Sunday, June 28, 2015

Titulares de la prensa occidental cuando son asesinados británicos y cuando son asesinados israelíes


El asesinato de turistas británicos en Tunez





Ahora comparen con el asesinato de judíos religiosos israelíes en una sinagoga de Jerusalén: "supuesto ataque palestino" y, rizando el rizo, "La policía mata a 2 (los terroristas palestinos que provocaron la matanza) en el supuesto ataque a una sinagoga (los judíos asesinados ni siquiera se tienen en cuenta)".

En Facebook,  Kay Wilson, ella misma una superviviente de un ataque terrorista con machete llevado a cabo por dos musulmanes palestinos que asesinaron a otra mujer, escribe:
La semántica hipócrita de los medios británicos:  
Últimas noticias: Israelíes muertos por militantes palestinos
Últimas noticias: Turistas británicos asesinados mientras tomaban el sol en la playa en un brutal y bárbaro ataque de los terroristas.
Yo la corregí. El primero debería ser:
Últimas noticias: Un joven palestino asesinado por los servicios de seguridad israelíes tras un presunto ataque

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"La religión de la paz" no puede seguir siendo la mentira piadosa de las élites occidentales



- Nosotros respetamos tu cultura
- Y haremos lo que sea para integrarte entre nosotros

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Wednesday, June 24, 2015

Un posible nuevo material - y de similar objetividad - para la "flotilla del informe" de Gaza del Consejo de "Derechos Humanos" de la ONU


- Oiga, ¿es el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU? Ustedes necesitan sumar al informe sobre Gaza que Israel también es culpable del linchamiento por parte de drusos (sin la nacionalidad israelí) de unos heridos sirios que extrajeron de una ambulancia



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Atención: Es posible y muy necesario psicoanalizar a Netanyahu. !! Pero ojo con intentarlo con Obama, desgraciados neardentales !!



Lisa Goldman, una post-sionista meretziana (del Meretz y Peace Now) que normalmente escribe para la revista +972 (antisionismo israelí), se indignó en el Forward (¿quizás una web al estilo sionista liberal y progresista americano, es decir, pro-Obama?) con el análisis de Michael Oren de la mentalidad de Barack Obama cuando era embajador de Israel en los EEUU (publicado en el Foreign Policy, afirma básicamente, basándose en lo que cuenta la propia biografía de Obama, que la perdida temprana de las figuras paternas, ambas musulmanas, provocó un deseo de congraciarse con el mundo musulmán).

"¿Cómo se atreven con él?", escribe Goldman indignada:
Es... difícil de creer que un hombre que tiene un doctorado en historia por la Universidad de Princeton, y que ha pasado años inmerso en la arena diplomática, haya podido pensar que es remotamente apropiado ponerse a divagar con una barata especulación anti-intelectual sobre la relación del presidente Obama con su padre como un medio para explicar su política exterior.
Esto es horrible, desde luego. Sólo que +972, la revista de Lisa, ya hizo exactamente eso con -  redoble de tambores, por favor -... Binyamin Netanyahu, y eso no le pareció mal



Sí, ésta revista de la izquierda antisionista israelí realizó una crítica favorable a un e-book autopublicado por psicólogos aficionados que analizaban a Bibi. La revisión incluye lo siguiente:
La tesis es que hay un triunvirato psicológico o una santa trinidad de política-seguridad-hecho nacional en su mente creada por el anciano Netanyahu, el legendario padre de Bibi, y por el recuerdo de su hermano asesinado Yonatan, un héroe mítico caído (en Entebbe) si es que alguna vez lo fue.  
Es Bibi quien está atrapado en un "estado animal" entre estos dos mitos que lo llevan a su propia derrota, en opinión de los autores. Ellos observan que Benzion Netanyahu no ocultó su preferencia por su hijo mayor, Yoni, y sus esperanzas de que Yoni llevara al país a cumplir el grandioso sueño que su padre deseaba para Israel. Bibi, por supuesto, tiene admiración y respeto por su padre y por su hermano. Su ambición le ha llevado a las más altas oficinas y responsabilidades, pero sus inseguridades al llegar hasta allí implicarían que no podría robar la primogenitura a su hermano muerto, que nunca se creería demasiado bueno, ni que sería amado. Por su profunda ira contra su padre, pero también contra si mismo por decepcionar a su padre por no ser como su hermano, le llevan a la profecía autocumplida del fracaso permanente.
Decir que Bibi tiene problemas con su padre es un análisis valioso, basado en... bueno en no mucho. Pero decir que Obama tiene problemas con su padre - basándose en la única autobiografía que Obama ha escrito - es algo horrible  y una falta de respeto Esta es la consistencia de la izquierda post y antisionista

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Pallywood: Es increíble que nadie tenga un móvil a mano cuando los "colonos talan árboles (una y otra y otra y otra... vez)" - Elder of Ziyon



 De Ma'an (diario palestino):
Colonos israelíes cortaron más de 70 olivos entre las localidades de Yasuf y Jammain este lunes, en los distritos del norte de Cisjordania de Salfit y Naplusa. 
Según dijeron los agricultores palestinos los árboles, que yacían cerca de los ilegales asentamientos israelíes de Ariel y Taffuh, habían sido cortados utilizando motosierras. Un agricultor local, Khalid Maali, nos dijo que debido a que ese terreno se encuentra cercano a las carreteras para los colonos, cercano al puesto de control de Zaatara, había sido muy fácil para los colono huir después.
Una vez más, no existe ni una sola fotografía de estos árboles. Nada menos que 70 árboles talados con motosierras generan una enorme cantidad de esfuerzo... y dejan un montón de pruebas. La web Israellycool demostró recientemente cuánto tiempo lleva cortar sólo una parte de un olivo con una motosierra.

Pero, por una coincidencia increíble, !!nadie que se dice testigo de esta devastación de la que nos informan semanalmente tiene un móvil a mano para tomar algunas fotos!! Sin embargo, los medios de comunicación extranjeros se las arreglan para encontrar constantemente "espontáneas  fotos de archivo de mujeres árabes" llorando al lado de sus olivos .

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Una nueva flotilla se prepara para Gaza - Shlomo Cohen

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6 comentarios sobre el informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la guerra de Gaza - Shmuel Rosner



1.- Hay dos formas principales de leer el informe del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU sobre Israel, Hamas y la guerra de Gaza del 2014, un informe en el que Israel es acusado de posibles crímenes de guerra.

Una forma es negarle el mérito de deber ser leído. Es decir, leerlo pero sin tener que admitir haberlo hecho. Por supuesto, Israel debe obligar a sus profesionales a learlo, porque esa es la única manera de saber lo que hay en él y planear cómo librar la batalla en contra de él. Pero aparte de estos profesionales, nadie más debe querer leerlo pues todo el mundo ya sabe que ese es un ejercicio inútil de hipocresía internacional y nada más.

Otra forma es leerlo cuidadosamente y juzgarlo frase por frase y párrafo a párrafo. Este tipo de lectura hizo que ayer algunos israelíes se sintieran "agradecidos" por el hecho de que el informe "no era tan malo" como los informes anteriores. Es decir, es muy malo pero no es terrible. Este tipo de lectura también haría que otros se preguntaran acerca de sus afirmaciones de apoyo al supuesto derecho de Hamas a construir túneles en la frontera entre Gaza e Israel para realizar ataques contra el territorio israelí.

Israel ha insistido en afirmar que esta investigación no tiene legitimidad, que el informe tampoco tiene legitimidad, y que el Comité que lo inició es completamente sesgado. La Opción 1, entonces, es la opción israelí. No hay razón de leer como ficción lo que se hace pasar por no ficción.

2.- Sin embargo, tenemos que ser honestos acerca de una cosa: mientras que Israel no cooperó con los autores del informe, se aseguró de defender extraoficialmente su caso. Ciertos informes encontraron su camino hasta esta comisión, organizaciones no gubernamentales presentaron los argumentos de Israel, apariciones públicas y publicaciones de funcionarios israelíes permitieron a los investigadores obtener una muestra del punto de vista israelí.

En los próximos días, la cuestión de la cooperación con el informe se convertirá, una vez más, en el principal debate. Algunos funcionarios creen que Israel podría ganar puntos colaborando y defendiéndose frente a estos comités. Otros piensan, por el contrario, que cualquier apariencia de colaboración de Israel daría credibilidad a las investigaciones, y que anotar algún punto en un partido en el que sabes que estas predestinado a ser derrotado es obtener un premio de consolación indigno de su precio.

En cierto modo, este debate se asemeja al de la opción 1, ¿de leer o no leer a cooperar o no cooperar? En ambos casos, la opción 1 parece ser la principal opción israelí.

3.- La investigación de la ONU no va a hacer del mundo un lugar mejor. Tampoco logrará que otra guerra entre Israel y Hamas sea menos probable. De hecho, si Hamas está contento con el resultado de la investigación, volverá la posibilidad de otra guerra mucho más probable - así la organización podría estar tentada de tener otra oportunidad para una nueva investigación -. El único resultado posible de la investigación - y es el hecho más preocupante de ella - es una erosión de la capacidad de Israel de actuar con decisión cuando es atacado. Esto significa conflictos más largos, más sangrientos, más legales a nivel de su liderazgo y sin resultados concluyentes. Y cuando no hay resultados concluyentes, las partes son más propensas a tener otra ronda de combates.

4.- También habrá debate acerca de las organizaciones israelíes que ayudaron a los investigadores. Este es un asunto delicado del que escribiré más tarde. La cuestión que hoy debemos plantearnos es la siguiente: aún lo preocupantes y molestas que sean estas organizaciones, sus acciones son un reflejo de la sociedad libre de Israel. Esto no quiere decir que el gobierno no deba luchar contra ellas, y debería. Pero también debe tener cuidado de trazar una línea entre una estrategia legítima y necesaria con el objetivo de interrumpir las acciones de organizaciones muy sesgadas, y que sobre todo tratan de hacer daño, y un intento ilegítimo de volver a la sociedad israelí menos libre. Y no creo en las denuncias histéricas desde ambos lados: no todos los movimientos en contra de estas organizaciones supone el fin de la democracia, y no toda acción de estas organizaciones justifica una guerra total contra ellas

5.- Al igual que con la ONU y su informe, todo es una cuestión de confianza. La cuestión acerca de si ustedes confían o no (o hasta que grado de confianza) en la versión israelí.

Si usted cree que el IDF actúa con honestidad, al igual que el liderazgo político, tratando de no causar daño a personas inocentes; si usted cree que el sistema legal de Israel es fuerte y capaz de hacer frente a esos casos en los que no se siguieron las reglas; si usted entiende que cuando un Estado va a la guerra siempre existen casos que caen en una zona gris, casos en los que la conducta de los soldados puede parecer problemática después de los hechos, pero que no puede ser fácilmente juzgada por los que no estaban en su lugar. Si usted cree en todo esto podrá ver que no hay necesidad de investigaciones de la ONU.

