Sunday, October 28, 2018

El odio a los judíos es diferente de otros odios - Elder of Ziyon



Estoy leyendo varios relatos y comentarios sobre el horrible tiroteo y la masacre de judíos en la sinagoga en Pittsburgh, y todos están poniendo su propio giro político en el evento. Se esperaba... y no deja de ser repugnante.

El sospechoso no se dirigió contra los judíos por la "ocupación" o porque fuera un partidario de Trump (no lo era, no le había votado y le consideraba un "globalista") o porque tenía acceso a armas o porque algún judío le hizo algo personalmente. Era solo un antisemita (un neonazi), que no era lo suficientemente sofisticado como para expresar su odio en los términos que emplearía un "antisionista" o un "anticapitalista" o un "guerrero social a favor de la justicia", o cualquiera de las docenas de términos utilizados en la actualidad para hacer del odio a los judíos un poco más apetecible.

No hay un hilo común: la extrema izquierda odia a los judíos, la extrema derecha odia a los judíos. El odio de los musulmanes a los judíos es "entendido" y racionalizado y rebajado por la izquierda. Y la gente se alegrará mucho de que el asesino se identifique con la extrema derecha, del mismo modo que la derecha rechazará su papel de alentar el odio antisemita entre su gente.

El antisemitismo no es como los otros odios. No hay lógica detrás de esto, no hay justificación para ello. A los judíos no se les permite estar en "nuestro país", pero tampoco se les permite estar en su propio país. Los judíos asimilados pueden convertirse en unos blancos perfectos tanto como los judíos religiosos. Los judíos son vilipendiados por extremistas de todas las tendencias.

Hay que dejar de usar esta masacre como una excusa para adjudicárselo a los enemigos ideológicos y políticos. Cada grupo tiene su propio odio hacia los judíos asociado de una manera u otra. Si realmente les importa el odio a los judíos, comiencen eliminando el antisemitismo existente en los grupos con los que se identifican.

Y no finjan que no lo hay... porque ahí está.

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Un llamamiento al diálogo - Dror Eydar - Israel Hayom



1.- Distraen la discusión para que, a medida que pasan los años tras al asesinato del fallecido primer ministro Yitzhak Rabin, las ideas de la izquierda se hayan refinado en una sola palabra: "Incitación". Durante muchos años, el diálogo entre las dos partes de la nación ha sido parcial: la derecha discute con la izquierda, mientras que la izquierda, en respuesta, grita "¡Incitación!" Al igual que con cualquier fenómeno, hay excepciones a la norma, pero son un testimonio de la totalidad que no se relaciona con las afirmaciones de la derecha conservadora ni con el fruto asqueroso de los errores colosales de la izquierda. No hay una discusión seria entre dos posiciones legítimas, dos corrientes, dos visiones del mundo, argumento contra argumento, evidencia contra evidencia, una pregunta con la respuesta correspondiente. Nada. Por un lado, hay malestar intelectual, reflexión, debate, cita incansable de los oponentes y refutación de esas citas. Pero en el otro lado, hay desprecio y sólo desprecio. Y en los casos en que se registra una respuesta, se reduce a una palabra: "incitación" en todas sus formas.

No tomo en cuenta a los políticos: la izquierda ya ha agotado esa vía. No cuenta porque los políticos de la derecha son los (odiados) representantes públicos de quienes, en la narrativa infantil de la izquierda, les robaron el poder y robaron el estado. No me refiero a esto, sino a una discusión filosófica, cultural, ideológica y ética de las ideas. En ningún lugar de la esfera pública se lleva a cabo tal discusión. No en la academia, en la cultura o en los medios de comunicación, y es que la izquierda no está dispuesta a participar en un diálogo serio y profundo como iguales

El periodista Doron Rosenblum, anteriormente miembro del periódico Haaretz, propuso "una idea constructiva" a sus oyentes esta semana: "Dejen de citar y difundir opiniones que no pueden tolerar, simplemente manténgalos en los márgenes evitando sus reservas o reacciones sorprendidas. No ven que al darlos cancha, están sirviendo como una caja de sonido y una herramienta para la difusión. ¡Dejen de ser los idiotas útiles de tus enemigos!". Aquí también se observa como les gustaría crear redes sociales con el mismo molde que la academia, una mónada cerrada ocupada en un diálogo interno consigo misma.

2.- Solo en las últimas dos semanas, la apertura de la sesión de invierno de la Knesset y la ceremonia conmemorativa de Rabin nos brindaron ejemplos que tenían una cosa en común y que estaba enfocado, al tener solamente portavoces de la izquierda, en el mismo tema: "no estamos con ustedes, no porque nos adherimos a una ideología o filosofía de vida diferente, o porque los principios básicos de su cosmovisión son erróneos por una razón u otra, sino simplemente porque ustedes no son la gente correcta y están enfocados en 'incitar' ".

Una joven legisladora publicó el siguiente aforismo en las redes sociales: "La única razón por la que se nos dice esta semana que ya no importa quién incitó y alentó la violencia asesina contra Rabin, es porque esa persona es el hombre que ahora encabeza el gobierno. Alguien cuya carrera se basó en el odio, que no tiene valores ni moderación, y lo seguiremos diciendo porque es la verdad: tiene sangre en sus manos".

Lean eso otra vez. Es obra de la diputada laborista Stav Shaffir, la cual ha determinado que el primer ministro tiene "sangre en sus manos". ¿Cuál sangre? La de Rabin, por supuesto. Si tomamos en serio su definición, podríamos decir que la persona que intenta reforzar su estatus entre sus votantes sobre la base de tales declaraciones está, de hecho, "construyendo su carrera sobre el odio". Ella también lo está construyendo sobre mentiras.

Los comentarios contra el primer ministro se han realizado abiertamente desde que apareció por primera vez en la escena pública. No hay un solo ejemplo en el que se haya visto o escuchado a Benjamin Netanyahu "alentar la violencia asesina contra Rabin", en otras palabras, ¡alentar el asesinato! Hubo un argumento difícil y acalorado que tocó la esencia misma de nuestra existencia aquí. En el marco de ese argumento, tanto el líder de la oposición Netanyahu como el primer ministro Rabin se dijeron cosas difíciles, pero no incluyeron un llamamiento a la violencia. Hay suficientes imágenes en las que se puede ver a Netanyahu silenciando a sus partidarios y diciéndoles que no usen el término "traidor" cuando hablan de Rabin. No importa que no haya absolutamente ningún llamamiento a la violencia. Por lo tanto, ¿"tiene sangre en sus manos"? ¿Puede una persona que publicó tales acusaciones, falsas y difamatorias, afirmar tener "moral y moderación"?

3.- Sería prudente comparar las declaraciones lanzadas contra Rabin por la derecha durante la era de los Acuerdos de Oslo y los insultos y calumnias que ahora se dirigen a Netanyahu todos los días. No creo que Yigal Amir asesinara a Rabin por "incitación" o por indicación de unos "rabinos", a pesar de que esta afirmación se ha convertido en una convención fija en el discurso de la izquierda. Aquellos que hacen esa afirmación no necesariamente buscan la verdad, sino culpar a toda la derecha  del asesinato. Esta acusación solo sirve para alejarles de la mayoría del público.

Tal como lo veo, Amir es como el personaje Rodion Raskolnikov en el libro "Crimen y castigo" de Fyodor Dostoevsky, un individualista que detesta a las autoridades, incluidos los rabinos (Amir creía saber más que ellos) y que creó para sí mismo un mundo interno que justificaba tal cosa. Un acto tan terrible y odioso como aquel con las pretensiones de redimir a la nación. (Para los lectores experimentados, recomiendo examinar el papel de la amiga de Amir, Margalit Har-Shefi, y luego su esposa Larissa Trimbobler, así como las relaciones de Amir con estas dos mujeres, en el contexto de Sonia Semyonova, otro personaje en "Crimen y castigo" y la relación de Raskolnikov con ella).

Decir que Amir llevó a cabo el asesinato debido a la "incitación" de la oposición a Rabin o porque los rabinos le dieron instrucciones para hacerlo, es como realizar afirmaciones sobre un escritor, un portavoz o un funcionario público electo de la derecha que no sabe cómo pensar de forma independiente, pero a quienes otros dictan qué decir y qué pensar. Encontramos este estúpido argumento esta semana con respecto a la Ministra de Cultura, Miri Regev, pero esta es una afirmación típica de la izquierda sobre la derecha en general. ¿Recuerdan a la actriz israelí Anat Waxman después de las elecciones de 2015? Votar por Netanyahu era irracional, determinó la actriz. "Él simplemente presionó el botón que decía 'Árabes', y todos salieron de sus agujeros... una gente miserable". Y hay muchos más ejemplos de donde vino eso.

4.- El psicoanalista Sigmund Freud dijo que tendemos a proyectar nuestros problemas, ansiedades y frustraciones espirituales. Vemos en el otro lo que, de hecho, podemos encontrar dentro de nosotros mismos. La afirmación que sigue saliendo de la boca de la izquierda, hasta el punto de que parece que todos salieron del mismo taller, es que la derecha incita incesantemente. Pero cualquier persona que consuma los medias o navegue en las redes sociales encontrará que, de hecho, esto es cierto para la izquierda, que calumnia, desacredita y ridiculiza e insulta y prueba esto o aquello sobre las personas de la derecha.

El intento de llamar a todas y cada una de las declaraciones ásperas, controvertidas e incluso radicales "incitación" se hace con un objetivo en mente: callar a la gente y cortar el debate público, etiquetando al enemigo como "incitador", con la esperanza de que responda y lo sea finalmente. Así lograría que el público en general se identifique con el campamento "moderado" que no participa en la "incitación". ¿Pero qué constituye en realidad la incitación? Pedir violencia o intentar convencer y presionar a las personas para que cometan un crimen. En Israel, les gusta incluir declaraciones racistas o antisemitas en la definición. Un llamamiento a la violencia merece ser castigado, pero todas las demás afirmaciones, sin importar cuán radicales sean, deben protegerse bajo la libertad de expresión. Cierto, esto daría lugar a que el debate público estuviera lleno de declaraciones desagradables (aunque no necesariamente algo peores que la situación actual). Pero si permitimos que las personas exploten el vapor lingüístico, los incidentes de violencia física ciertamente podrían disminuir. En general, aquellos a quienes se les obliga a cerrar la boca tienden a usar sus manos.

Pero esto en realidad va mucho más profundo. Si queremos exigir la verdad y examinar en profundidad las diversas opiniones que están flotando en el discurso público, debe haber amplias disposiciones sobre libertad de expresión, hasta el punto de poner en peligro la visión del oponente y empujarlo a un rincón. De esta manera, haremos que el oponente quiera superar el desafío presentado por esas duras afirmaciones, y responder con una respuesta aún más aguda. Y así sucesivamente y sucesivamente. No podemos rendirnos ante el uso manipulador de la "incitación". Hay que decir la verdad.

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Saturday, October 27, 2018

Universalismo, particularismo y antisemitismo - Rafael Castro - Besa



El antisemitismo es el odio más antiguo del mundo. Este odio ha sido justificado por motivos religiosos, económicos, políticos y sociales. Sin embargo, una teoría filosófica convincente y modernizada del antisemitismo aún está por elaborar, la cual debería poder explicar la persistencia y la ubicuidad del antisemitismo a lo largo de los siglos.

