Sunday, June 30, 2013

El mito de la inevitable minoría judía en Israel - Jeff Jacoby - The Boston Globe


El primer titular de hoy del Haaretz. ¿Temor a que la amenaza demográfica se desinfle?


A Israel se le "acabando el tiempo", comentó el Secretario de Estado John Kerry ante el Comité Judío Americano en Washington este mes. Una solución de dos estados al conflicto palestino debe llegar pronto o "la insidiosa campaña de deslegitimación de Israel sólo ganará fuerza", advirtió. "Israel deberá elegir entre ser un Estado judío o un Estado democrático, pero no va a poder cumplir con la visión de sus fundadores de ser ambos".

Este es un viejo refrán, popular pero erróneo: Israel debe hacer la paz con los palestinos antes de que las altas tasas de natalidad árabes provoquen que los judíos sean una minoría en su propia tierra.

En Jerusalén, hace unos meses, el presidente Obama se hizo eco de la misma reclamación. "Teniendo en cuenta la demografía al oeste del río Jordán, el único camino para que Israel perdure y prospere como un Estado judío y democrático es a través de la existencia de una Palestina independiente y viable".

Este denominado "argumento demográfico" puede sonar convincente, incluso siniestro. Sin embargo, se basa en un estereotipo anticuado de las mujeres árabes como factorías de bebés, superando a sus rivales judías a un ritmo tal que es sólo cuestión de tiempo antes de que los judíos sean abrumados numéricamente.

En la década de 1960, cuando la tasa de fecundidad de los árabes israelíes (9,2 nacimientos por mujer) se elevó muy por encima de la de los judíos de Israel (3,4 nacimientos por mujer), ese desafío demográfico ciertamente parecía plausible. Yasser Arafat solía decir que la última arma en su arsenal contra el Estado judío era "el vientre de la mujer árabe". La Autoridad Palestina siempre ha entendido el valor propagandístico de los datos de población. A medida que la Oficina Central de Estadísticas de Palestina comenzó su primer censo en la Ribera Occidental y Gaza en 1997, el director de la oficina, Hassan Abu Libdeh, aseguró al New York Times que los resultados nunca llegarían a nada menos que a "una intifada civil". En 2005, dicha agencia pronosticó que los judíos serían una minoría en la "Palestina histórica" (es decir, al oeste del río Jordán) para el año 2010 . Ahora se dice que el punto de inflexión vendrá en el
2020.

No cuenten con ello.

A pesar del alarde de Arafat, las mujeres palestinas, al igual que las mujeres de todo el mundo musulmán, están dando a luz muchos menos hijos de los que solían. Dentro de Israel propiamente dicho, la tasa de natalidad entre los musulmanes ha seguido una tendencia constante a la baja y se sitúa ahora en 3,5 hijos por mujer. Es incluso menor para los palestinos en la Ribera Occidental, sólo 2,91 según el CIA Factbook. En una encuesta de 2012 de la Population Reference Bureau sobre las actitudes de planificación familiar en el mundo árabe, el 72% de las mujeres palestinas casadas (edades 15 a 49) dijeron que preferían evitar un nuevo embarazo. Esto es típico del moderno Oriente Medio: La misma encuesta mostró que la mayoría de las jordanas, egipcias y sirias sentían lo mismo.

Pero mientras que las tasas de natalidad palestinas han disminuido drásticamente, las tasas de natalidad judía en Israel se han ido elevando. Israel tiene ahora el nivel de fecundidad más alto de cualquier nación industrializada moderna. La brecha de la fertilidad entre los judíos de Israel y los árabes israelíes, cerca de un 5,8 en la década de 1960, es ahora de 0,5.

Desafiando la sabiduría popular desde hace mucho tiempo, el ex diplomático israelí Yoram Ettinger escribe que es la población judía de Israel la que está experimentando un notable aumento, pasando de alrededor 80.000 nacimientos por año en 1995 a 130.000 en 2012. (El número anual de nacimientos árabes israelíes se ha mantenido entre 35.000 y 40.000).

Es fácil enredarse en los debates sobre las estadísticas, pero Ettinger ha conducido un estudio demográfico detallado que expone serios errores en las proyecciones anteriores, siendo la conclusión que la demografía, lejos de ser un pasivo en el futuro que se avecina para Israel, es un activo estratégico. Los 6,3 millones de judíos que viven en Israel y Cisjordania representan al 66% del área (sin incluir Gaza, que Israel abandonó por completo a la Autoridad Palestina en 2005). "Cualquier persona que sugiera que los judíos están condenados a convertirse en una minoría al oeste del río Jordán está drásticamente equivocada o bien es escandalosamente mentirosa", argumenta Ettinger.

¿Merece pues la pena proseguir con el "proceso de paz"? ¿Una solución de dos Estados pondrá fin al conflicto? Estas tendencias demográficas no pueden responder a estas cuestiones. Lo que sí pueden hacer es quitar la presión artificial para que Israel actúe o haga algo - cualquier cosa - antes de que la espada de Damocles le caiga encima.

Y tal vez, sólo tal vez, pueda abrir algunos ojos de esos que han estado esperando, como Arafat, que "el vientre de la mujer árabe" ponga fin al Estado judío. Israel, ahora el hogar de casi la mitad de los judíos del mundo, es un hecho permanente de la vida en el Medio Oriente.

Cualquier proceso de paz genuino debe comenzar con la aceptación de esa realidad.

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Otro idiota útil israelí: El arte de la conmemoración de un Holocausto políticamente correcto en Alemania - Petra Marquardt-Bigman - JPost



El pasado viernes, la gente en Colonia tuvo la oportunidad de participar en una "performance" única patrocinado por la "Impulse Theater Bienal 2013" y que consistía en imitar la práctica israelí del Yom HaShoah, es decir, la gente de Colonia fue invitada a observar "dos minutos de inmovilidad" con el fin de "hacer una pausa y reflexionar sobre la historia y nuestro futuro, acerca de lo que significa ser alemán hoy en día, lo que significa vivir en Alemania como inmigrante, cuáles son las consecuencias del Holocausto y su instrumentalización hoy en día".

Esta "performance" fue la idea de una galardonada artista de origen israelí Yael Bartana, cuya obra "desafía la conciencia nacional ... propagada por su país natal, Israel".

Pero no todo el mundo está impresionado con el historial de Bartana como artista y por sus premios: el escritor Alan Posener, en "Die Welt", observaba sarcásticamente que "cualquier artista israelí en busca del éxito o de negocio puede conseguirlo de una manera segura, independientemente del talento que atesore, solo debe considerar la posibilidad de perjudicar y atacar a Israel". Lo que particularmente más le molestaba a Posener era el totalmente previsible intento de Bartana de emplear todo tipo de clichés y consignas gastadas para dotar a su proyecto de un significado supuestamente más profundo.

Por lo tanto, Bartana explica en el anuncio oficial de su proyecto para el evento de Colonia:
El Tercer Reich y el Holocausto no son solamente acontecimientos históricos, también tienen efectos a largo plazo en una cadena mundial que llega hasta nuestros días. No sólo es consecuencia de ello la fundación del Estado de Israel sobre la base de una decisión de la ONU, sino que también lo es la "Nakba" palestina en 1948. Como también lo son la huida y expulsión en Europa y en el Oriente Medio [...] Esta historia ya está escrita, pero el futuro depende de nuestra acción. 
Y es por eso que "Dos Minutos de Inmovilidad" no es sólo una conmemoración y una performance, sino también un reto para cambiar el presente. Se trata de una propuesta para un debate de amplio alcance en Colonia y más allá, acerca de lo que activa el recordar y como influye en nuestra mirada actual. Un día de protesta contra la violencia y la injusticia actual y de mañana.
Bartana también destacó en repetidas ocasiones los asesinatos y otros crímenes cometidos por un pequeño grupo terrorista neonazi autodenominado "Nacional Socialista Underground (NSU)". El grupo pudo haber tenido un puñado de seguidores, pero consistía básicamente en sólo tres miembros conocidos, y parece haber estado activo entre 2000 y 2011, cuando finalmente dos de los terroristas se suicidaron al ser acorralados por la policía después de un atraco a un banco. La única miembro del grupo superviviente se entregó y está en espera de juicio.

Bartana aparentemente considera al NSU como una parte de "la cadena de efectos causados ​​por la Segunda Guerra Mundial". Cuando se le preguntó en una entrevista si no existía "el peligro de relativizar los crímenes y horrores cometidos por Alemania durante el régimen nazi al conectarlo de esta forma con otros eventos, como por ejemplo los asesinatos de la NSU", Bartana contestó:
"Parece que para algunas personas en Alemania trazar una línea entre los nazis y el NSU es políticamente incorrecto. Del mismo modo que parece imposible conmemorar juntos a los judíos, gitanos y homosexuales como víctimas del nacionalsocialismo. Tal vez sea cierto, y cada grupo deba tener su propio memorial. Y por supuesto, éste seguirá siendo un debate importante: cómo celebrar sin relativizar, pero también sin exclusiones. Después de todo, no se trata de números. El NSU es un movimiento fascista activo en la Alemania actual. Así que estamos hablando de una ideología que sigue viva".
Por supuesto, usted tiene que argumentar que "no se trata de números" si quiere decirnos que un grupo terrorista formado por tres personas, y con tal vez una docena de simpatizantes, constituye "un movimiento fascista activo en la Alemania actual" y representa a "una ideología que aún está viva",  aun cuando dos de los terroristas ya están muertos y el tercero está en espera de juicio. Sin duda, el hecho de que el trío de terror pudiera continuar con sus actividades durante años y cometer una serie de asesinatos dirigidos en su mayoría contra los inmigrantes, refleja un espectacular fracaso de la policía alemana y de las agencias de seguridad. Pero la existencia de un pequeñísimo grupo en un país de unos 80 millones de personas no refleja que el nazismo y el fascismo estén "vivos" en Alemania.

Sin embargo, hay otras razones por las que preocuparse sobre el legado del nazismo en Alemania, claro que pueden ser convenientemente ignoradas por alguien como Bartana que no está interesado en los números. Consideren, por ejemplo, los resultados de los estudios que muestran que al menos el 20% de los alemanes albergan actitudes antisemitas, y que más del 40% de los alemanes respaldan la "crítica" antisemita de comparar el tratamiento israelí a los palestinos con el tratamiento de los nazis a los judíos.

Y es que alguien que se diga realmente preocupado por el odio de inspiración nazi que "sigue vivo" hoy en día, también tendría que preguntarse por el omnipresente odio a los judíos en el Oriente Medio. Como el reconocido experto Robert Wistrich ha señalado:
El antisemitismo islámico es, con mucho, la forma más dinámica y peligrosa de antisemitismo existente en la actualidad en el mundo contemporáneo. Combina el flagelo del terrorismo islamista, la propagación de la jihad, el odio a Occidente, la negación del Holocausto y un genocida "antisionismo", algo que es apoyado por el Estado en Irán. El triunfo espectacular de los Hermanos Musulmanes en Egipto y el alarmante crecimiento de los movimientos salafistas militantes en todo el Oriente Medio árabe, ha aumentado considerablemente el nivel de amenaza en todo el mundo.
 Al comentar sobre la conexión histórica entre el fascismo europeo y el islamismo, Wistrich ha comentado:
La Hermandad Musulmana, fundada en Egipto en 1928 por Hassan al-Banna, tuvo una visión radicalmente totalitaria de la transformación de la sociedad, con un culto al líder y un odio visceral a los judíos no tan diferente del propio del fascismo y el nacionalsocialismo. Por otra parte, el carismático fundador del movimiento nacional árabe palestino, Haj Amin el-Husseini, fue un fanático genocida antisemita que colaboró ​​activamente con Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Esta tradición de odio a los judíos y de aspiraciones a su "aniquilación" ha continuado en el movimiento palestino Hamas (una rama de la Hermandad Musulmana) hasta este mismo día. Su Sagrado Pacto es uno de los textos más abiertamente anti-judíos de toda la era post-Holocausto.
Aunque mucho se ha escrito acerca de la colaboración de Husseini con los nazis, un nuevo libro titulado "Nazis, islamistas, y la formación del Oriente Medio moderno", obra de Barry Rubin y Wolfgang G. Schwanitz, estará disponible a principios del próximo año, ofreciendo "una nueva visión sobre el desarrollo entrelazado del nazismo y el islamismo y su impacto en el Oriente Medio moderno".

