Friday, November 30, 2007

Venecia - Andrés Rueda


Crepúsculo de la mañana


Amanece en el Gran Canal


Contemplando Venecia


Inmenso espacio


Aurirosa

Andrés Rueda en la Galería Eboli

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Ventanas al mundo - Fernanda Fernandez Suarez

Thursday, November 29, 2007

Si es Israel no es un estado judío (En sueños y pesadillas) - Amnon Rubinstein - JPost


(La bandera más grande del mundo, desplegada esta semana
cerca del aeropuerto de Masada, y elaborada por la ciudadana
filipina Grace Galindez-Gupana, en homenaje a los más de
50 años de amistad entre ambos países
)


Si Israel no es un estado judío, no puede llamarse Israel, porque Israel es un sinónimo para el pueblo judío. Si Israel no es judío, su Declaración de Independencia debería ser anulada, porque habla del establecimiento de un estado judío llamado Israel.

Si Israel no es judío, la resolución de las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947, referente a la partición de Palestina en dos estados, uno judío y el otro árabe, debería ser revocada.

Si Israel no es judío, la Ley de Retorno, evidentemente, debería ser revocada, junto con la Ley Básica: Dignidad Humana y Libertad, que determina que los valores de Israel están basados en dicha ley y es un estado judío y democrático.

Si Israel no es judío, un nuevo himno nacional deberá sustituir a Hatikva. Si Israel no es judío, tampoco será católico, o budista. Será árabe musulmán, aún si el camino hacia ese resultado sea el de un estado binacional.

Si Israel no es judío, no habrá dos estados para dos pueblos. Si Israel es árabe musulmán, probablemente no será democrático.

Si a Israel le ocurren todas esas cosas, todos sus intelectuales y periodistas antisionistas serán los primeros en huir. En cambio, los judíos de los países del Oriente Medio serán abandonados. Aunque ellos escaparan ya una vez de un régimen árabe a fin de vivir en un país judío, ese mismo régimen que los humilló y oprimió anteriormente y del que huyeron, los alcanzará.

Tal guión sería una pesadilla, una que nunca ocurrirá, pero es esencial para que entendamos lo importante que es la exigencia de definir a Israel como un estado judío y democrático. Aún así, nos dicen que la existencia de una importante minoría árabe en Israel significa que Israel no puede ser definido de esa manera, porque una definición del país sin tomar en consideración esa minoría no sería democrática.

Pero cuando las Naciones Unidas declararon el establecimiento de un estado judío, los árabes constituían más del 40% de la población, y a pesar de eso, la Asamblea General de las Naciones Unidas no vio ninguna contradicción entre esta realidad y la definición de Israel como un estado democrático judío.

Los antisionistas dicen que esta realidad ha cambiado, que el mundo ha entrado en la época del post-nacionalismo. Pero hasta en esa época, la mayor parte de los países de Europa, incluso aquellos con minorías nacionales muy importantes, permanecen como estados nación.

La verdad, por supuesto, es que no hay ninguna justificación en absoluto para no reconocer a Israel como un estado judío y democrático. Nuestra Corte Suprema ha definido repetidamente las principales características judías del estado, y que son, e incluyen, lo siguiente: que la lengua hebrea es su principal idioma oficial, que el formato de los días estará de acuerdo con la tradición judía y que el estado tiene una mayoría judía.

Nos dicen que definiendo a Israel como un estado judío despertamos la sospecha de que constituye una teocracia, y qué, como máximo, Israel no es más que el estado de los judíos - como el nombre del libro de Herzl. Pero el mismo Herzl no vio ninguna diferencia entre la idea de un estado judío y la de un estado de los judíos, y permitió que el nombre de su libro fuera traducido a otras lenguas como "el estado judío". Cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que Israel sería un estado democrático judío, seguramente no estaba pensando en una teocracia; y tampoco lo hizo David Ben-Gurion, quién redactó la Declaración de Independencia; ni tampoco lo pensaba el antiguo presidente de la Corte Suprema, Aharon Barak, que definió la esencia del estado como judío.