¿Por qué doctrinas y religiones tan diversas como el helenismo, el cristianismo, el islamismo, el nacionalismo, el comunismo y la interseccionalidad han atacado a los judíos? Una explicación prima facie es que el judaísmo, como una ideología distinta, invita a la hostilidad de las cosmovisiones alternativas. Esta tesis no explica por qué el judaísmo, que se aparta del expansionismo y no busca prosélitos, es visto como una doctrina amenazadora. La tesis tampoco explica la escasez de antisemitismo en sistemas de creencias tan diversos como el hinduismo, la religión drusa, el zoroastrismo, el conservadurismo contemporáneo y la democracia liberal.

Para comprender filosóficamente la hostilidad hacia el judaísmo, es útil colocar las ideologías en un espectro que va desde absolutamente universalistas hasta completamente particularistas. Las ideologías universalistas, como el helenismo, el cristianismo, el islamismo y el comunismo, han atacado históricamente a los judíos y al judaísmo. La supervivencia de una identidad judía particularista representa una burla de sus pretensiones de superioridad ideológica y verdad universal. En el otro extremo del espectro, el nacionalismo y el nativismo son ideologías particularistas que se resienten al cosmopolitismo que encarnan los judíos [N.P.: también podrían indicar la existencia de una competencia].

La interseccionalidad ilustra cómo etiquetas convencionales como izquierda y derecha ocultan la naturaleza ideológica del antisemitismo. En teoría, la interseccionalidad aboga por valores universalistas muy apreciados por los judíos, como la justicia social y la igualdad. Pero en la práctica, su enfoque exclusivo en los intereses de las "minorías oprimidas" la convierte en un movimiento particularista. Los defensores de la interseccionalidad consideran que los logros socioeconómicos de los judíos y del sionismo son hostiles a los intereses particularistas que dicen representar, aunque los judíos hayan sido invariablemente una minoría oprimida en la mayor parte de su historia.

Por otro lado, la democracia liberal, el conservadurismo contemporáneo, el hinduismo, el zoroastrismo y la religión drusa son doctrinas que se adaptan al judaísmo. La democracia liberal, como el judaísmo, combina elementos de particularismo y de universalismo: integra intereses particularistas en un sistema político pluralista que se sirve de valores universales. El conservadurismo contemporáneo también es filo-semítico porque equilibra el universalismo y el particularismo. Los conservadores defienden la laboriosidad de las comunidades judías y respetan la distinción religiosa judía. El hinduismo, el zoroastrismo y la religión drusa aceptan el judaísmo porque ellos mismos son religiones particularistas.

Es importante tener en cuenta que las religiones particularistas como el hinduismo, el zoroastrismo y la religión drusa son amigables con el judaísmo, mientras que las doctrinas políticas o ideológicas particularistas no lo son. Las creencias religiosas no son molestadas por creencias religiosas diferentes, ya que no buscan prosélitos. Las doctrinas políticas particularistas, por otro lado, sí exigen la sumisión colectiva a sus normas y valores. Debido a que los judíos se suscriben a leyes y creencias religiosas separadas, han sido vistos como una amenaza para la armonía social desde la época de los faraones.

Un movimiento nacional no abrazó el antisemitismo, incluso durante muchas décadas. El movimiento de unificación italiano del siglo XIX, o el Risorgimento, fue amistoso hacia los judíos y el judaísmo. Esto fue en parte porque los judíos italianos eran solo una pequeña minoría, y en parte porque los patriotas italianos consideraban a los judíos aliados naturales contra una Iglesia católica hostil a la unificación italiana. Sin embargo, incluso los nacionalistas italianos finalmente se volvieron contra sus compatriotas judíos italianos. En 1938, el régimen fascista de Mussolini introdujo una legislación antisemita que culminó con la deportación de miles de judíos italianos a Auschwitz.

Estos eventos ilustran por qué el universalismo político y religioso y el particularismo político amenazan a los judíos y al judaísmo. Las comunidades judías deben evitar apoyar los movimientos políticos y religiosos que propugnan objetivos universalistas al tiempo que abogan por doctrinas políticas particularistas.

A veces se deben tomar decisiones difíciles. ¿Deberían las comunidades judías apoyar a los políticos progresistas que fortalecen las ideologías antijudías en nombre de la tolerancia religiosa y la diversidad, o deberían aplaudir a los nacionalistas que critican el multiculturalismo y el relativismo cultural?

El mejor curso de acción nunca está claro. En estos casos, sería aconsejable que las comunidades judías respalden la diversidad basada en unos valores comunes. El multiculturalismo en el marco de un convenio que comprometa a todas las comunidades con principios comunes resulta inteligente. Esta estrategia ha sido recomendada por el rabino Lord Jonathan Sacks, el ex rabino jefe del Reino Unido.

No es casual que el antisemitismo sea el odio más antiguo y resistente del mundo. Sin pretenderlo, los judíos y el judaísmo desafían las doctrinas poderosas. Debido a que las doctrinas políticas rara vez equilibran el universalismo y el particularismo y porque las principales religiones del mundo son universalistas, los judíos han soportado el odio a lo largo de milenios.

El siglo XX fue testigo de la derrota de doctrinas virulentas particularistas y universalistas como el nazismo y el comunismo. Desde la década de 1960, el catolicismo y el protestantismo tradicional han atenuado radicalmente sus ambiciones universalistas. Estos desarrollos han contribuido a una disminución significativa del antisemitismo en todo el mundo y son un buen augurio para el futuro.

En el siglo XXI, las principales amenazas para los judíos y el judaísmo provienen del islamismo, una doctrina agresivamente universalista, y de los movimientos nacionalistas agresivos. Los políticos de izquierda que abrazan la interseccionalidad también representan una amenaza. Sin embargo, su incapacidad para resolver problemas del mundo real probablemente hará que estas ideologías pierdan fuerza en las próximas décadas.

Para que el mundo se emancipe del antisemitismo, las religiones y los movimientos políticos tendrán que aceptar la libertad individual de conciencia y el pluralismo cultural, que son esenciales para que el universalismo y el particularismo coexistan. El universalismo y el particularismo pueden, de hecho, coexistir y prosperar juntos, como lo demuestran 3.000 años de historia judía. Cuando el mundo finalmente entienda los méritos de abrazar los valores universales sin desprenderse de la identidad étnica, los judíos y el judaísmo serán verdaderamente comprendidos y aceptados universalmente.

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El Servicio Conmemorativo Anual de la muerte de Yitzhak Rabin se pone bastante desagradable - Liel Leibovitz - Tablet



¿Qué debemos aprender del asesinato de Yitzhak Rabin? Hablando en el 23 aniversario de la muerte de su abuelo, Noa Rothman, ahora una guionista de 41 años, dejó poco espacio para la duda: Israel, dijo en su discurso amargo y muy publicitado, se ha convertido en una inculta nación honrada donde la disidencia no es tolerada y la crítica no es posible, un lamentable estado de cosas orquestado, por supuesto, por ese ser oscuro que es Benjamin Netanyahu.

¿Cuáles son los pecados de Bibi? Dejaré que la propia Rothman se los relate. "El problema es que en nuestro país, en estos días, dudar es similar a la traición; las críticas se toman como mezquindades; y la demanda de dar ejemplo se interpreta como una persecución política", dijo. "Cuándo existirá un líder de la nación de nuestro tiempo que de legitimidad a las voces disidentes, Dios nos ayude, no como parte de un debate político cínico sino honesto, en nombre del pluralismo, algo que es tan vital para la democracia, nuestra propia existencia y nuestro futuro".

¡Vaya, vaya! No importa que la Corte Suprema de Israel revirtió recientemente una decisión del gobierno y permitió que un activista de un movimiento que apoya fuertemente a terroristas palestinos condenados ingresara en el país para estudiar en una de sus universidades. No importa que las organizaciones radicales de izquierda, que disfrutan de millones en ayudas de gobiernos europeos y de otros grupos extranjeros, continúen operando libremente, sermoneando a los niños y jóvenes de las escuelas, y disfruten de la veneración de los medios. No importa que el propio primer ministro haya sido examinado por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en al menos 19 ocasiones diferentes, cada una de las cuales no condujo a una condena. En la febril imaginación de Rothman, estos ejemplos - hay muchos, muchos más - de una democracia robusta que acoge a los disidentes y celebran las críticas no cuentan.

Tal vez no sea una sorpresa, para una mujer que escribió una columna en el Haaretz hace varios años argumentando que "Israel ha sido un país sin líderes ni liderazgo durante los últimos 20 años", lo que implica la falta de valía de todos aquellos hombres que disfrutando de una pluralidad de votos han sucedido a Rabin tras su muerte. Su muerte fue completamente ilegítima, pero Rothman no estaba contenta simplemente con retratar a Israel como un primo cercano de la Albania de Enver Hoxha, ya que mirando directamente a Netanyahu acusó a una portavoz anónima de su oficina de haber twitteado recientemente una fotografía de Rabin estrechándole la mano a Yasser Arafat con una leyenda en la que acusaba al estadista asesinado de traición.

Sin embargo, éste es un tema común entre las vanguardias virtuosas de Tel Aviv. Pregúntele a cualquier periodista, académico o intelectual israelí quién mató a Rabin, y le dirán que mientras Yigal Amir apretó el gatillo, fue Netanyahu quien hizo posible el asesinato al incitar a sus seguidores a que contemplaran a Rabin como un traidor. Que el mismo Netanyahu fuera captado por las cámaras en una ocasión muy bien documentada, suplicándole a la multitud en una gran manifestación en Jerusalén que se abstuviera de usar la palabra T (de traidor), o que le pidiera a Rabin, poco antes del asesinato, que emitieran una declaración conjunta para pedir civismo - una oferta que Rabin rechazó - apenas importa.

A Rothman tampoco le importaba que esa presunta portavoz de la oficina del primer ministro no fuera una empleada federal, sino una periodista independiente, o que su tweet fuera una sátira claramente delimitada. Pero, una vez más, ¿por qué dejar que los hechos se interpongan de una buena historia?

Para no quedarse atrás, el otro nieto de Rabin, Yonatan Ben-Artzi, pronunció un discurso igualmente feroz, pidiendo que se establezcan límites en el tiempo de ejercicio del cargo de primer ministro que impidan que Netanyahu desempeñe el cargo por mucho más tiempo.

Desprecio por la voluntad de la mayoría de sus conciudadanos; noticias falsas descaradas; un total desprecio por la realidad observable; una cosmovisión ideológica cínica y cruel que contempla a cualquiera que no esté de acuerdo con dicha cosmovisión como un matón y un salvaje; intentos flagrantes de debilitar y denigrar las instituciones de la democracia en el momento en que su campo ideológico es expulsado ​​del poder…, ¿es de extrañar que la izquierda, tanto en Israel como en los Estados Unidos, esté perdiendo terreno?