Es cierto que no sería una "buena decisión" para la carrera artística de Yael Bartana incorporar este importante tema en alguno de sus futuros proyectos en Alemania. Es mucho más fácil ofrecer un locuaz "Holocausto para todos", que - como se ironizaba en artículo crítico - transformar el genocidio nazi en un "proyecto de Europa para sentirse bien".

Sin embargo, la "performance" de Bartana en Colonia también contó con la presencia de unas pocas personas que no se sintieron tan bien al respecto. Como comentaba el blogger "Tapfer im Nirgendwo", se pusieron a  cantar Hatikva y enarbolaron algunas banderas israelíes, lo que llevó a algunos estudiantes de secundaria que habían sido enviados por sus profesores para asistir a la "performance" a responder con gritos de "¡Viva Palestina!"

La verdad es que podría haberle señalado al blogger de "Tapfer im Nirgendwo" que incorporara la famosa grabación de los sobrevivientes del campo de concentración de Bergen Belsen cantando Hatikva poco después de la liberación del campo en abril de 1945.


PD.    Leído en el blog Tapfer im Nirgendwo:
La web Taz ha encontrado las palabras adecuadas:
"Silesios desplazados [N.P.: como consecuencia de la II Guerra Mundial], emigrantes en peligro de extinción", la performance "Dos minutos de inmovilidad" transforma el recuerdo del Holocausto en una sensación beatífica del proyecto europeo.
El 28 de junio a las 11 horas, frente a la catedral de Colonia, hubo un evento en memoria del Holocausto !para todos! Yael Bartana tomó la celebración israelí del Yom HaShoah, que recuerda la transformación histórica sin precedentes de millones de judíos en no humanos y su posterior destrucción, y la convirtió en una parodia kitsch, que nos hace pensar en todo lo que es tan estúpido en el mundo. Algunos se manifestaron contra el racismo, otros en contra de Israel. Era simplemente una pura instrumentalización del Holocausto. 
La performance, que quería luchar contra la instrumentalización del Holocausto, orquestó su propia instrumentalización. !Esta es otra ironía clásica!

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Saturday, June 29, 2013

Contra la corriente: Las protestas de las mujeres del Muro son unas provocaciones infantiles - Hillel Halkin - Forward



Yo estoy, en lo referente a mi creencia religiosa, en algún lugar entre lo que los israelíes llaman un hiloni o judío "secular" y un masortí o "tradicional" [N.P.: los masortis serían los adeptos al movimiento Conservador dentro del judaísmo, y los "tradicionalistas" en Israel no necesariamente tendrían que ver con ese grupo religioso muy importante en EEUU o Gran Bretaña].

Mi esposa y yo encendemos las velas en Shabat, celebramos las fiestas judías con nuestros hijos y nietos, y de vez en cuando, por una razón u otra, vamos a la sinagoga. (Preferiblemente, en una ortodoxo. Es en la única en que sé cómo orar). En general, y sin embargo, las costumbres y rituales religiosos que no observo son mucho más numerosos que los que cumplo. Y por supuesto, no me molestaría ir por ahí con la cabeza cubierta, como hacen los judíos observantes, a menos que esté lloviendo.

¿Por qué estoy diciendo esto? Debido a que en ciertos lugares - en una inusual visita al Muro Occidental en Jerusalén, por ejemplo - me pondré una kipá aunque me moleste tener que hacerlo. Como judío e israelí, creo que el Muro es tan mío como de cualquier otra persona, y verme obligado a colocarme una pieza circular de tela en mi cabeza, o el ridículo sustituto de cartón que se me entregó tras haberme olvidado de traer uno, me irrita.

¿Por qué tengo que cumplir con unas normas religiosas que no son mías por el hecho de permanecer en un lugar público que resuena a pura historia de mi pueblo y al que yo respondo con genuina emoción?

¿Por qué estoy diciendo esto? Porque si alguien, improbablemente, que venga hacia mí y me diga: "Escucha, la semana que viene vamos a ir a una manifestación de hombres judíos con la cabeza descubierta al Muro, y vamos a rezar y cantar, y seguiremos yendo cada mes hasta que nuestros derechos sean reconocidos, y nos gustaría que te unieras a nosotros", cortésmente le diría que se fuera a hacer gárgaras.

Pero primeramente, sin embargo, le podría decir: "¿Qué clase de estupidez es esta? No me gusta tener que usar una kipá en el Muro más que a usted. Pero tenemos todo el mundo para ir y dar una vuelta con la cabeza descubierta, por lo tanto, ¿por qué insistir en hacerlo también en el lugar donde vamos a herir la sensibilidad de cientos o miles de personas e incluso provocar un motín? Si usted tiene que ir al Muro, haga un esfuerzo, cúbrase la cabeza y no caiga en provocaciones infantiles".

Las Mujeres del Muro,tal como se les llama, son unas provocadores infantiles. Tienen todo Israel para rezar con tefilín y talitot. Hacerlo desafiantemente en un lugar que es y siempre ha sido muy frecuentado por los judíos más observantes, y que encuentran repugnante el espectáculo de una mujer con los hábitos rituales tradicionalmente masculinos, no tiene nada que ver con la libertad religiosa. No tiene nada que ver con ningún tipo de feminismo. No tiene nada que ver con una protesta política racional. Tiene que ver solamente con el narcisismo de pensar que los derechos de uno son más importantes que los sentimientos de otras personas o que el interés público.

Se trata de un narcisismo que es muy típico de nuestra primera edad. ¿Un judío ortodoxo se molesta por cómo me comporto en su presencia? Ese es su problema. (Si fuera negro, homosexual o transexual, por supuesto que entonces sí sería mi problema, pero esa es otra historia). ¿Que a un gran número de judíos observantes que vienen a rezar en el Muro les estropee su devoción por mí presencia? Ese es su problema. ¿Que estoy mancillando a un gobierno israelí que está simplemente tratando de mantener la paz al retratarlo ante todo el mundo como reaccionario y misógino? Ese es su problema. !Yo me atengo a mis derechos!

Y en efecto, las Mujeres del Muro tienen sus derechos, porque el Tribunal Supremo de Israel ha dictaminado que no hay impedimento legal para su canto y baile en el Muro con sus talitot y tefilín y todo lo que quieran. En los países democráticos, todos tenemos nuestros derechos. Yo tengo el derecho de estar junto a un grupo de evangélicos fuera de una iglesia católica durante la misa dominical y cantar himnos bautistas. También tengo el derecho de hacer comentarios insultantes a una mujer que camina por mi barrio ultraortodoxo llevando los brazos desnudos. También tengo derecho a publicar una estúpida viñeta burlándome del profeta Mahoma en un país con millones de musulmanes. Estos derechos son importantes. La policía y los tribunales deberían protegerlos. ¿Pero eso significa que tengo que hacer alarde de todos y de cada uno de ellos?

Las Mujeres del Muro creen que la causa del judaísmo puede avanzar mediante la abolición de todas las diferencias de género en las tradiciones judías. Muchos judíos están de acuerdo con ellas. Otros muchos (de los cuales resulta que soy uno) no lo están. El argumento es legítimo, pero el Muro de las Lamentaciones no debería ser su lugar. No lo es, a pesar de lo que muchos judíos americanos parecen creer, Selma y Montgomery. De ninguna mujer que trate de transformárselo a todos aquellos que tanto se preocupan por él, tal como ella dice hacerlo.

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Kerry, Jerusalén, y las concesiones palestinas - Elliott Abrams - Israel Hayom



 El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, está a punto de visitar Jerusalén otra vez, tratando de conseguir que las negociaciones entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina se reinicien. Las noticias ponen de manifiesto que los palestinos están buscando varias concesiones como precio de volver a la mesa de negociaciones, incluyendo algunas excarcelaciones (de presos condenados por delitos violentos) y el congelamiento parcial de la construcción en los asentamientos. Los Estados Unidos parecen estar empujando en la misma dirección, pidiendo a Israel que acepte estas medidas para que las negociaciones puedan comenzar.

Mientras tanto, el diario israelí Haaretz publicó una historia que citaba a un "importante ministro del gabinete de Netanyahu y miembro del Likud" sobre las intenciones del primer ministro Netanyahu. Según esta fuente, Netanyahu "estaría dispuesto a retirarse de la mayor parte de Cisjordania y evacuar a numerosos asentamientos como parte de un acuerdo con los palestinos, siempre que se cumplan sus demandas de seguridad...". Netanyahu entiende que para lograr un acuerdo de paz, será necesario retirarse de más del 90% de Cisjordania. El ministro dijo que el tema de las medidas de seguridad es la principal preocupación de Netanyahu, y que ésta será su principal demanda en las negociaciones. "Si se cumplen sus demandas de seguridad, estaría dispuesto a realizar concesiones territoriales significativas, agregó el ministro...". Netanyahu quiere que el futuro Estado palestino sea desmilitarizado, y él también quiere que las Fuerzas de Defensa de Israel sean capaces de mantener una presencia a largo plazo a lo largo del río Jordán, incluso si Israel cede soberanía allí.

Las declaraciones del ministro del Likud se hacen eco de las realizadas la semana pasada por los jefes de los dos partidos más importantes de su coalición, el ministro de Economía Naftali Bennett (Habayit Hayehudi) y ministro de Finanzas, Yair Lapid (Yesh Atid). En entrevistas con The Washington Post, dijeron que "Netanyahu quiere avanzar seriamente en el proceso de paz". La mayoría de los líderes de los colonos creen esto también.

La historia también señala que "un ministro de alto rango" dijo que Netanyahu quiere sobre todo reanudar las conversaciones con los palestinos, pero el primer ministro no está convencido de que el presidente palestino Mahmoud Abbas se muestre igualmente de entusiasta. "No es cierto que haya un socio", dijo el ministro.

Me pregunto qué piensa Kerry. Después de todo, los palestinos deben precipitarse hacia la posibilidad de unas negociaciones serias y no crear obstáculos para su reanudación sin embargo, la OLP y la jefatura de la Autoridad Palestina Abbas no parecen ansiosos de que comiencen las negociaciones. Ellos parecen satisfechos con el status quo, y preocupados sobre todo con la política interna palestina - en este momento, con la designación de un nuevo primer ministro - . Después de que el ex primer ministro Salam Fayyad fuera obligado a salir, su sustituto renunció tras sólo 18 días en el poder y la lucha por el poder continúa.

