Wednesday, October 31, 2012

Ahora desembarcan las justificaciones y los artículos críticos con el titular y el mentiroso artículo del Haaretz

ACLARACIÓN: El título original de este artículo, "La mayoría de los israelíes apoyan un régimen de apartheid en Israel", no refleja con exactitud los resultados de la encuesta de Dialog. La pregunta a la que la mayoría de los encuestados respondió en forma negativa no se refería a la situación actual, sino a una situación hipotética en el futuro: "Si Israel se anexionara los territorios de Judea y Samaria, con unos de
2,5 millones de habitantes..."

"





Por cierto, en la web antisionista +972 recogieron con fruición el libelo de Gideon Levy, pero lo mejor está en los comentarios de la noticia, donde uno de sus comentaristas más críticos y tempraneros, XYZ, escribe los siguiente:
 Aquí están algunas otras preguntas más para la encuesta:  
 (1) ¿Cuántos de los "progresistas" que opinan aquí, en +972, querrían que se instalarán y vivieran haredim en su edificio?
 (2) ¿Cuántos árabes que viven en las zonas árabes del país querrían que los judíos se trasladaran a sus ciudades y pueblos?
 (3) ¿Cuántos árabes reconocen los derechos del pueblo judío a la autodeterminación en este país?
 (4) ¿Cuántos árabes dejarían que sus hijas salieran con hombres judíos?

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El Haaretz, Gideon Levy y el bulo del apartheid de Israel – Ben-Dror Yemini – Times of Israel



(El hipócrita mea culpa de Gideon Levy: "Este artículo está destinado a corregir algunos errores. No debería haber ocurrido, hay que reconocerlo, pedir perdón por ellos y solucionarlos. No se hicieron intencionalmente, pero el resultado de esa negligencia se debió a la premura del tiempo. Ahora es el momento de hacer las cosas bien")

Encuesta: La mayoría de judíos israelíes apoyaría un régimen de apartheid", proclamaba el titular del Haaretz esta semana. Si eso fuera cierto, en efecto, habría sido un desarrollo preocupante. Sin embargo, la información a continuación demostraba que el artículo contenía algunas de las mentiras más flagrantes anti-Israel que se hayan publicado en los últimos años. Y Gideon Levy fue la única persona – y que se lee más en inglés que en hebreo – que se adjudicó la tarea de explicar la encuesta al mundo entero.

¿El resultado? Israel, al parecer, no está simplemente en camino de convertirse en una Sudáfrica, es que ya se ha convertido en otra Sudáfrica. Esta mentira ha estado haciendo olas por todo el mundo extendiéndose como un reguero de pólvora. El objetivo parece haber sido alcanzado.

No es fácil perseguir y contrarrestar una mentira que ya ha ganado la atención de todo el mundo. Pero al menos parece que uno no puede obviar intentarlo. Así que vamos a dirigirnos a los hechos – sólo a los hechos - y dejar que hablen por sí mismos. Esperemos que alguien esté escuchando.

Gideón A y Gideón  B

El nombre de Gideon Levy aparece como al autor del artículo principal que incluye los resultados de la encuesta. El mismo Gideon Levy escribió también el comentario que acompaña al artículo. Pero Levy probablemente estaba tan eufórico que no se dio cuenta de que él mismo se mentía a si mismo.
Según la encuesta, el 53% de los israelíes no se oponen a tener un vecino árabe. Eso está claro. Pero cuando Gideon Levy pasa a informarnos de esa abierta incitación disfrazándola de "interpretación" escribe que "la mayoría no quiere... vecinos árabes". ¿Podría ser que el segundo Gideon Levy no lea correctamente lo que había escrito el primer Gideon Levy?

Cambiando de tema: De acuerdo con la encuesta, el 33% de los israelíes apoyan la derogación del derecho de voto de los árabes israelíes. Esta es una cifra bastante grave en sí misma. Pero cuando se trata de la "interpretación" Levy escribe que "la mayoría no quiere que los árabes voten para la Knesset".  Una vez más, el intérprete Levy parece no haber leído al Levy reportero. ¿Es capaz de formular una frase que incluya sólo la verdad? ¿Y en qué parte del infierno se encontraba su editor? ¿No había en el Haaretz un solo editor que pudiera analizar los resultados de la encuesta?

Pero, nuevamente, las mentiras fueron diseñadas para prestar a Levy la justificación de su conclusión política, a saber, que la posibilidad de un Estado judío y democrático en Israel ya ha expirado. En el pasado, escribí que  Gideon Levy es el "barón de la industria de la falsedad". Levy insiste en ofrecernos más y más evidencias en este sentido.

Una lógica deductiva extraordinaria

Según la encuesta, el 69% de los israelíes se opone a la concesión del derecho de voto a los árabes palestinos si los territorios (Cisjordania) fuera anexionada.

Suena aterrador.

Pero la verdadera razón de que la mayoría de los israelíes se opongan a la anexión de los territorios, muy probablemente, es que les gustaría evitar un estado binacional o el riesgo de un apartheid. Pero el Haaretz realiza una extraordinaria hazaña de lógica deductiva, pues nos indica que la mayoría de los israelíes apoyan el apartheid. Es como si una encuesta que indicara que la mayoría de los israelíes se oponen a la violencia, pero que no obstante si fueran a ser agredidos por un atracador reaccionarían violentamente, fuera titulada por el Haaretz “La mayoría de los israelíes apoya la violencia". Y esta es la historia del titular del Haaretz. Se basa en una situación puramente hipotética, o mejor dicho, en una situación manipulable.

Mientras tanto, CAMERA ha publicado la encuesta completa y resulta que el famoso periodista y comentarista del Haaretz pudo haber cometido un fraude en toda regla. Por ejemplo, en el tema de las carreteras separadas para israelíes en la Ribera Occidental, el 50% de los encuestados respondió que tener rutas separadas "no es una buena medida, pero no hay alternativa", mientras que otro 17% dijo solamente que "no es algo bueno". ¿Qué nos cuenta la versión de Gideon Levy? Solamente la parte de que "no hay alternativa". El "no es una buena medida" o "no es algo bueno" simplemente se omite. Y hay otros ejemplos más por ahí.

El auténtico barón de la industria de la falsedad.

Vamos a hablar brevemente sobre el tema de los vecinos.  Muchas encuestas en los países occidentales muestran que los pueblos indígenas blancos no parecer estar muy entusiasmados con sus vecinos extranjeros (inmigrantes). El 42% de los franceses, según una encuesta, piensan que la presencia musulmana es una "amenaza", el 68% creen que los musulmanes no se integran, y el 61% culpa a los propios musulmanes de su supuesta falta de integración. Se observan resultados más o menos similares en cada país donde se realizó este tipo de encuesta.

Esto no significa que todos los europeos sean racistas. Se indica que existen preocupaciones, incluso si no siempre están justificadas. La diferencia entre Israel y los otros países occidentales es que Israel está en medio de un conflicto. Los judíos israelíes se enfrentan a un aluvión de incitación islámica y, sin embargo, la mayoría no se opone a tener un vecino árabe y apoyan los derechos políticos de los árabes, incluso de acuerdo con los resultados de esta encuesta distorsionada.

Esto es en realidad una insignia de honor para el israelí medio.

¿Es Michael Ben-Ari el israelí medio?

Según la encuesta, el 47% de los israelíes apoyan una transferencia de población de árabes israelíes. Es muy interesante. Históricamente, Israel solo ha tenido un partido que apoyara una transferencia de población, e incluso entonces sólo con la condición de que fuera consensuada. Ese partido ganó solamente tres escaños en la Knesset.

¿Cómo es que la mano del editor de Levy no tembló? ¿No era consciente de estos hechos? En la actualidad, no hay un solo partido político en Israel que apoye el apartheid. Un partido de extrema derecha, que ganó tres escaños, tiene un miembro que logró ser elegido a pesar del hecho de que su ideología es una reminiscencia de kahanismo. Él es el único miembro de la Knesset actual del cual se podría decir que apoya una transferencia de población. Uno entre 120.

Pero según nos cuenta el Haaretz, cualquiera partido que reivindicara una transferencia de población y el apartheid ganaría automáticamente la mayoría de los escaños en la Knesset.

En vista de las circunstancias presentes, en las que Hamas es el partido más grande en los territorios palestinos, y personajes como Azmi Bishara, Salah Raed y Haneen Zoabi son los más ruidosos altavoces de los árabes palestinos de Israel, la población judía también ha producido algunos elementos radicales, pero marginales. Debemos oponernos a ellos. Sin embargo, la mayoría de israelíes revelan una madurez increíble y, consistentemente, votan por partidos que apoyan la igualdad de derechos para los árabes israelíes.

Molesto por la desigualdad

Una encuesta llevada a cabo por la asociación "SIKUY", que nadie puede acusar de albergar cualquier inclinación derechista, encontró que "el 60% de los judíos israelíes creen que la promoción de la igualdad de los ciudadanos árabes va en el interés del Estado". El 60%. Además, la encuesta reveló que "el 53% de la población judía en Israel está preocupado por la desigualdad de los árabes israelíes" y que "el 40% de los judíos israelíes están dispuestos a pagar un precio personal a fin de lograr el objetivo de una igualdad civil en Israel". Efectivamente, un precio personal por la igualdad, por un sentido de colaboración.

Esta encuesta fue más amplia y más completo que el estudio comentado por Levy (solo 503 encuestados) y realizado para una organización política que probablemente ya tenía marcado su resultado.

Los otros izquierdistas

Una  encuesta realizada el año pasado por el Instituto de Jerusalén para los Estudios de Israel encontró que el 48% de los judíos israelíes apoyaban (contra un 43% que se oponía) un "acuerdo global", incluyendo la movilización de la ciudadanía y el gobierno, para mejorar la situación de los árabes israelíes en el marco de una "ciudadanía inclusiva". Pero este estudio no recibió ninguna noticia de primera plana en el Haaretz.
La encuesta fue mucho más seria y mucho más reflexiva, y su personal académico estaba formado en su mayoría por izquierdistas. No de la clase de izquierdistas que caracterizan al Haaretz, sino del tipo que desee investigar, conocer, proponer un marco para mejorar la situación actual, que de hecho mejora méritos.

Intifada y la igualdad

Un estudio de varios años revela un vínculo entre la situación política y el apoyo a la igualdad. En 1985 sólo el 44% apoyaba la igualdad, en 1999 lo hacía el 73%, en 2003 sólo el 47%  y en 2007 recibía el apoyo del 55%. Esto es, desde 1985, sólo una vez, durante la Segunda Intifada en 2003, los partidarios de la igualdad no fueron mayoría.

El estudio también indica que si le quitas la hostilidad generada por el conflicto, los ciudadanos de Israel se caracterizan por un apoyo a la igualdad civil mucho mayor de los que se podría caracterizar como partidarios del apartheid.

Refutando la realidad

Los árabes de Israel, conforme a todas las medidas sensatas y razonables, disfrutan de mayores derechos civiles - mucho más - que la población de cualquier otro país del Medio Oriente.

Hace pocos días, una importante web árabe, Arab News, publicó un artículo de Al-Abdoltif Milham mostrando esa realidad. Ese importante artículo, que trataba entre otras cosas de hacer frente a las falsedades antisionistas y antisemitas acerca de Israel como un Estado de apartheid, también recibió una repercusión importante en el segundo canal árabe más grande, Al Arabiya. Pero no se preocupen: aunque el mundo de vez en cuando reciba los rayos de la verdad, el Haaretz se encargará de devolver las mentiras al centro del escenario. Es muy fácil refutar la realidad con la ayuda de una encuesta dudosa a 503 personas que al Haaretz le supo como un trofeo.