El asesinato de Rabin es uno de los pocos símbolos nacionales que la mayoría de los israelíes aún aprecian, independientemente de su opinión política. Es visto como un llamamiento perpetuo a la unidad nacional, un legado que ayudó a mantener a la sociedad israelí cohesionada incluso cuando sus sucesores, entre ellos Ehud Barak, Ehud Olmert y Ariel Sharon, continuaron haciendo dolorosas concesiones territoriales ante la creciente violencia palestina. Ayer, en sus feos, divisivos y viciosos comentarios, los nietos de Rabin sacrificaron todo eso por el simple hecho de arreglar cuentas partidistas baratas. Qué bendición es que la mayoría de los israelíes conozcan mejor la realidad

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Magnífica exposición: Si el sionismo fuera colonial, habría terminado hace ya mucho tiempo - Alexander Yakobson - Haaretz



 Es comprensible por qué, en el lenguaje palestino, es común describir el conflicto palestino con el sionismo e Israel no como un conflicto nacional sino como una lucha anticolonialista. Representando a los palestinos no como una de las partes de un conflicto nacional, sino como un pueblo que lucha contra el colonialismo, tiene dos ventajas: de acuerdo con las reglas del discurso poscolonial, los palestinos tienen la razón por definición y nunca son responsables de nada. Pero estas ventajas, y la renuncia a cualquier intento serio de comprender la naturaleza de la otra parte y sus motivos, tienen un precio muy alto.

Si no entiendes bien con quién estás tratando, será difícil predecir el comportamiento y las respuestas de la otra parte (esto se aplica a ambas partes del conflicto, por supuesto). La negativa constante de los palestinos a aceptar que se enfrentan a un pueblo y un movimiento nacional rival, y la ilusión de que esta confrontación puede ganarse utilizando métodos adecuados al paradigma colonialista, han sido desastrosos para el pueblo palestino.

Las luchas anticolonialistas del siglo XX tuvieron éxito, aunque las potencias coloniales siempre fueron mucho más fuertes que aquellos movimientos que las combatieron. El poder colonialista finalmente renunció a la lucha y se retiró, en la mayoría de los casos sin batalla, y solamente en varios casos famosos lo hizo después de una lucha militar. En cualquier caso, la lucha no fue percibida como lo suficientemente vital para la potencia colonial para justificar la inversión de los recursos necesarios para mantenerla en marcha.

La esencia de una situación colonialista es que perpetuar ese dominio colonial es un tipo de lujo y no una necesidad vital para el poder colonial. Les importa mucho menos que liberarse de un gobierno extranjero para quienes lo combaten.

Por supuesto, para el colono colonial, perpetuar el dominio colonial no representa un lujo, pero no es lo que determina el destino de la lucha. Al mismo tiempo, tiene un lugar al que volver: la patria colonial. Esto es lo que, para su consternación, hicieron los colonos europeos en Argelia, los ciudadanos franceses (aunque no todos de origen francés), cuando la República Francesa decidió, contrariamente a sus deseos, abandonar Argelia.

En algún momento, los colonos pueden desconectarse de la madre patria y crear una nueva nación, y desde este momento no tienen a dónde regresar y esto ya no es una situación colonial.

En el Haaretz, durante el fin de semana pasado, Ishay Rosen-Zvi afirmó que "el sionismo comenzó como un movimiento colonialista". Al mismo tiempo, admite que se trata de un movimiento nacional de personas perseguidas cuyos lazos con la Tierra de Israel han formado parte de su identidad y cultura, y que las personas que vinieron aquí no dejaron atrás una patria colonial en nombre de la cual, y bajo sus suspicios, actuaban, como la Rusia zarista, la Polonia antisemita o la Alemania nazi. La aplicación del término "colonialismo" a tal situación vacía ese término de la mayor parte de su importancia moral y analítica.

De hecho, es importante comprender que, a ojos de los árabes, la llegada de los sionistas se percibía como un fenómeno colonial. Cualquiera que haya leído "El Muro de Hierro" de Ze'ev Jabotinsky sabe que no faltó la comprensión de ese hecho en el movimiento sionista. Pero, ¿desde cuándo el punto de vista de una de las partes es la última palabra para evaluar la naturaleza de un conflicto? Es una pena que los líderes del movimiento nacional árabe en Palestina no hicieran un esfuerzo por comprender cómo se percibían los judíos, su situación y su conexión con esta tierra.

La lucha anticolonialista declarada contra el sionismo antes de 1948, y contra Israel a partir de entonces, se basó en el supuesto de que la fundación del hogar nacional judío, en las condiciones del siglo XX y la existencia continua del Estado de Israel, han sido un lujo de algún tipo para los judíos - algo parecido a conquistar una colonia y retenerla -. Aplicando esta lógica, consideran que se podría obligar a los judíos a renunciar a su esperanza de un estado, y más tarde a renunciar a Israel, al igual que los gobiernos de Londres y París fueron "persuadidos" de abandonar sus colonias en el extranjero.

Alguien que muestre tal grado de ceguera hacia el carácter fundamental de la otra parte es probable que traiga el desastre a su propia gente. El uso de la retórica anticolonialista contra Israel alcanzó su punto máximo en los años 60, antes de la ocupación de 1967, en paralelo a los éxitos de los movimientos anticolonialistas en Asia y África. Las organizaciones palestinas, con Fatah a la vanguardia, desarrollaron una doctrina de una "guerra popular de liberación" para la liberación de Palestina. Los ataques terroristas de Fatah llevados a cabo desde territorio sirio fueron parte del proceso de escalada que llevó a la guerra en junio de 1967.

La ceguera "anticolonialista" en relación con Israel fomentó la expectativa de que Israel se derrumbaría desde dentro. Después de todo, éste no era un pueblo real y un Estado-nación real, sino una entidad artificial "inventada". Si lo presionaban y amenazaban lo suficiente, colapsaría como un castillo de naipes, ese era el pensamiento.

El gobierno israelí en los territorios y el proyecto de asentamiento ciertamente tienen aspectos colonialistas. Los colonos tienen una patria, y se han instalado en un territorio bajo ocupación militar poblado por personas sin derechos civiles. Pero allí también la esencia principal de la situación es un conflicto nacional entre dos pueblos que ambos ven la tierra entera, en ambos lados de la Línea Verde, como su patria.

Si la ocupación fuera fundamentalmente colonialista, habría terminado hace ya mucho tiempo. Ningún país lucha por una colonia en 50 años, simplemente no es tan importante. Incluso los israelíes que quieren que Israel se vaya de Cisjordania, saben muy bien que los palestinos ven al Israel del interior de las líneas del 67 como parte de su tierra natal, gobernada por una entidad colonialista, no por un movimiento nacional rival y por otro pueblo para quien esta tierra es también su patria.

Pero el placer que algunos reciben al definir a Israel de esta manera tiene un costo. Aquellos que promueven la retórica anticolonialista contra Israel como tal, y contra el sionismo desde el principio, están ayudando a convencer a los israelíes de que la retirada de los territorios solo dará como resultado la continuación de la lucha "anticolonialista" que se librará a pocos kilómetros del aeropuerto Ben-Gurion. Ningún pueblo en el mundo pensaría lo contrario en circunstancias similares.

Mientras algunos discuten las raíces coloniales de los Estados Unidos, o ciertas actividades de Occidente, y algunos activistas coptos afirman que la conquista árabe-musulmana de Egipto fue una conquista colonial (en Egipto no se atreven a decir eso, por supuesto), esto no plantea apenas problemas ya que los críticos de los Estados Unidos han aceptado su existencia aún estando decididos a seguir luchando contra el colonialismo, y el mundo copto finalmente ha aceptado la existencia del Egipto musulmán. La situación es diferente cuando Israel es criticado y definido como una entidad inherentemente colonialista en el contexto del conflicto árabe-israelí en curso.

Definir el sionismo como un movimiento nacional no le otorga, ni al estado que fundó, ninguna inmunidad contra las críticas. Los movimientos nacionales y los estados nacionales son capaces, particularmente en una situación de conflicto nacional, de acciones ciertamente no menos brutales que las de los regímenes coloniales. Incluso el propio nacionalismo árabe no ha estado totalmente desprovisto de brutalidad a lo largo de su historia. Alguien que busca contribuir a la paz entre dos pueblos no debe adoptar las consignas de guerra de una de las partes y negar las de la otra.

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Gran artículo: Esta es la amenaza más grave para el futuro del judaísmo liberal estadounidense - Ammiel Hirsch - JTA



Algo está podrido en el estado de liberalismo que amenaza el futuro del judaísmo progresista.

Los judíos que se llaman "liberales (progresistas en su traducción europea)" se unen a organizaciones que buscan boicotear, desinvertir y sancionar a Israel en números desproporcionados. Dirigen el ataque contra Israel con una especie de ferocidad normalmente reservada para los peores regímenes del mundo. Su antipatía por Israel los lleva a unirse a grupos que incluso tienen tendencias antisemitas.

Pero el peligro no está solamente en el ámbito político. Como todo lo demás en la vida, nuestras acciones, nuestra política, están dictadas por nuestros valores y principios fundamentales. Muchos judíos liberales se sienten incómodos con el particularismo judío, afirmando que es una idea iliberal cuyo tiempo ha pasado. Si bien siempre hubo una tensión saludable en el pensamiento judío entre la centralidad del pueblo judío y las interacciones de los judíos con el mundo en general, cada vez es más difícil para los judíos liberales aceptar que el carácter distintivo judío es un valor judío central o incluso un bien social contemporáneo.

Así, los judíos liberales están abandonando su identidad judía en números acelerados e insostenibles. Según un estudio de Pew publicado en agosto, casi la mitad de los judíos estadounidenses prefieren no identificarse con la religión organizada. Su distanciamiento de la comunidad judía ya ha provocado una contracción significativa en nuestro movimiento y, si no se contiene, causará una implosión de los instrumentos del Judaísmo de la Reforma. Si no revertimos estas tendencias, el Judaísmo de la Reforma dentro de dos generaciones será una sombra de lo que es hoy.

El discurso de graduación del ganador del Premio Pulitzer Michael Chabon la primavera pasada en el Instituto de Religión Judío de la Unión Hebrea abordó estos temas directamente. Ante un santuario lleno de rabinos, cantores, educadores y otros profesionales judíos, Chabon les dijo a estos futuros líderes del Judaísmo de la Reforma que desde la última b'nai mitzvah de sus hijos, su retiro de la práctica religiosa ha sido casi total. Sostuvo que el judaísmo, como cualquier otra religión, es un sistema de división enorme destinado a imponer la división entre, entre otras cosas, judíos y no judíos.

Chabon tocó el corazón mismo del carácter distintivo y la condición de pueblo judío.

"Un matrimonio endogámico es un ghetto de dos", dijo. “Quiero que [mis hijos] se casen con la tribu que valora el aprendizaje, la indagación, el escepticismo y la apertura a nuevas ideas. Quiero que mis hijos se casen con la tribu que consagre la igualdad ante la ley y la libertad de conciencia y los derechos humanos... Habrá muchos socios potenciales para que mis hijos elijan, un buen número [de los cuales] es probable que sean judíos".

Tal es el lamentable estado del liberalismo judío de hoy que, en respuesta, Chabon recibió una gran ovación de la mayoría (pero no todos) de la multitud de estudiantes que se embarcarían dentro de poco y a tiempo completo en posiciones dirigentes de sinagogas de la Reforma, apoyados por muchos de sus profesionales y mentores.

