Wednesday, May 27, 2015

¿Es Obama solamente un amigo de Israel y del judaísmo en su propia imaginación? - Shmuel Rosner - Jewish Journal



El presidente Barack Obama no entiende a Israel. Él nunca ha hecho, y a día de hoy uno sospecha que nunca lo hará.

Pero esto no le hace un enemigo de Israel. No veo ninguna razón para no creer que Obama cree en lo que dice: que él se preocupa por Israel, que aun cuando critica a Israel lo hace porque se preocupa por Israel. Como él enmarcó el pasado viernes en su charla celebrada en la sinagoga Adas Israel de Washington: "Es precisamente porque me importa tan profundamente... que me siento con la responsabilidad de hablar honestamente acerca de lo que siento".

No obstante, Obama dijo algunas cosas positivas acerca de Israel en los últimos días. Como Yair Rosenberg comenta en su crónica en Tablet, Obama afirma que a Israel no se le debe negar su derecho "a existir como una patria para el pueblo judío, definiendo al antisionismo - a diferencia de los que lo presentan como una crítica aguda y pública de Israel y de sus políticas - como antisemitismo".

Por desgracia, el hecho de cuidar o de tener supuestamente pensamientos positivos acerca de Israel no convierte a Obama en un intérprete fiable de las motivaciones, las acciones, y el carácter de Israel. De hecho, la combinación de una supuesta preocupación por Israel con una suposición sin fundamento de una pretendida comprensión, puede ser muy peligrosa. Obama no es un enemigo de Israel, pero su estado de ánimo actual todavía podría ser peligroso para Israel.

En la última semana, Obama demostró públicamente ese estado mental bastante problemático... y por dos veces. Una vez cuando habló con el periodista Jeff Goldberg de The Atlantic, y la segunda vez en su discurso en la sinagoga. En ambos casos se trataba de un público receptivo de estadounidenses con ideas afines. En ambos casos, era evidente que él tenía unos objetivos políticos en mente - por ejemplo, eliminar, o al menos reducir, los obstáculos que podrían complicar una rápida firma de un acuerdo con Irán -. Obama estaba hablando en voz baja acerca de Israel, y ocultaba el palo (mostrando solo las zanahorias)... por el momento. Pero el palo sobresalía. Si el acuerdo con Irán no se materializa,  si Israel se volvía demasiado perjudicial, o bien si tras dicho acuerdo Obama ya no consideraba necesario mostrarse tan agradable, los recelos de Obama se mostrarían a la luz del día mucho más de lo que muestran hoy.

Sin embargo, aún hoy, Obama es bastante claro. Su frustración con Israel sale a la intemperie. Obama se siente frustrado con Israel porque no sigue el guión de una conducta correcta diseñado por Obama. Por desgracia, su guión es erróneo. Es un guión basado en la ficción. Y Obama especificó su narrativa de ficción sobre Israel y el judaísmo que escribió para sí mismo.

Ejemplo:
Obama dice que lo que el actual primer ministro israelí Netanyahu hizo el día de las elecciones - es decir, las crudas advertencias de Netanyahu sobre una masiva presencia de los árabes en las urnas, era "contraria al mismo lenguaje de la Declaración de Independencia de Israel". 
Menudo descaro, y sin sentido, del propio Obama. 
No hay lugar (ni para cualquier otro líder extranjero) para que Obama de una conferencia al primer ministro de Israel sobre la Declaración de Independencia de Israel. ¿Se imaginan ustedes las airadas reacciones ante una respuesta de Netanyahu - o de Merkel, Erdogan, o Putin - afirmando que las declaraciones de Obama sobre tal o cual tema contradicen la Constitución de los Estados Unidos? 
Además, Obama no es un intérprete fiable de la Declaración de Independencia de Israel, y Netanyahu por otra parte no hizo nada que "explícitamente" contradiga el lenguaje de dicha Declaración. Sí, utilizó una táctica política bastante fea. Y sí, los israelíes estarían justificados si estuvieran decepcionados (yo ya manifesté mi decepción con respecto a su declaración más de una vez). Pero Netanyahu no trató de bloquear la votación de los árabes, ni trató de evitar su participación en el proceso político democrático, ni les negó su derecho a ejercerlo en condiciones de igualdad.

Otro ejemplo:
Obama pretende interpretar no sólo las principales leyes israelíes, sino también la teología judía. En su discurso ante la congregación Adas Israel, la palabra "valores" aparece 19 veces. En todos esos casos, y muy dignamente, el Presidente Obama habla de sus propios valores, y en todos los casos, también dignamente, el Presidente Obama confunde sus propios "valores" con los "valores judíos", o bien pretende que los valores judíos se asemejen a los suyos. Todo muy conveniente. 
Bien, Obama tiene valores. Él cree compartir estos valores con la comunidad judía porque considera o pretende que los suyos - sus valores - son idénticos a los valores judíos. Por cierto, Obama cita la misma lista de valores para todas las religiones. Para él todos los valores son uno y el mismo, y todas las religiones coinciden convenientemente con la religión de Obama.
Hablar de los valores de tal manera supone en realidad utilizar el truco más viejo del mundo: hacer que sus puntos de vista aparezcan como "valores" y la opinión contraria a ellos de sus oponentes parezca como una "violación de dichos valores". El asunto es sencillo, Hagan que sus puntos de vista aparezcan como "valores" y su amenaza de represalias, ante la negativa a adoptarlos, de repente parecerá noble. Si Israel es castigado, según Obama, no será por tener una opinión diferente, sino más bien por faltar a los "valores de Obama".

Obama no tiene la capacidad de hablar inteligentemente sobre Israel y sobre el judaísmo. Eli Lake demostró esto con pequeñeces como por ejemplo su ridícula fascinación con Golda Meir. Otros seguramente discreparán con su referencia, no menos ridícula, a la tradición judeo-cristiana. Hay muchos ejemplos que podrían ser utilizados para demostrar este mismo hecho con sólo mirar sus declaraciones en los últimos días

Y sin embargo..., Obama habla sobre Israel y sobre el judaísmo. De una manera poco inteligente... y además peligrosamente.

Por supuesto, el presidente Obama no se encuentra bajo ninguna obligación de entender a Israel. O al judaísmo. Él es un presidente de otro país, de otro continente. Él es un político, no un filósofo, ni tampoco es un rabino (y no es que todos los rabinos puedan hablar con autoridad sobre los valores judíos).

Es importante, sin embargo, para un presidente americano tener una visión realista de lo que hace y de lo que no entiende. Cuando un presidente no entiende algo y aún así supone que lo entiende, o bien pretende que es un experto, o al menos pretende pasar por ello, el resultado puede ser peligrosamente negativo.

Obama dice ser amigo de Israel y un amigo de los judíos. No veo ninguna razón para dudar de su sinceridad en su deseo de ser un amigo de ambos. Pero, ¿qué pasa si descubre que su Israel es un Israel imaginario y que su judaísmo es un judaísmo imaginario?

Y esto es lo que realmente ha sucedido: Obama ha dibujado el verdadero carácter de Israel de una manera determinada, y ha recreado el verdadero carácter del judaísmo de otra manera determinada. Con posterioridad, Obama espera que Israel se comporte de una manera que convenga a su caracterización errónea del país y de la cultura judía que él dice entender y representar. Lo que sucede, obviamente, es que él se siente frustrado cuando Israel va en una dirección diferente a la que él espera. Entonces, él quiere reeducar a Israel y ponerlo de nuevo en marcha en el camino de una israelidad y judeidad tal como la entiende el presidente Obama.

Existe una ironía en este enfoque tan acusado de Obama cuando, una vez más, y ya van mil, se queja ante Goldberg del "esfuerzo concertado por parte de algunas fuerzas políticas que equiparan ser pro-Israel, y por lo tanto apoyar al pueblo judío, con aprobar todo el conjunto de políticas que salen de los gobiernos israelíes (en este caso de Netanyahu)".

Ya hemos escuchado antes estas palabras y este razonamiento de Obama. Los escuchamos de él antes de que fuera presidente. ,Lo escuchamos entonces y en la actualidad. Es una constante. Pero que él se queje de ese tipo esfuerzo apenas puede justificarse cuando el propio presidente Obama se involucra en otro tipo de esfuerzo muy similar: Obama también quiere "equiparar su ser muy favorable a Israel, y a unos supuestos auténticos valores judíos, con aprobar el conjunto particular de sus políticas". Sólo que para él, estas no son políticas "que salen del gobierno israelí", sino más bien políticas que provienen de la administración Obama.

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Obama ama a un equivocado y nostálgico Israel - David Suissa - Jewish Journal



Cada vez que escucho al presidente Barack Obama decir lo mucho que ama a Israel, me gustaría preguntarle: ¿De qué Israel me está hablando?

Al parecer, él no es demasiado entusiasta del actual Israel. El Israel que es dueño de su corazón es el Israel de antes de 1967, cuando el Estado judío era un pequeña y noble nación que luchaba contra todos sus enemigos y seguía en pie frente a todos los pronósticos.

"Conocí a Israel de joven a través de esas increíbles imágenes de los kibutzim y de Moshe Dayan y Golda Meir, e Israel superando todos los pronósticos en la guerra del 1967", dijo Obama en Washington DC en su visita a una conocida sinagoga el viernes pasado. "Era la noción de los pioneros que se proponían no sólo salvaguardar la propia nación, sino que buscaban rehacer el mundo. No se trataba solamente de hacer florecer el desierto, sino permitir que sus valores prosperarán y así asegurar que lo mejor del judaísmo pudiera prosperar".

Obama no es el único que se escuda en la nostalgia para encubrir la complejidad. Todos lo hacemos. Nos sienta bien, nos da esperanza. En el caso de Obama, le permite soñar con el antiguo Israel, al que él denomina el Israel del Tikkun Olam, el que busca reparar el mundo, un Israel que asegura que "lo mejor del judaísmo pueda prosperar"

Pero como toda nostalgia nebulosa, ese viejo Israel era un espejismo.

El Israel de antes de 1967 estaba lejos de ser el gran ideal que nos describe Obama. Los primeros pioneros sionistas y los padres fundadores no se proponían "rehacer el mundo". De hecho, no tenían tiempo para eso. Estaban demasiado ocupados construyendo un país que a duras penas podría sobrevivir al ataque de unos ejércitos árabes que en verdad soñaban con tirar a su gente al mar.

Como Eli Lake señaló en Bloomberg, cuando Obama rememora de manera romántica los días de Golda Meir, pasa por alto que era fue la propia Golda Meir quien dijo la famosa frase: "La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más que nos odian a nosotros".

De hecho, hasta 1966, los árabes en Israel vivían bajo un régimen militar y tenía apenas y prácticamente muy pocos derechos. Ni siquiera se les permitía ponerse en contacto con sus hermanos en Cisjordania. Desde 1967, la población árabe de Israel ha pasado de 400.000 a casi 1,8 millones. Y a pesar de los obstáculos que aún enfrentan, los árabes israelíes viven hoy de una manera muy significativa mucho mejor que en 1967, y sus derechos, libertades y oportunidades son ampliamente reconocidas y son mucho mejores que los de cualquier árabe en el Oriente Medio.

Del mismo modo, antes de 1967, Jerusalén era una ciudad oscura y dividida que pisoteaba los derechos religiosos y estaba alejada de los turistas. Desde que Israel unió la ciudad, se convirtió en un importante destino mundial  y una puerta abierta a las tres grandes religiones del mundo.

