Sunday, November 30, 2014

La revuelta de la izquierda israelí contra la Ley del Estado judío



El líder del partido Hogar Judío y ministro de Economía, Naftali Bennett, emitió este domingo una fuerte respuesta a la izquierda política, instándola a la calma tras las acaloradas manifestaciones contra el primer ministro Binyamin Netanyahu que organizaron en Jerusalén la noche del sábado.

"Recientemente he escuchado declaraciones de una incitación sin precedentes contra el público nacionalista", afirmó Bennett. "Nos han llamado 'racistas', 'fascistas', un 'cáncer' y 'Hitler' en una manifestación celebrada ayer".

"Llamaron al primer ministro un 'ególatra' ", continuó. "Otro orador pidió a los judíos de los Estados Unidos que retiraran su apoyo a Israel, diciendo que ya no es una democracia. Uno de los principales articulistas del Haaretz ha escrito que 'ha llegado el momento de empezar a jugar sucio'".

"Ustedes mismos parecen haber descarrilado por completo, y ningún ministro parece querer criticarles, no desde luego la ministra de Justicia [Tzipi Livni]", agregó.

"Pero yo le digo a la izquierda: mantengan la calma", continuó. "Paren de hacer llamamientos [contra nosotros] en las calles. La ley del Estado judío es parte del acuerdo de coalición y siempre estará allí, y hablamos de un Estado judío y democrático. No es nada nuevo que no haya estado aquí durante 67 años".

"Lo que desde luego no estaba aquí es esta peligrosa incitación por parte de la izquierda, que trata de cerrar la boca de movimientos democráticos", tronó. "Atrás han quedado los días en que se podía incitar contra la derecha y el silencio era la respuesta. No vamos a callar nunca más".

"No nos avergonzamos de ser de derechas, y no vamos a dejar de promover lo que creemos", declaró. "Al contrario, y les aseguramos que las reglas no cambiarán debido a la incitación contra nosotros en las calles",

Las palabras de Bennett siguen a una crisis en la coalición gubernamental centrada en la Ley del Estado judío y la oposición cada vez más notoria al actual gobierno de los partidos de la oposición.

Estos partidos han recurrido a fuertes declaraciones en los medios de comunicación, a proyectos de ley que proponen un cambio fundamental en los procesos electorales, y a chillar y gritar a los diputados de derecha durante las audiencias de la Knesset para canalizar su indignación con la propuesta de ley.

Después de semanas de tensiones en la Knesset, éstas están siendo extendidas a la esfera pública. Netanyahu también afirmó anteriormente que "se extraerán graves conclusiones en el caso de que los tumultos políticos provocados no se contengan".

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Por qué necesitamos la Ley del Estado judío - Yoram Hazony – Jerusalem Letters



Cuando rugen las guerras civiles en Siria e Irak, Libia y Yemen, y las tensiones entre judíos y árabes en Jerusalén alcanzan niveles no vistos en más de una década, el gobierno israelí ha aprobado una propuesta de "Ley del Estado judío” que confirmará la jerarquía constitucional de Israel como "el Estado-nación del pueblo judío". El primer ministro Benjamin Netanyahu ha dedicado una gran cantidad de tiempo y de atención a esta parte de la legislación, que para los extranjeros podría ser incongruente.

También algunos en la izquierda israelí, apoyados por personalidades importantes en los medios estadounidenses, han insistido en que la ley es una provocación innecesaria, si no es simplemente "racista". De hecho, sin embargo, la Ley del Estado judío es muy necesaria en estos momentos, no sólo para asegurar la viabilidad a largo plazo de Israel, sino también como presagio de una futura solución a la crisis más amplia de legitimidad que ha paralizado todo el sistema estatal en el Oriente Medio.

No obstante, para algunos Israel no necesitaría una Ley del Estado judío. Hasta hace poco, el estatus de Israel como el Estado del pueblo judío nunca había sido seriamente cuestionado. La idea de Israel como un "Estado judío" tiene una historia que comienza con Theodor Herzl, el padre del sionismo moderno, quien había dado este título a su obra de 1896 donde pedía la independencia nacional judía. En las propuestas presentadas posteriormente al gobierno británico, Herzl pidió la ayuda del imperio británico para el establecimiento de un territorio "que deberá ser judío en su carácter, y fundado en las leyes y regulaciones aprobadas para el bienestar del pueblo judío", con un nombre judío y una bandera judía.

Este concepto fue incorporado más adelante en las propuestas británicas y en la ONU para el establecimiento de un Estado judío en Palestina, las cuales culminaron en el plan de partición aprobado por la ONU en 1947. Entre los judíos, el apoyo a tal estado se convirtió virtualmente en universal durante el Holocausto, ya que quedó claro que ni los Estados Unidos ni Gran Bretaña actuarían para salvar a los judíos de Europa (de hecho, Gran Bretaña usó la fuerza para impedir que los judíos escaparan hacia Palestina durante la guerra). En 1948, la Declaración de Independencia de Israel, redactada bajo David Ben-Gurion, utilizó el término "Estado judío" en varias ocasiones. Mucha de la legislación israelí, incluyendo la Ley de Retorno que ofrecía la ciudadanía automática a los judíos de todo el mundo, se basaba en la visión de Herzl del propósito de Israel, la cual fue abrazada junto con el firme compromiso de defender los mismos derechos civiles para los ciudadanos no judíos.

La idea de un Estado-nación dedicado al bienestar de un pueblo en particular no es, por supuesto, una idea exclusiva de Israel. Los movimientos por la autodeterminación nacional se conocían en Europa por lo menos desde la independencia de Holanda en 1581, y habían llevado gradualmente a la independencia a otros pueblos anteriormente conquistados, de Grecia e Italia a Polonia e Irlanda. Dando una voz elocuente a este movimiento, John Stuart Mill en "Sobre el gobierno representativo" (1861), instó a la autodeterminación nacional como el principio organizador más prudente para el orden internacional, con el argumento de que sólo los estados con un alto grado de homogeneidad lingüística y cultural comparten los suficientes intereses comunes para convertirlos en democracias. Sin embargo, tal como escribió Mill, los estados multiétnicos se convertirían necesariamente en tiranías porque sólo la opresión puede mantener los intereses radicalmente contrapuestos de los diferentes pueblos que los conforman. Woodrow Wilson colocó este principio en el centro de sus propuestas para la reconstrucción después de la Primera Guerra Mundial. En esos momentos, la propuesta de Herzl de establecer un Estado judío encajaba perfectamente.

Pero la historia no ha sido amable con la idea de la autodeterminación nacional. A partir de la década de 1960, las élites occidentales se volvieron bruscamente contra el particularismo nacional de cualquier tipo (por lo menos en cuanto a las naciones del primer mundo se refiere), citando a la Alemania nazi como "prueba" de que hacer distinciones nacionales y religiosas es la raíz de casi todos los males políticos. En Europa, el resultado de todo ello ha sido el intento de desmantelar el sistema de estados nacionales independientes y sustituirlo por una Unión Europea. En los EEUU, en la actualidad, se experimenta una profunda aversión a realizar distinciones nacionales o religiosas para casi cualquier propósito o tema, desde la inmigración a la seguridad nacional.

Este nuevo desprecio por el principio de la autodeterminación nacional ha demostrado ser devastador para Israel. Tanto en los Estados Unidos como en Europa, el movimiento que desprestigia al sionismo calificándolo como una forma de racismo sigue ganando fuerza. En Israel también, ya que el "post-sionismo" se convirtió en el término de moda entre las élites en la década de 1990. En este contexto, el antiguo presidente de la Corte Suprema de Israel declaró que el carácter judío del país estaba "en tensión" con la democracia israelí, y procedió a embarcar a la Corte Suprema en una serie de decisiones encaminadas a erosionar gradualmente la situación legal de Israel como un Estado judío. Este proceso llegó a su clímax en la decisión Ka'adan 2000, que declaraba que ciertas políticas propuestas por el gobierno israelí y la Agencia Judía serían ilegales si no estaban en conformidad con el principio de igualdad..

Por supuesto, la igualdad ha sido siempre un valor crucial en Israel. Pero la desaparición de la autodeterminación nacional judía de la lista de objetivos legítimos de la política israelí según la Corte Suprema ponía en entredicho muchos de los objetivos básicos para los que se había fundado el estado. ¿Dentro de cuanto sería ilegal enviar a los servicios de seguridad de Israel a proteger a las comunidades judías en otros países? ¿Se mantendría una Ley del Retorno que ofreciera la ciudadanía automática a los judíos de otras tierras? ¿Se podría enseñar el judaísmo en las escuelas públicas? Estas y otras preocupaciones son las que están detrás de la actualidad propuesta de "Ley del Estado judío", cuyo objetivo es restablecer el statu quo anterior sobre cuestiones de la autodeterminación nacional judía.

Sin embargo, todavía hay razones más profundas para adoptar el modelo político propuesto por la Ley del Estado judío. El modelo político herzliano ha tenido un éxito espectacular. El Estado judío de Israel ha absorbido a millones de refugiados judíos indigentes de las tierras árabes y de la antigua Unión Soviética, ofreciéndoles libertad en vez de persecución, además de oportunidades económicas y escuelas públicas donde sus hijos puedan aprender el hebreo, la historia judía y la Biblia (algo solamente disponible en los EEUU para aquellos judíos que puedan pagarse la matrícula de una escuela privada). Lejos de crear un régimen xenófobo y racista, el Estado judío se ha convertido en una vibrante democracia liberal, el único país del Oriente Medio en el que los cristianos, drusos y otras minorías gozan de libertad de culto y no deben temer por sus vidas.

Este éxito no se ha logrado a pesar del carácter de Israel como Estado del pueblo judío, sino gracias a él. Para comprobar esto, sólo es necesario comparar la trayectoria de Israel y la de otros estados establecidos en la región en torno a la misma época, pero en base a un modelo "multinacional": Siria (independiente en 1946) fue montada por los franceses al forzar la convivencia en un mismo lugar de alauitas, drusos, kurdos, asirios, cristianos y árabes sunitas, ignorando deliberadamente las fronteras nacionales, culturales y religiosas, así como las exigencias de algunos líderes de estos pueblos de poseer sus propios estados independientes. Iraq (independiente 1932) fue una construcción británica similar, imponiendo en un solo estado a pueblos tan radicalmente dispares como los kurdos, los asirios, los árabes sunitas y los árabes chiítas, entre otros. La mayoría de los estados en el Oriente Medio - "pan-árabes" sólo de nombre - fueron construidos por las potencias occidentales bajo esta forma.

Los resultados han sido los que Mill predijo: Israel, construido alrededor de una mayoría judía cohesiva y abrumadora, fue capaz de establecer una estabilidad interna y desarrollarse rápidamente como una democracia que funciona plenamente. Igualmente hay que considerar cómo los demás estados de la región han sido capaces de mantener su integridad, a través de la brutalidad y del terror estatal. La destrucción de la ciudad sunita de Hama por el régimen alauita de Siria en 1982, y el gaseamiento de los kurdos en Halabja por el régimen suní de Irak en 1988, son sólo los ejemplos más conocidos de lo que ha sido un dilema crónica de estos regímenes: una mayor represión o el colapso.

