Tsahal fue identificado como un ejército de ocupación - más bien que un ejército defensor de feministas y gays del fanatismo del Oriente Medio - cada vez más dudas y reservas se emitieron, promoviendo una desmotivación y una desligación. Después de todo, en el mundo espiritual de lo "politicamente correcto", el poder y el ejército se han convertido en palabras poco atractivas e ignobles.

Toda idea nacional ha sido relegada para ceder su lugar al sacrosanto dominio privado. Toda moral cooperativa fue desmontada a favor de la individualidad. El poder fue identificado con el fascismo. La vieja 'virilidad' israelí ha sido condenada en público. La búsqueda de la justicia absoluta se fundió con la búsqueda del placer absoluto y sustituyó el discurso del compromiso por el de la protesta y los mimos.

Otra cosa se produjó: fuimos envenenados con la ilusión de normalidad. El Estado de Israel es fundamentalmente un estado anormal, a causa de su condición de estado judío en una región mayoritariamente árabe, porque es un país occidental en una región musulmana, y un estado democrático en una región donde reinan el fanatismo y el despotismo.
Israel está en tensión constante con los paises de sus alrededores. Por una parte, debido a la situación en la cual se encuentra, Israel no puede disfrutar de una normalidad a la europea. Por otro lado, debido a sus valores y principios y su estructura en términos de identidad, economía y cultura, Israel no puede evitar ser parte de la normalidad europea.

Por ello, Israel está en un estado permanente de contradicción. El modo de resolver esta contradicción es crear una anomalía positiva, tanto conceptual o ideológica como ética que proporcionará una respuesta a la anomalía negativa en la cual Israel esta sumergido.

No hay ningún otro camino: Israel debe rodearse de una 'envoltura' protectora, defensiva, que permitira proteger su 'medio ambiente' interno del 'medio ambiente' externo que lo rodea. La existencia de Israel depende de su resistencia al desafio de preservar su propio medio ambiente.

Sin embargo, en la última generación, esta perspicacia cruel se ha disipado y se ha extendido la ilusión de que hemos superado nuestros problemas habiendo alcanzado un estado de tranquilidad que nos permite vivir en este lugar como cualquier otra nación.

(Continuara) - El artículo integral en http://www.haaretz.com/hasen/spages/749564.html

Günter GraSS : pourquoi maintenant ? o Un santo laico en las Waffen SS

Uno de los numerosos santos laicos de la izquierda europea, reserva moral europea, ha dado a conocer un pequeño detalle de su adolescencia.

Hablamos del señor Grass, azote de la conciencia alemana y del sistema capitalista occidental (de hecho se instaló, huyendo de la perversión occidental, durante unos meses en la India, pero la influencia corruptora capitalista le obligó a regresar, a su pesar claro).
Grass reconoce que el episodio de su vida que acaba de revelar le provocó «un sentimiento de culpa que he venido lastrando como una vergüenza».

Realmente es una lastima que otros afamados moralistas de la izquierda, como el ínclito Saramago (su contribución al conflicto bélico del Libano ha sido una breve carta al Director en el diario el País, en donde afirmaba textualmente "el holocausto palestino continua"), famoso y reconocido estalinista durante casi toda su vida, no haga una revisión similar, quiza porque es un hombre especialmente vanidoso, consciente de su 'inestimable valia personal', oráculo en estos infames tiempos y patrocinador de 'brillantes y originales ideas' para superar la deficiente democracia liberal.

Existe una novela, "Turistas del ideal", de Vidal Foch, donde retrata inmisericordemente a estos intelectuales de izquierda y sus viajes de 'apoyo revolucionario' (Cuba, Chavez, los zapatistas y ¿para cuando una visita al camarada de Corea del Norte, añadimos nosotros?).

Para Vidal Folch, los auténticos intelectuales al estilo de Víctor Hugo ya no existen, y han sido sustituidos por "mandarines culturales" que predican sus ensueños revolucionarios mientras disfrutan de una realidad acomodada y burguesa.

