Monday, November 30, 2009

Lo clava: "Catalunya o la caja de Pandora" - Antonio Elorza - El País

La capacidad del actual gobierno para meterse en camisas de once varas es prácticamente infinita. El último hallazgo ha sido la propuesta de un mea culpa parlamentario por la expulsión de los moriscos en 1609, lo cual, si la cosa se toma en serio, debiera arrastrarnos a una revisión general de la historia de España y de sus antecedentes hasta tiempos de los visigodos, con el fin de no perder demasiado tiempo y publicar la lista de perdones solicitados de una sola vez. No en vano somos el país donde se hurgó siglos atrás en los archivos para probar y contraprobar las situaciones de limpieza de sangre. Aun cuando sólo partamos del siglo XV, por la misma regla de tres que a los moriscos, nos toca pedir perdón a los judíos por su expulsión de 1492 y persecuciones anteriores, a los conversos de judíos secularmente discriminados, a los descendientes de los guanches en Canarias (si hay alguno localizable), a los indios de toda América por el trato dado en la conquista, a los gitanos, a Francia por los vencidos de Bailén abandonados en la isla Cabrera, a Cuba por la reconcentración de Weyler, a Filipinas por el fusilamiento de Rizal. La memoria histórica se convierte así en masoquismo histórico (por mucho que yo comparta la crítica de la citada expulsión de 1609 y de los demás episodios mencionados).

Más allá de los resultados de lo que ya es una crisis anunciada del orden constitucional, el tema del Estatuto de Cataluña responde a esa misma forma de hacer política del presidente Zapatero, lanzándose a tumba abierta en busca de resultados a corto plazo, sin preguntarse por la racionalidad y los costes futuros de cada operación. Nos encontramos ante un embrollo, un maldito embrollo, donde por encima de los inciertos resultados (o desastres) a que se llegue, resulta imprescindible tirar del hilo de madeja y señalar a los causantes de que un problema perfectamente resoluble dentro de nuestro marco legal se haya transformado en un perverso juego político donde todas las combinaciones posibles arrojan una suma negativa. En cualquier caso todos pierden, salvo las opciones extremas.

El voto es el eldorado de Zapatero. Para obtenerlo en Barcelona hizo la insensata promesa de que lo que se atara en Cataluña quedaría atado en Madrid, y más tarde logró a trancas y barrancas gracias a CiU el respaldo a un Estatuto que tampoco satisfacía demasiado en el Principado y cuya constitucionalidad era ampliamente cuestionada, y no sólo por la horda españolista. A quienes ahora opinan que es preciso dar el visto bueno al Estatut por conveniencia política, por ánimo de conciliación, conviene advertirles que el ajuste de las piezas resulta capital para el buen funcionamiento del Estado de las Autonomías, y que los desajustes se pagan con malestar, o "desencuentro" como ahora se dice en plan fino, siendo el único baremo para apreciarlos el Tribunal Constitucional, sobre la base de la prioridad inexcusable del texto de 1978. En ese año hubo una Constitución, no "un pacto" entre iguales, debiendo ser recordado que la bilateralidad es lo propio de las Confederaciones y que en los dos últimos siglos todas han estallado. Antes del parto y después del parto, Zapatero careció además de una sola idea. Sólo maniobras, como la actual duplicidad, lanzando a Chacón contra el PP, mientras él sólo muestra "interés" ante el manifiesto de los diarios.

En tanto que defensor de la fórmula "nación de naciones", que recoge sobre una base empírica y no ideológica el engarce de los procesos de construcción nacional catalán y vasco en torno al eje nacional español -identidades duales y elecciones cantan-, no creo que lo esencial sea la fórmula adoptada en el Preámbulo del Estatut. Puede hablarse así de "nación vasca" y de "nación catalana", sin por ello negar a la nación española. Lo grave es la ulterior puesta en cuestión del ordenamiento constitucional, cuando además, en contra de lo que opina Pérez Royo, la preeminencia de la Constitución hace imprescindible comprobar la constitucionalidad de los Estatutos, si se aprecian contradicciones, a no ser que fragmentemos la soberanía. La democracia es un procedimiento, no unos resultados políticos. Alzar la bandera de Cataluña contra España aquí y ahora no es sólo anticonstitucional, sino antidemocrático. Pero ahí estamos: bilateralidad igual a dos soberanías enfrentadas. Fractura.

Además, cuentan la tardanza en producir la sentencia y las filtraciones. Parece absurdo que haya magistrados en el TC que no tengan, además de la propia, especialización probada en Derecho Constitucional, pero todo queda en segundo plano ante el coste de esta injustificable espera. ¿Quién la provocó? ¿quién hace unas filtraciones orientadas a obstaculizar una declaración parcial de inconstitucionalidad? La información aquí publicada pone de manifiesto que alguien dentro del Tribunal ha vulnerado el deber del secreto por intereses políticos. Esto es intolerable y si el TC funciona así, sembrando por tolerancia pasiva la crispación y el desconcierto entre los ciudadanos, más vale que desaparezca. ¿A quién favorecieron tardanza y filtraciones? La única hipótesis verosímil es que a la opción del Gobierno. Al causante en definitiva del embrollo.

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Un ridículo más: Unicef echa por tierra el discurso del gueto y de los campos de concentración a cielo abierto

Informe de Unicef sobre el desarrollo nutricional de los niños:

Dice IRIN Global:

"El retraso del crecimiento se asocia con problemas de desarrollo y es a menudo imposible de corregir. Un niño que tenga retrasos en su crecimiento es probable que tenga una vida con mala salud y bajo rendimiento", afirma una declaración de UNICEF.

En el Oriente Medio, el territorio palestino ocupado tiene un nivel de retraso en el crecimiento de un 10%, "un resultado sorprendentemente mejor que otros vecinos mucho más ricos", que tienen las siguientes puntuaciones:

Territorios Palestinos Ocupados - 10%
Líbano - 11%
Jordan - 12%
Oman - 13%
UAE - 17%
Arabia Saudita - 20%
Kuwait - 24%
Irak - 26%
Siria - 28%
Egipto - 29%
Yemen – 58%

Otros países árabes:

Tunez : 6%
Qatar : 10%
Bahreïn : 12%
Argelia : 15%
Libia : 17%
Marruecos : 36%

Les recuerdo que los problemas de desarrollo van en relación con carencias nutricionales, es decir, de una posible subalimentación, y que por contra se repite incansablemente que los niños palestinos sufren hambre a causa del asedio de Gaza y la ocupación.

¿Quién "asedia y ocupa" a la infancia en los países árabes con mucho mayor nivel de retraso en su desarrollo? ¿Los suizos tienen alguna sugerencia sobre la raíz de este problema?

Fuente: IRIN news

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Sunday, November 29, 2009

"No (nunca) es suficiente" - Ed. JPost

Con la paciencia de un taxista que espera que la luz roja del semáforo esté a punto de volverse verde, los dirigentes palestinos respondieron el miércoles al anuncio de una moratoria en la construcción de asentamientos israelíes con un: "!! No es suficiente !!". 

La moratoria sin precedentes del Primer Ministro Benjamin Netanyahu es sustantiva y simbólica, la respuesta apropiada a una demanda por parte palestina de una congelación de la construcción en los asentamientos que es, al mismo tiempo, emblemática y una pista falsa sobre el verdadero problema.

La disputa entre palestinos e israelíes no radica en los asentamientos. Depende de si los árabes están dispuestos a reconocer la legitimidad de Israel como el estado del pueblo judío dentro de cualquiera que fueran sus límites. Algunos encuentran cómodo imaginar que el enfrentamiento entre las causas sionista y árabe ha pasado a un tercer grado, a un juego de suma cero. Ese no es el punto de vista dominante en Israel. 

En 1920, la comunidad internacional otorgó a Gran Bretaña la responsabilidad de establecer un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina. Pero un año después, el emir Abdullah regresó de Londres con la Palestina oriental, dando nacimiento a la Transjordania. ¿La respuesta árabe? "No es suficiente". 

En 1937, la Comisión Peel recomendó dividir Palestina en un estado judío y otro árabe. Los sionistas dieron su consentimiento. Los árabes... dijeron que no.

En 1947, la Asamblea General de la ONU votó la partición de Palestina en dos estados, un estado judío y un estado árabe. Una vez más, los judíos se mostraron de acuerdo. La respuesta árabe fue: "No es suficiente" y trataron de estrangular al recién nacido Estado judío. Israel sobrevivió, mientras que los árabes tomaron Cisjordania y Gaza. ¿Se creó entonces un estado palestino? Por supuesto que no, porque estos territorios "no eran lo suficiente".

En 1967, los árabes no lograron empujar al mar a un Israel que vivía dentro de las líneas del armisticio de 1949,  por contra, Cisjordania y Gaza pasaron a posesión de Israel. Magnánimo en la victoria, Israel ofreció la paz. ¿La respuesta árabe? "No habrá paz, no habrá reconocimiento, no habrá negociaciones". 

En 1977, el presidente egipcio Anwar Sadat emprendió valientemente el camino de la paz. Israel se retiró de todo el territorio reclamado por Egipto, y Menachem Begin, además, ofreció algo a los palestinos que nunca habían disfrutado, la autonomía. Las fuerzas israelíes se habrían redesplegado como preludio a las negociaciones sobre el estatuto definitivo. ¿La respuesta árabe? "No es suficiente".