¿Qué es el apartheid?

La palabra "apartheid" tiene un significado en el derecho internacional. Su definición aparece en la Sección 7 del  Estatuto de la Corte Penal Internacional:
Asesinato, exterminio, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales del derecho internacional, la tortura, la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable; la persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género ...; desaparición forzada de personas en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemática de un grupo racial sobre cualquier otro grupo racial o grupos y comprometido con la intención de mantener ese régimen.
Tales delitos nunca se llevaron a cabo en Israel, y Gideon Levy lo sabe. En un país donde los árabes sirven como médicos, profesores, jueces..., en un país donde votan y son elegidos para la legislatura, no hay apartheid. Hay casos de discriminación, y hay que luchar contra ellos, como en cualquier otro país democrático. La mayoría de las personas que respondieron a las preguntas de la encuesta no están familiarizadas con la definición de apartheid. Gideon Levy y el Haaretz y se supone que sí la conocen. Pero decidieron tildar a Israel como un Estado de apartheid.

Un periodismo de incitación

Estos son los hechos. Ustedes pueden agregar más encuestas y otros estudios. De hecho, hay manifestaciones de discriminación, hay expresiones de racismo, pero como en todos los países occidentales. Y eso es una pena. Si Haaretz publicara los resultados verdaderos, no valdría la pena ni una sola palabra de su crítica. Pero el Haaretz publicó esta semana una de las mayores manipulaciones en la historia de la incitación contra Israel.

Hay una sólida mayoría judía que apoya la igualdad civil para los árabes. Igual de importante, hay encuestas que muestran que la mayoría de los árabes israelíes apoyan la integración árabe en el Estado de Israel, incluso cuando se define como un estado judío y democrático. Pero estos hechos no afectan a aquellos que entre nosotros  odian racialmente El activista de extrema derecha Baruch Marzel y Gideon Levy no son oponentes. Son las dos caras de la misma moneda. Uno trata de crear la impresión de que los árabes israelíes son una quinta columna, el segundo cultiva el bulo de que los israelíes son unos racistas partidarios del apartheid. Ambos están incitando la discordia anti-Israel y la enemistad entre las naciones.

No hay necesidad de ser un derechista para leer lo que dice realmente la encuesta. Sólo hay que saber leer. Esto es lo que dice la encuesta: el 53% no se opone a un vecino árabe. Sólo una minoría se opone a la concesión de derechos. ¿Qué ha pasado exactamente por la mente de este hombre para hacerle incapaz de leer correctamente la encuesta de la que se supone que está informando?

Hay más malas noticias para Levy: el Índice de Democracia de este año, elaborado por el Instituto Israelí de Democracia, revela que la mayoría de los árabes se quejan de discriminación. Pero también creen que Israel es suficientemente democrático, demasiado democrático incluso. Dado que este hombre parece sufrir graves dificultades para la comprensión de lo que lee, vamos a decirle que esta estadística aparece en la página 217. Ahí los árabes israelíes entienden que la discriminación no es el apartheid, y que Israel es una democracia. ¿Pero Gideon Levy? Él parece incapaz.

Estos ataques contra Israel no son el asunto de un solo artículo o de un solo escritor. Es una línea general en el Haaretz, En otro artículo publicado esta semana, otro “gran escritor” estaba furioso con Romney y Obama por su apoyo a Israel durante el tercer debate presidencial. Afirmaba que los EEUU eran un "Estado de locura" y comparó a la administración estadounidense con los regímenes más retrógrados del mundo. Según este autor, los dos candidatos en realidad deberían haber competido para ver quién odiaba más a Israel. Su mano no le tembló cuando escribió estas palabras de incitación dignas de un periódico de Hamas porque el diario en que publicaba esta incitación era el Haaretz.

El Haaretz no es representativo de la izquierda debido a que hay dos izquierdas: hay una izquierda que busca la paz, los derechos humanos y un Estado judío democrático, y hay una izquierda a la que solo le interesa la demonización de Israel. El Haaretz ocupa un lugar de honor en esta segunda izquierda. De los 10 estudios sobre las actitudes judías hacia los derechos árabes el Haaretz ha seleccionado la más insignificante (503 encuestados) y la más extravagante, e hizo un llamativo titular con la misma. Y como si eso no fuera suficiente, el Haaretz también distorsionó sus resultados.

Hoy en día, podemos mirar hacia atrás y ver cómo nació la imagen del judío demoníaco: se formó sobre la base de una campaña sistemática de mentiras y de lavado de cerebros. Algún día, un historiador se ocupará de la siguiente cuestión: ¿Cómo se creó la imagen demoníaca de Israel? Pero no hay necesidad de esperar a un futuro lejano. Lo que una vez se hizo por parte de la derecha antisemita contra los judíos, se está haciendo ahora mismo por la izquierda antisionista de Israel. La diferencia entre ellos, si no estaba clara, se está desvaneciendo.

El Haaretz, por supuesto, argumentará que el “análisis” de Levy también es “legítimo". La verdadera pregunta es si a este tipo de propaganda se la puede denominar "periodismo".

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Tuesday, October 30, 2012

La campaña del apartheid y anti-Israel del Haaretz - Yishai Goldflam - CAMERA





En medio de sus dificultades financieras y la disminución de los lectores israelíes, el diario israelí Haaretz, ha incrementado su promoción anti-Israel participando en una campaña para promover el bulo del apartheid de Israel. En primer lugar, Akiva Eldar alegó falsamente que el gobierno israelí había reconocido que la población judía era la población minoritaria residiendo entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, una afirmación que se vio obligado a corregir. Entonces Gideon Levy escribió un artículo que lleva el siniestro título de "Encuesta: la mayor parte de la población judía israelí apoya un régimen de apartheid para Israel". Las versiones en línea en inglés y hebreo fueron cambiadas posteriormente ligeramente. Y así el titular en inglés de la edición impresa decía "Encuesta: los judíos israelíes abogan por una discriminación de los árabes". Esta historia fue seguida al día siguiente por un artículo que trataba de consolidar como un hecho el supuesto apoyo judío a un régimen de apartheid con el titular de "Miembros árabes de la Knesset: el apoyo de los judíos israelíes al apartheid no nos sorprende".

El artículo de Levy afirmaba que de acuerdo con una reciente encuesta la mayoría de los israelíes no sólo apoyaban el apartheid, sino que también expresaban puntos de vista racistas hacia los árabes israelíes y creían que el apartheid ya existía hoy en día en Israel. Como era de esperar, la historia se propagó como un reguero de pólvora y fue citada en los medios de comunicación más importantes, como The Guardian y The Independent en Londres, el Globe and Mail de Toronto, la agencia France-Presse y docenas de otras web, blogs y foros.

Activistas pro y anti-Israel han pasado los últimos dos días debatiendo la fiabilidad de la encuesta, su redacción y significado, así como la precisión del artículo de Gideon Levy al conocer la encuesta. Pero la mayoría de los involucrados en el debate no ha visto la encuesta completa, la original, ya que no fue publicada en ningún lugar, ni incluso en el artículo de Levy. Una excepción notable fue un análisis en profundidad de Avi Mayer que se basó en la encuesta original. CÁMARA / Presspectiva obtuvo una copia de la encuesta original y la comparó con el artículo de Levy y el titular del Haaretz para ver si reflejaban con exactitud su contenido.

Como era de esperar, el artículo de Levy estaba lleno de omisiones y distorsiones. Al parecer no era un problema ignorar los datos que no le convenían y enfatizar los que estaban de acuerdo con su propia y harto conocida visión anti-Israel del mundo. A veces, invierte completamente las conclusiones de la encuesta. El titular sensacionalista representa, en el mejor de los casos, la interpretación de Levy del contenido de la encuesta y no representa una información objetiva y factual.

También parece que la encuesta en sí tiene su propia cuota de problemas - como la falta de claridad y la naturaleza hipotética de las preguntas, no hay una definición de los términos que se utilizaron, existen unas opciones limitadas de respuesta, sin corrección por factores de confusión, y existe una falta general de explicación sobre qué se entiende exactamente por las preguntas que formula.

Sin embargo, incluso en el supuesto de que la encuesta fuera válida y se llevó a cabo adecuadamente, los resultados no justifican los rimbombantes titulares del Haaretz, los cuales parecen formar parte de una campaña para dañar y deslegitimar al Estado judío, ni el propio artículo que manipula, selecciona o distorsione los resultados con el fin de llegar a la conclusión predeterminada del titular

Levy distorsiona

Las declaraciones falsas de Levy fueron los siguientes:
Una mayoría del 74%  está a favor de carreteras separadas para los israelíes y los palestinos en la Ribera Occidental. Una cuarta parte – el 24% - cree que rutas separadas son "una buena medida" y 50% cree que es "una medida necesaria".
Levy, convenientemente, omite la pregunta inicial y las respuestas de la encuesta. Estas eran:
17. En los territorios, hay algunas carreteras donde solo se permite viajar a los israelíes y otras donde sólo se permite a los palestinos. ¿Cuál de las siguientes opiniones está más cerca de su opinión: A - es una buena medida; B - No es una buena medida, ¿pero qué otra cosa puedes hacer?; C - No es una buena medida y tiene que ser eliminada.  
24% - Es una buena medida.50% - No es una buena medida, ¿pero qué otra cosa puedes hacer?17% - No es una buena medida y tiene que ser eliminada.
Si las respuestas se dividen de acuerdo con aquellos que lo ven como una medida "buena" y los que lo ven como una medida "no buena", entonces el 67% lo ve como una mala medida. Pero Levy no se molesta en informar al lector de que el 50% de los que vieron las rutas separadas como "necesarias" las consideraban como una situación no deseable.

Cuando una "minoría" se convierte en una "mayoría"

Levy dedicó gran parte de su iracundo comentario al supuesto racismo de los judíos de Israel hacia los árabes israelíes, pero también en este caso distorsionó los resultados con el fin de presentar su posición. Ya en la tercera frase del artículo, escribía:
La mayoría de los judíos de Israel también favorecen explícitamente la discriminación contra los ciudadanos árabes del estado...
Levy engaña a sus lectores. Hay cinco preguntas de la encuesta sobre la discriminación contra los árabes. A continuación se presentan las preguntas y los resultados:
4. ¿En su opinión, es deseable o indeseable para los judíos tener prioridad sobre los árabes a la hora de la contratación de funcionarios públicos? Un 59% lo ve deseable, el 34% no deseable  
5. En su opinión, es conveniente promulgar una ley que impida que los árabes israelíes voten para la Knesset? Un 33% la ve deseable, un 59% no deseable 
7. ¿Está de acuerdo o en desacuerdo con el argumento de que el Estado tiene que preocuparse más por sus ciudadanos judíos que sus ciudadanos árabes? Un 49% está de acuerdo, el 49% no están de acuerdo 
8. ¿Le molestaría si en su lugar de residencia, por ejemplo, en su edificio de apartamentos, una familia árabe también viviera allí? Un 42% cree que le molestaría y a un 53% que no le molestaría.  
9. ¿Le molestaría si en una de las aulas en la escuela de sus hijos también hubiera niños árabes?
Un 42% cree que le molestaría, al 49% no le molestaría.
¿La imagen global obtenida a partir de estos resultados apoya la caracterización de Levy de que una mayoría de los judíos de Israel favorecen la discriminación contra los árabes-israelíes? Al contrario, la mayoría de la gente que lee estos resultados perciben lo contrario, que la mayoría de los israelíes no apoyan la discriminación contra los árabes.