Aunque el autor asegura que sus personajes son fruto de la imaginación, en 'Turistas del ideal' se pueden reconocer a algunos de estos 'mandarines culturales' "atrapados en la contradicción" como un cantautor canalla y noctámbulo, con afición a la cocaína y las mujeres, o un refinado escritor portugués reciente premio Nobel, que asiste a la víspera de la revolución desde la cómoda terraza de un hotel, un cineasta hollywoodiense con vocación radical, un cocinero francés antihamburguesa, miembros de varias ONG y algunos grupos antisistemas.

"Estos intelectuales están atrapados en una contradicción; por más que quieran ser Verlaine, muriéndose en su buhardilla, son unos rentistas con más o menos ingenio", comentaba el autor, cuyo libro nació para denunciar la ceguera de la sociedad ante este tipo de intelectuales".

En definitiva, la novela es una sátira contra "revolucionarios apoltronados" y "demagogos de buenas intenciones", exponiendo a la luz las miserias de estos intelectuales: su narcisismo, su incapacidad para describir la realidad y su inanidad" (por cierto, no tan buenas intenciones, añadimos nosotros, estas gentes con capacidad de decisión son de lo más peligroso que puedas hallar).

Günter GraSS : pourquoi maintenant ? - Pierre Assouline

"Lo más extravagante en el affaire del enrolamiento voluntario de Günter Grass en las Waffen SS, es la hipotesis que nadie parece haber formulado hasta el presente. En efecto, desde hace dos días, es menos ese alistamiento que el momento de su revelación pública lo que se debate en Alemania.
Todo el mundo se pregunta porque, el escritor, conciencia de la izquierda desde decenios, a tardado tanto en confesarlo: desde la publicación del Tambor de Hojalata (1961) notablemente, y la adaptación cinematogrica de Volker Schlöndorff, hasta la reciente publicación de "El cangrejo" (2002), no han faltado las ocasiones. Grass sostiene que el momento había llegado, ahora y no antes, porque el esperaba a tener que escribir alguna cosa "directamente autobiográfica".
Poco convincente. Y lo es más cuando confiesa a duras penas que esta verdad, él, no había podido extraerla de sus tripas en tanto que era compleja, dolorosa e inaceptble.
Otros, observan, que no es necesario más que aplicar con cinismo una ley elemental del marketing que se llama el "teasing": este consiste en excitar al lector entregándole un pequeño scoop en previsión de la publicación en las próximas semanas del libro del Memorias del que han salido.
Pero hay una tercera hipotesis que no ha atraido casi la atención: sabiendo que, por su propia confesión, Michaël Jurgs, el biografo autorizado de Grass, no sabía nada de este affaire (y resulta difícilmente imaginable que tal secreto puediera permanecer mucho más tiempo), el escritor, ¿no ha tratado de desactivar la publicación próxima de una investigación periodística, o de una nueva biografía, revelando ese pasado oculto?.
Esa anticipación a una revelación anunciada es completamente plausible, sobre todo desde la reciente divulgación de un gran número de dossiers de los archivos recuperados en las ruinas de la Alemania nazi, y largo tiempo conservados al abrigo de las miradas en la ex Unión Soviética y en los paises del este, notablemente la ex RDA.
Sea lo que sea, las tradicionales lecciones de moral de Günter Grass a la consciencia colectiva alemana van a devenir inaudibles. Por ejemplo, cuando se piensa, entre otras, en su condena sin apelación de Reagan y Kohl, cuando habían osado visitar el cementerio de Bitburg, cerca de la frontera belga, con el mótivo de que allí estaban enterrados Waffen SS cerca de soldados alemanes y americanos ..."

Gobierno e IDF, crisis de mando sin precedentes - Jonathan Ariel

Artículo increible publicado en Israelinsider el pasado día 9 de agosto donde se habla de guerras masivas (¿con victimas civiles asumibles?) y de rumores de 'golpe de estado', en un ejercicio de estimación alarmista y tremendista. Su único interés radica en dar testimonio del estado de animo que se mueve en ciertos círculos y hacer mención de plan militar inicial amputado por el poder político.

"Las relaciones entre el mando político y el militar del país están en el punto más bajo en la historia del país, al borde de una crisis. Además, hay una carencia creciente de confianza entre el Jefe del Estado Mayor Dan Halutz y la fuerza aérea, y muchos de sus colegas de las fuerzas de tierra, que dicen que él y su "camarilla azul" [azul es el color de la fuerza aérea] no aprecian totalmente la naturaleza de la guerra en tierra.