Sin embargo, si su punto de vista sobre Israel es tan triste que ya no confía en sus soldados, oficiales, funcionarios, abogados, jueces, políticos, gobierno y oposición (y yo no veo a la oposición de Israel animando el informe de la ONU); si usted piensa que Israel es incluso peor que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (una de las peores organizaciones internacionales que existe); si es eso lo que piensa, hay pocas cosas que Israel pueda decirle sobre el informe para convencerle de que se trata de una pérdida de tiempo, dinero y papel.

6.- La conclusión es simple: por desgracia, Israel probablemente tendrá que lidiar con nuevas guerras en el futuro. Su objetivo es ganar estas guerras. Un informe positivo de la ONU también sería muy bueno. Pero parece que el único camino para que desde la ONU se elabore un informe positivo sería perder la guerra. Y esa posibilidad no es lo suficientemente buena... ni inteligente.

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Monday, June 22, 2015

Resultados de las dos agencias para las refugiados de la ONU: la UNHCR (para los refugiados no palestinos del mundo) y la UNRWA (exclusivamente para los refugiados palestinos, es decir, para sus descendientes)



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Sunday, June 21, 2015

Los muros del apartheid y la lucha europea contra la inmigración: el "hermoso e instructivo" ejemplo de Europa - Shmuel Trigano



La Unión Europea y su opinión pública, esa que se piensa "moral, ilustrada y progresista", no pierde la oportunidad de fustigar contra el "muro de la vergüenza", tal como denomina, para condenarla, a la barrera de seguridad que Israel erigió para poner término a la matanza de más de mil civiles israelíes por parte de esos "socios para la paz" que los pacifistas israelíes nos vendieron. ! "Proceso de Paz" obliga !

Recordamos que incluso la Corte Internacional de Justicia había dictado un veredicto en el 2004 en el que juzgaba a esa barrera de seguridad como "ilegal" y profundamente contraria a ese sacrosanto evangelio de las bienpensantes élites europeas y del "poder planetario de la moral europea" que son los "derechos humanos".

Hoy vemos que hay una justicia inmanente. Uno no puede dejar de leer con deleite (por así decirlo) el artículo de la primera página de Le Monde del viernes 19 de junio (Le Monde, un auténtico altar y portavoz de ese poder planetario moral europeo).

El artículo se titula "Schengen. La tentación de las fronteras (Muros en el corazón de Europa)". La Casandra del teatrerismo moral europeo se siente desolada ante los diferentes muros que ha erigido en la actualidad la sacrosanta Europa de los "derechos humanos", y todo ello para aparcar fuera de sus fronteras a los refugiados humanitarios y económicos que intentan penetrar por la fuerza.

!Y se trata nada menos que la Europa moral y humanista, la "encarnación soberana de los derechos humanos", esa Europa "tan sensible ante los condenados de la tierra que ha renunciado a la mención de sus raíces judeo-cristianas para no ofender a sus ciudadanos musulmanes"!

Muros entre Hungría y Serbia, muros entre Bulgaria y Grecia, muros entre Ceuta y Melila y Marruecos... Y muy pronto en otros lugares de Europa. Le Monde, sin embargo, pasa por alto la existencia de otros enormes muros como los existentes entre la India y Pakistán, entre el obamesco Estados Unidos y México, el turco chipriota (hey, ¿qué pasa con esta "ocupación" de la Turquía neo-ottomana?) y chipriota heleno, y recientemente el de Egipto con Gaza

En el mismo orden de ideas, se nos dice que la Unión Europea pondrá en marcha una operación naval punitiva contra los contrabandistas que utilizan "flotillas" para trasladar a los pobres e inocentes refugiados que buscan ganar el Eldorado europeo, forzando además el bloqueo de sus fronteras...

¿Y qué pasa con esos desgraciados "lobos solitarios" a los cuales Francia se otorga el derecho de castigar no solamente por sus actos de terrorismo, sino también por su mera insinuación de cometerlos... ¿Esto no es una amenaza para la "democracia"?

¿No sería necesario que el gobierno israelí realizara llamamientos a la Unión Europea para que salvara su alma? ¿Y a que esperan las virtuosas ONG europeas para condenar estas políticas de la Unión Europea que recuerdan los tiempos terribles del Holocausto?

¿Acaso la Knesset no debería votar una resolución, adoptando también ella una competencia planetaria al estilo europeo, que estableciera el territorio del sur de Europa como una "zona libre" para los millones de refugiados que están a punto de desembarcar?

Tal vez Israel debería implementar una coalición global con Rusia y China para amenazar con un boicot a los productos europeos si no cumple con sus elevadas obligaciones humanitarias. Y quizás debería demostrar su profunda preocupación ante el ministro de Asuntos Exteriores francés en su inminente visita.

En tanto patria de los "derechos humanos", !Europa debería estar prometida a toda la humanidad!

Tal es el papel que, según nos contaban, les justaría jugar.

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El antisemitismo occidental no es un fenómeno del pasado. Está muy vivo - Julien Bauer - National Post


Sandra Benaum, una mujer judía canadiense, contempla como han pintado en su coche una esvástica (Montreal).

El antisemitismo está en el núcleo de la cultura occidental. Incluso cuando existe una expresión tan popular como la de "los valores judeocristianos", eso no debería ocultar el hecho de que estos "valores" están desequilibrados. Por un lado tenemos a un Dios de la venganza y por el otro a un Dios de la misericordia. Por un lado está Judas, al que le han convertido en el arquetipo del judío, un traidor en suma, y por otro lado el resto de los apóstoles, como si ellos no fueran también judíos. Las relaciones entre los dos credos, judaísmo y cristianismo, estuvieron marcadas por las disputas sobre la validez de ambas religiones, y el veredicto ya es conocido de antemano: el judaísmo está equivocado y desfasado, mientras el cristianismo tiene la razón. Un análisis de la literatura clásica europea, en francés, inglés y en las otras lenguas europeas, nos demostraría una característica regular dentro de los estereotipos del antisemitismo, desde Shakespeare a Voltaire.

En los tiempos modernos, lo que inicialmente fue antijudaísmo - los judíos que se convirtieran al cristianismo serían "bien recibidos, si no agasajados" - dio paso al antisemitismo. Los anteriores argumentos teológicos, en una sociedad menos religiosa, ya no eran los más convincentes. El papel creciente de nacionalismo secular dio paso a una forma secular del discurso antijudío, una que insistía en la identidad racial, y esta vez sin posibilidad de "conversión". Los judíos eran intrínsecamente malos y debían ser vigilados muy estrechamente (el más suave antisemitismo), o exterminados (el antisemitismo más extremo).

Una actitud más bien equivalente prevaleció en las sociedades musulmanas. Como los cristianos, los musulmanes tuvieron que reconocer la anterioridad del judaísmo, y por ello tuvieron que afirmar que su monoteísmo era de un nivel superior. Cuando no utilizaron los argumentos religiosos, los países musulmanes también basaron en el racismo: los judíos, incluso sin un componente teológico, eran por definición inferiores.

El antisemitismo occidental, al contrario de lo que les gustaría creer a las sociedades occidentales, no es un fenómeno del pasado. Está muy vivo.

¿Cómo podemos entender el interés, si no la obsesión de Occidente, por cualquier tema judío? El símbolo de la obsesión actual por los judíos no es tanto su propia religión, el judaísmo, sino su sentido nacional, de pueblo, en su expresión israelí. Por lo tanto, Israel es tratado como el arquetipo de algo malvado y que representa al mal en el mundo. Ninguna palabra es lo suficientemente fuerte a la hora de condenar a Israel.

Esta obsesión está tan arraigada que muchas decisiones occidentales parecen contraproducentes. La Unión Europea, por ejemplo, reconoce la vitalidad de la economía, la investigación y el desarrollo de Israel, y por ello firma tratados para colaborar en esfuerzos conjuntos, una manera normal de potenciar los intereses nacionales. Tal es el caso de invitar a Israel a convertirse en miembro de la OCDE, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo en 2010, o convertirlo en un socio de la CERN, el primer y único miembro no europeo de la Organización Europea para la Investigación Nuclear en 2014.

Pero entonces, ¿por qué amenazarles con imponer un etiquetado especial para los productos israelíes manufacturados en Cisjordania, cuando tratamientos de este tipo ni siquiera se consideran para los productos chinos del ocupado Tíbet, o los productos turcos del Chipre ocupada por Turquía?

¿Cómo podemos entender la proposición francesa, animada por otros muchos miembros de la Unión Europea, de imponer una solución al conflicto entre Israel y Palestina, y declarar que Jerusalén, la ciudad santa del judaísmo antes de que existiera el cristianismo o el Islam, es de Palestina? Aún más sorprendente es la actitud del Vaticano. Los cristianos constituyen una población menguante en el Oriente Medio, pero no en Israel. En el Oriente Medio son masacrados y sus iglesias incendiadas. La Santa Sede, como respuesta, firma un tratado que pondría a sus propias iglesias de Jerusalén bajo el tierno y amoroso cuidado de la Autoridad Palestina. Podría ser la reacción de una Iglesia Católica asustada ante una realidad regional muy desagradable, pero también es una demostración de su autoderrota ante el antisemitismo: "os odiamos, judíos, más de lo que nos amamos a nosotros mismos".

Los países no occidentales, especialmente los asiáticos, no tienen este tipo de trasfondo. Cuando las religiones no son ni el cristianismo ni el Islam, sino el confucianismo, el budismo o el hinduismo, no tiene ningún sentido, y no hay ninguna razón, para estar obsesionados con los judíos. Están aquellos que no pueden ignorar al judaísmo porque son cristianos o musulmanes, y esos otros que pueden ser completamente asépticos por tratarse de adeptos a una fe no monoteísta.

¿Eso implica que los países asiáticos están más abiertos a los judíos en general, y a Israel en particular?

Hasta hace 25 años, los dos principales estados asiáticos, China e India, eran los principales miembros de la Conferencia de Países No Alineados, un organismo que oficialmente no estaba ni con Washington ni con Moscú. Sus líderes eran Nehru, Chou En Lai, Nasser, Tito... La Conferencia era hostil a Israel, pero, en el caso de China e India, no existía ninguna conexión antisemita. Nueva Delhi y Beijing consideraban principalmente sus intereses nacionales a la hora de fustigar a Israel y cultivar la amistad de los estados árabes. Cuando consideraron que favorecía su propio interés nacional establecer relaciones con Israel, incluso relaciones estrechas, lo hicieron sin ningún tipo de cuestiones teológicas o raciales asociadas. No pretenden ser ontológicamente superiores a Israel y no se sienten con derecho a dictar sus puntos de vista, solo desean mantener relaciones tanto con Israel como con los estados árabes, y todo ello en promoción de sus propios intereses

Los resultados ya son tangibles. Hace unos años, dos tercios de los intercambios económicos israelíes se realizaban con la Unión Europea y los Estados Unidos. Hoy en día, su segundo mayor socio comercial es China y la India se le está acercando. Esta tendencia, ante el recrudecimiento de la importancia de los países asiáticos en la economía mundial, resulta evidente. La economía de Israel está en auge, y es cada vez menos dependiente de Occidente.