¿Bajo qué teoría del liberalismo estamos obligados a descartar los vínculos y las lealtades a los judíos? ¿Qué es este nuevo progresismo judío que afirma que la aceptación de los demás requiere la negación del yo? ¿Es un matrimonio entre dos católicos, hindúes, musulmanes o universalistas nada liberal? ¿Es un matrimonio entre dos australianos indígenas, ansiosos por preservar la civilización aborigen, iliberal?

Cuidar de otros judíos, sentirse conectado con el pueblo judío y estar unido al Estado judío no es una prueba de vivir en un judaísmo del ghetto. De hecho, no comprometerse con estos valores es una evidencia del declive judío.

¿No creen los liberales en la diversidad, en un pluralismo de comunidades? ¿No creemos en la dignidad de la diferencia humana? ¿O creemos en la diversidad para todos menos para los judíos?

No construimos "muros" para mantener a la gente alejada, se construyeron para mantenernos adentro. El objetivo de la existencia particular del pueblo judío es traer luz a todos los pueblos de la tierra. Dios “os designó para ser una luz para las naciones”, predicó Isaías, “abriendo los ojos privados de luz, sacando a los prisioneros y a todos los que se sientan en la oscuridad de sus calabozos”. El punto de la existencia particular del pueblo judío es promover la dignidad de todas las personas. La elección judía nunca implicó superioridad. Al contrario, nosotros éramos los más bajos de las naciones. Éramos esclavos.

Nosotros, los judíos liberales estadounidenses, parece que ya nunca hablamos de solidaridad judía. Hablamos de nuestras obligaciones con el mundo con profunda convicción y elocuencia, pero parece que nunca hablamos de nuestras obligaciones con los judíos. Por lo tanto, para muchos judíos reformistas, el "tikkun olam" implica a todos en el mundo, excepto a los judíos. Es raro encontrar a un activista o a un joven judío de la Reforma estadounidense que considere que el "tikkun olam" incluye la obligación de ayudar, por ejemplo, a los judíos empobrecidos en Israel o en la antigua Unión Soviética. Una misión de activistas del Judaísmo de la Reforma practicando "tikkun olam" viajaría más probablemente a una aldea pobre de África que a un comedor social para judíos en Ucrania.

La ironía es que el concepto mismo de valores proféticos surgió de los profetas hebreos, los cuales eran ferozmente particularistas. En ningún momento abandonaron el particular judío en favor de lo universal. Por el contrario, lo universal era una función, un producto, de lo particular. El ímpetu y la urgencia de la moralidad profética fue un resultado de la centralidad del pueblo judío, no de su negación.

La creciente inclinación entre los judíos liberales estadounidenses a restar importancia al carácter distintivo de los judíos es la amenaza más grave para el futuro del judaísmo liberal. ¿Cuáles son las perspectivas de la continuidad de un grupo si la gente que lo compone no está comprometida con su propia continuidad, y ni siquiera está de acuerdo filosóficamente que es un objetivo legítimo y un bien social? ¿Es posible sostener al pueblo judío sin estar comprometido con el pueblo judío? ¿Puede el judaísmo sobrevivir sin judíos?

Es la voluntad del carácter distintivo judío lo que garantiza el carácter distintivo judío. Es la voluntad de continuar lo que ha llevado a la continuidad. Hay una ferocidad en los instintos de supervivencia judíos, un sentido indomable del destino judío. Cuando estos se pierden, el futuro se pierde.

En el mundo moderno, aquellos que no están comprometidos con la supervivencia judía no sobrevivirán como judíos.

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¿Puede una "conversación" salvar a los judíos estadounidenses? - Shmuel Rosner



Un gran grupo de líderes comunitarios de la comunidad judía de los Estados Unidos vino a Israel esta semana para celebrar la convención conocida como la Asamblea General. Estos líderes tienen un problema: su lema para el evento fue "Necesitamos hablar", pero es difícil hablar con los israelíes en inglés. Tienden a preferir el hebreo. Y otro problema: no está claro de qué deben hablar.

A mediados de la semana tuve una reunión con uno de esos líderes estadounidenses, y él me explicó que algunas de las conversaciones debían ser sobre el trato de Israel a sus trabajadores extranjeros. De hecho, envió una advertencia: Israel debe absorber a los trabajadores y no expulsarlos. Eso no es asunto tuyo, lo provoqué. Haz que vayan a América, le bromeé. Él cree que la política de Israel es inmoral. Bueno, si eso es de lo que quiere hablar, no encontrará mucha atención aquí.

El liderazgo estadounidense llegó a Israel en el contexto de lo que se siente como una crisis en las relaciones israelí-estadounidenses. Llegó aquí sintiendo que la crisis se debe a Israel y a su mal comportamiento. Vino hasta aquí para que los israelíes reforzaran que ellos piensan lo mismo. Pero el caso es que a la mayoría de estos israelíes simplemente les disgusta el gobierno israelí y, por lo tanto, están dispuestos a aceptar cualquier reclamo de culpabilidad contra él en cualquier asunto.

La verdad del asunto es que esta crisis no es más que una cortina de humo, una distracción. En lugar de hablar de lo que realmente importa, seguimos hablando de las pequeñas políticas de las cosas pequeñas. Los judíos estadounidenses luchan con profundos desafíos. Sus jóvenes se están separando de las instituciones judías, se distancian de la tribu judía y renuncian a la observancia de la tradición judía. De camino hacia esa retirada, algunos de ellos también golpean a Israel.

En suma, todo esto es una forma conveniente de limpiar la conciencia del liderazgo estadounidense: sus desafíos, los de los judíos estadounidenses, no son problemas originados por ellos mismos, sino por nosotros, los judíos israelíes. La culpa es (siempre) de Israel.

Pero lamento informarles que los israelíes son generalmente indiferentes a estas afirmaciones, porque ellos no enfrentan desafíos similares. Su identidad es estable. Su judaísmo está anclado en la vida cotidiana.

Se puede hablar desde hoy hasta el próximo año sobre todos los asuntos de los que quieren hablar los líderes judíos estadounidenses. Se puede volver a buscar una solución para el Muro Occidental, se puede mejorar el formato de conversión en Israel, se les puede ofrecer más dulces, más atención, más simpatía. Pero es imposible que Israel acepte el consejo estadounidense sobre asuntos importantes: seguridad, ocupación, inmigración.

Este tipo de "conversación" solo empeorará las cosas, ya que alienará a los israelíes y hará que se vuelvan más sordos. De cualquier manera, ninguna "conversación" puede resolver los problemas de Israel.  "Conversar" tampoco resolverá los problemas de la comunidad estadounidense. Todo esto, como dije, es una distracción de los desafíos reales a los que se enfrenta.

¿Cuál es el principal reto? El presidente entrante de la Agencia Judía, Itzjak Herzog, insinuó un gran proyecto que tenía como objetivo enseñar hebreo a las masas de judíos en la diáspora. Esta es una idea maravillosa, con posibilidades limitadas de éxito. Tan pronto como se publicó su propuesta, los intelectuales judíos estadounidenses comenzaron a gemir: no están seguros de si esto es realmente necesario, y por otro lado dijeron, de qué hebreo se trata, bíblico o moderno, y es que también aprender hebreo es una declaración política problemática, y no tienen claro si eso fortalecería su identidad judía. En pocas palabras: hubo poco entusiasmo.

¿Se preguntan por qué? Tal vez porque aprender hebreo es difícil. La mayoría de los jefes de las organizaciones judías que vinieron hasta aquí esta semana no hablan hebreo. Nunca hablarán hebreo. Aprender un idioma es una tarea exigente, y para los judíos en América éste es otro desafío, entre otros más,

Hay algo tentador en el pensamiento de que Israel puede salvar a los judíos estadounidenses, con algún proyecto creativo, o con alguna inversión financiera repentina, o si cambia su política exterior. Ojalá Israel fuera tan poderoso e influyente. Desearía que el destino de los judíos estadounidenses dependiera de las políticas de Israel. Pero la verdad es que no es así. Desconozco si "conversaremos" y no permaneceremos en silencio, si hablarán hebreo, si tendremos una nueva plataforma en el Muro Occidental, si absorberemos trabajadores extranjeros, y si desmantelaremos al Rabinato Principal. Por supuesto, Israel podría necesitar hacer algo, o todo de eso. E Israel puede hacer un esfuerzo para ayudar a los judíos estadounidenses a superar sus desafíos. Pero todos debemos mantener nuestras expectativas bajo control.

Israel puede y debe "conversar", pero la mayoría de las acciones deben suceder en el otro lado.

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Friday, October 26, 2018

Necesitamos hablar sobre el papel de los movimientos no ortodoxos - Evelyn Gordon



Las Federaciones Judías de América del Norte celebran esta semana su Asamblea General anual bajo el título "(Nosotros) Necesitamos hablar", y ese "nosotros" significa Israel y la diáspora. En ese sentido, hablemos de una diferencia crucial entre las dos comunidades: el papel de los movimientos judíos no ortodoxos. En Estados Unidos, estos movimientos son importantes para mantener la identidad judía, algo que los israelíes a menudo no comprenden. Pero en Israel, son innecesarios para mantener la identidad judía, algo que los judíos estadounidenses con frecuencia no comprenden.

Una encuesta del Pew Research de 2013 encontró que, según todas las medidas posibles de la identidad judía, los judíos estadounidenses que se definen a sí mismos como "sin religión" tienen una puntuación significativamente peor (en lo referente a una identidad judía) que los que se definen como judíos reformados o conservadores. Por ejemplo, el 67% de los "judíos sin religión" crían a sus hijos como "no judíos", en comparación con solo el 10% de los judíos reformistas y el 7% de los judíos conservadores. Solo el 13% de los "sin religión" dan a sus hijos una educación judía formal o informal (escuela diurna, escuela hebrea, campamento de verano, etc.), en comparación con el 77% de los judíos conservadores y el 48% de los judíos reformistas. La tasa de matrimonios mixtos para los “judíos sin religión” es del 79%, en comparación con el 50 y el 27%, respectivamente, entre judíos reformistas y conservadores.

De hecho, el 54% de los "judíos sin religión" dicen que ser judío tiene poca o ninguna importancia para ellos, en comparación con solo el 14% de los judíos reformistas y el 7% de los judíos conservadores, mientras que el 55% de los "judíos sin religión" siente poca o ninguna relación con Israel, en comparación al 29% de los judíos reformistas y al 12% de los judíos conservadores. Y solo al 10% de los "judíos sin religión" le importa formar parte de una comunidad judía, en comparación con el 25 y el 40%, respectivamente, de los judíos reformistas y conservadores.

Por supuesto, los movimientos no ortodoxos no han transmitido muy bien la identidad judía a las generaciones posteriores. De hecho, la ortodoxia es la única de las tres denominaciones principales donde el porcentaje de personas de 18 a 29 años no es significativamente más baja que el porcentaje de personas mayores de 50 años. Sin embargo, estos movimientos son mucho mejores que los "judíos sin religión" para la mayoría de los judíos no ortodoxos, y pueden representar una mejor alternativa. No en vano, cualquier identidad judía es mejor que ninguna.