Podemos esperar aún más antes de llegar a esta conclusión, siempre y cuando nos plazca, pero no habrá paz en Siria e Irak hasta que las fronteras se vuelvan a dibujar a lo largo de unas líneas étnicas y religiosas. Al final, los kurdos, los alauitas, los cristianos, los drusos, los árabes sunitas y los árabes chiítas deben tener cada uno su propio Estado-nación, cada uno dedicado al bienestar y los intereses de su pueblo. Y cada uno debe tener su propia "Ley del Retorno" que ofrezca un lugar de refugio y de ciudadanía automática a los miembros dispersos y perseguidos de su pueblo.

En cierto sentido, esta es una visión claramente israelí que surge de la experiencia de “sufrimiento y redención” que experimentaron los judíos en el siglo pasado. Pero también es una visión humana y universal, la única que puede ofrecer una verdadera esperanza para los pueblos devastados de nuestra región. La propuesta de Ley del Estado judío reafirma el compromiso de Israel con el principio político de autodeterminación nacional, el cual ha posibilitado que la existencia de una nación judía libre sea una auténtica realidad de nuestro tiempo. Y creemos que este concepto es un modelo y un faro para los pueblos perseguidos de todo el Oriente Medio, los cuales anhelan alcanzar para sus propios hijos lo que nuestros abuelos lograron para nosotros logrando que Israel pudiera existir.

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Alarmismo y pueblo judío - Avinoam Bar-Yosef - Times of Israel


La semana pasada, mi hijo de 11 años de edad, Ishay, se suponía que iba a participar en una actividad escolar en la que chicos de su edad que forman parte de la red educativa Escuela Democrática, conocerían y promoverían los valores democráticos. Divididos en grupos de diez, tenían que haber tomado el transporte público para visitar puntos de interés apropiados a lo largo de Tel Aviv y luego volver a reunirse para discutir sus impresiones. Una educación democrática es la razón de ser de esta corriente particular dentro del sistema escolar israelí.

El viernes pasado, mi esposa y yo, junto con algunos otros padres nos negamos a permitir que nuestros hijos participaran en una actividad planificada. No fue debido a los elementos democráticos, la principal razón para enviarles a una escuela de este tipo, sino a causa de la reciente ola de ataques terroristas en las estaciones de autobuses y en una sinagoga de Jerusalén.

He comenzado con esta breve historia para ilustrar el ambiente político en el que se propuso una legislación para fortalecer el carácter judío de Israel, y que ha adquirido una nueva dimensión. Leyes similares para consagrar la judeidad de Israel han estado en la nevera durante algún tiempo, pero los sangrientos acontecimientos de las últimas semanas han agudizado la retórica de la derecha israelí, creando una gran preocupación en la diáspora.

El año pasado, la profesora Ruth Gavison fue encargada por el Ministerio de Justicia para investigar estas iniciativas. Ella, a su vez, se acercó al Instituto Judío de Política Popular (JPPI) para explorar las perspectivas de los judíos del mundo sobre la identidad de Israel como Estado judío y democrático. Cuarenta comunidades diferentes, desde Sydney a París, Londres, Nueva York, San Francisco, Sao Paulo y Johannesburgo celebraron seminarios para discutir este tema tan importante.

La gran mayoría de los judíos de todo el mundo esperan que Israel mantenga su carácter judío y sus símbolos estatales. También quieren salvaguardar su carácter de país democrático y pluralista, con igualdad de derechos para todos los ciudadanos, independientemente de la religión, la corriente religiosa, raza o sexo. Un país en el que cada uno de ellos podría sentirse como en casa. Y la gran mayoría de los israelíes están de acuerdo con ellos.

Perturbar ese equilibrio en la visión israelí de crear una sociedad basada en los valores judíos, la democracia y los derechos civiles supondría generar una reacción en cadena que iría más allá de las fronteras de Israel. Puede manchar a Israel ante los ojos del mundo libre y distanciarlo de los judíos de la diáspora que se cuentan como partidarios de la empresa sionista.

Sin embargo, la diáspora judía no comparte los dilemas a los que se enfrentan los israelíes cuando envían a sus hijos a la escuela todos los días, por no mencionar cuando van al ejército. Los judíos de la diáspora viven en un barrio diferente, bajo diferentes presiones. Esto crea diferentes tipos de dinámica. No hay duda de que la legislación final tomará, si finalmente se adopta, un enfoque mucho más suave. El compromiso formulado por el primer ministro incluye una ampliación y fortalecimiento del vínculo entre Israel y la diáspora, lo que se traducirá en una mayor consideración por las actitudes y preocupaciones de los judíos de todo el mundo.

Para lograr esta meta Israel debe entender claramente que los judíos de la diáspora invierten en primer lugar en sus propias sociedades. Que el judaísmo es un componente central de su identidad, e Israel es una comunidad hermana con profundas raíces compartidas. En consecuencia, deben limitarse las expectativas que se tienen de ellos. Al mismo tiempo, las comunidades judías de todo el mundo deben apreciar mejor el precio que pagan los israelíes por salvaguardar el Estado central del pueblo judío y de la civilización judía. Ellos deben entender que los israelíes se sienten aislados y vulnerables en un entorno hostil.

La aprobación del gabinete de la legislación propuesta, con el lenguaje establecido por la derecha política de Israel, refleja un punto de inflexión en la dinámica política interna israelí provocada ​​por esta reciente ola de violencia. Los sentimientos populistas expresados por la derecha israelí buscan capitalizar el miedo que hace que los padres se muestren reacios a enviar a sus hijos a las excursiones escolares. Pero como mi hijo está aprendiendo, la democracia es un proceso con controles y equilibrios.

La disputa dentro del gabinete allana el camino para una negociación de los cambios necesarios en la propuesta de ley antes de su llegada a la Knesset.

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El Mito del Status Quo (Monte del Templo) - Yoel Meltzer - Ynet



Con las tensiones aún en alza en Jerusalén y en todo el resto de Israel, el último término de moda que está siendo rebotado por los medios de comunicación regionales e internacionales es "status quo". Más específicamente, se acusa a Israel por parte de los árabes y de sus partidarios de tratar de cambiar el status quo en el Monte del Templo, mientras que altos funcionarios del gobierno americano solicitan a Israel que alivie las restricciones a los fieles musulmanes en el Monte del Templo con el fin de preservar el status quo.

Del mismo modo, dentro de Israel varios diputados judíos critican a otros diputados judíos que insisten en visitar el Monte del Templo acusándoles de agravar una situación ya tensa con los árabes, mientras que el gran rabino sefardí de Israel ha ido más allá y ha acusado a los judíos que visitan el Monte del Templo de provocar el terror árabe y hacer que la sangre judía continúe fluyendo (una acusación similar a la de culpar a la violada de provocar a su violador).

Ante tal situación, ¿cómo puede alguien cuestionar la validez de la afirmación de que Israel está tratando de cambiar el status quo ya que, si todo el mundo insiste en ello, deberá ser verdad?

No obstante, y con el debido respeto a los proveedores habituales de desinformación, la verdad es que no hay un estatus existente claramente definido, también conocido como status quo, entre las poblaciones judías y árabes en Israel. De hecho, se puede argumentar que lo opuesto es la verdad y que el estado de cosas entre los dos grupos no es estático, sino que ha ido cambiando durante años. Yendo más allá, y en contra de la actual reclamación, este cambio continuo en las relaciones ha ido principalmente en perjuicio de los judíos, y no de los árabes.

Desde hace ya no pocos años, ciertos árabes en muchas partes del país se comportan de una manera cada vez más descarada en su falta de respeto a cualquier apariencia de soberanía israelí. Aunque ciertamente no se trata de la mayoría de la población árabe-israelí, en general hay una clara tendencia hacia una creciente radicalización y un crecimiento del sentimiento anti-Israel entre la población árabe de Israel.

Además, cuando uno observa el caos total que envuelve a la región desde el comienzo de la primavera árabe - ese levantamiento que tanto nos insistieron que iba a marcar el comienzo de una nueva era de paz y de democracia en la región -, la tendencia existente en Israel no debe representar una sorpresa.

Yo personalmente fui testigo de esto en una visita a un kibbutz en el normalmente tranquilo valle de Jezreel hace dos veranos. Allí nuestra barbacoa nocturna fue interrumpida por el sonido de unos disparos amenazantes que emanaban de la aldea árabe cercana. Cuando le pregunté a uno de los miembros del kibbutz si esto era algo nuevo, el joven, que durante más de dos horas estuvo al teléfono pidiendo a la policía y a los oficiales de seguridad regionales que fueran a comprobar lo que sucedido, me explicó que esta locura llevaba  ocurriendo desde hace más de tres años, y que a pesar del impacto directo periódico de alguna bala en alguna casa del kibbutz, nada se estaba haciendo ya que la policía se mostraba temerosa a la hora de entrar en el pueblo árabe.

A continuación, me explicó que, al igual que los miembros de un kibbutz cercano al día siguiente, además de los ocasionales ataques árabes, los robos árabes en la región estaban fuera de control y no se hacía nada para detenerlos.

Este es sólo un pequeño ejemplo, alejado del Monte del Templo, de lo que ha estado ocurriendo en Israel en los últimos años. Una vez más, esto no quiere decir que la mayoría de los árabes-israelíes se hayan radicalizado y se muestren más agresivamente hostiles a la soberanía israelí. Hay una mayoría de árabes en Israel que no son de esta manera. Sin embargo, al igual que sus hermanos árabes en otras partes del Oriente Medio, son en realidad prácticamente irrelevantes cuando se trata de detener los cambios atemorizantes que se están produciendo.

En relación con el Monte del Templo, la situación es horrible. Aunque todo el mundo, judíos y no judíos, deben tener un acceso libre al Kotel (Muro Occidental), los judíos han sido discriminados durante años en el Monte del Templo. Sin embargo, a pesar de que sus derechos son pisoteados por la autoridad islámica que básicamente controla el Monte del Templo, y esto a menudo con la aprobación tácita de las autoridades israelíes, a nadie parece importarle.

Incluso ahora, cuando se aplaude a Israel por eliminar las restricciones de edad para los fieles musulmanes en el Monte del Templo, las restricciones que se pusieron en marcha por la policía israelí a causa de la violencia árabe han tenido como objeto a los visitantes judíos, cuyo número a la hora de visitar el Monte del Templo se ha reducido drásticamente. A partir de ahora, no más de cinco judíos a la vez puede visitar el lugar más sagrado en el mundo de acuerdo al judaísmo. Y si eso no fuera suficiente, les esta prohibido por las autoridades islámicas del Monte del Templo, bajo amenaza de expulsión inmediata del lugar, recitar cualquier tipo de oración o incluso mover los labios en lo que aparenta ser una oración.

Así que el hecho de que más y más judíos quieran expresar su identidad judía visitando el Monte del Templo no tiene nada que ver con ningún status quo, ya sea real o imaginario. Más bien, como ha sido el caso desde que el proceso de Oslo empezó hace ahora veintiún años, los árabes están utilizando eficazmente  el arma de la violencia combinándola con las amenazas y las mentiras sin fundamento, para así obligar a Israel a realizar aún más concesiones. Esto a su vez crea un nuevo y actualizado "status quo", que inevitablemente cambiará después de la próxima ronda de agresiones árabes. Este patrón resulta ya muy familiar.