Un ejemplo de este enfoque de "mente abierta" de los países asiáticos proviene de Corea del Sur. Este país estudió la razón de que existiera un número excepcionalmente elevado de judíos e israelíes con premios Nobel en el ámbito científico, además de la gran relevancia de Israel en el mundo de las nuevas tecnologías. Estimaron que una de las explicaciones era que su capacidad intelectual había sido alentada por el estudio de Talmud. Y por ello decidieron introducir los estudios talmúdicos en las escuelas. No tiene nada que ver con la religión, sólo se consideró como una herramienta, aunque de origen judío, para el objetivo específico de mejorar el lugar de Corea en el campo del conocimiento. La mera idea de un país occidental haciendo lo mismo resulta absurda.

Si creemos en el discurso "judeocristiano", Israel forma parte de Occidente. Cuando somos testigos de la permanencia del antisemitismo en el ámbito cultural occidental, ese enlace resulta cuestionable.

Occidente, muy probablemente y sin ser consciente de ello, ha fomentado y estimulado que Israel, y su sector de la alta tecnología, se vincule cada vez más con los países asiáticos, lo que acelerará el crecimiento de Asia en el mundo (e incrementara la competencia con Europa). De esa manera, Occidente, al soportar el antisemitismo que existe en su seno de manera consciente o inconsciente, está ayudando a provocar el fin de la dominación política, cultural y económica (e inclusive quizás cultural) occidental del mundo.


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Esa chispa judía que habita dentro de los judíos seculares liberales - Amnón Rubinstein - Israel Hayom



Cuando un amigo mío que regresó de una breve visita a París me comentaba acerca del pésimo estado de ánimo de los judíos franceses, añadió despreocupadamente que los mercados kosher de las áreas judías de París tenían muy pocos compradores. Al oír esto, me llamó la atención un sentimiento de asombro mezclado con dolor. Por mi parte, evité darle la instintiva respuesta israelí: "Que se muevan aquí", simplemente vi esos hechos como una nueva evidencia de los problemas de ya muy larga duración a los que se enfrentan los judíos.

Como judío secular, no sigo el kashrut, las leyes dietéticas judías (aunque por razones que son difíciles de explicarme incluso a mí mismo, no como cerdo). Entonces, ¿por qué me sentí tan afligido? Creo en el judaísmo cultural y nacional, y suelo rehuir sostener aquellas opiniones judías tradicionales que no concuerdan con mi perspectiva liberal.

Me dije a mí mismo: yo no soy el único que mantiene esa actitud especial e irracional. Incluso Theodor Herzl, Ahad Haam y Zeev Jabotinsky tenían "desviaciones judías" como parte de sus perspectivas seculares. Como un auténtico liberal occidental, Jabotinsky abogó por la completa separación de la religión y del estado, y luchó por la igualdad de derechos para las mujeres. En su ensayo "El Oriental" escribió: "Muchas costumbres verdaderamente salvajes del Este de Europa se conservan en la vida de los judíos, aferrándose a costumbres obsoletas - la reprobación de la libre investigación, la absoluta participación de la religión en la vida, una mujer con peluca a quien ningún hombre con el que no tenga relación extiende su mano -. Si fuéramos a creer por un momento que esas características forman parte de la esencia orgánica del judaísmo, el ideal de perpetuar esa esencia haría que nuestra certeza estuviera teñida de desesperación".

Estas son palabras bastante fuertes. Jabotinsky nos está diciendo que si ése fuera el judaísmo, él no querría saber nada de él. Si tuviera que hacer tales declaraciones hoy mismo, sería llevado a juicio por incitación contra los haredim, y el movimiento Beitar que fundó le daría la espalda y le condenaría.

Pero secular como era, Jabotinsky también mantuvo algunas tradiciones judías. Cuando su padre murió, asistió a una pequeña sinagoga de Odessa tres veces al día. Él luego nos contó que no se aclimató a ella, ni tampoco participó en los servicios de oración excepto para recitar el Kadish. Más tarde, llegó a escribir un ensayo elogiando la aceptación del propio destino implícito en la oración judía del Kadish, aunque su redacción no coincidiera con su perspectiva.

Mientras Jabotinsky respetaba a la religión judía, se veía a sí mismo como un judío en el sentido nacional y moral del término. Su ejemplo fue también el de David Ben-Gurion, que se opuso a las leyes de conversión de los rabinos ortodoxos y vio a su nieto - el hijo de una madre no judía que se sometió a la conversión del Judaísmo de la Reforma - como judío en todos los sentidos. Hoy en día, Ben-Gurion también sería puesto en la picota por el Habayit Hayehudi, el guardián de todo lo rabínico y radical.

A mi pequeña manera, yo también luché en el gobierno de Israel, junto con Yair Tzaban, un ex miembro de la Knéset y ministro, por el establecimiento de cementerios seculares en Israel. Sin embargo, en mis últimas voluntades he dictado que me entierren en un cementerio judío. ¿Por qué? No tengo una explicación clara y completa.

¿Es esto una contradicción, una paradoja? Sí, es la paradoja de algunos judíos que no sólo se sienten cerca del pueblo judío por su cultura e historia, sino que también sienten que forman parte de la tribu judía con todas sus tradiciones. Y tal vez las respuestas judías de este tipo sean más comprensibles a la luz de lo que está ocurriendo en el ámbito internacional. Esta es una reacción que se enfrenta a la creciente epidemia de antisemitismo, una especie de guerra santa que se está librando contra cualquier cosa y contra todo lo judío, y nos enfrentamos a ella diciendo: "Nunca nos van a derrotar".

El escritor y periodista secular soviético judío, Ilya Ehrenburg, dijo una vez que permanecería judío mientras existiera un único antisemita. Hoy en día no existe un único antisemita, sino más bien un gran ejército de antisemitas. La mayoría de ellos son musulmanes que profanan el nombre de su propia religión para incitar, maldecir y asesinar a los judíos, los únicos vestigios que quedan después del horrible acto nazi de sus asesinatos en masa.

De hecho, se trata de la chispa judía, ese elemento no definido que se encuentra en algún lugar dentro de muchos judíos seculares que como yo, y que por una buena razón defienden a la vez la libertad de religión y la eliminación del monopolio destructivo del Gran Rabinato, con sus políticas antisionistas, y que para mí representan a una especie de emisarios antijudíos. Gente que como yo han luchado por el matrimonio civil y el transporte público en Shabat, se vuelven furiosas ante la transformación del sistema de escuelas públicas para dar cabida al judaísmo ortodoxo, y sienten el dolor del agunot (las limitaciones del divorcio para algunas mujeres judías) y la humillación de nuestros amigos LGBT. Pero a la vez también nos sentimos muy cerca de la tradición de nuestros antepasados, y no conducimos en Yom Kipur, sin sentir que nos vemos obligados a abstenernos de hacerlo durante dicho día (en mi caso, no es algo extremadamente raro).

Esta chispa interna no es uniforme. Varía de una persona a otra, y no hay manera de definirla, ya que, por definición, es producto del pensamiento libre. Algunos dirán que no solamente no hay ningún pueblo judío - lo que ya resulta un tema banal y desgastado del mundo académico post-sionista -, sino que tampoco hay judaísmo. En el extraño mundo de la post-inteligencia, todo vale, pero ¿qué podemos hacer cuando los hechos cuentan una historia completamente diferente?

A pesar de que la mayoría de los judíos seculares comparten las ideas de Herzl y Jabotinsky con respecto a la separación de la religión y el Estado, todavía quieren seguir siendo judíos, incluso si ellos no ven a sí mismos así religiosamente hablando. La evidencia de esto es lo más fuerte de todo: circuncidan a sus hijos. Se trata de una ceremonia escalofriante, difícil, cruel y muy desalentadora. Estuve a punto de desmayarme en la circuncisión de mi hijo, pero hice las paces con ello. Tuve a mi hijo ajeno a la creencia religiosa, pero debido a esa parte judía que hay dentro de mí, me exigí que al igual que yo mis hijos fueran judíos. Ninguna ley me obligó a ello.

La chispa judía que hay dentro de mí no me impide luchar por los valores de una sociedad liberal, libre del estrangulamiento de la soga del Rabinato. Sin embargo, la gente como yo continuaremos prestando atención a esa chispa judía irracional que habita dentro de nosotros, y que también nos hace sentir que formamos parte de una tribu extraña que siempre está en peligro, y cuyo destino nos toca personalmente.

Nosotros seguiremos haciendo todo aquello que sintamos como correcto, sin coacciones, pero al mismo tiempo seguiremos formando parte de la tribu judía, a pesar del peligro al que nos enfrentamos y que llega desde el exterior bajo la forma de un creciente antisemitismo. Eso incluye ir de compras a las tiendas kosher, de las cuales yo mismo no tengo ninguna necesidad.

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Ahhh, los artistas israelíes, la libertad de expresión y el maná procedente del Estado - A.B.Yehoshua y Ben-Dror Yemeni - Ynet


Los derechos de los artistas y el deber de los teatros - A.B.Yehoshua

Voy a tratar de describir de una manera sensata el error que llevó al gran revuelo entre la ministra de Cultura Miri Regev y los artistas de Israel.

Vamos a suponer que el Ministerio de Asuntos Exteriores, y tal vez también la Agencia Judía, organizan una gran conferencia para los israelíes que residen de forma permanente en Europa con el fin de reclutarles para una campaña de relaciones públicas en contra del boicot que actualmente preocupa a Israel. Y como parte de esta conferencia, el Ministerio de Asuntos Exteriores incluye una obra israelí en el programa con el fin de alentar a los israelíes y fortalecer su relación con el Estado.

Y vamos a suponer que uno de los actores anuncia que él se niega a actuar frente a los "emigrantes" debido al patriotismo incondicional que ha surgido dentro de él, y que este actor es el gerente de un pequeño teatro infantil que está financiado por el Ministerio de Cultura. ¿El Ministerio de Cultura debería cancelar la financiación de ese teatro porque su director es un "ferviente sionista" que se niega a actuar frente a los "emigrantes"? Probablemente no. Es probable que incluso incrementaría la financiación.

Vamos a suponer que un organismo nacional de Israel, el Mifal HaPayis, organiza obras de teatro en las cárceles israelíes, y que una de las actrices se niega a actuar frente a los prisioneros por razones personales. ¿Alguien en el Ministerio de Cultura y en el Ministerio de Educación pensaría descalificar los otros proyectos en que estuviera involucrado porque se negó a actuar frente a ciudadanos legítimos israelíes? Por supuesto que no.