Como resultado de los Acuerdos de Oslo de 1993, la dirección de la OLP fue invitada a regresar desde Túnez y crear una Autoridad Palestina en Cisjordania y Gaza. Sin embargo, el doble juego que Yasser Arafat adoptó no le permitió abrazar realmente esta oportunidad histórica para la reconciliación. Mientras, Hamas intensificó su campaña de terror que se cobró decenas de vidas israelíes (mucho antes de la masacre de Hebrón de Baruch Goldstein, en febrero de 1994).

Ehud Barak dos veces - en Camp David (julio de 2000) y en Taba (enero de 2001) -, ofreció a Arafat un estado palestino, acompañado de extraordinarias concesiones territoriales y políticas. ¿La respuesta árabe? "No es suficiente". 

Cuando Israel retiró unilateralmente a sus colonos y soldados de la Franja de Gaza en 2005, los árabes, una vez más, afirmaron: "No es suficiente".

En 2008, Ehud Olmert, ofreció Mahmoud Abbas el 93% de Cisjordania, además de territorio de Israel hasta completar el 100%. Abbas ni siquiera se dignó decir "No es suficiente", simplemente no hizo ningún caso.

Después, en junio de este año, Netanyahu, siguiendo los pasos de sus predecesores, aceptó de modo inequívoco un estado palestino desmilitarizado. ¿La respuesta árabe? "No es suficiente". 

Generación tras generación, década tras década, concesión tras concesión de Israel, los palestinos nunca han perdido una oportunidad de decir: "No es suficiente".

Así que ahora la pregunta es qué va a hacer América. El enviado especial George Mitchell reaccionó ahorrando su aprobación a la moratoria de Netanyahu. "No llega a una congelación total de los asentamientos, pero es más que lo que ningún gobierno israelí ha hecho nunca antes...". Para inmediatamente, apresurándose en diluir ese frío elogio, reiterar: "Los Estados Unidos no aceptan la legitimidad de la continuación de los asentamientos israelíes". 

Una reacción algo más positiva vino de parte de la secretaria de Estado Clinton, quien reconoció que "el intercambio de territorios" debe formar parte de las negociaciones sobre la base de las líneas de 1967.

Para tomar riesgos suplementarios para la paz, los israelíes deben sentirse seguros de que la administración Obama apoya totalmente una fórmula mejorada de las líneas de 1967. Washington necesita engatusar a Mahmoud Abbas para que vuelva a la mesa de negociaciones de buena fe, y debe poder extraer gestos diplomáticos de sus aliados árabes en reciprocidad a las concesiones del primer ministro israelí.

De lo contrario, el mensaje desalentador que llegará hasta los israelíes que desean un acuerdo de paz es que no importa lo que haga Israel, siempre será "poco" para la administración Obama y "nunca será suficiente" para los árabes.

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La primavera nuclear de Barack Obama - Benny Morris - Guardian

La charla en Israel, explícita y abierta, es sobre una guerra en la próxima primavera o verano. Los cielos se despejaron para las operaciones aéreas, los escudos de misiles de Israel contra los cohetes de corto y mediano alcance por lo menos se encuentran en fase operacional y la comunidad internacional, encabezada por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, habrán fallado a la hora de obstaculizar el programa de armas nucleares de Irán. Y los iraníes estarán mucho más cerca de una bomba.

El primer ministro, Biniamín Netaniahu, y el titular de Defensa, Ehud Barak, entonces tendrán que decidir si Israel puede vivir con un Irán nuclear y confiar en la disuasión. Pero si consideran el riesgo de un ataque nuclear contra Israel demasiado grande, Israel tendrá que hacer lo posible para destruir las instalaciones nucleares iraníes, a pesar de las posibles consecuencias devastadoras, regionales y mundiales. Estos probablemente incluirían un masivo bombardeo de ciudades de Israel y las bases militares por los iraníes, Hezbollah, y posiblemente por Hamás.

Esto podría desencadenar guerras terrestres en el Líbano y Gaza, así como una guerra prolongada de largo alcance con Irán. Se podría ver actos de terrorismo por parte de agentes iraníes contra objetivos israelíes y judíos en todo el mundo, un fuerte aumento de los precios mundiales del petróleo, que funcionará políticamente contra Israel, y acciones iraníes contra objetivos estadounidenses en Irak, Afganistán y el Golfo. En general, el terrorismo islamista contra objetivos occidentales sólo puede crecer. Pero no es sólo que los dirigentes de Israel tendrán que decidir. También Obama, un hombre que en el ámbito internacional muestra una inclinación a la indecisión, salvo cuando se trata de los asentamientos israelíes en Cisjordania. ¿Va a dar a los israelíes una luz verde y tal vez algunos equipos adicionales que han estado tratando de obtener para un ataque y un derecho de corredor de paso sobre Irak para sus aviones? Así que Obama se está acercando rápidamente a su momento de la verdad.

Su predecesor, George W. Bush, aseguró en repetidas ocasiones a Israel que su país no permitiría que el Irán fundamentalista alcance la bomba. La implicación era que los Estados Unidos impedirían esto, en última instancia, por medios militares. Hoy en día parece altamente improbable. Obama está inmerso en dos guerras en tierras musulmanas, con un Afganistán cada vez más imposible de ganar, e Irak hacia la partición de facto o una creciente subordinación a los chiítas de Irán. Con un público estadounidense cada vez más cansado de la guerra, cualquier guerra, el presidente de Estados Unidos es poco probable que envíe a la Fuerza Aérea, la Marina y fuerzas especiales para destruir las instalaciones nucleares iraníes. Obama pronto tendrá que decidir si da luz verde a Israel. Y pronto. La primavera se acerca rápidamente.

Fuente: Aurora Digital

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El monstruo judío - Eli Valley

(Se recomienda pinchar para ampliar y poder contemplar morbosamentel al "monstruo judío")

Sin comentarios. ¿Les gustán los comic? A mí no demasiado, pero les recomiendo EV Comics

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Si eres 'progre', lo más seguro es que tus hijos sean unos maleducados (pero serán sostenibles y sabrán que sólo ellos poseerán la verdad)


Los niños con conductas antisociales proceden en su mayoría de familias de alto nivel adquisitivo y cultural, en las que los padres desatienden a los hijos y delegan su educación en la escuela, cursos extraescolares, servicio doméstico u otros familiares, según un estudio de la Fundación Jaume Bofill.

El coordinador de la investigación presentada en rueda de prensa, Javier Elzo, catedrático de sociología, tras analizar los datos de 1.060 encuestas a familias catalanas y otros 1.189 cuestionarios a profesores:
"La falta de supervisión de los padres es la variable más relevante a la hora de explicar la conducta antisocial de los niños"

"No es cierto que los niños conflictivos procedan especialmente de familias monoparentales, madres trabajadoras, familias reconstituidas, padres separados, u otros modelos diferentes al tradicional"
El estudio se centra en familias con hijos de entre 7 y 12 años y el resultado global es que "las familias catalanas tienen una nota media de notable, pero la media siempre esconde casos de disfunciones".

Para analizar estas disfunciones, el coordinador del estudio ha dividido las familias en cuatro tipos:
1.- progresista-extravertida
2.- conservadora-introvertida
3.- conflictiva
4.- y la convivencial-armónica

La conclusión ha sido que la mayor parte de los niños con conductas incívicas proceden de las familias progresistas-extravertidas, que suponen el 23,3 por ciento del total de las familias, y de las conflictivas, que son el 15,2 por ciento.

Las familias progresistas-extravertidas se caracterizan por defender ideas políticas progresistas y disponer de un nivel cultural y económico alto.
"En este entorno es fácil encontrar padres que tienen una vida social activa y que dan más importancia a su promoción personal que a la familia, por lo que suelen desatender a los hijos"
Los hijos de estas familias tienden a saltarse las normas en aspectos como "colarse en el metro, destrozar mobiliario urbano o robar en grandes almacenes".

El otro grupo del que proceden los niños con conductas antisociales son las llamadas familias conflictivas, que se caracterizan por un nivel adquisitivo y cultural bajo "y los padres están desbordados".
"Estas familias son las que deberían recibir más ayuda de las administraciones" porque "quieren educar bien a sus hijos, pero no pueden por falta de tiempo o de formación"
El estudio también refleja que los hijos "perciben una menor implicación del padre que de la madre" en su educación, en todos los estratos sociales.
"Es incorrecto achacar los déficit educativos a la incorporación de la mujer a la vida laboral porque no se puede criticar que la mujer haya salido de casa sin hablar de por qué el hombre no ha entrado"
El estudio ha tenido en cuenta la procedencia de las familias:
"Los inmigrantes no integrados en la sociedad suelen incluirse en el grupo de conflictivos, mientras que los que están integrados están dentro del grupo que dedica más tiempo a los hijos"
En las conclusiones, Elzo destaca que "la combinación más adecuada para que los hijos tengan conductas prosociales" la consiguen las "familias cohesionadas, que permiten que los hijos expresen sus sentimientos, refuerzan los comportamientos correctos y mantienen la disciplina".

Fuente: Periodista Digital que la recoge de la muy oficiosa Agencia Efe.

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Friday, November 27, 2009

On the Map - Israel Museum


In Our First Grade, 1952


Daber Ivrit! (Speak Hebrew), with illustrations by Avigdor Luisada, 1946


Notebook cover , early 1960



Bible Atlas, Dr. Y. Shapira, illustrations, P. Krauss, Tel Aviv



"King Solomon's Journeys", game, 1961. Collection of Eran Arie


Israel - Talking Maps 1958


On the Map by Danny Kerman, Sheba publishers, Tel Aviv, 1981.


On the Map by Danny Kerman, Sheba publishers, Tel Aviv, 1981.