Pero también llama la atención que, como casi siempre ha sido el caso en el llamado "proceso de paz", todas las concesiones se estén buscando en el lado israelí. Los Estados Unidos no han, por ejemplo, exigido un final a las glorificaciones del terrorismo palestino o a la incitación contra Israel en los medios oficiales como precio para el inicio de nuevas negociaciones. Abbas continúa repitiendo la mentira de que Israel está poniendo en peligro o tratar de destruir Al-Aqsa; los medios oficiales palestinos siguen celebrando a los presos que cometieron actos viciosos de violencia y de terror; los terroristas que preparaban atentados contra lugares civiles son honrados por los funcionarios de la Autoridad Palestina (AP). Sin embargo, es el compromiso de Israel con la paz el que es puesto en duda y de quien se buscan concesiones, como si los palestinos estuvieran haciendo un gran favor a Israel y a los Estados Unidos al entrar en unas negociaciones que son el único camino para su objetivo declarado de un estado independiente.

Kerry ha dicho que busca progresos en septiembre. Es más probable que los haya si se les dice a los funcionarios de la AP y la OLP de que deben hacer algo más que quejarse, criticar y condenar a Israel. Debería decirles que va a juzgar su propio compromiso con su conducta de este verano, y que LA "incitación" - la frase que se utiliza en los círculos diplomáticos para incluir los ataques antisemitas, las mentiras acerca del comportamiento de Israel y la glorificación de la violencia y el terror - deben cesar. Es lo menos que los palestinos pueden hacer, sin embargo, no parece dispuesto a hacerlo, y nadie parece dispuesto a insistir en ello.



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Léanlo: Sorpresa, sorpresa: Benjamin Netanyahu tenía razón - Ari Shavit - Haaretz



Si Israel fuera un país sano, habría estado preocupado esta semana con una sola cosa: The Economist. El semanario británico es la revista líder de noticias de calidad en Occidente, uno de los pocos medios de comunicación que dan voz al discurso estratégico y económico serio de la élite global. Por lo tanto, cuando The Economist declaró esta semana que es imposible detener el programa nuclear de Irán, el significado de esta declaración fue dramático.

A través de The Economist, la corriente principal de la comunidad internacional reconoció que su campaña contra la nuclearización de Irán ha fracasado. Y a través de esta revista, la escuela que favorece contener a un nuevo Irán nuclear salió del armario.

Mientras Israel estaba ocupado con espectáculos de luz en forma de reality shows políticos [N.P.: alusión al cumpleaños de Peres], The Economist informó esta semana que una muy difícil realidad estratégica está tomando forma alrededor de Israel. Lo que el mundo nos prometió que nunca sucedería está ocurriendo en este mismo momento. Lo que los más altos funcionarios del establishment de defensa de Israel prometieron que nunca sucedería, en realidad está sucediendo. Irán se está convirtiendo en una potencia nuclear, mientras que Israel (que está hundido en sus sueños de verano) se encuentra solo.

De 2009 a 2012, un intenso debate en torno a Irán en Israel. Por un lado estaban los optimistas: el presidente Shimon Peres, el entonces jefe del Mossad Meir Dagan, el entonces jede del Shin Bet Yuval Diskin, el entonces jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel Gabi Ashkenazi, el establishment de Defensa, los principales medias creadores de opinión y todos esos refrescantes espíritus que nos vendían la esperanza de lo mejor. En el otro lado, enfrente, se encontraba un mancillado y sombrío pesimista: el primer ministro Benjamin Netanyahu.

América está ahí, nos dijeron los optimistas. No, no lo está, nos dijo el pesimista. Hay una mano oculta que resolverá las cosas, nos dijeron los optimistas. No, no lo hay, dijo el pesimista. Hay tiempo, nos dijeron los optimistas. No, no lo hay, dijo el pesimista. El programa nuclear de Irán debe ser detenido durante el otoño de 2012, dijo el pesimista. No, nos dijeron los optimistas, el programa nuclear de Irán no es el problema, el problema es el el primer ministro.

Durante tres años y medio, los optimistas fueron un periodista a otro y de un americano a otro, diciendo que el pesimista era un peligroso proveedor de pesimismo que veía a un grano de arena como a una montaña y que no entendía que el mundo no dejaría que Irán fuera nuclear. Durante tres años y medio, los optimistas ataron las manos del pesimista sobre la base de la triple promesa de América, la mano oculta y el tiempo.

Pero de repente, esta semana, llega The Economist y nos dice que la promesa absoluta de los optimistas era una falsa promesa. Pero ya es demasiado tarde. Los caballos de uranio enriquecido ya han huido de los establos. Los optimistas internacionales y los optimistas israelíes estaban equivocados a lo grande.

Sorpresa, sorpresa: Benjamin Netanyahu tenía razón.

Es posible criticar su conducta. Es obligatorio criticar ciertos aspectos de su política. La opción militar israelí no debería haber sido la principal opción en la mesa. La generosidad hacia Ramallah debería haber formado parte de la batalla de Jerusalén contra Teherán. Pero Netanyahu entendió el desafío iraní mejor que otros, y leyó el mapa de la campaña contra Irán mejor que otros.

Mientras que los optimistas fueron engañados por sus ilusiones, el pesimista leyó correctamente la realidad. Mientras que el establishment de defensa y de los medias fueron presas de la debilidad y la apatía, el pesimista mantuvo las alarmas en funcionamiento. Sin embargo, debido a que ni el hundimiento de Occidente ni las fiestas de cumpleaños en Israel permitieron prestar atención a sus advertencias, el mundo ha entrado en una nueva y peligrosa realidad estratégica. ¿Gritar que viene el Lobo? ¿Un Lobo? Sí, un Lobo, un lobo estratégico con dientes nucleares está ahora a la puerta.

Tal vez todavía sea posible refutar la evaluación de la situación de The Economist. Tal vez un bloqueo diplomático y económico completo e inmediato de Irán podría aún conseguir que suspenda su programa nuclear con el fin de preservar su régimen. Pero cualquier persona que quiera refutar la profecía del desastre diplomático en vez del militar debe actuar de inmediato. Se nos acaba el tiempo. Realmente estamos fuera de tiempo.

Despertar a un minuto de la medianoche va a resultar difícil. Pero despertar un minuto después de la medianoche puede llegar a ser catastrófico.

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Laicismo profesional en Shabbat - Shlomo Cohen


- Psst, psst, (tengo) leche, requesón, huevos

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Más bien de la falta de alguno

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Esparta o Atenas Parte II – Benny Morris – Jewish Review of Books



Después del tratado de Sadat-Begin, la opinión pública israelí, que según Tyler hasta entonces había estado bajo la tutela de "militarismo" y el expansionismo de sus líderes y generales durante décadas, inmediatamente respaldaron la postura conciliadora del gobierno, y cerca de un 80% de los israelíes apoyaron devolver todo el Sinaí a Egipto a cambio de la paz. ¿Cómo entonces Tyler puede explicar esto? Era, escribe, "una fuerte afirmación de que el impulso marcial podría ser dominado por una estrategia basada en una acomodación con los árabes". Lo que pueda significar esto resulta una incógnita. Pero lo que hubiera escrito un comentarista más honesto y menos enrevesado a la hora de explicarse sería algo así: El público israelí, cuando se convenció de que existía un socio árabe sincero y genuinamente dispuesto a hacer la paz, superó sus dudas de seguridad y se precipitó a embarcar en la paz.

El problema básico del "Fortaleza Israel" de Tyler es que simplemente rechaza o desconoce el deseo panárabe de librar al Oriente Medio de un Estado judío y de sus periódicos esfuerzos para lograrlo. Según Tyler, solo Israel es el culpable de las guerras, de la ausencia de paz y de la desesperanza. Por lo tanto, fracasa por completo a la hora de hacer frente a la guerra de 1948, de la que todos reconocen que los primeros agresores fueron los árabes - primero los palestinos y después los estados árabes vecinos -, siendo así que Tyler ignora las verdaderas amenazas árabes contra Israel desde 1956 a 1967 y, de hecho, desde entonces. El esfuerzo realizado por Saddam Hussein para conseguir armamento nuclear en la década de 1980 y la destrucción del reactor nuclear de Osirak en las afueras de Bagdad por parte de Israel en 1981, es presentado simplemente "una nueva fase del militarismo [de Israel]".

De hecho, Tyler comienza el libro con una descripción de cómo, en el período 2011-2012, los agentes israelíes "asesinaron" a dos de los principales científicos nucleares iraníes en las calles de Teherán. "Lo sorprendente", escribe Tyler, "era que Irán podría no haber estado involucrado en absoluto en el desarrollo clandestino de armas nucleares". Más bien, según Tyler, el asesinato "altamente provocador" de esos científicos por Israel empujó a Irán a su búsqueda, o a reanudar la búsqueda de nuclear armamento. Toda esta argumentación va en contra de lo que casi todas las agencias de inteligencia del mundo creen, y que es que Irán pretende fabricar armas nucleares y ha estado tratando de hacerlo durante más de dos décadas. Hace unos años, la comunidad de inteligencia estadounidense sugirió que los iraníes podrían haber detenido su programa de armas nucleares en 2003, pero han llegado a la conclusión de que Irán sigue buscando armas nucleares. La inteligencia israelí nunca ha creído que existiera un "verdadera parada" en la búsqueda de las armas nucleares y sigue pensando que el brutal y teocrático gobierno de Irán está empeñado en la construcción de armas nucleares tan pronto como sea posible. La inteligencia israelí también cree en las declaraciones públicas de los dirigentes iraníes y piensa que el régimen iraní busca destruir Israel. Existe una división de opiniones entre los asesores de inteligencia israelíes acerca de si los iraníes, una vez que construyan un arsenal de estas armas, las utilizará contra Israel directa o indirectamente, para intimidarlo estratégicamente y así derrotar a Israel de una manera más sutil y escalonada. En cualquier caso, volviendo a Tyler y a su tesis, y según la prensa, son el estado mayor del IDF y los jefes de los servicios de seguridad los que actualmente están frenando a Netanyahu a la hora de lanzar un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán, lo que significa una vez más dar un vuelco por completo a la tesis del autor.

De camino, Tyler también sugiere otro argumento: que esos generales belicistas han controlado tradicionalmente a sus superiores civiles mucho más propensos a una búsqueda de la paz. Pero
aquí también, la historia sirve muy mal a sus argumentos. Durante la guerra de 1948, esa que generalmente trata de evitar Tyler, Ben-Gurion se impuso en varias ocasiones las decisiones del ejército. En mayo de 1948 obligó a los generales a lanzar repetidos ataques contra el Fuerte de la Policia de Latrun, en contra de su mejor juicio. Más tarde, en 1948 y nuevamente en marzo de 1949, el ejército (el Cuartel General del Frente Sur, al mando del general Yigal Allon) suplicó a Ben-Gurion que ordenara la conquista de Cisjordania. Ben-Gurion echó abajo rotundamente la propuesta de Allon, aunque el ejército israelí hubiera podido fácilmente conseguir su conquista, militarmente hablando.

A principios y mediados de los años 1950, algunos generales del IDF, incluyendo el entonces jefe de operaciones y, a partir de 1953, el jefe del Estado Mayor General Dayan, tanteo a los primeros ministros Ben-Gurion y Moshe Sharett (1953-1955) para que aprobaran lanzar una guerra contra Jordania para así conquistar Cisjordania, y ello con el fin de dar a Israel una frontera más segura y natural, o en su defecto lanzar guerras preventivas y conquistar zonas de Egipto, Siria y Líbano. Ben-Gurion de vez en cuando jugaba con estas ideas expansionistas, pero él y Sharett siempre las frenaron, controlando las propuestas anexionistas de Dayan. Sólo en 1956, tras adquirir Nasser grandes cantidades de armamento soviético avanzado y lanzar ataques masivos de fedayines contra el interior de Israel, Ben-Gurion se mostró de acuerdo en lanzar una guerra preventiva contra Egipto.