Además, existen factores de confusión que sesgan las cifras, por lo que la mayoría que no desea la discriminación es más reducida de lo que podría esperarse. Por ejemplo, los porcentajes más altos de respuestas negativas a las preguntas sobre compartir las clases con niños árabes y la posibilidad de que familias árabes vivan en el mismo edificio de apartamentos procedían del grupo que se identificó como judíos ultra-ortodoxos. Esta comunidad tiende a aislar a sus familias del exterior, por lo que es razonable esperar que respondan del mismo modo diciendo que no quieren que sus hijos compartan aula con los hijos de judíos seculares o laicos, o que no desean vecinos que no compartan sus mismos valores y restricciones. No prever esto confunde artificialmente los datos. La sociedad israelí ciertamente no es perfecta, pero está muy lejos de la tergiversación que Levy nos presenta de los judíos israelíes más abiertos y de esos otros explícitamente más favorables a una discriminación contra los árabes.

La tergiversación de Levy fue aún peor en lo referente al comentario que acompañaba al artículo principal donde escribió:
La mayoría de los israelíes no quieren que los árabes voten para la Knesset, ni vecinos árabes en todo el país, ni estudiantes árabes cerca de los estantes de libros de textos judíos en las escuelas judías que enseñan la herencia judía. Y así nuestro campo será puro, tan puro como sea posible de los árabes y tal vez aún más.
Lo que es sorprendente acerca del párrafo anterior es que Levy eligió precisamente los tres ejemplos que demuestran lo contrario de la situación que describe. Por desgracia, los lectores “horrorizados ante los hallazgos" descritos por Levy no poseen las herramientas para comprobar como el autor les estaba engañando, y es que los resultados de la encuesta no se incluyeron.

El tema de la selección de los datos que Levy ofrece a sus lectores resulta evidente a lo largo del artículo, en el que presenta los datos "negativos" pero no habla de los "positivos". Por ejemplo, al escribir que "un tercio de los encuestados apoyarían una ley que impidiera a los árabes israelíes votar para la Knesset" no se molestó en mencionar que el 59% se opone a dicha ley. Del mismo modo, cuando Levy escribe que el "36% apoyaría transferir algunas de las ciudades árabes de Israel a la Autoridad Palestina a cambio de mantener algunos de los asentamientos en Cisjordania", no se molestó en señalar que incluso hay un porcentaje mayor, el 48%, que se opone a ello. Y cuando escribe que "el 42% no desea vivir en el mismo edificio con árabes y que el 42% no desea que sus hijos vayan a la misma clase con niños árabes", no se molesta en señalar que hay más personas, el 53% y el 49% respectivamente, que no le importaría.

El titular de la edición impresa del Haaretz que proclama que "la mayoría de los judíos israelíes abogan por la discriminación contra los árabes" resulta una conclusión claramente no confirmada por los resultados de la encuesta. Pero esto, evidentemente, no representaba ningún problema para unos editores que han optado por un titular sensacionalista que presente a Israel con la peor luz posible, no importa cuán falsa sea.

¿Apoyo al Apartheid?

El tema del apartheid - el enfoque principal del titular del Haaretz y sobre el que Levy pone su énfasis primario, así como la acusación que se difundió por todo el mundo - ocupa sólo 3 de las 17 preguntas de la encuesta y se divide en dos acusaciones separadas por Levy:
a) la mayoría de los israelíes apoyan un régimen de apartheid, y
b) la mayoría de los israelíes creen que Israel ya es un Estado de apartheid
Levy tiene un raro gesto de honestidad cuando informa que los encuestadores proporcionan una clave para entender la naturaleza problemática de las alegaciones anteriores:
Los conductores de la encuesta dicen que tal vez el término "apartheid" no fue lo suficientemente claro para algunos de los entrevistados.
De hecho, en las tres preguntas relacionadas con el concepto de apartheid no existe una definición o explicación de lo que se entiende por el término "apartheid". Esto plantea la cuestión de cómo los encuestadores concluyeron, por un lado, que los encuestados “apoyaban el apartheid”, incluso cuando admiten que dicho término puede no haber sido muy claro para los encuestados. Este fracaso lógicamente hubiera representado una bandera roja para los periodistas responsables. Lo que nos da motivos para pensar que es una prueba de la falta de ética periodística de Levy.

Levy empezó su artículo diciendo:
La mayor parte de la población judía en Israel apoya el establecimiento de un régimen de apartheid en Israel si se anexiona formalmente la Ribera Occidental.
Se trata de una conclusión rotunda, pero no es lo que se preguntó en la encuesta. La única pregunta que menciona a la anexión de los territorios es la pregunta 16:
16. ¿Si Israel se anexiona los territorios de Judea y Samaria, en su opinión, sería necesario dar a los 2,5 millones de palestinos el derecho al voto en la Knesset?
Mientras que el 69% de los encuestados respondió que no sería necesario, la pregunta de la encuesta abordaba un escenario hipotético que no tenía relación con la situación actual. Por otra parte, hay más encuestados que respondieron que se oponen a dicha anexión que los que respondieron que la apoyan (48% en contra, 38% la apoyan). En otras palabras, casi la mitad de los encuestados se vieron obligados a elegir una respuesta sobre un hipotético escenario al que se oponen explícitamente.

Sin embargo, la edición digital del Haaretz convirtió este hallazgo en un titular sin que se notara que solamente describía un hipotético escenario que ya era ampliamente rechazado por los encuestados. El título fue cambiado posteriormente para incluir la palabra “apoyaría" (presumiblemente) para tener en cuenta el carácter hipotético del resultado: "Encuesta: La mayoría de los judíos de Israel apoyaría un régimen de apartheid de Israel", pero los daños causados por el titular original ya estaban hechos, demostrando el éxito de la evidente campaña del Haaretz de retratar a los judíos israelíes como racistas que apoyan el apartheid.

¿Qué pasa con la afirmación de que la mayoría de los israelíes creen que un régimen de apartheid ya existe en el país? Levy escribe:
A pesar de que los territorios no han sido anexionados, la mayoría de la población judía (el 58%) cree que Israel ya practica el apartheid contra los árabes.
Esto es lo que dice la encuesta:
11. ¿Cuál de las siguientes opiniones está más cerca de la suya? A - No hay apartheid en absoluto en Israel; B - No hay apartheid en algunas áreas; C. Hay apartheid en muchas áreas.  
El 31% - No hay ningún apartheid en Israel.39% - Hay apartheid en algunas áreas.19% - Hay apartheid en muchas áreas.
Más allá de que Levy ignore los matices de la encuesta con la afirmación general de que Israel "ya práctica el apartheid contra los árabes", se trata de los problemas inherentes a la pregunta de la encuesta en sí, que Levy igualmente ignora. ¿Qué significa un "apartheid en algunas áreas" o "el apartheid en muchas áreas"? El término "apartheid", en contra de su uso superficial en la encuesta, y contrariamente al concepto de "discriminación", tiene un significado muy claro y preciso: de acuerdo con el Estatuto de Roma de 2002 de la Corte Penal Internacional, se refiere a "un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre cualquier otro grupo racial o grupos, comprometido con la intención de mantener ese régimen".

No hay tal cosa como "algo" de apartheid. O hay apartheid, o hay segregación racial o no la hay. El apartheid no es simplemente discriminación - del tipo que existe en casi todos los países del mundo, incluyendo a Israel -, sino que precisamente ese término fue creado específicamente para describir el régimen de Sudáfrica.

Cualquiera que entienda el significado de la palabra "apartheid" no sería capaz de responder a una pregunta tan ilógica que busca revelar si Israel practica el apartheid "en algunas áreas" o "en muchas áreas". De mayor preocupación es el impacto de la afirmación de Levy de que “el 58% de los ciudadanos israelíes apoyan el apartheid" para los lectores en Londres, Nueva York o Berlín, que realmente conocen lo que es el apartheid realmente.

A pesar del hecho de que bajo cualquier parámetro no hay ninguna conexión entre la política israelí y el régimen de apartheid de Sudáfrica, los activistas internacionales están tratando actualmente de marcar a Israel con ese estigma a fin de desprestigiarlo y convencer a la gente honesta que Israel es una segunda Sudáfrica y debe ser tratado como tal - con el boicot, la desinversión y las sanciones -. La sucesión de artículos del Haaretz de los últimos días nos indican que el periódico israelí también pretende demonizar a Israel con el apartheid.

El hecho de que la pregunta de la encuesta no defina qué entiende por "apartheid" o explique a los encuestados la diferencia entre "apartheid" y "discriminación", y el hecho de que los encuestadores reconozcan que el término no estaba claro para todos los entrevistados, nos sugiere que los encuestados tomaron el término "apartheid” como un sinónimo de "discriminación". Por otra parte, las absurdas posibles respuestas al tema del apartheid, como que existe en "algunas áreas” o en "muchas áreas", también nos sugiere que los redactores de la encuesta, de forma deliberada o no, también trataron de potenciar entre los encuestados el pensamiento de que "apartheid" es intercambiable con "discriminación". Esta es una interpretación plausible de los datos que Levy prefirió ignorar.

Es difícil sobreestimar el daño causado a Israel por los titulares e informes sensacionalistas del Haaretz. En lugar de dedicarse a la crítica social seria y equilibrada, basada en las verdaderas conclusiones de la encuesta, el Haaretz prefirió exportar la histeria y la obsesión de Gideon Levy bajo la forma de titulares distorsionados y una historia inexacta.

La campaña del Haaretz es transparente. La semana pasada, el periódico informaba falsamente que el gobierno israelí había admitido la existencia del apartheid, esta semana informaba erróneamente que los propios israelíes reconocían al apartheid. Los periodistas extranjeros, embajadores, diplomáticos y políticos de todo el mundo deberían tomar nota de una vez. Mientras el Haaretz podría haber sido percibido como una fuente interna seria y confiable de noticias sobre Israel, cada vez queda más claro que no es más que una herramienta para los activistas antiisraelíes.

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Directoras de cine ultra-ortodoxas - Debra Kamin - NYTimes



En la fiesta judía de la cosecha de Sukkot de este mes, decenas de mujeres israelíes dentro del mundo insular de los haredim ultraortodoxos tendrán una recompensa adicional que celebrar: la oportunidad de ir al cine.

Películas para y por mujeres haredi eran relativamente desconocidas fuera de este sector muy unido hasta que la directora Rama Burshtein dio a conocer su película "Llenar el vacío" en el Festival de Cine de Venecia el mes pasado. La película, que proporcionó a la ingenua Hadas Yaron el honor de ser reconocida la mejor actriz, se exhibió más tarde en el New York Film Festival, donde fue elogiada por los críticos, quienes señalaron que la experiencia técnica de Ms. Burshtein desmentía su escaso currículo.

De hecho, mientras que "Llenar el vacío" era la primera película de Ms. Burshtein tanto para espectadores seculares como religiosos, ella ha pasado casi dos décadas haciendo películas para las mujeres de su comunidad, películas con actrices solamente y sin violencia, sexo y malas palabras. Y no estaba sola: mujeres ultra-ortodoxos en Israel han estado haciendo películas desde hace algún tiempo - alrededor de unas seis al año - de acuerdo con las estrictas normas haredi: los hombres y las mujeres nunca pueden aparecer juntos en la pantalla; las tramas consideradas subversivas o contrarias a las creencias haredi están prohibidas, y cuando finaliza la película el público debe haber aprendido  una lección moral para llevarse a casa. Las reglas también significan que las audiencias están estrictamente segregadas por el sexo.