Sin embargo, el panorama es muy diferente entre los judíos israelíes seculares, el equivalente israelí más cercano a esos "judíos sin religión". La gran mayoría se casa con otros judíos, aunque solo sea porque la mayoría de las personas que conocen son judías. Casi todos crían a sus hijos como judíos porque esa es la norma en su sociedad (las tasas de fertilidad también son significativamente más altas). Más del 80% considera importante su identidad judía. Los más obvios se preocupan por Israel ya que viven allí, y porque viven allí pertenecen a la comunidad judía más grande del mundo, quieran o no.

Los judíos israelíes seculares también participan en uno mayor práctica judía que los "judíos sin religión" estadounidenses. Por ejemplo, el 87% asiste a un seder de Pascua, más del doble de la tasa entre los "judíos sin religión" (42%), e incluso superan a los judíos reformistas y conservadores (76 y 80%, respectivamente). Un tercio de los judíos israelíes seculares se mantienen kosher en casa, poniéndolos a la par con los judíos conservadores (31%) y muy por delante de los judíos reformistas (7%) y los judíos sin religión (11%). Y el 47% ayuna en Yom Kippur, más del doble de la tasa entre los "judíos sin religión" estadounidenses (22%), aunque por debajo de los judíos reformistas y conservadores (56 y 76%, respectivamente).

En resumen, por casi cualquier medida de la identidad judía, los judíos israelíes seculares no son equivalentes a los "judíos sin religión", y están aproximadamente a la par con los judíos reformistas y conservadores. Y en algunos temas, como el matrimonio mixto, incluso superan significativamente a esos movimientos. Resulta que solo vivir en un Estado judío es suficiente para mantener una identidad judía igual o mayor que la de los judíos estadounidenses no ortodoxos.

Tampoco es sorprendente porque en Israel mantener una identidad judía es mucho más fácil. En Israel, estás rodeado de otros judíos, mientras en América estás rodeado de no judíos. En Israel, los días festivos del Shabbat y judíos son automáticamente días libres del trabajo y de escuela, y celebrar los días festivos no significa sobresalir de tus amigos y vecinos. En los Estados Unidos, observar un día festivo implica tomarse vacaciones del trabajo, sacar a sus hijos de la escuela y ser diferente de casi todos los que lo rodean. En Israel, todas las escuelas públicas (no árabes) enseñan la Biblia y otros conceptos básicos del judaísmo como sus tradiciones; en los Estados Unidos, los niños que no asisten a una escuela diurna judía o al programa de estudios judíos después de la escuela nunca pueden abrir una Biblia ni aprender nada sobre tales tradiciones. En Israel, la mayoría de los supermercados ni siquiera almacenan alimentos no kosher, en América es difícil encontrar comida kosher.

Pero como los israelíes no necesitan que los movimientos judíos no ortodoxos mantengan una identidad judía, a menudo no comprenden por qué estos movimientos son realmente importantes para los judíos estadounidenses. Y debido a que los judíos estadounidenses necesitan esos movimientos, a menudo no comprenden por qué muchos israelíes los rechazan por carecer de importancia.

Este malentendido mutuo tiene mucho que ver con la explicación de controversias como la del acuerdo sobre el Muro Occidental, que habría dado a los movimientos no ortodoxos el mismo espacio y visibilidad en el lugar. Los movimientos no ortodoxos creían que este acuerdo reforzaría la identidad judía de sus miembros al hacerles sentirse más bienvenidos en Israel en general, y en el Muro en particular. Por lo tanto, estaban comprensiblemente indignados cuando el gobierno lo desechó. Pero el acuerdo fue irrelevante para la identidad judía de los israelíes seculares, por lo que no se molestaron con la decisión del gobierno de cancelarlo a cambio del apoyo ultraortodoxo en temas más importantes para la mayoría de los votantes israelíes.

Si los israelíes entendieran el enorme vacío que los movimientos no ortodoxos llenan en Estados Unidos, podrían haberse dado cuenta de que el acuerdo del Muro Occidental era realmente importante. Y si los judíos estadounidenses entendieran que no existe tal vacío en Israel, podrían haberse dado cuenta de que la indiferencia de los israelíes hacia el acuerdo no fue una bofetada dada a los judíos estadounidenses, sino simplemente un reflejo de la irrelevancia del tema para la identidad judía de los israelíes, que inevitablemente es de baja prioridad para ellos.

Este entendimiento probablemente no resolvería muchas disputas entre Israel y la diáspora, pero al menos podría hacerlas menos amargas. Y eso, en sí mismo, sería un paso adelante.

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Thursday, October 25, 2018

El BDS, la Corte Suprema y la universidad Hebrea: "El departamento de BDS de la Universidad Hebrea" - Akiva Bigman - Mida



Repasé el fallo del juez Neal Hendel en el caso de la activista del BDS Lara Alqasem, y creo que entendí su pensamiento. Alqasem no solo está descuidando las ideas del BDS (y, por alguna razón, ha eliminado sus cuentas de las redes sociales), sino que también "ha expresado interés en el judaísmo y en el Holocausto", que es la "verdadera razón" por la que quiere estudiar en Israel.

Este descubrimiento conmovedor fue alentador, así que empecé a investigar qué quería estudiar aquí la joven Sra. Alqasem. ¿Desea aumentar su conocimiento sobre la historia del pueblo judío en los tiempos antiguos o modernos? ¿Desea profundizar en la literatura hebrea? ¿Quiere familiarizarse con los textos judíos? No, no y no. Ella ya sabe lo suficiente sobre todas esas tonterías, y en cualquier caso, nadie viene a Israel para estudiar el judaísmo ya que los departamentos de historia judía son tan comunes como el aire en el extranjero. La gente como Lara Alqasem viene a Israel para complementar su izquierdismo.

Alqasem está programada para comenzar un programa de maestría especial en la Facultad de Derecho de la Universidad Hebrea de Jerusalén que se centra en los “derechos humanos y la justicia occidental”. La justicia occidental, para cualquier persona que no domine el léxico de la izquierda, es un campo que se ocupa de los caminos para "reparar" los crímenes perpetrados a los pueblos indígenas por las fuerzas del colonialismo (por supuesto únicamente las occidentales, no las orientales). La web del programa indica que enseña métodos legales y sociales que los países y las sociedades que buscan crear una democracia y una paz estables pueden utilizar para enfrentarse a los crímenes del pasado.

Estas técnicas incluyen comités para descubrir la verdad, juicios penales (algunos en tribunales internacionales), planes de compensación y reconstrucción, reformas constitucionales e institucionales, y más. En la lección 13, después de que los estudiantes aprendan sobre conflictos como el genocidio de Ruanda, las guerras civiles en Colombia y los Balcanes, el apartheid en Sudáfrica, hace especial hincapié en los problemas locales bajo el título de la "Justicia occidental y el conflicto israelí-palestino". Ya saben lo que se discutirá allí.

¿Quién enseñará a Alqasem? La Facultad de Derecho de la Universidad Hebrea está poniendo sus mejores mentes a disposición de estudiantes curiosos como ella, quienes, como escribió el juez Hendel, tienen "un deseo sincero de conocer la sociedad, la cultura y la historia de Israel".

Comencemos con el profesor Yuval Shany, quien le enseñará que Israel no es realmente una democracia debido a "los territorios [ocupados] y su control de millones de personas durante tanto tiempo", y que por cuestiones de religión y estado, él considera "que Israel está más alineado con las normas del Oriente Medio".

Alqasem también puede leer los artículos de Shany acerca de por qué las decisiones legales sobre la guerra que justifican las acciones del IDF ya no son suficientes, y deberían ampliarse para incluir la "ley de los derechos humanos" para infundir una "nueva ley y la realidad política e internacional". En general, debemos recordar que las cuestiones legales sobre la guerra en Gaza no son el tema principal, tal como él lo expresa: “Las preguntas morales y políticas son más importantes: ¿qué precio estamos dispuestos a pagar? ¿por qué estamos luchando? ¿cómo terminará?".

También está el profesor Alon Harel, quien puede introducir a Alqasem en un capítulo de la sociedad israelí. Tras el tiroteo terrorista en la zona industrial de Barkan, él escribió en Facebook que fue "sin duda un asesinato a sangre fría... y como tal es muy similar a los actos de asesinato que el IDF lleva a cabo en la frontera sur [de Gaza]".

Ese podría ser un excelente tema para una tesis de maestría bajo su supervisión. Las justificaciones de Alon Harel para que los soldados se nieguen a servir en Judea y Samaria podrían ayudar a Alqasem a cumplir su "deseo de pasar de un camino de boicot a uno de diálogo y una exposición directa a la academia y la sociedad israelíes", tal como expresaba el juez Hendel.

Alqasem también recibirá instrucciones complementarias del profesor Tomer Broude, quien le dirá por qué incluso después de la retirada de Gaza en 2005, Israel tiene la responsabilidad de suministrar agua y electricidad a Gaza.

Ella conversará en los pasillos con el profesor Guy Harpaz, quien aclarará por qué Israel no debe demoler las casas de los terroristas. Cuando está muy aburrida, Alqasem puede hojear las páginas de la revista de la facultad de la Universidad Hebrea donde aparecen peticiones y firmas a favor de que los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel rechacen órdenes, o una petición en apoyo de la actividad de la ONG Breaking the Silence.

Al final del día, la estancia de Alqasem en Israel será sin duda lo mejor. Es probable que incluso si descuida la lucha del BDS de vez en cuando, será una activista aún más dedicada después de un año en el Monte Scopus.

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El BDS, la Corte Suprema y la universidad Hebrea: Lara Alqasem no es la única activista anti-Israel y pro-BDS en su familia - JNS



Lara Alqasem, líder local del BDS mientras era estudiante de pregrado en la Universidad de Florida, y a quien se le permitió ingresar la semana pasada a Israel para realizar estudios de posgrado en la Universidad Hebrea de Jerusalén después de que se le negara inicialmente la entrada al país a principios de este mes, aparentemente no es la única con inclinaciones antisemitas en su familia.

Su padre, Rafiq Alqasem, profesor en el alma mater de su hija, la Universidad de Miami, es un firme partidario del BDS y Students for Justice en Palestina, para la cual su hija fue presidente de su sección local mientras estuvo en Florida.

Además, Rafiq, que es vicepresidente de HNTB Corporation, que se identifica como "una firma de soluciones de infraestructuras" propiedad de los empleados y que atiende a propietarios y contratistas públicos y privados, ha promovido al ex líder del Ku Klux Klan David Duke y la propaganda neonazi.

También ha publicado contenido antisemita en las redes sociales, como teorías de conspiración relacionadas con la influencia judía y comparando a Israel con la Alemania nazi.

La hija de Rafiq, cuyos abuelos son palestinos, está comenzando un master de maestría en Derechos Humanos y Justicia Transicional en la Universidad Hebrea.

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No utilicen el Monte del Templo para aplacar a Jordania - Nadav Shragai - JNS



Las próximas negociaciones de Israel con Jordania sobre la renovación de los contratos de arrendamiento de las tierras en el Valle del Jordán y en el Desierto de Arava podrían terminar en discusiones, y posiblemente en concesiones israelíes, en el Monte del Templo.

En los últimos años, Jordania se ha convertido en el socio silencioso de Israel en la administración del Monte del Templo, particularmente en el manejo de las crisis, y tiene una gran influencia sobre lo que sucede allí. La posibilidad de que Israel le permita a Jordania tomar algunos mordiscos más es algo no deseado, por decir lo menos.