Una década más tarde, en el verano de 1967, con Nasser provocando la guerra, el Estado Mayor del IDF, empujó y presionó a su jefe civil, el primer ministro Levi Eshkol, para lanzar un ataque preventivo contra Egipto. Sin embargo, le tomó tres semanas mordiéndose las uñas para decidir finalmente que la diplomacia internacional había fracasado y seguiría fracasando. En otras palabras, del 15 de mayo al 4 de junio Eshkol mantuvo a raya a sus generales y a los perros de la guerra. Si la tesis de Tyler fuera cierto, Eshkol se habría arrugado mucho antes ante esa élite militar que "siempre gobernó el país".

A principios de 1970 la entonces primer ministro Golda Meir echó por tierra la paz o las iniciativas interinas de paz de Moshe Dayan, su ministro de Defensa, y del presidente egipcio Anwar Sadat, que bien podrían haber evitado la guerra de octubre. Dayan era apoyado por dos de los principales generales del ejército israelí, Ariel Sharon e Israel Tal, pero se oponía el jefe del Estado Mayor General Haim Bar-Lev. En 1981, cuando Begin propuso el ataque del IAF contra el reactor de Osirak, esta opción fue rechazada por el jefe de la inteligencia del ejército israelí, el jefe del Mossad, y el jefe de la oposición, el jefe del Partido Laborista Shimon Peres, quien durante años había encabezada sistema de defensa del país (aunque era un civil). Una década más tarde, en 1991, cuando Saddam Hussein lanzó 39 misiles Scud contra ciudades de Israel, fue el primer ministro de línea dura, Yitzhak Shamir, quien se enfrentó a la mayor parte del sistema de defensa y controló al IDF.

En otras palabras, la imagen que surge de la historia real es claramente una diferente, una que habla de la completa subordinación de los militares a las autoridades civiles israelíes. A veces, son los generales son los que fomentan la necesidad de pasar a la acción y de ahí quizás a la guerra, y son los civiles los que pisan con éxito los frenos, y otras veces son los civiles los que se muestran entusiasmados por pasar a la acción, y son los generales los que persuaden a sus jefes civiles a actuar con moderación. En todo momento, el primer ministro y el gabinete tienen la última palabra.

El propósito de Tyler al escribir este libro no era ofrecer a sus lectores una historia honesta, su objetivo era denigrar la imagen de Israel. Fortaleza Israel es sólo la última expresión de una serie de venenosas perversiones que han aparecido en los últimos años en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, todas ellas claramente diseñadas para subvertir la posición de Israel en el mundo. Deliberadamente o no, esos libros y artículos están allanando el camino para un futuro abandono del Estado judío.

Estos artículos y libros hacen que recuerde ese otra serie de libros y artículos que aparecieron en Europa Occidental desde 1936 a 1938, todos ellos repudiando la legitimidad de una Checoslovaquia recién creada y antes de ser sacrificada a los lobos nazis. En 1934, el semanario conservador Truth celebraba a Checoslovaquia como "la única experiencia exitosa de una democracia liberal emergida en la posguerra". A finales de 1936, The Observer definía a ese país como "una creación diplomática sin una base nacional suficiente tanto en lo referente a la geografía como a la raza". Para marzo de 1938. The New Statesman, en el pasado un gran amigo de la única democracia de la Europa central, escribía: "Debemos instar a los checos a ceder la parte de habla alemana de su territorio (Sudetes) a Hitler sin más demora y sin líos".

Por supuesto, tal como todos lo entendieron, esto significó dejar a Checoslovaquia indefensa. Hitler conquistó el país unos meses después, sin disparar un tiro. La pacificación del mundo árabe-islámico a expensas de Israel está en el aire y Tyler es uno de sus heraldos menos importantes.

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Thursday, June 27, 2013

Esparta o Atenas Parte I – Benny Morris – Jewish Review of Books



En 1988, me negué a cumplir una temporada de servicio en la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel y fue condenado a una pena de prisión de veintiún días. Fue a la altura de la Primera Intifada y mi unidad debía servir treinta y cinco días en la casbah, la antigua ciudad de Naplusa, en el corazón de Samaria.

Me negué a servir porque pensé que el gobierno de Israel en la ocupada Cisjordania y Franja de Gaza era opresivo y que Israel debía hacer la paz con los palestinos sobre la base de una solución de dos estados para dos pueblos. La primera Intifada, desde 1987 hasta 1991, fue un levantamiento popular, en gran parte consistente en huelgas, boicots, manifestaciones callejeras y disturbios, en los que los manifestantes casi siempre empleaban medios no letales. (Por el contrario, en la Segunda Intifada, de 2000 a 2004, los palestinos emplearon habitualmente como medio atentados suicidas altamente letales en autobuses y restaurantes, y su objetivo, en mi opinión, no era tanto la ocupación como el propio Israel).

El juez de mi juicio era el comandante adjunto de la división, un teniente coronel que estaba obviamente incómodo con la situación. Dijo algo así como "no todos nosotros dentro del ejército estamos contentos con lo que está pasando" y me convenció a ceder. Pero el domingo siguiente fui a la cárcel N º 4, en Sarafand, donde estuve unos 17 más bien agradables días (llegué allí dos días mas tarde, y me liberaron dos días antes por buena conducta). Un año o dos más tarde, me llamaron de nuevo para el servicio de reserva (no en los territorios), y algo más tarde se retiré con honores del ejército israelí a la edad de 44 años, de acuerdo con la costumbre de la época.

Me acordé de este episodio personal durante la lectura del libro de Patrick Tyler “Fortaleza Israel: La historia interna de la élite militar que dirige el país y por la cual no se puede hacer la paz”. Como el título lo deja ya bien claro, la acusación de Tyler contra Israel es la de ser una moderna "Esparta". ¿Cómo eran castigados los objetores de conciencia en Esparta? No sé si Leónidas mandaba a los objetores de conciencia ante las Puertas de Fuego, pero sí sé cómo fueron tratados en la Alemania guillermina, una clásica sociedad moderna "militarista". Y sé cómo les fue a los objetores en los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, cuando estos países estaban en guerra y tenían el servicio militar obligatorio y el deber de reserva. La norma en cada caso era o bien un par de años tras las rejas o algún tipo de exilio interno.

El libro de Tyler es un típico ejemplo de pseudo-historia chismosa y excesiva acerca de Israel, y que destaca sobre todo por lo que indica acerca de la posición de Israel entre las clases intelectualoides. Patrick Tyler es un ex corresponsal en jefe del New York Times y ex jefe de la oficina en Oriente Medio del El Washington Post, y su libro viene adornado con menciones propagandísticas del antigua editor ejecutivo del New York Times Howell Raines, del analista de seguridad nacional de la CNN Peter L. Bergen y de otros, alabando su labor académica como "meticulosa" y describiendo su libro como "el relato histórico y analítico definitivo" de la función de los militares en Israel. Por cierto, a pesar de sus corresponsalías, Tyler no sabe hebreo o árabe, y el único archivo que parece haber visitado es la Biblioteca Lyndon Baines Johnson en su estado natal de Texas.

Durante décadas, los sionistas y sus partidarios han calificado a Israel como la Atenas de los últimos días, y Tyler parece tomarse este asunto como algo personal, insistiendo en cambio en la descripción de Israel como "una Esparta moderna en una región de Estados débiles". De hecho, en un momento dado Tyler parece comparar absurdamente al Egipto de Nasser con Atenas:
Tucídides había escrito de la Guerra del Peloponeso: "Lo que hizo inevitable la guerra fue el crecimiento del poder ateniense y el temor que esto provocó en Esparta". Pero en este caso no hubo crecimiento del poder ateniense. La fuerza de Nasser fue disminuyendo... Fue el poder de Israel-Esparta quién había crecido. 
Volveré a comentar más adelante la perversa e inverosímil historia relatada por Tyler del período previo a la Guerra de los Seis Días. Pero ahora, vamos a preguntarnos: ¿Es Israel una Esparta? Bueno, vamos a ver. Es cierto que Israel tiene un poderoso ejército y dedica gran parte de su presupuesto anual (digamos 20-25%) en su defensa; cierto, también, que los generales y los jefes de seguridad, en el pasado y en el presente, tienen una voz importante en el diseño de la defensa y de la política exterior, y han tenido una representación importante en gabinetes sucesivos, aunque sólo tres primeros ministros de doce, Yitzhak Rabin, Ehud Barak y Ariel Sharon, fueran ex generales. Todos los demás, David Ben-Gurion, Moshe Sharett, Levi Eshkol, Golda Meir, Menachem Begin, Shimon Peres, Yitzhak Shamir, Binyamin Netanyahu y Ehud Olmert, eran civiles. Se podría argumentar que Begin y Shamir, como ex comandantes de organizaciones guerrilleras en el período pre-estatal, también tenían antecedentes de "seguridad". (Shamir también sirvió durante un tiempo en el Mossad).

Pero también hay que recalcar que Israel ha permanecido bajo estado de sitio desde el exterior, y bajo la amenaza terrorista en el interior, desde su creación. Así que resulta compresible que la seguridad, tanto personal como colectiva, sea una consideración primordial en las mentes de los israelíes. Esto no es sorprendente. Los ex generales estadounidenses a menudo han adquirido importancia política durante o después de las guerras: Washington en el siglo XVIII, Jackson y Grant en el XIX, Eisenhower, George C. Marshall y Colin Powell en el XX, por nombrar sólo a algunos.

En su prólogo, Tyler afirma que el "militarismo" es el espíritu dominante en la sociedad israelí:
Una vez en el sistema militar, los israelíes nunca salen completamente. Llevan la identidad militar de por vida... a través de las expectativas de toda una vida de lealtad y secreto. Muchos oficiales israelíes llevan sus espacios "Top Secret" después de la jubilación, informan a los superiores o a los oficiales de inteligencia oficiales de los hechos de más interés extraídos de su participación en los negocios, las finanzas y las interacciones con los extranjeros.
En la página siguiente escribe, "el fantasma de la situación de seguridad sigue siendo un aspecto dominante de la vida", y un poco más adelante: "El ejército es el país en gran medida”.

Todo esto es solo una tontería. Si Tyler hubiera estado escribiendo acerca del Israel de la década de 1940 y 1950, tal vez sus opiniones hubiera tenido cierta validez. Sólo tal vez. Pero el Israel de los últimos decenios, el Israel de hoy en día, es otra entidad por completo. Para la mayoría de los israelíes, los logros y los intereses individuales triunfan sobre la vieja ética colectivista sionista. En efecto, cada vez menos israelíes sirven realmente en el ejército o hacen su servicio de reserva (es por eso que los pocos que llevan la carga están constantemente quejándose). Es cierto que entre los estudiantes del undécimo y duodécimo todavía existe una gran competitividad para conseguir su inclusión, una vez llegados al servicio militar, en una de las unidades de élite del ejército israelí o en la formación de pilotos, pero esto tiene más que ver con el machismo y la competencia propia entre adolescente que de ideología militarista. De hecho, se pueden extraer buenos argumentos para representar al ejército israelí como uno de los menos “militaristas” del mundo. Desde su creación en 1948, el ejército israelí ha abjurado del saludo (la práctica sólo existe en los desfiles formales), y los hombres, después de completar la formación básica, por lo general se dirigen a sus suboficiales y oficiales por su nombre de pila. El código de vestimenta en los rangos del ejército va de informal a descuidado, y las infracciones de la disciplina (excepto en el cuerpo de blindados) tienden a ser castigadas a la ligera. Mientras que las mujeres son mantenidas fuera de las unidades de combate, las mujeres suboficiales y oficiales están jugando un papel importante en la formación de las tropas de combate (en unidades acorazadas y artillería, por ejemplo), y hay un número creciente de mujeres pilotos y navegantes que también vuelan en aviones de combate . Todo esto apunta a un ámbito militar más bien “liberal” que "militarista".