Four Jewish Agency donation boxes. Collection of Tamar Talisman, Tel Aviv

Fuente: Israel Museum "On the Map"

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Thursday, November 26, 2009

¿Era un agente secreto del Mossad un sueco que abandonó a su familia? - Yossi Melman - Haaretz

El mito y la fama del Mossad es tan grande que algunos en Suecia afirman que un hombre que mintió sobre su identidad y abandonó a su familia no puede ser posiblemente un mero estafador, sino que debe haber sido un espía del Mossad. En cualquier caso, esto es lo que ha surgido de una historia que apareció en el diario sueco Expressen sobre Johanna Wallin, un mujer de 33 años en busca de su padre, Peter Reginald Tonge.

Según el artículo, Tonge llegó a Suecia en 1975, diciendo que estaba buscando a unos amigos que había conocido mientras trabajaba en un kibutz cercano a Haifa. Tonge conoció a María Wallin en una fiesta en Estocolmo y tres meses más tarde se casaron y se trasladaron a Uppsala. El matrimonio le facilitó un permiso de residencia en Suecia, afirma el diario.

En una declaración a las autoridades suecas de la época, afirmó que era un ciudadano británico con una licenciatura en agricultura por la universidad de Bristol. También dijo que el nombre de su madre era Margret Bergman, nacida en Polonia en 1913 y que había huido a Gran Bretaña como refugiada. Su padre, sin embargo, fue un sueco de apellido Eriksson, y murió cuando Tonge era un niño. El apellido Tonge, según él, provenía de su padrastro, por el segundo matrimonio de su madre.

Expressen y Johanna Wallin han solicitado a Haaretz que publique la historia con la esperanza de que ayude a localizar a Tonge. Johanna dice que ha estado buscando toda su vida a su padre, quien la abandonó junto a su madre cuando tenía 6 años, poco tiempo antes de que naciera su hermana. Su búsqueda, que la llevó de camino a Eilat, se ha detallado en un libro recientemente publicado en Suecia.

De acuerdo con Johanna, su madre le dijo que su padre afirmaba haber trabajado en Eilat en la década de 1960, en un lugar llamado Harry's Bar, local que cerró hace ya mucho tiempo. Johanna llegó a localizar al dueño, ahora con 83 años de edad, y le mostró una fotografía de Tonge. El propietario del local no reconoció al hombre de la fotografía.

Johanna dice haber investigado los detalles e historias que su padre contó a su madre sobre su pasado, pero no puede confirmar ninguna de ellas. "La gente que decía que conocía o bien no lo reconocen o bien no existen", asegura ella, "y no he podido encontrar a ningún Tonge que estudiara en cualquiera de las dos universidades de Bristol".

Un experto en seguridad sueco, Joakim von Braun, le dijo al periodista del Expressen, Lars Palmborg, que el patrón de comportamiento exhibido por Peter Tonge - si realmente ese era su nombre - es probable que indique que fuera un agente del Mossad que se trasladó a Suecia para cazar terroristas palestinos. Pero Johanna Wallin no está convencida.

"También tengo muchas dudas de que mi padre fuera un agente. No es una teoría a considerar, pero el hecho es que utilizó una identidad falsa, y que la que usó en Suecia e Israel, es decir, hasta que Peter Reginald Tonge desapareció en 1981. Espero que la difusión de esta historia en Haaretz me va a ayude [a encontrarlo]".

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Wednesday, November 25, 2009

El Nuevo Cementerio Judío de Cracovia (Krakow - Kazimierz)















Fundado en 1800, el cementerio está situado cerca de Cracovia, en la línea ferroviaria a Tarnow. Mucho más grande que el cementerio de la Sinagoga Remuh, sigue siendo un cementerio en pleno funcionamiento.

Durante la Segunda Guerra Mundial el cementerio fue clausurado y profanado por los alemanes. Las lápidas del cementerio fueron vendidas o utilizadas como material de construcción. Algunas también fueron removidas y llevados al campo de Plaszow, donde fueron divididas y utilizados para el pavimento.

Al final de la guerra, la mayoría del cementerio estaba en ruinas. En 1957 se llevo a cabo un proceso de "poner en orden" en el cementerio, junto con un completo programa de renovación que se inicia después del 2000.

Cualquiera que camine en el cementerio será recibido por un monumento situado justo en la puerta del cementerio, que conmemora a las familias y personas judías asesinadas por los nazis durante la guerra. Al igual que en el cementerio de la Sinagoga Remuh, trozos de lápidas rotas recuperadas también han sido colocados en la pared del cementerio.

El cementerio también contiene también monumentos dedicados a miembros prominentes de la comunidad judía, a rabinos, políticos, artistas y científicos. Uno de los más impresionantes es el del Dr. Ozjasz Thon (1870-1936), rabino y miembro del parlamento polaco. La inscripción en su lápida está dedicada a los miembros de su familia que perecieron en la guerra, su esposa y su yerno que fueron asesinados en Radom, y su nieto que murió en el campo de exterminio de Belzec.

En su estado actual el cementerio es una mezcla de viejas y nuevas lápidas, con gran variedad de estilos, aunque algunas de las antiguas tumbas parecen estar desmoronándose en el suelo. Así como hay inscripciones hebreas en algunas lápidas, también se encuentran inscripciones en alemán y polaco.

Dependiendo de la época del año el cementerio parece cambiar tanto de estado de ánimo como de apariencia. Durante los meses de verano los árboles del cementerio proporcionan una buena fuente de sombra. Esto, junto con el verde presente en el cementerio lo convierte en lugar agradable por donde pasear, y así poder escapar del ritmo frenético de la vida diaria y tener unos momentos donde hacer una pausa y reflexionar.

En invierno, el cementerio tiene un aspecto triste y desolado, y parecen existir menos razones para explorarlo y perderse en él. Esto es un gran error, ya que este cementerio no deja de ser maravillosamente diverso en su estilo y nos ofrece conmovedores recuerdos del pasado.

Fuente: Jewish Krakow

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Paisajes reflexivos - Donald Holden


Wooded Island, 1993.


Monhegan Harbor II, 1991.


Mendocino Storm III, 1990.


Squeaker Cove IV, 1996.


Hudson Nightfall IV, 2001.


Adirondack XV, 2002.



Hudson Moonlight VI, 2002.

Donald Holden en Pucker Gallery

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La que faltaba (La abuela morisca de Zapatero - Fermín Bocos - Periodista Digital)


Vuelve Boabdil, que ahora estamos en el mismo bando, la "Alianza de las Civilizaciones"

Una ocurrencia dictada por el afán de notoriedad o por la ignorancia de la Historia. El PSOE ficha ahora a los moriscos y se olvida de los saharauis

Teníamos pocos problemas y... ¡parió la abuela morisca! La iniciativa de un diputado granadino del PSOE para compensar a los descendientes de los moriscos que fueron expulsados de los reinos de España en tiempos de Felipe II y Felipe III es la última ocurrencia.

Una ocurrencia dictada por el afán de notoriedad o por la ignorancia de la Historia. O por ambas. La "memoria histórica" hay que dejarla en manos de los historiadores; no es honrado manejarla a la carta y convertirla en un brindis al Sol dictado por la frivolidad.

Los errores y horrores políticos de antaño no pueden enmendarse hogaño.

Es verdad que a los mudéjares -musulmanes que vivían en territorio español dominado por los cristianos- se les obligó ya en 1501, en tiempos del emperador Carlos I, a optar entre recibir el bautismo o ser expulsados de los reinos peninsulares, disyuntiva ante la que la gran mayoría optó por convertirse al cristianismo.

También es verdad que la imposición del bautismo vulneró los acuerdos signados por los Reyes Católicos tras la conquista del Reino de Granada.

Pero no es menos cierto que los moriscos o "cristianos nuevos" -así pasaron a ser llamados los mudéjares- eran una minoría de la que, no sin fundamento, se recelaba que pudiera actuar de "quinta columna" de los corsario otomanos y de sus primos, los piratas de Túnez y Argel.

Mala cosa fue la expulsión, pero la Historia no puede enmendarse cuatro siglos después. Siguiendo la lógica del diputado Pérez Tapias acabaríamos en el esperpento: reclamando a Damasco, capital de los omeyas, por la invasión de Tarik y Muza que fue el prólogo de la conquista violenta de la Hispania visigoda; reclamando a la canciller Merkel por los destrozos causados por las invasiones de suevos, vándalos y visigodos; pidiendo cuentas a Berlusconi por la invasión de Roma y la destrucción de Cartago Nova; a Túnez por lo de Aníbal en Sagunto.... y así sucesivamente hasta llegar al colmo del surrealismo o el absurdo.

O a inventar cortinas de humo para distraer a los cuatro millones de ciudadanos en paro a los que a falta de curro y de planes creíbles para salir de la recesión se les puede entretener con este tipo de ocurrencias. Al parecer, ahora toca hablar de la abuela morisca.

Como afirma Antonio Gala: «El alma de Boabdil era frágil como la escayola o el estuco»

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Gobierno de maniquíes - Gabriel Albiac - ABC



Todos reían mucho. Hacían bien. La vida es bella. La suya, sobre todo. Son guapos, ricos. Les pagamos, porque son guapos y ricos. A ver, si no, por qué otra cosa. Ríen. Con cargo a nuestros impuestos. Encima, les votamos. ¿Somos imbéciles todos? Puede que sí. Lo parecemos, en todo caso. Y seguimos votando. En silencio.