Según fuentes informadas, hay una inexistencia casi total de confianza entre el mando militar y la oficina del primer ministro. Ellas han descrito la situación como 'aún peor' que las crisis que siguieron a la decisión de Ben Gurion de disolver el Palmach, y la decisión cínica de Golda Meir y Moshe Dayan de colocar toda la culpa por el fiasco de la guerra del Yom Kippur en los hombros del IDF.

Los oficiales superiores del IDF han estado diciendo que unicamente cargan con la responsabilidad de una situación militar desfavorable contra Hezbollah tras casi un mes de enfrentamientos.

Según estos oficiales, a Olmert le fue presentado diligentemente un completo y detallado plan operacional para la destrucción de Hezbollah en un plazo de 10-14 días, que el IDF había elaborado durante los últimos 2-3 años.

Se supune que este plan habría comenzado con un ataque aereo sorpresa contra el mando de Hezbollah en Beirut, antes de que ellos hubieran tenido tiempo para trasladarse a sus búnkeres subterráneos. A ello debía haber sido seguido, inmediatamente, una gran operación aerotransportada y por vía marítima, a fin de establecer varias divisiones en la línea del Río Litani, permitiéndolos rebasar "la línea de Maginot de Hezbollah" en el Líbano del sur. Esto habría sorprendido a Hezbollah, que habría tenido que salir de sus fortines y bunkers y encarar al IDF a campo abierto, a fin de evitar ser aislada, perseguida y finalmente desfallecer por hambre en una sumisión humillante.

Esto era exactamente lo que el mando del IDF deseaba, siguiendo la clasica doctrina militar israelí, basada en la doctrina de la guerra relámpago de la Wehrmacht, que ha sido tradicionalmente la de una guerra móvil y rápida, diseñada para sorprender y rebasar al enemigo.

Según fuentes militares superiores, quiénes han sido extensivamente consultadas tanto en los medias hebreos como en publicaciones en línea con lazos cercanos al establecimiento militar del país, Olmert rechazó la segunda mitad del plan, y autorizó sólo ataques aéreos en el Líbano Sur, y no, inicialmente, en Beirut.

Aunque el Primer ministro tenga aún que aclarar cual fue su decisión, sin mencionar el proporcionar una explicación satisfactoria, parece que él esperó vanamente una guerra limitada. Olmert, abogado y negociador prominente y poco escrupuloso antes de su entrada en política, puede haber pensado que podría tener éxito con la opción militar de obviar y archivar este pleito con una estratagema de negociación, muy útil cuando usted representa al rico y al poderoso, siempre que exista esa posibilidad. Otro motivo puede haber sido su deseo de limitar los daños económicos proyectando una guerra más limitada que total, favoreciendo a los poderes financieros internacionales (¿fáctor precio del petroleo? Nota personal).

Independientemente de sus motivos, el punto fundamental, según estas fuentes militares, es que él esterilizó la campaña durante los cruciales primeros días. La decisión de no bombardear Beirut inmediatamente permitió a Nasrallah escaparse, primero a su búnker, posteriormente a la embajada iraní en Beirut.

La decisión de anular los aterrizajes en el Río Litani y autorizar una muy limitada contribución de reservistas obligó a las fuerzas de tierra a luchar en condiciones muy adversas. En vez de rebasar un área pesadamente fortificada con fuerzas aplastantes, se atacó por la vía más previsible y con fuerzas insuficientes. El resultado, altas bajas y logros modestos.

Este es el motivo del sorpresivo del descarte del eficaz Maj. General Udi Adán. Según varias fuentes, Olmert estaba enfurecido por los comentarios de Adán de que no le habían permitido luchar de la forma que había sido planeada. Adán, según se afirma, hizo estos comentarios en respuesta a la crítica contra su gestión de la guerra, y de los resultados hasta ahora conseguidos.

La responsabilidad de Olmert en la inacción va mucho más adelante. La administración estadounidense había dado a Israel luz verde para atacar Siria. Una importante fuente militar ha confirmado que Israel, en efecto, recibió realmente luz verde por parte de Washington en este aspecto, pero Olmert la rechazó.