Al igual que los jugadores de póquer, en los libros también se utilizan faroles. En un momento de Fortaleza de Israel Tyler escribe que los paracaidistas israelíes usan boinas negras. Si hubiera entrevistado a algún israelí, incluso a un niño (incluso un niño árabe israelí), habría sabido que, como en Gran Bretaña y Francia, los paracaidistas usan boinas rojas.

Lamentablemente, Tyler no sabe nada acerca de los aspectos prácticos de Israel o de sus fuerzas armadas. Israel es, de hecho, un pequeño país, una democracia sobria, amenazada y asediada, y con un ejército fuerte y excepcionalmente igualitario que ha producido una secuencia extraordinaria de escritores, académicos y artistas, con unas instituciones académicas y artísticas de clase mundial. En resumen, Israel es más ateniense que espartana. Y es que los conocimientos de Tyler en historia de Israel resultan tan débiles como en sociología, aunque siempre está dispuesto a proporcionar opiniones y juicios, todos ellos de cariz antisionista.

Volvamos a las causas de la Guerra de los Seis Días. La historia que Tyles nos relata es claramente regresiva, algo sorprendente cuando la historia de esta conflagración es clara y generalmente aceptada, y muy bien documentada. La posibilidad de más revelante información producto de la apertura de los archivos militares israelíes y de las actas del gabinete israelí será posible dentro de cuatro años, cuando se cumplan los cincuenta años del acontecimiento, tal como es la regla en Israel, pero es poco probable que revelen muchas más cosas. Y con respecto a los archivos árabes, que sí podrían arrojar nueva luz desde una perspectiva diferente, permanecen cerrados, tal como ocurre con todas las épocas del conflicto árabe-israelí (las dictaduras no tienen los archivos del estado abiertos).

La diapositiva de esta guerra comenzó con el patrocinio de Siria de operaciones palestinas contra Israel a través de las fronteras libanesas y jordanas y con los esfuerzos de Siria por desviar la cabecera del río Jordán. Los líderes de Siria hablaban con frecuencia y públicamente de una "guerra de liberación" sobre toda Palestina. Israel advirtió a Siria que estaba jugando con fuego, y que incluso podría provocar un ataque israelí.

A principios de mayo de 1967, Damasco y Moscú, el principal apoyo internacional de Siria, informaron a la inteligencia de Egipto que Israel estaba concentrando tropas en la frontera con Siria. La implicación era que Israel estaba a punto de lanzar un ataque masivo y que Egipto, que tenía un pacto de defensa con Siria, tendría que acudir en ayuda de Siria. Moscú habló de entre once y cincuenta brigadas israelíes y del 17 de mayo como el Día D. Esta "inteligencia" no era cierta. La organización que supervisaba el armisticio de la ONU, el ONUVT, comprobó las zonas fronterizas y desestimó los informes. De hecho, Nasser envió a su jefe del Ejército, Mohamed Fawzi, a Damasco para averiguar lo que estaba sucediendo. En sus memorias, Fawzi escribió más tarde, "no encontré ninguna evidencia concreta que apoyara la información recibida. Al contrario, en las fotografías aéreas tomadas por el reconocimiento sirio el 12 y 13 de mayo no mostraban cambios en las habituales posiciones militares [israelíes]".

Pero esto Tyler no se lo cuenta a sus lectores. En cambio, astutamente, implica que “había algo” en los informes de Siria y Rusia: "La información soviética era sobre todo desinformación", relata inicialmente para matizar cuidadosamente a continuación, "pero estaba claro que el ejército israelí estaba sobre todo en un estado de alerta a lo largo de la frontera norte". Una vez más, la implicación es que un ataque se estaba preparando. No era cierto.

Tyler luego procede a justificar las acciones posteriores de Nasser, lo que provocó directamente la Guerra de los Seis Días:
Sin embargo, era imposible que Nasser ignorara los informes de inteligencia [soviética y de Siria]... Para Nasser, no importaba si los informes de inteligencia eran falsos... Lo que importaba era que Nasser estaba en un punto insostenible como líder principal del mundo árabe.
Así, el 13 de mayo, ordenó a sus divisiones blindadas que cruzaran el Canal de Suez en el Sinaí, que había sido desmilitarizada después de la guerra de 1956, y con ello amenazaba el sur de Israel. Nasser agravó esta decisión con otras dos medidas que, en ausencia de una intervención internacional, hicieron inevitable la guerra. El 16 de mayo, ordenó a las fuerzas de paz de la ONU en el Sinaí, que separaban físicamente a los egipcios e israelíes, que salieran de sus posiciones, y el 22 de mayo anunció el cierre de los Estrechos de Tirán a la navegación y a la aviación israelí, bloqueando el puerto de Eilat, que era el puerto de acceso de África y el sur de Asia, y su enlace aéreo con Sudáfrica Todo esto era una violación del derecho internacional. Al final del mes, Nasser firmó un pacto de defensa con su antiguo enemigo el rey Hussein, y batallones de soldados egipcios fueron llevados en avión a Jordania, mientras Irak se preparaba para enviar divisiones blindadas para reforzar las defensas de Hussein. Israel sintió un que nudo pan-árabe se apretaba alrededor de su cuello.
Tyler describe estos movimientos egipcios, cada uno de los cuales era un claro casus belli, pero luego culpa a Israel del brote de la guerra. Él escribe que el primer ministro Levi Eshkol intentó sin éxito "frenar a los generales y acabar con la oleada de entusiasmo por la guerra que se estaba volviendo cada vez más pronunciada en el cuerpo de oficiales". Mientras tanto, los estadounidenses no lograban armar una flotilla internacional que obligara a abrir los estrechos -Tyler describe esta idea como si todavía estuviera en juego cuando Israel atacó en la mañana del 5 de junio, aunque ya no lo estaba - o enviar a sus propias naves, por lo que Washington, al final, debió dar a Israel una "luz amarilla" (la frase es de William Quandt) para atacar.

Otra cuestión de la Guerra de los Seis Días que Tyler elude y distorsiona es la conquista israelí de la Ribera Occidental, un área que Jordania había gobernado desde su conquista en 1948. Temprano en la mañana del 5 de junio, Israel le comunicó al rey Hussein a través de la ONU y los EEUU que si Jordania retenía su fuego y no participaba en el conflicto, ningún daño le acontecería de parte de Israel. Sin embargo, los jordanos abrieron fuego de artillería contra Israel - Jerusalén Oeste y la llanura costera -. Israel contactó nuevamente con los jordanos, con la promesa de no abrir fuego si cesaba el suyo inmediatamente. Pero los jordanos siguieron disparando, y alrededor del mediodía, las tropas israelíes comenzaron a atacar la Ribera Occidental y Jerusalén Oriental. Al cabo de tres días, el territorio hasta el río Jordán estaba en manos israelíes.

Tyler omite cualquier mención de estas advertencias y apelaciones a Jordania del 5 de junio, y en su lugar escribe:
Después de que las baterías de artillería jordanas hubieran abierto fuego contra los barrios judíos en Jerusalén, Yigal Allon y Menachem Begin se unieron a la hora de proponer… que el bombardeo de Israel les daba el pretexto que necesitaban para liberar Jerusalén Este árabe, incluyendo la Ciudad Vieja y el Muro de las Lamentaciones.
Uno se pregunta si Tyler describiría la respuesta estadounidense a un ataque comparable (por ejemplo el bombardeo de Washington, DC y Nueva York) como un "pretexto”.

A raíz de la guerra, el 19 de junio, el gabinete israelí decidió en sesión secreta que Israel accedería a retirarse de toda la península del Sinaí a cambio de la paz con Egipto y la desmilitarización de la península, y de todos los Altos del Golán a cambio también de la paz con Siria y la desmilitarización de la zona (El gabinete no pudo ponerse de acuerdo sobre el destino de la Ribera Occidental, así que nada fue ofrecido a Jordania). Tyler, como es habitual cuando se trata de restar importancia al espíritu de paz de Israel, lo expone vagamente: "Eshkol, Meir y Dayan convencieron [a los ministros]... que deberían al menos ofrecer devolver parte de los territorios árabes si pudieran hacerlo en condiciones favorables". Lo que no es exactamente lo mismo.

Vale la pena agregar que hay historiadores que están convencidos de que esta decisión del gabinete nunca llegó a El Cairo y Damasco, aunque la verdad, a este respecto, sólo se conocerá con exactitud siempre y cuando se abran los archivos egipcios y sirios. Lo que es seguro es que en septiembre de 1967, en respuesta a la victoria israelí y tal vez a estas propuestas de paz, los gobiernos árabes resolvieron por unanimidad no volver a negociar con Israel, no reconocerlo y nunca hacer la paz. Eran los famosos "tres no" de Jartum.

Otra observación de Tyler sobre las secuelas de la guerra vale la pena citarla porque es descaradamente falsa: "Parecía que, con pocas excepciones, todo el mundo en Israel había abrazado un credo que se reflejaba en la visión de un Gran Israel, desde el Mediterráneo hasta el río Jordán. Solamente hubo diferencias sobre la forma de lograrlo". Es cierto que existió una euforia semi-mesiánica, sin embargo, después de 1967 Israel fue una sociedad profundamente dividida y se mantuvo así hasta el presente. Muchos se opusieron o se sentían incómodos con la retención de territorios con población palestina. Tyler se olvida de decir a sus lectores que Ben-Gurion, a quien tilda repetidamente de archi-expansionista y belicista, inmediatamente informó conminó a  Eshkol a retirarse de la totalidad de Cisjordania excepto Jerusalén Oriental, Ni tampoco menciona que el ministro del Partido Laborista Yigal Allon formuló rápidamente un plan que pedía la retirada de la mayor parte de Cisjordania a cambio de la paz con Jordania. El "Plan Allon" nunca fue adoptado oficialmente como la plataforma del Partido Laborista o del gobierno israelí, pero guió sus políticas durante una década. (Los asentamientos no se establecerían en aquellas áreas destinadas a ser transferidas a la soberanía árabe). En los años inmediatamente posteriores a 1967, los líderes de Israel, en reuniones secretas, propusieron en repetidas ocasiones el plan Allon al rey Hussein como base para un acuerdo de paz bilateral. Por supuesto, todo ello en vano.