¿Y qué buena voluntad existe para cambiar el nombre de Israel? ¿Estarán de acuerdo alguna vez los árabes palestinos con la existencia de un "estado de los judíos" bajo cualquier nombre?

¿Si Israel como estado judío no tiene que ser judío en el sentido religioso-halajico, qué piensan entonces que es ser judío?

Ese sentido no ha variado desde los tiempos de Herzl: los judíos, al menos desde la Emancipación, son un pueblo, un pueblo único que tiene un elemento religioso muy importante y que, como otros pueblos, está fuertemente relacionado con su pasado religioso. Ese pasado es la plataforma de lanzamiento de la que proviene su identidad nacional moderna.

Israel es el estado del pueblo judío y de todas sus partes, y también debe ser el estado de todos sus ciudadanos no judíos, así como de su gran minoría musulmana, cuyos líderes niegan que ellos pertenezcan a este estado.

El estado no puede ser idéntico a sólo una parte del pueblo judío. Es la casa compartida por todos - tanto judíos como no judíos, ortodoxos, tradicionales y laicos - y no se debe discriminar entre ninguno de los elementos que lo constituyen.

Sí, todavía hay defectos en el sistema gubernamental de Israel, siendo la ausencia del matrimonio civil uno de los más serios.

La subyugación de los israelíes a los jueces y tribunales rabínicos ortodoxos está en desacuerdo con la esencia de Israel como una democracia.

Pero esa no es la razón por la que el liderazgo árabe y el presidente palestino están opuestos a la definición de Israel como un estado judío. Al contrario, ellos mismos procuran establecer una teocracia fanática y antidemocrática, a su semejanza, aquí, en lugar de Israel.

Su oposición lo es a la existencia de un estado judío democrático en cualquier parte de la región. Su sueño es nuestra pesadilla.

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Un antisemitismo aceptable - Petra Marquardt-Bigman - JPost: BlogCentral

¿Cómo puede ser "que los antisemitas hagan lo de siempre" y que sean aclamados triunfalmente por esos auditorios que supuestamente representan a las élites intelectuales? Bueno, ayuda bastante poseer una posición dentro de una universidad prestigiosa, como Harvard o la Universidad de Chicago, porque si "el libro que los antisemitas pueden amar" se debe a dos profesores respetables, los críticos estarán inclinados a aceptar la aseveración de que dicho libro no justifica ninguna acusación de antisemitismo.

En una revisión excelente "del Lobby de Israel" presentado en el último número de la revista Foreign Affairs, Walter Russell Mead sostiene que "Mearsheimer y Walt especifican muy claramente que ellos no son antisemitas, y nada en su libro prueba que mientan sobre ese aspecto. Sin embargo, como otros muchos comentaristas, Mead no sólo ofrece una evaluación muy crítica del libro, sino que también reconoce que Walt y Mearsheimer han hecho mucho para favorecer las acusaciones de antisemitismo: "algunas de las críticas que recibirán son resultado de sus propios lapsus, fácilmente evitables, en juicios y expresiones. Un poco más de cuidado de su parte podría haber hecho maravillas evitando que se produjeran discusiones muy acaloradas y propiciando que se centraran en los méritos de sus argumentos".

Como señala Mead, Mearsheimer y Walt "hacen lo que los antisemitas siempre han hecho: exagerar el poder de los judíos […] dibujar un cuadro que utiliza algunos de los estereotipos más odiosos del discurso antisemita. El Octupus Sionista que conjuran — promover la guerra de Irak, manipular los partidos políticos estadounidenses, influenciar a los medios, castigar a la minoría valerosa de profesores y políticos que se atreven a decir la verdad — suena tristemente familiar". Sin embargo, según la evaluación de Mead, tales estereotipos antisemitas no son invocados intencionadamente, sino que son el resultado del análisis defectuoso que desarrolla el libro: "Mearsheimer y Walt han llegado honestamente a un entendimiento equivocado de la relación entre la actividad política favorable a Israel y la política estadounidense y sus intereses estratégicos. No es ningún delito equivocarse, y equivocarse sobre los judíos no necesariamente te convierte en un antisemita".