Así que el hecho de que la ministra de Cultura decidiera tomar venganza contra un teatro infantil de Jaffa a cargo de Norman Issa solamente porque éste se negara a actuar frente a los colonos del Valle del Jordán, nos demuestra que no fue realmente esa negativa la que propició la decisión. Hubo un rechazo desde una perspectiva ideológica y existe un rechazo que promueve un castigo desde el punto de vista ideológico. Y esto es algo que la ministra no tiene autoridad legal para hacer, y es por eso que las protestas tienen razón.

Un artista tiene todo el derecho, como cualquier otro ciudadano, a evitar hacer algo que no esté de acuerdo con su conciencia, a excepción de lo que las leyes le obligan a cumplir, como a todos los demás ciudadanos.

Ahora bien, el Ministerio de Cultura está autorizado a cancelar la financiación gubernamental de un teatro que se niega a actuar frente a un determinado público israelí por razones ideológicas. Por ejemplo, si se contrata a un teatro religioso o hasídico para que actúe ante una comunidad israelí LGBT, y dicho teatro se niega a actuar frente a ese público, el Ministerio de Cultura debe cancelar o reducir la financiación de ese teatro religioso o hasídico.

Está en el derecho de cada actor evitar actuar delante de un público o de una comunidad por razones ideológicas personales, y se le debe permitir ejercer ese derecho poniéndose de acuerdo con el teatro al que pertenece. El estado no le debe castigar por ese comportamiento privado. Pero por otro lado, un teatro que reciba fondos del gobierno no puede boicotear a un determinado público israelí a menos que renuncie a dicha financiación por adelantado.


La mentalidad de la manada de los artistas israelíes - Ben-Dror Yemeni

Había algo divertido en las llamadas a la rebelión expresadas el domingo pasado, cuando cientos de artistas israelíes fueron convocados para protestar por lo que consideran los esfuerzos del gobierno para restringir la libertad de expresión. No había rebeldes allí. Gran parte de la asistencia se componía de un grupo de individuos bien alimentados que se han acostumbrado a poseer, sin lugar a dudas, una reputación hegemónica.

Oded Kotler y sus colegas no representan a los artistas de Israel, pero sí establecen el tono. Se han acostumbrado a estas alturas a la idea de que el poder de expresión es su monopolio privado. Y Dios no lo quiera, nadie parece atreverse a afirmar que él también tiene algo que decir. Ellos, Oded Kotler y sus secuaces, lo tacharían de enemigo, de fascista, de bestia (alusión a una descalificación expresada por el propio actor Oded Kotler contra la población judía que votó a la derecha, unas "bestias de carga, un ganado rumiante" según él).

No, no estamos tratando aquí con rebeldes, sino con un montón de niños mimados que se han acostumbrado a los placeres que  provienen del poder. Y exigen la perpetuación de estos placeres.

Algunas de las personas que asistieron a esa reunión ganan 10 veces el salario mínimo - a expensas del Estado, por supuesto  -. Sin embargo, muchos de ellos tildan a los asalariados israelíes que ganan el salario mínimo de "bestias o ganado". Hablando de "rebeldes y de rebeliones", nunca hemos visto una cosa similares a esta, un invento israelí de proporciones sumamente vergonzosas.

Uno de los invitados de honor a la reunión fue Anat Matar, una autora israelí líder del movimiento BDS. Ella apoya el boicot de la universidad donde enseña y, al mismo tiempo, recibe un salario de la misma universidad. ¿No hay límite a su descaro?

Matar habló en la conferencia sobre el alma gentil del pobre Walid Daka. Ella es uno de los líderes de la campaña en apoyo de la obra "Un momento paralelo", una obra apologética de un terrorista condenado por planear el asesinato del soldado Moshe Tamam en 1984.

Matar y sus partidarios argumentan que Daka es un "preso político". Un grupo que se autodenomina Ha-Yemin (La Derecha), realiza afirmaciones similares pero esta vez con respecto al asesino de Yitzhak Rabin, Yigal Amir, al que también ven como un "preso político". La locura de la izquierda y la locura de la derecha, siempre convergen, ambas siempre se convierten en uno y en lo mismo.

No todos los que estaban en la conferencia pertenecían a la izquierda radical, pero ese espíritu sin duda era el que mandaba allí. Matar consiguió una recepción simpática, Ortal Tamam, la sobrina de la víctima, fue recibida con hostilidad, abucheos e interrupciones, y por estos que se autodenominan representantes de la cultura. Pero eso no es cultura, es brutalidad.

En una entrevista con Radio Israel, el profesor Nissim Calderón argumentó que los Estados democráticos no intervienen en los contenidos culturales. Calderón tiene razón. Los Estados democráticos también financian actividades culturales críticas. Y así es como debe ser. Nadie en una democracia, sin embargo, solicita fondos para obras y programas que glorifiquen a los terroristas, o convierten a los asesinos, de al-Qaeda a los talibanes, en "presos políticos".

Pero puedo estar equivocado. Así que le pregunté a Calderón que me ofreciera un ejemplo, sólo uno, de un caso en que una democracia hubiera realizado una financiación de ese tipo. Calderón me prometió una respuesta. Todavía estoy esperándola. Tal vez alguien más puede presentar tal precedente. Me comprometo a publicarlo.

El nombre del influyente poeta israelí Nathan Alterman también surgió en la reunión sobre la libertad de expresión. Bueno, sin duda podemos aprender algo de él. Al enterarse de la muerte de civiles inocentes durante la Guerra de la Independencia, Alterman publicó un conmovedor poema de protesta que incluyó versos criticando la apatía y los esfuerzos por silenciarlo. David Ben-Gurión leyó el poema y lo tomó en cuenta. Pidió permiso a Alterman para distribuir 100.000 copias del poema entre los soldados. Y eso es exactamente lo que se hizo.

A medida que pasaron los años, Alterman fue expuesto a la propaganda atroz contra Israel. Él se enfureció. Sostuvo en otro poema que Israel no podía ser derrotado en una guerra. Pero, de acuerdo con el consejo de Satanás, "Sólo esto haré: les anquilosaré su mente / y haré que olviden / la justicia de su causa".

Los dos poemas no se contradicen entre sí. Los actos malvados deben ser expuestos y contestados. Pero no por medio de embotar o anquilosar la mente, y por lo tanto negar la justicia de la causa. Hoy en día a esp lo llamamos deslegitimación. Los que invitan Matar a hablar no protestan; ellos están deslegitimando.

El mayor problema es la mentalidad de rebaño de estos artistas. La identificación de estos autodenominados intelectuales y artistas con los clichés sobre un "silenciamiento de la palabra" no se originan en el hecho de que alguien les haya mantenido con la boca cerrada. La no financiación de una obra de teatro que se identifica con un asesino no supone un silenciamiento. Pero el comportamiento de rebaño tiende a asumirlo de una manera automática. Los hechos no importan. Su identificación es pavloviana por naturaleza.

Y esa es precisamente la razón por la que he escuchado con atención una entrevista que Nissim Mishal realizó al actor Shlomo Vishinsky. Vishinsky estuvo vacilante y desgarrado. Fue refrescante. Él apoya la libertad de expresión, pero también está en contra de la financiación de una obra asociada con la glorificación de un terrorista asesino. Dejando el trasfondo a un lado, lo importante es que Vishinsky demostró ser un individuo con libertad de pensamiento y, sobre todo, libre de esa mentalidad de rebaño. Kotler y la manada que lo vitoreó harían bien en tomar una página del libro de Vishinsky. Él es la prueba de que personas que se autodenominan artistas e intelectuales todavía piensan libremente.

El comportamiento de rebaño también se manifiesta en el otro lado del espectro político. En una columna anterior, condené las violentas acciones de algunos soldados contra Shadi al-Habashi durante una manifestación en el campo de refugiados de Jelazoun, cerca de Ramallah. Yo estaba sorprendido por algunas de las respuestas. Me convertí en un traidor antisionista.

Esa no puede ser la derecha, era la derecha lunática, el gemelo de la izquierda lunática. Cuando se trata de esta última, cada incidente irregular que sucede en Israel lo convierte en culpable de crímenes contra la humanidad. En cuanto a los primeros, cualquier condena de los soldados que han actuado fuera de las reglas supone traición. Ni los unos ni los otros van a aprender de la herencia de Alterman. La mayoría tendrá que aprender a pensar.

Más allá de ser simplemente un teatro, el teatro Al-Midan de Haifa es una institución política. Los siguientes son algunos de los eventos más emblemáticos de este teatro en los últimos años:
En octubre de 2007, Al-Midan organizó una convención contra el reclutamiento de jóvenes árabes en los programas del servicio nacional, con el diputado Jamal Zahalka tildando a los voluntarios de "leprosos" en un discurso ante la audiencia presente. El islamista Raed Salah, un defensor y agitador de condenados por actos violentos, participó en la conferencia.

En enero de 2009, el teatro fue programado para servir como anfitrión de una reunión en apoyo de la organización Frente Popular de Liberación de Palestina. El comisionado de la policía emitió una orden de cierre.

En junio de 2010, Al-Midan realizó un acto en apoyo de dos individuos arrestados por espiar para Hezbollah. Los dos fueron posteriormente condenados.

En febrero de 2012, en el contexto de las atrocidades cometidas por Bashar Assad contra su propio pueblo, el teatro organizó una reunión en apoyo del presidente sirio.

En mayo de 2014, Al Midan organizó la representación de "Un momento paralelo" en un teatro de Qalansuwa. El terrorista convicto Samer Issawi, liberado en el acuerdo de intercambio de prisioneros por Gilad Shalit, habló en el evento. Issawi ya ha sido devuelto a la cárcel por violar los términos de su libertad y proseguir con la actividad terrorista. La obra fue representada de nuevo en abril de 2015, en el marco del "Día de los Presos Palestinos". Y de nuevo un terrorista convicto, Mounir Mansour, estuvo presente en el acto. 
En marzo de 2015, fue la sede de un festival llevado a cabo con un grupo radical donde se reivindicaba el llamado derecho de retorno. Un evento similar en la Cinemateca de Tel Aviv provocó una demanda por parte de la ex ministra de Cultura, Limor Livnat, para suspender su financiación.
Estos son sólo algunos de los acontecimientos que han tenido lugar bajo los auspicios del teatro Al-Midan. De hecho, es algo más que un teatro. Este lugar se ha convertido en la sede de un partido político que está trabajando para promover la agenda de Azmi Bishara. Lo único que hay que mencionar es que la mayor parte de su presupuesto proviene del estado (más de 1 millón de NIS del Ministerio de Cultura, y otro de 1,25 millones de la Municipalidad de Haifa o algo similar).