Un desfile de modelos. Eso es hoy la política. Tiene razón la agencia publicitaria a la cual desde la transición llamamos PSOE: quien sueñe hoy con otra política está muerto. O es un iluso. Política es este pase de modelos sobre alfombra roja. Nuevos ricos que exhiben galas glamourosas en tiempos de la pobreza más extrema. Políticos obscenamente satisfechos: pajines, blancos, salgados... Mimando dengues de los guapos oficiales, que les hacen de maestros de ceremonia. ¿Quién es aquí el actor, quién el guionista? ¿Los de la ceja alzada o bien la cejijunta De la Vega? ¿Los anabelenes de guardia o bien la parejita Zapatero? ¿Blanco o vaya usted a saber qué cantarina de la SGAE con cargo a Hacienda? No es ya siquiera ira moral lo que pone esa imagen del pasado fin de semana. Es vergüenza. Insoportable. Vómito. Vómito.

Y es cierto que la identidad entre política y escena define lo más propio de la política moderna. Desde final del siglo XVIII. Michelet hace arrancar la caída de Robespierre de una escenografía mal planificada: la del verano de 1794 que festejaba el nuevo culto religioso, que, al menos, lo era de la Razón. No se equivoca el autor de la monumental Historia de la revolucion francesa. Desde su nacimiento en 1789, la política moderna se ajusta, como a un guante, a la lógica del espectáculo, que es la ineludible lógica publicitaria del mercado. Pero, al menos, los escenarios efímeros de aquellos años los diseñaba Jacques-Louis David, que fue el mayor pintor francés de su siglo. Ahora, es cosa de escaparatistas y cantautores.

En 1967, Guy Debord dio análisis a eso a lo cual llamó «sociedad del espectáculo»; después procedió a destruirse, porque ningún camino quedaba abierto tras la glacial lucidez de aquel primer, profético, libro suyo. No conozco confirmación más cínica del análisis debordiano que el desfile de alta costura ministerial presidido por Zapatero y su señora para exhibir proclama de una bella «economía sostenible» de diseño, acerca de la cual no fue allí formulada una sola palabra: ¿para qué una palabra, si se tiene un torrente de imágenes monísimas? O, más que confirmación, caricatura. Pero tal vez ya sólo las caricaturas aportan votos en una sociedad perfectamente idiotizada, en la cual guapos maniquíes parasitarios y semianalfabetos juegan solemne papel de asesores áulicos.

No ha existido un mundo así en la historia moderna, en la historia. Si al más necio de los monarcas absolutos se le hubiera ocurrido hacer ostentación tan bestia de su corte y privilegios, lo de 1789 en Versalles hubiera sido un guateque. Lo de actores, actrices, ministros y ministras, presidentes y cónyuges, maniquíes y maniquíes, desfilando modelitos sobre pasarela roja justo cuando el desastre económico pone al borde del abismo a cada anónimo ciudadano, es lo más ofensivo que recuerdo en política. No quiero exagerar; he visto cosas más horribles: a ladrones y asesinos en los gobiernos Gal-Filesa de Felipe González. Lo que no he visto es un gobierno tan ofensivamente sin vergüenza. Cuesta creer que eso que he visto en las imágenes haya de verdad sucedido.

Al final, todos rieron. Se rieron. De nosotros. Tienen razón. Porque nosotros seguiremos votando. Seguiremos pagando. A pésimos actores. En cochambrosa escena. En corruptos gobiernos.

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Tuesday, November 24, 2009

Yeshayahou Leibowitz, profeta en su país - Denis Charbirt - Le Meilleur des Mondes



No amaba los honores, aún menos los homenajes, los superlativos o los cumplidos con los que la prensa, incluso sus pares deseosos de expresar su reconocimiento, lo gratificaba. No, decididamente a sus ojos, no era ni "la mala conciencia de Israel", ni "el último profeta de Jerusalém", ni "un imprecador provocador". Si temía las distinciones, no lo hacia por esnobismo o por desdén hacia lo que habría podido calificar como sonajeros a los que los imperfectos humanos son tan aficionados. Mucha de esta desconfianza visceral que mantenía frente del poder provenía de que Leibowitz temía que los reconocimientos finalmente tuvieran un precio: concedidos directa o indirectamente por las autoridades políticas, su función latente era recompensar una obra meritoria, pero él también consideraba que tenían una función latente u oculta, corromper al laureado. Él no culpaba a los jurados que obraban generalmente de buena fe; era sobre todo y ante todo la debilidad del laureado la que temía. Aceptar un reconocimiento o premio suponía para el candidato coronado mostrar su "pata blanca", ya que, asaltado por la gratitud, corría el peligro de ceder ante las sirenas del consenso. ¿Que queda entonces de la independencia del intelectual edificada pacientemente, paso a paso, preservada contra viento y marea?. La independencia vacilaría y se desmoronaría rápidamente.

El premio de Israel. Ese escrúpulo, sin duda excesivo sobre la significación de un premio, tuvo el efecto que se conoce: para resistir a esta amenaza sorda, Leibowitz intentó verificar sobre el terreno su libertad intelectual desafiando al poder, el cual había hecho caso omiso de sus antojos y de sus provocaciones concediéndole, con desgana, en 1993, la mayor distinción otorgada cada año con ocasión del aniversario de la declaración de independencia: el Premio de Israel. Su caprichosa y provocativa analogía entre la acción preventiva de una unidad de élite del ejército israelí y los atentados perpetrados por Hamas, constituía su propia “declaración de independencia” con el fin de permanecer, costara lo que costara, alerta y vigilante, sin miedo y sin tener que reprocharse nada, en una palabra, incorruptible. Decididamente, el sabio y el político no forman parte del mismo mundo y, por una provocación cuyo secreto poseía, Leibowitz esperaba dejar bien claro el "peligro de traspasar fronteras" que este premio hacia correr a sus ojos. Leibowitz renunció finalmente a esta distinción para así mejor poder mantener esa otra distinción entre el poder político y el poder intelectual, el cual apreciaba más que a nada. Y no fue de una obra de Pierre Bourdieu de donde extrajo ese concepto, sino del judaísmo de sus padres, apegado a discernir y distinguir entre lo profano y lo sagrado, entre los días ordinarios y el día del sabbath.

En nombre de la separación de esos ámbitos, del que fue un celoso guardián, no cesó de combatir la confusión, la interferencia de un dominio sobre el otro y recíprocamente. Leibowitz adoraba las categorías binarias y esperaba mantener su pertinencia, es decir, su impermeabilidad, ante el reino de las cercanías y de lo aproximativo. Era este rigor, que algunos tenían por rigidez, lo que explicaba que se encontrará como en su casa en dominios muy diversos y su negativa a medir de la misma manera moral y fe, ciencia y fe, ciencia y valores, valores humanistas y valores transcendentales, Sinagoga y Estado.

¿Un hombre púdico? ¿Quién era este hombre? ¿Cuál había sido su medio familiar? ¿Y su trayectoria intelectual y profesional? No nos asombraremos de leer que el relato de su vida no era precisamente de su interés, por modestia y por pudor, pero también porque tenía como sospechosa la reconstitución a la cual se entrega el hombre maduro, a menudo prestándole al niño o al muchacho que fue unos motivos que no tenía o que aún no había concebido. La distinción – una vez más – entre el dominio privado y el dominio público, entre la vida vivida y la memoria retrospectiva, le había dictado su reticencia, si no su resistencia, a los relatos biográficos. Hablar de sí mismo era a sus ojos sólo una diversión, así como lo entendía Pascal: un entretenimiento agradable pero inútil y, más grave aún, una distracción con respecto a lo esencial.

Leibowitz se prestaba difícilmente a ese ejercicio cuando se le interrogaba por su pasado: su biografía, como toda biografía a fin de cuentas, informaba solamente de una serie de peripecias, una lista de avatares sin gran interés, y para él, a decir verdad, sin ningún interés. ¿Acaso no era, como había escrito otro hombre ilustre, un hombre "hecho de todos los hombres y equivalente a todos y que vale como cualquiera"? Nacido en 1903 en Riga, Letonia, en el seno de una familia afortunada, tuvo el privilegio de realizar sus estudios primarios y secundarios gracias a unos preceptores, mientras su padre se encargaba de proporcionarle una educación religiosa extremadamente precoz, ya que a la edad de diez años el joven Yeshayahou fue iniciado en el pensamiento de Maimónides. Durante la guerra civil posterior a la revolución rusa, su ciudad natal pasó alternativamente de manos de los Rojos a los Blancos, por lo que la familia Leibowitz emigró a Berlín en 1919. Allí se inscribió en la facultad de Ciencias, en Química y Biología.

La idea de subir a Palestina le obsesiona. Finalmente, se dirige hacia allá en 1928, pero regresa a Berlín para emprender estudios de medicina por "gimnasia intelectual". No obstante, a causa de la subida al poder del nazismo, se dirige a Suiza para acabar su (segundo) doctorado y se establece inmediatamente después en Palestina en 1934. Acogido en la Universidad Hebrea de Jerusalém, realiza allí una brillante carrera, especializándose en neurofisiología, sin abandonar por ello el estudio de la tradición religiosa donde se hace ilustre particularmente su hermana Nehama.