También existen directores haredim que durante mucho tiempo han realizado películas (para ser vistos por hombres y niños solamente) con la ayuda de unas pocas casas de producción. Sin embargo, las películas de mujeres siguen siendo autofinanciadas. Se muestran en salones de bodas durante los descansos de la escuela y los períodos de vacaciones de Sukkot, Hanukkah y Passover. Y aunque los haredim evitan los aspectos de la modernidad, los asientos de plástico de los salones se llenan para las proyecciones.

"Es un evento", dice Dina Perlstein, una madre de 8 hijos de 46 años de edad que vive en el enclave ultra-ortodoxo de Bnei Brak y que ha hecho ocho películas, la más nueva de los cuales, "Thin Ice", se estrena durante Sukkot. "Esta comunidad no ve la televisión. Por eso, cuando llegan las vacaciones y hay una película, se dicen ‘quiero una película ahora mismo'".

Las películas de Ms. Perlstein son tan populares que después de ser proyectadas en Israel se muestran al público en los Estados Unidos y Europa. Sus películas tienen la distinción de ganarse a la audiencia pues todas las entradas se venden (por un promedio de 50 shekels, o alrededor de 13$ cada una). Ms. Perlstein no es específica pero dice que sus películas tienden a producir millones de shekels en "taquilla".

Más allá de las reglas iniciales, los rabinos deciden lo que constituye cine kosher. "Debo consultar con mi rabino en cada paso del camino", dice Ruchama Mandl, de 31 años de edad, cineasta, docente y madre de seis hijos.

Sin embargo, nada está garantizado. En "The Dreamers", un documental de Efrat Shalom Danon acerca de estas mujeres cineastas haredi, Ms. Mandl se mostraba destrozada después de que su rabino no apreciara y considerara su película "Closed" no apta para el público más joven ya que la acción gira en torno a una adolescente que se rebela, muy ligeramente, en contra de su madre. Ms. Mandl y su esposo tomaron un préstamo de 50.000 shekels (uno13.000$) para hacer esa película, y están luchando para pagarla.

Pero algunos de sus colegas, al igual que la estudiosa del tema Vinig Marlyn, dicen que el secreto está en ser terco. "Cuando uno realmente cree en lo que hace, los rabinos no dicen que no", dijo Vinig, quien escribió el libro "Cine ortodoxo" y está trabajando en su doctorado en esa materia aún educando a siete hijos. "La Halajá" - la ley judía - "no prohíbe a las mujeres actuar. El problema es cuando ellas cantan o bailan, o algo así".

Sin embargo, e Incluso con las bendiciones de sus rabinos, las mujeres religiosas haredi que quieren hacer cine se enfrentan a las preguntas de sus vecinos  y a cierto desprecio ocasional. "Hay gente que me dice que es una pérdida de tiempo", dice Tikvah Stoloff, una actriz, de 46 años y madre de cinco hijos.

Ms. Stoloff dirige una popular tienda de pelucas (para mujeres haredi) fuera de su casa de Jerusalén, y esperó a realizar cine hasta que sus hijos fueron mayores. Ahora que ella ha comenzado a actuar, nos dice que no dejará que los chismes se interpongan en su camino. "En general, no es que no me importe, pero eso no me impedirá hacer las cosas que me gustan y me parecen bien. Sí, tengo algo de miedo a ser despreciada, pero estoy haciendo algo que me encanta",

La actuación es más familiar para los haredim, y varios cursos sólo para mujeres que actúan están disponibles. Las opciones de directoras de cine "son más limitadas”. Casi una docena de escuelas de cine se encuentran dispersos a través de Israel, pero ninguna de ellas está dirigida a los haredim. Para los estudiantes ultra-religiosos existen cursos y algunas escuelas vocacionales, así como seminarios para muchachas a las que asisten a menudo antes del matrimonio.

La escuela de cine Torat HaChaim, en el centro de Israel, tiene como objetivo enseñar "cine judío", nos dice el director de la escuela Segev Cohen, que ve en las películas un instrumento que permite difundir las enseñanzas bíblicas. Para las lecciones, las escenas de películas seculares se cortan en clips que aprueban los rabinos. Los hombres y las mujeres asisten a los cursos en edificios separados.

En Jerusalén, está la más inclusiva pero aún religiosa Escuela Ma'aleh de Televisión, Cine y Artes, que permite que hombres y las mujeres estudien juntos, pero sin embargo hay un rabino en el lugar, y las políticas de enseñanza reflejan sensibilidades piadosas.

"Nosotros no mostramos ni pornografía, ni sexo, ni violencia pura y dura, ni personas desnudas en nuestras aulas", dijo el director de Ma'aleh Neta Ariel, que es un ortodoxo moderno. "Pero en nuestra biblioteca tenemos todo tipo de películas, y les decimos a nuestros estudiantes, porque todos son adultos, ustedes tienen que tomar sus propias decisiones".

Las mujeres cineastas que no asisten a estas escuelas aprender a manejar las cámaras a través de los ensayos y del error. Ellas intercambian conocimientos con los demás en el set, corrigiéndose a menudo mutuamente sus errores, mientras que la película está en marcha.

Muchas de las mujeres consideran que Ms. Burshtein, que se crió en un hogar secular y asistió a la prestigiosa Sam Spiegel Film and Television School en Jerusalén antes de convertirse en una mujer religiosa, es su mentora. Ella optó por "llenar ese vacío", dice, para arrojar luz sobre la sociedad religiosa haredi.

"El mundo exterior no sabe nada de esto", dice refiriéndose a los ultraortodoxos en Israel. "Se trata de abrir una ventana a un mundo que nadie conoce". Ms. Mandl dice que ella es la inspiración de las otras mujeres directoras. "Salimos de la nada", dice Mandl. "Yo no sabía nada. Y ella nos ayudó mucho". Ms. Burshtein, sin embargo, insiste en que son ellas las que la están enseñando. "Ellas son mis mentores", nos dice. "Lo que están haciendo es muy diferente a lo que yo estoy haciendo. Lo están haciendo por su comunidad, algo que yo respeto y que es muy bello".

Como las mujeres cineastas haredi son cada vez más frecuentes, no está claro cuál será el efecto en una sociedad ya de por si cerrada. Ms. Danon, que es secular, nos dice que durante el rodaje de "The Dreamers" tenía la esperanza de descubrir una creatividad más marcada.

"Al principio pensaba que sería una revolución", dice Ms. Danon, cuyo documental se mostrará el próximo mes en el Festival de Cine Internacional de Siracusa. "Pero me ha decepcionado porque he visto que hay mucho silencio. Una gran cantidad de autocensura. Y ellas no tienen la libertad de expresión que yo tengo".

Lo que las mujeres deben de tener, no obstante, es la aprobación rabínica. "Hay una sed tremenda de estas películas", dice la actriz Ms. Stoloff. "Y creo que los rabinos se dan cuenta que es muy importante para las chicas kosher algo que ver, algo que las mantenga alejadas de las cosas no kosher. Se dan cuenta de que hay mucho por ahí y que las chicas están expuestas. Así que, en cierto modo, en realidad están a favor".

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Sunday, October 28, 2012

La izquierda europea y su problema con los judíos - Colin Shindler - NYTimes



La semana pasada, Twitter tuvo que cerrar una cuenta muy popular por publicar mensajes antisemitas en Francia. Esto se produjo poco después de que una sinagoga cerca de París fuera el blanco de disparos, del descubrimiento de una red de islamistas radicales que habían arrojado una granada de mano en un restaurante kosher, y del asesinato de un profesor y de unos niños judíos en una escuela judía de Estrasburgo a principios de este año. Los ataques forman parte de una creciente campaña de violencia contra los judíos en Francia.

Hoy en día, una parte considerable de la izquierda europea se ha mostrado renuente a tomar una posición clara en lo referente a un antisionismo que cada vez más se expresa como antisemitismo. A principios de la década de 1990, muchos en la izquierda europea comenzaron a contemplar a las minorías musulmanas en crecimiento en sus respectivos países como un nuevo proletariado y a la causa palestina como un mecanismo de reclutamiento. La cuestión de Palestina es particularmente seductora para los hijos de los inmigrantes, abandonados entre sus diferentes identidades.

El capitalismo fue cada vez más representado como un debilitamiento de una sociedad islámica perfecta, mientras que el imperialismo cultural dañaba al Islam. La táctica tiene un distinguido pedigrí revolucionario. En efecto, el grito de "¡Viva el poder soviético, viva la sharia!", se escuchó en Asia Central durante la década de 1920 después de que Lenin trataba de captar a los nacionalistas musulmanes del Oriente soviético una vez que su intento de extender la revolución a Europa había fracasado. Pero la pregunta sigue siendo ¿por qué los socialistas europeos de hoy en día se identifican con los islamistas, cuya visión del mundo está a años luz de la suya?

En los últimos años, ha existido una confusión cada vez mayor a la hora de distinguir entre judío, sionista e israelí. Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah como es bien sabido, afirmó: "Si buscamos por todo el mundo una persona más cobarde, despreciable, endeble y psiquica, mental, ideologííca y religiosamente débil, no encontraríamos a nadie como al judío. Observese que no digo israelí".

Mientras que históricamente el Islam ha sido a menudo benevolente hacia los judíos si lo comparamos con el cristianismo, muchos islamistas contemporáneos han evocado la idea del "judío eterno". Por ejemplo, la Batalla de Khaybar en el año 629, donde el profeta Mahoma luchó contra las tribus judías que no querían convertirse, se recuerda en los cantos de victoria de Hezbollah en sus manifestaciones: "Khaybar, Khaybar, oh judíos, el ejército de Mahoma regresará", y se les da el nombre de Khaybar a sus cohetes dirigidos a Israel.

Muchos islamistas contemporáneos ven poca diferencia entre los oponentes judíos del profeta en el siglo VII en Arabía a los judíos actuales. La importación de símbolos antiguos del antisemitismo europeo - representaciones de los judíos como enemigos de Dios o proclamas de una conspiración judía mundial - han ayudado a imponer tales imágenes. Si existe una distinción entre antijudaísmo islámico y antisemitismo moderno se ha perdido en el caso de los islamistas franceses.

El miedo a la dominación judía de Oriente Medio se ha convertido en un tema repetitivo entre los medios de comunicación islamistas - que se ha vuelto más influyentes desde que los partidos religiosos islamistas han ganado terreno a raíz de la Primavera Árabe -. Este es un factor importante en el rechazo general de grupos como Hezbollah y Hamas a reunirse públicamente con los miembros del campo de la paz israelí, por lo que estamos muy lejos de cuando los nacionalistas palestinos voluntariamente negociaban con los palomas israelíes antes del apretón de manos de 1993 entre Yitzhak Rabin y Yasir Arafat en el cesped de la Casa Blanca.

La vieja izquierda en Europa se ha forjado en la lucha contra los fascistas locales en la década de 1930. La mayor parte de Europa experimentó la brutal ocupación nazi y fue testigo de las atrocidades del Holocausto. La izquierda europea se identificó fuertemente con el sufrimiento judío, por lo que dio la bienvenida al nacimiento del Estado de Israel en 1948. Algunos consideraron que la lucha por Israel era similar a la lucha por la libertad en la Guerra Civil española.