El guión era que Siria, que no es rival militar para Israel, afrontaría un fracaso rápido, obligándolo a correr hacía Irán, con el cual tiene un pacto de defensa, para venir en su ayuda.

Irán, que estaría considerablemente limitado por el fracaso de su único aliado en la región, se habría encontrado maniatado y en una situación difícil. Si se decidiera a honrar su compromiso con Siria, afrontaría una guerra con Israel y los EE.UU, ambos con capacidades militares muy superiores a las de Irán. Si Teherán optara por faltar a su compromiso con Damasco, sería interpretado por toda la región, incluso por la población iraní, como un visible espectáculo de debilidad del régimen. Los regímenes fascistas como el de los ayatollahs no pueden permitirse fácilmente mostrar aquella clase de la debilidad.

Como antes mencionamos, las capacidades militares de Irán no son rivales para Israel. Punto fundamental, Irán podría lanzar misiles y golpear a ciudades de Israel, e intentar realizar ataques terroristas. Si hay una historia comprobada, es que tales métodos no ganan guerras. Israel sufriría, indudablemente, tanto bajas civiles como daños económicos, pero éstos no serían mucho más elevados que otros ya experimentados. Ya hemos perdido irreversiblemente la temporada turística entera. Cualquier ofensiva de misiles iraníes y sirios sería relativamente corta y tendrían que ser realizados por misiles de mayor alcance. Éstos, por su misma naturaleza, son armas mucho más grandes y más complejas que los Katyushas. No pueden ser ocultados facilmente y requieren un tiempo de lanzamiento más prolongado, aumentando su vulnerabilidad en operaciones aereas. Además, es exactamente para tal clase de misiles que el sistema de Flecha fue desarrollado.

El resultado final sería ciertos daños económicos adicionales, y probablemente alrededor de 500 bajas civiles. Puede parecer una apreciación fría referente al nivel del coste en vidas, pero Israel puede permitirse tales bajas, que serían inferiores que aquellas sufridas en guerras anteriores (en 1948 Israel perdió 6,000, el 1 % de la población entera, y en 1967 y 1973 perdimos respectivamente 1,000 y 3,000 bajas).

Las ganancias, sin embargo, serían significativas. La amenaza nuclear iraní, la amenaza existencial más peligrosa que Israel ha afrontado desde 1948, sería eliminada. Esto también cambiaría el ímpetu que durante las dos décadas pasadas han desarrollado los ayatollahs. A su vez también tendría un impacto muy importante en la AP y los palestinos, apresurando el fallecimiento de la administración de Islamista Hamas.

En cambio, según fuentes militares, Israel se encuentra atascado con un enemigo manifiestamente inferior, debido a las limitaciones colocado al IDF por el mando político. Esto ha sido interpretado por el enemigo como un signo claro de que Israel está en las manos de un mando inexperto, careciendo de la experiencia requerida, y sin las 'tripas', la fuerza y la voluntad necesarias. En el Oriente Medio esto es una invitación a cortejar el desastre, como se demuestra por el incremento por parte de Irán y Siria en su apuesta y participación inicial en la guerra.

Algunos oficiales de alta graduación han estado mencionando la palabra tabú en conversaciones privadas. Han estado susurrando que un 'golpe de estado' podría ser el único modo de prevenir un resultado en el Líbano que podría envalentonar el mundo árabe a afiliarse a Siria e Irán en un asalto a Israel, dado el tal hecho sería espoleado por la percepción del mundo árabe y musulmán de un Israel con un mando débil, cobarde y vacilante, y por lo tanto maduro para la intimidación.

La visión de un IDF invencible puede haber llegado a un punto muerto tras el conflicto con Hezbollah y es un modo seguro de irradiar una aura de debilidad que en el Oriente Medio podría precipitar los ataques de los tiburones que huelen la sangre.