Hombre de paradojas. ¿Pero resultaría suficiente relatar los hechos, los acontecimientos, la elección que dio sentido a su existencia, de verificar y cotejar otros testimonios de gente que se cruzó con él, para así profundizar en el misterio Leibowitz, el enigma tanto de la persona como de su éxito? Sin descalificar a una posible futura biografía que espera a su escriba, ésta deberá, para ser válida, ganar su apuesta, revelar tan abundantes paradojas sobre paradojas en el tejido de su vida y de su estatuto que la convertiría, ciertamente, en inasequible. Judío religioso fiel observante de los 613 mandamientos, reivindicaba la separación total entre la religión de Israel y el Estado de Israel. A la vez hombre de ciencia y hombre del Libro, que él no cesó de interpretar, fue también hombre de libros, los cuales poblaban su cerebro de una inmensa biblioteca que cubría numerosos dominios de la actividad intelectual y artística.

El intelectual que ha tancé los primeres ministros, particularmente a Ben Gourion y Begin, sin ahorrar a la institución militar, fue sin embargo un sionista convencido. Anotemos también esa inquietante desviación entre su cultura general que abarcaba múltiples saberes y la extraña impresión que dejaba un hombre al que le gustaba descender a la arena pública a menudo para disfrutar cincelando "frases y afirmaciones definitivas" [N.P.: en buen castellano, irresponsables y crueles], sin vuelta atrás, boutades y ocurrencias tales como definir al Rabinato "como la prostituta del Estado de Israel", decir que el Muro Occidental o Muro de las Lamentaciones se había convertido, a sus ojos, en una verdadera "diskotel", o emplear la famosa frase sobre el patriotismo, "el último refugio de los cobardes", contra Golda Meir y su "vil maldad", o bien calificar a los soldados israelíes en un momento de la guerra del Líbano de 1982 como "judeo-nazis".

Finalmente, estaba el contraste entre su apariencia física – un anciano encorvado y mal afeitado, de aspecto descuidado y arrugas prominentes –, que inspiraba más bien compasión, pero que emanaba al mismo tiempo la sensación de estar ante alguien muy inteligente y capaz, con una vitalidad, energía y combatividad extraordinarias. En definitiva, tantas contiguas y múltiples paradojas que explican perfectamente como pudo fascinar sin dejar nunca de irritar. Prototipo del intelectual judío de la Diáspora que domina múltiples saberes, lenguas y culturas, y que al mismo tiempo era absolutamente israelí por su verbo excesivo y su hablar absolutamente franco (chuptzna), no haciendo concesiones ni permitiendo errores. De cultura extensa y personalidad rica y compleja, ¿no representaba realmente cuatro personas una: un hombre de fe, un hombre de ciencia, un sionista ardiente y un fogoso humanista?

Fallecido hace ya más de quince años, el 18 de agosto de 1994, aún podemos preguntarnos por qué Yeshayahou Leibowitz sigue fascinando y permanece, a los ojos de los israelíes, incluso de sus adversarios, como alguien irremplazable.

Fuente: Denis Charbit en Le Meilleur des Mondes

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Suspendiendo historia: La limpieza étnica de Pappé - Seth J. Frantzman - Isracampus

Entre muchos académicos israelíes y revisionistas occidentales se ha puesto de moda examinar la guerra de independencia de Israel desde una perspectiva árabe, desde la que los judíos fueron los agresores y los árabes las víctimas. Esta tendencia comenzó en 1989, con las obras de Benny Morris, profesor de la Universidad Ben Gurion,y de Avi Shlaim, profesor de la Universidad de Oxford, y se desarrolló aún más con los escritos del antropólogo de la Universidad Hebrea, Baruch Kimmerling, de Neve Gordon de la Universidad Ben Gurion, y de Meron Benvenisti, un politólogo que fue teniente de alcalde de Jerusalém.

Muchos de los autodenominados "Nuevos Historiadores" y sus compañeros de viaje parecen haber abrazado la noción de una victimización inversa con el fin de racionalizar la inesperada supervivencia de Israel en las guerras de 1948 y 1967. Así presentan cada matanza de judíos como una respuesta comprensible a alguna ofensiva judía, por ejemplo cuando se retrata la masacre de un convoy en Mount Scopus, el 13 de abril 1948, así como el asesinato de cincuenta judíos que se habían rendido a la Legión Árabe en Gush Etzion, el 15 de mayo 1948, como una mera represalia árabe por el ataque llevado a cabo por el Irgun contra la aldea árabe de Deir Yassin, del 9 al 11 de abril de 1948.

La polémica Pappé

Ilan Pappe se ha incautado de lo que los “nuevos historiadores” comenzaron y lo ha llevado a nuevas cimas mediante la promoción de tesis revisionistas que culpan de forma exclusiva a los primeros sionistas de la víctimización de los árabes y de la destrucción de las oportunidades para la paz y la reconciliación. De hecho, se ha convertido en la estrategia por la cual Pappé ha salvado su turbulenta carrera: dejó la Universidad de Haifa en 2007 tras ponerse a la luz los errores de investigación que socavaban su tesis de maestría y a causa de su aprobación, y apoyo, del boicot británico a las universidades de Israel, lo que llevó al presidente de su Universidad a solicitar su cese. Desde su nuevo cargo en la Universidad de Exeter, ha publicado en el 2006 su libro "La limpieza étnica de Palestina", donde afirma que, incluso antes de la independencia de Israel, los dirigentes y oficiales sionistas conspiraron para expulsar a los árabes de Palestina.

La tesis de Pappé afirma que el primer ministro fundador de Israel, David Ben-Gurion, en colaboración con los dirigentes sionistas en Palestina, llevaron a cabo unos preparativos especiales para la limpieza étnica conocidos como el Plan D. Este plan preparaba la conquista por parte de la Haganá - el precursor en la era del Mandato Británico del ejército israelí, el IDF - de las zonas pobladas por árabes asignadas por las Naciones Unidas al Estado judío. Las pruebas de Pappé sobre dicho plan sionista para limpiar Palestina de su población árabe se derivan de sus interpretaciones de los archivos de la Haganah y de documentos del Archivo del Estado de Israel. Entre las evidencias supuestamente irrefutables que Pappé esgrime están las encuestas de inteligencia de la Haganá sobre la composición de las aldeas árabes, incluyendo información sobre el número de hombres armados, los muktars (jefes de aldea o barrio) y de cualquier actividad antisionista. Pappé utiliza la presencia de dichas listas para sugerir paralelos entre el sufrimiento de los judíos durante el Holocausto y el sufrimiento árabe palestino como resultado de la creación de Israel.

Pappé también sostiene que las fuerzas judías, tanto la Haganah, el Irgun o el grupo Lehi, que trataron de desalojar a los británicos de Palestina, atacaron las aldeas árabes antes del 15 de mayo 1948, fecha de la declaración de independencia de Israel. Así, escribe:

En una fría tarde del miércoles 10 de marzo de 1948, un grupo de once hombres, veteranos líderes sionistas junto con jóvenes oficiales, dieron los toques finales a un plan para la limpieza étnica de Palestina. Esa misma noche, las órdenes militares fueron enviaron a las unidades sobre el terreno para preparar la expulsión sistemática de los palestinos de vastas zonas del país... Cuando todo terminó, más de la mitad de la población nativa de Palestina, cerca de 800.000 personas, había sido desarraigada.

Este pasaje, característico de una gran parte del libro de Pappé, es un cínico ejercicio de manipulación de las pruebas para ajustarlas a una tesis plausible. Yigal Yadin, el jefe de operaciones de la Haganá, aprobó el Plan D el 10 de marzo de 1948 como parte de los preparativos para el posible inicio de una guerra entre árabes y judíos en Palestina, guerra que había sido anunciada y prometida por los propios árabes como consecuencia de la declaración de estatalidad por parte de Israel. Benny Morris lo describió como "un plan para garantizar y proteger al emergente Estado judío y los bloques de asentamientos judíos fuera del territorio del futuro Estado contra la invasión árabe que se esperaba a partir del 15 de mayo”, pero reconocía que el "Plan D no era un proyecto político para la expulsión de los árabes de Palestina".

Pappé no está de acuerdo, y dice que el nuevo material de los archivos militares de Israel, una nueva evaluación de los materiales más antiguos y la historia oral palestina sugiere que el plan era mucho más malvado. Pappé, en este caso como en otros muchos, está cegado por su necesidad de encajar los acontecimientos en su narrativa preferida, y las pocas nuevas evidencias que incluye no convencen cuando se evalúan en consideración al contexto de los acontecimientos históricos, un contexto que Pappé rigurosamente oscurece.

La importancia del contexto

Pappé quiere hacer creer a sus lectores que en los años anteriores a la declaración israelí de estatalidad los árabes que vivían en el Mandato de Palestina carecían de hostilidad hacia los judíos, lo que hacia totalmente innecesario que estos últimos consideraran necesario planificar una posible guerra. Para tomar como ejemplo sólo un período de tiempo, entre la votación de la Resolución de Partición de Palestina por la Asamblea General de la ONU, el 29 de noviembre de 1947, y la independencia de Israel, casi seis meses más tarde, los irregulares árabes asesinaron durante ese periodo a 1.256 judíos en Palestina, casi todos civiles. Pappé podría haber alegado algo si el Plan D se hubiera redactado en ausencia de violencia árabe contra los judíos, o bien si los Estados árabes vecinos de Palestina no hubieran sido tan serios a la hora de afirmar responder a la declaración de un Estado judío con una guerra de aniquilación. Sin embargo, para inconveniencia de Pappé, esas eran las realidades de la época, realidades que socavan la tesis de su libro.