Pero la siguiente generación de la izquierda europea ya no veía las cosas de esta manera. Su marco de referencia era la lucha anticolonial en Vietnam, Sudáfrica, Rhodesia y una multitud de otros lugares. Su icono sagrado ya no era el soldado de las Brigadas Internacionales que luchó contra Franco en España, sino el Che Guevara, cuya imagen adorna innumerables dormitorios estudiantiles. En el anticolonialismo han influido múltiples causas, desde los Panteras Negras de Estados Unidos en la década de 1960 hasta la revolución bolivariana de Hugo Chávez en la actual Venezuela.

Se inició con la exclusión de Israel de entre las filas de las naciones no alineadas hace más de 50 años, cuando los estados árabes se negaron a asistir a una conferencia de países no alineados en 1955 en Indonesia si un delegado israelí estaba presente. El Estado judío fue rechazado en favor de reinos feudales como Arabia Saudita, Libia y Yemen. Y la colusión de Israel con países como Gran Bretaña y Francia durante la crisis de Suez al año siguiente, cimentó su ostracismo.

Dado el profundo arrepentimiento por las malas acciones del colonialismo, era más fácil para la Nueva Izquierda de los años 1960 identificarse con el emergente movimiento nacional palestino que con la ya establecida Israel socialdemócrata. Esta profunda hostilidad hacia Israel ya estaba presente en Europa antes de 1967, año de la guerra árabe-israelí, y antes de la construcción de asentamientos en la Ribera Occidental.

En medio de esta creciente hostilidad hacia Israel, el filósofo y activista político francés Jean-Paul Sartre abogaba por un camino diferente. Marcado por el recuerdo de lo que había sucedido a los judíos de Francia durante la Segunda Guerra Mundial - la discriminación, las traiciones, las deportaciones y los exterminios -, comprendió la legitimidad de la guerra por la independencia de Israel y más tarde comentó que el establecimiento del Estado de Israel fue uno de los pocos eventos "que nos permitía conservar la esperanza". Sin embargo, Sartre también apoyó firmemente la lucha de Argelia para independizarse de Francia.

Este doble legado, apoyar a Israel y la lucha argelina, simbolizaba la situación de toda la izquierda europea de posguerra. Sartre argumentaba que la izquierda no debía elegir entre dos causas morales y que correspondía a los judíos y a los árabes resolver su conflicto a través del debate y la negociación. Sartre intentó crear un espacio para el diálogo prestando su nombre y prestigio a las reuniones privadas y públicas entre las dos partes, tales como el Comité Israel-Palestina en los años 1970. Su enfoque alcanzó su apogeo con las numerosas reuniones entre israelíes y palestinos en Europa, que finalmente condujeron a los Acuerdos de Oslo. Pero la visión de Sartre fue bloqueada por la proliferación de asentamientos israelíes después de 1977, por el fortalecimiento de la caricaturización de Israel entre la izquierda como una potencia imperialista y una empresa colonial de asentamientos. Algunas voces prominentes de la izquierda europea utilizaron tropos antisemitas en su deseo de aparecer apoyando la causa palestina. Ken Livingstone, antiguo director de un periódico y alcalde de Londres, tiene una larga historia de comentarios insensibles sobre los judíos, como la publicación de una caricatura en 1982 de Menachem Begin, entonces primer ministro de Israel, vestido con el uniforme de la Gestapo sobre una pila de cráneos palestinos, o bien comparar a un conocido reportero judío "con un guardia de un campo de concentración" 20 años después. Hoy en día contribuye en Press TV, la cadena en inglés del gobierno iraní.

A veces la izquierda distingue entre los vulnerables judíos europeos que han sido perseguidos y los "prusianos" de Israel. Sin embargo, a menudo se olvida que la mayoría de los israelíes no dejan de ser judíos y temen por lo tanto que lo que comienza con la deslegitimación del Estado termine con la deslegitimación de su propia gente.

Tal Israelofobia, enunciada desde sectores de la izquierda europea, encajaba perfectamente con el auge del islamismo entre los palestinos y el mundo árabe. La ofuscación islamista sobre el "Judío" refleja la ceguera de muchos marxistas europeos. A pesar de los esfuerzos bien intencionados de muchos judíos y musulmanes para dejar a un lado sus diferentes perspectivas sobre el conflicto palestino-israelí, la imagen ofensiva del "Judío" ha persistido en muchas comunidades de inmigrantes musulmanes en Europa Occidental. Los islamistas estaban dispuestos a compartir plataformas con los socialistas y los ateos, pero no con los sionistas.

La profunda oposición de La Nueva Izquierda al poder estadounidense, y la convergencia de los reaccionarios islamistas y los izquierdistas incondicionales se reflejó en la gran protesta del "millón" en Londres contra la invasión de Irak en 2003. Fue organizado por la Asociación Musulmana de Gran Bretaña (MAB), el trotskista Partido Socialista de los Trabajadores y el estalinista Partido Comunista de Gran Bretaña. Cuando algunos musulmanes expresaron su temor de participar en la protesta con los no musulmanes, el liderazgo del MAB decretó que era religiosamente admisible si se proporcionaba comida halal y a los hombres y a las mujeres se les situara en áreas separadas. Tales muestras de "clericalismo reaccionario", como los primeros bolcheviques las habrían definido, fueron aceptadas y quitadas importancia.

Sartre entendía que el conflicto no era sólo entre israelíes y palestinos, sino entre los que defendían la paz en ambos lados y sus opositores. Este conflicto dentro del conflicto es algo que muchos en la izquierda europea, aliándose con fuerzas indeseables, siguen sin comprender.

En cambio, el hundimiento de ambos campos por la paz, israelíes y palestinas, por la polarización política ha acelerado la cerrazón dentro de las mentes progresistas. Y un estático fatalismo ha permitido que el tiroteo de sinagogas y el asesino de los niños judíos llenen el vacío.

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La aliyá etíope entra en una nueva etapa - Times of Israel


Inmigrantes etíopes en el aeropuerto Ben-Gurion

Un vuelo charter que trae aproximadamente a 240 olim (nuevos inmigrantes) de Etiopía, la mitad de ellos niños, está previsto que llegue al aeropuerto Ben-Gurion este lunes.

Este vuelo es el primero de una serie de vuelos mensuales previstos en el marco de la Operación Alas de Paloma, una iniciativa del gobierno para facilitar la inmigración del resto de Falash Mura, los miembros de la comunidad judía de Etiopía que fueron convertidos a la fuerza al cristianismo durante los siglos XIX y XX.

El Centro Ibim de absorción de inmigrantes de la Agencia Judía en el Negev, con capacidad para 600 inmigrantes a la vez, está programado que sea abierto de nuevo para facilitar la transición de los inmigrantes en la sociedad israelí.

Los vuelos mensuales de la Operación Alas de Paloma están programados para ser completado sen octubre de 2013. Los Falash Mura han estado esperando en Gondar, Etiopía, donde la Agencia Judía opera en un centro comunitario.

El vuelo será recibido por una multitud de dignatarios, incluyendo al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el jefe de la Agencia Judía, Natan Sharansky, la ministra de Absorción de Inmigrantes, Sofa Landver  y el presidente del Consejo de Administración de la Agencia Judía James S. Tisch.

La ceremonia tendrá lugar durante la Junta de Gobernadores de la Agencia Judía, que se está celebrando esta semana por vez primera en su historia en Tel Aviv, con la participación de líderes judíos de Israel y de todo el mundo.

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Saturday, October 27, 2012

¿Puede ser una Biblia antisemita? En la políticamente correcta Noruega, claro que sí - Norway, Israel and the jews

De la Biblia de los Niños de 2008: la forma en que la Sociedad Bíblica noruega ve a los fariseos. Es curioso cómo se parecen a los judíos ultra-ortodoxos actuales. Los fariseos están inequívocamente vistos como los chicos malos en el Nuevo Testamento... Me pregunto por qué el parecido físico con modernos judíos ultra-ortodoxos.


Otra ilustración de la Biblia de los Niños del 2008: "Zacchaus era un hombre avaro, tacaño, que nunca dio ni un centavo a otra persona. Era un hombre pequeño, con patas cortas y gruesas y una nariz muy grande".

¿Qué demonios fue del pensamiento de la Sociedad Bíblica noruega?

Buscando recursos nuevos en MIFF me tope con esta historia: ¿Es la Biblia antisemita?

Resulta que la Sociedad Bíblica noruega publicó una Biblia para niños incluyendo unas ilustraciones muy desagradables. El artículo de Miff también refleja la investigación y los pensamientos del erudito y amanuense noruego de la religión, la fe y la ética de la universidad de Oslo, Gunnar Haaland. El artículo original de MIFF cubre varios aspectos del antisemitismo moderno, pero he elegido un párrafo que describe con precisión el tipo de inconscientes actitudes antisemitas que heredan los noruegos de todas las edades y antecedentes:
Mezcla de lucha política y la liturgia 
En los últimos años, hay indicios de que la Navidad está a punto de convertirse en la temporada alta para la persecución de los judíos. Haaland se refiere a un ejemplo que surge a partir de 2005, cuando la Norwegian Church Aid, la Church City Mission, la Inter-Church Council y otras organizaciones de la iglesia organizaron una manifestación política contra la barrera de seguridad de Israel durante el tiempo de Adviento. Los soldados israelíes desempeñaron en un juego litúrgico el papel de "chicos malos", como unos "judíos malos" que fueran utilizados en la representación de la Pasión de Pascua.  
"Estamos utilizando los símbolos religiosos en contra de Israel, algo que nunca se utilizaría a favor o en contra de nadie más" , señaló Haaland.  
"Puedo entender que ciertos artistas pinten un Belén con los olivares y con María y José ante el muro de seguridad israelí, pero no puedo entender que los líderes de la Iglesia de Noruega adopten ese tipo de ilustraciones", aseguró Haaland.
El resto del artículo es igualmente revelador sobre el abuso de los clérigos noruegos del simbolismo religioso para castigar a Israel, con lo que implícitamente castigan a los judíos. Pero algunas de las ilustraciones que se utilizan para la Biblia para niños nos dicen mucho acerca de la percepción que tiene la Sociedad Bíblica Noruega de los judíos.

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Monarquía (campechana y republicana): Lloremos pues y cuidado diabéticos, demasiado azucar


¿El monarca comisionista del lagrimal?

 
¿Príncipes herederos de repuesto del buen rollo?

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Los zombis de la izquierda - Fernando García Selgas - El Global



En medio de esta crisis, que nunca fue exclusivamente financiera y cuyo punto más bajo todavía no se atisba, y cuando la ciudadanía parece reclamar una cultura política de diálogo y pacto (ver EL PAÍS del 14 de octubre de 2012, página 20), encontramos unos partidos de derechas instalados en diversos gobiernos nacionales o autonómicos que siguen obsesionados con mantenerse en un poder que consideran natural y exclusivamente suyo [NP.: ¿solo ellos?], aunque sea a costa de maquillar la realidad mediante la manipulación mediática, la ingeniería contable de los presupuestos o el tocomocho de un independentismo que pasaba por allí. A ellos, a la desvergonzada actuación de la banca, a la desastrosa utilización que muchos políticos han hecho de las cajas de ahorros o al pacato comportamiento que está teniendo la Comisión Europea hay que pedirles cuentas, y pedírselas uno a uno. Pero también hay que pedírselas a los partidos y colectivos de izquierda que están actuando como si estuvieran atenazados por una combinación de distintos zombis, auténticos muertos vivientes que no son una extensión de los que con tanto éxito han poblado últimamente nuestras pantallas sino de viejos errores que vuelven como fantasmas, constituyendo trampas mortales para quienes debieran estar vivos. Esto es lo que pretende este artículo al señalar, no sin cierta autocrítica, a algunos de esos zombis “de izquierdas”.