Lamentablemente, aunque quizás está defensa por parte de Mead de las acusaciones de antisemitismo debería ser considerada completamente válida, también da lugar a unas implicaciones problemáticas. Sugiere que existe un "antisemitismo aceptable" que puede ser perdonado como un subproducto involuntario de un análisis defectuoso, generando una comprensión o análisis "honestamente" equivocado y que no debe suponer nada más que "equivocarse sobre los judíos". Obviamente, así es como el antisemitismo ha sido justificado durante siglos — los antisemitas siempre han creído, después de todo, de que tenían muy buenas razones para sus resentimientos contra los judíos.

Al mismo tiempo, Mead también tiene razón cuando da a entender que debería ser posible ser "incorrecto sobre los judíos". Sin embargo, históricamente, los judíos siempre han pagado un precio enorme a causa de las equivocaciones de los demás (sobre ellos). Además, los judíos siempre han afrontado grandes riesgos cuando han tratado de defenderse de dichas opiniones "incorrectas" o "equivocaciones" — y poco ha cambiado hasta ahora. Aún así, Mead observa que los mismos Mearsheimer y Walt "terminan por adoptar una táctica extensamente utilizada y que tiene una historia especial dentro de la literatura antisemita. Cuando los políticos y autores antisemitas emiten sus odiosos ataques, los judíos se encuentran ante una doble obligación: abstenerse de responder al ultraje supone dar por ciertas las acusaciones y que se acepten como válidas, y, por contra, expresar su completo aborrecimiento de tales acusaciones da la oportunidad a los antisemitas de hacerse pasar por víctimas de una campaña de difamación dirigida por los venenosos judíos".

Simplemente, es el viejo dilema de "condenable si usted hace algo, culpable si no hace nada". La vigencia de este dilema y cómo aún permanece insuperable se demostró a principios de este mes por medio de los resultados obtenidos en una reciente encuesta elaborada por la Liga Antidifamación (ADL). Cómo hizo notar su director nacional, Abraham H. Foxman: "cuando se refieren a los judíos, los viejos estereotipos mueren difícilmente". Contra el telón de fondo del debate sobre "el Lobby de Israel" era particularmente significativo que el informe del ADL documentara que aproximadamente el 15% de los americanos cree que los judíos tienen demasiado poder en los EE.UU, y, según Foxman, que "los estereotipos sobre 'el poder judío' en los EE.UU han sustituido a otros clásicos estereotipos étnicos antes atribuidos a los judíos americanos".

Es evidente que la apelación a estereotipos sobre "el poder judío" no está de ningún modo limitada a los EE.UU. Como señala Dave Rich, miembro de una organización de Gran Bretaña dedicada a la defensa del pueblo judío británico, el hecho de que no haya nada semejante en la política británica al sistema americano de lobbys políticos públicos no ha impedido que la gente considere que hay una excesiva influencia favorable a Israel en Gran Bretaña. Y ninguna sorpresa, que se proporciona una gran acogida a los autores "del Lobby de Israel" durante la gira de promoción del libro en el Reino Unido .

Los reportajes sobre su gira británica alcanzaron hasta Arabia Saudita, donde un artículo con el título algo vulgar de "El levantamiento del velo del Lobby" indicaba que "la gente comenzó a hacer cola ante su auditorio más de una hora antes de su inicio". También observaba que "rápidamente se hicieron evidentes […] los grandes aplausos que saludaban muchos de sus comentarios […] y que Walt y Mearsheimer predicaban por lo general ante los ya convertidos".