El Palestine Post nos proporciona un registro detallado del período. Entre 1932 y 1948, este periódico, que más tarde cambiaría su nombre a The Jerusalem Post, fue el diario de la Palestina del Mandato Británico. Un diario en inglés, que atiende tanto a los administradores británicos de Palestina como al número relativamente pequeño de residentes judíos en Palestina que hablaban inglés. Pero no siempre simpatizó con los sionistas, sobre todo no con aquellos que recurrieron a las armas, ya que con frecuencia la redacción estuvo del lado de los británicos frente al Irgun y la banda Stern. Por ejemplo, el 20 de febrero de 1948 titulaba de esta manera una noticia acerca de un ataque del Irgún contra militares británicos, "Los terroristas asesinan a un soldado en Jerusalén". Y en lugar de ignorar a la población árabe, el Palestine Post quizás incluso enfatizaba sus reclamaciones. El análisis de las víctimas censadas por el periódico señala que entre noviembre de 1947 y mayo de 1948, los informes sobre víctimas árabes triplicaron a las propias estadísticas del Mandato Británico. Los editores del Palestine Post no conocían cómo acabaría la historia (la guerra), y no hay razones para creer que en sus informes entre el 29 de noviembre 1947 y 15 de mayo 1948 no trataron de plasmar los acontecimientos con precisión.

Ahora bien, tampoco los historiadores deben ignorar el contexto, como voluntariamente hace Pappé. Los que lean "La limpieza étnica de Palestina" no conocerán que, en la primera semana tras la aprobación del Plan de Partición de la ONU, los árabes asesinaron a 62 judíos. En el mes siguiente, los árabes mataron a 200 más. Para el 1 de marzo de 1948, 546 judíos habían sido asesinados, y para cuando se declaró la Independencia por Ben Gurion la cifra total ascendía a más de 1.000 judíos. Los paramilitares árabes, las milicias y los terroristas asediaban Jerusalém y cortaban el suministro de agua de los barrios judíos, a la vez que rodeaban a los pueblos judíos en el Negev. Los francotiradores árabes atacaban a los judíos en Haifa y en otras poblaciones mixtas.

Un francotirador de Beit Dajan disparó contra una niña de 14 años, y combatientes árabes atacaron a más de una docena de kibutzim entre diciembre de 1947 y marzo de 1948. Las masacres eran habituales: manifestantes árabes mataron a 39 judíos en la refinería de Haifa el 30 de diciembre de 1947, y dos semanas después árabes irregulares mataron a 35 judíos que trataban de llegar hasta Gush Etzion. El 1 de febrero de 1948, un terrorista árabe voló el edificio del Palestine Post y, tres semanas más tarde, una bomba terrorista asesinó a 44 judíos en la calle Ben Yehuda de Jerusalém. Las matanzas continuaron durante semanas, tanto dentro de Palestina como en otros estados vecinos. El 21 de marzo, los cuerpos de 11 judíos desaparecidos fueron hallados, y tres de ellos habían sido quemados. Los aldeanos árabes o beduinos pudieron haber precipitado la violencia en otoño de 1947, pero en la primavera de 1948 fueron los voluntarios árabes de Irak y Siria quienes cada vez más participaron en su desencadenamiento. El 11 de abril de 1948, por ejemplo, miembros de los Hermanos Musulmanes egipcios atacaron Kfar Darom, cerca de la ciudad de Gaza.

Teniendo en cuenta este contexto, un estado de terrorismo de bajo nivel y de violencia que Pappé, habida cuenta de la narrativa que desea promover, se muestra reacio a revelar, no tiene por que resultar extraño que los líderes sionistas en Palestina desarrollaran planes para defenderse en el caso de que un brote de violencia de mayor envergadura desencadenara la guerra. De hecho, lo que sería extraño es los estrategas judíos no lo hubieran hecho.

El verdadero Plan D

Aunque no haya disputas académicas sobre si los líderes sionistas aprobaron el Plan D, el argumento de Pappé, que el Plan D es la prueba del deseo de llevar a cabo una depuración étnica y que por lo tanto sería un crimen de guerra, representa un salto en la lógica. La realidad que subyace de ese periodo de tiempo es que los líderes judíos se enfrentaron a problemas mucho más urgentes y existenciales que alterar la composición étnica de ciertos territorios. El mismo día en que el liderazgo sionista adoptó el Plan D, las autoridades británicas del Mandato admitieron que Fauzi El-Kaukji, el líder del Ejército de Liberación Árabe, se encontraba en Palestina operando en Samaria. Los francotiradores atacaban a los judíos en Haifa, y los árabes lanzaban ataques con morteros contra Tel Aviv.

Hubo informes de que las fuerzas británicas preparaban la evacuación. La decisión sionista de apoderarse de ciertos territorios para imposibilitar que los atacantes árabes obtuvieran ventajas territoriales estratégicas era inevitable y estaba motivada por las legítimas consideraciones que dictaba la estrategia militar. Poblaciones como Ishwa y Jaffa hospedaban a combatientes extranjeros de Irak, Siria e inclusive Yugoslavia, y así sacrificaron su condición previa de zonas libres (exentas) de combate.

La decisión de aplicar el Plan D tuvo poco efecto sobre las fuerzas árabes, que continuaron su asalto a todas las partes del Yishuv Judío (la comunidad judía de la Palestina pre-1948). Como las fuerzas árabes trataron de aislar y erradicar las bolsas de población judía, los judíos debieron viajar agrupados en convoyes que a menudo se convirtieron en el foco de las emboscadas árabes, en algunas de las cuales participaron hasta más de 500 árabes. La principal operación del Plan D, así como la Operación Nachson, trató de abrir el camino hacia una Jerusalém sitiada, y se inició el 6 de abril, apenas cinco semanas antes de la independencia de Israel.

Tampoco las listas (de información sobre poblaciones árabes) que Pappé encuentra tan condenables proporcionan pruebas concluyentes de irregularidades. Improvisadas durante el transcurso de la década anterior a la independencia de Israel, las listas de la Haganá no conforman un proyecto sino que más bien son una evaluación de inteligencia. En 1943, el Palmaj (la fuerza regular de combate de la Haganá) y el Servicio de Inteligencia de la Haganá comenzaron una encuesta o investigación sobre las aldeas árabes a fin de evaluar sus capacidades si las hostilidades entraban en erupción. Los pilotos judíos también llevaron a cabo reconocimientos aéreos.

Estas evaluaciones de inteligencia se parecen en gran modo a unas listas parroquiales que, a día de hoy, podrían servir como un recurso para una investigación sobre la vida de un pueblo árabe durante el periodo del Mandato. Un informe de inteligencia representativo de la Haganáh sobre la aldea de Beit Umm, cercana a Jerusalén, nos revela que los hijos de Hasan al-Jura se trasladaron a las ruinas de la aldea alrededor de 1905, que toda la población de la aldea provenía de un clan, que sus habitantes eran analfabetos y que no tenían conexiones con los kibutzim cercanos. El único sospechoso de terrorismo que aparecía era Ismail Hamdan, quien participó en la revuelta árabe de 1936-39. La aldea poseía 11 fusiles modernos repartidos entre 25 hombres. Otro informe de la Haganáh señalaba que la cercana aldea de Beit Thul tenía 300 años, poseía 400 ovejas, y que los nacionalistas árabes persiguieron a miembros de la aldea durante la revuelta (de 1936-1939).

Tampoco fueron los sionistas los únicos que hicieron este tipo de evaluaciones. Los británicos hicieron similares investigaciones de inteligencia con respecto a los kibutzim y a las aldeas árabes por igual, sobre todo durante la revuelta árabe, señalando cuestiones tales como la presencia de armamento y el alcance de la inmigración ilegal judía. Dichas listas británicas evidencian preparativos y evaluaciones militares, junto con la recogida de información de rutina, y no evidencian planes de una limpieza étnica de la población judía (como sospecha Pappé de las listas de la Haganáh). Inclusive los archivos de la Haganáh pueden haber salvado vidas israelíes al retratar de una imagen precisa las defensas árabes y probablemente también salvaron vidas árabes por permitir que las Fuerzas de Defensa de Israel evitaran daños colaterales
Como obra académica, el libro de Pappé se queda corto, y lo hace de una manera particularmente irrefutable. Ignora el contexto y extrae conclusiones mucho más amplias de lo que le permiten las pruebas, escogiendo y picoteando entre algunos informes y haciendo caso omiso por completo de otras fuentes. Pappé no examina las intenciones árabes en los cinco meses que van entre la aprobación de la Resolución de Partición por las Naciones Unidas y la Declaración de Independencia de Israel, y ni siquiera considera las declaraciones públicas generalizadas de los dirigentes árabes de Palestina y de los estados vecinos, donde afirman su objetivo de erradicar la presencia judía de Palestina. Resulta obvio por qué un polemista como Pappé limpiaría - por llamarlo así - su narrativa de tales referencias y de tales datos: evitar que eso no perjudique el núcleo de realidad que quiere imponer a sus lectores e invertir precisamente el registro histórico para transformar el intento árabe coordinado de limpieza étnica de los judíos de Palestina en un intento por parte de los judíos de depuración étnica de los árabes.

Los escritos de Pappé pueden ganar muchos aplausos entre sus nuevos compañeros británicos, cuyo desdén por el Estado de Israel resulta legendario, sin embargo su desprecio por las obligaciones del historiador y su indiferencia ante la integridad académica condenan su trabajo al ámbito de la polémica y no al ámbito académico.

Fuente: Isracampus (el original en pdf)

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La pureza asesina - Yves Charles Zarka - Revue Cites



Durante una conversación telefónica que se remonta a hace mucho tiempo, el profesor Yeshayahu Leibowitz se esforzaba en explicarme el motivo de una de sus recientes declaraciones donde, inspirándose en Voltaire, dijo: "El Dios de los judíos es Dios. El Dios de los cristianos es judío. Nació judío, vivió como judío y murió como judío".