Aunque lejos de ser perfecto, el moderno y actual Israel posee una complicada y fascinante historia, problemática, ruidosa, abierta, imperfecta y multicultural, con un éxito que ha logrado prosperar a pesar de estar rodeada de vecinos que han deseado su destrucción. Se trataba de un país que ha realizado más Tikkun Olam que el pensado y soñado por los primeros pioneros, un país con una cultura autocrítica propia que permitía los cambios y la autocorreción, en otras palabras, un modelo para el resto del Oriente Medio.

Pero este Israel moderno, desordenado y milagroso no seduce a Obama, él sigue soñando con el viejo modelo. En su discurso de la sinagoga, el presidente sólo pudo expresar su amor por ese antiguo Israel, por ese que según él fue y no por el que realmente es en la actualidad.

Incluso en ese tema tan absorbente como la ocupación de Cisjordania, él no considera el contexto crucial: Israel ya ha ofrecido poner fin a esa ocupación durante varias veces a lo largo de los años, y los palestinos nunca han querido considerar sus propuestas. De hecho, Israel ha sido recompensado con 10.000 cohetes terroristas después de que renunciara a Gaza, y los dirigentes palestinos han seguido con el adoctrinamiento anti judío de su sociedad. Incluso podíamos haber añadido que ese rechazo palestino continuo y crónico, es el principal responsable del endurecimiento de los corazones de muchos pacifistas israelíes.

Nada de esto ha evitado que Obama ponga la mayor parte de su presión sobre Israel, una estrategia fallida que le ha alejado de la mayoría de los judíos de Israel. Mientras Obama sigue retratando esa descompensada y unilateral presión como una "expresión de amor exigente", nunca ha explicado por qué no ofrece ese mismo tipo de amor exigente a los palestinos. ¿Acaso no se lo merecen?

Como siempre lo suele hacer, el presidente Obama suele hablar de "valores compartidos" y de "profunda amistad" entre los Estados Unidos e Israel, y de un compromiso inquebrantable de los Estados Unidos con la seguridad y el derecho a existir del Estado judío. Esos comentarios pueden ser maravillosos y muy tranquilizadores, pero no dejan de ser un cliché y unos comentarios genéricos y automáticos, muy alejados de esas supuestas emociones efusivas que expresa para el antiguo Israel que tanto echa de menos.

Digamos las cosas claramente y tal como son: Obama ha estado allí con Israel cuando se ha tratado de cooperación en seguridad y vetando resoluciones anti-Israel en las Naciones Unidas, pero se ha comportado de manera terrible a la hora de la defensa y protección de la reputación de aliado más grande de Estados Unidos en el Oriente Medio [N.P.: por no hablar de su cuestionable actuación en la última guerra de Gaza, facilitando una tregua favorable a Hamas, retardando la entrega de suministros, contribuyendo a su aislamiento aéreo...].

Por obsesionarse con el conflicto palestino e injustamente señalar a Israel como el principal obstáculo para la paz, por no señalar el valor único de Israel como gran ejemplo para el resto del Oriente Medio, por no haber puesto la misma presión sobre los palestinos para hacer paz, Obama ha puesto a Israel a la defensiva y lo ha dejado a la intemperie para una sesgada condena mundial y para un no menos sesgado aislamiento del Estado judío.

Ningún supuesto gran amor por un viejo y mítico Israel puede justificar el daño causado al nuevo y verdadero Israel.

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Assad abandona la base aérea de Deir ez-Zour, la tercera que el poder alauita sirio deja en manos del ISIS - Debka



Apenas una semana después de perder la gran base aérea de Palmyra en favor del Estado Islámico - y con ella grandes cantidades de munición y de equipo militar -, Assad abandona otro base militar y aérea siria. El miércoles 27 de mayo ha comenzado con la caída de la gran base aérea de Deir ez-Zour. Éste era el último bastión militar de Bashar Assad en el este de Siria y la última instalación aérea que poseía cazabombarderos que podían atacar a las fuerzas del ISIS en el noreste de Siria y la provincia occidental iraquí de Anbar.

La entrega de la base de Deir ez-Zour evidencia que el presidente sirio se ha quedado sin fuerzas para luchar por defender sus dos primeras líneas y sus bases aéreas. También supone quedarse sin posibilidad de transferir refuerzos en adelante. Por lo tanto, está tirando de los restos de su ejército a la hora de colaborar en la defensa de la capital, Damasco. Fuentes militares han informado a DEBKA que el Estado Islámico ahora tiene su mente puesta en la mayor instalación aérea del ejército sirio, la base T4, que se encuentra en la carretera que une Homs con Damasco en 140 km.

Esa base contiene la mayor parte de los cazas y bombarderos de la fuerza aérea siria. Sus hangares se estima que contienen 32 MiG-25, así como un menor número de interceptores MiG-25PDs diseñados para el combate con la fuerza aérea israelí, y bombarderos MiG-25RBT utilizados como aviones de vigilancia. Asimismo están los aviones de entrenamiento MiG-25PU, que se utilizan habitualmente para atacar a las fuerzas rebeldes en las zonas altamente  urbanizadas y aviones de combate MiG-29SM. También están estacionados allí 20 bombarderos Su-24m2, la columna vertebral estratégica de la fuerza aérea siria.

La base aérea T4 también contiene las mayores reservas sirias de bombas guiadas, aire-aire y misiles aire-tierra. En las últimas horas, las tripulaciones aéreas han abandonado frenéticamente la T4 y se han distribuido en bases más pequeñas en el centro de Siria, a costa de su eficacia operativa.

Por lo tanto, y en el espacio de una semana, Bashar Assad ha perdido tres de sus principales bases aéreas, incluyendo Palmira, donde los fletes aéreos iraníes y rusos habían aterrizando regularmente para proveer de nuevos suministros de municiones y repuestos para su ejército.

Nuestros expertos militares dicen que esta situación libera al ISIS de cortar las regiones del este, norte y centro de la capital, y priva a las unidades de Siria y Hezbollah que luchan por el control de las montañas Qalamoun del apoyo aéreo contra los rebeldes y las fuerzas islamistas.

Si finalmente los islamistas logran tomar la T4, los islamistas serán capaces de prevenir los ataques aéreos de los EEUU en Siria, o el bombardeo de sus fuerzas que se han incautado largos tramos de la carretera que une Homs y Damasco.

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Tuesday, May 26, 2015

Satira: Según la Autoridad Palestina los israelíes están utilizando antibióticos para llevar a cabo una "limpieza étnica" de microorganismos y bacterias de origen palestino - Preoccupied Territory


Bacterias palestinas

Ramallah, 20 de Mayo - Funcionarios palestinos acusaron a Israel de utilizar antibióticos para realizar una limpieza étnica de microorganismos y bacterias indígenas cuya secuencia genética demuestra que los palestinos descienden directamente de estas las más antiguas formas de vida en ésta tierra tan impugnada.

El negociador palestino Saeb Erekat hizo más explícitas esas acusaciones en la conferencia de prensa del martes por la tarde, reutilizando un tema ya empleado varias veces. El año pasado Erekat afirmó que los palestinos eran descendientes de los cananeos, al parecer en un esfuerzo por forjar un vínculo con los pueblos pre-israelitas, estableciendo así una afirmación que precede históricamente a la judía, he incluso se invocó previamente a los Natufienses, un grupo aún más antiguo que precedió incluso a los cananeos (del epipaleolítico Final y Mesolítico). Esta nueva declaración que une a los palestinos a los primeros organismos vivos es probable que responda a otro esfuerzo similar por superar a aquellos que ponen en duda el pedigrí de la demanda palestina.

"Israel está utilizando productos farmacéuticos fabricados por Teva para destruir microorganismos que llevan un ADN que demuestra su ascendencia palestina, y que excluyen la reclamación judía como espuria", afirmó Erekat, cuyos colegas en el Waqf de Jerusalén están supervisando la excavación y restauración del Monte del Templo con el objetivo específico de eliminar evidencias arqueológicas de los templos judíos que estuvieron allí. "Nosotros, los palestinos, somos los orgullosos descendientes de los primeros microorganismos que aparecieron antes de la prehistoria en esta tierra. Nadie tiene el derecho de discutirlo".

"Durante décadas", continúo Saeb Erekat, "los israelíes han estado utilizando agentes anti-bacterianos para destruir estos microorganismos, a menudo millones a la vez. La masacre étnica de nuestros antepasados genéticos continúa a buen ritmo, y la crueldad de los usurpadores y opresores sionistas no conoce límites. Mientras ahora hablamos, innumerables hermanos bacterianos del pueblo palestino - hermanos cuyo vínculo incontrovertible nos viene codificado en nuestro ADN - son sacrificados por las crueles manos de los israelíes mediante medicamentos, desinfectantes, antisépticos, ácidos gástricos y leucocitos". "Esta limpieza étnica, y estos asesinatos, se están llevando a cabo, ante la indiferencia que podemos esperar de estos arrogantes sionistas, en los inodoros, en la piel humana, en el torrente sanguíneo, en todas partes. Ningún lugar es lo suficientemente sagrado para los sionistas y para ejercer su micro-limpieza étnica".

"Después de haber fallado en su propósito de cometer un genocidio con nosotros, los sionistas tratan de eliminar la evidencia de que estábamos aquí, de hecho, en primer lugar", continuó Erekat, cuyos antepasados ​​beduinos están documentados como que migraron a esta tierra en el siglo XIX.

Otros funcionarios palestinos se hicieron eco de las acusaciones y se comprometieron a tomar cartas en el escenario internacional. "Ya hemos solicitado a la UNESCO para que estos microorganismos y bacterias indígenas sean declaradas como patrimonio del Organismo Mundial", dijo Nabil Abu Rudeineh. "La impunidad con que Israel actúa en este sentido debe ser detenida".

Por el contrario, los líderes del movimiento Hamas criticaron a Erekat. "La herejía inherente a su discurso es intolerable", dijo Darween Wasaful, un portavoz de la organización. "Todo el mundo conoce que la humanidad fue creada especialmente por Dios a partir de arcilla, y que el sol gira alrededor de la Tierra".

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Sunday, May 24, 2015

Esa izquierda que no se atreve a criticar al Islam - Michael Walzer - Le Monde



Desde la revolución iraní, he visto a la izquierda debatirse para comprender el retorno de lo religioso. Cada una de las grandes religiones experimentan hoy en día un retorno. Esta fe redescubierto, lejos de ser un opiáceo, es un poderoso estimulante. Desde finales de 1970, y especialmente en los últimos diez años, es en el mundo musulmán donde este estimulante obra con más fuerza.

De Pakistán a Nigeria, pero también en ciertas partes de Europa, el Islam es hoy una religión ahora capaz de incitar a un gran número de hombres y mujeres a matar o morir en su nombre. Algunos de entre nosotros estamos tratando de responder a esta situación, pero en su mayor parte, estamos fracasando lamentablemente. Una de las razones de este fracaso proviene del miedo y el pánico a ser tratados como "islamófobos". El antiamericanismo y una forma radical de relativismo cultural también desempeñan un papel importante, pero esas son antiguas patologías.

Por mi parte, yo vivo en el temor de cualquier forma de militancia religiosa, pero he de admitir que los islamistas fanáticos son los que más me asustan, porque el mundo musulmán resulta, en este momento de nuestra historia (y no siempre ha sido así y no hay razón para creer que siempre será así), particularmente febril y ferviente.