El problema con Al-Midan es mucho más grave que la cuestión de la financiación. La agenda absolutamente beligerante de ésta institución es una tragedia para los árabes israelíes. La demanda de igualdad está justificada, todavía existe discriminación. Pero Al-Midan es el rostro público de un liderazgo político e intelectual árabe que se traduce en problemas para todos nosotros, judíos y árabes por igual, y ello se debe a que las acciones que promueve buscan todo lo contrario a la convivencia en la sociedad. En su mayor parte, sus acciones buscan simplemente provocar e irritar.

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Artículo muy interesante: Cómo la controversia sobre los "judíos de corte" vuelve a entrar en erupción - Lee Smith - Tablet



La semana pasada, un tema que se ha cocido a fuego lento durante bastante tiempo en conversaciones privadas, salió a la luz pública de una manera muy desagradable. En la conferencia del Jerusalem Post celebrada en Nueva York este 7 de junio, el secretario del Tesoro Jacob Lew ofreció una agitada defensa del acuerdo nuclear con Irán propuesto por la Casa Blanca, pero su alocución resultó casi abucheada ante el escenario a mediados de discurso. Desde luego no es un acto muy cívico o simpático hacer estas cosas por parte de la audiencia, tal como muchos expertos ya han señalado.

Por otra parte, muchos dirían que no resulta muy agradable que la administración Obama siga tratando de vender su acuerdo con Irán ante la comunidad pro-Israel como si fuera bueno para la seguridad de Israel, que es lo que Lew estaba tratando de hacer en la conferencia. Algunos trataron de disfrazar esta pretensión de la Casa Blanca diciendo que el abucheo resultó ser un hecho bastante predecible en una conferencia más bien antipática. "Bueno, por supuesto el secretario del Tesoro Jack Lew fue abucheado en una conferencia Jerusalem Post", escribió en Twitter el periodista del Atlántic Jeffrey Goldberg. "¿Han leído últimamente (lo que cuenta) el The Jerusalem Post?"

Otros, sin embargo, vieron en estas respuestas de la audiencia la última iteración de un drama histórico de siglos de duración, centrado en torno a los judíos cercanos al poder. Lew, a diferencia del secretario de Estado, del secretario de defensa, del asesor de seguridad nacional, o incluso del vicepresidente, tiene poco que decir en el interior del gabinete de seguridad nacional de la Casa Blanca. Como secretario del Tesoro, técnicamente maneja las sanciones a Irán, pero este es un trabajo que requiere que él ponga en práctica la política adoptada, no llegando a influir en la determinación de la misma. Por lo tanto, era difícil no ver como la administración Obama, pensando en la mejor manera de convencer a esos judíos estadounidenses reticentes con respecto a sus políticas relacionadas con Israel, decidió recurrir a alguien a quien este público pudiera creer: a otro judío. Y no a cualquier judío. Un judío ortodoxo que camina con el sello de la aprobación oficial.

"Casi cada afirmación atrajo gritos y abucheos", informaba JJ Goldberg del Forward. "En un determinado momento, un miembro del público le gritó: Usted es un judío de corte".

El término se refiere a una clase particular de judíos que han existido a lo largo de la historia moderna, esas personas que han obtenido privilegios de las autoridades en el poder y que luego adquirieron un doble papel: convencer a la comunidad judía de la bondad y beneficencia de las autoridades en el poder, y también interceder ante dichas autoridades en nombre de la comunidad. En algunos casos, estos "judíos de corte" han protegido a las comunidades judías en cuyo nombre hablaban. En otros casos, son recordados como agentes de un desastre histórico, personas que ayudaron a que los judíos cayeran a plomo en las masacres. Pero lo que puede ser más fascinante de esta última iteración del "judío de corte" es la forma en que la historia - y la dinámica del poder judío - ha cambiado radicalmente, y lo que estos cambios significan para los involucrados.

La idea de Obama de presentarse a sí mismo como "un miembro honorario de la tribu", algo que ha repetido casi textualmente en su reciente discurso ante la congregación de la sinagoga de Adas Israel, en Whashington,  se hacía eco de la evaluación de uno de sus interlocutores periodísticos favoritos, el periodista judío Jeffrey Goldberg, quien ha argumentado que Obama es el "presidente más judío de la historia". Lo que verdaderamente molesta a Obama, y en lo que insisten tanto el presidente como sus portavoces judíos, no serían tanto los propios judíos o el propio Israel, sino las políticas específicas del gobierno israelí, que el presidente cree que son impulsadas ​​por el miedo. En una reciente entrevista con el Canal II de Israel, explicó que el "miedo del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu a perder su coalición y su puesto, el miedo a no encontrar un socio de paz palestino, etcétera, está poniendo en peligro la existencia misma de Israel". Y si Netanyahu es demasiado miedoso para tomar riesgos por la paz, Obama advirtió, será difícil para su administración "seguir vetando los movimientos anti-Israel en las Naciones Unidas".

Tanto si Obama es un "judío honorario o no lo es", la evidencia nos sugiere que entiende profundamente ciertas peculiaridades de las estrategias de supervivencia de la psique-comunitaria judía, algo que distingue a los judíos de otros grupos minoritarios estadounidenses. El uso del presidente de sus ayudantes judíos y de las organizaciones judías para hacer avanzar sus políticas ante la comunidad judía nos demuestra que Obama tiene razón a la hora de creer que la política judía está a menudo motivada por el miedo, "un miedo que puede ir desde el miedo existencial al exterminio en masa, hasta el miedo más prosaico a estar en mala situación ante los goyim". Y desde luego Obama no utiliza su energía y habilidades de liderazgo para ayudar a que estas personas superen dicho miedo, más bien está tratando de utilizarlos con maestría y sin piedad, manipulando a los judíos estadounidense mediante formas que otros grupos minoritarios estadounidenses encontrarían increíblemente insultantes.

Consideren las recientes declaraciones de los ayudantes y asesores judíos del presidente. "Netanyahu es el tipo de político", dijo David Axelrod, "que se dirige a un cargo público porque quiere ser alguien". "Israel no sabe lo que es mejor para si mismo", le dijo a los medios de comunicaciones israelíes la semana pasada el ex enviado de Obama para el proceso de paz palestino-israelí, Martin Indyk. "Ustedes son una nación emocional, no una racional.  Ustedes funcionan desde sus intestinos, y no desde su mente".

Es muy difícil imaginar que existan políticos católicos que ayuden a un presidente de los Estados Unidos a socavar e insultar al Vaticano, y que luego defiendan al presidente cuando diga que "él entiende mejor la Iglesia que el propio Papa". Durante los momentos más oscuros de la crisis del SIDA, no existieron organizaciones homosexuales que alentaran a los políticos estadounidenses a recortar los fondos para su cura. Tampoco existen activistas transgénero que argumenten que la verdadera amenaza para su comunidad no proviene de personas que temen y odian a los transexuales, sino desde dentro de la propia comunidad transgénero. Eric Holder (un consejero afroamericano de Obama) no regaña a la gente de color por ser eminentemente emocionales y no racionales, ni supone que los cargos públicos afroamericanos se meten en política porque "quieren ser alguien".

El problema en la América actual no es que haya personas y organizaciones claramente pro-Obama que liderando a la comunidad judía estadounidense la lleven a la destrucción. Resulta evidente que dos milenios de existencia en la diáspora, y la inseguridad consiguiente, han dejado una profunda huella, una probablemente permanente, en la psique comunitaria judía. Incluso en los Estados Unidos, un país libre en el que los judíos nunca han sido objeto de una opresión o persecución masiva al estilo europeo, el papel desempeñado por los "judíos de corte" todavía tiene un sentido estructural y emocional para esas personas a las que les gusta considerarse como pensadores independientes. De lo contrario, sería difícil explicarse por qué Obama aún retiene el apoyo de la mayoría de la comunidad judía mientras lleva a la práctica unas políticas que, desde cualquier perspectiva racional, no pueden ser vistas más que como muy poco favorables al Estado judío.

Por ejemplo, muchos de los partidarios judíos de Obama son reacios a criticar el acuerdo nuclear con los iraníes, a pesar de que es claramente contrario a lo que se anunció repetidamente a los judíos que sería. Tampoco existe nada demasiado matizado en el detalle de las políticas de la administración Obama que sus defensores puedan utilizar como cobertura. Amenazar con no usar el veto en las Naciones Unidas es malo para Israel. Exigir a Israel que haga la paz con la Autoridad Palestina en estos momentos, es decir, que se produzca la retirada del ejército israelí de Cisjordania dejando a la Autoridad Palestina al albur de la misericordia de Hamas, resulta algo muy malo para Israel. Negarse a criticar a Mahmoud Abbas después de que abandonara la última ronda de las inútiles conversaciones de paz propuestas por la administración Obama, mientras se aprovecha para echar toda la culpa sobre Netanyahu, es hacer muy poco a la hora de contribuir a las probabilidades de éxito de las futuras negociaciones. Permitir que Irán extienda su influencia y sus escuadrones de la muerte a través del Oriente Medio, mientras se legitima su búsqueda de una bomba nuclear, es una materia de ficción del fin del mundo.

Pero, ¿qué pasa con los judíos que hablan por la administración Obama? Ninguno de los antiguos funcionarios judíos de alto rango de su administración parece estar dispuesto a hablar oficialmente sobre este tema, pero cada uno de ellos está de acuerdo en que ese momento fue muy importante. "Ninguna administración hará lo que quiere la comunidad judía, o lo que los judíos creen que es mejor para Israel, al igual que ninguna hará jamás lo que desean los católicos o los agricultores griegos", me dijo un ex responsable político judío estadounidense que sirvió en puestos de alto nivel en varias administraciones. "Cuando estás en una administración sabes que esto ocurre. Si la cuestión sucede en el área particular que debes cubrir, puede resultar algo muy doloroso. Si eso se repite, es necesario cambiar de trabajo o dejar la administración. Es lo normal".

Pero "la situación con Obama no es lo normal", pienso yo, debido a lo extensa y lo profunda que es su confrontación con Israel, y el daño que está produciendo. Debemos pensar en el alma de esas personas nombradas por ser judías. En mi opinión, se han convertido en “facilitadores” de esas dañinas políticas, en el peor sentido de la palabra. Que ni un solo judío haya abandonado en señal de protesta resulta muy notable, teniendo en cuenta que las relaciones no han podido ser peores en mucho, mucho tiempo.

Al no renunciar como forma de protesta, se podría decir que los ayudantes judíos de Obama no sólo han perjudicado a su comunidad, sino que han debilitado su propia posición, lo cual resulta, en cierto sentido y en última instancia, mucho más perjudicial. En una ciudad donde la apariencia de poder es el poder, los defensores judíos de Obama no tenían ni idea de cuál era la realidad del presidente. Ellos únicamente desempeñaban un papel, y ahora todo el mundo lo sabe. El secretario del Tesoro Jack Lew no estaba en la habitación cuando Obama estaba haciendo política con Irán con Ben Rhodes y Valerie Jarrett. Martin Indyk no sabía que una parte central del Oriente Medio de Obama sería imposible sin el acuerdo con Irán, y que eso suponía debilitar al AIPAC, la piedra angular de la comunidad pro-Israel. El AIPAC, a su vez, no se vio a sí mismo como un claro objetivo de la administración Obama. En su lugar, se decía a sí mismo que el apoyo bipartidista a Israel era la premisa de su poder. Si estos actores hubieran ayudado directamente al presidente Obama a la hora de echar por la borda a la comunidad judía, por lo menos habrían demostrado que tenían conexiones con el poder.