Por ejemplo, hay algunas plataformas de trabajadores en ciertas instituciones públicas de enseñanza, como las universidades públicas madrileñas, que utilizan como una de sus armas para combatir los recortes en la educación pública lo que denominan “insumisión o desobediencia civil”, que consiste en dejar de cumplir sus funciones o trasladarlas a algún sitio que las haga inútiles, lo cual no sirve más que para deteriorar más aún estos servicios públicos. Es como si resucitaran los luditas de comienzos del siglo XIX que saboteaban las máquinas de la empresa. Por ello se puede hablar de un comportamiento zombi que, con apariencia de ejercer una resistencia y servir como antídoto contra el sentimiento de impotencia, tiene efectos contrarios a los que se dice buscar: está más muerto que vivo. Por supuesto hay que defender la educación, la sanidad y otros servicios públicos, pero hay que hacerlo de un modo más constructivo, realista y comprometido, quizá conjugando la protesta pública con la voluntad decidida de señalar qué cosas se pueden mejorar y cómo hacerlo, qué gastos son superfluos o prescindibles, qué ventanas a la corrupción siguen abiertas, etcétera.

Un caso más general lo encontramos en el hecho de que muchos colectivos y sindicatos de izquierda vienen envolviendo el descontento generalizado de trabajadores y pensionistas no en reivindicaciones concretas y posibles, sino en la petición de un referéndum sobre los recortes decididos por los distintos Gobiernos. Todas las marchas y manifestaciones bajo la bandera de ese referéndum hacen eco de aquellas multitudinarias marchas y manifestaciones de la izquierda en los años ochenta que exigían un referéndum sobre nuestra adhesión a la OTAN. Un referéndum que, además de dividir a la izquierda y generar una enorme frustración en buena parte de ella, no sirvió más que como distracción mientras, sin prácticamente crítica o reflexión alguna, todos aplaudían nuestra entrada en la Unión Europea, que era lo que, para bien y para mal, iba a suponer un cambio en nuestras vidas. ¿Para qué vale ahora ese referéndum sobre los recortes? ¿Qué cambiaría si se gana o si se pierde? Es otro muerto viviente que nos está impidiendo reaccionar de una manera que sea más adecuada a las condiciones económicas y políticas en que hoy nos encontramos y sea, así, más eficaz.

Tampoco parece que se ganara mucho si lo que se exigiera fueran elecciones anticipadas ya que, aunque ello sería más consecuente con el hecho de que un partido político que conocía perfectamente la situación ha ganado las elecciones con un programa que incumple sistemáticamente, lo único que iba a producir es que el poder volviera a los mismos que no solo fueron ciegos a la burbuja inmobiliaria y a la debacle bancaria que debían haber controlado, sino que contribuyeron a ellas con algunos derroches y, sobre todo, con su aliento a la cultura de “toma el dinero y corre”.

Si algo hay que exigir a estos partidos políticos, cuya burocratización, financiación e infiltración por los entresijos del Estado deberían ser seriamente revisadas (como muy bien argumentó José Antonio Gómez Yáñez en la Cuarta de EL PAÍS, 13 de julio de 2012), es que de una vez por todas dejen de lado sus propios intereses y se sienten en un Gobierno de concentración que los implique conjuntamente en la tarea de solucionar esta crisis sin guiarse por las opciones ideológicas o los intereses de partido y sin reproducir ninguna de las prácticas que nos han hundido en la crisis económica, social y ecológica que nos ahoga. Hay que exigirles que se corresponsabilicen del pasado, del presente y del futuro.

Pero cómo puede pedir esto una izquierda que sigue presa de uno de sus más recurrentes zombis: el victimismo. Reproducir el viejo discurso de los parias de la tierra como si fuéramos aquellos a los que el capital, el sistema, el Estado, etcétera, aliena y oprime es un insulto para quienes realmente son parias y un modo de exonerarnos de nuestras responsabilidades individuales y colectivas tanto en su explotación cuanto en el hecho de que el 70% de la deuda de este país es privada o en el mantenimiento de una idea del Estado benefactor al que, sin embargo, es perfectamente lícito hurtarle el pago de impuestos como el IVA, etcétera. El victimismo es posiblemente el peor zombi que acosa a nuestra izquierda pues, alentando una inocencia que es hoy imposible, sirve de excusa perfecta para evitar asumir las distintas responsabilidades que todos tenemos en la situación en la que nos encontramos, para permitir que partidos y grupos que juegan a ese victimismo sigan practicando el griterío vacío, cuando no cínico e interesado, y para dejar las puertas abiertas a las tendencias populistas más peligrosas.

En lugar de ello, y como modo de ahuyentarlo, sería mejor aprender del acierto que han tenido algunos movimientos sociales recientes como ecologistas o el 15-M al señalar que el cambio que necesitamos es en gran medida cultural, requiere profundizar en la democratización y transparencia de nuestras instituciones (incluyendo los partidos y otras organizaciones), exige no olvidar que la crisis es también medioambiental y necesita que todos nosotros seamos activos y corresponsables. Aunque ahora, alertados de la presencia del zombi del victimismo, no debemos caer en el espejismo de una inocencia que lleva a esos mismos movimientos a quedarse fuera de las instituciones y de los procesos de toma de decisión al ser incapaces de asumir los tragos amargos que conlleva el cambio de rumbo que necesitamos para que este país no sea ni un milagro (económico) ni una pesadilla (sociopolítica).

Parece inevitable que el descontento popular crezca, mientras las derechas gobernantes continúan aferradas a un poder oscurantista y autoritario [NP: ahora me entero que las izquierdas gobernantes han sido transparentes y antiautoritarias], que es uno de sus peores zombis. Así que las distintas izquierdas no deberían añadir más leña al fuego manteniendo comportamientos, banderas o propuestas que están más muertas que vivas y conducen a enfrentamientos o divisiones estériles.

Más vale que, sin dejar de defender un mínimo Estado de bienestar, asuman la bandera de la (co-)responsabilidad, que lleva a que todos, del más humilde al más poderoso, arrimen el hombro en la medida de sus posibilidades; bandera que en otro tiempo y lugar lo fue de unas derechas más civilizadas y socialmente comprometidas y que aquí permitió ese compromiso colectivo que fueron los Pactos de la Moncloa. De este modo incluso podríamos soñar con que esta profunda crisis terminara contribuyendo a poner fin a la maldición machadiana de dos Españas que nos hielan el corazón.

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¿Confusos ante la fusión Netanyahu-Lieberman? No están solos - Shmuel Rosner - Jewish Journal



Sí, el Primer Ministro Netanyahu, una vez más, fue capaz de sorprendernos a todos con un nuevo movimiento político - el repentino anuncio de ayer mismo de que el partido Likud y el partido Yisrael Beiteinu se unian para este ciclo electoral -. El problema es que no sabemos todavía lo que Netanyahu y ​​Avigdor Lieberman están tratando de lograr con este movimiento. Cuatro teorías nos vienen a la mente:

Las teorías basadas en los objetivos políticos

A.  La teoría más sencilla: Estos dos partidos ganarán más diputados yendo juntos. Ayer, las encuestas internas realizadas por ambos partidos se filtraron a la prensa, y según ellas el nuevo partido obtendría alrededor de 50 escaños en la Knesset, más de los que ahora suman el Likud (27) y YB (15). Hay un problema con esta teoría: un día después de estas predicciones otra encuesta otorgaba al partido fusionado solamente 33 escaños en lugar de los 42 que tienen ahora, Un rendimiento muy pobre.

Esta última encuesta es problemática. Se hizo cuando los votantes estaban aún confundidos, y hay otros números que parecen tener valores atípicos - sólo nueve escaños para el Shas por ejemplo -. Por otra parte, es difícil imaginar quien recoge los casi 10 escaños que de repente han desaparecido. ¿Quiénes son todas esas personas que antes votaban al Likud y YB pero que ahora no pueden tolerar la idea de verlos juntos?

Por otro lado, no se puede imaginar que muchos nuevos votantes le den al partido fusionado más energía de la que tiene ahora. Los partidos religiosos no pueden sentirse felices con la unión del Likud con el partido ultra-secular YB. Los votantes moderados podrían sentir miedo ante la perspectiva de un partido fusionado que tuviera tanto poder. Es más fácil pensar en las razones por las que el nuevo partido perdería votos que en las razones por las que los ganaría. Dicho esto, es evidente que la fusión fue calculada cuidadosamente por los encuestadores que trabajan con Netanyahu y Lieberman, y también está claro que estos dos políticos son más astutos que la mayoría de los demás. Así que tal vez entiendan algo que todavía no podemos ver. Vamos a  tener que esperar a que pase más tiempo y más encuestas salgan.

B.  La teoría del "Cuidado con Peres": Netanyahu podría haber realizado esta maniobra para escapar de cualquier posibilidad de que alguien le arrebate la tarea de formar la próxima coalición. Según esta teoría, Netanyahu tendría miedo de que la decisión de presentarse por parte de Ehud Olmert o Tzipi Livni - un anuncio que se hará probablemente la próxima semana - haga que los resultados electorales no sean lo suficientemente concluyentes y que el presidente de Israel, Shimon Peres, otorgue a un rival de Netanyahu la oportunidad de formar una coalición. Al lograr que YB forme parte de su equipo, Netanyahu gana dos veces:
(a) Incluso si el partido fusionado no recibe tantos votos como los dos líderes esperan, uno no puede imaginarse razonablemente que otro partido pueda acercarse lo suficiente para que pueda tener la oportunidad de formar una coalición (es decir, sea el mayoritario). 
(b) Controlando a Lieberman tan de cerca, el propio Netanyahu se asegura contra una posible decisión del líder de YB de unirse a una coalición de Olmert.
Lieberman y Olmert se llevan bien. y posiblemente podrían arrastrar al Shas a que hiciera lo mismo. Lieberman es un buen amigo del "nuevo-viejo líder" del Shas, Aryeh Deri. Con Lieberman a su lado, YB no podría abandonarlo, y Shas tampoco podría hacerlo, ya que nunca haría tal cosa sin la cobertura de otro partido a la derecha para unirse a la coalición.
Las teorías conspirativas: 

C.: Netanyahu necesita a Lieberman para atacar a Irán antes o después de las elecciones. Netanyahu y ​​Lieberman planean comenzar una guerra contra alguien. Netanyahu quiere a Lieberman como su sucesor. Netanyahu quiere deshacerse de YB como un rival potencial. Se trataría solamente de un intento de preparar el próximo gobierno ante un segundo mandato presidencial de Obama.

Las teorías favorables:

D. Los dos realmente quieren cambiar el sistema electoral (si lo hacen, Yair Lapid es probable que una sus fuerzas a ellos). Ellos quieren enrolar a los haredis en el servicio militare y  necesitan más votos. Ellos piensan que ha llegado la hora de que Israel se libere de los partidos pequeños a la carta (esto es lo que se dijo en la conferencia de prensa de ayer). Ellos desean estabilidad y quieren limitar el poder de los partidos derechistas/religiosos a la hora de chantajear al partido gobernante.

Entonces, ¿cuál de ellas es la buena? No lo sé. Y en cuanto a los que pretenden saberlo, yo no confío en ellos. ¿Por qué? Debido a que ayer no sospechábamos nada de esto, y no hay razón para pensar que hoy conozcamos lo qué verdaderamente sucedió. El tiempo lo dirá.