Una "yihad del alma"

¿Se debe considerar que mi temor expresa una posición anti-musulmana, alimentada por los prejuicios y la hostilidad? Si yo digo que el cristianismo era, en el siglo XI, una religión de cruzados, peligrosa para los judíos y los musulmanes, ¿eso me convertiría en un anti-cristiano? Sé que el celo proselitista ya no es esencial para el cristianismo y que el tiempo de las cruzadas en la historia cristiana duró solamente unos doscientos años.

Se puede y se debería ser capaz de decir las mismas cosas de los islamistas actuales, incluso si la violencia yihadista no es requerida por la teología islámica, e incluso cuando muchos musulmanes "moderados" se oponen a la violencia religiosa, e incluso si la mayoría de los musulmanes son felices de dejar al cielo la preocupación de decidir el destino de los herejes e infieles.

Yo sé que existe una "yihad del alma", además de la "yihad por la espada", y que Muhammad dijo que la primera de ellas se correspondía con la "gran yihad". Y reconozco que el mundo musulmán no es monolítico. Sin embargo, eso no impide que "la yihad por la espada" es en verdad muy poderosa hoy en día, y también aterradora.

Dicho esto, una vez más, y a menudo, me encontré confrontado con esa izquierda más preocupada por evitar las acusaciones de islamofobia que de condenar el fanatismo islámico. Hay una razón para esto en la Europa occidental, y probablemente también en los Estados Unidos, donde los musulmanes son unos inmigrantes recientes, son objeto de discriminación y de vigilancia policial, e incluso a veces de brutalidad policial y de hostilidad popular. La islamofobia parece incrementarse, y no sólo proveniente de la derecha populista y nacionalista.

El imperialismo occidental encausado

A pesar de su incapacidad para entender el fenómeno religioso, la mayor parte de la gente de izquierdas no experimenta ninguna dificultad o temor a la hora de luchar contra los nacionalistas hindúes, los monjes budistas más fervientes y los sionistas mesiánicos dedicadas a la defensa de los asentamientos israelíes (en este último caso, decir que no tienen "ningún problema" es hablar suavemente). Por supuesto, nadie dentro de la izquierda ha hecho suya la causa de los yihadistas islámicos. Como un hecho menos escandaloso, aunque desde luego bastante grave, me resulta la negativa de la mayoría de la izquierda a reconocer estos crímenes e intentar un análisis global y una crítica que abarque el fanatismo islámico.

¿Pero que dificulta éste análisis y ésta crítica?

Numerosos autores de la izquierda insisten en que la causa del fanatismo religioso no es la religión, sino el imperialismo occidental, la opresión y la pobreza. También podemos hallar gente dentro de la izquierda que considera que el fanatismo islámico no es el producto del imperialismo occidental, sino una forma de resistencia a él. Cualesquiera que sean las causas que atraigan la práctica del fanatismo islamista, se trataría de  una ideología de los oprimidos, una alternativa, aunque un poco extraña, a las políticas de izquierda.

El filósofo esloveno Slavoj Zizek sostiene que el radicalismo islámico expresa "la ira y la rabia de las víctimas de la globalización capitalista". Debo decir que Zizek no tiene miedo a ser tratado de islamófobo: él defiende una crítica "respetuosa y por esa misma razón no menos despiadada" del Islam y de las otras religiones. Pero su crítica no tendrá éxito siempre y cuando se siga creyendo que el objeto de la ira islamista es el mismo que el de su propia rabia.

La filósofa estadounidense Judith Butler comete el mismo error cuando explica que "es muy importante considerar a grupos como Hamas y Hezbollah como movimientos sociales progresistas, situados en el ámbito de la izquierda y que forman parte de la izquierda mundial" . Ella afirmó esta idea en 2006 y la repitió de nuevo en el 2012, pero aportando un correctivo: Hamas y Hezbollah pertenecen a la izquierda porque son "anti-imperialistas", pero Butler no sostiene a todas las organizaciones de la izquierda mundial y sobre todo no aprueba el uso de la violencia por parte de estas dos organizaciones. Le reconozco esta última consideración, pero realizar una parecida asimilación a la izquierda me sigue pareciendo incorrecta.

En el análisis del fanatismo islámico, los posmodernistas no lo han hecho mucho mejor que los anti-imperialistas. Recordemos a Michel Foucault y su apología de la brutalidad de la revolución iraní: Irán no tiene "el mismo régimen (sistema) de verdad que nosotros". Esta versión del relativismo cultural se ha convertido en un lugar común.

La defensa posmoderna más vigorosa del radicalismo islámico la podemos encontrar en el profesor de literatura Michael Hardt y en el filósofo italiano Antonio Negri, quienes afirman que el Islam es en sí mismo un proyecto posmoderno: "La posmodernidad del fundamentalismo se reconoce en su rechazo de la modernidad como un arma de la hegemonía euro-americana. A este respecto, el fundamentalismo islámico representa perfectamente un ejemplo paradigmático". O aún más: "En la medida en que la revolución iraní ha expresado su profundo rechazo del mercado mundial, podría ser considerada como la primera revolución posmoderna".

La hipocresía occidental

Todas estas respuestas de la izquierda a estos fanáticos islamistas parecen bastante extrañas cuando se considera el contenido de su ideología. La oposición yihadista a "Occidente" debería inquietar a la izquierda. Boko Haram ha comenzado atacando las escuelas de "estilo occidental" y otros grupos islamistas han lanzado ataques similares, en particular contra las escuelas de niñas. Los valores que estos fanáticos han denunciado como "occidentales" - la libertad individual, la democracia, la igualdad de género, el pluralismo religioso - están en el centro del debate.

Es cierto, los occidentales no siempre han estado a la altura de estos valores y, a menudo, han fracasado a la hora de defenderlos, pero estos son valores a los que la hipocresía occidental rinde homenaje, y que algunos de nosotros nos esforzamos por proteger. Y estos son valores que caracterizan, identificándose con ellos, a gran parte de la izquierda.

¿A qué se parecería un movimiento de izquierdas contra la opresión y la pobreza? Sería un movimiento de los oprimidos, de movilización de hombres y mujeres anteriormente pasivos, incapaces de expresarse y temerosos, que finalmente conseguirían hablar en su propio nombre y defender sus derechos como seres humanos. Su propósito sería la liberación de estas personas. Y su fuerza motriz: una visión, probablemente modelada por la cultura local, de una nueva sociedad cuyos miembros, ya sean hombres y mujeres, serían más libres e iguales, y hacia los cuales el gobierno se mostraría sensible y responsable.

¿Cómo debería responder la izquierda ante estos grupos de fanáticos islamistas? Debería apoyar los esfuerzos militares, incluidos aquellos que tienen por objetivo detener la masacre de infieles y de heréticos. Después de eso, me gustaría que se considerara una política que se centrara en la contención del islamismo en lugar de una guerra (o una sucesión de guerras) con el fin de destruirlo. Este es un fuego que debería extinguirse él mismo. Pero esta idea nos enfrenta a una profunda dificultad: numerosas personas sufrirán en este proceso de "extinción", y la izquierda ignora este sufrimiento, poniendo en riesgo nuestra propia consideración moral. ¿Cómo podemos ayudar a esos que las fuerzas islamistas toman como blancos? Esta es una pregunta que surgirá continuamente. Pero debemos comenzar por la guerra ideológica.

Colaborar con los musulmanes

En primer lugar es necesario distinguir el fanatismo islámico del propio Islam. Debemos insistir en particular sobre la diferencia entre los escritos de fanáticos como Hassan al-Banna (1906-1949), el fundador de la Hermandad Musulmana, o el teólogo pakistaní Maulana Maududi (1903-1979), de la obra de grandes filósofos racionalistas de la antigua historia musulmana y de reformadores liberales más recientes.

También debemos colaborar con los musulmanes, practicantes y no practicantes, que combaten el fanatismo, y aportarles el apoyo que necesitan. Nos encontramos ante muchos musulmanes antifanaticos y algunos, como la ensayista somalí Ayaan Hirsi Ali, llegados desde la izquierda, pero que han girado a la derecha porque encuentran pocos amigos dentro de la izquierda. La gente de la izquierda debe ser capaz de comprender la mejor forma de defender el Estado laico en esta era "postsecular" y cómo defender la igualdad y la democracia contra los argumentos religiosos en favor de la jerarquía y la teocracia.

Debemos reconocer el poder de los fanáticos y lo extenso de su alcance político, debemos designarlos claramente como nuestros enemigos y comprometernos contra ellos en una campaña intelectual: una campaña en defensa de la libertad, la igualdad y el pluralismo. No estoy diciendo que la izquierda debe unirse al famoso "choque de civilizaciones". Todas las grandes civilizaciones religiosas son capaces, y sin duda igualmente capaces, de producir tanto a fanáticos violentos como a santos pacíficos, y a todo lo que se sitúa entre ellos. Tampoco es necesario pensar ese combate contra los islamistas en términos de civilización, sino en términos ideológicos.

Hay peligros y la izquierda tiene necesidad de defensores. Es por eso que yo escribo, pues yo soy un escritor y no un combatiente, y lo más útil que puedo hacer es unirme a este combate ideológico. Yo deseo apelar a los camaradas de muchas naciones, pero eso está todavía muy lejos de ser suficiente. Existe una brigada internacional de intelectuales de izquierda que sigue esperando tomar forma.

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Las retorcidas ideas de esos occidentales que odian a Occidente - David Aaronovich - The Times



Hay una frase profundamente controvertida que quizás se utiliza con demasiada frecuencia por algunos judíos con respecto a otros judíos y que afirma que se "odian a sí mismos". Tras los largos años de panfletos y pogromos antisemitas, los antisemitas siempre han podido citar a algún judío diciendo, bien vale, es cierto, los judíos son tan malos como usted dice que son.

Pero aunque esa persona podría estar motivada por el odio hacia sí mismo, he comenzado a creer de manera gradual que lo más probable es que ellos odien tanto a los otros judíos como se aman a si mismos. Y estoy empezando a pensar que algunas personas en Occidente también parecen decididas a mirar exclusivamente el aspecto malo de las cosas con estas afectan a sus propios países, gobiernos o forma de vida. Y no es que ellos se desprecien a sí mismos, de hecho nos desprecian a nosotros, porque ellos mismos se adoran.

Esa es mi acusación y ahora viene mi argumento. Y comienza con la decisión de un grupo de escritores de criticar públicamente al PEN Americano por su decisión de conceder un Premio al Coraje en la defensa de la libertad de expresión a la revistas Charlie Hebdo. Y me interesa analizar el razonamiento, y casi la psicología, de su objeción.

Uno de estos críticos, Francine Prose, explicó el otro día que no quería que el PEN "librara una guerra contra el terrorismo. Ese es el papel de nuestro gobierno". Además, se mostraba recelosa en lo referente a "la narrativa del asesinato de los miembros de Charlie Hebdo - blancos europeos asesinados en sus oficinas por extremistas musulmanes -, porque consideraba que alimentaba los prejuicios culturales que han permitido a nuestro gobierno cometer tantos errores desastrosos en el Oriente Medio". En otras palabras, honrar a Charlie Hebdo suponía tomar partido en una batalla en la que ella no quería tomar parte.

Pero supongamos que un grupo de periodistas, dibujantes y activistas negros hubieran sido masacrados por fundamentalistas cristianos en Seattle o Albuquerque? ¿Podríamos imaginarnos que habría argumentado Francine Prose para mostrarse en contra de que fueran honrados? ¿O bien ella habría sabido perfectamente de qué lado estaba en tal batalla?