El artículo saudita, como era de esperar, se concentró en los "esfuerzos de los sionistas por desacreditar" a los autores "del Lobby de Israel", pero el todopoderoso "Lobby", por lo visto, ha fallado: el artículo comentaba que esos esfuerzos "no han impedido a Walt y Mearsheimer obtener una cantidad enorme de atención pública en los EE.UU. En efecto, de una forma modesta, se han convertido en unos ídolos americanos, con un pequeño marketing asociado, apareciendo en las camisetas el lema: 'Walt y Mearsheimer: combaten al Lobby de Israel".

Como era previsible, "los fanáticos sionistas" en Gran Bretaña fueron tan impotentes como sus homólogos americanos en desacreditar a Walt y Mearsheimer; y si había alguna sombra de sospecha sobre si los autores eran antisemitas, fue disuelta cuando un miembro de una reciente organización británica, "Voces judías independientes", se congratuló de que hubieran escrito un libro que hablará del poder y la influencia del Lobby de Israel en unos términos tan mesurados".

Pero por si lo desconocían los lectores del "Arab News" saudí, también hay judíos que únicamente tuvieron alabanzas para el libro de Walt y Mearsheimer: ambos han sido descritos como "dos Caballeros" enfrentados a "un Dragón" en un artículo de Uri Avnery publicado en octubre.

Avnery deploraba que estos "autores fueran acusados de motivos siniestros"; según él, los "dos Caballeros" habían analizado "despiadada y sistemáticamente" un sujeto "que es absolutamente tabú en los Estados Unidos, un sujeto del que nadie en su sano juicio mencionaría: la enorme influencia del Lobby pro Israel dentro de la política exterior americana".

Avnery afirmaba que él "podría añadir al libro un capítulo entero con su experiencia personal", y luego contaba como sé le "hizo callar" por "el Lobby" desde finales de los años 1950 … Dado que en Google Uri Avnery tiene más de 700.000 referencias, obviamente, los presuntos esfuerzos por hacerlo callar deben añadirse a la larga lista de fracasos "del Lobby".

Lo que Avnery comparte con muchos de aquellos que ven a Walt y Mearsheimer como dos "caballeros intrépidos" que desafían "a un dragón aterrador" es la certeza absoluta de estar en el lado "correcto" de la política. Pero aquellos que explican su propia carencia de poder — político o de otra clase — exagerando el poder de los judíos, nunca han estado en el lado correcto de la integridad, de la moralidad, o ciertamente, de la realidad.

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Tuesday, November 27, 2007

Der farkishefter shnayder (The enchanted tailor) , de Scholem Aleichem - Anatoli Kaplan (1902-1980)













Texto de la página dedicada a Anatoli (Tanchum) Kaplan en Art Shtetl:

"Anatoli (Tanchum) Kaplan es un artista. No es necesario explicarlo, él crea sus imágenes tanto desde la poesía de sus libros favoritos como desde su sensación visual del mundo. Yo conozco sus litografías creadas a partir de las historias de Sholem Aleichem. Son tristes y poéticas. Un amor de juventud y la sabiduría de la vejez, los relatos de viejos pueblos como Kasrilovka, un shtetl ruso desaparecido hace ya mucho tiempo, todo ello permanece en sus litografías. Ellas, efectivamente, pueden surgir de las historias de un gran escritor, pero viven su propia vida independiente. No son el complemento de un libro, son un maravilloso y delicado trabajo artístico, donde el blanco y negro se utilizan vivazmente para crear la impresión de una repleta escala de colores (Ilya Erenburg)".

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Monday, November 26, 2007

A proposito de la cuestión judía - Bernard Lewis - Wall Street Journal

He aquí unas ideas respecto a la conferencia de paz de mañana, en Annapolis, y más ampliamente sobre el modo de abordar el conflicto israelo-palestino.

La primera pregunta (podríamos pensar que es evidente, pero aparentemente no lo es): "¿A qué se refiere éste conflicto?" Hay fundamentalmente dos respuestas posibles: el conflicto se refiere al volumen o tamaño de Israel, o a su existencia.