Después de la Guerra de los Seis Días, el presidente de Egipto Nasser, lanzó una "guerra de desgaste" contra las fuerzas israelíes en la península del Sinaí, con la esperanza de desgastar y forzar a los israelíes a renunciar a permanecer en territorio egipcio. Esta “guerra de desgaste” consistió en ataques de artillería contra los fuertes israelíes construidos a lo largo de la orilla oriental del Canal de Suez (la denominada Línea Bar-Lev) y de incursiones de comandos contra los fuertes y los caminos en los que estaban asentados. Los egipcios disfrutaban de una abrumadora superioridad artillera, lo que causó graves bajas israelíes sobre una base casi diaria. (Fui herido por una esquirla en uno de los fuertes, cuyo nombre en código era Zahava Darom, en el extremo sur del lago Small Bitter). Para compensar esta ventaja egipcia, en el verano de 1969 los israelíes enviaron en la Fuerza Aérea de Israel (IAF) para atacar la artillería egipcia y su sistema de trincheras de primera línea en la orilla oeste del Canal. A finales de ese año, la artillería egipcia aún no había sido silenciada, así que en enero de 1970 los israelíes enviaron a la IAF y a comandos para atacar bases militares y emplazamientos de misiles antiaéreos en el interior de Egipto. Miles de soldados egipcios y constructores militares resultaron muertos y heridos durante una campaña aérea que duró medio año. En dos ocasiones, las bombas se desviaron o el blanco estaba equivocado, y una fábrica egipcia y una escuela primaria, que se hallaba dentro de un recinto militar, fueron destruidas, causando decenas de muertes de civiles. Tyler resume el ataque aéreo israelí de la siguiente manera: "La fuerza aérea… lanzó según se estima unas ocho mil toneladas de bombas contra objetivos militares y civiles durante estos meses… Aviones F-4 Phantom de fabricación estadounidense aterrorizaron las ciudades egipcias". En efecto, Tyler le dice a sus lectores que Israel asesinó indiscriminadamente a egipcios, atacando deliberadamente a los civiles. De hecho, durante estos meses, la vida siguió como de costumbre en las ciudades de Egipto ya que su gobierno y su ciudadanía sabían muy bien que no estaban en el punto de mira israelí.

La guerra de desgaste llegó a su fin después de que los soviéticos enviaran a miles de hombres de su propio personal para manejar las baterías de misiles antiaéreos y escuadrones de combate para contrarrestar a la IAF. En un incidente, los Phantom israelíes derribaron a cinco MIG-21 a manos de pilotos soviéticos. Llegados a este punto, ambas partes parecieron desistir. Los egipcios se mostraban completamente agotados y los israelíes temían un enfrentamiento abierto con los rusos. Tyler, como siempre, cuenta la historia mal y al revés, y así nos dice que los pilotos soviéticos "derribaron una docena de Phantom israelíes". Esto nunca sucedió.

Tyler insiste en las mismas falsas acusaciones de atrocidades al describir la Primera Guerra del Líbano de Israel, esta vez contra la OLP y los sirios en el Líbano en 1982, cuando habla de "bombardeo de saturación sobre la ciudad [de Beirut]". Por supuesto, nunca hubo ningún bombardeo de "saturación". Tyler habla de seiscientos civiles muertos en esos bombardeos, pero en Dresde, desde el 13 al 15 de febrero de 1945, los bombardeos aliados mataron a unas veinticinco mil civiles, y hay estimaciones que hablan de cerca de cien mil o incluso más víctimas civiles. Eso si fueron bombardeos de saturación. En 1982, la IAF apuntó cuidadosamente contra edificios y campamentos de la OLP en los alrededores de Beirut, y si bien cientos de civiles murieron colateralmente sin lugar a dudas, algunos de ellos libaneses en lugar de palestinos, este no fue un objetivo deliberado. Eso es lo que sucede durante las guerras en zonas edificadas com mucha población, incluso cuando la parte más poderosa es cuidadosa. La descripción de Tyler es agitprop, no historia.

El subtítulo del libro de Tyler lleva un mensaje muy claro: los sanguinarios generales espartanos israelíes “dominan” Israel y es por eso que no se ha logrado la paz con sus vecinos. La historia real de los distintos procesos de paz entre israelíes y árabes post-1967 desmiente este argumento. Los generales y ex generales del IDF cobraron en realidad mucha importancia en los procesos de paz, tanto los que tuvieron éxito como en los que fracasaron.

Israel hasta ahora ha firmado dos tratados de paz con los Estados árabes: uno con Egipto en 1979 y otro con Jordania en 1994, ambos de los cuales están todavía en vigor (aunque sea una incógnita cómo les irá en los próximos años, con unos islamistas ferozmente anti-israelíes y antisemitas en ascenso dentro de la política árabe). Las negociaciones con Egipto fueron encabezadas por Menachem Begin, un civil que había encabezado en época pre-estatal la organización de derechas Irgún Zvai Leumi (IZL). Pero los dos hombres que se esforzaron y lo persuadieron para hacer las concesiones necesarias, incluida la entrega a Egipto de la totalidad del Sinaí, fueron su ministro de Asuntos Exteriores Moshe Dayan y su ministro de Defensa Ezer Weizman, los cuales habían pasado la mayor parte de su vida en el Ejército . Dayan era un ex jefe del Estado Mayor, y Weizman fue un comandante de la Fuerza Aérea de Israel. El tratado de paz con Jordania, por el que Israel cedió varios cientos de kilómetros cuadrados de territorio en el sur, fue negociado y firmado por Yitzhak Rabin, también un ex jefe del Estado Mayor.

A finales de 1970, la opinión pública comienza a presionar para hacer la paz con Egipto, siendo encabezado por el movimiento Paz Ahora. Tyler dice, casi con razón, que su importancia "fue que surgió en gran medida de la institución militar". La mayoría de los firmantes originales de la carta que puso en marcha el movimiento eran, de hecho, oficiales de la reserva del IDF. Pero por supuesto, esto contradice la propia tesis de Tyler de que con el ejército israelí "no se puede hacer la paz". Él parece ser el único en no darse cuenta.

Continuara...

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La educación superior de los Haredim - Seth J. Frantzman - JPost



La semana pasada, el senado de la Universidad Hebrea celebró una reunión para examinar si apoyaba una colaboración con el Jerusalem Haredi College. La reunión fue convocada en el marco de una petición firmada por más de 300 profesores de la Universidad Hebrea contrarios a establecer cualquier relación con dicho College (en la actualidad no existe ninguna relación formal).

La controversia surge del hecho de que el Haredi  College tiene clases separadas por género. La cuestión permite subrayar la hipocresía existente en la sociedad israelí: la misma exigencia secular de una integración de la comunidad ultraortodoxa en la fuerza laboral, se corresponde con esta otra exigencia de que se suprima cualquier intento de educar a los haredim porque su cultura y costumbres no están en línea con los principales valores liberales.

El Jerusalem Haredi College fue fundado en 2001 por Rebetzn Adina Bar-Shalom, la hija del rabino Ovadia Yosef, y hoy cuenta con más de 1.200 estudiantes. Según la web de este College, “se trata de un campus de estudio ortodoxo, el primero de su clase que proporciona un marco general para unos altos estándares académicos y una dirección académica que vela por las necesidades propias de los estudiantes religiosos ortodoxos masculinos y femeninos, tanto financiera como personalmente".

La web establece la imagen de esta universidad de la siguiente manera: "La universidad haredi se esfuerza por seguir promoviendo el ideal de educación y de integración de los ultra-ortodoxos en el mercado laboral y en la sociedad, y ello mediante el desarrollo de un tipo de aprendizaje independiente, lo que permitirá desarrollar y diseñar una sociedad ultra-ortodoxa creativa y efectiva, integrada social y económicamente".

Mientras Israel lucha con la necesidad de integrar a los haredim en la fuerza laboral, este College parece ideal para proporcionar la educación necesaria. Actualmente ofrece licenciaturas en trabajo social, psicología, asesoría, tecnología médica, comunicaciones, musicoterapia y resolución de conflictos. Debido a que los ortodoxos son educados en un sistema escolar que separa a los hombres y a las mujeres, la noción de unos estudios separados en la universidad coincide con el estilo de vida al que están acostumbrados, ya que a muchos les resultaría incómodo estudiar en un aula mixta, aún tan extraño como esto pueda sonar para los laicos que han conocido durante toda su vida las aulas mixtas.

La indignación entre los profesores de la Universidad Hebrea es puesta en evidencia por el artículo de Yarden Skop en el Haaretz: "Cuando oigo hablar de segregación de género en un autobús o en la calle, me siento indignado como ciudadano. No quiero que este tipo de cosas se repitan en mi ámbito académico", decía uno de los profesores. Otros comentarios hablaban del "desastre" que la segregación de género significaría para la universidad y de la misma idea de que dicha segregación pudiera existir "dentro de los muros de la universidad".

La rectora adjunta Orna Kupferman argumentaba que "las normas de segregación y de exclusión femenina se expanden... y son contrarias a todos los principios de la universidad… Es sinónimo de que las mujeres son consideradas inferiores, y a eso se reduce finalmente todo". Kupferman también afirmó que "cualquier segregación era contraria a leyes que rigen la universidad, y que establecen que la educación debe estar abierta a todos, sin importar... el género".

Esto está en consonancia con la normativa del Consejo Israelí de Enseñanza Superior que prohibe que las instituciones utilicen la segregación de género. Sin embargo, no todos los  académicos están de acuerdo con la petición. Una respetada profesora feminista me dijo que pensaba que la indignación estaba fuera de lugar y que las mujeres haredi podrían beneficiarse del plan. Sin embargo, todas estas críticas extrañamente parecen ignorar el programa que propone el College haredi.

Según los informes, la Universidad Hebrea consideraba simplemente asociarse con el programa académico existente en dicho College, de modo que los estudiantes universitarios puedan recibir unos grados académicos con el visto bueno de la Universidad Hebrea. Las universidades de Haifa y Tel Aviv ya tienen este tipo de asociaciones. Los académicos de la Universidad Hebrea que se muestran indignados ante la existencia de la separación de género parecen suponer que ésta también se daría en la Universidad Hebrea, o "dentro de sus muros”, y ante ello parecen querer embarcarse en otra batalla contra la exclusión de las mujeres.

Pero dicha suposición ignora el hecho de que el plan nunca solicitó la separación de género en los campus de la Universidad Hebrea. Por otra parte, el supuesto de que la separación conlleve la "exclusión" de las mujeres, o bien que se derive de la noción de que son inferiores, se contradice con el hecho de que el Jerusalem Haredi College está dirigido por una mujer y tiene como objetivo facilitar la igualdad educativa para mujeres y hombres, favoreciendo el progreso de las mujeres en la sociedad y proporcionando a las mujeres religiosas las herramientas necesarias para competir por los puestos de trabajo y recibir un salario más elevado.

La educación es uno de los mayores determinantes del ingreso en la sociedad israelí, como lo revela un estudio del Taub Center que demuestra cómo aquellos con una licenciatura reciben un promedio de unos 14.000 NIS al mes a los 45 años, frente a los que sólo tienen un diploma de escuela secundaria y que ganan unos 8.000 NIS. Así, los beneficios a largo plazo para esas mujeres que hoy estudian en lugares como el Jerusalem Haredi College, se acumularán en dos décadas, con lo que contribuirá a su seguridad económica y a su integración.

Sin embargo, de manera inexplicable, al igual que esos políticos populistas como Yair Lapid que, a la vez que reducen los beneficios dedicados a las familias haredi, les conminan a su integración, la intelectualidad laica está librando una guerra santa en contra de cualquier intento de encontrar compromisos que permitan a los haredim tener éxito en dicha integración a la vez que tratan de respetar su propio estilo de vida.