Su compañera escritora, y también objetora, Deborah Eisenberg, deletreaba la lógica de la visión del mundo del "no cuenten conmigo" en una carta al director ejecutivo de Pen Americano.

No existía ninguna duda de que los empleados de Charlie eran unos valientes, argumentaba Eisenberg, y que matarlos fue horrible, pero no se merecían un premio ya que satirizando al Islam habían estado atacando a las personas equivocadas. La población musulmana de Francia (que ella consideraba que constituía una unidad monolítica) estaba "asediada, marginada, empobrecida y eran las auténticas víctimas". Era comprensible - aunque lamentable - que algunos de entre ellos iba a reaccionar a las provocaciones de la revista.

Sólo podían haber sido unos sujetos igualmente válidos para la sátira, pensaba Eisenbeeg, "cuando estos dispares objetivos de la sátira ocuparan una posición de igualdad dentro de la cultura dominante". En resumen, las caricaturas, para Eisenberg, solo estaban "destinadas a causarles más humillación y sufrimiento". Ella no podía imaginar ninguna otra razón.

Así que según el virtuoso criterio Eisenbergiano, Mohammed no debería estar sujeto al mismo escrutinio satírico que el que puedan sufrir Jesús o Lenin. Pero, ¿hacia dónde nos llevaría esta forma de pensar? Aplicado de una manera más general, una norma de este tipo significaría no ser demasiado rígidos a la hora de hacer cumplir las leyes creadas por la "cultura dominante", pero que a veces son rechazadas por los marginados. ¿Qué podría ser más alienante que exigir a las minorías que abandonan sus viejas costumbres, como el matrimonio forzado, los crímenes de honor y la mutilación genital femenina?

Si no debía ser para Charlie Hebdo, entonces resultaba muy revelador para quién, según el criterio de Eisenberg, debía haber ido el premio. Debería haber sido otorgado a denunciantes como Chelsea Manning y Edward Snowden, o en su defecto a sus enlaces periodísticos en Occidente, como por ejemplo Glenn Greenwald. Esta gente que desvela los oscuros secretos de Occidente al mundo entero son personas que no sólo han sido valientes, sino que "su valor ha sido meticulosamente ejercido para el bien de la humanidad". No como Charlie Hebdo.

¿Dónde había visto antes este tipo de razonamiento? Se trataba de esa tan familiar línea de argumentación que se desplegó contra aquellos que trataban de apoyar a los escritores disidentes soviéticos durante la Guerra Fría. La vida en el Occidente no era tan buena, afirmaban, ni en Rusia era tan mala, como para justificar prestar atención a los llamados disidentes. Más bien, los elogios debían dirigirse a los disidentes de casa, a esos que valientemente se ponían en pie contra la guerra, el capitalismo y Occidente.

Como era de esperar, el argumento de Eisenberg fue lo suficientemente atractivo como para encontrar espacio en el The Intercept, el vehículo creado por y para Glenn Greenwald cuando salió de The Guardian, y que es financiado por el multimillonario fundador de eBay, Pierre Omidyar.

Greenwald planteaba su propia pregunta al PEN. "Teniendo en cuenta que el PEN se supone que representa puntos de vista impopulares y marginados que están bajo el ataque de la clase dominante, ¿qué propósito tenía hacerse eco del gran consenso existente entre los gobiernos occidentales: que los dibujantes de Charlie Hebdo eran unos héroes?".

Y ahí lo tienen. La contraposición que, por una vez, se explicita directamente. Si los gobiernos occidentales están implicados, entonces debemos estar en contra de ellos, o por lo menos, no con ellos. En otras palabras, debemos estar en cualquier lado, pero el nuestro.

En febrero, un periodista llamado Ken Silverstein escribió sobre por qué había renunciado al equipo de Greenwald. Él había estado trabajando en una historia acerca de un caso de asesinato en los EEUU, y había descubierto que el acusado era realmente culpable, una posición de entrada polémica para la izquierda. Resultado, no pudo conseguir que la historia fuera publicada.

"Los críticos internos de Occidente creen que deben ejercer el papel de fiscales, y por lo tanto también deber fiscalizar al estado", escribió Silverstein. "Un apoyo al estado resultaba totalmente inaceptable para una publicación que decía ser totalmente independiente y adversaria sin tregua del establishment dominante. Eso se mantuvo incluso en el caso de un hombre procesado con éxito como un asesino, y su envió a la cárcel".

Este infantilismo influyente es un área donde la izquierda, la derecha y los nacionalistas convergen. Aunque unos subrayen el papel de la Unión Europea y los otros del "imperialismo" estadounidense, tanto el Partido por la Independencia del Reino Unido como el movimiento Stop a la Guerra apoyado por los Verdes, reprochan más a Occidente que al presidente ruso Vladimir Putin por la crisis de Ucrania. La líder del Partido Nacionalista Escocés, Nicola Sturgeon, tiene una visión mucho más crítica y dura del programa nuclear Trident de Gran Bretaña del que parece tener de las ambiciones atómicas de Irán. Los nacionalistas escoceses me escriben y me dicen que Gran Bretaña ha sido un "desastre" para los últimos 40 años de Escocia.

Glenn, Russell, Nigel, Lutfur, Caroline, Deborah, déjenme preguntarles algo. ¿Acaso nuestra sociedad, con su secularismo, no es mejor que, por ejemplo, Pakistán o Irán? ¿Es mejor su política exterior sin guía que la de Rusia? ¿Debe ser menos valorada su tolerancia en lo referente a la libertad de expresión que su ausencia en el caso de China? ¿Es Occidente, en esencia, menos corrupto que Nigeria? ¿No es nuestra sociedad, con todos sus defectos, el lado correcto con el cual debemos estar?

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El milenario barrio judío de Jerusalén convertido en una "colonia" por Le Figaro, un diario de la derecha francesa



En azul, en el gráfico, las "colonias judías", y entre ellas el viejo y milenario barrio judío de Jerusalén

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Obama "comprometido" con la seguridad de Israel: Estados Unidos y Hezbollah coordinan los vuelos de espionaje de aviones no tripulados sobre Qalamoun, mientras la inteligencia estadounidense comparte la información obtenida con Hezbollah - Debka



Otra extraña pareja de compañeros de cama se ha desarrollado en uno de los campos de batalla más importantes del Oriente Medio: Estados Unidos está ayudando a Hezbollah, el socio libanés de Irán, en la batalla por el control de las estratégicas montañas Qalamoun.

Según han revelado fuentes de inteligencia a DEBKA, una unidad de operaciones especiales estadounidense estacionada en la base aérea de Hamat, en la costa del norte del Líbano, está dirigiendo aviones no tripulados de reconocimiento Aerosonde MK 4.7 sobre las montañas Qalamoun, 100 km al oeste, con el objeto de recoger información estratégica.

Washington estableció dicha base tras un acuerdo con Beirut como garantía de una ayuda militar para los próximos tres años que contrarreste cualquier amenaza de invasión por parte de elementos extremistas islamistas.

Sin embargo, resulta que los datos de los aviones no tripulados de los Estados Unidos que se pasan al estado mayor del ejército libanés en Beirut van directamente a la sede de Hezbolá y a los funcionarios iraníes en Siria que llevan el esfuerzo de guerra en su defensa de Bashar Assad.

El Aerosonde MK 4.7 puede permanecer en el aire durante 10-12 horas a una altitud de 4,5 kilómetros. Funcionan de día o de noche, equipados con una avanzada capacidad de rastreo láser. Es capaz de llevar armamento, pero fuentes estadounidenses dicen que los drones en el Líbano están desarmados.

Hezbollah también está operando con sus propios drones de vigilancia Ababil-3 sobre las montañas Qalamoun, dando lugar a una necesaria coordinación entre el equipo americano y el grupo chií. La consecuencia es que, por primera vez, el ejército de los Estados Unidos está trabajando directamente con una organización terrorista tal como es designada internacionalmente. Un desarrollo con ramificaciones trascendentales para la seguridad de Israel  Esta asociación se ha convertido de hecho en un cambio en el juego para peor en términos de seguridad y de relaciones entre los EEUU e Israel. causando una amplia conmoción en la disposición militar y de inteligencia en la región, en al menos seis aspectos:

1.- Para contrarrestar la colaboración de inteligencia EEUU-Hezbollah, Israel está obligado a reorganizar todo el mecanismo de inteligencia que mantiene para proteger sus fronteras del norte con el Líbano y Siria.

2.- Israel se encuentra obligado a monitorear el progreso de ese interfaz entre la unidad especial de los Estados Unidos y Hezbollah, su enemigo declarado.

3.- Israel ya no puede confiar en la inteligencia estadounidense que proviene del Líbano, ya que probablemente está contaminada por fuentes de Hezbollah.

4.- Hezbollah está obteniendo conocimientos de primera mano sobre los métodos operacionales de las fuerzas de operaciones especiales, métodos que se asemejan fuertemente con los de Israel y que por lo tanto deben reformarse.

5.- El grupo terrorista Hezbollah y su estado mayor está ganando un prestigio muy necesario en la región a partir de su colaboración con los EEUU.

6.- Los drones Ababil de Hezbollah son manejados, de hecho, por la hostil Guardia Revolucionaria iraní, lo que no deja a Israel con más opción que revisar de arriba a abajo los sistemas de recolección de inteligencia de sus aviones no tripulados de vigilancia para realizar un seguimiento de los movimientos de Irán en la región.

En la sinagoga de Washington Adas Israel, el pasado viernes 22 de mayo, el presidente Barack Obama, quien portaba una kipá, se opuso con "fuerza" a las sugerencias de que las diferencias políticas entre su gobierno y el gobierno israelí informaban de su falta de apoyo al aliado de toda la vida de los Estados Unidos

Estas noticias plantean una pregunta: ¿Se pueden tomar en serio los reiterados compromisos de Obama con la seguridad de Israel cuando se tiene conocimiento de la cooperación militar y de inteligencia de los Estados Unidos con una organización que ha prometido destruir a Israel y ello con el respaldo de 100.000 misiles apuntándolo?



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Franceses en Israel. El nuevo éxodo judío - Juan Carlos Sanz - El Global



"Bijouterie”, “Synagogue Francophone”, “Bureau Immobilier”, “Change”. Rodeado de carteles, bajo la cristalera de la oficina de cambio de moneda, Claude, nacido en París en 1953, también vende revistas locales en francés. La campaña electoral israelí toca a su fin entre la indiferencia de los paseantes. A primera vista parece un balneario de la costa provenzal, pero esto es Netanya, una pequeña Francia enclavada al norte de Tel Aviv. “Moi o lui”, reza la portada del semanario Aujourd’hui, con las fotografías enfrentadas del primer ministro conservador, Benjamín Netanyahu, y del líder laborista, Isaac Herzog.

Después de las últimas oleadas de fugitivos del antiguo espacio soviético, así como del éxodo anterior de judíos orientales o sefardíes y de europeos del Este o asquenazíes, la comunidad israelí francesa empieza a situarse como una minoría emergente en Israel. En 2014 encabezó, por primera vez, la inmigración al Estado hebreo.

Las revistas están jalonadas de propaganda de partidos religiosos y nacionalistas que concentran su interés en un colectivo aparentemente conservador, pero también de publicidad de salones de belleza y tiendas de vinos, y sobre todo, de bancos, abogados y promotores inmobiliarios que ofrecen sus servicios a los franceses afincados en Netanya y Ashdod. Esos son los principales puntos de concentración de esta comunidad judía al sur de la costa mediterránea.