El mayor problema con los judíos que orbitan alrededor de Obama no es que hablen en nombre de políticas que pueden ser muy perjudiciales para el Estado judío, su gran problema es que claramente están fuera del circuito, un status quo que ahora se legará a las futuras administraciones.

En este sentido, el ostensible rival del AIPAC, J Street, sí cumplió con su papel con dedicación. Como me dijo un funcionario de alto nivel de la comunidad pro-Israel oficial, sentía que "su situación había decaído mucho. La administración utiliza a J Street y va a sus conferencias porque cree que serán una herramienta útil". Pero J Street no se ha debilitado, tal como piensa este funcionario de la comunidad pro-israelí, porque haya desempeñado su papel de una manera imprudente. Si usted se describe a sí mismo como una organización pro-Israel, entonces su poder y su influencia serán directamente proporcionales a la importancia que desempeñe Israel en la política exterior de los Estados Unidos. Si sus acciones, como las de J Street, van encaminadas y contribuyen a convertir a Israel en tan importante para la política exterior estadounidense como Malasia, entonces tu propia valía acabará siendo no demasiado importante.

La historia tiene un giro más, sin embargo. "Uno tiene que entender que los judíos funcionan de manera diferente a otras personas u otros grupos étnicos, religiosos o minoritarias", me dijo Ruth Wisse, quien ha enseñado literatura yidish durante muchos años en Harvard. "Los judíos de la diáspora actúan de manera diferente debido a su dependencia política, como pueblo que vive dentro del territorio de otro pueblo, lo que les hace perpetuamente vulnerables".

La posición del “judío de corte”, del cercano al poder, podría tener sentido estructuralmente en el inconsciente colectivo de la comunidad judía estadounidense, pero en realidad ahora resulta una anomalía absurda: Obama no va a matar a los judíos, ni siquiera piensa oprimirlos. De hecho, contrató a un montón de judíos para la Casa Blanca. Por otra parte, por primera vez en dos milenios, hay un lugar donde los judíos pueden escapar o refugiarse si las cosas en la diáspora se ponen mal, el Estado judío. Es decir, todo el paisaje de las dinámicas de poder, dentro del cual los “judíos de corte” han tenido sentido, ya no existe. Su única motivación real, es lo que yo pienso, es puro arribismo, algo bastante habitual por otro lado.

Esto explica otro misterio: ¿por qué, tal como dice Abe Foxman, Israel sigue dando por hecho la lealtad de la comunidad judía estadounidense? En el contexto de criticar a Netanyahu por no permanecer en el lado bueno, el de Obama claro está, el jefe de la Liga Anti-Difamación dijo: "Es necesario que haya mucha más sensibilidad y más educación en Israel con respecto al valor de esta comunidad, no solo se trata de los cheques que envía, o del apoyo que brinda en los momentos de crisis, corriendo al Congreso. Yo creo que Israel no entiende y no estima sus propios valores, por lo que no respeta a este socio, a este otro lado de la pareja" (ahora que la población judía mayoritaria reside en los Estados Unidos e Israel).

Foxman seguramente acierta. Al igual que Obama, el actual primer ministro del Estado judío, Benyamin Netanyahu, también se muestra despectivo con la comunidad judía liberal estadounidense. Desde ambas perspectivas, son comunidades débiles, primitivas, de gente asustada, que puede ser manipulada a distancia y succionadas por el poder no porque sus vidas dependan de ello, sino porque sus carreras sí dependen.

La diferencia entre Obama y Bibi, tal como muchos de estos judíos liberales estadounidenses han proclamado y repetido con tanta fuerza en el último año, es que sólo el primero fue elegido por la comunidad judía estadounidense. Pero eso es precisamente algo en lo que tendrán que pensar detenidamente.

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Saturday, June 20, 2015

Honestidad y corazón, el libro de Michael Oren - Commentary



La alianza y la confianza entre los Estados Unidos e Israel no se recuperará sin honestidad - Jonathan Tobin 

El gobierno de Obama no está muy contento con el nuevo libro de Michael Oren. Las revelaciones en este libro de memorias del ex embajador de Israel en los Estados Unidos no son particularmente impactantes para cualquier persona que haya estado siguiendo las noticias desde enero de 2009. El presidente Obama llegó al poder con algunas ideas de conjunto sobre sacar "a la luz del día" las relaciones entre Israel y Estados Unidos. y eso ha continuado con más de seis años de disputas y de animosidad pública. Como John Podhoretz ha escrito, "la gran hostilidad de la administración Obama hacia Israel está sorprendentemente presente en casi cada una de las 374 páginas de las memorias, y transciende de una manera mucho más profunda que una problemática relación entre el presidente Obama y el jefe de Oren, Benjamin Netanyahu". Pero a pesar de que Oren es un respetado historiador y no es un ideólogo de la derecha, y de que su relato subraya la buena voluntad de algunas figuras de la administración y se detiene a la hora de atribuir a Obama deseos enfermizos sobre la supervivencia de Israel, la reacción de Washington ante su libro demuestra que está furioso con él. Esa rabia y la voluntad de algunos políticos israelíes de doblegarse a la pretensión de que todo es impresionante en la relación entre el Estado judío y Obama, no van a solucionar el problema que Oren ha ilustrado. Por el contrario, si se desea reparar dicha relación en los próximos años se requerirá del tipo de honestidad que Oren ha demostrado.

La posición oficial de la administración Obama ante el libro de Oren es que su relato no refleja la realidad y que no se trata más que de un político que está tratando de vender libros. El portavoz del Departamento de Estado John Kirby,  quien ya hizo el ridículo en su primer día de trabajo tratando de afirmar que el secretario de Estado John Kerry no había revertido sobre sí mismo las condiciones para un acuerdo de Irán, llamó al libro "absolutamente inexacto y falso", sin llegar a contradecir un solo hecho de él. Kerry y el embajador estadounidense en Israel, Dan Shapiro, han destrozado de manera similar el relato de Oren, alegando que la hostilidad de Obama hacia Israel durante la guerra del verano pasado, cuando los EEUU no sólo pararon de enviar armas sino que también entregaron a Hamas una victoria al detener los vuelos americanos al aeropuerto Ben Gurion, era "imaginaria".

No satisfecho con eso, exigieron que el primer ministro Netanyahu repudiara el relato de los acontecimientos de Oren. Netanyahu se negó a ello a pesar de que Oren se unió a un partido político diferente y no ha dudado en criticarlo, tanto en el libro como en la campaña electoral a la Knesset de principios de este año, lo que en gran medida está en su haber. Menos honor demostró el propio jefe político de Oren, Moshe Kahlon, el líder del Kulanu, quien velozmente se aprestó a denunciar el libro y alabar a Obama. Lo mismo puede decirse del político del Likud Gilad Erdan, que se apresuró a atacar a Oren.

Los motivos de estas denuncias son obvias. El presidente Obama sabe que la verdad acerca de su hostilidad hacia Israel no sólo es dañina políticamente, sino extremadamente inoportuna. Con el acuerdo nuclear de Irán que probablemente se firmará este verano, la administración Obama quiere presentarse como un amigo leal de Israel con el fin de convencer a un Congreso escéptico de que este débil pacto no representa una traición al Estado judío. Por otro lado, políticos israelíes oportunistas y sin demasiados principios como Kahlon y Erdan quieren ser vistos favorablemente en Washington porque piensan que les otorga ventajas en casa.

¿Existe algún argumento para preferir mantener el silencio acerca de la forma en que Obama ha buscado, tal como nos dice Oren, rebajar la alianza? ¿Israel podría beneficiarse si fingiera que todo está bien mientras guarda la esperanza de que el próximo año el nuevo presidente será un mejor aliado? Ese es el instinto de muchos israelíes, pero se equivocan. Puede haber momentos en los que el silencio es una sabia decisión, pero dada la naturaleza de las amenazas a Israel y el alcance de los daños causados ​​por Obama en los últimos años, ahora es el momento de la verdad.

Las tensas y enojadas negaciones de los estadounidenses y el halago servil a Obama de algunos israelíes, nos pueden llevar a pensar que Oren está exagerando las cosas. Pero el ex embajador, cuyo ecuánime relato también es muy crítico con algunas decisiones tomadas por el gobierno de Netanyahu, sólo escribió lo que todos los que siguen el Oriente Medio saben. Esta administración asumió el poder tratando de distanciarse de Israel y no ha perdido una sola oportunidad para emboscar a los israelíes e inclinar el campo de juego diplomático en la dirección de sus enemigos.

Tampoco es ningún secreto el hecho de que estos esfuerzos no hicieron nada para hacer avanzar la causa de la paz o de los intereses de los EEUU o Israel. Es por eso que contar la verdad, tal como lo hace Oren, es tan importante en este momento de la historia.

La hostilidad de Obama hacia Israel ha profundizado la convicción de los palestinos de que ellos no tienen por qué comprometerse para conseguir la paz. Del mismo modo, Irán ha llegado a ver en la administración Obama no solamente como un suave partenaire en las negociaciones nucleares, sino también como un aliado nada incondicional de Israel y de las naciones árabes que temen a Teherán tanto como lo hace Jerusalén.

Lo ocurrido ante las políticas de Obama no sólo ha generado tensión en la alianza Estados Unidos-Israel, sino que ha socavado la capacidad de los Estados Unidos para ser una fuerza para la estabilidad o para la mejoría del Oriente Medio. Aunque Oren ha dejado bien claro que la relación de seguridad entre los dos países aún sigue siendo fuerte, la percepción de que los EEUU ya no respaldarán a Israel ante las Naciones Unidas o cuando esté bajo el ataque de enemigos terroristas como Hamas, han vuelto las posibilidades de una paz incluso más tenues.

Obama puede declarar, tal como lo hizo en un reciente discurso, su amor por una mítica Israel del pasado, pero a la mucha más compleja y vibrante democracia que representa en la actualidad la ha dañado materialmente con sus esfuerzos para aislarla. Ser honesto a la hora de valorar los problemas que ha creado es el primer paso hacia su resolución y hacia el restablecimiento del frente único entre los dos aliados, un requisito previo para la estabilidad en el Oriente Medio. Esa es una lección que los políticos estadounidenses e israelíes tienen que tomar en serio.