Thursday, August 17, 2006

Reacción desproporcionada y Bibi Netanyahu repartiendo 'caña'















Reacción desproporcionada (merci Balagan)


Entrevista a Benjamin Netanyahu el 13 de agosto en una TV británica:

El entrevistador le pregunta : « ¿ Como es posible que haya habido bastantes más victimas mortales libanesas que israelíes en el conflicto ? » (Pregunta políticamente correcta).
Netanyahou : ¿Estaís seguro de querer comenzar esta entrevista de esta forma?
El entrevistador (cayendo en la trampa y demostrando agudeza e inteligencia) : ¿Por qué no?
Netanyahou : Porque, durante la II guerra mundial, ha habido más muertos alemanes que ingleses y americanos juntos, sin embargo nadie duda que la guerra ha sido causada por la agresión de Alemania. Y, como reacción al blitz alemán sobre Londres, los británicos han destruido totalmente la ciudad de Dresde, y ha habido más civiles alemanes quemados vivos que victimas en Hiroshima.
Además, os recordaré que en 1944, la Real Fuerza Aerea ha intentado bombardear el cuartel general de la Gestapo, en Copenhague; varias bombas han fallado su blanco y han caido sobre un hospital danés para niños, matando a 83 de ellos. ¿Teneis otra pregunta?

Olmert no puede permanecer como primer ministro - Ari Shavit

Artículo de hace varios días (en espera de traducir uno aún más tremendo y definitivo del propio autor).

Ehud Olmert puede decidir aceptar la oferta francesa para un alto el fuego y la rendición incondicional a Hezbollah. Es su privilegio. Olmert es un primer ministro al que los periodistas inventaron y al que los periodistas protegieron. Ahora los periodistas parecen abandonarlo. Esto es legítimo. Imprudente, pero legítimo.

Sin embargo, una cosa debería estar clara: sí Olmert se escapa ahora de la guerra que él inició, él no podrá permanecer como primer ministro durante un día más. La caradura tiene sus límites. Usted no puede conducir una nación entera hacia una promesa de guerra victoriosa, producir unos resultados que lindan con el fracaso y permanecer en el poder. Usted no puede sepultar a 120 israelíes en los cementerios, encerrar durante un mes a un millón de israelíes en los refugios, dilapidar el poder disuasivo, acercar la siguiente guerra a la vuelta de la esquina, y luego decir - ¡ay!, cometí un error. No era esa mi intención. Páseme un puro, por favor.

No hay ningún error sobre lo que Ehud Olmert hizo este pasado mes. Fue a la guerra con prisa, sin calibrar correctamente el resultado. Ciegamente siguió a los militares sin hacer las preguntas necesarias. Equivocadamente apostó y privilegió las operaciones aéreas, llegó extrañamente tarde a la necesidad de combinarlas con operaciones terrestres, y dejó de poner en práctica el plan original del ejército, mucho más audaz y sofisticado que el que fue puesto en práctica. Y después, arrogantemente, y tras irrumpir abruptamente en la guerra, Olmert la manejó irresolutamente, sin enfoque y sin decisión. Descuidó la retaguardia y abandonó a los residentes del norte. Asimismo, también falló vergonzosamente en el frente diplomático.

De todos modos, si Olmert hubiera recobrado su juicio como lo hizo Golda Meir durante la guerra del Yom Kippur, si se hubiera convertido en un líder, estableciendo un gabinete de guerra y llamando a la nación a un esfuerzo supremo que cambiara el orden de la batalla, la necesaria discusión sobre sus fracasos podría ser pospuesta. Pero durante las 24 horas pasadas, él, se ha convertido en una personalidad política incorregible. Por lo tanto, el día que Nasrallah salga de su búnker y declare su victoria al mundo entero, Olmert no debe permanecer en el despacho del primer ministro. Un Israel castigado y ensangrentado de la posguerra necesita un nuevo principio y un nuevo líder. Necesita a un verdadero primer ministro.

Tuesday, August 08, 2006

Propaganda, mentiras varias y su buena aceptación









Ya es conocido el 'affaire' de ese fotografo de Reuters que se dedicaba a ensombrecer ciertas fotografías, sin duda para dotarlas de un mayor dramatismo y carácter 'artístico'. Pues bien, ya hay otro descubrimiento más truculento aún y que recuerda ciertas actitudes de la bohemia madrileña de principios del s. XX (Un poeta, Pedro Luis de Gálvez, estandarte de la picaresca patibularia, que se hizo famoso durante la guerra civil por su especial crueldad en el bando republicano, paseaba a su hijo recien fallecido por los cafés literarios del Madrid de principios de los treinta para ablandar a sus contertulios y obtener un más cuantioso 'sablazo').