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Esa clase política británica tan "encantadoramente" antijudía y "desproporcionada"



¿Una guerra justa? Esa no es una noción judía, dice un ex embajador en la AIEA - Anna Scheinman - TheJC

Peter Jenkins, ex representante de Gran Bretaña en la Agencia Internacional de Energía Atómica, ha afirmado en un debate en la Universidad de Warwick que una "guerra justa no es una noción judía".

En un vídeo dado a conocer esta semana, el diplomático retirado del Foreign Office, hablando en un reciente debate sobre la proliferación nuclear en Irán, afirmó que "los israelíes no practican el ojo por ojo y el diente por diente, practican diez ojos por un ojo y diez dientes por un dienteLa idea de que una guerra justa requiera el uso de una fuerza proporcional parece ser una noción cristiana y no una noción judía".

El comentario dio lugar a que el portavoz opuesto - Jonathan Sacerdoti, director del Instituto para la democracia en el Medio Oriente -, exclamara que sus palabras "eran una vergüenza".

Más tarde dijo a la audiencia: "Me parece que el discurso que hemos escuchado en primer lugar incorporaba unas nociones sutiles de antisemitismo enmascaradas detrás de un lenguaje diplomático educado, lo que es exactamente un problema para este debate... Esta no es una cuestión judía, no se trata de la cuestión de Israel, se trata de un problema mundial".

Mr. Sacerdoti añadió: "Es increíble pensar que una persona como esta pueda expresar sin vergüenza ese tipo de opiniones en público, una persona que una vez fue un alto cargo en el Reino Unido. Esa opinión en particular, que los judíos no se adhieren al concepto de 'guerra justa', implica que los judíos son por naturaleza sanguinarios, vengativos e injustos. Creo que cualquier generalización sobre tal naturaleza de los judíos es racista".

La CST también condenó la intervención del Sr. Jenkins. Un portavoz dijo lo siguiente: "Es repugnante que los estudiantes deban estar expuestos a tal tipo de basura. Peter Jenkins parece ser tan ignorante de la forma cristiana de hacer la guerra a través de la historia como de los valores judíos".

Peter Jenkins emitió esta semana una declaración donde decía: "Mis comentarios han sido gravemente malinterpretados y yo no tenía intención de ofender a nadie".


Una activista del partido Respeto: ¿Acaso Hitler fue malo? - Jennifer Lipman - TheJC

George Galloway (un muy conocido activista político anti-Israel y pro-Hamas) ha hecho hincapié en que su partido Respect "aborrece y está en contra del racismo" tras ser alertado de los comentarios de una dirigente de su partido cuestionando que Adolf Hitler fuera realmente un "mal chico".

Naz Kahn, que durante la semana pasada se felicitaba en Facebook de su selección como mujer para la dirección de Respect, hizo otro tipo de comentarios en el mismo lugar el 30 de septiembre.

En respuesta a un vídeo titulado "Palestina, lo que usted necesita saber", comentó lo siguiente:
"Es una pena que los profesores de historia de nuestra escuela nunca nos enseñaran esto, pues ellos fueron los primeros en comenzar nuestro lavado de cerebro y el de nuestros hijos para que pensemos que el malo era Hitler. ¿Qué han hecho de bueno los judíos en este mundo?".
Más tarde agregó:
"No, yo no soy una nazi, solo soy una musulmana británica del montón que tenía una opinión y la dí a conocer. Contamos ahora en este mundo con personas peores que Hitler".

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El padre del sionismo sefardí: Rabí Yehuda Alkalai - Michael Freund



El sionismo moderno es en gran medida una creación ashkenazi, o así es al menos lo que piensa la creencia popular.

Después de todo, la Organización Sionista Mundial fue fundada en Europa en 1897 y estuvo dominada por judíos ashkenazies, los cuales también conformaban la mayor parte de los pioneros que construyeron la tierra y finamente propiciaron el establecimiento del Estado.

Así que no debería ser una sorpresa leer las historias sobre la emergencia del movimiento sionista en el siglo XX sin encontrar la palabra "sefardí" más que de pasada. Pero ignorar la contribución de los judíos sefardíes en el retorno a Sión es una grave injusticia, no sólo para nuestros hermanos orientales, sino para la historia judía en sí.

A pesar de ha pasado en gran medida desapercibido y no ha sido reconocido, el papel sefardí en la preservación de los anhelos sionistas durante los largos siglos del exilio judío ha sido indispensable, y data, por ejemplo, del rabino y poeta español del siglo XII Yehuda Halevi, cuyo poema "Mi corazón está en el Oriente" aún resuena en la actualidad.

De hecho, este mes se celebra el aniversario del fallecimiento en octubre de 1878 (4 de Tishrei en el calendario hebreo) del rabino Yehuda Alkalai, un judío sefardí de Serbia, y esa conmemoración nos presenta una oportunidad para corregir esa falta de reconocimiento y restaurar y devolver el impulso sefardí en la renovación sionista a su legítimo lugar.

Aunque su nombre puede que no sea demasiado familiar para la mayoría de los israelíes, su legado intelectual sentó las bases para el renacimiento moderno de Israel. Aunque nació en Sarajevo en 1798, los años de formación de Alkalai los pasó en Jerusalén, donde se adentró en los antiguos textos judíos impregnándose de misticismo judío.

A la temprana edad de 27 años, se le ofreció el puesto de rabino en la ciudad de Zemun, que hoy forma parte de la capital serbia de Belgrado. En esa época, sin embargo, caía dentro de los límites del Imperio Austro-Húngaro y estaba situada a horcajadas de la frontera con la Serbia ocupada por los turcos.

El nacionalismo estaba en auge en los Balcanes, y los serbios y otros pueblos balcánicos trataban de liberarse del pesado yugo del control otomano. Este movimiento tuvo un efecto notable en el rabino Alkalai, cuyos vecinos serbios anhelaban la liberación y se mostraban cada vez más agitados en busca de la independencia. Como el profesor Arthur Hertzberg señala en “La idea sionista: un análisis histórico y una lectura", las ideas de "libertad nacional y de restauración accedieron fácilmente a la mente de Alkalai gracias a la atmósfera de su tiempo y del lugar".

Pasada una década, en 1834, publicó un folleto titulado Shema Yisrael (Escucha Israel) que proponía algo que en ese momento podía ser considerado como una acción radical: crear colonias judías en la Tierra de Israel como un preludio a su redención. En otras palabras, el rabino Alkalai defendía pasar a la acción: los judíos debían tomar las medidas necesarias para conseguir la emancipación nacional judía.

Este concepto iba en contra de la sabiduría convencional, que principalmente creía que los judíos debían esperar pasivamente a una liberación mesiánica. Sin embargo, el rabino Alkalai desarrolló su idea mucho más lejos, escribiendo más libros y folletos y viajando por toda Europa para difundir su mensaje.

En su obra de 1845, Minḥat Yehudah, el rabino Alkalai escribía: "En la primera conquista, bajo Josué, el Todopoderoso llevó a los hijos de Israel a la tierra que les había preparado: sus casas estaban entonces llenas de cosas útiles, sus pozos daban agua constantemente, y sus viñedos, frutales y olivares estaban cargados de frutos. Sin embargo, esta nueva voluntad de redención - por desgracia, a causa de nuestros pecados – deberá ser diferente. Nuestra tierra ahora será un lugar desolado y residual, y tendremos que construir casas, pozos y plantar vides, árboles frutales y encinas". “La redención", escribió, "deberá venir lentamente. La tierra debe, poco a poco, ser edificada y preparada".

Para lograr esto, el rabino Alkalai ofreció unas novedosas y muy clarividentes sugerencias, que incluían el lanzamiento de un fondo nacional para la compra de tierras en Israel, la convocatoria de una "Gran Asamblea" para supervisar los asuntos nacionales judíos y que se redoblaran los esfuerzos para revivir el hebreo como lengua hablada. En unos momentos en que muchos judíos estaban empezando a desesperarse después de siglos de persecución, el rabino Alkalai ofrecía una esperanza concreta.

Más importante aún, poniendo de relieve las medidas prácticas que los judíos podrían adoptar, invistió de poder al pueblo judío de todo el mundo judío a la hora de participar en un acto nacional de la autoredención que engendraría la misericordia divina. En 1874, a la edad de 76 años, el rabino Alkalai y su esposa hicieron aliyá y se establecieron de nuevo en Jerusalén para cumplir su sueño de toda la vida. Murió cuatro años después.

Haciendo un análisis de sus ideas, fácilmente se podría dar por sentado que muchas de ellas se han convertido en parte integrante de nuestra realidad moderna. Pero eso sólo subrayaría los profundos logros del rabino Alkalai, puesto que simplemente estamos disfrutando de los frutos de su trabajo.

Como cuestión de hecho, el grado de influencia de este sabio sefardí pudo haber sido mayor de lo que nunca sabremos. En uno de esos giros curiosos del destino que incluso el novelista más ingenioso no podría prever o inventar, uno de los más fieles feligreses del rabino Alkalai y uno de sus discípulos más fervientes fue un hombre llamado Simón Loeb Herzl, cuyo nieto Theodor cambiaría un poco más tarde el curso de la sionista y la historia judía.

¿Es posible que Simon Loeb llevara hasta su hogar desde la sinagoga las ideas que alentaban los sermones del rabino Alkalai sobre la necesidad de que los judíos se volvieran hacia Sión, y compartiera luego esta pasión con su descendencia? ¿Es posible que las ideas que habría leído en los escritos de su rabino las transmitiera de una forma u otra a su famosa progenie? La respuesta a esta pregunta, como a muchas otras, se ha perdido en la historia.

Pero el impacto de Rabí Yehuda Alkalai y la de otros judíos sefardíes no puede ni debe sufrir un destino similar. Ellos jugaron un papel clave en el desarrollo del ideal sionista, y les debemos a ellos preservar su memoria y el patrimonio que legaron para nosotros. Porque aun después de más de un siglo, las palabras de Rabí Alkalai tienen el poder de guiarnos e inspirarnos en nuestra misión nacional:

"Nosotros, como pueblo, somos propiamente llamados Israel", escribió una vez, "solamente en la Tierra de Israel... Aunque esta aventura comenzará modestamente, su futuro será muy grande".

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Un vistazo a la psicopatología anti-Israel de la nueva izquierda judía antisionista y pro-palestina



Sarah Schulman, activista palestino - Bruce Bawer - FrontPage

Ha pasado casi un año desde que escribí aquí mismo sobre el inane artículo de opinión de Sarah Schulman en el New York Times sobre el "pinkwashing". Schulman, una veterana activista "queer" (izquierda gay-lesbiana), sostenía en él que Israel utilizaba cínicamente su papel positivo con respecto a los derechos de los homosexuales para poner un rostro humano a su tratamiento brutal de los palestinos, los cuales por otra parte, y según sostenía ella, "no eran tan intolerantes con la homosexualidad como se ha hecho creer". Ahora la Duke University Press publica un libro de Schulman celebrando sus múltiples esfuerzos, y ello en colaboración con un grupo de "queer" palestinos, a la vez que promueven un boicot a Israel dentro del ámbito “queer” diseñado para obligarle a cambiar sus políticas.

Este libro de Sarah Schulman, "Israel / Palestina y el Queer Internacional", pretende ser un relato conmovedor del desarrollo de una campaña en favor de la justicia social. Pero es más eficaz como esclarecedor autorretrato psicológico acerca de la siguiente cuestión: ¿qué tipo de judío/a, mujer o gay/lesbiana (en el caso de Schulman los tres ámbitos) puede terminar conspirando con los enemigos de Israel en colaboración de los amigos de Hamas?