Sin embargo, y a pesar de la amplia evidencia que confirma estos cambios en curso en Israel, ya sea en el norte, en el sur o en Jerusalén, muchos judíos israelíes todavía prefieren mantener su cabeza en la arena en lugar de enfrentarse a esta desagradable realidad.

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La verdad acerca de la Ley sobre el Estado-nación judío - Seth J. Frantzaman - Algemeiner



En una entrevista de 2007, el ex presidente de la Knesset y de la Agencia Judía Avram Burg afirmó que "definir al Estado de Israel como Estado judío es la clave de su fin. Un Estado judío es algo explosivo, es dinamita". El "arrebato de Burg" es emblemático de una extraña controversia que se ha instalado en Israel en las últimas semanas y que amenaza con derrocar al actual gobierno, y todo ello por una ley que trata de consagrar lo que ya existe.

Estamos por lo tanto ante un proyecto de ley aprobado por el Consejo de Ministros, pero todavía no votado en la Knesset, y que se denomina Ley Fundamental: "Israel como el Estado-nación del pueblo judío".

El 24 de noviembre, el New York Times afirmó que Israel estaba "reduciendo su democracia" con este proyecto legislativo, y continuó denunciando esta ley como "un polémico proyecto que definiría oficialmente a Israel como el Estado-nación del pueblo judío". El NYTimes comparó esta ley con una propuesta que discriminara a los afroamericanos y afirmó que iba en contra de la "visión inclusiva del estado" existente en las democracias liberales.

La reacción en Israel y en el extranjero ha sido de apoplejía. Un artículo reclamaba que los israelíes ahora tendrían que elegir entre judaísmo y democracia. Los miembros del Instituto por la Democracia en Israel, Mordechai Kremnitzer y Amir Fuchs, afirmaron que representaba un "peligro para la empresa sionista". El Departamento de Estado estadounidense advirtió que "esperamos que Israel se adhiera a sus principios democráticos". El Haaretz reutilizó esta línea de argumentación diciendo que el proyecto de ley "debilita las instituciones democráticas". El derechista ex ministro de Defensa Moshe Arens afirmó en el Haaretz que se trataba de una ley "inútil y perjudicial", y el académico de la Universidad de Tel Aviv Aeyal Gross, argumentó que llevaría a "la desigualdad entre israelíes". Incluso Ruth Gavison, una profesora de derecho en general favorable a una visión más sionista del estado, sintió que la ley alteraría el "delicado equilibrio" entre el judaísmo y los derechos democráticos y humanos.

¿Qué demonios ocurre con los motivos de ésta ley? Originalmente, nació de la propuesta del dirigente del Likud Zeev Elkin, luego el proyecto de ley fue propuesto en 2011, y ahora ha sido aprobado por la Gabinete, y en una aguada y rebajada formulación podría ser presentado por el Primer Ministro para su votación final. La ley fue apoyada inicialmente por un amplio espectro del centro-derecha y la derecha política, incluidos los miembros de Kadima en 2011 y por el ex jefe del Shin Bet Avi Dichter.

Todo el mundo que discute este proyecto de ley parece admitir que no hace más que consagrar legistativamente lo que ya existe. Kremnitzer y Fuchs señalaron que las características judías de Israel fueron "reflejadas en la Declaración de Independencia, en la Ley del Retorno y en la legislación que se refiere a la bandera, el himno y los símbolos". Muchos árabes israelíes protestaron por esta ley al interpretarse que los consagraría como "ciudadanos de segunda clase", pero a la vez admitieron que sería simplemente la consagración legislativa de una "discriminación que creían de facto ya existente".

Esta ley es a menudo criticada desde un punto de vista americano como estando fuera de sintonía con los valores occidentales. La ex ministra de Educación israelí, Yuli Tamir, afirmó que era lo contrario a la Constitución de los Estados Unidos, mientras que Avital Burg en The Forward se burló del proyecto de ley al señalar que si se transplantara a los EEUU se leería  como si los "valores protestantes sirvieran de inspiración para los legisladores y los jueces americanos".

Pero lo que estas voces se pierden es que hay muchos estados en el mundo que consagran en una ley varios aspectos de su identidad nacional y religiosa. Michael Freund escribía en  The Jerusalem Post  que "en Gran Bretaña se requiere que la Reina (o el futuro rey) sea miembro de la Iglesia Anglicana" y en Dinamarca la Iglesia Luterana se garantiza el apoyo del Estado. La ley del Estado-nación de Israel, y el carácter actual de Israel como un Estado abrumadoramente judío con sus símbolos judíos, son similares a las existentes en la mayoría de los países, como por ejemplo Grecia, Bulgaria, Irlanda, Croacia, Irán, Japón o Malasia.

Israel puede estar fuera de sintonía con las concepciones americanas de la democracia liberal, pero no necesariamente con el resto del mundo.

Hay una caricatura en la web que muestra a David Ben-Gurion leyendo la Declaración de Independencia y alguien gritándole "fascista", una forma de burlarse de cómo la gente actualmente está despotricando del proyecto de ley del Estado-nación tachándolo de "fascista". La Declaración de Independencia de Israel, que los críticos de la actual propuesta de ley afirman que logra un "equilibrio" entre lo judío y lo democrático, en realidad usa la palabra "judío" en veinticuatro ocasiones y nunca utiliza la palabra democrático. Por no hablar de su mención del "derecho natural de los judíos a ser dueños de su propio destino", del "derecho del pueblo judío a un renacimiento nacional" y "del derecho del pueblo judío a reconstruir su Hogar Nacional". Además, esta Declaración tiene un párrafo dedicado a la "igualdad completa de todos sus habitantes", y dice que el Estado va a proveer a todos sus habitantes de libertad "según lo previsto por los profetas de Israel".

Los que critican el actual proyecto de ley del Estado-nación judío como si estuviera fuera de sintonía con la Declaración de Independencia, o de la visión original de Israel del sionismo, evidentemente no han leído esta Declaración de Independencia.

Si la ley es necesaria, es otra cuestión. Fue creada por el temor de que la creación de un Estado palestino pudiera dar lugar a una creciente demanda de derechos nacionales por parte de la minoría árabe de Israel y de una demanda de un "Estado de todos sus ciudadanos" por el que las ONG árabes han estado abogando recientemente. Así Palestina se convertiría en un Estado nacional palestino para los palestinos, mientras que con el tiempo se exigiría a Israel que rebajara sus aspectos nacionales judíos, un hecho que Benjamin Netanyahu articuló cuando exigió a la Autoridad Palestina que reconociera a Israel como un Estado judío.

Sin embargo, no hay nada en la presente ley que, o bien cambie los derechos y la situación de los ciudadanos árabes de Israel, o que esté fuera de sintonía con el paradigma sionista existente. El hecho es que algunos israelíes se sienten incómodos con que se declare en voz alta que Israel es un Estado-nación judío, ya que sienten que un Estado-nación es demasiado nacionalista como concepto y quieren que Israel sea más europeo en su conformación.

Y esa negación del Estado-nación judío que preconiza que Israel siga el camino de los Estados europeos que han desarraigado su estado nacional y han abrazado un multiculturalismo más al estilo americano, es un debate que los israelíes deberían tener honestamente, pero sin demagogias y sin disfrazar lo que representa la actual ley del Estado-nación judío.


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Gran artículo: ¿Y cuando hablarán de la Nabka judía? - Ben-Dror Yemeni - Ynet


Manifestación a favor de la Nabka y contramanifestación en la Universidad de Tel Aviv

"Si el Estado judío trata de convertirse en un hecho, y los pueblos árabes se dan cuenta de ello, entonces conducirán a los judíos que viven entre ellos al mar". Esta declaración fue realizada por Hassan al-Banna, el fundador de la Hermandad Musulmana, alrededor de un mes y medio después de la Declaración de Independencia, y con el Ejército egipcio invadiendo el territorio asignado al Estado judío.

El Mufti, Haj Amin al-Husseini, explicó en sus memorias: "Nuestra condición fundamental para cooperar con Alemania fue poder tener manos libres para erradicar hasta el último judío de Palestina y del mundo árabe".

Y la Liga Árabe, en esos momentos, también adoptó dos decisiones que se materializaron en un proyecto de ley para confiscar las cuentas bancarias de los judíos (viviendo en los países árabes) y despojarlos de sus pertenencias, un proyecto de ley que fue puesto posteriormente aplicada a las comunidades judías muy bien establecidos y ricas en lugares como Egipto, Libia, Siria e Irak. Como consecuencia de ellos, enteras comunidades judías fueron destruidas.

Durante décadas, los palestinos han alimentado el ethos de la Nakba. De hecho, la han convertido en la experiencia que define la identidad palestina. Israel, por su parte, optó por restar importancia a la persecución, expulsión y desposesión de los judíos de los estados árabes.

Solamente este año la Knesset ha decidido celebrar un día especial, el 30 de noviembre, para conmemorar la Nakba judía. La mayoría de los niños en edad escolar en Israel saben lo que se hizo a los judíos en Kishinev y también saben lo que hicieron algunos judíos en Deir Yassin. Pero la mayoría de los estudiantes israelíes no saben nada acerca de la Nakba judía. Ellos no saben nada acerca de una larga serie de pogromos y masacres perpetradas contra los judíos en la mayoría de los países árabes. Los pogromos de Kishinev en 1906 se cobraron la vida de 29 judíos. Solamente un año más tarde, en 1907, se produjo una serie de pogromos en Marruecos, 50 judíos fueron asesinados en la ciudad de Settat, y otros 30 fueron asesinados en Casablanca.

¿Cuántos estudiantes de secundaria saben algo acerca de estos hechos? ¿Y cuántos saben acerca del pogrom en Adén, en 1948, en el que 82 judíos fueron asesinados? ¿Y cuántos saben acerca de los cientos más que fueron asesinados durante ese período en Irak, Egipto, Siria y Libia sólo porque eran judíos?

Los "narrativas" han tomado el control de los campus universitarios y del sistema escolar. En su nombre, a los estudiantes israelíes se les cuenta "la versión de la historia de la otra parte". No es que uno deba menospreciar el dolor de los palestinos. Dios no lo quiera. La cuestión es que no hay nada único ni exclusivo en la historia palestina en particular. La gente huyó. También algunos fueron deportados a la fuerza. Pero, ¿dónde está la diferencia respecto a otras acciones similares en aquella época?

Y sin embargo, la Nakba judía se desvaneció en el aire, a pesar del hecho de que solamente por su número y circunstancias fue mucho más grave. Después de todo, los judíos de los estados árabes no declararon la guerra a los países árabes, tampoco tuvieron a un líder como el Mufti que estuviera planeando y tramando erradicar a todos los que no fueran árabes, hasta el último. Por el contrario, los judíos de los países árabes se comportaron como pacíficos ciudadanos dondequiera que estuvieran.

Vamos a poner las cosas en claro. La desintegración de los imperios, comenzando por el otomano, yendo hasta el austro-húngaro, y finalmente el británico, intensificó las demandas de autodeterminación de los distintos pueblos que los componían, para acabar no habiendo más estados multiétnicos bajo un dominio imperial, sino naciones con una identidad independiente en su lugar. Algunos lo llamarían un patrimonio imaginario, pero eso no es importante.