Mire, soy un currante y no valgo para otra cosa que para trabajar”, se justifica Claude en su argot parisiense, mientras entrega shekels a cambio de euros a unos recién llegados. “Me quedé hace seis años sin empleo y, como mis padres ya se habían instalado en Netanya después de jubilarse, me vine aquí para probar suerte. Mis hijos siguen en Francia, pero sé que algún día se reunirán conmigo”.

Desde la sala de control de todo este movimiento demográfico, el diplomático Yigal Palmor, director de relaciones externas de la Agencia Judía, intenta anticiparse a los cambios. Es responsable del organismo que asiste a los inmigrantes judíos que se instalan en Israel. “Han llegado casi 7.000 franceses en 2014, el doble que en 2013, y este año esperamos unos 10.000. Han superado incluso a los cerca de 6.000 que huyen del conflicto de Ucrania”, constata Palmor.

En mi barrio, en Marsella, había que quitarse la kipá a la salida del colegio para atravesar vecindarios musulmanes”, explica un joven francés en Jerusalén

En el centro de absorción de inmigrantes jóvenes de Ramat Aviv, al norte de la aglomeración urbana de Tel Aviv, hace cinco meses que Marc se somete a un ulpan, un programa intensivo de inmersión en el hebreo. De 25 años, dejó atrás su casa de la periferia de París y su trabajo como agente comercial en el sector textil. Inequívocamente mediterráneo y sefardí, Marc viste de negro, pero no lleva la kipá como otros alumnos del centro, procedentes de 27 países distintos, y aún mantiene una educada cortesía europea frente a la ­chutzpah (pronúnciese “jutspá”), la habitual insolencia o audacia israelí. “Decidí mudarme a finales de 2014. He pasado toda la vida viendo policías a las puertas del colegio o de la sinagoga. Me considero una persona liberal, pero respeto mis tradiciones”. No es un judío del histórico Marais parisiense, miembro de una familia de joyeros o galeristas. Viene desde Vincennes, al otro lado de los bulevares de circunvalación de la capital francesa. Tampoco se considera un exiliado, sino un ser humano que quiere empezar de nuevo en Israel. “A mi edad, confío en quedar eximido de cumplir el servicio militar”, asegura. Vino con su mejor amigo. Ambos se sintieron impresionados por la magnitud de las manifestaciones de musulmanes en París contra la guerra de Gaza el pasado verano.

Marc ya se encontraba en Israel cuando, como cada viernes, su padre hizo las compras para el sabbat al mediodía del pasado 9 de enero en el Hyper Cacher de la Puerta de Vincennes. Una hora después, Amedy Coulibaly, nacido en Francia en el seno de una familia de inmigrantes de Malí, irrumpió en el supermercado judío en nombre del Estado Islámico y mató a tres clientes y a un empleado, antes de ser abatido por la policía. Marc prefiere no hablar del asunto.

La mayoría de los judíos franceses que llegan a Israel son familias, parejas con hijos pequeños y jóvenes estudiantes. Todos necesitan ayuda para iniciar una nueva vida, y tropiezan con problemas como la homologación de sus títulos universitarios y diplomas profesionales. El primer gran escollo es el idioma, la adquisición de una mínima destreza con el moderno hebreo hablado –alejado de la antigua lengua que estudiaron en las sinagogas francesas– para poder abrirse camino en la sociedad israelí. “El perfil del francés que emigra a Israel es el de una persona menor de 35 años, de clase media y profesional liberal”, puntualiza Yigal Palmor.

Pronto chocan con la contradicción entre el sistema de protección social que dejan atrás en el Estado de bienestar en Francia, con múltiples ayudas públicas, y el modelo liberal de Israel, que no cuenta con un sistema de subvenciones establecidas. Nuestra tarea consiste en apoyarles para que encuentren pronto un empleo y puedan llegar a ser autosuficientes”.

Muchos judíos franceses se plantean establecerse en Norteamérica para buscar un futuro mejor, pero la mayoría prefieren venir a Israel, seguramente para seguir estando más cerca de Francia”, sostiene el responsable de la Agencia Judía. Cree que los más jóvenes valoran la proximidad, en lo que la prensa israelí ha bautizado ya como “Sionismo de EasyJet”. “Pero la identidad judía sigue siendo el factor clave frente a otros países de destino”, advierte Palmor.

No todo es economía y religión. También el clima de tensión en el que vive la comunidad israelí en Francia – cerca de 600.000 judíos en un país con seis millones de musulmanes – desde la Segunda Intifada, al comienzo de la pasada década, está detrás de la inmigración. Una inquietud que se acrecentó con los atentados antisemitas cometidos por Mohamed Merah en la región de Toulouse en 2012 – siete asesinados, entre ellos tres niños de corta edad –, y que se ha agudizado tras los ataques contra el semanario Charlie Hebdo y el supermercado judío Hyper Cacher de París a comienzos de este año. “Muchos han llegado a pensar en una pérdida de los valores de la República Francesa”, reflexiona el diplomático israelí. “Hay una sensación de que el Estado no sabe proteger a parte de sus ciudadanos”.

De los 132 estudiantes del centro para inmigrantes jóvenes de Ramat Aviv, 26 son franceses. “Para el próximo ciclo esperamos 40, hemos tenido que establecer un cupo y abrir una lista de espera”, reconoce Dina Turebsky, la directora de origen ucranio que hace 20 años siguió un curso de inmersión para recién llegados en un establecimiento similar. La clave es la educación, el aprendizaje rápido del hebreo y la llamada “cesta de integración”: alojamiento y comida, y el equivalente a 500 euros mensuales. “Muchos de los que vienen están marcados también por el temor a la amenaza del antisemitismo”, afirma. “Por eso añadimos apoyo psicológico para algunos de ellos”.

A los 18 años recién cumplidos, Ethan e Isabelle alegan que ese no es su caso. Él lleva la kipá, aunque viste unas alegres bermudas – “Haré la mili después de acabar la carrera de Ingeniería”, se plantea con una sonrisa– , mientras ella confía en poder participar en el llamado Servicio Nacional (prestación social) como psicóloga titulada. Los jóvenes judíos franceses se topan con la dura realidad de un servicio militar obligatorio de hasta tres años de duración, en un país con enemigos declarados en varias de sus fronteras y marcado por el conflicto palestino. A la salida de clase, Ethan reconoce que sigue los pasos de su hermano mayor, que hace seis años emigró a Israel, donde vive ahora con su mujer y sus dos hijos. “No hemos venido por miedo, hacía tiempo que pensábamos en ello. Yo también tengo vínculos familiares en Israel”, apunta Isabelle. “La sociedad es diferente de la francesa, pero siento que esta es mi casa”.

Muchos franceses prefieren venir a Israel antes que ir a Norteamérica, seguramente para estar más cerca de su país”, afirma un alto cargo de la Agencia Judía

En el Teatro de Jerusalén, en el elegante barrio de Rechavya, más de un millar de estudiantes franceses se han dado cita en un acto organizado por la Agencia Judía. Una bulliciosa feria juvenil con diferentes puestos distribuidos a lo largo de los vestíbulos del centro cultural, a cuyo cargo se encuentra Ariel Kandel, un parisiense de 40 años tocado con la kipá. “Después del éxodo que siguió al desmantelamiento de la antigua Unión Soviética en 1991, los franceses representan ahora un flujo esencial de inmigración. Los miles de judíos que viajan hoy a Israel desde Francia cierran un ciclo que se inició en los años cincuenta y sesenta en los países del norte de África recién descolonizados, cuyos sefardíes se trasladaron a la metrópoli tras los procesos de independencia, y ahora lo culminan con la aliyah (inmigración a Israel)”, explica. “El 80% de los que acuden a estas reuniones informativas acaban quedándose con nosotros”.

El puesto de la Universidad Hebrea parece ser el más concurrido en la feria para estudiantes judíos franceses en el Teatro de Jerusalén, solo por detrás del de las Fuerzas de Defensa de Israel. Portavoces militares uniformados intentan resolver las dudas sobre el servicio militar que expresan los jóvenes, todos con el bachillerato terminado o a punto de acabar, como el marsellés Galith Azoulay. “Tengo miedo, estoy preocupado por mi futuro”, admite este aspirante a ingeniero informático. “En mi barrio había que quitarse la kipá a la salida del colegio o de la sinagoga para atravesar zonas con vecindario musulmán”. Su familia tiene raíces en Oujda y Fez (Marruecos) y en Orán (Argelia), donde se asentaron hace más de cinco siglos judíos expulsados de España.

El futuro de los Ben Aimar está ahora en las manos de Jerôme, de 38 años, que amasa y hornea brioches, baguetes y merengues en la pastelería JB de Netanya. Tras una vidriera recorrida por la imagen de la Torre Eiffel, el 80% de su clientela está integrada por inmigrantes asentados en esa pequeña Francia israelí. Originario de Lorient, en Bretaña, apenas ha sentido el peso del antisemitismo. “Hay muy pocos judíos en esa región”, reconoce Jerôme. “Parte de mi familia se estableció aquí hace más de 40 años, y ahora me he reunido con ellos, junto con mi madre y mi hermano, para sacar adelante este negocio”, explica mientras muestra con orgullo su acreditación de artesano tradicional expedida en Francia.

Meir Meyer y Vivian Krief podrían estar ahora contemplando el final de su existencia en las playas de Cannes, pero han elegido Netanya para vivir una alegre jubilación rodeados de camaradas de su generación. Bigote recortado, pelo atusado y ojos brillantes bajo una gorra de marino, él sonríe confiado. “Es como Clark Gable”, se ufana Vivian, de 74 años, tras sus gafas de sol, mientras Meir lo celebra a sus 80 años con una de sus mejores poses. Como otros judíos franceses, él combatió en la llamada guerra del Canal de Suez de 1956, pero luego regresó a Francia. “Nos conocimos en el hotel Ritz de París, donde ambos trabajábamos”, se jactan Meir y Vivian en un último derroche de glamour, instalados en una soleada terraza del bulevar que lleva a las playas de Netanya.

Cerca de la pareja de jubilados judíos franceses, Max, de 74 años, sonríe mientras fuma a las puertas de su restaurante. Recomienda las “gambas con licencia rabínica”, un remedo de marisco elaborado con pescado para sortear la prohibición religiosa. Salió de Casablanca (Marruecos) en 1956 y combatió como paracaidista en la guerra de los Seis Días (1967). Luego abrió un restaurante en París que hoy regentan sus hijos. “Aquí todo es casher porque nos lo exige nuestra clientela, pero también tenemos vino francés y hasta pastis debidamente aprobados”, desvela.

A la cabeza de un cortejo de líderes internacionales, el primer ministro israelí se permitió el pasado enero en París hacer un llamamiento a los judíos franceses para que emigraran en masa a Israel, su verdadero “hogar”. El gesto de Netanyahu suscitó el inmediato rechazo del presidente de la República, François Hollande, y de su primer ministro, Manuel Valls. En un acto celebrado poco después en Toulouse en recuerdo de las víctimas de los ataques de Mohamed Merah, el expresidente conservador Nicolas Sarkozy le replicaba: “Francia no sería la misma sin la presencia del judaísmo, que pertenece a su historia”.