Si fuera cierto que Obama tiene corazón - John Podhoretz - Commentary

No creo haber leído un libro tan revelador como el "Aliados" de Michael Oren, el impresionante nuevo libro de memorias del conocido historiador y best-seller, de sus cuatro años como embajador de Israel en los Estados Unidos. Porque lo que ha escrito Oren es un relato de su labor como diplomático durante la Guerra Fría que la administración Obama lanzó contra Israel al entrar en su nueva oficina.

Resulta que, tan mal como se veían las cosas entre los partidarios de Obama y los israelíes desde el exterior, fueron aún peor en el interior. La enorme hostilidad mostrada por la administración Obama resulta sorprendentemente presente en casi todas las 374 páginas de sus memorias y transcurre de una manera mucho más profunda que la problemática relación entre el presidente estadounidense y el jefe de Oren, Benjamin Netanyahu.

La primera reunión de Oren en el Departamento de Estado con el entonces subsecretario Jim Steinberg estableció el tono: "Él era un conocido y reputado pescador en su tiempo libre. Oportunamente, la actitud de Steinberg hacia el Estado judío llevaba a la mente el viejo adagio de Israel: 'Él nos ama como un pescador ama el pescado".

Oren fue posteriormente agredido verbal e irracionalmente por otro funcionario del Departamento de Estado, Tom Nides, cuando los esfuerzos palestinos a la hora de buscar el reconocimiento de la condición de Estado en la ONU amenazaban con movilizar la veterana legislación aprobada por el Congreso para paralizar las relaciones diplomáticas y económicas de los palestinos con los Estados Unidos . "Tú no querrás que la jodida ONU se colapse debido a vuestro jodido conflicto con los palestinos, y ustedes tampoco querrán que la jodida Autoridad Palestina se desmorone", le dijo Nides sin ambages a Oren.

Incluso los gestos o actos de afecto o de apoyo de la administración Obama era a menudo malintencionados. Oren usa la palabra hebrea para abrazo, "chibbuk", para describir los esfuerzos cínicos y exagerados para "mantenerles cerca" y restringir la libertad de acción de Israel: "las contribuciones estadounidenses a la defensa de misiles del IDF, por ejemplo, disminuirían en el caso de Israel golpeara preventivamente las plantas nucleares iraníes, y se incrementarían si daban más tiempo para las conversaciones".

Sus relaciones con los medios periodísticos de las élites fueron igualmente desagradables. Así llamó al editor del New York Times Andrew Rosenthal después de que el periódico publicara un artículo de opinión del presidente palestino, Mahmoud Abbas, en el que Abbas sugería efectivamente que los "árabes habían aceptado el Plan de Partición de la ONU de 1947". La conversación fue así:
"Cuando escribo para el NYTimes, verifico los datos examinando cada palabra que escribo", comencé. "¿Acaso nadie entre ustedes comprobó que los hechos que contaba Abbas sucedieron exactamente al revés?"
"Esa es su opinión," respondió Rosenthal. 
"Yo soy un historiador, Andy, y hay opiniones y hay hechos. Que los árabes rechazaron la partición y los judíos la aceptaron es un hecho irrefutable". 
"Es su punto de vista" 
"Dime, ¿el 6 de junio de 1944, las fuerzas aliadas desembarcaron o no desembarcaron en las playas de Normandía?" 
Rosenthal... me respondió: "Algunos podrían decir eso".
Hay elementos de "Aliados" que resultan desconcertantes, sobre todo sus frecuentes protestas ante la cantidad de ciertos políticos y famosos de los medios con quien ha desarrollado relaciones personales amistosas y que dicen preocuparse por Israel, y que sin embargo no muestran esa preocupación en sus palabras o acciones públicas.

Y es que "Aliados" nos enseña cuan necesarios han sido unos nervios bien templados a la hora de lidiar con este difícil trabajo de servir como guardián de la relación especial entre Israel y los Estados Unidos, ante un presidente y un equipo que han sido, ya sea por defecto o por ideología, efectivamente hostiles hacia el propio Estado judío o hacia la idea misma de un Estado judío.

Oren relata cómo él mismo sufrió la fascinación por Obama en 2008. Pero esto fue antes de que él entendiera la intensa y profunda frialdad de Barack Obama, "un escalofrío", que "le distanció de los aliados tradicionales de los americanos, y no solamente Israel, y del que sus embajadores se han quejado ante mí por un alejamiento sin precedentes por parte de esta administración. El problema de Obama no es que tenga un mal oído, me dijo lamentándose uno de mis colegas europeos, "es su corazón de hojalata".

Pero no es su corazón de hojalata el que le ha llevado a Obama a participar en esta guerra fría con Israel. Ha sido su ideología de pacotilla.

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¿Por qué Obama está equivocado acerca de que Irán se comportará de manera "racional" cuando obtenga armas nucleares? - Michel Oren . LATimes



"El hecho de que usted sea antisemita o racista, no le impide estar interesado ​​en su propia supervivencia", dijo el presidente Obama el mes pasado en una entrevista con Jeffrey Goldberg en el Atlantic. "El hecho de que el líder supremo sea antisemita no significa que esto anule todas sus otras consideraciones".

La cuestión de si Irán, dirigido por el líder supremo Ali Jamenei y sus ayatolás, es un estado racional está en el mismo corazón del debate sobre su programa nuclear y las negociaciones, que ahora se acercan a la fecha límite del 30 de junio, a la hora de frenarlos.

En pocas palabras: Están aquellos que defienden su carácter "racional" y ven un régimen que quiere permanecer en el poder y lograr la hegemonía regional, y que por lo tanto cooperará, en lugar de languidecer bajo unas sanciones internacionales que amenazarían ambos objetivos. Por otro lado, están esos que no pueden aceptar confiar en unos fanáticos religiosos que niegan el Holocausto, culpan de todos los males a los judíos, y que están comprometidos públicamente en el aniquilamiento de Israel, y que por eso mismo no pueden permitirles continuar con un programa nuclear capaz de producir el arma más destructiva del mundo en un solo año.

La disputa "racional/irracional" estuvo siempre presente en las discusiones internas entre los Estados Unidos e Israel sobre la cuestión nuclear iraní durante mi mandato como embajador de Israel en Washington, desde 2009 hasta finales de 2013. He participado en esas conversaciones y quedé impresionado por su franqueza. Los expertos evaluaron los avances en el programa nuclear de Irán: el creciente número de centrifugadoras en sus instalaciones subterráneas en expansión, el aumento de las existencias de uranio enriquecido que podría ser utilizado en no una sino en varias bombas, y el tiempo que se necesitaría para que Irán "rompa" o "escape" de los inspectores internacionales y se convierta en una potencia nuclear.

Las estimaciones técnicas de ambos países sobre Irán encajaban en gran medida. Cuando las dos partes diferían era sobre la naturaleza de la República Islámica. Los estadounidenses tendían a ver a los líderes iraníes como "actores lógicos" que entendían que el mundo nunca les permitiría alcanzar las armas nucleares y les penalizarían sin piedad - incluso militarmente - si intentaban continuar con su programa.

Por el contrario, la mayoría de los israelíes contemplaban a los ayatolás como yihadistas radicales que afirmaban seguir las instrucciones del "Iman Oculto" chiita, torturando y ejecutando a los homosexuales y a las mujeres acusadas de adulterio, y que se esforzarían en cometer un genocidio contra los judíos. Los israelíes no podían descartar la posibilidad de que los iraníes estuvieran dispuestos a sacrificar a gran cantidad de su gente como mártires en una guerra destinada a "borrar a Israel del mapa".

Como dijo una vez el famoso erudito del Oriente Medio Bernard Lewis, la "destrucción mutua asegurada para el régimen iraní no es un elemento de disuasión, sino un aliciente".

La brecha entre la evaluación estadounidense e israelí sobre la cordura iraní se amplió con los años. Obama insistió en que los ayatolás analizarían la cuestión nuclear sobre una base de costo-beneficio. "Ellos tienen su visión del mundo y velan por sus intereses. No son Corea del Norte", le dijo Goldberg en una entrevista en diciembre.

Sin embargo, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ve en los gobernantes de Teherán como a una especie de fanáticos medievales decididos a exterminar a los judíos y lograr la dominación mundial. "Usted no querría que un culto apocalíptico y mesiánico controlara bombas atómicas", le advirtió a Goldberg en una entrevista en el Atlantic de marzo. Un Irán con armas nucleares, ha declarado con frecuencia Netanyahu, es mucho peor que Corea del Norte.

¿Cuál de estas perspectivas es la correcta? Aquí está el problema con el punto de vista de Obama: Si, efectivamente, son tan racionales, "los líderes iraníes han podido concluir con toda razón que el presidente Obama quiere desesperadamente un acuerdo nuclear, y que su cooperación a largo plazo no es realmente necesaria".

Aunque la Casa Blanca ha afirmado en repetidas ocasiones que "la ventana de la diplomacia no permanecerá abierta para siempre", de hecho, nunca ha estado a punto de cerrarla. Incluso ahora, sin un acuerdo aún, parece obvio que las sanciones comenzarán a desmoronarse.

En consecuencia, la "sensatez o racionalidad" de los ayatolás ha determinado que, arrastrando las negociaciones, pueden conseguir arrebatar más concesiones a los Estados Unidos. Ellos podrán mantener más centrifugadoras, más instalaciones y unas reservas de uranio más grandes.

Entonces, ¿por qué, lógicamente, Irán debería creer la afirmación de Obama de que "todas las opciones están sobre la mesa"? Por el contrario, Irán ha seguido siendo el principal patrocinador mundial del terrorismo - amenazando descaradamente a los aliados de Estados Unidos en el Oriente Medio, y en el 2011 planeando presuntamente un ataque terrorista en Washington contra el embajador saudí -, sin hacer frente a represalias militares o incluso diplomáticas de parte de los Estados Unidos.

Los iraníes han tomado nota de cómo la Casa Blanca ayudó a derrocar a Muammar Kadafi de Libia después de que él renunciara a su programa nuclear, y cual ha sido su comportamiento con Corea del Norte cuando testó sus armas. Irán ha podido ver cómo el dictador sirio Bashar Assad, cediendo parte de su arsenal químico, pasó de ser un problema para los Estados Unidos a ser la solución de los Estados Unidos, y eso después de que siguiera lanzando barriles llenos de explosivos para bombardear con plena impunidad a sus compatriotas. Los gobernantes iraníes han comprendido que podían contar con la obtención de los objetivos de su programa nuclear para la supervivencia del régimen y para la supremacía regional sin necesidad de desmontar una sola centrífugadora.

El argumento de Obama no sólo no supera las pruebas de la lógica, sino tampoco las de la historia. "El antisemitismo (de los líderes iraníes)", explicó el presidente Obana a Goldberg en mayo, "no excluye que sean racionales sobre la necesidad de mantener su economía a flote o que sigan una estrategía para mantenerse en el poder". Pero existe un infame ejemplo de esa irracionalidad. Los nazis la llevaron a extremos demenciales. Incluso durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ejércitos aliados estaban liberando Europa y luchando en Alemania, desviaron preciosos recursos militares para masacrar judíos.