El debate sobre los pros y los contras de una educación separada para las mujeres no es exclusivo de Israel. Rebecca Bigler, una profesor de psicología y de estudios de la mujer, y Lise Elliot, una profesora de neurociencia, argumentaron en un artículo del Washington Post del 2012 que "una rigurosa investigación educativa ha encontrado que, contrariamente a la creencia popular, la educación diferenciada no produce un mejor rendimiento o mejores resultados en comparación con la coeducación". En otro artículo del 2012, obra de Caryl Rivers y Rosalind Barnett, se señalaba que “el principal problema no es la educación separada, sino los estereotipos a una edad temprana". “Para desarmar esos estereotipos", escribían, "hay que concienciar activamente a las niñas en contra de ellos, a partir de una edad muy joven”. En primer o segundo grado, las niñas y los niños tienen la idea de que las matemáticas son "cosa de chicos". El psicólogo Anthony Greenwald encontró que combatir los estereotipos entre los pre-adolescentes era el factor más importante.

El fracaso a la hora de hacer frente a las necesidades educativas de las mujeres también es un hecho dentro de las universidades. Por ejemplo, en los EEUU sólo el 18% de los títulos en Informática fueron de mujeres el año pasado. Para hacer frente a este problema se han iniciado una serie de programas. Por ejemplo la Wake Tech. Community College, en Carolina del Norte, tiene un programa especial para mujeres en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), en el cual se ofrecen clases sólo para mujeres, participando en un programa especial dentro de la comunidad de aprendizaje.

La Universidad de Texas ofrece un campamento de verano de una semana de duración para niñas de secundaria que se interesan por la Informática y paga para que 20 mujeres asistan a la Grace Hopper Celebration de Informática de cada año. El Harvey Mudd College también tiene un programa especial diseñado para alentar a las mujeres a estudiar electrónica. La European Molecular Biology Organization  ha inaugurado sus primeros cursos sólo para mujeres este año. En general, los educadores se están dando cuenta de la necesidad de proporcionar oportunidades y cursos especialmente dirigidos a las mujeres, y cómo la discriminación real comienza a una edad temprana, no sólo en la universidad.

La separación de género también ha sido contemplada como una manera de ayudar a las mujeres conservadoras de otras culturas en su inmersión dentro del mercado laboral. Rashida Manjoo, la Relatora Especial de la ONU sobre la Violencia contra la Mujer, sostiene que al no proporcionar aulas segregadas por género para las niñas beduinas, el estado está bloqueando las oportunidades educativas de estas jóvenes, debido a que su conservadora sociedad musulmana evita la mezcla de los géneros.

Por lo tanto, y según Manjoo, "la política de imponer una modalidad de género mixta que no tiene en cuenta las restricciones culturales existentes, acaba discriminando a las niñas beduinas al privarlas efectivamente de su derecho a la educación".

En Israel esto se convierte en la idea de que cualquier forma de separación de género dentro de un aula discrimina necesariamente a las mujeres o implica su carácter inferior. De hecho, según la experta de la ONU, no separar a las mujeres a veces puede privarlas de su derecho a la educación. Esto parece una contradicción desconcertante, pero se debe solamente a que muchas personas en Occidente se han acostumbrado a la suposición de que "segregación" significa obligatoriamente "discriminación".

Las palabras importan, y si van acompañadas de un sentido ideológico muy elevado, aún más. El Jerusalén Haredi College dirigido por Adina Bar Shalom tiene la intención de ayudar a integrar a las mujeres haredi en el mercado laboral, y así elevar su nivel de vida. Quienes se oponen a estas instituciones en muchos casos infringen los derechos de estas mujeres y las privan de mayores oportunidades.

Los haredim no solamente deben estar integrados dentro del mercado laboral en los sectores con ingresos más bajos, deben integrarse en todos los sectores. De cualquier manera, la Universidad Hebrea arriesga a perder la oportunidad de capacitar a un segmento de la sociedad israelí que necesita profundamente una educación superior.

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Compensar por servir en el IDF no es discriminación - Seth J. Frantzman - JPost



Un nuevo proyecto de ley que aprobó el Comité Ministerial para la Legislación de la Knesset, y que permitiría un trato preferencial para aquellos que completen el servicio militar o civil obligatorio, está siendo criticado por discriminar supuestamente a los árabes y a los haredim (ultra-ortodoxos). La diputada del Meretz Zahava Gal-On señaló que los que cumplen con ese servicio "no tienen necesidad de una acción afirmativa", mientras que el Centro Mossawa para los ciudadanos árabes se quejaba de que el proyecto de ley era "racista y discriminatorio".

Este proyecto de ley está en el corazón de un malentendido fundamental con respecto a la discriminación en Israel, y el foco puesto en el “daño” que ocasionaría a la población árabe está siendo utilizado para desviar nuestra atención de los verdaderos intereses a la hora del desarrollo del mercado laboral, al no permitir que aquellos que se ven obligados a servir en el ejército o en el servicio civil no reciban por ello ningún beneficio.

El proyecto de ley permite una contratación preferencial en ciertos puestos laborales de la administración pública, otorga una preferencia en la adquisición de vivienda pública y posibilita una acción afirmativa en los programas de educación superior. Los ciudadanos árabes de Israel ya reciben dicha acción afirmativa en lo referente a la educación superior y al empleo dentro de la función pública, por lo que la idea de que van a ser objeto de discriminación a causa de este proyecto de ley es absurda.

Actualmente un árabe y un judío crecen y llevan una vida similar hasta los 18 años, cuando el ciudadano judío es reclutado obligatoriamente para el ejército. Luego, durante casi tres años, ese ciudadano judío sirve en el ejército mientras que el ciudadano árabe puede dedicarse a su formación profesional o universitaria. Cuando finalmente el ciudadano judío abandona el ejército, tiene varios años de retraso en términos de calificaciones. Cuando por fin puede dedicarse a su educación superior ya no compite con su vecino árabe, ya que éste casi ha terminado su carrera universitaria. Incluso aquellos árabes con los que podría competir para un puesto en la administración pública reciben una acción afirmativa, por lo tanto, solamente gracias a los beneficios de esta ley aquellos que han servido en el ejército o en el servicio civil podrían verse como iguales ante los ojos del empleador.

La única discriminación que provocaría este proyecto de ley tendría que ver únicamente con los ciudadanos judíos, ya que mientras unos no sirven en estos servicios obligatorios otros si lo hacen. En la actualidad, casi el 40% de las mujeres judías y el 25% de los hombres judíos no sirven en el ejército. Los haredim (ultra-ortodoxos) constituyen una minoría dentro de los judíos que quedan exentos de realizar estos servicios. Por lo tanto, si hablamos de los afectados por esta ley, hablaríamos principalmente de la competencia en lo relativo a la educación superior, la vivienda compartida y la administración pública entre ciudadanos judíos seculares o no haredim, es decir, entre aquellos que sí cumplen con el servicio militar o civil y el resto que no lo hace.

Esto nos revela la verdadera razón de la oposición a este proyecto de ley, y la razón de que la mayoría de quienes se oponen a este proyecto de ley pertenezcan a la izquierda judía, como por ejemplo los votantes del Meretz del norte de Tel Aviv, procedentes de los estratos socio-económicos más altos, y que parecen no desear una competencia laboral entre los sectores judíos más acomodados con esos otros menos favorecidos, siendo estos últimos los que más cumplen con los servicios obligatorios.

Los partidos de la izquierda israelí argumentan que los que sirven en el ejército “no tienen necesidad de una acción afirmativa”. Según el informe sobre el “Estado de la Nación” proporcionado por el Taub Center, el ingreso promedio de aquellos que tienen una educación universitaria es casi el doble de los que no la tienen. Y son los ciudadanos más cultos y acomodados los que parecen más hostiles a los beneficios derivados de cumplir con el servicio militar o civil, servicios que ejercen mayoritariamente los sectores judíos menos acomodados.

¿Se deberá a que no desean una igualdad de oportunidades o un “campo de juego más equilibrado”, donde un joven procedente de un ambiente humilde o de una ciudad de desarrollo como Kiryat Malachi tenga las mismas oportunidades de asistir a la universidad que otro joven procedente de un ambiente más acomodado, por ejemplo de Kfar Shmaryahu?

De hecho, ya las clases más humildes de Israel sufren enormes brechas en la educación y en la movilidad social, y los beneficios que el servicio militar podría proporcionar sería un método para facilitar su integración en la educación superior y la obtención de empleos públicos estables. Obligarles a cumplir con los servicios obligatorios y luego negarles los posibles beneficios derivados de ello, les dejaría inmersos en un ciclo de pobreza.

Tanto el ejército como el servicio civil representan una carga económica mucho mayor para los ámbitos más humildes que para los acomodados. Los beneficios que otorgaría cumplir con esos servicios constituyen ventajas de las que ya disfrutan las clases más acomodadas, en cambio, y para las clases menos acomodadas, ventajas como una matrícula gratuita representan la diferencia entre recibir una educación superior o no poder disfrutar de ella. En lugar de ser un crisol de culturas, cumplir con el ejército y no obtener unos justos beneficios por ello, provocaría que se dañaran las perspectivas económicas de las comunidades judías menos acomodadas, las cuales además tienen mayores tasas de alistamiento en el ejército que las comunidades más ricas.

Por ejemplo, el 91% de los hombre judíos etíopes sirven en el ejército. El porcentaje de jóvenes judíos de clase media es del 75%. Cuando uno revisa los datos de los soldados que ejercen en unidades de combate, por lo cual reciben beneficios adicionales, las cifras son aún más sorprendentes. Una de las comunidades más ricas de Israel, Kfar Shmaryahu, envió sólo 11 jóvenes a esas unidades de combate en 2012, menos del 5% de las personas elegibles para servir en ellas.

Bajo el sistema actual, los ciudadanos judíos procedentes de familias poco acomodadas, al ser reclutados por el ejército, reciben alrededor de 300 NIS al mes por su servicio, lo que equivale a alrededor de 0,50 NIS por hora. Los jóvenes de familias acomodadas tienden a servir en aquellas unidades del ejército que les permitan avanzar en sus carreras, como la Fuerza Aérea, la Inteligencia, la Radio del ejército o la unidad de alta tecnología 8200 del ejército, mientras que los jóvenes judíos procedentes de las zonas más empobrecidas son enviados a la Policía de Fronteras o a servir como secretarios. Los bajos salarios y esos diferentes destinos, favorecen un impacto económico negativo a largo plazo dentro del mismo servicio militar.

Y es precisamente tras dejar el ejército cuando los jóvenes soldados deben enfrentarse a la perspectiva de pasar las pruebas estandarizadas para entrar en la universidad. Pero mientras los jóvenes de los sectores más acomodados pueden permitirse el lujo de realizar cursos de preparación, los jóvenes de los sectores menos favorecidos - aquellos que han recibido un salario ridículo durante sus tres años de servicio - se enfrentan a la desagradable perspectiva de tratar de aprobar unos exámenes para los que no están preparados, y a continuación encontrar el dinero necesario para asistir a unas universidades que cuestan alrededor de 8.500 NIS por semestre.

También en este caso los beneficios previstos por la nueva ley podrían ayudar a reducir las diferencias ofreciendo a aquellos que sirvieron durante varios años una enseñanza gratuita y una vivienda en apartamentos públicos. La idea de que ayudar a estos ex soldados en la posible obtención de un puesto en la administración pública discriminaría de alguna manera a otros pretendientes, resulta ridícula. Como ya se señaló anteriormente, los árabes reciben una acción afirmativa propia dentro de la administración pública, mientras tanto los ex soldados deberían entrar en la administración pública con tres años de retraso y con un sueldo inicial de alrededor de 4.000 NIS por mes.