La Revolución tras la toma de la Bastilla reconoció derechos ciudadanos a los judíos a finales del siglo XVIII, pero Francia también ha marcado hitos en el antisemitismo, como el caso de Alfred Dreyfus, un oficial judío acusado falsamente de traición, y cuyo honor fue restituido a comienzos del siglo XX tras la intervención del escritor Émile Zola con el célebre alegato Yo acuso. Las páginas más negras en Francia se vivieron bajo el régimen colaboracionista de Vichy durante la II Guerra Mundial, con episodios trágicos como la redada del Velódromo de Invierno de París, en 1942, que supuso la deportación de más de 12.000 judíos hacia los campos de exterminio.

En 2014, el Consejo Representativo de Instituciones Judías recopiló 851 actos antisemitas en Francia, frente a los 423 contabilizados en 2013. Pese a todo, solo un 1% de los judíos franceses emigraron a Israel el año pasado. “Aparentemente, la posibilidad de morir víctima de la violencia en el Estado de Israel aún sigue siendo más alta que de ser asesinado en un ataque terrorista yihadista en Europa”, sostiene el periodista de Haaretz Anshel Pfeffer en la conclusión de una serie de reportajes sobre el antisemitismo en el Viejo Continente.

Richard, el tío del maestro pastelero Jerôme ben Aimar, es hoy un sesentón reflexivo. Pero confiesa que antes fue un enardecido sionista que se embarcó para luchar en la guerra del Yom Kipur, en 1973, junto a 700 judíos franceses. “Tenía 21 años. Vine porque creo en el derecho de los judíos a vivir en esta tierra”.

Cubierto por la kipá, la barba cana y larga, vestido a la manera tradicional, pero sin alardes ultraortodoxos, este traductor profesional del francés al hebreo recuerda haber visto ya otras oleadas de judíos franceses. “No sé cuánto durará esta vez, pero de lo que no cabe duda es que los últimos acontecimientos han acelerado la decisión de aquellos que estaban planteándose emigrar a Israel”, argumenta. “Ahora vienen jubilados que se sienten inseguros en Francia y jóvenes preocupados por el desempleo. La amenaza del yihadismo en Europa puede que haya empujado a algunos a venir, pero la vida no es fácil en Israel”, advierte este veterano inmigrante. “Veremos qué ocurre dentro de dos o tres años”.

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Saturday, May 23, 2015

Sobre Israel, Obama descubre que no puede complacer a todos los judíos de Washington todo el tiempo



La élite del poder judío de Washington - o por lo menos la élite judía de centro/izquierda y no partidista - se alineó alrededor del histórico Adas Israel Congregation en el Cleveland Park durante varios horas el pasado viernes. El presidente Barack Obama se dispuso a tomar posesión del podio de la sinagoga, y los asistentes se mostraban felices de poder escuchar el discurso del presidente programada para honrar la Jewish American Heritage Month

Muchos de los asistentes ya habían estado en la Casa Blanca un par de veces, algunos más de un par de veces. Pero el evento del viernes fue diferente. Se trataba del presidente hablando en pleno territorio de la comunidad judía y que había ido para entregar un mensaje con un núcleo muy sucinto: Estoy con ustedes.

Como la mayor congregación del Judaísmo Conservador de la ciudad, pero con los suficiente participantes liberales como para aceptar la decisión de su rabino de salir del armario el año pasado , Adas Israel proporcionó al presidente las imágenes adecuadas. Obama subió a la bimá (podio) bajo una gran inscripción en hebreo que decía "conoce en primer lugar con quién estas", se cubrió respetuosamente la cabeza con una kipá blanca y estuvo flanqueado por un rollo de la Torah a cada lado. Y su discurso golpeó muchas de las teclas correctas, reflexionando sobre la experiencia del inmigrante judío y las contribuciones de los judíos a la sociedad estadounidense en su conjunto. Obama mencionó la participación judía en la lucha por los derechos civiles y las luchas laborales, e invocó el rabino Abraham Joshua Heschel caminando a través de puente Edmund Pettus con Selma (la afroamericana símbolo de la lucha por los derechos civiles).

A veces de forma explícita, y a veces por referencias discretas, Obama se refirió a los temas que son el leitmotiv de los votantes demócratas. No hizo mención de la legislación comercial que ha mantenido  al Congreso preocupado durante semanas, sino de la educación infantil universal, la matrícula universitaria subsidiada y los beneficios de la inmigración en la sociedad estadounidense.

Ninguno de estos pasajes en el discurso cosechó grandes aplausos, sin embargo, aunque entre la audiencia hubiera jefes de organizaciones que han hecho lobby por estos temas

En cambio, los aplausos sí se desataron cuando el presidente habló sobre la seguridad de Israel y su propio apoyo al Estado judío. Cuando él afirmó su firme respaldo a Israel, los presentes se mostraron comprometidos, apasionados y unidos en su apoyo.

Mientras tanto, no hubo otra ronda de aplausos y parabienes cuando Obama habló de la necesidad de establecer un Estado palestino junto al Estado de Israel, ya que aquí la respuesta no fue universal. De hecho, algunos de los asistentes le respondieron con un silencio sepulcral. La brecha era clara y se mostró nítida.

Si el discurso de Obama estaba destinado a tranquilizar a la audiencia - y especialmente a la comunidad judía norteamericana en su conjunto - para que no sea considerado como una figura divisiva en la comunidad, la recepción para ese y otros pasajes más complejos relacionados con Israel pintó un cuadro mucho más matizado.

Los miembros de la congregación mostraron cortésmente su apoyo a sus observaciones sobre la identidad estadounidense-judía. Le dieron igualmente su apoyo cuando se ocupó de los tipos de políticas que los demócratas utilizan para atraer a los moderados de clase media para las elecciones presidenciales de 2016. Pero si, como muchos expertos han afirmado antes de tiempo, está realizando una oferta para reagrupar a la comunidad judía estadounidense tradicionalmente demócrata tras meses de contención y de luchas internas, las reacciones de una audiencia muy de Washington a su retórica sobre Israel pareció servir más como una señal de advertencia que como un voto de confianza.

Obama obtuvo una calurosa acogida en líneas generales de los representantes de una comunidad que vota - según la mayoría de estimaciones - entre un 65 al 70% a los candidatos demócratas, y en particular apoya las políticas sociales progresistas. Pero las líneas de división quedaron claras en el momento en que las cuestiones nacionales progresistas pasaron a un segundo plano frente a los asuntos relacionados con Israel.

Por lo tanto, el discurso de Obama demostró el desafío al que se enfrentan Hillary Clinton y otros candidatos demócratas para la próxima presidencial. La amplia base de apoyo para las políticas nacionales enmascaran profundamente las matizadas divisiones existentes en la comunidad judía, y de hecho entre los políticos que buscan su voto, en relación con el apoyo a Israel y lo que eso significa.

De pie frente a muchos de los líderes judíos de Washington, Obama demostró que la experiencia de los judíos estadounidenses aún puede ser alistada como una poderosa llamada retórica a los valores de la igualdad y de los derechos civiles.

Pero al mismo tiempo, un discurso que estaba destinado a demostrar que el apoyo a Israel no se había bifurcado o que era partidista enseñó una lección diferente: el apoyo a Israel, incluso entre los entusiastas de Obama, es multidimensional y complejo.

Ante este clima, será muy difícil para los aspirantes demócratas a suceder a Obama "conoce en primer lugar con quién estas".

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Wednesday, May 20, 2015

¿Ángel de la paz o ángel de la pizza? - Joe’s World de Israellycool

Sunday, May 17, 2015

Interesante: Los judíos antisionistas y su "crimen de honor" por delegación - Richard Landes - Augean Stables



La reciente y sorprendente actuación de Marcia Freedman en la conferencia de J Street pidiendo una solución de un estado (que casi seguramente no se llamaría Israel), y en la que "una mayoría árabe defendería ferozmente defender los derechos de una minoría judía protegida", ganándose con estas ideas los aplausos de un público supuestamente "pro-Israel, pro-paz", ha planteado una vez más la pregunta que me envió un conocido que vio el "Desafio de J Street":
¿Por qué estos activistas judíos de J Street toman estas posiciones que saben que son destructivas para las posibilidades de supervivencia de Israel? 
Obviamente, la manera más fácil de responder es afirmar que no se dan cuenta de la naturaleza destructiva de su "plan de paz". Ciertamente esa es la naturaleza de las ideas de Ms Freedman, quien al parecer cree que una vez que Israel se convierta en una "verdadera democracia" (sea lo que sea lo que quiera decir con ello), los judíos ya no necesitarán mantener el control de los resortes del poder, ya que entonces ese "Estado verdaderamente democrático garantizaría los derechos de los judíos sin importar quien estuviera en el poder (por ejemplo, una mayoría árabe)".

Sólo alguien presa de una ceguera terminal puede no darse cuenta de que más allá de las fronteras de Israel, las mayorías árabes rara vez protegen los derechos de las minorías (de ese Otro tan apreciado en Occidente), en especial de eso que sienten como una amenaza para ellos y su mayoría.

La idea de que 2.000 años de victimización de los judíos por no contar con soberanía no significa absolutamente nada (y que no hay lecciones que sacar de ello) y que de alguna manera una mayoría árabe "defendería ferozmente los derechos de la minoría judía", tal tipo de sandeces utópicas desafían la imaginación social y política basada en la realidad.

El discurso de Freedman, tan totalmente divorciado de la realidad "demasiado humana" de esa parte del mundo, nos da un ejemplo del angelismo y de la insulsa ley moral que anima a tantos judíos antisionistas.

Aquí me gustaría abordar una pregunta muy bien planteado por mi anterior corresponsal pero ligeramente reformulada:
¿Por qué ciertos judíos se identifican y promueven las letales narrativas palestinas sobre Israel, y se prestan como aliados de esos grupos que animan y promueven abiertamente la destrucción de Israel, incluso hasta llegar a asegurar que no tenemos nada que temer de ellos?
En una palabra, creo que están involucrados en una especie de "crimen de honor" por delegación.

En varias culturas nos encontramos con el fenómeno de los "crímenes de honor", es decir, el asesinato de una mujer soltera por su familia por avergonzarles a ellos (desde un punto de vista progresista, estos serían realmente "asesinatos de honor"). En la mayoría de los casos, el comportamiento de la mujer implica la posibilidad de cierta manifestación sexual impropia, por un lado, y dicha "limpieza del honor" exige estos sacrificios a fin de mantener la respetabilidad ante los demás. Todos los crímenes de honor se realizan para apaciguar la opinión hostil de otras personas, para ganarse esa familia el favor de la comunidad mayoritaria. Son asuntos fundamentalmente de honor y de vergüenza, asuntos de reputación ante los ojos de los semejantes.

Entre esas culturas, los árabes y musulmanes destacan por la frecuencia en que un "comportamiento considerado vergonzoso" produce este tipo de "crímenes de honor" familiares, un fenómeno que ha causado mucha preocupación ya que cuando se centra la atención en la alta frecuencia con que se producen en familias musulmanas, ello puede conducir a la tan temida "islamofobia".

Mientras que en sus orígenes, y en la mayoría de los casos, los crímenes de honor sólo se producen cuando una mujer soltera voluntaria y deliberadamente practica una conducta sexual ilícita, bajo el impacto de la modernidad esos asesinatos tan primitivos y despreciables se han extendido en algunas culturas a "crímenes de honor" para imponer la dominación patriarcal (hijas que se niegan a casarse o a divorciarse) y para vigilar las fronteras entre nosotros y ellos (asesinato de hermanas que salen con europeos).