Si el problema es el tamaño o volumen de Israel, tenemos pura y simplemente un problema de fronteras, como con Alsacia-Lorena o Texas. Es decir, que no es fácil de arreglar, pero que es susceptible de ser resuelto a largo plazo, y que hay que vivir esperando su resolución. A la inversa, si el problema se refiere a la existencia de Israel, entonces esta claro que no se puede encontrar una solución por la vía de las negociaciones.

No hay compromiso posible entre existir y no existir, y no es imaginable que un gobierno de Israel negocie sobre si su país debe existir o no. La OLP y ciertos representantes de los palestinos expresaron de vez en cuando un reconocimiento formal de Israel en discursos diplomáticos en lengua no árabe. Pero ese no es el mensaje que ellos formulan en árabe, en los manuales escolares de primaria, en las declaraciones políticas o en los sermones religiosos. En esos casos, y en árabe, los términos utilizados evocan, no el final de las hostilidades, sino un armisticio o tregua hasta el momento en que la guerra contra Israel puede proseguir con mayores posibilidades de éxito.

Sin una aceptación verdadera y clara del derecho de Israel a existir como estado judío, como existen como estados árabes los más de 20 miembros de la Liga Árabe o como estados islámicos un número mucho mayor de miembros de la Organización de la Conferencia Islámica, la paz no puede ser negociada.

Un buen ejemplo del modo en que este problema afecta a la negociación es la cuestión muy debatida de los refugiados. Durante los combates de 1947-1948, tres cuartos de millón de árabes que residían sobre la zona huyeron o fueron expulsados por Israel (ambas casos se produjeron en diferentes lugares) y encontraron refugio en los países árabes vecinos.

Durante ese mismo período, y aún más tarde, un número ligeramente más elevado de judíos huyó o fue expulsado de los países árabes: esto primeramente se produjo en los territorios de la Palestina Mandataria controlados por los árabes (donde ni un sólo judío fue autorizado a quedarse), y, posteriormente, en esos países árabes donde los judíos y sus antepasados habían vivido durante siglos, y hasta en lugares donde su residencia era milenaria. La mayoría de estos refugiados judíos tomó el camino de Israel.

Lo que se realizaba entonces era, de hecho, un intercambio de poblaciones, semejante al que se había producido en el subcontinente indio el año precedente, cuando la India británica se dividió en dos países, la India y Pakistán. En éste caso, millones de refugiados huyeron o fueron expulsados - indios y otras poblaciones de Pakistán hacia la India, y los musulmanes de la India hacia Pakistán.

Tenemos otro ejemplo en la Europa del Este, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos anexionaron una gran parte de la Polonia Oriental y compensaron esta anexión con una porción de la Alemania Oriental. También en ese caso hubo un movimiento masivo de refugiados, polacos que huyeron de la Polonia Oriental o fueron expulsados de la Unión soviética, y alemanes que huyeron o fueron expulsados de Polonia con destino a Alemania (NP. Las expulsiones afectaron a bastantes más territorios y poblaciones, como los Sudetes en Chequia, y otras poblaciones en Rumanía, Bulgaria...).

Los polacos y los alemanes, los indios y los musulmanes, los refugiados judíos de las tierras árabes, todos han sido rehabilitados en nuevas hogares y gozaron del derecho ordinario a la ciudadanía. Lo que es aún más notable es que todo esto se hizo sin ayuda internacional. La única excepción ha sido el caso de los árabes palestinos en los países árabes vecinos.

El gobierno jordano les concedió, a los árabes palestinos, una forma de ciudadanía, pero los mantuvo en campos de refugiados. En el resto de los países árabes permanecieron como extranjeros apátridas, sin derechos y sin perspectivas, dependientes de los fondos para los refugiados de la ONU.

Paradójicamente, si un palestino hubiera huido a Gran Bretaña o América, tendría el derecho de obtener su naturalización al cabo de cinco años, y sus hijos, nacidos en el país de acogida, serían ya ciudadanos por nacimiento. Si se hubieran establecido en Siria, el Líbano o Irak, él y sus descendientes habrían permanecido apátridas, ahora mismo incluso hasta la cuarta o la quinta generación.