El énfasis puesto desde el comienzo del siglo XXI sobre el choque de civilizaciones entre el Islam y Occidente, real o supuesto, parece volvernos insensibles a otro peligro, quizá más real, que el pensador judío Yeshayahou Leibowitz no ha cesado de señalar: la extrema confusión en los espíritus sobre lo que envuelve a la idea de una "herencia judeocristiana común" o a los "valores comunes" de las dos religiones. Leibowitz, muerto en 1994, evidentemente no llegó a conocer la expansión universal del tema del choque de civilizaciones, pero había reparado en el sincretismo mental y en la confusión religiosa y cultural, en las cuales la idea de civilización occidental era el vector. No solamente Occidente habría inventado el Oriente, como su imagen inversa, sino que se habría construido a sí mismo según una moda también imaginaria a partir de la idea de una herencia judeo-cristiana común. Es necesario, por lo tanto, deconstruir ese doble imaginario, el que es constitutivo de Oriente y el que está en el origen de lo que nosotros hoy entendemos por Occidente, a fin de reencontrar la realidad de las identidades religiosas y culturales judía y cristiana.

Esta deconstrucción la lleva a cabo Leibowitz a golpe de martillo. El martillo no es el de Nietzsche, cuyo anticristianismo estaba fundado sobre una filosofía del poder, entendida como una estética de la vida creativa, sino por un pensador, Leibowitz, cuya anticristianismo, de hecho, es una denuncia de la negación del judaísmo, negación de la que siempre ha sido portador el cristianismo y que, en última instancia, le es consustancial en su constitución. En el cristianismo, "el mundo idólatra habría logrado alcanzar plenamente dicho objetivo - la mencionada negación - mediante un hábil apoderamiento de elementos del judaísmo, a los cuales se habría alterado intencionalmente su sentido original, haciéndoles decir exactamente lo contrario que en el judaísmo”.

La negación del judaísmo tomó dos formas, una ideológica, a través de la concepción del cumplimiento o consumación de la primera alianza por la segunda, es decir, la realización del judaísmo en el cristianismo, lo que revelaría tanto la verdad como atestiguaría la caducidad del judaísmo, o lo que viene a ser lo mismo, a través de una lectura figurativa y presuntamente espiritual del “judaísmo carnal, obstinado y ciego” en su propia verdad que, si de veras lo hubiera asumido, le hubiera conducido a negarse a sí mismo en el cristianismo. La otra forma de negación del judaísmo fue práctica: las diversas formas de persecución, la aplicación concreta de la voluntad de erradicar de hecho a los judíos - la conversión o la muerte -, los cuales no tienen más razón de existir, pero que sin embargo se obstinan estúpidamente en continuar queriendo existir.

Leibowitz también estigmatizaba de manera virulenta las recientes versiones de un cristianismo ecuménico, tanto más peligrosamente asimilador al presentarse con una apariencia de mayor “suavidad”, así como también se oponía de una manera aún más radical al judaísmo liberal, el que prevalece en los Estados Unidos en particular, porque “entraba” en el juego de esa asimilación buscando su reconocimiento e identidad a los ojos del cristianismo. Para Leibowitz, bajo el paraguas de una aproximación judeo-cristiana, no existiría nada más que una forma aún más insidiosa de negación de lo que es específico de la religión judía, el geocentrismo. El geocentrismo se opondría en efecto al antropocentrismo cristiano, como la ligadura (el sacrificio de Isaac, o más bien el “no sacrificio” de Isaac) a la cruz. De un lado, Abraham responde, por temor y por amor a Dios, a la demanda que éste le dirige de sacrificar a su hijo, el ser que le es más querido, terminando sin embargo con una descendencia múltiple tal como le había sido prometida. Del otro lado, del cristianismo, es el mismo Dios que deviene, sacrificando a su propio hijo, el instrumento de la satisfacción de la necesidad de redención del hombre.

La tesis, podemos verlo, es poderosa y provocativa. También es injusta, puesto que apega al cristianismo a la idolatría, al sexto estado de la religión griega, un producto del helenismo degenerativo. Y resulta aún muy verosímil en la afirmación de que el cristianismo habría podido existir, tal como lo conocemos, exento de toda relación con el judaísmo.

Sin embargo, esta provocación es quizás saludable: su objetivo es despertar, tanto a los judíos como a los cristianos, de su sueño religioso contemporáneo. ¿Acaso en el mundo de las democracias occidentales no existe una disolución progresiva de las referencias, tanto de los dogmas como de las prácticas religiosas? Este fenómeno, que Tocqueville había perfectamente comprendido y analizado en la América de su tiempo, Leibowitz lo ve reforzarse en la segunda mitad del siglo XX en detrimento del judaísmo, a pesar de la existencia del Estado de Israel, y afectando a la religión mayoritaria en ese mismo estado. Hay por lo tanto cierta verdad en esa provocación, pero conviene determinar exactamente los límites, pues de lo contrario ese despertar de los espíritus a la verdad de su propia tradición podría suscitar y generar confusiones aún mayores que las que él denuncia, incluso despertando odios funestos.

Hay dos escollos a evitar cuando se trata de la relación existente entre el judaísmo y el cristianismo: la ideología de la pureza y su contraria, la ideología de la confusión. La primera, ya sea reivindicada por el judaísmo, como lo hace el propio Leibowitz, o por el cristianismo, en la tradición de Marción, es a la vez falsa y peligrosa. La ideología de la pureza religiosa, cultural,
étnica o de otra índole, es virtualmente persecutoria y mortal. Y llega hasta allí cuando dispone del poder.

Ese punto no es simplemente una verdad contemporánea, basta con recordar las terribles persecuciones que se desplegaron en España, pero también en Francia y en otros lugares en los siglos XVI y XVII, en nombre de la verdad y de la pureza religiosa, ligadas (en España en particular) con la pureza de sangre. Ninguna religión permanece exactamente idéntica a sí misma, perfectamente pura de cualquier aporte exterior. Esto, evidentemente, también es válido para el judaísmo, cuya tradición rabínica se ha alimentado de interpretaciones y comentarios influidos por los aportes del pensamiento y las formas culturales de los lugares y épocas en que se ha desarrollado. El ejemplo de Maimónides, al que comenta tan a menudo Leibowitz, es particularmente esclarecedor. La importancia que desempeña en su pensamiento la referencia a Aristóteles bastaría para atestiguarlo. Se podrá ciertamente objetar que Aristóteles está presente en los textos filosóficos de Maimónides, pero que no juega ningún papel con respecto a los textos relativos a los comentarios y a las prácticas del judaísmo, a los cuales Maimónides permanece completamente fiel.

A eso yo responderé: fidelidad sí, seguramente, pureza no, radicalmente. La pureza exige que se permanezca idéntico a sí mismo, sin relación con los otros de los cuales podría provenir la impureza, la “mancha” en la fe o en la religión. La fidelidad, por el contrario, es el mantenimiento del “” en su relación con la diferencia, en desafío a la tentación misma. No se trata de una clausura sobre si mismo, de un “encerramiento” en una esfera colectiva sectaria y autista con respecto al resto del mundo, considerado como impuro y hostil, sino la multiplicación de las interpretaciones, la integración de los aportes exteriores. Permanecer fiel a sí mismo, a la propia identidad religiosa, a la tradición, supone “mantenerse no a su pesar, sino a través de los cambios culturales y sociales”, etcétera. Es esta fidelidad, este mantenimiento que testimonian Maimónides y otras grandes figuras judías del pensamiento y de la historia judía, una historia que no puede reducirse a una mera historia de sufrimiento y de lágrimas.

El segundo escollo es la ideología de la confusión religiosa, cultural o de otro tipo. Esta confusión ideológica, que es denunciada por Leibowitz bajo la denominación común de “herencia judeo-cristiana común”, es el resultado de un empobrecimiento religioso y cultural, el cual nos devuelve un judaísmo y cristianismo bajo unos trazos comunes muy generales: son las religiones de la revelación, de los monoteísmos, las religiones de Abraham (que, obviamente, es compartido con el Islam). Ahora bien, nosotros estamos precisamente en la época de la confusión de los espíritus, de la desculturación, de una ignorancia cada vez mayor con respecto al contenido de las religiones, de su desintegración y presos del dominio de la indiferencia.

Si la ideología de la pureza conduce a la negación del otro, la ideología de la confusión conduce al olvido y a la negación de sí mismo. Es necesario darnos cuenta de esta confusión en los mensajes religiosos, ya sean judíos o cristianos, no solamente a través de corrientes realzadas por el liberalismo radical o por la voluntad de adaptar la religión al mundo contemporáneo, sino también, y quizá aún más, por la tendencia de los representantes o dignatarios de las religiones constituidas en organizaciones concretas en defender unos intereses institucionales, políticos y culturales que, anunciados como comunes, revelan más una búsqueda del poder que fidelidad religiosa.

Una última palabra: la fidelidad religiosa no disimula de ningún modo los peligros de los que son portadores la voluntad de pureza o la resignación confusionista; y es porque la fidelidad está ligada a la tolerancia que conlleva asimismo la idea de una igual dignidad de las religiones: mi fe no es incompatible ni mejor que la suya, solamente es diferente.

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!! Por favor, no les etiqueten por hacer el ganso !! Inefables...


"Por favor, no me etiquetes". "Déjame crecer y elegir por mí mismo".