El resultado fue enormes oleadas de transferencia de poblaciones, a partir de 1912 y hasta los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de 52 millones de personas fueron sometidas a esa experiencia, incluyendo decenas de millones en el período posterior a la guerra. Millones de alemanes, húngaros, polacos, ucranianos, turcos, griegos, búlgaros, rumanos, indios, paquistaníes y muchos más se vieron obligados a abandonar sus lugares de nacimiento para dar paso a las entidades nacionales, antiguas y nuevas. Sería difícil encontrar un solo conflicto durante el período en cuestión que no terminara sin un intercambio de población.

Y lo mismo sucedió en el conflicto árabe-judío. Cuando la Comisión Peel apostó en 1937 por un intercambio de población, una de las razones que ofreció para apoyar su decisión fue el hecho de que los iraquíes habían llevado a cabo transferencias de población en contra de la minoría asiria, pese a sus previas garantías de salvaguardar sus derechos.

Los intercambios de población entre Grecia y Turquía también sirvieron de telón de fondo para la decisión de la comisión. En ese momento, se trataba de la posición defendida y mantenida por estadistas, académicos e intelectuales. Por otra parte, en 1930, la Corte Permanente de Justicia Internacional, la instancia judicial internacional más alta en aquel momento, aprobó el traslado de poblaciones por la fuerza cuando resolvió que el propósito de las transferencias masivas de población era "ayudar de la manera más eficaz al proceso de pacificación del Oriente Próximo".

Ese es el trasfondo. Los árabes de Palestina pagaron un precio por dos razones: en primer lugar, a causa de las acciones recalcitrantes e imprudentes de sus líderes; y en segundo lugar, como se ha mencionado, porque esa era la manera en que las cosas funcionaban durante ese período.

No hubiera sido posible sin una gran invasión árabe, acompañada por altisonantes y públicas declaraciones de destrucción de los judíos por parte de los líderes árabes, como el secretario general de la Liga Árabe en aquellos momentos, quien declaró: "Esta será una guerra de exterminio y de masacres, que hará que se olviden las masacres de los tártaros o las guerras de los cruzados".

La guerra contra el naciente Estado judío terminó con una contundente derrota de los árabes. Pero entre aquellos que pagaron el precio se encontraban los cientos de miles de judíos de los países árabes. Tomen nota, no todos fueron expulsados; pero los que no lo fueron también supieron que su tiempo había terminado. Ha habido intentos aquí y allá de evaluar el valor de la propiedad judía dejado atrás en los estados árabes.

Según las estimaciones ofrecidas por el economista Sidney Zabludoff, los bienes abandonados por los refugiados árabes ascienden a 3.900 millones de dolares, en comparación con los 6.000 millones de activos abandonados por los refugiados judíos. Hay otras evaluaciones también.

Lo que está claro es el hecho de que esas decenas de millones de personas de todo el mundo que fueran sometidas a la experiencia de los intercambios de población no recibieron un solo centavo, y ciertamente no recibieron el "derecho de retorno". Hace apenas unos años, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazó una reclamación de restitución de la propiedad presentada por refugiados griegos de Chipre.

Los judíos de Europa recibieron compensaciones porque su historia es diferente. Ellos fueron desposeídos por causas ajenas a ellos, y no en el marco de unos intercambios de población. No sólo eso, se cree que han recibido sólo el 20% del valor de los activos que poseían en aquellos momentos. Cuando sale a la luz la situación real, y no las "narrativas". el derecho de los judíos a una indemnización es mucho mayor que la de los árabes.

Una ceremonia para conmemorar la Nakba judía se llevará a cabo este domingo en la residencia del presidente, tras la reciente promulgación de una ley que designa el 30 de noviembre como un día para celebrar la salida y expulsión de los judíos de los estados árabes e Irán. Y la ceremonia, en esencia, es una expresión de nuestra necesidad de reconocer la situación general. Tenemos que saber y reconocer la existencia de esos enormes intercambios de población.

Tenemos que saber que esos enormes intercambios de población también incluyeron a cientos de miles de judíos de los países árabes expulsados ​​y desposeídos. Tenemos que saber que exagerar la Nakba palestina - bajo la forma de ese festival de cine de la Nakba en la Cinemateca de Tel Aviv - se ha convertido en realidad en un factor que frena la posibilidad de un acuerdo y de un entendimiento, y que el reconocimiento de esa situación común dejará claro para todos que no hay vuelta atrás en el reloj.

Millones de hindúes no volverán a sus antiguos hogares a Pakistán. Millones de alemanes no van a volver a esas zonas de la actual Polonia que una vez fueron Alemania. Millones de polacos y ucranianos no regresarán respectivamente a esa Ucrania anteriormente polaca o a esa Polonia previamente ucraniana. Millones de palestinos no van a volver a Israel, y millones de judíos no van a volver a los estados árabes.

Hoy en día, ignorar todo ese amplio panorama es perjudicial para la paz. La ceremonia en favor de los judíos árabes, esa que tendrá lugar el domingo en la residencia del Presidente de Israel, no va a cambiar las percepciones equivocadas de los palestinos, ni de esa izquierda israelí que ha adoptado la narrativa palestina.

Esto sólo puede lograrse a través de una inversión masiva en el sistema escolar, no para enseñar la narrativa sionista o palestina, sino para enseñar en su lugar la verdad. Tal vez lo hemos olvidado, pero eso es lo que se necesita.

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Saturday, November 29, 2014

Asesinatos, turismo e ISIS (Estado Islámico) - Seth J. Frantzman


A principios de octubre el grupo Campus Reform dio a conocer un vídeo de los estudiantes de Harvard a los que se les preguntaba: "¿Cuál es la mayor amenaza para la paz mundial, los EEUU o el Estado islámico?". Como era de esperar, los estudiantes dijeron que la civilización occidental y los intereses petroleros de Estados Unidos eran los auténticos problemas. Un comentarista en el programa en línea de The Young Turks señaló: "Hemos abierto la caja de Pandora de la que ha surgido el Estado Islámico, y son nuestras acciones quienes lo han creado".

En "A Secular Talk", Kyle Kulinski se burló de Campus Reform, señalando las disparidades entre la influencia de los Estados Unidos y "un grupo heterogéneo como el Estado Islámico... que nos dicen que creamos ... cuando des-ba'athificamos Irak, y esos sunitas se unieron al ISIS... pues si Saddam hubiera permanecido en el poder entonces el ISIS no habría llegado al poder, porque Saddam tenía mayor influencia entre los sunitas".

Luego, a mediados de noviembre, Ami Horowitz fue a la Universidad de Berkeley y se puso a agitar en el campus la bandera del Estado Islámico para ver cómo reaccionaban los estudiantes, mientras gritaba: "Estamos obligados a dañar a la gente por el imperialismo y las leyes de Estados Unidos", y se podía ver como un estudiante le daba la razón levantando un pulgar hacia arriba. Sin embargo, cuando Horowitz pasó a enarbolar una bandera israelí, debió enfrentarse a una letanía de insultos. Y Estados Unidos no es el único lugar donde la reivindicación del Estado Islámico se recoge con un encogimiento de hombros. En Dinamarca, varios cientos de hombres y mujeres marcharon a finales de octubre en una manifestación islamista enarbolando banderas del Hizb ut-Tahrir (favorables a un califato) y del Estado Islámico. Además se pronunció un discurso fascista donde su líder afirmaba que Occidente "se burlaba del profeta", y que cuando "nosotros respondemos negando el Holocausto se nos arroja a la cárcel". Su portavoz también habló con orgullo "en contra de la democracia y de la libertad de expresión. Debemos luchar por el Islam ... por un Estado islámico donde esté prohibido burlarse del profeta". Los activistas islámicos disfrutaron de protección policial y en su marcha posterior al discurso gritaron "Obama, Obama, nosotros amamos a Osama".

Es surrealista ver como cientos de personas marchan por la calle principal de una capital europea solicitando la "yihad" mientras sostienen carteles que representan sogas para sus "enemigos" o muestran una bota sobre la cabeza de un "occidental". Su chovinismo matón y sus símbolos y discursos sobre el odio a la democracia son claramente una reminiscencia de una época anterior al fascismo, pero como en los EEUU, esas manifestaciones no llaman la atención de las voces "liberales y progresistas" de la sociedad occidental. Nadie protesta por estas manifestaciones de odio, nadie las condena. Son algo normal y asumido. Y debido a la extraña forma en que el islamismo ha logrado pasar entre las élites biempensantes como un "imperialismo anti-occidental", estas muestras de desprecio y de odio por la democracia, y de apoyo a una violenta y sangrienta "yihad", no son vistas como manifestaciones similares a las de la derecha fascista y radical, sino que son mimadas por la izquierda.

Mientras estas manifestaciones han encontrado un terreno fértil en Europa y un encogimiento de hombros en los campus universitarios de los Estados Unidos, sus filas se están llenando con voluntarios occidentales. De hecho, debe entenderse que toda esta organización está siendo apuntalada por grupos yihadistas extranjeros y occidentales. En primer lugar, se reveló que "Jihad John", un rapero británico fracasado, se había unido al Estado Islámico y fue acusado de ejecutar a James Foley, Steven Sotloff y David Haines, y ahora dos ciudadanos franceses, Maxime Hauchard y Mickael Dos Santos, han sido acusados ​​de participar en el asesinato de 18 soldados sirios, así como del trabajador humanitario americano Peter Kassig.

Mientras estas manifestaciones han encontrado un terreno fértil en Europa y un encogimiento de hombros en los campus universitarios de los Estados Unidos, sus filas se están llenando con voluntarios occidentales. De hecho, debe entenderse que toda esta organización está siendo apuntalada por grupos yihadistas extranjeros y occidentales. En primer lugar, se reveló que "Yihad John", un fracasado rapero británico que se había unido al Estado Islámico, fue acusado de ejecutar a James Foley, Steven Sotloff y David Haines, y ahora dos ciudadanos franceses, Maxime Hauchard y Mickael Dos Santos, han sido acusados ​​de participar en el asesinato de 18 soldados sirios, así como del trabajador humanitario americano Peter Kassig.

Parte de esta complicidad de yihadistas nacidos y educados en Europa parece casi ridícula; con Dos Santos publicando por ejemplo en Twitter, "que no era él el que aparecía en el vídeo degollando a los soldado sirios". Siria se ha convertido en un imán para cualquier persona en el mundo que quiere derramar su ira , su esperanza y su odio en un lugar sin ley. Desde los "yihadistas obesos" de Australia que no fueron aceptados por no estar en condiciones de combatir, a las "yihadistas enamoradas", como esa adolescente conversa holandesa llamada Aicha que había viajado hasta Siria para casarse con su compatriota holandés Omar Yilmaz, un ex soldado holandés que había conocido por Twitter un par de semanas antes, y que cambió la boina de los paracaidistas por la barba. No obstante, hay una variedad de teorías sobre la fascinación y el laxismo que han despertado en Occidente.