La causa de esta situación ha sido explicada por numerosos representantes árabes. Se debe a la necesidad de preservar a los palestinos como una entidad separada hasta el momento en que ellos puedan exigir nuevamente la totalidad de Palestina; es decir, toda Cisjordania, la Franja de Gaza e Israel en su totalidad. En otras palabras, la reivindicación del "regreso" de los refugiados significa la destrucción de Israel.

Es altamente improbable que esta fórmula sea aceptada por cualquier gobierno israelí.

Hay signos de cambio en ciertos medios árabes, la aparición de una voluntad de aceptar a Israel y hasta de contemplar la posibilidad de una contribución positiva de este país en la vida colectiva de la región. Pero estas opiniones son expresadas con mucha timidez. Los que se atreven a desvelarlas a veces acaban en prisión o incluso peor. Estos puntos de vistas tienen hasta ahora un impacto muy limitado o sin relevancia sobre las jefaturas de estos países.

¿Qué puede aportar de nuevo la cumbre de Annapolis? Si el problema afrontado no es el
tamaño de Israel, sino su existencia, las negociaciones no llevarán a nada. Y a la luz de las experiencias pasadas, es evidente que se trata de la cuestión principal y que permanecerá hasta que los dirigentes árabes consigan su objetivo, destruir Israel, o renuncien a él. Ambas hipótesis, parecen tan improbables la una como la otra, de momento.

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Dirigiéndonos a Annapolis, sin ilusiones - Shlomo Avineri - Haaretz

Hay algo desilusionador en la variedad de reacciones escuchadas en Israel antes de la conferencia de Annapolis. La extrema derecha se refiere a ella como a un próximo Holocausto y advierte sobre concesiones peligrosas. La extrema izquierda la contempla como la última posibilidad para una conciliación israelo-palestina y amenaza que si no se produce la paz esperada, llegará el caos.

Ambos apocalípticos pronósticos son infundados. Annapolis no es nada más que una tentativa de institucionalizar el cambio de atmósfera entre Israel y los palestinos y tratar de encontrar una salida - tan modesta como pueda ser - a la congelación resultante del fracaso de la cumbre de Camp David en 2000 y de la segunda Intifada. Además, Annapolis representa una tentativa de recuperar parte del prestigio del presidente George W. Bush, cuyo road map no ha conducido a nada hasta ahora.

Alguien que espere que Annapolis conduzca a un acuerdo no tiene los pies sobre la tierra. Las brechas entre la relativamente moderada postura israelí, representada por el gobierno Olmert-Barak, y la postura relativamente moderada representada por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, son todavía demasiado profundas. Incluso una declaración consensual de principios es por lo visto inaccesible: en cualquier declaración de principios los palestinos exigirán que Israel esté de acuerdo, más o menos, a un regreso a las fronteras de 1967 y que Jerusalén se convierta en la capital de los dos estados. Es difícil imaginar que el gobierno israelí quiera y sea capaz de aceptarlo actualmente. Aunque podamos asumir razonablemente que un futuro acuerdo, si de hecho se consigue, seguirá dichas pautas, una declaración absoluta en ese sentido por parte de Israel no es políticamente factible en este momento.

Lo mismo vale respecto a la demanda de Israel de que los palestinos abandonen el derecho de retorno de los refugiados y reconozcan a Israel como un estado nacional judío. Es difícil creer que los palestinos sean capaces de aceptarlo actualmente. Dicho todo esto, está claro que tal concesión y tal reconocimiento serán un elemento crucial en un futuro acuerdo. Israel, por dos veces, ya ha reconocido, en Camp David en 1978 y en Oslo en 1993, los derechos legítimos de la nación árabe palestina, y es y fue un error, tanto por parte de Menachem Begin como por parte de Yossi Beilin, no exigir el mismo reconocimiento por parte del lado palestino. Está claro que en un análisis final, tal reconocimiento palestino será obligado, como base del principio de la división del país "y de dos estados para dos naciones."