Recientemente se logró un tipo de equilibrio que conlleva beneficios comparativos para el lado judío: se permite que más visitantes judíos ingresen en el Monte y en Jordania, y existe un mecanismo israelí-jordano para discutir temas como el número de funcionarios musulmanes del Waqf empleados en el sitio, y ambos países están tomando medidas contra los elementos radicales.

Cualquier acuerdo por parte de Israel para la repetida demanda de Jordania de un quinto minarete en el Monte o cualquier cosa que afecte a la "cuota" de visitantes judíos permitidos en el lugar, constituiría otro ataque a la soberanía ya limitada de Israel sobre el Monte.

Como parte del tratado de paz de 1994 entre Israel y Jordania, Israel le dio a Jordania autoridad sobre otros países árabes en el Monte. Con toda nuestra simpatía por la angustia de los granjeros israelíes que han estado trabajado en tierras arrendadas a Jordania, y los cuales ciertamente han recibido golpes brutales, el Monte del Templo no es una moneda para convencer a los jordanos de que reconsideren su posición.

La cooperación militar y económica de Israel con Jordania es de interés para Jordania, no menos que para Israel, y posiblemente mucho más. Jordania consume enormes cantidades de gas natural de Israel, y el ejército jordano realiza maniobras con Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Todo esto es suficiente para anclar las negociaciones entre Israel y Jordania, dejando fuera el Monte del Templo.

En 1967, Israel hizo una concesión demasiado grande en el Monte del Templo cuando acordó prohibir a los judíos orar allí.

Ese fue un gran error, pero ahora supone agua pasada. Lo menos que deberíamos hacer hoy es explicar al mundo lo inconcebible que era para Israel hacer una concesión de este tipo, sin precedentes en las relaciones interreligiosas en cualquier parte del mundo. Ciertamente no deberíamos empeorar las cosas.

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Sunday, October 21, 2018

Un gran artículo: La nueva crisis (rebrote) de antisemitismo en Occidente: ¿Por qué ahora? - Alexander Joffe - Meforum



Los partidos políticos occidentales están experimentando unas asombrosas crisis antisemitas. El Partido Laborista británico y su líder Jeremy Corbyn han sido expuestos como antisemitas de una manera profunda e irrevocable. El Partido Demócrata de los Estados Unidos acaba de nominar a casi media docena de candidatos para el Congreso que se oponen implacablemente a Israel, y se encuentra al borde de una transformación dirigida por los millennial que le sitúa en una ruta próxima al Laborismo. Las acusaciones de deslealtad judía y conspiraciones israelíes son habituales, al igual que las amenazas de expulsar a Israel de la comunidad de naciones.

La pregunta es ¿por qué y por qué ahora? ¿Por qué no solo el partidos laborista y el demócrata, sino también las universidades y, cada vez más, los medias progresistas interconectados y los complejos de entretenimiento se han vuelto contra los judíos?

Hay viejas y nuevas explicaciones.

La primera es la lógica del socialismo, donde el universalismo putativo y el anti-elitismo se oponen a su némesis tradicional: los judíos, a pesar de una gran participación judía secular en estos movimientos. Los occidentales progresistas acomodados y biempensantes repentinamente han reconocido las bondades del socialismo para sofocar el aburrimiento y su resentimiento interno contra su yo burgués, a la vez que han redescubierto a los enemigos tradicionales: la diferencia judía, que vuelve a ser el enemigo

Dado que la aprobación general de Israel es mayoritaria, al menos en los EEUU, el antisionismo es sumamente transgresor, solo unas pocas paradas más allá de quejarse de la apropiación cultural inherente al uso de un kimono o de hacer té. Y para los jóvenes judíos ansiosos por adaptarse a las cambiantes normas culturales de la izquierda, en las universidades y en la sociedad urbana, el apoyo a Israel se convierte en un lastre obvio. La renuencia de los judíos estadounidenses a conformarse con Israel se convierte rápidamente en un antisemitismo absoluto.

Con el florecimiento de la política de identidad racializada y la "interseccionalidad", versiones localizadas de las doctrinas poscoloniales y de la "alianza rojo-verde" con los islamistas, se ha actualizado el antisemitismo tradicional. Los judíos son llamados repentinamente a desempeñar su papel tradicional: deben rechazar su identidad y unirse a la vanguardia o convertirse en un enemigo del pueblo. Esta ya era una disyuntiva bastante familiar a finales del siglo XIX y principios del XX.

Otra explicación de la actual explosión de un arraigado antisemitismo es a la vez más históricamente cíclica y  habitual. Los judíos son a la vez la minoría occidental más asimilada y más agradecida, incluso de manera única, a las naciones anfitrionas y a la idea del estado-nación y sus oportunidades. Esto es intolerable para las posiciones de izquierda que rechazan al estado-nación, la identidad nacional y el orgullo nacional. El apego judío a Israel agrava la transgresión contra el posnacionalismo, y esta conexión con un mal único y cósmico ratifica una actitud firme como la del antisemitismo viejo-nuevo.

Los judíos tradicionalmente han celebrado las instituciones de cohesión nacional que incluyen educación superior, partidos políticos y, durante la guerra, el servicio militar. Pero a pesar de la estrecha adhesión de los judíos al consenso liberal en evolución, incluido el internacionalismo, nunca pueden ser lo suficientemente críticos del estado y sus instituciones para el ala izquierda. Pero ahora incluso la cohesión nacional es un anatema, de ahí la repentina pasión por un mundo sin fronteras y las migraciones masivas.

Que los palestinos se adhieran a un nacionalismo aún más pequeño y más parroquial no es un problema ya que la condición de víctima representa una virtud primordial para la izquierda. Pero la "blancura" judía y el "poder" de Israel han borrado la condición de víctima judía y han actuado como signos de facto del mal. Considerar a los palestinos como los "nuevos judíos" también resuelve un problema teológico para las denominaciones protestantes y se vincula fácilmente con el supersesionismo y el antisemitismo cristiano tradicional.

El conspiracionismo con respecto a los judíos está prosperando en Gran Bretaña y está creciendo en los Estados Unidos, con acusaciones de doble lealtad y libelos de sangre. Acusaciones como que Israel es un "estado nazi" que ha "creado el ISIS", tienen la virtud de unir conveniente e inequívocamente al villano del siglo XX con el del XXI, ambos completamente anatematizados. El otro gran villano es Estados Unidos, el Gran Satán tradicional de la izquierda británica (con Israel como el Pequeño Satán). De esta manera, los enemigos pasados ​​y presentes se unifican, con un poder ilimitado, como fuentes del mal que exigen justicia cósmica.

En su mayoría son fórmulas procedentes de la élite, pero su licencia se ha extendido con brotes populares de lo que podría llamarse antisemitismo de clase media, expresado de la manera más vívida por cientos, si no miles, de miembros del Partido Laborista. Una repentina erupción de antisemitismo mayoritariamente tradicional de ámbito popular estaba esperando su momento, con una retórica extrañamente familiar: los judíos como desleales, codiciosos, alienígenas, clanicos, manipuladores y conspiradores. Esto es simplemente el antisemitismo del siglo XIX actualizado, ya no teológico, pero aún no racial.

Pero las actitudes antisemitas también se efractan en otro fenómeno: el desarraigo de una amplia franja de la población británica de su britaneidad. Pocas naciones han repudiado su historia con la velocidad y la ira de Gran Bretaña, y la Gran Bretaña posimperial y poscolonial posee un profundo autodesprecio por su historia y cultura. Pocas culturas son tan explícitas acerca de la culpa y el repudio, aunque en esto bien puede compararse con la extrema izquierda estadounidense, que ve la fundación del país como un pecado original. En ambos casos, estas son fórmulas procedentes de las élites que se han difundido en la clase media a través del sistema educativo y los medios de comunicación.

El odio a sí mismo (indistinguible de las expresiones exageradas de justicia propia y amor propio) también explica parcialmente las actitudes británicas y europeas hacia el Islam. El multiculturalismo oficial de la década de 1980 y posteriores fue diseñado precisamente para debilitar la posición de los europeos "blancos" en sus propios países, tanto demográfica como culturalmente, y todo ello bajo el disfraz de un enriquecimiento progresista y una restitución poscolonial.

Al aceptar a millones de musulmanes, especialmente de las zonas más atrasadas y no asimiladas de Pakistán y África, se eligió el instrumento de la auto mortificación nacional. Se produjo una disolución social en forma de partición étnica, con creación de zonas prohibidas, bandas de violadores, terrorismo y violencia, junto con partidos políticos separatistas. ¿Fue esto consecuencia involuntaria de las ideas biempensantes de unas elites europeas acostumbradas a una toma de decisiones basadas en una "autopromoción moralizadora", o una conspiración deliberada, como sugiere la tesis de 'Eurabia'? ¿O quizás fue una elección inconsciente producto del anhelo de autodestrucción? Quizás fueron las tres.

Los resultados para los judíos de Europa han sido calamitosos pero totalmente previsibles. El antisemitismo ha aumentado considerablemente junto con la violencia antisemita, atribuible mayoritariamente a población de origen inmigrante islamizada. Y hablar honestamente sobre las causas, incluso para describir casos individuales en los que los asesinos de judíos han gritado "Allahu Akbar", se evita para evitar condenas por "Islamofobia". Se ha creado un ecosistema mental cerrado que, por defecto, si no se altera, eliminará a los judíos de Europa. Los partidos políticos, a menudo el baluarte contra la discriminación, ahora están liderando el camino. De hecho, siendo los partidos musulmanes, radicales de izquierda y verdes muy francos en su odio a Israel y a los judíos sionistas, los partidos de la izquierda oficial como el laborismo los han seguido.

Y en todo este proceso, lo principal es explicar (víctimas de discriminación social y económica...) y excusar la implacable violencia musulmana contra la sociedad europea en su conjunto. Los musulmanes en Europa son cada vez más la antítesis de sus judíos: culturalmente exigentes, políticamente activos y propensos a las manifestaciones públicas de dominación, como tomar calles enteras para rezar y actos privados de violencia. Las respuestas gubernamentales a estas acciones han sido notablemente uniformes. Tanto los políticos como los funcionarios de seguridad pública denuncian un "malentendido" con el Islam que se traduce en violencia organizada, atribuyendo habitualmente la violencia individual a "problemas mentales y de adaptación". En Escandinavia, en particular, absolvieron el comportamiento alegando malentendidos culturales, como si la violación y el asesinato fueran conceptos contingentes. El antisemitismo musulmán, sin embargo, es cubierto de manera uniforme, particularmente cuando es el motivo de asesinatos.

Quizás se trata de esfuerzos inconscientes para domesticar al Islam europeo mediante exculpaciones y buscar definir con delicadeza los límites conceptuales y los patrones de comportamiento, pero todo eso apenas oculta el miedo aterrador de los políticos europeos a lo que han forjado. Irónicamente, el esfuerzo mayor busca moldear a los musulmanes europeos en algo que ya existe: tratar de convertirles en una versión de los judíos europeos, que son leales, pasivos y obedientes.