En un reciente artículo en el Spectator, la autora británica Julie Burchill argumentaba que la atracción occidental por el Estado Islámico tenía relación con la "historia de amor secreta de la izquierda con la misoginia". James Delingpole fue a un programa de la BBC para hablar de la libertad de expresión y se encontró con un muro de la negación y de excusas sobre el Estado Islámico: "Un barbudo islamista con una sudadera con la palabra Sharia fue reverencialmente aplaudido mientras hablaba de cómo sus compañeros musulmanes británicos fueron a luchar a Siria porque todos ellos eran parte de la Umma", recordó. El imán afirmó que fueron a "defender" a sus "hermanos y hermanas".

Pero es más que la misoginia y la pasión por los "hermanos" lo que galvaniza este sentimiento. Para las legiones de europeos luchando por el Estado Islámico, muchos de ellos convertidos, algunos de ellos nacidos musulmanes y todos ellos convertidos a la ideología del ISIS, ir a Siria e Irak representa ir a un moderno Disneylandia del asesinato hedonista. A las élites intelectuales occidentales les gusta crear y creer en excusas complejas para la unión de esas personas, como si el ex jardinero de Flandes, el "rapero" frustrado de Brixton o la adolescente holandesa estuvieran "molestas por el imperialismo norteamericano" y aman cuidar a sus "hermanas y hermanos" en Siria. No, no lo hacen. La evidencia demuestra que muchos de estos extremistas estaban anteriormente involucrados en alguna otra devoción, ya sea el rap o ser un hooligan de fútbol o conducir coches rápidos o la venta de drogas. La oportunidad de matar a personas sin amenaza de procesamiento es demasiado buena para dejarla pasar, especialmente cuando se combina con la idea de llegar a tener esclavas sexuales. Es la última fantasía masculina, al menos si eres un psicópata.

Estos son asesinatos-turistas. Algunos occidentales realizan viajes de turismo sexual a Tailandia, algunos van de safari, pero para los yihadistas John o sus amigos se trata de un tour de asesinatos. ¿Y por qué no? Las perspectivas de un converso francés o danés al Islam de que caiga en el olvido, de no poder encontrar trabajo y de no recibir el "merecido respeto" no son muchas, pero en Siria sí pueden "conseguir ese respeto".  Él allí podrá canalizar toda su agresión, su ira, su odio y su amor en la "yihad", que convenientemente le ofrece la absolución por todos los crímenes que pueda cometer, pues de hecho los peores crímenes, piensa él, le acercan más a su Dios.

Estos son asesinatos-turistas. Algunos occidentales realizan viajes de turismo sexual a Tailandia, algunos van de safari, pero para los yihadistas John o sus amigos se trata de un tour de asesinatos. ¿Y por qué no? Las perspectivas de un converso francés o danés al Islam de que caiga en el olvido, de no poder encontrar trabajo y de no recibir el "merecido respeto" no son muchas, pero en Siria sí pueden "conseguir ese respeto".  Él allí podrá canalizar toda su agresión, su ira, su odio y su amor en la "yihad", que convenientemente le ofrece la absolución por todos los crímenes que pueda cometer, pues de hecho los peores crímenes, piensa él, le acercan más a su Dios.

¿Por qué las "yihadistas por amor" son juzgadas peor que las mujeres que, a los 15 años, quieren ser strippers o exhibicionistas, o se convierten en adictas a las drogas? ¿Por qué debería ser más "lógico" que ellas quieren bailar desnudas en un club nocturno de París que casarse con un yihadista que conocieron en Twitter? Ambas cosas pueden ser expresión de opciones extremistas y de odio a sí mismo. El turismo de asesinatos de estos conversos europeos y de otros que viajan hasta Siria es especialmente atractivo para el yihadista prospectivo. Él no tiene que pagar por sus crímenes. Él no tiene que asumir la responsabilidad de sus acciones. No hay repercusiones. Su universo amoral le permite justificar la intimidación, el abuso, la sociopatía y el sadomasoquismo, sin responder a nada de eso. Estamos ante una moral postmoderna y relativista que trata de plasmar una fantasía hobbesiana del poder.

El mayor David S. Pierson, un graduado del Comando y del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos (CGSC), y un ejecutivo de un batallón de inteligencia militar, escribió un brillante análisis de este fenómeno en 1999 para la CGSC. "Un asesino natural es una persona que tiene una predisposición a matar, disfruta del combate y siente pocos o ningún remordimiento por matar... estos hombres han existido a través de la historia... y constituyan menos del 4% de la fuerza [militar], sin embargo, algunos estudios muestran que son responsables de la mitad de las matanzas".

Pierson tiene en cuenta que estos psicópatas son a la vez unos "activos vitales y un lastre potencial". Su perfil señala que "carecen de emociones sociales, no son hijos primogénitos, se meten en peleas como adolescentes, disfrutan de los deportes de contacto, son de clase media o superior, son extrovertidos y tienen una inteligencia superior a la media y un sentido del humor cáustico". Un complemento perfecto para, por ejemplo, Mohammed Merah, el joven francés de 23 años de edad que asesinó a cuatro judíos y tres soldados franceses en Toulouse.

El extraordinario artículo de Pierson trataba acerca de cómo utilizar mejor a estos asesinos naturales, de quienes dijo que, inevitablemente, estarán presentes en todas las unidades del ejército. Pero el yihadismo en Siria simplemente les ha provisto de un parque infantil, y si bien solamente una fracción de los asesinos "naturales" europeos se dirigirá finalmente a Siria, se trata de una reserva muy elevada de potenciales conversos yihadistas. ¿Hacia dónde más irán? ¿Es una sorpresa que Omar Yilmaz fuera inicialmente un soldado del ejército holandés y luego se convirtiera en un yihadista? No. Cintas secretas de prisioneros de guerra alemanes de la Segunda Guerra Mundial publicadas en el 2012 mostraron que algunos se jactaban de su amor por matar, y es bien sabido que oficiales de las SS como el Oberführer Oskar Dirlewanger fueron catalogados ​​por sus propios hombres como sádicos y sociópatas. La única diferencia hoy es que los Dirlewangers que hay entre nosotros están siendo recibidos con un encogimiento de hombros y nuestra complacencia, como si tuvieran una razón legítima para querer asesinar en nombre de la religión.

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Las cadenas del pasado dañan permanentemente a la izquierda israelí - Seth J. Frantzman



Otro antiguo director de un servicio de inteligencia israelí se ha unido al coro de preocupados por el futuro de Israel, y ha enarbolado la nostalgia por los buenos viejos tiempos de "su" sionismo. El ex director general del Mossad, Shabtai Shavit, nació en el Mandato de Palestina en 1939 y pasó tres décadas en las sombras del Mossad desde 1964 hasta la década de 1990.

El canario ha emergido de la mina sionista para advertir acerca de cómo "por primera vez desde que comencé a formarme mis propias opiniones, estoy realmente preocupado por el futuro del proyecto sionista". Así expone él sus argumentos:
- El movimiento sionista religioso están haciendo estúpidamente todo lo posible para que lleguemos a la más horrible de las guerras, en las que todo el mundo musulmán se opondrá a nosotros. 
- El exilio es verdaderamente aterrador solamente para el sector secular del estado, cuya visión del mundo se sitúa entre el centro político y la izquierda. Ese es el sector sano, juicioso y liberal que sabe que para él, el exilio simboliza la destrucción del pueblo judío. El sector haredi vive en Israel sólo por razones de conveniencia. En términos de territorio, Israel y Brooklyn son iguales para ellos. 
- La visión original del sionismo: establecer un Estado judío y democrático para el pueblo judío en la Tierra de Israel, sin que unas fronteras fueran definidas en esa visión.
La frecuencia con la que estos viejos apparatchiks se dedican a tronar y el grado en el que son tomados en serio en Israel resulta asombroso. A mediados de noviembre el "legendaria héroe de la guerra de 1.973", Amnón Reshef, le dijo a una audiencia en el Israel Policy Forum en Nueva York que quería iniciar una nueva agenda política sobre la base de estos ex generales que podrían cambiar la cara a ese Israel al que se le habría "lavado el cerebro" durante más de 40 años con los asentamientos en Cisjordania y los Altos del Golán.

Él añadió que quería "recorrer el país con 40-50 generales" que venderían un nuevo plan para el público israelí. Como Shavit, él también defendía trabajar con los estados árabes amigos. Shavit argumentó Israel podía trabajar estrechamente con Arabia Saudita, mientras tanto Reshef dijo que Egipto sería un jugador clave, porque ellos "saben cómo hablar" a los palestinos. El artículo observaba que Mubarak había llamado a Arafat "perro".

El bloque fundamental de esta nueva coalición de centro-izquierda que desea regresar a un Israel pre-1967 gira en torno básicamente del complejo militar-industrial conformado por la antigua élite de la seguridad. Irónicamente, esta élite es la que muchos en la izquierda de Israel han adorado desde la creación del país. Los ex generales y ex directores de agencias de inteligencia son vistos como la respuesta "tecnocrática" al Israel de la "democracia menguante". Resulta irónico que tal vez sea corriendo a votar a unos antiguos generales para gobernar hoy al país, como algunos dentro de la izquierda israelí creen que ayudarán a Israel "democráticamente".

Pero sobre todo nos dice mucho de esa nostalgia que domina a la izquierda en Israel. El punto de referencia para muchos de estos veteranos caballeros, algunos de los cuales nacieron antes que el estado comenzara a existir, es siempre la década de 1950. Es un recordatorio de lo que pensaba el escritor israelí Israel Zamir, quien falleció el domingo 23 de noviembre. En el 2004 le había dicho al Yediot Ahronot... sin ninguna vergüenza: "Soy marxista-socialista. Yo adoré a Stalin... negué a la diáspora... yo era un hombre de la tierra". Este punto de vista no resultaba "polémico", de hecho era lo normal entre los intelectuales y literatos conectados a la izquierda en Israel. Casi se puede oír a Shavit decir también esas mismas palabras, "suelo" y "negar la diáspora", dos temas de los que hablaba. Es el primer ethos sionista de la tierra y la nación; el de los pioneros y los kibutzim, de que el fin justifica los medios.

¿Por qué es la sombra del pasado tan fuerte en Israel y el hambre por un regreso a la década de 1950 tan constante? En gran parte de Occidente el pasado es contemplado con desilusión, y sus abusos criticados. En Israel ha ocurrido un proceso opuesto. Cuando la derecha israelí llegó al poder en 1977, la izquierda se retiró a sus refugios. Al principio pensó que podría volver a reconquistar "su país", pero a medida que pasaba el tiempo, simplemente se congeló en el tiempo y perdió la esperanza.

Así sucede que los principales historiadores que glorifican a la vieja izquierda y al Israel de 1950, como Anita Shapira y Aviva Halamish, no tienen vergüenza en decir que Israel era "uno de los países más igualitarios del mundo en la década de 1950". Shapira escribe en su libro "Israel: Una historia", que "a finales de 1950 Israel era uno de los países no comunistas más igualitarios". La insinuación es que los países comunistas, como la Rusia de Stalin, eran "igualitarios". El periodista y escritor Ari Shavit afirma la misma cosa: "El estado recién nacido era una de las democracias más igualitarias del mundo. El Israel de la década de 1950 era una democracia social justa". Amnón Kapeliouk (un periodista de extrema izquierda luego defensor de Arafat) repitió ese punto de vista en Le Monde, "Israel pasó de ser uno de los países más igualitarios en los años 1950 y 1960 a una de los menos igualitarios desde la década de 1980".