Hoy en el ABC, y con cronica de Emili J. Blasco desde Londres, un ejemplo más de como la gente de progreso si puede hacer el bobo lo hará sin cortapisas y sin contradicciones, por supuesto. Menudos son ellos. Lo de menos es la causa, lo importante es esa actitud de intentar parecer ser más listos, más inteligentes y ... hacer mejor que nadie el bobo, esto a su pesar, porque resulta que son bastante narcisos. Qué tiempos aquellos cuando aún podían jugar a "épater la bourgeois":
Tiro por la culata. Debían representar la alegría vital de dos niños libres de las ataduras de la religión de sus padres, pero resulta que la nueva campaña atea en el Reino Unido ha echado mano, sin saberlo, de las fotos de dos hermanos que en realidad están bautizados como cristianos y que si se muestran tan alegres, según dice su padre, es por los valores que, a través de la religión, han aprendido en casa y en la iglesia.

«Por favor no me etiquetes», dice el principal lema de la nueva campaña, que va acompañado de otro con tipografía algo más pequeña: «Déjame crecer y escoger por mí mismo». Es la segunda gran oleada de publicidad exterior del movimiento ateo del Reino Unido, articulado por la Asociación Humanista Británica y dirigido por el divulgador científico Richard Dawkins. La primera, lanzada a comienzos de año en anuncios de autobuses con el mensaje «Probablemente no hay Dios. Deja de preocuparte y disfruta la vida», también llegó a España en medio de una gran polémica.

Olli Mason, de 7 años, y su hermana Charlotte, de 8, aparecen en vallas publicitarias de Londres, Edimburgo, Cardiff y Belfast. Son hijos de Brad Mason, anglicano evangélico conocido en círculos religiosos por haber sido el batería del músico cristiano Noel Richards. Mason es diseñador gráfico y fotógrafo y con el fin de ganar algo de dinero extra para su familia facilita fotografías a agencias que luego venden esas imágenes a empresas de publicidad o periódicos. Entre otras colecciones gráficas, suministró instantáneas con sus hijos. Éstas fueron las que finalmente eligió la Asociación Humanista Británica porque en ellas ambos hermanos aparecen especialmente alegres y felices.


«Obviamente hay algo en sus caras que es diferente», declaró a «The Times» su padre, «por eso fueron escogidas, lo que es irónico y al mismo tiempo un cumplido. Muestra que hemos educado a nuestros hijos de un modo que les hace felices».


Los promotores de la campaña han salido al paso de su error indicando que el que ambos niños estén bautizados como cristianos no desactiva su mensaje. Aducen que lo que éste dice es que «a un niño no se le debe etiquetar por su religión ni suponer que necesariamente tiene los mismos planteamientos vitales que sus padres. No se deba hablar de niño católico, protestante, musulmán, anarquista, marxista, ateo, etc, como clasificándole».

Pero estas declaraciones, que parecen enaltecer la libertad religiosa, se ven contradecidas por la segunda parte del lema de la campaña, que reclama no enseñar ningún tipo de religión a los hijos
.

Así lo advierte Graham Coyle, presidente de la Fundación de Escuelas Cristianas. «Parece que están diciendo que no quieren que los padres pasen a sus hijos sus creencias acerca de lo que es bueno o malo, del respeto a los demás y vivir en armonía. Si eso es lo que están diciendo, están pidiendo a los padres que no atiendan sus responsabilidades. Es un error decir que se etiqueta a los hijos por el hecho de transmitirles nuestros valores fundamentales». Para Coyle, si un ateo dice a su hijo que no cree en Dios «le está influyendo y transmitiéndo esa idea».

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Nuevo problema - Dry Bones


- Todo el agua potable de Gaza es proporcionada por nuestra fábrica desalinizadora de Ashkelon.
- ¿Y eso lo sabe Hamas? Por supuesto...,
- Ellos no han sido capaces aún de golpearla con un misil... !! Pero eso sería un suicidio !!
- Imagina el número de muertos que acarrearía en Gaza. Guau !! Como lo celebrarían los medias !!

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Israel después de Goldstone - Shlomo Ben-Ami - El País

(Un muy correcto artículo de Ben-Ami del que están ausentes las consideraciones críticas hacia el sesgado informe Goldstone, pero donde recupera y pone a la luz todas las hipocresías y manipulaciones que están detrás del informe y del inefable Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Lo que parece evidente es que este informe cambiará el estilo de las futuras guerras a las que se verá abocado Israel, pasando a ser muy cortas de duración y sacrificándose en parte el esfuerzo ahora dedicado a la hora de limitar los daños propios, siempre y cuando los civiles israelíes no se conviertan en las víctimas preferentes, lo que cortaría de cuajo las prevenciones y limitaciones. Parece pues avecinarse una transformación de la doctrina Dahiya.)



La situación azarosa de Israel a raíz del informe del juez Richard Goldstone donde se le acusa de crímenes de guerra en Gaza, y el subsiguiente respaldo del informe por parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, trae a la mente la reacción del vicepresidente de Estados Unidos Spiro Agnew cuando fue acusado de corrupción en 1973: "Los bastardos cambiaron las reglas, pero nunca me avisaron".

De hecho, las reglas han cambiado, e Israel no puede decir que no fue advertido de que ésta es una era en la que el derecho internacional y la justicia universal se están promoviendo de manera convincente como los pilares de un orden mundial mejorado. Ése no era el caso cuando estalló el conflicto árabe-israelí hace más de 60 años. Ahora, en cambio, la comunidad internacional está comprometida en escudriñar cómo se llevan a cabo las guerras, y no se permitirá que los crímenes de guerra no reciban castigo.

O así deberían ser las cosas. Desafortunadamente, las nuevas reglas, en realidad, se aplican sólo a aquellos países que no son potencias mundiales. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU no se habría atrevido a poner a Rusia en el banquillo por devastar Grozny, la capital de Chechenia, o a China por reprimir brutalmente al pueblo del Tíbet y a la minoría musulmana uigur.

Tampoco es concebible que EE UU o Reino Unido hubieran sido convocados a dar explicaciones por las bajas masivas que infligieron a civiles en Irak y Afganistán. De la misma manera, los cientos de víctimas civiles del bombardeo masivo de la OTAN en Serbia en 1999 permanecerán por siempre anónimos.

Es un defecto importante del sistema de derecho internacional que la aplicación de los principios sublimes de la justicia universal deba estar condicionada por el equilibrio global del poder político, y que a los infractores más célebres del mundo, como Libia e Irán, se les permita presentarse como guardianes de los derechos humanos en agencias de las Naciones Unidas.

¿Alguien realmente puede esperar que a Israel le impresione la crítica moral que hace Irán de su "desafío de la ley"? De hecho, tal como descubrió el propio Goldstone con consternación, el Consejo de Derechos Humanos eligió censurar exclusivamente a Israel sin ni siquiera mencionar a Hamás, a quien Goldstone explícitamente acusó de crímenes de guerra y contra la humanidad.

No es del todo descabellado suponer que un efecto Obama está teniendo impacto en el actual apremio internacional a Israel. La embestida contra Israel estuvo indirectamente alentada por la percepción hoy generalizada de que, con Obama en la Casa Blanca, el inquebrantable apoyo norteamericano a un Estado judío ya no se puede dar por sentado. La indiferencia de algunos países europeos frente a la petición de ayuda de Israel durante el debate sobre el Informe Goldstone no estuvo desvinculada de su frustración ante la negativa por parte del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a congelar los asentamientos, algo en lo que Obama ha insistido.

Sin embargo, por más entendible que pueda ser la sensación que tiene Israel de que lo tratan injustamente, debería situarse en niveles superiores, y evitar atrincherarse tras los muros de sus propias convicciones. La gesta de Israel en Gaza fue una victoria pírrica, y el país hoy está comprometido a cambiar su doctrina de guerra de "defensa ofensiva". Una demostración de fuerza devastadora, con víctimas israelíes limitadas a costa de ilimitadas bajas civiles palestinas, ya no es internacionalmente sostenible.

Israel tendrá que adaptar su doctrina de guerra al campo de batalla moderno y a las sensibilidades de la comunidad internacional. Los ejércitos regulares ya no son la amenaza exclusiva a la seguridad de los países. Los actores no estatales -como Hamás y Hezbolá, o los talibanes en Afganistán y Pakistán- que se escudan tras una población civil indefensa exponen la creciente brecha entre las reglas de guerra tradicionales y las realidades del campo de batalla de hoy. Es dudoso que Israel tenga la capacidad de forjar una alianza internacional que adapte las reglas de guerra a las condiciones de conflicto armado asimétrico.

El Informe Goldstone no necesariamente es una mala noticia para las perspectivas de paz en Oriente Medio. Podría decirse que la guerra en Gaza creó una nueva clase de disuasión mutua en esta región devastada por la guerra. Hamás resultó definitivamente disuadido por la ofensiva implacable de Israel, e Israel, lo admita o no, se verá disuadido por el espectro de líderes israelíes y oficiales militares que se convierten en objeto de órdenes de detención judicial en Europa.

Todo el proceso legal bien puede interrumpirse por un veto norteamericano en el Consejo de Seguridad de la ONU, e Israel podría seguir aferrándose a su reclamación tradicional sobre su derecho a la autodefensa. Pero la verdad es que Israel tiene las manos atadas. Sus líderes ahora tendrán que tomar medidas mucho más resueltas en el camino hacia la paz si el argumento que utilizaron para desbaratar el Informe Goldstone -que había que considerarlo "un obstáculo para el proceso de paz"- ha de tener alguna credibilidad.

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