Aquí está la historia. Schulman creció, según ella nos cuenta, "rodeada de sobrevivientes del
Holocausto" que "se gritaban el uno al otro sin motivo y no sabía cómo ser felices". Eran unos padres que menospreciaban y desconfiaban de los gentiles, que odiaban a los homosexuales (se la echó de casa por ser lesbiana) y apoyaban a Israel irreflexivamente. La reacción de Schulman a este legado fue mixta: ella quiere dejar en claro que considera a los gentiles, o al menos los cristianos, unos tontos (utiliza, sin ironía, el término kopf goyishe), y que considera a todos los cristianos europeos y estadounidenses como unos antisemitas. De hecho, ella misma se refiere a sí misma no como americana, sino como una neoyorquina, y no se identifica con Israel y el idioma hebreo, sino con la diáspora y el yiddish. (Ella cita con aprobación el discurso pronunciado por Isaac Bashevis Singer al recibir el Nobel en que señalaba que el yiddish "no tiene palabras para las armas, las municiones, los ejercicios militares y las tácticas de guerra").

Los judíos adultos entre los que transcurrió su infancia fueron víctimas trágicas y miembros de una minoría dispersa, y para ella esta "debería ser la norma”, es decir, “la forma natural de ser judío/a". Los israelíes, en cambio, han optado por "ser dominadores", portar armas y ser soldados, en suma, han elegido concretamente ser "un Estado colonial, con relación a los palestinos, y un proyecto semicolonizador del Occidente cristiano", esa misma gente que causó a los judíos tantos sufrimientos.

"Israel”, insiste, "no representa a los judíos, sólo a algunos judíos". Los (judíos) israelíes “todos sirven en el ejército, y se sientan partícipes de su gobierno, de su policía y de los militares", y con ello suscriban una "ideología de supremacía”. Los judíos de América, por el contrario, “se ven a sí mismos como separados de nuestro estado, como personas diaspóricas". Es por esto que a ella le gusta vivir en Nueva York, donde "puedo ser culturalmente normativa sin dominar a los demás y con el saludable ejercicio de remover cualquier identificación con el ejército, la policía, o pensar que yo puedo aspirar y ganar la presidencia". Resumiendo: "Todavía estoy emocionalmente en la diáspora, y ellos [los israelíes] son emocionalmente nacionalistas".

Esta sensación emocional de "estar en la diáspora" - y una sensación de alienación de su propio país -, estaba en la raíz de las políticas radicales de izquierda que Schulman y otros activistas homosexuales adoptaron en los años 1980 y 90. Su objetivo no era ganar un lugar para los gays en la mesa americana, sino a anatematizar a América mientras se aferraban a la marginalidad. Este sentimiento emocional de "estar en la diáspora" es también la clave que explica por qué Schulman no se identifica con los israelíes, a quien percibe como pistoleros o matones, y por qué percibe a los palestinos, románticamente, como víctimas inocentes y desplazadas. (Que el ejército israelí esté comprometido en prevenir otro posible Holocausto, mientras que muchos palestinos parecen predispuestos a perpetrar otro, parece ser algo completamente inexistente para ella).

No es que este sentido de identificación le resultara fácil: ella necesitaba, así nos lo cuenta, superar una "identificación visceral judía" con Israel, y liberarse a sí misma del "racismo", lo que la llevó como primera inquietud en buscar cómo trabajar con los líderes palestinos.

Schulman hace todo lo posible para lograr que su insana elección suene razonable. Ella dedica más de una página a racionalizar su decisión de marchar junto a los miembros de Hamas en una protesta contra los ataques israelíes en Gaza. “Después de todo”, nos dice, "he marchado en el desfile del orgullo gay con republicanos homosexuales durante décadas". Del mismo modo, y a propósito de la mala opinión de los dirigentes palestinos sobre los gays, reflexiona: "No puede ser peor que la de un productor de cine americano que se niega a producir una obra de teatro lesbiana o un editor americano que se niega a publicar novelas lésbicas”. La ingenuidad y las falsas excusas están aquí por las nubes.

También lo está el autobombo: "rara vez había hecho algo tan audaz aún cuando no estaba segura de lo que estaba haciendo... Me he pasado la vida siendo presa a la vez del miedo y, sin embargo, siguiendo adelante de todos modos". Y tan impresionada está con ella misma como impaciente es con aquellos que no son tan "audaces" siguiendo su ejemplo, como esa pareja de gays que se reunieron en Berlín y estaban "tan preocupados con  los musulmanes y con su escaso deseo de asimilación,  y que tanto se quejaban de las mujeres que usan el velo”. Ella rechaza sus preocupaciones como "basura", diciendo que esa es “la típica conversación que he mantenido un millón de veces con esos cristianos que me quieren asimilar a ellos con algún tipo de supuesto no examinado y que afirman que su propia cultura es neutral y que los musulmanes son una amenaza. Yo estoy amenazada por los cristianos, así que nunca seguiré su camino".

Más de una vez menciona a esas personas que le han preguntado por qué Israel debe ser juzgado con un estándar mucho más alto que el aplicado a la gran mayoría de los países. Ella rechaza esa premisa: "Israel no está siendo juzgado con un estándar más alto. De hecho, tanto Israel como Estados Unidos han sido juzgados constantemente con un estándar inferior". En su visión del mundo, los EEUU e Israel no son faros de la democracia sino "estados bandidos" de primer orden: "Como estadounidense, yo ya tengo una idea del acertijo israelí, y es que he pasado toda mi vida como ciudadana de un país que constantemente viola el derecho internacional, desafía las normas de los derechos humanos, y apoya financieramente a los regímenes opresivos (incluido Israel), mientras que regularmente asesina a civiles en diferentes lugares de la tierra, sin justificación ni razón .... Si hay una persona que debiera tener una comprensión práctica de lo que significa ser israelí sería un estadounidense".

Poco a poco, el lector del libro de Schulman se da cuenta de que, en cierto sentido, los peores delitos contra los derechos humanos que se están cometiendo en este mismo instante por decenas de regímenes horribles en todo el mundo, simplemente no existen para ella, ya que no tienen lugar en su "psicohistoria personal". Hablando acerca de la negación, un amigo israelí le pregunta: "¿Qué pasa con los crímenes de honor (en las sociedades musulmanas)? ¿Y con las mujeres (musulmanas)? ¿Qué pasa con el feminismo?". Ella le responde que "en estos momento, ese no es mi trabajo". Ella es una experta en bloquear todos aquellos aspectos de la realidad que podrían detener su progreso en lo que ella presume que es "su senda progresista".

Y menuda senda progresista la suya. Aquí, por ejemplo, habla de Israel: "Hay algo en los ojos de los jóvenes judíos, en esos militares, policías y gente de seguridad, que me repugna. Me hace sentir miedo, no me siento segura. De hecho, quizás me doy cuenta una vez más que la autoridad judía, la policía judía, los judíos con uniformes, los gobiernos judíos, todas estas cosas me molestan. Realmente prefiero ser una judía americana. Prefiero ser una entre muchos".

Pero no es eso, Sarah, no es acerca de ser un judío/a americano. Se trata del hecho de que usted nunca ha crecido. Se trata de que su vida profesional ha sido un espectáculo infantil de rebelión en nombre del activismo "queer" – una actuación ruidosa, enojosa e inútil que nunca ayudó a nadie y que terminó en el basurero de la historia porque fueron los verdaderos activistas los que realmente ayudaron a lograr esas cosas que ella desprecia, como el derecho de los homosexuales estadounidenses a servir abiertamente militarmente, y con orgullo, a su país. Se trata Sarah de tu terror ante una responsabilidad madura, un terror despertado ante la visión de los jóvenes y valientes miembros del IDF, unos judíos mucho más jóvenes que tú pero que asumen con seriedad mortal la tarea de garantizar la supervivencia de su país ante aquellos que desean aniquilarlo.

La torpeza de Schulman acerca del mundo va más allá de sus paseos por el East Village que le conducen a un involuntario humor ocasional. Por ejemplo, cuando se muestra sorprendida e inquieta al descubrir que los grupos gays israelíes reciben fondos del gobierno - ella considera este hecho comprometedor -. La "Act-Up nunca solicitó financiación al gobierno", se queja. "Esa nunca fue mi forma de pensar". Ella parece no darse cuenta de que lo que está viendo son las políticas progresistas en acción,  esas que ha estado promoviendo durante toda su vida adulta.

Luego están sus diatribas acerca de estar oprimida. Ella ha publicado una docena de libros y pico, tiene el título de Profesora Distinguida en Humanidades de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, y es miembro del Instituto de Nueva York para las Humanidades en la NYU. Sin embargo, todavía cuando una editorial no responde de inmediato a su presentación de un manuscrito, ella se embarca en una perorata acerca de como "he experimentado este tipo de acoso durante toda mi vida adulta en mi trabajo por ser lesbiana y por articular críticas al poder. He sido censurada, introducida en la lista negra, despedida, degradada, marginada y rechazada. Ese es el precio que debemos pagar para solicitar un cambio estructural del poder". Después pasa a  contrastar su terrible situación al "arraigado privilegio" que imagina que disfrutan todos los "cristianos heterosexuales americanos o europeos”.  Y todo por un editor que no se pone en contacto lo suficientemente rápido - una situación que cualquier escritor profesional puede identificar -.

Es asombroso comprobar como alguien puede mostrar tan absoluto desconocimiento de cuánto poder y privilegio disfruta sobre el estadounidense medio, y no parece comprender que con su CV (su único título es el del Empire State College), ella nunca se hubiera convertido en una distinguida profesor en cualquier lugar si no fuera por su “prestigio” dentro de los grupos de activistas pro-minorías.

Posdata: Schulman me menciona en su libro repitiendo la acusación realizada en su artículo en el NYT, y refutada el año pasado, de que el asesino de masas noruego Anders Behring Breivik afirma haber sido influenciado por mis escritos sobre el Islam. Para Schulman, yo soy un ejemplo de lo que ella llama el "homonacionalismo": como ella explica, cuando los gays ganan una amplia aceptación social y derechos legales, algunos de ellos comienzan a identificarse con "la hegemonía racial y religiosa de sus países", y al final hasta "construyen su 'Otro' (contrario)”, y a menudo los musulmanes de origen árabe, de Asia meridional, de origen turco o africanos, adquieren ese papel y son representados como "homófobos" y “fanáticamente heterosexuales", en lugar de identificarse con ellos como “compañeros de minorías”.

Parece evidente que Schulman no puede procesar el obvio y simple hecho de que el Islam es intrínsecamente anti-gay, por no hablar de anti-judío y anti-mujer. Tras la lectura de su libro me quedé pensando que esta mujer ni siquiera ha echado un vistazo nunca a un ejemplar del Corán. No hay evidencia alguna de que ella lo conozca. ¿Y por qué tendría que hacerlo? A fin de cuentas, la pasión de Schulman por su nueva causa no tiene nada que ver con esas realidades más grandes del Islam e Israel. No, al igual que las políticas impotentes y narcisistas de "transformación social radical" que persiguió en lo que con cariño recuerda como "el apogeo de ACT-UP y Queer Nation", su nuevo entusiasmo por el boicot a Israel tiene que ver con satisfacer sus propias y profundas – y preocupantes - necesidades psicológicas. Y estas son malas noticias.

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