La verdad es que los antiguas élites de Israel hablan sobre el estado igualitario de su juventud porque nunca crecieron y nunca quisieron convertir a Israel en un estado real. Para ellos Israel era como Pinocho, un estado juguete. Se vendieron una fantasía para si mismos y para sus padres. Es como a esos niños a quienes se les dice que "son los más inteligentes y los mejores". Se les dijo que "Israel es perfecto, el estado más igualitario del mundo, el mejor, a la altura de la perfección". Se convencieron de esta propaganda estalinista al igual que el primer ministro soviético Nikita Khruschev pensó que la Unión Soviética derrotaría a los EEUU de Richard Nixon en el suministro de electrodomésticos al ciudadano medio en el debate de la cocina de 1959.

Muchos países occidentales han tenido su momento de "camino a Damasco" donde hicieron autocrítica de sus propios abusos del pasado. Tanto si se trata del Reino Unido, enfrentándose con el “Domingo Sangriento” en Irlanda del Norte y los abusos de los británicos a la hora de sofocar el IRA, o los franceses admitiendo el uso de la tortura en la guerra de Argelia, o los EEUU reconociendo el internamiento de japoneses-estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Pero Israel nunca ha realizado esa catarsis debido al cambio en el poder acontecido en 1977 y la mentalidad de volver al refugio que se extendió entre gran parte de la izquierda. Con el fin de retratar a la derecha como "fascista" y "antidemocrática", un opción bastante común en el discurso sionista socialista desde la década de 1930, cuando David Ben-Gurion había llamado a Zeev Jabotinksy "Vladimir Hitler". En suma, la opinión de que solamente la derecha era el "problema" se volvió hegemónica.

Los fundadores del laborismo y socialismo sionista se mantuvieron en su estatus de cuasi dioses en Israel. Desde Arthur Ruppin a Ben-Gurion, a menudo han estado más allá de todo reproche. La fabricación de estos mitos ha alimentado una falsa narrativa de perfección de los años 1950. El hecho es que los abusos acontecidos durante la década de 1950 son bien conocidos: Centenares de pueblos árabes fueron arrasados, los árabes de Israel se vieron obligados a vivir bajo el toque de queda, los servicios secretos se infiltraron en sus aldeas, hubo persecuciones y torturas, se enviaron agentes encubiertos para descubrir a los "alborotadores". Periódicos como el comunista Ittihad se cerraron. Los beduinos fueron considerados problemáticos y expulsados de sus tierras por parte de patrullas del ejército o bien concentrados en unos territorios al modo de una especie de "reserva de beduinos". Un millón de dunums fueron confiscados a los pueblos árabes y otorgados a los kibutzim, la joya de la corona del sionismo socialista.

La lista de abusos es casi interminable, y no solamente estuvo dirigida contra los árabes. Los judíos de los países árabes fueron instalados a su llegada en fétidos campamentos cerrados con alambre de púas, en lugar de permitírseles moverse dónde quisieran o ir a los excluyentes kibutzim, y luego fueron enviados a las ciudades de "desarrollo" para servir como un "proletariado laboral" para las élites conformadas por los laboristas sionistas. Además, fueron tachados de "parásitos", "no judíos" y "escoria" en la prensa, refiriéndose a ellos de forma rutinaria como "negros", "schwarzes", “chachakim" y "kushim” por conocidos miembros de las élites socialistas y académicos asquenazíes. Una segregación y discriminación racial y étnica se practicaba de manera habitual en ese Israel socialista. Esa sociedad "igualitaria" creó distintos sistemas escolares para árabes y judíos, una práctica que tenía similitudes con horrores aún peores practicados en los EEUU y Sudáfrica durante ese período.

En lugar de contemplar todo esto como una terrible mancha en la "democracia igualitaria" israelí de aquel período, esa es la época a la que muchos dentro de la izquierda parecen querer volver, y es que realmente aún creen que esa época representaba el ideal. Ellos piensan que las fuerzas "antidemocráticas" únicamente radican en la derecha, sin darse cuenta de que casi todo lo que es problemático en la democracia israelí se debe al legado de la década de 1950. Ya se trate de demoliciones de casas, o de asignaciones discriminatorias de las tierras del Estado, la cuestión de beduinos, la discriminación en la financiación de la educación árabe, los comités de aceptación, el militarismo, el nacionalismo, la priorización de los judíos a los árabes o el papel de la religión en el estado; todo se puso en marcha en la década de 1950. ¿Hay algo que haya empeorado? Tal vez los hooligans en la década de 1950 no gritaban "muerte a los árabes" en el fútbol. Tal vez eso se deba a que no había equipos árabes a los que gritar a causa de la ley marcial y el toque de queda. Es como pretender que los estadounidenses aficionados al deporte no eran racistas antes de que llegara Jackie Robinson. Claro que tampoco había “tag price" en la década de 1950, pero eso se debía a que el Estado lo hacía en su lugar, como incursiones en Cisjordania para "castigar" a los pueblos árabes por las incursiones terroristas.

El liderazgo de la izquierda de Israel, si se quiere promover la democracia y la igualdad, debe desencantarse de su propio del mito de la década de 1950. Tiene que volver a orientarse y tener como punto de referencia el futuro, no el pasado. Comenzar por admitir que no había nada de igualitario en el Israel de 1950 y dejar de confiar en ex "generales y espías" para fijar sus políticas.

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Friday, November 28, 2014

La historia de dos ilusos pacifistas y de dos realistas - Emmanuel Navon - i24news



El parlamento español declaró recientemente que debería haber una Palestina independiente, pero no una Cataluña independiente. El parlamento francés también está a punto de preconizar una Palestina independiente, aunque sea muy poco probable pedir al gobierno francés que deje que los habitantes de Nueva Caledonia voten sobre su independencia. Posteriormente, y en línea con estos países, vendrá el Parlamento Europeo en Estrasburgo; pero también es muy poco probable que pida a Turquía que ponga fin a su ocupación de 40 años de Chipre, un miembro de la UE. Con los estados árabes fallidos haciendo implosión y cayendo uno tras otro bajo las garras de Irán (Yemen es el último hasta la fecha), el impulso europeo para crear otro estado árabe más perturba la mente. Sin embargo, hay una explicación parcial de este reciente impulso de los parlamentos europeos a "reconocer" un estado inexistente de Palestina: los parlamentarios europeos están siendo animados a ello por israelíes.

Entre ellos destaca Michael Ben-Yair, quien trabajó como fiscal general de Israel entre 1993 y 1997. En abril de 2013, Ben-Yair escribió en su página de Facebook que los asentamientos israelíes en Cisjordania son "los actos más perversos y necios desde la Segunda Guerra Mundial". Cuando se le preguntó si pensaba que los asentamientos israelíes eran peores que los genocidios de Camboya y Darfur, o de los gulags de Stalin, Ben-Yair respondió positivamente. Típicamente, Ben-Yair intenta crear una dicotomía entre un Israel moral pre-1967 y un Israel inmoral posterior a 1967. Él borra completamente de su narrativa lo que los árabes llaman la Nakba, es decir, las expulsiones y destrucciones de 1948. Para los árabes, la cicatriz histórica está en 1948, no en 1967. Es por ello por lo qué insisten en lo que llaman el "derecho de retorno" y es por eso que todos los intentos y propuestas para resolver el conflicto que se han centrado en lo sucedido en 1967 (el control israelí de los territorios autónomos palestinos), y no en 1948 (la creación de Israel), han fracasado.

Ben-Yair y sus acólitos israelíes que presionan a los europeos para que reconozcan "Palestina" se niegan a enfrentarse a ese hecho. Esta es la razón de que hayan fracasado sus intentos de resolver el conflicto y es por eso que, en consecuencia, ninguna mayoría política ha surgido en Israel desde mediados de la década de 1990 para poner en práctica sus políticas. En lugar de volver a evaluar sus políticas fracasadas, los "negacionistas de 1948" (como yo les llamo) tratan de imponer a Israel, a través de la presión extranjera, una política que los votantes israelíes ya no están dispuestos a comprar. De ahí la creación de "J-Street" en Estados Unidos, y de ahí la activa presión de los partidos políticos y los medios de comunicación europeos para tratar de ayudar a estas frustradas viejas glorias israelíes. Entre las apariciones más recientes y notables en los medias europeos de estos grupos de presión israelíes en Europa está una entrevista el 18 de noviembre a Yael Lerer (una "autora israelí", tal como se describe a sí misma), en el canal árabe de Francia 24 (en el programa de la noche "Al-Niqash"). Allí, ella culpó a Benjamin Netanyahu por el asesinato de los fieles judíos en Jerusalén ese mismo día, y dijo que una nueva intifada sería "una buena cosa".

Por el contrario, hay israelíes que apoyaban los acuerdos de Oslo y que siguen favoreciendo una solución de dos estados, pero que también se han dado cuenta, y reconocen, que ninguna paz será posible siempre y cuando los palestinos insistan en el llamado "derecho de retorno" y continúen difamando y demonizando a Israel. Entre ellos destaca el veterano periodista Ben-Dror Yemini, cuyo libro "La Industria de la Mentira", fue publicado recientemente en hebreo y será publicado en inglés muy pronto. Yemini expone meticulosamente la campaña de difamación  dirigida contra Israel en los campus, entre las ONG y en la ONU, y muestra cómo el Estado de Israel se ha convertido en "el judío de las naciones", es decir, el chivo expiatorio de los males del mundo. Yemini apoya la paz y una solución de dos estados, pero ninguna paz será posible, argumenta, junto a esa industria de la mentira.

Así como el libro de Yemini se publicó en septiembre de 2014, George Deek, el subjefe de misión en la embajada de Israel en Noruega, pronunció un apasionado discurso. Deek, un árabe cristiano y un alto diplomático israelí, contó la historia de su familia. Explicó que su abuelo dejó Jaffa en 1948, pero decidió volver y construir una nueva vida en Israel. "Los palestinos", dijo, "se han convertido en esclavos del pasado". Pidió al mundo árabe que pusiera fin al vergonzoso trato que daban a los refugiados palestinos, que abandonara la fantasía del llamado derecho de retorno, y que se empezara a pensar en la construcción de un futuro mejor, al igual que los judíos hicieron después del Holocausto. "Ha llegado el momento de poner fin a la cultura de odio y de la incitación", concluyó Deek.

Gente como Michael Ben-Yair y Yael Lerer dicen que quieren la paz, pero la verdad es que perpetúan el conflicto tomando parte activa en la cultura de demonización, la falsificación y la victimización. Ben-Dror Yemini y George Deek, por el contrario, transmiten un mensaje de cordura, coraje y esperanza. Esto trasciende la división derecha-izquierda: ninguna verdadera paz puede emerger de la producción de la mentira, de la perpetuación de la victimización y del rechazo de la autocrítica.

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Thursday, November 27, 2014

El canal secreto de las negociaciones entre israelíes y palestinos - Raphael Ahren - Times of Israel



Los israelíes y los palestinos que participaron en unas negociaciones secretas en un canal oculto hicieron grandes avances en los principales problemas durante las conversaciones de paz del año pasado, pero los esfuerzos se vinieron abajo después de que quedó claro que el negociador palestino no tuvo el respaldo del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, según un informe publicado este miércoles.