El periódico suizo, "20 Minutos", evoca la historia de un supuesto 'salvador libanés', Mr. Green Helmet, 'miembro' de los equipos de rescate y de un grupo de propaganda de Hezbollah, que ha sido visto en varios lugares donde se hallaron niños muertos. El 'samaritano' en cuestión, efectivamente, ha sido fotografiado en diferentes lugares, vestido de diversas maneras y llevando, por contra, el mismo niño muerto en sus brazos. El cotidiano suizo publica esa fotos indicando para alguna de ellas la hora y el lugar en que fueron tomadas.

Información recogida en Courrier International
Para más información visual http://www.upjf.org/actualitees-upjf/
article-11645-115-2-casque-vert-sauveteur-croix-rouge-manipulateur-cynique.html

Israel, Hezbollah e Irán - Shahram Chubin

El conflicto entre Israel y Hezbollah, que amenaza con derivar en una guerra regional, no tiene nada que ver con los prisioneros ni con Palestina, ni siquiera con la seguridad de la frontera norte israelí. Lo que se disputa es la configuración política de Oriente Medio en el futuro. La provocación de Hezbollah y la enérgica reacción israelí son parte de una rivalidad más amplia, de la que participan Irán y el nuevo frente radical de la región.

El contexto estratégico regional está cambiando: las ambiciones nucleares de Irán y la firmeza con que las defiende; el ascenso de los chiíes en Iraq, que amenaza con movilizar a los chiíes de toda la región; el riesgo de la polarización regional en torno a las identidades religiosas y la permanente amenaza yihadista han desplazado a un segundo plano la cuestión de Palestina para los estados árabes. Al mismo tiempo, la táctica iraní de apelar a la calle árabe con su retórica extremista amenaza con marginar y deslegitimar a esos estados. Su reacción, que ha consistido en culpar a Hezbollah de la guerra, refleja su certeza de que la principal amenaza a la que están expuestos actualmente procede de nuevas fuentes: el radicalismo chií y sus aliados, Irán, Hamas y Siria.

Es posible que las acciones de Hezbollah estén dictadas por sus propias inquietudes y por la necesidad de dar muestras de solidaridad con los palestinos. Pero cabe preguntarse si la milicia chií se habría arriesgado a una escalada y a las consiguientes represalias sólo para ayudar a la causa palestina, dejando a un lado los intereses libaneses. Al traspasar los límites aceptados por todos y atacar a Israel con misiles, ha puesto en peligro no sólo su propia posición en Líbano, sino también la infraestructura del frágil Estado libanés. ¿Se habría atrevido a apostar tan fuerte por su propia iniciativa? Desde luego, la situación política en Líbano, donde se han incrementado las presiones para desarmar a la milicia, no parecía propicia a semejantes aventuras. Hezbollah ha conseguido desencadenar una guerra y traer la destrucción a Líbano. Así que la cuestión debe plantearse de otro modo: ¿a quién beneficia un Hezbollah armado?

Pensemos en el papel de Irán. Hay quien afirma que, pese a que Teherán entrena, financia y arma a Hezbollah, no puede controlarlo, sino sólo ejercer su influencia sobre él. Dicen que en este momento Irán no quiere irritar a la comunidad internacional, dado que el dossier nuclear sigue estando pendiente en el Consejo de Seguridad. Esta línea de argumentación sería más persuasiva si Irán no hubiera amenazado explícitamente muchas veces a Israel con ataques de Hezbollah, si Irán no hubiera entregado CON LA CUESTIÓN palestina, Irán quiere distraer la atención de sus ambiciones nucleares y demostrar su capacidad de liderazgo a la milicia libanesa entre 10.000 y 12.000 misiles, y no la hubiera estimulado desde la sombra a provocar el actual conflicto. Irán ve a Hezbollah como una prolongación estratégica que aumenta su radio de acción en la región y le sirve de puente hacia los grupos radicales suníes como Hamas. La reacción de Hezbollah ante las críticas de los estados árabes a su última jugarreta es idéntica a la de Irán: burlarse de ellos por su cobardía a la hora de defender a los palestinos.