Sobre todo esto planea el control de Gaza por parte de Hamas: la lucha cuerpo a cuerpo entre miembros de Fatah y Hamas no es exactamente el telón de fondo ideal para una conciliación histórica entre Israel y los palestinos.

Es evidente, que primeramente los palestinos tienen que alcanzar un entendimiento nacional interno - no determinado por la violencia.

¿Así pues, qué se puede esperar de Annapolis? Primero, algo ha ya sido conseguido. Después de casi seis años en los cuales los líderes israelíes y palestinos no han hablado el uno con el otro, en las últimas semanas se han reunido con regularidad. Quizás incluso han alcanzado acuerdos, pero el hecho de hablan entre sí es un logro que no debería ser ocultado.

También es importante lo que ocurrirá en Annapolis: un acontecimiento internacional en el cual los líderes israelíes y palestinos se encuentren no es ningún logro pequeño después del fracaso humillante de Camp David en 2000. Podemos asumir que Annapolis no será simplemente un reportaje fotográfico, pero un acuerdo puede ser alcanzado sobre cuestiones de las que se tiene que hablar.

También es razonable considerar que se formarán grupos de trabajo, cómo pasó después de la Conferencia de Madrid, y que elaborarán informes plenarios para otras reuniones de la conferencia. También podemos esperar pasos concretos por parte de Israel, como el desmantelamiento de establecimientos avanzados ilegales y la retirada de check-points, y una lucha contra los gangs terroristas por parte de los palestinos.

Todo esto representa un esfuerzo modesto, y seguramente no significa los "Días Finales". Pero después del colapso de los Acuerdos de Oslo y lo que pareció ser una abismo que no podía ser superado, representa un logro cierto y significativo. Sólo de esta manera, paso a paso, puede que la paz llegue a establecerse en nuestra región.

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Sunday, November 25, 2007

The Moss Haggadah - David Moss















La maravillosa obra gráfica de David Moss

En 1983, se encargó a David Moss que elaborará una haggadah única, hecha a mano, en la tradición del manuscrito iluminado medieval. A su finalización, fue tan bien acogida y tan elogiada por todos los que la contemplaron, que su dueño, Richard Levy, graciosamente consintió en permitir que David reprodujera su propio trabajo..

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El shtetl ruso II - Solomon Yudovin


Travels of Veniamin, the Third, 1936


Travels of Veniamin, the Third, 1936


Travels of Veniamin, the Third, 1936


Zadvorki, 1926


Russian shtetl life


The Backyard


Schoemaker, 1926


Schoemaker, 1926


Jew with an book

La mayor parte de las reproducciones y este texto provienen de una
página web dedicada al Shtetl, y también es importante destacar
la dedicada a este pintor por el Art At The Center.

"Solomon Yudovin nació en el pequeño shtetl de Beshenkovichi, en la región de Vitebsk. Su padre fue un artesano judío. Comenzó a dibujar a muy temprana edad, siendo la mejor manera de huir hacia un mundo mejor desde la triste realidad de su ciudad natal. Sin embargo, la suerte estaba de su lado. Yehuda Pen, probablemente uno de los artistas judíos más famosos de su tiempo, que nació y trabajó en Vitebsk, se percató de las facultades del joven Solomon y lo tomó bajo su protección.

En 1910 Yudovin se traslado a St. Petersburgo y fue aceptado en la escuela de dibujo del Comité de Apoyo a las Artes. Sin embargo, debido a su carencia de dinero y al principio de guerra, tuvo que abandonar la escuela y ponerse a trabajar.
En 1917, en Petrogrado, celebró su primera exposición. Estaba basada en el material elaborado durante sus expediciones histórico-etnográficas en las demarcaciones judías, entre 1912-1914, y que emprendió bajo la dirección del gran escritor judío An-Sky. En 1920 la mayor parte de aquellas obras formaron la columna vertebral de su primer álbum de litografías, "El Album de los Ornamentos judíos". Este tema permaneció su más importante fuente de trabajo para el resto de su carrera.