Obama nunca se atrevería a decir que los racistas anti-negros son racionales. Y ciertamente no confiaría en sus medios - que sí monitorizaría - para alcanzar sus objetivos racistas. Ese fue el mensaje de los funcionarios israelíes y el que transmití en nuestras conversaciones con la administración. La respuesta de la administración Obama no fue, a nuestro juicio, razonable.

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La liberales políticas del aborto de Israel tampoco son del gusto de los liberales y progresistas anti-Israel - Yair Rosenberg - Tablet



Para cualquier medida, Israel tiene algunas de las políticas sobre el aborto más liberales del mundo, y no sólo del Oriente Medio, donde esa práctica es generalmente declarada ilegal o está muy circunscrita, sino también entre las democracias occidentales. Hoy en día en Israel los abortos son legales en cualquier etapa del embarazo, a menudo subvencionados por el Estado y supervisados por comités de trabajadores sociales y médicos que generalmente aprueban el 98% de todas las solicitudes. El año pasado, el gobierno asignó una suma adicional de 16 millones de shekels (4,6 millones de $) para volver el aborto libre para todas las mujeres entre las edades de 20 y 33.

En efecto, el régimen del aborto en Israel es tan permisivo que incluso ha recibido algunas raras palabras de reprimenda de sus partidarios republicanos tradicionalmente incondicionales del país. "La verdad es que es algo que me rompe el corazón, que un país que me gusta tanto haya adoptado una posición tal", dijo Trent Franks, el presidente del Partido Republicano del Caucus de aliados de Israel en la Cámara de Representantes. "Una de las mayores angustias que tengo con Israel es su posición en la protección de vidas inocentes".

Y sin embargo, el pasado domingo el New York Times publicó un artículo de opinión donde se defendía que Israel es en realidad relativamente regresivo en cuanto al derecho de la mujer a elegir. En su artículo "Comités de aborto de Israel", Mairav ​​Zonszein, una conocida antisionista israelí, argumentaba que debido a que Israel exige que todos los abortos sean aprobados por los profesionales, incluso médicos y trabajadores sociales, "envía un mensaje a las mujeres de que, si bien el Estado facilitará nuestros abortos en la práctica, niega el principio que nos concede la libertad de tomar esa decisión por nosotras mismas. Y esa es una violación de nuestros derechos fundamentales a la integridad corporal y a la privacidad". De acuerdo con ella o no, esta es sin duda una crítica razonable que vale la pena considerar y debatir.

Pero posteriormente el artículo da un giro mucho más dudoso. No contento con esta débil crítica, llega a sugerir que Israel es excepcionalmente draconiano cuando se trata de aborto. Escribe Zonszein:
Aunque Israel es a menudo visto como relativamente progresista con respecto al aborto porque una gran mayoría de mujeres son capaces de interrumpir su embarazo, la situación aquí es en realidad la inversa de lo que sucede en la mayoría de los países occidentales, donde el aborto es legal y en gran parte libre de restricciones. La política de Israel puede ser mejor que la de aquellos países en los que los abortos están estrictamente prohibidos (como Brasil y Egipto), o donde se hacen excepciones sólo para salvar la vida de una mujer (como Irlanda), pero está lejos de ser liberal.
Una cosa es sugerir que el muy liberal régimen del aborto de Israel podría mejorarse mediante la eliminación de los comités de consulta, y muy otra afirmar que en realidad tiene una de las peores políticas del mundo occidental. El primero es un argumento político que se basa en consideraciones de valores, en lugar de datos empíricos. Esta última afirmación, sin embargo, es una afirmación fáctica que puede ser verificada: ¿Es la legislación de Israel muy diferente a la de la mayoría de los países occidentales, donde el aborto es legal y en gran parte libre de restricciones?

Por desgracia para el NYTimes, cualquier mirada superficial a la situación de la ley del aborto revela que no solamente las políticas de Israel no son más restrictivas que "la mayoría de los países occidentales", sino que en muchos casos son significativamente más permisivas. Basta con mirar a las encuestas sobre las política del aborto europeas elaboradas por Pew y la BBC . Algunos aspectos destacados:

•  Al igual que Israel, países como Austria, Bélgica, Dinamarca, la República Checa, Estonia y Finlandia requieren que las mujeres consulten con profesionales médicos con el fin de practicar un aborto. Algunos requieren dicha aprobación al principio, otros después de 12 semanas. Algunos incluyen a funcionarios del Estado, otros a médicos privados.

•  A diferencia de Israel, países como Alemania, Luxemburgo e Italia tienen un periodo de espera obligatorio o períodos de "reflexión", durante los cuales las mujeres cuentan con el asesoramiento acerca de otras opciones.

•  Y muchos países a diferencia de Israel, donde el aborto está disponible, y casi siempre permitido, en cualquier etapa del embarazo, como por ejemplo Grecia, Finlandia, Países Bajos, Portugal, Estonia y el Reino Unido, no permiten el aborto después de las 24 semanas, o 18 semanas en Suecia, con algunas excepciones para casos de malformación fetal o peligro para la vida de la madre.

En pocas palabras, entre los períodos de espera, consultas médicas requeridas y restricciones tardías, muchas democracias liberales europeas tienen tantas o más restricciones sobre el aborto que Israel. Y eso sin entrar en los EEUU, donde el aborto es mucho más circunscrito en muchos estados que en cualquiera de estos países. Así, la alegación en el NYTimes de que la política respecto del aborto de Israel es "inversa a las de la mayoría de los países occidentales", es una falsa y engañosa acusación, y fácilmente demostrable.

Sin embargo, el problema con este artículo de opinión públicado en el NYTimes no se centra solamente en que se basa en parte en errores de hecho. Tampoco en que singulariza a Israel con el oprobio cuando otros estados occidentales tienen políticas idénticas. El gran problema es que de nuevo identifica al único Estado judío del mundo como el presunto representante de los males del mundo, según la versión de estos liberales y progresistas. Y es que son estas falsas polémicas dirigidas únicamente contra Israel las que erosionan al NYTimes y a su capacidad de ser un árbitro eficaz del necesario y veraz debate sobre el Estado judío y sus políticas.

Como con respecto al acuerdo nuclear iraní y la prospectiva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con una solución de dos estados en el horizonte, existe la urgente necesidad de un foro constructivo y creíble en el que se pueda debatir sobre el futuro de Israel. Los israelíes y sus partidarios tienen que saber escuchar lo que la comunidad internacional tiene que decir, y otorgarles una seria consideración incluso cuando sean muy críticos.

Pero cuando los israelíes ven que incluso sus logros más progresistas, ya sea sobre los derechos del LGBT o de la mujer, son falseados y retorcidos conscientemente en ataques tortuosas contra su país, prefieren desconectarse en lugar de sintonizar, y comienzan a sospechar que nada puede hacerse para "satisfacer a sus críticos en el extranjero" (salvo suicidarse, claro está).

De hecho, la derecha israelí ha ganado sucesivas elecciones argumentando que el mundo seguirá odiando a Israel, no importa lo que haga, y que por lo tanto Israel haría bien en ignorar al mundo. Artículos de opinión como éste, donde se trata de transmitir que Israel no puede hacer nada bien, confirma la visión del mundo de la derecha, y erosionan la capacidad del NYTimes para influir a la misma gente a la que quiere persuadir.

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El Louvre niega las acusaciones de discriminación anti-Israel - Tamar Pileggi - Times of Israel



El Museo del Louvre de París ha negado las acusaciones de que ha discriminado a un grupo de estudiantes israelíes que deseaban visitarlo, diciendo que era simplemente un caso de "mal timing"

El mes pasado, el profesor Sefy Hendler de la Universidad de Tel Aviv trató de hacer una reserva de grupo para 12 estudiantes israelíes de historia del arte para el Museo del Louvre y la capilla de Sainte-Chapelle, y ambas reservas les fueron negadas.

Según informes de prensa, su solicitud fue rápidamente denegada por ausencia de espacio para dichas fechas, a pesar de tratar de hacer la reserva en tres fechas distintas.

Sorprendido, el profesor contactó de nuevo con el Louvre y Sainte-Chapelle, y trató de hacer las reservas pero utilizando esta vez nombres falsos de las instituciones educativas de Italia y Abu Dhabi, y utilizando las mismas fechas que había solicitado originalmente. Ambas instituciones respondieron a Hendler que había espacio disponible para las fechas solicitadas y aceptaron su reserva.

La Universidad de Tel Aviv se quejó a las autoridades de París, las cuales transfirieron el caso a los fiscales, quienes ahora están decidiendo si abren una investigación oficial.

El Louvre y el Centro Francés de los Monumentos Nacionales (CMN), que administra la capilla de Sainte-Chapelle, negaron cualquier atisbo de discriminación.

El Louvre dijo que recibe 150.000 solicitudes de visitas de grupos durante el año y tiene que negar cerca de 80.000 solicitudes por falta de espacio.

"Los plazos iniciales solicitados por la Universidad de Tel Aviv no estaban disponibles en el momento en que se realizó la solicitud", dijo el Louvre en un comunicado.

"Las ulteriores demandas - que planteaban las mismas fechas - realizadas con posterioridad por el profesor durante su 'prueba' (disfrazando su solicitud como proveniente de Italia y Abu Dhabi) fueron aceptadas porque algunas habían quedado libres o se habían cancelado (la tasa de cancelación para grupos es de aproximadamente el 20%)", agregó el museo.

El Louvre dijo que estaría encantado de dar la bienvenida a los estudiantes de Tel Aviv a finales de este mes.

El CMN dijo que tenía "un número de visitantes muy elevado", pero sin embargo reconocieron que existió un error con la Universidad de Tel Aviv, ya que se le debería haber ofrecido fechas alternativas.

El domingo, el presidente de la CMN admitió en el diario francés Liberation que una investigación interna descubrió "errores repetidos" en su departamento de reservas y dijo que se tomarían "medidas disciplinarias".

Philippe Beleval enfatizó que no era posible determinar si la discriminación fue un factor en la decisión, pero dio garantías de que la persona responsable de rechazar la solicitud de reserva "no expresa hostilidad hacia Israel".

A principios de esta semana, después de que ambas instituciones ofrecieran explicaciones no oficiales a los medios de comunicación con respecto a por qué los estudiantes israelíes fueron rechazados, Hendler seguía convencido de que la motivación subyacente era la discriminación.

"¿Cuál es el tema? ¿Qué si no vemos a la Mona Lisa, la ocupación [de Cisjordania] va a terminar? En el momento de empezar a decidir quién podrá acudir a tus museos, los únicos visitantes occidentales que dejas tirados son los israelíes", le dijo Hendler al Haaretz.

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