De manera no exclusiva, pero no obstante con una intensidad peculiar, la cultura árabe y musulmana ofrece hoy en día la más extensa lista de actos de esa tipología.
Más del 75% de las mujeres palestinas que en Jordania fueron sometidas a exámenes del himen fueron posteriormente asesinadas por miembros de la familia, incluso cuando las pruebas demostraron que eran todavía vírgenes.
El papel de la opinión de la comunidad - el "grupo de honor" - en la aplicación de la exigencia de una "limpieza del honor" (el asesinato de la mujer) desempeña un papel fundamental. En uno de los casos en que la hija había sido violada y embarazada por sus hermanos y el padre había acordado no matarla, la madre lo hizo. ¿Por qué? "Por el bien de sus hijos". Debido a que mientras viviese la hermana víctima de la violación. la comunidad en general sometería al ostracismo a su familia (incluso las hermanas casadas podrían no venir a visitarla), y la familia no podría casar a alguno de sus hijos o a sus hijas.

¿Qué tiene esto que ver con los judíos antisionistas se preguntarán algunos?

Creo que sus sentimientos hacia Israel reflejan esa dinámica de "honor-vergüenza". La representación de Israel por una escuela de periodistas letales como un cruel ocupante de una tierra únicamente palestina y que agrede deliberadamente a los civiles palestinos, ha avergonzado profundamente a unos judíos progresistas ante los ojos de su propio "grupo de honor", es decir, sus compañeros progresistas. Para estos judíos antisionostas, la vergüenza de tener un miembro de la familia - Israel - que es visto por los suyos (su comunidad progresista) como un brutal y despiadado Goliath, resulta demasiado difícil de soportar. Y apoyar a Israel en tales condiciones significa perder su reputación progresista. Cualquier cosa menos tener el destino de Andrew Pessin (un profesor judío americano que ha sufrido una persecución kafkiana por su defensa de Israel que desató las críticas de una alumna pro-palestina).

Obviamente, en la constitución de estos judíos antisionistas no está asesinar físicamente a los familiares que les avergüenzan (Israel y los judíos que lo defienden), ya que la mayoría de estos judíos antisionistas - como Judith Butler y "Voz judía por la Paz " - son pacifistas, pero en cambio sí pueden subcontratar ese trabajo, un "crimen de honor" por delegación si se quiere. De este modo se conectan a grupos que si tienen tanto la constitución como la voluntad de querer matar a su familiar infractor, es decir, a grupos como Estudiantes por la Justicia en Palestina y Musulmanes Estadounidenses por Palestina .

Irónicamente, estos últimos grupos también se dedican a su particular y familiar forma de "crimen de honor", la de aquellos que les avergüenzan mediante el establecimiento de su autonomía en medio - en el corazón - de Dar al Islam. La idea palestina de justicia implica venganza por el honor perdido, lavar su rostro oscurecido con la sangre del enemigo que les ha deshonrado. Si esto suena improbable para ustedes consideren lo siguiente: si ellos pueden llegar a matar a sus propias hijas por avergonzarles, ¿cuánto más asesinarían a extranjeros por hacerlo?

Así que cuando ciertos judíos, tanto israelíes como en la diáspora, adoptan la letal narrativa palestina sobre Israel, cuando se convierten en aliados de los enemigos jurados de Israel, cuando ignoran todas las pruebas existentes de que las narrativas letales de ciertos periodistas representan violaciones deshonestas de todos los principios de una libertad de prensa responsable, cuando promueven causas (como el BDS ) que se dirigen contra la existencia misma de Israel, se dedican básicamente a realizar un "crimen de honor" por delegación.

Al parecer, nada excepto la perfección es aceptable para estos moralistas impulsados por una idea del honor inmaculado. Cualquier cosa que no sea la perfección de parte de sus familiares les avergüenza y les provoca ira, mostrándose a continuación decididos a salvar a su propia estatura moral a costa de su pueblo asediado.

Esta motivación de la vergüenza explica la unidad irracional existente detrás de su postura moral. No sólo estos judíos requieren de su propio pueblo los más altos estándares morales, sino que de una manera profundamente racista sostienen que los palestinos no están obligados a tan elevados estándares. Es más, su odio asesino no es más que su esperada respuesta ante el sufrimiento insoportable que les han infligido los israelíes avergonzándoles ante su particular "grupo de honor"

Y por desgracia, al igual que los enemigos de su pueblo matan a sus hijas por ser solamente sospechosas ante los demás, estos judíos antisionistas lo hacen a pesar de que su familiar, Israel, no es culpable de los cargos, sino que de hecho es la cultura más de vanguardia y progresistas de su región.

PD: He leído los comentarios y hay alguno interesante:

Phyllis Chester:
El motivo, en todo el mundo, de los "crímenes de honor" es la percepción de que la víctima es "demasiado occidental" (esto cubre una amplia gama de pecados y crímenes), o en su caso, que ella (o él) es sexualmente inapropiado. Como usted sabe, esto también incluye a las víctimas de violación. 
¿Estás diciendo que los judíos antisionistas viven en una cultura tribal de la vergüenza y honor al igual que lo hacen los árabes palestinos, y que los judíos pro-sionistas no viven en una cultura tan tribal?
Richard Landes:
Creo que los crímenes de honor deben limitarse a las familias que matan a sus propios miembros. Es una forma particularmente atroz de conducta impulsada por el honor. Para los maridos que matan a sus esposas hay una variedad de razones, ninguna por supuesto justificable, sin embargo se trata de un fenómeno mucho más generalizado y que no se rige tanto por las exigencias de la comunidad (no es tanto impulsada por la  honra y el honor), como por la necesidad de venganza.
Con respecto a los judíos antisionistas, yo creo que son participes de un tipo diferente de cultura del "honor y la vergüenza", una especie de narcisismo posmoderno en el que la opinión de la "comunidad de la honra progresista" (su "grupo de honor") resulta el factor decisivo. 
Dado que normalmente asociamos las culturas del honor con un comportamiento machista propio de los machos alfa, es muy raro encontrar esa mentalidad entre esta comunidad progresista post-testosterona (de ahí que el asesinato deba ser por delegación).

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Desde Tel Aviv al río Támesis, es la era de neo-tribalismo - Liel Leibovitz - Tablet



"El Conservadurismo", tronó el titular de The Guardian, "se ha convertido en corrupto y ha perdido el contacto con el resto de nosotros". Se publicó el 2 de mayo, cinco días antes de que los conservadores consiguieran la peor derrota de los Laboristas en casi tres décadas.

El autor de esta desafortunada observación es Will Hutton, un columnista del periódico y el director de la misma universidad de Oxford que forjó a John Donne, Thomas Hobbes, y Jonathan Swift. Es tentador tratar de perdonar su vergüenza posterior:  incluso los observadores más astutos, después de todo, a veces se equivocan, y no hay nada tan mezquino como deleitarse con los pronósticos equivocados de un oponente desde la seguridad de la retrospectiva. Pero el error de Hutton no fue sólo suyo, es endémico en toda una clase de personas educadas que, echando un vistazo a sus Facebook, nos encontramos que son nada más que Milifans (fans de Miliband, el candidato laborista) que opinaban que el final de David Cameron estaba cerca. Este vasto olvido no se limita a Gran Bretaña: en Varsovia sorprendió de manera similar esta misma semana cuando el conservador Andrzej Duda ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales del país y en Tel Aviv se vivió de una manera similar ante la incredulidad de su intelectualidad despatarrada en sus cafés a raíz de la reciente y rotunda victoria de Netanyahu.

Cuando sus respectivos desastres electorales les cayeron encima, los izquierdistas de Tel Aviv y del Támesis miraron al cielo en busca de respuestas, regresando con una sola explicación: como ellos eran claramente los campeones de la razón y del sentido común, sus opositores solamente podían haber triunfado traficando con el miedo, el nacionalismo y otros desagradables sentimientos. El corresponsal del Haaretz en Londres hizo esta explícita comparación cuando informó a sus lectores de que Cameron era meramente un Bibi con acento pijo, que únicamente consiguió la victoria asustando toscamente al electorado con constantes toques de tambor que aludían a escenarios de pesadilla que involucraban enemigos internos y externos.

Tales explicaciones uniformes, que viene de los que normalmente son (auto)santificados por su complejidad y diversidad, son sorprendentes. Ninguno de esos en la izquierda se tomó la molestia de mencionar las medidas tomadas por Cameron como su negativa a recurrir al endeudamiento masivo, por citar sólo un ejemplo obvio,  algo que como algunos laboristas predijeron solamente provocaría el estancamiento de la economía, y dicha negativa permitió a la economía británica crecer a un ritmo que superó ampliamente al del resto del continente, con el Reino Unido creando más puestos de trabajo con los Tory que el resto del continente de manera combinada. Tampoco a los críticos israelíes de Netanyahu les importó que la economía de Israel continuara creciendo de manera constante en el 2014, a pesar de un conflicto militar de 50 días que costó cerca de 2,5 mil millones de $ . Pero para la "buena sociedad de progreso" israelí la única razón o explicación del ascenso de la derecha se debió a la depravación de sus partidarios.

Y sin embargo, no se apresuren a poner en la picota a estos desventurados progresistas por sus fracasos. La izquierda mundial contemporánea, en la medida en que pueda existir una entidad tal, es ciertamente culpable de una amplia gama de deficiencias intelectuales y morales, por ejemplo abogar por unos esquemas de redistribución desastrosos como si fueran panaceas económicas y negarse a reconocer los peligros claros y presentes del Islam radical. Pero el problema aquí no es la izquierda, es la aniquilación del espacio en el que las conversaciones políticas racionales y razonables se llevaban a cabo, la última gran esfera pública.

En caso de que signifique algo para usted el nombre de Jürgen Habermas, la esfera pública era el espacio en el que los particulares podían reunirse y discutir los asuntos-políticos, financieros y artísticos que daban forma a sus vidas compartidas. Habermas, un filósofo alemán estrechamente asociado con la explicación de este concepto, argumentó que si bien la esfera pública fue robusta desde finales del siglo XVII hasta aproximadamente la primera mitad de la década de 1800, todas esas densas cafeterías repletas de polemistas que diseccionaban los últimos actos legislativos empezaron a caer en picado con el ascenso de la economía industrial. Pero cuando llegamos a finales del siglo XX, se lamente Habermas, los medios de comunicación, los spin doctors (creadores de opinión) y el consumismo voraz han erosionado la esfera pública hasta dejarla en el olvido.

Sin embargo, inherente a la teoría de Habermas existe una curiosa contradicción: esa esfera pública, idealizada como el suelo fértil del que surgió la democracia liberal, históricamente sólo prosperó cuando estaba poblada por una parte relativamente pequeña de la población, la cual era adinerada y bien educada, permaneciendo fuera las masas caóticas. No obstante, la democracia salvaje terminó estrangulando a su partera.

Con la aparición de Internet, los orgullosos post-docs se apresuraron a debatir si esa red virtual podía constituir la esfera pública de la era moderna. Argumentos interesantes se postularon en cada dirección. Pero todos son ahora discutibles: lo que la web podría haber sido ya poco importa, se trata de lo que hemos elegido hacer de ella. Y lo que hemos hecho de ella es solamente una muestra hecha jirones de la colcha andrajosa en que se ha convertido nuestro tejido social, deshilachándose a pedazos por las costuras.