Para Irán, la cuestión palestina sigue siendo el talón de Aquiles de Estados Unidos, el tema con el que Teherán (y Hezbollah) puede ganar puntos entre los suníes, acallar y robar protagonismo a los estados árabes, distraer la atención de sus ambiciones nucleares y demostrar su capacidad de liderazgo.

Para Israel la guerra también tiene que ver con el contexto más amplio de las ambiciones nucleares iraníes y las pretensiones de liderazgo regional de Teherán. Israel ha tolerado la presencia de Hezbollah en su frontera norte, pese al peligro para su población, y el mito del supuesto éxito del modelo Hezbollah de resistencia frente a Israel, hasta que ha entendido que esa presión iba a ser utilizada por Irán en su antagonismo contra el Estado hebreo. La necesidad de restablecer la disuasión y eliminar esa amenaza cercana ha quedado suficientemente clara en los últimos días. Además, ahora, cuando Irán empezaba a ver afianzarse su liderazgo regional, era imprescindible enviar a Teherán (y a Damasco) el mensaje de que Israel no dudará en entrar en una escalada y, en caso necesario, ir al origen.Una disuasión débil o poco creíble en este momento sería difícil de reconstruir si Irán se convierte en una potencia nuclear. Además, se pretendía avisar a Irán de que el debilitamiento de EE. UU. no significa necesariamente un Israel pasivo.

Mientras Irán y Siria toman la temperatura a la situación, parece claro que Hezbollah ha sobrestimado sus posibilidades. Los libaneses, incluidos los chiíes, deben plantearse si les conviene permitir que una milicia autónoma se dedique a provocar crisis que acabará pagando la desafortunada población civil. La determinación de Israel de evitar que el sur de Líbano vuelva a caer en manos de fuerzas hostiles obligará al Estado libanés a solicitar la asistencia internacional.

En la persecución de sus objetivos estratégicos, Israel debe actuar con la máxima contención, ya que de lo contrario se arriesga a convertirse a ojos de la opinión pública en el agresor, mientras Hezbollah se hace pasar por la víctima de los costes humanitarios, los desplazamientos y las bajas que inevitablemente se producen.

Saturday, August 05, 2006

Las Reglas de la Guerra - Moshe Yaalon

El conflicto de Oriente Medio abarca mucho más que a Israel y a Hezbollah, e incluso a sus patrocinadores sirios e iraníes. Lo que esta en juego son las mismas reglas de la guerra que sostienen el orden internacional.

Tristemente, juzgando como la mayor parte del mundo ha respondido a la acción militar de Israel contra Hezbollah, estas reglas han sido completamente abandonadas.

Las reglas de la guerra se reducen a un principio central: la necesidad de distinguir a los combatientes de los no combatientes. Aquellos que condenaron a Israel por lo que pasó en Qana, más bien que situar la culpabilidad de esta desafortunada tragedia directamente sobre Hezbollah y sus patrocinadores, han recompensado a aquellos para quienes este principio moral no tiene sentido y condenan a un estado en el cual este principio siempre ha dirigido la toma de decisiones militares y políticas.

Enfrentado a enemigos que abiertamente piden su destrucción y victima de guerras constantes y del terrorismo desde bastante antes de su nacimiento, Israel ha arriesgado las vidas de sus ciudadanos y de sus soldados para cumplir con este principio en una decisión que no tiene precedentes en la historia de las naciones.

Este es sólo uno de esos ejemplos innumerables: en 2003, durante la guerra terrorista contra Israel, nuestros servicios de inteligencia descubrieron la ubicación de una reunión del alto mando de Hamas, una organización que promete la aniquilación del estado judío y que es responsable de algunos de los ataques terroristas más asesinos sufridos por Israel.

Sabíamos que una bomba de una tonelada destruiría el edificio de tres pisos y mataría el alto mando de Hamas. Pero también sabíamos que tal bomba pondría en peligro la vida de aproximadamente 40 familias que vivían en las cercanías. Decidimos usar una bomba más pequeña que destruiría sólo el último piso del edificio. Cuando esto terminó, los líderes Hamas se encontraban en la planta baja. Ellos vivirían un día más para continuar practicando el terrorismo.