Sin embargo, la tendencia actual es la inversa. Los musulmanes europeos, impregnados de antisemitismo teológico y de conspiracionismo, influyen en las culturas mayoritarias y obtienen aún más licencias para desbloquear y normalizar las tendencias antisemitas. Las crecientes minorías musulmanas también hacen que sea políticamente conveniente que partidos mayoritarios, como el laborismo, abandonen a los judíos a cambio de su incidencia electoral.

La compleja dinámica que acabamos de describir también está ocurriendo en los EEUU. Una sociedad exenta durante mucho tiempo de antisemitismo y de violencia al estilo europeo (y oriental). Pero eso ahora va a cambiar. Que las tradiciones políticas y culturales de autocorrección de los Estados Unidos atenúen esto, está por verse. El socialismo y el odio a sí mismos son ajenos a la mayoría de los estadounidenses no elitistas, y las fuentes locales de antisemitismo no son tan profundas como lo son en Europa. Pero los judíos estadounidenses deberían prepararse para tendencias semejantes que nunca han experimentado desde su llegada a este continente. E Israel también debería prepararse.

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Los judíos que hablan (mal) de otros judíos no son nada nuevo - Dror Eydar - Israel Hayom


El director ejecutivo de B'Tselem ha elegido de qué lado está

Hagai El-Ad, el director ejecutivo de B'Tselem que denunció las acciones israelíes mientras hablaba la semana pasada en las Naciones Unidas (curiosamente, invitado a instancias de Bolivia), no es un traidor. No tiene sentido que los israelíes estén enojados por su frecuente llamamiento a las naciones del mundo, pidiéndoles que vengan y finalmente pongan las cosas en orden en el Estado judío.

Piense en él como un "derechista" palestino. La mayor parte del financiamiento que recibe B'Tselem proviene de países extranjeros, así como de grupos que se oponen al regreso de los judíos a Sión, por lo que es apropiado que haya sido invitado a la Reunión del Consejo de Seguridad de la ONU por los palestinos y Bolivia. Él tiene el nombre de un profeta bíblico del comienzo de la era del Segundo Templo, pero oh, la ironía histórica, incluso en ese entonces, ya hubo quienes informaron al mundo sobre los judíos que regresaban a Sión y reconstruyeron Jerusalén.

El-Ad les dijo a los que odian a Israel que la Franja de Gaza se ha convertido en una gran prisión. Debido a los judíos, por supuesto. Esa no fue la única mentira de este hombre y su organización. Él y sus amigos siempre culpan a los judíos por las malas acciones de otros como parte de ese racismo oculto hacia los árabes palestinos de la región propia de la izquierda. Ninguno de ellos exige que los palestinos se responsabilicen de sus acciones.

¿Qué es lo que impide que Gaza se convierta en la Singapur del Oriente Medio? ¿Quién está utilizando los millones del dinero de ayuda enviado a Gaza para cavar túneles para cometer asesinatos y actos terroristas? Hamas, por supuesto. Para nuestra desgracia, El-Ad una vez llamó a Hamas "una organización armada palestina". Cualquiera que lea la carta de Hamas, que pide la destrucción de Israel y asesinar a cualquier judío en cualquier lugar, puede entender que, según el mismo criterio, las SS podrían haber sido denominado simplemente "una organización alemana armada".

En sus frecuentes relatos al mundo, que se basan en verdades parciales y la presuposición de que el pueblo judío no debería haberse establecido en la Tierra de su vida (Samaria, Judea y partes de Jerusalén), El-Ad y otros grupos mentirosos suministran la justificación indirecta para los que nos quieren muertos y nos siguen atacando. Porque con su presencia, pueden decir: incluso "los yahoud (judíos)" están testificando que todo lo que piensas sobre ellos es correcto.

En suma, B'Tselem proporciona armazón a su moralidad anti-judía y anti-Israel.

Un judío que miente sobre su propio pueblo a las naciones del mundo (un fenómeno tan antiguo como el propio pueblo judío) e invita a la presión internacional sobre su país, mientras justifica indirectamente la lucha armada contra él, está lejos de ser una judío moral. Estas organizaciones e informantes representan a una cierta elite de la sociedad israelí que hizo la elección de Sansón: en otras palabras, "si nosotros ya no lideramos el estado tal como solíamos hacerlo, y si el estado no obedece a nuestro conjunto imaginario de valores, entonces dejémoslo morir con los filisteos" (o palestinos, en este caso).

Así que tenemos noticias para ellos: durante los últimos 250 años, el regreso de los judíos a Sión se ha convertido en una ley histórica.

En la porción de la Torah de esta semana, después de que se prometa al padre de nuestra nación (una promesa apoyada también por el Corán) que "toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre" (Génesis 13:15 ), se le informa a Abraham que después del exilio, en Egipto, Babilonia o Roma, "y en la cuarta generación volverán aquí" (Génesis 15:16).

Y ni Hagai El-Ad ni B'Tselem, ni Hamas ni el antisemita Mahmoud Abbas, y ciertamente tampoco Bolivia, que además tortura a sus ciudadanos, y ni siquiera el Consejo de Seguridad de la ONU, nos impedirán "volver aquí" para vivier en nuestra tierra.

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Normalizando el antisemitismo en los Estados Unidos - Asaf Romirowsky - Jewish Press


El senador demócrata Cory Booker con una asistente en la conferencia Netroots Nation 2018 en Nueva Orleans, agosto de 2018

En su película The Ghost Breakers de 1940,  Bob Hope se encuentra en Cuba frente a una extraña amenaza: los zombies.

Un conocido le explica: "Un zombie no tiene voluntad propia. Los ves a veces caminando ciegamente con los ojos muertos, obedeciendo órdenes, sin saber lo que están haciendo, sin preocuparse por nada", a lo que Hope responde de manera célebre: "¿Quieres decir como los demócratas?".

Veinticinco años después del acuerdo de paz de Oslo, la izquierda progresista, que ahora domina al Partido Demócrata, camina "con los ojos muertos, siguiendo órdenes" con respecto al Oriente Medio y el conflicto israelí-palestino. .

La candidata demócrata al Congreso, Alexandria Ocasio-Cortez, denunció "la ocupación de Palestina" en una entrevista televisiva, pero se perdió entre dudas cuando la presionaron para explicar lo que realmente quería decir.

Incluso un demócrata moderado como Cory Booker, que una vez estuvo cerca de la comunidad judía, consideró oportuno  hablar con unos activistas del BDS  para mostrar sus credenciales progresistas.

En general, la visión progresista ve a los judíos no solo como "blancos", sino también como racistas y agresores debido a su supuesto poder. Todo esto ilustra la lenta erosión del estatus de Israel en la cultura estadounidense.

Pero la desconexión es aún más profunda. Al igual que Cortez, los niños de la era de Oslo no recuerdan las negociaciones de los años 90, ni al entonces presidente de la OLP, Yasser Arafat, y crecieron con consignas y palabras de moda tales como "ocupación" e "intifada".

Por otro lado, esta generación, tanto en el Oriente Medio como en el exterior, es extremadamente activa en línea. De hecho, el 63% de los niños palestinos tienen acceso a Internet a través de un ordenador y el 51% dice que posee un smartphone.

Internet ya está jugando un papel importante en sus vidas y lo que están viendo es la "resistencia" palestina contra Israel, y no a la sociedad palestina que sufre la opresión de Hamas o la Autoridad Palestina.

Los enfrentamientos más ostentosos tienen lugar en Twitter y Facebook, donde los palestinos siembran denuncias de aldeas destruidas y crímenes de guerra, incluso afirmando que Tel Aviv se fundó sobre las ruinas de aldeas inventadas. Gratificación instantánea, sí. Honestidad, no tanto.

Las mismas tendencias son evidentes en la educación superior, donde las clases en línea han aumentado significativamente. En este contexto, hay menos oportunidades para el debate y la discusión.

Nuestra creciente dependencia colectiva de la tecnología y las redes sociales es innegable, pero estas tendencias y el tono general de la política reducen los problemas complejos a ecos ruidosos y, por lo tanto, conducen a la polarización.

Uno de los temas principales de Oslo fue crear confianza entre las partes a través de medidas de fomento de dicha confianza. Se establecieron nuevos mecanismos para garantizar la igualdad de derechos en el empleo y la aplicación de la ley, y las armas de la milicia fueron retiradas bajo vigilancia internacional.

La esperanza era crear un alto nivel de confianza a través de la interacción cara a cara.

La actual política de redes sociales es exactamente lo opuesto a estas medidas de fomento de la confianza. Todo lo que queda es analizar las discusiones en línea y los debates para comprender las actitudes generales.

El arduo trabajo de generar confianza ha desaparecido y, en su lugar, nos encontramos con zombies ciegos buscando fama y gloria.

Cuando Arafat rechazó el acuerdo de Camp David II en 2000, devastó el campo liberal de la izquierda. No entendieron cómo Arafat podía rechazar la perspectiva de un verdadero estado palestino.

La izquierda progresista de hoy, liderada por Bernie Sanders y otros como él, está más alejada de los hechos que el Partido Demócrata bajo Clinton.

No entienden que el nacionalismo palestino nunca contempló el conflicto como uno entre dos grupos nacionales con demandas y aspiraciones legítimas.

No reconocen que Arafat y sus sucesores han dicho que apoyan una solución de dos estados como una forma de apaciguar a Occidente.

Todo esto ha llevado a una normalización constante del antisemitismo en la sociedad estadounidense, especialmente en los círculos progresistas. Uno de los efectos más perniciosos de esta normalización es el discurso sobre Israel.

Una tergiversación continua de violaciones de derechos humanos, comentarios difamatorios sobre supuestas "limpiezas étnicas" y "genocidios" israelíes, así como los ataques violentos contra los israelíes, sus partidarios internacionales y el proceso de paz en sí, han terminando pesando poderosamente en el discurso civil estadounidense.

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¿Qué vuelve a un matrimonio mixto en controvertido? - Jonathan Tobin - JNS



En América, los matrimonios mixtos no son solamente comunes, se trata de la norma fuera del mundo ortodoxo. En Israel, es raro por varias razones. Cuando el actor Tzachi Halevy, mejor conocido por el público estadounidense por su papel en la exitosa serie "Fauda" de Netflix, se casó con la presentadora de noticias de televisión Lucy Aharish, se convirtió en noticia y generó una controversia en la que ciertos políticos se sintieron obligados a comentar su destino con resultados predeciblemente sombríos. Algunos miembros de la Knesset condenaron su decisión, otros lo defendieron, pero expresaron consternación acerca de los matrimonios mixtos en general. Otros más intervinieron para condenar a los críticos de la pareja y ver toda la discusión como una mancha para la reputación nacional de Israel.

Visto en ese contexto, no es de extrañar que la pareja mantuviera su relación en secreto durante años, por temor a que ellos y sus familias estuvieran expuestos a los ladrillos de la crítica, así como al apoyo no deseado de los demás.

Pero en los Estados Unidos, es difícil imaginar que alguien se preocupe, y mucho menos que piense que es apropiado sopesar el asunto.

Hay dos maneras de interpretar esto, y tal cómo lo mires dice mucho sobre cómo sopesas dos factores: el valor relativo de una sociedad en la que las barreras entre las religiones se han derrumbado por completo, así como el valor de tener una nación donde una abrumadora mayoría judía asegura que la identidad y la condición de pueblo judío no se vean amenazadas por las decisiones personales que tomamos cuando nos casamos.