Los motivos exactos de este colapso es probable que mantenga ocupados a los estudiosos y a los poetas durante décadas, pero para el resto de nosotros apenas tiene importancia. Sólo tenemos que mirar a Gran Bretaña, Polonia o Israel para darnos cuenta de que ya no existe más una esfera pública, que ahora vivimos en aldeas disociadas, que ya no somos los hijos e hijas de naciones unidas, sino más bien los miembros de tribus dispares, cada una preocupada por su patria y cada una persiguiendo sus objetivos.

Esto - ¿debemos decirlo? - es una situación lamentable. Podría haberse evitado. Los medios académicos, si no fuera por su celo por las estupideces de las políticas de identidad, podrían haber puesto un dedo en el dique. Así aún pudo haber periodismo, no como el actual más propenso a enfriar la libertad de expresión  que a promoverla. Pero ahora que la era del neo-tribalismo ha caído sobre nosotros, haríamos bien en ajustarnos y adaptarnos. Una guía práctica es el influyente libro de Yuri Slezkine "El Siglo judío". En él, Slezkine argumenta que los judíos han prosperado porque eran las últimas personas mercuriales, unas tribus pequeñas y exclusivas que se especializaron en la prestación de servicios para las franjas más grandes y homogéneas de la sociedad mayoritaria, los apolíneos. Los pueblos mercuriales sobreviven, argumenta Slezkine, cultivando la pureza y limpieza de las diferencias que los distinguen de los demás, y prosperan cuando, al igual que los judíos, son capaces de dominar los reinos de la diplomacia, la banca o el entretenimiento que los apolíneos consideran como de excesiva mala reputación para practicarlos.

¿Qué mejor podría ayudar a explicar el renovado rugido del antisemitismo incluso en esos lugares que previamente se creía que eran resistentes al mismo?: La pequeña tribu original, los judíos, sólo podían prosperar mientras la sociedad mayoritaria estuviera allí para aceptar sus servicios, aunque lo hiciera a regañadientes. Pero cuando la sociedad mayoritaria, apolínea según Slezkine, procedió a separarse en tribus, las viejas afinidades perdieron mucho de su brillo. Si esas tribus ya no ocupan el mismo espacio público, entonces ya casi no tienen ninguna necesidad del genio de otra tribu.

Podemos, por supuesto, llegar a superar esto. Hemos tenido épocas más oscuras y hemos sido arrastrados por ideas aún más ignorantes. Podemos nuevamente aprender a ver más allá de nuestras fronteras tribales, una vez más, llenar nuestros cafés con conversaciones, una vez más construir una mayoría apolínea cohesiva y coherente. Pero por ahora, es el tiempo tum-tum de los tambores, con todas las comodidades y terrores inherentes a la vida tribal.

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La locura de la comunidad internacional con respecto a los palestinos y la batalla de las fuerzas del mal contra el bien - Ben-Dror Yemini



La fórmula es familiar: Cuanto más de derechas le parezca al mundo el gobierno de Israel, más fácil será para los activistas anti-Israel hacer su trabajo. Un aumento en Israel de las declaraciones e incidentes de carácter anti-árabe conduce a una caída en el apoyo a Israel entre los estudiantes judíos en los campus de Estados Unidos, y cuantos más informes distorsionados y sesgados emiten organizaciones como Rompiendo el Silencio y B'Tselem mostrando a un Israel que cometiera delitos de manera permanente, más fácil resulta defender su odio a Israel a los activistas de BDS.

Las posiciones de partida son problemáticas, no sólo debido a la composición del nuevo gobierno israelí, sino sobre todo a la luz de la situación geopolítica. Lo absurdo es que en las circunstancias actuales, el control de Israel sobre los territorios es el mal menor.

Una solución política apresurada - la que los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea están liderando, con el apoyo de un grupo de israelíes que apoyan la demanda palestina de su reconocimiento unilateral como un Estado -, sería un desastre para los palestinos. La toma del control por parte de Hamas sólo sería cuestión de tiempo.

Esto no tiene nada que ver con la composición del gobierno. Isaac Herzog se encontraría con la misma situación geopolítica, y Tzipi Livni también se encontraría, nuevamente, con la oposición palestina a cualquier acuerdo de paz. Después de todo, los gobiernos de Ehud Barak y Ehud Olmert hicieron ofertas muy generosas a Yasser Arafat y Mahmud Abbas respectivamente, y todo fue en vano.

Sin embargo, no todo está perdido. Suponiendo que el control israelí sobre Cisjordania no vaya a finalizar a corto plazo, un gobierno de derechas todavía puede promover una serie de medidas que mejoren la vida de los palestinos pero no socaven la seguridad de Israel en lo más mínimo - en el campo de infraestructura de agua, por ejemplo -. Una serie de fondos han sido donados para proyectos de rehabilitación, y es un paso en la línea correcta.

Y lo mismo pasa con los proyectos en los campos de la salud, la construcción y la infraestructura. Israel no debe retrasar el desarrollo. Por el contrario, desde el comienzo del control de Israel sobre Cisjordania y Gaza, ha habido grandes mejoras en la mayoría de las áreas.

En 1967, por ejemplo, sólo cuatro comunidades palestinas estaban conectadas al agua para su uso doméstico, en el 2004, sin embargo, 643 de las 708 comunidades estaban en la red de agua. Pero aún queda mucho por mejorar. No sólo en interés palestino, sino también en interés israelí.

Hay algo estúpido en el hecho de que la comunidad internacional esté presionando a las partes para un acuerdo político que sólo empeorará las cosas para los palestinos. Pero hay algunas cosas que se pueden hacer incluso sin un acuerdo de paz. Que dicho acuerdo mejoraría realmente la situación de los intereses de los palestinos sigue siendo algo poco claro, pues de hecho si supondría claramente una mejoría en los intereses de Israel.

Las fuerzas del mal contra el bien

Las manifestaciones de chovinismo a la luz de la designación de Ayelet Shaked como ministra de Justicia no son más que una pequeña mancha en comparación con el intento de presentar cualquier propuesta de cambio como un asalto de las fuerzas de la oscuridad (del mal) sobre las fuerzas de la luz (del bien).

Incluso los funcionarios europeos, según se nos informa, están monitorizando con preocupación las "iniciativas (de Ayelet Shaked) que podrían socavar la democracia israelí". Esto es muy interesante, porque las críticas de Shaked al sistema judicial ya se han expresado en el pasado por profesores e izquierdistas. Y ellas provocaron respuestas similares.

Después de todo, cualquiera que cuestione algo se convierte en un miembro de las fuerzas de la oscuridad - independientemente del hecho de si el individuo en cuestión es un laureado con el Premio Israel, como Ruth Gavison o Daniel Friedmann, o una figura política como Haim Ramon -. Cualquiera que piense diferente es etiquetado inmediatamente como un miembro de las fuerzas de la oscuridad. Y es que esta es la democracia de las fuerzas de la luz.

La respuesta de Europa cae dentro de la misma categoría. Después de todo, las propuestas planteadas por las llamadas fuerzas de la oscuridad se basan, entre otras cosas, en la práctica común en muchos países europeos.

Pero para dejar las cosas perfectamente claras, Shaked no tiene ninguna posibilidad de cambiar nada. La oligarquía judicial ya ha demostrado ser demasiado fuerte. Y esta es una prueba más del problema.

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Esas sencillas preguntas relativas al Oriente Medio que nunca se plantean - Edgar Davidson



 Se las he enviado a un par de agencias de noticias (sin esperar respuesta):

- ¿Por qué los países occidentales esperan poder absorver a unos ilimitados "refugiados" musulmanes, mientras que los países musulmanes más ricos (y poco poblados) como Qatar, Arabia, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, etcétera, nunca tratan de hacerse cargo de ellos a pesar de que comparten la misma religión, el idioma y la cultura de esos "refugiados"?

- ¿Por qué es un motivo de celebración en los medios occidentales cuando los estadounidenses, británicos o árabes matan a terroristas islámicos, pero es un "crimen de guerra" cuando lo hace Israel?

- ¿Por qué el único país del Oriente Medio que no es un Estado de apartheid (Israel) es el único que es acusado de ser un Estado de apartheid?

- ¿Cómo es que las personas que llaman a Israel un "Estado de apartheid" también en general insisten en que todo judío debe abandonar "territorio palestino" (cuando no sostienen que deben abandonar el propio Israel)?

¿Por qué los activistas antisemitas que se dedican a la destrucción de Israel siempre son denominados "pro-palestinos" en lugar de lo que realmente son?

- ¿Pueden identificar una sola actividad pro-palestina (que no sea una actividad anti-Israel) que haya sido llevada a cabo por cualquier activista occidental "pro-palestino"?

- ¿Por qué organizaciones judías antisionistas como Yachad, J-Street y el New Israel Fund todavía se autodenominan como "pro-Israel"?

- ¿Por qué esos intolerantes activistas occidentales "pro-palestinos" que van a "Palestina" a lanzar piedras contra los israelíes son denominados "activistas por la paz"?

- ¿Por qué los gráficos que contabilizan los "civiles muertos", obligatorios para los conflictos que involucran a Israel (como "2,000 palestinos muertos y sólo 10 israelíes"), nunca se utilizan para cualquier otro conflicto en el mundo (¿alguna vez se han contabilizado el número de civiles británicos o estadounidenses muertos cuando esos mismos países montan ataques contra los países árabes)?

- Más de 140 países de las Naciones Unidas fueron creados, o lograron su independencia, después de 1945. ¿Cómo es que de sólo uno de ellos - Israel - se cuestiona su legitimidad?

- ¿Por qué las personas que rechazan sistemáticamente la afirmación de Israel de que su capital es Jerusalén nunca ponen en duda la afirmación de Gran Bretaña de que las Islas Malvinas son suyas (a tan sólo 13.000 millas de distancia)?

- (Para todos los políticos británicos) ¿Por qué insisten que la colonización musulmana de ciertas ciudades británicas es un gran éxito para el multiculturalismo, mientras afirman que la presencia de judíos viviendo en su propia capital, Jerusalén, resulta un obstáculo para la paz?

- ¿Por qué Irán necesita "energía nuclear pacífica" cuando tiene la segunda mayor reserva de petróleo y de gas del mundo (lo suficiente para satisfacer las demandas energéticas de su población durante más de un millón de años)?

- ¿Por qué Turquía sigue ocupando el norte de Chipre (o Marruecos el Sahara) y nadie dice nada?

- (Para todos los políticos) Si - como insisten - los terroristas islamistas que declaran que están matando en el nombre de Allah no son musulmanes, entonces, ¿de qué religión son?

- (Para todos los políticos) Si - como insisten - el Islam es una "religión de paz", entonces ¿por qué a continuación dicen que los caricaturistas no deben meterse con Mohamed porque incitan a los musulmanes a matar?

- (Para David Cameron, los Liberal demócratas y los Laboristas británicos) Si como dicen siempre, cada reducción de un centavo del presupuesto de ayuda exterior dará lugar a más niños africanos muriendo de hambre, ¿cómo justifican los 20 millones de libras esterlinas de presupuesto que todos los años regalan a la Autoridad Palestina para que con ellos paguen los salarios de terroristas condenados?

- Si la pobreza y la discriminación son las razones del regreso del terrorismo a Occidente, cómo es que en realidad solamente los musulmanes (y nunca los hindúes, los sikhs, los budistas, los africanos no musulmanes, los negros no musulmanes, los judíos haredi, los gitanos y de hecho el resto de grupos minoritarios empobrecidos) se han convertido en terroristas?

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