Para proporcionar un ejemplo, una mujer que conozco sirvió como oficial en el ejército y posee una maestría en la universidad más prestigiosa de Israel, sin embargo solo recibe 4.500 NIS mensuales por su trabajo en la administración pública, y eso después de llevar trabajando allí cinco años. Consideren la posibilidad de que el alquiler en Jerusalén puede alcanzar hasta los 3.000 NIS para un pequeño apartamento al que se llega tras un viaje en autobús de media hora desde el centro de la ciudad. Esto significa que una mujer que dio tres años de su vida al país, y que trabajó durante otros seis años para obtener un grado de maestría, ni siquiera puede permitirse un apartamento. Y es a esta mujer a quien los diputados del Meretz en la Knesset y otros diputados quieren negar esos beneficios. Negar esos beneficios significa negar a los niveles socioeconómicos más modestos del país la capacidad de vivir una vida digna con un apartamento, un coche y un salario decente.

Israel necesita una ley modelo como la estadounidense US GI Bill. Ese proyecto de ley ofrecía matrículas gratuitas para aquellos que sirvieron a su país. Durante los años que se aplicó se facilitó mucho la movilidad social. Por ejemplo, 7,8 millones de veteranos que regresaron de la Segunda Guerra Mundial fueron a la universidad en el marco de ese proyecto de ley. En Israel tenemos que integrar a los árabes en la administración pública y proporcionarles beneficios. Pero estos beneficios deben ir de la mano con esos otros programas que ayudan a las personas que sirven en el ejército, en especial a los de origen humilde. Deberíamos empezar por pagar a los soldados un salario razonable y asegurarnos de que los que sirvan allí reciban un trato preferencial en materia de vivienda y educación superior - no ponerlos por encima de los árabes que no sirven en el ejército, sino ponerlos por encima de ese 30% de judíos de Israel que no cumplen con el servicio obligatorio -.

Tenemos que equilibrar el campo de juego entre Kfar Shmaryahu y Kiryat Malachi. No puede ser que el 90% de los jóvenes de áreas empobrecidas sirvan en el ejército y luego no puedan conseguir un trabajo o ir a la universidad, mientras que sus compañeros más acomodados no sirven en el ejército y van a la universidad antes que ellos, recibiendo un gran impulso en lo referente a su poder adquisitivo.

Resulta sumamente irónico que sean los portavoces de la izquierda los que más se oponen a esta ley, y más cuando su propio éxito se debe en parte a los beneficios en riqueza y en educación que se les otorgó a través de la generación de sus padres. Tenemos que asegurarnos de que Israel no sólo es un país para los nacidos en un kibbutz o el norte de Tel Aviv, sino también un país para aquellos que nacieron en Shfar'am y Hadera o en cualquier otra zona desfavorecida.

Si el país discrimina a sus ciudadanos redactando solamente leyes para la mitad de ellos (en la actualidad, un 45% de los israelíes no sirven en el ejército), entonces también se puede discriminar a favor de los que sirven, ya sea por elección o por obligación.

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Wednesday, June 26, 2013

Encuestas: los árabes de Israel endurecen su postura (frente a Israel y la población judía), mientras los judíos la ablandan (respecto a los árabes) - Amir Mizroch - Israel Hayom



 A pesar de un endurecimiento significativo de las posturas hacia los judíos israelíes y las políticas del estado de Israel, la mayoría de los árabes israelíes dicen que prefieren vivir en Israel que en cualquier otro país, según informa el índice 2012 de las relaciones entre árabes y judíos en Israel, realizado por el Instituto de la Democracia de Israel (IDI). El índice muestra un trasfondo de alienación y radicalización de los árabes de Israel hacia el Estado judío, con un trasfondo concurrente pero opuesto de ablandamiento del sector judío israelí en sus actitudes hacia la minoría árabe israelí.

"Durante los 10 años que abarcan 2003 y 2012, el índice se caracteriza por la tendencia hacia un endurecimiento de las actitudes árabes hacia el carácter judío del Estado y de su mayoría judía, pero también por una estabilidad o inclusive una cierta moderación en las actitudes de los ciudadanos judíos hacia los ciudadanos árabes de Israel", señala el informe del IDI.

La encuesta muestra que mientras los judíos israelíes están abiertos a un cierto grado de cambios, los árabes se perciben a sí mismos como las víctimas absolutas y esperan que la población judía realice todas las concesiones, mientras ellos se niegan a tomar medidas para ganarse la confianza y la buena voluntad del Estado y de los ciudadanos judíos, o bien para motivar a los ciudadanos judíos a favorecer esos cambios.
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En una indicación de hasta qué punto las poblaciones árabe y judía de Israel se han separado, el índice muestra que el 58,6% de los árabes se muestran de acuerdo con la afirmación de que "está justificado que los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza inicien una Tercera Intifada si la política de estancamiento continúa". Además, el 58,2% de los encuestados estuvo de acuerdo con la afirmación de que "está justificado que los ciudadanos árabes de Israel comiencen una Intifada por su cuenta si su situación no mejora de manera significativa".

Cerca de un 55,9% de los árabes se muestran de acuerdo con que Israel sea un estado con una mayoría judía, el 60,6% con un estado cuya lengua sea el hebreo, el 53,2% con un estado con una cultura israelí-hebrea, y el 60,2% con un estado en el que el sábado sea el día del descanso. Por otra parte, el 54,7% de los árabes preferiría vivir en Israel antes que en cualquier otro país.

A pesar de esto, los árabes israelíes se sienten alejados de Israel y se ven amenazados, con un 55,5% que afirma que como ciudadanos israelíes se sienten alienados y rechazados (en comparación con 54,3% en 2003), un 62,4% que opina que no se puede confiar en la mayoría de los judíos (55,6% en 2003), un 77,8% que teme una violación grave de sus derechos básicos (71,1% en 2003), y un 68,0% que tiene miedo a una transferencia de la población árabe (55,4% en 2003).

La reconciliación con el carácter judío de Israel no significa preferencia, ya que los árabes prefieren un estado binacional a un Estado judío y democrático, ni implica una justificación del status quo, ya que el 69,6% de los encuestados árabes piensa que no se justifica que Israel mantenga una mayoría judía. Aun así, el 70,5% de los árabes dice que el gobierno actual trata a los árabes como ciudadanos de segunda clase o bien como ciudadanos hostiles que no merecen la igualdad.

Sin embargo, cuando se les preguntó si estarían dispuestos a realizar algún tipo de servicio obligatorio para el Estado, sólo el 34,4% estuvo de acuerdo con ello, un retroceso desde el 43% en 2009. Además, el 82,2% acusa a los judíos de la "Nakba" (la "catástrofe" de la fundación de Israel en 1948), un aumento del 65,3% en 2003. En general, el porcentaje de árabes israelíes que manifiestan posturas de compromiso y colaboración han ido disminuyendo gradualmente y se ha reducido a una minoría.

Según la encuesta, el 37,1% de los encuestados árabes quiere que sus hijos asistan a escuelas secundarias judías, el 42,4% está a favor de vivir en barrios judíos, y el 72,8% quiere que los partidos políticos árabes se unan a los gobiernos de coalición. A los ojos árabes, la integración aumentaría el acceso a los recursos al igual que una forma menos tradicional de vida, sin que ellos suponga tener que asimilarse a la población judía.

Cerca del 48,2% de los árabes respondió que votaría en un referéndum público donde se votara por una constitución que "definiera a Israel como un Estado judío y democrático que garantizara plenos derechos de ciudadanía a los árabes". Sin embargo, en 2006 el apoyo árabe a dicho referéndum alcanzó el 70,9%, y se ha reducido drásticamente desde entonces.

Y un 76,0% de los árabes mantiene que el liderazgo político árabe israelí debería ocuparse más de busca soluciones para los problemas cotidianos y menos a la disputa de Israel con los palestinos.

En cuanto a la perspectiva judía, un porcentaje significativo de los encuestados judíos también estaba dispuesto a aceptar como vecinos a ciudadanos árabes (45,7% en 2012, frente al 34,5% en 2003), a estudiantes árabes en las escuelas judías (54,8% en 2012, frente al 51,5% en 2003), y a los partidos políticos árabes en coaliciones de gobierno (52,8% en 2012, frente al 47,4% en 2003). La mayoría de los judíos prefiere que Israel se integre en Occidente en lugar del Oriente Medio (65,0% en 2012, 66,4% en 2003).

La mayoría de los judíos acepta el derecho de los árabes a vivir en Israel como una minoría, a pesar de los temores de los supuestos peligros involucrados. Cerca del 75,0% de los encuestados judíos está de acuerdo en que los árabes tienen derecho a vivir en el estado como una minoría con plenos derechos de ciudadanía (en comparación con el 72,6% en 2003). La mayoría reconoce los derechos colectivos de los árabes a separar la religión, la cultura y la educación. Asimismo, una mayoría del 58,3% estuvo de acuerdo en que el Estado debe otorgar a los árabes poder de autoadministración de sus instituciones religiosas, culturales y educativas (61,7% en 2003).

Los judíos que tienen miedo de los ciudadanos árabes y no confían en ellos han disminuido a lo largo de la década. En 2012, el 57,6% de los judíos reconocía evitar las zonas árabes de Israel por temor o rechazo (en comparación con 73,1% en 2003), el 51,5% señaló temer la alta tasa de natalidad árabe (70,1% en 2003), el 64,9% manifestó su temor a que los árabes pongan en peligro al estado a causa de su lucha por cambiar su carácter judío (71,8% en 2003), el 27,9% se mostró favorable a negar a los árabes el derecho a votar en las elecciones a la Knésset (35,9% en 2003), el 69,4% creía que un ciudadano árabe que se define a sí mismo como "un árabe palestino de Israel" no puede ser leal al Estado y a sus leyes (75,6% en 2003), el 64,5% elegiría el carácter judío del Estado en caso de contradicción con su carácter democrático (69,7% en 2003) y el 39,4 % declaraba apoyar la transferencia de algunas localidades árabes del Triángulo de Galilea a un futuro Estado palestino (en comparación con 45,3% en 2003). Sólo el 26,9% de los judíos de Israel estaba de acuerdo con que los controles de seguridad en los cruces fronterizos debían ser los mismos para árabes y judíos (33,2% en 2009).

El índice de las relaciones árabe-judías en Israel, sobre la base de una encuesta sobre la opinión pública árabe y otra encuesta sobre la opinión pública judía y las cuales se realizan todos los años en otoño, mide las actitudes de los ciudadanos árabes y judíos hacia los demás y hacia el Estado, y sirve como una herramienta para monitorizar las tendencias hacia el cambio en estas actitudes en los últimos años.

La encuesta árabe se basó en 700 entrevistas cara a cara con una muestra nacional representativa de los ciudadanos árabes de más de 18 años (incluidos drusos y beduinos, pero con exclusión de los palestinos en el Jerusalén Este y los drusos en el Golán, que por lo general no son ciudadanos de Israel).

La encuesta judía se basó en 700 entrevistas telefónicas sobre una muestra nacional representativa de judíos de más de 18 años (incluidos inmigrantes, ultra-ortodoxos, colonos y miembros de moshav y kibutz). El error de muestreo en cada encuesta es de más o menos un 3.7%. Los árabes fueron entrevistados por entrevistadores árabes en árabe y los judíos por entrevistadores judíos en hebreo y ruso, y a todos se les prometió una total confidencialidad. Las entrevistas se llevaron a cabo sobre la base de cuestionarios de opción fija que comprendían 190 cuestiones para los árabes y 150 artículos para los judíos.

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