El matrimonio mixto es un problema para los judíos debido a nuestros números relativamente pequeños. En un mundo en el que solo hay unos 15 millones de judíos (un número que todavía es algunos millones más bajo que el total anterior al Holocausto) y en el que los antisemitas aún planean nuestra desaparición colectiva, la idea de la extinción es todavía imaginable. A pesar de la fortaleza y el éxito de Israel, y del hecho de que los judíos estadounidenses son la comunidad de la diáspora más libre, más rica e influyente de la historia, todavía hay una tendencia a no dar nada de eso por sentado. Después de dos milenios de persecución y exilio, la consideración de la "supervivencia como sagrada", como un comprensible imperativo judío, aún afecta la forma en que muchos de nosotros pensamos.

En 2013, la Encuesta Pew sobre los judíos estadounidenses nos dijo que la tasa general de matrimonios mixtos había alcanzado el 58% y aproximadamente el 80% para aquellos que no eran ortodoxos. Cinco años después, es casi seguro que esos números son aún más altos.

En Israel, la tasa es mucho menor. Aunque un estudio encargado por Haaretz en 2014 estimó que era tan alto como uno de cada 10 matrimonios, es difícil estar seguro de esos números, ya que tales matrimonios no pueden realizarse legalmente en Israel. Ni el Rabinato que controla los eventos del ciclo de vida judío o las autoridades musulmanas equivalentes, realizarán tales ceremonias. Así que los que quieran casarse deben hacerlo en el extranjero. Ya sea que esa cifra sea inexacta o no, está claro que las divisiones entre las dos comunidades son tales que sigue siendo un fenómeno marginal.

Ese es un punto clave que no se puede infra enfatizar. Incluso aquellos que lamentan el declive del matrimonio judío deben reconocer que la prevalencia de uniones interreligiosas es un producto de la libertad y la aceptación de los judíos estadounidenses. No sería posible en una sociedad donde el antisemitismo afortunadamente no se hubiera convertido en un dominio exclusivo de los extremistas.

En Israel, la división entre las religiones es una cuestión de identidad nacional y no, como lo es para la mayoría en los Estados Unidos, sobre qué festivo se prefiere celebrar en diciembre.

Ser un judío israelí significa ser un ciudadano de un estado donde el idioma, el calendario, la cultura, el himno, la bandera y la razón de la existencia giran en torno a la identidad judía. Para la gran mayoría, también conlleva la obligación de defender el único estado del planeta que sirve no solo como el centro espiritual y cultural del mundo judío, sino también como el refugio seguro para los judíos en un mundo donde habita un antisemitismo desenfrenado.

Ser musulmán o árabe israelí significa tener derechos democráticos que a sus colegas de religión en otras partes del Oriente Medio se les niega en todos los estados donde dominan. Pero también implica ser una minoría nacional en una nación de mayoría judía en conflicto con otros árabes, especialmente los palestinos de Cisjordania y Gaza. Eso crea tensiones y barreras que mantienen a las comunidades separadas, independientemente de las razones religiosas y culturales contra el matrimonio mixto.

Pero si te preocupa el futuro judío, las tasas de matrimonios mixtos no son puramente una preocupación académica, especialmente cuando contemplas lo que puede ser la implosión demográfica de una comunidad vital no ortodoxa que dio mucho valor al pueblo judío y a los Estados Unidos.

Dado que muchos de los que se casan en los Estados Unidos crían a sus hijos como judíos, no se puede generalizar acerca de las experiencias y elecciones individuales de las parejas casadas. Pero el impacto estadístico de estas cifras en el futuro de la vida judía en los Estados Unidos es bastante obvio en términos de un número cada vez menor de aquellos que se identifican como judíos, que apoyan las causas e instituciones judías, y que se aferran a un sentido decreciente de la condición de pueblo judío entre la comunidad.

Una población judía que representa a menos del 2% del total de los Estados Unidos está nadando contra la corriente. Eso significa que el hecho de que el sector de crecimiento más rápido dentro de la comunidad sean los “judíos sin religión”, o aquellos que solo tienen vínculos tenues con el judaísmo, representa una clara imagen de decadencia, incluso si la fracción de judíos estadounidenses que son ortodoxos está creciendo en número.

En Israel, la baja tasa de matrimonios mixtos no es una amenaza plausible para la mayoría judía. Tampoco, a pesar de los problemas de la sociedad israelí, está en duda la naturaleza judía de su cultura nacional o la atracción de la población judía entre su población, algo que hace que el contraste con la situación de los judíos en los Estados Unidos sea muy evidente.

Es por eso que los miembros de la Knesset que reprendieron públicamente a Halevy y Aharish por su elección no solo eran descorteses con respecto a algo que no era asunto de nadie más, sino que también incitaban sin temor al miedo de una manera que es destructiva para una sociedad civil.

Si bien la única reacción adecuada para la boda entre Halevy y Aharish sea desearles lo mejor, eso no significa que haya algo ilegítimo en querer alentar la endogamia en un mundo en el que los judíos siguen siendo una minoría pequeña y aún asediada. El hecho de que el líder del partido centrista Yesh Atid, Yair Lapid, fuera criticado por el Haaretz por decir que el matrimonio mixto era problemático (como si ese sentimiento lo hiciera un defensor de la pureza racial al estilo nazi) era bastante preocupante.

Demasiados judíos seculares en los Estados Unidos han llegado a considerar inaceptable o racista cualquier forma de parroquialismo o nacionalismo judío. Pero el genio del sionismo es que proporcionó no solo un hogar nacional para el pueblo judío, sino un lugar donde la identidad judía podría prosperar como parte de una cultura mayoritaria normal, en lugar de ser el dominio exclusivo de una minoría.

Apoyar el derecho a casarse, y hacerlo sin ser sometido a oprobio, ya sea en Israel o en los Estados Unidos, no significa que no debemos querer preservar la condición del pueblo judío y alentar la construcción de familias judías. El hecho de que Israel brinde un hogar que sea más propicio para ese objetivo que incluso la mejor comunidad de la diáspora a lo largo de la historia es algo que vale la pena celebrar y preservar, y otra razón por la cual los judíos estadounidenses que se preocupan por el futuro judío deban apreciarlo.

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La paradoja del matrimonio israelí - Shmuel Rosner



Dos israelíes se han casado. Ocurre todos los días, pero en este caso, ambos israelíes son celebridades. Una periodista de televisión y la otra personalidad es un actor. Así que la boda es noticia nacional. Además, una de ellas es Lucy Aharish, una musulmana, la otra, Tzachi Halevi, un famoso actor de la serie de televisión "Fauda", es judío.

Matrimonios mixtos en Israel: cuanto menos tienes, más ruido generas. Un judío y un musulmán no pueden casarse legalmente en Israel. Pero hace mucho tiempo, los israelíes encontraron formas de eludir las leyes que les disgustan, especialmente las que intentan imponerles dictados rabínicos. Y es que un judío y un musulmán rara vez se casan en Israel.

Después de la boda, un miembro de la Knesset del partido Likud lanzó un feo comentario denigrando a la pareja. El retroceso fue rápido y duro. Aharish es una figura pública encantadora y querida. Ella es de lengua afilada, patriótica, bonita y honesta. Es fácil de entender que un actor israelí-judío se enamorara de ella. Aún así, se produjo un debate sobre el tema del matrimonio mixto, que revela una amplia gama de puntos de vista. Y en el corazón de este tema, una paradoja.

Aquí está:

El sector que más se opone al matrimonio mixto, la derecha religioso, es también el sector que más se opone a la separación con los palestinos en Cisjordania. De hecho, el sector se opone al matrimonio mixto, pero también se opone a la creación de las condiciones que reduzcan la incidencia del matrimonio mixto.

En el otro extremo del espectro político, las personas menos preocupadas por los matrimonios mixtos, la izquierda, son las más inclinadas a separarse de los palestinos, lo que reduce la interacción de judíos y no judíos entre el valle del Jordán y el Mediterráneo.

Interesante, ¿no es así? Si le preocupa el matrimonio mixto, o entiende que aunque el matrimonio es una decisión personal y complicada, pero que para los judíos, un número elevado de matrimonios mixtos es un problema - ¿no se esforzaría por tener una mayoría judía en un territorio bien definido? - La inconsistencia de la posición de la derecha religiosa es notable. Y aún más notable es la razón de ello.

De hecho, hay dos razones. La primera es que la derecha religiosa no comprende la sociedad en la que viven. La segunda es que la objeción al "matrimonio mixto" en Israel tiene más que ver con la nacionalidad que con la religión.

Comenzando con la primera corriente subterránea que crea la paradoja, los miembros de la derecha religiosa no entienden que para muchos israelíes centristas, izquierdistas, y en su mayoría seculares, el matrimonio mixto no es un demonio.

Consideren esto: los israelíes judíos "totalmente seculares", tal como se autodefinen, prefieren que su familiar se case con un no judío a que se case con un judío haredi.

Consideren esto: una clara mayoría de israelíes apoya la idea de establecer un matrimonio civil en Israel sabiendo muy bien (al menos, la mayoría lo sabe) que esto crea un camino legal hacia el matrimonio mixto. En otras palabras, una de las razones por las que la derecha religiosa no ve la contradicción entre un Gran Israel y la objeción al matrimonio mixto es su suposición de que la mayoría de los israelíes se comportarán como miembros de la derecha religiosa, es decir, se abstendrán de matrimonios mixtos incluso en una sociedad muy diversa. Esta es una suposición falsa. Los judíos israelíes, si se les da la oportunidad, se casarán en matrimonios mixtos en un número elevado. 

La segunda corriente subterránea hace que el supuesto de la derecha religiosa parezca algo más racional.

Consideren esto: según una encuesta reciente realizada por el Instituto de Política del Pueblo Judío (JPPI), los judíos en Israel tienen una objeción mucho mayor a que un "pariente cercano" se case con un árabe a que dicho "pariente cercano" que se case con un no judío pero que no sea árabe. La diferencia es clara, no solamente son unos pocos puntos porcentuales. El porcentaje de israelíes judíos que se “escandalizarían” si un pariente se casara con un árabe es el doble del porcentaje de judíos israelíes que se “sorprenderían” si su pariente se casa con un gentil no árabe. En otras palabras, la objeción al matrimonio mixto, común entre la mayoría de los sectores de judíos israelíes, tiene mucho más que ver con la identidad nacional que con las normas religiosas.

Con estos números en mente, la posición de la derecha religiosa parece menos contradictoria. No está preocupada por los matrimonios mixtos en un Gran Israel, en el que residan muchos palestinos musulmanes, porque sabe que los israelíes judíos se oponen al matrimonio con los árabes, no por razones religiosas, sino por razones nacionales. Por desgracia, tal objeción depende de circunstancias específicas. Depende de las circunstancias del conflicto nacional en curso. En otras palabras: para que la posición de la derecha religiosa tenga mérito, el conflicto con los palestinos nunca debería resolverse.

Ahora bien.

El matrimonio mixto en inevitable. A algunos israelíes izquierdistas y laicos no les preocupa ese resultado, pero a los israelíes de derecha religiosa sí les importa. De ahí, una paradoja sin resolver.

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