De acuerdo con la revista The New Republic, el estrecho colaborador del primer ministro Benjamin Netanyahu, Yitzhak Molcho, se reunió con un confidente anónimo palestino de Abbas durante las conversaciones de paz moderadas por los americanos durante  2013-2014, donde además mantuvo negociaciones secretas secundarios.

Lo que los funcionarios israelíes no estuvieron al tanto es que esas conversaciones por canales alternos al parecer tuvieron lugar sin el apoyo de Abbas.

Los contactos entre Molcho y el negociador palestino, cuyo nombre no fue publicado por la revista estadounidense por temor a represalias, se iniciaron en 2010.

Según el informe, durante las reuniones de 2013, los dos negociadores construyeron sobre entendimientos alcanzados previamente sobre las fronteras y el reconocimiento palestino de Israel como un Estado judío.

Los dos negociadores estuvieron muy cerca de llegar a un entendimiento sobre la cuestión de los refugiados palestinos, pero no pudieron ponerse de acuerdo sobre el estatus de Jerusalén para un acuerdo final.

La oficina de Netanyahu se negó a comentar esta noticia a los Times of Israel.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, el enviado de Obama a Oriente Medio Martin Indyk, y la jefa negociadora israelí y ministra de Justicia, Tzipi Livni, fueron conscientes de éste canal secreto y recibieron información regular mientras se llevaban a cabo, según el informe.

Cuando las dos partes estaban cerca de llegar a un acuerdo sobre cuestiones clave en diciembre de 2013, el viento de las conversaciones llegó a la prensa. Mientras que el equipo de Netanyahu se negó a realizar comentarios, Abbas negó que existieran negociaciones secretas y dijo que las las conversaciones oficiales eran "el único canal de comunicación con Netanyahu".

"Cuando Kerry trató de fusionar las negociaciones oficiales y secretas a principios de 2014, Abbas rechazó completamente lo que supuestamente había sido ya aceptado por su propio negociador", dijo el informe.

Según la revista, el rechazo de Abbas a este canal lateral, y la negativa de Netanyahu a ceder en lo que Molho y el negociador palestino acordaron, jugaron un gran papel en el colapso de las conversaciones en abril, después de nueve meses de negociaciones.

"Netanyahu se enojó con Kerry por asumir unos entendimientos que todo el mundo consideraba como un hecho, justamente cuando Abbas había cambiado de opinión", dijo un ministro citado por la revista mientras las conversaciones estaban todavía en curso.

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Noticias de JSSNews


Livni bloquea en la Knesset el proyecto de destitución de Zoabi. Tras batirse en contra del proyecto "Israel, Estado-nación del pueblo judío", torpedea el proyecto de echar a Zoabi del parlamento.


Trabajadores árabes cortan la cuerda que sostenía a un colega judío que muere tras caer del piso nº 11.


Equidistancia, todos locos menos los multiculturalistas, buenistas y apaciguadores políticamente correctos

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Alianzas naturales

Netanyahu presenta los principios de su proyecto sobre la "nación judía" - Moran Azulay - Ynet



El primer ministro Benjamin Netanyahu se vio obligado a asistir a un pleno de la Knesset el miércoles por la noche después de que los legisladores invocaran la norma de "40 firmas". Si bien el debate programado estaba centrado en el costo de vida, los diputados aprovecharon la oportunidad para desafiar al primer ministro por su propuesta de ley sobre la "nación judía".

A lo largo de la sesión, varios miembros de la Knesset fueron llamados al orden, con algunos legisladores de la oposición debiendo abandonar el pleno tras la orden del presidente de la Knesset Yuli Edelstein.

Netanyahu subió al podio al final de la sesión para defender sus decisiones sobre la controvertida legislación sobre la "nación judía", que define oficialmente a Israel como un Estado judío, y donde presentó los principios de su propuesta. "El proyecto de ley que presentaré se basará en que Israel es un Estado judío y democrático. Israel garantiza la igualdad de los derechos personales a todos sus ciudadanos, sin discriminación por motivos de religión, raza y género".
- Israel es la cuna histórica del pueblo judío y el lugar donde se ha establecido el Estado de Israel

- El Estado de Israel es el hogar nacional de los judíos, cuando ejercieron su derecho a la autodeterminación

- El derecho a la autodeterminación en el Estado de Israel es exclusivo del pueblo judío.

- El Estado de Israel es un estado democrático que garantiza los derechos personales de todos los ciudadanos ante la ley 
Netanyahu dijo que el proyecto sería llevado a votación este domingo.

"Ahora, que me expliquen por qué no están de acuerdo. Digánmelo, quiero saber la cause de su oposición", dijo Netanyahu cuando algunos legisladores de la oposición le gritaban sus objeciones.

El líder del Likud enfatizó su apoyo a la legislación que define oficialmente a Israel como un Estado judío debido en parte a consideraciones diplomáticas. "Me opongo a un Estado bi-nacional. Israel es el estado nacional del pueblo judío y solamente del pueblo judío".

"Aquellos que alaban a los asesinos - llamándoles mártires - y incitan o cometen actos de terrorismo, no recibirán ningún subsidio nacional", dijo Netanyahu.

El presidente de la oposición, el líder laborista Isaac Herzog, desafió a Netanyahu en varios temas durante su turno en el podio, yendo tan lejos como para advertir al primer ministro en funciones de que su frágil coalición podría desmantelarse, dejando al partido Laborista en condiciones de captar furtivamente algunos de los miembros de su actual coalición.

Al final de la sesión, 46 diputados apoyaron la declaración del primer ministro y 35 se opusieron a la moción.

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Wednesday, November 26, 2014

¿Y que opinan Amnesty International y Human Rights Watch?: El 96,5% de las víctimas de los ataques con drones de Obama (Estados Unidos) son civiles - Toma Dvorin - Arutz Sheva



La campaña de ataques teledirigidos (mediante drones) de los Estados Unidos en el Oriente Medio ha matado a un número sin precedentes de población civil, según los nuevos datos revelados este miércoles.

Los terroristas muertos por estos ataques sólo comprenden al 3,5% de las personas asesinadas por esos "asesinatos selectivos", según han revelado los datos del grupo de derechos humanos Reprieve. De las 1.147 personas que murieron en los ataques aéreos con drones, sólo 41 eran blancos objetivos, según ha informado The Guardián .

El estudio, un análisis en profundidad de los informes de la Bureau of Investigative Journalism, también dio un desglose de los ataques por país. En Pakistán, por ejemplo, los EEUU apuntaron a 24 activistas durante los últimos tres años, y ello causó la muerte de 874 personas. Numerosas ataques fueron dirigidas a cada objetivo, según muestran los datos, pero a pesar de estas numerosas intentonas sólo seis de los objetivos murieron en realidad por los ataques con drones. Entre los muertos civiles colaterales había 142 niños.

Del mismo modo, los ataques a 17 objetivos en el Yemen mataron a 273 personas, entre ellos siete niños. Por lo menos cuatro de esos objetivos están aún con vida.

El estudio Reprieve sólo informa de parte de la imagen completa de los ataques con drones estadounidenses, y no incluye los objetivos que fueron perseguidos sólo una vez, o los objetivos que fueron eliminados usando "ataques con firma" que implicaban un seguimiento detallado de la conducta del objetivo seleccionado.

Para tener en cuenta esto, el The Guardián  cita a un Council on Foreign Relations que ha evaluado que 500 ataques con drones fuera de Irak y Afganistán mataron a  3.674 personas .

En octubre, la Casa Blanca  declaró que su política de prohibición de ataques con drones contra civiles "no se aplicaba" en la actual campaña en Irak y Siria, ahora denominada "Operation Inherent Resolve".

A pesar de todos estos datos, los Estados Unidos evalúan la "historia" de estos civiles víctimas de ataques selectivos según unos términos un tanto sorprendentes, ya que por otra parte han expresado su "preocupación" por la "víctimas civiles" ocasionadas en los ataques contra Hamas, a pesar de la alta tasa de miembros asociados con Hamas durante la operación Margen Protector (y sobre todo de población masculina en edad militar fallecida, en comparación con la población civil).

En julio, los EEUU se unieron a un llamamiento internacional para que Israel "hiciera más" para evitar "herir a civiles" en Gaza, a pesar de la evidencia más adelante demostrada  de que más de la mitad de los más de 2.000 árabes palestinos fallecidos en el conflicto estaban probablemente asociados con Hamas .

Un estudio detallado después de la operación Margen Protector demostró que de momento el 49% de las víctimas en Gaza eran terroristas, es decir, la actuación del ejército israelí obtuvo una relación  1:1 en la relación de fallecidos combatiente y civil, un porcentaje casi sin precedentes en lo referente a la limitación de las víctimas civiles en una guerra urbana.

Pero eso no fue suficiente para algunos funcionarios estadounidenses, entre ellos el Departamento de Estado.

"Nos gustaría que los israelíes tomarán aún más medidas para garantizar la protección de los civiles", dijo el portavoz Josh Earnest a los periodistas en esos momentos.

Sin embargo, al menos un importante funcionario de los Estados Unidos alabó a Israel por sus esfuerzos a la hora de limitar las víctimas civiles, el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto.

"En realidad, yo creo que Israel ha realizado grandes esfuerzos para limitar los daños colaterales y los civiles heridos", dijo Dempsey a principios de este mes .

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Monday, November 24, 2014

Prosigue la moderación

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¿Necesita Israel un nueva Ley Básica que ratifique que es el Estado-nación del pueblo judío? - Shmuel Rosner - Jewish Journal



Tenemos que comenzar este artículo con algunos hechos: en el último par de años se han realizado varias iniciativas para agregar al libro de leyes de Israel una nueva ley que ancle más claramente el Estado de Israel como un "Estado judío". Estas iniciativas fueron muy controvertidas, y la semana pasada, la última de ellas, fue la causa de una crisis política dentro de la coalición, una crisis que ahora amenaza el futuro de la coalición.

Ayer el gabinete aprobó una versión de la propuesta Ley Básica en medio de muchas protestas y maniobras políticas. La Knesset se supone que votará esta legislación el próximo miércoles. La amenaza a la coalición es grave, y por lo tanto no está del todo claro cual será el voto real de los diputados y ministros, y mucho menos sí obtendrá una mayoría de votos. Es decir: el camino por recorrer aún es largo y puede ser tortuoso. Llegar a un acuerdo sobre el texto final de este proyecto de ley, es decir, el lenguaje detrás de la cual sí podría obtener el apoyo de una mayoría, no va a ser una tarea fácil. La legislación siempre es acerca de los detalles, y más aún en un proyecto de ley que es principalmente declarativo, cada palabra podría ser motivo de desacuerdo y cada matiz podría frustrar el intento de aprobar el proyecto de ley.

Ahora bien, ¿necesita Israel necesita este tipo de proyecto de ley? Obviamente, hay legisladores y ministros que creen que si es necesario. El informe Gavison entregado a la ministro Livni sostiene que no es así. Pero es importante tener en cuenta todas las conclusiones de Gavison: ella no dice que Israel no tenga necesidad de un mayor sentido de visión como nación. De hecho, ella dice lo contrario: la visión de Israel como un Estado que es judío y democrático, y un guardián de los derechos humanos, debe fortalecerse. Ella simplemente no cree que la adición de una capa adicional de legislación podría conseguirlo, y convincentemente explica por qué los proyectos de ley que se han propuesto perjudicarían la visión de Israel más que la ayudarían.