Imagine durante un momento que los Estados Unidos tuvierán conocimiento por anticipado del lugar de reunión del alto mando de al-Qaeda. ¿Cree alguien que habría un debate sobre el tamaño de la bomba a utilizar, y mucho menos si algún dirigente autorizaría un armamento insuficiente para realizar el trabajo?

Mientras que es legítimo preguntarse si Israel debería llegar a tales precauciones para evitar bajas civiles, es absurdo sostener que Israel usa una fuerza excesiva. Incluso más absurdo fue la declaración vergonzosa de la semana pasada de que Israel había atacado deliberadamente a funcionarios de las Naciones Unidas - una declaración adecuada para un bellaco o para un tonto, no para el secretario general de las Naciones Unidas. En vez de conducir la lucha contra aquellos que apuntan a los civiles y los usan como escudos humanos, el Secretario General Kofi Annan los ha reforzado.

Está claro para cualquier observador objetivo que Hezbollah usa a los civiles libaneses como escudos humanos. Construye su oficina central en áreas densamente pobladas, incrusta a sus milicianos en ciudades y pueblos, y deliberadamente coloca los misiles en casas particulares, hasta construir estructuras dentro de ellas para alojar expresamente los lanzamisiles.

Los razones del uso de los escudos humanos por grupos terroristas como Hezbollah son elementales. Ellos tratan de explotar el respeto por la vida humana inocente, que es el sello de cualquier sociedad civilizada, para colocar a esa misma sociedad en una situación sin posibilidades de triunfo. Sí ella deja de responder a los ataques terroristas, pone en peligro a sus propios ciudadanos. Sí responde, corre el riesgo de matar a inocentes, ganándose el oprobio mundial e invitando a la presión diplomática a obligarla a retirarse.

Esperando mantener altos sus principios morales ante un enemigo tan cínico, Israel ha hecho todo lo posible para evitar dañar a los civiles. Hemos dirigido avisos a través de la aviación, enviamos mensajes telefónicos y transmitimos anuncios por la radio de modo que los inocentes puedan huir y evitar daños. Haciendo eso, ponemos en peligro a nuestros propios ciudadanos, ya que se pierde el elemento sorpresa e, inevitablemente, se permite que algunos de nuestros enemigos también huyan con sus misiles.

Pero en Qana, Hezbollah respondió a la compasión de Israel con la brutalidad más cínica. Después de lanzar misiles contra Israel, los terroristas se precipitaron dentro del edificio. Cuando Israel lanzó el misil teledirigido de precisión para golpear a los terroristas, fueron los civiles, incluso niños, quienes murieron.

La diferencia entre nosotros y los terroristas está clara: nos ponemos en peligro para proteger a sus civiles. Ellos, en cambio, ponen en peligro a sus propios civiles para protegerse.

Si las tragedias como Qana no deben volver a suceder, entonces, más bien que condenar a Israel, el mundo debería dirigir su cólera contra Hezbollah y contra los regímenes sirios e iraníes que lo apoyan.

Los terroristas son fanáticos, pero no son idiotas. Si la táctica terrorista de usar escudos humanos les ayuda a conseguir sus objetivos, ellos la utilizarán. Sí, por contra, mina sus objetivos, la abandonarán.

Si queremos vivir en un mundo donde los civiles nunca sean usados como escudos humanos, entonces debemos crear un mundo en el cual el empleo de tales medidas sea causa de condena inequívoca de los terroristas y de una acción poderosa contra ellos por parte del mundo civilizado.

Si el mundo culpara ahora a Hezbollah, Siria e Irán por las muertes, daños y desplazados libanés causados por este conflicto, entonces enviaría un mensaje poderoso a cada grupo terrorista del planeta: no toleraremos el uso de escudos humanos. Punto.

En cambio, aquellos que condenan a Israel han enviado exactamente el mensaje contrario. Han dicho a cada grupo terrorista del mundo que el uso de escudos humanos facilita dividendos enormes, proveyéndolos así de un arma poderosa que pone en peligro a los inocentes.