Durante el sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial permaneció en la ciudad y representó aquellos duros días en sus famosos grabados "Leningrado en los días de la Gran Guerra Patriótica". Hizo numerosas ilustraciones de las obras maestras de la literatura. Ilustró el "Judío Suss" de L.Feuchtwanger, siendo personalmente felicitado por el autor por su originalidad y comprensión del texto. También ilustró "Los Viajes de Benjamin el Tercero" de Mendele Moicher-Sforim, y fue probablemente su mayor contribución al mundo de la cultura judía. Como nadie antes, y seguramente nadie después de él, fue capaz de mostrarnos y transferirnos la atmósfera de un shtetl ruso, su dolor, su tristeza, su alegría y su locura. Nos atestiguó la desaparición de viejo shtetl judío, siendo contemporáneo del final de ese gran pasado. Él mismo llegó desde allí, trayendo los sentimientos y los sueños de ese mundo, y por lo tanto su trabajo representa mejor que nadie algo de lo que llamamos la nostalgia Der Alter Shtetl".

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Saturday, November 24, 2007

Israel (1984 - 1997) - Zion Ozeri


Fringes over Jerusalem


Twilight Mincha, Rosh Ha'ayin


Graven Images, Tsfat


Shabbat Candles


Letter to God


This Way

Segundo post dedicado al estupendo fotógrafo israelí,
Zion Ozeri, el primero estaba dedicado a su trabajo
sobre la Diáspora.

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Friday, November 23, 2007

Haiku-dô


Haiku-dô (Ed. Kairos) - Selección, traducción
y comentarios de Vicente Haya.

Las fotografías que hemos añadido son de
Peter Miller y de Kamakura Print Collection.



El alba de la primavera
Amanecer
con rumor de agua (Setsuko)


Sin pensar en nada,
mientras camino
recogiendo ramas secas (Den-jo)


La gran nevada
Los setos del templo Zen
comienzan a ceder (Seishi)


La Luna llena
No importa a donde vaya
el cielo me es ajeno (Chiyo-jo)

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Thursday, November 22, 2007

El tiempo irreversible - Eduard Resbier


Seascape storm


Campo de hielo I


Campo de hielo III


Campo de hielo IV


Can Ricart


Interieur rouge


Constelación Le Pau

Texto del catálogo redactado por Óscar Alonso Molina de la exposición en la Galería Metta de la obra de Eduard Resbier:

"La serie de obras expuestas con el título "El Tiempo Irreversible", es un conjunto de pinturas realizadas entre 2006 y 2007, algunas partiendo de fotografías, otras fruto de la imaginación. La imagen es importante pero la intención no es dar cuenta de la realidad, la saturación del color y la distorsión de las formas respecto al modelo reflejan otras percepciones(...). Los paisajes naturales se amoldan del mismo modo a las vistas de interiores, donde la atmósfera de la presencia humana ha sido barrida por la propia naturalización del paisaje arquitectónico(...).

La textura visual en que se recrea Resbier alcanza su máximo nivel expresivo en paisajes y escenarios donde la "ausencia humana" imprime una nota inquietante al diferencial temporal que la fotografía traslada en este caso a la pintura; como si la vibración, el desenfoque fueran los testigos oculares de un desfase que, sin poderlo evitar, deja un rastro tras de sí que el ojo puede aún percibir. Esa falta de adecuación, ese resto entre lo que se fotografía y se pinta aquí adopta la forma de la interferencia. Algunos interiores recientes, los provenientes de fotografías como los inventados, colmados de color hasta rozar lo ornamental, envueltos en el vapor alcohólico que tiende a desdibujar la nitidez de su atmósfera(...), parecen al borde de una catástrofe o captados en el preciso instante en que una deflagración va a irrumpir en su seno(...)."

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