Gavison dice más o menos lo siguiente: La visión de Israel debe seguir siendo compleja e incluir judaísmo, democracia y derechos humanos. La mayoría judía en Israel no puede ni debe renunciar al elemento distintivo judío. De hecho, según argumenta ella, mantener el elemento de su carácter judío y reconocerlo como una parte importante de la visión de Israel es importante para la viabilidad del Estado, así como para su capacidad de proporcionar seguridad, bienestar y protección de los derechos de todos sus ciudadanos. En otras palabras: si Israel se debilita, todo el mundo sufre, y para mantenerlo fuerte y vibrante necesita poseer la visión que defiende la comunidad raíz o nuclear del Estado, los judíos sionistas israelíes.

Gavison apoya claramente - y en mi opinión de manera convincente - la idea de la visión y se opone a la utilización de la legislación. Pero esto no quiere decir que ella apoyaría el lenguaje de fatalidad y pesimismo asociado al debate israelí por ambos bandos. Yo, desde luego, no lo haría. Esto significa que no tener, o no decantarse, por un proyecto de ley no representa un signo de que la judeidad de Israel está bajo unos ataques (por las fuerzas que tratan de deslegitimar a Israel, por una Corte Suprema demasiado liberal, o por la narrativa post-sionista) que amenazan con eliminarla. Esto tampoco significa que tener un proyecto de ley es una señal de que la democracia de Israel está bajo los ataques (de las fuerzas del ultranacionalismo, de una opinión pública demasiado halcón, o de una narrativa excluyente) que amenazan con eliminarla.

El llanto por una "judeidad de Israel que está siendo gravemente amenazada" y por una "democracia de Israel que está bajo graves amenazas" es la táctica que los defensores y detractores de la utilización de la legislación enarbolan en público a su gusto. Pero es utilizando estas tácticas, cuando ellas mismas finalmente se convierten en una amenaza mayor que las amenazas imaginarias contra las que supuestamente se está luchando. Los legisladores - aquellos favorables y opuestos al proyecto de ley - son los que convencen a la opinión pública de que una amenaza se avecina y que el estado de los asuntos de Israel es preocupante. Por lo tanto, ellos son los que atentan contra esa visión bastante sólida de Israel con la que una gran mayoría de la población no tiene ningún problema.

¿Es necesario que Israel tenga una "Ley Básica" que ratifique que Israel es el estado-nación del pueblo judío? Probablemente no necesita una ley de este tipo. ¿Sería un desastre tener una ley de este tipo? Probablemente no habría mucha diferencia. Pero es importante tener un debate serio antes de que se apruebe una ley de este tipo, y es importante no socavar la visión de Israel jugando políticamente con la visión de Israel. Si hay algo inquietante e incluso triste en el propio voto ayer del gabinete, fue exactamente eso: la fuerte sospecha de que, más que querer dicha ley, los políticos quieren jugar a la política y utilizan la visión de Israel como un martillo contra los opositores políticos. Me gustaría que se detuvieran de hacerlo.

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Sunday, November 23, 2014

Echarle la culpa a Israel por la violencia palestina es racista: niega que los árabes sean responsables de sus actos y juzgados por ellos - Alan Johnson - Telegraph



Hubo algunas sorprendentes reacciones en los medios de comunicación esta semana ante el asesinato de cuatro fieles judíos mientras oraban en una sinagoga (y el del heroico policía druso israelí Zidan Saif que intentó rescatarlos) por dos palestinos en Jerusalén.

• La Canadian Broadcast Company tuiteó "la policía de Jerusalén disparar mortalmente a dos palestinos después de un aparente ataque a una sinagoga"

• En los titulares de la CNN se pudo leer "4 israelíes, 2 palestinos, muertos en Jerusalén" sin hacer referencia a que esos dos palestinos eran los terroristas. (la CNN se disculpó más tarde)

• The Guardian alteró un despacho de Reuters sobre la masacre en Jerusalén para eliminar cualquier referencia a los palestinos.

• En el diario izquierdista israelí Haaretz, su periodista Amira Hass escribió sobre la "desesperación y la ira" que empujó a los Jamals Abu a atacar a los judíos en una sinagoga (énfasis añadido).

Por supuesto que no todos los informes era de este cariz. Pero aún así, ¿cómo explicar ese impulso por descargar a los palestinos de su culpabilidad, algo muy difundido entre los medios de comunicación social?

Parte de la explicación radica en la profunda influencia que la ideología antisionista (un sistema que demoniza las ideas y representaciones acerca de Israel y de los judíos) ahora ejerce en nuestra cultura. En el corazón de ésta ideología está, aunque de manera soterrada y a menudo de manera inconsciente, la suposición de unas naturalezas dicotómicos de israelíes y palestinos que se refuerza con la comprensión políticamente correcta del conflicto. En resumen, es la siguiente: "los palestinos (y los árabes en general) no tienen voluntad propia ni posibilidad de elección, y por lo tanto, no se les puede hacer responsables de sus actos; sin embargo, los israelíes si tienen voluntad y posibilidad de elección, por lo tanto sí son responsables, y de hecho lo son siempre y exclusivamente".

A los palestinos se les ve como un pueblo dominado por las circunstancias, la emoción y la impulsividad, imposible por lo tanto considerarlos responsables de sus actos e imposible de ser juzgados. Los israelíes son totalmente lo opuesto: son los amos de todas las circunstancias, racionales y calculadores, la causa y la raíz de todo, los únicos responsables.

Es, evidentemente, una visión orientalista de los palestinos como "el Otro", excepto que esta vez ellos son considerados como "nobles salvajes o indígenas". Desde luego es algo racista para ser honestos. Por ejemplo, el diputado británico del partido liberal demócrata David Ward - con varias declaraciones juzgadas antisemitas -, tuiteó que los terroristas palestinos habían actuado en la sinagoga "llevados por la locura", lo que no sólo elimina su voluntad de  asesinar, sino que también incorpora el eximente de la falta de cordura.

Esta forma de pensamiento de ciertas élites y creadores de opinión es la razón por la que los medios de comunicación se muestren reacios a desafiar al movimiento nacional palestino cuando es culpable de irredentismo, terrorismo, autoritarismo y corrupción, además de promoción de una cultura de incitación vil, de demonización y de antisemitismo. Después de todo, esas cosas van en contra de "la historia de Israel" que se quiere narrar, ¿no es verdad? Como Matt Seaton, el editor de comentarios en el New York Times tuiteó recientemente, sus páginas de opinión sólo cubrirán el racismo palestino cuando "tengan un estado soberano con el que discriminen".

Esta visión del mundo está siendo difundida por una red de intelectuales públicos enormemente influyentes. Ellos están dando forma a gran parte del debate sobre el conflicto israelo-palestino en Gran Bretaña debido a que sus ideas no se quedan en sus seminarios y conferencias, sino que se "traducen y popularizan" por activistas y militantes con estatus y autoridad en las universidades, las iglesias, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, los partidos políticos y la cultura popular.

• La académica y escritora Jacqueline Rose dice que Israel es "el agente" responsable del terrorismo suicida palestino. Ella transmite acríticamente a sus lectores la defensa del terrorista suicida dada por el líder de Hamas Abdul Aziz al-Ratansi ("Si él quiere sacrificar su alma con el fin de derrotar al enemigo y por el amor de su Dios, bien, entonces es un mártir") .

• El novelista israelí (y fundador de Paz Ahora) Amos Oz se queja de que la incitación por parte de intelectuales palestinos extremistas lleva a algunos palestinos a ser "sofocados y envenenados por un odio ciego". El escritor antisionista israelí Yitzhak Laor reaccionó indignado, denunciando a Oz por... "incitación" contra los palestinos.

• Shlomo Sand - cuyos libros se encuentran en todas las grandes tiendas de todo el Reino Unido - expresó su disgusto por los intelectuales judíos israelíes que se opusieron a Saddam Hussein durante la primera Guerra del Golfo. Ahora bien, Saddam disparó misiles Scud contra los civiles israelíes en aquellos momentos, así que, ¿cómo se justifica su postura? Pues porque los palestinos sintieron "alegría" y fue para ellos una demostración de "orgullo y de fuerza árabe", según escribió Sand, y eso debería haber sido decisivo para evitar las críticas.

• El reciente libro de Ilan Pappe "La Idea de Israel" (resumen: fue una idea muy mala y ahora debería ser corregida) ofrece una apología del líder palestino pro-nazi durante la II Guerra Mundial Al-Husseini. No importa que Al-Husseini fuera un aliado de Adolf Hitler y formara una unidad de la SS compuesta por musulmanes, para Pappe todo esto es "un mero episodio" en la "compleja vida" de un nacionalista, un "flirteo tonto" que solamente debe ser de interés para el lector porque ha sido explotado por los sionistas para "demonizar" a los palestinos. Pappe afirma que Al-Husseini fue - tomen nota - "forzado" a una alianza con Hitler.

La idea de que los buenos/inocentes/auténticos palestinos están inmersos en una lucha maniquea contra los malos/culpables/inauténticos israelíes es parte de un modo de pensar - de una "teoría" de clases - que se ha convertido en dominante en gran parte de la izquierda occidental después de la década de 1960.

Digamos que se trata de anti-imperialismo reaccionario, pues divide el mundo, y todo en él, en dos "campos" opuestos: El imperialismo frente al antiimperialismo. Cualquier persona que dispare contra el imperialismo (los EEUU, el Reino Unido, Israel, "Occidente", "el Norte Global", o simplemente "el hombre o macho"), forma parte ahora de la "resistencia" antiimperialista y progresiva al imperialismo. Una vez esclavos de esta "teoría", gran parte de la izquierda se redefinió a sí misma como muy poco crítica, o peor aún, partidaría y apologista, de esas fuerzas reaccionarias que promueven la violencia contra todo lo que represente Occidente, incluidos por supuesto los islamistas radicales.

Aquí tienen al teórico del Partido Socialista Obrero británico, John Molyneux, instruyendo a los militantes sobre los puntos más delicados del antiimperialismo reaccionario:
"Para poner el asunto tan crudamente como sea posible: desde el punto de vista del marxismo y del socialismo internacional, un campesino musulmán palestino, analfabeto, supersticioso y conservador, y que apoya a Hamás, es más progresista que un ateo, ilustrado y liberal israelí que apoya el sionismo (e incluso si lo crítica)".
Y aquí tienen a Judith Butler - profesora en Berkeley y una de las académicos más influyentes en el planeta - sacando de esto las conclusiones políticas: "[Hamas y Hezbolá son] movimientos sociales que son progresistas, y que están en la izquierda, formando parte de la izquierda mundial".

Lo que hemos aprendido (una vez más) esta semana es que la ideología antisionista, los supuestos ridículamente simplistas que se hacen sobre los palestinos y los israelíes, y la demonización (de los israelíes) / exculpación (de los palestinos)  a través del cual se distorsiona nuestra comprensión del conflicto, ahora está trasladándose desde los claustros del mundo académico hacia estructuras más amplias que delimitan la forma y el sentimiento con que llegan a la opinión pública. Una predicción: no hemos visto nada todavía.

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